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LA EXISTENCIA DE DIOS Y CÓMO CONOCERLO

Presentado por:

Roberto Atuesta

Ovidio Flórez

Andrés Méndez

Marlon Vanegas

Miguel Salcedo

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA

FACULTAD DE FILOSOFÍA

BARRANQUILLA

2016
INTRODUCCIÓN

El tema al que nos enfrentamos es algo complejo, el cual ha sido siempre motivo de interés
por parte del hombre que sin duda siempre está buscando el porqué de las cosas pues es un
ser pensante que a todo quiere dar una explicación no quiere dejar que nada se le escape a
su razón y conocer. De esta actitud del hombre de están en constante búsqueda para hallar
respuestas se encontró con Dios el cual durante mucho tiempo, fue el que calmo la sed de
conocimiento del hombre siendo el la causa de aquello a lo que no se le encontraba
respuesta, pero el hombre no dejo de maravillarse y preguntarse el porqué de las cosas,
pues por su misma naturaleza de ser pensante, siguió a lo largo de los siglos meditando y
razonando sobre aquello que le rodeaba, su origen, y entre otras muchas preguntas, de igual
forma la idea de Dios no desaparece de la cabeza del hombre y es que hay que decir que
desde el inicio de la humanidad ha existido la idea de un ser superior que se podría decir ha
ido evolucionando al paso del tiempo, al mirar a los primeros siglos de la humanidad
vemos que ya el hombre atribuía muchos sucesos a la intervención de un ser superior a él,
ya luego en la cuna del pensamiento occidental el primer pensador tales de Mileto asocia el
agua como principio generador de vida, pero ya mucho antes en los poemas homéricos se
hace una referencia al océano como el padre de los dioses, Aristóteles considera que dios
es un motor que mueve todo pero a él nadie lo mueve, y así toda la edad antigua muestra
un principio generador de la vida, será en la edad media con el florecer del cristianismo que
se generar los grandes estudios sobre la divinidad y se fortalecerá la teología, que desde la
razón intentara mostrar su existencia. Nos hemos dado cuenta que la pregunta sobre Dios a
caminado con la humanidad y que ha ido evolucionando con el pensamiento del hombre
llegando hasta nuestros días, sin duda cabe resaltar todo el esfuerzo que se dio en tiempos
más recientes por dar respuesta a este interrogante que aún no se ha logrado pero que si ha
hecho que la ciencia y la religión en más de una ocasión confluyan para preguntarse por el
origen de las cosas y el hallar sentido del porque nos encontramos aquí.

Por esto en este ensayo nos proponemos abordar este tema desde todos los puntos de vista
para intentar buscar un punto de concordancia sentando nuestro aporte como uno más entre
tantos de los que se han hecho al respecto esperando que con esto podamos dar luces a este
tema sabiendo o teniendo como presupuesto que el conocimiento nuestro es limitado y que
al respecto de este tema en más de una ocasión podríamos caer en especulación.
LA EXISTENCIA DE DIOS Y CÓMO CONOCERLO

La idea de Dios es la pregunta clave y misteriosa del hombre a lo largo de todas su


Historia, y es precisamente un proceso que el hombre ha asimilado y ha puesto en estudios
de comprobación desde la ciencia, pero que sin lugar a duda no se ha obtenido una
demostración física de Dios en todo su tiempo. Pero frente a esta realidad, la idea de Dios o
el concepto ha sido experimentada, interiorizado, asimilado desde la religión, ya que es la
persona misma que hace un proceso de fe y tiene claro que desde su existencia hay un ser
transcendente que todo lo ha hecho y que custodia la vida del hombre. Además deja claro
que el hombre no está solo, sino que vive envuelto en la realidad de Dios que lo ha creado y
que Él es la felicidad que el hombre mismo a de alcanzar. Es por eso, que el concepto de
Dios, desde la historia del pueblo de Israel, pueblo monoteísta que es totalmente profundo y
radical en su fe, de hecho, en el libro del Génesis encontramos como Dios crea todo el
universo y al hombre (Gn 1, 1-12; 2-3).

