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ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

UNIDAD SECTORIAL DE REDUCCIÓN DE LA POBREZA Y GESTIÓN ECONÓMICA


AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

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The findings, interpretations, and conclusions expressed herein are entirely those of the author(s) and do not be
necessarily reflect the views of the Executive Directors of the World Bank or the governments they represent.
The World Bank does not guarantee the accuracy of the data included in this work. The boundaries, colors,
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Los resultados, interpretaciones y conclusiones expresados aquí son enteramente los del (los) autor (es) y no
reflejan necesariamente las opiniones de los miembros de la Junta de Directores del Banco Mundial, o de los
gobiernos que ellos representan.

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nombres y otra información expuesta en cualquier mapa de este volumen no denotan, por parte del Banco, juicio
alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los territorios, ni aprobación o aceptación de tales fronteras.

Publicado The World Bank como: Ecuador Poverty Assessment en 2004


La traducción al castellano fue hecha por Alfaomega Colombiana.
En caso de discrepancias prima el idioma original.

Copyright © 2004 The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank
1818 H Street, NW.
Washington, DC 20433, USA.
Todos los derechos reservados

Para esta edición:


© 2005 Banco Mundial en coedición con Alfaomega Colombiana S. A.
Primera edición en castellano: mayo de 2005

ISBN 958-682-?????

Traducción al castellano: María Victoria Mejía Duque


Diseño de cubierta: Juan Carlos Durán
Edición y diagramación: Alfaomega Colombiana S.A.
Impresión y encuadernación: ???????????

Impreso y hecho en Colombia - Printed and made in Colombia

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CONTENIDO

RECONOCIMIENTOS XIII

RESUMEN EJECUTIVO XV

INTRODUCCIÓN XXXIX

CAPÍTULO 1. DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 1

El impacto del crecimiento económico y de la volatilidad económica en la pobreza 2


Evolución del PIB per cápita, 1970-2002 2
Fuentes de crecimiento económico 3
Determinantes de volatilidad económica y crecimiento escaso 5
El efecto de la volatilidad económica en el crecimiento del PIB per capita 9
Crecimiento, volatilidad y pobreza 10
Fomento de un crecimiento estable del PIB por medio de la disciplina fiscal 13
El impacto de la crisis de 1999 en la pobreza 13
Los orígenes de la crisis 14
Pobreza y desigualdad durante la crisis 14
El gasto social y la crisis 15
El impacto de la dolarización en la pobreza 16
Dolarización formal e informal 17
El impacto de la dolarización en el consumo y en la pobreza 18
Conclusiones 24

CAPÍTULO 2. CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA


EN 1990-2001 25

Revisión y perfil de la pobreza 26


Pobreza y desigualdad en Ecuador en 2001 26
Condiciones de vida y las características de los pobres 27
Correlatos de la pobreza 30
Estimaciones consistentes de la pobreza, 1990-2001 31
Cartografía de la pobreza en Ecuador: breve introducción 31
La evolución y distribución de la pobreza en 1990-2001: tendencias principales
y cambios en el ámbito de cantón 33
Determinantes locales del crecimiento y de la reducción de la pobreza 39
Condiciones iniciales y cambios en la pobreza 39
Cambios en el empleo y cambios en la pobreza 41
Conclusiones 42

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vi ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

CAPÍTULO 3. POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL


Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 45

Desarrollo principal del mercado laboral en las zonas urbanas, 1997-2002 46


Participación de la fuerza laboral, empleo y desempleo 47
Ingreso laboral y salario 48
Pobreza urbana y mercados laborales 51
Ingreso familiar y tendencias de la pobreza urbana 51
¿Quiénes son los pobres urbanos? El papel de los resultados del mercado laboral 54
El ingreso laboral y la demanda de mano de obra calificada 64
Restricciones a la generación de empleo: un análisis del sector manufacturero
en las zonas urbanas 70
Rotación del empleo y generación de empleo: Qué hacen las empresas versus
qué quieren las empresas 70
Restricciones a la generación de empleo y a la expansión de los negocios 72
Creación real de empleo y productividad laboral 75
Políticas para aumentar la productividad laboral y la generación de empleo 77
Conclusiones 79

CAPÍTULO 4. POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN


DE LA TIERRA 81

¿Quiénes son los pobres rurales? 82


Construcción de medidas de produtividad agrícola y distribución de la tierra
para Ecuador 83
Producción por hectárea y por trabajador/hora: una primera aproximación 83
Convertir los rendimientos en dólares 87
Estimación de la productividad agrícola 89
Las fincas a pequeña, mediana y gran escala son todas más productivas en zonas
de gran productividad 92
En Ecuador, la distribución de la tierra es supremamente desigual 92
Productividad agrícola, ingresos familiares y pobreza: ¿Quién se beneficia
de las políticas para aumentar la productividad y el acceso a la tierra? 95
Agricultores independientes 95
Jornaleros agrícolas 95
La relación entre productividad agrícola y pobreza de un cantón a otro 98
Políticas para aumentar la productividad agrícola 99
Cerrar la brecha: Cómo pasar la frontera de la posibilidad de producción 99
El impacto de la reformas de las políticas en la producción: resultados
de una simulación 101
Políticas para aumentar el acceso a la tierra 105
Fomentar la seguridad de tenencia 105
Fomentar las transacciones de tierras 106
El sector rural de explotación no agrícola en Ecuador 107
Conclusiones 111

CAPÍTULO 5. SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 113


Resultados sociales en Ecuador: una perspectiva comparativa 114
Comparaciones internacionales de resultados en salud y educación 114

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CONTENIDO vii

Variación de resultados en salud y educación dentro del país 117


Nivel, composición, ciclicalidad e incidencia del gasto social 121
Tendencias del gasto social: nivel, composición y ciclicalidad 122
Incidencia del gasto social: ¿Beneficia el gasto social a los pobres? 124
Fijación de nuevos objetivos de los programas sociales: evaluación
de herramientas y proyectos 130
Uso del SelBen para fijar nuevos objetivos del subsidio al gas –simulación 131
Uso del SelBen para fijar nuevos objetivos al Bono de Desarrollo Humano (BDH) 134
Conclusiones 135

ANEXOS 137
Anexo 1. Ecuador en el contexto andino 137
Anexo 2. Crecimiento económico y volatilidad económica –aspectos metodológicos 140
Anexo 3. Estimaciones comparables de la pobreza en una zona pequeña:
nota técnica 144
Anexo 4. Medición y control de la pobreza, resultados sociales y programas 152
Anexo 5. Sin querer reinventar la rueda: la evaluación de la pobreza de Ecuador
y otras investigaciones recientes sobre Ecuador 154

APÉNDICE DE DATOS 156

BIBLIOGRAFÍA 173

LISTA DE CUADROS
Cuadro 1.1 Los cambios en el PIB per cápita responden sobre todo a cambios
en la PTF 4
Cuadro 1.2 La volatilidad de la PTF se debe a los déficit fiscales y, en particular,
a conmociones
en los términos de intercambio 7
Cuadro 1.3 Las conmociones de los términos de intercambio afectan el PIB
por medio de cambios en las políticas económicas internas 8
Cuadro 1.4 Fluctuaciones de las políticas internas son la causa principal
del crecimiento insuficiente del pib per cápita y de la volatilidad
del PIB per cápita 9
Cuadro 1.5 El desempleo es menor y el consumo privado es mayor en presencia de
estabilización plena 12
Cuadro 1.6 Rentas fiscales y gasto social fluctúan de manera significativa
en el tiempo... 12
Cuadro 1.7 La dolarización de facto era elevada a finales de 1999 17
Cuadro 1.8 Los patrones de composición varían con los niveles de ingreso 19
Cuadro 1.9 Los cambios de precios debido a la dolarización han beneficiado
principalmente a los hogares no pobres 23

Cuadro 2.1 En 2001, casi la mitad de la población de la Sierra y la Costa era pobre 26
Cuadro 2.2 La desigualdad en el consumo es mayor en la Sierra y en las zonas
urbanas 27

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viii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 2.3 Las características demográficas de los hogares pobres y no pobres


varían de una región a otra y de las zonas urbanas a las rurales 28
Cuadro 2.4 El empleo reduce la pobreza de manera efectiva 30
Cuadro 2.5 Aumentos de la pobreza general y, en particular, de la pobreza urbana 34
Cuadro 2.6 En las zonas urbanas el número de pobres aumentó considerablemente... 34
Cuadro 2.7 ...creciendo más rápidamente que la población urbana 35
Cuadro 2.8 ...y las mejores dotaciones en términos de educación, empleo
y servicios básicos 40

Cuadro 3.1 Las tendencias del mercado laboral registraron los efectos de la crisis
de 1999 y la dolarización de 2000 47
Cuadro 3.2 La evolución del ingreso laboral real varió de un sector a otro... 49
Cuadro 3.3 ...y también varía de un tipo de empleo a otro 50
Cuadro 3.4 El ingreso laboral real varía con sector y tipo de empleo 52
Cuadro 3.5 Existen diferencias importantes entre los pobres y los no pobres
urbanos en términos del apego al mercado laboral y de los resultados
del mercado laboral 56
Cuadro 3.6 Mercado laboral y factores demográficos determinantes de la pobreza
en las zonas urbanas 62
Cuadro 3.7 Trabajadores más educados tienen mayor ingreso laboral de un sector
a otro 65
Cuadro 3.8 Las tasas de pobreza son más altas en el sector informal y en el sector
de bienes comercializables 65
Cuadro 3.9 La distribución de la educación varía en el tiempo y de un sector a otro 66
Cuadro 3.10 El ingreso laboral real se incrementó más entre trabajadores terciarios
en el sector formal y entre trabajadores secundarios en el sector informal 69
Cuadro 3.11 Las características de las empresas difieren según el tamaño de la empresa 71
Cuadro 3.12 La rotación de trabajadores es alta, pero la generación neta de empleo
es baja 71
Cuadro 3.13 Los costos de despido y los costos no salariales son las razones
principales para no contratar y despedir trabajadores permanentes
como las empresas quisieran 73
Cuadro 3.14 Empresas de tamaños diferentes enfrentan restricciones diferentes
al crecimiento y a la expansión 75
Cuadro 3.15 La generación de empleo se correlaciona positivamente
con la productividad laboral 77

Cuadro 4.1 El perfil de la pobreza rural en Ecuador 82


Cuadro 4.2 Estimaciones de la función Cobb-Douglas de producción
de la rentabilidad relativa de la tierra, el capital y la mano de obra 90
Cuadro 4.3 En Ecuador, la distribución de la tierra es supremamente desigual 93
Cuadro 4.4 Las fincas grandes pagan salarios más altos que las fincas pequeñas 96
Cuadro 4.5 Las fincas con mayor producción por trabajador pagan salarios más altos 97
Cuadro 4.6 Mayor productividad agrícola se asocia con menor pobreza rural
en el ámbito de cantón 98
Cuadro 4.7 El impacto de diferentes “variables de políticas” en la eficiencia técnica
varía con el tamaño de la finca 100
Cuadro 4.8 El valor promedio de “las variables de las políticas” varía
con el tamaño de la finca 100

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CONTENIDO ix

Cuadro 4.9 El acceso al crédito y educación agrícola tiene el impacto más grande
en la productividad 103

Cuadro 5.1 El gasto social (como porcentaje del PIB) ha disminuido muchísimo
en el tiempo 123
Cuadro 5.2 La mayor parte de los programas sociales son progresivos,
y algunos también favorecen a los pobres –la educación superior
y el subsidio al gas son las excepciones 126
Cuadro 5.3 El uso del gas es bajo entre la población indígena 132

LISTA DE GRÁFICOS
Gráfico 1.1 Volatilidad alta del PIB per cápita en 1997-2003 (componente cíclico
del PIB per cápita) 3
Gráfico 1.2 Existe evidencia de correlación contemporánea entre la PTF y conmociones
externas, fiscales y monetarias 6
Gráfico 1.3 La volatilidad económica y el crecimiento insuficiente de Ecuador no se
pueden explicar plenamente por medio de conmociones en los términos
de intercambio 7
Gráfico 1.4 El costo relativo de la canasta familiar promedio disminuyó después
de la dolarización (diciembre 1999 = 100) 21
Gráfico 1.5 El precio (relativo) de bienes diferentes ha variado significativamente
en el tiempo 22
Gráfico 1.6 La baja del costo de bienes duraderos se asocia con la baja del costo
de los bienes comercializables 23

Gráfico 2.1 La pobreza es más elevada en los cantones rurales de la Sierra


y en la zona norte de la Costa 37
Gráfico 2.2 Aumentos significativos de la pobreza en 44 de 220 cantones 37
Gráfico 2.3 La pobreza registró el mayor aumento en los cantones con las tasas
más bajas de pobreza en 1990... 39
Gráfico 2.4 Disminuciones en la pobreza se relacionaron con disminuciones
del empleo agrícola y aumentos del empleo no agrícola 43

Gráfico 3.1 Los cambios en el empleo y en el ingreso laboral impulsan los cambios
en el ingreso per cápita familiar 53
Gráfico 3.2 La pobreza siguió un patrón cíclico en 1997-2002 54
Gráfico 3.3 Incrementos en la demanda relativa de trabajadores con educación
terciaria en el sector formal y trabajadores con educación secundaria
en el sector informal 68
Gráfico 3.4 La mayor parte de las empresas estarían dispuestas a contratar
más trabajadores permanentes si no tuvieran restricciones 72
Gráfico 3.5 Las empresas perciben numerosas restricciones a la operación diaria
de sus negocios y su expansión futura 74
Gráfico 3.6 La productividad laboral aumenta con el tamaño de la empresa
y en el tiempo 76

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x ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.1 El arroz se cultiva principalmente al sur de la Costa 84


Gráfico 4.2 La papa se cultiva principalmente en la Sierra 84
Gráfico 4.3 El banano se cultiva principalmente al sur de la Costa 85
Gráfico 4.4 El cacao se cultiva principalmente en la Costa 85
Gráfico 4.5 El café se cultiva principalmente al norte de Oriente 86
Gráfico 4.6 La productividad de la tierra es alta en cantones alrededor de Quito
y Guayaquil... 87
Gráfico 4.7 ...mientras la productividad laboral es alta en el interior de la región
de la Costa 88
Gráfico 4.8 La eficiencia técnica es alta en el interior de la región de la Costa 91
Gráfico 4.9 La distribución de la tierra es más desigual en la Sierra y alrededor
de Guayaquil 94
Gráfico 4.10 Productividad agrícola y servicios agrícolas 108
Gráfico 4.11 Productividad agrícola y procesamiento de alimentos 109
Gráfico 4.12 Productividad agrícola y el sector no agrícola de explotación no agrícola 111

Gráfico 5.1 La mortalidad infantil es alta para el nivel de desarrollo de Ecuador... 115
Gráfico 5.2 ...como lo son la emaciación y el raquitismo 115
Gráfico 5.3 Ecuador tiene un desempeño superior en la matrícula (neta) primaria... 116
Gráfico 5.4 ...y tiene el desempeño previsto en matrícula (neta) en secundaria 116
Gráfico 5.5 Las provincias de la Sierra tienen un desempeño inferior en salud,
en tanto... 119
Gráfico 5.6 ...las provincias de la Costa tienen un desempeño inferior en educación 119
Gráfico 5.7 El gasto per cápita en educación es más alto en las provincias pobres,
mientras... 128
Gráfico 5.8 ...el gasto per cápita en salud es similar de una provincia a otra 129
Gráfico 5.9 Antes que llegar a los pobres de zonas pobres, el Bono Solidario
tiende a llegar a los pobres de zonas no pobres 129
Gráfico 5.10 La nueva fijación del objetivo del subsidio al gas utilizando
el SelBen favorece a los pobres y es progresiva 133
Gráfico 5.11 El BDH será más progresivo en el plano geográfico una vez se haga
una nueva fijación del objetivo a partir del SelBen 134

LISTA DE RECUADROS
Recuadro 1.1 Fuentes de los datos para las principales variables macroeconómicas
y de las políticas 5
Recuadro 1.2 Crisis económica, dolarización y competitividad: la evolución
de la tasa de cambio real, 1990-2002 11
Recuadro 1.3 Desarrollos macroeconómicos de los noventa 15
Recuadro 1.4 Los efectos no monetarios de la crisis, según lo informan los pobres 16
Recuadro 1.5 Estimación de flujos de consumo de bienes duraderos a partir
de datos sobre el gasto 19
Recuadro 1.6 Cambios en los precios relativos y su impacto en el consumo 20

Recuadro 2.1 Conteo de la población indígena y afroecuatoriana 29


Recuadro 2.2 La necesidad de una nueva ECV de Ecuador 31
Recuadro 2.3 El mapa de necesidades básicas insatisfechas 32

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CONTENIDO xi

Recuadro 2.4 Migración interna en Ecuador 36


Recuadro 2.5 Heterogeneidad urbana y pobreza 38

Recuadro 3.1 Fuentes de los datos 46


Recuadro 3.2 Elaboración de las medidas del ingreso (laboral) y de la pobreza urbanos 55
Recuadro 3.3 Búsqueda de nuevas oportunidades económicas: población indígena
y de ascendencia africana en zonas urbanas 58
Recuadro 3.4 Estrategias de manejo de situación de los pobres urbanos 60
Recuadro 3.5 Emigración internacional 63
Recuadro 3.6 Cambios en la demanda relativa: Qué se debe suponer y por qué 67

Recuadro 4.1 Las mujeres y la industria de las flores en Ecuador 86


Recuadro 4.2 Convertir toneladas en dólares en el Censo Agrícola 88
Recuadro 4.3 Estimación de una función Cobb-Douglas de producción con base
en el Censo Agrícola 90
Recuadro 4.4 Acceso a la tierra entre la población indígena y de ascendencia africana 94

Recuadro 5.1 Ausentismo de los docentes de las escuelas primarias 117


Recuadro 5.2 Análisis de diferencias regionales en el consumo de alimentos
per cápita 120
Recuadro 5.3 Fijación del objetivo del gasto en educación 120
Recuadro 5.4 Educación y salud entre la población indígena y la población negra 122
Recuadro 5.5 Gasto progresivo y regresivo a favor de los pobres 125
Recuadro 5.6 El Bono Solidario –breve historia 127
Recuadro 5.7 El SelBen –evaluación 131
Recuadro 5.8 Ecuador y las Metas de Desarrollo del Milenio 135

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PRINCIPALES ABREVIATURAS Y SIGLAS

BDH Bono de Desarrollo Humano


CES* Elasticidad de Sustitución
CONAMU Consejo Nacional de Mujeres
COMUNIDEC Comunidad y Desarrollo en el Ecuador
IPC Índice de precios al consumidor
GID Grupo de Investigaciones para el Desarrollo
CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe
ECV Encuesta de condiciones de vida
EEDS Encuesta de empleo, desempleo y subempleo
IED Inversión extranjera directa
FGT Foster-Greer-Thorbecke
SF&I Sector financiero e inmobiliario
PIB Producto interno bruto
CH Cabeza de hogar
ECI Encuesta de clima de inversión
IESS Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social
FMI Fondo Monetario Internacional
INEC Instituto Nacional de Estadística y Censos
MDM Metas de desarrollo del Milenio
MT Ministerio del Trabajo
ONG Organización no Gubernamental
MCO Mínimos cuadrados ordinarios
OPS Organización Panamericana de la Salud
IPP Índice de precios al productor
PA Paridad adquisitiva
TRC Tasa real de cambio
I& D Investigación y desarrollo
SELBEN Sistema de Identificación y Selección de Beneficiarios de Programas
Sociales
SIISE Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador
STFS Secretaría Técnica del Frente Social
PTF Productividad total de los factores
NBI Necesidades básicas insatisfechas

* Por sus iniciales en inglés.

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RECONOCIMIENTOS

La preparación del Informe sobre la Pobreza de Ecuador estuvo a cargo de un equipo dirigi-
do por Carolina Sánchez-Páramo, con la participación de María Caridad Araújo, Daniel
Dulitzky, Mauricio León, Norbert Schady y Raimundo Soto.
Nuestros agradecimientos a:

• Tamar M. Antinc, Jesko Hentschel y Ana Revenga, quienes actuaron como revisores
pares.
• Peter Lanjouw, Carlos Larrea, Pilar Larreamendy, Donald Larson, Rinku Murgai y
Thomas Pave, por sus valiosos aportes y comentarios.
• Galo Arias, Estuardo Albán, Remigio Burbano y Eduardo Encalada, del Instituto de
Estadísticas y Censos del Ecuador (INEC); y Patricio Dávila y Víctor Hugo Bucheli, del
Proyecto SICA –Ministerio de Agricultura–, por facilitar al equipo el acceso a los datos
utilizados en el análisis.
• Juan Ponce, de la Secretaría Técnica del Frente Social; Roberto Salazar y Diego Martínez,
del Ministerio de Economía y Finanzas; a los miembros del Equipo País de Ecuador y
al personal de la oficina del Banco Mundial en Quito, por su apoyo en Washington y en
Ecuador.
• Anne Pillay, por su ayuda invaluable en la preparación del documento final.

Por último, nuestros agradecimientos por el respaldo financiero brindado por la Estrategia
de Desarrollo Rural para Ecuador, de cuya gestión se encargaron Peter Werbrouck y José
María Caballero, el Fondo de Fideicomiso Noruego para la Cartografía de la Pobreza, a cargo
de Quentin Wodon, y el sector de Desarrollo Humano en América Latina.

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RESUMEN EJECUTIVO

Durante las dos últimas décadas, Ecuador registró bajas tasas de crecimiento del PIB, a causa
de las cuales no presentó aumentos en el PIB real per cápita. Específicamente, mientras el PIB real
creció a una tasa anual del 2% entre 1980 y 2001, el PIB real per cápita disminuyó medio punto
porcentual por año entre 1980 y 1990, manteniéndose casi constante después de ese año.

Cuadro 1
EL CRECIMIENTO DEL PIB Y DEL PIB PER CÁPITA FUE LENTO ENTRE 1980 Y 2001

Tasas de crecimiento anualizadas

PIB real PIB real per cápita

1971-1980 8,90 5,65


1981-1990 2,09 -0,47
1991-2001 2,09 0,01

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial.

En términos generales, se ha considerado que el lento crecimiento del PIB durante este
período ha sido el resultado de la alta volatilidad del PIB, creada principalmente por la vulne-
rabilidad externa y por políticas internas inestables. Una serie de conmociones externas –rela-
cionadas con la volatilidad de los precios del petróleo y con las variaciones en los flujos de
capital– y de desastres naturales, aunada a una mala gestión económica, generaron desequilibrios
macroeconómicos que tenían una alta probabilidad de tener un impacto negativo sobre el
crecimiento.
Sin embargo, como lo explicamos más adelante, el mal desempeño económico de Ecuador
no se debe única ni principalmente a la alta volatilidad, sino a una gestión económica insatis-
factoria y, especialmente, al débil aumento de la productividad.
Esta relación entre productividad y crecimiento económico ha adquirido todavía mayor
pertinencia en los últimos años, después de que Ecuador decidiera adoptar, en 2000, la divisa
de Estados Unidos como la moneda nacional, renunciando, por ende, a la opción de utilizar la
política cambiaria para generar aumentos temporales de la competitividad y el crecimiento.
Aunque no cabe duda de que la decisión de dolarizar la economía mejoró el clima de inver-
sión, tranquilizó a los posibles inversionistas y, por consiguiente, aumentó potencialmente la
capacidad de la economía para generar empleo y reducir la pobreza, en el futuro se necesitarán
aumentos sostenidos de la productividad para mantener tasas positivas de crecimiento y tasas
decrecientes de pobreza.
En consecuencia, el presente informe pone el énfasis en el crecimiento de la productividad
y en su efecto sobre el empleo, el ingreso y, sobre todo, la pobreza. El informe presta atención
especial a la relación entre la pobreza y los sectores productivos, tanto desde un punto de vista
macroeconómico como desde la perspectiva microeconómica, y tanto en las zonas urbanas
como en las rurales. Al adoptar este enfoque, el informe no solamente complementa la ante-
rior Evaluación de la pobreza en Ecuador (Banco Mundial, 2000c), que se concentraba princi-

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xviii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

palmente en la pobreza y los servicios sociales, sino que ofrece conclusiones importantes
sobre la relación entre crecimiento económico, productividad y generación de empleo, por
una parte, y reducción de la pobreza, por otra.
Además, al reflexionar sobre la pobreza, y antes que en los no monetarios, el informe se
concentra en los aspectos monetarios del bienestar, pues parece que éstos están más íntima-
mente ligados a la evolución del PIB y el aumento de la productividad y, por ende, han registra-
do escasa mejoría en los últimos años: concretamente, aunque en Ecuador los resultados sociales
y el acceso a los servicios básicos han mejorado de manera lenta pero continua desde 1980, la
tasa nacional de pobreza basada en el consumo pasó del 40 al 45% entre 1990 y 2001, como lo
explicamos más adelante, presentando aumentos mayores en las zonas urbanas.
Por último, el informe acude a diversas fuentes, tanto cuantitativas como cualitativas, y a
estudios existentes con el fin de recomendar políticas que ayudarán a Ecuador y a su gobierno
a diseñar una estrategia eficaz de reducción de la pobreza fundamentada en el crecimiento
económico y el aumento de la productividad.

Desarrollos macroeconómicos y pobreza


¿Cómo se explica la baja y altamente volátil tasa de crecimiento del PIB
(y del PIB per cápita) de Ecuador?
Las conmociones externas, medidas como conmociones de los términos de intercambio, que
tradicionalmente se han considerado una de las causas más importantes de la baja tasa de
crecimiento del PIB y de su volatilidad, tuvieron un impacto negativo sobre el crecimiento,
pero no pueden explicar plenamente el mal desempeño de la economía ecuatoriana. Si se le
compara con otros países de la región, la exposición de Ecuador a la volatilidad relacionada con
los términos de intercambio fue relativamente moderada, mientras sus tasas anuales de creci-
miento del PIB per cápita estuvieron entre las más bajas de América Latina (ver gráfico 1).
De la misma manera, las conmociones relacionadas con políticas del gobierno –medidas
por el déficit fiscal y las sorpresas monetarias– que se suelen considerar los otros responsables
posibles del mal crecimiento económico del país, tuvieron un efecto negativo aunque limita-
do. Los resultados de las simulaciones muestran que el crecimiento del PIB per cápita habría
sido superior al nivel actual si entre 1980 y 2001 se hubieran eliminado el déficit fiscal y las
sorpresas inflacionarias, pero la tasa promedio anual de crecimiento durante ese período toda-
vía habría sido baja, especialmente durante la década de los noventa (ver cuadro 2).
Entonces ¿cuál es el elemento que falta en este cuadro? La respuesta es: El aumento de la
productividad o, más bien, la ausencia de aumento. Entre 1980 y 2002, el comportamiento del
PIB iba de la mano con la Productividad Total de los Factores (PTF), una medida de la eficien-
cia económica o productividad que refleja la calidad de los insumos y de las instituciones, así
como la calidad de varias políticas económicas. La PTF registró tasas de crecimiento negativas
durante ese período y con frecuencia compensó los aportes positivos de la fuerza laboral y la
acumulación de capital al crecimiento (ver cuadro 3).
En consecuencia, las políticas orientadas a preservar la estabilidad con disciplina fiscal y,
sobre todo, a elevar la productividad económica y la competitividad, tienen el potencial para
promover un crecimiento positivo y sostenido. A continuación, se hace un análisis breve del
uso de medidas fiscales para alcanzar esos objetivos1 y más adelante se examinarán en mayor
detalle otros tipos de políticas.

1 Remitimos al lector al Repaso del gasto público de Ecuador –en preparación–, para un análisis más detallado de la aplicación de estas medidas.

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RESUMEN EJECUTIVO xix

Gráfico 1
EL BAJO CRECIMIENTO DEL PIB PER CÁPITA EN ECUADOR NO SE PUEDE ATRIBUIR
ENTERAMENTE A LAS CONMOCIONES RELACIONADAS CON LOS TÉRMINOS DE NTERCAMBIO…

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial.

Cuadro 2
…NI A LAS FLUCTUACIONES DE LAS POLÍTICAS INTERNAS

Tasa anual prevista a la que habría


Tasa anual real de crecimiento crecido el PIB per cápita si no hubiera habido
del PIB per cápita déficit fiscales ni sorpresas monetarias

1981-85 -0,6 1,4


1986-90 -0,4 1,4
1991-95 1,2 0,3

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial y del Ministerio de Economía y Finanzas de Ecuador.
La tasa prevista de crecimiento incluye los efectos fijos, dinámicos y de transición que no se reportan arriba.

Cuadro 3
LOS CAMBIOS EN EL PIB PER CÁPITA RESPONDEN A CAMBIOS EN LA PRODUCTIVIDAD (PTF)

Tasas anualizadas de crecimiento (%)

Cambios observados Aporte de los cambios Aporte de los cambios Aporte de los cambios
en el PIB per cápita al empleo efectivo a la relación capital-producto a la PTF

1981-1985 -0,5 0,0 1,3 -1,8


1986-1990 -0,2 1,9 0,1 -2,2
1991-1995 1,0 0,7 0,6 -0,3
1996-2000 -1,1 -0,4 1,8 -2,5
2001-2002 2,4 3,9 -0,6 -0,9

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial.

cap02.p65 19 12/05/05, 09:08 p.m.


xx ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Para proteger a la política fiscal de las conmociones temporales es necesario, entre otras
cosas:
• Que el ingreso fiscal sea menos dependiente de las rentas del petróleo, tanto en términos de
los niveles como de las fluctuaciones en el tiempo. Teniendo en mente ese objetivo se
pueden considerar varias medidas. En primer lugar, la base de ingresos no petroleros debe
ampliarse, mejorando el cumplimiento en el pago de impuestos y la efectividad de su
recaudo. En segundo lugar se deberían modificar las normas que rigen el Fondo de estabi-
lización de los precios del petróleo para mejorar su capacidad y hacerlo más efectivo. En
especial, los precios de intervención del límite superior de la banda que provocan el desvío
de los ingresos procedentes del petróleo hacia el fondo se deberían alinear con datos histó-
ricos sobre precios del petróleo, y se deberían suministrar pautas claras para el uso de los
fondos disponibles.
• Que se reduzcan la asignación previa y la destinación específica de los gastos para aumentar
la flexibilidad en el uso de los recursos existentes y minimizar la necesidad de apelar al gasto
discrecional. Al hacer esto se debe garantizar la protección de programas clave, como ciertos
programas sociales y en beneficio de los pobres.

En términos más generales, las políticas fiscales encaminadas a mejorar la eficiencia en el


uso de los recursos deberían incluir, entre otras:
• La coordinación y simplificación del sistema tributario. La actual proliferación de impues-
tos, en su mayoría con una baja capacidad de generación de ingresos, tiene un impacto
negativo sobre la eficiencia tributaria. Si se derogaran algunos de los impuestos menores y
al mismo tiempo se simplificaran y fortalecieran los impuestos a las utilidades de las em-
presas, el impuesto a la renta y el impuesto a las ventas, se reducirían el trabajo administra-
tivo, se elevaría la transparencia del sistema tributario y se reducirían las distorsiones.
• La eliminación de los subsidios a empresas públicas de varios sectores. Las transferencias
a empresas públicas no se vinculan con sus indicadores de producción o de calidad de
servicio, brindando una protección artificial a esas empresas contra las fuerzas de la com-
petencia y desalentando la rendición de cuentas y la eficiencia. Esas transferencias debe-
rían eliminarse o bien utilizarse para ofrecer incentivos a la rentabilidad, condicionados a
una mejor prestación de servicios.

La crisis de 1998-1999, la dolarización de 2002 y sus efectos sobre la pobreza


La crisis macroeconómica de 1998-1999, la peor en más de dos décadas, tuvo efectos
devastadores y duraderos, sobre todo entre los residentes de las zonas rurales de la Costa,
debido al fenómeno de El Niño, y entre los de la clase media urbana, especialmente afectados
por el derrumbe del sistema bancario y financiero (Banco Mundial, 2000c; Vos, 2002; Halac
y Schmukler, 2003) (ver gráfico 2).
En el corto plazo, la adopción del dólar de Estados Unidos como la moneda nacional en
respuesta a la crisis ayudó a controlar la inflación y provocó cambios significativos de los
precios relativos, al igual que una reducción del costo de la canasta familiar promedio. El
precio de los bienes comercializables se redujo respecto del de los bienes no comercializables,
al igual que el precio de los bienes duraderos relativo al de los bienes perecederos, pues una
alta proporción de los primeros se importa. La disminución del precio de los bienes duraderos
llevó a una reducción del 16% en el costo de la canasta familiar del hogar ecuatoriano prome-
dio y, por ende, a un aumento general del bienestar.

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RESUMEN EJECUTIVO xxi

Gráfico 2
EL COSTO RELATIVO DE LA CANASTA FAMILIAR DEL HOGAR PROMEDIO SE REDUJO
DESPUÉS DE LA DOLARIZACIÓN
(diciembre 1999 = 100)

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del IPC y de la ECV de 1999 del INEC.

Sin embargo, en vista de que los patrones de consumo varían en grupos de diferente nivel
de ingreso, no todos los hogares se beneficiaron por igual de la reducción en el costo de la
canasta familiar. El costo de la canasta bajó mucho más para los hogares no pobres que para
los hogares pobres (19% frente a 2%). Esa diferencia se puede atribuir casi por completo a
diferencias en la cantidad de recursos que los hogares no pobres y los hogares pobres destinan
al consumo de bienes duraderos (46% y 20% del consumo total, respectivamente).

Cuadro 4
LOS CAMBIOS DE PRECIOS QUE GENERÓ LA DOLARIZACIÓN HAN BENEFICIADO
EN SU MAYORÍA A LOS HOGARES NO POBRES

Todos los hogares Hogares no pobres Hogares pobres

Cambios porcentuales de precios G C G C G C

Alimentos -4,44 -2,55 -3,87 -2,08 -5,46 -4,37


Transporte/comunicaciones 2,31 1,33 2,77 1,49 1,70 1,36
Abarrotes no comestibles -1,04 -0,60 -1,16 -0,62 -1,02 -0,81
Ropa -0,04 -0,02 -0,05 -0,03 -0,02 -0,02
Bienes duraderos (compras) -2,62 -1,51 -3,62 -1,94 -0,69 -0,55
Agua, gas, electricidad 4,97 2,86 4,13 2,22 7,84 6,28
Vivienda 10,94 6,29 11,15 5,99 7,82 6,26
Bienes duraderos (consumo) - -22,31 - -24,34 - -10,50
Total 10,08 -16,51 9,36 -19,32 10,18 -2,35

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999.


G: Gasto. C: Consumo.

Todavía son inciertos los efectos que la dolarización tendrá a mediano plazo sobre el creci-
miento, el consumo y la pobreza. La dolarización ha ayudado a brindar credibilidad a las

cap02.p65 21 12/05/05, 09:08 p.m.


xxii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

políticas económicas (por ejemplo, la percepción de riesgo país se ha reducido), generando


condiciones más favorables para un crecimiento económico sostenido y mayores niveles de
ingreso. Sin embargo, también ha afectado la capacidad del gobierno ecuatoriano para aplicar
políticas económicas anticíclicas, a la vez que no ha logrado avances significativos en la
eliminación de la volatilidad del crecimiento.
En este contexto, el crecimiento sostenible dependerá en alto grado de aumentos de la
productividad que ayuden a mantener la tasa real de cambio dentro de niveles competitivos.
Como lo explicamos a continuación, para mejorar la productividad será necesario invertir en
capital físico y humano, así como contar con un entorno económico e institucional más esta-
ble y transparente.

Carácter, distribución y evolución de la pobreza entre 1990 y 2001


Características de los pobres y tendencias de la pobreza entre 1990 y 2001
La tasa nacional de pobreza basada en el consumo era del 45% en 2001, mientras en 1990 era
del 40%. Durante el mismo período, el número de personas que viven en la pobreza aumentó
de 3,5 a 5,2 millones2.
Los aumentos de la pobreza no estaban distribuidos de manera uniforme en todo el territo-
rio nacional. Fueron mayores en las zonas urbanas de la Costa y de la Sierra, donde la tasa de
pobreza aumentó en más de 80% entre 1990 y 2001. En cambio, la pobreza se mantuvo
constante en las zonas rurales de la Costa y se elevó en 15% en las zonas rurales de la Sierra.

Cuadro 5
AUMENTOS DE LA POBREZA GENERAL Y, EN PARTICULAR, DE LA POBREZA URBANA

Tasa de recuento

1990 2001

Nacional 0,410
(sin el Oriente) 0,403 0,452
Quito 0,222 0,243
Guayaquil 0,382 0,386
Costa urbana 0,258 0,464
Sierra urbana 0,213 0,467
Costa rural 0,505 0,504
Sierra rural 0,528 0,617
Oriente urbano 0,192
Oriente rural 0,598

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001. Las Islas Galápagos se
clasifican como parte de la zona costera rural.

En consecuencia, el número de pobres que viven en las zonas urbanas se elevó de 1,1
millones a 3,5 millones, de tal manera que, en 2001, el número de pobres urbanos superó al de
los pobres rurales, lo que llevó a una urbanización de hecho de la pobreza. Al mismo tiempo,
las tasas de pobreza continuaron siendo las más altas en las zonas rurales, donde viven los más
pobres de los pobres.

2 En las comparaciones entre 1990 y 2001 no se incluye la región de Oriente debido a la carencia de datos sobre esa zona para 2001.

cap02.p65 22 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxiii

Por último, los pobres vivían en hogares más grandes, tenían niveles inferiores de educa-
ción, padecían de niveles más altos de desempleo y tenían menos acceso a los servicios bási-
cos que los no pobres. En las zonas urbanas, los pobres tendían a estar empleados en el sector
informal, mientras en las rurales tendían a estar empleados en el sector agrícola. Estos resulta-
dos son consistentes con los que se analizan en anteriores Evaluaciones de la pobreza (Banco
Mundial, 1997 y 2000c) y en otros estudios (Siise, 2002c y 2002d).

La urbanización de la pobreza: causas y consecuencias


La urbanización de la pobreza fue el resultado de: (i) flujos migratorios del campo a la ciudad;
(ii) el carácter particular de la crisis de 1999, que afectó especialmente a los hogares de clase
media urbana, y (iii) los cambios en el nivel y la composición del empleo de una zona a otra.
Entre 1990 y 2001, aproximadamente del 30 al 40% de la población ecuatoriana emigró
tanto en el interior del país como hacia fuera. Los flujos migratorios fueron una respuesta a la
existencia de condiciones de vida relativamente mejores y a las mejores oportunidades econó-
micas en las zonas urbanas de Ecuador, así como en otros países como España e Italia, los
destinos más populares de los recientes emigrantes ecuatorianos. En la medida en que, en un
comienzo, el emigrante promedio no podía conseguir un salario igual al del residente urbano
promedio, esos desplazamientos significaron un aumento de la pobreza en las zonas que regis-
traron tasas netas de inmigración respecto a las zonas que presentaron tasas netas de emigración.
Además, estas últimas también se beneficiaron del voluminoso flujo de remesas internaciona-
les, lo que ayudó a mitigar los efectos de la crisis y sus consecuencias.
El derrumbe del sistema financiero y del bancario que ocasionó la crisis de 1999 tuvo un
impacto particularmente negativo en las zonas urbanas y, dentro de ellas, entre los hogares de
clase media. Mientras los grandes inversionistas y prestatarios estaban protegidos contra los
efectos negativos de la crisis, los pequeños y medianos inversionistas y prestatarios (por ejem-
plo, los de la clase media urbana) sufrieron un impacto significativo (Halac y Schmukler,
2003). En vista de que en 2001 apenas habían transcurrido dos años desde la crisis, es muy
posible que las cifras que se presentan en el informe correspondiente a ese año, de alguna
manera, todavía estén influenciadas por sus repercusiones, especialmente en el caso de las
zonas urbanas.
Por último, los cambios en el nivel y la composición del empleo también han tenido un
impacto sobre la pobreza. Sobre todo, los cambios positivos en la participación del empleo
agrícola guardaron correlación con los aumentos en la pobreza, mientras los cambios positi-
vos en la participación del empleo no agrícola de baja y alta productividad se correlacionaban
con disminuciones (o aumentos menores) de la pobreza.
Los cambios en el carácter y la distribución de la pobreza y de los pobres tienen implicaciones
importantes para el desarrollo, tanto urbano como rural. En las zonas urbanas, el rápido au-
mento de la población y el rápido aumento de la pobreza plantearán desafíos importantes en
términos de generación de empleo y de generación de ingresos, y en términos de la prestación
de servicios básicos. En el presente informe se analizan políticas orientadas a fomentar la
generación de empleo (véanse secciones siguientes), mientras otros estudios de próxima apa-
rición abordarán los temas de servicios básicos y vivienda3.
Además, en tanto los diferenciales de ingreso y pobreza entre las zonas urbanas y rurales
sigan siendo tan elevados como lo son en la actualidad, la gente se seguirá sintiendo atraída

3 Los aspectos de servicios básicos y vivienda para los pobres se analizarán en el Estudio regional de la pobreza urbana, en preparación, en el cual
se incluyen datos sobre Ecuador, y en el Proyecto para la reducción de la pobreza urbana en Ecuador.

cap02.p65 23 12/05/05, 09:08 p.m.


xxiv ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

por las zonas urbanas, abandonando las rurales y aumentando la presión que existe sobre las
ya agobiadas economías de las zonas urbanas. Una alta proporción de los pobres rurales con-
tinúa dependiendo del sector agrícola para sobrevivir y la mayoría de ellos no tienen acceso a
la tierra o trabajan en tierras de baja productividad. El presente informe examina los factores
determinantes de la productividad agrícola y explora las políticas encaminadas a incrementar
el acceso a la tierra de aquellos que carecen de ella (véanse próximas secciones).

Pobreza urbana, dinámicas del mercado laboral y generación de empleo


El empleo constituye la principal y, con frecuencia, la única fuente de ingreso para la mayor
parte de las familias que viven en zonas urbanas y por eso la mayoría de las veces la carencia
de empleo lleva a la pobreza. Los ingresos laborales representan más de 90 (80)% del gasto
total y más de 75 (80)% del ingreso total de los hogares pobres (no pobres) de las zonas
urbanas de Ecuador. En consecuencia, las políticas para mejorar la capacidad de la economía
urbana para generar empleo e ingreso (salarios) se convierten en las herramientas más impor-
tantes para reducir la pobreza urbana.

Tendencias del mercado laboral y pobreza urbana entre 1997 y 2002


El comportamiento de los mercados laborales urbanos y, por ende, de la pobreza urbana,
resultó profundamente afectado por la crisis de 1998-1999 y por la dolarización de 2000
(Fretes et al., 2003; León, 2002). Los niveles de empleo y el ingreso laboral real cayeron en
picada como consecuencia de la crisis y no regresaron a los niveles previos a la crisis en 2002.
Esos acontecimientos provocaron un aumento de la pobreza urbana entre 1997 y 1999, y
llevaron a los hogares pobres de las zonas urbanas a recurrir a diversas estrategias para enfren-
tar la situación, tales como una mayor participación de la fuerza laboral y mayor emigración.
Las tasas de pobreza se redujeron después de 2000, pero lo hicieron lentamente, porque la
generación de empleo y, sobre todo, la generación de empleo formal eran débiles. La tasa de
empleo permaneció casi constante entre 2000 y 2002, lo que indica que la generación de

Cuadro 6
LAS TENDENCIAS DEL MERCADO LABORAL SUFRIERON LOS EFECTOS DE LA CRISIS DE 1999
Y DE LA DOLARIZACIÓN DE 2000…

1997 1998 1999 2000 2001 2002

Tasa de actividad 56,8 58,5 60,2 57,5 63,6 58,5


Hombres 71,1 71,8 73,2 70,4 74,5 70,3
Mujeres 43,3 46,2 48,0 45,2 53,0 46,9
Tasa de empleo 90,8 88,5 85,6 91,0 89,1 90,8
Hombres 93,3 92,1 89,7 94,0 93,2 94,7
Mujeres 87,6 84,4 80,7 87,2 84,1 87,0
Tasa de desempleo 9,2 11,5 14,4 9,0 10,9 9,2
Hombres 6,6 7,8 10,2 5,9 6,7 5,2
Mujeres 12,4 15,5 19,2 12,7 15,8 12,9
Ingreso laboral por horas (2000, US$) 1,06 0,72 0,48 0,55 0,70 0,83
Hombres 1,08 0,74 0,52 0,59 0,77 0,95
Mujeres 1,03 0,68 0,44 0,48 0,60 0,64

Fuente: Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (INEC), 1997-2002.


Notas: El salario mínimo por hora se calcula bajo la premisa de que los trabajadores trabajan 40 horas por semana y 4,2 semanas por mes.
Incluye a las empleadas del servicio doméstico y a los trabajadores del sector agrícola (esta categoría sólo está disponible para 2001 y 2002).

cap02.p65 24 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxv

Gráfico 3
…AL IGUAL QUE LA POBREZA URBANA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la EEDS, 1997-2002

empleo apenas era suficiente para acomodar el aumento de un punto porcentual en la partici-
pación de la fuerza laboral que se observó. De la misma forma, aunque la participación del
empleo formal aumentó ligeramente durante este período, en 2002 continuaba muy por debajo
de su nivel de 1997.
Las tasas de pobreza más altas se presentaron entre los hogares cuyo jefe de familia estaba
desempleado o empleado en el sector informal, convirtiendo, por tanto, la generación de em-
pleo (formal) en un requisito indispensable para la reducción de la pobreza urbana.

Productividad laboral, generación de empleo y pobreza urbana: el papel


de la tecnología, de las competencias y de las instituciones
La generación de empleo, y especialmente la generación de empleo en el sector formal, está
estrechamente vinculada con las mejoras en la productividad laboral. Este tipo de mejoras es
una función de la cantidad y calidad de los insumos de producción, así como del marco
institucional en que funcionan las empresas. De esos factores dependerá el grado al cual la
economía urbana logrará fomentar la generación de empleo, mientras el grado al cual los
pobres se beneficiarán de este proceso dependerá de cuán apropiadas sean sus competencias
respecto de las que demanden las empresas.
La exposición a la competencia internacional y el acceso a mejores tecnologías guardan
correlación con mayores niveles de productividad laboral y, en consecuencia, con mayores
niveles de empleo. Las empresas exportadoras y aquellas que tienen acceso a la tecnología
extranjera son 30% más productivas que sus contrapartes, mientras un aumento de 10% en la
productividad laboral genera un aumento de 1% en el empleo.
De la misma manera, un aumento de 10 puntos porcentuales en la participación de los traba-
jadores educados se traduce en un aumento de 5% en la productividad, lo que ha conducido a los
aumentos sostenidos en la demanda relativa de más trabajadores educados de los últimos años.

cap02.p65 25 12/05/05, 09:08 p.m.


xxvi ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 7
LA GENERACIÓN DE EMPLEO GUARDA UNA CORRELACIÓN POSITIVA CON LA PRODUCTIVIDAD LABORAL

Variable dependiente
Productividad laboral
(US$/trabajador) Generación de empleo neta
(1) (2)

Productividad laboral 0,17


** (0,08)
Participación de la fuerza laboral con 0,16 ** 0,06
educación secundaria o superior (0,07) (0,08)
Acceso a tecnología extranjera 9,19 * 12,59 **
(4,87) (6,34)
Exportaciones 8,99 * 9,62
(4,74) (6,16)
Acceso a crédito 0,95
(1,30)
Variables dicótomas del tamaño de la empresa Sí Sí
Número de observaciones 250 245

Fuente: Cálculos de los autores con base en la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).
** (*) Significativamente diferente a cero al nivel de 5 (10)%.

Entre las medidas tendientes a elevar la productividad laboral y, por ende, la generación de
empleo, deberían incluirse, entre otras, las siguientes:

• La ratificación de tratados de libre comercio y la racionalización y reducción de las ba-


rreras arancelarias y no arancelarias. Estas medidas deberían ayudar a eliminar el sesgo
existente en contra de las exportaciones, que tiene que ver con años de aplicación de polí-
ticas de sustitución de importaciones.
• Simplificación de los acuerdos de concesión de licencias y promoción de la inversión
extranjera directa. Ecuador podría beneficiarse de manera significativa de las tecnologías
existentes si estableciera incentivos apropiados para la concesión de licencias extranjeras y
la inversión extranjera directa, junto con medidas efectivas de protección de derechos de
propiedad intelectual y patentes.
• Inversiones en educación y en capacitación. Los niveles de educación y las tasas de esco-
larización de Ecuador son bajos para el nivel de desarrollo del país. Ecuador carece de una
base amplia de trabajadores con educación secundaria, necesaria para adoptar y adaptar de
manera eficiente las tecnologías existentes, y ese déficit no disminuirá en los próximos
años a menos que se destinen mayores recursos a las escuelas secundarias. Además, Secap,
el instituto público de capacitación, necesita una reforma radical. El plan de estudios que
ofrece en la actualidad es obsoleto y, en consecuencia, los recursos del instituto están
subutilizados. La mayor competencia en la oferta de capacitación podría ayudar a generar
los incentivos necesarios para el cambio, a la vez que ampliaría las opciones de capacita-
ción al alcance de las empresas.

Los pobres tienen menos educación que los no pobres y tienden a estar empleados en
empresas informales pequeñas con escaso acceso a la tecnología. En consecuencia, para que
las políticas que describimos antes tengan éxito en la reducción de la pobreza, deben estar
acompañadas de medidas explícitas a favor de los pobres, tales como:
• Promoción de vinculaciones entre empresas pequeñas y grandes. Es más probable que las
empresas grandes se beneficien inicialmente de un mayor acceso a los mercados extranje-

cap02.p65 26 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxvii

ros y a la tecnología que las empresas pequeñas, pero también es más probable que tengan
menos flexibilidad para responder rápidamente a los cambios de las condiciones del mer-
cado. Entonces, la promoción de vínculos productivos entre empresas grandes y pequeñas
podría ayudar a distribuir los beneficios relacionados con esos desarrollos y transferir tec-
nología a las empresas pequeñas, a la vez que les brindaría a las empresas grandes un
mayor grado de flexibilidad.
• Creación de centros de servicio para pequeñas empresas. La adopción y adaptación de
tecnología suele ser un proceso costoso. Los centros de servicio, o incubadoras a pequeñas
empresas, permiten que los negocios pequeños compartan el costo de una determinada
tecnología o servicio que de otro modo les resultaría inaccesible y, por ende, les permiten
aumentar su productividad.
• Incentivos para la capacitación de trabajadores informales. Todas las empresas de Ecua-
dor deben aportar 0,5% de su nómina al Secap. Sin embargo, las pequeñas empresas del
sector informal, por lo general, se abstienen de hacerlo y, en consecuencia, no tienen acce-
so a los servicios del Instituto. Se deberían promover programas especiales de capacitación
para esas empresas y explorar la posibilidad de que la red de Cámaras de Comercio u otras
asociaciones de empleadores los patrocinen.

Gráfico 4
LA MAYORÍA DE LAS EMPRESAS QUISIERA CONTRATAR MÁS EMPLEADOS PERMANENTES …

Fuente: Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador (2003).

