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SEMINARIO DE B.

AUCOUTURIER
MADRID, OCTUBRE-2003

TEMAS:
1. La Práctica Educativa y Preventiva
2. Nueva conceptualización
3. El sufrimiento del niño.
4. Terapia Psicomotriz

I. PRACTICA EDUCATIVA Y PREVENTIVA

Es Práctica Educativa y Preventiva. Ayudamos al niño en la PPEP a


representar por la vía del cuerpo; es decir, acceder a la simbolización.
Simbolizar por la vía corporal sobre un fondo de placer es jugar. Es preventiva
porque si ayudamos al niño a representar, se atenúan sus angustias. Un niño que
tiene capacidad de comunicación y creación es el que puede relacionar su placer
de jugar y sus angustias.
Ahora bien, es necesario un cierto grado de angustia porque así el
niño busca compensarla a través del juego. La patología aparece cuando no
puede compensar su angustia a través del juego, ésta no se puede “evacuar”, no
es asumible, existe y tenemos que encontrar el medio de atenuarla. Toda
simbolización, ayuda a superar las angustias.
Se dan grados de angustia y es lo que diferencia patología y
normalidad.
El psicomotricista tiene que comprender dónde falla la capacidad de
simbolizar del niño, lo cual nos liga al “fantasma”.
El Adulto y el niño no distan mucho en sus sentimientos profundos de
angustia, miedo, depresión...nada cambia, excepto la forma d expresión. De ahí
que cuando detectamos el fondo de su malestar (más allá de lo puramente
fenomenológico), se producen resistencias y proyecciones.

MOMENTOS DE LA SESIÓN:
Hay un tiempo para la expresividad motriz y otro para la
expresividad plástica y lenguaje.

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EL CUENTO:
El cuento se puede situar entre la E.M. y la E.P. o al final de la sesión.
Su función es reasegurar al niño por medio del lenguaje. El niño puede
identificarse y encontrar su propia reaseguración. Una segunda función es
para ayudar a los niños que tienen dificultad para distanciarse de sus
emociones, dificultad de descentración. El cuento le permite actuar a nivel
mental identificándose con el héroe de la historia y así atenuar esa dificultad
de separarse de lo vivido a nivel motriz. Es preparar al niño para actuar a nivel
de pensamiento.
Esto hay que prepararlo paulatinamente, no se puede imponer a la
fuerza; ellos escucharán el cuento si están preparados. También pueden
aportar sus ideas al cuento, hay toda un pedagogía para ello.
Si contamos el cuento antes de la plástica es para ayudarle a hacer
ese pasaje de la acción a la simbolización. ¿Cómo pasar del dibujo a la historia?
También se puede poner al final de la sesión, después de la plástica. Tiene más
interés si se cuenta por episodios. Con 2-3 años se puede usar soporte visual, si
se quiere; cada uno tiene que encontrar su propio estilo al contar el cuento.
También valen las canciones con soporte gestual, no importa repetirlas mucho.
En cuanto a los contenidos, es que reasegure al niño contra sus
angustias. Hay que estudiar el análisis de los cuentos.
No hay que leerlos, mejor contados y hacerles participar en los
procesos de reaseguración, inventando una historia que ellos pueden ir
completando, opinando...

EL ENCUADRE:
Hay que definirlo muy bien, también a nivel de institución y padres. El
marco es lo que nos ayuda a situarnos con claridad delante del niño, hacer valer
la ley y explicar nuestro trabajo. Es decir, ser profesional psicomotricista.

DIFERENCIA CON EL PSICOANÁLISIS:


Nosotros nos fijamos en la expresividad motriz del niño, en su evolución
en el espacio, con los materiales..., además no interpretamos.

DESCENTRACIÓN EMOCIONAL:
El descentrarse de la acción tónico-emocional, es condición indispensable
para acceder al aprendizaje escolar. Sin ello, el niño ve siempre el mundo
exterior por el prisma de las emociones y es incapaz de analizarlo porque no
puede reparar las cosas: lo propio y lo que es del mundo exterior. Para

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descentrarse de las emociones hay que vivirlas, pero también hay que hablarlo;
el niño debe hablar de sus emociones, de sí mismo, de lo que le hace sufrir...
Hay una relación entre la resolución edípica y la actividad cognitiva.

PROVOCACIONES:
No se responde a las provocaciones, se deja de lado y luego se
retoma por medio de la palabra (“yo sé por qué haces esto”). El niño que
provoca es un niño que necesita tu atención, tu mirada por encima de los
demás- hay que buscar soluciones psicológicas, no puedo responder a la
agresión.
En la sala no existe la agresión verbal, sí el no.

