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Resumen de La Historia Economica Del Trabajo
Resumen de La Historia Economica Del Trabajo
XIX Y XX
A lo largo del siglo XIX hubo una serie de cambios políticos, culturales y
económicos que hizo que se produjera un cambio en la sociedad.
La burguesía tomó el poder y esto produjo un gran cambio político y en general,
un cambio importante en todos los ámbitos de la sociedad.
En unos países, estas ideas del liberalismo burgués calaron más rápidamente que
en otros, esto se debe a que si las ideas tienen resultados satisfactorios, se
reafirman y se perfeccionan para obtener aún mejores resultados.
Un ejemplo de ello es Gran Bretaña que hizo grandes esfuerzos por sacar a los
jóvenes de la indigencia y a cambio obtuvo un aumento importante del capital
humano.
En cada país también tuvo mucha importancia su propio gobierno para popularizar
la economía liberal.
Entre 1800 y 1900 la población mundial de duplicó, esto supuso un acicate para
que el capital pusiera su atención en el ámbito de la producción y en la distribución
de bienes y servicios.
Esto no era un factor decisivo para que estos países se convirtieran en potencias
ya que hacía falta también un importante desarrollo económico.
También se produjo un éxodo rural que hizo que la población se concentrara
mayoritariamente en las ciudades con lo cual había más mano de obra, hubo un
acelerado proceso de urbanización que se llevó a cabo gracias al aumento de la
productividad agraria.
A lo largo del siglo XIX, la principal fuente de riqueza de la mayoría de los países
siguió siendo la comercialización de los productos agrarios y la percepción de
rentas agrarias.
Sin embargo empezaba a desarrollarse la industria a pasos agigantados pero lo
que realmente era escaso era la mano de obra cualificada.
La innovación tecnológica no fue por sí sola una garantía de éxito, también
necesitaban importar ideas de otros países y en ocasiones las máquinas tan
novedosas no garantizaban un desarrollo rápido.
En muchos lugares, sobre todo en ambientes rurales de la Europa mediterránea,
la revolución industrial no tuvo mucha importancia porque hacían falta muchos
factores para que triunfara y uno de ellos era la mano de obra.
Si finalmente ocurrió el hecho innegable de una revolución de la producción, tanto
agrícola como industrial en el siglo XIX, fue porque el capital tuvo la excepcional
ocasión de disponer de abundante mano de obra.
2. LA OFERTA DE MANO DE OBRA EN EL S. XIX: MODELOS DE
PROLETARIZACIÓN.
Se puede definir un mercado de trabajo libre como aquel en el que el precio del
trabajo se establece en función de la dimensión de la urgencia de la oferta y la
demanda, donde empresarios y trabajadores tienen la misma información sobre
las posibilidades de optimizar las ganancias, y tienen la voluntad de obrar
libremente sin someterse a ninguna presión interpuesta.
Para los asalariados, la libertad consistía en elegir entre empleo y ocio; entre
trabajo asalariado o trabajo por cuenta propia.
En el mundo industrial, la libertad de elegir era patrimonio del trabajador
especialista, que era propietario de sus propios utensilios y celoso guardián de sus
conocimientos.
El disfrute de la libertad era también el resultado de una correcta información.
Ante las incertidumbres provocadas por el mercado, la aspiración de cualquier
empresario era que su empresa se convirtiera en la única compradora de mano de
obra de su entorno, esto es, crear un mercado monopsónico y escapar a la
competencia.
Los mercados monopsónicos de trabajo no sólo se crearon en el entorno de las
grandes minas, plantaciones o fábricas aisladas, también se formaron en el núcleo
industrial europeo.
El consenso entre empresarios y varones adultos fijó las bases de una nueva
economía a nivel moral cuyos términos se fueron consolidando primero a nivel
local y más tarde a nivel territorial y por sectores.
Esto permitió un tránsito de mercado de trabajo regulado y consensuado.
Los gobiernos también tomaron medidas para favorecer y consolidar la formación
de los mercados de trabajo, sus actuaciones se reúnen en varios apartados: en
relación al asociacionismo obrero, a la protección social, a la limitación de la
movilidad de los trabajadores y a la regulación del trabajo infantil y femenino.
