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BANCO CENTRAL DEL

ECUADOR

LET IN

AÑO XXXIII Nos. 384-385

JULIO Y AGOSTO DE 1959

Q U IT O , ECUADOR

Imprenta del Banco Central


S U M Á R I O

P ág in a *

□ NO TAS IN F O R M A T IV A S .......................................................................................................... 9

□ REGULACIONES DE L A J U N T A M O N E T A R IA ................................................................ 11

□ EL M ERCADO C O M U N L A T IN O A M E R IC A N O .................................................................................19

□ PERSPECTIVAS DEL C R E C IM IE N TO DE L A E C O N O M IA L A T IN O A M E R IC A N A
H A C IA 1975 .....................-........................................................................................................... 29

E S T A D I S T I C A S

a SIGNOS CO N VE N C IO N ALE S EMPLEADOS EN LOS CUADROS QUE APARECEN


EN ESTE B O L E T IN ....................................................................................................................... 37

a BANCO C EN TR A L DEL ECUADO R:— Estados Consolidados.— Resumen de


la Situación A c tiv a y Pasiva.— A ctivos y Pasivos In ternacionales y Reserva M o ­
ne taria In te rn a c io n a l.— O perac:ones de C ré dito .— Depósitos y O bligaciones 39

a BANCOS PRIV AD O S :— Esícc'cs Consolidados y Condensados, (Balances de


la Caja de C rédito A g ríc o la ).— Resumen de la Situación A c tiv a y Pasiva.—
Volum en de C ré d ito : por Destino, Provincias, Garantías, Plazos y por C uantías.—
Depósitos y O bligaciones ........................................................................................................ 51

□ SISTEM A DE BANCOS DE F O M EN TO :— Estados Consolidados y Condensados.—


Resumen de la S ituación A c tiv a y Pasiva.— Volum en de C ré d ito : por Destino,
Provincias, G arantías, Plazos y por C uantías.— C rédito A g ríco la , por Principales
Productos.— Depósitos y O bligaciones .............................................................................. 65

o RESUMEN DEL SISTEM A B A N C A R IO N A C IO N A L :— C a p ita l y Reservas.—


Bancos Privados: Relación Porcentual entre el C a pital y Reservas y el T o ta l del
A c tiv o .— P orcentaje de U tilid ad e s con respecto al C apita l y Reservas.— Sistema
de Bancos de Fom ento: P orcentaje c!e U tilid ad e s con respecto al ca p ita l y Reser­
vas.'— Cám aras de Com pensación: Sus Operaciones.— C otizaciones del D ólar en
los Mercados O fic ia l Libre y en Nueva Y o rk .— Paridad M o n e ta ria de los países
M iem bros del Fondo M o n e ta rio In te rn a cio n a l.— T a b la de Cotizaciones de M o ­
nedas Extranjeras.— Tasas de Interés y de Descuento .............................................. 79
J u lio y A g o :,to oh 1959 19

EL MERCADO COMUN LATINOAM ERICANO

por ei Dr. R A U L P R ÏB IS C H

Cuando hace algunas semanas el señor licenciado D. Raúl Salinas tu vo la g e n tileza


de in v ita rm e a pasar algunos días en M éxico, para h a b lar acerca del M ercado Com ún L a ti­
noam ericano, no vacilé un m om ento en a ceptar esta in vita ció n , pues siempre me com place
llegar a M éxico , país por el cual tengo una g ra titu d im borrable. Días después, D A g u stín
Legorreta me honró tam bién con su in vita ció n para asistir al a cto de esta tarde, lo cual me
causó una viva satisfacción puesto que si bien los gobiernos te ndrán que tra z a r el m arco ade­
cuado del M ercado Com ún, es la in ic ia tiv a p rivada -— como se d ijo categóricam ente en el
docum ento de M éxico— la que tendrá fu n da m e n talm e n te que lle va rlo a la práctica.

La fu n ció n que estamos ejercita n d o en este m om ento en pro del M ercado Com ún
nos ha llevado en efecto a tra ta r de m antener el más estrecho contacto, no solam ente con
los gobiernos sino con los representantes de la in ic ia tiv a p riva d a para que las fó rm u la s que
podamos llevar a la próxim a conferencia de expertos gubernam entales de donde saldrá el
anteproyecto a que se ha referido D. A g u stín Legorreta, hayan sido previam ente conversadas
con la In ic ia tiv a p rivada de los distinto s países de la A m é rica Latina.

EL M ERCADO C O M U N L A T IN O A M E R IC A N O CONCEBIDO DE C O N F O R M ID A D

CON LAS REALIDADES E C O N O M IC A S ...................... ............

A n te s de e n tra r en m a te ria quisiera hacer una breve exp liccció n de cómo el D ocu­
mento de M éxico, em anado de un c o n ju n to de disting u id a s personalidades la tin o a m e rica ­
nas en tre las que fig u ra D. Rodrigo Gómez, encaró el concepto del M ercado Com ún L a tin o ­
americano. AAe parece esencial d a r explicaciones previas porque con frecuencia se confunde
la ¡dea del M ercado Com ún L a tinoam ericano con la del m ercado com ún de los seis países
que acaban de c o n s titu irlo en la Europa O ccidental.

El proyecto de m ercado com ún la tino a m e rica n o no es por cierto, señores, una mera
copia o tra s u n to del m ercado com ún europeo. Nuestras prim eras ¡deas en esta m ateria
surgieron en verdad por obra de la propia evolución latino a m e rica n a antes de que se creyera
posible en Europa la realización del M ercado Com ún Europeo. Ya en el año 1951 surge
precisamente en la C iudad de M éxico la in ic ia tiv a de un co n ju nto de personalidades cen­
troam ericanas de crear en el seno de la CEPAL el com ité de M in istro s de Economía, de
20 B o l e t ín d e l B a n c o C e n t r a l d e l E c u a d o r

donde h abría d'*1 su rq ir más Larde, recientem ente, uno do los actos más im po rta n te s de la
histo ria económ ica de la A m é rica L a tin a : el T ra ta d o M u ltila te ra l de Libre Com ercio y el
Convenio sobre Equiparación A ra n ce la ria suscritos por los cinco gobiernos centroam ericanos.
Desde aquellos tiem pos, en las publicaciones de la CEPAL aparece con frecuencia la ideo
de que la evolución económ ica de los países latinoam ericanos los estcba llevando a una
situ a ció n ta l de estra n g u la m ie n to que, sin arreglos de progresiva integración económ ica,
estos países se verían llevados a graves problem as de estancam iento económ ico o de vu ln e ­
ra b ilid a d exte rio r. Creo, señores, que ya estamos viviendo en la A m é rica L a tin a estos fe n ó ­
menos. Las publicaciones de la CEPAL nos han señalado un hecho dig n o de toda atención
en quienes siguen estos fenóm enos con preocupación; ¡a tasa de crecim iento del ingreso
real por h a b ita n te en Latinoam érica viene resintiéndose. N o es ésto a nuestro ju icio , a
ju ic io de quienes nos hemos dedicado a estu dia r estos problem as, un fenóm eno circun sta n ­
cial ni tra n s ito rio , es un fenóm eno de ca rá cte r estructural’.