NIÑOS NO PARTICIPATIVOS:
(A partir de una pregunta sobre niños de dos años que no entran en el
juego de la sala). Si el niño mira al resto de los niños es porque desea ir pero no
tiene la posibilidad motriz. Si se le da la mano y se le acompaña (“Cuando
quieras ir a jugar, yo te acompaño”). Luego, te retiras y observas. Lo
importante es la seguridad afectiva.
Es distinto el niño mayor que no juega, porque es una inhibición.
Hasta los 3 años, el niño prácticamente solo. No hay que dramatizar este
tema, pero a partir de los 3 años podemos preocuparnos un poco.

HACER EVOLUCIONAR EL J. SENSORIOMOTOR:


Hay que ayudar al niño a identificarse con un personaje, para lo que hay
que tener material (capas, máscaras...).

NIÑOS QUE MUERDEN: LA DESTRUCCIÓN DEL OTRO


Hay niños que siguen mordiendo después de 2-3 años. Se puede pensar
que no ha habido una calidad de relación. No condenar al agresor, a pesar de la
víctima y a pesar de los padres del que ha sido mordido. Hay que decirle
(aunque no hable): “¿querías darle un beso? ¿querías decirle algo? Ya te voy a
enseñar a dar besos (damos besos en la mano).
Hay que desdramatizar esta situación. Frente a los niños que muerden:
observar el comportamiento de las madres hacia sus hijos. Morder es amar.
La destrucción oral se prolonga hasta la mano (es una mano que muerde).
Por la evolución neuromotriz, la mano va a sustituir a la boca; suele aparecer el
arañar. Destruir a la madre para existir. Yo actúo para reencontrarte pero
también para actuar sobre ti: destruirte, pero destruyéndote tengo la

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capacidad de reconstruirte mejor. Es una dinámica del inconsciente; una
dialéctica: te hago desaparecer para hacerte reaparecer.
Yo concibo la sala de psicomotricidad como una metáfora del cuerpo de
la madre en el cual el niño vive el placer de jugar sobre el cuerpo de la madre.
En ella, el psicomotricista representa la presencia de la madre que acoge y
acompaña. Un niño que juega con su madre, utiliza los objetos sobre el cuerpo
de la madre. Un cuerpo que se ama y se destruye (amar-odiar).

EXPRESIVIDAD MOTRIZ EN EL BEBÉ:


Cuantas más opciones se le dé al niño de descubrir el placer de actuar,
de moverse en el espacio, más fácil será el progreso. No es estimularle,
partimos de sus posibilidades y dándole un entorno donde pueda desarrollarse.
Aquí se encuentra la calidad de la persona que interactúa con él-ella.
Hay prácticas que se centran más en la observación que en la
intervención. Son las que dicen que basta con que el ambiente sea rico. A mí
esto no me basta. Toda evolución del niño se hace en la interacción con el otro.
Intervenir sin invadir, acompañarle en su placer de actuar y transformar el
mundo. Esto es existir.

La expresividad motriz del bebé es muy interesante observarla a través


de la relación con las personas, el espacio y los objetos. Esto se va a producir
por la calidad tónica y rítmica del niño en el espacio. Hay parámetros:
 El tono
 El ritmo
 Las emociones En la relación con la educadora
 El espacio
 Los objetos

La atención a los objetos, a la persona... es un factor importante y eso lo


vemos en la mirada, en la postura... Hay que estudiar la variedad de posturas
que utiliza para explorar objetos. En cuanto al reajuste corporal, veremos cómo
hace para reencontrar el equilibrio que pierde momentáneamente. Esto es muy
importante en el desarrollo, incluso psicológico. Cuando no ocurre es porque el
niño no ha integrado la imagen corporal para reajustar la postura. Es un
indicativo de la unidad de placer, de la representación de sí mismo.

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En la caida, vemos que si el niño salta es porque puede perder la posición
de pié, por tanto, tiene la imagen “de pié”, por tanto, tiene una representación
de sí mismo.
(Preguntan por el caso de gemelos) Intervenir separadamente con uno y
otro.