Las leyes y sentencias sobre el reconocimiento de la acción colectiva fueron muy
restrictivas a lo largo del siglo XIX, lo que no impidió que los trabajadores
organizaran plataformas de defensa colectiva.
Según Malthus, un exceso de protección a las clases populares supone tres
grandes riesgos:
1- incrementar la población.
2- aumento del desempleo.
3- destrucción del espíritu laborioso de la población.
La supresión de los gremios a comienzos del siglo XIX, no produjo la desaparición
del espíritu gremial. La voluntad de mantener la hermandad y la acción colectiva
se tradujo en la creación de entidades de ayuda mutua, como casas de socorro.
La legalización de los sindicatos en el siglo XIX fue la expresión formal de un
pacto social construido en los puestos de trabajo entre los empresarios y sus
mejores trabajadores.
5. LIBERALISMO, REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y DISTRIBUCIÓN DEL
PRODUCTO SOCIAL.
| |FABRICAS |DOMICILIOS
|
|Salarios anuales masculinos ($) |258 |203.3
|
|Salarios anuales femeninos ($) |118.9 |55.6
|
|Valor añadido/ trabajador ($) |302 |220.5
|
|% de mujeres y niños empleados |31.3 |59.6
|
Los salarios femeninos, aunque fueran empleos muy cualificados, fueron más
bajos que los que percibían los varones adultos.
Las razones de estas diferencias relativas al salario se deben fundamentalmente a
razones culturales o institucionales, muchas mujeres elegían trabajos más
flexibles para ocuparse de las tareas del hogar. El absentismo laboral por razones
biológicas, sociales o culturales impedía que adquiriesen más conocimientos, por
lo que los empleadores ponían reticencias a la hora de poner precio a su trabajo.
A lo largo del siglo XIX, los que recibían rentas ocuparon los escalones más altos
de la sociedad, beneficiados por la demanda de creciente de tierra y fincas
urbanas.
Los propietarios del capital fueron los que se beneficiaron del aumento de los
intercambios, tanto en los mercados internos como externos.
Algunos historiadores afirman que entre 1820 y 1850 los salarios se doblaron,
estos son los optimistas, pero hay otros que son más escépticos, los pesimistas,
que rebajan notablemente el incremento de la capacidad de compra.
La desigualdad en la remuneración de los factores de capital y trabajo se origina
básicamente en la distribución de las ganancias de productividad.
El reparto de las ganancias de productividad tuvo que ver con la dimensión de la
oferta de mano de obra.
6. BASES Y RESULTADOS DE UNA ESTRUCTURA SOCIAL DE
ACUMULACIÓN NEOMERCANTILISTA.
Al comenzar el último tercio del siglo XIX, las economías occidentales sufren una
fase conocida como “la gran depresión”, que puede ser interpretada como una
crisis de sobreproducción.
Para salir de la depresión de tomaron una serie de medidas: la primera de ellas
fue la represión de los que pasaban hambre, de los pobres, y de los
desempleados.
La represión no bastó ya que los movimientos eran tan persistentes que quebraron
los resortes de poder tradicionales y obligaron a los estados a establecer bases
nuevas.
El nuevo liberalismo estaba obligado a reconocer la pluralidad de los intereses
económicos y sociales, y a facilitar mecanismos de participación para la adopción
de las decisiones fundamentales.
Las pequeñas y medianas empresas tradicionales intentaban salir de la crisis
mediante la diversificación de sus productos, el aprovechamiento de mercados
reservados, el incremento de la productividad o la reducción de la calidad de los
salario. Esto dio lugar a una época de muchas huelgas.
Las grandes empresas ensayaron tres formas distintas para ejercer el control
sobre los mercados: la primera fue llegar a acuerdos con otras empresas para
repartirse los mercados sin competir.
La segunda fue la reducción del número de empresas mediante fórmulas de fusión
o absorción, esto lo hacían para evitar la competencia, constituir barreras de
entrada a nuevas iniciativas y obtener mayor eficiencia y competitividad mediante
el empleo de economías de escala.
La tercera fue la creación de una empresa multifuncional o multiunitaria: una
empresa que diversifica sus actividades.
Estas tres formas de desentenderse del mercado condujeron al gigantismo
empresarial.