La A m é rica L a tin a ha venido poco a poco d e b ilita n d o su a p titu d de crecim iento


porque no ha sabido todavía a fro n ta r con vigor, con energía y con cla rivid e n cia sus p ro b le ­
mas fundam entales de ca rá cte r e stru ctu ral. Uno de ellos es precisam ente el hecho de pre­
tender ser una excepción en el m undo in d u stria l m oderno, o sea a va n zar en el proceso in e ­
v ita b le de in d u s tria liz a c ió n en 2 0 com partim entos estancos con escasísima com unicación
e ntre ellos.

Las consecuencias de este re la tivo a isla m ie n to en que se realiza el proceso de


in d u stria liz a c ió n no pudieron p e rcib ir cla ra m e n te m ientras ese proceso se lim ita b a a sim ­
ples bienes de consumo corriente, en industrias en que era ra la tiva m e n te fá c il, aún en países
pequeños, a lca n zar la dim ensión ó p tim a de los establecim ientos industriales. Esio no es así
cuando los países avanzados de la A m é rica L a tin a e n tra n de más en más d entro de las com ­
plejas Industrias de bienes de ca p ital. A llí la lim ita c ió n del m ercado esta frenando el desa­
rro llo como está sucediendo en la ind u stria qu ím ica , p e troquím ica y una gran gam a de industrias
productoras de bienes interm edios. Por otro lado, el desarrollo económ ico de la A m érica
L a tin a , sobre todo si se han de recuperar las tasas de crecim iento que tuvim os en el decenio
posterior a la Segunda G uerra, que fue ro n sa tisfacto ria s poro no suficientes, va a necesitar
una ingente c a p ita liz a c ió n , una ca p ita liza ció n m ucho m ayor que la rela tiva m en te escasa
que se ha venido rea lizando en nuestros países con raras excepciones. H asia ahora las fuentes
principales de abastecim iento de bienes de ca p ita l han sido desde luego las exportaciones y las
inversiones extranjeras. Hemos hecho un cálculo bastante o p tim ista de lo que podrían ser
las exportaciones latinoam ericanas hacia el resto del m undo hasta el año de 1975, y nos
hemos puesto tam bién en una hipótesis m uy o p tim ista acerca de la inversión e xtra n je ra ,
op tim ism o que to d avía no podría basarse sobre hechos cum plidos. A ú n b ajo estos supuestos
op tim ista s hemos llegado a la conclusión de que si la A m érica L a tin a ha de crecer con
una tasa igu a l que la que tu vo en el pasado, si ha de recuperar ese crecim ie n to, necesitará
d e sa rro llar una m uy potente ind u stria de bienes de c a p ita l. La producción a ctu a l de bienes
de c a p ita l term inados, excluyendo las reposiciones, podría calcularse con un va lo r de 2 0 0
m illones de dólares de 1 9 5 0 en el c o n ju n to de la A m é rica Latina . Hemos calculado que para
que pueda cum plirse el o b je tivo de m an te n e r la tasa de crecim ie n to del ingreso real, serla
necesario que A m é rica L a tin a hacia 1 975 a u m e n ta ra 25 veces el va lo r de su producción
de bienes de ca p ital. Si ha de c u m p lir este propósito — que no es por cie rto exagerado si
se tiene en cuenta que para ese entonces la población de la A m é rica L a tina que no Mega
hoy a 2 0 0 m illones de habitantes, estará m uy cerca de 3 0 0 m illones de habitantes— ¿conciben
ustedes esa expansión de la ind u stria productora de bienes de ca p ita l en la serie de m er­
cados cerrados que ca ra cte riza n hoy la economía latinoam ericana? ¿Conciben el desarrollo de la
in d u stria de autom otores a costos razonables en m ercados cerrados o el de la petroquím ica
en g ra n escala que necesitará la A m é rica Latina? ¿Conciben que un consumo de cerca de
38 m illones de toneladas de hierro y acero hacia esa época podrá seguirse haciendo en la
A m é rica L a tina con el em peño de cada país que tiene ind u stria siderúrgica de p ro d u cir todo
la que necesita? Estos son problem as m uy serios que han de evaluarse para d e fin ir el con­
cepto del M ercado Com ún L atinoam ericano. N o se tra to como en Europa de pretender al
cabo de 10 o 15 años e lim in a r todos los derechos de aduana; no creo que con sentido de
J u l io y A gosto ro 21

responsabilidad pudiera preponerse seriam ente c nuestros países un a e o lí ti c a de esa n a tu ­


raleza. N i nuestra realidad ni n u estr a experiencia en la p o lítica económ ica nos podría llevar
a una conclusión sem ejante o la q ue audazm ente se c Iconzó r e c ie n te m e n te en Europa. Lo
que se tra ta fun da m e n talm e n te es de lograr qu e lo producción ce toaos o ia m ayor parte de
los bienes de c a p ita l, de bienes interm edios, de autom otores etc., pueda realizarse progre­
sivam ente en el á m b ito de un m ercado común, a f i n ríe que p u e d a d istribuirse, por la in ic ia ­
tiv a privada, entre los distintos países de la A m é rica Latina en ai reglo a conceptos que voy
o d e fin ir un poco más adelante.

