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Tilo Por Que ¢ Lamor. una explicgsor 1 Introduccion El tormento del amor Pero el éxtasis amoroso no suele ser freenente, Por cada experiencia amoroa positiva en nuestros dias, por cada breve period de entiqueci- odos riento, encontramos diez experiencias amorosas destzuctivas, pex de “postraciéa” post-amoros de mucha mayor duracién y que a me- rude llevan a la destruceién de individuo 6, porlo menos, a un cinisme Por ‘emocional que dificulta 0 hace imposible volver a amar de nuevo. ‘qué los aconcecimientas deben seguir este curso, si en restidad nad sto es inherente al procese amoroso propiamente dicho? Shulamith Fixestone, La dalétca del sexo! La novela Cumbres orracotas (1847) pertenece a una larga tradicién literatia que representa cl amor como un sentimienta de dolor atraz.? Entze Heathcliff y ‘Catherine, sus tristemente célebres protagonistes, nace un amor intenso mien- 10+ Por qué dle el amar teas van creciendo juntos, pero al final Cacherine decide easane con Edgar érmninos sociales. Humillado al escuchar por accidente cuando ella menciona que easurse con él la degradaria, HeathelifT Linton, un candidato més adecuado en se escapa. Catherine lo sale a buscar por el campo ¥, al ito encontrarlo, se en Ferma tanto que queda al borde de la muerte En un tono mucho mis irénico, la novela Madawve Borary (1856) describe el ‘matrimonio inféliz de una mujer con un médieo rural gencroso pero mediocre, «que no puede satistiver las fantasia: roménticas ai las expiraciones sociales de st mnjer. Emnia Bovary, el penonaje principal, cree haber encontrado cl héroe romsintico con el que tantas veces soi y sobre ol que tantas veces ley en la sina de Rodoli Boulanger, un terrateniente de aire glad y elegante. Tres lun amorio que dua tes aos, deciden fugarse juntos, pero cuando llega el dia indicado, Emma recibe una cara de Rodolfo en Ia que le avisa que se ira sin cumplir su promesa. En este punto, el narrador deja 2 un lada su tono irsnico habitual pata describir con compasiin los sensimientos roménticos de la hero‘na y su suftimsiento: Emm, apoyada en el vano de la buhardila, releia Ia carta com risas de cGlera, Pero cuanta mayor ateneién ponfs en ello, ms se comfandian sus ideas. Lo volvia a ver, lo escuchaba, lo estrechaba con los dos brazos; y Jos latides del coraz6n, que la gelpeaban bajo el pecho como grandes golpes de ariete, se aceleraban sin parat, a intetvalos desiguales, Miraba a su alrededor con el deseo de que se abriese Ia terra, :Por qué no acabar ‘de una vez? zQuién se lo impedia? Era libre, Y se adeland, miré al pax vvimento diciéndose: —iVamost ;Vamos!" Si lo juzgamos en fancién de nuesceos propias parimetros, el suétimiento de Catherine y Emma parece exagerado, pero au asi nos resulta inteligible. No obstante, como se pretend demostrar en el presente trabajo, el tormento que atraviesan estas dos mujeres a causa del amor ha cambiado de contenido, de color y de textura, En principio, la oposicién entre la sociedad y el armor que cada tuna de ellas encarna en dicho sufrimicnto ya no resulta pertinente en las sociedades actuales. De hecho, hoy en dfa Catherine y Emma no tendefan que termento dal anor 632 enfentarpriclcamente ningin cbculo econtmico © normativo qu les m= pidira leg como primera y dna open au ser amado, Ea ma, nuestro senidrecta delrwerancin sorimpubaswsegiirlendienas del xtc, zo dal cotomo social En segundo lugar, tanto Catherine com au ddan come Emma con 1 matimonio detpasionad tendian asa dispoicion toda una tenes de espeilstas en psicoteropis, eapin de par, derecho de fanila ¥ ipods Gucci Sopra cas est mk ids deve mitn vane bara enn jul ole el 8 Bl de In rientaion brindada por eos expects f en paracio con ela}, una mujer coneripein Hb Roles Wes roan Comper HSH dea con ofras pertona, que probalements sexs us amiga frtimas 0, como