La fase expansiva del ciclo de larga duración que comenzó hacia 1895 y terminó
con la guerra mundial tuvo grandes cambios en todos los sectores.
En 1913, todas las alarmas se dispararon al derrumbarse uno de los principales
soportes del sistema: el patrón oro, esto fue el preludio de la gran depresión,
aunque se disimuló con la primera guerra mundial.
La gran depresión se explica como consecuencia de una errónea política
monetaria, que mantuvo baja la oferta del dinero y elevó mucho los tipos de
interés.
7. DE LA RIGIDEZ A LA FLEXIBILIDAD: LA OFERTA DE MANO DE OBRA Y
LOS MERCADOS DE TRABAJO.
Las razones que promovieron el tránsito entre las innovaciones mecánicas y las
nuevas propuestas para la gestión de mano de obra fueron tres:
1- Desde una perspectiva tecnocrática, las nuevas máquinas necesitaron la
implantación de nuevos sistemas de gestión.
2- Desde una perspectiva marxista, las máquinas eran una respuesta de la
patronal para evitar que los obreros especializados tuvieran control sobre el
proceso de producción.
3- Desde el punto de vista neoclásico, la nueva gestión era la respuesta dada
por los empresarios a las señales que provenían de los mercados.
Los tres elementos claves del crecimiento económico durante la belle epoque
fueron: la concentración de capitales, la oligopolización de los mercados y la
nueva gestión de la producción.
Las grandes empresas tuvieron que cambiar sus hábitos en la gestión del trabajo
para poder tener plantillas mayores y más estables, prescindiendo paulatinamente
de las viejas prácticas de subcontratación y delegación para asumir más
responsabilidad y dirección centralizada.
Las grandes empresas crearon departamentos de personal cuyas funciones eran:
selección de personal, remuneración y promoción de los trabajadores, relación con
los sindicatos, supresión del absentismo laboral, optimización de los beneficios.
Las pequeñas empresas siguieron utilizando una política de salarios que estaba
basada en la flexibilidad y el empirismo, en cambio en las grandes empresas, la
crisis de los años ochenta motivó un creciente interés por abordar de forma
sistemática la contabilidad de costes y dentro de esta, los costes salariales.
Las grandes empresas tendieron a emplear salarios de eficiencia indizando el
ingreso de cada trabajador al output producido, el más conocido es el trabajo a
destajo.
Adoptar los principios innovadores en la organización de la producción no sólo
requería una gran inversión si no que se necesitaban más las transformaciones
mentales que las mecánicas, pues sin las primeras las inversiones no tenían
mucha utilidad.
Por otra parte, la eficiencia impuesta por métodos ideológicos o despóticos tenía
un inconveniente: generaban antídotos por parte de los trabajadores, estos fueron
tres:
• grupos de resistencia formales dentro de la fábrica,
• el sindicato como organización y
• el socialismo como ideología.
El elemento decisivo en la organización de la producción seguía siendo la división
del trabajo. La base de la organización científica del trabajo es la adopción de
iniciativas indiscutibles de gestión de la producción a partir de la obtención de
datos sobre el rendimiento de las máquinas, de cada obrero…
Como consecuencia de esto surgió la división del trabajo en las empresas y el
trabajo especializado.
Los métodos de Taylor, al principio, costaron mucho establecerse en las
industrias, fue después de su muerte, cuando el conjunto de sus principios fue
reducido por sus sucesores, cuando se fue generalizando.
Las necesidades bélicas obligaron a sustituir la mano de obra masculina por la
femenina a partir de 1914, ésta era más dócil y más fácil de llevar.
Muchos empresarios se opusieron a aplicar los métodos tayloristas expresando
argumentos de orden cultural ya que estos métodos eran considerados falsos y
ajenos a la forma de proceder de muchas naciones, por lo que su introducción
producía tensiones.
En Europa, la implantación del taylorismo y del fordismo fue posible donde los
mercados de trabajo tuvieran una mano de obra abundante, poco cualificada y
desarraigada.
9. LOS MERCADOS DE TRABAJO COMO INSTITUCIONES PERMANENTES.
Desde finales del siglo XIX, el salario se consideró como el principal recurso para
el mantenimiento individual o familiar.