Los aumentos en la productividad laboral podrían no traducirse en empleos e ingresos


adicionales cuando se presenten restricciones institucionales o incertidumbre. De hecho, pare-
ce que los costos de despido y los costos laborales no salariales son limitantes importantes
para la generación de empleo (permanente). La generación de empleo permanente real entre
las empresas encuestadas en 2002 era de 0,1%, mientras las mismas empresas informaban que
deseaban un aumento de 8%. La diferencia entre esas cifras obedece principalmente a los
costos de despido y a los costos laborales no salariales.

cap02.p65 27 12/05/05, 09:08 p.m.


xxviii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 8
…PERO NO LO HACE DEBIDO A LOS ALTOS COSTOS DE DESPIDO Y DE COSTOS NO SALARIALES

Porcentaje de las empresas en el grupo

Motivo para no aumentar Todas Pequeñas Medianas Grandes


(0 a 10) (11 a 99) (100 +)

Costos de despido 38,7 47,1 39,5 25


Costos no salariales 17,8 17,6 13,5 43,7
Trámites ante el Ministerio de Trabajo 0,8 0,0 1,0 0,0
Sindicatos 1,5 0,0 1,0 6,2
Expectativas de ventas 41,1 35,3 44,7 25

Fuente: Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador (2002).

Desde un punto de vista más general, parece que el crédito escaso y costoso, la infraestruc-
tura inadecuada y la incertidumbre sobre el entorno económico e institucional son las princi-
pales limitantes para la expansión de los negocios. En especial, el 40% de todas las empresas
encuestadas declaró tener dificultades para encontrar fuerza laboral calificada –un hecho que
enfatiza la importancia de la inversión en educación– y más del 60% se vio obligado a
reconsiderar sus planes de expansión debido a la carencia de crédito, a la prestación inadecua-
da de servicios públicos y a la incertidumbre económica e institucional (ver gráfico 5).
Entre las medidas orientadas a mitigar algunas de esas limitantes se deberían incluir las
siguientes:
• Una reforma laboral para reducir los costos relacionados con la contratación permanen-
te. Durante los últimos años, los costos laborales relativamente altos relacionados con la
contratación permanente han llevado al uso abrumador de los contratos temporales por
parte de los empleadores ecuatorianos y, en consecuencia, a un grado creciente de segmen-
tación del mercado laboral. La legislación laboral actual debe ser modificada para que esas
dos cifras contractuales se acerquen. Además, en vista de que la alternativa de hacer más
estricta la regulación de los contratos temporales podría afectar desproporcionadamente a
ciertos grupos vulnerables y difíciles de emplear, se debería considerar la creación de
modalidades especiales de contratación, tales como la vinculación de aprendices o los
contratos de revinculación.
• Mejorar el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas. La disponibilidad
de crédito para empresas medianas, y sobre todo para las pequeñas, es baja en Ecuador, lo
que refleja la actual debilidad del sistema bancario del país y la escasa capacidad de aho-
rro. El mayor acceso al crédito de podría lograr por medio de la creación de uniones de
crédito patrocinadas por los gremios (asociaciones de industriales), o las Cámaras de Co-
mercio y de la promoción de compañías de capital de riesgo y de los vínculos entre las
empresas grandes y las pequeñas.

cap02.p65 28 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxix

Gráfico 5
LAS EMPRESAS PERCIBEN NUMEROSAS RESTRICCIONES A SU OPERACIÓN DIARIA Y SU EXPANSIÓN FUTURA
(Porcentaje de empresas que considera que cada factor es una restricción)

Fuente: Cálculos de los autores con base en los datos de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).

Pobreza rural, productividad agrícola y distribución de la tierra


El 40% de la población de Ecuador vive en las zonas rurales y el 60% de ellos es pobre. Los
pobres de las zonas rurales tienden a concentrarse en el sector agrícola, tienen un acceso
limitado o nulo a la tierra y trabajan tierras de baja productividad. En consecuencia, en Ecua-
dor, como en otros países, el ingreso de los pobres de las zonas rurales suele estar vinculado a
la producción agrícola, por lo cual las políticas orientadas a elevar la productividad agrícola y
el acceso a la tierra tienen el potencial de ser herramientas efectivas para reducir la pobreza en
las zonas rurales.

Productividad agrícola y pobreza rural


La mayor productividad agrícola, medida como el valor en dólares de la producción agrícola
por hectárea, guarda correlación con un mayor ingreso y un menor nivel de pobreza, especial-

cap02.p65 29 12/05/05, 09:08 p.m.


xxx ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

mente para aquellos hogares que obtienen la mayoría de sus ingresos del sector agrícola.
Concretamente, un aumento de 1% en la producción agrícola se traduce en un aumento de
entre 0,16 y 0,30% en el consumo per cápita entre los hogares cuyo jefe de familia sea emplea-
do independiente del sector agrícola, o un aumento de casi uno a uno para los hogares de
cuatro o cinco miembros, el tamaño promedio del hogar rural en Ecuador. También se pueden
observar aumentos positivos para los trabajadores del campo, para quienes un aumento de 1%
de la productividad agrícola se traduce en un aumento de salario de entre 0,10 y 0,30%.
Por lo general, los trabajadores agrícolas y otros trabajadores del sector agrícola se en-
cuentran entre los habitantes más pobres de las zonas rurales, y por ello las políticas orienta-
das a elevar la productividad agrícola, especialmente en las pequeñas fincas en las que se
encuentra el nivel de pobreza más alto, son instrumentos esenciales para la reducir la pobreza
rural.
Los niveles más altos de productividad agrícola se encuentran en las zonas que rodean a
Quito y en el Sur de la región de la Costa y los más bajos se encuentran en la región del
Oriente. Sin embargo, existen grandes diferencias en la productividad de cantón a cantón y de
finca a finca dentro de cada cantón, lo cual refleja las diferencias en la cantidad y calidad de
los insumos de producción, así como las diferencias en la eficiencia tecnológica.

Gráfico 6
LA PRODUCTIVIDAD DE LA TIERRA ES ALTA EN LOS CANTONES QUE RODEAN
A GUAYAQUIL Y QUITO

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Tercer Censo Agropecuario de 2001.

El uso de insumos y la eficiencia varían dependiendo del tamaño de la finca, y así también
varían los rendimientos de diferentes tipos de insumos. Las fincas más pequeñas (de entre 0 y
1 hectáreas) son, por lo general, más productivas que las más grandes (de más de 10 hectá-
reas). Los rendimientos de la fuerza laboral son bajos en las fincas pequeñas (una elasticidad

cap02.p65 30 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxxi

de 0,05) y altos en las fincas grandes (una elasticidad de 0,45), mientras los rendimientos del
capital son bajos (una elasticidad de 0,07) y los de la irrigación y, sobre todo, los derivados del
uso de fertilizantes y pesticidas, son altos (una elasticidad de entre 0,40 y 0,70), independien-
temente del tamaño de la finca.

Cuadro 9
LOS RENDIMIENTOS RELATIVOS DE LA TIERRA, EL CAPITAL Y LA FUERZA LABORAL VARÍAN
SEGÚN EL TAMAÑO DE LA FINCA

Estimaciones de la función de producción Cobb-Douglas

Fincas a pequeña escala Fincas a mediana escala Fincas a gran escala

Mano de obra 0,05 0,17 0,45


Capital 0,08 0,07 0,08
Tierras no irrigadas 0,14 0,04 0,08
Tierras irrigadas 0,14 0,00 0,08
Uso de insumos en tierras no irrigadas 0,72 0,77 0,37
Uso de insumos en tierras irrigadas 0,40 0,70 0,39
Escala (tierras irrigadas) 0,99 1,04 0,99
Escala (tierras no irrigadas) 0,67 0,94 1,01

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Tercer Censo Agropecuario de 2001.

Asimismo se consideran varias intervenciones de políticas orientadas a elevar la eficiencia


agrícola y se utilizan técnicas de simulación para evaluar el impacto potencial de cada una de
esas intervenciones. Entre éstas se incluye el acceso al crédito, a la educación formal y a la
educación técnica agrícola, a los mercados y a los intermediarios.
El acceso al crédito es la intervención más importante para aumentar la productividad entre
agricultores pobres a pequeña escala, entre los que se encuentra la mayoría de los pobres de las
zonas rurales. La educación técnica agrícola y el acceso a los fertilizantes y a los pesticidas
también son importantes, aunque éstos podrían tener consecuencias ambientales negativas
que se deben tener en cuenta. Lo sorprendente es que la distancia a los mercados no juega un
papel importante una vez se tienen en cuenta otros factores que describen el nivel de vincula-
ción de un agricultor determinado al mercado (por ejemplo, la venta de su producción al
mercado versus el autoconsumo o el uso de intermediarios) (ver cuadro 10).
Entonces, entre las medidas para elevar la productividad agrícola se deben incluir:

• Mayor acceso al crédito rural. El crédito rural está restringido por las dificultades que
enfrentan muchos productores, sobre todo los de las fincas pequeñas, para cumplir con los
requisitos administrativos y de garantías que exigen las instituciones financieras. En con-
secuencia, la mayor parte del crédito existente es informal, o lo suministran pequeñas coo-
perativas de ahorro y crédito. Se necesita fortalecer a estas cooperativas, al igual que a
otras instituciones con objetivos similares, como los grupos de crédito para mujeres (cajas
solidarias). También es preciso modificar la reglamentación que rige los créditos para per-
mitir el uso de activos familiares, como la tierra y el ganado, como garantías.
• Mayor acceso a la asistencia técnica y a la educación agrícola. La tecnología agrícola existe
sólo en zonas específicas, para determinados cultivos de exportación, mientras la capacita-
ción agrícola formal y la asistencia técnica no existen, por lo general, especialmente para
pequeñas parcelas. Se podrían tomar medidas para paliar esta situación, apoyando al Instituto
Nacional de Capacitación Campesina, que dirige el Ministerio de Agricultura de manera
bastante descentralizada, así como las iniciativas de investigación y desarrollo agrícola.

cap02.p65 31 12/05/05, 09:08 p.m.


xxxii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 10
EL ACCESO AL CRÉDITO Y A LA EDUCACIÓN AGRÍCOLA TIENEN SU MAYOR IMPACTO SOBRE
LA PRODUCTIVIDAD DE LAS FINCAS PEQUEÑAS4

Aumento relacionado con cada reforma de las políticas (en US$/hectárea)

Provincia % de todas Línea Pesticidas Extensión Mercados Crédito Educación


las fincas de base y fertilizantes agrícola

Azuay 43,0 314,4 16,2 13,7 21,5 44,8 28,2


Bolívar 15,1 170,0 12,8 7,2 8,6 24,6 15,4
Cañar 37,3 292,5 21,2 13,2 16,4 41,6 26,3
Carchi 15,4 469,2 10,7 18,0 11,9 49,3 37,3
Chimborazo 37,0 423,4 24,6 13,6 9,8 47,1 28,3
Cotopaxi 37,2 278,0 7,9 12,9 11,5 42,6 26,3
El Oro 13,6 427,7 22,2 16,1 11,5 52,2 31,2
Esmeraldas 2,3 140,9 11,6 6,7 6,3 22,1 13,3
Guayas 13,4 386,7 10,9 13,1 9,2 32,5 24,5
Imbabura 49,0 218,0 15,1 9,6 14,4 30,1 18,9
Loja 15,3 264,2 25,6 10,6 10,6 34,2 21,4
Los Ríos 10,6 231,1 13,4 8,6 3,7 25,4 16,3
Manabí 16,8 204,2 10,4 9,5 9,8 29,2 17,9
Morona Santiago 4,4 297,7 28,9 11,8 13,9 35,4 21,8
Napo-Orellana 4,0 735,0 6,0 19,9 45,1 94,5 49,7
Pastaza 9,0 149,8 13,9 7,9 11,8 23,6 14,2
Pichincha 39,4 313,9 19,0 14,6 24,3 46,7 29,0
Sucumbíos 1,0 228,1 9,6 13,4 27,8 42,4 24,9
Tungurahua 66,0 661,8 10,5 22,2 7,2 69,5 46,2
Zamora Chinchipe 2,5 215,1 15,9 8,6 12,2 30,6 18,2
Zonas no delimitadas 421,8 20,3 19,1 15,9 60,7 36,4

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Tercer Censo Agropecuario.

Fincas de todos los tamaños ubicadas en un determinado cantón tienden a tener niveles
similares de productividad y por eso dirigir las intervenciones de las políticas a los cantones
rezagados –aquellos con menores índices de productividad y mayores índices de pobreza–
podría ser una manera eficaz de disminuir la pobreza.
Un simple cálculo rápido indica que una intervención de las políticas que elevara en 20%
la producción de todas las fincas –en los límites más altos de las intervenciones que hemos
comentado– aumentaría el gasto per cápita de los agricultores independientes entre 3,2 y 6,9%.
Esto, a su vez, se traduciría en una reducción de la pobreza de entre 1,2 y 3,4 puntos porcen-
tuales para los agricultores independientes. Esta intervención de las políticas también tendría
un efecto sobre la pobreza entre los trabajadores del campo, ya que una parte de los aumentos
de productividad se les transfiriere a través de mayores salarios.

4 Las políticas o situaciones que se estudiaron son las siguientes: (i) Insumos: Aplicar fertilizantes y pesticidas a todas las tierras que no los usan en la
actualidad. (ii) Servicios de extensión: Brindar a todas las fincas asistencia técnica. (iii) Acceso a los mercados: En la simulación, todas las fincas
pequeñas y medianas les venden su producción a intermediarios, mientras las fincas grandes se saltan a los intermediarios. Además, todas las fincas
venden su producción y a las fincas pequeñas de zonas remotas se les da mejor acceso a los mercados. (iv) Crédito: Todas las fincas usan créditos.
(v) Educación formal: Todos los operadores de fincas tienen al menos cinco años de educación formal. (vi) Educación agrícola: Todos los operado-
res de fincas tienen al menos tres años de educación agrícola.

cap02.p65 32 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxxiii

Distribución de la tierra y pobreza rural


Como lo dijimos antes, la correlación entre la productividad agrícola y el ingreso es más débil
entre los trabajadores agrícolas que entre los agricultores independientes, lo que indica que el
acceso a la tierra juega un papel fundamental en la determinación de la distribución de los
beneficios que surgen de las mejoras en la productividad agrícola.
En Ecuador, como en otros países de América Latina, la distribución de la tierra es muy
desigual. La distribución desigual de la tierra refleja un legado histórico e institucional, que en
gran parte se remonta a la época colonial. Además de este legado histórico, existen barreras
legales y económicas que impiden un mejor funcionamiento del mercado de la tierra. Un
análisis reciente sobre la legislación agraria en América Latina (FAO, 2002), indica que Ecua-
dor tiene uno de los mercados de la tierra más rígidos de la región: es uno de los dos únicos
países de América Latina (el otro es Honduras) en los cuales existe una prohibición total de la
aparcería y uno entre un puñado de países que tienen legislación vigente que permite la expro-
piación de la tierra: por ejemplo, si la tierra no cumple con su “función social”. La rígida
legislación agraria y la incertidumbre de los derechos de propiedad deprimen tanto a los mer-
cados de alquiler como a los de venta de tierras.

Gráfico 7
LA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA ES MUY DESIGUAL, ESPECIALMENTE EN LA SIERRA
Y ALREDEDOR DE GUAYAQUIL

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Tercer Censo Agropecuario de 2001.

La existencia de mercados de tierra que no funcionan bien representa un costo alto, tanto
en términos de eficiencia como de equidad, pues los terratenientes adinerados poseen hoy día
la mayor parte de la tierra. Por eso, las políticas orientadas a mejorar el funcionamiento de los
mercados de tierra en las zonas rurales de Ecuador son esenciales. Entre esas políticas debe-
rían figurar:

cap02.p65 33 12/05/05, 09:08 p.m.


xxxiv ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

• Fomentar la seguridad de tenencia. La inadecuada seguridad de tenencia reduce las inver-


siones en la tierra, deprime su valor y eleva las probabilidades de que los grandes terrate-
nientes dejen extensiones de tierra sin explotar mientras un gran número de trabajadores
agrícolas carece de tierra. La seguridad de tenencia aumentaría significativamente si se
eliminaran las barreras legales y de otro tipo que impiden la titulación de tierras, si se
actualizaran los registros de propiedades agrícolas, si se eliminara la incertidumbre sobre
la amenaza de expropiación de tierras y si se implementara un sistema efectivo de resolu-
ción de conflictos relacionados con la tenencia de tierras.
• Estimular la realización de transacciones que involucren tierras. Esas transacciones pue-
den desempeñar un papel importante al permitirles a aquellos que sean productivos, pero
carezcan de tierra o posean muy poca, tener acceso a la tierra. Los mercados de tierras
también facilitan los intercambios de tierras a medida que se desarrolla la economía no
agrícola, y donde existan las condiciones para hacerlo, proporcionan una base para el uso
de la tierra como garantía en los mercados de crédito. La eliminación de la restricción que
impide la aparcería y de otras limitaciones al alquiler, así como las restricciones a la posi-
bilidad de transferencia, de tal manera que las propiedades se puedan transferir legalmente
–por ejemplo, dentro de una familia– o venderse, podría contribuir bastante a aumentar las
transacciones de tierras. También lo lograría el diseño de contratos estándar para el alqui-
ler de tierras que redujeran los costos de las transacciones. Además se debería evaluar la
posibilidad de crear un impuesto a las tierras ociosas.

La relación entre los sectores agrícola y no agrícola


Por ultimo, el informe suministra evidencia en el sentido de que un sector agrícola productivo
va de la mano de un vibrante sector no agrícola, en especial en actividades como los servicios
agrícolas y el procesamiento de alimentos. En vista de que la pobreza es significativamente
inferior en el sector no agrícola rural que en el sector agrícola de Ecuador, este desarrollo
conduce a una disminución general de la pobreza en las zonas rurales. Esta conclusión es
consistente con un hecho al que aludíamos en secciones anteriores: los cambios del empleo
del sector agrícola al no agrícola guardan correlación con disminuciones de la pobreza.

Los servicios sociales y los pobres


Resultados sociales en Ecuador: ejercicio de referenciación
Ecuador tiene un desempeño inferior a los estándares internacionales tanto en términos de sus
indicadores de salud como de los de educación, incluso después de ajustarlos para tener en
cuenta las diferencias en los niveles de desarrollo. Específicamente, la tasa de mortalidad
infantil, que se encuentra en 43 por mil, está 10 puntos por encima de lo que sería su nivel
proyectado. La desnutrición crónica, que se mide tanto en términos de emaciación como de
raquitismo, también está por encima del nivel proyectado. Los resultados son más diversos
respecto de los resultados de educación. Ecuador tiene un desempeño superior a los estándares
internacionales en términos de matrícula en la escuela primaria, pero sólo presenta un desem-
peño promedio en términos de matrícula en secundaria. Además, esos resultados deben anali-
zarse con cautela, pues no reflejan las diferencias en el acceso entre las zonas urbanas y rurales,
las bajas tasas de graduación y la baja calidad.
Sin embargo, el promedio nacional oculta variaciones significativas en los resultados de
educación y salud de provincia a provincia, lo cual guarda correlación con las diferencias en
los niveles de pobreza pero no puede atribuirse completamente a esas diferencias. Por ejem-

cap02.p65 34 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxxv

plo, las provincias de la Sierra tienen desempeños sistemáticamente inferiores al promedio en


términos de desnutrición y las de la Costa tienen desempeños sistemáticamente inferiores al
promedio en términos de educación, incluso después de tener en cuenta las diferencias en los
niveles de ingreso y de pobreza.

Gráfico 8
LAS PROVINCIAS DE LA SIERRA TIENEN DESEMPEÑOS INFERIORES AL PROMEDIO
EN EL ÁREA DE SALUD… MORTALIDAD INFANTIL (SIISE, 1999)

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de Siise y del Censo de Población de 2001.

Gráfico 9
…MIENTRAS LAS PROVINCIAS DE LA COSTA TIENEN DESEMPEÑOS INFERIORES AL PROMEDIO
EN EL ÁREA DE EDUCACIÓN

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de Siise y del Censo de Población de 2001.

Estas diferencias de provincia a provincia y de región a región tienen importantes


implicaciones en términos de las políticas, a la hora de decidir cuándo y dónde realizar inver-
siones sociales (adicionales), y a la hora de diseñar y escoger los mecanismos de focalización.

cap02.p65 35 12/05/05, 09:08 p.m.


xxxvi ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

• La focalización de los programas de alimentación y nutrición. El consumo per cápita de


alimentos y, por ende, la desnutrición, varía de manera significativa de región a región,
incluso después de ajustarlos para tener en cuenta las diferencias en el ingreso. En conse-
cuencia, la focalización de los programas de alimentación y nutrición basándose exclusi-
vamente en la pobreza basada en el consumo, sin tener en cuenta las diferencias en las
dietas y otros tipos de diferencias, podría conducir a una pérdida de efectividad de los
programas.
• La focalización del gasto educativo. Tradicionalmente, los presupuestos de educación en
el ámbito de las provincias se han basado en tendencias históricas en lugar de basarse en
medidas de resultados. Por eso, existe amplio margen para mejorar la asignación de esos
recursos. El plan que actualmente estudian los Ministerios de Educación y de Economía y
Finanzas de adoptar una fórmula de asignación alternativa que se base en las tasas de
matrícula reales y potenciales, así como en alguna medida de la pobreza o del nivel de
bienestar de la provincia, tiene un potencial enorme.

Gasto social: tendencias y ciclicalidad


Es muy probable que el desempeño relativamente mediocre de Ecuador en términos de sus
resultados sociales sea la consecuencia de un gasto social bajo, altamente volátil y, en algunos
casos, mal focalizado. El gasto social, y sobre todo el de educación y salud, ha disminuido
significativamente con el tiempo, y en 2002 se encontraba en un nivel más bajo que el de
1980.
Además, el gasto tiende a ser procíclico, es decir, cuando más se necesitan, los recursos
disponibles son muchísimo más escasos. Esta volatilidad pone en peligro la continuidad de
los programas sociales y reduce la efectividad de la inversión social de largo plazo (Vos et al.,
2003).

Cuadro 11
EL GASTO SOCIAL (COMO PORCENTAJE DEL PIB) HA DISMINUIDO DRÁSTICAMENTE CON EL TIEMPO

1973 1979 1981 1984 1988 1992 1996 1998 2000 2002

Total 3,8 4,6 6,3 4,9 4,7 5,2 3,8 3,4 3,6 4,5
Educación 3,2 3,5 4,8 3,7 3,2 3,8 2,5 2,4 1,7 2,4
Salud 0,5 1,0 1,3 1,1 1,3 1,1 0,8 0,7 0,6 1,2
Asistencia social 0,1 0,1 0,2 0,1 0,2 0,3 0,5 0,2 1,3 1,0
Bono Solidario 0,0 0,8 0,4
Otros 0,1 0,1 0,2 0,1 0,2 0,3 0,5 0,2 0,5 0,6

Fuente: Vos et al. (2003).


Las cifras del gasto social y del PIB se expresan en términos reales.

Es necesario recuperar los niveles del gasto social, por lo menos, a sus niveles históricos y
la volatilidad de los presupuestos de los sectores sociales debe reducirse para garantizar la
continuidad y efectividad de los programas sociales. Varias herramientas se pueden utilizar
para lograr ese propósito:

• Mejorar el proceso de gestión del presupuesto. Con frecuencia, los recursos asignados a
programas y funciones sociales fundamentales no sólo son insuficientes, sino que se des-
embolsan de manera irregular durante el ciclo presupuestal, debido a problemas de flujo de
efectivo de Tesorería, lo que afecta gravemente la efectividad de los programas. Es preciso

cap02.p65 36 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxxvii

establecer instrumentos fiscales alternativos, como los contratos fiduciarios similares a los
que funciona en la actualidad para el Bono de Desarrollo Humano, para mitigar ese proble-
ma y garantizar la disponibilidad de los fondos para (un grupo escogido de) programas
sociales cuando se les necesita.
• Mejorar el funcionamiento del fondo de estabilización petrolero, como lo mencionamos
antes.

Además, los recursos sociales se deben gastar de manera eficaz. Las significativas diferen-
cias entre los resultados de salud y educación de región a región indican que existe margen
para mejorar. Sin embargo, no se debe entender que esto depende exclusivamente del nivel de
recursos en cada sector. Por el contrario, se deben estudiar seriamente políticas que busquen
elevar la eficiencia en el gasto. En el caso de la educación, esto implica mejoras significativas
en la oferta y la calidad, especialmente en las zonas rurales. En el caso de la salud, se requiere
una expansión de la cobertura y un mayor nivel de integración entre los diferentes subsistemas
y proveedores.

Gasto social: incidencia e iniciativas recientes para mejorar la focalización


En general, el gasto social es progresivo (es decir, que tiende a beneficiar a los pobres relativa-
mente más que a los ricos), pero existen variaciones significativas entre los diferentes progra-
mas y servicios. El gasto en educación primaria y secundaria es progresivo, tanto a nivel del
hogar como de la provincia, mientras el gasto en salud es progresivo a nivel del hogar, pero
casi neutro al nivel de la provincia (es decir, que las transferencias per cápita son similares de
una provincia a otra). El Bono Solidario, el programa de asistencia social de mayor enverga-
dura, también es progresivo, y es muy probable que el subsidio al gas, un renglón muy impor-
tante en el presupuesto del gobierno, beneficie más a los hogares más pudientes (Vos et al.,
2003).
Sin embargo, el hecho de que los programas sociales en general parezcan ser progresivos
no implica que estén correctamente focalizados. De hecho, la mala focalización y, por ende, la
cuantiosa fuga de recursos hacia hogares no pobres, es una de las causas más importantes de la
efectividad relativamente baja de los programas de asistencia social.
Aunque el gobierno de Ecuador ha logrado avances significativos en este sentido –por
ejemplo, la reciente iniciativa orientada a mejorar la focalización del Bono Solidario, que
ahora se llama Bono de Desarrollo Humano, elevará de manera significativa el nivel de
progresividad del programa–, los esfuerzos por reformar el subsidio al gas, un renglón impor-
tante del presupuesto del gobierno, todavía no han tenido éxito (ver cuadro 12 y gráfico 10).
Los resultados de la simulación muestran que la nueva focalización del subsidio al gas
usando el SelBen (un índice de bienestar) es una propuesta en beneficio de los pobres, que
significa una mejoría significativa del statu quo. Según este esquema, la mayor parte del gasto
estaría dirigida a hogares menos favorecidos por la distribución del ingreso (es decir, hogares
pobres). Los quintiles más pobres recibirían 44% de los recursos del programa, frente a 15%
del statu quo. Además, la nueva focalización podría producir ahorros significativos de hasta
76% del subsidio total actual, o aproximadamente 275 millones de dólares, equivalentes a
60% del presupuesto del sector de la salud en 2003 o a más de cuatro veces el presupuesto de
inversión en el sector de educación (ver gráfico 11).

cap02.p65 37 12/05/05, 09:08 p.m.


xxxviii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 12
LA MAYORÍA DE LOS PROGRAMAS SOCIALES SON PROGRESIVOS Y ALGUNOS TAMBIÉN
ESTÁN A FAVOR DE LOS POBRES

Deciles Consumo per cápita Primaria Secundaria Terciaria

10% más pobre 2 20 5 0


2 3 15 10 3
3 4 14 12 3
4 5 12 12 10
5 6 11 13 4
6 7 9 12 12
7 9 8 11 13
8 11 5 11 15
9 16 4 10 20
10% más rico 37 2 4 20

Deciles Consumo per cápita Seguro social Servicios del


campesino MSP IESS

10% más pobre 2 17 10 1


2 3 9 9 3
3 4 15 8 2
4 5 19 15 5
5 6 5 12 11
6 7 7 11 10
7 9 11 11 10
8 11 10 13 12
9 16 4 8 20
10% más rico 37 1 3 26

Deciles Consumo per cápita Bono Solidario Subsidio al gas

10% más pobre 2 12 3


2 3 14 5
3 4 16 7
4 5 13 8
5 6 13 9
6 7 12 10
7 9 8 12
8 11 8 13
9 16 3 16
10% más rico 37 1 17

Fuente: Vos et al. (2003).


Las cifras representan la participación de los deciles en el consumo total o en los gastos del programa.

cap02.p65 38 12/05/05, 09:08 p.m.


RESUMEN EJECUTIVO xxxix

Gráfico 10
EL BDH SERÁ MÁS PROGRESIVO CUANDO SE MODIFIQUE SU FOCALIZACIÓN

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del SelBen y del Censo de Población de 2001.

Gráfico 11
LA NUEVA FOCALIZACIÓN DEL SUBSIDIO AL GAS USANDO EL SELBEN ES PROGRESIVA
Y ESTÁ EN FAVOR DE LOS POBRES

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la ECV de 1999.

Género y origen étnico


Los aspectos de género y origen étnico se han incorporado a la discusión general usando datos
cuantitativos, cuando éstos existen, y complementándolos con evidencia cualitativa. En la

cap02.p65 39 12/05/05, 09:08 p.m.


xl ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

mayoría de los casos, puede decirse que los malos resultados y las altas tasas de pobreza entre
las poblaciones indígenas y de origen africano y entre las mujeres son el resultado de dotacio-
nes inadecuadas. En las zonas urbanas es más probable que esos grupos estén empleados en el
sector informal y que reciban salarios menores en gran parte como consecuencia de sus bajos
niveles de educación. En las zonas rurales, las tasas de pobreza son altas entre las poblaciones
indígenas y de origen africano empleadas en la agricultura, en gran parte como resultado de su
escaso acceso a la tierra y/o su acceso a tierras de baja productividad. Entonces, las políticas
que se mencionan en cada capítulo abordan estos temas.
Cabe destacar, sin embargo, que la carencia de información cuantitativa confiable y con-
sistente sobre las poblaciones indígena y de origen africano plantea un problema serio a los
encargados de formular las políticas respecto del diseño de políticas eficaces focalizadas en
estos grupos en particular. Por tanto, resulta imperativo incluir de manera sistemática en las
encuestas que manejan el INEC, y otras instituciones, preguntas sobre identificación étnica.

cap02.p65 40 12/05/05, 09:08 p.m.


INTRODUCCIÓN

En Ecuador, mientras la pobreza monetaria ha aumentado, los indicadores sociales y el


acceso a los servicios básicos han dado señales de recuperación que, aunque lenta, ha sido
continua desde 1990. La tasa de analfabetismo disminuyó de 11,7 a 10,8% y, entre 1990 y
1999, el número de años de educación del adulto promedio aumentó de 6,7 a 7,6%. De manera
similar y durante el mismo período, la tasa de mortalidad infantil y la tasa de mortalidad de la
población se redujeron de 30 a 18 muertos por mil nacimientos vivos, y de 5,0 a 4,5 por mil,
respectivamente. En comparación, como se indica en el presente informe, las tasas de pobreza
han aumentado de 40 a 45% entre 1990 y 2001.

Como consecuencia y en respuesta a una solicitud expresa del Gobierno de Ecuador, la


pobreza monetaria y sus factores determinantes serán el enfoque del presente informe. En
particular, el informe presta atención especial a la relación entre pobreza y los sectores pro-
ductivos, tanto desde una perspectiva macroeconómica como desde un punto de vista
microeconómico y tanto en las zonas urbanas como en las rurales. Ateniéndose a este enfo-
que, el informe no solamente complementa la anterior Evaluación de la Pobreza en Ecuador
(Banco Mundial, 2000), cuyo enfoque principal fueran la pobreza y los servicios sociales,
sino que también ofrece percepciones importantes sobre la relación entre crecimiento econó-
mico, productivo y generación de empleo, por una parte, y reducción de la pobreza, por la
otra.

Un crecimiento insuficiente y la inestabilidad insuficiente han debilitado la capacidad de


Ecuador para reducir la pobreza. En el presente informe se planta que el crecimiento económi-
co depende estrechamente del crecimiento de la productividad, el cual, a su vez, depende de la
calidad de los insumos (fuerza laboral y capital), instituciones y políticas. Esta conexión entre
productividad y crecimiento económico se ha hecho más pertinente en años recientes, des-
pués de que Ecuador decidiera adoptar el dólar de Estados Unidos como la moneda nacional,
renunciando, por ende, a la opción de utilizar las políticas cambiarias para generar aumentos
temporales de competitividad y crecimiento. Si bien la decisión de dolarizar, sin duda alguna,
mejoró el clima de inversión, restauró la confianza de los inversionistas y, por ende, incrementó
potencialmente la capacidad de la economía para crear empleo y reducir la pobreza, los au-
mentos sostenidos de la productividad van a necesitar que en el futuro se mantengan tasas
positivas de crecimiento y menores tasas de pobreza.

Además, en el ámbito de los hogares, la dolarización ha producido efectos diversos: si bien


se ha controlado la hiperinflación ocasionada por la crisis de 1999, antes de que esto sucedie-
ra, muchas veces los ahorros de toda una vida ya se habían esfumado; aunque disminuyó el
costo de la canasta familiar, dadas las diferencias de los patrones de consumo entre los pobres
y los no pobres, estos últimos fueron los que resultaron beneficiados; si bien se reanudó un
crecimiento positivo, la creación de empleo ha sido escasa. Estos hechos han sido la secuela
de una crisis que afectó gravemente la Costa rural y las zonas urbanas en todo el país. En

cap03.p65 41 12/05/05, 09:08 p.m.


xlii ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

consecuencia, el carácter y distribución de la pobreza se han modificado como lo han hecho


los desafíos que enfrenta el Gobierno de Ecuador respecto de sus estrategias para los sectores
sociales y para reducir la pobreza.

El objetivo principal del presente informe es ofrecer recomendaciones de las políticas con
base en análisis rigurosos que ayuden a Ecuador a enfrentar estos desafíos. El resto del infor-
me se estructura de la siguiente forma:

El capítulo 1 examina el efecto que han tenido en la pobreza el crecimiento del PIB per
cápita y la volatilidad del PIB per cápita, la crisis de 1999 y la dolarización de 2000.
El capítulo 2 describe los cambios en el carácter y distribución de la pobreza en 1990-2001
y analiza los factores determinantes de estos cambios.
El enfoque de los capítulos 3 y 4 se hace en los sectores productivos en las zonas urbanas
y rurales, respectivamente, explorando las políticas dirigidas a aumentar la productividad y la
creación de empleo.
Por último, el capítulo 5 examina la relación entre indicadores sociales y gasto social,
prestando atención particular a la distribución del gasto social de un hogar a otro y de una
zona geográfica a otra.

cap03.p65 42 12/05/05, 09:08 p.m.


Capítulo 1
DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA

El desempeño económico de Ecuador ha sido desalentador durante las últimas tres décadas,
caracterizadas por bajas tasas de crecimiento y alta volatilidad del PIB. Además, el país ha
experimentado gran confusión económica durante los últimos cinco años, seguida de cambios
estructurales significativos entre los cuales se destaca la decisión de adoptar, en marzo de
2000, la divisa estadounidense como moneda nacional. Estos hechos han alterado las caracte-
rísticas fundamentales de la economía ecuatoriana y, en consecuencia, han afectado el nivel y
carácter de la pobreza de maneras que todavía no son plenamente comprensibles.
En el presente capítulo nos valemos de datos de series temporales para analizar, desde una
perspectiva macroeconómica, los efectos que han tenido en la pobreza el crecimiento económi-
co y la volatilidad, la crisis de 1999 y la dolarización de 2000, y determinar si estos efectos se
pueden considerar como cambios únicos o cambios en tendencias. Hacemos hincapié en la fun-
ción que han desempeñado en el tiempo el crecimiento económico y las conmociones externas e
internas (es decir, fiscales y monetarias) para decidir el desempeño económico de Ecuador.
Las conclusiones más importantes del presente capítulo se pueden resumir como sigue:
• Durante las dos últimas décadas, el crecimiento del PIB (y el PIB per cápita) de Ecuador ha
sido bajo y en extremo volátil. Las bajas tasas de crecimiento han sido sobre todo la conse-
cuencia del bajo crecimiento de la productividad y de las políticas fiscales y monetarias
inestables1, mientras la volatilidad del crecimiento es principalmente el resultado de con-
mociones externas (es decir, conmociones en los términos de intercambio) y de políticas
fiscales inestables, lo cual amplifica el efecto de las conmociones externas.
• Las bajas tasas de crecimiento y la volatilidad excesiva han tenido impacto negativo en el
empleo y en el consumo y, en consecuencia, en la pobreza.
• La crisis macroeconómica de 1999 representa el último ejemplo de fluctuaciones del PIB
provocadas por conmociones externas y fiscales. La crisis, la peor en más de dos décadas,
tuvo consecuencias devastadoras, en particular entre los habitantes de las zonas rurales de
la Costa, debido al fenómeno de El Niño, y en la clase media urbana, que sufrió sobre todo
debido al derrumbe de los sistemas bancario y financiero.
• La adopción en 2000 del dólar de Estados Unidos como moneda nacional sirvió para con-
trolar la inflación y produjo cambios significativos en los precios relativos, en particular
entre los bienes comercializables (exportables) y no comercializables y entre los bienes
duraderos y los perecederos.
• Estos cambios produjeron aumentos del bienestar de los hogares, ya que redujeron el costo
de la canasta familiar de todos los hogares ecuatorianos promedio. Sin embargo, dado que
los patrones de consumo varían de un grupo de ingresos a otro, no todos los hogares se
beneficiaron de la misma manera. En particular, el costo de la canasta familiar de los
hogares no pobres disminuyó significativamente más que el costo de la canasta familiar de
los hogares pobres.

1 Utilizamos los déficit fiscales (como porcentaje del PIB) como medida de las políticas fiscales, y los cambios inesperados de precios como medida
de las políticas monetarias.

cap1.p65 1 12/05/05, 09:08 p.m.


2 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

El resto del capítulo se organiza de la manera siguiente. En la primera sección se estudian


los factores determinantes del mal crecimiento del PIB y de la alta volatilidad del PIB, así como
el impacto de estas tendencias en la pobreza. En la segunda sección se hace una breve descrip-
ción de las fuentes, carácter y consecuencias de la crisis macroeconómica de 1999. En la
tercera sección se evalúa el impacto que la dolarización ha tenido en la pobreza, con énfasis
especial en el impacto de los cambios en los precios relativos sobre el gasto y el consumo. En
la cuarta sección se presentan las conclusiones.

EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DE LA VOLATILIDAD ECONÓMICA


EN LA POBREZA

La economía de Ecuador, y sus finanzas públicas, en particular, dependen en alto grado de las
rentas de la producción petrolera. En consecuencia, durante los últimos cuarenta años el creci-
miento económico del país ha sido a menudo volátil, vinculado de cerca con las fluctuaciones
del precio del petróleo en los mercados internacionales –la crisis de 1999 representa el último
ejemplo de este fenómeno. Sin duda alguna, la incertidumbre económica resultante obstaculiza
la capacidad del país para generar y/o atraer inversiones productivas, competir con eficacia en
mercados internacionales y, lo más importante, convertir el crecimiento económico en genera-
ción de empleo y de ingreso en beneficio de quienes más lo necesitan (es decir, un crecimiento
a favor de los pobres).
En el presente capítulo utilizamos datos de series temporales para determinar al grado al
cual la volatilidad económica afecta la pobreza y cómo esta última responde al crecimiento
económico y, en lo posible, averiguar hasta qué punto el crecimiento económico ha favoreci-
do a los pobres de Ecuador. Para hacerlo, en primer lugar, hacemos una modelación del com-
portamiento del PIB en el tiempo, prestando atención particular a (i) las fuentes del crecimiento
económico y (ii) los factores determinantes de la volatilidad económica y del mal crecimiento
económico. A continuación comparamos el desempeño real de la economía ecuatoriana con
aquel que se habría registrado si se hubiesen eliminado las fuentes de inestabilidad (a lo que
llamamos el escenario de estabilización plena contrario a los hechos), y utilizamos esta com-
paración para analizar los efectos del bajo crecimiento y de la alta volatilidad en el empleo, el
consumo privado y la pobreza.

Evolución del PIB per cápita, 1970-2002


Durante el período 1970-2000, el crecimiento del PIB per cápita fue de 1,7%2. Sin embargo,
esta cifra oculta un grado de volatilidad significativo de las tasas de crecimiento en el tiempo
(gráfico 1.1). A comienzos de los años setenta, la nacionalización de la industria petrolera
transformó a Ecuador de una economía pobre en un país de ingreso medio, con un acervo de
riqueza en forma de reservas de petróleo, llevando a un período de crecimiento sostenido y de
bienestar en ascenso. Lamentablemente, las ineficiencias económicas, creadas por políticas de
industrialización en extremo protectoras y la subsiguiente crisis de la deuda que asoló a Amé-
rica Latina, a comienzos de los años ochenta, pusieron fin al crecimiento económico rápido.
A comienzos de los años noventa (Beckerman, 2003a), se dio inicio a una serie de refor-
mas económicas3 en un intento por superar el crecimiento negativo y la inestabilidad

2 En el Anexo 1 se hace una comparación integral de indicadores económicos y sociales entre Ecuador y los demás países andinos.
3 Entre estas reformas se incluían la diversificación de exportaciones y la liberalización del intercambio comercial, una disminución del consumo
público y la eliminación de muchos subsidios estatales implícitos y explícitos.

cap1.p65 2 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 3

Gráfico 1.1
VOLATILIDAD ALTA DEL PIB PER CÁPITA EN 1997-2003
(Componente cíclico del PIB per cápita)

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial.
El componente cíclico del PIB per cápita se calcula como la distancia log hasta la tendencia a largo plazo del PIB per cápita obtenida
a partir del filtro de Hodrick y Prescott (1997).

macroeconómica de los años ochenta. En un comienzo, estas acciones lograron generar un


crecimiento positivo. No obstante, esa década no terminaría con una nota positiva, con la
economía acercándose peligrosamente a la hiperinflación debido a la vertiginosa depreciación
del sucre y a la estrepitosa caída de 8,5% del PIB per cápita durante la crisis de 1999.
La crisis y sus graves efectos sobre el PIB y la inflación desencadenaron en 2000 la adop-
ción como moneda nacional del dólar de Estados Unidos. Esta medida sirvió para controlar la
inflación y estabilizar la economía y, en consecuencia, en 2001 y en 2002, se reanudó un
crecimiento económico positivo, aunque todavía lento.

Fuentes de crecimiento económico


¿Cuáles son los principales factores determinantes del desempeño del crecimiento económico
de Ecuador? ¿La fuerza motriz de este crecimiento son los aumentos de la cantidad de fuerza
laboral (por ejemplo, la incorporación de la mujer al mercado laboral)? ¿O los niveles de
capital más altos (por ejemplo, una tasa de inversión más elevada inducida por la expansión de
la industria petrolera? ¿O son las mejoras de la eficiencia económica (por ejemplo, elimina-
ción de los subsidios del Estado)?
Comúnmente se ha considerado que el lento crecimiento del PIB durante los años ochenta y
los noventa es, en gran medida, el resultado de la elevada volatilidad del PIB originada princi-
palmente por la vulnerabilidad externa y por políticas internas inestables. Una sucesión de
conmociones externas –ligadas a la volatilidad de los precios del petróleo y a las variaciones
del flujo de capital– y desastres naturales, aunados a una gestión económica inadecuada, pro-
dujeron desequilibrios macroeconómicos, que probablemente tendrían un efecto negativo en
el crecimiento.

cap1.p65 3 12/05/05, 09:08 p.m.


4 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Sin embargo y como se analiza a continuación, el mal desempeño económico de Ecuador no


es sólo ni principalmente el resultado de una volatilidad elevada, sino, más bien, el resultado de
una pésima gestión económica y, en especial, de un débil crecimiento de la productividad.
Con el objeto de investigar estos temas y partiendo de técnicas de contabilidad del creci-
miento4, analizamos hasta qué punto factores diferentes (cantidad y calidad de los insumos,
instituciones y políticas) inciden en el crecimiento. En particular, descomponemos los cam-
bios del PIB per cápita (Y/N) durante 1970-2992 en cambios en el uso de insumos –capital,
medido como la relación capital a producto (K/Y) y fuerza laboral, medida como el número
de trabajadores/horas (L/N)– y los cambios en la forma en que se utilizan estos insumos.
Estos últimos se miden por medio de cambios de la Productividad Total de los Factores (PTF)
y recogen tanto los cambios de la calidad de los insumos (por ejemplo, aumentos en el nivel
de educación de la fuerza laboral o avance tecnológico) como los cambios de la calidad de las
políticas macroeconómicas y microeconómicas, y fluctuaciones temporales en los términos
de intercambio comercial5.
Con base en la anterior descomposición, determinamos que el crecimiento de la PTF repre-
sentó más de la mitad del crecimiento del PIB per cápita durante el período 1970-2002 –la PTF
representó 1 punto porcentual de cada incremento anual de 1,7% del PIB per cápita, en compara-
ción con 0,5 y 0,2 para la fuerza laboral y el capital, respectivamente. Sin embargo, a corto
plazo, el PIB per cápita respondió a cambios en el empleo efectivo y en la relación capital-
producto, la cual varió con cambios cíclicos de las tasas de desempleo y de inversión (cuadro
1.1)6.

Cuadro 1.1
LOS CAMBIOS EN EL PIB PER CÁPITA RESPONDEN SOBRE TODO A CAMBIOS EN LA PTF

Tasas anualizadas de crecimiento (%)

Período Cambio observado Aporte de los cambios Aporte de los cambios a Aporte de los cambios
en el PIB per cápita a empleo efectivo la relación capital-producto a la PTF
(Y/N) (L/N) (K/Y) (PTF)

1970-2002 1,7 0,5 0,2 1,0


1975-1980 3,3 -0,1 1,1 2,3
1981-1985 -0,5 0,0 1,3 -1,8
1986-1990 -0,2 1,9 0,1 -2,2
1991-1995 1,0 0,7 0,6 -0,3
1996-2000 -1,1 -0,4 1,8 -2,5
2001-2002 2,4 3,9 -0,6 -0,9

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial.

4 En el Anexo 1 se presenta la metodología de contabilidad del crecimiento.


5 Más formalmente, el crecimiento del PIB per cápita se descompone entre el período t y t+s como sigue:

Y  Y    K t +s  K  L  L 
log  t + s  − log  t
 N

  log   − log  t
 Y
  log  t + s
 N
 − log  t
 N


 N t +s   t  1 log At + s − log At α   Yt + s   t   t +s   t 
= + +
s 1-α s 1+α  s s
 
 

donde el crecimiento del PIB per cápita (Y/N) es una función de (i) cambios en la PTF (A); (ii) cambios en la relación capital-producto (K/Y) y (iii)
cambios en las horas trabajadas por cada persona económicamente activa (L/N).
6 En este sentido, Ecuador no se diferencia de otros países en la región, como Chile y México, donde en otros lugares se ha documentado una relación
similar entre el PIB per cápita y eficiencia económica (Bergoeing et al., 2000).

cap1.p65 4 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 5

Igualmente observamos que el crecimiento de la PTF es negativo durante casi todo el perío-
do, a menudo equiparando el aporte positivo de la acumulación de fuerza laboral y capital y
presionando las tasas de crecimiento del PIB a la baja. Además, el crecimiento de la PTF es en
extremo volátil y, en consecuencia, también lo es el PIB per cápita (es decir, la correlación
entre el componente cíclico del PIB per cápita y el componente cíclico de la PTF es igual a
0,92).

Determinantes de volatilidad económica y crecimiento escaso


La medida de la PTF recoge los cambios en la calidad de los insumos, así como los cambios en
(la calidad de) las políticas macroeconómicas y microeconómicas y otras conmociones tem-
porales, como las conmociones externas). En la presente sección se explora la creencia común
de que son las dos últimas conmociones (externas e internas) las que explican la volatilidad
económica y de la PTF en Ecuador (Vos et al., 1999; Solimano, 2003).

Recuadro 1.1
Fuentes de los datos para las principales variables macroeconómicas y de las políticas

Variable Definición y construcción a Fuente

PIBreal por cápita Relación del PIB total con la población total FMI
Apertura (porcentaje del PIB) Relación de las exportaciones y de las importaciones con el PIB FMI
Consumo del gobierno (porcentaje del PIB) Relación del consumo del gobierno con el PIB FMI
Tasa de inflación Cambios (log) en el IPC FMI
Crecimiento de los términos de intercambio Diferencias log en los términos de intercambio Cepal
Volatilidad de los términos de intercambio Desviación estándar de los términos de intercambio Cepal

a
El PIB se mide en dólares de 2000. Los términos de intercambio se definen como corrientes.

Es probable que países demasiado dependientes de las exportaciones de productos prima-


rios, como Ecuador, estén expuestos a conmociones externadas generadas por la volatilidad
de los precios internacionales. Además, la falta de consistencia de las políticas internas o una
elevada volatilidad de las consecuencias de las políticas pueden obstaculizar la eficiencia
económica y, por ende, inducir cambios en la PTF. Una simple representación gráfica del
componente cíclico de la PTF comparado con datos de series temporales sobre los términos de
intercambio y sobre los dos indicadores principales de las políticas económicas internas, el
déficit fiscal y sorpresas inflacionarias, sugiere cierto grado de correlación contemporánea
entre la PTF y estas variables (gráfico 1.2). En especial, la correlación entre la PTF y los térmi-
nos de intercambio es de 0,16, mientras la correlación entre la PTF y las sorpresas inflacionarias
y los déficit fiscales es de 0,37 y de 0,10, respectivamente.
Sin embargo, la correlación contemporánea no equivale a causación. El hecho de que los
déficit fiscales sean elevados en un momento en que la PTF es negativa, no implica necesaria-
mente que los primeros sean causa de la segunda (es decir, la productividad baja es una con-
secuencia de déficit elevados). Bien podría ser al contrario, cuando el gobierno decide aumentar
el gasto en un intento por estimular la economía, en respuesta a tasas de crecimiento bajas (o
negativas) asociadas con una PTF negativa. Para poder distinguir entre estas dos cadenas posibles

cap1.p65 5 12/05/05, 09:08 p.m.


6 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 1.2
EXISTE EVIDENCIA DE CORRELACIÓN CONTEMPORÁNEA ENTRE LA PTF Y CONMOCIONES EXTERNAS,
FISCALES Y MONETARIAS

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial.


