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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMÍA Y NEGOCIOS


INTERNACIONALES

Curso: Lenguaje II
Docente: Nunura Maqui, Teresa Luisa
Alumno: Mendoza Feijoo, Pedro Josué

Trujillo - 2016
Fragmento de la obra el Hombre Mediocre

C
“ uando pones la proa visionaria hacia una estrella y
tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de
perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el
resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de
templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas
apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti,
quedas inerte: fría bazofia humana.”
“Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no
sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad…”
“Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan” …
“Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal no se adquiere” …
“Los idealistas suelen ser esquivos o rebeldes a los dogmatismos sociales que los
oprimen. Resisten la tiranía del engranaje nivelador, aborrecen toda coacción,
sienten el peso de los honores con que se intenta domesticarlos y hacerlos cómplices
de los intereses creados, dóciles, maleables, solidarios, uniformes en la común
mediocridad.
Las fuerzas conservadoras que componen el subsuelo social pretenden amalgamar a
los individuos, decapitándolos; detestan las diferencias, aborrecen las excepciones,
anatematizan al que se aparta en busca de su propia personalidad. El original, el
imaginativo, el creador no teme sus odios: los desafía, aun sabiéndolos terribles
porque son irresponsables” …
“Las existencias vegetativas no tienen biografía: en la historia de su sociedad sólo vive
el que deja rastros en las cosas o en los espíritus. La vida vale por el uso que de ella
hacemos, por las obras que realizamos. No ha vivido más el que cuenta más años, sino
el que ha sentido mejor un ideal; las canas d enuncian la vejez, pero no dicen cuánta
juventud la precedió” …
“Muchos nacen; pocos viven” …
“El hombre mediocre aspira a confundirse en los que le rodean; el original tiende a
diferenciarse de ellos”.
“En la ostentación de lo mediocre reside la psicología de lo vulgar”.
“Heine dijo: los charlatanes de la modestia son los peores de todos; y Goethe
sentenció: Solamente los bribones son modestos”.
(Sobre la Maledicencia) “Detestan a los que no pueden igualar, como si con sólo existir
los ofendieran. Sin alas para elevarse hasta ellos, deciden rebajarlos: la exigüidad del
propio valimiento les induce a roer el mérito ajeno.
Clavan sus dientes en toda reputación que les humilla, sin sospechar que nunca es más
vil la conducta humana. Basta ese rasgo para distinguir al doméstico del digno, al
ignorante del sabio, al hipócrita del virtuoso, al villano del gentil hombre. Los lacayos
pueden hozar en la fama; los hombres excelentes no saben envenenar la vida ajena”.
“Los maldicientes florecen doquiera: en los cenáculos, en los clubs, en las academias,
en las familias, en las profesiones, acosando a todos los que perfilan alguna
originalidad. Hablan a media voz, con recato, constantes en su afán de taladrar la dicha
ajena, sombrando a puñados la semilla de todas las yerbas venenosas. La maledicencia
es una serpiente que se insinúa en la conversación de los envilecidos; sus vértebras
son nombres propios, articuladas por los verbos más equívocos del diccionario para
arrastrar un cuerpo cuyas escamas son calificativas pavorosos”.
“El escritor mediocre es peor por su estilo que por su moral. Rasguña tímidamente a
los que envidia; en sus collonadas se nota la temperancia del miedo, como si le
erizaran los peligros de la responsabilidad. Abunda entre los malos escritores, aunque
no todos los mediocres consiguen serlo; muchos se limitan a ser terriblemente
aburridos, acosándonos con volúmenes que podrían terminar en el primer párrafo”.
“El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está ya viejo,
irreparablemente” …
“Entre nobles caracteres la amistad crece despacio y prospera mejor cuando arraiga en
el reconocimiento de los méritos recíprocos; entre hombres vulgares crece
inmotivadamente, pero permanece raquítica, fundándose a menudo en la complicidad
del vicio o de la intriga. Por eso la política puede crear cómplices, pero nunca amigos”

José Ingenieros.

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