Ahora bien, la existencia de Dios, como acto de conocerlo, ha sido el mayor


esfuerzo del hombre como lo expresaba anteriormente, no solo desde la parte religiosa o de
fe, sino desde la parte de la razón, la cual influye en ese proceso por dar explicación sobre
el gran misterio de Dios en relación con el hombre. Por eso, en algunos autores, o
corrientes filosóficas, resaltan este tema para poder sostener y argumentar el gran impacto
que genera Dios en la historia de la humanidad. Con estas palabras podemos mostrar desde
la historia de la existencia de Dios como se ha venido conociendo desde algunos autores
más reconocido a lo largo de la historia.

Desde la mitología griega encontramos como se habla de dios o dioses, entendamos


que desde esta concepción son creencias y observancias rituales de los antiguos griegos,
cuya civilización se fue configurando hacia el año 2000 a.C. Especialmente Homero
resaltando la figura de los dioses, dice que existe el Dios de la guerra llamado Ares, dios
de la guerra por excelencia, que es el espíritu de la batalla que se goza en la matanza y en
la sangre. (Villalobos, 2004, pg. 87)

Por otra parte, en la figura de San Agustín filósofo del siglo IV a. d. expresa
apoyándose desde la posición platónica en las proporciones matemáticas preguntando:
¿Qué dirías si pudiéramos encontrar un ser de cuya existencia y preeminencia sobre nuestra
razón no pudieras dudar? ¿Dudarías acaso de que este ser, fuere el que fuere, era Dios?”.
Finaliza entonces comprobando el concepto de Dios:

“Me bastará, por tanto, demostrar que existe tal ser, el cual confesarás que es Dios, y,
si hubiere algún otro más excelente, confesarás que este mismo es Dios. Por lo cual, ya
sea que exista algo más excelente, ya sea que no exista, verás de todos modos que,
evidentemente, Dios existe, cuando con la ayuda de este mismo Dios hubiere logrado
demostrarte lo que te prometí, o sea, que hay un ser superior a la razón”. (Recio, 2012)

Por otro lado, desde el pensamiento de San Anselmo nos habla con razones viables
sobre la existencia de Dios. El santo va a decir que: “El que no da su asentimiento, es decir,
el que no tiene por verdadero que Dios existe se limita afirmar que ese ser únicamente se da
en el pensamiento (in intellectu), no en la realidad, (in re), hace la aclaración que es
contradictoria concebir a Dios como un ser supremo y negar su existencia. Además afirma
que nadie que entiende lo que Dios es (nullus quippe intelligens id quod deus et) puede
pensar que Dios existe. Por lo tanto aquel que entiende correctamente la expresión ser
mayor que el cual nada puede negarse, entiende también que ese ser es de tal manera que ni
siquiera en el pensamiento puede no existir” (Piñon , Oscar, Correa , & Mora , 2001, pg.
155-156).

Santo Tomas de Aquino nos brinda muchos detalles con respecto al concepto de
Dios. Habla de las cinco vías para mostrar la existencia de Dios: La primera es que Dios es
un ser inmóvil, el todo lo mueve, el motor de todas las cosas siendo él el ser que nadie lo
mueve. En la segunda vía es que existe una causa eficiente de todas las cosas y esa causa es
Dios, la tercera vía es Dios es un ser posible o contingente, la cuarta vía es que existe un ser
que es parte de todas las cosas causas de su ser, de sus bondad, y de todas sus perfecciones
y esto lo llamamos Dios, y la quinta vía es que existe un ser inteligente que rige todo a su
fin, y ese ser lo llamamos Dios (Goméz & Turretti, 1979, pg. 187-189).

Llegando al periodo de la contemporaneidad la Iglesia Católica se ha preocupado


por responder a los desafíos y problemática que el mundo presenta sobre el alejamiento del
hombre hacia Dios. Por tal razón, la Iglesia se ha topado con diferentes realidades,
especificando dentro de esas realidades el secularismo, además, las corrientes filosóficas
que en algunos pensadores a comienzo del siglo XIX, tiene una idea indiferente hacia a
Dios, entre eso encontramos el pensamiento de Nietzsche, que expresa que Dios ha muerto.
Frente a esa situación la Iglesia Madre y maestra logra desde su proceso de evangelización
y desde el testimonio mismo, mostrar en la actualidad una concepción distinta y sabia de
Dios hacia el hombre, expresando que la alegría, el encuentro hacia la salvación y la plena
felicidad del hombre es estar sujetado a Dios, desbordándose completamente a Él y en su
confianza en su amor misericordioso.

