Está en la página 1de 16

ética

La ética, como rama de la filosofía, es una


teoría del comportamiento moral de los
hombres en la sociedad, guiada por valores
del bien; es también una reflexión racional
sobre la moral, que se refleja en actitudes y
conducta de vida. Se basa en principios, tales
como libertad, voluntad o razón.

Bull's Eye. (s. f.). Three people walking through a doorway in a giant book [ilustración].
Tomado de http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/42-34718487/three-
people-walking-through-a-doorway-in?popup=1
José Antonio Marina (2002) considera al
individuo como punto de partida de la ética.

A partir del individuo surgen dos discursos


diferentes, uno, que permite al sujeto
individual comprenderse a sí mismo, hacerse
cargo de su propia vida, adueñarse de sus
capacidades, orientarse en el camino. El otro
discurso se dirige a la ética normativa, que
despliega las implicaciones de ese modelo.

Ravelo, A. (s. f.) Inocencia [acuarela].


Muchos especialistas en ética la abordan desde esta perspectiva.
Michel Walzer sostiene que los criterios de justicia descansan
sobre la manera en que una sociedad define sus necesidades y se
autointerpreta. Para Martha Nussbaum, la idea de vida buena se
refiere al conjunto de cualidades internas y externas que definen un
modelo deseable de persona humana. Charles Taylor hace una
defensa del retorno al sujeto. Para él la vida moral es la historia de
nuestra constitución como seres morales. Rawls parte de un
modelo de persona como ser libre y racional, antes de embarcarse
en una ética de procedimientos.
La ética busca propiciar la libertad para actuar conforme valores
morales e intelectuales. A través de la ética se puede construir la
buena vida según tu manera de ser. Esta ética es a la que se dirige
el curso; sin embargo, no está de más conocer algunos
antecedentes básicos de la ética, que se presentan enseguida.
Existen dos teorías éticas:

a) Consecuencialista o teleológica. Evalúa el comportamiento en


términos de consecuencias, cuya meta es maximizar el placer y
disminuir el dolor. A ella pertenece la corriente hedonista.

b) No consecuencialista o deontológica. Evalúa el comportamiento


en términos de adherirse al deber u obligación, sin importar las
consecuencias. En ellas el resultado no es lo cuenta, lo que
importa es cumplir con el deber, como se asegura en la teoría
kantiana.
En la Grecia antigua (siglo V a. C.) surgen tres
grandes filósofos: Sócrates, Platón y
Aristóteles, quienes establecieron la sabiduría
como el paradigma de la existencia; en ella, la
percepción verdadera de la realidad se
convierte en la clave para orientar la vida
individual y social. Para estos filósofos, areté o
virtud máxima se encuentra en el amor a la
sabiduría y en la vida que le corresponde a
cada quien.

Purcell, C. (s. f.). Side view of Plato by Drosos [fotografía]. Tomado de http://www.corbisimages.com/stock-
photo/royalty-free/PT001925/side-view-of-plato-by-drosos?popup=1
En su Ética nicomaquea, Aristóteles plantea una jerarquía del Bien, para
entenderlo y saber cómo puede construirse una ética. La distinción aristotélica
entre perfección primera y segunda presenta los siguientes rasgos:

• Un ser humano por joven, inmoral, ignorante o torpe que sea, tiene una perfección
primera, la perfección del ser humano, por el simple hecho de pertenecer a la raza
humana, la cual no le viene de un desarrollo moral o cognoscitivo, ya que ser hombre
implica un conjunto de cualidades ontológicas que lo hacen superior respecto a otros
seres. El concepto de perfección primera ha sido remarcado en la filosofía posterior
para establecer importantes cualidades entre las que se destaca la dignidad de la
persona. El ser humano es valioso, o digno por sí mismo, independientemente de las
cualidades que posea respecto a los demás.

• La perfección moral, intelectual, física o de cualquier otro


tipo, como segunda naturaleza o perfección segunda,
también es una importante cualidad de los individuos, pero
no debe confundirse con la perfección primera.
Muchas decisiones actuales sobre problemas
bioéticos o de derechos humanos tienen como
marco de referencia esta distinción aristotélica.
Así, el hombre puede llegar a tener una
perfección segunda a partir de sus propias
acciones, o de su buena suerte; por ejemplo,
quien tiene un organismo saludable es mejor
que quien no lo tiene; quien sabe más es
mejor que el que no sabe; el hombre justo es
mejor que el que no lo es, etc. De esta forma,
el bien es múltiple y diverso.