El componente cíclico de la PTF se ha calculado como la distancia log a la tendencia de la PTF a largo plazo, obtenida a partir del filtro de Hodrick y Prescott
(1997).

de hechos, realizamos una prueba más formal que permite determinar la dirección de la causalidad7.
Los resultados de una prueba de este tipo indican que, en efecto, las conmociones en los térmi-
nos de intercambio y en las políticas fiscales causan fluctuaciones de la PTF, en tanto que lo
contrario no es verdad. En comparación, no existe causalidad originada en sorpresas inflacionarias
en las conmociones de la PTF, lo que sugiere que las conmociones monetarias juegan un papel
menor (quizá, solamente como fuente de financiación de los déficit fiscales).
Entonces, ¿las conmociones externas y de políticas fiscales explican plenamente la
volatilidad de la PTF (y del PIB per cápita)? Si bien estas pruebas sirven para determinar la
existencia de una relación causal, no ofrecen información sobre la posible magnitud de este
efecto. En otras palabras, no suministran información sobre qué proporción de la variación
registrada de la PTF y del PIB se puede explicar a partir de conmociones externas y fiscales.
Para poder analizar este interrogante, en primer lugar ponemos el énfasis en el papel que
juegan las conmociones externas y comparamos la experiencia de Ecuador con la de otros
países de la región durante los años noventa, planteando la pregunta, en relación con las
percibidas por otros países, ¿fueron las conmociones externas de Ecuador lo suficientemente
grandes para justificar plenamente el mal desempeño del crecimiento de Ecuador en los años
noventa? (ver cuadro 1.2)
Para dilucidar este interrogante, trazamos la desviación estándar de los términos de intercam-
bio en comparación con el crecimiento del PIB per cápita para 16 países de América Latina,
durante el período 1999-2001. Encontramos que ambas variables se correlacionan nega-
tivamente, es decir, términos más volátiles de intercambio se asocian con menor crecimiento.
Existe, sin embargo, una variación significativa de un país a otro (gráfico 1.3). En especial,
Ecuador registra el peor desempeño del crecimiento de la región, a pesar de la volatilidad de
los términos de intercambio que está por debajo de la mediana de América Latina. Para ilus-
trar este punto, comparemos a Ecuador y Argentina: dos países con, cuando mucho, datos

7 Utilizamos las pruebas de causalidad Granger. Estas pruebas tienen la siguiente forma genérica: la variable x no causa Granger la variable y si los
coeficientes 2 (L) de la regresión yt = ϕ (L ) yt −1 + θ (L ) xt −1 + ε t son estadísticamente insignificantes. Las pruebas se realizan a partir de datos
anuales (los únicos disponibles para el análisis a largo plazo). Por ende, del análisis se omite inevitablemente la causalidad de frecuencia más elevada.

cap1.p65 6 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 7

Cuadro 1.2
LA VOLATILIDAD DE LA PTF SE DEBE A LOS DÉFICIT FISCALES Y, EN PARTICULAR, A CONMOCIONES
EN LOS TÉRMINOS DE INTERCAMBIO

Hipótesis nula Estadística F Probabilidad

Conmociones externas
Conmociones TOT no causan Granger fluctuaciones de PTF 3,25* 0,08
Fluctuaciones PTF no causan Granger conmociones TOT 0,47 0,50

Conmociones internas
Conmociones inflacionarias no causan Granger fluctuaciones PTF 0,12 0,73
Fluctuaciones PTF fluctuaciones PTF no causan Granger conmociones inflacionarias 2,06 0,16

Déficit fiscales fluctuaciones PTF no causan Granger fluctuaciones PTF 0,33 0,57
Fluctuaciones PTF fluctuaciones PTF no causan Granger déficit fiscales 4,19* 0,05

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial.


Nota: (*) Significativo a nivel de 10%.
Prueba de causalidad Granger realizada a partir de datos anuales.

Gráfico 1.3
LA VOLATILIDAD ECONÓMICA Y EL CRECIMIENTO INSUFICIENTE DE ECUADOR
NO SE PUEDEN EXPLICAR PLENAMENTE POR MEDIO DE CONMOCIONES EN LOS TÉRMINOS
DE INTERCAMBIO

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial.

macroeconómicos variados. La volatilidad de los términos de intercambio es similar para los


dos, pero la tasa anualizada de crecimiento del PIB per cápita de Argentina para la década es de
2,5% comparada con –0,5% de Ecuador. Lo anterior implica que, en tanto las conmociones en
los términos de intercambio afectaron de manera negativa la PTF y el crecimiento económico

cap1.p65 7 12/05/05, 09:08 p.m.


8 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

de Ecuador durante el período 1990-2001, su magnitud no fue lo suficientemente grande para


explicar plenamente las tasas negativas de crecimiento, y sugiere la existencia de mecanismos
y canales que ayudan a amplificar los efectos negativos de estas conmociones. A continuación
abordamos este tema.
Teniendo en cuenta el análisis realizado hasta ahora, es probable que políticas fiscales y
monetarias inestables jueguen un papel importante como amplificadores de los efectos de las
conmociones externas. Para explorar esta idea, recurrimos de nuevo a la experiencia de otros
países de América Latina, y esta vez planteamos las siguientes preguntas: ¿Cuál es el tamaño
del efecto de las conmociones externas en el crecimiento del PIB per cápita? ¿El tamaño de este
efecto cambia una vez tenemos en cuenta las políticas fiscales y monetarias?
Utilizamos datos de los 16 países que aparecen en el gráfico 1.3 con el fin de realizar las
pruebas y determinar el impacto de conmociones externas e internas en el crecimiento econó-
mico, durante el período 1970-2001. Ateniéndonos a la literatura sobre crecimiento endógeno8,
modelamos los cambios en el PIB per cápita como función de (i) el nivel (log) del PIB per cápita
en 1970, para tener el cuenta el hecho de que, en un principio, se espera que las economías
más pobres crezcan relativamente más rápido9; (ii) un conjunto de variables contemporáneas
explicativas, incluyendo indicadores de términos de intercambio y de políticas; (iii) un con-
junto de efectos constantes temporales, específicos a país para tener en cuenta las diferencias
de un país a otro que no varían en el tiempo, tales como la distancia a Estados Unidos o el
acceso al mar; (iv) un efecto específico temporal, para tener en cuenta los cambios en las
condiciones macroeconómicas totales, como la crisis financiera de Asia a finales de los no-
venta; y (v) una perturbación aleatoria10.
Calculamos dos modelos diferentes, excluyendo e incluyendo los indicadores de las políti-
cas, y en el cuadro 1.3 mostramos los coeficientes. El modelo 1 indica que conmociones
negativas en los términos de intercambio retardan el crecimiento del PIB per cápita11. En espe-
cial, un aumento de una desviación estándar única en la volatilidad de los términos de inter-
cambio disminuiría en 0,1 puntos porcentuales el crecimiento del PIB per cápita. En comparación,
ambos términos de intercambio más favorables y aumentos en la tasa de inversión se
correlacionan positivamente con el crecimiento del PIB per cápita.
Sin embargo, desaparece el efecto de la volatilidad de los términos de intercambio (es decir,
se vuelven más pequeños e insignificantes), una vez que los indicadores de las políticas internas
se incluyen en la regresión, lo que sugiere que su impacto negativo se canaliza a través de (y se
amplifica por) la vulnerabilidad de las políticas internas. Por ejemplo, un aumento del precio
relativo de las importaciones (conmoción externa), causado por la depreciación del sucre, ten-
dría un impacto negativo en las empresas que utilizan (productos) importados como insumos y,
en consecuencia, produciría un crecimiento menor. Además, este aumento también se traduciría
en mayor inflación (inesperada) y, por tanto, en menor crecimiento, de manera que el efecto
negativo de la inflación se combinaría con el de la conmoción externa12.

8 Para un resumen de esta extensa literatura, véase Barro y Sala-i-Martin (1995).


9 La hipótesis de la “convergencia condicional” plantea que, céteris paribus, los países pobres deberían crecer con mayor rapidez que los ricos,
debido a rentabilidades decrecientes de los factores de producción.
10 En términos más formales, calculamos el modelo siguiente:

GDPti GDP0i
∆Log = β 0 Log + β1zti + β 2 µ i + β 3λt + ε ti
Lit Li0
Donde z son las variables explicativas contemporáneas, µ son los efectos constantes temporales de país, λ son los efectos temporales y ε es el
término de error.
11 Esto es consistente con estudios anteriores, tales como los de Easterly et al. (1993).
12 Todos los demás coeficientes muestran las señales y la significación estadística esperadas, de modo que, en términos generales, los resultados son
ampliamente consistentes con la actual literatura empírica sobre crecimiento endógeno.

cap1.p65 8 12/05/05, 09:08 p.m.


(% del PIB) (% del PIB) (% del PIB)

DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 9

Cuadro 1.3
LAS CONMOCIONES DE LOS TÉRMINOS DE INTERCAMBIO AFECTAN EL PIB POR MEDIO DE CAMBIOS
EN LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS INTERNAS

Términos de intercambio Porcentaje del PIB

Rentas Superávit
PIB inicial Crecimiento Volatilidad Apertura Inversiones fiscales fiscal Inflación R2

Modelo 1 -0,052 0,051 -0,001 0,169


(-4,64) (2,64) (-2,56) (4,46) 0,64
Modelo 2 -0,029 0,075 -0,0002 0,001 0,130 -0,001 0,172 -0,113
(-3,27) (2,51) (-0,59) (0,817) (2,63) (-3,54) (4,85) (-7,14) 0,79

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial.


Datos en promedios quinquenales para 1970-2001.
Datos para Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua,
Perú, Uruguay y Venezuela.
Todas las regresiones incluyen efectos fijos de país y temporales. Los errores estándar fuertes se obtienen utilizando la matriz de White. La estadística T
aparece entre paréntesis.

El efecto de la volatilidad económica en el crecimiento del PIB per cápita


Teniendo en cuenta que el efecto de la volatilidad de las políticas fiscales y monetarias en el
crecimiento del PIB per cápita parece ser negativo, surge entonces la pregunta sobre ¿cuál
habría sido el crecimiento del PIB per cápita de Ecuador durante este período si las políticas
fiscales y monetarias hubieran permanecido estables en el tiempo? Tratamos de resolverla con
base en el modelo 2 que aparece arriba. En especial, utilizamos los coeficientes que genera el
modelo para predecir el crecimiento del PIB per cápita, según el supuesto de [políticas] fiscales
y monetarias estables, definidas como déficit fiscal cero e inflación constante de 3% (es decir,
sin sorpresas inflacionarias), en tanto todas las demás variables conservan sus valores reales.
Podemos, entonces, comparar el crecimiento per cápita proyectado y real y atribuir la diferen-
cia entre los dos a la volatilidad de las políticas monetarias y fiscales.
La comparación entre ambas series indica que el crecimiento del PIB proyectado es (i) más alto
en general (en promedio, el PIB per cápita proyectado es igual a 7% –o 90 dólares– más alto que el
PIB per cápita real), y (ii) significativamente menos volátil que el crecimiento real del PIB per cápita
(cuadro 1.4). Dado que la única diferencia entre ambas series es el comportamiento de las políticas
fiscales y monetarias, podemos llegar a la conclusión que el mal crecimiento del PIB durante el
período fue parcialmente el resultado de la inestabilidad de las políticas internas.

Cuadro 1.4
FLUCTUACIONES DE LAS POLÍTICAS INTERNAS SON LA CAUSA PRINCIPAL DEL CRECIMIENTO INSUFICIENTE
DEL PIB PER CÁPITA Y DE LA VOLATILIDAD DEL PIB PER CÁPITA

Crecimiento actual del PIB per cápita Crecimiento proyectado del PIB per cpaíta

1975-80 3,4 1,5


1981-85 -0,6 1,4
1986-90 -0,4 1,4
1991-95 1,2 0,3
1996-02 -0,1 0,6

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.
El crecimiento proyectado incluye los efectos fijos, dinámicos y de transición que no aparecen arriba.

cap1.p65 9 12/05/05, 09:08 p.m.


10 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Regresemos a la pregunta original que, hasta ahora, ha motivado el análisis: ¿Qué explica
el crecimiento deficiente del PIB per cápita y la volatilidad del PIB per cápita de Ecuador
durante el período 1970-2002? Las diferentes evidencias que hemos analizado y reunido a lo
largo de las páginas precedentes nos ofrecen una respuesta: Las fluctuaciones a corto plazo de
la PTF y del PIB se deben principalmente a conmociones en los términos de intercambio y en las
políticas fiscales, mientras que el crecimiento del PIB por debajo del promedio se origina en el
escaso crecimiento de la PTF y en políticas fiscales y monetarias inadecuadas.

Crecimiento, volatilidad y pobreza


Infortunadamente, no parece probable que logros tan desalentadores en el crecimiento hayan
servido de mucho para reducir la pobreza durante este período. ¿Cuál ha sido, entonces, el
efecto del crecimiento ineficiente y de la inestabilidad económica en la pobreza? ¿Cuáles
habrían sido los niveles de pobreza si el comportamiento de la economía hubiese sido más
estable? La manera más lógica para responder a estas preguntas sería correlacionar en el
tiempo los cambios en el crecimiento del PIB per cápita y la pobreza para medir el efecto del
uno sobre el otro. Lamentablemente, la falta de datos sobre tasas de pobreza no nos permite
seguir este enfoque directo. En su defecto, analizamos el efecto del desempeño macroeconómico
de los mercados laborales, el ingreso y el consumo, y de las finanzas públicas, para luego
especular sobre la conexión entre estos resultados diferentes y la pobreza.
La opción de estas tres variables la motiva la simple intuición económica. En primer lugar,
esperaríamos un crecimiento económico sostenido para aumentar la demanda de fuerza labo-
ral y de capital, aumentando así el empleo y los rendimientos de ambos insumos (rendimien-
tos de capital y salarios reales). Como consecuencia de estos aumentos, en particular los
aumentos del empleo y del salario, deberían asimismo aumentar los niveles permanentes de
ingreso y consumo. De hecho, la elasticidad del empleo con respecto al PIB es igual a 0,3 y la
del consumo es de 0,9 –es decir, un aumento de 1% en el PIB produce un aumento de 0,3% del
empleo y un aumento de 0,9% del consumo. En segundo lugar, una economía en expansión
permite al gobierno recaudar mayores rentas, las cuales se podrían dedicar a programas de
reducción de la pobreza.
Con el objeto de medir el efecto del crecimiento del PIB y de la volatilidad del PIB en el
empleo y en el consumo, seguimos el mismo enfoque que utilizamos para analizar el efecto de
la volatilidad de las políticas internas en el crecimiento. En especial, nos preguntamos cuáles
serían los niveles de empleo y consumo si el PIB per cápita hubiese mostrado un comporta-
miento estable: es decir, crecimiento del PIB per cápita bajo políticas internas estables. Para
responder a esta pregunta utilizamos las series de estabilización plena del PIB per cápita que
aparecen en el cuadro 1.4, para predecir cuál habría sido el comportamiento del empleo, del
desempleo y del consumo privado en ese escenario13. Si bien este es un enfoque bastante
simplista, ha demostrado ser útil como punto de referencia para el costo de la volatilidad y del
crecimiento insuficiente.
Los resultados de este ejercicio son sorprendentes. Los niveles proyectados de desempleo
están entre 20 y 50% menos que las cifras actuales, dependiendo del período. Niveles de consu-
mo privado igualmente proyectados son significativamente superiores que el consumo privado
real, en particular hacia finales del período (cuadro 1.5).

13 El comportamiento del empleo y del consumo se modela utilizando técnicas econométricas. En especial, construimos un modelo de demanda de
fuerza laboral a largo plazo para predecir el empleo y el desempleo, y un modelo de corrección de errores para predecir el consumo. En el Anexo 1
aparece una descripción detallada del modelo de demanda de fuerza laboral utilizado para las estimaciones y sus resultados. El modelo de correc-
ción de errores se basa en la hipótesis del ingreso permanente, según Campbell y Mankiw (1989). No se informan los resultados.

cap1.p65 10 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 11

Recuadro 1.2
Crisis económica, dolarización y competitividad: la evolución de la tasa de cambio real, 1990-2002

La crisis de la balanza de pagos en 1999 representó el resultado final de la gestión fiscal ineficaz y de la apreciación continua de la
tasa de cambio real (TCR), lo cual dificultó la capacidad de los exportadores ecuatorianos para competir en los mercados internacio-
nales. Entre 1992 y 1998, la apreciación de la TCR –medida con respecto a una canasta familiar de Estados Unidos– fue de cerca de
30%. El ritmo de la apreciación se aceleró en 1998/99, cuando la TCR registró un incremento adicional de 35%, dando pábulo a la
especulación y produciendo, al final, una crisis financiera. En un principio, se logró controlar la crisis con el plan de dolarización
emprendido a comienzos de 2000, cuando el Banco Central optó por una paridad bastante devaluada de 25.000 sucres por un dólar
como base de conversión monetaria. Se consideró que esta paridad devaluada serviría para proteger a los exportadores en caso de
que ocurriera una convergencia lenta en el precio de los productos no exportables respecto de niveles internacionales de inflación.
Pese a estas precauciones, sin embargo, un proceso de convergencia de inflación más lento de lo esperado ha llevado a que la TCR
se aprecie nuevamente, tendencia que no muestra señales de retroceso. En primer lugar, se esperaba que las tasas de inflación para
2003 y 2004 fueran superiores a la tasa de inflación de Estados Unidos, a 7 y 5%, respectivamente. En segundo lugar, los planes
para permitir aumentos en los precios de la mayoría de los servicios públicos, que en la actualidad se mantienen en niveles
artificialmente bajos (abril 2004), sin duda alguna tendrán un efecto en los exportadores.

Gráfico R 1.2.1
Tasa real de cambio (hacia arriba = apreciación)

En la medida en que la reciente apreciación quede mal alineada con los fundamentos de la economía, constituye una tendencia
preocupante que debería corregirse. Sin embargo, en un contexto de dolarización, ya no es posible lograr una reducción significativa
(aunque temporal) de los precios relativos de las exportaciones, ante una devaluación nominal, según lo acostumbrado; más bien,
debe basarse en una combinación de disminuciones del salario real –una posibilidad desalentadora para una economía con altos
niveles de pobreza– y aumentos de productividad. Por otra parte, no hay razones para creer que esta apreciación, si bien indeseada, tal
vez no sería tan nociva como se temía. En primer lugar, una fracción importante de la apreciación resultante corresponde a un retorno
hacia niveles anteriores a la crisis. En segundo lugar, medir la apreciación de la TCR respecto del dólar de Estados Unidos pasa por alto
la importancia de las demás divisas duras (como el euro o el yen), en las cuales Ecuador mantiene vínculos de intercambio comercial
con el resto del mundo, y sobrestima el grado de apreciación dada la debilidad relativa del dólar de Estados Unidos con relación a estas
divisas. Por último, los costos de producción y la competitividad dependen de varios factores que están mal representados en la TCR
(es decir, costo y disponibilidad del crédito, impuestos que producen distorsiones y barreras burocráticas, etc.).

Si bien no podemos determinar la distribución exacta del empleo y del consumo adicionales
de un individuo a otro, esperaríamos que parte del aumento beneficie a los hogares pobres y, en
consecuencia, disminuya la pobreza. En especial, en la medida en que los pobres se encuentran
desempleados con mayor frecuencia que los no pobres, como se plantea en el capítulo 3, es
probable que se beneficiarían relativamente más que otros grupos de estos avances.

cap1.p65 11 12/05/05, 09:08 p.m.


12 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 1.5
EL DESEMPLEO ES MENOR Y EL CONSUMO PRIVADO ES MAYOR EN PRESENCIA DE ESTABILIZACIÓN PLENA

Real Estabilización plena proyectada

Crecimiento del PIB Tasa de Consumo Crecimiento del PIB Tasa de Consumo
per cápita desempleo privado per cápita desempleo privado
(%) (%) (%) (%)

1975-80 3,4 6,0 6,019 1,5 10,1 5,640


1981-85 -0,6 8,0 7,532 1,4 7,4 7,062
1986-90 -0,4 7,8 8,189 1,4 3,4 8,324
1991-95 1,2 8,3 8,367 0,3 5,1 9,548
1996-02 -0,1 11,4 10,343 0,6 6,5 11,187

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.

Por último, la volatilidad macroeconómica suele causar inestabilidad en las rentas fiscales
y, en consecuencia, en la prestación y administración de servicios y programas públicos14. De
hecho, las rentas fiscales y el gasto social, medidos como fracción del PIB, fluctúan signifi-
cativamente en el tiempo y así lo hacen sus coeficientes de variación –una medida de volatilidad
(cuadro 1.6). Si bien se podría reducir la exposición al riesgo utilizando diferentes tipos de
instrumentos financieros (por ejemplo, fondos de estabilización, etc.), en Ecuador no existe
esta clase de instrumentos o, si los hay, son ineficaces.
En resumen, en la presente sección hemos planteado que durante las últimas tres décadas
y, en especial, durante los años noventa, el desempeño económico de Ecuador fue, cuando
mucho, ineficiente debido principalmente a un crecimiento inadecuado de la PTF y a conmo-
ciones externas, y a inestabilidad de las políticas internas. A su vez, el crecimiento lento y la
volatilidad económica excesiva tuvieron un efecto negativo, tanto en el nivel de empleo como
en el de consumo privado y, en consecuencia, en la pobreza. De manera similar, la volatilidad
de las rentas fiscales inducida por la inestabilidad macroeconómica llevó a un gasto social
procíclico, el cual puso en riesgo la eficacia de este gasto y su capacidad para ayudar a quie-
nes más lo necesitaban.

Cuadro 1.6
RENTAS FISCALES Y GASTO SOCIAL FLUCTÚAN DE MANERA SIGNIFICATIVA EN EL TIEMPO...

Nivel promedio (% del PIB) Coeficiente de variación*

Rentas fiscales Gasto social Rentas fiscales Gasto social

1970-1979 16,0 n.a. 8,8 n.a.


1980-1989 11,8 n.a. 13,2 n.a.
1990-1994 13,3 4,0 6,3 9,3
1995-1998 15,6 3,6 4,5 5,8
1999-2002 19,5 3,9 18,3 11,3

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.
El gasto social incluye salud y educación.
(*) El coeficiente de variación se define como la desviación estándar dividida por el promedio de cada período.

14 Para un análisis más detallado del gasto social, véase el capítulo 5.

cap1.p65 12 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 13

En consecuencia, las políticas dirigidas a preservar la estabilidad de las políticas internas


con disciplina fiscal y, en particular, a aumentar la productividad económica y la competitivi-
dad, dan esperanzas de fomentar un crecimiento positivo y sostenido acompañado por tasas de
pobreza en declive. A continuación describimos brevemente el uso de medidas fiscales para
alcanzar estas metas, dejando para más adelante el análisis de otros tipos de políticas.

Fomento de un crecimiento estable del PIB por medio de la disciplina fiscal


Proteger las políticas fiscales contra conmociones temporales requerirá, entre otros:

• Que los ingresos fiscales dependan menos de las rentas del petróleo, tanto en términos de
niveles como de fluctuaciones en el tiempo. Con este objetivo en mente, son varias las
medidas posibles de considerar. En primer lugar, debe aumentarse la base de rentas no
petroleras, mejorando la eficacia del cumplimiento del pago de impuestos y de la recauda-
ción tributaria. En segundo lugar, y para hacerlo más operativo y eficaz, deben modificarse
las normas que rigen el actual fondo de estabilización de los precios del petróleo. En espe-
cial, los precios de límites de intervención para el desvío hacia el fondo de rentas relacio-
nadas con el petróleo, se deben equiparar con datos históricos del precio del petróleo, y
deben fijarse pautas claras para el uso de fondos disponibles.
• Con el fin de aumentar la flexibilidad en el uso de los recursos existentes y, en consecuen-
cia, minimizar la necesidad de recurrir al gasto discrecional, es necesario reducir la asigna-
ción previa y la afectación del gasto.

En términos más generales, las políticas fiscales dirigidas a mejorar la eficiencia en el uso
de los recursos, debería incluir, entre otros:
• La coordinación y simplificación del sistema tributario. La actual proliferación de impues-
tos, la mayor parte de ellos con escasa capacidad de generación de rentas, tiene un impacto
negativo en la eficiencia tributaria. Eliminar algunos de los impuestos menores, simplifi-
cando y fortaleciendo al mismo tiempo los impuestos al comercio, al ingreso y a las ventas,
reduciría el trabajo administrativo y aumentaría la transparencia tributaria y disminuiría
las distorsiones.
• La eliminación de subsidios a las empresas públicas en varios sectores. Las transferencias
a las empresas públicas no están ligadas a indicadores de producción o de calidad de servi-
cios, protegiendo de manera artificial a estas empresas contra las fuerzas competitivas y
desalentando su responsabilidad y eficiencia. Estas transferencias se deben eliminar o, en
su defecto, se deben utilizar para ofrecer incentivos de rentabilidad, condicionados a una
mejor prestación de servicios.

En las dos secciones siguientes abandonamos el enfoque a largo plazo que hemos seguido
hasta ahora y dirigimos nuestra atención a los acontecimientos macroeconómicos más recien-
tes: la crisis económica de 1998/99 y la dolarización subsiguiente y al impacto de estos hechos
en la pobreza. Recurriremos a investigaciones anteriores que hemos realizado para el Banco
Mundial y para otros, así como a trabajo original que hemos preparado para los fines del
presente informe.

EL IMPACTO DE LA CRISIS DE 1999 EN LA POBREZA


La crisis de 1999 fue la peor coyuntura económica de Ecuador de las últimas dos décadas. Sus
efectos fueron, por consiguiente, dramáticos y duraderos. A la fecha se han realizado numero-

cap1.p65 13 12/05/05, 09:08 p.m.


14 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

sos trabajos de investigación sobre la identificación de las causas y consecuencias de la crisis.


En el presente informe presentaremos un resumen de estos trabajos, poniendo el énfasis en
aquellos aspectos de la crisis que nos serán de mayor utilidad para comprender todavía más el
actual carácter y el nivel de la pobreza a lo largo del presente informe. En el texto y en el
Anexo 5 se ofrecen otras referencias para los lectores interesados en ahondar en el tema.

Los orígenes de la crisis


Se ha convertido en costumbre afirmar que la crisis de 1998/99 comenzó con el fenómeno El
Niño, y se agravó con la baja en los precios de exportación del petróleo y con la crisis finan-
ciera mundial (Banco Mundial, 2000c; Beckerman y Solimano, 2002). Aunque estas fueron
las conmociones básicas que desencadenaron la crisis, no constituyeron los factores determi-
nantes clave de su profundidad y duración, ni tampoco pueden explicar las medidas extraordi-
narias que se requirieron para restaurar la estabilidad y el crecimiento. Como se analizó en la
sección anterior, las políticas macroeconómicas a lo largo de los años ochenta y noventa
fueron erráticas y engañosas (para un resumen de los desarrollos políticos y de las políticas
durante la década, véase recuadro 1.3). De cara a las conmociones de 1997/98, las autoridades
carecieron de la habilidad para proponer políticas sanas y de la credibilidad para ejecutarlas,
de manera que, con el tiempo, las conmociones iniciales produjeron un enorme déficit fiscal,
la inestabilidad de la tasa de cambio y de precios, un grave problema bancario y una profunda
recesión que catapultó las tasas de pobreza a 30% (Banco Mundial, 2000c). Entre una infla-
ción creciente y una crisis política profunda, el gobierno tomó la decisión extrema de introdu-
cir la dolarización de la economía.

Pobreza y desigualdad durante la crisis


Las crisis macroeconómicas de los países en desarrollo se suelen asociar con aumentos de la
pobreza y de la desigualdad de ingreso y, en 1998/99, Ecuador no fue la excepción (Banco
Mundial, 2000c). Además, dado que el ingreso per cápita ajustado a la paridad adquisitiva
(desigualdad) ya estaba entre los cuatro más bajos (los tres más altos) de las dieciséis principa-
les economías de América Latina, los efectos de la crisis fueron en verdad devastadores, lle-
vando hasta niveles nunca antes registrados a la pobreza y a la desigualdad.
Dos zonas se vieron afectadas en mucho mayor medida que las demás. En la Costa, el
fenómeno El Niño produjo inundaciones, derrumbes y daños a la infraestructura, resultando
en cuantiosas pérdidas económicas. Según Vos et al. (1999), el fenómeno provocó la muerte
de por lo menos 286 personas, cerca de 30.000 personas perdieron sus hogares y cerca del
25% de la población sufrió un grave aumento de los riesgos a la salud asociados con la propa-
gación de enfermedades contagiosas, resultantes, en parte, del menor acceso a agua potable y
a servicio de alcantarillado. La magnitud del daño se calcula entre 2,7% y 13,6% del PIB (Vos
et al., 1999 y Cepal, 2002). Y mientras casi todos los habitantes de la Costa sufrieron pérdidas
por la crisis, los pobres rurales fueron los más afectados.
La pobreza de las zonas urbanas aumentó como resultado del derrumbe del sistema bancario
y del deterioro de las condiciones del mercado laboral. Los hogares de clase media y baja urba-
nos vieron desaparecer sus ahorros de toda una vida como consecuencia del derrumbe del siste-
ma bancario, viéndose a menudo obligados a convertir en dinero una parte significativa de sus
bienes (Halac y Schmukler, 2003). En términos más generales, la caída en picada de las tasas de
empleo y de salarios reales ocasionaron la caída del ingreso familiar, mientras, en un comienzo,
los trabajadores informales y las personas con menos educación resultaban siendo los más afec-
tados.

cap1.p65 14 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 15

Recuadro 1.3
Desarrollos macroeconómicos de los noventa

Como se mencionó, la crisis de 1999 no ocurrió en un vacío. Más bien, fue el resultado final de una década bastante turbulenta, en
términos tanto económicos como políticos. Con el ánimo de poner en antecedentes al lector, en este aparte haremos un breve
análisis de algunos de los desarrollos económicos de la década.

Inestabilidad política y económica


• Cinco presidentes diferentes entre 1988 y finales de 1999
Políticas fiscales
• Numerosos intentos para aplicar medidas de estabilización fiscal, seguidos por períodos de relajamiento, produciendo “fatiga de
ajuste” y pérdida de credibilidad
• Alta volatilidad de las rentas fiscales asociada con inestabilidad crónica de los precios del petróleo
• Aumentos importantes del gasto público durante la segunda mitad de los noventa, debido a incrementos de los salarios del sector
público y a pagos relacionados con la deuda
• Creciente vulnerabilidad de las políticas fiscales a medida que disminuía el valor del sucre debido al alto grado de dolarización de
la deuda
Política monetaria
• Baja credibilidad de la capacidad del Banco Central para controlar la inflación
• Alta dolarización de facto (véase más adelante)
• Liberalización del sector financiero, sin supervisión ni controles adecuados

Sin embargo, a medida que avanzaba la crisis, todos los segmentos de la sociedad sintieron
en carne propia la gravedad de la mala coyuntura económica. La pobreza aumentaba a medida
que disminuían los salarios reales y los activos de quienes se acercaban al umbral de la pobre-
za, y para finales de 1999, los niveles de pobreza con base en el consumo habían alcanzado al
60% de la población. Los hogares que ya eran pobres también disminuyeron el consumo,
sobre todo en alimentos, atención en salud y educación. Por último, muchos se vieron obliga-
dos a emigrar (dentro y fuera del país) en búsqueda de oportunidades económicas.
Pero los efectos de la crisis trascendieron el ámbito del ingreso y de los activos familiares,
como se documenta en Banco Mundial (2000c). Disminuyeron tanto la calidad de los servicios
básicos como la capacidad de los hogares para tener acceso a estos servicios (para un resumen
sobre los efectos de la crisis, según lo informan los pobres, véase recuadro 1.4). Mientras el
porcentaje de niños matriculados en la escuela permaneció constante, disminuyó la asistencia
promedio (es decir, el número de días de no asistencia a la escuela al mes se duplicó de cinco a
diez entre 1998 y 1999), y el trabajo infantil aumentó entre los niños que no se habían matricu-
lado, sobre todo en las zonas rurales. De manera análoga, aumentó del 50 al 72% el porcentaje
de hogares que decidieron posponer tratamientos médicos debido a sus costos. Por último, evi-
dencia cualitativa indica que aumentaron las externalidades negativas, entre ellas la violencia y
el consumo de bienes sin interés social y el robo de servicios públicos (León y Troya, 2000).

El gasto social y la crisis


En respuesta a la crisis, y aunque intentó proteger parte del gasto social, el Gobierno no logró
mitigar el efecto de la coyuntura económica sobre los sectores sociales a medida que el retraso
en el pago de los salarios en los sectores sociales tenía consecuencias graves para la prestación
de servicios sociales básicos. Entre 1997 y 1999, el gasto por cápita disminuyó 40%, afectan-
do principalmente los sectores de la salud y la educación, los cuales sufrieron una mengua
presupuestaria superior a 30%. En el capítulo 5 se analizarán con mayor detenimiento los
efectos de estas y otras tendencias del gasto social.

cap1.p65 15 12/05/05, 09:08 p.m.


16 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 1.4
Los efectos no monetarios de la crisis, según lo informan los pobres

A continuación hacemos un resumen de los resultados obtenidos a partir de una serie de entrevistas con hogares pobres y debates
de grupos de estudio, sobre los efectos de la crisis de 1999, realizados para la Evaluación de la Pobreza de Ecuador, 2000 (Banco
Mundial, 2000).

Educación
• Deterioro de la infraestructura física y carencia de materiales didácticos
• Asistencia irregular entre los profesores
• Bajo desempeño estudiantil debido a profesores no motivados y disminución de las condiciones de salud y nutrición
Salud
• Postergación de atención médica
• Aumento de los costos y menor disponibilidad de medicinas y tratamiento
• Escasez de medicinas en hospitales, de modo que las familias se ven obligadas a comprar las que necesitan
• Ralentización de las campañas de vacunación
Nutrición
• Consumo decreciente de proteínas y minerales
• Menos comidas al día
• Prioridad alimentaria en el hogar se comenzó a otorgar al principal perceptor de ingresos
• Las familias con una mujer cabeza de hogar o personas mayores comenzaron a tener dificultades para satisfacer sus estándares
de nutrición

Fuente: Banco Mundial (2000c).

EL IMPACTO DE LA DOLARIZACIÓN EN LA POBREZA


Dedicamos la última parte del presente capítulo a analizar el efecto que la adopción como
divisa nacional del dólar de Estados Unidos en 2000 tuvo en la pobreza, prestando atención
particular al papel que jugaron como mecanismos de transmisión los cambios en los niveles
de precios y los cambios en los precios relativos.
El proceso de dolarización ayudó a controlar y luego eliminar la hiperinflación. Durante
2000, la tasa de inflación mensual disminuyó de 14% en enero, a 5% en mayo, a 1,3% en
agosto, evitando la mayor erosión del poder adquisitivo, sobre todo entre quienes dependían
de ingresos fijos. Además, y debido a que los precios se estabilizaron con mayor rapidez en
algunos sectores que en otros como consecuencia de la dolarización, los precios relativos se
ajustaron mientras disminuía la inflación.
Sin duda alguna, la estabilización de los precios, aunada a cambios en los precios relativos,
tuvo un impacto diverso en los patrones de consumo y en la pobreza. Primero, la dolarización
provocó una realineación de los precios entre bienes comercializables y no comercializables.
Con anterioridad a la dolarización, “la inflación extranjera”, o inflación causada por deva-
luaciones crónicas de la tasa de cambio, fue uno de los principales factores responsables de
incrementos endémicos de precios en Ecuador. En comparación, la causa principal de la infla-
ción después de la dolarización ha sido el crecimiento continuo del componente interno del
precio, el cual ha producido una apreciación de la tasa real de cambio y una disminución del
costo relativo de bienes comercializables a bienes no comercializables. En segundo lugar, el
crédito total y el crédito de consumo han crecido a ritmo constante desde 2000, en términos
absolutos y como proporción del ingreso, facilitando la compra de bienes duraderos. Por últi-
mo, la reducción del riesgo asociado con la inestabilidad cambiaria y monetaria se ha traduci-
do en una disminución de las tasas de interés, reduciendo, por tanto, los costos de inversión y
de los empréstitos.

cap1.p65 16 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 17

Los efectos de la dolarización a mediano plazo, en el crecimiento, el consumo y la pobreza,


son más inciertos. La dolarización pudo ayudar a dar credibilidad a las políticas económicas,
creando condiciones más favorables para un crecimiento económico sostenido y niveles más
altos de ingreso. Sin embargo, también pudo perjudicar la capacidad del gobierno ecuatoriano
para poner en marcha políticas económicas contracíclicas, haciendo muy poco para eliminar
la volatilidad del crecimiento –el cual, en su mayor parte, se asocia con una variación en el
precio del petróleo y otras conmociones externas y desastres naturales. De igual manera, la
dolarización pudo tener efectos duraderos sobre el nivel y estructura del empleo asociado con
pérdidas de competitividad, debidas a la apreciación sostenida de la tasa real de cambio y con
cambios en los precios relativos tanto de insumos como de productos terminados.
Analizamos la conexión entre los efectos a corto plazo de la dolarización y la pobreza,
dejando abierto el tema de los efectos a mediano y largo plazo para su estudio posterior.
Entonces, la medida en la cual el consumo y la pobreza se ven afectados por cambios en los
precios relativos dependerá de la magnitud de los ajustes producidos por la dolarización, el
carácter de los patrones de consumo y las diferencias de estos patrones entre los pobres y los
no pobres. A continuación abordamos estos tres aspectos.

Dolarización formal e informal


El proceso de dolarización produjo cambios dramáticos en las políticas económicas y en la
gestión fiscal. Sin embargo, su impacto en los consumidores pudo haber sido menos significa-
tivo porque, de facto, para finales de 1999, la economía ya se expresaba en dólares, conforme
los ecuatorianos buscaban una unidad de cuenta estable para la riqueza y para las relaciones
contractuales en respuesta a la inestabilidad del poder adquisitivo del sucre (Beckerman y
Solimano, 2002).
Si bien, en un comienzo, los avances de la dolarización fueron lentos, a mediados de los
noventa ya eran omnipresentes, en particular después de que las depreciaciones de la tasa de
cambio aumentaron mecánicamente el equivalente en sucres de los saldos en dólares de
Estados Unidos. La proporción dominada por el dólar de la oferta monetaria (incluyendo
cuasidinero) aumentó de 7,4% en 1990 a 36,9% en 1997 y a 47,4% en 1999. De manera
similar y desde 1995, 19% de todos los depósitos en el país y 28% de todos los empréstitos se
expresaban en dólares de Estados Unidos; para 1999, estas cifras habían aumentado a 54 y
66%, respectivamente (cuadro 1.7).
Es más, estas medidas subestiman el alcance de la dolarización, ya que el dólar de Estados
Unidos se utilizaba cada vez más para transacciones internas y para depósitos en el extranjero,
no incluidos en las cifras de la oferta monetaria (Beckerman, 2001). Además, el acceso a la
divisa extranjera era cada vez mayor a medida que las remesas se triplicaban de cerca de 0,5 mil
millones de dólares en 1990 a 1,5 mil millones de dólares en 2001.

Cuadro 1.7
LA DOLARIZACIÓN DE FACTO ERA ELEVADA A FINALES DE 1999

(Porcentaje del total expresado en dólares)

Dinero y cuasidinero Depósitos Cartera de préstamos

1990 7,4 13,3 1,5


1995 24,3 19,2 28,3
1997 36,9 23,6 45,1
1999 47,4 53,7 66,5

Fuente: Beckerman (2003).

cap1.p65 17 12/05/05, 09:08 p.m.


18 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es muy posible que la dolarización formal no haya
alterado de manera radical los patrones de consumo –observación que utilizamos a continua-
ción cuando analizamos el impacto de la dolarización en el consumo15.

El impacto de la dolarización en el consumo y en la pobreza


Hemos debatido que el proceso de dolarización produjo cambios drásticos en los niveles de
precios y en los precios relativos. En la presente sección documentamos los cambios en los
precios relativos y exploramos el grado al cual los hogares reaccionaron a esos cambios y se
vieron afectados por ellos. Por una parte, los cambios en los precios relativos pueden provocar
cambios en los patrones de consumo16 haciendo que determinados artículos de consumo sean
más costosos que otros. Por otra parte, estos cambios pueden aumentar o disminuir el costo de
un determinado paquete de bienes de consumo, aún en ausencia de cambios en los patones de
consumo. Dado que los patrones de consumo son diferentes de un hogar pobre a otro y de un
hogar no pobre a otro, ambos desarrollos pueden tener un efecto en la pobreza.
Nuestra investigación sobre el grado de dolarización informal, antes de la adopción del
dólar, nos llevó a concluir que, lo más probable, fue que los patrones de consumo no cambiaron
demasiado después de que se produjo la dolarización. Suponemos que, en efecto, esto fue lo que
sucedió17, así que más bien centraremos nuestro interés en el efecto de los cambios de precios
relativos sobre el costo de las diferentes canastas familiares.
Con base en la Encuesta de Condiciones de Vida de 1999, calculamos la participación del
gasto total de las diferentes categorías de bienes para la familia ecuatoriana promedio (cuadro
1.8)18. Alimentos, vivienda y servicios explican la fracción más grande del gasto para la fami-
lia promedio, con fracciones más pequeñas dedicadas a bienes de consumo duraderos (como
refrigeradores, televisores y estufas), ropa y abarrotes diferentes a alimentos (que van desde
jabón hasta velas). Estas participaciones están de acuerdo con las informadas para países
comparables (Gallego y Soto, 2001)19.
Algunos bienes, sin embargo, no se consumen en su totalidad en el momento de la compra,
sino más bien durante un período de tiempo prolongado. Tal es el caso del consumo de bienes
duraderos, como carros o electrodomésticos. Cuando una familia compra un refrigerador, lo
hace con la expectativa de que funcionará por muchos años de modo que, aunque el dinero
gastado en el refrigerador se cuenta como parte de los gastos de la familia de este año, el ‘consu-
mo’ de los servicios prestados por el electrodoméstico se distribuirá a lo largo de años
venideros.

15 Sin embargo, lo anterior no implica que la dolarización no afectó el nivel de consumo. Por ejemplo, las decisiones de ahorro-consumo pueden ser,
entre otras cosas, una función del grado de estabilidad económica.
16 Por patrones de consumo referimos la proporción del gasto dedicada a cada producto o grupo de productos.
17 Un análisis formal de los cambios en los patrones de consumo requeriría datos sobre estos patrones antes y después de la dolarización, pero en la
actualidad no existen. El INEC está recabando información sobre ingreso y gasto con el fin de actualizar la estructura del IPC. Una vez tengamos
acceso a estos datos, será posible efectuar este análisis y comprobar la validez de nuestra hipótesis.
18 La ECV de 1999 cubre a 5.824 hogares durante el período septiembre 1998-septiembre 1999. La encuesta contiene información sobre el gasto en 151
productos diferentes, entre ellos, 83 artículos alimenticios, 43 tipos de abarrotes no alimenticios, 23 productos duraderos e información indirecta
para determinar el gasto en vivienda. Con el fin de construir proporciones promedio del gasto, seguimos la metodología descrita en el Anexo 3 y
corregimos datos extremos o faltantes para precios, cantidades y frecuencias, utilizando valores promedio al nivel del universo de muestra.
19 En los años ochenta y noventa, la familia promedio de Argentina, México, Colombia y Chile gastó cerca de 5% en bienes de consumo duraderos.
En los países desarrollados, la cifra equivalente es más elevada: cerca del 12%, ya que niveles superiores de ingreso permiten el consumo masivo
y tasas superiores de reemplazo de estos bienes. Para las economías en desarrollo, como Argentina, México, Colombia y Chile, las participaciones
calculadas de compras de bienes duraderos fluctuaron alrededor de 5% del gasto total en los años ochenta y noventa.

cap1.p65 18 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 19

Cuadro 1.8
LOS PATRONES DE COMPOSICIÓN VARÍAN CON LOS NIVELES DE INGRESO

Todos los hogares Hogares no pobres Hogares pobres

E C E C E C

Alimentos 35,1 20,2 30,6 16,4 43,1 34,5


Transporte/Comunicaciones 6,7 3,8 8,0 4,3 4,9 3,9
Abarrotes no comestibles 5,7 3,3 6,3 3,4 5,5 4,4
Ropa 5,1 3,0 6,7 3,6 2,7 2,2
Bienes duraderos (compras) 8,2 4,7 11,4 6,1 2,2 1,7
Agua, gas, electricidad 15,7 9,0 13,0 7,0 24,7 19,8
Vivienda 23,5 13,5 24,0 12,9 16,8 13,4
Bienes duraderos (consumo) 42,5 46,3 20,0
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: Cálculos del autor a partir de datos de la ECV de 1999.


G: Gasto. C: Consumo.

Para poder tener una mejor apreciación de la diferencia entre ambos, examinamos los
patrones de consumo y los comparamos con los patrones de gasto. Para hacerlo, debemos
plantear algunas hipótesis acerca de la fracción de bienes duraderos que se consume en reali-
dad en cada período, así como acerca de la tasa de depreciación debido al desgaste natural.
Con este fin, seguimos la metodología que proponen Gallego y Soto (véase recuadro 1.5) y
encontramos que los patrones de consumo difieren de los patrones de gastos de maneras inte-
resantes. En especial, la participación de bienes duraderos en el consumo es mucho más alta
(42%) que su participación en el gasto (5%). La magnitud de esta diferencia refleja el hecho
de que el tamaño de las existencias de bienes duraderos es grande comparado con el tamaño
de flujos de bienes adquiridos en cada período. Puesto en términos simples: la compra de
bienes duraderos tiende a ocurrir de manera esporádica, en tanto los servicios que prestan
estos bienes, se consumen de manera regular.

Recuadro 1.5
Estimación de flujos de consumo de bienes duraderos a partir de datos sobre el gasto

Cuando se compran bienes de consumo duraderos (como automóviles, electrodomésticos, etc.), los consumidores tienen en cuenta
(i) el flujo de servicios que se derivan del artículo; (ii) la duración esperada para cada artículo (es decir, el período de tiempo durante
el cual el artículo será funcional), y (iii) el costo indirecto derivado del uso alternativo de los recursos invertidos en el bien duradero.
Según este principio, el consumo del bien duradero Bd se puede modelar como sigue:
Cdt = (rt + δ) Kdt
donde Kd son las existencias del bien duradero, r es la tasa de interés y δ es la depreciación de las existencias debido al uso y al
desgaste normal.
Dado que en este caso no se dispone de datos sobre las existencias del bien duradero, se utiliza la siguiente simplificación:
Cdt = NBt * VRt /VPt
donde NB es el número de bienes de cada tipo en cada uno de los hogares, VR es el valor de reemplazo y VP es la vida promedio del
bien. Esta aproximación elimina el efecto “financiero” que surge de cambios en la tasa de interés y hace caso omiso de diferenciales
de calidad que puedan surgir en el tiempo que no se reflejan en los precios para 1998-99. Los datos sobre vida promedio de los
distintos bienes se obtuvieron en Gallego y Soto (2001).

Fuente: Gallego y Soto (2001).

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20 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Sin embargo, el comportamiento del hogar promedio oculta diferencias importantes entre
hogares pobres y no pobres20. Los hogares no pobres gastan relativamente menos en alimentos
y servicios y relativamente más en bienes de consumo duradero y en vivienda que sus contra-
partes pobres. De manera análoga, su consumo de bienes duraderos es el doble del de los
hogares pobres.
Teniendo en cuenta estas diferencias en los patrones de gasto y consumo entre hogares
pobres y no pobres, es probable que los cambios en los precios relativos asociados con la
dolarización los hayan afectado de manera diferente. Volvemos a este tema a continuación
documentando cambios en el costo de la canasta familiar promedio entre finales de 1999 y
2004, así como cambios en el costo de grupos particulares de bienes y analizando el impacto
potencial de estos cambios en el bienestar de los hogares pobres y no pobres (para una des-
cripción integral de la metodología utilizada, véase recuadro 1.6)21.

Recuadro 1.6
Cambios en los precios relativos y su impacto en el consumo

Con el propósito de rastrear la evolución de los precios (relativos), utilizamos datos sobre precios promedio del Índice de Precios al
Consumidor (IPC). Los datos son el promedio ponderado de los precios observados en las principales zonas urbanas del país, de
manera que resulta adecuado para la mayoría de los hogares urbanos, pero tal vez no es así para los rurales.
Además, la agrupación por producto en el IPC difiere de la utilizada en la ECv de 1999. El IPC proporciona precios mensuales para 197
(grupos de) productos, mientras la ECv de 1999 considera 185 solamente, de los cuales únicamente 118 se definen de manera
comparable en ambos sondeos. Por fortuna, estos 188 productos representan más de 90% del gasto total, de manera que podemos
estar confiados en que los resultados analizados en el presente informe son sólidos respecto de diferencias metodológicas entre
estos dos sondeos.
El impacto de los cambios de precio en el consumo, Ct se pueden estudiar por medio de la siguiente expresión:

Pi
Ct
∑ Pti Q1999
i
∑ Pi t i
P1999 i
Q1999
Pti
Ct = ∑ Pt Q1999
i
⇒ λt = = i
= i 1999
=∑ i
Sh1999
C0 ∑ P1999
i i
Q1999 ∑ i
P1999 i
Q1999 i
i
P1999
i i

donde Ct es la suma de los valores de todos los bienes consumidos (comprados e imputados) durante el período, ∑ Pti Qti es la
participación del bien i en el consumo en 1999, y λ es el valor relativo de la canasta familiar de 1999 evaluada a precios t en el tiempo.

El costo relativo de la canasta familiar del hogar ecuatoriano promedio ha disminuido de


manera significativa (16%) a partir de 2000. No deja de ser interesante que la mayor propor-
ción de esta disminución haya ocurrido durante los meses inmediatamente siguientes a la
dolarización (gráfico 1.4).

20 Los hogares se clasifican como pobres y no pobres según el umbral de la pobreza elaborado en el capítulo 2 y utilizado a lo largo del presente
informe.
21 Los precios corresponden a zonas urbanas únicamente. Sin embargo, es razonable esperar diferencias de precios entre zonas urbanas y rurales. En
nuestro análisis no explicamos estas diferencias y sólo podemos especular respecto a qué efectos pudieron haber tenido en los resultados que
registramos en el presente informe. Por ejemplo, el gasto en vivienda y servicios es menor en las zonas rurales, de modo que los efectos negativos
de los aumentos de precio tanto del gasto como del consumo serían menores en las zonas rurales.

cap1.p65 20 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 21

Gráfico 1.4
EL COSTO RELATIVO DE LA CANASTA FAMILIAR PROMEDIO DISMINUYÓ DESPUÉS
DE LA DOLARIZACIÓN (diciembre 1999 = 100)

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del IPC y de la ECV de 1999 (INEC).

Aunque la evolución del costo de la canasta familiar es una medida integral del bienestar,
oculta cambios importantes en el precio relativo de los diferentes componentes el consumo.
En la medida en que los hogares consuman cantidades diferentes de estos componentes y
obtengan una utilidad diferente de ellos, estos cambios relativos pueden tener un impacto
diferencial en el bienestar. Por ejemplo, el costo de los alimentos y de los abarrotes ha dismi-
nuido respectivamente de 15 a 20% desde 200022, beneficiando potencialmente a las familias
pobres que asignan a los alimentos una proporción mayor de sus ingresos (gráfico 1.5).
En comparación, el costo del transporte, telecomunicaciones y servicios ha aumentado en
más de 30% durante el mismo período, debido a aumentos de precios del transporte público23,
servicios telefónicos, agua y electricidad.
El costo de la ropa ha permanecido uniforme, mientras el costo de la vivienda (precios de
compra y arriendo) ha aumentado, después de una pequeña baja inicial, reflejando el carácter
más cíclico del mercado de la vivienda.
Por último, desde 2000, el costo de los bienes de consumo duraderos se ha reducido a la
mitad, produciendo importantes ganancias de bienestar para los consumidores. Esta disminu-
ción se debe principalmente a la apreciación de la TRC, ya que una fracción importante de estos
bienes se importa. De hecho, la evolución del precio relativo de los bienes duraderos a bienes
no duraderos imita de cerca la del precio relativo de bienes comercializables a bienes no
comercializables (gráfico 1.6).
Para evaluar el impacto diferencias que hayan podido tener los cambios de precio en los
hogares pobres y no pobres, calculamos los cambios en el gasto y en el costo de la canasta
familiar para ambos tipos de hogares suponiendo que las participaciones del gasto y del con-

22 Los cifras se han ajustado estacionalmente para evitar las molestias de efectos estacionales.
23 La forma de serrucho de la curva de transporte refleja la baja frecuencia de los ajustes de las tarifas del transporte público y la subsiguiente erosión
de su valor real, debido a la inflación.