an imo, algina amistad anni fords enIntmet, I que alent de modo considerable la soledal desu pain. Ente el deseo y la desesperanzacicularia ‘caudal voluminoto de palabras, consejos y aurorefexione, En efecto, el euivalente actual de Catherine o Enuma seria una mujer que pa machisimo sermpo exvlandoy hablande sobre ese utimacato,y que seguramente encuen- ta fas casas en algin trauma azavesado por ells misma © por ser amado durante la inincia, Si alguna dels dos hubieravivdo en la vciedad actual, no se haba vanaglorado de experimentar ese daloc, sino de haber superado atediante un arsenal de téenicas de autouyuda, En efecto el sufiniento amo- sono genera en Ia actualidad uma catidad cas infinta de matsial explicativo, cays meta es cousprender el fedmaeno, pero tambien extirpar sus cass. Nees tro repertoria eral ya no inlaye la posibiidad de mori suciareo fone aun momsseri por aio. Ahora bien, esto no quiere decir que ls personas de Ja “posmodcmidad” 0 fa “iodernidad tarda” descomozcamos los tormentos romtico. Es posible nchso que sepamos mis del tema que nuesirotantece- sores, pero lo certo es que la onganiazei6n social del suftimiento amoresa pi- rece habetse modifcado deve Io més profuido, En este libro se pretende explcarbnaturalem de tl transformnacién mediante un ans de os cambios atravesados por res apectosdsintosy fundamentals del yo; fvolomad (mo aqvercmos algo), el reconocimienta (cémo construimos nuestro sentido del valor propio} el deseo (anédeseamos y cémo lo deseamo) A decir verdad, son pocas las personas de nuestra paca que se hayan visto exentas de os tom aentos del amor y las relacione inti, Extos pueden adquisr diversas formas, 12 Porqué duces! arr como por ejemplo besar demasiados sapos o demasiadas ranas en el camino a haallar nuestro principe o nuestra princesa; embarcarse en bésquedas de dimen sions titinicas por Intemet; 0 volver a casa sin compaiia después de salir a un bor, una fiesta © una cits a ciegas, Por otro lado, cuando las relaciones final- mente se forman, estos tormientos no desaparecen, pues comnienzan 2 agoras el aburrimiento, la ansiedad o la irritacion; surgen conflictos o discusiones que provocan dolor; y, ala larga, se atraviesa Ia confisin, la inseguridad y la depre- sién que genera toda ruptura 0 separacién, Y todos estos son apenas algunos de Joy modos en que la bisqueda del amor supone una experiencia delorosamente complicada de Ia que escasas personas quedan exentas en la modernidad, Sila sociologia oyera la vor de esas mujeres y esos hombres que bascan el amor, Hegaria a sus ofdos una letania ruidosa ¢ incesante de quejidos y gruidos ‘A pour de que estas experienciss revisten un cariezer geteralizado, cuando no colectiva, nucstra cultura insiste en que son consecueacia de alguna clase de inmadures falencia psiquica. Existen cantidades innisnerables dé manuales y talleres de autoayuda que prometen ensediamos a manejar mejor la vida amoross trayendo a nuestra conciencia Ios modos en que incomscientemente provoca- sues nuestros fracasos. La culeara fieudiana en la que nes encontramos inmersos plantea de manera contundente que nuestras experioncias pasadas explican las ceausas de la atraccién sexual y que has preferencias amarosas se conforman di- rante los primeros tiempos de vids en funcién del vinculo entre el nifio y sus padres, Muchas personas encuentran la principal explicacién de los motives y los modbos del fucaso amoroso en la premisa feudiana de que la familia de ori ea configura los patrones de nuestra crayectoria erética, mpercémita ante la falta de coherencia, [a exitara freudiana se atreve incluso a afirmar que la per= sona que elegimos como pareja, ya sea parecida o antagénica a nuestros padres, representa un reilejo directo de muestra experiencias infantles, que en si mis. ‘mas constituyen Ia clave para explicar nuestro destino rornintica. Es