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310 MARCELA ALMANZA. dispersion que no entra en ninguna estadistica ni estudio cien- tifico alguno. Que el analista dé testimonio de lo que hace implicaré, en- tonces, la apuesta ética por un nuevo horizonte pata el psicoa- nilisis frente a los impasses de la civilizaci6n. Identidad, diversidad y diferencia de los sexos Sérgio Laia Gis bisqueda de una identidad de ls sexos pas a afectar os diferentes sexos sobre todo a durante las décadas del 60 y- 70 del siglo pasado en varias partes del mundo, mi hip6tesis &s que esa biisqueda terminé por sobreponer el término género al término sexo porque este tltimo ha sido considerado desde en- tonces, en general, muy enmarcado por la diferencia anatémica y por lo que ella, desde sus resonancias a lo largo de la historia y de la tradici6n, genera como restricciones al sostenimiento de acciones orientaias por la igualdad entre los sexos. Después de 1980 y especialmente en este inicio del siglo xx, el tema de la identidad de los géneros (y ac despliego un poco més mi hi- pétesis) fue atravesado cada vez més por la afirmacién de la diversidad sexual, es decir, por los diferentes modos en los que se puede disfrutar la sexualidad. No es mi objetivo, en este tex- to, desarrollar los marcos histéricos y tedricos de los cambios que son referencias para mi hip6tesis, sino destacar cémo, para Enire las varias referencias histrco-conceptuales sobre las cwestio- nes y las diferencias de sexo y de género: Butler, J, Gender trouble {feminism and the subversion of identity (1990), Routledge, Nueva York, 2005; Butler, J. Bodies that matter: om the discourse Fits of “sex” (1993), Routledge, Nueva York, 2011; Paglia, C, Vamps and tramps: new essay, Vintage Books, Nueva York, 1984; Fausto-Sterling, A, Sexing the body: gender politics and the construction ofthe sexuality, Ba. sic Books, Nueva York, 2000; FaustoSterling, A., Ser/gender biology in asocial world, Routledge, Nueva York, 2012. 312, SERGIO LALA el psicoanilisis de orientacién lacaniana, la importancia social {e incluso subjetiva) de la afirmacién de la identidad y de la diversidad sexual no es separable del modo en que cada uno tiene su cuerpo afectado por la diferencia de los sexos y que esa desigualdad tampoco es reductible a las diferencias de los _enitales, 0 a las segregaciones sociales. Nuestro mundo post-ut6pico En octubre de 1969, menos de un afto y medio después de los acontecimientos que, desde Francia, se tornaron mundial- mente célebres bajo el nombre de “Mayo del 68”, Lacan redact6 su corta y profundamente clinica “Nota sobre el nifio”. Es inte- resante precisar el contexto histérico de ese escrito porque, en su primera frase, la expresiGn “el fracaso de las utopias comuni- tarias” nos presenta una perspectiva que se contrapone al tono de esperanza puesto en marcha por aquellos acontecimientos, por la no menos naciente “cultura hippie” y toda la movida “contracultural” que tomé el mundo en las décadas del 60 y 70 del siglo pasado. {Por qué Lacan subray6 tal fracaso mientras muchos esta- bart zambullidos en proyectos y acciones que tenfan, sin duda, caracteristicas ut6picas y despertaban un gran entusiasmo en varias partes del mundo? Seguramente no lo hizo por motivos conservadores,’ sino relacionados a su propia lectura de fa his- toria: “para Lacan, que conociera los afos 30, el afto de 1968 fue solamente una repeticién del mismo fenémeno” que, entre 7 “Lacan, J Nota sobre ni” Otros escrito, Pads, Bs. As, 2012p. = > Busqué despa a posicién de Lacan frente a mayo de 1968 en ot text, apoyandomeen su elaboracion de lo llamados “cuatro seus Soo" Lain, S, “Andie intpretacén dena rorbacion clectivs1os scars, la acin lcaniana desde Mayo ce 68 sus consecuoncis” en Berenguer E, Brite, G, Indat}.C, Portillo R, Pere, F, Gores fra Ls Lata, , Discus y acu sci, NEL Bogot, Boots 2008, + Lucent E, "Las nuevasinscripciones