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22 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 1.5
EL PRECIO (RELATIVO) DE BIENES DIFERENTES HA VARIADO SIGNIFICATIVAMENTE EN EL TIEMPO

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del IPC y ECV de 1999 (INEC).

sumo de diferentes grupos de bienes permanecen constantes en el tiempo. Los gastos totales
han registrado un aumento lineal cercano a 10%, debido principalmente a aumentos en el
costo de la vivienda y de los servicios.
En comparación, el costo de la canasta familiar promedio ha disminuido en 16%, aunque
los cambios en el costo de esta canasta difieren según el nivel de ingreso del hogar (cuadro
1.9). Los hogares no pobres han observado una disminución de cerca de 20% en el costo de su
canasta familiar, en comparación con 2% para los hogares pobres. Esta disminución se puede
atribuir casi en su totalidad a cambios en el costo de bienes duraderos, de los cuales los hoga-
res no pobres consumen una gran cantidad.
Son tres las razones que explican el impacto diferencial que tienen en los hogares pobres y
no pobres los cambios en el precio de los bienes duraderos. Primera, los hogares no pobres
gastan relativamente más en compras de bienes duraderos y, por tanto, se benefician relativa-
mente más de bajas en los precios. Segunda, y mucho más importante en términos cuantitati-
vos, las familias de ingreso más alto poseen existencias mayores de bienes de consumo duraderos

cap1.p65 22 12/05/05, 09:08 p.m.


DESARROLLOS MACROECONÓMICOS Y POBREZA 23

Gráfico 1.6
LA BAJA DEL COSTO DE BIENES DURADEROS SE ASOCIA CON LA BAJA
DEL COSTO DE LOS BIENES COMERCIALIZABLES

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del IPC y la ECV de 1999 (INEC).

(en particular automóviles y electrodomésticos). Por ende, obtienen más servicios de estos
bienes. Tercera, el costo del crédito disminuyó y aumentó su disponibilidad como resultado
de la dolarización. Dado que el crédito de consumo se asigna principalmente a hogares no
pobres, estos cambios sirvieron para expandir su capacidad para comprar y consumir bienes
duraderos.

Cuadro 1.9
LOS CAMBIOS DE PRECIOS DEBIDO A LA DOLARIZACIÓN HAN BENEFICIADO
PRINCIPALMENTE A LOS HOGARES NO POBRES

Todos los hogares Hogares no pobres Hogares pobres

Porcentaje de cambios E C E C E C

Alimentos -4,44 -2,55 -3,87 -2,08 -5,46 -4,37


Transporte/Comunicaciones 2,31 1,33 2,77 1,49 1,70 1,36
Abarrotes no comestibles -1,04 -0,60 -1,16 -0,62 -1,02 -0,81
Ropa -0,04 -0,02 -0,05 -0,03 -0,02 -0,02
Bienes duraderos (compras) -2,62 -1,51 -3,62 -1,94 -0,69 -0,55
Agua, gas, electricidad 4,97 2,86 4,13 2,22 7,84 6,28
Vivienda 10,94 6,29 11,15 5,99 7,82 6,26
Bienes duraderos (consumo) - -22,31 - -24,34 - -10,50
Total 10,08 -16,51 9,36 -19,32 10,18 -2,35

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la EVC de 1999.


G: Gasto. C: Consumo.

cap1.p65 23 12/05/05, 09:08 p.m.


24 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Por último, en la medida en que la dolarización representa un fenómeno reciente, no pode-


mos juzgar como definitivo su impacto en el consumo (según se describió). Todavía faltan por
entregarse diversos resultados positivos. Por ejemplo, lo más probable es que la dolarización
llevará a la expansión de la gama de servicios que ofrece el sector financiero. De manera
similar, es probable que las empresas que sobrevivieron a la crisis de 1999 y que se han
ajustado a la dolarización ahora se encuentren en condiciones mucho mejores para emprender
proyectos eficientes de inversión, aumentando los niveles de productividad, los niveles de
empleo y los salarios reales.

CONCLUSIONES
En el presente capítulo hemos planteado que el crecimiento ineficiente y la inestabilidad eco-
nómica han paralizado la capacidad de Ecuador para reducir la pobreza. Asimismo, hemos
debatido que el comportamiento del crecimiento se relaciona íntimamente con el comporta-
miento de la PTF –es decir, el crecimiento económico depende en alto grado del crecimiento de
la productividad, el cual, a su vez, depende de la calidad de los insumos, instituciones y
políticas.
En los últimos años, esta conexión entre productividad y crecimiento económico se ha
hecho todavía más pertinente, después de que Ecuador decidiera adoptar la divisa de Estados
Unidos como su moneda nacional, renunciando, por ende, a la opción de utilizar las políticas
cambiarias para generar aumentos temporales de competitividad y crecimiento. Si bien la
decisión de adoptar el dólar como patrón de la economía mejoró sin duda alguna el clima de
inversión, tranquilizó a los inversionistas potenciales y, por tanto, aumentó potencialmente la
capacidad de la economía para generar empleo y reducir la pobreza; se necesitarán aumentos
sostenidos de la productividad para mantener tasas positivas de crecimiento.
A lo largo del capítulo también hemos hecho hincapié en el impacto negativo que ha tenido
la volatilidad de las políticas internas en el crecimiento de la economía y de la productividad.
Por consiguiente, las políticas dirigidas a preservar la estabilidad con disciplina fiscal y, en
particular, a aumentar la productividad económica y la competitividad, dan esperanzas de
fomentar un crecimiento positivo sostenido. En las páginas iniciales del presente capítulo se
analizó el uso de medidas fiscales para alcanzar estas metas, mientras que a lo largo de lo que
resta del presente informe se examinarán otros tipos de políticas.

cap1.p65 24 12/05/05, 09:08 p.m.


Capítulo 2
CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN
DE LA POBREZA EN 1990-2001

Comprender cómo se distribuye la pobreza, tanto en términos geográficos como de un hogar


a otro de características diferentes y cómo esto ha cambiado (si es que lo ha hecho) en el
tiempo, constituye el primer paso para un análisis de la relación entre pobreza y políticas
públicas. En el presente capítulo, con base en datos de hogares y dos mapas de la pobreza
trazados para este fin, describimos los factores determinantes de la pobreza y examinamos los
cambios en la pobreza durante el período señalado.
El uso de mapas de pobreza nos permite poner bajo el microscopio las cifras de la pobreza,
en el sentido de que esas cifras proporcionan una imagen muy detallada de la distribución de
la pobreza en el espacio y de los cambios de ésta en el tiempo. Esta imagen revela un grado
significativo de heterogeneidad que aprovechamos para identificar correlatos locales del cre-
cimiento y de la pobreza.
El análisis de los cambios en la pobreza nos permite identificar ‘puntos calientes’, o áreas
donde la pobreza ha crecido de manera significativa a lo largo de la década, además de analizar
los principales desafíos que plantean estos cambios en esas áreas. Además, el análisis de correlatos
de crecimiento y disminución de la pobreza nos permite identificar políticas que puedan ayudar
a que estas áreas reversen tendencias negativas de pobreza.
Las principales conclusiones del capítulo son:
• Los pobres tienden a vivir en hogares más grandes, a ser menos educados, a sufrir de
mayor desempleo y a tener menos acceso a los servicios básicos que sus contrapartes no
pobres.
• En 2001, la tasa de pobreza nacional basada en el consumo ascendía a 45% en compara-
ción con 40% en 1990, aunque si podemos considerar a éste como un aumento estadísti-
camente significativo, depende de la prueba estadística escogida.
• Sin embargo y sin ambigüedad alguna, algunas zonas sí experimentaron aumentos signifi-
cativos de la pobreza. En especial, las tasas de pobreza de las zonas urbanas de la Costa y
de la Sierra fueron más de 80% más altas en 2001 que en 1990.
• La urbanización de la pobreza fue el resultado de: (i) flujos migratorios de las zonas rurales
a las urbanas y de zonas urbanas a otras zonas urbanas atraídos por mejores condiciones de
vida y oportunidades económicas, y (ii) el carácter particular de la crisis de 1999, la cual
afectó en particular a los hogares urbanos de clase media.
• Virajes en el empleo del sector agrícola al sector no agrícola parecen estar correlacionados
con disminuciones de la pobreza.

El resto del capítulo se organiza de la siguiente manera: La primera sección presenta las
cifras de pobreza y desigualdad, así como el perfil de la pobreza para 2001. Con base en los
mapas de la pobreza, la segunda sección presenta estimaciones consistentes de la pobreza para
1990 y 2001 y examina los cambios en la pobreza y su distribución para el período. La tercera
sección explora los factores determinantes locales de la pobreza y los cambios de la pobreza.
La cuarta sección presenta las conclusiones.

cap2.p65 25 12/05/05, 09:08 p.m.


26 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

REVISIÓN Y PERFIL DE LA POBREZA


¿Cuáles son los niveles de pobreza y desigualdad en Ecuador? ¿Cómo se distribuyen la pobre-
za y la desigualdad a lo largo y ancho del país? ¿Cuáles son las características de los pobres?
Y, ¿difieren estas características de una región a otra? En la presente sección ofrecemos una
visión general de las condiciones de pobreza y desigualdad en Ecuador en 2001 –el año para
el cual se dispone de datos más recientes en el ámbito nacional. Presentamos cifras actuali-
zadas de la pobreza y la desigualdad y examinamos los principales factores determinantes
de la pobreza en el entorno del hogar, posponiendo para la sección siguiente el análisis de los
cambios en la pobreza en el tiempo.

Pobreza y desigualdad en Ecuador en 2001


Construimos medidas de la pobreza y la desigualdad para 2001, utilizando la Encuesta de
Condiciones de Vida de 1999 y el Censo de Población de 2001, siguiendo la metodología que
se describe bajo el subtítulo “Cartografía de la pobreza en Ecuador”. Antes que en el ingreso,
medimos la pobreza y la desigualdad con base en el consumo y lo hacemos por diversas
razones, siendo la más importante de ellas el hecho de que el consumo fluctúa mucho menos
que el ingreso durante el transcurso de un mes o año en particular, y que la gente tiende a
informar sobre los gastos con mayor exactitud de que lo hace con el ingreso.
Las medidas de la pobreza son una función del umbral de la pobreza, entre otras cosas.
Fijamos el valor del umbral de la pobreza para 2001 de modo que sea comparable con el de
1990 y nos permita producir cifras comparables de pobreza para la década1. Debido a que este
valor del umbral de la pobreza puede diferir del valor utilizado en otros informes, las cifras
que presentamos pueden no ser estrictamente comparables con las cifras presentadas en esos
informes (en especial, no son comparables con las presentadas en Banco Mundial, 2002).
El conteo de la pobreza nacional para 2001 fue de 45%2. Sin embargo, los pobres no se
distribuyeron de manera uniforme de una zona a otra y de una región a otra. La pobreza fue
más frecuente en las zonas rurales, en la Sierra en particular, que en las zonas urbanas, y la

Cuadro 2.1
EN 2001, CASI LA MITAD DE LA POBLACIÓN DE LA SIERRA Y LA COSTA ERA POBRE

Incidencia Brecha Rigor


P0 P1 P2

Nacional (sin Oriente) 0,45 0,18 0,10


Quito 0,18 0,05 0,02
Guayaquil 0,34 0,11 0,05
Costa urbana 0,46 0,17 0,09
Sierra urbana 0,46 0,19 0,01
Costa rural 0,58 0,21 0,10
Sierra rural 0,66 0,33 0,20

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y Censo de Población de 2001.
Cálculos basados en el agregado total del consumo, según se describe en “Cartografía de la pobreza en Ecuador”.
Las medidas de la Sierra y la Costa urbanas excluyen a Quito y Guayaquil.

1 El umbral de la pobreza se fija como un nivel de consumo de 15.807 sucres (o 1,3 dólares) per cápita por día.
2 Esta cifra no incluye a Oriente. Infortunadamente no podemos calcular las cifras de la pobreza para esta región porque no fue incluida en la ECV de
1999.

cap2.p65 26 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 27

pobreza rural fue más pronunciada (brecha de pobreza) y más grave que la pobreza urbana3.
Las diferencias regionales fueron muy marcadas en las zonas rurales, pero insignificantes en
las zonas urbanas (excluyendo a Quito y Guayaquil). Por último, la incidencia más baja de la
pobreza se registró en las dos ciudades más grandes del país, si bien los niveles de pobreza de
Guayaquil duplicaron los de Quito.
El consumo estaba distribuido de manera más desigual en la Sierra que en la Costa y,
dentro de las regiones, las zonas urbanas eran más desiguales que las rurales (cuadro 2.2)4.
Estos patrones son consistentes con los registrados en anteriores Evaluaciones de la pobreza
(Banco Mundial, 1996 y 2000c).

Cuadro 2.2
LA DESIGUALDAD EN EL CONSUMO ES MAYOR EN LA SIERRA Y EN LAS ZONAS URBANAS

GE0 GE1

Quito 0,35 0,39


Guayaquil 0,31 0,34
Costa urbana 0,31 0,35
Sierra urbana 0,41 0,46
Costa rural 0,26 0,33
Sierra rural 0,39 0,47

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y Censo de Población de 2001.
Cálculos basados en el agregado total del consumo, según se describió en “Cartografía de la pobreza en Ecuador”.
Las medidas de la Sierra y la Costa urbanas excluyen a Quito y Guayaquil.

Condiciones de vida y las características de los pobres


Aunque los pobres de todos los lugares viven en circunstancias marginales respecto de condi-
ciones de vivienda y acceso al empleo y a los servicios básicos, las condiciones de vida varían
mucho a lo largo y ancho del país. Analizamos brevemente algunas de las diferencias y atribu-
tos comunes existentes entre los pobres y los no pobres y de una región a otra región. Nuestro
enfoque se centra en las características demográficas y resultados del mercado laboral, ya que
éstos son los que mejor encajan con el alcance del informe, mientras en el Apéndice de los
datos (cuadro AD.1) presentamos una descripción detallada de los factores determinantes
potenciales de la pobreza.

Composición del gasto: Como lo planteamos en el capítulo 1, los hogares pobres tienden a
gastar relativamente más que sus contrapartes no pobres en alimentos y servicios y relativa-
mente menos en bienes duraderos.

Características del hogar: En términos de su tamaño y composición, existen diferencias mar-


cadas entre los hogares pobres y no pobres. Los hogares pobres son significativamente más
grandes que los no pobres y, por consiguiente, tienden a tener mayores relaciones de depen-
dencia (es decir, número de dependientes por cada preceptor de ingresos)5. Sin tener en cuenta

3 Las zonas urbanas se definen según la división administrativa de Ecuador (División Político-Administrativa). En consecuencia, si bien los cantones
urbanos así definidos tienden a tener poblaciones más grandes y densidades de población superiores, no seguimos un corte de tamaño de población
específico como se acostumbra.
4 Una comparación de medidas de desigualdad en 1990 y 2001 sugiere que la desigualdad ha aumentado a lo largo de la década. Sin embargo, es
necesario que interpretemos estos resultados con cautela, ya que las medidas para ambos años se basan en agregados de consumo algo diferentes y,
por tanto, tal vez no sean estrictamente comparables. Para un análisis detallado del aspecto de la comparación, véase Lanjouw y Lanjouw (1997).
5 Nótese, sin embargo, que la relación entre pobreza y tamaño del hogar es sensible a suposiciones acerca de las economías de escala del consumo.

cap2.p65 27 12/05/05, 09:08 p.m.


28 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

el tamaño del hogar, los hogares con ciertos tipos de personas también tienen mayores proba-
bilidades de ser pobres. Sin embargo, en el caso de Ecuador, no se trata de hogares con una
mujer o personas de más edad como cabeza de familia, como lo habríamos podido suponer,
sino de hogares con más niños (cuadro 2.3).

Etnia: Resulta tarea difícil definir quién es y quién no es indígena en Ecuador, ya que no
parece existir un criterio único que distinga a las poblaciones indígenas y no indígenas. Para
los fines del presente trabajo, vamos a clasificar a la gente como indígena si habla una o más
lenguas indígenas. Sin embargo, dado que esta definición tal vez no sea satisfactoria para
todos, también presentamos en el recuadro 2.1 un análisis breve sobre el tema de la identifica-
ción étnica.
Existen mayores probabilidades de que los hogares en los cuales uno o más miembros
hablan una lengua indígena sean pobres y tengan acceso limitado a los servicios básicos. Lo
anterior es particularmente cierto para la Sierra rural, donde se concentra la mayoría de la
población indígena.

Cuadro 2.3
LAS CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LOS HOGARES POBRES Y NO POBRES VARÍAN DE UNA REGIÓN
A OTRA Y DE LAS ZONAS URBANAS A LAS RURALES

Urbana Rural

No pobre Pobre No pobre Pobre

Demografía de los hogares


Tamaño del hogar
Costa 4,80 6,67 4,79 7,23
Sierra 4,49 5,85 4,44 6,30

Mujer cabeza de hogar


Costa 0,20 0,20 0,17 0,09
Sierra 0,18 0,16 0,13 0,13

Edad del jefe del hogar


Costa 45,45 45,84 46,48 47,48
Sierra 44,99 43,04 44,67 46,82

Etnia
Porcentaje de personas mayores de seis
años que sólo hablan quechua
Costa 0,00 0,00 0,00 0,00
Sierra 0,00 0,02 0,00 0,03

Porcentaje de personas mayores de seis


años que hablan castellano y quechua
Costa 0,00 0,01 0,00 0,00
Sierra 0,01 0,12 0,05 0,23

Educación
Jefe cabeza de hogar analfabeta
Costa 0,04 0,22 0,11 0,20
Sierra 0,03 0,13 0,04 0,28

Cursos terminados por el jefe cabeza de hogar


Costa 9,76 5,47 6,53 4,22
Sierra 10,05 5,68 7,65 3,48

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la ECV de 1999.

cap2.p65 28 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 29

Educación: El nivel de educación del jefe del hogar tiene una relación muy fuerte con el
estado de pobreza del hogar. El jefe cabeza de hogar pobre promedio, tanto en las zonas
urbanas como en las rurales, no ha terminado sus estudios de primaria (seis años) y, mientras
las tasas de alfabetismo se acercan a 90% del país, cerca de 20% de los hogares pobres tiene
como cabeza de familia a una persona analfabeta. La situación es muy preocupante en las
zonas rurales en especial y entre los hogares indígenas.

Empleo: El empleo es la principal fuente de ingreso para la gran mayoría de hogares y, por
tanto, uno de los factores determinantes principales de la pobreza. Si bien no existen diferen-
cias significativas en las tasas de empleo del jefe del hogar entre hogares pobres y no pobres,
el porcentaje de miembros del hogar empleados es mayor entre estos últimos.

El tipo y el sector de empleo también tienen impacto en la pobreza. El sector informal


ofrece empleo a una proporción más alta de los pobres que de los no pobres, sobre todo en la
Sierra. El empleo agrícola se correlaciona positivamente con la pobreza, en tanto que el em-
pleo en el sector no agrícola (en particular el sector no agrícola de alta productividad) se
correlaciona negativamente con la pobreza.

Recuadro 2.1
Conteo de la población indígena y afroecuatoriana

Según el Censo de Población de 2001, 7% de la población ecuatoriana es indígena y 5% es de ascendencia africana (etnia recono-
cida por los encuestados). Sin embargo, estos grupos no se distribuyen de manera uniforme en el territorio ecuatoriano. La población
indígena se concentra en las zonas rurales y en la región de la Sierra. La población negra, en comparación, se concentra principal-
mente en las zonas urbanas de la región de la Costa, sobre todo en la provincia de Esmeraldas (León 2003).
Sin embargo, resulta difícil evaluar hasta qué punto el tamaño y la localización de estos grupos se han modificado en el tiempo
debido a la falta de un criterio coherente e integral para definir la etnia. Tradicionalmente, las encuestas han clasificado exclusivamen-
te a las personas en diferentes grupos étnicos con base en la lengua, y no fue sino hasta 2001 cuando en el Censo de Población y en
otros sondeos se incluyó una pregunta sobre etnia reconocida por los mismos encuestados.
Los resultados obtenidos según ambas ‘definiciones’ son muy variados (cuadro R.2.1.1), llegando a ser insuficientes respecto de las
cifras suministradas por las organizaciones indígenas. Según estos grupos, ni la lengua ni los criterios de etnia reconocidos por los
mismos encuestados logran identificar con precisión a la verdadera población indígena, argumentando que, de acuerdo con sus
propios cálculos, la tercera parte de la población pertenece a este grupo étnico.

Cuadro R 2.1.1
El carácter multidimensional de la etnia

Informa Habla lengua nativa Ambos

Indígena 6,1 4,6 6,6


Ecuatorianos de ascendencia africana 5,0 n.a n.a
Negros 2,3 n.a n.a
Mestizos 2,7 n.a n.a

Fuente: León (2003). Los datos para adultos mayores de 15 años se han recabado del Censo de Población de 2001.

Las anteriores discrepancias dificultan muchísimo obtener información estadística de aceptación general. Este hecho es particular-
mente infortunado teniendo en cuenta la importancia social y política que el movimiento indígena ha adquirido en los últimos años. Es
necesario, entonces, convertir en hábito incluir en los distintos sondeos que realizan el INEC y otras instituciones preguntas de
identificación étnica que sean comparables y, en la medida de lo posible, satisfactorias para todas las partes involucradas.

cap2.p65 29 12/05/05, 09:08 p.m.


30 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Correlatos de la pobreza
En la presente sección, con el fin de examinar más detenidamente la relación entre pobreza y
algunas de las variables que analizamos antes, utilizamos modelos de probabilidad condicio-
nada, en los cuales el estado de pobreza del hogar se modela como función de variables
‘exógenas’. Una vez se tiene en cuenta el efecto de otros factores, este enfoque nos permite
identificar variables directamente correlacionadas con la pobreza. Calculamos estos modelos
por región y zona por separado, para poder explicar la variación de las condiciones de vida de
los hogares pobres y de los no pobres.
En la presente sección analizamos brevemente los resultados de estas estimaciones, y en
los capítulos 3 y 4 hacemos un examen más detallado de los correlatos de la pobreza urbana y
rural. En especial, identificamos correlatos comunes de las zonas urbanas a las zonas rurales
de diferentes regiones. Los resultados tienden a confirmar los correlatos que hemos presenta-
do antes, relacionados con los factores determinantes de la pobreza.

Factores urbanos comunes: Tanto en la Costa como en la Sierra, la pobreza urbana parece
estar relacionada con (i) tamaños más grandes de hogares, (ii) bajos niveles de educación del
jefe del hogar, y (iii) desempleo del jefe del hogar y/o de otros miembros del mismo. Otros
factores pertinentes son el acceso inadecuado a los servicios básicos y el hecho de no ser
propietarios de la vivienda.

Cuadro 2.4
EL EMPLEO REDUCE LA POBREZA DE MANERA EFECTIVA

Urbano Rural

No pobre Pobre No pobre Pobre

Empleo (para miembros mayores de diez años de edad)

Jefe de hogar empleado


Costa 0,89 0,84 0,88 0,89
Sierra 0,89 0,88 0,95 0,95

Porcentaje de miembros del hogar empleados


Costa 0,51 0,42 0,52 0,45
Sierra 0,53 0,47 0,60 0,58

Porcentaje de miembros informales


Costa 0,35 0,35 0,44 0,41
Sierra 0,34 0,41 0,45 0,54

Porcentaje de miembros en el sector agrícola


Costa 0,03 0,09 0,19 0,25
Sierra 0,03 0,14 0,25 0,40

Porcentaje de miembros en el sector no agrícola


altamente productivo
Costa 0,35 0,19 0,21 0,10
Sierra 0,35 0,17 0,24 0,08

Porcentaje de miembros en el sector no agrícola


poco productivo
Costa 0,12 0,13 0,10 0,09
Sierra 0,13 0,15 0,10 0,08

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999.

cap2.p65 30 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 31

Factores rurales comunes: Tanto en la Costa como en la Sierra, la pobreza urbana parece estar
relacionada con (i) tamaños grandes de los hogares y niveles elevados de hacinamiento, (ii)
identificación como indígena del jefe del hogar, (iii) bajos niveles de educación, (iv) desem-
pleo del jefe del hogar y (v) empleo del jefe del hogar como trabajador agrícola. Otros factores
pertinentes son el acceso inadecuado a los servicios básicos, a la tierra y a los mercados.

ESTIMACIONES CONSISTENTES DE LA POBREZA, 1990-2001


¿Cómo cambió la pobreza a lo largo de la década, si lo hizo? Y, si lo hizo, ¿se distribuyeron los
cambios de manera uniforme de una región a otra y de una zona a otra? Respondemos a estos
interrogantes utilizando los mapas de pobreza para 1990 y 2001. Analizamos tendencias de la
pobreza en el plano de región y de cantón, así como cambios en las zonas urbanas y rurales,
dando algunas explicaciones tentativas para el patrón que observamos.

Cartografía de la pobreza en Ecuador: breve introducción

Los años noventa fueron un período de intensa actividad de recaudación de datos en Ecuador
–iniciativa de la cual se beneficiaron significativamente los autores en la preparación del in-
forme. En especial, tener acceso a dos Censos de Población para 1990 y 2001 y a diversas
Encuestas de Condiciones de Vida para 1994, 1995, 1998 y 1999, nos permitió trazar mapas
comparables de la pobreza para 1990 y 2001 y, a partir de estos mapas, analizar los cambios
en la pobreza durante la década. Estos dos mapas representan la primera de estas secciones y,
en consecuencia, el trabajo que se analiza en el presente informe debe ser considerado como
un trabajo novedoso e innovador.
A diferencia de trabajar con una muestra limitada de la población, hacerlo con mapas de la
pobreza basados en datos del censo mejora de dos maneras importantes nuestra comprensión de
la evolución y distribución de la pobreza. Primera, nos permite estudiar la pobreza a un nivel
muy desagregado –en el caso de Ecuador, el nivel de cantón y de parroquia. Segunda, posibilita
la construcción de errores estándar para nuestras cifras de la pobreza de modo que se pueda
evaluar el nivel de exactitud con el cual medimos la pobreza y los cambios en la pobreza.

Recuadro 2.2
La necesidad de una nueva ECV de Ecuador

Las estimaciones de consumo y pobreza para 2001 se hicieron con base en la Encuesta de Condiciones de Vida de 1999 y el Censo
de Población de 2001. Son dos las condiciones requeridas para que estos cálculos reflejen con exactitud el nivel y distribución de la
pobreza en 2001. En primer lugar, la mayor parte de la heterogeneidad de la pobreza tiene que originarse en los datos de 2001. En
el presente texto aducimos que en realidad así es. En segundo lugar, el modelo estructural utilizado para proyectar el consumo debe
ser estable –es decir, los rendimientos, en términos de consumo, para las características y activos del hogar y del vecindario, deben
permanecer constantes entre 1999 y 2001.
Teniendo en cuenta el carácter particular del período que separa ambas bases de datos, no podemos sentirnos absolutamente
seguros de que se mantenga la segunda condición. Por esta razón es absolutamente necesario validar nuestros resultados utilizan-
do datos de consumo más actualizados. La disponibilidad de estos datos depende de la elaboración de una nueva ECV para Ecuador
o, por lo menos, de la recaudación de datos de ingreso y gasto íntegramente comparables con los de la ECV de 1999. Estos datos
deben comprender todas las tres regiones: la Costa, la Sierra y el Oriente.
En el Anexo 4 se analizan con mayor detenimiento los requerimientos de datos para la medición y control de indicadores de pobreza
y sociales.

cap2.p65 31 12/05/05, 09:08 p.m.


32 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 2.3
El mapa de necesidades básicas insatisfechas

Ecuador cuenta con dos mapas de necesidades básicas insatisfechas (mapa NBI, de ahora en adelante), trazados a partir de datos
de los Censos de Población de 1990 y 2001. Estos mapas se suelen utilizar en la formulación de políticas sociales. En el presente
recuadro se compara el índice de necesidades básicas insatisfechas, en el cual se basan estos mapas, con la medida de pobreza
(monetaria) desarrollada a lo largo del presente capítulo, la cual sirve de base para el mapa de la pobreza.
El índice de NBI es la sumatoria ponderada de cinco tipos de variables e indicadores en el ámbito del hogar; (i) características de la
vivienda; (ii) grado de acceso a servicios básicos; (iii) tasa de dependencia del hogar; (iv) presencia de niños en edad escolar que no
están yendo a la escuela, y (v) número de personas por habitación (hacinamiento).
Debido al carácter limitado de las variables que sustentan el índice de NBI y a la metodología utilizada para su elaboración, es posible
que este índice no suministre información completa sobre pobreza monetaria. En primer lugar, como medida de la depravación
estructural de la pobreza, el índice de NBI se correlaciona sólo parcialmente con la pobreza de consumo, la cual muestra, por lo
general, un comportamiento cíclico más variable (gráfico R 2.3.1). Segundo, según esta metodología, los hogares se consideran
pobres si tienen una o más necesidades básicas insatisfechas, aun cuando no sea necesariamente idéntico el impacto de necesida-
des diferentes en el bienestar del hogar.
Considerando que ambas medidas reflejan aspectos diferentes de la pobreza, entonces es posible que la evaluación del índice de
NBI difiera del de la pobreza monetaria en 1990-2001, como es en realidad el caso. La pobreza estructural, medida por el índice de
NBI, disminuyó durante este período, mientras aumentó la pobreza monetaria, como lo planteamos a continuación.

Gráfico R 2.3.1
El índice de NBI no refleja plenamente la pobreza monetaria,
si bien se correlaciona positivamente con ella

Fuente: Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador (Siise, 2002d) y Mapa de la Pobreza 2001, elaborado para el presente informe.

Los mapas para 1990 y 2001 se trazaron según la metodología propuesta en Elbers, Lanjouw
y Lanjouw (2003). En el Anexo 3 se hace una descripción pormenorizada de esta metodología
y de su adaptación para elaborar el panel del mapa. En pocas palabras, cada mapa es la com-
binación de una ECV y de un Censo de Población –en el caso que nos ocupa, la ECV de 1994 y
el Censo de Población de 1990 para el mapa de 1990, y la ECV de 1999 y el Censo de Pobla-
ción de 2001 para el mapa de 2001. A partir de los datos de la ECV, diseñamos un modelo
econométrico para el consumo de los hogares y, a continuación, los coeficientes de este mode-

cap2.p65 32 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 33

lo se aplican a los datos del Censo de Población con el propósito de predecir el consumo para
todos los hogares de la población y, utilizando este pronóstico, calcular la pobreza. Como
quiera que la pobreza calculada de esta manera es en realidad el producto de información
recabada en dos períodos diferentes, vale la pena evaluar si la variación observada en las
cifras es causada por una determinada fuente de datos. En nuestro caso, antes que en las ECV
de 1994 y 1999, la mayor parte de la heterogeneidad que respalda las cifras de la pobreza se
origina en los Censos de Población de 1990 y 2001, de manera que tenemos plena confianza
en considerarlos como medidas exactas de la pobreza en 1990 y 2001.
Sin embargo, garantizar la capacidad de comparación de un mapa a otro resultó algo com-
plicado y demandó mayor esfuerzo del que puede haber sugerido el párrafo anterior. En espe-
cial, los módulos de gastos utilizados en las ECV de 1994 y 1999 no eran idénticos, de modo
que fue necesario producir agregados de consumo comparables y umbrales de pobreza com-
parables para poder producir cifras comparables de pobreza. En los totales comparables de
consumo se incluyen 60% de consumo total en 1990 y 55% de consumo total en 2001. Con-
siderando que estas participaciones pueden parecer pequeñas, comprobamos la solidez de
nuestros resultados encontrando que las cifras de la pobreza no tenían en cuenta la exclusión
de aquellos artículos de consumo no incluidos en el total comparable (cuadro 2.6).
Por último, es importante mencionar que, para 2001, no logramos producir cifras de po-
breza para el Oriente, ya que la ECV de 1999 no entrevistó a ninguna de las familias que vivían
en esta región. Se trata de una advertencia importante en nuestro análisis y debemos aprender
de ella: ningún método econométrico o aproximación es un sustituto lo suficientemente bue-
no para datos básicos.

La evolución y distribución de la pobreza en 1990-2001: tendencias principales


y cambios en el ámbito de cantón6
Una comparación no refinada de las cifras de la pobreza nacional para 1990 y 2001 indica un
deterioro de bienestar a lo largo de la década, acompañado de un aumento de la tasa de pobre-
za nacional de 40 a 45% y de un incremento en el número de pobres de 3,5 millones a 5,2
millones durante el período (cuadro 2.5). Sin embargo, con todo lo alarmante que pueda
parecer esta información en un principio, es necesario interpretarla con cautela. Estas cifras
son imprecisas en razón de la metodología indirecta aplicada en los cálculos de la pobreza (es
decir, antes que observarlo, imputar el consumo). En consecuencia, de la precisión con la cual
se calcularon las tasas de pobreza de 1990 y 2001 dependerá si el aumento observado en la
pobreza es en realidad estadísticamente significativo– es decir, dependerá de cuán grandes o
pequeños sean los errores estándar relacionados con cada una de esas tasas.
Utilizamos dos conjuntos diferentes para dilucidar si es real el aumento de la pobreza en el
ámbito nacional– una prueba bilateral (a dos extremos) (menos rigurosa y, por ende, con
mayor probabilidad de aceptar que el aumento es real). Lamentablemente, los resultados de
ambas pruebas son contradictores: según la primera prueba, rechazamos la hipótesis de que la
pobreza sí aumentó, mientras aceptamos que sí aumentó de acuerdo con la segunda prueba.
¿Los anteriores resultados implican que no podemos sacar conclusiones respecto de cam-
bios en la pobreza a lo largo de la década? En realidad no. Primero, aún si no podemos llegar a
concluir con certeza que la tasa de pobreza nacional aumentó durante 1990 y 2001, definitiva-

6 De la familia FGT, las relaciones de recuento son las únicas estadísticas de la pobreza que se pueden comparar en el tiempo, teniendo en cuenta la
metodología utilizada para trazar los mapas de la pobreza de 1990 y 2001 (Lanjouw, Olson y Lanjouw, 1997).

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34 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 2.5
AUMENTOS DE LA POBREZA GENERAL Y, EN PARTICULAR, DE LA POBREZA URBANA

1990 2001 2001


Gasto total Gasto comparable Gasto total
HC Error estándar HC Error estándar HC Error estándar

Nacional 0,410 0,020


(sin Oriente) 0,403 0,019 0,452 0,023 0,451 0,024
Quito 0,222 0,021 0,243 0,016 0,185 0,012
Guayaquil 0,382 0,018 0,386 0,028 0,337 0,024
Costa urbana 0,258 0,015 0,464 0,013 0,464 0,031
Sierra urbana 0,213 0,017 0,467 0,029 0,459 0,020
Costa rural 0,505 0,025 0,504 0,017 0,587 0,026
Sierra rural 0,528 0,019 0,617 0,034 0,663 0,028
Oriente urbano 0,192 0,020
Oriente rural 0,598 0,026

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001. Las islas Galápagos se clasifican como parte de la
Costa rural.

mente podemos concluir que no disminuyó. En otras palabras, todos los avances logrados en
términos de reducción de la pobreza, a comienzos de la década, desaparecen con la crisis de
1999. En segundo lugar, como lo analizamos a continuación, sí observamos aumentos de la
pobreza estadísticamente significativos en algunas zonas del país. En conjunto, estos hechos
indican que es muy probable que la pobreza sí haya aumentado en Ecuador, y así lo suponemos
en lo que resta del presente informe.
Dado que generalmente las tendencias nacionales ocultan una cantidad importante de va-
riaciones regionales, ahora centramos nuestra atención en los cambios en la pobreza de una
zona a otra y de una región a otra. Las zonas urbanas, tanto en la Sierra como en la Costa,
registraron aumentos significativos de 100 y 80%, respectivamente, en la relación de conteo7.
En comparación, las tasas de pobreza en las zonas rurales, las cuales fueron las más altas tanto
en 1990 como en 2001, parecieron estables a lo largo de la década8.
De la misma manera que las tasas de pobreza varían a través del espacio y del tiempo,
parece que los pobres se concentran en ciertas zonas y regiones y que se desplazan a lo largo
y ancho del país en el tiempo (cuadro 2.6). En 1990, la Sierra rural albergaba la mayor propor-
ción de personas pobres (37%), seguida por la Costa rural (28%). Sin embargo, en 2001, los
pobres se encontraban más concentrados en las zonas urbanas (20 y 26% en la Sierra y en la
Costa, respectivamente). En consecuencia, durante el período, el número absoluto de pobres
aumentó en 300% en la Costa urbana y en 500% en la Sierra urbana, mientras disminuyó en
36% en la Costa rural y 13% en la Sierra rural. Guayaquil y Quito, en particular, registraron
aumentos en el número absoluto de pobres, si bien estos cambios fueron de menor importan-
cia que los observados en otras zonas urbanas.

7 Independientemente de la prueba utilizada, los aumentos de la pobreza urbana son significativos. Este resultado contradice la evidencia presentada
en León (2002), donde, utilizando la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (INEC), el autor demuestra que en 1990-2001 declinó la pobreza
urbana. Se trata de un sondeo de fuerza laboral y, como tal, incluye información sobre ingreso (laboral) exclusivamente. Teniendo en cuenta que las
medidas de pobreza con base en el consumo generalmente se consideran más confiables y estables en el tiempo que las basadas en el ingreso,
confiamos en que las medidas que presentamos en el presente informe constituyan una descripción más exacta de la evolución de la pobreza urbana
durante este período.
8 Al igual que con las cifras de pobreza nacional, rechazamos la hipótesis de aumentos de la pobreza en la Sierra rural entre 1990 y 2001, según la
prueba bilateral y la aceptamos según la prueba unilateral.

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CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 35

Cuadro 2.6
EN LAS ZONAS URBANAS EL NÚMERO DE POBRES AUMENTÓ CONSIDERABLEMENTE...

1990 2001 Cambio 1990-2001 (%)


9
Total de pobres % del total Total de pobres % del total Pobres

Nacional 3.620.934
(sin Oriente) 3.418.306 100,0 5.223.115 100,0 52,8
Quito 150.208 4,4 339.115 6,5 125,8
Guayaquil 496,337 14,5 764.177 14,6 54,0
Costa urbana 347.541 10,2 1.370.293 26,2 294,3
Sierra urbana 171.504 5,0 1.032.990 19,8 502,3
Costa rural 963.164 28,2 610.664 11,7 -36,6
Sierra rural 1.289.553 37,7 1.112.195 21,3 -13,8
Oriente urbano 4.900
Oriente rural 197.728

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001. Las islas Galápagos se clasifican como parte de la
Costa rural.

Además, el crecimiento del número de pobres de las zonas urbanas superó con creces el de
la población total, lo cual explica los aumentos significativos de las tasas de pobreza en las
zonas que aparecen en el cuadro 2.7, a continuación:

Cuadro 2.7
...CRECIENDO MÁS RÁPIDAMENTE QUE LA POBLACIÓN URBANA

Porcentaje de la población nacional

1990 2001 Crecimiento 1990-2001

Nacional 37,0
Quito 8,0 12,0 106,0
Guayaquil 15,0 16,0 52,0
Costa urbana 15,0 24,0 119,0
Sierra urbana 9,0 18,0 174,0
Costa rural 22,0 10,0 -37,0
Sierra rural 28,0 15,0 -26,0
Oriente urbano 0,0 2,0 985,0
Oriente rural 4,0 2,0 -24,0

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001. Las islas Galápagos se clasifican como parte de la
Costa rural.

A lo largo de la década, la urbanización de la pobreza ha estado acompañada de un proceso


de urbanización de mayor envergadura. A su vez, el crecimiento de la población en las zonas
urbanas es el resultado de tres procesos diferentes: el crecimiento natural de la población
urbana, la emigración rural-urbana y la reclasificación de las parroquias rurales como urbanas
debido a la creación de nuevos cantones10. En el recuadro 2.4 se analiza el primer proceso a
partir del Censo de Población de 2001.

9 El total excluye a Oriente teniendo en cuenta la comparación con 2001.


10 Según datos suministrados por el INEC, entre 1990 y 2001 se crearon 49 cantones (de un total de 220 cantones en 2001). Detrás de la creación de
nuevos cantones existen complejos factores administrativos y políticos. Mientras la creación de nuevos cantones sí responde al crecimiento de la
población de ciertas parroquias rurales, lo cual exige un cambio en la organización administrativa local, la política también está involucrada, debido

cap2.p65 35 12/05/05, 09:08 p.m.


36 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 2.4
Migración interna en Ecuador

En este recuadro se describen la magnitud y los patrones de la migración interna en Ecuador, a partir de los datos del Censo de
Población de 2001. El análisis se basa en respuestas individuales a preguntas sobre (i) lugar de nacimiento; (ii) residencia actual, y
(iii) lugar de residencia hace cinco años, de manera que excluye a emigrantes estacionales. Sólo se tienen en cuenta personas
nacidas en Ecuador. Sucintamente, las principales conclusiones son:

• La mayor parte de los movimientos migratorios (más de 60%) son de una zona urbana a otra zona urbana, antes que de una zona
rural a una zona urbana, si bien existen algunas diferencias de una región a otro (es decir, los flujos de zona rural a zona urbana
son más comunes en la Sierra y en el Oriente que en la Costa). Lo anterior no debe sorprendernos teniendo en cuenta que 73%
de la población vive en las zonas urbanas.
• Sólo Quito y Guayaquil son el destino de 29% de todos los emigrantes internos (13 y 16%, respectivamente).
• Respectivamente, cerca de 80, 70 y 67% de la población vive en la provincia, en el cantón y en la parroquia donde nacieron. Estas
cifras sugieren que cerca de un tercio de toda la emigración interna ocurre dentro de las provincias, mientras dos tercios ocurren
entre provincias.

En la Sierra y en la Costa es muy poca la emigración entre regiones, comparadas con el Oriente, el cual parece ser el destino neto
de los emigrantes del resto del país.

Ahora descendemos del ámbito regional al de cantón. La imagen del cantón que aparece en
el mapa de 2001 confirma lo que hemos debatido hasta ahora, permitiendo al mismo tiempo
un análisis más matizado de la heterogeneidad dentro de la región (gráfico 2.1)11. La inciden-
cia de la pobreza es la más elevada (por encima de 60%) en los cantones de la Sierra y también
en las provincias de Esmeraldas, Manabí y, en menor grado, Guayas y Los Ríos. Si bien estas
zonas cubren gran parte del territorio del país, debemos tener en cuenta que la incidencia de la
pobreza es menor en los cantones más poblados (Quito, Guayaquil, Ibarra, Manta, Ambato,
Baños, Riobamba, Cuenca, Machala y Loja), de manera que las cifras de pobreza ponderadas
con la población son menores que las cifras de pobreza ponderadas con la zona.
Si a continuación comparamos los mapas de 1990 y 2001, encontramos que la pobreza
aumentó de manera significativa a lo largo de la década en 44 de un total de 220 cantones
(gráfico 2.2)12. Los mayores aumentos (15 a 25 puntos porcentuales) se registraron en canto-
nes localizados en las provincias de Azuay, Bolívar, Cotopaxi, Guayas, Loja, Manabí y Pi-
chincha13.
Surge entonces la pregunta sobre cuáles son las causas de la pobreza y, especialmente, los
aumentos significativos de la pobreza en algunos cantones (urbanos). En la siguiente sección
analizamos este aspecto con detenimiento.

a que el Congreso debe aprobar la creación de nuevos cantones. Cuando se crea un cantón, lo que antes era una parroquia rural se convierte en una
cabecera cantonal y algunas de las parroquias rurales aledañas (del mismo cantón o de otros) quedan anexadas al nuevo cantón.
11 En el Anexo 5 aparecen las cifras de la pobreza en el ámbito de provincia y de cantón.
12 Los aumentos en la pobreza en estos cantones son significativos, independientemente de sí utilizamos una prueba bilateral o unilateral.
13 Del total de 220 cantones, sólo hay cuatro para los cuales encontramos disminuciones significativas de la pobreza, según la prueba unilateral. Estos
son: Girón, en la provincia de Azuay, donde la emigración ha sido la más alta del país; Samborondón, en la provincia de Guayas, donde en los
últimos años se han hecho grandes inversiones en infraestructura; Atacames, en las provincias de Esmeraldas y San Cristóbal en la provincia de
Galápagos, donde la fuente principal de ingreso es el turismo; y Valencia en Los Ríos y Las Lajas en El Oro.

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CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 37

Gráfico 2.1
LA POBREZA ES MÁS ELEVADA EN LOS CANTONES RURALES DE LA SIERRA
Y EN LA ZONA NORTE DE LA COSTA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1990 y Censo de Población de 2001.

Gráfico 2.2
AUMENTOS SIGNIFICATIVOS DE LA POBREZA EN 44 DE 220 CANTONES

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la ECV de 1999 y el Censo de Población de 2001

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38 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 2.5
Heterogeneidad urbana y pobreza

Las grandes ciudades suelen albergar a los más pobres y a los más ricos de un país. Por ende, las cifras de la pobreza en el entorno
de una ciudad pueden ocultar importantes diferencias de bienestar de un grupo de población a otro o de un vecindario a otro. Con
ayuda del Instituto de Estadística de Ecuador (INEC), elaboramos estimaciones de la pobreza en el ámbito de vecindario para Quito,
Guayaquil, Cuenca y Loja. Si bien algunos de estos ‘vecindarios’ albergan hasta 300.000 personas, esta desagregación nos permite
captar un alto grado de heterogeneidad.

Cuadro R 2.5.1
Las tasas de pobreza varían significativamente dentro de las ciudades

Vecindario más rico Vecindario más pobre


Nombre de la ciudad Pobreza Nombre Pobreza Nombre Pobreza

Quito 0,19 Iñaquito 0,05 Turubamba 0,29


Guayaquil 0,34 Febres Cordero 0,10 Ayacucho 0,48
Cuenca 0,28 Huaynacápac 0,18 Hermano Miguel 0,38
Loja 0,37 El Sagrario 0,23 Sucre 0,35

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la ECV de 1999 y Censo de Población de 2001 (INEC).

Son significativas las diferencias entre vecindarios en la misma ciudad. Por ejemplo, la pobreza es seis veces mayor en Turubamba
(29%) que en Iñaquito (5%), respectivamente el vecindario más pobre y más rico de Quito (cuadro R 2.5.1). Además, en las grandes
ciudades la dispersión de las tasas de pobreza parece ser mayor (gráfico R 2.5.1).

Gráfico R 2.5.1
Heterogeneidad de la pobreza de un vecindario a otro en cuatro ciudades de Ecuador

Nota: En el Apéndice de Datos (cuadro AD.4) aparecen las tasas de pobreza de vecindario para todas las cuatro ciudades.

cap2.p65 38 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 39

DETERMINANTES LOCALES DEL CRECIMIENTO Y DE LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA


En las secciones anteriores planteamos la existencia de diferencias importantes entre regio-
nes, zonas y cantones. En la presente sección utilizamos estas diferencias para identificar
aquellos factores que parecen estar correlacionados con cambios en la pobreza. Con este fin,
centramos nuestra atención en los cantones: la unidad geográfica más pequeña para la cual
disponemos de cifras comparables de pobreza, con el propósito de aprovechar la heterogenei-
dad relacionada con niveles mayores de desagregación.
Abordamos esta cuestión de dos maneras. Primera, analizamos los factores determinantes
de los cambios en la pobreza correlacionando los cambios en las tasas de pobreza en el ámbito
de cantón con diversas características iniciales en el ámbito de cantón (es decir, medidas en
1990). Luego, examinamos el papel que juega la dinámica del mercado laboral, correlacionando
los cambios en la pobreza con los cambios del empleo y de la composición del empleo en el
ámbito de cantón.

Condiciones iniciales y cambios en la pobreza


En tanto que la mayor parte de los cantones registraron aumentos positivos de la incidencia de
la pobreza entre 1990 y 2001, sólo en 44 de ellos fueron significativos estos incrementos. Ana-
lizamos de qué maneras estos cantones se diferencian del resto, si es que lo hacen, y encontra-
mos que la mayor parte registró en 1990 niveles de pobreza inferiores al promedio –en otras
palabras, durante 1990-2001, la incidencia de la pobreza registró el mayor aumento en aque-
llos cantones con las menores tasas de pobreza en 1999 (gráfico 2.3).

Gráfico 2.3
LA POBREZA REGISTRÓ EL MAYOR AUMENTO EN LOS CANTONES CON LAS TASAS
MÁS BAJAS DE POBREZA EN 1990...

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y el Censo de Población de 2001.

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40 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

En 1990, los cantones también poseían mejores dotaciones que las del cantón promedio
(cuadro 2.8). En especial, contaban con (i) niveles superiores de educación entre la población
adulta; (ii) mayor proporción de la fuerza laboral empleada en actividades no agrícolas, y (iii)
tasas de acceso a servicios básicos superiores a las del resto del país.

Cuadro 2.8
... Y LAS MEJORES DOTACIONES EN TÉRMINOS DE EDUCACIÓN, EMPLEO Y SERVICIOS BÁSICOS

La pobreza
Ningún cambio aumentó Diferencia

Observaciones 131 44

Población urbana 0,506 0,541


Adultos entre 31 y 40 años de edad 0,099 0,102

Con alguna educación primaria 0,526 0,479 ***


Con alguna educación secundaria 0,127 0,149 **
Con alguna educación postsecundaria 0,025 0,037 ***
Años de educación de jefe del hogar 4,461 4,793
Años de educación de cónyuge jefe de hogar 3,894 4,207

Fuerza laboral en agricultura 0,182 0,140 ***


Fuerza laboral en sector no agrícola de baja productividad 0,049 0,060 *
Fuerza laboral en sector no agrícola de alta productividad 0,086 0,113 ***

Familias con agua en la vivienda 0,460 0,480


Familias con agua fuera de la vivienda y porción – lote – tipo 0,284 0,227 *
Familias con conexión a alcantarillado 0,190 0,242 *
Familias sin conexión a alcantarillado 0,476 0,378 ***
Familias con electricidad 0,620 0,638
Familias con teléfono 0,054 0,082 ***
Familias que eliminan la basura dejándola en un lote o río cercanos 0,469 0,390 *
Familias que cocinan con gas 0,491 0,525
Familias que cocinan con leña 0,466 0,432
Familias que comparten un servicio sanitario con otras familias 0,053 0,074 **
Familias con servicio sanitario 0,366 0,474 ***
Familias con ducha 0,288 0,349 **
Familias que comparten la ducha con otras familias 0,047 0,066 ***
Familias que arriendan la vivienda 0,115 0,145 **
Familias que viven en viviendas a cambio de servicios 0,045 0,036

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y el Censo de la Población de 2001.
La diferencia es significativamente diferente de cero a: ***99%, **95%, *90%.