nuis, con el concepto de la compulsién ala repeticion, Freud dictamin6 que las experien- cias tempranas de pérdida, por dolorosas que feran, se verian indefectiblemente reactualizadas durante la vida adulta para poder dominarls. Fsta idea tuvo re percusiones tremencas en la concepci6n y el eto caleetivo de los tormentos amorosos, pues dio a entender que constitufan una dimensién saludable dc] proceso de maduracién, De hecho, la enltura freudiana planted que, a grandes ‘tormenta de amar +13 1a5g0s, los tormentos amoroses constituian una experiencia inevitable y autoin~ fligida, Asi, a psicologia clinica ha desempefiado un papel centeal en la difasién y la legitimacion cientifca) de la idea de que el amar y sus fracasos se explican en fmcién de k historia psiquiea del sujero y, por lo tanto, se encuentran en su csfera de control. Aunque la nocién freucliana original del inconsciente spun= taba a disolver los principios tradicionales de responsabilidad pot los propios actos, ex la practica, la psicologia ocupé un rol fundamental para el proceso de relegar lo roméntico y lo exético a 1a esfora individual de ls responsabilidad privada. Mis allé de que haya sido su incencién 0 no, el psicoanilissy la psico- ‘erapia han suministrado un arsenal formidable de técnicas para que portemos con elocuencia, pero sin vias de escape, toda la responsabilidad por nuestro saffimiento romintico, ‘Alo largo del siglo xx, la idea de que dicho saftimiento era antwinfligido adguiri6 una notoriedad enigmatica, quias porque la psicologia offecis al mismo tiempo la promesa consoladora de que ese fenémeno podia resolverse. Las ex- petiencias de sufrimiento amoroso se transformaron en una gran fuerza notrie que activé 3 toda una gama de profesionales (del psicoansliis, la psicologia y otras tetapias), pero también a la industria editorial, la television y muchos otros imedios. Ast, el &xito extraordinario que vivié la industria de Ia auroayuda fe posible porque, como telén de fondo, existia una convieeidn profanda de que cl suftimiento esti constituido a la medida de nuestra historia psiquica, de que la palabra y el sitocomocimento tienen propiedades curativas y de que se puede superar el dolor si se identfican sus fuentes y sos patrones de aparicién, Por Io tanto, los torments del amar hoy we imscxiben en el yo, su historia penonal y su capacidad de autoconfigurame [Tustamente porque vivimos en una época en que zeina la idea de la respon ‘cba individual, a wocacin socitSgica no a perdido sa importancia vital | Aut comeoa fines del siglo xix paecia revohiconaro afiat que a pobre no ert consecuencia de mia morlidad dudosa ni de una filta de earite, sina de 1a explotacignsistemitica, hoy esta imperiosoalegar que los Facasos de nues- cr esfera pvadla no son consecuencia de una debilidad prquica, ino que los caprichos y mfrimientos de nuestra vida emociona lx dan forma certs érde- nes iosttucionales, En consecuencia, el propéxto de este libro es realizar un despliainiento considerable del ngulo de andliss acerca de lo que fla ens pO 1+ Parqué dueleelamor relaciones contemporiness, No se tata entonees de wn problema ligado a una Infancia disfancional o a una faka de autoconocimiento pxiquico, sino a un conjunto de tensiones y contradicciones culmurues que acrualmente estructura Ia identidad y el yo Ahora bien, este planteo no es novedoso como til, Hace tiempo que el e- ‘minismo viene cuestionande la concepcién popthr del amor como fuente de tods felicidad, pero también 1a explicacin psicolégics individuaista sobre el sulimiento amoros0. De acuerdo eon ciera ranma del feminism, a diferencia de lo que tansmite I mitologla popula, el amor romintico no es fuene de trascondenci, felicidad ni autortealzaign. En realidad, costae una de as principales caus de la brecha exitente entre varonesy mujeres, as como una de las pricticas culties que obligan