FOR M ULAS DE L A P O L IT IC A EC O N O M IC A, A R A N C E L A R IA Y CO M ER C IAL

P A R A ESTABLECER EL M ERCADO C O M U N L A T IN O A M E R IC A N O

No se tra ta de d e rrib a r las barreras de aduana para la producción existente en la


A m é rica L a tina , sino de e v ita r que esas barreras hagan nacer precariam ente y desarrollarse
esas industrias dinám icas que van a tener que crecer rápidam ente en la A m é rica L a tina si
es que esta región del m undo ha de cu m p lir sus designios. Por otro lado, se ha de tener en
cuento que una extensa variedad de productos prim arios y a lim e n ticio s podrían circ u la r lib re ­
m ente si es que se resuelven previam ente algunos problem as com erciales y de pagos que han
o bstaculizado hasta ahora su libre circulación. Por eso, el docum ento de M éxico ha o rie n ­
tado sus recom endaciones en la siguiente fo rm a : tra ta r de fo rm a r de manera g radual y p ro ­
gresiva en A m é rica L a tina , una zona p referenciai en la cual se ha de m antener ü reajustar
según fu e re necesario la ta rifa hacia el m undo e xte rio r y se ha de d is m in u ir progresivam ente
y e lim in a r según los casos, las ta rifa s arancelarias entre los países contratantes. ¿Con qué
criterio? Ya d ije que una buena parte de las m aterias prim as y alim entos, salvo algunas
excepciones que hay que considerar a fin de no a fe c ta r desfavorablem ente la producción a g rí­
cola, p odrían en el té rm in o de 10 años, a ju ic io de las personalidades aue redactaren ese
docum ento, ser o b je to de la e lim in a ció n to ta l de derechos de aduana, consolidando en buena
parte una situación existente. En cu a n to a ios bienes de ca p ita l y otros bienes de industrias
•dinámicas, se cree que podría llegarse en el té rm in o de 10 años a reducir substancialm ente
el nivel de protección existente entre los países latinoam ericanos, m anteniendo o adoptando
el nivel de protección con respecto al resto de los paisas de! mundo. Por lo que respecta a
los bienes de consumo corriente, que ca ra cte riza n las industrias existentes, el docum ento de
M éxico recom ienda m ucha prudencia, m antener o reducir el nivel da protección en ta l form a
que dé lu g a r a que las industrias paco a poco vayan adptándose a la tran sfo rm a ció n que
el m ercado com ún exige, especializándose, cam biando en algunos casos de rum bo, pero siem ­
pre evita nd o trastornos que puedan tra e r desocupación ya sea de m áquinas o de hombres,
porque lo que necesita la A m é rica L a tina , es más m áquinas y más hombres en el tra b a jo
y no desplazar los hombres y las m áquinas que tra b a ja n a ctualm ente.

o) Etapas para la creación del M ercada Común L atinoam ericano

¿Cuál ha sido el c rite rio que el G rupo de T ra b a jo de M éxico ha seguido en sus reco­
mendaciones acerca de la form a prá ctica para ir operando estas rebajas de aduana? T am bién
en esto, señores, se ha apartado de la experiencia europea. Como ustedes saben m uy bien,
en Europa se tra ta de llegar a la e lim in a ció n to ta l de derechos en un periodo de 12 a 15 años.
El Grupo de T ra b a jo de M éxico ha propuesto uno fó rm u la d iferente. En una p rim era etapa
de 10 años se tra ta ría de b a ja r sustancialm ento el nivel a ra n ce la rio y e lim in a r las re s tric ­
ciones no arancelarias que o bstaculizan el in te rca m b io previa su tran sfo rm a ció n según los
casos en derechos arancelarios. N o se tra ta , por lo ta n to, de llegar a la elim in a ció n to ta l
de derechos. Se tra ta de crear una zona preferencia! en L a tinoam érica con derechos sus­
ta n cialm e n te más bajos que los que hoy existen. En cuanto a la segunda etapa del proceso
no se recom ienda absolutam ente nada; se dice sim plem ente que antes de te rm in a r la p rim era
etapa los gobiernos deberán reunirse para estudiar el problem a y e n tra r en una nueva negó-
22 p o l ct ín d e l Banco C e n t r a l d e l Ec u a d o r

ciación. Esto ha desconcertado a muchos que tienden a ver estos problem as con excesiva
sim plicid a d , pero a m i ju ic io es una m anifestación de gran prudencia. ¿Cómo podría ser po­
sible proponer a la A m é rica L a tina la elim in a ció n to ta l de derechos en el plazo de 10 años
si to d a vía no se tiene experiencia en A m érica L a tin a en este género de operaciones? Lo
prudente es dejar pasar ese periodo previo de 10 años y le g ra r en él una conquista m uy
im p o rta n te como sería la que se propone en el docum ento de M éxico, y recoger experiencias
para ver qué es lo que se hará después. Pongámonos en el peor de los casos. Si al fin a liz a r
la p rim e ra etapa no se tom a ninguna m edida adicion a l ¿es que se habría com etido un error?
T odo lo contrario. Si al cabo de 10 años se hubiera logrado en A m é rica L a tina c o n stitu ir
uno zona p referencial en que existiera todavía ta rifa entre los países, pero esa ta rifa fuera
baja y racional, se h abría conseguido d o r un enorme estim ulo al intercam bio. A h o ra bien;
yo estoy seguro que si la prá ctica de esos 10 años es sa tisfacto ria , es eficaz, se encontrará
la fó rm u la para proseguirla y lle g ar a una situación más holgada en el com ercio in te rla tin o ­
am ericano. Por lo ta n to , en el docum ento de M éxico se ha evita do el extrem o de pretender
llegar a la e lim in a ció n to ta l de derechos al mismo tiem po que se ha evitado caer en el o tro e x tre ­
mo, que sería igua lm e n te pernicioso; el de decir sim plem ente a los gobiernos, llegúese a disponer
da un instru m e n to preferencial y lo ¡remos aplicando poco a peco de acuerdo con las c ir­
cunstancias, pero sin nin g ún program a definid o . El d e ja r la p o lítica de com ercio recíproco
liberado a la obro de las circunstancias sería sum am ente peligroso. Por eso el G rupo de T ra ­
b ajo ha elegido con gran acierto una solución entre estos dos extrem os: que p e rm ite a los go­
biernos to m a r un com prom iso d e fin id o y c u a n tita tiv o y disponer al m ism o tiem po de una
gran fle x ib ilid a d de acción.

b) F le xib ilid a d de las rebajas arancelarias en v irtu d do! procedim iento del equivalente
ad valorem prom edio de los derechos arancelarias.

