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EVOLUCION Y PERSPECTIVAS
Raúl Borello
I.- INTRODUCCION
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Nos referimos a la perspectiva normativa, formal (es decir la que interesa a la Ciencia del
Derecho en su factura tradicional y positivista), que se desinteresa por cualquier aproximación
sociológica, valorativa, histórica, ideológica, etc….
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derechos de carácter inalienable (ya que nadie, de ninguna manera, puede quitárselos)
e independientes frente a cualquier factor particular (raza, nacionalidad, religión,
sexo, etc.).
Pero no todos los derechos son derechos humanos. Estos últimos tienen como
peculiaridad la dignidad del hombre. Es decir se trata de derechos esenciales
sin los cuales la existencia deja de ser humana para ser infrahumana. La
vida, la libertad, la integridad física, la educación, el acceso al agua potable, la
atención de las enfermedades, la práctica de un culto de acuerdo a la fe de
cada persona, la debida atención que merecen las personas discapacitadas, la
protección de los ancianos, la no discriminación por razón de género, la
prohibición del trabajo para los niños, el trato humanitario para los inmigrantes
(y sigue así una larga lista de necesidades básicas que todos los países deben garantizar)
subsumen en esta categoría. Como bien lo ha señalado López Calera, todas
las definiciones de DD.HH. revierten a poner de manifiesto exigencias o
facultades del hombre que han de ser respetadas y realizadas y sin las que el
hombre dejaría de ser propiamente hombre siendo negado en lo que le es
más propio e inexcusablemente suyo3.
Quiere decir ello que los derechos humanos son un concepto histórico,
esto es, que su consideración ha de hacerse atendiendo a las coordenadas de
espacio y tiempo, que delimitan unos sistemas sociales, políticos y jurídicos
3
López Calera, Nicolás: “Introducción al estudio del derecho”- Universidad de Granada; 1981,
pag. 145.
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Nos remitimos al profundo trabajo “La fundamentación de los derechos humanos”, de Antonio
Pérez Luño; Revista de Estudios Políticos- Num. 35. Madrid. Octubre de 1983.
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con sus correspondientes ideologías legitimadoras 5. Pero – sostiene López
Calera- , a pesar de fundamentaciones tan diversas y de objetivos ideológicos
y políticos tan contradictorios cabe encontrar un cierto denominador común. En
este sentido, la historia de los DD.HH. representa el esfuerzo continuo del
hombre, la lucha incansable de las sociedades a favor de que el poder político
respete efectivamente un mínimo de valores, exigencias o posibilidades
humanas. Claro que –históricamente- no ha habido unanimidad sobre ese
mínimo, pues como veremos en el punto siguiente en cada época ha variado
el catálogo de DD.HH.
5
López Calera, N.: op. cit. pag. 146.
6
García Ruiz, José Luis: “Introducción al Derecho Constitucional”; Universidad de Cádiz; 2010.
7
García Ruiz, José Luis: op. cit. pag 67 y ss.
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y, en su caso, religiosa, etc. Se trata de derecho en
(libertad de pensamiento)
relación con la persona individualmente considerada:
• el derecho a la vida
• el derecho a la libertad
• el derecho a la privacidad
• el derecho al honor
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pretender la misma calidad de servicio en un país desarrollado de un
país en vías de desarrollo.
9
García Ruiz, José Luis: op. cit. pag 74 y ss.
10
Sagues, Néstor: “Elementos de derecho constitucional”- Tomo 1- Ed. Astrea- Bs. As. 1993,
pag. 15.
5
• el derecho a una retribución justa e igual remuneración por igual tarea
• el derecho a huelga
• el derecho a la educación
11
Figueroa, Ana María: op. cit.
6
3.- El Estado democrático de derecho: los DD.HH. de la tercera
generación.
• el derecho a la paz
7
• el derecho de protección del patrimonio común de la humanidad
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incluyó en su campo la cuestión de los derechos y libertades fundamentales del
hombre. Esta tendencia se hizo evidente desde la Carta de las Naciones
Unidas16, cuando el derecho internacional público ya puso en la órbita del
bien común internacional la protección- también internacional- de los
derechos del hombre y comenzó a darles cobertura a través de tratados,
convenciones, pactos y organizaciones que han alcanzado, a veces, a
ascender a nivel de jurisdicciones supraestatales para los Estados que se
hacen parte de ellas17.