Hay muchas circunstancias que contribuyeron al proceso de extender la
proletarización.
La principal fue la reconversión y modernización agrícola que fue provocada por la
ruina de las economías agrarias familiares.
Esto produjo que millones de jornaleros y campesinos pobres dejaron de poder
cultivar las tierras y al igual que ellos, miles de artesanos dejaron de abastecer los
mercados rurales porque la gente se había tenido que ir a la ciudad, hubo un
éxodo rural.
Los mercados de trabajo ya institucionalizados tendieron hacia un mayor grado de
integración geográfica, el mercado abandonó sus dimensiones locales y amplió
sus posibilidades a mercados regionales e incluso nacionales.
Desde finales del siglo XIX, ya se ve un proceso de integración de los mercados
de trabajo en las distintas regiones de un mismo país aunque es un proceso lento.
Surgieron nuevas profesiones debido a la evolución de la industria.
El proceso de homogeneización de la clase obrera se fue produciendo como
resultado de una doble movilidad laboral y social: descualificación y
recualificación.
Con la revolución industrial de finales del siglo XIX, la industria había nacido con
vocación de oligopolio, la libre competencia era suprimida en los mercados de
mercancías y la libertad de los mercados de trabajo se convertía en un recuerdo
del pasado.
Nacieron los mercados internos de trabajo, que tenían cuatro rasgos
fundamentales:
- Los contratos se firmaban con una duración ilimitada.
- Los nuevos empleos se adscribían por promoción de los trabajadores.
- Los salarios se fijaban en función de la antigüedad del trabajador.
- Las relaciones laborales se regían conforme a normas internas de la empresa.
La permanencia de los obreros en las fábricas era muy inestable por lo que éstas
tenían que dar incentivos para asegurarse que los trabajadores se quedaran,
intentaban retener a aquellos que ya tenían experiencia y que conocían el
funcionamiento de sus máquinas.
A finales de siglo XIX, el desempleo se convirtió en un fenómeno permanente en
los mercados de trabajo.
Después de la primera guerra mundial el problema del desempleo fue desmedido.
Debido a la abundancia de revueltas obreras, las líneas de actuación de los
gobiernos fueron dos: las políticas tendentes a armonizar las relaciones laborales
por la vía del arbitraje y de la negociación y las políticas que tenían como objetivo
la asistencia social y la regulación de los mercados de trabajo.
Los gobiernos legalizaron las organizaciones sindicales y patronales.
La negociación colectiva tuvo un primer impulso durante la primera década del
siglo XX con la expansión del movimiento obrero y la actividad huelguística.
En cuanto a la toma de medidas asistenciales el momento clave para su adopción
fue la primera guerra mundial.
Los gobiernos se interesaron en emprender un cambio de reformas sociales y de
regular los mercados de trabajo.
La intervención pública en materia asistencial se entiende también como una
respuesta a la competencia internacional en todos los frentes.
A finales del siglo XIX se inició la negociación colectiva, los salarios y las
condiciones de trabajo fueron negociadas en nombre de amplios colectivos por
obreros integrados en comisiones, delegaciones o sindicatos.
En la posguerra, las negociaciones colectivas tendieron a convertirse en
instituciones habituales en los mercados de trabajo.
En el primer tercio del siglo XX, la negociación colectiva siguió un camino tortuoso
y diverso según los países.
La actitud de las empresas a la firma de convenios colectivos dependió de
diversas circunstancias económicas, políticas y culturales, como por ejemplo la
naturaleza de los mercados de trabajo.
Hasta bien entrado el siglo XX, el efecto de la negociación colectiva sobre la
estructura del tejido empresarial fue muy tenue.
Uno de los fenómenos de las últimas décadas de siglo XIX fue la aparición del
sindicalismo de masas.
Los sindicatos generales de comienzos del siglo XX tendieron a adscribirse a una
determinada corriente política e ideológica, bastantes sindicatos de la época
fueron creados por partidos políticos.
La estrategia sindical estuvo dictada por los varones adultos cualificados que
fueron quienes finalmente impusieron una determinada línea de conducta respecto
a la negociación colectiva.
10. LAS RENTAS DEL TRABAJO Y LA DISTRIBUCIÓN DEL PRODUCTO
SOCIAL EN UN MODELO ECONÓMICO NACIONALISTA.
