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Literatura Comparada
02 de diciembre de 2016
otro en 3%
En este trabajo busco sintetizar algunas de las ideas centrales del artículo de Niklas
Luhmann “¿Cómo se pueden observar estructuras latentes?” enfocándome para ello en las
nociones de observación, distinción, indicación y punto ciego. Por otra parte, me propongo
Boaventura de Sousa Santos en “Más allá del pensamiento abismal: de las líneas globales a
mecanismos de prevalecimiento.
varias ocasiones criticada su teoría de sistemas sociales, es que una elaboración lógica
abstracta sería aplicable a cualquier subsistema (neurología, biología, sociología, etc.): “Si
sistemas sociales” (Luhmann 66). El punto de partida es el enunciado de Von Foerster “no
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se puede ver que no se ve lo que no se ve” (60); dicha afirmación será examinada en el
modo, puede despejarse la incógnita “acerca de una mancha ciega como condición de
posibilidad de ver” (60), conocimiento que permite saber que no se ve lo que no se ve, aun
examinar el modo en que “hay que construir para que un observador observe a un
observador” (62), es decir, se encarga de estudiar las condiciones de posibilidad para que
“parece exigir el paso a una lógica de múltiples valores” (62), entendiéndose valores a
falso’.
pero este empleo supone una estructura compleja: al establecerse una distinción se pone un
mismo tiempo hay allí una indicación oculta de que hay otro lado que (en
Observar es, entonces, distinguir, establecer un límite entre un fenómeno observado y otro;
término marcado: por ejemplo, una obra de arte es cara (y no barata), nueva (y no antigua)
o bella (y no fea) (63). Sin embargo, lo que resulta observable en esos casos es la
indicación, el término marcado (en los casos citados, la marca coincide con un adjetivo),
condición de su posibilidad” (63). El punto ciego “Es la distinción misma en la que debe
basarse toda observación” (64), pero Luhmann repara en la abstracción que supone tal
pensamiento (conocimiento), sino también la acción. Pues, al fin y al cabo, los objetivos y
distinción como punto ciego opera no solo en la percepción y el pensamiento, sino también
en las acciones sociales. Las consecuencias de esta proposición son radicales, como se
No podemos saber por qué no lo hemos visto; pues no se puede ver que no
El dilema no es solo que no hay conciencia de las distinciones que el propio observador
utiliza para observar, sino que, sobre todo, “tampoco el observador de segundo orden que
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las distinciones, los puntos ciegos, es a partir del establecimiento de otro sistema de
distinciones, con sus propios puntos ciegos, que tampoco pueden ser observados sin otro
sistema de distinciones con sus propios puntos ciegos, así ad infinitum. De ahí que la
distinción sea lo no-observable; lo visible son las indicaciones, los dos lados que deja el
límite que supone la distinción: “cómo se pueden observar las distinciones que utiliza un
observador para indicar algo, y que por eso en el momento de su utilización operativa no
son observables. Y la respuesta debería ser: sólo con el auxilio de otras distinciones para las
frente a esta posibilidad, Luhmann toma una distancia irónica y propone la noción de
puesto que las cosas indicadas con el prefijo “in” no existen- sólo revela que el hablante
habla sobre sí mismo. Para nosotros es suficiente el concepto de latencia, que se utiliza –de
manera inofensiva- para describir estructuras que sólo pueden hacerse visibles con el
para dilucidar aquellas estructuras, aquellos sistemas de distinciones que operan de manera
invisible, y no el psicoanálisis.
La revisión de lo que se gana con esta postura epistemológica por parte de Luhmann
aclaración de que “en todas las indicaciones (referencias, identificaciones, etcétera) lo que
como punto de partida para operaciones ulteriores” (67). De tal modo, al cuestionar un
identificar sus indicaciones, la elección de un lado (y no del otro), la oposición valórica que
sostiene el edificio discursivo o sistémico. Por otra parte, un enunciado que sintetiza una
consecuencia radical de esta postura epistemológica es que “Sólo se puede observar con el
auxilio de un corte, de un límite, de una muesca, que se puede cruzar, pero no “suprimir”
sin regresar a lo inobservable” (69), lo que supone, además que “Cuando el conocimiento
partir del establecimiento de otra posición de observación que establezca distinciones por
transparente:
de la línea”. La división es tal que “el otro lado de la línea” desaparece como
trazo de un límite invisible (el punto ciego de la observación) que sostiene las distinciones
lo que pertenece a “este lado” y lo que pertenece al “otro lado” de la línea. Sin embargo, la
que pertenece al “otro lado”, lo que no está marcado por la indicación, se produce como no-
como inexistente. Sousa Santos concibe que dicho lado de la línea ha coincidido con el
territorio colonial, en tanto es producido fuera del horizonte de comprensión de las formas
porque se encuentran más allá de la verdad y de la falsedad (33). “Al otro lado de la línea
intuitivas o subjetivas, las cuales, en la mayoría de los casos, podrían convertirse en objetos
o materias primas para las investigaciones científicas” (33-34). No es casual que dichos
sean objetos de estudio: el análisis de dichos tipos de conocimiento supone una traducción a
supone observarlos como sistemas de distinciones que pueden ingresar a “este lado de la
2016, se trabaja con una serie de distinciones que responden al modelo del pensamiento
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abismal. La sinopsis de la serie reza del siguiente modo: “El mundo se divide en dos lados.
Uno abundante y otro escaso. Entre ellos, hay un proceso de selección. A los 20 años, cada
persona tiene una oportunidad. Los elegidos nunca volverán. Constituyen el 3%.”. La
los recursos escasean, hay un 97% de la población que vive en la miseria, la pobreza
absoluta, sin Estado, ni salud, ni derechos, etc. Y, como contraparte, existe un 3% que vive
luces sobre la caracterización de Alta Mar (territorio del 3%) y del Continente (territorio de
97%): “Alta Mar o el Continente, o como algunos dicen, “el otro lado” o “este lado”. Este
proceso garantiza que solo los mejores disfrutemos de Alta Mar. Pero no todos entienden
esto. Como saben, la envidia y el resentimiento dieron lugar a la formación de grupos que,
en nombre de una hipócrita igualdad y con ideas populistas, buscan destruir todo lo que
hemos logrado”. Este lado y el otro, entonces, suponen la indicación que separa la
observación de los sujetos por parte de los administradores del Proceso de Selección. El
miedo del Proceso como institución es lo que logran observar como su contraparte: la
no hay héroes o villanos, ni desigualdad ni injusticia. Porque nosotros sabemos que hay una
única diferencia entre las personas: las que tienen mérito y las que no lo tienen. Y punto”.
Lo que resulta decidor de este enunciado es que, en primera instancia, desecha una serie de
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enseguida, establece la distinción autorizada o legitimada por el poder (del Proceso, en este
caso): meritorio/ no-meritorio. La problemática es que el líder del Proceso decide cuáles
son los parámetros para distinguir a los sujetos del 97% entre un lado y otro de la
distinción.
hijos supondría una carga para la libertad individual y, además, compartir el mérito con una
criatura que no se lo ha ganado (de ahí, también, que el proceso de selección comience a los
20 años y no antes). El punto ciego de la distinción que Ezequiel puede observar como
relación afectiva filial como entre pares aparece vedada del Proceso para privilegiar la
individualidad y el mérito propio. El punto ciego queda al descubierto a partir del trauma,
del choque de las fuerzas invisibles (las afectivas) contra la racionalización del proceso de
por el Proceso, sino las fuerzas afectivas establecidas entre los protagonistas las que
Bibliografía citada
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