al mujer a acepeae (“amas”) su propia suisin. De hecho, en Ia exfta arora, los hombres y Is imjeres igen poniendo en acto ls divisionesprofunda que caractrizan sus respectivas iene tidades. Como sea Simone de Beauvoir, inno em el acto amoroso los vi- rones feienen su soberafa, mientras que as mujeres enden a entregese ¥ abandonarse En La daca dle, la controvertida obra que sect al prin~ sipio de ea incroduccién, Shulamith Fnestone avanza un poco tn ys atreve a afinnar quel fuente dela energy el poder socal masculinos es el amor que bas soujeres proporcionan los hombres, lo que indara que éte consye el cemento con el que it eificada la dominacin masculina As el amoe ro- iincico no slo ocuata la segregacin de clase y de sex, iio que la posbi- lava. Bn palabras del eins radical Ti-Grace Atkinson, clamor romntico cs “el pivotepsicldgico en la persecucidn de las mujeres” Fn efecto, la afi snacién mis fscinane plnkeada por el feminiamo consi en que la lucha de poder rede en el cent misino del amor yf sextalidd, 9 los hombres Deva dead siempre la ventaja en es Iicha porque el poder econémico converge con el poder sexs. As, el poder sexual masculine equiva aa expacidad de def cl objeto amoroso y de fijar ls reglas que gabernarin el cortejo y la expre- siém de los sentimientos romznticos. En tltima instaneia, el poder masculino es tal porque las jerarquias y desigualdades de género se desarrallan y reproducen en la manifestacidn y la experiencia de los seutimientos romiinticos y, a la vez, ichos sentinsientos sustencan otras diferencias de poder mis amplias en materia ‘econémica y politica commento det smor +15 Sin embargo, este supuesto acerca de la primacta del poder también consti- ‘oye uma filla en ba Corrente dominante de a ctica feminists sobre el amor. [De hecho, durante les periods en los que el patraccado desempeviaba un papel macho mis poderoso que hoy en da, el amor cumplia un rol mucha menos signifcativo ea la subjetividad femenina y masculinal/Ts mis, l prominencia caltural del amor parece vineulase con wna diminucién. del poder masculino. dentro de la familia y con un incremento de a igualdad y a simetafa en las te~ Inciones de nero} Asimisan, gran parte de la teria emsiniva se Fonda en la premisa de que’en el amor (y en otros lazos}, el poder constituye la piedra an- gular dela relaciones sociales. Por lo tanto, debe hacer caso omiso de a gran Cantidad de pruebas empircas que otorgan el mismo grado de importncia al poder yal amor, un mecanitmo igualmente potente ¢ invisible de aoviiacion de as relaciones sociales. Cuando reduce el amor femenin {y el deseo de amar] 4.un mero elemento del patrarcado, la teoria feminists no da cuenta de los :motivos por los cusls ol amor sigue tenicndo tanta relevancia para las meres rmodemat, peo sanbién para los hombres; ai contempla la vela igualtaia que presenta laideologfa del amor gracias a su eapacidad de subvert el pariaread desde adeno, Sin dud, este dltimo desempeia una funcibu ceatal en ls ex- plicaciones sobre la estructura de as relaciones entre los sexosy en la iscinacién )V/amisteriona que eerce la heterosexualidad, pero eso no aleanza para explicar la poteneia extraordinaria que desplicga cl ideal amoroso sobee los hombres y ls imujeces de la actualidad, Asi, el ebjesivo del presente trabajo es delinear un marco que permita iden tificar las causas institucionales del sultimiento amoraso, pero dando por sen= tado que I experiencia romdntica ejerce una fascinacién muy potente, imposible de ser explicada en téeminos de “fila conciencia”." Hacer eso equi- vwaldria a cerrarla cuesti6n ances incluso de formulae, Lo que pretend demos trar aqui es que los motivos que hacen del amor un elemento central para la identidad y Ia felicidad son casi lox mismos que lo determinan como un aspecto ‘an dificil de la experiencia: en ambos casos, se trata de los modos