En un principio, los anteriores resultados pueden contradecir la intuición, porque uno espera-
ría que dotaciones “mejores” llevarían a una disminución antes que a un aumento de la pobreza.
Sin embargo, este hecho pasa por alto dos sucesos importantes registrados en la pasada década;
a saber, el carácter particular de la crisis de 1999 y la existencia de grandes flujos migratorios,
tanto externos como internos (véase recuadro 2.4 sobre migración interna y recuadro 3.3 sobre
migración externa). A continuación hacemos un análisis breve de estos dos aspectos.
Como se planteó en el capítulo 1, el derrumbe de los sistemas financiero y bancario causa-
dos por la crisis de 1999, tuvieron un impacto especialmente negativo en las zonas urbanas y,
dentro de éstas, en las familias de clase media. Lamentablemente, la carencia de una encuesta
de hogares posterior a la crisis nos impide comprobar formalmente esta hipótesis a partir de
datos individuales. Sin embargo, lo anterior no implica que esta hipótesis carezca de sustento.
Halac y Schmukler (2003) estudian los efectos de las crisis financieras en Argentina, Chile,
Ecuador, México y Paraguay utilizando datos del sector financiero de estos países, encontran-

cap2.p65 40 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 41

do que estas crisis tienen impactos distributivos importantes, tanto en los participantes como
en los no participantes en el sector financiero. Respecto de Ecuador, los autores plantean que,
en tanto los grandes inversionistas y prestamistas estaban protegidos contra los efectos nega-
tivos de la crisis, los medianos y pequeños (es decir, la clase media urbana) sufrieron muchí-
simo. Teniendo en cuenta que sólo dos años separan de la crisis al año 2001, es muy posible
que nuestras cifras para ese año todavía estén algo contaminadas por sus consecuencias, sobre
todo en el caso de las zonas urbanas. Como en 1990, las zonas urbanas estaban en mejor
situación económica que las rurales; lo anterior puede explicar en parte por qué la pobreza
aumentó más en aquellos cantones donde, en un comienzo, registraba las tasas más bajas.
Con el objeto de analizar la segunda explicación que ofrecemos antes, elaboramos sustitu-
tos para los flujos de migración netos totales y recientes en el ámbito de cantón utilizando el
Censo de Población14 de 2001 y los correlacionamos con las tasas de pobreza registradas en
1990 en el ámbito de cantón. En un mundo donde las personas buscan oportunidades econó-
micas mejores, esperaríamos observar flujos netos de migración en cantones con condiciones
de vida relativamente mejores en un comienzo (es decir, tasas menores de pobreza). De hecho,
existe una correlación negativa y significativa entre cambios en ambas medidas de migración
y niveles de pobreza para 1990 (–0,43 y –0,40 para migración neta y migración neta reciente,
respectivamente). Lo anterior implica que, en la medida en que el inmigrante promedio posea
“peores” características de dotación que el residente promedio en la zona de destino, los au-
mentos de la pobreza en los cantones con las tasas bajas de pobreza de 1990 se debieron, en
parte, a la inmigración de personas relativamente más pobres. En efecto, es más probable que
los inmigrantes15 recientes en las zonas urbanas sean más pobres que el resto de la población
(véase capítulo 3).
El rápido crecimiento de la población y de la pobreza plantea retos significativos para estas
zonas, en términos tanto de empleo y de generación de ingreso como de prestación de servi-
cios básicos. El análisis que hacemos en el capítulo 3 arroja luces sobre el primer aspecto, en
tanto que el segundo será abordado en el documento de próxima aparición Regional Study on
Urban Poverty, en el cual se incluyen datos para Ecuador y en el documento Urban Poverty
Reduction Project.

Cambios en el empleo y cambios en la pobreza


En las páginas anteriores planteamos que el empleo, tanto del jefe del hogar como de otros
miembros de la familia, era uno de los principales factores determinantes de la situación de la
pobreza del hogar. Retomamos este tema a partir de una perspectiva diferente. Investigamos si
los cambios en los niveles de empleo y la composición del empleo se correlacionan con cam-
bios en la pobreza en el ámbito de cantón. Con este fin, en vez de utilizar diferencias en las
tendencias, las cuales son comunes a casi todos los cantones, utilizamos la variación del tama-
ño de estos cambios diferentes.
Según el tamaño de la población, clasificamos los cantones en dos grupos (por encima y
por debajo del tamaño promedio), teniendo en cuenta que el carácter del empleo se relaciona
por lo general con la densidad y la aglomeración de la población y, con base en Elbers y

14 El Censo de Población de 2001 contiene información sobre (i) lugar de nacimiento, (ii) residencia actual y (iii) lugar de residencia hace cinco años para
todas las personas mayores de cinco años. A partir de estas tres variables, diseñamos dos indicadores: migración neta, definida como el porcentaje de la
población que vive en un cantón pero no nació allí (es decir, Población que vive en un cantón – Población nacida en un cantón) / Población que vive en
un cantón * 100) y migración neta reciente, definida como el porcentaje de la población que vive en un cantón y que hace cinco años no vivía allí (es
decir, Población que vive en un cantón – Población que vivía allí hace cinco años) / Población que vive en un cantón * 100).
15 Consideramos emigrantes recientes a todas las personas que migraron hacia una zona en particular durante los tres años anteriores al sondeo.

cap2.p65 41 12/05/05, 09:08 p.m.


42 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Lanjouw (1997), dividimos el empleo en tres categorías amplias (empleo agrícola, empleo no
agrícola de baja productividad y empleo agrícola de alta productividad). A continuación
correlacionamos por separado los cambios en el nivel de cada tipo de empleo y los cambios en
la pobreza para cada grupo de cantones.
Encontramos que los cambios positivos en la proporción del empleo agrícola se correlacionan
con los aumentos de la pobreza. Dado que el empleo agrícola disminuyó en 170 de los 175
cantones para los cuales se dispone de datos y que la pobreza aumentó en casi todos los
cantones, lo anterior implica que los cantones con las disminuciones mayores registraron los
menores aumentos de la pobreza. En comparación, los cambios positivos de la proporción del
empleo no agrícola de baja y alta productividad se correlacionan con disminuciones (o incre-
mentos más pequeños) de la pobreza, aunque en el caso de estos últimos, esta relación sólo se
mantiene para cantones más grandes con mayor grado de aglomeración (gráfico 2.4).
Si bien las anteriores correlaciones son apenas un primer intento por relacionar los cam-
bios estructurales en los mercados laborales y en la distribución del empleo locales con cam-
bios en la pobreza, ellas sugieren el papel importante que juegan para determinar los niveles
de la pobreza y su dinámica. En los capítulos 3 y 5 estudiaremos con detenimiento este tema
respecto de las zonas urbanas y rurales, respectivamente.

CONCLUSIONES
En el presente capítulo hemos señalado que, durante 1990-2001, la pobreza aumentó en las
zonas urbanas de la Costa y de la Sierra, en tanto permaneció relativamente constante en las
zonas rurales. Estos incrementos de la pobreza urbana fueron el resultado del carácter especial
de la crisis de 1999, la cual afectó gravemente a la clase media urbana, y de los grandes flujos
de inmigrantes a lo largo de toda la década, atraídos por mejores condiciones económicas y
sociales que les ofrecían estas zonas. Los incrementos en el número de pobres urbanos, com-
binados con los aumentos del tamaño de la población urbana, produjeron a lo largo de la
década la urbanización de la pobreza. También hemos planteado que los cambios en el nivel y
composición del empleo explican en gran medida los cambios de la pobreza. Sobre todo, los
incrementos en la proporción del empleo no gráfico se correlacionan con las disminuciones de
la pobreza. Considerando los anteriores resultados, nos preguntamos ¿qué retos aguardan a las
diferentes regiones y zonas del país?
¿Cuáles son los retos para las zonas urbanas? Estas zonas tendrán que ofrecer ingresos y
servicios a un número de personas cada vez mayor, gran parte de las cuales son pobres. Lo
anterior sólo podrá hacerse por medio de la generación de empleo y de mejoras en la prestación
de servicios básicos e infraestructura. En el capítulo 3 analizamos la relación entre pobreza
urbana y mercados laborales, así como las restricciones a la generación de empleo.
¿Cuáles son los retos para las zonas rurales? En tanto los diferenciales de ingreso y pobreza
entre la zona urbana y la rural continúen siendo tan altos como lo son hoy día, la gente conti-
nuará gravitando hacia las zonas urbanas, abandonando las rurales. A su vez, lo anterior au-
mentará la presión de la ya tensa economía de las zonas urbanas. Un elevado número de
pobres rurales continúa dependiendo del sector agrícola para su supervivencia y la mayoría de
ellos no tienen acceso a la tierra, o trabajan en tierras de baja productividad. En el capítulo 4
examinaremos los factores determinantes de la productividad agrícola y analizaremos las po-
líticas para aumentar el acceso de los sin tierra a la tierra.

cap2.p65 42 12/05/05, 09:08 p.m.


CARÁCTER, DISTRIBUCIÓN Y EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN 1990-2001 43

Gráfico 2.4
DISMINUCIONES EN LA POBREZA SE RELACIONARON CON DISMINUCIONES DEL EMPLEO AGRÍCOLA
Y AUMENTOS DEL EMPLEO NO AGRÍCOLA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y Censo de Población de 2001.

cap2.p65 43 12/05/05, 09:08 p.m.


cap2.p65 44 12/05/05, 09:08 p.m.
Capítulo 3
POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL
Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL

Incrementos significativos se han registrado en los últimos años en el número de personas


que habitan en zonas urbanas, así como en el número de pobres urbanos. En consecuencia y a
pesar de las enormes implicaciones y gravedad que significa que la pobreza sea mayor en las
zonas rurales que las urbanas, más pobres viven en las zonas urbanas. Por tanto, en Ecua-
dor, la pobreza es cada vez más urbana y continuará siéndolo a ritmo acelerado.
Para la mayoría de las familias que habitan en zonas urbanas, el empleo constituye la
principal y, a menudo, la única fuente de empleo, con tanta mayor frecuencia que su ausencia
lleva a la pobreza. El ingreso laboral representa más de 90 (80)% del gasto total y más de 75
(80)% del ingreso total entre los hogares pobres (no pobres) de las zonas urbanas. Como
resultado, el enfoque del presente capítulo se hará en los mercados laborales y en la capacidad
de la economía urbana para generar empleo e ingreso (salarios) y, por consiguiente, reducir la
pobreza.
En el presente capítulo indagaremos en la relación entre mercados laborales y pobreza
desde dos ángulos diferentes aunque complementarios. En la primera parte haremos un balan-
ce poniendo el enfoque en la relación entre resultados del mercado laboral y pobreza, y la
medida en la cual el impacto de desarrollos macroeconómicos recientes en el primero ha
afectado el segundo. En la segunda parte el enfoque será por el contrario más progresista,
identificando posibles restricciones a la generación de empleo y examinando la capacidad de
los hogares pobres para tener acceso a empleo (de calidad).
Las principales conclusiones del presente capítulo se pueden resumir como sigue:

• Los mercados laborales urbanos se vieron profundamente afectados por la crisis de 1999 y
la dolarización del 2000. Los niveles de empleo y el ingreso laboral real cayeron en picada
como consecuencia de la crisis, y sólo hasta 2002 recuperaron sus niveles anteriores a la
crisis. La pobreza urbana avanzó a la par del ingreso laboral y el empleo reales, aumentan-
do entre 1997 y 1999, para luego disminuir entre 2000 y 2002.
• Era más probable que una persona sin trabajo o con un empleo informal fuera la cabeza de
los hogares pobres, mientras las tasas de desempleo eran más bajas y las tasas de informa-
lidad más altas entre miembros de hogares pobres que entre sus contrapartes no pobres.
• Durante 1997-2002 aumentó la demanda relativa de trabajadores más educados, aunque
existían diferencias entre sectores. En especial, en el sector formal aumentó la demanda
relativa de trabajadores con educación terciaria, mientras en el sector informal aumentaba
la demanda de trabajadores con educación secundaria, reflejando diferencias transversales
en los niveles de productividad laboral.
• Los costos de despido y los costos laborales no salariales, parece, han sido las principales
razones de la baja generación de empleo (permanente), en tanto, en términos más generales,
la infraestructura insuficiente, el crédito escaso y costoso y la incertidumbre sobre el clima
económico e institucional, parece, son las principales restricciones a la expansión comercial.
• La generación de empleo se relaciona de manera positiva con la productividad laboral, y la
productividad laboral se correlaciona positivamente con los niveles de formación de los tra-
bajadores, el acceso a tecnología extranjera y exposición a la competencia internacional.

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46 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

El presente capítulo se estructura en cinco secciones. En la primera se hace una descripción


detallada de los avances del mercado laboral urbano durante 1997-2002, relacionándolos con
acontecimientos macroeconómicos. En la segunda, se estudia la relación entre pobreza urbana
y mercados laborales, así como las respuestas de los hogares a la dinámica del mercado labo-
ral. En la tercera se describe la evolución de la demanda y la rentabilidad de la educación, y se
explora el impacto que éstas pueden haber tenido en la pobreza. En la cuarta sección se inves-
tiga desde la perspectiva de las empresas el tema de las restricciones a la generación de em-
pleo formal en las zonas urbanas, con énfasis particular en el clima de inversión y la función
de las competencias. En la quinta sección se enumeran las conclusiones.
El trabajo que presentamos en las tres primeras secciones se basa en la Encuesta de Em-
pleo, Desempleo y Subempleo 1997-2002, realizada por el Instituto de Estadística y Censos
de Ecuador (INEC), mientras que el que aparece en la cuarta sección tiene como base el compo-
nente Ecuador de la Encuesta de Clima de Inversión, realizada por el Departamento de Inves-
tigaciones, del Banco Mundial. En el recuadro 3.1 aparece una descripción más detallada de
estos dos sondeos.

Recuadro 3.1
Fuentes de los datos

La evidencia empírica que aparece y se analiza en el presente capítulo se basa en dos fuentes diferentes de datos: la Encuesta de
Empleo, Desempleo y Subempleo (EEDS), un sondeo sobre el empleo realizado por el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), y el
componente Ecuador de la Encuesta de Clima de Inversión (ECI), un sondeo de empresas realizado por el Departamento de Investi-
gaciones, del Banco Mundial.
La EEDS se realiza todos los años en las zonas urbanas y contiene información sobre la situación del mercado laboral, características
del empleo y del ingreso de todas las personas mayores de diez años1. Durante el período 1997-2000, esta encuesta tuvo varios
cambios que es necesario tener en cuenta en el análisis de los datos, siendo los más importantes (i) la adopción en 2002 de un nuevo
esquema de muestreo con base en el Censo de Población de 2001, y (ii) la inclusión a partir de 2000 de autoconsumo y pagos en
especie como componentes del ingreso laboral.
El primer cambio imposibilita la elaboración de series temporales en valores absolutos, ya que los esquemas de muestreo basados
en los censos de 1990 y 2001 no son compatibles. En términos prácticos, lo anterior implica que podemos producir, digamos, una
serie temporal para la participación anual del sector manufacturero en el empleo total, pero no podemos producir una seria temporal
para el nivel de empleo en el sector manufacturero durante 1997-2002.
En el recuadro 3.2 que aparece más adelante, se hace un análisis más detenido de las implicaciones del segundo cambio, así como
de otros aspectos metodológicos relacionados con las medidas de ingreso y pobreza utilizadas en el presente capítulo.
La ECI-Ecuador se realizó en 2002-03 y contiene información sobre diferentes aspectos del proceso de producción para 450 empre-
sas del sector manufacturero urbano. En este sondeo participaron empresas de todos los tamaños, además de empresas que
funcionan en los sectores formal e informal localizados en zonas urbanas en las provincias de Azuay, Guayas, Manabí, Pichincha y
Tungurahua.

DESARROLLO PRINCIPAL DEL MERCADO LABORAL EN LAS ZONAS URBANAS, 1997-2002


Los sucesos macroeconómicos de los últimos años han tenido gran impacto en los mercados
laborales urbanos. Los niveles y composición del empleo, así como los niveles de ingresos
laborales reales, en particular, fueron los más afectados por la crisis de 1999 y por los cambios
estructurales producto de la dolarización. En la presente sección se examinan las principales
tendencias de los mercados laborales para 1997-2002, prestando atención particular a los cam-
bios en los salarios entre sectores y tipos de empleo.

1 En 2000 y 2002 también se recabó información sobre zonas rurales.

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 47

Participación de la fuerza laboral, empleo y desempleo


Las tasas de participación, empleo y desempleo siguieron un patrón cíclico muy marcado. En
1998/99, las tasas de participación registraron un ligero incremento en respuesta a la coyuntu-
ra económica, y posteriormente continuaron fluctuando en torno a este nivel. Estos cambios
afectaron a hombres y mujeres por igual. Las tasas de empleo y desempleo también siguieron
un patrón cíclico. Como consecuencia de la crisis, las tasas de empleo disminuyeron mientras
las de desempleo se incrementaron, retornando hacia 2002 a los niveles previos a la crisis. Las
tasas de empleo fueron más altas y las de desempleo más bajas para hombres que para mujeres
a lo largo del período, aunque registraron patrones cíclicos similares para ambos grupos (cua-
dro 3.1).

Cuadro 3.1
LAS TENDENCIAS DEL MERCADO LABORAL REGISTRARON LOS EFECTOS DE LA CRISIS
DE 1999 Y LA DOLARIZACIÓN DE 2000

1997 1998 1999 2000 2001 2002

Participación de la fuerza laboral 56,8 58,5 60,2 57,5 63,6 58,5


Hombres 71,1 71,8 73,2 70,4 74,5 70,3
Mujeres 43,3 46,2 48,0 45,2 53,0 46,9
Tasa de empleo 90,8 88,5 85,6 91,0 89,1 90,8
Hombres 93,3 92,1 89,7 94,0 93,2 94,7
Mujeres 87,6 84,4 80,7 87,2 84,1 87,0
Tasa de desempleo 9,2 11,5 14,4 9,0 10,9 9,2
Hombres 6,6 7,8 10,2 5,9 6,7 5,2
Mujeres 12,4 15,5 19,2 12,7 15,8 12,9

Empleo en el sector de bienes comercializables (exportables) 23,1 22,8 23,5 24,0 24,9 22,8
Hombres 26,9 27,5 28,0 28,0 28,8 26,7
Mujeres 16,6 15,5 17,6 19,2 16,5 17,0
Empleo en el sector no comercializable 76,9 77,1 76,4 75,9 75,0 77,2
Hombres 73,1 72,4 72,0 72,0 71,2 73,3
Mujeres 83,3 84,5 83,6 82,4 80,8 83,4

Tasa de empleo informal 53,2 56,7 56,4 59,4 57,6 56,2


Hombres 49,7 52,6 52,4 57,3 54,7 52,5
Mujeres 58,8 63,2 62,8 62,8 62,1 62,1
Tasa de subempleo 9,6 11,5 15,7 14,2 16,4 14,5
Hombres 7,2 9,1 12,2 10,9 12,4 11,3
Mujeres 13,5 15,4 21,3 19,5 22,3 19,6

Ingreso laboral por horas (dólares de 2000) 1,06 0,72 0,48 0,55 0,70 0,83
Hombres 1,08 0,74 0,52 0,59 0,77 0,95
Mujeres 1,03 0,68 0,44 0,48 0,60 0,64
Salario mínimo por hora (dólares de 2000)a 0,50 0,46 0,41 0,40 0,44 0,45

Fuente: Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (INEC), 1997-2002.


Notas: El salario mínimo por hora se calcula según la suposición de que las personas trabajan cuarenta horas a la semana, 4,2 semanas al mes.
Incluye empleadas domésticas y trabajadores en el sector agrícola (esta categoría sólo existe para 2001 y 2003).

Si bien las anteriores tendencias pueden sugerir que el efecto de la crisis y de la dolarización
fue sólo temporal, durante el período ocurrieron otros cambios que ponen en duda esta apre-
ciación tan optimista. Primero, muchos trabajadores económicamente activos emigraron de

cap3.p65 47 12/05/05, 09:08 p.m.


48 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Ecuador, aligerando la presión sobre el mercado laborar (véase recuadro 3.3). El hecho de que
el subempleo sea menor que el promedio urbano nacional, en Cuenca y otras ciudades que han
registrado una emigración masiva, es solamente un reflejo de este fenómeno2.
En segundo lugar, la informalidad3 y el subempleo4 aumentaron de manera significativa
como resultado de la crisis y de la dolarización, y este incremento no se reversó totalmente –las
tasas de informalidad y de subempleo fueron más altas en 5 y 50%, respectivamente, en 2002
que en 1997. Mientras los aumentos de la informalidad fueron similares para hombres y mu-
jeres, la tasa de subempleo de los hombres aumentó significativamente más que la de las
mujeres durante el período (55% en comparación con 45%).
En general, los anteriores cambios sugieren que la recuperación de la tasa de empleo des-
crita antes fue precaria. De hecho, si bien el empleo total aumentó en 17% entre 1998 y 2001,
el empleo formal sólo aumentó 11% en tanto que el empleo informal se incrementó en 24%.

Ingreso laboral y salario5


La remuneración del trabajo, bajo la forma tanto de ingreso laboral como de salarios, también
se vio profundamente afectada por los sucesos macroeconómicos6. El ingreso laboral se redu-
jo a la mitad en 1997 y 1999 como consecuencia de la crisis, recuperándose luego en cerca de
40% durante 2000-2002, debido a la estabilización de precios relacionada con la dolarización
de 2000. Sin embargo, esta recuperación no fue suficiente para que el ingreso laboral real
regresara a los niveles de 1997, sobre todo entre las mujeres (recuadro 3.1).
El salario mínimo legal también disminuyó entre 1997 y 1999, aunque menos que el ingre-
so laboral real (20% vs. 50%), para luego recuperarse parcialmente, alcanzando en 2002 los
niveles de 1998. Es decir, el salario mínimo real siguió una tendencia similar a la del ingreso
laboral real, pero fluctuó menos durante el ciclo comercial, lo que pudo haber protegido a los
trabajadores (formales) en la base de la distribución salarial contra un mayor deterioro del
ingreso laboral durante la crisis7.
Sin embargo, los cambios en el ingreso laboral real ocultan diferencias importantes entre
sectores y tipos de trabajo. Si bien los trabajadores con el nivel superior (inferior) de ingreso
laboral en 1997 continuaron siéndolo en 2002, los desarrollos del período involucraron algu-
nos cambios relativos que es importante tener en cuenta. A consecuencia de la crisis, aunque
el ingreso laboral real de los trabajadores informales disminuyó significativamente más que el
de los trabajadores formales, debido seguramente a la baja observancia del salario mínimo y a

2 Aproximadamente 200.000 personas salieron de Ecuador en 1998-2001, duplicando el número de ecuatorianos que viven y trabajan en el extranje-
ro. Los cálculos que presenta el Siise (2002b) indican que la tasa de desempleo podría ser entre 0,5 y dos puntos porcentuales mayor de lo que es hoy
día si estos emigrantes hubieran permanecido en el país.
3 El sector informal incluye trabajadores asalariados en empresas con menos de diez empleados, y a personas independientes (con excepción de
aquellas en ocupaciones profesionales o técnicas).
4 Las personas subempleadas son aquellas que quieren trabajar cuarenta horas a la semana o más, pero no pueden hacerlo debido a la falta de
oportunidades en el mercado laboral.
5 El análisis que se hace en el presente capítulo se basa en ingreso laboral antes que en salarios (es decir, el ingreso laboral para quienes son
trabajadores asalariados). Si bien somos conscientes de que, por lo general, la información sobre ingreso laboral es menos precisa que la informa-
ción sobre salarios, nuestra opción se basa en la premisa de que los trabajadores asalariados representan apenas el 50% de todas las personas
empleadas y solamente 40% de los pobres empleados. Por ende, al trabajar con el ingreso laboral, nos aseguramos de que nuestros resultados sean
una representación más exacta de la experiencia de la mayoría de ecuatorianos que viven en las zonas urbanas, a la vez que conservamos la opción
de presentar información desagregada por situación de empleo, haciendo una distinción entre personas asalariadas y no asalariadas, cuando sea
necesario.
6 Véase recuadro 3.2, para una descripción detallada de la metodología utilizada para elaborar las variables de ingreso (laboral) usadas en el presente
capítulo.
7 Cunningham (2003) aduce que los salarios mínimos son obligatorios en el sector formal de Ecuador.

cap3.p65 48 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 49

otra legislación laboral en el sector, también evidenció una recuperación más rápida en los
años siguientes. Evidencia anecdótica sugiere que esta recuperación estuvo relacionada con
un redondeo alcista de los precios, el cual parece haber sido mayor y más común en el sector
informal que en el sector formal inmediatamente después de la dolarización (cuadro 3.2).

Cuadro 3.2
LA EVOLUCIÓN DEL INGRESO LABORAL REAL VARIÓ DE UN SECTOR A OTRO...

Formal Informal Relación informal a formal

1997 1,32 0,82 0,62


1998 0,99 0,50 0,51
1999 0,69 0,32 0,46
2000 0,77 0,39 0,50
2001 0,94 0,52 0,55
2002 1,04 0,55 0,53

1999/1997 0,52 0,39


2002/1999 1,51 1,75
2002/1997 0,78 0,68

Sector no comercializable Sector comercializable Relación comercializable


a no comercializable

1997 1,11 0,96 0,86


1998 0,72 0,75 1,04
1999 0,51 0,45 0,88
2000 0,56 0,52 0,92
2001 0,73 0,66 0,90
2002 0,80 0,73 0,91

1999/1997 0,45 0,47


2002/1999 1,56 1,62
2002/1997 0,72 0,76

Fuente: Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (INEC), 1997-2002.


Notas: Ingreso laboral real por horas expresado en dólares de Estados Unidos.
El sector comercializable incluye agricultura, minería y manufactura. El sector no comercializable incluye construcción, comercio, transporte y comunicacio-
nes. SF&I y sector público.

El ingreso laboral real promedio en el sector comercializable fue inferior al del sector no
comercializable y esta diferencia permaneció más o menos constante a lo largo del período.
La anterior evidencia contradice la creencia común de que los cambios en el precio relativo de
los bienes comercializables y no comercializables se deben principalmente a diferencias cre-
cientes en el costo de la fuerza laboral entre ambos sectores.
De manera similar, la evolución del ingreso laboral real varió significativamente con la
situación de empleo. Los trabajadores del sector público, los independientes y, sobre todo, los
empleados domésticos y los de las empresas familiares, sufrieron pérdidas reales del ingreso
laboral equivalentes a 50% o más entre 1997 y 1999, en tanto que los trabajadores asalariados
y los empleadores del sector privado sufrieron disminuciones más moderados de 30 y 40%,
respectivamente (cuadro 3.3). La velocidad de la recuperación, medida por la relación entre
ingreso laboral real en 2000 y 1999, también fue diferente para grupos diferentes, mientras a
los trabajadores domésticos y los trabajadores de las empresas familiares y los empleados del
sector público les fue mejor, seguidos por los empleadores, trabajadores del sector privado y
los independientes.

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50 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 3.3
...Y TAMBIÉN VARÍA DE UN TIPO DE EMPLEO A OTROA

Todos los empleados

Públicos Privados Independientes Empleadores OtrosB

1997 1,31 0,99 0,96 1,82 0,51


1998 0,98 0,67 0,61 1,37 0,25
1999 0,65 0,44 0,41 1,04 0,14
2000 0,71 0,51 0,51 1,49 0,36
2001 0,81 0,67 0,69 1,47 0,48
2002 0,98 0,72 0,68 1,79 0,43
1999/1997 0,49 0,44 0,42 0,57 0,27
2002/1997 0,74 0,72 0,70 0,98 0,84
2002/1999 1,50 1,63 1,65 1,72 3,07

Formales

Públicos Privados Independientes Empleadores

1997 1,31 1,13 1,78 1,82


1998 0,98 0,83 1,36 1,37
1999 0,65 0,58 1,03 1,04
2000 0,71 0,68 1,28 1,49
2001 0,81 0,84 1,25 1,47
2002 0,98 0,91 1,23 1,79
1999/1997 0,49 0,50 0,57 0,57
2002/1997 0,74 0,81 0,93 0,98
2002/1999 1,50 1,56 1,19 1,72

Informales

Públicos Privados Independientes Empleadores Otros B

1997 0,78 0,90 0,51


1998 0,48 0,57 0,25
1999 0,28 0,38 0,14
2000 0,33 0,45 0,36
2001 0,48 0,65 0,48
2002 0,49 0,64 0,43
1999/1997 0,36 0,42 0,27
2002/1997 0,67 0,79 0,84
2002/1999 1,75 1,68 3,07

Fuente: Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (INEC), 1997-2002.


A
Ingreso laboral real por horas expresado en dólares de Estados Unidos.
B
Incluye trabajadores domésticos y trabajadores en el sector agrícola (esta categoría sólo existe para 2001 y 2002).

Una comparación del ingreso laboral real promedio en 2002 y 1997 para estos grupos
diferentes de trabajadores indica los incrementos más altos entre trabajadores públicos y
empleadores y los ingresos más bajos entre trabajadores asalariados en el sector privado.
Además, la volatilidad del ingreso laboral (definida como la relación de la varianza a la me-
diana para el período) fue más alta para los empleados del sector público, seguidos por los
empleadores y los trabajadores del sector informal, en tanto que fue más baja para los trabaja-
dores asalariados y para los trabajadores independientes en el sector formal.
Estas diferencias reflejan la flexibilidad (o falta de flexibilidad) que caracteriza a cada uno
de estos sectores, así como los diversos ordenamientos institucionales que los regulan y la
incidencia del empleo informal. Ellas también son el reflejo de diferencias demográficas en-
tre trabajadores de cada grupo y el hecho de que este tipo de características (por ejemplo,

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 51

educación y experiencia) pueden alcanzar rentabilidades diferentes en el mercado laboral.


Recurrimos al análisis de regresión para esclarecer el efecto de algunas de estas variables.
Hacemos la regresión del logaritmo del ingreso laboral real por hora según un conjunto de
características individuales y de trabajo (cuadro 3.4).
Los trabajadores más educados ganan un ingreso laboral real más elevado, como lo hacen
trabajadores más experimentados8. Sin embargo, las mujeres y los ecuatorianos de origen
africano9 ganan cerca de 20% menos que sus contrapartes en forma de ingreso laboral real,
aún después de tener en cuenta las diferencias demográficas y el tipo de empleo. Por último, y
aun cuando no se ha informado, el ingreso laboral real parece ser 7% más alto en la Sierra que
en otras regiones, aún después de tener en cuenta la presencia del Gobierno en Quito.
Además, los modelos de las dos primeras columnas confirman las diferencias en los nive-
les del ingreso laboral entre situaciones de empleo, así como el hecho de que los trabajadores
en los sectores informales tienen en 1997-2002 un ingreso laboral inferior independientemen-
te de su condición de empleo. Después de considerar las diferencias demográficas (columna
1), los trabajadores informales ganan 30% menos que sus contrapartes en el sector formal y
30% menos después de tener en cuenta la composición del empleo del sector (columna 2). De
manera análoga, el ingreso laboral real es más alto entre empleadores y trabajadores del sector
público y más bajo entre los independientes y los asalariados informales (columna 2).
En la tercera columna se examinan las diferencias en el tiempo entre trabajadores formales
e informales, comparando los niveles de ingreso laboral en 1997 y 2002 para diferentes tipos
de trabajadores. Los resultados indican que los trabajadores informales en efecto pudieron
recuperarse más rápidamente que los trabajadores formales (obteniendo una ganancia relativa
de 7%) y, en consecuencia, estuvieron en mejor situación en 2002 que en 1997. Su ingreso, sin
embargo, continuó siendo más bajo que en el sector formal, ya que la diferencia inicial estuvo
muy por encima de 7% entre ambos grupos.

POBREZA URBANA Y MERCADOS LABORALES


¿De qué forma los cambios en el empleo y en el ingreso laboral real afectan la pobreza gene-
ral? ¿Tienen los pobres mayor probabilidad de estar empleados en ciertos sectores o tipos de
trabajo que en otros? Y si es así, ¿cuáles son las consecuencias? En la presente sección se
resuelven estos interrogantes mediante una combinación de un enfoque dinámico y uno está-
tico. En primer lugar, examinamos el comportamiento en el tiempo del empleo, el ingreso
laboral real, el ingreso familiar y la pobreza, y hasta qué punto parecen estar correlacionados.
En segundo lugar, analizamos el papel que cumplen los resultados del mercado laboral indivi-
dual y familiar como factores determinados de la pobreza, prestando atención especial a la
distribución de los pobres entre sectores y tipos de empleo y el posible impacto que puedan
tener en los pobres los cambios en el ingreso laboral real relativo.

Ingreso familiar y tendencias de la pobreza urbana


Los cambios en el ingreso laboral familiar, debido a cambios en el empleo individual y el
ingreso laboral real, explican casi toda la variación en el ingreso per cápita familiar total
durante el período y, por ende, casi toda la variación en la pobreza (gráfico 3.1).

8 Las rentabilidades implícitas son, respectivamente, 3, 8 y 20% por año adicional de educación primaria, secundaria y terciaria, comparadas con un
trabajador sin estudio. Estas cifras son aproximadas a las de los países de América Latina.
9 Los resultados son para los ecuatorianos de origen africano, con base en los mismos modelos calculados con datos para 2001 y 2002 únicamente, los
cuales no aparecen en el presente informe. El coeficiente según la variable ficticia equivalente de la etnia indígena fue positiva aunque insignificante.

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52 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 3.4
EL INGRESO LABORAL REAL VARÍA CON SECTOR Y TIPO DE EMPLEO

Variable dependiente: (log) ingreso real por horas

Modelo (1) Modelo (2) Modelo (3)


1997-2002 1997-2002 1997 y 2002

Mujer -0,186** -0,187** -0,173**


(0,007) (0,007) (0,014)
Primaria 0,184** 0,184** 0,178**
(0,020) (0,020) (0,041)
Secundaria 0,489** 0,489** 0,459**
(0,021) (0,021) (0,043)
Terciaria 0,940** 0,939** 0,888**
(0,022) (0,022) (0,045)
Experiencia 0,027** 0,027** 0,028**
(0,001) (0,001) (0,001)
Experiencia al cuadrado -0,001** -0,001** -0,001**
(0,000) (0,000) (0,000)

Privado -0,114** -0,096** -0,054**


(0,012) (0,012) (0,031)
Independiente 0,047** 0,011** 0,148**
(0,014) (0,025) (0,040)
Empleador 0,268** 0,280** 0,356**
(0,016) (0,016) (0,045)
Otros -0,208** -0,203** -0,587**
(0,017) (0,027) (0,231)
Privado* informal -0,264**
(0,052)
Independiente* informal -0,197**
(0,056)

Informal -0,301** -0,51 -0,297**


(0,009) (0,051) (0,028)

Privado 2002 -0,059**


(0,040)
Independiente 2002 -0,155**
(0,051)
Empleador 2002 -0,123**
(0,057)
Otros 2002 0,449*
(0,234)

Informal 2002 0,073**


(0,034)

Variables ficticias industria Sí Sí Sí


Variables ficticias ocupación Sí Sí Sí
Variables ficticias año Sí Sí Sí
Variables ficticias región Sí Sí Sí

Número de observaciones 71.881 71.881 17.435

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la EEDS, 1997-2002 (INEC).


** (*) Significativamente diferente de cero al nivel de 5 (10)%.
Se calculó un cuarto modelo que incluye interacciones triples entre variables ficticias del sector privado, trabajador independiente y otros sectores, la
variable ficticia del sector informal y la variable ficticia del año 2000. No incluimos los resultados en el presente informe porque son muy imprecisos debido
al bajo número de observaciones en algunos de los subgrupos.

cap3.p65 52 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 53

Gráfico 3.1
LOS CAMBIOS EN EL EMPLEO Y EN EL INGRESO LABORAL IMPULSAN LOS CAMBIOS
EN EL INGRESO PER CÁPITA FAMILIAR

Fuente: Cálculos de los autores con base en EEDS 1997-2002 (INEC).

Durante el período 1997-2002, las tendencias de la pobreza en las zonas urbanas imitaron
las tendencias de la pobreza nacional. Como consecuencia de la crisis de 1998/99, la pobreza
registró un incremento significativo en Ecuador y las zonas urbanas no fueron la excepción
(gráfico 3.2). Sin embargo, la recuperación económica de 2000-2002 le dio la vuelta a este
incremento. Las medidas de la profundidad y gravedad de la pobreza siguieron un patrón
cíclico similar10.
Además, las tendencias de la pobreza fueron similares entre las tres regiones de Ecuador,
de manera que, durante el período, las diferencias en los niveles de pobreza ni aumentaron ni
disminuyeron (gráfico 3.1). La pobreza continuó siendo más alta en la Costa y más baja en la
Sierra, principalmente como resultado de las tasas más altas en Guayaquil que en Quito, como
lo vimos en el capítulo 2.

10 Véase León y Vos (200), para un análisis detallado de la pobreza urbana en 1990-98.

cap3.p65 53 12/05/05, 09:08 p.m.


54 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 3.2
LA POBREZA SIGUIÓ UN PATRÓN CÍCLICO EN 1997-2002

Fuente: Cálculos de los autores con base en EEDS 1997-2002 (INEC).

¿Quiénes son los pobres urbanos? El papel de los resultados del mercado laboral
Examinamos las características de los pobres urbanos y de los factores determinantes de la
pobreza urbana, prestando atención especial al grado de apego al mercado laboral por parte de
la familia en conjunto y, en particular, del jefe del hogar (cuadro 3.5).

cap3.p65 54 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 55

Recuadro 3.2
Elaboración de las medidas del ingreso (laboral) y de la pobreza urbanos

En este recuadro se hace una descripción breve de la metodología utilizada a lo largo del presente capítulo, para elaborar medidas
de ingreso real y de pobreza consistentes en el tiempo con base en datos de la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo.

Ingreso (laboral) real en las zonas urbanas, 1997-2002

La Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (EEDS) contiene información sobre ingreso laboral y no laboral para todas las
personas mayores de diez años. Sin embargo, la forma cómo se recabó esta información cambió durante 1997-2002 –sobre todo, a
partir de 2002, en la encuesta se incluyeron preguntas más detalladas sobre componentes no salariales del ingreso laboral y sobre
varios componentes del ingreso no laboral (cuadro R 3.2.1).

Cuadro R 3.2.1
Información sobre empleo en la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo

1997 1998 1999 2000 2001 2002

Ingreso laboral
Ingreso salarial primario A, B X X X X X X
Consumo de producción propia A X X X
Pagos en especie B X X X
Ingreso salarial secundario A, B X X X
Ingreso no salarial secundario A, B X X X

Deducciones tributarias y otros aportes X X X

Ingreso no laboral
Ingreso de capital X X X X X X
Pensiones X X X X X X
Remesas X X X
Bono solidario X X X
Otro ingreso no laboral A X X X

A
Empleadores y trabajadores independientes
B
Trabajadores asalariados y empleados del servicio doméstico

Debido a que, en el tiempo dispondremos de nueva información más detallada, cuando se elabora una medida de ingreso existe una
concesión entre consistencia y complexión del tiempo. Es más, parece que la exactitud de los datos es mayor para los rubros de
ingreso laboral que para los de ingreso no laboral (con base en comparaciones con la Encuesta de Condiciones de Vida de 1999).
Teniendo en cuenta las advertencias anteriores, y después de realizar distintas pruebas de fortaleza y sensibilidad, decidimos utilizar
el ingreso laboral, tanto monetario como en especie, como nuestra medida de ingresos para el período. Esta medida capta aproxima-
damente 8% del ingreso total informado, de modo que los resultados no son cualitativamente sensibles a esta opción, y tiene
estrecha correlación con la medida de ingreso utilizada oficialmente por el Instituto Nacional de Estadística de Ecuador (INEC).

Pobreza en las zonas urbanas, 1997-2002

En ausencia de una tasa oficial de pobreza para Ecuador y con el propósito de garantizar la consistencia interna entre los distintos
capítulos que conforman el presente informe, el umbral de la pobreza para las zonas urbanas se escogió de tal manera que se
obtengan tasas de pobreza idénticas a las calculadas con la Encuesta de Condiciones de Vida (capítulo 2). A continuación, las tasas
de pobreza para el resto del período se calculan expresando el ingreso en términos de dólares de Estados Unidos y comparándolo
con el umbral de la pobreza.

cap3.p65 55 12/05/05, 09:08 p.m.


56 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 3.5
EXISTEN DIFERENCIAS IMPORTANTES ENTRE LOS POBRES Y LOS NO POBRES URBANOS EN TÉRMINOS
DEL APEGO AL MERCADO LABORAL Y DE LOS RESULTADOS DEL MERCADO LABORAL

Pobres No pobres

Pobres No pobres 1997 1999 2002 1997 1999 2002

Características del hogar


Tamaño de la familia 4,5 4,2 4,5 4,8 4,1 4,5 4,2 4,1
Relación de dependencia 32,4 19,5 33,5 30,6 36,3 20,0 19,0 19,7
Tasa de participación del hogar en la fuerza laboral (PFL) 48,5 67,2 38,6 52,3 42,7 63,9 69,2 66,7
Tasa de participación de la mujer del hogar en la PFL 37,3 53,3 29,1 39,2 34,1 47,9 56,1 52,8
Tasa de empleo de la familia 82,3 94,4 81,2 79,4 80,8 94,8 93,0 95,4
Tasa de desempleo de la familia 17,6 5,5 18,7 20,5 19,2 5,1 6,9 4,5
Tasa de informalidad de la familia 72,0 52,1 70,0 75,5 71,2 50,8 50,2 53,7
Tasa de subempleo de la familia 17,9 10,5 14,8 18,7 19,8 7,4 11,6 11,7
Costa 60,6 52,8 60,6 57,5 57,6 57,8 51,7 52,2
Sierra 37,8 45,3 37,7 40,6 40,1 40,7 46,5 45,5
Amazonia 1,5 1,7 1,5 1,7 2,1 1,4 1,7 2,1

Características del (la) jefe del hogar


Tasa de PFL 71,8 92,5 62,1 77,0 64,9 92,1 93,5 92,1
Empleado(a) 89,0 98,4 90,1 86,2 85,5 98,3 97,6 98,4
Subempleado(a) 10,9 1,6 9,8 13,7 14,4 1,7 2,3 1,5
Sector público 4,5 14,9 3,3 4,0 5,4 17,0 16,3 13,4
Sector privado 35,6 37,4 32,2 42,3 37,7 35,1 38,7 37,9
Empleador(a) 5,5 11,3 4,7 8,9 5,3 13,2 15,6 14,0
Trabajador independiente 42,2 30,1 52,4 41,4 43,4 32,4 27,6 30,8
Informal 70,8 46,6 73,9 67,5 72,7 45,5 41,8 49,1
Subempleado(a) 18,3 7,9 16,0 17,4 24,5 5,2 8,2 10,0
Trabajos múltiples 2,5 4,4 2,4 2,4 1,6 4,6 4,9 3,2
Horas semanales trabajadas 41,8 46,2 41,7 42,8 38,3 46,7 46,8 44,8

Sin estudio 7,8 3,4 7,7 7,1 8,1 3,4 3,3 3,3
Primaria 50,6 35,9 54,8 51,7 48,6 37,2 34,1 35,5
Secundaria 30,9 34,8 29,2 31,2 31,2 35,2 34,8 35,7
Terciaria 10,4 26,6 8,2 9,7 12,0 23,9 27,6 25,4
Años de estudio 7,4 9,7 7,0 7,4 7,3 9,6 10,0 9,5

Género (femenino = 1) 28,8 16,9 32,6 25,7 33,9 15,6 16,5 18,2

Indígena 5,5 5,3


Ascendencia africana 4,3 3,0
Inmigrante 46,6 49,7 54,9 52,8 40,6 51,9 52,7 45,7
Inmigrante reciente a la zona (< 3 años) 3,9 4,1 5,1 4,7 3,5 3,6 5,1 4,5

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la EEDS, 1997-2000 (INEC).
Las tasas de participación en la fuerza laboral, empleo y desempleo se calculan para los mayores de diez años de edad, según INEC.
A todas las personas asalariadas que trabajan con empresas con menos de diez empleados y todos los trabajadores independientes se consideran informales.
Con excepción de “indígena”, todas las diferencias en las medianas entre pobres y no pobres son significativas en el nivel de 5%.

Características de los pobres urbanos. El número de miembros de los hogares pobres es


significativamente mayor al de los hogares no pobres y, en promedio, quienes devengan el
ingreso en los primeros tienen que proveer por un número mayor de miembros del hogar que
sus iguales en los segundos. El número de personas dependientes, a quienes se define como
personas menores de diez años y mayores de 65 fuera de la fuerza laboral, es 50% más alto en

cap3.p65 56 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 57

los hogares pobres. Así mismo, estos hogares registran tasas inferiores de participación en la
fuerza laboral, en particular entre las mujeres. En comparación con 63% en los hogares no
pobres, menos de 50% de las personas económicamente activas en potencia lo son en realidad
en los hogares pobres (67 y 73% y 37 y 53% son las cifras equivalentes de hombres y mujeres
pobres y no pobres. De manera análoga, las tasas de empleo son inferiores y las tasas de
desempleo son superiores entre miembros económicamente activos de hogares pobres que
entre el resto de la población activa: respectivamente 80 y 20% en hogares pobres, en compa-
ración con 92 y 8% en hogares no pobres.
Además, en los hogares pobres son más altas las tasas de informalidad y de subempleo.
60% de quienes son pobres y tienen empleo, lo tienen en el sector informal, en tanto que, para
los no pobres, este número es apenas de 47. Igualmente, las tasas de subempleo, definidas
como la fracción de trabajadores a quienes les gustaría trabajar 40 horas o más a la semana
pero no pueden hacerlo, son respectivamente de 17 y 10% entre trabajadores pobres y no
pobres.
Es posible hacer las mismas observaciones respecto de los jefes de hogares pobres y no
pobres a quienes por lo general se les considera como los principales proveedores de ingreso
del hogar. Los jefes cabeza de hogares pobres tienen menos probabilidades de estar económi-
camente activos, o empleados y, condicionado a tener un empleo, tienen más probabilidades
de trabajar en el sector informal y a estar subempleados. Como reflexión de este último hecho,
trabajan en promedio menos horas que sus contrapartes en hogares no pobres y retienen me-
nos empleos.
Es más, las personas cabeza de hogares pobres tienen más probabilidades que las personas
cabeza de hogares no pobres de ser trabajadores independientes y menos probabilidades de
ser trabajadores o empleados públicos asalariados. En especial, 40% de los jefes de hogares
pobres son trabajadores independientes, en comparación con 30% de hogares no pobres. De
manera similar, sólo 4,5% de jefes de hogares pobres ocupan cargos asalariados en el sector
público y 5,5% son empleadores, en tanto que estas cifras equivalen a 15 y a 11% respectiva-
mente para sus contrapartes en hogares no pobres.
El ingreso laboral promedio difiere entre sectores de empleo y, en gran medida, estas
diferencias, combinadas con tasas inferiores de empleo entre miembros de hogares pobres,
sirven para explicar quién es pobre y quién no lo es. Por ejemplo, en 2002, un trabajador del
sector público ganaba 40% más que un trabajador asalariado del sector privado y 60% más
que un trabajador independiente, en tanto que el empleador promedio ganaba más del doble
del salario de un trabajador del sector público. De manera similar, el ingreso laboral promedio
de los trabajadores en el sector formal era el doble del ingreso del sector informal.
Como se planteó en el capítulo 2, los jefes cabeza de familia de hogares pobres tienden a
ser menos educados y un poco mayores que los de hogares no pobres. Es igualmente más
probable que sean mujeres11, indígenas12 o de ascendencia africana que los jefes cabeza de
hogares no pobres. Tal vez sea algo sorprendente que la fracción de hogares pobres con un
inmigrante o un inmigrante reciente como jefe cabeza del hogar13 sea algo menor que la frac-
ción correspondiente para hogares no pobres.

11 El hecho de que sea más probable que los hogares con una mujer como cabeza de familia sean pobres contradice las conclusiones del capítulo 2. Son
tres los posibles factores que podrían explicar esta diferencia: (i) el uso de conjuntos de datos diferentes; (ii) el uso de medidas diferentes de pobreza
(basado en el ingreso, en el presente capítulo, basado en el consumo, en el capítulo 2; (iii) las diferencias en el período cubierto (1997-2002 en el
presente capítulo y únicamente 1999 en el capítulo 2).
12 Solamente en 2001 y 2002 se recabó información sobre etnia. Los indicadores para indígenas y ecuatorianos de ascendencia africana se elaboraron
con base en la(s) lengua(s) habladas por la persona. Sin embargo, es posible que estos porcentajes no reflejen la verdadera proporción de los grupos
indígenas y de ascendencia africana de Ecuador.
13 Que inmigraron a la zona hace menos de tres años.

cap3.p65 57 12/05/05, 09:08 p.m.


58 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 3.3
Búsqueda de nuevas oportunidades económicas: población indígena y de ascendencia africana en zonas urbanas

Las zonas urbanas han recibido un flujo continuo, durante las dos últimas décadas, de inmigrantes rurales indígenas y de ascenden-
cia africana en búsqueda de las oportunidades económicas y la movilidad social que ofrecen las ciudades. El acceso limitado a la
tierra y los bajos niveles de ingreso parecen ser las razones que sustentan la decisión de emigrar, bien sea por temporadas o de
manera permanente (véase capítulo 4). Los mayores flujos de emigrantes se registran en las provincias donde hay mayor población
indígena y de ascendencia africana, mientras que las provincias de Guayas y Pichincha son los destinos más apetecidos, producien-
do elevadas concentraciones de poblaciones de indígenas y de ascendencia africana en Guayaquil y Quito.

He venido a la ciudad debido a la situación que hay en el campo... Los terratenientes y los intermediarios no nos dejan
prosperar en el campo. La mayoría de nosotros hemos emigrado porque el trabajo en el sector agrícola no tiene porvenir.
Citado en León et al. (2003)

Empleo. Una vez arriban a la ciudad, no parece que estos grupos se disgreguen hacia sectores o industrias particulares. De hecho,
la distribución de los trabajadores indígenas y de ascendencia africana entre las industrias de las zonas urbanas no es muy diferente
de la del resto de la población, como tampoco lo es su situación de empleo (cuadros R 3.3.1 y R 3.3.2). Sin embargo, los bajos niveles
de educación entre estos grupos limitan seriamente su capacidad de acceso a empleo calificado, de manera que la mayoría de los
hombres se emplean en ocupaciones no calificadas y la mayoría de las mujeres trabajan en el servicio doméstico.
Además, la incidencia de informalidad y de empleo temporal es mayor entre trabajadores indígenas que entre el resto de la población.
Lo anterior sucede sobre todo en el sector del comercio, donde casi un tercio de todos los trabajadores indígenas se encuentra
empleado –de manera anecdótica, a actividades como ventas callejeras o ventas en pequeños mercados en Quito y Guayaquil
comúnmente se las conoce como “trabajo de indios”. Sin embargo, los salarios más bajos y el empleo precario no parecen represen-
tar obstáculos lo suficientemente poderosos para disuadir la inmigración hacia zonas urbanas.

Cuadro R 3.3.1
La industria del empleo no varía mucho con la etnia...

Indígenas Ascendencia africana Otros

Agricultura y minería 7,9 10,6 7,5


Manufactura 16,3 13,9 16,2
Construcción 11,2 8,4 7,7
Comercio 28,5 22,2 29,4
Transporte 5,8 4,7 6,7
SF&I 4,1 3,7 5,2
Otros 26,0 36,4 27,2

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la EEDS 1997-2002.

Cuadro R 3.3.2
Situación de empleo e incidencia de la informalidad por causa de la etnia

Indígenas Ascendencia africana Otros

Asalariado – sector público 8,8 10,3 10,6


Asalariado – sector privado 38,7 42,0 40,2
Trabajador independiente 27,4 22,7 27,5
Empleador 5,3 3,2 5,8
Otros 19,7 21,7 15,7
Informal 62,1 57,3 56,0

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la EEDS 1997-2002.

Emigración y estrategias de manejo de situación: Con frecuencia, cuando llegan a la ciudad, los grupos indígenas y de ascenden-
cia africana se ven confrontados con la discriminación racial y social, situación que al comienzo les dificulta encontrar alojamiento y/
o trabajo y conservarlos. Por las anteriores razones, las redes sociales y familiares y los contactos son de extrema importancia
durante las etapas iniciales del proceso migratorio. Estas redes proporcionan a los inmigrantes recientes alimentos, vivienda y, si de
alguna manera es posible, empleo.