del wufinento del nfo", Re- vista Frcs, N12, Grama ediciones, Bs. As, julio de 2007p. 38, Teansformaciones 313, las dos grandes guerras, se difundié en Europa, especialmente desde Inglaterra y con menos fuerza en Francia, pero con re- percusién incluso en Rusia. Se intentaba encontrar, entonces, especialmente, tras la violencia y los horrores provocados por la Primera Guerra Mundial, formas més libertarias de educar a Jos nifios, lo que les permitiria un futuro sin represiones y, por consiguiiente, més sano, responsable y auto-gestionado. ‘Asi, en muchas de las “utopias comunitarias” de la década del 30, en el siglo xx, més alld de los limites de los hogares, se ‘uscaba poner en marcha tin proceso de conversacién constan- te,a partir del cual se creaban las reglas de convivencia que, por otra parte, estaban siempre abiertas a nuevos cambios tras los resultados de nuevas discusiones. La organizacién piramidal del orden era entonces sustituida por lazas poco 0 nada jerar- quicos fundados en procesos que, si no eran auto-gestionados, al menos estaban comprometicios con el uso de la palabra y con el establecimiento de un “proyecto comtin” para trascender los. efectos nocivos del autoritarismo y de la represién. Pero en los mismos afios, regimenes totalitarios se consolidan en Europa y en Rusia, imponiendo una organizaci6n piramidal del orden todavfa mas fuerte y destruyendo los mfnimos vestigios de las. ‘utopias comunitarias. La anticipacién, por Lacan, en 1969, del fracaso de las uto- pfas comunitarias que ganaban fuerza en esta ocasién parece reafirmar lo que la experiencia misma del psicoandlisis nos en- sefia: el retomo de lo que ya fracasé tiende a volver a fracasar. Sin embargo, el “fracaso de las utopias comunitarias” anticipa- do por Lacan no tiene que ver solamente con las desilusiones experimentadas por aquellos que las vivieron y finalmente ter minaron confrontados con el desplazamiento del mundo rum- bo al revés de lo que ellas les habfan prometido, o sea, rumbo al consumismoy al individualismo. También vamos a encontrarlo sobre todo en la inclusién que el discurso capitalista hace, has ta hoy, del hedonismo, de los ideales de libertad sexual, de la jualdad entre los géneros y de las rupturas con las tradiciones culturales anheladas anteriormente por las utopfas comunita- rias de los affos 60 y 70. Vivimos, por lo tanto, la siguiente pa- radoja: la tealizacién y la diseminacién masificadas de varias, BESS EE SE EEE ee LL ete EEE eee ee ee 314 SERGIO LAIA experiencias de esas utopias comunitatias, su efectuacién en el {opos de nuestro mundo son marcas actuales de su propio fra- The dream is over ... y lo que todavia resta aun Sin duda, se puede leer la declaracién de Lacan sobre el fra- caso de las utopias comunitarias en linea con lo que John Len- non, quizas el més utépico de los Beatles, va a proferir, no sin causar sorpresa y desespero en sus fans, al afio siguiente en que se escribié la “Nota sobre el nifio”: “the dreamt is over” (el sueio se acab6). Peto Lacan, diferente de ese ex-Beatle, no se pone en la posicién melancolizada de uno que perdié sus jlusiones, él va a seguir rumbo a lo que llamé lo real, a lo que se impone como refractario a las ilusiones. De todo modos, a propésito de la frase de John Lennon, es interesante todavia subrayar que est ubicada al final de una cancién titulada God (Dios), en la cual tenemos un listado de todo aquello en lo que ese ex-Beatle no cree més (incluso en The Beatles} y, tras esa lista de descreencias, él va a decir que cree solamente en é1 mismo, en 1 mismo y en Yoko, o sea, en la pareja que hace con la mujer que eligié como su compaitera: “I just believe in me, Yoko and me” (solamente creo en mi, en Yoko y en mi). Entonces, “el suefio se acabé” y le qued6 a John Lennon solamente la pareja que formé con su mujer. Es muy curioso como se puede leer algo asf. Pero, vuelvo a insistir, sin