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Diferentes coeficientes que indican el nivel de crecimiento y desarrollo económico.

El crecimiento económico por sí solo no se traduce necesariamente en una mayor


cantidad y una mejor calidad de empleos, especialmente para los sectores más pobres,
vulnerables y aquellos en riesgo de quedar marginados. El crecimiento económico es un
requisito previo para aumentar el empleo productivo; es el resultado combinado de
incrementos en el empleo e incrementos en la productividad laboral. Por lo tanto, la tasa
de crecimiento económico establece los límites absolutos dentro de los cuales se puede
presentar el crecimiento en el empleo y el crecimiento en la productividad laboral. Sin
embargo, el patrón o la naturaleza del crecimiento también tienen mucha importancia.
El impacto del crecimiento económico en la creación de empleo productivo no solo
depende de la tasa de crecimiento, sino también de la eficiencia con la cual el
crecimiento se traduce en empleos productivos. Lo anterior depende de una serie de
factores, tales como la composición sectorial del crecimiento y la intensidad del
crecimiento de capital/trabajo dentro de cada sector. Normalmente existe la necesidad
de incrementar el número de empleos y la productividad, así como los ingresos
procedentes del empleo. Por consiguiente, una revisión del desarrollo económico desde
una perspectiva del empleo debe evaluar la medida en la que el crecimiento económico
ha logrado satisfacer la necesidad de más empleos, mayor productividad o ingresos más
altos. Dicha evaluación debe ser clasificada por sectores económicos para obtener una
perspectiva esclarecedora. La medida en la que el crecimiento económico se relaciona
con una transformación productiva y es impulsado por ella es de gran importancia para
la sostenibilidad del desarrollo económico en el mediano y el largo plazo.

Los indicadores que miden la capacidad de una economía de generar suficientes


oportunidades de empleo para su población pueden proporcionar una visión muy valiosa
de la evolución general de la economía. Estos indicadores incluyen las tasas de
desempleo, las relaciones (o ratio) entre empleo y población, las tasas de actividad
laboral, y el coeficiente de empleo del crecimiento o la elasticidad del empleo con
respecto al producto. Este último indicador mide cuánto crecimiento de empleo se
asocia con 1 punto porcentual del crecimiento económico. La disminución del
coeficiente de empleo del crecimiento es materia de preocupación política.
La integración explícita del empleo y el trabajo decente en el crecimiento económico y
las políticas de reducción de la pobreza contribuyen a aprovechar al máximo los
beneficios para la gente y a velar por que el crecimiento sea sostenible e inclusivo.

La situación de los trabajadores pobres debe ser objeto de atención particular, en


especial en países donde la economía formal es pequeña y donde muchas mujeres y
hombres trabajan a menudo arduamente y con horarios prolongados pero sencillamente
no pueden ganar lo suficiente como para salir ellos y sacar con ellos a sus familias de la
pobreza. Cuando se combina el trabajo remunerado y el no remunerado, las mujeres
trabajan más horas al día que los hombres, y esta pobreza de tiempo impacta en su
capacidad para acceder al trabajo decente.

Durante los últimos quince años, la OIT, el PNUMA, la OCDE, la División Población
del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES),
el Banco Mundial y otros han llevado a cabo un trabajo analítico considerable sobre los
vínculos entre crecimiento, empleo y reducción de la pobreza [véase, por ejemplo:
El Informe sobre el desarrollo mundial 2013  del Banco Mundial, titulado Empleos,
resaltó el papel transformador del empleo en términos de elevar nivel de vida, crear
mayor cohesión social y mejorar la productividad. El Informe sobre Desarrollo Humano
2015  del PNUD, titulado Repensar el trabajo para el desarrollo humano, procuró
establecer la conexión entre el trabajo (en su sentido más amplio) y el desarrollo
humano. En 2010, la OIT y el FMI organizaron en Oslo una conferencia, conjunta,
donde se examinó la relación entre el crecimiento, el empleo y la cohesión social. El
vínculo entre crecimiento, empleo y pobreza fue también el tema central de la Cumbre
Extraordinaria de la Unión Africana sobre Empleo y Alivio de la Pobreza en África,
celebrada en Ouagadougou en septiembre de 2004. En dicha ocasión, los Jefes de
Estado africanos aprobaron una Declaración  por la que se comprometieron situar la
creación de empleo como objetivo explícito y primordial de nuestras políticas
económicas y sociales a nivel nacional, regional y continental, a fin de que el alivio de
la pobreza sea sostenible, y las condiciones de vida de nuestros pueblos sean mejores.
Para lograr la meta de transformar el crecimiento en empleo, la OIT promueve marcos
de política y alianzas mundiales que procuran generar más oportunidades de empleo de
calidad. A nivel nacional, el objetivo es prestar apoyo a los mandantes de la OIT a fin
de desarrollar, ejecutar y supervisar políticas y programas específicos para cada
contexto que promuevan la creación de empleo de calidad mediante estrategias de
inversión y diversificación económica, desarrollo de conocimientos para satisfacer las
necesidades actuales y futuras en los mercados de trabajo, y la activación de los
mercados de trabajo y la intermediación que integra a los grupos más vulnerables. Esto
incluye las políticas y los programas que facilitan la transición hacia la formalidad, y la
creación de oportunidades de empleo e ingresos en la economía rural (véase la sección
independiente).

¿Cuál es la diferencia entre Desarrollo Económico y Crecimiento Económico?

El término crecimiento económico suele ser más específico que el término desarrollo
económico. El crecimiento económico se trata de un incremento en el nivel real de la
productividad nacional de un país. Éste incremento puede ser causado por varios
elementos. Entre ellos, el aumento en la calidad y la cantidad de los recursos (mediante
la educación, por ejemplo), y mejorías en la tecnología. Dicho en otras palabras, es un
incremento en el valor de los bienes y servicios producidos por cada sector de la
economía. El crecimiento económico puede ser medido mediante el aumento del PIB
(Producto Interno Bruto).

El desarrollo económico, por otro lado  es un concepto normativo. Esto quiere decir


que depende de la moralidad de cada persona. El economista estadounidense, Michael
Todero lo define como un aumento en la calidad de vida e incluso en el autoestima del
individuo. Este desarrollo también conlleva una necesidad de liberación (de cualquier
tipo de opresión). El método más exacto para medir el desarrollo, es el Índice de
Desarrollo Humano (IDH).
Éste toma en cuenta los niveles de alfabetismo y la esperanza de vida. Estos dos factores
repercuten directamente sobre la productividad y el crecimiento económico. Asimismo,
pueden llevar a un país hacia la creación de nuevas oportunidades en los sectores de la
educación, salud, empleo y conservación del medio ambiente. El desarrollo económico
implica un crecimiento en el ingreso per cápita de cada ciudadano.

El crecimiento económico, no toma en cuenta a la economía informal. La economía


informal también conocida como mercado negro, son todas aquellas actividades
económicas no registradas. Este tipo de desarrollo permite a las personas con niveles de
vida más bajos aumentar su nivel de vida. El crecimiento económico tampoco toma en
cuenta el agotamiento de los recursos naturales y sus consecuencias, como la
contaminación y las enfermedades. El desarrollo económico, por el contrario, se
preocupa por la sustentabilidad, lo que significa satisfacer las necesidades del presente
sin comprometer las del futuro. Estos efectos ambientales cada vez representan un
problema más grande para los gobiernos. Esto se debe a que la presión para resolverlos
ha ido en aumento desde el descubrimiento del calentamiento global. El crecimiento
económico es una condición necesaria pero no exclusiva para el desarrollo económico.

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