Supongamos que un país tenga hoy en los bienes de c a p ita l un prom edio de derechos
de aduana de 20 p o r ciento sobre el va lo r de las im portaciones de esos bienes. Se tra ta ría
de que ese y otros países lleguen al cabo de 10 años a un nivel digam os de protección m edia
de 5 ó 10 por ciento. Estoy dando cifra s a rb itra ria s porque to d avía no se ha llegado a n in ­
guna proposición concreto por la ignorancia en que nos encontram os acerca de la realidad
de la A m é rica L a tina en este aspecto, pero que podemos conocer en el curso de las próxim as
semanas cuando term inem os una investigación que por vez p rim e ra se está llevando a cabo.
El único com prom iso que to m a ría cada gobierno, es de red u cir el nivel m edio de un p ro ­
m edio de 20 a un prom edio de 10 ó a un prom edio de 5 por ciento.

D entro de ese prom edio cada gobierno te n d ría la más absoluta lib e rta d de acción.
Se concibe así que en países en que no hay interés o posibilidad de d esarrollar la Industria
de a utom otores, el gobierno e lim in e to ta lm e n te los derechos sobre los cutcm otores para la
producción latino a m e rica n a y, en cam bio, m antengo una protección racional sobre tales o
cuales m aqu in a ria s en que es posible desarrollar la producción. Cada gobierno tendrá lib e r­
ta d de acción para m over sus ta rifa s en la fo rm a que creyera conveniente, toda vez que
vaya b a jando el nive l m edio hasta lle g ar al ob je tivo que se ha designado, o sea que dentro
de esta fle x ib ilid a d , los gobiernos latinoam ericanos podrían ir negociando en el curso de les
prim eros 10 años las concesiones que estén dispuestos a hacer a la im po rta ción de bienes
Industriales de otros países, a cam bio de las concesiones que los otros poises h a ría n al
gobierno en cuestión. Estas negociaciones podrían hacerse, ya sea en fo rm a b ila te ra l ya
sea en fo rm a m u ltila te ra l. Cada gobierno procedería de acuerdo con su propio c rite rio
rata n d o de a u n a r opiniones en los problem as fu n da m e n tale s que se van a presentar.

H e hablado hasta ahora de un prom edio. En realidad el Grupo de T ra b a jo ha fija d o


en ésto un concepto que es necesario subrayar. Ha recom endado un prom edio más bajo
paro los bienes de c a p ita l y todas aquellas Industrias d inám icas que apenas existen y en
las cuales la dism inución o e lim in a ció n de derechos no tra e ría trastornos de consideración.
En todas esas industrias recom ienda el G rupo, sin pronunciarse c u a n tita tiv a m e n te , un nivel
de protección m uy moderado. En cam bio para los bienes ds consumo, para los bienes de las
industrias existentes, recom ienda un nivel de protección mes a lto por las razones que he
J u l io y A g o s t o d e i 9s 9 23

explicado anteriorm ente. Se tra ta de industrias en fu n cio n a m ie n to y es necesario proceder


con m ucho cuidado para no desalentar la in ic ia tiv a in d u stria l. Pero ta m b ié n se tra ta en ese
renglón de establecer un prom edio que sig n ifiq u e una sustancial reducción de derechos de
aduana con la p o sibilidad de que los gobiernos puedan m an te n e r algunos derechos a cam bio
de red u cir o e lim in a r dentro del grupo otros derechos de aduana. A l h a b la r de nivel de protec­
ción a rancelario, debe tenerse en cuenta que el m ism o G rupo de T ra b a jo ha recom endado
que en el curso de la prim era etapa se vayan e lim in a n d o todas las restricciones que in te r­
fie re n con el inte rca m b io , de m anera que a l cabo de 10 años solam ente se p ra ctica ría den tro
de los países latinoam ericanos la p o lítica de protección m ediante el derecho de aduana con
la to ta l e lim in a ció n de otros tipos de trabas o restricciones. Desde otro p u n to de vista ta m ­
bién se ha in tro d u cid o otra va ria n te en la recom endación de los promedios.

c) R égim en para los países d e m enor desarrollo económ ico relativo

Los países de in cip ie n te desarrollo in d u stria l de A m é rica L a tin a , países pequeños y


medianos que apenas estón com enzando su proceso de in d u stria liza ció n , no te n drá n que d is­
m in u ir su nivel a ra n ce la rio con el m ism o ritm o o con la m ism a rapidez que los países más
avanzados. Es decir, que si los más avanzados tie n en un período de 10 años para llegar al
nivel a ra n ce la rio que se pactare, los menos avanzados te n drá n un periodo más largo, o, si
se quiere expresar en o tra fo rm a , al cabo de 10 años los menos avanzados te ndrán el com ­
prom iso de lle g a r o un nivel a ra n ce la rio a lgo m ayor que el nive l prom edio de los países más
desarrollados. Esto se ho hecho con el fin de que el M ercado Com ún no solam ente sirva
para e s tim u la r la in d u s tria liza ció n de los países que ya están avanzando en este proceso,
sino ta m b ié n para e stim u la r la in d u stria liza ció n de los países pequeños. H a y otra fó rm u la
que el Grupo de T ra b a jo ha recom endado para e stim u la r la in d u stria liza ció n de los países
pequeños, que tiene im p o rta n cia y que va le la pena recordar. Los países más avanzados,
por lo m ismo que van a e n tra r necesariam ente en la producción de m a q u in a ria , de equipos,
de autom otores, como ya lo estamos viendo en M éxico, A rg e n tin a , C hile y Brasil, no solam ente
van a necesitar c o n tar con su p ro p io m ercado y el m ercado vecino en una tarea de división
de tra b a jo y especialización, sino tam b ié n te n drá n interés en ir abriendo el m ercado de los
pises que no podrán pro d u cir en A m é rica L a tin a , por razones obvias, este tip o de bienes, por
lo menos en esta generación. Por lo ta n to, será de interés fu n d a m e n ta l para estos países,
que los países m edianos y pequeños reduzcan o e lim in e n sus derechos de im po rta ción y sus
trabas a la im po rta ción de esos bienes, m on teniendo e incluso aum entando los derechos hacia
el resto del m undo. ¿Qué darán los países grandes a los m edianos y pequeños a cam bio de
la apertura de los m ercados pora sus industrias dinám icas? N o basta que el país pequeño
pueda m antener un nivel más a lto de prote cció n que los países más avanzados. Se ha ju z ­
gado conveniente por el Grupo de T ra b a jo que los países pequeños puedan tener concesiones
especiales de los países grandes en un proceso de negociación, o sea que a cam bio de las
fran q u icia s que los países pequeños ofrecen a los grandes en todo esta gam a de bienes d in á ­
micos, se concibe que los países grandes den a una serie de industrias de los países pequeños
reducciones o elim inaciones de derechos para fa c ilita r las exportaciones al m ercado de los
países más desarrollados, pero sin que estas concesiones — y esta es la p a rtic u la rid a d que
caracteriza el docum ento de M éxico— dados a los países pequeños, tengan que extenderse
a los países grandes, sino a los otros países pequeños que están en ig u a ld a d de condiciones.
En esta fo rm a se ha creído que podría contrapesarse las ventajas que los países productores
de bienes dinám icos reciben en el m ercado en los poises de in cip ie n te in d u stria liza ció n con
las que éstos recib irá n en el m ercado de los países grandes. Estas dos sugerencias que el
Grupo de T ra b a jo recom ienda para los países de in cip ie n te desarrollo in d u stria l, me parecen
de una enorme s ig n ifica ció n en el proceso de desarrollo económico. Es en realidad una idea
singular que si se hubiera aplicado al desarrollo económ ico de nuestros países cuando comenzó
su proceso de in d u s tria liza ció n , hubiera podido e stim u la rlo considerablem ente al co n tar con
el m ercado de los países grandes. En mis visitas a los países latinoam ericanos he recogido
algunos objeciones acerca de las ideas que acabo de enunciar. Una de ellas es la siguiente:
¿qué va a o c u rrir si un país en v irtu d del m ercado com ún invade con sus m a n u fa ctu ra s a otros
24 B o l e t ín d e l b a n c o C e n t r a l d e l e c u A nn o