Wavebreak Media LTD. (s. f.). Black hand prints forming a circle [ilustración]. Tomado de
http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/42-35609601/black-handprints-forming-a-circle?popup=1
En los tratados de filosofía práctica, entre los
que destaca Ética nicomaquea, Aristóteles
desarrolla tres formas en las que el Bien surge
éticamente de la diversidad en la conducta
humana y que son la base para establecer la
jerarquía antes referida.

La primera se refiere al término medio en la


forma de conducirse, la segunda en el hábito,
y la tercera en las virtudes.

Bloomimage. (s. f.). Stack of old books [fotografía]. Tomada de http://www.corbisimages.com/stock-


photo/royalty-free/42-17734008/stack-of-old-books?popup=1
En la primera, se establece que el ser humano
debe actuar con moderación, dejando de lado
los extremos, como la cobardía, la
imprudencia o la precipitación, para evitar
entorpecer la acción. Eso no significa que no
se tenga miedo, sino que la valentía se
imponga a éste.

Ross, D. (s. f.). Profiles of two men looking at one another [ilustración]. Tomada de
http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/42-34719354/profiles-of-two-
men-looking-at-one?popup=1
La segunda se refiere al hábito. Actuar bien es conducirse
de manera equilibrada, pero no basta actuar bien una sola
vez, sino que es necesario acostumbrarse a adquirir ese
hábito. El ser humano es un ser de costumbres; a lo largo
de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones que se
repiten. No basta ser valiente en una batalla; si se está en
guerra, lo natural es que haya muchas batallas en que se
requiera arrojo y valentía. El hombre bueno que busca la
perfección segunda tiene que adquirir buenos hábitos, que
una vez adquiridos se convertirán en virtudes. Lo contrario
a las virtudes son los vicios, éstos también son hábitos,
pero distorsionan el término medio, lo cual se vincula con el
exceso o el defecto. Una persona cobarde que reincide,
adquiere el vicio o predisposición de la cobardía, por ello
adquiere un mal hábito.

Cargo. (s. f.). Profiles of three people standing side by side [ilustración]. Tomada de
http://www.corbisimages.com/stock-photo/royalty-free/42-34718551/profiles-of-three-
people-standing-side-by?popup=1
La tercera se refiere a las virtudes; su origen se
ubica en la capacidad intelectual y la voluntad.
Establecida dicha premisa, Aristóteles se pregunta Visual Mozart. (s. f.). Happy person
cuál de las dos facultades, la inteligencia o la standing on a pencil and holding a
large eye [ilustración]. Tomada de
voluntad es más importante para poder establecer http://www.corbisimages.com/stock-
una nueva jerarquía. El filósofo argumenta que la photo/royalty-free/42-
34722759/happy-person-standing-on-
inteligencia es superior a la voluntad, ya que la a-pencil-and?popup=1
razón sirve como medio de la inteligencia para
imperar sobre la naturaleza inferior del hombre,
según los dictados o las directrices de la razón.

La razón es la que posibilitaría al hombre por medio


del conocimiento de la realidad y del orden reinante
en ella, a establecer el término medio en cada
circunstancia, en dictar cómo se debe actuar, en
saber cuál es el mejor modo de vida, mientras que
la voluntad, teniendo en cuenta los juicios prácticos
de la razón, imperará sobre todo su ser,
especialmente sobre las facultades inferiores, para
seguir los dictados de la razón. Si bien cada facultad
tiene su importancia, la inteligencia actúa como fin
último respecto de la voluntad.
Como ya se dijo, dentro de las virtudes intelectuales, Aristóteles considera
como la más alta a la sabiduría, que es el conocimiento práctico para
poder establecer en cada ocasión o situación, las acciones que son más
acordes a nuestro carácter superior. En este sentido, el sabio es el que
sabe lo que hay que hacer en múltiples situaciones.

La realización del bien exige un conocimiento de la verdad. Quien ignora


cómo son verdaderamente las cosas, no puede actuar adecuadamente.
Aristóteles asocia el orden con la sabiduría. El hombre sabio debe
descubrir el orden que reina en la naturaleza para actuar en
consecuencia. Justamente el mal es el desorden.
Referencias:
Guerrero, L. (2008) ¿Quién decide lo que está bien y lo que está mal?
Ética y Racionalidad. México: Universidad Iberoamericana.

También podría gustarte