Dejé mi trabajo como empleada doméstica porque el salario era demasiado bajo y mi prima me dijo
que donde ella trabajaba había trabajo para mí.
Citado en León et al. (2003).

(Continúa en la página siguiente)

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 59

(Continuación recuadro 3.3)

Como las personas y las familias se quedan más tiempo en las zonas urbanas, hasta cierto punto se “asimilan” a la cultura dominan-
te y este hecho mitiga el efecto de la discriminación. De hecho, a los inmigrantes indígenas de segunda y tercera generaciones les
va significativamente mejor que a los indígenas de la primera generación.

Al comienzo, usaba los trajes tradicionales, pero la ciudad exige otra ropa... uno tiene que hablar de manera
que la gente entienda. La gente se burla si uno usa la chalina... y, a decir verdad, es demasiado calurosa para este tipo de ropa
que se usa aquí... uno cambia un poquito, luego otro poquito, hasta que al final ya nada es lo mismo”.
Citado en León et al. (2003).

Factores determinantes de la pobreza. Hasta ahora, el análisis se ha centrado en una caracte-


rística única del hogar o del jefe cabeza de hogar a la vez, poniendo el énfasis en el grado al
cual existen diferencias entre hogares pobres y no pobres y las personas. Una forma más
rigurosa para realizar un ejercicio similar, teniendo en cuenta todas estas características a la
vez, consiste en estudiar los factores determinantes de la probabilidad de que un determinado
hogar sea pobre utilizando el análisis de regresión. En el cuadro 3.6 aparecen los resultados de
diversos modelos de probabilidad calculados en este sentido. Como sólo existe información
sobre etnicidad para 2001 y 2001, presentamos los resultados generales en las columnas (1) y
(2) y resultados separados para estos dos años en las columnas (3) y (4).
En las regresiones se tienen en cuenta tanto las características del hogar como las del jefe
cabeza de hogar como dispositivos de predicción potenciales de la pobreza, y de nuevo el
enfoque se pone en los resultados relacionados con el mercado laboral. Ofrecemos dos mode-
los: el primero, en las columnas (1) y (2), sólo considera si el jefe del hogar tiene un empleo o
no lo tiene, mientras el segundo, en las columnas (3) y (4), explora el efecto de diferentes
características del empleo en la pobreza. Ambos modelos confirman en gran medida lo que
hemos señalado hasta ahora, a saber, que el empleo se correlaciona negativamente con la
pobreza y que, entre los empleados, los trabajadores de empresas familiares y del servicio
doméstico son quienes mayor probabilidad tienen de ser pobres. Céteris paribus, el empleo
del jefe del hogar disminuye en trece puntos porcentuales la probabilidad de que la familia sea
pobre. Sin embargo, este efecto varía según el tipo de trabajo que tenga el jefe del hogar –es
decir, comparado con los trabajadores de empresas familiares y del servicio doméstico, el
hecho de trabajar en el sector público disminuye en catorce puntos porcentuales la probabili-
dad de ser pobre, mientras ser trabajador independiente sólo disminuye en cinco puntos por-
centuales esa probabilidad.
Mayor informalidad y el subempleo tienen una correlación positiva con la pobreza en el
plano del hogar. Sin embargo, no sucede así con los jefes del hogar –una vez se tiene en
cuenta la tasa de informalidad del hogar, el empleo informal del jefe del hogar tiene de hecho
una correlación negativa con la pobreza. Lo anterior se debe al hecho de que, en tanto la
mayoría de trabajadores informales secundarios son trabajadores asalariados en el sector pri-
vado, la mayoría de jefes de hogar en el sector informal son trabajadores independientes, y
este grupo gana en promedio cerca de 50% más que los trabajadores informales asalariados.
Si bien el anterior resultado puede parecer en un comienzo algo contrario a la intuición, es un
reflejo del carácter tan variado de los empleos en el sector informal y, por tanto, del nivel de
ingreso laboral asociado.
Por último, el efecto de las características demográficas en la pobreza también es parecido
al descrito antes. Es más probable que sean pobres los hogares donde el jefe es una persona
menos educada, inmigrantes recientes en la zona o mujeres. El efecto de la etnia es menos
claro –los hogares con un jefe indígena o de ascendencia africana tienen mayor probabilidad

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60 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 3.4
Estrategias de manejo de situación de los pobres urbanos

Si bien tal vez resulte apropiado suponer que características demográficas, como la educación, no cambian mucho durante un
período de cinco años, no sucede así con los resultados del mercado labor y con el apego al mercado laboral de miembros diferentes
del hogar. Ecuador sufrió tanto una crisis aguda como un crecimiento fuerte durante 1997-2002, junto con otras transformaciones
estructurales importantes. Como consecuencia, durante el período también cambió el número de empleos y su carácter, obligando a
los hogares a enfrentar las conmociones relacionadas con esos cambios.
Tanto los hogares pobres como los no pobres sufrieron las consecuencias de la crisis de 1998/99 –aumentaron el subempleo y el
desempleo, trayendo consigo la disminución de los salarios y obligando a los hogares a reaccionar de diversas maneras con el fin de
contrarrestar esta disminución. Dado que el trabajo representa el activo principal de la mayoría de los hogares urbanos, no resulta
sorprende que, frente a una crisis, los hogares apelen a cambios en la participación de la fuerza laboral como mecanismos de
manejo para minimizar la pérdida de ingreso. En efecto, la participación de la fuerza laboral y, sobre todo, la participación de la fuerza
laboral femenina, aumentó entre 1997 y 1999, para luego disminuir entre 1999 y 2002. Resulta interesante que estos cambios sean
más importantes entre los hogares pobres que entre los no pobres, y dentro de cada tipo de hogar son mayores entre mujeres que
entre hombres, y entre las personas menores de 25 años y mayores de 45 años, que entre los de edades entre 25 y 45 años (cuadro
R 3.4.1). Es decir, los cambios son mayores entre personas cuyo grado de apego al mercado laboral es más débil.

Cuadro R 3.4.1
Mayor participación de la fuerza laboral se emplea como estrategia de manejo de situación

Relaciones de la tasa de participación de la fuerza laboral por género y edad

Hombre Mujer

Pobre No pobre Pobre No pobre

1999/1997 1,28 1,04 1,34 1,16


2002/1999 0,82 0,95 0,86 0,94

Grupo de edad Pobre No pobre Pobre No pobre

1999/1997 < 25 1,59 1,10 1,40 1,23


2002/1999 0,72 0,90 0,69 0,86
1999/1997 25-45 1,01 1,00 1,21 1,11
2002/1999 0,96 0,99 1,01 0,96
1999/1997 >45 1,50 1,01 1,49 1,16
2002/1999 0,74 0,98 0,84 1,02

Fuente: Cálculos de los autores con base en la EEDS, 1997-2002 (INEC).

Dado que el carácter de empleos disponibles varía con los ciclos comerciales, y generalmente se deteriora durante épocas de crisis,
es probable que quienes ingresaron por primera vez al mercado laboral en 1998/99 hayan encontrado empleos “peores” que los
empleos promedio existentes, socavando por ende el incremento registrado en la tasa de informalidad entre 1997 y 1999 entre los
hogares pobres, cuyas tasas de participación de la fuerza laboral fueron las que más aumentaron, y su subsiguiente decrecimiento
hasta alcanzar en 2002 los niveles de 1997.
Más aún, considerando el pésimo desempeño de los mercados laborales urbanos durante la crisis en términos de creación de
empleo, era bastante escasa la probabilidad de que quienes ingresaban por primera vez al mercado laboral en efecto encontraran un
empleo, así fuera de mala calidad y mal pagado. Las principales razones que sustentaron el incremento significativo de la emigración
que ha ocurrido durante y después de 1998/99 fueron el ingreso laboral en descenso y las escasas oportunidades de empleo en el
país, ya que tratar de encontrar un empleo en el exterior se convirtió en una estrategia de manejo de situación tanto para los hogares
pobres como para los no pobres (véase recuadro 3.5).
Lamentablemente, las encuestas de empleo disponible no recaban datos sobre emigración, y la información sobre si los hogares
reciben remesas (internas e internacionales) sólo existe para 2001 y 2001. Según esta información limitada, en 2001, 14% de
hogares pobres recibieron remesas, en comparación con 7% de hogares no pobres y, en 2002, estas cifras ascendieron a 26 y 8%,
respectivamente. Dado que las remesas ya representaban en 1998 cerca de 10% del ingreso total de los hogares pobres, queda
claro que estos recursos han cumplido una función cada vez más importante para impedir aumentos posteriores de la pobreza.

cap3.p65 60 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 61

de ser pobres, aunque el efecto no es significativo en el caso de los primeros. Tal vez, no deje
de ser sorprendente que, en términos de la probabilidad de ser pobres, después de tener en
cuenta las características demográficas y de empleo, no existan diferencias de una región a
otra, no obstante el hecho de que el ingreso laboral real parezca ser un poco más alto en la
Sierra (cuadro 3.6).
Cuando combinamos las lecciones de la presente sección y de la anterior, encontramos
razones de optimismo y desesperanza. Los pobres tienden a emplearse en el sector informal y,
en consecuencia, tienen mayores probabilidades de que sus contrapartes no pobres tengan
niveles menores de ingreso laboral, empleos más precarios y menor grado de apego al merca-
do labor. Por otra parte, el carácter más dinámico y flexible del sector informal llevó a que,
durante 1997-2002, este sector fuera el único generador de empleo en la economía, así como
a una recuperación más rápida del ingreso laboral real entre los trabajadores informales des-
pués de la crisis. Dos hechos que pudieron haber ayudado potencialmente tanto a impedir que
las tasas de pobreza aumentaran a niveles todavía más altos durante la crisis, y a reducir con
mayor rapidez las tasas de pobreza después de la crisis.
Sin embargo, el margen de aumentos sostenidos del ingreso laboral en el sector informal,
de los cuales dependerían disminuciones adicionales de la pobreza impulsadas por el creci-
miento del sector informal, es limitado ya que el sector se ha caracterizado tradicionalmente
por bajos niveles de productividad laboral e inversiones de capital. Como consecuencia, debe-
mos centrar nuestra atención en aumentos de productividad, generación de empleo (formal e
informal) y en la capacidad de los pobres para beneficiarse de ambos como los principales
factores determinantes de futuras reducciones de la pobreza.
En las dos últimas secciones del presente capítulo nos ocuparemos de estos temas. En la
sección siguiente, consideramos el hecho de que, por lo general, los pobres son menos educa-
dos que los no pobres, y examinamos si los cambios en la demanda de trabajadores calificados
pueden tener un efecto en su capacidad para conseguir empleos mejores. En la última sección,
a partir de datos de empresa, analizamos las restricciones a la generación de empleo en el
sector manufacturero, y estudiamos el grado al cual la generación de empleo se correlaciona
con la productividad laboral. Al hacerlo, prestamos atención especial a las diferencias entre
negocios pequeños (informales tal vez) y negocios grandes.

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62 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 3.6
MERCADO LABORAL Y FACTORES DEMOGRÁFICOS DETERMINANTES DE LA POBREZA
EN LAS ZONAS URBANAS

Variable dependiente
Hogar pobre (=1)

(3) (4)
(1) (2) Probit Probit
Probit Probit 2001/02 2001/02

Tamaño del hogar 0,012 0,018 0,005 0,005


(0,001) (0,001) (0,002) (0,002)
Relación de dependencia 0,374 0,374 0,291 0,293
(0,010) (0,010) (0,017) (0,017)
Tasa de empleo -0,659 -0,664 -0,590 -0,603
(0,010) (0,010) (0,017) (0,017)
Tasa de subempleo 0,162 0,137 0,156 0,129
(0,007) (0,011) (0,012) (0,018)
Tasa de informalidad 0,189 0,201 0,127 0,148
(0,005) (0,008) (0,010) (0,014)
Empleado -0,130 -0,123
(0,008) (0,014)
Público -0,144 -0,105
(0,006) (0,011)
Privado -0,088 -0,099
(0,006) (0,009)
Trabajador independiente -0,063 -0,057
(0,006) (0,010)
Empleador -0,106 -0,082
(0,007) (0,013)
Informal -0,051 -0,050
(0,007) (0,012)
Subempleado 0,027 0,022
(0,010)
(0,018)
Primaria -0,053 -0,048 -0,067 -0,060
(0,009) (0,008) (0,016) (0,016)
Secundaria -0,117 -0,107 -0,119 -0,106
(0,008) (0,008) (0,015) (0,016)
Terciaria -0,162 -0,151 -0,138 -0,128
(0,007) (0,007) (0,014) (0,014)
Mujer 0,061 0,056 0,054 0,051
(0,005) (0,005) (0,009) (0,009)
Inmigrante -0,043 -0,043 -0,072 -0,074
(0,004) (0,004) (0,007) (0,007)
Inmigrante reciente 0,036 0,034 0,016 0,014
(0,012) (0,011) (0,020) (0,020)
Indígena 0,026 0,029
(0,016) (0,016)
Ascendencia africana 0,054 0,052
(0,022) (0,021)
Variable ficticia año Sí Sí Sí Sí
Variable ficticia región Sí Sí Sí Sí

Número de observaciones 49.524 49.524 14.562 14.562

Fuente: Cálculos de los autores con base en la EEDS, 1997-2002 (INEC). **(*) Significativamente diferente de cero al nivel de 5 (10)%. El hogar de referencia
tiene las características siguientes: hogar localizado en la región de Oriente, con un jefe de hogar hombre sin estudios, menor de 25 años, no inmigrante y
sin empleo. Nota: Los coeficientes expresados representan el efecto marginal de cada variable en la probabilidad de ser pobre.
* Probit: Unidad de medida de probabilidad estadística basada en las desviaciones de la media de una distribución normal.

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 63

Recuadro 3.5
Emigración internacional

Durante la crisis de 1999, los flujos migratorios hacia el exterior aumentaron de manera significativa, conforme muchas personas
buscaban en el extranjero mejores oportunidades, y esos flujos han seguido siendo altos desde entonces (gráfico R 3.5.1). Según
datos recabados en la Aduana, aproximadamente 200.000 personas abandonaron el país entre 1999 y 2001, en comparación con la
mitad de esa cifra entre 1992 y 1998, y, aunque algunos regresaron al país, la diferencia entre salidas e ingresos registrados
aumentó de manera significativa durante 1999-2001. La emigración al extranjero fue más predominante en algunas zonas y entre
ciertos grupos de población, y sus principales destinos fueron España, Italia y Estados Unidos. Casi la mitad de quienes abandona-
ron el país a partir de 1990 eran residentes de la provincia de Azuay, en comparación con 6% de Cañar y Pichincha, los otros dos
orígenes principales. Así mismo, la mayoría de emigrantes eran adultos jóvenes, mujeres y hombres por igual, con niveles medianos
de educación y competencias.

Gráfico R 3.5.1
Después de 1999, aumentaron los flujos migratorios al exterior y las remesas del extranjero

Con los flujos de emigrantes aumentó el monto de dinero enviado a Ecuador en forma de remesas. Hoy día, después de las exporta-
ciones de petróleo, las remesas del extranjero constituyen el segundo rubro de rentas más importante de la balanza de pagos. Estos
recursos se invierten principalmente en vivienda y en la compra de bienes duraderos, como automóviles y electrodomésticos (Banco
Central del Ecuador, 2002d).
No es sorprendente que la distribución de estos recursos de una provincia tenga gran semejanza con la de emigrantes, de manera
que su impacto no ha sido uniforme en todo el territorio nacional. Aunque esta cuestión todavía no se ha analizado con detenimiento
(debido a la carencia de datos apropiados en el nivel micro), la sola magnitud de estas transferencias indica que ellas deben tener un
efecto positivo en el nivel de ingreso de los hogares y zonas receptoras y, por ende, en la pobreza. Por ejemplo, el mayor flujo de esas
remesas ha sido hacia las zonas rurales, lo cual tal vez explique por qué durante la crisis de 1999 las tasas de pobreza no aumenta-
ron tanto como las tasas de pobreza urbanas. En segundo lugar, sin duda alguna, la salida de muchos participantes potenciales
disminuyó la presión sobre los mercados laborales locales en una época en que la generación de empleo era baja y el desempleo era
alto. En efecto, en comparación con el resto del país, los niveles de consumo y de precios son altos y los niveles de desempleo son
bajos en aquellas zonas que registraron los mayores flujos de emigrantes.
Por último, considerando que la emigración al extranjero estuvo concentrada en adultos jóvenes, que probablemente dejaron atrás a
niños pequeños y adolescentes, es posible que este fenómeno tenga efectos sociales duraderos en el futuro que resulta difícil medir
hoy día. Por ejemplo, ha aumentado en el tiempo el número de hogares donde la generación inmediata (los padres) está ausente, de
manera que los abuelos están encargados de la crianza de un número cada vez mayor de niños y adolescentes. Continúa siendo una
pregunta sin respuesta si lo anterior tendrá algún efecto en la escolaridad y en otros resultados. Además, existe evidencia anecdótica
de un aumento del número de embarazos de adolescentes y del incremento de la violencia pandillera.

cap3.p65 63 12/05/05, 09:08 p.m.


64 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

EL INGRESO LABORAL Y LA DEMANDA DE MANO DE OBRA CALIFICADA14


Por lo general, a los trabajadores más educados se les considera más productivos que sus
contrapartes no educadas y, por ende, reciben mayores salarios en promedio. Sin embargo, las
diferencias salariales entre trabajadores con diferentes niveles de educación varían en el tiem-
po y de un sector a otro, y estos cambios tienen el potencial para afectar tanto el nivel como la
composición de la pobreza. En la presente sección examinamos los cambios en la demanda y
en la oferta de personas con niveles diferentes de educación en las zonas urbanas y su efecto
en los salarios relativos por sector y por grupo de educación, y luego intentamos relacionar la
evolución de los primeros con cambios en la pobreza.
Durante la crisis de 1998/99, las personas muy educadas registraron una disminución rela-
tivamente menor de su ingreso laboral real que la de otros y, para 2002, sus salarios casi
habían recuperado los niveles de 1997 (cuadro 3.7, panel A). Si bien la literatura suele hacer
hincapié en esta ventaja relativa de trabajadores más educados durante coyunturas económi-
cas, está en desacuerdo con evidencia existente durante los años noventa para otros países de
la región de América Latina (Banco Mundial, 2003c).
Tanto el ingreso laboral real para todos los grupos de educación como la rentabilidad de la
educación, medidos por los coeficientes de variables ficticias de educación en una regresión
de ingresos, son menores en el sector informal que en el formal15. En comparación, una vez se
tienen en cuenta las diferencias en la incidencia de la informalidad, en los sectores de bienes
comercializables y no comercializables es imposible encontrar patrones equivalentes (cuadro
3.7, panel B)16. Teniendo en cuenta lo anterior y el hecho de que las tasas de pobreza para los
empleados son mucho más elevadas entre trabajadores informales que entre trabajadores for-
males, independientemente de si trabajan en el sector comercializable o en el sector no
comercializable, en lo que queda de la presente sección centraremos nuestra atención exclusi-
vamente en las diferencias entre el sector formal y el informal (cuadro 3.8).
Teniendo en cuenta que las personas con niveles diferentes de educación no se encuentran
distribuidas de igual forma de un sector a otro (cuadro 3.9, panel B), esta variación podría
deberse a diversos factores transversales al sector que van desde diferencias en ordenamientos
institucionales hasta diferencias en la productividad (relativa) de personas más o menos edu-
cadas, y hasta diferencias en la disponibilidad de diferentes tipos de trabajadores. En otras
palabras, diferencias temporales y sectoriales en la rentabilidad de la educación con el resulta-
do de la interacción entre factores de demanda y oferta –es decir, trabajadores más educados
pueden llegar a ser más productivos en el tiempo debido al cambio tecnológico y, a su vez,
este hecho puede aumentar la demanda de las empresas de este tipo de trabajadores; la inver-
sión pública en la educación puede traducirse en incrementos significativos del número de
trabajadores con educación secundaria, digamos, haciéndolos relativamente más abundantes.

14 Si bien a las personas se las divide en cuatro categorías de educación (sin estudio, primaria, secundaria y terciaria), en la presente sección el análisis
no incluye resultados para quienes no tienen estudios, ya que su número es muy pequeño –cerca de 3% de todas las personas mayores de diez años
de edad (5% entre los pobres).
15 Sobre todo, el ingreso laboral real para trabajadores con educación secundaria (terciaria) en el sector informal es 5 (30)% menos que el ingreso de
sus contrapartes en el sector formal.
16 Después de tener en cuenta la incidencia de la informalidad, los coeficientes de las interacciones entre variables ficticias de educación secundaria y
terciaria y un indicador del sector comercializable en una regresión de ingresos son insignificantes.

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 65

Cuadro 3.7
TRABAJADORES MÁS EDUCADOS TIENEN MAYOR INGRESO LABORAL DE UN SECTOR A OTRO

A. En el tiempo
Primaria Secundaria Terciaria

1997 0,77 0,94 1,73


1998 0,45 0,69 1,23
1999 0,29 0,42 0,97
2000 0,35 0,47 1,05
2001 0,48 0,59 1,24
2002 0,49 0,68 1,34

1999/1997 0,38 0,44 0,56


2002/1999 1,69 1,62 1,38
2002/1997 0,64 0,72 0,77

B. De un sector a otro
Comercializable No comercializable

Formal Informal Formal Informal

Primaria 0,51 0,45 0,62 0,42


Secundaria 0,65 0,51 0,80 0,54
Terciaria 1,51 0,87 1,32 0,95

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la EEDS, 1997-2002.


Nota: Ingreso laboral real por hora expresados en dólares de 2000.

Cuadro 3.8
LAS TASAS DE POBREZA SON MÁS ALTAS EN EL SECTOR INFORMAL Y EN EL SECTOR
DE BIENES COMERCIALIZABLES

Formal Informal

Comercializables 14,5 27,5


No comercializables 9,98 24,0

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la EEDS, 1997-2002.


Nota: Ingreso laboral real por horas expresado en dólares de 2000.

En 2002, el grupo de personas empleadas parecía ser un poco más educado que en 1997
(cuadro 3.9, panel A), reflejando tanto aumentos generales en el nivel de educación de la
población como cambios en la probabilidad de ser empleado condicionado a la educación. De
hecho, era mucho mayor la probabilidad de que, en 2002, las personas con educación secun-
daria y terciaria participaran en la fuerza laboral que en 1997 y, condicionadas a la participa-
ción, a estar empleadas en comparación con las personas con educación primaria17.

17 Los coeficientes de las interacciones entre variables ficticias de educación secundaria y terciaria, y una variable ficticia de año para 2002, son
positivos y significativos cuando se calculan modelos de probabilidad para la posibilidad de participación y empleo de la fuerza laboral en 1997 y
2002, condicionados a la participación.

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66 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 3.9
LA DISTRIBUCIÓN DE LA EDUCACIÓN VARÍA EN EL TIEMPO Y DE UN SECTOR A OTRO

A. En el tiempo (porcentaje de todos los empleados cada año)


Primaria Secundaria Terciaria

1997 33,7 40,0 23,3


1998 35,3 39,0 22,7
1999 35,0 39,0 22,5
2000 34,5 38,8 22,6
2001 32,1 40,8 24,3
2002 32,9 38,5 25,4

B. De un sector a otro (porcentaje de todos los empleados en cada sector)


Comercializables No comercializables
Formal Informal Formal Informal

Primaria 32,4 44,7 14,8 44,2


Secundaria 41,9 42,1 34,7 40,9
Terciaria 23,4 8,4 49,6 9,9

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la EEDS, 1997-2002.


Nota: Ingreso laboral real por horas expresado en dólares de 2000.

Si bien no existe información equivalente y disponible sobre la evolución de la demanda


de personas más o menos educadas, de acuerdo con la metodología propuesta por Katz y
Murphy (1992), podemos inferirlo a partir de los datos sobre ingreso laboral y número de
trabajadores en cada grupo de educación. Para los lectores interesados, en el recuadro 3.6 se
hace una descripción breve de esta metodología. Por lo demás, es suficiente saber que el
ejercicio consiste aproximadamente en restar cambios en la oferta relativa de diferentes tipos
de trabajadores de cambios en su ingreso laboral relativo, haciendo algunas suposiciones acerca
del grado de capacidad de sustitución de uno a otro de estos grupos. El residuo de esta opera-
ción se considera entonces igual a cambios en la demanda relativa.
Durante 1997-2002, aumentó la demanda relativa de trabajadores con educación terciaria,
con excepción de una sola disminución en 2000. La demanda relativa de trabajadores con
educación secundaria siguió un patrón similar, si bien en este caso en torno a una tendencia
negativa (gráfico 3.3)18. El período que comprenden los datos es demasiado corto para hacer
inferencias significativas sobre procesos a largo plazo. Sin embargo, es importante anotar que
los patrones observados concuerdan con los encontrados en los años ochenta y noventa en
otros países de América Latina y en Estados Unidos (Sánchez y Schady, 2003; Katz y Murphy,
1992), sobre todo en lo que respecta a trabajadores con educación terciaria. Estos países regis-
traron incrementos agudos de la demanda relativa de trabajadores terciarios, que estuvieron
correlacionados significativamente con la apertura comercial y, en el caso de América Latina,
con acceso a tecnologías extranjeras. Aunque la evidencia es más variada (por ejemplo, aumen-
tos importantes en México, pero escasa evidencia de cambios positivos en Brasil), algunos de
estos países también registraron aumentos de la demanda relativa de trabajadores secundarios.
Igualmente importante es el hecho de que, en general, los cambios observados en el caso de
Ecuador son bastante pequeños en comparación con los registrados en otros países19.

18 Los cálculos se basan en una elasticidad de sustitución de 2 –un valor con el rango que registra la literatura empírica. La volatilidad de la serie de
demanda se debe al tamaño pequeño de la muestra.
19 Posiblemente, los cambios más grandes se presentaron durante 1990-1997, en el momento de la apertura comercial.

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POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 67

Recuadro 3.6
Cambios en la demanda relativa: Qué se debe suponer y por qué

Los cambios en los salarios relativos de trabajadores con niveles diferentes de educación son una función de cambios en la deman-
da relativa y en la oferta relativa de estos trabajadores, así como de la elasticidad de sustitución entre trabajadores con niveles de
educación diferentes. Esta elasticidad es una medida de la facilidad con la cual es factible reemplazar en la producción a un tipo de
trabajador por otro. Por ejemplo, si es alta la elasticidad de sustitución entre ingenieros y técnicos, un pequeño incremento en el
salario relativo de los ingenieros llevaría a una alta sustitución de ingenieros de ingenieros por técnicos, en tanto que si la elasticidad
es baja, los cambios en los salarios de los ingenieros llevarían a sustituciones pequeñas entre ambos tipos de trabajadores. Expre-
sado en términos más formales, si σ es igual a x1% de incremento en el salario relativo de los ingenieros se asocia con un decreci-
miento de x% en la cantidad requerida de ingenieros en relación con técnicos. Las anteriores ideas se pueden modelar simplemente
como se expresa a continuación. De acuerdo con la suposición de una elasticidad de sustitución común (ESC), los salarios relativos
tienen que cumplir la condición:

(1) Log[w1(t)/w2(t)] = (1/σ)[D(t) – log [x1(t)/x2(t)]

donde w1(t)/w2(t) es la relación de salarios relativos, x1(t)/x2(t) es la relación de ofertas relativas, σ es la elasticidad de sustitución entre
trabajadores en los dos niveles de educación, y D(t) es la serie temporal de cambios en la demanda relativa (Katz y Murphy, 1992).
Teniendo en cuenta que tanto D(T) como σ son parámetros desconocidos, se hacen necesarias otras suposiciones acerca del
comportamiento de D(t) o del valor de σ, con el fin de construir una serie temporal de cambios en la demanda relativa utilizando a (1).
En la literatura se han propuesto dos enfoques diferentes para este fin. Primero, se puede calcular un valor de explotación de σ si se
supone que los cambios en la demanda relativa siguen una tendencia lineal ejecutando una regresión de los salarios relativos (log)
en las ofertas relativas (log) y en dicha tendencia, como sigue:

(2) Log[w1(t)/w2(t)] = α + (1/σ) time trend– (1/σ) log[x1(t)/x2(t)]

Entonces es posible recuperar el valor de σ del coeficiente de oferta relativa y conectarlo en (1) después de reordenar los términos
para obtener:

(3) D(t)= σ log[w1(t)/w2(t)] + log[x1(t)/x2(t)]

donde ahora están “dados” todos los parámetros al lado derecho. Lamentablemente, debido a que están aumentando (o disminuyen-
do) casi monotónicamente todas las series para los países de la muestra, los cálculos de σ condicionales a una tendencia temporal
son muy imprecisos (con estadísticas t de uno o menos) y a veces desorbitadamente improbables, invalidando este primer enfoque.
El segundo enfoque depende de suposiciones acerca de σ antes que de suposiciones acerca del comportamiento de D(t), por tanto,
evita el cálculo. D(t) se calcula a continuación directamente de (3) según valores de σ más creíbles. En el presente capítulo, se
supone que σ es igual a 2, el cual es el rango de estimaciones internacionales resumidas en Katz y Autor (1999).
Otra preocupación más respecto de estimaciones simples de σ y D(t) obtenidas de las ecuaciones (2) y (3) es la composición
cambiante de la fuerza laboral. Los cinco países de la muestra han logrado avances relativos en sus transiciones demográficas. La
fracción de trabajadores de más edad es, en consecuencia, mayor en los últimos años que en los primeros. Por lo general, los
trabajadores de más edad ganan más que los trabajadores más jóvenes, y un modelo de ciclo de vida de determinación del ingreso
indica que la brecha salarial entre trabajadores más o menos educados también debería aumentar con la edad (Mincer, 1974;
Heckman, Lochner y Todd, 2001). El incremento observado en el salario relativo de los trabajadores capacitados podría, por consi-
guiente, ser producto no de la cambiante oferta o de la demanda de trabajadores educados sino, más bien, del cambiante perfil de
edad. Muchos países de América Latina están registrando igualmente cambios importantes en la participación de la mujer en la
fuerza laboral. Si la diferencia de salarios para las mujeres es mayor (o menor) debido a la educación que para los hombres, este
hecho igualmente podría distorsionar las estimaciones no corregidas de D(t). Una vez más y de acuerdo con Katz y Murphy, los
cambios compositivos de la fuerza laboral se tienen en cuenta manteniendo constantes en el tiempo las distribuciones de género y
edad en cada país. En particular, para cualquier grupo de educación, la participación promedio del empleo total se calculó para
catorce células de género-edad durante la totalidad del período y estas ponderaciones se utilizaron luego para construir salarios
promedio para un grupo de educación en cualquier año dado.

Fuente: Katz y Murphy (1992).

cap3.p65 67 12/05/05, 09:08 p.m.


68 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 3.3
INCREMENTOS EN LA DEMANDA RELATIVA DE TRABAJADORES CON EDUCACIÓN TERCIARIA
EN EL SECTOR FORMAL Y TRABAJADORES CON EDUCACIÓN SECUNDARIA EN EL SECTOR
INFORMAL

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la EEDS, 1997-2002 (INEC).


Las curvas de la demanda relativa se han calculado suponiendo que la elasticidad de sustitución entre los grupos de educación es
igual a 2.

cap3.p65 68 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 69

Sin embargo, los cambios promedio pueden ocultar diferencias importantes entre sectores,
sobre todo considerando que en los niveles y en la rentabilidad de la educación existe una
variación sectorial significativa. Si a continuación repetimos el ejercicio para el sector formal
y el informal, encontramos que el sector formal se parece mucho a la economía urbana en
general, en tanto que los patrones opuestos parecen sostenerse en el sector informal –a saber,
entre 1997 y 2002, disminuyó la demanda relativa de trabajadores terciarios en este sector y
aumentó la demanda relativa de trabajadores secundarios.
Existe una multiplicidad de factores que podrían explicar a qué se debe que la demanda de
aptitudes sea menor en el sector informal. Primero, por lo general, en el sector informal las
relaciones fuerza laboral-capital son más bajas, y así también lo es el uso de tecnología. En
segundo lugar, y en relación con el punto anterior, la productividad laboral y el crecimiento de
la productividad laboral tienden a ser más bajos en el sector informal que en el formal.
Los cambios en la demanda relativa de personas con niveles de educación diferentes, junto
con cambios en el número relativo de estas personas, determinaron en gran medida la evolu-
ción de los ingresos por grupo de educación de un sector a otro. En especial, teniendo en
cuenta que el mejoramiento de la educación fue lineal, la evolución de los salarios (relativos)
tuvo estrecha relación con la evolución de la demanda relativa en cada sector. Por ende, en
tanto que en el sector formal a las personas con educación terciaria les fue muchísimo mejor
que a otros, en términos de la recuperación del ingreso laboral real, en el sector informal a las
personas con educación secundaria fue a quienes les fue relativamente mejor (cuadro 3.10).

Cuadro 3.10
EL INGRESO LABORAL REAL SE INCREMENTÓ MÁS ENTRE TRABAJADORES TERCIARIOS EN EL SECTOR
FORMAL Y ENTRE TRABAJADORES SECUNDARIOS EN EL SECTOR INFORMAL

Formal Informal

Primaria Secundaria Terciaria Primaria Secundaria Terciaria

1997 0,91 1,07 1,80 0,71 0,81 1,41


1998 0,56 0,85 1,31 0,42 0,56 0,86
1999 0,38 0,51 1,05 0,25 0,34 0,66
2000 0,48 0,57 1,09 0,31 0,40 0,86
2001 0,50 0,69 1,35 0,47 0,52 0,89
2002 0,61 0,80 1,75 0,44 0,59 0,96
1999/1997 0,42 0,47 0,58 0,35 0,42 0,47
2002/1999 1,60 1,57 1,66 1,76 1,73 1,45
2002/1997 0,67 0,75 0,97 0,63 0,73 0,68

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la EEDS, 1997-2002.


Nota: Ingreso laboral real por horas expresado en dólares de 2000.

Surge, entonces, el interrogante respecto a los efectos que estos cambios, si es que los
tuvieron, pudieron haber tenido en la pobreza. Como lo expresamos anteriormente, aún te-
niendo en cuenta el empleo, los pobres son menos educados que los no pobres. Por consiguien-
te, incrementos generales en la demanda de trabajadores muy calificados sólo dificultarían más
a los menos educados el acceso a los empleos sin conseguir más educación o aceptar salarios
relativamente inferiores lo que, en principio, tendría un efecto negativo en la pobreza. Los ante-
riores cambios no se limitan al sector formal, donde los incrementos de la demanda relativa de
trabajadores más educados pueden hacer más difícil a los pobres no educados el acceso a
empleos en el sector formal en el futuro, pero también afectan el sector informal, donde están
empleados la mayoría de los pobres menos educados.

cap3.p65 69 12/05/05, 09:08 p.m.


70 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Entonces, ¿en qué se basan estos cambios en la demanda de aptitudes? En las páginas
anteriores planteamos que al parecer este tipo de cambios se correlacionan con los de otros
países con mayor acceso a tecnologías foráneas más avanzadas, que exigen una fuerza laboral
más calificada para manejarlas y hacen más productivos a los trabajadores más educados. En
la sección siguiente analizaremos las restricciones a la generación de empleo, así como los
factores determinantes de la generación real de empleo y la productividad real de la fuerza
laboral, y demostraremos que, en Ecuador, los niveles de educación de los trabajadores cum-
plen una función importante.

RESTRICCIONES A LA GENERACIÓN DE EMPLEO: UN ANÁLISIS DEL SECTOR


MANUFACTURERO EN LAS ZONAS URBANAS

¿Por qué la generación de empleo ha sido tan baja en los últimos años? ¿Cuáles son las restric-
ciones que confrontan las empresas cuando piensan en crecer y en contratar nuevos trabajado-
res? ¿Existen diferencias entre empresas pequeñas y grandes? En la presente sección trataremos
de dilucidar estos interrogantes a partir de información sobre empleo en el sector manufactu-
rero. Si bien este sector sólo representa 20% del empleo urbano total, consideramos que se
podrían obtener percepciones importantes respecto del funcionamiento global de la economía
urbana. Las empresas que trabajan en los sectores aledaños de la manufactura y la prestación
de servicios funcionan en entornos económicos muy similares, están sujetas a las mismas
conmociones macroeconómicas y confrontan el mismo conjunto de reglas y normatividad
laboral y comercial. Por consiguiente, en la medida en que la decisión de crecer o ser formal o
informal dependa del entorno económico, antes que en el sector donde funciona la empresa,
las informaciones sobre el comportamiento de las empresas manufactureras serán fuente de
información sobre el comportamiento potencial de las empresas del sector de servicios.
El análisis se basa en datos de empresas recabados en Ecuador para el Proyecto de Encues-
ta sobre Clima de Inversión (Grupo de Investigaciones para el Desarrollo, Banco Mundial,
2003). La muestra contiene información sobre 450 empresas manufactureras establecidas en
zonas urbanas de las provincias de Azuay, Guayas, Manabí, Pichincha y Tungurahua. Las
empresas se dividieron para los fines del presente análisis en tres grupos, según su tamaño:
pequeñas, con menos de diez empleados y (por lo general) no sujetas a inspecciones laborales;
medianas, con menos de cien empleados; y grandes, con más de cien empleados. Es más proba-
ble que las empresas grandes, más que las medianas o las pequeñas, tengan más de una instala-
ción, cuenten con participación pública o extranjera y participen en actividades de exportación
(cuadro 3.11).

Rotación del empleo y generación de empleo: Qué hacen las empresas


versus qué quieren las empresas

A todas las empresas se les preguntó sobre el número de trabajadores contratados y despedi-
dos durante el año inmediatamente anterior a la encuesta, así como sobre el número de traba-
jadores que habían renunciado de manera voluntaria a sus empleos durante el mismo período.
También se les preguntó si, en el caso de no tener restricciones, aumentarían, disminuirían o
mantendrían el número real de trabajadores permanentes empleados en la empresa y cuántos
serían, si optaran por aumentar o disminuir su número. Con base en esta información elabora-
mos estimaciones de generación y destrucción bruta de empleo, rotación de empleo y genera-
ción neta de empleo y luego las comparamos con las preferencias no restringidas de las empresas.

cap3.p65 70 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 71

Cuadro 3.11
LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS EMPRESAS DIFIEREN SEGÚN EL TAMAÑO DE LA EMPRESA

Pequeñas Medianas Grandes


Todas (menos de 10) (hasta 100) (más de 100)

Número de empresas 450 74 288 84


Tamaño promedio 83,8 7,51 37,4 310,1
Número de instalaciones 1,3 1,0 1,2 1,6
Participación pública 1,0 0,0 0,0 4,7
Participación foránea 12,3 4,0 10,0 27,3
Exportaciones 29,7 8,1 23,6 67,8
Participación de producción en exportación 10,1 0,8 8,4 22,6
Ingreso total 2000 (en US $) 7.271,2 482,2 3.246,1 26.601,9

Productos del petróleo 11,3 1,3 13,8 10,7


Alimentos y bebidas 25,1 28,4 21,8 30,9
Prendas de vestir y textiles 21,1 20,2 21,2 22,6
Madera 7,3 8,1 7,3 7,1
Químicos 17,6 25,7 17,0 13,1
Productos metálicos 17,6 16,2 18,7 15,5

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).

Tanto la tasa de generación de empleo como la de destrucción de empleo fueron superiores


a 25%, empujando hasta 50% la tasa de rotación de empleo –es decir, más de la mitad de los
trabajadores empleados en algún momento durante el año de encuesta entraron o salieron de la
empresa durante el período (cuadro 3.12). Sin embargo, debido a que el número de ingresos
nuevos estuvo muy cerca del número de salidas, la alta rotación de trabajadores no estuvo
acompañada por la generación de nuevos empleos. Para la muestra, esta cifra es cercana a
cero, reflejando el mal desempeño en este aspecto de las empresas pequeñas y, en particular,
de las medianas, con tasas netas de generación de empleo de 0,8 y –1,3%, respectivamente.

Cuadro 3.12
LA ROTACIÓN DE TRABAJADORES ES ALTA, PERO LA GENERACIÓN NETA DE EMPLEO ES BAJA

Porcentaje de la fuerza laboral

Pequeña Mediana Grande


Todos (de 0 a 10) (de 11 a 99) (más de 100)

Generación de empleo 26,8 35,8 26,3 20,9


Destrucción de empleo 26,3 35,0 27,6 13,2
Rotación de empleo 53,1 70,8 53,9 34,1
Generación neta de empleo 0,5 0,8 -1,3 7,7

Fuente: Cálculos de los autores con base en la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).
Generación de empleo: número de trabajadores contratados durante el año inmediatamente anterior a la encuesta dividido por el número total de trabajado-
res empleados en la empresa.
Destrucción de empleo: número de trabajadores separados de la empresa (i. e., despidos y renuncias) durante el año inmediatamente anterior a la encuesta
dividido por el número total de trabajadores empleados en la empresa.
Rotación de empleo: generación de empleo + destrucción de empleo.
Generación neta de empleo: generación de empleo – destrucción de empleo.

A las empresas también se les pidió informar sobre el número de trabajadores permanentes
empleados en 2000, 2001 y 2002. La generación de empleo calculada a partir de estos datos
produce cifras muy cercanas a las que aparecen antes. Lo anterior implica que, en tanto que las

cap3.p65 71 12/05/05, 09:08 p.m.


72 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

empresas utilizan mucho los contratos temporales (de ahí el gran flujo de trabajadores), ape-
nas si están convirtiendo cualquiera de estas uniones temporales en uniones permanentes.
En comparación, cuando se les preguntó acerca de sus preferencias no restringidas, más de
30% de todas las firmas encuestadas declararon que les gustaría aumentar el número de traba-
jadores permanentes que empleaban, en comparación con menos de 10% que lo disminuirían
y 60% que mantendrían este número en su nivel actual. Considerando que a las empresas
también se les pide informar sobre la magnitud del cambio deseado, pudimos calcular una tasa
“no restringida” neta de generación de empleo, la cual asciende a 8% (gráfico 3.4).
En la medida en que las diferencias entre las tasas netas reales y deseadas de generación de
empleo sean un reflejo de restricciones existentes, parece que las empresas pequeñas y media-
nas confrontan obstáculos mayores que las empresas más grandes a la expansión del empleo.
Esas empresas informan con mayor (menor) frecuencia que les gustaría aumentar (disminuir)
el número de trabajadores permanentes que emplean y, condicionado al deseo de crecer, tam-
bién informan aumentos ‘ideales’ mayores (42 y 30% para empresas pequeñas y medianas en
comparación con 25% para empresas grandes).

Gráfico 3.4
LA MAYOR PARTE DE LAS EMPRESAS ESTARÍAN DISPUESTAS A CONTRATAR MÁS
TRABAJADORES PERMANENTES SI NO TUVIERAN RESTRICCIONES

Fuente: Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador (2003).

Restricciones a la generación de empleo y a la expansión de los negocios


Las razones que se aducen para explicar la diferencia entre comportamiento real y deseado de
despido y contratación [de trabajadores] muestran algunas variaciones según el tamaño de la
empresa y no parecen ser simétricas respecto del camino a seguir. Lo anterior no resulta sor-
prendente, considerando que es menos probable que, a diferencia de las empresas más gran-
des, en las empresas pequeñas existan sindicatos y cumplan con las normas laborales, en tanto
continúen siendo pequeñas (cuadro 3.13). Por ejemplo, al parecer, los costos de despido son

cap3.p65 72 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 73

Cuadro 3.13
LOS COSTOS DE DESPIDO Y LOS COSTOS NO SALARIALES SON LAS RAZONES PRINCIPALES PARA NO
CONTRATAR Y DESPEDIR TRABAJADORES PERMANENTES COMO LAS EMPRESAS QUISIERAN

Porcentaje de empresas en el grupo

Pequeñas Medianas Grandes


Todas (menos de diez) (menos de cien) (más de cien)

No aumentan
Costos de despido 38,7 47,1 39,5 25
Costos no salariales 17,8 17,6 13,5 43,7
Procedimientos del MT 0,8 0,0 1,0 0,0
Sindicatos 1,5 0,0 1,0 6,2
Proyecciones de ventas 41,1 35,3 44,7 25
No disminuyen
Costos de despido 56,7 ND 70,0 42,8
Costos no salariales 16,2 ND 10,0 14,3
Procedimientos del MT 0,0 ND 0,0 0,0
Sindicatos 0,0 ND 0,0 0,0
Proyecciones de ventas 27,0 ND 20,0 42,8

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).
MT: Ministerio de Trabajo.
ND: No disponible debido al número pequeño de empresas que informan sobre disminuciones deseadas (tres observaciones).

una restricción mayor para las empresas pequeñas cuando piensan expandirse que cuando
piensan en contratar, en tanto que lo contrario es correcto para las empresas medianas o gran-
des. Si bien, en un principio, lo anterior parece ser una contracción, simplemente refleja el
hecho de que en la medida en que una empresa pequeña crece, los costos de despido serán más
vinculantes en el caso de una contracción futura. De manera similar, los costos no salariales,
como los aportes al Seguro Social, plantean una restricción mayor a la expansión de las em-
presas grandes, las cuales tienen mayor probabilidad que las pequeñas de cumplir hoy día.
La incertidumbre sobre las ventas futuras también juega un papel importante en la configu-
ración de las decisiones de contratación y despido, comparable al de los costos laborales de
despido y no salariales. Por último, los sindicatos y los trámites burocráticos ante el Ministe-
rio del Trabajo no parecen imponer un peso demasiado pesado ni en la contratación ni en el
despido.
En términos más generales, cuando se les preguntó sobre las restricciones a la expansión
de los negocios, 30% de la totalidad de las empresas y 35% de las pequeñas continuaron
identificando la legislación laboral como un obstáculo significativo a su crecimiento. Sin
embargo, este factor no parece constituir la barrera más importante a la expansión, ni tampoco
la restricción más importante relacionada con la fuerza laboral, ya que para gran parte de las
empresas los bajos niveles de capacitación constituyen un problema más serio. Casi 50% de
todas las empresas declaran haber tenido problemas para encontrar trabajadores con las sufi-
cientes aptitudes. Este hecho es importante ya que, como lo analizamos más adelante, parece
que las aptitudes y la productividad laboral están positivamente correlacionadas y, como lo
analizaremos en la sección siguiente, la demanda de aptitudes ha estado en alza en Ecuador,
sobre todo en el sector formal (gráfico 3.5).
Por lo general, a los recursos financieros escasos y costosos, pagos y procesamiento de
impuestos, infraestructura de mala calidad (telecomunicaciones y electricidad, en especial) y
la incertidumbre sobre el entorno económico en el que funcionan los negocios se les considera
restricciones tanto para las operaciones actuales como para la expansión futura. Por ejemplo,
respectivamente 65, 5 y 60% de todas las empresas declaran que el costo del crédito, el valor
de los impuestos y el acceso y la oferta de electricidad son un problema (gráfico 1.5).

cap3.p65 73 12/05/05, 09:08 p.m.


74 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 3.5
LAS EMPRESAS PERCIBEN NUMEROSAS RESTRICCIONES A LA OPERACIÓN DIARIA DE SUS NEGOCIOS
Y SU EXPANSIÓN FUTURA
(Porcentaje de las empresas que perciben cada factor como una restricción)

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).

cap3.p65 74 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 75

Resulta interesante anotar que al parecer algunas de estas restricciones son más vinculantes
para ciertos tipos de empresas que para otras. Las empresas pequeñas informan tener más
restricciones en términos de legislación laboral, acceso a la tierra, disponibilidad y acceso
al crédito, e incertidumbre política y de normatividad que las empresas medianas y grandes.
De igual manera, las empresas medianas tienen mayores restricciones que las grandes en
en cuanto a la falta de trabajadores calificados, infraestructura de telecomunicaciones de
mala calidad y escasa disponibilidad de crédito.
Por último, las empresas grandes tienen mayores restricciones en lo relativo a problemas
aduaneros e ineficiencias en la Aduana, lo cual no debería sorprendernos ya que precisamen-
te estas empresas son las que tienen mayores probabilidades de exportar toda o parte de su
producción (cuadro 3.14).

Cuadro 3.14
EMPRESAS DE TAMAÑOS DIFERENTES ENFRENTAN RESTRICCIONES DIFERENTES
AL CRECIMIENTO Y A LA EXPANSIÓN

Pequeña Diferencia Mediana Diferencia Grande


(P) PyM (M) MyG (G)

Fuerza laboral
Legislación laboral 0,36 * 0,28 0,28
Nivel de capacitación de la fuerza laboral 0,46 0,50 ** 0,35
Infraestructura
Telecomunicaciones 0,46 0,48 * 0,39
Electricidad 0,63 0,59 0,61
Transporte 0,28 0,31 0,33
Acceso a la tierra 0,25 ** 0,15 0,12
Recursos financieros
Disponibilidad 0,70 * 0,63 * 0,53
Costo 0,69 0,68 0,64
Acceso 0,63 * 0,54 0,55
Entorno económico
Incertidumbre política y de normatividad 0,86 * 0,80 0,76
Inestabilidad macroeconómica 0,81 0,75 0,71
Incertidumbre legal 0,69 0,63 0,63
Corrupción 0,46 0,44 0,47
Impuestos, aduanas y permisos
Valor de los impuestos 0,58 0,56 0,50
Procedimientos tributarios 0,47 0,48 0,50
Aduanas 0,24 ** 0,41 ** 0,53
Licencias y permisos 0,34 ** 0,23 0,25

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).
** (*) La diferencia entre ambos valores es significativamente diferente de cero al nivel de 5 (10)%.

Creación real de empleo y productividad laboral


A continuación centramos nuestra atención en el análisis de los factores determinantes de la
generación neta de empleo. En el capítulo 1 aducimos que el crecimiento del PIB y del empleo,
parecía, se originaba en cambios en la productividad, medido por la PTF, en el nivel
macroeconómico. Dicho en otros términos, parecía que respondía a mejoras en la calidad de
los insumos y en el entorno institucional. El análisis que hicimos antes de las restricciones a la
generación de empleo plantea que estos factores también son importantes en el plano de la

cap3.p65 75 12/05/05, 09:08 p.m.


76 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

empresa. Complementamos los anteriores resultados con un estudio más formal de la relación
entre productividad laboral y generación real de empleo, así como la relación entre producti-
vidad laboral, aptitudes y tecnología (i. e., calidad de los insumos).
La productividad laboral, medida como el valor en dólares de la producción por trabajador,
se correlaciona positivamente con el tamaño de la empresa –según la encuesta, los trabajado-
res de las empresas grandes son el doble de productivos de sus contrapartes en las empresas
pequeñas. Tales diferencias son el resultado de diversos factores. Es más probable que, antes
que las pequeñas, las empresas grandes utilicen el capital y tengan acceso a mejores tecnolo-
gías –por ejemplo, en comparación con solamente 12% de las empresas pequeñas, 35% de las
empresas grandes utilizan tecnología extranjera. Asimismo, es más probable que esas empre-
sas dediquen parte de su producción a las exportaciones y, por ende, estén sometidas a presio-
nes competitivas internacionales (gráfico 3.6).

Gráfico 3.6
LA PRODUCTIVIDAD LABORAL AUMENTA CON EL TAMAÑO DE LA EMPRESA Y EN EL TIEMPO

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).

