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África ante el coronavirus

Carlos Jara Cuevas


Analista de Política internacional, experto en Gestión Pública y
Cooperación Internacional
Especial prensa internacional para Gaceta Ucayalina
Londres 31/03/2020

Me permito presentar un artículo sobre África y el Coronavirus, escrito por un


gran amigo que reside en España Abuy Enfubea de la República de Guinea
Ecuatorial antigua provincia afroespañola en Africa, un intelectual que domina
varios idiomas y con una perspicacia para analizar un hecho como el que
estamos viviendo en el planeta considero que esta publicación tratando de Africa
y esta epidemia del coronavirus me recuerda al olvido histórico de los
afrodescendientes peruanos por parte de los medios de comunicación del país,
del gobierno del señor Vizcarra y de todo el sequitos de medios de comunicación
en red que muy aparte de divulgar sus declaraciones se encargan de transmitir
el miedo mediático al medio escénico de los pueblos que conforman el Perú, no
solo a la individualidad, no solo miedo al interior de los propios policías y
soldados que actúan cumpliendo un mandato pero con el temor de los probables
contagios, que muy bien siembran los opinologos sobre un problema social y de
salud que es un problema de Estado y del propio modelo económico gestionado
desde hace treinta años en el país en donde si bien es cierto como dice Gibran
Ramírez para México antes de AMLO cuentas macro económicas saneadas pero
con una extrema pobreza que se hereda de padres a hijos. Aquí en Perú se suma
con una economía informal que abarca a un 70% de la población con esa
relación de Estado, Capital y pueblo tenemos desde antes de la pandemia,
Dengue, TBC, Anemia, y desnutrición para no alargar la lista, incluso más cerca
en Lima y Callao como ejemplo, Ahora bien tenemos un Congreso legítimo y
esperemos la actuación de Tribunos republicanos es decir Congresistas
patriotas para que se haga sentir el poder Legislativo. Y no olvidemos estamos
ante un tablero triangular de la política internacional con EEUU, China y Rusia.
Finalmente hay una cuarentena en Perú y todos deben de cumplir con ella no
hay otra pero el mundo de los problemas cotidianos comienzan al día siguiente
de todo esto y que según previsión del presidente Vizcarra concluye el 12 de
abril hay que desearnos éxito a todos por la salud del pueblo. Este artículo fue
publicado en la revista EL SALTO de España el 28/03/2020, Espero sirva para
una lectura de información de un continente como África tan cerca de nuestra
raíces culturales de nuestro continente y de nuestra patria el Perú.

ABUY NFUBEA
DIRECTOR DE UHURU AFRIKA TV
28 MAR 2020 14:53 Revista El SALTO, España

