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Durante los últimos quince años, la OIT, el PNUMA, la OCDE, la División Población
del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES),
el Banco Mundial y otros han llevado a cabo un trabajo analítico considerable sobre los
vínculos entre crecimiento, empleo y reducción de la pobreza [véase, por ejemplo:
El Informe sobre el desarrollo mundial 2013 del Banco Mundial, titulado Empleos,
resaltó el papel transformador del empleo en términos de elevar nivel de vida, crear
mayor cohesión social y mejorar la productividad. El Informe sobre Desarrollo Humano
2015 del PNUD, titulado Repensar el trabajo para el desarrollo humano, procuró
establecer la conexión entre el trabajo (en su sentido más amplio) y el desarrollo
humano. En 2010, la OIT y el FMI organizaron en Oslo una conferencia, conjunta,
donde se examinó la relación entre el crecimiento, el empleo y la cohesión social. El
vínculo entre crecimiento, empleo y pobreza fue también el tema central de la Cumbre
Extraordinaria de la Unión Africana sobre Empleo y Alivio de la Pobreza en África,
celebrada en Ouagadougou en septiembre de 2004. En dicha ocasión, los Jefes de
Estado africanos aprobaron una Declaración por la que se comprometieron situar la
creación de empleo como objetivo explícito y primordial de nuestras políticas
económicas y sociales a nivel nacional, regional y continental, a fin de que el alivio de
la pobreza sea sostenible, y las condiciones de vida de nuestros pueblos sean mejores.
Para lograr la meta de transformar el crecimiento en empleo, la OIT promueve marcos
de política y alianzas mundiales que procuran generar más oportunidades de empleo de
calidad. A nivel nacional, el objetivo es prestar apoyo a los mandantes de la OIT a fin
de desarrollar, ejecutar y supervisar políticas y programas específicos para cada
contexto que promuevan la creación de empleo de calidad mediante estrategias de
inversión y diversificación económica, desarrollo de conocimientos para satisfacer las
necesidades actuales y futuras en los mercados de trabajo, y la activación de los
mercados de trabajo y la intermediación que integra a los grupos más vulnerables. Esto
incluye las políticas y los programas que facilitan la transición hacia la formalidad, y la
creación de oportunidades de empleo e ingresos en la economía rural (véase la sección
independiente).
El término crecimiento económico suele ser más específico que el término desarrollo
económico. El crecimiento económico se trata de un incremento en el nivel real de la
productividad nacional de un país. Éste incremento puede ser causado por varios
elementos. Entre ellos, el aumento en la calidad y la cantidad de los recursos (mediante
la educación, por ejemplo), y mejorías en la tecnología. Dicho en otras palabras, es un
incremento en el valor de los bienes y servicios producidos por cada sector de la
economía. El crecimiento económico puede ser medido mediante el aumento del PIB
(Producto Interno Bruto).