II. NUEVA CONCEPTUALIZACIÓN

 Reaseguramiento
Expresión Motriz
 Lugares de la sala
Expresión Plástica y lenguaje

 Niveles de simbolización:
* Corporal
* Lenguaje
* Plástica

NUEVA CONCEPTALIZACIÓN DEL JUEGO SIMBÓLICO:


Se establece un lugar para la Expresión Motriz, que agrupa el del Juego
Simbólico porque el placer sensoriomotriz es también simbólico. Muchas veces
cuando el niño-a salta o corre, se está identificando con un personaje. Incluso
el placer sólo a nivel de musculatura, es simbólico porque este juego
(fundamental para el niño) está animado por fantasmas.
El bebé es transportado en el espacio en brazos de los padres, lo cual él
vive sobre un fondo de placer; esto queda inscrito en el cuerpo: son los
fantasmas de acción. Pero también está el placer de los padres cuando llevan
al niño. Por eso digo que el niño lleva al Otro dentro de sí, pero eso se da a
través de las movilizaciones del cuerpo. A través del Otro el niño-a va a
encontrar la dinámica de placer.
El niño-a va a intentar reproducir, representar en sus acciones las
sensaciones que él ha vivido con sus padres: balancearse, rodar, saltar... son
juegos sensoriomotrices que ya llevan una representación. Lo representa para
su propio placer pero también para encontrar al Otro; le reasegura, por eso lo
repite hasta agotar su placer. Por eso, también son juegos simbólicos.
Esto es nuevo porque anteriormente entendíamos el J. Simbólico como lo
entendía Piaget; pero para mí hay niveles de J. Simbólico. Lo sensoriomotor

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aparece antes que la identificación a un personaje. Todos los juegos del niño se
alimentan a nivel inconsciente por el fantasma de acción. Nacen y tienen su
origen en la calidad de la relación con el padre y la madre: el objeto de amor.

EL FANTASMA DE ACCIÓN:
¿Qué es un fantasma? Es una ilusión de acción, que puede ser, como
ilusión, desmesurado. En ausencia de la madre, el niño-a se forma “ilusiones de
acción”, que evocan la presencia de ella. Toda terapia tiene la función de
recrear esta continuidad que quedó interrumpida: continuidad en la ausencia; o
bien, una presencia en la ausencia.
Por ejemplo, el beso es la evolución simbólica del mordisco; la madre
ayuda a transformar el fantasma de devoración en un acto de ternura.
Winnicott dice que la madre suficientemente buena es la que introduce al niño
en la dimensión simbólica. Así ayuda a la introducción de la realidad en el
fantasma: registro simbólico.

FANTASMA

REALIDAD SÍMBOLICO

Otro ejemplo: dejamos al niño que actúe libremente. Salta, se tira,


rueda... pero el cuerpo tiene sus límites: no puede volar. La realidad se impone
y será ésta la que va a matizar sus fantasma y su acción será simbólica porque
imagina que vuela (como dicta su fantasma) pero está condicionado por la
realidad. Por eso es tan importante dejar al niño-a actuar libremente porque
así se encuentra con la realidad.
¿Qué favorece ese fantasma de acción? El sueño, porque mientras
duerme, sueña intensamente; sirven para la estabilización psíquica. Todo lo que
es vivido con el objeto-madre será fantaseado. El niño autista no sueña porque
no tiene fantasmas.
Otro ejemplo: la competencia del niño a ponerse de pié, está
determinada por la genética, pero esto no es suficiente para mí; creo que está
estimulado por un fantasma de elevación que anima toda la evolución
neuromotriz. Detrás de lo genético está el querer ponerse de pié, que se
conecta con la experiencia del niño cuando es alzado por los padres. Esta es la
dimensión psicomotriz: un fantasma que anima todo lo que es del orden
neurológico.

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Lo que está inscrito a nivel de la acción y el placer, va a producir
fantasmas que se van a transformar a nivel simbólico, por la intervención de los
padres. Pero lo que está inscrito a nivel de sufrimiento, no va a producir
fantasmas, sino fijaciones: angustias arcaicas, ahogamientos, terremotos,
desintegración, troceamiento...
Si estos dolores no son transformados en imágenes, se van a
representar directamente en el cuerpo por medio de lo que llamamos
somatizaciones, o bien, por imágenes obsesivas, invaden por completo.
Entonces, estamos en la patología.

III. EL SUFRIMIENTO DEL NIÑO

LA FALTA:
(A partir de una pregunta) El niño vive en la relación con el Otro el
placer de la acción: las que él hace y las que recibe. Va a fantasear el placer de
las acciones. Pero en el fantasma hay una pérdida porque nunca podrá vivir el
fantasma lo que ha perdido y ahí está la falta. Esta carencia funda nuestra
personalidad, de ahí deriva el deseo. Jamás podremos vivir o encontrar lo que
hemos vivido. No hablamos de revivir. Entre la vivencia y el fantasma hay un
vacío y eso nos lleva hacia delante.