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que destrozó sus piernas. Tenía 23 años y militaba en grupos cristianos.
Gracias a su lucha se sancionó una ley (aún vigente) mediante la cual el Estado
debe garantizar – en sus empleos- un cupo de 5% para personas
discapacitadas. Paralelamente trabajaba en la fábrica Alpagatas, donde
conoció s su mujer, Gertrudis. En 1978, un “grupo de tareas” secuestro a José,
Gertrudis y a la pequeña hija de ambos. Los vieron pasar – a toda la familia-
por el centro clandestino “El Olimpo” en 1979. A él lo llevaban en su silla de
ruedas. Dos días después, la silla apareció sola, como señal clara de su
desaparición. Tampoco se supo más nada de su compañera Gertrudis. Los
genocidas le secuestraron su hija y – como se acostumbraba en la época- se la
dieron a un Coronel de familia “decente”. Gracias a la labor de las Abuelas de
Plaza Mayo, la ahora adolescente pudo conocer su verdeara identidad, recién
20 años después. Fue esta joven quien emprendió la lucha contra aquellos
integrantes del “grupo de tareas”: Julio Simón (alias “El turco”) y “Colores” del
Cerro. De allí el nombre del fallo: “Simon”.
Se llega así al caso “Simón”, que también invalida las leyes 23.492, de Punto
Final y 23.521 de Obediencia Debida. A partir de esta sentencia, centenares de
miliares que habían participado activamente en crímenes, torturas y otras
vejaciones a los derechos más elementales, comenzaron a ser procesados y
condenados.
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La primera de ellas limita el plazo para la presentación de denuncias por la represión. La
segunda “acota” la responsabilidad de los crímenes solo a los miembros de las Juntas Militares.
Es decir que con estas leyes, la mayoría de quienes habían participado en actos de crímenes, y
violaciones a los DD.HH. quedaban impunes.
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Seguidamente reseñaremos- brevemente- esta sentencia, en la cual la Corte
declaró la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que – como
dijéramos- habían impedido la prosecución de crímenes cometidos en la
dictadura militar de 1976-83, permitiendo en consecuencia la prosecución de
las causas penales que estaban paralizadas desde la década del ochenta.
“Al momento de sancionar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final existía
un doble orden de prohibiciones de alto contenido institucional que rechazaba
toda idea de impunidad respecto de los Estados Nacionales. Por un lado, un
sistema internacional imperativo que era reconocido por todas las naciones
civilizadas y, por otra parte, un sistema internacional de protección de los
derechos humanos constituido, en el caso, por la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (aprobada el 1° de marzo de 1984 por ley 23.054 poco
tiempo antes de la sanción de las leyes cuestionadas) y el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos" (del voto del Dr. Maqueda).
11
interrogante. Y dice entonces que “la única posibilidad de extender la
imputación de delitos de lesa humanidad a personas que no son agentes
estatales es que ellas pertenezcan a un grupo que ejerce el dominio sobre
un cierto territorio con poder suficiente para aplicar un programa,
análogo al gubernamental, que supone la ejecución de las acciones
criminales (Bassiouni, Cherif M., Crimes Against Humanity in International Criminal Law,
Kluwer Law International, La Haya, 1999, Capítulo 6, especialmente pp. 243/246 y 275) ”.
DERECHOS HUMANOS
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En “Argentinos”- Tomo II (Ediciones B, 2003, pag. 355) Jorge Lanata nos dice: “Tanto
Anderson, como Rouquié o Gillespie, entre otros, coinciden en señalar que la guerrilla nunca
fue una amenaza contra el ejército (…) En las peores exageraciones, el propio ejército llegó a
hablar de 600 combatientes, lo que de todos modos significaba un número mucho menor,
probablemente armado, con apoyo popular cada vez más marginal”.
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Jurisdicción: del latin “juris dictio”, es decir la potestad de “decir” el derecho, de aplicarlo, de
dictar sentencias.
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. «Leso» significa agraviado, lastimado, ofendido: de allí que crimen de lesa humanidad
aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la humanidad en
su conjunto. La definición de crimen contra la humanidad o crimen de lesa humanidad recogida
en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las conductas tipificadas
como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, tortura, violación,
prostitución forzada, esterilización forzada y encarcelación o persecución por motivos políticos,
religiosos, ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual u otros definidos expresamente,
desaparición forzada, secuestro o cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o
atente contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se
cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque.