países y no adquiere en ellos los t'e n e s necesarios que todo com ercio requiere para m antenerse
en condiciones equitativas? Por otra pa rte en una im p o rta n te p ublicación que se ha hecho
en el Brasil ú ltim a m e n te , en la revista C oyuntura Económica, a n a liza n d o por cie rto b ajo una
íuz m uy fa vo ra b le el D ocum ento de M éxico, se hace la siguiente objeción: ¿Qué o c u rriría
si dadas las fa cilidades que el m ercado com ún supone, empresas im portantes, en lugar de
in v e rtir su c a p ita l en la producción in dustrio! do los países in d u stria lm e n te avanzados, con­
centran sus esfuerzos en un país poqueño y em piezan a pro d u cir m aq u in a ria y autom otores en
ese país pequeño contando con el m ercado latinoam ericano? No creo señores, que esto
ocurra así, porque hay una serie de factores que van a lle va r n a tu ra lm e n te la in d u stria hacia
los países que tienen ya fa cilidades económicas, técnicas, que tienen economías externas
que favorecen la producción in d u stria l. Pero supongamos por un m om ento que ello ocurra.
Creo que el problem a tiene fá c il solución dentro de los mismas recomendaciones del Docu­
m ento de M éxico.

d) P rincipio de reciprocidad

Dicho docum ento ha considerado como uno de los p rincipios básicos del M ercado
Com ún el de la reciprocidad, señalándose que n in g ún país, grande o pequeño, podrá p re ­
tender a raíz del m ercado com ún, m antener persistentem ente una cu a n tía de exportaciones
superior a las im portaciones procedentes de los otros países del m ercado común. No es éste
un concepto de e q u ilib rio , porque desde luego, el e q u ilib rio de la balanza de pagos ha de
com putarse en fo rm a global y no por com partim entos, pero sí un concepto esencial de reci­
procidad. Si alg ú n país tiende persistentem ente a e xp o rta r más de lo que im p o rta , su o b li­
gación de acuerdo con el pacto será de acelerar la reducción de derechos arancelarios y de
restricciones o cuotas, a fin de que el resto de los países puedan corregir su situación d e fic i­
ta ria . N o se concibe, por lo ta n to , la perpetuación de un m ovim ie n to de esa n a tura le za y no
se concibe que un país rela tiva m en te pequeño, a p a rte de otras consideraciones, pueda in va d ir
el m ercado de los grandes, porque para in va d ir esos mercados, va a tener que com prar y su
capacidad de com pra es necesariam ente lim ita d a .. Se concibe que adquiera im portaciones
en la m ism a m edida en que vende cuantiosas exportaciones a los otros países, pero sería
sacrifica n d o una serie de actividades internas, lo cual no le convendrá. Creo por ello, que
el p rin c ip io de reciprocidad que se ha recom endado en ei Docum ento de M éxico es de fu n d a ­
m en ta l im po rta n cia para el buen fu n cio n a m ie n to del m ercado común.

ESTADO DE LOS TRABAJO S

PA R A L A C O N S T IT U C IO N DEL M ERCADO C O M U N L A T IN O A M E R IC A N O

N o quisiera, señores, e n tra r en otros aspectos que si bien son delicados deberán ser
considerados en el anteproyecto del M ercado Com ún Latinoam ericano; me lle va ría acaso m uy
lejos en esta exposición en la que he p re fe rid o señalar los puntos más im po rta n te s y decir
ta m b ié n algunas palabras acerca de la form a en que se co n tin u a rá tra b a ja n d o en esta
m ate ria . Las recomendaciones del Grupo de T ra b a jo fueron o b je to de una discusión m uy
co n stru ctiva , a m i ju ic io , en Panamá. El tiem po de que disponían los gobiernos no hacía es­
pe ra r que se llegara a llí a decisiones d e fin itiva s. Fue m uy acertado por lo ta n to , el haber
encomendado a la Secretaría de la CEPAL, que convocara oportunam ente un C om ité de Ex­
pertos G ubernam entales, para elaborar un anteproyecto de M ercado Com ún, teniendo en
cuenta las recomendaciones del docum ento de M é xico y otros estudios que no se nos han
encomendado. La Secretaría que d irijo se ha propuesto, y así lo está haciendo, acelerar estos
estudios a fin de que el C om ité de Expertos pueda reunirse lo más pronto posible. En esto,
señores, no hay un mero apresuram iento con el á n im o de lle g ar cuanto antes a soluciones,
sino el designio de ofrecer cuanto antes a los países da la A m é rica L a tin a la oportunidad
de lle g a r a un acuerdo del M ercado Com ún, en vista de los acontecim ientos que por razones
circunstanciales se han ido presentando en los paises del sur.
J u lio y A g o s to de 195 9 25