ningdin tono melancélico, en los dos primeros parrafos de “Nota sobre el nif”, escrita en el afi anterior a la cancién God, tras la decla- racién del “fracaso de las utopfas comunitarias”, Lacan sostiene que “en la evolucién de las sociedades”, insiste siempre (y, me permito decir, no solamente para un ex-Bentle) “la funcidn de 5 La cancign God se encuentra en el primer élbum de John Lennon tras su desligamiento de The Beatles En esta canci6n, él va a decir que no tiene més ninguna creencia en la magia, I-Ching, Biblia, Tarot, Hitler, Jesucristo, Kennedy, Buda, mantra, Gita, Yoga, reyes, Elvis, Zimmer- ‘man y The Beatles, -TRansformaciones 315 residuo” sostenida por “la familia conyugal’,* es decir, por la familia armada por una pareja y por lo que le toca generar, En- tonces, las transformaciones sociales ~incluso aquellas que, en las décadas del 60 y 70 del siglo xx defendian el free love (amor libre) y las “relaciones abiertas’”~ no logran poner un fin a la fa milia conyugal, y vamos a constatarlo ya en la pareja que queda como la tinica creencia para el “desereyente” John Lennon, ya enla expansi6n contemporénea de ese tipo de familia constitui- da por parejas que suelen presentar una gran diversicad sexual. Me parece importante, entonces, destacar la proximidad en- tre la funcién residual caracterfstica de la familia conyugal y la irreductbilidad relativa a la transmisién que ella pone en mar- cha, Lacan afirma que esa funci6n sostenida y mantenida por ese tipo de familia “valoriza (met en valeur) el irreductible de una transmisi6n [..] de una constitucién subjetiva [...] impli- cando Ia relacién con un deseo que no sea annimo”? Asi, la “Nota sobre el nifio” me permite proponer que las utopias co- munitarias fracasan porque, por més buenas y lindas que sean, no logran sustituir la transmisién que irreductiblemente toca a la familia conyugal. Y si Lacan articula la familia conyugal a una “funcién de residuo” y a una transmisiGn “irreductible”, no es porque se ubica como un defensor de lo que perspectivas conservadoras suelen invocar como “ideales incorruptibles de la familia’, sino porque le interesa cernir el real con que las fa- milias van a lidiat. Ese real, 1o veremos, se impone en los lazos que hay en Jos seres humanos, entre la sexualidad y la palabra. Entonces, segtin Lacan, aunque todavia cambien los modos de vivir en familia, algo no cambia, no se sustituye y, por lo tan- to, permanece como un resto sin posibilidad de ser reducido (li- teralmente, un irreductible): la transmisién que toca a la familia conyugal. Distancidndose una vez mas de lecturas conservado- ras y tradicionales sobre la familia, Lacan va a definir esa trans- misién como diferente de “la transmisién de la vida segiin la satisfacciGn de las necesidades”.* En otros términos, no se trata 0", op. cit, p. 393, See a aaa ale aaa lala a eae 316 ‘SERGIO LALA de la transmisién de los medios para garantizar la superviven- cia de los miembros que componen una familia porque otras, instituciones, incluso el Estado y muchas de las experiencias de “atopfa comunitaria”, pretenden ese tipo de garantia, especial- mente para aquellos que fueron segregados 0 buscan liberarse de un medio familiar propiamente dicho. Entre los animales no Jhumanos, son muchos también los que, al menos en los prime- 108 tiempos de vida de sus crfas, buscan transmitirles el primum vivere aporténdoles la satisfaccién de las “necesidades basicas’. Sin embargo, el real en juego en la familia humana es de orden diferente al de la realidad corporificada por los alimentos, los cuidados higiénicos y la manutencién de lo que se difunde hoy como “vida sana”. Se puede aclarar todavia més el irreductible de la transmi- sién hecha por la familia conyugal si nos dedicamos a despejar eladjetivo “subjetiva” que caracteriza la “constitucién” que ella esta cargada de transmitir. Ese adjetivo nos remite a la concep- cién