Después de las primeras medidas para contener el virus en África, calcadas del
modelo seguido en Europa, Asia y Estados Unidos, se multiplican los
interrogantes: sin Estado de bienestar, ¿quién va a mantener a esas familias?
¿Estas medidas que quizá sirvan en Europa acaso servirán en África o
Latinoamérica?
El pasado 27 de marzo, TV3, la única tv española con corresponsales en Africa,
nos informó tímidamente de la primera revuelta africana liderada por mujeres en
el mercado de Bissau en contra de la medida del Gobierno de cerrar el núcleo
social que representa un mercado ente la pandemia. El primer interrogante que
me vino a la mente fue: sin Estado bienestar ¿quién va a mantener a esas
familias? ¿Estas medidas que quizá sirvan en Europa acaso servirán en África o
Latinoamérica?
La sanidad kemítica [pueblos y naciones africanas menos occidentalizadas] es
en su mayor parte de pago, la prevención es muy deficiente y el diagnóstico
tardío. Sumados al problema del secuestro de las patentes por las farmacéuticas,
la corrupción de las dictaduras Tío Tom amigas de Occidente que, mientras
persiguen a Kemi Seba [figura clave del anticolonialismo y el panafricanismo], se
llevan el dinero de los hospitales a bancos de Madrid, Andorra, Liechtenstein,
Mónaco, Barcelona, Milán y Suiza, aumentando así la escasez de medios
humanos y técnicos.
África soporta así el 24% de la carga mundial de enfermedad, según cálculos del
antropólogo Alvar Jones, pero cuenta tan solo con el 1% de la financiación
mundial. El conjunto de sus sistemas de salud dispone tan sólo del 3% de los
trabajadores. Con un 50% de mortalidad neonatal y un 10% de mortalidad en
menores de cinco años, la población africana se encuentra en un estado de
emergencia sanitaria permanente. La esperanza de vida se cifra en 49 años. La
ausencia de un acompañamiento institucional seguro imposibilita en todos los
Estados la delegación de la gestión de la enfermedad. Los itinerarios y las
decisiones que implican los modos de ingreso de la persona sin salud son
especialmente difíciles: aquí chocan o bien encajan diversas visiones del mundo.
La crisis presente del coronavirus, en definitiva, inaugura una sociología que
permite la comprensión de la posmodernidad trágica desde múltiples vertientes,
tanto desde lo fenómenico, como desde la comprensión teórica. Un recapitular
del rumbo presente a partir de los elementos simbólicos que emanan de las
propias sociedades y comunidades kemiticas, de casa y de fuera.
Históricamente, las pandemias como el sida han sido determinantes en la
construcción de imaginarios sociales y las mitologías fundantes de la
interpretación de la realidad, así como la construcción simbólica de dicha
realidad.
Desconocer la gravedad de todas las crisis biológicas y de sus consecuencias
sociales, culturales, políticas, económicas y ambientales que acontecen en los
entornos habitados en mayor medida por poblaciones afrodescendientes es
propio de la otra perplejidad compartida ahora por millones de seres humanos
en todo el mundo.
Tras casi un mes de reclusión acaso es el momento de hacer una reflexión seria,
pero alejada de los mensajes más alarmistas sobre la realidad africana ante el
recorrido de este virus en particular. La lectura de este virus por fuerza es
diferente en un lugar donde millones de personas mueren de pandemias
crónicas, como el dengue, el paludismo, la pulmonía, las guerras y los accidentes
en vehículos, sin olvidar los frutos del neoesclavismo o las más de 5.000 bajas
anuales en las pateras y vallas de Ceuta, o aún frente a los abandonados en
Turquía, Grecia o los campamentos de Sudán en tierra de nadie.
Antes de que la OMS imponga medidas como cerrar los mercados de la
Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC) deberían
explicarnos qué tipo de programa hay para las poblaciones del continente y sus
redes sociales, qué país africano puede hacer previsiones y remedios, cuando
Estados de la UE, como Italia, no han podido hasta el momento.
Cuando Teodorín [hijo del dictador guineano Teodoro Obiang Nguema] desde el
Carnaval de Rio o desde su bien financiada mansión en California insiste en que
los africanos se queden en casa... ¿en qué casa se refiere? ¿Acaso con el boom
del petróleo construyó viviendas de protección oficial para todos ellos? ¿El
antídoto será de acceso para los más pobres? Y si es así, ¿por qué las supuestas
vacunas recorren el camino, distópico en principio, de la mercancía privatizada
y comercializada? ¿Están las farmacéuticas pensando una vez más en hacer un
considerable negocio con la pandemia?
La dura realidad que vive África, pues, sometida a pandemias muy superiores al
coronavirus —por el momento— como el paludismo, la tuberculosis y la malaria,
males endémicos que matan anualmente 200.000 personas sin alarma social,
sin que La Sexta haga un maratón, nos da mucho que pensar, y abre muchos
interrogantes. ¿Qué significa en la práctica que se apliquen a los africanos las
medidas adoptadas para el coronavirus en el medio euroamericano? ¿Hay
alguna alternativa más equitativa? Cuántos países africanos se pueden enfrentar
la pandemia? Preguntas, preguntas. Y... ¿una vez lograda la vacuna, todos los
seres humanos tendrán derecho a acceder a ella? ¿Qué industria africana
puede, ante la pandemia, permitirse el lujo de cerrar sus fronteras, productividad
sin excedentes y subsistir sin alimentos?
El BM, UNICEF y la propia OMS nos dicen que las personas en África vive con
menos de dos dólares al día, ¿tenemos los africanos la capacidad de obtener
una asistencia médica gratuita, parando la producción, adquisición y alimenticia,
o sigue siendo la economía informal la fuente de ingresos? ¿Qué pensar del
gasto en armamento? ¿Acaso alguna urbe afro puede parar su actividad, un
máximo 48 horas, siendo sus poblaciones capaces de separar este paro de su
menguada pero imprescindible producción y sus complejos canales de
distribución?
Está claro que decisiones como cerrar los mercados de Bissau, Abidjan, Dakar,
Lagos, Malabo, Yaunde, Durban o Luanda no solo son una decisión de lo más
criticable, también una sentencia de gran debilitamiento, extremo a veces, para
muchas familias. Como dice un refrán fang, hay que evitar que el pantano crezca.
Las mujeres comerciantes no tienen medios para sobrevivir con extensas
familias a sus espaldas, sobretodo, desde de que la cúpula de la UE haya
destruido su agricultura con los tratados de libre comercio. Requieren de la
capacidad del entramado familiar para movilizar pequeños recursos financieros
a diario, de cara a sufragar los gastos de estancia y tratamiento en clínicas.
El modelo de implementación vertical de hospitales se ha impuesto: es decir el
Estado y las ONG sufragan hospitales a los que buena parte de la población no
puede acceder. En Bata (Guinea Ecuatorial), cuesta 50 euros diarios. El entorno
del enfermo también ha de asegurar la búsqueda de los fármacos en buen
estado, si es posible; medicinas recetadas en la libreta de salud, en caso de que
no se den rupturas de stock; la prospección de sangre si fuese necesario es todo
un riesgo, una decisión a vida o muerte, velar por la higiene del enfermo, su
comodidad, su alimentación, etc. En países donde la esperanza de vida es tan
baja donde las infraestructuras sanitarias requieren y propician el rol activo de
los individuos y colectivos para sortear las dificultades extremas, no es una
actitud sujeta al reproche. Quizá es algo irónico que las personas negras a estas
alturas se dejen arrastrar por el miedo globalizado general.
Al respecto sugiero los videos del hondureño Alfredo Bowman, más conocido
como doctor Sebi, seguida de una reflexión de lo ocurrido desde la Conferencia
de Berlin. El sumatorio de todos estos vacíos estructurales y otros más avivan la
independencia respecto a la tutela sanitaria demostrando que el lugar donde
nacemos determina la salud que vamos a tener.

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