ANGUSTIAS ARCAICAS:
A partir de los 6 meses, hay más desajustes entre la demanda y la
respuesta. Cuando el niño se siente estresado o dolorido, se dan angustias
arcaicas de pérdida del cuerpo (caída, troceamiento, falta de límites, explosión
del cuerpo, rotura del cuerpo...) las encontramos en niños psicóticos, pero más
selectivamente.
El niño va a sentirse unificado en la unidad de placer que viene entre 6-8
meses; se va a empezar a interesar por el mundo exterior y también se va a
interesar por sí mismo, por su cuerpo; esta es la prueba de que está unificado.
Es la calidad de relación que dan los padres al niño, lo que va a permitir que
supere las angustias arcaicas.

(Le plantean el caso de un niño que se vive muy pequeño y está inhibido a
nivel motriz, pero es muy locuaz y sus fantasías son muy catastróficas ). Es un
niño que utiliza el leguaje para refugiarse de sus angustias. Recomiendo la
lectura de Anzieu, “Yo piel”.

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Hay que establecer la relación entre dolor físico y sufrimiento psíquico.
Un niño que no tiene la posibilidad de fantasear suficientemente, culpabilizado
ante ciertos fantasmas, sufre psíquicamente. El sufrimiento psicológico está
siempre ligado a una cierta prohibición de pensamiento. Un niño que sufre es un
niño que no puede pensar, no tiene una producción de fantasmas suficiente para
compensar la angustia y queda la puerta abierta para la angustia de muerte.
Entonces el cuerpo toma el relevo para las somatizaciones o dolores.

(Pregunta por las agresiones sexuales) Aparecen en la sala conductas que


parecen indicar que han sufrido agresiones o que las han visto...
El acceso actual de los niños a material pornográfico, hace que
confundan amor con agresión sexual. Frente a estas situaciones creo que hay
que pasar a otro nivel de simbolización, que no es el cuerpo, hay que parar el
cuerpo: dibujar y hablar. Simbolizar las agresiones sobre el cuerpo ¿El origen
es real o es una fantasía? Que el niño hable en un clima de confianza.
Remite a su artículo “El niño y el sufrimiento” (¿). El primer día nos entregaron los
artículos “La expresión de las angustias en el niño” y “Vivir y comprender al niño”

IV. TERAPIA PSICOMOTRIZ

Hay que tener muy presente la oralidad, la estimulación laberíntica y


la envoltura. La interacción se basa en la reciprocidad de la transformación;
es necesario ser maleable, sin perder la identidad.

Lo que prescribe Terapia es una alteración psicomotriz. Esta resulta de


un fallo en los procesos de transformación recíproca. El origen es muy arcaico,
se sitúa en la relación entre el niño y el Objeto-Madre. Han fallado los
procesos de transformación porque las angustias arcaicas no han sido
suficientemente transformadas. El resultado es el déficit de este placer de
transformación del cuerpo. Hay un déficit de integración psíquica y, por tanto,
de integración de fantasmas, que nacería de la interacción recíproca.
La alteración psicomotriz se sitúa en los primeros meses: Los niños
tendrán muchas dificultad para crear acciones simbólicas, por tanto, para
ajustarse al mundo real.
Lo que está en juego es la identidad: permanencia de sí mismo en la
variedad de experiencias de sí mismo. Es el cuerpo el que tiene la vía

