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GENERALIDADES Y DEFINICIONES:

Existen suelos que al ser re moldeados, cambiando su contenido de agua si es necesario, adoptan una
consistencia característica, que desde épocas antigua se ha denominado plástica. Estos suelos han sido
llamados arcillas, originalmente, por los hombres dedicados a la cerámica; la palabra paso a la mecánica
de suelos, en épocas más recientes con idéntico significado. La plasticidad es, en este sentido, una
propiedad tan evidente qué ha servido a antaño para clasificar suelos en forma puramente descriptivos.
Pronto se reconoció que existía una relación especifica entre la plasticidad y las propiedades
fisicoquímicas determinantes del comportamiento mecánico de las arcillas. En ese momento la
plasticidad se convirtió en una propiedad ingenieril de interés científico estricto, dejando de ser una
cualidad puramente descriptiva o de trabajabilidad en cerámica; las investigaciones posteriores han
probado que la plasticidad de un suelo es debida a su contenido de partículas más finas de forma
laminar ya se ha visto que la forma laminar ejerce una influencia importante en la compresibilidad del
suelo, mientras que el pequeño tamaño propio de esas partículas hace que la permeabilidad del
conjunto sea muy baja; existe, así, una relación entre la plasticidad y otras propiedades físicas de
importancia.

Por otra parte, en épocas recientes, otras ramas de la ingeniería han desarrollado otra interpretación del
concepto plasticidad, fundándose en las características esfuerzo-deformación de los materiales. Cuando
un, material se sujeta a esfuerzos de tensión uniáxica, por ejemplo, su comportamiento mecánico esta
descrito por su relación esfuerzos- deformaciones, una hipótesis referente a su compresibilidad y un
criterio de fluencia. La forma de una curva esfuerzo – deformación depende, naturalmente de las
características del material con que se trabaje, pero la investigación ha permitido establecer algunos
hechos comunes a muchos materiales. Por ejemplo, para esfuerzos lo suficientemente pequeños en
cada caso, la relación esfuerzo-deformación es reversible (comportamiento elástico); para valores
mayores del esfuerzo, sin embargo, la relación se hace irreversible, teniéndose un comportamiento
llamado plástico.

Al tratar de definir en términos simples la plasticidad de u suelo, no resulta suficiente decir que un suelo
plástico puede deformarse y remoldearse sin agrietamiento, pues una arena fina y humedad tiene esas
características cuando la deformación se produce lentamente y, sin embargo, no es plástica en un
sentido más amplio de la palabra; hay entre el comportamiento de la arcilla y la arena en cuestión una
importante diferencia: el volumen de la arcilla permanece constate durante la deformación, muestras el
de la arena varia; además, la arena se desmorona en deformación rápida.

En mecánica de suelos puede definirse la plasticidad como la propiedad de un material por la cual es
capaz de soportar deformaciones rápidas, sin rebote elástico, sin variación volumétrica apreciable y sin
desmoronarse ni agrietarse. Con esta definición se logra circunscribir la propiedad alas arcilla en ciertas
circunstancias, según se verá más adelante.

Los experimentos realizados por Atterberg, Terzaghi y Goldschmidthan revelado que la plasticidad de
los suelos se deben a la carga eléctrica de las partículas laminares, que generan campos, que actúan
como condensadores he influyen en las moléculas bipolares del agua según ya se mencionó: en los
suelos plásticos, el espesor de estas capas de agua sólida y viscosa influidas es grande, y su afecto en la
interacción de las partículas de suelo determina su plasticidad. Si esta hipótesis desarrollada sobre todo
por Goldschmidthan, fuera correcta otros líquidos bipolares mezclado con polvo de arcilla deberían de
producir suelos plásticos, mientras los líquidos monopolares generarían suelos extensos de tal
propiedad; Goldschmidthan demostró que tales hechos se relevaban claramente en el laboratorio.
También se vio que las partículas equidimencionales, de pequeñas relación área a volumen y, por lo
tanto, la escasa actividad eléctrica superficial, nunca constituyen suelos plásticos independientemente
de su tamaño y otros factores (experimentos de Atterberg ).

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