de insttucio- nalizacién del yo y la identidad en la Gpoca moderna, Si muchos de nosotos sentimas “na suerte de malestar 0 ansiedad insistente” en telacién con el amor ‘yuma sensacién de que las cuestiones amorosas nos genensn “conflictos, nquie— td e insatisfaeci6n con nuestra vida”, por retomar as palabras del fil6sofo Harry 36+ Por qué dot Frankfurt’ esto se debe a que el amor contiene, reffeja y amplifica el “atrapa- ‘miento" del yo en las instituciones de ls modemidad,” insticuciones éstas que indudablemente estén configuradas por las relaciones econdmicas y de género. Come dice el eélebre postulado de Carlos Marx, “los hombres hacen sa propia historia, pero no la hacen a su Lbre arbitrio, bajo cixeunstancias elegidas por cellos mismos, sino bajo aquellas cizcunstancias con que se encuentran directa- mente, que existen y transmite el pasido".' Por lo tanto, cuando nos enatno~ [ramos o nos entristecemos, estamos utilizando recursos y viviendo situaciones | questi@>hemos coustraido nosotros mismos. Fsos son precisamente los recusos y ls siniaciowies que se intenta analizar en este libro, A lo largo de las pr6ximas paginas, desarrollaré cl argumento general de que, en Ta modemnidad, ha cam- bisdo algo fimdamental dentro de Ia estructura del yo ronaintico. En téraninos ‘muy aumplios, el fenomeno se podria deseribir coma una modificacién en la estructura de la voluntad romantica, de aquello gue quezemos y de los mods ‘en que Io implementamos con una pareja sexual (¢apitalos 2 3); pero también ‘como una alteracibn en aguello que hace vilnerable al yo 9 distninaye el sen- ‘ido del valor propio (capitulo 4); y, por dkimo, como una transfarmacién ex {a organizacién del deseo o el contenido de los pensumnientos y sencimientos que activan nuestro deseo erético y romintica (capfnulos 5 y 6). Lat tes linens de andliss principales sobre los cambios del amar en la modemidad serin entonces la estructuraciGn de la voluntad, la constitucién del reconocimiento y la 2etiva- cién del deseo. En dima instancia, mi objetivo es hacer con el amor lo que Marx hizo con la mercancia: demostrar que lo producen y configuran ciertas telaciones sociales concretas, que cireula en un mercado donde los actores com- piten en desigualdad de condiciones y que algunas personas tienen mayor capa- cidad que otras para defini los términas en gue serin amadas. Los peligros que acechan detris de este tipo de andlisis son miiltiples. Quizis el mis evidente renga que ver con gue probablemente haya exagerado un poco las diferencias entre “nosotros” (en Ta modernidad) y “ellos” (en la premodler- nidad). Sin duda, serin muchas las personas que lean este libro y propios contracjemplos para cuestionar lo que aqut se plantea, es decir, que las causas del suftimiento amoroso se vinculan con la modecnidad. No obstante, se ‘pueden offecer algunas respuestas a tan sea objecién. En primer kigar, no sostengo que lo auevo sea e! sufiimiente amoroso en si mismo, sino algunos tormenta dl anor ¢17 ‘modos de vivirlo, En segundo lugar, desde la sociologia no nos interesin tanto Jas acciones y los sentimientos singnlares ¢ individuales como las estructuras en funcida de las que se organizan dichas acciones y dichos sentimientos, Si bien el pasado distante o inmediato puede estar Ileno de ejemplos en apariencia si- milares a la condicién actual, diches ejemplos no sefalan Ia existencia de las anisms escructuras a gran escala que sf se pueden detectar en las pricticas r0- sminticas contemporineas y en el dolor que deriva de ells. En ese sentido, ex- pexo que los historiadores puedan perdoparme por hacer a un lado las ccomplejidades y los movimiencos de la historia para wilizarla como una suerce de telén de fondo con motivos fiios que me ayudan a destacar, por contraste, los rasgos caracterksticos de Ia madernidad. Igual que otros socidloges y socidlogas, considero