lacaniana de sujeio, es decir, de lo que no se reduce a un individuo, a una persona o a una sustancia, porque va a sut- gir “del ser que no tiene todavia la palabra”* y, por lo tanto, no puede hablar, sufriendo, entonces, las consecuencias de ser hablado desde un Otro que se puede reducit, por ejemplo, a la familia conyugal. El término “sujeto” apunta, por consiguiente, a lo irreductible, porque se trata de un vacio que se enmarca entre un significante y otro, pero que al mismo tiempo nose re- duce a ninguno de los significantes entre los cuales él adviene, tampoco es nada. Sujetoes, entonces, un efecto significante como el que vamos a encontrar en los actos fallidos: cuando uno dice un término ‘en lugar de otro, uno se apaga entre esos dos términos que de- signan su divisién, habia querido decir una palabra, pero dijo otra y esa otra, no obstante, lo sorprende como si no fuera suya, como si no la hubiese pronunciado cuando, efectivamente, aca- b6 de decirla. Bse efecto suele pasar sin que un hablante pudi 1a percatarse del que lo impuls6 a hacer ese cambio de palabras, * Lacan, J, “Posicién del inconsciente”, Escritos 2, Siglo XXL Bs. As, 1985, p. 819. teansformaciones 317 como si no dijera nada, como si fuera solamente un vacfo sin importancia y que se podria olvidar diciendo a si mismo o a los, otros algo como: “perdén, no era eso lo que yo queria decir”. No obstante, si no es asf todo el tiempo, si en nuestro cotidia- no hay todavia algiin interés por e503 cambios de palabras, es porque Freud los escuché, en su fugacidad, en su evanescencia, como lo que quisiera decir alguna cosa, y alguna cosa que es~ capaba a quien la pronunciaba sin percatarse de lo que decfa, seftalando en esa sutileza tanto el desplazamiento de un sentido inconsciente como la irrupcién sorprendente de una satisfac- ign libidinal, de un goce. Peto, zc6mo se puede articular la “constitucién subjetiva” transmisible por la familia conyugal y el acto fallido como ad- vyenimiento irreductible de un sujeto que, sin embargo, se apaga centre dos significantes que lo enmarcan? La clase del Seminario “Disolucién”, pronunciada el 10 de junio de 1980 y conocida por el titulo “EI malentendido”,* nos ayuda a contestar a esa cuestin. En esa ocasiGn, Lacan ya no habla de “sujeto” porque al final de su ensefianza, segtin nos ha elucidado Miller, ese té- ‘mino fue desplazado hacia el término “parlétre” que, a su vez, es, una mezcla del sujeto como efecto significante y de la presencia de un cuerpo vivo, atrapado en una economia libidinal, zam- bullido en el goce.! Tras evocar répidamente la teorfa de Otto Rank sobre “el traumatismo del nacimiento”, Lacan la contra- pone al tinico traumatismo que ocurre en el inicio de una vida humana: “el hombre nace malentendido” porque su “cuerpo es frutto de un linaje” ya inmerso en ese malentendido. “Uste- des -prosigue Lacan—forman parte del barbullar (bajouillage) de ‘vuestros ascendientes”” que se redujeron, segtin nos presenta la “Nota sobre el nifio”, “en la evolucién de las sociedades”, a Ja familia conyugal. Esta tiltima reaparecerd en la ditima ense- fianza de Lacan en los términos siguientes: “dos hablantes que ® Lacan, J, “Le malentendu, Ornicar?, N° 22-23, 1980, p. 11-14 4» Miller, “A, El eso de wn andlisis, Tres haches, Bs. As., 1998. % Lacan, J, “Le maientendu”, op. et. p. 12. Ty. % Lacan, J, "Nota sobre el niiio", op. ct, p. 393. 318 SERGIO LALA no hablan la misma lengua (...] dos que no se escuchan hablar [...] se conjuran por la reproduccién, pero de un malentendido realizado y vehiculizado por los cuerpos de su prole”.