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Los 12 Portales Del Alma
Los 12 Portales Del Alma
La vida tiene una apariencia y una esencia. Entre la apariencia y la esencia existe
la conciencia que es lo que cualifica la vida, es cualidad que da colorido a la vida.
El alma es lo que aparece entre la esencia y la apariencia, entre el espíritu y la
materia, el alma es cualidad de la vida.
Tenemos siete grandes chakras o ruedas de energía; tres debajo del diafragma,
tres encima del diafragma y un centro integrador (sexto chakra). Primer centro;
está ubicado en la base de la columna vertebral, segundo centro en el sacro;
tercer centro, plexo solar, entre el ombligo y la base del esternón anclado en la
parte posterior en la columna; cuarto centro, a la altura del corazón y quinto centro
a la altura de la garganta también anclados en la parte posterior en la columna;
sexto chakra, único centro anclado por delante a la altura del entrecejo y séptimo
centro en la coronilla.
Ese legado de coherencia que permite la transparencia y que nos muestra esa
evolución que consiste en dejar pasar la luz, está en nosotros cuando somos
coherentes; cuando tenemos un patrón de ordenamiento interior emocional,
mental, relacional que nos permite dejar pasar la luz.
“Raíces y alas, pero que las alas arraiguen y vuelen las raíces a continuas
metamorfosis” Juan Ramón Jiménez.
El segundo centro es el sacro que representa la zona del sagrario donde se oficia
el ritual sagrado de la unión entre los pares de opuestos.
Cuando los pares de opuestos se unen revelan que son complementarios y surge
la armonía que es el legado de la evolución del reino vegetal. Es allí donde
florecemos por primera vez a la unidad.
La armonía está representada en el reino vegetal como la devoción por la luz, una
planta busca la luz, vive de la luz, sintetiza la luz (fotosíntesis). En general el color
dominante del reino vegetal es el verde que es la síntesis entre los colores fríos
del espectro y los cálidos, es el punto medio, el punto de transición, representa el
Fa natural nota media de la escala. Es un punto de transición entre la luz y la
oscuridad. La armonía entre el cielo y la tierra se expresa en el color verde.
Cuando la luz desciende y fecunda la savia a través de la raíz, esa savia puede
ascender y convertirse en flor. La flor es la conjunción entre la luz y la sombra, de
ahí su colorido; y allí es posible fructificar y dar semilla pero la semilla sólo puede
germinar en la oscuridad de la tierra buscando la luz. Los opuestos son
complementarios porque son armónicos.
El reino vegetal tiene una vibración aún más sutil que es la de la entrega, que
produce la armonía. Tal vez no hay nada más armónico que la entrega. En la
entrega se alcanza la unidad. El reino vegetal se ofrenda: la flor, el fruto, el
oxígeno. El reino vegetal se entrega a todos los reinos del planeta y a esta
radiación la llamamos la radiación del amor, por eso florecemos literalmente al
amor cuando abrimos los pétalos del corazón, por eso el cuarto chakra, el del
corazón es verde y su nota Fa.
Tres claves para la armonía que son el legado del reino vegetal en nosotros:
devoción, sencillez y amor.
La devoción que canaliza las fuerzas de la vida y les da sentido, les da dirección;
en el hombre la devoción se vuelve sagrada se hace consagración, cuando nos
consagramos a una causa la vida se hace sagrada y espiritual. La devoción es de
dos vías, por la luz y por la sombra, es buscar la luz atesorándola en el corazón,
para dar la espalda a la luz e irradiarla en la sombra.
Todo aquello que nos lleva con la fuerza del deseo y va ascendiendo a la
aspiración nace en el segundo centro. Es la fuerza de la procreación, de lo que va
en pro de la creación de nuestras palabras, nuestros proyectos de vida, nuestro
trabajo. Que nuestras palabras estén llenas de la fuerza de ese sagrario del que
florece y se multiplica la vida. De eros a logos, del segundo centro al quinto centro
en el que expreso la conciencia de lo que soy a través de la palabra.
El tercer centro representa al reino animal. El plexo solar es el primer gran sol, es
un sol de libertad, nacemos a nuestra primera libertad, allí somos capaces de
conquistar un territorio, tener un sentido de territorialidad que ha nacido con el
reino animal a través de la conquista del movimiento; podemos movernos,
quedarnos quietos, devolvernos; nace la libertad de opción que prepara el ser
humano y el descenso del alma.
La alegría se corresponde con todas las otras emociones y las hace positivas; una
emoción negativa es una emoción retenida, una emoción vivida con alegría es una
emoción liberada. Si podemos vivir el miedo con alegría; la alegría diluye el temor,
si podemos observar nuestro temor y reírnos de nosotros mismos, entonces la
energía asciende arriba del diafragma y se humaniza, se hace una energía
creativa. Responsabilidad sin alegría es seriedad, es perfeccionismo, es la prisión
del debería ser; la obsesión de la perfección vivida con alegría es consagración.
Una pizca de alegría en la tristeza es serenidad. “La paz comienza con una
sonrisa” Madre Tersa de Calcuta.
Los impulsos se han de volver pulsos y los pulsos ritmos, una vida vivida
rítmicamente es una vida en armonía. Si negamos nuestros impulsos no vamos a
tener pulso ni ritmo. Si dejamos desbordar nuestros impulsos nos ahogamos en
ellos y en cualquier caso no podemos vivir nuestra vida con responsabilidad
entonces nuestros deberes se convierten en una pesada carga, no podemos
disfrutar, nos perdemos el gozo de la vida y gozo es levedad.
La responsabilidad lleva implícita la paz; “El fruto del servicio es la paz” Madre
Tersa de Calcuta. La paz es la pausa, cuando no entramos en pausa somos
irresponsables, perdemos el ritmo, la vida es oscilación rítmica, la enfermedad es
pérdida de ritmo. En la pausa habita el alma, solamente desde el silencio y la
pausa, nace lo que es significativo. El arte sublime del contacto con el alma, es el
de mantener la mente firme en la luz. Cuando tenemos la mente firme en la luz del
entrecejo, en el sexto chakra que es el centro integrador de los centros, del
hemisferio derecho e izquierdo, de lo masculino y lo femenino, de la personalidad
y el alma; estamos sintetizando toda nuestra personalidad; nuestro cuerpo físico,
emocional y mental se unen en una corriente coherente, se integran y forman una
sola unidad. A esa unidad la llamamos la personalidad integrada y en la
personalidad integrada el alma se revela en la vida cotidiana. “Por sus obras los
conoceréis” Mateo 7, 15-20.