el amor como un micro- ‘cosmos privilegiado para dar cuenta de los procesos de la modemidad, pero & diferencia de ellos, no vengo a contar la historia del triunfo heroico de los sen- timientos frente ala raz6n ni la igualdad de yénero frente a la explotacién de la sujet, sino un relate mucho mis ambiguo, {Qué es la modernidad? ‘Mis que ninguna ota discipting la sociologia nace de un cuestionamiento in tenso y teftido de ansiedad acerca del significade y la consecucncias dela m0- sdernidads: Carlos Marx, Max: Weber, Emile Datrcheias y Georg Simmel tratan de comprender el senso dela transicién del “viejo” mundo al mundo “nwevo" ‘Mientras que uno simbolizs la religion, la comunidad, el orden y ls extabilidad, cl segundo equivale al cambio arrollador, la scealaridad, la disolueién de los Jazos comunales, la reivindicacién de la igualdad y Ia incertidambre constante sobre la identidad. Desde aquel period exeraordinario que abarca el passje de imedindos del siglo x0x a siglo xx, la sociologia se viene acapando de los mis- mos interrogantes que atin hoy nos sobrecogen: caso el debiltamiento de ly seligibny lot azoscomunales pondté en rea orden socal? ces de llevar tna vida plea de significado en ansencia deds*agadar, | [A Max Weber en particular le preocupaban las preguntas esbozadas por Dose voieviki y Toltok: Si ya no tememos a Dios, squé nos hari morale? Si ya no femos capi ‘nos conmueven ni nos compelen los significados coleetivos, vincullantes y sa- agrados, gqué Te dari sentido a nuestra vida? Si el contro de la mozalidad es el es B+ or qué dual el amor individao, en Ingar de Dos, gqué seré de eta “Erica de la hertnandad” que constcuia fuerza mote de ls seligiones? En efecto, desde sus oxigen, la ‘vocacién del sociologia es comprender cul pucde ser el sentido dea vida tas la were de la eligi. Si bien cl advenimiento de ls modemidad, como sostiené la mayoria de los soci6logos y socislogas, nos abrié un abanico de posibildades emocionantes, también repeseneé una seve de siesges sombrios contra mucstra capaciad para vivir una via plona de sentido, Incase quienes consderaban que la miodemidad Jmplcaba el tiunfo del progreso sobre la ignoranca, la pobreza crénicay Ia jpresiém econocian de todos modos que suponia sn emspobrecimiento de nacs- tra capacidad para contarhigrias hermosisy vivir en tras cultural de ica texeua, La modemsida efectvamente despers a lis personas embriagadas por Js ilsionesy los expaismos que hasta entonces les petmitiansopotat ls mise= vias de la vida, No obstante, desprovivios de eas fats, sbamos a vivirla vida sin compromise alguno con valores ni prinelpion superiors, sin l fervor ni el ass de lo sagrado, sn el heroin de los santos, sin la certiduanbre yel orden de los mandetnientos divins, pero, sobre todo, sin ls ficiones que nos dan us ecen nuestra existencia. ——= Tal efecto desembriagadar se manifiesta en el amor de manera més evidente «que en ninguna ovr ester. Darante waros sgl en la historia de Europa octi- dental, el ambito de lo amoroso habia extado dominado por ls ieales de Ta calleroidad, la contesiay el romanticism, El primero tenia como prema cardinal defender lox mis bikes con corgje y lsd. Porlo tanto, la debilded femenina se encontraba eamaccada en un sistema cultural quc la reconocia y Ia glorificab, pues eansformaba el poder masculino y Ta faglidad fernenina en Cualidades igaas de ser amadas, como el cater prossctor de ls hombres la swavided dela mujeres. As, inferioridad social de as mujeres se componsaba con la devocién absolata de los hombres frente a ella en ln esfera amorosa, que abellec 423u vex funcionaba como contexto para la demostracién y el ejercicio de la ‘asculinidad, la valentia y el honor. Es mis, la privacién de derechos econ miicoy y politicos que sufiian las mujeres se veia acompafiada (y tedricamente subsaniada) por la seguridad de que en el