* Desde nifios somos, entonces, actos fallides corporificedos en. cl barbullar de los encuentros y desencuentros entre aquellos por los cuales somos generados. Entre los humanos, por lo tan- to, si seguimos las indicaciones de Lacan, la reproduccién se hhace como reproduccién de malentendidos y, asf, sin confun- dirse con “la vida sogiin la satisfaccién de las necesidades”,* esa reproduccién tampoco se limita a la reproduccién sexual entendida como encuentro entre un hombre y una mujer. La- can, ya en el siglo pasado, va a prepararnos para lidiar con las, ms recientes posibilidades de una pareja (constituida de modo més tradicional o segiin la diversidad sexual presente en nues- tro mundo) al incluir un nifio en Ta secuencia de los malenten- didos que ella se arma, En junio de 1970, casi un afto después de redactar sti “Nota sobre el nifio” y cerca de diez aftos antes de proferir la tiltima clase del Seminario “Disoluci6n”, Lacan va a nombrar de un modo todavia mds radical el malentendido que los nifios cor- porifican en las relaciones entre los sexos: “cada uno el aborto de lo que fue, para quienes le engendraron, causa del deseo”.” En francés, el término “abortos” es “fausses-couches” y no sim- plemente “avoriements”, De hecho, una “feusse-coucie” es un aborto, pero un aborto que ocurre esponténeamente y tiene, por ello, la marca de lo imprevisto, de lo que no se entiende y, 2por qué no decirlo?, de lo innombrable. Asf, la causa de deseo hhace existir parejas, pero los nifios por ellas reproducidos son “abortos esponténeos” que, al contrario de lo que sucede en los, abortos esponténeos propiamente dichos, son cuerpos vivos donde se reproducen los malentendidos de sus genitores y de otros ascendientes. ® Lacan, J, “Le malentendu”, op. cit. p. 13 % Lacan, J, “Nota sobre el nito”, op. ci, p. 388. ¥ Lacan, J, El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoandlisis, aids, Bs As, 1992, p. 192. -reansformaciones 319 Es todavia més interesante retomar, ahora, lo que se en- cuentra implicado en Ja constitucién subjetiva que es funcién de la familia conyugal transmit. Se trata de “la relacién con tun deseo que no sea anénimo”.** Como lo afirmé répidamente antes, los actos fallidos no pasan todo el tiempo desapercibidos en nuestra cultura porque Freud los subray6 como queriendo decirnos alguna cosa, imponiendo a los hablantes la presencia de un deseo y de una satisfaccién inconscientes que los atravie- sa. En esa direccién, me permito también sostener que los actos fallidos, los malentendidos que, como “abortos esponténcos, se corporifican como nifios en la familia conyugal, podrén que- darse en el anonimato, es decir, como cuerpos sin nombres, si no son enmarcados por un deseo que podra estar involucrado, ono, en su reproduccién, Por ello, el “fracaso de las utopias comunitarias” permiti6 a Lacan indiicarnos que, “en la evolucién de las sociedades”, la familia conyugal cumple una “funcién de residuo” porque, en esas experiencias colectivas, muchas veces se olvida o se busca silenciar en asambleas sin fin los malentendidos en nombre de los ideales que ellas intentan realizar. Pero al fin al cabo, el real que escapa a la idealizacién se impone y restara a los utpicos, en el mejor de los casos, hacer el listado de sus descreencias has- ta encontrar, como canté John Lennon (no sin provocar sorpre- sa, decepcién y incluso enojo en sus fans), la “funci6n ireduc- tible” de una pareja: reproducir malentendidos como un modo de contestar y hacer resonar el real que atrapa a los que son tomados por la palabra y por el goce que impulsa sus cuerpos a encuentros y desencuentros, La Ley argentina de la Identidad de Género y el enigma ‘Cuando se estd delante de una mujer embarazada o cuando alguna persona nos cuenta de que va a ser padre o madre, suele ser comiin preguntar si ya se conoce el sexo del bebé. Desde hace ya algunas décadas, el recurso de la ecografia ultrasonora Lacan J. “Nota sobre el nifo” op. i, p. 393. 