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La escultura
La representación escultórica, en escenarios tanto públicos como privados, era una auténtica pasión para
los romanos. La estatuaria romana, aunque poderosamente influida por la griega, se centraba en la
exaltación de altas personalidades, más que la temática religiosa y mitológica de la escultura griega. El
retrato fue, pues, el motivo más cultivado en las estatuas romanas.
El retrato esculpido
Las efigies más representadas y veneradas en la estatuaria romana eran, lógicamente, las de los
emperadores, cuyas imágenes llegaban a todos los rincones del imperio para estimular la fidelidad de los
súbditos. Las representaciones imperiales fueron inicialmente de carácter helenizante.
La inspiración en el clasicismo griego de la época de Julio César (100-44 a.C.) y Augusto (63
a.C.-14 d.C.) se caracterizó por la idealización y la representación simbólica de las virtudes del
personaje esculpido.
Posteriormente, en la época de Claudio (10 a. C.-54 d. C.) y Nerón (37-68) se intensificaron los
efectos de luz y sombra y se acentuó la preocupación por el realismo, tendencia que se mantendría
durante las dinastías de los Flavios, los Antoninos y los Severos.
A partir del siglo III el retrato inició una rápida evolución hacia la simplificación geométrica.
El parecido físico dejó de interesar al artista, para optar por una representación simbólica
caracterizada por el hieratismo. Propios de este periodo son los retratos de Constantino I el
Grande (h. 280-337).
Estela con la representación del abrazo de los Augustos, Diocleciano y Maximiliano (siglo III).
La pintura y el mosaico
Las pinturas se empleaban en Roma fundamentalmente en la decoración de las paredes de las viviendas.
Se solían adornar con elementos decorativos como falsos marcos o imágenes arquitectónicas que
reproducían templetes y columnatas, combinados con figuras humanas.
El mosaico, empleado especialmente en la decoración de suelos, reproducía diseños geométricos o
figuras humanas. Se empleaban teselas de tamaño más o menos grande con efecto esencialmente
expresivo y decorativo (opus tessellatum), o bien teselas muy pequeñas, que permitían alcanzar un gran
nivel de detalle en las composiciones (opus vermiculatum).