émbito amoroso no slo serian prote- gidas por los hombres, sino también se las consiceraria superiores a ellos. Et consecuencis, no debe llamar la atencién que el amor resultara historicamence cormento da aor 19 tan airactivo para las mujeres, pues implicaba la promesa de recibir un estatus moral y una dignidad que sc les negaba en otros imbitos sociales, adertis de enaltecer su destino social de cuidar y smara los otros como mades, esposas y amantes/Entonees, en términos historicos, cl amor gozaba de tn poder de se- ducciGn may imporcante justamente porque ocultaba y a la vez embellecia aquellas profundas desigualdades que yacian en el centeo mismo de las zeliciones de género. | ‘Ahota bien, a “alta modemidad” o la “hipermodernidad', que en el presente trabajo se define como el perfodo posterior a a Primera Guerra Mundial y que, de aqui en adelante, denominaremas “modemnidad”, mates una adicalizaci6n de las tendencias sociales inseritas en la modernidad teraprana y modifica, en algu- nnos casos de raiz, la cultura del amor y la economia de la identidad de género que ésta contiene. A pesar de que dicha cultura conserva e incluso amplifca el ideal del amor come fuerza que puede trascender la existencia cotidiana, al colocar en el centro mismo de las zelaciones intimas los ideales politicos de la libertad sexu y la igualdad de género, priva al amor de los rtos de deferencia | y del halo mistico que lo envolvis hasta entoness, Tada aquelle que ea el amor | cra sagrado ey profanade, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerat serenamente las verdaderas condiciones de existencia de las mujeres, Tste as- ecto dual y escindide del amor en tanto fuente de trascendencia existencial y espacio conrencioso para la puesta en acto de las identidades de género cons- tituye la eatacteristica principal de la cultura romintiea contemporsinea, En términos mis especies, poner en acto las identidades de género y las consi- guientes luchas implica poner en acto los dilemas y las ambivalencias culvurales « institucionales de la madernidad, que se organizan en toro a ciertos motives lave como el de la auconomia, Is autenticidad, Ia igualdad, la ibertad, el com- promiso 7 la autorrealizacion. El estudio del amor ne es entonces un elementa Periférico sino un elemento central para el estudio del miicleo mismo y las bases de In modemmidad,”” El amor roméntico heterosexual constituye una de las mejores esferas para dar cuenta de (al ambivaleneia en ls modernidad porque, en los Gltimos ea renta aitos, «ha registrado una radicalizacién de la igualdad y la Libertad en el vinculo amtoreso, asi como una excisién profisnda entre la emocionalidad y la sexualidad. En dicho amor se encuentran enmarcadas los dos revoluciones cul- ee 20 For duels sor turles mis importantes del siglo 6x, saber: por un ldo, la individuaizacion de lo estilos de vida y Ia intensifcacin de los proyectos de vida emocionales; por el otto la economizacién de ls elaciones sociales ola utilizaci6n gene ralizds de modelos econémsicos para configurat el yo y sus emociones." El sexo y a somualidad se han desvinculado de lot noomas morales y x han incorporade em el ambito individual de los proyectos y estilos de vida, mientras que la gramitica cultural del capitasmo ha penetrado ampliamente en el do- tminio de las relaciones romnticasheterosexuales. Por gjeuipl, cuando el amor Chererosenual) se convirti6 en cl eje temitico coustitutivo de la novel, casi nadie advirt6 que se entechzaba con oto tema también central para la novela bburguesa y para la modernidad en general: l tema dela movida social. Como lo indican los casos que ya mencionamos de Catherine y Emma, en el amor romintco cas iempre se entetejainevitablements Ia cesion de a moviliad social. Bn ottas palabras, una de las preguntas esencales que exboraba la novela (y que mis adlane planteaa el cine de