320 SERGIO LATA nos permite escuchar una respuesta que se presenta como una certidumbre: “serd nifio” o “seré nifia”, Pero los trazos identi- ficatorios o los objetos de deseo elegicios a lo largo de la vida de alguien inicialmente nombrado como “nifio” 0 como “nifia” podrén hacer vacilar o incluso aplastar la certidumbre de esos primeros nombramientos, presenténdonos més claramente el malentendido y el barbullar de lo que una madre y un padre, por ejemplo, podrdn lanzar en el mundo cuando buscan decir, aunque basados en la diferencia de los cromosomas o de los genitales, cual seré el sexo del bebé. Es frecuente, por ejemplo, en la clinica con los transexuales ©, més all de ese espacio privado, cuando los escuchamos en los medios de comunicacién o leemos sus declaraciones publi- cas, encontrar la afirmacién de que son una suerte de victimas de un error de la naturaleza porque no aleanzan una correspon dencia entre sus anatomias y sus identidades sexuales. Asi, uno se puede decir “mujer” u “hombre” sin ubicar ese dicho con su genital y con lo que es dicho social y culturalmente sobre su sexo. Me parece posible ¢ importante tomar ese tipo de discor- dancia en linea con lo que Lacan afirma de que el ser humano “nace malentendido”, es una suerte de “aborto esponténeo” de la “causa de deseo” de sus genitores 0, como lo propuse, ¢s un acto fallido corporificado y, en ese contexto, lo que suele decir un transexual sobre su propia sexualidad y su propia identidad sexual podria generalizarse, aunque con sus gradaciones, a to- dos los seres humanos. Un transexual, entonces, nos presenta fen una suerte de slow motion el malentendido que los que no son transexuales portan en sus cuerpos porque, en muchos de e808 otros casos, la norma félica, la particién sexual entre “hom bre” y “mujer” confiere una velocidad tal a la asociacién entre la anatomia y la identidad sexual que no les permite percatar el abismo que hay entre una y otra Sin embargo, aunque sin la certidumbre sostenida por mu- chos transexuales, la clinica psicoanalitica esté lena de casos atravesados por malentendidos concernientes a sus identida- des sexuales: los histéricos que no paran de buscar lo qué es ser “hombre” o “mujer”, los homosexuales que son atraidos por el sexo opuesto al que les es propuesto por normativizaciones -TRANSformaciones 321 sociales y religiosas, los obsesivos atrapados en satisfacciones auto-erdticas que los alejan de sus parejas, los psicéticos que se presentan sin ningtin interés sexual 0 los lamados “adictos sexuiales”, que impulsados por la pura satisfaccin sexual no hacen distincién alguna entre los objetos de sus goces, etc. La propuesta de diferenciar entre “sexo” y “género” busca sacarnos de esos malentendidos porque se trata entonces de no hacer coincidir necesariamente la identificacién de un género con el genital que uno tiene. Por lo tanto, en nuestro mundo donde la diversidad sexual aparece cada vez més como wn de- recho de todos y de todas, la nocién de “género” tiende a ganar més espacio y se presenta como més permeable a los flujos e inestabilidades de las identificaciones y de las elecciones que cada uno suele hacerse en la vida. La Ley de Identidad de Género vigente en Argentina desde 2012 me parece uno de los muchos ejemplos de la fuerza que adquiere el término “género” en nuestros dias, incluso para in- tentar resolver los malentendidos que irrumpen en los cuerpos donde la sexuialidad no es separable de las palabras que se usan para nombrarla 0 identificarla. Esa Ley, si puedo resumitla asi, garantiza a cada uno el derecho de ser reconocido en su iden- tidad de género en su documento nacional de identidad, con alteracién o no de su nombre de pila y de su imagen, sin que hhaya necesariamente e] recurso a cirugias de cambio de sexo 0 terapias hormonales y sin ningtin pre-requisito de autorizacién judicial o administrativa. Lo dnico que se exige, para quien quie- ra cambiar lo que le parece malentendido en su identificacién como “hombre” 0 “mujer”, es lo que esa Ley de Identidad de Género llama el “consentimiento informado de la persona”, es decir, su propia declaracién como “hombre” o como “mujer” Me parece