L A Z O N A DE LIBRE COMERCIO ENTRE LOS RAISES M ER ID IO N ALE S DE SUD AM ERICA

Y LAS L IM IT A C IO N E S DE LOS ACUERDOS SUBREGIONALES

Este es un aspecto que ha provocado m uchas dudas y objeciones y creo m uy conve­


niente aprovechar esta o p o rtu n id ad para tra ta r de s itu a r el problem a en térm inos que p e rm ita n
su acertada comprensión. Los países del sur de A m é rica L a tin a venían de tie m p o atrás re a li­
zando su in te rca m b io en fo rm a preferencial. No se e je rcita b a esa preferencia m ed ia n te la
fo rm a clásica de red u cir o e lim in a r los derechos de cduana para las m ercancías o b je to de in ­
tercam bio, m anteniéndolos con respecto a otros países sino por el juego de los permisos de
cambio. Por ejem plo dar perm iso de cam bio en Brasil para la im po rta ción de fru ta a rg e n tin a
o ch ile na y no darlo para otros países competidores. Esa ero la fo rm a típ ic a de re a liza r esta
p o lític a p re fe re ncia l al m argen de los trotados de com ercio. Esto se deriva de las circuns­
tancias ta n d ifíc ile s que a l com ercio de esos países se presentaron especialm ente en los años
30, y a c ie rta inercia que llevó a co n tin u a r esos procedim ientos que si en un m om ento dado
se ju s tific a ro n , se volvieron cada vez más dificulto so s a ta l pu n to que sus ventajas resultaban
inferiores a las desventajas que ello traía . Com o ustedes saben, en los países del sur se
tiende a e lim in a r el sistema de co n tro l de cambios, el sistemo de permisos, de cuotas y a ctu ar
por m edio de la ta rifa . La tran sfo rm a ció n del sistema de cam bios hubiera llevado a una seria
crisis del in te rca m b io e xistente en estos países que representa el 4 0 por cie n to del com ercio
latinoam ericano. Por ello se decidió to m a r medidas de carácter p re fe re ncia l, ya no por medio
de permisos de cam bio que se han elim in a d o , sino a través de la ta rifa o de los recargos
cam biados. En ta n to no se llega a un tra ta d o creando una zona de líbre com ercio para no
vuln e ra r el inte rca m b io , se ha suspendido u n ila te ra lm e n te la o p licació n de las ta rifa s o
recargos al comercio recíproco de estos países, solución precaria que por una serie de razones
no podrá mantenerse. Esta situación ha tenido por consecuencia la noción fu n da m e n talm e n te
equivocada de que ya se iba al m ercado com ún entre estos países. N o es así señores, la
expresión "z o n a de libre co m e rcio " en este caso es evidentem ente técnica. Es la expresión
que el Convenio del G A T T consagra para e x ig ir el c u m p lim ie n to de ciertas condiciones fu n ­
dam entóles a fin de que el G A T T pueda considerar que el acuerdo está dentro de sus reglas
y que, por lo ta n to , los países co n tra ta n te s no tienen necesidad de d a r indem nización a te r­
ceros países en v irtu d de las m odificaciones que establecen a ra íz de su p o lítica preferencia!.
El único com prom iso que se tom a en este proyecto de acuerdo es el exig ido como m ínim o
por el G A T T para d e fin ir una zona de libre com ercio y consiste en e lim in a r al cabo de 10
años todos los derechos y restricciones a una p arte substancial del in te rca m b io existente
entre estos países, pero es el .caso de que el in te rca m b io e xistente es de productos prim arios
y m aterias prim as que en gran p a rte circu la p rin cip a lm e n te sin derechos o con restricciones
de tip o ca m biario. El proyecto de tra ta d o de zona de libre com ercio no sig n ifica un ccm bio
substancial, sino el m edio para consolidar la situación p referencial que se ha creado d u ra n te
años al in te rca m b io de los países del sur m ediante la conquista de un in stru m e n to de carácter
preferencial que pueda m anejarse sin que sobrevengan perturbaciones en el com ercio con los
países del resto del m undo. Sinem borgo, no olvidem os que una vez que estos países dispongan
de un in stru m e n to prefe re ncia l p o d ría n m uy bien, y sin duda que eso va a o c u rrir, e n tra r a
a p licar este in stru m e n to al in te rca m b io de m anufacturas. Es decir, no lim ita rse a consagrar
la situación e xistente sino a avanzar en el cam po in d u stria l y usar la preferencia, ya sea m e­
diante la reducción de derechos o la e lim in a ció n de derechos para a le n ta r el com ercio recíproco
entre ellos de productos industriales. T a l sería el caso, en tre otros, ta l vez el más descollante
en estos m omentos, de la in d u stria de autom óviles que ya está establecida en Brasil y en
A rg e n tin a con m arcados pequeños, con altos costos de producción. Seduce ver, como he
visto en días pasados en Sao Paulo, la cadena de jeeps saliendo de las fábricas, jeeps exac­
tam ente ¡guales que ios que se fa b rica n en los grandes centros, pero a costos más altos; el
autom óvil pequeño se está haciendo pero a costos más altos y eso que Brasil tiene un m er­
cado a m plio. Si otros países pretenden hacer lo m ism o con un m ercado más lim ita d o podrán
hacerlo, con el andar del tiem po, técnicam ente com parable a los de los oaíses desarrollados,
pero a costos altos y con una im po rta ción fu e rte de partes y m ateriales del e xtra n je ro según
los casos y países.
26 b o l e t ín d el banco C en tral d el Ec u a d o r

Es lógico, por lo ta n to , quo disponiendo del instru m e n to preferencial empiecen a ha­


cerse concesiones o a procurar hacer arreglos de especiaüzación y es ahí, señores, en donde yo,
como econom ista latinoam ericano, veo un gran p e ligro porque s¡ el instru m e n to preferencial,
no solam ente se usa pora resolver problem as de em ergencia sino para ir creando poco a poco
un m ercado com ún en un bloque del sur, habríam os m alogrado una ideo de im p o rta n d o
trascendental para la A m é rica L a tina , habríam os com etido el gra vísim o error en el desarrollo
económ ico de la A m é rica L a tina , habríam os obligado a otros países a fo rm a r ta m b ié n bloques
y darse preferencia entre ellos con exclusión de los demás. H a y quienes piensan m uy since­
ram ente en la A m e rica L a tin a y fuera de A m é rica L a tina que esta es la fo rm a de acercarse
al m ercado com ún, que pretender un m ercado com ún general es utópico, que hay que ir
creando mercados parciales subregionales que se fo rta le zca n in te rn a m en te para luego pasar
al g ra n m ercado común. Pero señores, ¿no tenemos ya la lección de lo que ha pasado en la
in d u s tria liz a c ió n de bienes de consumo? Acaso uno de los obstáculos más grandes para llegar
a un m ercado regional no es el hecho de que cada país ha producido sus propios bienes de
consumo y es m uy d ifíc il ahora ir reduciendo los derechos de aduana? Si hacemos lo misma
con bienes de c a p ita l y autom otores, aunque en un á m b ito un poco más grande y creamos
un grupo del sur y o tro grupo in term edio y un grupo del C aribe, cada uno con su industria
de autom otores o su ind u stria de bienes de ca p ita l, será posible después que esas industrias
se hayan consolidado, em pezar a a b rir la puerta a la com petencia de otro grupo o sucederá
lo m ism o que ha sucedido con las industrias de consumo. Sin duda que los obstáculos para
llegar a un M ercado Com ún Latino a m e rica n o serón cada vez más grandes cu a n to más se
fo rta le z c a n los grupos subregionales.