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allá de sus antecedentes27, su acta fundacional fue suscrita en 1998 28,
convirtiéndose así en el primer organismo judicial internacional de carácter
permanente encargado de perseguir y condenar los más graves crímenes,
cometidos por individuos, en contra del Derecho Internacional. Los crímenes en
que puede intervenir esta Corte se encuentran limitados a los señalados en el
artículo 5 del Estatuto de Roma, que son: el genocidio (art. 6); los crímenes de
lesa humanidad (art. 7);y los crímenes de guerra (art. 8).
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Tales antecedentes son: la creación – por parte de Naciones Unidas- en 1993 de los
Tribunales "ad hoc" para juzgar las violaciones graves al derecho internacional humanitario en
la ex Yugoslavia y el creado en 1994, para juzgar a los responsables de genocidio y otras
violaciones del Derecho Internacional Humanitario en Ruanda.
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En la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas celebrada en
Roma en julio de 1998, se adoptó el estatuto (denominado “Estatuto de Roma”) mediante el
cual se crea una la Corte Penal Internacional con personalidad jurídica internacional
autónoma, de carácter permanente, independiente y vinculada con el sistema de las Naciones
Unidas.
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El gobierno estadounidense a menudo viola la soberanía de otros países con el argumento
de que están ocurriendo violaciones a los derechos humanos en los mismos. A su vez, con
frecuencia apoya los procesamientos de líderes de otros países acusados de cometer crímenes
de guerra. EE. UU. Siempre ha intentado “inmunizar” el procesamiento por crímenes de guerra
a ciudadanos estadounidenses. Así por ejemplo, el ex - presidente George W. Bush rechazó
firmar cualquier tratado relacionado al tema, como por ejemplo el Estatuto de Roma.
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También Baltazar Garzón intentó investigar los múltiples y masivos crímenes
de lesa humanidad cometidos durante la dictadura franquista, cuando muchas
víctimas del franquismo se comenzaron a preguntar ¿Por qué se investigan
desde España los crímenes de la dictadura Argentina y no los del
franquismo?30 Al ser luego suspendido en sus funciones, esas investigaciones
quedaron truncas. Se originó así una “megacausa” en la Argentina
denominada: “Querella argentina 4591/10”, iniciada el 14 de abril de 2010 y en
la cual familiares y víctimas de aquellos crímenes han ido interponiendo sus
demandas en base al los principios constitucionales de la justicia universal.
30
En 2008, cuando el juez se declaró competente para investigar tales hechos, informó que
existen 114 mil desapariciones forzadas y 30 mil niños secuestrados y posiblemente
apropiados, solo entre 1936 y 1952. (Página/12 – 26.03.12- Ed. Impresa, pag. 7.-)
31
El Derecho de Gentes fue una concepción de los romanos, para definir aquel derecho que
pertenecía “a todos los pueblos”. Esta idea de “normas jurídicas comunes a todos los pueblos”,
en realidad fue un invento romano para establecer regulaciones jurídicas con quienes no eran
ciudadanos romanos.
32
En “Verdad, justicia y derechos humanos” (www.profesorjimenez.com.ar)
33
Como bien señala Jiménez, esta excepción (es decir la “extraterritorialidad) no es para
“delitos comunes”. En efecto, Los delitos prohibidos por el derecho internacional generan
competencia extraterritorial si satisfacen al menos los dos siguientes criterios: 1. Deben ser
contrarios a una norma imperativa del Derecho Internacional; 2. Deben ser tan serios y en tal
escala que puedan ser considerados como un ataque al orden legal internacional (los delitos
aislados, aún graves, no satisfacen éste criterio).
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fuera de sus límites territoriales. Como contrapartida – sostuvo Bidart Campos-
el derecho argentino debe asumirse que si el delito contra el derecho de gentes
se perpetuó en nuestro territorio nacional, también ha de admitirse que pueda
existir jurisdicción a favor de un tribunal extranjero, siempre que en el mismo se
guarden las garantías mínimas que hacen al debido proceso y defensa en juicio
del imputado.
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