Hollvoed) easel amor pod tun far frente alos obstculossocsesy en qué condiciones era posible ese timo 9, linvens, sl cosmpariliad socioeconomic ca una cond necesita del anor. 1a configuracién del sujeto modemo és mismo tempo de naturales emo- ional yeconsmica, rointcayrcional sense debe aque el rl promgsica el amor en el martimonio (yen l novel) coincide com el debibtamiento del neulo macimonal como heramenta de alias fies y mara la nueva funcién del amor como incursento de movldad socal Sin embargo, jon le sefalar la mucre del efleulo econémico en ea exfera, mis bien profes sa importncia, ya gue hombics y mujeres comienzan a ascender fo descender) cia vr nds ens exaa soil pon medio de quia del rsoe, Dado que el amor toma menos exp as y fonmnales las asociaciones entre cl matrimonio + las estrategias de reproduccién socioeconémica, el proceso modemo de elec ciéa de pareja va incorporando y combinando progresivamente las aspiraciones emocionales y las ambiciones econémicas, As, el amor eomienza a contener dentro de si cietios intereses racionales y estratégicos, al fundir en tuna misma mattia cultural las oriemtaciones econémicas y emocionales de los actores socia- Jes, Una de las principales transformaciones culturales que acompafian ala mo- demiad es, entonces, la combinacién del amor con las estrategias econémicas termento del ner + 21 de movilidad social. Por eso mismo, el presente trabajo contiene una serie de sesgos metodolégicos. En primer lugar, se centra en el amor heterosexual mis que en el homosexual porque el primero contiene una neyacin de los elemen- tos econtmicos que sustentan la eleccién del objeto amoraso, pero a la vex fasiona la Iogica emocional con la légica econémica. En algunos casos, ambas l6gicas confluyen com armonia y a la peileccion, pero también hay muchos ‘otros casos en Jos que hacen estillar el sentimiente romintico desde adentro. Esa combinaci6n del amor y el efleulo econémico otorga al primero sna im- portancia central en la vida odema, pero a la ver se ubiea en el corarén mismo onicas que hoy lo afectan, Por lo tanto, el entrelazamniento entre lo emosiornaly lo econbmico constituye uno de los hilas conductores para ‘ni reinterpretacién del amor en la modernidad, pues me propongo demostrat dde qué manera la elecci6in, la racionalidad, Jos intereses econémicos y la con petencia han transformado los modes de buscar, conver y cortejar a uta po- tencial pareja, asi como los modo¥ de consulta y toma de decisiones acerca de los propios sentimientos. En segundo lugar, el presente trabajo aborda la con- icin del amor desde una perspectiva mis mazcadamente femenina que mas- calina, y sobre todo desde la perspectiva de aguellas mujeres gue aptan por el matrimonio, la reproduccién y los estos de vida propios de In clase raedia, Come espero demos, a combinacign de tiles aspraciones con su insercion ene Hbze mercado de los encaentros sexes genera neva formas de domi nacién emocional musclina sobre la aujeres. En conecuencia, aunque el contenido de st ico resulta pertinent para muchas mujeres, no lo ech para todas las, pct no reves vader par ls lesbians ni para as mujeres que mo sspran a ua vid dowiécca na tener hijo, sean csads 0 sles El amor como modernidad y el amor en la modernidad En las incagaciones eradicionales sobre el auge de la modernidad, los sospecho- sos de siempre son el saber cientifico, ls imprenta, el desarallo del capitalisino, la secularizaciOn y ls influencia de los ideales democriticos. Bfectivamente, en uyorfa de las explicaciones esti ausente la formacion de un yo emocional y reflexivo que, como he sefllado en otros trabajos," acompaia el surgimiento de la modernidad y se define sobre todo en térmninos emocionales, centrado en climangjo y la reafirmacién de sus sentimientos. El presente libro pretende star

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