Y o no creo, señores, y lo d igo después de haber pulsado la opin ió n p de diferentes


sectores, que hay un designio. Creo sim plem ente que hay incom prensión ael problem a la tin o ­
am ericano y estamos tra ta n d o de hacer todo lo posible para esclarecerlo y para lle g ar a solu­
ciones que nos lleven cu a n to antes a considerar el problem a del M ercado Com ún Regional.

EL M ERCADO C O M U N

Y EL IN T E R C A M B IO CO M ER C IAL DE M E X IC O CON EL RESTO DE A M E R IC A L A T IN A

Entre los obstáculos para la creación del M ercado Com ún se señalan de preferencia
la fa lta de inte rca m b io , la d istancia y las lim ita cio n e s derivadas de la carencia de facilidades
apropiadas de transporte. ¿Qué puede interesarle a M é xico el M ercado Com ún si casi no
existe in te rca m b io con los demás países latinoam ericanos? Pero señores, hay que hacer el
m ercado com ún, precisam ente porque no húy intercam bio. En cu a n to a! obstáculo de la
dista ncia nos recordoba D. Rodrigo Gómez hace un año y m edio en Santiago que A capulco
está más cerca de V a lp a raíso que Río de Janeiro. ¿Donde está pues, el obstáculo de la dis­
tancia? Por lo que al transporte se refiere se nos dice: N o hay líneas regulares porque no
hay com ercio y no hay com ercio porque no hay líneas regulares, entre otros factores. Cabe
señalar, señores, que la fa lta de com ercio hasta la fecha se debe a dos hechos fundam entales.
Por un lado, a que no ha habido un m arco preferencia! en la A m é rica L a tina para estim u la r
el com ercio debido a que cada país se ha in d u stria liza d o protegiéndose d entro de sus propias
fron te ras, pero sin interesarse por el com ercio recípoco. Es n a tu ra l que fre n te a una barrera
aduanal rela tiva m en te a lta no pueda haber com ercio recíproco de bienes industriales. Ese
fenóm eno no era ta l vez tan agudo y perceptible como lo está siendo, en la a ctu alid a d ,
debido o que la protección se refe ría exclusivam ente a bienes de consumo corriente, pero
va a ser cada vez más m an ifie sto a m edida que el proceso de in d u stria liza ció n , como está
pasando, p e rm ita la in stalación de industrias com plejas como las que he m encionado más de
una vez en esta exposición. De ta l modo que si hubiera un m arco adecuado de ca rá cte r pre­
fe re n cia ! la in ic ia tiv a privada se encargará de descubrir las corrientes del in te rca m b io y
fo rm a r estas corrientes del in te rca m b io como ha ocu rrid o en el proceso de desenvolvim iento
in d u s tria l de otros países. ¿Acaso había in te rca m b io entre Japón y el resto del m undo a
p rincipios del siglo X IX ? ¿Acaso había in te rca m b io e ntre Canadá y Estados Unidos en la
J u lio y A g o s to de 1959 97

misma época? El in te rca m b io se ha creado y desarrollado justam ente por el proceso de in ­


d u stria liza ció n. C uando no había in d u stria liza ció n el in te rca m b io se refería exclusivam ente
a aquellos a rtícu lo s evidentem ente com plem entarios. El proceso de in d u stria liza ció n trae,
como es sabido — es un hecho histórico com probado— la necesidad in e lud ib le del In te r­
cambio, a fin de especializar las industrias y de llegar a una dim ensión más apropiada o a
la dim ensión ó p tim a de los establecim ientos industriales.

A m í no me cabe la m enor duda de que con el a n d ar del tiem po, un cuadro adecuado
de p o lític a pre fe re ncia l que m antenga en sus justos térm inos la b arrera aduanera con res­
pecto al resto del m undo y la vaya a flo ja n d o con respecto a los países latinoam ericanos, va
a d a r a l in te rca m b io de M éxico con los otros países una a m p litu d considerable.

M ERCADO C O M U N C E N TR O A M E R IC A N O

Entre los factores que g ra v ita n adversam ente a la consideración de este tip o de p ro ­
blemas, está el que m uchas veces oímos. El M ercado Com ún es una ¡dea para la cual nues­
tros países no están aún preparados. El concepto del m ercado com ún es a tra c tiv o , pero será
obra de m ucho tie m p o por las d ific u lta d e s que presenta, por los intereses que a fe cta y por
otras consideraciones del m ismo carácter. Q uisiera, señores, recordar la experiencia ce n tro ­
americana. C uando se creó en el año 1952, según recordé, el C om ité de Cooperación Eco­
nómica del Istmo C entroam ericano para tra ta r este problem a en el seno de la CEPAL, y con
la colaboración de la CEPAL, encontram os ta n tas o más dudas y cavilaciones que las que
hoy se encuentran en el resto de los países de la A m é ric a L a tina . El red u cir derechos de a dua­
na, aun cuando la in d u stria sea m uy incip ie n te , suscitaba una serie de resistencias, algunas
de ellas enconadas a ta l p u n to que para hacer m arch a r esta ¡dea se ideó un régim en, que
a fin de d e term in ar por la vía g u b ern a tiva y con la in tervención p riva d a qué industrias fu n ­
dam entales se establecerían en uno y o tro país a fin de d a r la noción cla ra de reciprocidad
de que el esfuerzo se d is trib u irla entre los cinco países latinoam ericanos. A pesar de ello,
el proceso fu e lento. En un m om ento se llegó a tener dudas acerca de la posibilidad de rea­
lizar los pasos fundam entales que condujeran al m ercado com ún centroam ericano porque
felizm ente desde un p rim e r m om ento se ha te n ido un C om ité de Cooperación Económica en
Centroam érica, fo rm a d o por personalidades que no solam ente de tie m p o atrá s estaban con­
vencidas de las necesidades de la in te gra ció n , sino ta m b ié n com prendían el problem a y es­
taban dispuestas a luchar con entusiasm o. Debo m encionar a quí a un em inente econom ista
m exicano que d irig ía a la CEPAL en M é xico hasta mom entos recientes y que tom ó este
problem a con un entusiasm o tra n q u ilo y re fle xivo como él suele poner en sus obras. M e
refiero a l licenciado V íc to r U rq u id i; a su tenacidad, a su carácter, a su pensam iento escla­
recido y al de sus colaboradores, se debe fu n d a m e n talm e n te, en cu a n to concierne a la Secre­
ta ría de la CEPAL, el é x ito de estas tareas.