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privilegiada para experimentar la integración psíquica. La inestabilidad motriz
es el ejemplo que ilustra mejor la alteración psicomotriz.
Será necesaria una terapia psicomotriz para ayudar al niño a vivir un
proceso de transformación corporal en la relación con el terapeuta:
1º) Establecer una relación privilegiada a nivel tónico-emocional, para...
2º) Ayudarle a liberar sus fantasmas y...
3º) Facilitarle la simbolización.
La estrategia es la que denominamos “de rodeo”, que afecta a la
oralidad, principalmente. Los juegos van a centrarse sobre la destrucción y
devoración, juegos de placer sensoriomotor y de envoltura: es decir, juegos de
reaseguración profunda. Los juegos de identificación al agresor (devoración y
destrucción) son fundamentales en terapia psicomotriz.
Todo ello no puede hacerse si no existen resonancias tónico-emocionales
entre el niño y el terapeuta, si se interactúa más allá del lenguaje. Ello permite
al niño liberar fantasmas, ligados al placer sensoriomotor y a la envoltura, así
se abre a la dimensión simbólica.
El síntoma queda “de lado”, no trabajamos sobre el déficit. Trabajamos
sobre la restauración de lo simbólico, con una estrategia de rodeo. Trabajamos
sobre la causa, donde se origina la alteración psicomotriz.
Ayudar al niño a reconstruir la unión entre lo coporal y lo psíquico. La
condición es la calidad de la relación, interactuar con placer. Ahí podemos decir
que está en el mundo de la reconstrucción (por el juego y el lenguaje).
Los juegos de persecución son juegos de reaseguramiento profundo, el
error es atrapar al niño y retenerlo, ya que en ese momento, él no tiene poder
sobre el adulto, el niño-a tiene que poder escapar para demostrar que es más
fuerte. Esto es ser compañero de comunicación. Es un juego al que responden
incluso niños débiles profundos.
Cuando hay alteración psicomotriz es porque el objeto externo no se ha
dejado transformar, entonces, hay que destruirlo. Lo voy a relacionar con la
fase edípica. La resolución del edipo va a modificar la relación tónico-emocional
del niño, que consiste en cierto descentramiento que le va a permitir el acceso
al aprendizaje escolar.
Relación entre pensamiento mágico y Edipo
En el pensamiento mágico, el niño proyecta sobre el mundo exterior lo
que él es. En torno a los 4 años, hay una reciprocidad de la mutilación del padre
hacia el hijo. Cuando el niño resuelve el edipo, sale del pensamiento mágico y
accede a la descentración. Todos los niños que van a ayuda tienen problemas de
identificación.

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Lateralidad:
Se termina hacia los 6 años. Hay que hacer vivir el placer de
equilibrio/desequilibrio. De nuevo, insistimos en que no hay que trabajar sobre
el síntoma.
Padres:
Cuando trabajamos en terapia, en las entrevistas con los padres, hay que
hablar con palabras claras: qué hace el niño. Hablar del trabajo profesional.
Hay que enunciar claramente el objetivo de la práctica.
Los padres jamás entran en la sala. El contrato terapéutico que
establezco en ellos es que nunca pregunten al niño qué ha hecho. Tampoco
respondo a su pregunta sobre si ha trabajado bien.
Tenemos que construir el propio discurso profesional para explicárselo a
los padres, evitando la jerga psicológica o psiquiátrica.
No tengo sesiones con los padres porque ellos ya están en el niño.
El psicomotricista es un especialista de las demandas del niño por la vía
no verbal.
Nunca ofrecerse a los padres como modelo. Yo voy a estimular lo que es
positivo en el niño y en la madre. Le diré “observa a tu hijo, te llama con la
mirada, con la sonrisa... intenta responder”.
Cuando el niño se niega a entrar a la sala o hay un vínculo muy fuerte
entre madre e hijo-a, es posible que entre a la sala, por algunas sesiones y
decirle “cuando esté lista, sienta que está bien, puede salir”. No cuando el niño
esté bien, sino ella.
Diagnóstico
El examen psicomotor ponen en evidencia las disfunciones (Piq y
Vayer...). En mi orientación, no se trata de diagnóstico, sino de una observación
continuada. Porque el síntoma yo lo conozco, todo el mundo me habla de ello; lo
que a mí me interesa es qué relación hace el niño con un adulto. Lo que quiero
comprobar es qué es capaz de hacer, no lo que no puede hacer.

Sesión de terapia (vídeo)


(Presenta el vídeo de un niño de 3 años y medio. Llega con síntomas de
violencia, peligroso, agresivo, estando a punto de expulsarlo de la escuela)
Escuché la historia después de la observación. El padre es alcohólico y
drogadicto. Al padre le llevan al hospital en la ambulancia, acompañado por la
madre y el niño. Cuando tiene dos años y medio, se separa del padre. La madre

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vive ahora con otro compañero, que es muy duro con el niño. En la sesión que
presento el niño va a cambiar. Lo que yo quiero es ver si puede establecer una
relación con un adulto. Me va a dar sus verdaderas capacidades.

En la sesión yo veo el siguiente proceso en el niño:

DESTRUCCIÓN
AGITACIÓN IDENTIDAD
(no incluye a BA en (j. del
el juego) escondite)
(Se fija en BA)

DIBUJO Y JUEGO
HABLA JUEGO SENSORIOMOTOR
RECOGE
DE SU SIMBÓLICO (mantiene a
Hª distancia a B.A.,
(un barco) pero le cuenta lo
que hace)

* * *

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