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TEMA 9.

REVOLUCION LIBERAL, ISABEL II Y CARLISMO


INTRODUCCIÓN
Al final del reinado de Fernando VII se planteó el problema sucesorio por la llamada ley sálica ya que al no
tener descendencia y ante la previsión de qué tuviera una hija optó por derogar dicha norma. Su hermano
el Infante Carlos María Isidro, consideró ilegal esta medida y no lo acepto ya qué se le priva a heredar la
corona
Los absolutistas más radicales apoyaron las pretensiones de Carlos María Isidro, nació así el carlismo qué
agrupaba a las fuerzas absolutistas y que desencadenó una guerra civil a la muerte de Fernando VII. En
consecuencia, su hija Isabel II dependía del apoyo de los liberales por ello durante su reinado asistiremos
a la construcción del Estado liberal.
DESARROLLO
Como opción dinástica el movimiento carlista apoyaba las pretensiones al trono de Carlos María Isidro y
de sus descendentes, pero más allá de la mera cuestión dinástica, el carlismo defendía a ultranza el
mantenimiento de las viejas instituciones del antiguo régimen. El ideario político carlista era:

• La tradición política del absolutismo monárquico.


• La restauración del poder de la Iglesia y el catolicismo excluyendo a otras creencias.
• La idealización del medio rural y el rechazo de la sociedad urbana e industrial.
• La defensa de las instituciones y los fueros tradicionales de vascos, navarros y catalanes.
Como movimiento contaba con unos apoyos básicos: parte de la nobleza rural, un sector del clero y una
parte pequeña del campesinado, los cuales se agruparon bajo el lema de “Dios, Patria, Rey y Fueros”.
En cuanto a su ámbito geográfico arraigo sobre todo en las zonas rurales de las Vascongadas, Navarra
Aragón, Cataluña interior y el Maestrazgo.
El movimiento carlista desencadenó 3 conflictos armados, los dos primeros durante el reinado de Isabel II.

La 1ª guerra carlista se inició con el levantamiento de las partidas carlistas en el País Vasco y Navarra
que controlan todo el ámbito rural sin embargo las ciudades permanecieron fieles a Isabel II y al
liberalismo.
Los carlistas organizaron la guerra con el método de guerrillas, el general Zumalacárregui organizó un
ejército de cerca de 25.000 hombres, mientras que el general Cabrera unificaba a las partidas aragonesas
y catalanas. Don Carlos entró a España y se puso al frente del ejército avanzando hacia Madrid. La
expedición fue incapaz de entrar a Madrid por lo que se replegaron de nuevo hacia el norte.
Desde el punto de vista internacional, don Carlos recibió el apoyo de potencias absolutistas como Rusia,
Prusia o Austria, mientras que el Gobierno de Isabel II pudo contar con el apoyo de Inglaterra, Francia y
Portugal. La muerte de Zumalacárregui Marcó el inicio de una reacción liberal, el general liberal Espartero
venció a las tropas carlistas en Luchana, en 1836.
El último periodo del conflicto estuvo marcado por la división ideológica del carlismo, entre los
transaccionistas, partidarios de alcanzar un acuerdo y los intransigentes, partidarios de continuar con la
guerra. El jefe de los transaccionistas del general Maroto acordó el nombre de parte del ejército carlista la
firma del convenio de Vergara (1839) con el general liberal Espartero, poniendo fin al conflicto.
El conflicto de las guerras carlistas tuvo importantes repercusiones:

• La inclinación de la monarquía hacia el liberalismo.