U ltim a m e n te , señores, hace pocos días, se ha llegado ya a lo d e fin itiv o ; a un tra ta d o


por el cual en el curso de los próxim os 5 años C entroam érica te n drá una ta rifa com ún con-
respecto al resto del m undo y m ientras ta n to se hace una reducción de 20 por ciento en les
derechos arancelarios entre los países latinoam ericanos y se tom a el com prom iso de e lim in a ­
ción to ta l de los derechos de aduana al cabo de 10 años, con lo cual se habrá estructurado
por com pleto el M ercado Com ún C entroam ericano, lo cual parecía en 1 952 una utopía.
Más de una vez se nos d ijo "é sta es una idea académ ica irre a liz a b le ". Las circunstancias
políticas por lo demás, no p e rm itirá n a los países centroam ericanos lle g ar a un acuerdo de
ese tip o . La realidad ha desautorizado todos esos juicios pesimistas a ta l p u n to que en m o­
mentos m uy d ifíc ile s de la p o lítica centroam ericana, el C om ité de Cooperación seguía reu­
niéndose regularm ente y avanzando en sus tareas.

Para te rm in a r, señores, d iré que podría haber cie rta co n tradicción entre lo que dije
ol p rin c ip io de m i exposición en cuanto a que el M ercado Com ún Latino a m e rica n o no podría
pretender en 10 años la elim in a ció n to ta l de derechos y el M ercado Com ún Centroam ericano
26 Bo l e t ín d el banco C en tral d el Ec u a d o r

se basa precisam ente en esa elim in a ció n . Las circunstancias son distinta s. Centroam érica
es un grupo de países de in d u stria liza ció n in cip ie n te en que es posible llegar a esa e lim in a ­
ción to ta l, son países homogéneos que por otro lado no podrán in d u stria liza rse sino dentro
del m ercado com ún y, asimism o, ese m ercado com ún será in su ficie n te para su in d u s tria li­
zación si no se a rtic u la dentro del M ercado Com ún Latinoam ericano.

La objeción que hice anterio rm e n te acerca de ios grupos regionales no tiene aplicación
al caso especialísim o de C entroam érica en donde esa unión ín tim a no te n dría ni las conse­
cuencias po litico s ni las consecuencias económicas que p odría tener la unión ín tim a de g ru ­
pos subregionales de m ayor g ra vita ció n en la econom ía latino a m e rica n a . Por eso creemos
nosotros, y así lo d ijo con cla rid a d el Docum ento de M éxico, que los países centroam ericanos
p odrían a rticu la rse al M ercado Com ún Latino a m e rica n o como una unidad económ ica, es
d ecir, tener entre ellos un sistema prefe re ncia l que va m ucho más lejos que el sistema prefe­
rencial latinoam ericano.

Por o tro lado, los gobiernos del sur, según m anifestaciones que he recogido en visitas
recientes, están plenam ente persuadidos de la necesidad de llegar cuanto antes a la consi­
deración del problem a general a fin de que el in stru m e n to preferencial se use solamente
con el fin de em ergencia que ha m otivado su urgente im pla n ta ció n y no se vaya más lejos
sin haber dado a todos los países latinoam ericanos la o p o rtu n id ad de negociar un am plio
m ercado com ún en cuyo acuerdo pasaría, según la fe liz expresión de uno de los delegados
brasileños a la conferencia de Panam á, a reabsorberse o extin gu irse este acuerdo del sur.
Pero para ello, señores, es necesario, y así lo comprendemos nosotros, que los trab a jo s de'
M erca d o Com ún L a tinoam ericano vayan con la m ayor rapidez posible. A lg u ie n me ha pre­
g u n ta d o cuándo podrá constituirse el C om ité de Expertos y he te n id o que responder en fo r­
ma d u b ita tiv a , porque m ientras no podamos llevar a los gobiernos una ¡dea c u a n tita tiv a de
lo que es a ctu alm e n te el nivel de protección para todas las categorías de bienes, no tendría
m ayor alcance la reunión del C om ité de Expertos porque creo que en la fase en que nos
encontram os ya no se puede seguir hablando de fó rm u la s generales sino que hay que em­
pezar a concretar las ideas a fin de lle va r a los gobiernos proposiciones concretas. Por otro
lado, la experiencia de estos últim o s tiem pos nos ha dem ostrado que antes de convocar este
p rim e r C om ité de Expertos es necesario ponerse en contacto con las autoridades y las fuerzas
representativas de la econom ía ae cada uno de los países a fin de tener una discusión de
los problem as fundam entales. Y o creo que no debiéram os in ic ia r estas discusiones en el seno
del C om ité si las fuerzas representativas de la econom ía de cada país no han hecho conocer,
p re vio estudio acabado de! problem a, su propio p u n to de vista. Por esta razón me ha sido
p a rtic u la rm e n te g ra to poder tener esta o p o rtu n id ad de presentarles estas ideas que, por lo
demás, han sido ya m uy bien explicadas ta n to por D. R odrigo Gómez como por el lie. D.
Plácido G arcía Reynoso. T a l vez lo que yo haya podido agregar es m uy poco a las exposiciones
que en su tie m p o ellos hicieron, pero considero que para que estas ¡deas puedan llegar al
C om ité de Expertos debidam ente sedimentadas, para que pueda contarse con el Gmplio
Gpoyo sin el cual esta ¡dea no podría triu n fa r, es necesario, señores, el estudio detenido del
problem a por las entidades representativas. Si mi exposición de esta tarde, necesariamente
lim ita d a y condensada aún en aspectos fu ndam entales, ha co n trib u id o en a lgo a esclarecer
la im p o rta n c ia de este problem a, consideraré que he a p licad o provechosam ente las pocas
horos que me ha sido dado perm anecer en M éxico.

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