Al final de los setenta lo que ocurrió en el terreno de las políticas económicas fue
que lo anecdótico se convirtió en esencial y viceversa.
Se tomaron nuevas medidas cuyo principal objetivo era acabar con la inflación, el
resultado fue el nacimiento de una nueva estructura de acumulación de capital
donde quedaba debilitado el compromiso contraído con los trabajadores y con los
ciudadanos tras la guerra mundial sobre la base de la prioridad del pleno empleo,
salarios según la productividad y servicios sociales para todos.
La quiebra del modelo keynesiano a comienzos de los ochenta dio paso al retorno
más o menos puesto al día de las propuestas liberales que proliferaron en el siglo
XIX, que estuvieron caracterizadas por el utilitarismo, el individualismo y por la
confianza.
Este periodo se ha denominado de muchas formas, una de ellas es el
“posfordismo” por la importancia relativa que ha cobrado el sector financiero sobre
el conjunto de la economía, otras denominaciones son “pos- colectivo”, “edad de la
información”, la “sociedad de riesgo”, de los “nuevos movimientos sociales”, etc.
…., la más asumida ha sido la denominada era de la “globalización”.
La gran movilidad del dinero entre los distintos países ha obligado a instaurar lo
que se ha definido como la sociedad de riesgo; es una sociedad instalada en la
incertidumbre y en la indefensión frente a las fuerzas económicas.
En las dos últimas décadas del siglo XX, las estrategias productivas han sido
diseñadas para no generar crisis de producción o de precios ya que intentaban
ajustarse de forma flexible a las previsiones de la demanda.
La eficiencia de un modelo económico de mide en función de las tasas de
crecimiento económico, la productividad de los factores o el bienestar de los
ciudadanos.
Un sistema no puede ser creíble cuando, cada dos por tres, se suceden crisis
económicas y financieras que cuestionan la posibilidad de obtener beneficios sin
sobresaltos.
Las barreras de la globalización son especialmente notables en el sector de los
servicios productivos y en las transferencias de tecnología que permanecen
ligadas a economías nacionales.
16. OFERENTES Y DEMANDANTES DE TRABAJO EN LA SOCIEDAD
POS-INDUSTRIAL.
Una de las principales fuentes de mano de obra en los últimos veinte años del
siglo XX ha sido el crecimiento de la población mundial y por el incremento de la
población empleada sobre el total, en este aspecto destaca la incorporación
masiva de la mujer al trabajo asalariado.
A comienzos de los años setenta reapareció el desempleo masivo, esto se
convirtió en un problema crónico en las dos últimas décadas del siglo XX.
Las tasas de crecimiento no eran lo suficientemente altas para reducir las tasas de
desempleo ni ofrecer empleo a los que se sumaban al mercado de trabajo cada
año.
En el siglo XX, el desempleo afectó con mayor o menor intensidad a todos los
sectores de la producción en algún momento.
El paro producido por las nuevas tecnologías tenía mayor relevancia en aquellos
sectores con más nivel de sindicación.
En los últimos años del siglo XX, el paro se extiende también al sector servicios.
El desempleo afectó a los trabajadores menos cualificados.
El trabajo era muy precario ya que se caracterizaba por su irregularidad, baja
remuneración y en muchas ocasiones no tenía normas reguladoras.
Un ejemplo de precariedad en el empleo eran el contrato a tiempo parcial y el
contrato temporal.
Por debajo del trabajo precario se encuentra el trabajo en la economía sumergida,
informal o irregular.
En los años setenta, el estancamiento económico provocó que muchos
inmigrantes volvieran a sus países de origen.
Para los países de origen, la migración es un foco de problemas ya que la marcha
de jóvenes es un gran inconveniente, especialmente en la merma de capital
humano.
A partir del siglo XXI, la empresa necesitaría mano de obra altamente cualificada,
capaz de adaptarse de forma flexible a las exigencias cambiantes de la
producción.
Los métodos de especialización flexible se convertían en el nuevo paradigma
productivo porque interesaban por igual a empresas de distintos sectores y
calibres.
17. LOS MERCADOS DE TRABAJO BAJO EL SIGNO DE LA
FLEXIBILIZACIÓN.