Además, ocurre también con las religiones abriéndose a una actuación divina en la
que dé sentido a la vida humana. La tradición cristiana proclama que el Dios creador es
también el redentor que ofrece un sentido último a la historia. La búsqueda de Dios
cristaliza aquí en la imagen del Reino de Dios, que encarna el compromiso divino con la
lucha humana contra el mal. Pero vemos también la realidad en un mundo que se ha
acostumbrado a vivir sin Dios, y el gran problema es el de la experiencia de Dios y que éste
sea interpelante para el hombre y la construcción de la sociedad. Kart Rahner y su
discípulo Metz cuando hablaban de que el cristianismo del futuro o sería místico y
"político" tendría una vivencia de Dios y estaría comprometido con la construcción de un
mundo más justo y humano o no sería. (ESTRADA).

Por otra parte, con la historia que se ha venido dando sobre la existencia de Dios, no
podemos dejar aún lado la labor de hombre, por descubrir, por conocer, y frente a esto es
importante preguntarse. ¿Por qué desea el hombre conocer? No hay mayor respuesta en la
que podemos plantar nosotros, en la que el hombre tiene un capacidad intelectiva que le
permite conocer lo que hay a su alrededor, interrogarse o interpretarlo, pero no podemos
olvidar que todo despierta de un interés o voluntad de dar el paso por descubrir quizás
realidad muy diversas, o podríamos decir misteriosas que son tan distante de la realidad del
hombre, pero ciertamente pensamos que dentro de la esencia del hombre, dentro de su ser
está el deseo por descubrir, pero más que a descubrir lo que observa, aún más, en poder
conocer lo que más allá de sus ojos pueden sentir o ver. Desde una realidad sobrenatural.
Por lo tanto el conocimiento es una obra de la experiencia del hombre. Pero dentro de esto
de conocer existe una herramienta fundamental del hombre, “el lenguaje” ya que esta
permite expresar lo que el ser humano ha de sentir, pensar o actuar.

En la persona de fe el concepto de Dios ha sido una evolución con paso lento pero
confiable. Sabemos que en el hoy la indiferencia hacia Dios es un acontecer y permanente
actuar del hombre, pero que no descarta la esperanza de muchos a la contribución de un
mundo mejor. Pero sin duda alguna solo el hombre de fe tiene claro que la búsqueda de la
felicidad y la demostrabilidad del concepto de Dios está en la plena confianza misma de él
mismo, en dar paso a un encuentro personal con el creador.
No se puede hablar de una teoría de conocimiento, en el sentido de una disciplina
filosófica independiente, ni en la antigüedad, ni en la edad media. En la antigüedad
encontramos múltiples reflexiones epistemológicas, especialmente en platón,
EDAD ANTIGUA entendiendo la epistemología como una teoría, porque trataba de una visión
intelectiva del mundo de las ideas.
Se puede decir que para platón, conocer es contemplar y en esa contemplación
llegamos a la verdad, a la belleza, al bien; y en Aristóteles, que entiende por
“episteme” una “ciencia”, que tiene por objeto conocer las cosas en sus esencias y
en sus causas. Para ambos pensadores debe ser universal y debe mostrar necesidad.

EDAD MEDIA En la edad media, la filosofía sobre el conocimiento se encuentra con el cristianismo;
razón y fe son empleadas para comprender al hombre desde una visión teocéntrica en
la que Dios es el principio de todo, a través del cual es posible comprender al
hombre, que es su creación. En la fe el hombre encuentra sentido a la vida, la
trascendencia se convierte en una cualidad propia del hombre, que lo une a Dios. El
hombre en unidad con Dios tiene sentido.

