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Pecado Sacerdotal
En esta meditación de los Tres Pecados, voy a dar alguna materia más
en relación con nuestro estado sacerdotal, pero aun considerándolo como
en otros, no ya viéndolo en mí mismo en cuanto que soy ya constituido de
manera irreversible "sacerdote para siempre".
El ángel, fuera de toda duda, pecó por apetecer ser como Dios...
22 Elí era muy anciano; oyó todo cuanto sus hijos hacían a todo
Israel, [y que yacían con mujeres que servían a la entrada de la Tienda
del Encuentro (una glosa)]
24 No, hijos míos, los rumores que oigo no son buenos... [haciendo
pecar al pueblo de Yahveh]
2º Les dice que su pecado escandaliza a todo el pueblo. Non est bona
fama. El pecado sacerdotal muchas veces es también pecado de
escándalo:
4º ¿Quién podrá interceder por ti? El sacerdote está para interceder por
los demás, pero ¿quién intercederá por él?
Dice Juan Pablo II: “Reconocer el propio pecado, es más -yendo aún
más a fondo en la consideración de la propia personalidad-, reconocerse
pecador, capaz de pecado e inclinado al pecado, es el principio
indispensable para volver a Dios. Es la experiencia de David, quien ‘tras
haber cometido el mal a los ojos del Señor’, al ser reprendido por el
profeta Natán (2 Sam 11-12) exclama: ‘Reconozco mi culpa, mi pecado
está siempre ante mí. Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad