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La pobreza es la situación de no poder satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de

una persona o lo que se relaciona dentro de la vida del mismo, 1 por falta de recursos como la
alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad. La
pobreza puede afectar a una persona, a un grupo de personas o a toda una región geográfica.

También se suele considerar como pobreza a las situaciones en que la falta de medios económicos
impide acceder a tales recursos. Situaciones como el desempleo, la falta de ingresos o un nivel
bajo de los mismos. Asimismo la pobreza puede ser el resultado de procesos de exclusión social,
segregación social o marginación (de manera inversa, el que una persona se vuelva pobre también
puede conducirla a la marginación). En muchos países del tercer mundo, la pobreza se presenta
cuando no es posible cubrir las necesidades incluidas en la canasta básica de alimentos o se dan
problemas de subdesarrollo.2

En los estudios y estadísticas sociales se distingue entre pobreza y pobreza extrema (también
llamada miseria o indigencia), definiéndose la pobreza extrema como aquella situación en la que
una persona no puede acceder a la canasta básica de alimentos (CBA) que le permita consumir
una cantidad básica de calorías por día, y pobreza como aquella situación en la que una persona
no puede acceder a una canasta básica de bienes y servicios más amplia (CBT), que incluye,
además de los alimentos, rubros como los servicios públicos, la salud, la educación, la vivienda o la
vestimenta.3 El Banco Mundial ha cuantificado ambas líneas, estableciendo desde octubre de
2015, la línea de pobreza extrema (indigencia) en 1,90 dólares norteamericanos ($) por día y la
línea de pobreza en 3,10 $ diarios.45

Según el Informe de Desarrollo Humano de 2014 del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), uno de cada cinco habitantes del mundo vive en situación de pobreza o
pobreza extrema. Es decir, 1 500 millones de personas no tienen acceso a saneamiento, agua
potable, electricidad, educación básica o al sistema de salud, además de soportar carencias
económicas incompatibles con una vida digna.2

En la mayoría de contextos sociales la pobreza se considera algo negativo y penoso, si bien en


algunos ámbitos de carácter espiritual o religioso la pobreza voluntaria se considera una virtud por
implicar la renuncia a los bienes materiales —voto monástico de pobreza. Históricamente la
pobreza ha sido valorada de muy distinta forma según la ideología o ideologías de cada época;
así[aclaración requerida] ocurría en el pensamiento económico medieval. Distinta de la pobreza
voluntaria es la vida austera o vida sencilla, cercana a posiciones tanto espirituales como
ecologistas —decrecimiento.

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