La teoría del conocimiento, como disciplina autónoma aparece por primera vez en la
edad moderna que desde sus inicios presenta a la epistemología como su mayor
avance, pues lo que concierne al origen, la naturaleza y el fundamento de su
conocimiento fue el centro de su reflexión filosófica fundamentándose en dar validez
al conocimiento mientras que la ciencia avanzaba acumulativamente satisfaciendo
nuestras inquietudes acerca del mundo.
Vemos como primera medida a Descartes, quien va a introducir a una moderna
gnoseología, con su problemática en torno al significado de la percepción sensible, el
origen de nuestros conceptos, la naturaleza de la ciencia y de la verdad y,
principalmente, el problema del método. Desde que Descartes proyecto su duda
EDAD MODERNA sobre el conocer humano, no ha cesado la especulación en torno al fundamento de
ese saber.
Todas las grandes figuras aportan su estudio a este tema y de ahí reciben
comúnmente su caracterización como el filosofo inglés John locke, con su obra
maestra “ensayo sobre el entendimiento humano” siguiendo con Leibniz, George
Berkeley y David Hume con su “tratado de la naturaleza humana”.

Ya Emmanuel Kant, se adentrara en la “teoría del conocimiento”, en su obra


epistemológica, la crítica de la razón pura, que trata de dar una fundamentación
critica del conocimiento científico de la naturaleza. Él mismo llama al método de
que se sirve de ella “método transcendental”. Este método no investiga el origen
psicológico, sino la validez lógica del conocimiento. Kant se atiende a explicar
exclusivamente el valor del conocer científico, admitiendo, sin más, ese valor. Como
problema critico es el problema de los coeficientes a priori del juicio, dejando el
problema de la razón como independiente de la experiencia. La crítica transcendental
considera la pretensión de objetividad como algo condicionado o razón justificativa,
ella indaga. El fundamento legitimador del conocimiento (según Kant, las formas de
la intuición pura, los conceptos y los principios puros) muestra en primer lugar que
es posible un conocimiento objetivo; y en segundo lugar, en qué consiste éste; Kant
arranca con la idea de que la ciencia o el conocimiento objetivo consiste en un saber
universal y necesario. Luego de acuerdo con los escépticos, se pregunta si puede
darse el conocimiento. Su repuesta ofrece dos aspectos: primero, es posible un
conocimiento universal y necesario sobre la base de intuiciones, conceptos y
principios puros; pero en segundo lugar sólo como la matemática y como física
(ciencia natural universal). En una palabra: la cientificidad de la matemática y la de
la física no es premisa, sino conclusión; no es base argumentativa, sino meta
demostrativa.
Por eso, aunque el pensamiento de Descartes, de Locke y de Kant sea diverso en lo
que se refiere a sus teorías, confluye en que sus filosofías y en especial sus
epistemologías tratan de ser un conjunto metódico puro que permita analizar las
representaciones mentales del sujeto.
La fenomenología del conocimiento en Hursserl, reconoce la necesidad del sujeto y
del objeto, sin precisar en qué consiste cada uno de ellos, sin detenerse en averiguar
la naturaleza de cada uno de ellos. Conocer, fenomenológicamente hablando, es
aprehender, es decir, el acto por el cual un sujeto aprehende un objeto, éste debe ser
por lo menos gnoseológico, trascendente al sujeto, de lo contrario no habría
aprehensión de algo exterior: el sujeto se aprehendería de algún modo a sí mismo.
Actos que ya hemos tratado, como la abstracción, el juicio y la inferencia, aprenden
puras significaciones en cuanto son dadas y tal como son dadas estas también ayudan
a la fenomenología que es una pura descripción de lo que se muestra por sí mismo,
en ella se explora lo dado

Pero con la llegada del siglo XX se cambia esta postura y a partir de Nietzsche y
EDAD Heidegger se inicia una fuerte crítica de la Epistemología. Además, la aparición del
CONTEMPORANIA pragmatismo ha permitido un cambio de esquema, pues se redujo la verdad a la
utilidad, dejando de lado todos los problemas epistemológicos y, por ende, la
metafísica.
El filósofo Newyorkino Richard Rorty, quien critica la pretensión de Descartes de
fundamentar la filosofía en la epistemología, presenta al conocimiento como una
relación entre personas y proposiciones y no como una relación entre sujetos y
objetos; partiendo de aquí, una verdad necesaria sería aquella que hasta ahora nadie
ha logrado poner en duda y no solo el concepto que surge al referir un término a un
ente en el intelecto. Así, la verdad más que ser el fruto de representaciones y su
correspondiente, en términos clásicos “adecuación”, es un resultado del lenguaje.
Para Habermas el conocimiento que brota de la comunicación “capta teóricamente la
realidad, para que luego sea puesta al servicio del interés” de tal modo, que la
compresión de la verdad es “comprensión de las proposiciones”.