Es más, independientemente del tamaño de la empresa, la productividad laboral ha aumen-


tado en el tiempo. La mayor parte de estos incrementos ocurrieron entre 2000 y 2001, sobre
todo para empresas grandes y pequeñas que registraron aumentos de la productividad laboral
por trabajador de 2 y 6 dólares (o 16%), respectivamente.
Potencialmente, los menores niveles de productividad laboral entre las empresas pequeñas
podrían ser responsables del mal desempeño de las mismas en cuanto a generación de empleo
durante el período, en particular teniendo en cuenta que precisamente estas empresas son las
que al parecer tienen mayores restricciones en lo relacionado con costos laborales y de legis-
lación laboral. Más adelante exploraremos los factores determinantes de la productividad la-
boral y la relación entre esta variable y la generación de empleo.

cap3.p65 76 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 77

El acceso a mejores tecnologías, medido por el acceso a la tecnología extranjera, y la


exposición a la competencia internacional, medida por medio de una variable ficticia de
exportador, se correlacionan positivamente con la productividad laboral. Eso mismo lo hace
el nivel de aptitudes de la fuerza laboral empleada por la empresa, cuando se consideran
calificados los trabajadores con estudios secundarios completos o niveles mayores de educa-
ción (cuadro 3.15). En especial, las empresas exportadoras y las empresas con acceso a la
tecnología extranjera son 30% más productivas que sus contrapartes. De manera similar, un
aumento de diez puntos porcentuales de la participación de trabajadores educadores produce
un aumento de 5% en la productividad laboral.

Cuadro 3.15
LA GENERACIÓN DE EMPLEO SE CORRELACIONA POSITIVAMENTE CON LA PRODUCTIVIDAD LABORAL

Variable dependiente
Productividad laboral
(Trabajador / dólares) Generación neta de empleo
(1) (2)

Productividad laboral 0,17


** (0,08)
Participación de la fuera laboral con 0,16 ** 0,06
educación secundaria o superior (0,07) (0,08)
Acceso a tecnología extranjera 9,19 * 12,59 **
(4,87) (6,34)
Exportaciones 8,99 * 9,62
(4,74) (6,16)
Acceso a crédito 0,95
(1,30)
Variables ficticias de tamaño de la empresa Sí Sí
Número de observaciones 250 245

Fuente: Cálculos de los autores a partir de la Encuesta sobre Clima de Inversión –Ecuador, Banco Mundial (2003).
**(*) Significativamente diferente de cero al nivel de 5 (19)%.

A su vez, y al igual que el mayor acceso a tecnología extranjera, la mayor productividad


laboral se asocia con la generación positiva neta de empleo. Sobre todo, una ganancia de 10%
de la productividad laboral (10% de trabajador/30 dólares en 2001) causaría un incremento de
1% en la generación de empleo. Sin embargo, una vez se tiene en cuenta la productividad
laboral, el efecto directo de las aptitudes y de la competencia internacional en la generación
del empleo es débil (es decir, esos factores afectan principalmente la generación de empleo
por medio del efecto que tienen en la productividad laboral).
Un hecho que tal vez sea sorprendente es que, a pesar de que las empresas lo han identifi-
cado como una restricción importante a la expansión de sus negocios, el acceso al crédito no
se correlaciona de manera significativa con la generación neta de empleo (véase en las pági-
nas precedentes).

Políticas para aumentar la productividad laboral y la generación de empleo


Las anteriores reflexiones nos ayudaron a identificar los factores que directa o indirectamente
afectan la generación de empleo. Niveles superiores de aptitudes y acceso a tecnologías más
avanzadas se correlacionan con niveles superiores de productividad laboral y, en consecuen-
cia, en niveles superiores de empleo. Sin embargo, las empresas confrontan varias restriccio-

cap3.p65 77 12/05/05, 09:08 p.m.


78 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

nes, institucionales especialmente, que reducen sus intenciones y su capacidad de aumentar la


productividad laboral y el empleo. Entre las medidas dirigidas a aumentar la productividad
laboral y, en consecuencia, la generación de empleo, se deberían incluir, entre otras:

• La ratificación de Tratados de Libre Comercio y la racionalización y reducción de barreras


arancelarias y no arancelarias. Estas medidas deberían servir para eliminar el actual sesgo
contra las exportaciones asociado con años de políticas de sustitución de importaciones.
• La simplificación de acuerdos de concesión de licencias y el fomento de la IED. Ecuador
podría beneficiarse significativamente de las tecnologías existentes creando los incentivos
apropiados para el otorgamiento de licencias extranjeras e IED, combinados con derechos
de propiedad eficaces y protección de patentes.
• Inversiones en educación y capacitación. En Ecuador, los niveles de educación y las tasas
de matrícula son bajos para el nivel de desarrollo del país. Ecuador carece de una base
amplia de trabajadores con educación secundaria, necesarios para adoptar y adaptar con
eficacia las tecnologías existentes, y este déficit no disminuirá en el futuro, a menos que se
dediquen más recursos a la escuela secundaria. Además, el Secap, el instituto de formación
público de Ecuador, necesita una reforma radical. El plan de estudios que ofrece en la
actualidad es obsoleto y, en consecuencia, los recursos de éste están subutilizados. La
mayor competencia en la oferta de capacitación podría generar los incentivos necesarios
para el cambio, ampliando a la vez las opciones de las empresas en términos de opciones
de capacitación.

Además, los pobres son menos educados que los no pobres y tienden a emplearse en em-
presas pequeñas e informales, con bajo acceso a la tecnología. En consecuencia, si las políti-
cas que se describen antes van a lograr reducir la pobreza, deben estar acompañadas de medidas
explícitamente favorables a los pobres, como las siguientes:
• Fomento de vínculos entre empresas grandes y pequeñas. Es más probable que, en un
principio, las empresas grandes se beneficien más que las pequeñas de un mayor acceso a
los mercados y a las tecnologías extranjeras, pero asimismo es más probable que tengan
menos flexibilidad para responder prontamente a los cambios de las condiciones del mer-
cado. Fomentar vínculos productivos entre empresas grandes y pequeñas podría entonces
servir para distribuir las ganancias relacionadas con estos avances y transferir tecnología a
empresas pequeñas, ofreciendo al mismo tiempo mayores grados de flexibilidad a las em-
presas grandes.
• Creación de centros de servicio para las empresas pequeñas. La adopción y adaptación de
tecnología suelen ser un proceso costoso. Los centros de servicio, o incubadoras de empre-
sas pequeñas, permiten a los negocios pequeños compartir el costo de una tecnología o
servicio determinado que de otra manera resultaría inaccesible, aumentando por tanto su
productividad.
• Incentivos para capacitación de trabajadores informales. Todas las empresas de Ecuador
deben aportar 0,5% de su nómina para financiar al Secap. Sin embargo, por lo general las
empresas pequeñas e informales no lo hacen y, en consecuencia, no tienen acceso a los
servicios que presta el Instituto. Deben fomentarse programas de capacitación especiales
para estas empresas y así mismo explorar la posibilidad de lograr el patrocinio de la red de
Cámaras de Comercio o de otras asociaciones de empleadores.

Por último, las empresas enfrentan numerosas restricciones institucionales e incertidum-


bre económica. Entre las medidas encaminadas a mitigar algunas de estas restricciones debe-
rían incluirse:

cap3.p65 78 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA URBANA, DINÁMICA DEL MERCADO LABORAL Y GENERACIÓN DE EMPLEO FORMAL 79

• Una reforma laboral para reducir los costos relacionados con la contratación permanen-
te. En los últimos años, los relativamente elevados costos laborales asociados con la con-
tratación permanente han producido un uso abrumador de contratos temporales por parte
de los empleadores ecuatorianos y, en consecuencia, un creciente grado de segmentación
del mercado laboral. Es necesario modificar la legislación laboral existente con el fin de
acercar a estas dos figuras contractuales. Además, dado que hacer más estricta la
normatividad que regula los contratos temporales puede perjudicar de manera despro-
porcionada a ciertos grupos vulnerables de difícil contratación, podría considerarse la crea-
ción de formas contractuales especiales, como los contratos de aprendizaje o reingreso.
• Aumentar el acceso al crédito para las empresas pequeñas y medianas. En Ecuador, la
disponibilidad de crédito para las empresas medianas y, en especial para las pequeñas, es
bajo, reflejando la debilidad actual del sistema bancario del país, así como su limitada
capacidad de ahorro. Se podría lograr un mayor acceso al crédito a través de la creación de
sindicatos de crédito patrocinados por los gremios o por las Cámaras de Comercio, así
como el fomento de empresas en participación y vínculos entre empresas grandes y peque-
ñas.

Algunas de estas reformas y políticas ya se encuentran en proceso, en algunos casos con


apoyo financiero y técnico del Banco Mundial (por ejemplo, fuerza laboral, educación, com-
petitividad y clima de los negocios). No obstante, el Gobierno de Ecuador tendrá que empren-
der con empeño otras en el futuro cercano, si es que el país no quiere perder la oportunidad
que ha surgido del clima de inversión más favorable creado por la dolarización.

CONCLUSIONES
En el presente capítulo hemos planteado que la pobreza se está convirtiendo cada vez más en
un fenómeno urbano y que el destino de los pobres urbanos está estrechamente unido al com-
portamiento de los mercados laborales urbanos y, en especial, a su capacidad para generar
empleo productivo. Asimismo hemos examinado los factores determinantes y las restriccio-
nes a la generación de empleo entre las empresas pequeñas y grandes, llegando a concluir que
la calidad de los insumos y de las instituciones o la falta de los mismos son los principales
dinamizadores de la voluntad y capacidad de las empresas para aumentar el empleo perma-
nente.
Los pobres tienden a ser menos educados que los no pobres y tienden a operar empresas
más pequeñas e informales, las cuales tienen bajos niveles de productividad laboral y parece
que confrontan las mayores restricciones a la generación de empleo y a la expansión. Las
políticas de formación y las políticas encaminadas al fomento de empresas micro y pequeñas
pueden tal vez ser muy útiles para ayudar a los pobres urbanos.

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Capítulo 4
POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA

Cuarenta por ciento de la población de Ecuador vive en las zonas rurales. Dos tercios de esa
población son pobres y una elevada proporción de éstos son extremadamente pobres. En el
presente capítulo nos concentraremos en el análisis de la pobreza rural de Ecuador, con un
enfoque en las oportunidades que tienen los hogares del sector rural de devengar un ingreso.
Como en todas partes, en Ecuador los ingresos bajos de los hogares pobres de las zonas
rurales suelen estar atados a los en extremo bajos niveles de producción de los agricultores y
al hecho de que los hogares más pobres no tengan acceso a la tierra. Con frecuencia, las causas
raizales de los bajos ingresos en las zonas rurales son la baja productividad y la distribución
desigual de la tierra.
Los puntos principales del presente capítulo son cinco, a saber:

• En Ecuador existen grandes diferencias en la productividad agrícola de un cantón a otro y


de una finca a otra dentro de los cantones. Los agricultores independientes con mayor
productividad tienen significativamente menos probabilidades de ser pobres.
• El acceso al crédito es la intervención más importante de las políticas para aumentar la
productividad entre los agricultores pobres a pequeña escala. También son importantes la
educación agrícola y el acceso a insumos, como fertilizantes y plaguicidas, aunque éstos
podrían tener consecuencias ambientales negativas que es necesario tener en cuenta.
• En Ecuador, la distribución de la tierra es muy desigual y, en esencia, no ha registrado
cambios en los últimos 25 años. Los jornaleros agrícolas se cuentan entre los hogares más
pobres del Ecuador rural. Ellos son quienes se beneficiarían de políticas encaminadas a
aumentar la productividad, algunas de las cuales se traducen en aumentos salariales, y de
políticas que faciliten el acceso a la tierra.
• Las políticas que mejoren la seguridad de tenencia y aquellas que faciliten las transacciones
en tierras, como el arrendamiento o la venta, podrían servir como mecanismo para reducir la
pobreza entre los jornaleros agrícolas.
• En Ecuador, la pobreza en el sector rural de explotación no agrícola es significativamente
menor que la del sector rural de explotación agrícola. Existe evidencia de que un sector
rural de explotación agrícola productivo va acompañado de un pujante sector rural de
explotación no agrícola, sobre todo en actividades como servicios agrícolas y procesa-
miento de alimentos.

El resto del capítulo se desarrolla como sigue: En la primera sección exploramos breve-
mente el perfil de la pobreza rural que presentamos en el capítulo 2, prestando atención parti-
cular al efecto del sector en el empleo (explotación agrícola y explotación no agrícola) y tipo
de empleo agrícola (trabajador independiente o jornalero) en la probabilidad de ser pobre. En
la segunda sección se incluyen estimaciones de la distribución de la productividad agrícola y
medidas de la concentración de la tierra de un cantón a otro. En la tercera sección, demostra-
mos que la baja productividad del sector de explotación agrícola tiene relación estrecha con
una elevada probabilidad de ser pobres para los hogares que explotan su propia tierra, así
como para los jornaleros agrícolas. En la cuarta parte del capítulo, se debaten las políticas para

cap4.p65 81 12/05/05, 09:08 p.m.


82 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

aumentar el acceso de los sin tierra a la tierra. En la sexta sección se considera la importancia
del sector de explotación no agrícola en las zonas rurales de Ecuador, y en la séptima sección
se presentan las conclusiones.

¿QUIÉNES SON LOS POBRES RURALES?


Comenzamos el capítulo con una descripción muy breve de la distribución de la pobreza en
las zonas rurales de Ecuador, poniendo el énfasis en los patrones de empleo de los hogares
pobres y no pobres. (En el capítulo 2 se presentan otras características de los pobres, entre
ellos los pobres rurales). En el cuadro 4.1 se desglosa la muestra en las zonas rurales de la
Costa y de la Sierra y se presentan estimaciones de la probabilidad de ser pobre calculadas a
partir de la ECV de 1999. El cuadro indica que la incidencia de la pobreza rural es mayor en la
Sierra que en la Costa. En ambas regiones, es significativamente más probable que los hogares
rurales que trabajan en la agricultura sean más pobres que los hogares de otros sectores. Entre
los hogares del sector agrícola, las tasas de pobreza son mayores entre los jornaleros agrícolas
que entre los agricultores independientes. Cuando la muestra se limita a hogares que devengan
un salario, excluyendo a los jornaleros agrícolas, la incidencia de la pobreza es significati-
vamente mayor entre los hogares empleados en el sector agrícola de explotación no agrícola

Cuadro 4.1
EL PERFIL DE LA POBREZA RURAL EN ECUADOR

Costa rural
Índice Índice
de conteo Diferencia de conteo

Cabeza de hogar en la agricultura 0,61 *** 0,44 Cabeza de hogar no en la agricultura


Cabeza de hogar como agricultor Cabeza de hogar como
independiente 0,62 0,67 jornalero agrícola (peón)
Cabeza de hogar propietaria de más Cabeza de hogar propietario de menos
de una hectárea de tierra (1) 0,55 0,57 de una hectárea de tierra (1)
Cabeza de hogar en el sector Cabeza de hogar en el sector agrícola
agrícola de explotación no agrícola 0,62 0,42 de explotación no agrícola
Cabeza de hogar indígena 0,52 Cabeza de hogar no indígena
Cabeza de hogar hombre 0,53 * 0,42 Cabeza de hogar mujer

Sierra rural
Índice Índice
de conteo Diferencia de conteo

Cabeza de hogar en la agricultura 0,79 *** 0,57 Cabeza de hogar no en la agricultura


Cabeza de hogar como agricultor Cabeza de hogar como jornalero
independiente 0,80 0,76 agrícola (peón)
Cabeza de hogar propietaria de más Cabeza de hogar propietario de menos
de una hectárea de tierra (1) 0,68 0,76 de una hectárea de tierra (1)
Cabeza de hogar en el sector agrícola Cabeza de hogar en el sector no agrícola
de explotación no agrícola 0,87 *** 0,54 de explotación no agrícola
Cabeza de hogar indígena 0,87 *** 0,64 Cabeza de hogar no indígena
Cabeza de hogar hombre 0,69 0,73 Cabeza de hogar mujer

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999.


*** Diferencia significativa al nivel de 1%, ** al nivel de 5%, * al nivel de 10%.
(1) Muestra limitada a quienes trabajan en la agricultura.
A
Únicamente para quienes trabajan en el sector de explotación agrícola.
B
Únicamente para quienes trabajan en el sector de explotación no agrícola.

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POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 83

(por ejemplo, servicios agrícolas) que entre aquellos empleados en el sector no agrícola de
explotación no agrícola (por ejemplo, manufactura a pequeña escala). También en la Sierra,
las tasas de pobreza son significativamente superiores entre los indígenas que entre los no
indígenas. (No podemos hacer comparaciones similares para la Costa porque la muestra de la
ECV no incluye suficientes hogares indígenas). Por último, el cuadro 4.1 muestra que no exis-
ten diferencias claras en la probabilidad de ser pobre entre los hogares con un hombre o una
mujer cabeza de familia. Lo anterior podría ser el resultado de la ausencia de discriminación
contra las mujeres en el mercado laboral y en otros mercados, o el reflejo de que únicamente
las mujeres más capaces pueden tener sus propios hogares independientes. De cualquier ma-
nera, limita la efectividad de la focalización de la pobreza con base en el género de la cabeza
de familia.
Las elevadas tasas de pobreza son el resultado directo del ingreso bajo y del consumo bajo
asociado. En el cuadro 4.1 queda claro que una estrategia de reducción de la pobreza para las
zonas rurales de Ecuador debe abordar las limitadas oportunidades de generación de ingreso
que tienen tanto los agricultores independientes como los jornaleros agrícolas –aumentando la
productividad agrícola y facilitando el acceso a la tierra. Además y teniendo en cuenta que las
tasas de pobreza en el sector de explotación no agrícola son inferiores a las del sector de
explotación agrícola, estimular el sector de explotación no agrícola tal vez pueda permitir
algún grado de diversificación de las oportunidades de generación de ingreso por fuera del
sector de explotación agrícola.

CONSTRUCCIÓN DE MEDIDAS DE PRODUTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN


ECUADOR
DE LA TIERRA PARA

Producción por hectárea y por trabajador/hora: una primera aproximación


Con el Tercer Censo Agrícola de 2000, comenzamos nuestro análisis de la productividad y de
la distribución de la tierra de un cantón a otro. Este Censo, pese a que no es un “censo” en el
sentido exacto del término en cuanto no se visitaron todos los agricultores, recabó informa-
ción en cerca de 150.000 fincas en todo el país. El diseño de la muestra y su tamaño significan
que en el plano del cantón es posible obtener promedios significativos. El Censo incluía infor-
mación detallada sobre la cantidad de cultivos sembrados y cosechados, así como sobre el
área sembrada y el número de trabajadores que trabajan en la finca. Es, por tanto, relativamen-
te simple calcular medidas de rendimiento por hectárea y rendimiento por trabajador.
En los gráficos 4.1 a 4.5 aparecen mapas del rendimiento promedio por hectárea para cinco
cultivos: arroz, papa, banano, cacao y café. Junto con las flores, el banano, el cacao y el café
son los principales cultivos de exportación (para un análisis de la industria de la floricultura,
véase recuadro 4.1) y representan aproximadamente 40% del valor total de la producción
agrícola del país. El arroz y la papa son los principales cultivos de la Costa y de la Sierra para
consumo doméstico y representan 9 y 2%, respectivamente, del valor total de la producción
agrícola.
Utilizamos la papa como ejemplo para ilustrar la forma de interpretar la información que
aparece en los mapas1. La región de la Sierra es la principal productora del tubérculo. Sin
embargo, los rendimientos por hectárea varían de manera significativa de un cantón a otro,
fluctuando desde bajo (en gris claro) hasta alto (en negro).

1 Los cantones se clasifican en quintiles en los gráficos 4.1 a 4.5, y cada quintil representa 20% de los rendimientos totales.

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84 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.1
EL ARROZ SE CULTIVA PRINCIPALMENTE AL SUR DE LA COSTA

Gráfico 4.2
LA PAPA SE CULTIVA PRINCIPALMENTE EN LA SIERRA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.

cap4.p65 84 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 85

Gráfico 4.3
EL BANANO SE CULTIVA PRINCIPALMENTE AL SUR DE LA COSTA

Gráfico 4.4
EL CACAO SE CULTIVA PRINCIPALMENTE EN LA COSTA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.

cap4.p65 85 12/05/05, 09:08 p.m.


86 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.5
EL CAFÉ SE CULTIVA PRINCIPALMENTE AL NORTE DE ORIENTE

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.

Recuadro 4.1
Las mujeres y la industria de las flores en Ecuador

Los cambios más impresionantes del sector agrícola de Ecuador han ocurrido tal vez en el contexto del crecimiento de la industria de
las flores. Entre 1985 y 1997, el valor real de las exportaciones de flores de Ecuador aumentó de 0,5 millones de dólares a 120
millones de dólares al año, y Ecuador se convirtió en el tercer exportador de flores del mundo (después de Holanda y Colombia). La
industria de las flores también generó muchos empleos: 36.000 para 1998. Aproximadamente dos tercios de estos empleos estaban
en manos de mujeres.
En estrecha colaboración con el Consejo Nacional de Mujeres de Ecuador (Conamu), el Banco Mundial emprendió un estudio de los
impactos económicos y sociales del crecimiento del sector de las flores en Ecuador –un estudio particularmente innovador en su
combinación de métodos cuantitativos y cualitativos. Entre las conclusiones de ese estudio se incluyen las siguientes:

• El sector de las flores ha dado gran impulso al empleo y a los salarios –sobre todo para las mujeres. En las dos zonas donde se
realizó el estudio, que no estaban bajo la influencia de la industria de las flores –Cotacachi y Pesillo– el salario por hora de las
mujeres apenas alcanzaba a la tercera parte del de los hombres. En comparación, en las dos zonas donde se realizó el estudio
donde se cultivan las flores –Cayambe y Tabacundo– existía una disparidad similar de salarios entre hombres y mujeres que no
trabajaban en la industria de las flores, pero no existían diferencias en los salarios de hombres y mujeres que trabajaban en la
industria de las flores.
• El empleo en el sector de las flores permitía a las mujeres verse a sí mismas y a sus relaciones con los hombres desde una
perspectiva diferente. Tener un empleo pagado comenzó gradualmente a ser considerado algo “normal”: “Ahora es normal. Antes
cuando estaba comenzando, no se veía bien –¡cómo va a trabajar en una plantación!– ahora es normal, comenta una mujer de
Cayambe; y otra mujer de Cayambe comentaba: “Yo trabajo sólo con hombres en el invernadero, soy su supervisora... les guste o
no, me tienen que escuchar... yo los respeto y ellos me respetan”. En comparación, refiriéndose a sus parientes hombres, una
mujer de Cotacachi comenta: “Él no quiere que yo salga... discutía por eso... si ese fue el problema, su familia no quería hablarme.
–¿Por qué tiene que salir cuando puede trabajar en casa?”. Las mujeres que trabajan en la industria de las flores también tenían
más control de los gastos de la casa y ahorraban gran parte de sus salarios.
• La exposición repetitiva a los químicos presentes en los plaguicidas se consideraba el aspecto obvio más negativo del empleo en
la industria de las flores –como lo informaban hombres y mujeres en las entrevistas. En Ecuador no existen estudios científicos
sobre los perjuicios a la salud asociados con la exposición a los químicos, pero en el futuro debería dársele alta prioridad a un
análisis cuidadoso de los costos de la salud para los trabajadores, así como cualesquiera costos ambientales más elevados.

Fuente: Newman, Larreamendy y Maldonado (2002).

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POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 87

Aunque Nabón, por ejemplo, un cantón de la provincia de Azuay, y Ambato, un cantón de


la provincia de Tungurahua, son productores importantes de papa, el rendimiento por hectárea
en Ambato es cuatro veces el rendimiento comparable por hectárea en Nabón (1,7 toneladas
por hectárea, comparado con 7,0 toneladas por hectárea).

Convertir los rendimientos en dólares


Si bien los cálculos de los rendimientos por hectárea son un primer paso útil, comportan
limitaciones importantes. Por ejemplo, no se pueden hacer comparaciones de un cultivo a
otro, o de un cantón a otro que producen cultivos diferentes. Es decir, los mapas que aparecen
en los gráficos 4.1 a 4.5 no informan sobre si el valor del arroz o del banano es mayor en un
cantón dado de la Costa, o si el valor global de la producción de la finca es mayor o menor en
Nabón o en Ambato. Para poder hacer comparaciones como las anteriores, tenemos que trans-
formar la producción en toneladas en una medida que sea comparable de un cantón a otro –una
medida como el valor total en dólares de la producción por hectárea o por trabajador/hora.
Hacemos estas comparaciones a partir de datos recabados por el INEC para el Índice de
Precios al Productor (IPP) (véase recuadro 4.2). Los resultados de estos cálculos se resumen en
los gráficos 4.6 (dólares promedio por hectárea –‘productividad de la tierra’) y 4.7 (dólares
promedio por trabajador –‘productividad de la mano de obra’)2. Si bien estas dos medidas
captan nociones diferentes de la productividad agrícola (por ejemplo, la productividad de la

Gráfico 4.6
LA PRODUCTIVIDAD DE LA TIERRA ES ALTA EN CANTONES ALREDEDOR DE QUITO
Y GUAYAQUIL...

Fuente: Cálculo de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.

2 En los gráficos 4.6, 4.7 y 4.8, los cantones se clasifican en quintiles, y cada quintil representa 20% de la producción total.

cap4.p65 87 12/05/05, 09:08 p.m.


88 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.7
... MIENTRAS LA PRODUCTIVIDAD LABORAL ES ALTA EN EL INTERIOR DE LA REGIÓN
DE LA COSTA

Fuente: Cálculo de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.

Recuadro 4.2
Convertir toneladas en dólares en el Censo Agrícola

El Tercer Censo Agrícola de 2000 recabó información detallada sobre la cantidad de cultivos producidos, pero, con excepción de la
producción de flores, no sucedió lo mismo con los precios de esos cultivos. ¿Cómo podemos entonces convertir los datos sobre
rendimientos en datos sobre el valor de la producción en dólares? Para hacerlo, utilizamos la información que recabó INEC para el IPP.
No obstante su utilidad, los datos del IPP tienen dos desventajas importantes para hacer la conversión de toneladas en dólares.
Primero, el IPP sólo recaba información sobre el precio de 43 cultivos, mientras el Censo Agrícola lo hace sobre la cantidad producida
de más de 180 cultivos. Por fortuna, los 43 cultivos sobre los cuales el INEC recaba datos corresponden a más de 90% de la superficie
total cultivada para fincas de mediana y gran escala, y más de 80% de la superficie correspondiente a las fincas a pequeña escala. El
segundo problema con los datos del IPP es que sólo se recogen en unos cuantos cantones, los cuales representan una gran propor-
ción de la producción de un cultivo determinado.
Sin embargo, parece que de un cantón a otro existen diferencias regionales importantes en los precios de un cultivo determinado, de
manera que no hay claridad sobre qué precio aplicar para aquellos cantones para los cuales no existen datos de precios para un
cultivo determinado. Para resolver el primero de estos dos problemas, calculamos un escenario de referencia en el cual a los cultivos
para los cuales no se tienen datos de precios se les asigna el valor promedio de cantón por hectárea de aquellos cultivos para los
cuales sí existe información. Para resolver el segundo problema, cuando en un cantón determinado no se recaban datos sobre un
cultivo determinado, nuestro escenario de referencia asigna el precio de ese cultivo en el cantón más cercano. Luego contrastamos
este escenario con otros tres: (i) a los cultivos faltantes se les asigna un valor equivalente a ese cultivo en un cantón que tiene el
precio en dólares más alto por hectárea; (ii) a los cultivos faltantes se les asigna un valor equivalente a ese cultivo con el valor en
dólares más bajo por hectárea en un cantón; (iii) a los cultivos faltantes se les asigna el valor promedio por hectárea de cantón de
aquellos cultivos para los cuales existen datos, pero a todos los cantones se les asigna el promedio nacional del precio por tonelada
de un cultivo determinado, para el cual sí se dispone de información. A continuación calculamos el coeficiente Spearman de correla-
ción para comprobar el grado al cual el orden de clasificación de los cantones es el mismo de un escenario diferente a otro. Estos
coeficientes de correlación entre el escenario de referencia y los alternativos son 0,79 para el escenario alternativo en (i), 0,99 para
el escenario alternativo en (ii) y 0,99 para el escenario alternativo en (iii). De los anteriores cálculos, concluimos que nuestros
resultados del valor en dólares de la producción de un cantón a otro son fuertes para formas alternativas de manejar los datos
faltantes sobre cultivos y los datos espaciales.

Fuente: León y Schady (2003).

cap4.p65 88 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 89

tierra es mayor en Ambato que en Nabón, aunque lo contrario es verdad acerca de la produc-
tividad de la mano de obra), se correlacionan positivamente3 y esta correlación genera algunos
patrones comunes de un gráfico a otro. En especial, parece que en el país existen dos grandes
“cinturones de productividad”. El primero se concentra en cantones al sur de la Costa cerca de
Guayaquil, y el segundo en cantones alrededor de Quito. En comparación, el valor en dólares
de la producción es bajo en las regiones al sur de la Sierra y al norte de la Costa (sobre todo en
las provincias de Manabí y Esmeraldas), y en la mayor parte de la región de Oriente.

Estimación de la productividad agrícola


Comprensiblemente, el valor en dólares de la producción por hectárea en Ambato podría ser
más alto que en Nabón, debido a que los agricultores de Ambato utilizan más mano de obra y
más capital por hectárea. De igual manera, el valor en dólares de la producción por trabajador en
Ambato podría ser más alto que en Nabón, porque el agricultor promedio de Ambato tiene a su
disposición más tierra y más capital. Analizamos al grado al cual éste podría ser el siguiente caso.
Primero comparamos los niveles de productividad de una finca a otra que utilizan cantidades
similares de insumos y producen los mismos productos y encontramos que existen diferencias
importantes aún dentro de estos grupos definidos tan cuidadosamente. Por ejemplo, cuando
limitamos el análisis a agricultores con predios de menos de una hectárea, quienes no utilizan
tractores ni contratan obreros que no sean familiares, el rendimiento de la papa por hectárea en
Nabón es de 3,0, mientras el de Ambato es de 7,8 –lo que sugiere que los rendimientos de la papa
en Ambato son mayores que los de Nabón, aun entre este grupo más cuidadosamente definido de
agricultores.
Una alternativa a este tipo de comparación entre grupos consiste en modelar de manera
formal cómo fincas diferentes utilizan insumos y luego utilizar los resultados de este modelo
para factorizar las diferencias de productividad asociadas con la variación en la cantidad y uso
de insumos. Expresado en términos simples: ¿Qué fracción de las diferencias de producción
de una finca a otra no se puede explicar por medio de las diferencias en la cantidad de mano de
obra, capital o tierra? Las diferencias residuales de producción resultantes de este tipo de
ejercicios serían entonces una medida de productividad ‘más pura’ o ‘más limpia’, más cerca-
na al significado estándar del término. Es más, si suponemos que las fincas con los residuos
positivos más grandes –es decir, la productividad más grande una vez se tienen en cuenta los
insumos– son aquellas que funcionan de la manera más eficiente posible, podemos interpretar
estas diferencias como una medida de la distancia a la que está una finca determinada de la
Frontera de Posibilidad de Producción –una indicación de la “eficiencia técnica” o “producti-
vidad” de una finca determinada.
Calculamos una función Cobb-Douglas de producción en la cual las diferencias de la pro-
ducción total de la finca se explican por medio de las diferencias en la cantidad de mano de
obra, capital y tierra que usa una finca (recuadro 4.3). Como los procesos de producción
pueden variar según el tamaño de la finca, presentamos resultados por separado para las fincas
pequeñas (menos de una hectárea), medianas (hasta cinco hectáreas) y grandes (más de cinco
hectáreas)4. En el cuadro 4.2 se resumen los resultados de estas estimaciones, presentados en

3 El coeficiente Spearman de correlación, una medida del grado al cual el orden de clasificación de los cantones es el mismo de un mapa a otro, es 0,48
significativo al nivel de 1%.
4 El tamaño del predio promedio varía significativamente de una zona y región diferentes a otra, de modo que a este desglose en particular no lo
motiva un intento de reflejar de manera exacta la distribución nacional de los tamaños de los predios. Más bien, responde a nuestro deseo de prestar
atención particular a los agricultores y a los trabajadores de predios pequeños, quienes tienen mucha mayor probabilidad de ser pobres que sus
contrapartes en predios más grandes.

cap4.p65 89 12/05/05, 09:08 p.m.


90 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 4.2
ESTIMACIONES DE LA FUNCIÓN COBB-DOUGLAS DE PRODUCCIÓN DE LA RENTABILIDAD RELATIVA
DE LA TIERRA, EL CAPITAL Y LA MANO DE OBRA

Fincas a pequeña escala Fincas a mediana escala Fincas a gran escala

Mano de obra 0,05 0,17 0,45


Capital 0,08 0,07 0,08
Tierras sin irrigación 0,14 0,04 0,08
Tierras con irrigación 0,14 0,00 0,08
Uso de insumos en tierras sin irrigación 0,72 0,77 0,37
Uso de insumos en tierras con irrigación 0,40 0,70 0,39
Escala (tierras con irrigación) 0,99 1,04 0,99
Escala (tierras sin irrigación) 0,67 0,94 1,01

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.

Recuadro 4.3
Estimación de una función Cobb-Douglas de producción con base en el Censo Agrícola

La función Cobb-Douglas de producción es la función de producción más calculada en la literatura económica. Su fórmula algebraica
es la siguiente:

Q = A * Lα*Kβ*Hχ

Donde Q es producción, α, β y χ son constantes, L es mano de obra, K es capital y H es tierra. Se dice que la función es homogénea
de grado α + β + χ, ya que la multiplicación de L, K y H por alguna constante aumentará la producción en una proporción Kα + β + x. Si
la suma de los tres exponentes es igual a la unidad, se dice que la función Cobb-Douglas es homogénea de grado uno, mostrando
rendimientos constantes a escala.
Empleamos datos del Censo Agrícola para calcular una función Cobb-Douglas de producción como ésta. Como no recabó informa-
ción sobre la cantidad de muchos de los insumos empleados en la producción, ni sobre sus precios, el Censo Agrícola no es
adecuado para hacer esta estimación. Medimos la mano de obra como el número de trabajadores de la finca, tanto calificados como
no calificados, e incluimos a los miembros de la familia que trabajan en la finca; el capital por el número de máquinas de la finca,
tractores en su mayoría, que existen en la finca; por último, la tierra se desglosa en cuatro categorías, correspondientes a tierra con
irrigación y sin irrigación, con y sin el uso de insumos como fertilizantes y plaguicidas.

términos de elasticidades. Dado que los valores que se presentan son elasticidades, correspon-
den al cambio porcentual de la producción proyectado para un cambio de 1% en el insumo
referido: por ejemplo, para las fincas a pequeña escala, un incremento de 100% se asocia con
(sólo) un incremento de 5,4% en la producción.
Los resultados del cuadro 4.2 se pueden resumir como sigue:

• Para los productores a pequeña escala son muy pequeños los rendimientos sobre los au-
mentos de mano de obra (una elasticidad de 0,05), pero para los productores a gran escala
los rendimientos son mucho más grandes (una elasticidad de 0,45).
• Los rendimientos sobre los aumentos del capital que utilizan los agricultores de todos los
tamaños también son relativamente pequeños (elasticidades entre 0,07 y 0,08). En parte, lo
anterior se puede explicar por medio de la medida inadecuada del acervo de capital que se
puede crear a parte del Censo Agrícola.
• El grueso de las diferencias en producción entre productores a pequeña escala se puede
explicar en términos de la cantidad de tierra de que disponen, y la fracción de esa tierra que
utiliza insumos como fertilizantes y plaguicidas. Un incremento de 1% en la cantidad de

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POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 91

tierra sin irrigación produce un incremento de 0,14% en la producción si en esta tierra no se


utilizan insumos, y produce un incremento enorme de 0,86% en la producción si esta tierra
se trabaja con insumos5. Las elasticidades correspondientes para tierra con irrigación son
de 0,14% cuando no se emplean insumos, y de 0,54% cuando se emplean insumos en la
producción.

A continuación sumamos nuestra medida de eficiencia técnica (o productividad residual)


para fincas individuales en promedios de cantón. Estos promedios se ponderan por la superfi-
cie total cultivada en una finca –de manera que las fincas más grandes, en efecto, tienen una
ponderación más alta. En el gráfico 4.8 aparece ésta, nuestra estimación más completa de la
distribución de la productividad de un cantón a otro en Ecuador. El gráfico indica que muchos
de los mismos cantones con la productividad por hectárea más alta y (en particular) la produc-
ción más alta por trabajador, también son los mismos en los cuales los agricultores producen
con mayor eficiencia. Por ejemplo, la producción por trabajador y la eficiencia técnica son
respectivamente 100 y 40% más altos en Ambato que en Nabón.
En términos más formales, el coeficiente Spearman de correlación entre la medida de pro-
ducción por hectárea y la medida de eficiencia técnica de un cantón a otro es de 0,46, mientras
el coeficiente correspondiente entre producción por trabajador y eficiencia técnica es de 0,77
–los cuales son significativos al nivel de 1%.

Gráfico 4.8
LA EFICIENCIA TÉCNICA ES ALTA EN EL INTERIOR DE LA REGIÓN DE LA COSTA

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.

5 Esto corresponde a la suma de la elasticidad de la producción con respecto a la tierra sin irrigación (0,14) más la elasticidad de la producción con
respecto al uso de insumos en tierras sin irrigación (0,72).

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92 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Las fincas a pequeña, mediana y gran escala son todas más productivas
en zonas de gran productividad
¿Se mantienen las diferencias en productividad de un cantón a otro para fincas de tamaños
diferentes? Se trata de una cuestión importante de políticas. Sí, por lo general, algunos canto-
nes son más productivos que otros en todos los tamaños de finca y hay mayor expectativa de
que las intervenciones impulsarán la productividad en los cantones atrasados –precisamente
las políticas que consideramos en la cuarta sección del presente capítulo– tengan el potencial
para beneficiar a todos los agricultores. Para resolver estos interrogantes, calculamos los pro-
medios de eficiencia técnica en el ámbito de cantón para las fincas a pequeña, mediana y gran
escala. Todos los coeficientes Spearman de correlación entre estas tres medidas son positivos
y significativos al nivel de 1%. (Estas correlaciones son de 0,63 cuando comparamos produc-
tores a pequeña y mediana escala, de 0,70 cuando comparamos productores a mediana y gran
escala, y de 0,38 cuando comparamos productores a pequeña y gran escala). Claro está que es
probable que algunas de las diferencias en eficiencia que observamos sean una función de
diferencias de un cantón a otro en sus “dotaciones naturales” –aspectos como la calidad del
suelo o los patrones de pluviosidad. Sin embargo, como lo demostraremos más adelante en
este mismo capítulo, las diferencias en la eficiencia persisten aun después de tener en cuenta
estas diferencias en las dotaciones naturales.

En Ecuador, la distribución de la tierra es supremamente desigual


El valor promedio en dólares de la producción es una aproximación al tamaño de la produc-
ción agrícola en un cantón dado. Quién se beneficia de las diferencias en la productividad o de
incrementos futuros de la productividad lo determina el dueño de la tierra, del capital y de la
mano de obra, los cuales constituyen los insumos principales en la producción. En Ecuador, la
distribución de la tierra es supremamente desigual. El coeficiente Gini de propiedad de la
tierra fue de 0,81 en 2000, permaneciendo casi igual a su valor de 0,85 para 19746. Se trata de
una cifra muy elevada según estándares internacionales pero, como lo indica el cuadro 4.3, es
más o menos el promedio para América Latina, una región reconocida por la distribución
sesgada de la tierra (con excepción de México, el único país de la región donde la reforma
agraria cambió de manera significativa la distribución fundamental de la tierra).
Como lo señala el gráfico 4.9 a continuación, el coeficiente Gini de tierra en Ecuador
tiende a ser el más elevado de muchas de las zonas más productivas7 –a saber, las zonas de la
Costa alrededor de Guayaquil y las zonas al norte de la Sierra alrededor de Quito, así como en
lugares al sur de la Sierra. La correlación entre la medida de eficiencia técnica y el coeficiente
Gini es pequeña, pero positiva (0,14) y significativamente ambigua. Lo anterior no debe sig-
nificar, sin embargo, que la productividad de estos cantones sea mayor debido a una mayor
concentración de la tierra. En Ecuador, la asociación positiva entre una distribución desigual
de la tierra y una productividad elevada probablemente tiene más que decir acerca de la capa-
cidad de terratenientes acaudalados para adquirir las tierras de mayor calidad, y garantizar que
el gobierno preste servicios que incrementen todavía más la productividad de esa tierra, que
sobre cualquier relación subyacente causal entre desigualdad y productividad.

6 El coeficiente Gini se calcula empleando datos sobre el tamaño del predio. De ahí que un valor de Gini alto indica que una gran proporción de la
tierra está concentrada en una pocas manos. La calidad de la tierra y su valor, sin embargo, no se correlacionan necesariamente con el tamaño, de
manera que este índice no informa sobre la concentración de la riqueza arraigada en la tierra.
7 Los cantones que aparecen en el gráfico 4.9 se clasifican en quintiles, y cada quintil representa 20% de la superficie total cultivada.

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POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 93

Cuadro 4.3
EN ECUADOR, LA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA ES SUPREMAMENTE DESIGUAL

América Latina Coeficiente Gini de tierra

Argentina 85,6
Bolivia 76,8
Brasil 84,1
Colombia 82,9
Costa Rica 80,6
Ecuador 80,9
Guatemala 85,3
Honduras 76,5
Jamaica 80,3
México 60,7
Panamá 80,4
Perú 92,3
Paraguay 85,7
Uruguay 81,3
Venezuela 91,7
Otros países en desarrollo
Egipto 54,9
Indonesia 55,5
India 61,4
Jordania 67,7
Kenia 75
Rep. de Corea 33,9
Malasia 64
Paquistán 55,6
Filipinas 56
Senegal 49,3
Tailandia 42,6
Túnez 64,6
Uganda 54,9
Países industrializados
Australia 85,3
Canadá 55,2
España 84,5
Finlandia 49,4
Francia 54,4
Japón 43,2
Noruega 39,1
Estados Unidos 73,1

Fuente: Deininger y Olinto 2000.

En resumen, existen grandes diferencias de un cantón a otro en términos del valor total en
dólares de la producción y de la productividad –con algunos cantones donde todos los agricul-
tores a pequeña, mediana y gran escala tienen rendimientos superiores. También existen gran-
des diferencias en la distribución de la tierra de un cantón a otro. A continuación dirigimos
nuestra atención a un análisis de la relación entre productividad y propiedad de la tierra, por
una parte, e indicadores de consumo, ingreso y pobreza, por la otra.

cap4.p65 93 12/05/05, 09:08 p.m.


94 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.9
LA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA ES MÁS DESIGUAL EN LA SIERRA Y ALREDEDOR
DE GUAYAQUIL

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.

Recuadro 4.4
Acceso a la tierra entre la población indígena y de ascendencia africana

En 1994, aproximadamente 50% de la población indígena rural no tenía acceso a tierras agrícolas y quienes lo tenían cultivaban
tierras de mala calidad –por ejemplo, apenas 13% de todas las tierras con irrigación se encontraba en manos de agricultores indíge-
nas (Comunidec, 1996). Aunque no se dispone de cifras equivalentes para la población rural de ascendencia africana en la provincia
de Esmeraldas, lo más probable es que una elevada inseguridad de tenencia y políticas inadecuadas de titulación de tierras produ-
jeran resultados similares para este grupo.
Es más, una gran proporción de la tierra utilizada por la población indígena es de propiedad comunitaria y, por ende, está potencial-
mente expuesta a sobreexplotación e inversiones insuficientes.
En un intento por reconocer el carácter crucial de este problema, en 1998 se enmendó la Constitución de Ecuador con el fin de
reconocer el derecho ‘ancestral’ a la tierra que habitan las poblaciones indígena y de ascendencia africana. Sin embargo, resulta
difícil evaluar si esta medida representó algún aporte al acceso a la tierra agrícola entre estos grupos. Otras instituciones, como las
ONG y el Banco Mundial, también han tratado de aumentar el acceso a la tierra entre las poblaciones indígena y de ascendencia
africana por medio de planes de titulación y otras estrategias.
En el presente capítulo planteamos que los trabajadores agrícolas sin tierra se encuentran en la base de la pirámide de la distribución
de ingresos en las zonas rurales. Es posible entonces que el bajo acceso a la tierra entre la población indígena y la población de
ascendencia africana explique en buena parte las altas tasas de pobreza entre estos grupos, mientras las políticas dirigidas a aumentar
el acceso tal vez sean prometedoras como herramientas eficaces para reducir las tasas de pobreza (véase el análisis a continuación).

cap4.p65 94 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 95

PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA, INGRESOS FAMILIARES Y ¿QUIÉN SE BENEFICIA POBREZA:


DE LAS POLÍTICAS PARA AUMENTAR LA PRODUCTIVIDAD Y EL ACCESO A LA TIERRA?

Cuando se analiza el grado al cual los posibles incrementos de la productividad se materiali-


zan en incrementos en el ingreso de los hogares y en reducciones de la pobreza, ocurre una
distinción crucial entre agricultores independientes, quienes cultivan su propia tierra y los
jornaleros agrícolas. En el caso de los jornaleros agrícolas, es igualmente importante distin-
guir entre empleados “permanentes” –trabajadores con contratos estables, cuyos salarios se
fijan en parte por medio de la negociación colectiva (por lo menos en las fincas grandes)– y
los empleados “temporales” carentes de este tipo de estabilidad.

Agricultores independientes
Cerca de 47% de los pobres empleados en las zonas rurales son trabajadores independientes
en el sector agrícola de explotación agrícola. Para los agricultores independientes, los incre-
mentos de la productividad agrícola deberían traducirse en incrementos del ingreso del hogar
directamente. Así sucede casi por definición –a no ser que existan grandes cambios conductuales
compensatorios (como una reducción de la oferta de mano de obra) o efectos de equilibrio
general (como una baja del precio que pueda alcanzar la producción de la finca). Cálculos
realizados con base en la ECV de 1999 indican que, en promedio, un incremento de 1% en el
valor de la producción total de la explotación agrícola se asocia con un aumento entre 0,16 y
0,32% del consumo per cápita para hogares en el sector de explotación agrícola8.
Es importante recordar dos cosas para poner estos valores en contexto. Primero, como
estamos utilizando como nuestra medida de bienestar el consumo per cápita antes que el con-
sumo del hogar, únicamente observaremos un incremento de uno a uno (es decir, un coeficien-
te igual a 1) para los hogares de un solo miembro. El tamaño promedio de lo hogares de
Ecuador rural es de cerca de cinco a seis personas, de manera que un incremento de un dólar
por un dólar nos daría un coeficiente de 0,16 – 0,20 según el supuesto de ningún rendimiento
de escala del consumo. Segundo, es probable que incrementos en la producción sean el resul-
tado de incrementos en los insumos que es necesario pagar, de manera que las utilidades netas
son apenas una fracción del incremento total de la producción. Teniendo en cuenta todo lo
anterior, los incrementos registrados antes parecen bastante grandes. Además, los hogares que
explotan fincas que son más eficientes también tienen un consumo per cápita significativamente
mayor9.

Jornaleros agrícolas
A continuación analizamos la conexión entre productividad e ingreso del hogar para los jorna-
leros agrícolas, quienes representan el 20% de los pobres empleados en las zonas rurales.
Recordemos que los resultados que aparecen en el cuadro 4.2 indican que, en las fincas a
pequeña escala, el producto marginal de la mano de obra es bajo, mientras en las fincas a gran

8 En una regresión ponderada del log del gasto per cápita sobre el log de la producción total de la finca, con las ponderaciones dadas por los factores
de expansión en la encuesta, el coeficiente es de 0,164, con un error estándar de 0,024. La producción de la explotación agrícola puede quedar
supremamente mal medida y el coeficiente sobre una regresión del gasto sobre la producción entonces estaría sesgada hacia cero. Cuando la
producción se organiza con variables para si el agricultor recibiera asistencia técnica y utilizara semillas mejoradas, fertilizantes y plaguicidas, el
coeficiente sobre la regresión se duplica aproximadamente a 0,315, con un error estándar de 0,037.
9 Empleamos la ECV de 1999 para calcular las funciones Cobb-Douglas de producción y calculamos el parámetro de eficiencia técnica como lo
hicimos antes. La correlación entre esta medida de eficiencia técnica y el gasto log per cápita es positiva (0,158), y significativa al nivel de 1%.

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96 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

escala es alto. Si los mercados son competitivos y a los trabajadores se les paga su producto
marginal, esperaríamos que los salarios agrícolas fueran más altos en las fincas a gran escala
que en las fincas a mediana o pequeña escala (hipótesis 1). Es más, en la medida en que la
productividad promedio de la mano de obra (medida como producción por trabajador) se
correlacione con el producto marginal de la mano de obra, también deberíamos observar que las
fincas en donde la producción por trabajador es mayor pagan salarios más altos (hipótesis 2).
Con el objeto de comprobar la primera hipótesis, en el cuadro 4.4 resumimos por tamaño
de la finca los salarios promedio semanales de trabajadores permanentes y temporales, califi-
cados y no calificados. Los resultados ofrecen evidencia en apoyo de la hipótesis en el sentido
de que las fincas grandes pagan salarios más altos. A los trabajadores temporales se les paga
casi el doble en las fincas a mediana y a pequeña escala, y el doble en las fincas a grande y
mediana escala. Aunque no son tan grandes, estas diferencias también ocurren para los traba-
jadores permanentes, sobre todo entre las fincas a mediana y gran escala. Sin embargo, es
posible que estas fincas puedan ofrecer una remuneración adicional no salarial, como atención
en salud o educación subsidiadas, de manera que, en términos globales, la remuneración que
ofrecen es mayor que la de las fincas pequeñas.
Para comprobar la segunda hipótesis, una vez más regresamos a los datos del Censo Agrí-
cola10. El censo recabó información sobre el número de empleados permanentes o temporales,
calificados y no calificados, contratados por una finca, así como sobre el salario promedio
pagado a esos trabajadores, por mes para quienes son permanentes y por semana para quienes
son temporales. En principio, podemos emplear estos datos para relacionar el salario prome-
dio con la producción promedio por persona en la finca11.

Cuadro 4.4
LAS FINCAS GRANDES PAGAN SALARIOS MÁS ALTOS QUE LAS FINCAS PEQUEÑAS

Fincas a pequeña escala Fincas a mediana escala Fincas a gran escala

Empleados permanentes no calificados


Número de fincas 413 1.704 15.885
Salario promedio semanal (en dólares) 14,5 19,5 21,5
Empleados temporales no calificados
Número de fincas 1.522 5.511 21.216
Salario promedio semanal (en dólares) 7,9 12,6 23,6
Empleados permanentes calificados
Número de fincas 70 441 8.478
Salario promedio semanal (en dólares) 31,2 42,0 41,6
Empleados temporales calificados
Número de fincas 60 165 803
Salario promedio semanal (en dólares) 24,2 41,5 64,9

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola de 2001.
Nota: Ponderado significa con las ponderaciones dadas por el número de trabajadores en cada finca. Los salarios mensuales para trabajadores permanen-
tes se han transformado en salarios semanales dividiéndolos por 4,3.