• El protagonismo político de los militares, de ahí que los pronunciamientos se convirtieran en la
fórmula habitual de instaurar cambios de gobierno.
• Los enormes gastos de guerra qué situaron a la monarquía española en serios apuros fiscales.
En el proceso de construcción del Estado liberal durante el reinado de Isabel II, aparecen los primeros
partidos políticos que canalizaban las distintas corrientes ideológicas del liberalismo inicial:

• El Partido Moderado, con el general Narváez, se apoyaba en los grandes terratenientes, la alta
burguesía, vieja nobleza, alto clero, intelectuales conservadores. Defendía a ultranza la propiedad,
el sufragio censitario, la soberanía compartida entre las Cortes y la corona, partidarios de limitar
derechos como la libertad de prensa y asociación. representaban la opción más clerical del
liberalismo.
• El Partido Progresista al frente del general Espartero, que tenía su base social en la pequeña y
mediana burguesía, “las clases medias” y la oficialidad media e inferior del Ejército. Defendían el
principio de soberanía nacional y el predominio de las Cortes en el sistema político. Mantenían el
principio de sufragio censitario, pero eran partidarios de ampliar el cuerpo electoral.
• El Partido Demócrata, surgió como escisión de los progresistas, que defendían el sufragio
universal, la ampliación de libertades públicas, la intervención del Estado en la enseñanza, la
asistencia social y la fiscalidad con el objetivo de garantizar la igualdad entre los ciudadanos.
• La Unión Liberal surgió como escisión de los moderados y atrajo a los grupos más conservadores
del progresismo.
En España con una burguesía escasa y débil, la monarquía liberal se apoyaba en los militares liberales
ya que era el único grupo capaz de defenderla de las amenazas del carlismo. El reinado de Isabel II se
caracterizó por la alternancia del Gobierno de progresistas y moderados con uno inestabilidad política y
continuos pronunciamientos militares.
La 1ª década del reinado de Isabel coincide con su minoría de edad por lo que actuaron como regentes
su madre María Cristina y el general Espartero. Se alternaron el Gobierno moderados y progresistas y
fue una etapa fundamental en la implantación del liberalismo.
La mayoría de edad de Isabel II abrió una nueva etapa política caracterizada por el predominio de los
moderados. En la llamada década moderada se dio un giro notable hacia posiciones conservadoras fijadas
en la Constitución de 1845, restableciéndose así las relaciones con la Santa Sede. La monarquía isabelina
estuvo bajo el control de los moderados estando solo en dos ocasiones fuera del gobierno, durante el
bienio progresista y durante el Gobierno centralista de la Unión liberal.
El principal objetivo de la revolución liberal era el desmantelamiento de la monarquía absoluta y la
implantación de una monarquía parlamentaria y constitucional, que se consiguió con el reinado de Isabel II.
El Estatuto real de 1834 permitía algunos derechos y libertades sin aceptar todavía el principio de
soberanía nacional ni la separación de poderes ya que las Cortes no podían iniciar ninguna actividad
legislativa sin la aprobación real.
La Constitución de 1837 confería a la corona el poder moderador en la política proclamando el principio
de soberanía nacional y declarando los derechos de los ciudadanos, así como la división de poderes y la
ausencia de confesionalidad católica en el Estado.
La Constitución de 1845 anuló los aspectos más progresistas de la Constitución el 37: sustituyó la
soberanía nacional por la soberanía conjunta del Rey las Cortes y se aumentaron los poderes del Rey. el
censo electoral se restringió aún más y consolidó el poder de los moderados.
La Constitución de 1856 se elaboró durante el bienio progresista no llegó a promulgarse, pero contiene
los principios básicos políticos característicos del Partido Progresista. Se limita el poder de la corona y se
establece el principio de soberanía nacional, as cortes pasaban a tener más autonomía y el Senado sería
elegido por el pueblo, se proclamaba la igualdad ante la ley y en materia religiosa se advertía una mayor
tolerancia.
CONCLUSIÓN
Durante el reinado de Isabel 2ª se produjo el tránsito definitivo del antiguo régimen al régimen liberal,
se configuro una monarquía constitucional y se sentaron las bases de una economía capitalista
además de una sociedad de clases.
Fue un proceso de configuración del Estado liberal largo y complejo ya que se inició prolongada la guerra
entre carlistas y liberales, levantamientos populares, pronunciamientos del ejército y culminó con la
revolución Gloriosa de septiembre de 1868 que expulsó del trono a la propia reina Isabel II y abrió un
proceso de democratización (Sexenio Democrático).

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