De esta manera, los filósofos del siglo pasado y de nuestros días nos han ayudado a
evitar el representacionalismo, no por medio de la “disolución” de los viejos
problemas ni señalando las “confusiones conceptuales” sino ofreciendo simplemente
un nuevo lenguaje para descubrir el conocimiento. Por eso, en nuestra época, la
filosofía del lenguaje es la disciplina que se ocupa de los “fundamentos del
conocimiento” pues las representaciones son lingüísticas más que mentales.
PRUEBAS TRADICIONALES DE LA EXISTENCIA DE DIOS

Tengamos presente que “probar” no significa aquí demostrar estricta y racionalmente que Dios existe. La
argumentación de la existencia de Dios parte del fenómeno religioso, tal como ha aparecido a la
conciencia; por lo tanto, la reflexión filosófica no debe suprimir o sustituir ese dato sino que lo asume para
justificarlo. Así la prueba es verdad de fe y la fe realidad de la prueba. La prueba de la existencia no puede
ser estricta demostración a partir de unos seres que están en un nivel totalmente diverso al ser cuya
existencia se pretende demostrar. Esto mismo hace que la prueba sea un “indicador”, “vía”, la llama Santo
Tomas, porque de los seres limitados concluye la necesidad de un ser ilimitado que nos explique, y que
está más allá de los mismos. Por lo tanto, la prueba apunta a un más allá, porque no es de la misma
naturaleza de los entes: de lo finito no se puede demostrar científicamente lo infinito.

ARISTÓTELES

Aristóteles ofrece una de las primeras demostraciones racionales de la existencia de Dios, que ha tenido
mucho éxito en todos los tiempos.
Toda forma de movimiento se explica por el principio motor, que es la causa del nuevo. La forma de
movimiento más perfecta es la de los cielos, que es un movimiento continuo y eterno. Pero como todo
movimiento, ha debido tener un principio que a su vez es movido, el cual para producir un movimiento
eterno ha de ser eterno y para producir un movimiento siempre continuo debe estar siempre en acto. Debe,
pues, haber un primer motor eterno, acto puro, libre de toda materia y de potencialidad. En cuanto tal, él
mueve como objeto de amor, es decir, como fi supremo. Este es precisamente Dios, que es pura vida, vida
de inteligencia que se piensa a sí misma. Dios es bella suma, Bien sumo.
SAN ANSELMO DE CANTERBURY

Las pruebas por las que San Anselmo muestra cómo se llega a Dios partiendo del mundo (pruebas a
posteriori), son cuatro:
Pruebas a posteriori

1. La primera es tomada de la consideración de que cada uno tiende a adueñarse de las cosas que
considera buenas. Pero los bienes son múltiples. ¿Su principio será múltiple o único? La bondad en
virtud de la cual las cosas son buenas puede ser una sola. Si, pues, las cosas son buenas, existe las
bondad absoluta (Dios).
2. La segunda está tomada de la idea de grandeza no espacial sino cualitativa. La variedad de tal
grandeza, verificada por nosotros, exige la grandeza suma, de las que todas las otras son una
participación gradual (Dios).
3. La tercera está tomada no de un aspecto particular de la realidad (bondad, grandeza), sino del ser
tout-court. Esta es la formulación de San Anselmo: “todo lo que es, existe o en virtud de algo o de
nada. Pero nada existe en virtud de la nada, es decir, de la nada no viene nada. Luego o se admite
la existencia de ser en virtud del cual las cosas existen o no existe nada. Pero algo existe, luego el
ser supremo existe (Dios)”.
4. La cuarta está tomada de la verificación de los diversos grados de perfección y se apoya en la
jerarquía de los seres y requiere que se dé una perfección primera, absoluta (Dios).

Prueba a priori

Se trata de una prueba a priori de la existencia de Dios, obtenida a partir de la idea misma de Dios.
Esta prueba se basa en el presupuesto de que la existencia real es una perfección; si Dios es el Ser por
definición, posee toda perfección y debe necesariamente poseer la existencia. En otros términos: no se
puede pensar en Dios como no existente, porque de otro modo, no pensaríamos en Dios sino en un ser
superior.
SANTO TOMAS DE AQUINO

Las cinco vías que nos presenta Santo Tomás son demostraciones a posteriori, que parten de diversos
aspectos de la criatura en cuanto tal (efectos), conocidos por la experiencia, y remontan a Dios como
causa. Este ascenso metafísico hasta Dios tiene su inicio siempre de la consideración de las criaturas en
cuanto entes causados, que están reclamando una causa incausada.

Primera vía: por el movimiento. Segunda vía: por la causalidad eficiente.

Esta vía es innegable y consta por el testimonio de Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un
los sentidos, que en el mundo hay cosas que se orden determinado entre las causas eficientes. Pero
mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es no hallamos que cosa alguna sea su propia causa.
movido por otro, ya que nada se mueve más que en Ahora bien, tampoco se puede prolongar
cuanto está en potencia respecto a aquello para lo indefinidamente la serie de las causas eficientes,
que se mueve. En cambio mover requiere estar en porque siempre que hay causa eficientes
acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar subordinadas, la primera es causa de la intermedia,
algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo sea una o muchas, y ésta causa de la última. Pero si
más que lo que está en acto. Ahora bien, no es se quita la causa se quita también el efecto; luego, si
posible que una misma cosa esté a la vez en acto y no hubiera un primera de las causas eficientes,
en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a tampoco se daría el efecto último ni causas
cosas diversas. Es pues imposible que una cosa sea eficientes intermedias, lo cual es falso. En
por lo mismo y de la misma manera, motor y móvil consecuencia, es necesario que haya una primera
como también lo es que se mueva a sí misma. Por causa eficiente, a la que todos llaman Dios.
consiguiente, todo lo que se mueva es movido por
otro.
Tercera vía: por la contingencia. Cuarta vía: por los grados de perfección.

Hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir, Esta carta vía tiene su punto de partida en las
pues vemos seres que se producen y seres que se criaturas son más o menos perfectas. De los grados
destruyen, y, por tanto, hay posibilidad de que de perfección que encontramos en los entes se llega
existan o de que no existan. Es imposible que los a Dios como ser sumamente perfecto, o perfección
seres de tal condición hayan existido siempre, ya pura. Efectivamente se encuentran en las cosas algo
que lo que tiene posibilidad de no ser, hubo un más o menos bueno, más o menos verdadero, pero
tiempo en que no fue. Si, pues, todas las cosas el más y el menos se dicen de diversas cosas según
tienen posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que se aproximen de diverso modo a algo que es
ninguna existió. Pero, si esto es verdad, tampoco máximamente, por tanto existe algo que es
debiera existir ahora cosa alguna, porque lo que no verísimo, y, en consecuencia , máximamente ente,
existe no empieza a existir más que en virtud de lo ya que las cosas que son máximamente verdaderas
que existe, por tanto, si nada existía, fue imposible son máximamente ente. Por consiguiente, hay algo
que empezase a existir cosa alguna y, consecuencia, que es causa para todas las cosas del ser y de la
ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa. Por bondad y cualquier otra perfección. A este ser lo
consiguiente, no todos los seres son posibles o llamamos Dios.
contingentes, sino que entre ellos, forzosamente, ha
de haber alguno que sea necesario por sí mismo y
que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad,
sino que sea causa de la necesidad de los demás, a
lo cual todos llaman Dios.

Quinta vía: por la finalidad o el orden.

Esta quinta vía parte de la experiencia de la finalidad de las cosas y llega a la existencia como inteligencia
ordenadora del mundo. Vemos en efecto, que las cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos
naturales, obran por un fin, como se pone de manifiesto porque siempre o muy frecuentemente obran de la
misma manera para conseguir lo mejor; de ahí que llegan al fin no por azar, sino intencionalmente. Pero
los seres que no tienen conocimiento no tienden al fin sino dirigidos por algún ser cognoscente o
inteligente por el cual todas las cosas naturales. Luego existe un ser inteligente por el cual todas las cosas
naturales se ordenan al fin: a este ser llamamos Dios.

OTRAS PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DEL DIOS

 Prueba de las verdades eternas. En las criaturas podemos observar normas invariables de belleza,
de bondad, de justicia, en un plano ya no sensible sino inteligible, es fácil darse cuenta de las leyes
inmutables en matemáticas, derecho todavía por encima de estas, se encuentran los primeros
morales. Todas ellas son verdades necesarias, inmutables y eternas. Pero la necesidad,
inmutabilidad y eternidad de esas verdades no puede radicar en las cosas, ni siquiera en el mismo
hombre, ya que estos son contingentes, mutables y limitados en el tiempo. Si existen por encima
del espíritu humano deben fundamentarse en un ser inmutable, necesario y eterno, es decir, Dios.

 Prueba por la conciencia de la ley moral natural. Esta prueba manifiesta la existencia de la ley
moral en la naturaleza humana; la ley natural no tiene en sí su fundamento sino que necesariamente
es causada o participada; y no pudiéndose proceder al infinito en las causas legisladoras o
productoras, es preciso admitir la existencia de una primera causa legisladora. Esta se denomina
ley eterna, que se identifica con Dios. La ley moral natural es dada con la naturaleza humana; de
ninguna manera es ella autosuficiente, sino que depende en última instancia de un principio
superior que le sirve de fundamento y del que es participación. No se la puede considerar
independiente de un principio legislador. Este principio legislador recibe el nombre de ley eterna.
Precisamente la ley natural define como participación de la ley eterna en la criatura racional.

 Prueba por el deseo natural de felicidad. La aspiración, el anhelo de felicidad, natural en todo
hombre, supondría la existencia de lo aspirado y anhelado; es así que el hombre siente por
necesidad natural el deseo de Dios, porque Él es su felicidad; luego existe Dios.

 Prueba de consentimiento universal. Considera que la existencia de Dios es clara a partir del
hecho de la admisión o consentimiento universal que lo hombres de todas las épocas han tenido de
Dios. En el alma de todos los hombres existiría la conciencia de la existencia de Dios.

CRITICA KANTIANA

Para el idealismo Kantiano las formas del pensamiento sólo convienen a la experiencia sensible. Sin
embargo, la razón, ávida de unidad, afirma conceptos que escapan a la experiencia (ser supremo). Kant
nos propone tres pruebas.
Prueba ontológica Prueba cosmológica

El argumento implica un paso del orden ideal al Kant dice que el principio trascendental que nos
orden real; del juicio ideal por el cual identificamos hace concluir de lo contingente a una causa, sólo
la perfección con la existencia necesaria, no tiene valor en el mundo sensible, pero fuera de este
podemos pasar al juicio existencial: el ser necesario mundo, ni siquiera tiene sentido. No se puede captar
existe. “Ningún hombre, escribe Kant, podría por el ser. Además dice que de la misma experiencia del
simple ideas, hacerse más rico en conocimiento”. ser contingente se concluye la necesidad del ser
Pero, a través de esta crítica, aparece un idealismo necesario, como causa. Así mismo dirá que el ser
radical. necesario es perfectísimo y realísimo, porque solo
en el concepto de Dios se implica la necesidad.

Argumento teleológico

Kant ve en la base de este argumento una determinada experiencia, la del orden, de la belleza, de la
finalidad del universo; pero esta experiencia probaría a lo sumo la existencia de un arquitecto del mundo,
“muy limitado siempre por la capacidad de la materia con la obraría”, no la de un creador. Por tanto por
este camino no se podría llegar a un ser que posea toda perfección: “el paso que nos eleva hasta la
totalidad absoluta es totalmente imposible por la vía empírica”.
CONCLUSIÓN