posible decir que esa Ley amplia para el campo de la sexualidad lo que Austin ubicé como la funcién “performa- tiva” 0 “realizativa” de algunos “actos de habla” (speech acts),” donde vamos a encontrar sus ejemplos de declaraciones que, una vez. hechas, adquieren la fuerza de acto'y que, entonces, Austin, J. L, How to do things with words, Oxford University Press, Oxford, 1962, ee | 322 SERGIO LALA son calificadas de performativas. Las declaraciones destacadas por Austin son, si puedo decirlo asi, mucho més “conservado- ras” 0 menos impactantes si vamos a compararlas con lo que nos propone la Ley de Identidad de Género, porque se refieren a actos como “yo prometo que...” 0, si son pronunciados, por ejemplo, por un cura, a actos como “yo los declaro marido y mujer...” 0 “yo los bautizo...” Dehecho, y probablemente eso seria inimaginable pata Aus- tin, ya que en los términos de esa Ley de Identidad de Género es suficiente que uno se declare “hombre” o “mujer” para que lo sea desde entonces ante la ley y de la sociedad. Sin duda, se ‘garantiza a quien habla el poder de su palabra, la responsabili- dad por sus dichos concernientes a lo que pasa, en su cuerpo y cen su ser, con esa “cosa” que llamamos sextialidad. Los avances de esa Ley sobre el campo de la ciudadania me parecen muy significativos. Son también importantes sus aportes al reconoci- miento (incluso subjetivo) de quien muchas veces es segregado porque no estaba diciendo, segtin un Otro social muy conserva dor, la “cosa cierta” sobre su sextalidad y su identidad, Sin embargo, descie el descubrimiento del inconsciente, Freud nos ha demostrado que uno no sabe exactamente lo que dice y la clinica con psicéticos nos muestra que incluso la certi- dumbre sostenida por esos sujetos no deja de resonarles como ‘un enigma. Por lo tanto, frente a lo que se abre con la Ley de Identidad de Genero, me parece posible afirmar que ella podré ayudar a muchos a lidiar con el malentendido que los atrapa cen los cuerpos y en las palabras, pero Lacan todavia nos ensefia {que “un mensaje descifrado puede seguir siendo un enigma” * Esa posibilidad de permanencia del enigma se torna més fuerte cuando lo que esta en juego es la sexualidad humana porque si ella, como muchos transexuales lo afirman, seguramente no sigue la correspondencia entre anatomfa y lo que tno puede de- cir sobre su propia identidad de género, tampoco nos permite tomar necesariamente como aclarador lo que uno pueda decir sobre cualquier cosa que sea. 3” Lacan, [, “Introduccién a la edicién alemana de un primer volumen de los Escvitos”, Otrs escrites, Paid, Bs. As,, 2012, p. 579. tansformaciones 323 Las palabras no alcanzan a nombrar la “cosa” sexual porque en lo que se dice vaa inmiscuirse una sustancia que Lacan llamé ‘goce’’ y que perturba tanto los cuerpos y las palabras, como las articulaciones entre ellos porque se impone desde un real, un innombrable, que es sin ley.” Asi, una vez que la Ley de Identi- dad de Género garantiza a cualquiera la fuerza performativa de su declaracién como “hombre” o como “mujer”, independien- temente de su anatomfa o de su transformacién corporal, ese re- conocimiento podré aportar un sentido donde antes reinaba el malentendido, pero el goce que agita los cuerpos y hace hablar no es todo permeable al sentido y carga consigo una opacidad. Es esa opacidad que ninguna ley logra atcapar y el psicoanlisis de orientacidn lacaniana se presenta en el mundo contemporé- neo como una via posible para acogerla y darle voz. Para despejar la concepcién de ese “roal sin ley” y su relacién con el goce, el cuerpo y las palabras, ver Lacan, |. El Seminario, Libro 23, FI sinthome, Pais, Bs. As, 2006, Seuil, Paris, 2005, pp. 127-137; Mille, I-A, Perspectivas do Seminrio 23 de Lacan. O sinthoma, Zahas, Rio de Janeiro, 2009 y Miller, J~A., Sulilezas analtcas, Paides, Bs. As, 2011

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