Está en la página 1de 6

LA PRUEBA EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL COLOMBIANO

ENSAYO

Por: ANDRÉS FELIPE LÓPEZ VÁSQUEZ

UNIVERSIDAD DEL CAUCA. SEDE NORTE, IX SEMESTRE. DERECHO.

La prueba en cualquier proceso jurídico es un elemento imprescindible o sine qua non, la

falta de este elemento generaría dudas razonables al momento de esclarecer un caso, así mismo,

vulneraria principios constitucionales como el debido proceso, principio de eficacia y eficiencia,

así como el derecho a la defensa y el derecho de contradicción.

En este escrito pretendo exponer de manera breve que en el derecho constitucional y en lo

procesal constitucional la prueba es un elemento de especial importancia, donde el juez

constitucional goza de potestades distintas o superiores para decretar y valorar pruebas, en

relación con otras jurisdicciones, lo que hace que se configure un derecho probatorio

constitucional de características muy principales.

Para comenzar, es preciso entender que el derecho constitucional esboza los fundamentos

jurídicos expresado en principios, valores, derechos y garantías en los que se enmarca el estado

social de derecho contenidos en una carta política llamada Constitución.

El derecho constitucional colombiano a su vez, dispone de una serie de acciones o

instrumentos al alcance de los ciudadanos, con el fin de proteger o amparar sus derechos

fundamentales consagrados en una constitución, así mismo dispone de mecanismos para tutelar la

supremacía de la constitución.

Ahora bien, las diferentes acciones constitucionales requieren un proceso o tramite legal

que dispone el derecho procesal constitucional, esto es, una jurisdicción, una competencia, unos

términos, unos efectos, entre otros. No obstante lo anterior la prueba que requieren estas acciones
constitucionales tiene un manejo diferenciado en términos de facultades oficiosas o de

discrecionalidad del juez al momento de su valoración.

La acción de tutela por ejemplo es un mecanismo procesal constitucional incorporado a la

constitución de 1991; tal como lo afirma Nisimblat (2012): “En 1991 la Constitución Política

incorporó al ordenamiento jurídico interno colombiano el recurso de amparo, que desde 1948

había ordenado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, denominado Acción de

Tutela y con ella un nuevo concepto de jurisdicción constitucional (p. 324)”. Esta acción se ha

convertido en toda una institución constitucional dado su amplio empleo por parte de la

ciudadanía colombiana para requerir al estado la protección o tutela de sus derechos

fundamentales.

Siguiendo el tramite procesal contemplado en la normatividad que regula la acción de

tutela en Colombia, encontramos un emisor, un destinatario (de la querella constitucional), unos

hechos, unas peticiones (basadas en la violación de derechos fundamentales), unas pruebas,

fundamentos legales y anexos; entre otros. En términos de lo probatorio en la acción

constitucional antedicha cabe hacer al siguiente precisión:

(…) la Corte constitucional trazó unos lineamientos básicos para el adecuado manejo de

las herramientas procesales que brindan tanto el artículo 86 de la Constitución, como el

Decreto No 2591 de 1991, reglamentario de la Acción de Tutela, y el No 306 de 1992,

reglamentario del 2591 de 1991, pues debe entenderse que la aplicación del principio de

eficacia que ordena resolver el litigio en 10 días, no es óbice para que se desconozcan los

demás derechos inherentes a la persona en el trámite de cualquier proceso judicial, bajo un

principio rector denominado “audiencia bilateral” o “contradicción”, que rige y determina

la actividad probatoria (Nisimblat, 2012, p. 324).


En el inciso anterior, puede apreciarse que por el termino perentorio fijado para el tramite

judicial de la acción, la valoración probatoria no es el eje central del análisis que hace el juez,

mas bien, dicho análisis va mas allá, tutelándose la supremacía de al constitución política y lo que

ella emana en términos de derechos fundamentales.

(…) sobre el tema probatorio en Acción de Amparo y de Tutela, llevó a la conclusión de

que no existe, o no ha sido reconocida, una Ciencia o Disciplina Probatoria Constitucional y ello

en parte porque, como lo señala Rubén Hernández Valle, en los procesos de amparo

constitucionales la violación o amenaza de un derecho fundamental se debe acreditar sin mayor

debate probatorio, tal como se deduce de la regla consagrada en el artículo noveno del Código

Procesal Constitucional de Perú, según la cual en los procesos constitucionales no existe etapa

probatoria y “sólo son procedentes los medios probatorios que no requieren actuación, lo que no

impide la realización de actuaciones probatorias que el juez considere indispensables, sin

afectar la duración del proceso”, lo cual impide el decreto de aquellas pruebas que requieran de

práctica o producción procesal tal como lo son el testimonio, la declaración de parte, la

inspección judicial, y el peritaje, entre otros, por requerir de un período probatorio (Nisimblat,

2012, p. 336).