Para llegar a comprender lo que es el conocimiento debemos partir desde lo más profundo
del mismo hombre. La interioridad distingue al hombre del animal, el cual solo mira y
responde a los eventos del exterior, sin adentrarse en sí ni dar razones, esto nos distingue
del resto pues al ser capaces de dar razones nos hace llevar ventaja, hemos visto en este
ensayo todo el desarrollo del conocimiento y como este se ha ida acercando a la idea de
Dios muchos para dar razones de su existencia y otros para negarla sin duda que debemos
recordar situaciones como la del medioevo donde la fe y la razón se veían como
contrapuestas y contrarias entre sí, toda la revolución iniciada con Copérnico había
lastimado las relaciones entre ciencia y fe, se las coloca como enemigas esta idea nos
podría poner a pensar el que lo sabe todo no pude dárnoslo a conocer es así que se da la
respuesta cristina de Dios que se abaja a la humanidad en la persona de su hijo y se da a
conocer, esto visto desde la óptica cristiana pero en una filosofía más radical nos podremos
encontrar que la idea de Dios no tiene cabida pues lo único que hace es ser un obstáculo en
el desarrollo del pensamiento y el conocimiento del hombre y lo ven de manera indiferente.
Otra posición que se nos podría presentar seria la deísta que aunque reconoce la creencia en
su ser supremo este no interviene en la humanidad la pues suele ser un punto neutra en
medio de estos dos polos, tenemos que afirmar que el panorama ha cambiado y la disputa
entre fe y razón se ha aminorado un poco hoy podríamos decir que la meta del filósofo
consiste en estudiar la estructura constitutiva del hombre para extraer de ella su dimensión
o tenacidad “teologal”, es decir, se busca análisis de los hechos, de la realidad humana
tomada en y por sí misma. Su punto de partida es el pensamiento humano como dato pre-
racional, es decir, lo captado antes de reflexionar sobre él. Por él se hace presente el
hombre en el mundo, no presencia física sino intencional y ésta denota una apertura al ser.
Así, pues, la inteligencia implica conocerse a sí mismo, conocer la realidad. De esta manera
al “desvelarse” la relación de la inteligencia con la realidad se capta, como presencia, la
“verdad”. El hombre se distingue de los demás seres vivos por su “habitud”, lo que consiste
de un modo peculiar de habérselas con las cosas. Para los seres vivos como los animales,
las cosas son estímulos que actúan y producen determinadas relaciones, en cambio, para el
hombre, son realidad lo que significa que al conocerlas él se sitúa frente a ellas e
independiente de las mismas. Esto mismo nos muestra que la intelección fundamenta la
libertad, con la cual el hombre se diferencia de los demás seres y se constituye en “centro
de perspectiva de la realidad”, el hombre al conocer las cosas (que son realidades) se
percibe como una realidad absoluta ya que no está determinado por ninguna otra realidad,
estos llevan a que necesariamente el hombre se realice con ellos. El hombre solo puede
realizarse operando por el poder de lo real. Y a este apoderamiento es a lo que el filósofo ha
llamado “religación”. Con lo anterior, se inició la búsqueda del por qué, o fundamento
último de la religación con la realidad, o sea, del último fundante, que es definitiva Dios,
que es algo más allá del hombre y de las cosas. Porque la religación posee como esencia en
ser relación religaste con Dios. De lo dicho se deduce, que el problema de Dios no puede
plantearse a nivel de objetos o cosas, sino como relación existencial o personal. Por tanto,
para probar la existencia de Dios no se debe recurrir a métodos que intentan mostrarnos una
realidad externa, pues Dios es el fundamento de toda la realidad alimentando su poder de lo
real. Es por eso que dicho poder nos revela a Dios, pues en nuestra experiencia de lo real,
nos encontramos abiertos a toda realidad y en todo sentido, nos constituimos en presencia
personal con Dios.

En nuestra actualidad decimos que, la filosofía aunque afirme la existencia de Dios, no es


capaz de levantar el velo del Dios misterioso y escondido, infinitamente cercano e
infinitamente lejano, incapaz de ser captado con ninguna de las categorías humanas. Quizás
sea mejor decir que la grandeza de la razón humana consiste también en reconocer
objetivamente los propios límites, esto es, la verdadera condición humana y en la que en
este ensayo tratamos de apuntar.
REFERENCIAS

Andrade, S. V. (2003). Filosofía 2. Guadalajara: UMBRAL.

ESTRADA, J. A. (s.f.). http://www.seleccionesdeteologia.net/. Obtenido de


http://www.seleccionesdeteologia.net/:
http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol38/150/150_estrada.pdf

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