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Atalia
Atalia
Desde la ventana de su palacio en Jezreel, el rey Acab veía el viñedo de un hombre llamado
Nabot. Acab quería ese terreno y trató de comprárselo. Pero Nabot no quería vendérselo porque la
Ley de Jehová decía que no se podían vender los terrenos que se heredaban de los padres. Nabot
hizo lo que era correcto. ¿Crees que Acab respetó la decisión de Nabot? No. Acab se puso furioso.
Estaba tan enojado que no quería salir de su cuarto ni comer nada.
La esposa de Acab era la malvada reina Jezabel. Ella le dijo: “Tú eres el rey de Israel, así que
puedes tener todo lo que se te antoje. Yo conseguiré ese terreno y te lo daré”. Entonces escribió
unas cartas a los ancianos de la ciudad. En esas cartas les mandó que acusaran a Nabot de haber
maldecido a Dios y que luego lo mataran a pedradas. Los ancianos hicieron todo lo que Jezabel les
ordenó. Después, ella le dijo a Acab: “Nabot ahora está muerto. Ya te puedes quedar con
su viñedo”.
Nabot no fue la única persona inocente que Jezabel asesinó. Ella mató a muchos otros que
amaban a Jehová. También adoraba ídolos y hacía otras cosas malas. Pero Jehová veía todas
esas maldades. ¿Qué iba a hacer Jehová con Jezabel?
Después que murió Acab, pasó algún tiempo, y su hijo Jehoram empezó a reinar. Entonces Jehová
envió a un hombre llamado Jehú para que castigara a Jezabel y su familia.
Jehú subió a su carro y fue a Jezreel, donde vivía Jezabel. Jehoram también fue en su carro para
encontrarse con Jehú. Cuando lo vio, Jehoram le preguntó: “¿Hay paz entre nosotros?”. Jehú
contestó: “No habrá paz mientras tu madre, Jezabel, siga haciendo cosas malas”. Entonces
Jehoram trató de darse la vuelta con el carro para irse, pero Jehú le disparó una flecha y lo mató.
Luego, Jehú fue al palacio de Jezabel. Ella se enteró de que él venía, así que se maquilló, se hizo
un peinado y lo esperó junto a la ventana del piso de arriba. Cuando llegó, Jezabel lo saludó de
forma grosera. Jehú gritó a los sirvientes que estaban al lado de ella: “¡Échenla abajo!”. Ellos la
empujaron por la ventana, y ella cayó y murió.
Después de eso, Jehú mató a los 70 hijos de Acab y quitó del país la adoración a Baal. ¿Te das
cuenta? Jehová lo sabe todo y él castiga en el momento correcto a los que hacen cosas malas.