En contraposición con lo anterior, en el ordenamiento jurídico constitucional colombiano,

específicamente en materia de acción de tutela y su acervo probatorio, según Nisimblat, difiere

enormemente con lo estipulado en el artículo 9 del Código Procesal Constitucional del Perú,

dado que en el articulo 22 del decreto 2591 de 1991, se lee: El juez, tan pronto llegue al

convencimiento respecto de la situación litigiosa, podrá proferir el fallo, sin necesidad de

practicar las pruebas solicitadas.


Lo anterior, además de indicar las amplias facultades del juez respecto del decreto y

practicas de prueba, conduce a entender que hay unas pruebas que se han incorporado al proceso,

a su vez valoradas y además no todas han contribuido al convencimiento del juez, por lo que es

posible que algunas no sean practicadas; con lo cual saldría a la vista la existencia de una especie

de etapa probatoria sujeta a discrecionalidad del juez constitucional.

Ahora bien, en consonancia con la antes expuesto, la investigación del profesor Nisimblat

(2012), concluye que: “en procesos como el constitucional de tutela el dominio de la prueba lo

tiene un juez revestido de expresas facultades oficiosas en cuanto a la prueba, así como extra y

ultra petita en cuanto al derecho invocado (p. 363).

A su vez Ana Giacometto Ferrer, expone al tenor de su literalidad que: (…) “por fortuna,

el juez constitucional es un verdadero director del proceso, activo, ágil dinámico, conoce

realmente su causa y prepara la audiencia cuando ella es necesaria (p. 194)”

Es evidente que la prueba por excelencia en los procesos contenciosos constitucionales es

la prueba por informes (D. No 2.591 de 1991, art. 19 y Decreto No 2.067 de 2001, art. 13), la

cual tuvo1 un trato definido en el Código de Procedimiento Civil (art. 243 C.P.C.), pero no así en

el proceso contencioso constitucional, bien sea el objetivo de constitucionalidad o los subjetivos

de Habeas Corpus y Tutela (Nisimblat, 2012, p. 340).

                                                                                                               
1  Resaltado es corrección propia.  
A manera de conclusión debe agregarse que el proceso constitucional colombiano hace un

manejo probatorio diferenciado y especial, dado que el juez constitucional goza de amplias

facultades para decretar y practicar pruebas oficiosamente.

En los procesos de acción de tutela, dado lo perentorio de su tramite es posible que se le

demás importancia al derecho o derechos vulnerados y no se detenga en el acápite probatorio, lo

anterior si se tiene en cuenta la posibilidad del juez de fallar ultra y extra petita.

El principio de inmediación es un principio ampliamente utilizado por los jueces

especialmente a al hora de solicitar informes al ente particular o publico que presuntamente

vulnera un derecho fundamental.

Aunque se viene dudando de la existencia de un derecho probatorio constitucional

colombiano, en la praxis del derecho constitucional se ha venido hablando de pruebas y de unas

reglas de decreto, practica y valoración, con lo cual no se está lejos de su estructuración y

establecimiento por parte del legislador.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Nisimblat, N. (2012). Derecho procesal constitucional y derecho probatorio constitucional en


Colombia. Estudios Constitucionales, Año 10, No 2 2012, pp. 323 – 368. Extraído de:
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-52002012000200008.

Giacometto F. A. (2007). Perspectivas del derecho procesal constitucional. Editor: Gabriel


Hernández Villareal. Facultad de Jurisprudencia, Universidad del Rosario. Bogotá. P. 194.

DECRETO 2591 DE 19911. (noviembre 19) Diario Oficial No. 40.165 de 19 de noviembre de
1991. DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA.
Por el cual se reglamenta la acción de tutela consagrada en el artículo 86 de la Constitución
Política. Extraído de:
https://www.ramajudicial.gov.co/documents/10635/19479127/DECRETO+2591+DE+1991+PDF
.pdf/8f3d9967-a77a-496d-adb9-60ec54d7a72f

También podría gustarte