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SOCIOLOGIA RURAL.

Danna Valentina Pachón.


ID: 32510.
FUNDACION UNIVERSITARIA AGRARIA DE COLOMBIA.

CULTIVOS ILICITOS.

1. ¿Cuáles son los aspectos críticos para el campesinado en el marco de dicha economía
ilegal?

Durante décadas, la lucha contra el cultivo, producción y comercialización de


drogas ha estado en el top de la agenda política de Colombia. La producción
masiva de coca se trasladó desde los países vecinos como Perú o Bolivia y la
lucha por el territorio hizo que Colombia se convirtiera en el principal productor de
cultivos ilícitos, trayendo consigo, en parte, uno de los episodios más violentos del
país. Ya para el año 2000, Colombia contribuía con el 74% de la producción total
global de la época. El Plan Colombia, firmado por el entonces presidente Pastrana
y Bill Clinton, fue una de las alianzas más importantes en materia de estrategias
antinarcóticas.
Los cultivos ilícitos son formas de ingresos para las familias campesinas, también
la pobreza y la desigualdad que se vive en todo el país se ubica con principal
fuerza en el sector rural. Las diferentes situaciones de miseria han llevado al
campesino a entrar en el ciclo de producción del narcotráfico, para garantizar su
supervivencia y en general la de toda su familia.
La política antidroga trajo cambios importantes en la forma de entender y tratar el
panorama. «Contra los cultivadores de coca y la paz», de un lado se encuentran
aquellos que quieren librar la lucha antidrogas en la guerra a la oferta y al
campesino cultivador, y otra que entra a proponer nuevas alternativas al contexto
en las que en cuenta un enfoque diferenciado en la forma militar y judicial de
actuar. Según el último informe publicado por las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito, Nariño es el departamento con mayor producción de coca en todo el
territorio. Tumaco controla casi el 18% de la producción nacional.
Ante este hecho se ha creado una posición que encuentra que el haber frenado la
aspersión de glifosato ha sido una de las causas por las que, en los últimos dos
años, los cultivos de hectárea de coca aumentaran casi al doble. « Es muy bueno
que desde el discurso haya una línea propositiva de cambiar la aspersión aérea
por otros métodos más inteligentes de hacer la política de control de drogas, pero
esas maneras más inteligentes nunca aparecieron», aseguró. Por otro lado, hay
otros que aseguran que el problema es mucho más complejo y que la política de
SOCIOLOGIA RURAL.
Danna Valentina Pachón.
ID: 32510.
FUNDACION UNIVERSITARIA AGRARIA DE COLOMBIA.

aspersiones no estaba trayendo los resultados deseados. «La detención en el uso


del glifosato no es una de las causas para el incremento de los cultivos de hoja de
coca.
En Nariño durante los últimos 5 años se han esparcido 330 mil hectáreas con
glifosato y los cultivos de coca nunca se redujeron. La aspersión no trajo los
resultados esperados y hay que emplear nuevas estrategias», aseguró Rafael
Colón, General en retiro de la Armada Nacional de Colombia. « Cuántas vías
terciarias se han construido, cuántos planes de salud se han implementado,
cuántos cultivos lícitos se otorgaron para sustituir los ilícitos». Para Daniel Rico,
que se pase del dicho al hecho es tal vez el peor obstáculo, «el problema es que
el Presidente ha incentivado unos liderazgos particulares, pero no ha generado
una visión general del país sobre hacia dónde va a encaminar su lucha de
drogas», afirmó.
Finalmente, una de las perspectivas que se ha puesto sobre la mesa ha sido la
comprensión del problema de los cultivos de coca con un enfoque diferencial, que
permita entender las relaciones más allá del nivel económico. Para Sergio Zafra,
ingeniero financiero y consultor afirmó que «la política de erradicación de cultivos
ha estado muy mal enfocada de los últimos gobiernos en el sentido que se ha
atacado, se ha fumigado, se ha criminalizado a personas que se han visto víctimas
de la situación». El problema es largo y amplio, sin mencionar las secuelas de
violencia que ha dejado a lo largo y ancho del país. Lo que queda claro es que
Colombia necesita urgentemente pensar y apostarle a una política clara y
ordenada, que permita entender el problema desde una perspectiva más social
que involucre un control social, un control del territorio y que le dé una mayor
participación a las organizaciones sociales y campesinas, así como una
visibilización al problema del consumo de estupefacientes del país.

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