En el cuadro 4.5 aparecen los resultados de regresiones de salarios agrícolas promedio


sobre la producción promedio por trabajador, así como otros controles. En el cuadro se indica
que un incremento de 1% en la producción se asocia con un incremento en los salarios de entre

10 No podemos utilizar las ECV para este fin, ya que esas encuestas recaban información de los hogares, pero no de las fincas en las cuales trabajan los
miembros de esos hogares (a no ser que sean trabajadores independientes).
11 Los datos no nos permiten calcular la producción (o el salario) de ningún trabajador en una finca, y no podemos estimar adecuadamente los aportes
de la mano de obra familiar a la producción.

cap4.p65 96 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 97

0,10 u 0,32% (véanse las notas en la parte inferior del cuadro, para una explicación detallada
sobre las diferentes especificaciones del modelo). Por tanto, a semejanza de los agricultores
independientes, los jornaleros agrícolas se deben beneficiar de incrementos en la productivi-
dad de las fincas que los emplean.

Cuadro 4.5
LAS FINCAS CON MAYOR PRODUCCIÓN POR TRABAJADOR PAGAN SALARIOS MÁS ALTOS

1 2 3 4 5 6 7

Trabajadores permanentes no calificados


Coeficiente – MCO 0,10*** 0,10*** 0,04 0,14*** 0,06 0,04* -0,01
Coeficiente – IV 0,32*** 0,28*** -0,14 0,05 0,15 0,06 0,04
Número de fincas 12.587 2.910 142 556 473 309 881
Trabajadores temporales no calificados
Coeficiente – MCO 0,08*** -0,00 0,06* 0,09** 0,03 0,05* 0,01
Coeficiente – IV 0,24*** 0,24*** 0,04 0,22** 0,03 -0,01 0,24***
Número de fincas 24.294 13.670 606 2.499 1.353 1.448 2.416

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.
Regresiones ponderadas, con las ponderaciones dadas por el número total de hectáreas cultivadas en una finca. La variable dependiente es el log del
salario promedio por hora pagado en una finca dada a trabajadores contratados de una categoría especial de empleo calificado. Los coeficientes registrados
son aquellos para el log de la producción promedio por trabajo. La especificación 1 no incluye controles; la especificación 2 incluye efectos fijos en el nivel de
cantón, variables de indicador para el tamaño de la finca (pequeña, mediana, grande) y una variable para el número de miembros del hogar que trabajan en
la finca. En la especificación 2, la muestra se limita a fincas que contratan mano de obra no calificada, y únicamente un tipo de mano de obra no calificada
(permanente o temporal) para reducir el error de medición. Las especificaciones de la 3 a la 7 no incluyen controles, pero la muestra se limita a fincas que
contratan mano de obra no calificada, contratan únicamente un tipo de mano de obra no calificada (permanente o temporal) y producen el mismo cultivo
principal: papa (especificación 3), arroz (4), banano (5), café (6) y cacao (7). En la regresión de variables instrumentales, los salarios se representan con
variables ficticias para si un agricultor utiliza irrigación, semillas mejoradas, fertilizantes y plaguicidas.
Los errores estándar se han corregido para heteroscedasticidad.
*** Significativo al nivel de 1%; ** significativo al nivel de 5%; * significativo al nivel de 10%.

Sin embargo, la relación entre producción en el ámbito de firma y salarios entre jornaleros
es más débil que la relación entre producción en el ámbito de finca y consumo per cápita entre
los trabajadores independientes. Existen varias explicaciones posibles para esta conclusión.
Es posible que, antes que en el ámbito de la finca, los salarios de los jornaleros agrícolas se
fijen de manera más o menos uniforme en el ámbito de poblado, parroquia o cantón –o bien
porque existe un sistema basado en normas según el cual a los trabajadores se les paga lo que
se considera un salario “justo” o “aceptable” en una comunidad, sin importar cuál sea su
productividad, o porque al empleador le es difícil determinar la producción por trabajador. Si
este fuera el caso, esperaríamos ver que los salarios son similares dentro de los cantones,
parroquias o poblados y, posiblemente, bastante diferentes de uno a otro.
Una descomposición de la varianza de salarios para empleados permanentes no calificados
en componentes dentro y entre cantones (el nivel más bajo de desagregación posible con estos
datos) indica que más de cuatro quintas partes (83,5%) de la varianza en salarios se pueden
explicar por las diferencias dentro de los cantones. Lo anterior sugiere que los salarios no se
fijan al nivel de cantón, si bien no podemos descartar la posibilidad de que se fijen a un nivel
inferior. Para tener una mejor comprensión de los mecanismos de fijación de salarios para los
jornaleros agrícolas, necesitaríamos un estudio detenido de los mercados laborales agrícolas,
algo que trasciende el alcance del presente capítulo. Sin embargo, este tema es de gran impor-
tancia y debería abordarse en el contexto del informe Ecuador Rural Development Strategy de
próxima aparición.

cap4.p65 97 12/05/05, 09:08 p.m.


98 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Tal vez una explicación más convincente de los patrones que observamos involucre el papel
del error de medición en la medida de la producción, el cual mostraría una tendencia a sesgar a
cero los coeficientes de regresión. Lo anterior parece probable, ya que los coeficientes de aque-
llas regresiones en las cuales la producción se realiza con variables ficticias para si la finca utiliza
irrigación, semillas mejoradas, fertilizantes y plaguicidas, son por lo general significativamente
más grandes que los coeficientes MCO comparables12.

La relación entre productividad agrícola y pobreza de un cantón a otro


Damos por concluida esta sección del capítulo analizando la relación entre productividad
agrícola y pobreza en el ámbito de cantón. Si una mayor productividad lleva a un mayor
ingreso y consumo del hogar y, por consiguiente, a menor pobreza, esperaríamos encontrar
una correlación positiva entre las medidas en el ámbito de cantón de producción, productivi-
dad y consumo promedio. Más aún, podríamos esperar que la relación entre mayor producti-
vidad agrícola y menor probabilidad de estar en la pobreza sería más fuerte para los hogares
directamente involucrados en la agricultura.
En el cuadro 4.6 presentamos resultados sugerentes. En particular, registramos las correla-
ciones de un cantón a otro entre producción por trabajador y productividad, por una parte, y
por otra las tasas de conteo para todo el cantón, para los hogares en las zonas rurales del
cantón únicamente y (por separado) para los hogares en los cuales la cabeza de familia es un
agricultor independiente, un jornalero agrícola o está empleado en servicios agrícolas. Como
lo esperaríamos, el cuadro 4.6 muestra que el coeficiente de correlación entre producción o
productividad y la probabilidad de ser pobre es más grande para la población rural que para la
de un cantón en general, y más grande para los hogares directamente involucrados en la agri-
cultura que para otros. Debemos ser cuidadosos de no atribuir con demasiada premura causalidad
a estas asociaciones, ya que es probable que exista una gran cantidad de variables que afecten
tanto las tasas de pobreza como la productividad de un cantón, y las cuales no se capten en estas
correlaciones simples. No obstante, las correlaciones sí ofrecen alguna evidencia de que canto-
nes con mayor productividad también tienen menos pobreza, sobre todo en las zonas rurales y,
en particular, para aquellos hogares cuya subsistencia depende directamente de la agricultura.

Cuadro 4.6
MAYOR PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA SE ASOCIA CON MENOR POBREZA RURAL EN EL ÁMBITO DE CANTÓN

Correlaciones con índice de conteo

Población Población Agricultores Jornaleros Servicios


total rural independientes agrícolas agrícolas

Log -0,18 -0,25* -0,54* -0,63* -0,30*


(valor en dólares de la producción por trabajador)
Eficiencia técnica promedio -0,24* -0,40* -0,61* -0,63* -0,33*

Fuente: Cálculos del personal a partir de datos del Censo de Población de 2000 y del Tercer Censo Agrícola de 2001.
Nota: * Significativo al nivel de 1% o mejor.
Correlaciones ponderadas, con las ponderaciones dadas por la población de un cantón en la categoría pertinente.

12 Parece que estos son instrumentos posibles: todos ellos están muy correlacionados con la producción por trabajador, pero posiblemente no
correlacionados con los salarios, a no ser que sea a través de su efecto en la producción.

cap4.p65 98 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 99

En resumen, encontramos que existe una relación clara entre la productividad agrícola y
los indicadores de bienestar, como ingreso y consumo para los trabajadores independientes,
así como para los jornaleros agrícolas. En las siguientes secciones analizaremos, por separa-
do, las políticas que probablemente puedan tener el mayor impacto en la productividad, y las
políticas que deberían mejorar el acceso a la tierra y el funcionamiento de los mercados de
tierras rurales en Ecuador.

POLÍTICAS PARA AUMENTAR LA PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA


Cerrar la brecha: Cómo pasar la frontera de la posibilidad de producción
En páginas anteriores planteamos que las diferencias en el uso de insumos no podían explicar
plenamente las diferencias de la productividad agrícola (o producción), y elaboramos una
medida de eficiencia técnica con base en la productividad total. En la presente sección inten-
taremos explicar las diferencias de eficiencia técnica de una finca a otra en términos de “varia-
bles de las políticas” y de “dotaciones naturales”.
Como variables de las políticas consideramos si a la finca la maneja su propietario, la
fracción de tierra con título formal, si la finca recibe asistencia técnica o usa créditos, medidas
del grado al cual la finca se integra en la economía normal (según lo determinan tres variables,
si un agricultor vende la producción, vende a compradores intermediarios y si la finca está a
más de 90 minutos de un mercado de productos agrícolas), y medidas del capital humano del
operador de la finca (según lo determinan los años que tenga de educación formal, de educa-
ción agrícola y si habla una lengua indígena). De manera similar, consideramos el coeficiente
de variación de la pluviosidad en el cantón, si el clima es árido, húmedo o seco, y la propor-
ción del cantón sujeta a erosión del suelo, como medida de “dotaciones naturales”. En las
estimaciones también se incluyen variables para la proporción de la tierra de la finca dedicada
a usos diferentes a cultivos, y la proporción de cultivos perdidos a causa del mal tiempo, las
enfermedades o las plagas. En el cuadro 4.7 aparecen los resultados y en el cuadro 4.8, los
valores promedio de cada variable para tipos de fincas diferentes. Por conveniencia, estos
resultados se presentan en términos de distancia desde la frontera, de manera que las variables
con coeficientes negativos tendrán, por consiguiente, una relación positiva con la producción.
(Lo anterior puede dar lugar a confusión, ya que la interpretación que en términos generales
daríamos a los coeficientes de una regresión estándar sería que un coeficiente negativo indica
una relación negativa con la producción).
Podemos resumir los resultados del cuadro 4.7 como sigue:
• Los propietarios que manejan su finca no son más eficientes que otros.
• La tierra titulada se asocia con mayor productividad para las fincas a mediana y gran esca-
la, pero no para las fincas a pequeña escala. Sin embargo, como lo analizamos a continua-
ción, la titulación de tierra puede ser importante para este grupo porque aumenta la seguridad
de tenencia y, por tanto, fomenta las inversiones. Igualmente aumenta el acceso de los sin
tierra a la tierra.
• La asistencia técnica se asocia con mayor productividad para fincas de todos los tamaños.
• La disponibilidad de crédito se asocia con mayor productividad para fincas de todos los
tamaños, y en particular para las fincas pequeñas13. Lamentablemente, no disponemos de
información sobre el uso que se le da a los recursos adicionales que ofrece el crédito.

13 En este punto es necesario tener precaución porque la variable empleada en el análisis es “usa crédito” en vez de “tiene acceso potencial al crédito”.
El uso actual del crédito se puede correlacionar con características no observadas de la finca, que resultan en mayor productividad y no se tienen en

cap4.p65 99 12/05/05, 09:08 p.m.


100 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 4.7
EL IMPACTO DE DIFERENTES “VARIABLES DE POLÍTICAS” EN LA EFICIENCIA TÉCNICA
VARÍA CON EL TAMAÑO DE LA FINCA

Coeficientes (distancia desde la frontera)


Fincas pequeñas Fincas medianas Fincas grandes

Manejada por el propietario -0,017 0,307


Porción de tierra titulada 0,038 -0,074 -0,064

Asistencia técnica recibida -0,312 -0,137 -0,253

Créditos obtenidos -0,938 -0,559 -0,254

Lejanía de los mercados (a más de 90 minutos) -0,087 0,005 -0,201


Vende a compradores intermediarios -0,375 -0,051 0,331
Vende la producción -0,582 -0,651 -0,860

Años de educación formal 0.003 -0,024 -0,050


Años de educación agrícola -0,189 -0,069 -0,051
Habla lengua indígena -0,342 0,088 -0,082

Coeficiente de variación de la pluviosidad 1,661 0,764 0,387


Clima árido o seco 0,367 0,202 -0,098
Clima húmedo 0,191 0,202 -0,067
Clima lluvioso 0,349 -0,154 -0,147
Proporción del área del cantón sometida a erosión 1,015 0,508 0,354

Proporción del área de la finca dedicada a usos diferentes a cultivos 3,338 2,249 1,966
Proporción de área de cultivos perdida por causa del mal tiempo,
las enfermedades o las plagas 2,693 1,835 1,816

Constante 0,290 1,465 5,108

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.
Nota: Todos los coeficientes son significativos al nivel del 5% o a un nivel mejor con excepción de los coeficientes sombreados en el cuadro.

Cuadro 4.8
EL VALOR PROMEDIO DE “LAS VARIABLES DE LAS POLÍTICAS” VARÍA CON EL TAMAÑO DE LA FINCA

Pequeña Mediana Grande Todas

Manejada por el propietario 0,91 0,92 0,69 0,71


Porción de tierra titulada 0,66 0,68 0,82 0,81
Recibe asistencia técnica 0,07 0,08 0,34 0,32
Créditos obtenidos 0,09 0,15 0,23 0,22
Distancia de los mercados (en minutos) 20,79 36,44 79,83 76,49
Vende la producción directamente a los mercados 0,12 0,07 0,02 0,03
Vende la producción a intermediarios 0,61 0,80 0,56 0,58
Años de educación formal 4,25 4,36 9,62 9,22
Años de educación agrícola 0,03 0,04 0,91 0,84
Habla lengua indígena 0,15 0,10 0,04 0,05

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Tercer Censo Agrícola de 2001.

cuenta en el análisis. Lamentablemente, los datos disponibles no nos permiten corregir el problema de endogeneidad que plantea, de manera que el
efecto calculado del crédito en la productividad puede estar sesgado hacia arriba.

cap4.p65 100 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 101

• Controlando otras variables, la “lejanía” (más de 90 minutos de distancia del mercado) no


tiene un efecto en la productividad para las fincas a pequeña y mediana escala, pero aumen-
ta la productividad entre las fincas a gran escala.
• Las fincas que venden parte de su producción son más productivas; entre las fincas a pe-
queña escala, vender a compradores intermediarios se asocia con mayor productividad, en
tanto que el efecto es el contrario para los productores a gran escala.
• Los años de educación agrícola siempre impulsan la productividad, y el mayor efecto se da
en las fincas a pequeña escala. La educación formal del operador de la finca es importante
para las fincas a mediana y gran escala, pero no lo es para los productores a pequeña escala.
• Hablar una lengua indígena tiene un impacto positivo en la productividad entre los agricul-
tores a pequeña escala. Una posible explicación para este resultado consiste en que, des-
pués de tener en cuenta otras diferencias entre agricultores indígenas y no indígenas, hablar
una lengua indígena es una señal del capital social disponible a los productores en pequeña
escala. Para los productores a mediana escala, el resultado es lo contrario, aunque cuantita-
tivamente muy pequeño.
• Las fincas a pequeña escala al parecer tienen menos capacidad para manejar la pluviosidad
variable, aún después de hacer un ajuste para la irrigación; también son más sensibles a las
dotaciones climáticas y a posibles problemas de erosión. Lo anterior podría sugerir la necesi-
dad de contratar seguros de riesgos catastróficos.
• Las pérdidas debidas a causas naturales perjudican a fincas de todos los tamaños, y a los
agricultores pequeños en particular.

El impacto de la reformas de las políticas en la producción: resultados


de una simulación
Los resultados que aparecen en el cuadro 4.7 ofrecen una indicación clara de aquellas políticas
que se correlacionan o no de manera significativa con una mayor productividad agrícola. Sin
embargo, dado que las unidades en las cuales se miden las variables de las políticas no son
constantes, resulta difícil comparar la magnitud de los efectos. Con el fin de posibilitar compa-
raciones de estos tipos, llevamos a cabo algunas simulaciones. Específicamente, para cada
provincia, primero calculamos la producción promedio por hectárea para todas las fincas de
un tamaño determinado, cuando todos los insumos (tierra, capital, mano de obra), las variables
de las políticas y las dotaciones naturales se fijan al valor promedio para esa provincia. De lo
anterior resulta el escenario de referencia para las simulaciones. A continuación simulamos
los efectos de varias intervenciones posibles de las políticas, introduciendo, a la vez las inter-
venciones de las políticas. Las intervenciones de las políticas o escenarios que consideramos
son los siguientes: (i) insumos: aplicación de fertilizantes y plaguicidas a toda la tierra que
actualmente no los emplea; (ii) servicios de extensión: todas las fincas van a recibir asistencia
técnica; (iii) acceso al mercado: se estimula a todas las fincas a pequeña y mediana escala para
vender la producción a intermediarios, en tanto que todas las fincas a gran escala evitan vender
a los intermediarios; además, todas las fincas venden la producción y a las fincas pequeñas
distantes se les ofrece acceso mejorado a los mercados; (iv) crédito: todas las fincas usan el
crédito; (v) educación formal: todos los operadores de finca tienen por lo menos cinco años de
educación formal; y (vi) educación agrícola: todos los operadores de finca tienen por lo menos
tres años de educación agrícola.
En el cuadro 4.9 (paneles A, B y C) se presentan los resultados de los anteriores seis esce-
narios diferentes, calculados por separado según el tamaño de la finca. La mejor manera de
resumir los resultados es como sigue:

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102 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 4.9
EL ACCESO AL CRÉDITO Y EDUCACIÓN AGRÍCOLA TIENE EL IMPACTO MÁS GRANDE EN LA PRODUCTIVIDAD

A. Fincas pequeñas

Porcentaje Escenario Plaguicidas Educación


Provincia de fincas de referencia y fertilizantes Extensión Mercados Crédito agrícola

(Incremento asociado con cada reforma de las políticas, en dólares/hectárea)

Azuay 43,0 314,4 16,2 13,7 21,5 44,8 28,2


Bolívar 15,1 170,0 12,8 7,2 8,6 24,6 15,4
Cañar 37,3 292,5 21,2 13,2 16,4 41,6 26,3
Carchi 15,4 469,2 10,7 18,0 11,9 49,3 37,3
Chimborazo 37,0 423,4 24,6 13,6 9,8 47,1 28,3
Cotopaxi 37,2 278,0 7,9 12,9 11,5 42,6 26,3
El Oro 13,6 427,7 22,2 16,1 11,5 52,2 31,2
Esmeraldas 2,3 140,9 11,6 6,7 6,3 22,1 13,3
Guayas 13,4 386,7 10,9 13,1 9,2 32,5 24,5
Imbabura 49,0 218,0 15,1 9,6 14,4 30,1 18,9
Loja 15,3 264,2 25,6 10,6 10,6 34,2 21,4
Los Ríos 10,6 231,1 13,4 8,6 3,7 25,4 16,3
Manabí 16,8 204,2 10,4 9,5 9,8 29,2 17,9
Morona Santiago 4,4 297,7 28,9 11,8 13,9 35,4 21,8
Napo-Orellana 4,0 735,0 6,0 19,9 45,1 94,5 49,7
Pastaza 9,0 149,8 13,9 7,9 11,8 23,6 14,2
Pichincha 39,4 313,9 19,0 14,6 24,3 46,7 29,0
Sucumbíos 1,0 228,1 9,6 13,4 27,8 42,4 24,9
Tungurahua 66,0 661,8 10,5 22,2 7,2 69,5 46,2
Zamora Chinchipe 2,5 215,1 15,9 8,6 12,2 30,6 18,2
Áreas sin delimitar 421,8 20,3 19,1 15,9 60,7 36,4

B. Fincas medianas

Porcentaje Escenario Plaguicidas Educación


Provincia de fincas de referencia y fertilizantes Extensión Mercados Crédito agrícola

(Incremento asociado con cada reforma de las políticas, en dólares/hectárea)

Azuay 38,9 238,3 33,3 12,5 17,3 56,8 21,1


Bolívar 43,8 139,8 20,7 6,9 3,1 29,0 11,3
Cañar 42,2 275,6 29,3 13,2 9,6 69,4 24,8
Carchi 42,6 432,8 15,3 18,5 4,7 82,1 33,5
Chimborazo 47,7 208,0 26,2 9,5 4,8 46,6 17,8
Cotopaxi 44,1 195,5 12,1 10,3 5,1 45,8 17,4
El Oro 34,0 313,0 28,1 9,9 3,1 43,9 17,0
Esmeraldas 11,7 130,9 34,2 5,8 2,9 25,0 9,3
Guayas 41,6 348,8 17,5 13,8 2,7 37,3 22,8
Imbabura 29,8 180,7 20,1 8,2 6,4 37,6 14,5
Loja 38,6 194,0 41,8 9,3 7,0 41,6 15,5
Los Ríos 38,1 221,8 14,8 9,4 1,4 33,5 14,6
Manabí 32,6 151,9 19,9 7,1 2,3 28,8 11,9
Morona Santiago 9,5 233,9 66,3 10,6 7,6 45,8 17,0
Napo-Orellana 8,3 157,0 30,1 5,9 3,4 36,5 13,0
Pastaza 10,7 190,1 22,2 4,7 5,8 46,2 17,2
Pichincha 27,0 288,2 50,4 11,2 12,8 49,7 20,4
Sucumbíos 8,8 128,3 19,1 6,3 2,1 29,0 10,3
Tungurahua 28,2 557,3 14,6 23,5 2,3 96,2 44,7
Zamora Chinchipe 11,1 146,6 26,5 7,1 5,0 31,6 11,4
Áreas sin delimitar 210,3 28,9 7,7 1,3 31,2 12,0

(Continúa en la página siguiente)

cap4.p65 102 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 103

(Continuación cuadro 4.9)

C. Fincas grandes

Porcentaje Escenario Plaguicidas Educación


Provincia de fincas de referencia y fertilizantes Extensión Mercados Crédito agrícola

(Incremento asociado con cada reforma de las políticas, en dólares/hectárea)

Azuay 18,1 580,6 42,3 17,1 28,4 27,7 16,1


Bolívar 41,1 190,8 9,6 10,5 13,3 10,7 6,9
Cañar 20,5 678,2 35,7 22,8 33,9 28,8 21,6
Carchi 42,0 707,1 8,2 30,3 52,0 29,4 23,0
Chimborazo 15,3 249,5 9,6 9,7 17,1 11,0 7,5
Cotopaxi 18,8 1.440,8 109,9 35,8 80,2 53,5 31,6
El Oro 52,4 784,6 9,9 26,0 22,5 39,0 26,0
Esmeraldas 86,1 140,9 7,4 6,4 8,0 7,8 4,8
Guayas 45,0 444,9 6,4 18,2 18,8 16,9 14,5
Imbabura 21,2 506,0 31,9 16,6 22,8 21,0 9,3
Loja 46,1 234,9 14,4 13,1 19,0 13,4 8,6
Los Ríos 51,2 428,6 3,9 13,5 16,6 17,8 12,1
Manabí 50,5 154,1 6,0 7,8 11,9 8,3 5,4
Morona Santiago 86,0 281,8 19,2 15,8 21,6 16,5 10,1
Napo-Orellana 87,6 141,0 6,1 6,9 8,2 8,3 5,0
Pastaza 80,3 69,2 3,4 3,8 5,5 4,0 2,3
Pichincha 33,6 2.682,4 226,9 57,8 82,3 70,9 52,8
Sucumbíos 90,1 83,3 5,0 4,5 6,8 4,9 3,0
Tungurahua 5,8 843,5 13,4 32,4 58,6 34,6 29,6
Zamora Chinchipe 86,4 186,8 10,8 9,9 14,7 10,6 6,8
Áreas sin delimitar 303,1 6,5 12,8 12,6 16,4 9,8

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Tercer Censo Agrícola, 2001.

• La rentabilidad de cualquier cambio de las políticas tiende a ser significativamente mayor


entre fincas a pequeña y mediana escala que entre fincas a gran escala. En parte, lo anterior
es un reflejo de las diferencias actuales del “acceso” a las intervenciones de las políticas
que simulamos: muchas más fincas a gran escala ya tienen créditos, de manera que hacer
que el crédito esté a disposición de todos los agricultores a gran escala tiende a tener un
efecto relativamente pequeño en la producción de fincas de este tamaño.
• De lejos, el acceso al crédito es la única intervención de las políticas que tendrá el impacto
más grande en la producción de las fincas a pequeña y mediana escala. El crédito aumenta-
ría en 15% o más la producción promedio por hectárea en cinco provincias (Cotopaxi,
Esmeraldas, Pastaza, Pichincha y Sucumbíos) entre las fincas a pequeña escala, y en 20%
más entre agricultores a mediana escala en más de la mitad de las provincias del país.
• La educación agrícola del operador de la finca tiene un impacto razonablemente grande,
entre 7 y 9%, sobre la producción de las fincas a pequeña y mediana escala y un impacto
más pequeño, entre tres y 4%, en las fincas a gran escala. El impacto de la escolaridad
general, que no se incluye en los cuadros, tiende a ser muy pequeño. Debemos notar, sin
embargo, que aumentar la escolaridad de trabajadores diferentes al operador de la finca
posiblemente podría tener un gran impacto en la producción; lamentablemente no dispone-
mos de información al respecto.
• El acceso a plaguicidas y fertilizantes tiene un efecto particularmente grande en la produc-
ción de las fincas a mediana escala, aunque este impacto tiende a variar por provincia de
manera significativa. En las provincias de Esmeraldas, Loja y Morona Santiago, la produc-
ción promedio por hectárea aumentaría en más de 20% si todos los productores a mediana
escala utilizaran en la producción plaguicidas y fertilizantes.

cap4.p65 103 12/05/05, 09:08 p.m.


104 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

• Los más favorecidos con un mayor acceso al mercado serían las fincas a gran escala.
• Por lo general, el impacto del acceso a los servicios de extensión es pequeño (entre 3 y 5%)
y aproximadamente igual de una provincia a otra y según el tamaño de la finca.

Luego, las medidas dirigidas a aumentar la productividad agrícola, las dos políticas más
eficaces, deberían incluir:
• Mayor acceso al crédito rural. El crédito rural está restringido debido a las dificultades
que tienen muchos productores, en particular los de las fincas pequeñas, para cumplir con
los requisitos administrativos y de garantías que exigen las instituciones financieras. Como
resultado, la mayor parte del crédito existente en la actualidad es informal, o lo ofrecen
cooperativas de ahorros y de crédito pequeñas. Es necesario fortalecer a estas cooperati-
vas, así como a otras instituciones con objetivos similares, como los grupos de crédito para
mujeres (cajas solidarias). Asimismo, es necesario modificar la normatividad del crédito
con el fin de permitir el uso de activos familiares, como tierras y ganados, como garantía
colateral.
• Mayor acceso a la asistencia técnica y a la educación agrícola. La tecnología agrícola
sólo existe en áreas específicas, para cultivos específicos destinados a la exportación, mien-
tras que, por lo general, se carece de formación agrícola y de asistencia técnica, sobre todo
en las pequeñas propiedades agrícolas. Se deben emprender acciones para resolver esta
situación apoyando al Instituto Nacional de Capacitación de Trabajadores Agrícolas Rura-
les (capacitación campesina), que maneja el Ministerio de Agricultura de manera bastante
descentralizada, así como a la investigación agrícola y a las iniciativas de desarrollo.

Como paso siguiente, podemos combinar los cambios en la producción que implican los
resultados de la anterior simulación con el impacto de cambios en la producción sobre el gasto
per cápita de los hogares de la ECV de 1999. Recordemos que un incremento de 1% en la
producción agrícola se asoció con un incremento entre 0,16 y 0,34% del gasto per cápita de
los agricultores independientes. Un cálculo simple sugiere que una intervención que aumenta-
ra en 20% la producción de todas las fincas –al límite superior de las intervenciones que
hemos analizado– aumentaría entre 3,2 y 6,9% el gasto per cápita de los agricultores indepen-
dientes. A su vez, lo anterior se traduce en una reducción de la pobreza de entre 1,2 y 3,4
puntos porcentuales para los agricultores independientes. Asimismo, esta intervención tendría
un efecto en la pobreza entre los jornaleros agrícolas, ya que una fracción de los incrementos
en la productividad se transfiere a ellos como salarios más altos. Por último, como lo plantea-
mos a continuación, probablemente aumentar la productividad en el sector agrícola de explo-
tación agrícola tenga efectos secundarios positivos en el sector agrícola de explotación no
agrícola. Pero en Ecuador la pobreza es generalizada y severa, y estos cálculos simples ofre-
cen un recordatorio aleccionador en el sentido de que se requerirán muchos esfuerzos en
muchos frentes, y muchísimo tiempo, para sacar de la pobreza a una gran proporción de hoga-
res de las zonas rurales de Ecuador.
Por último, damos por concluida la presente sección con dos palabras de precaución. Pri-
mera, es posible que ofrecer a algunas zonas todo un paquete de intervenciones –crédito,
asistencia técnica, insumos agrícolas– pueda ser más eficiente y producir mejor rentabilidad
que ofrecer todas las intervenciones por separado14. Segunda, deberíamos notar que las esti-
maciones del cuadro 4.9 ofrecen pautas sobre los beneficios relativos de intervenciones di-

14 Los cálculos que aparecen más arriba no arrojan luz alguna sobre esta cuestión. Las estimaciones de los resultados de la Frontera de Posibilidad de
Producción con interacciones entre diferentes intervenciones tendían a ser muy frágiles y, por consiguiente, no las incluimos.

cap4.p65 104 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 105

ferentes en términos de su impacto marginal en la producción, más no de los costos relativos


–directos o indirectos. Por ejemplo, no es claro cuánto más o menos costoso resultaría ofrecer
a todos los agricultores a pequeña escala acceso al crédito o un año adicional de educación
agrícola. Más aún, se tendrían que calcular los costos para otros –por ejemplo, los costos
ambientales asociados con un uso mayor de fertilizantes y plaguicidas– y tenerlos en cuenta.
No obstante, en el cuadro 4.8 queda claro cuáles intervenciones de las políticas ofrecen el
potencial para aumentar más la producción. Entre éstas se destaca particularmente el acceso al
crédito rural. El próximo informe del Banco Mundial Ecuador Rural Development Strategy
podría ofrecer recomendaciones sobre la mejor manera de calcular los costos de algunas de las
intervenciones propuestas y sobre cómo diseñar programas y proyectos concretos para llevar-
las a cabo.

POLÍTICAS PARA AUMENTAR EL ACCESO A LA TIERRA


Como en todas partes en América Latina, la distribución de la tierra en Ecuador es muy des-
igual. La mala distribución de la tierra refleja un legado histórico e institucional –gran parte
del cual se remonta a la época colonial. Además de este legado histórico, existen barreras
legales y económicas a un mejor funcionamiento de los mercados de la tierra. Un reciente
estudio de la legislación agraria en América Latina (FAO, 2002) señala que Ecuador cuenta con
uno de los mercados de la tierra más rígidos en la región: es uno de los dos únicos países de
América Latina (el otro es Honduras) en donde existe una prohibición total contra la aparcería
y uno de un puñado de países con legislaciones vigentes que permiten la expropiación de
tierras –por ejemplo, si la tierra no cumple su “función social”. La rígida legislación agraria,
como los derechos de propiedad inciertos, deprime tanto el arriendo de tierras como los mer-
cados de venta de tierras.
Los mercados de tierras que funcionan con ineficacia tienen costos serios –tanto en térmi-
nos de eficiencia como en cuanto a los terratenientes acaudalados que son en la actualidad los
propietarios de la mayor parte de las tierras, en términos de igualdad. Por consiguiente, son
cruciales las políticas para mejorar el funcionamiento de los mercados de tierras en el Ecuador
rural. A continuación analizamos estas políticas, separándolas entre aquellas con el potencial
para mejorar la seguridad de tenencia y aquellas que ayudarían a aumentar a un nivel más
eficiente el número de transacciones en los mercados de tierras. Claro está que no se puede
segmentar las políticas de manera tan ingeniosa –en verdad, las incertidumbres sobre la titula-
ción de tierras son unas de las razones principales para el subdesarrollo de los mercados de
arriendo de tierras. Aún así, creemos que la diferenciación de las políticas es útil. Lo mismo
que con las intervenciones dirigidas a aumentar la productividad agrícola, dejamos el costo y
diseño de políticas específicas como tema de debate del informe del Banco Mundial, Ecuador
Rural Development Strategy.

Fomentar la seguridad de tenencia


Cuando los derechos de propiedad son inciertos, los propietarios de tierras se mostrarán rea-
cios a arrendar sus tierras por temor a no poder recuperarlas. Y si es que arriendan sus tierras,
favorecerán a parientes cercanos y no a extraños, y preferirán contratos a corto que a largo
plazo. Los títulos inciertos también comportan otros costos importantes: es posible que los
terratenientes hagan inversiones escasas en su propia tierra si existe la posibilidad de que sus
reclamos legales puedan ser objeto de impugnación, y tal vez no sean capaces de utilizar su
tierra como garantía colateral para un crédito. Entre tanto, los compradores potenciales de
tierras no estarán dispuestos a comprar tierras sobre las cuales no les entreguen títulos legales,

cap4.p65 105 12/05/05, 09:08 p.m.


106 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

mientras que los arrendatarios de tierras con contratos a corto plazo no harán muchas inversio-
nes en la tierra. Por tanto, la seguridad inadecuada de tenencia reduce la inversión en la tierra,
deprime su valor y hace más probable que los grandes terratenientes dejen grandes extensiones
de tierra en barbecho, mientras un gran número de jornaleros agrícolas quedan sin tierra –un
resultado que es no sólo ineficiente sino regresivo. Entre las políticas que mejorarían la segu-
ridad de tenencia, se incluyen:
• Eliminar las barreras legales y otras barreras a la titulación de tierras.
• Actualizar los registros de tierras.
• Promulgar leyes consistentes y eliminar la incertidumbre sobre la amenaza de la expropia-
ción de tierras.
• Establecer un sistema eficaz de resolución de conflictos agrarios.

Fomentar las transacciones de tierras


Un documento reciente del Banco Mundial plantea de manera convincente el caso para merca-
dos flexibles de tierras: “Las transacciones de tierras pueden jugar un papel muy importante
permitiendo el acceso a la tierra por parte de personas productivas, pero que no poseen tierras
o tienen poca tierra. Los mercados de tierras asimismo facilitan el intercambio de tierras a
medida que se desarrolla la economía de la explotación no agrícola y, donde existan las condi-
ciones para hacerlo, ofrecer las bases para el uso de la tierra como garantía colateral en los
mercados crediticios”15. En efecto, en Ecuador como en gran parte de América Latina, el
carácter rígido de los mercados de tierras constituye una razón fundamental de la falta de
acceso de los pobres a la tierra. Entre las políticas que harían más flexibles los mercados de
tierras en Ecuador, se incluyen:
• Eliminar la restricción total contra la aparcería y otras restricciones al arriendo. Los gobier-
nos de muchos países han tratado de limitar la aparcería, debido tanto a preocupaciones
sobre ineficiencias como al aparente carácter “explotador” de la relación de aparcería. Sin
embargo, en la práctica, las limitaciones legales a la aparcería y los topes legales a los
valores del arriendo de tierras han reducido tanto el acceso como la igualdad –contrario a
los objetivos propuestos. En Kenia, por ejemplo, se calcula que una prohibición a la apar-
cería ha producido una pérdida de eficiencia de por lo menos 10%16.
• Redactar contratos estándar para arriendos de tierra con el fin de reducir los costos de
transacción.
• Eliminar las restricciones a la posibilidad de transferencia, de manera que sea posible trans-
ferir legalmente las propiedades –por ejemplo, dentro de una familia– o se puedan vender.
• Evaluar la posibilidad de aplicar un impuesto a la tierra. Los impuestos a la tierra pueden
hacer que las tenencias de tierras en barbecho, no explotadas, sean mucho más costosas y,
por consiguiente, pueden ofrecer un incentivo para la venta o el arriendo de tierras. Si los
pequeños productores son más eficientes que los grandes productores, los impuestos a la
tierra también pueden tener un impacto positivo en la productividad.

Ecuador tiene una de las distribuciones de tierra más desiguales del mundo y uno de los
códigos más rígidos para reglamentar la venta de tierras y los mercados de arriendo de tierras.
Además, existe gran incertidumbre sobre la propiedad y la titulación de la tierra. Claros impe-

15 Banco Mundial, Land Policies for Growth and Poverty Reduction (mayo 2003, p. xxix). (Existe versión en castellano)
16 Collier (1989), citado en Banco Mundial 2001, p. 119.

cap4.p65 106 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 107

rativos de las política son reducir la incertidumbre de la tenencia y mejorar el funcionamiento


de los mercados de tierras.

EL SECTOR RURAL DE EXPLOTACIÓN NO AGRÍCOLA EN ECUADOR


Para concluir, haremos un breve análisis de las oportunidades y restricciones en el sector rural
de explotación no agrícola de Ecuador, con un enfoque en el grado al cual se dispone de
evidencia sobre vínculos entre los sectores agrícolas de explotación agrícola y de explotación
no agrícola17. Como en todas partes, en Ecuador el sector agrícola de explotación no agrícola
juega un papel importante como mecanismo de diversificación del ingreso para los hogares
rurales. Se trata de un asunto crucial en razón de la variación estacional de los ingresos agríco-
las, así como debido al alto grado de exposición del sector agrícola a conmociones covariantes,
tales como las causadas por el mal tiempo (inundaciones, sequías) y, para los cultivos de
exportación, a los precios internacionales de los productos primarios. Además, ha menudo se
ha sugerido que existe un círculo virtuoso entre la intensificación agrícola y el sector agrícola
de explotación no agrícola. En esta literatura se aduce que la agricultura puede estimular el
sector agrícola de explotación no agrícola por medio de enlaces en sentido inverso –por ejem-
plo, cuando los agricultores necesitan servicios como producción de arado (no tiene sentido),
reparación de maquinaria– y enlaces en sentido progresivo –por ejemplo, cuando es necesario
procesar, moler o envasar los productos agrícolas. También podrían existir enlaces de consu-
mo, a medida que el aumento de los ingresos agrícolas estimula la demanda de bienes y servi-
cios producidos en pueblos cercanos. Por último, aumentar la productividad agrícola podría,
entonces, producir una mayor intensificación agrícola mediante menores costos de insumos,
reinversión de utilidades en la agricultura y cambio tecnológico.
¿Cuál es la evidencia de estos enlaces entre los sectores agrícolas de explotación y no explota-
ción agrícolas? Resultados empíricos sugieren que existen diferencias considerables de un país a
otro a medida que en realidad se materializa un círculo virtuoso. En particular, algunos investiga-
dores han planteado que los enlaces en sentido inverso y progresivo han sido mucho más fuertes en
países de Asia Oriental que de América Latina18. Presentamos evidencias, si bien tentativas, de
que la mayor productividad agrícola de Ecuador se asocia realmente con más empleo y una
menor incidencia de la pobreza para los hogares del sector de no explotación agrícola.
En los gráficos 4.10 a 4.12 se hace una representación gráfica de las correlaciones entre
eficiencia técnica y participaciones del empleo (paneles superiores) y de los niveles de efi-
ciencia técnica y pobreza (paneles inferiores) para los hogares empleados en servicios agríco-
las (gráfico 4.10), procesamiento de alimentos (gráfico 4.11) y otras actividades en el sector
rural agrícola de explotación no agrícola (gráfico 4.12). El tamaño de los círculos está dado
por la fracción de la producción agrícola total del país que se produce en un cantón. En los
gráficos 4.10 y 4.11 queda claro que un sector agrícola más productivo se asocia con más
empleo y menos pobreza, tanto en servicios agrícolas como en procesamiento de alimentos.
En el gráfico 4.12 se indica que no existe relación significativa entre eficiencia técnica y
participaciones del empleo en el sector no agrícola de explotación no agrícola, aunque los
cantones con mayor productividad agrícola también tienen tasas menores de pobreza en el
sector no agrícola de explotación no agrícola19.

17 Este análisis se sustenta en alto grado en investigaciones anteriores, en especial en un trabajo de Lanjouw (1999) sobre Ecuador y en un análisis de
Lanjouw y Lanjouw (2001) de conceptos y hallazgos empíricos del mundo entero.
18 Véase de Janvry y Sadoulet (1993).
19 Con excepción de la correlación entre eficiencia técnica y participaciones del empleo en el sector no agrícola de explotación no agrícola, todas las
correlaciones son significativas al nivel de 1% o más, tanto ponderado como no ponderado.

cap4.p65 107 12/05/05, 09:08 p.m.


108 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.10
PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y SERVICIOS AGRÍCOLAS

Fuente: Cálculos del personal con base en datos del Tercer Censo Agrícola de 2001 y del Censo de Población de 2001.
Nota: Los hogares se asignan a categorías de empleo según el empleo de la cabeza de hogar. El tamaño de los círculos es
proporcional a la producción total del sector agrícola de explotación agrícola en un cantón.

cap4.p65 108 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 109

Gráfico 4.11
PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y PROCESAMIENTO DE ALIMENTOS

Fuente: Cálculos del personal con base en datos del Tercer Censo Agrícola de 2001 y del Censo de Población de 2001.
Nota: Los hogares se asignan a categorías de empleo según el empleo de la cabeza de hogar. El tamaño de los círculos es
proporcional a la producción total del sector agrícola de explotación agrícola en un cantón.

cap4.p65 109 12/05/05, 09:08 p.m.


110 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 4.12
PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y EL SECTOR NO AGRÍCOLA DE EXPLOTACIÓN NO AGRÍCOLA

Fuente: Cálculos del personal con base en datos del Tercer Censo Agrícola de 2001 y del Censo de Población de 2001.
Nota: Los hogares se asignan a categorías de empleo según el empleo de la cabeza de hogar. El tamaño de los círculos es
proporcional a la producción total del sector agrícola de explotación agrícola en un cantón.

cap4.p65 110 12/05/05, 09:08 p.m.


POBREZA RURAL, PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA Y DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA 111

En conjunto, en los gráficos 4.10 y 4.11 se ofrece evidencia de que “todas las cosas buenas
vienen juntas”: los cantones en los que el sector agrícola de explotación agrícola es más efi-
ciente y también aquellos en los que el sector agrícola de explotación no agrícola es pujante.
Sin embargo, es necesario interpretar estos resultados con cautela –sobre todo debido a que no
es obvio el grado al cual (antes que en la dirección contraria) la causalidad fluye de una mayor
productividad agrícola al desarrollo del sector agrícola de explotación no agrícola. Asimismo,
también es probable que exista un número elevado de efectos de cantón omitidos que causan
al menos parte del incremento de eficiencia técnica, así como las tasas más bajas de pobreza.
Con todo, los resultados que aparecen en los gráficos 4.10 a 4.12 sí sugieren algunos efectos
secundarios del sector de explotación agrícola al sector de explotación no agrícola. Lo ante-
rior tiene algunas connotaciones de políticas. Primero, productividad agrícola creciente a tra-
vés de los niveles que hemos analizado antes –crédito, uso de insumos en la producción– bien
puede ser el mejor sistema para estimular el sector de explotación no agrícola en las zonas
rurales. Segundo, puede haber espacio para algunas intervenciones en el sector de explotación
no agrícola –por ejemplo, aumentar los niveles generales de educación, poniendo el crédito o
los mercados al alcance de los negocios a pequeña escala– los cuales, a su vez, tienen efectos
secundarios positivos para el sector de explotación agrícola.
Por último, en el capítulo 2 demostramos que los movimientos del empleo del sector de
explotación agrícola al sector de explotación no agrícola llevaron a la reducción de la pobreza.
¿Entonces cómo se relacionaron esos resultados con el debate que presentamos en el capí-
tulo que nos ocupa?
De manera muy breve: en la medida en que los incrementos de la productividad agrícola
liberen la mano de obra del sector agrícola de explotación agrícola y, de manera simultánea,
estimulen la demanda de servicios agrícolas de explotación no agrícola, estos incrementos
ocasionan un cambio del sector de explotación agrícola al sector de explotación no agrícola
(como se indica en los gráficos 4.10 a 4.12).
El proceso anterior producirá entonces reducciones de la pobreza por dos razones:
Primera, demostramos antes que los incrementos de la productividad agrícola producen
una menor pobreza.
Segunda, el ingreso promedio es más alto en el sector agrícola de explotación no agrícola
que en el sector de explotación agrícola, de manera que un cambio en la composición del
empleo que sea favorable a este último se traducirá en una disminución de la pobreza20. Lue-
go, esta disminución de la pobreza se correlaciona con un cambio en el empleo del sector de
explotación agrícola al sector de explotación no agrícola.

CONCLUSIONES
En Ecuador, la pobreza es generalizada y severa. Los bajos niveles de ingreso y de consumo
van asidos de la mano con otras formas de privación: bajos niveles de educación, mala situa-
ción de la salud, marginación de los procesos económicos y políticos. Muchos de los proble-
mas que observamos hoy día son el resultado de siglos de explotación y abandono de las zonas
rurales de Ecuador –desde la época de la Colonia hasta ahora. Sería poco razonable pretender
que todas estas condiciones se puedan cambiar de la noche a la mañana. Y, aún así, existen al
menos algunas razones para confiar –por ejemplo, de la creciente participación de los indíge-

20 Por favor, notar que no deberíamos esperar que las disminuciones de los salarios del sector agrícola de explotación no agrícola compensen el efecto
positivo asociado con más empleo, porque este incremento es inducido por la demanda.

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112 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

nas en la política nacional y de algunos focos de eficiencia y alta productividad agrícola (como
entre los productores de flores o de hortalizas). El aspecto crucial consiste en identificar aque-
llas políticas que ofrezcan la probabilidad de tener el mayor impacto posible en la pobreza.
A lo largo del presente capítulo hemos planteado que aumentar la productividad y mejorar
el funcionamiento del mercado de tierras y de otros mercados, en las zonas rurales, constitu-
yen áreas cruciales de las políticas. Todas las intervenciones específicas en estas áreas –ofre-
cer crédito e insumos a la producción agrícola, fomentar la seguridad de tenencia, facilitar el
arrendamiento y la venta de tierras– tienen el potencial para hacer mella en la pobreza, tanto
en el sector de explotación agrícola como en el de explotación no agrícola del Ecuador rural.

cap4.p65 112 12/05/05, 09:08 p.m.


Capítulo 5
SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES

La situación de la educación y de la salud de una población constituye una dimensión del


bienestar por derecho propio. Además, mejor educación y mejor salud constituyen predictores
importantes de ingresos superiores y, por consiguiente, son cruciales para definir la pobreza a
partir del consumo o del ingreso.
En los últimos años, la economía ecuatoriana ha experimentado grandes transformaciones,
y los sectores sociales no han sido ajenos a estos procesos. La inestabilidad económica y fiscal
ha producido cambios significativos en las asignaciones presupuestarias de estos sectores, en
tanto que los cambios en los precios relativos han modificado los costos privados directos y de
oportunidad de la inversión en salud y educación.
En el presente capítulo se describe el desempeño de Ecuador en cuanto a los resultados
seleccionados en salud y educación, así como la relación entre estos resultados y la pobreza.
Además y debido a que los resultados sociales son el producto de factores de demanda y
oferta, en el capítulo se examinan tanto las tasas de uso como la financiación de distintos
programas y servicios, prestando atención especial a su distribución en el tiempo y entre
hogares y en el espacio.
Las principales conclusiones son las siguientes:
• Según estándares internacionales, y aun después de tener en cuenta las diferencias en gra-
dos de desarrollo, Ecuador tiene un desempeño bajo en términos de resultados en salud y
educación.
• Sin embargo, existe una variación significativa en los resultados en salud y educación de
una provincia a otra, lo cual se correlaciona con las diferencias en la pobreza, aunque no
pueda ser plenamente explicado por esas diferencias. Cuando se piensa en cómo y dónde
invertir recursos (adicionales) de los sectores sociales, esta variación tiene importantes
implicaciones en las políticas.
• El gasto social ha disminuido de manera significativa en el tiempo, en especial el gasto en
educación y salud. Asimismo, este gasto tiende a ser procíclico, de manera que los recursos
disponibles están más escasos cuando más se necesitan.
• Aunque el gasto social global es progresivo (es decir, tiende a beneficiar a los pobres
relativamente más que a los ricos), existe una variación significativa entre diferentes pro-
gramas y servicios.
• Iniciativas recientes para fijar mejor el objetivo de los dos programas con mayores recur-
sos (el Bono Solidario –ahora llamado Bono de Desarrollo Humano– y el subsidio al gas)
ofrecen la posibilidad de incrementar significativamente el nivel de progresividad de am-
bos programas, generando al mismo tiempo ahorros fiscales importantes –sobre todo en el
caso del subsidio al gas.

El resto del capítulo se organiza como sigue: En la primera sección y según estándares
internacionales, se referencia el desempeño de Ecuador en salud y educación y se examina el
grado al cual diferentes provincias se desvían del desempeño promedio del país. En la segun-
da sección se describe la evolución, ciclicalidad e incidencia del gasto social, analizando las

cap5.p65 113 12/05/05, 09:08 p.m.


114 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

implicaciones de las políticas relacionadas con estos patrones. En la tercera se evalúan dos
iniciativas recientes tendientes a fijar nuevos objetivos al Bono Solidario y al subsidio al gas.
Por último, en la cuarta sección se examinan algunas recomendaciones de las políticas deriva-
das del análisis y se plantean las conclusiones.
El capítulo se nutre de trabajos anteriores de Vos et al. (2003) y del Banco Mundial (2000c
y Fretes et al., 2003).

RESULTADOS SOCIALES EN ECUADOR: UNA PERSPECTIVA COMPARATIVA


En comparación con otros países, ¿cuál es el desempeño de Ecuador en lo relativo a resultados
en salud y educación? ¿Son estos resultados similares de una región a otra y de una provincia
a otra en el país? Estas preguntas se resolverán en la presente sección.

Comparaciones internacionales de resultados en salud y educación


Una vez tenemos en cuenta las diferencias en niveles de desarrollo, comenzamos con un
ejercicio de referencia que compara a Ecuador con otros países. Para hacerlo, nos basamos en
Banco Mundial (2003c). Asimismo hacemos regresiones de MCO de indicadores selecciona-
dos de resultados en salud y educación sobre el PIB (log) per cápita1 y comparamos los valores
previstos y reales para cada uno de estos indicadores diferentes, con el fin de determinar si
Ecuador tiene un desempeño bajo (es decir, diferencia negativa) o un desempeño superior (es
decir, diferencia positiva).
Teniendo en cuenta la disponibilidad de datos, consideramos cuatro indicadores: (i) morta-
lidad infantil, (ii) desnutrición crónica (emaciación y raquitismo), (iii) tasas (netas) de matrí-
cula en la escuela primaria y (iv) tasas de matrícula en la secundaria. Los datos sobre (i) y (ii)
son de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y los datos sobre (iii) y (iv) son de las
bases de datos del Banco Mundial. Todos los países para los cuales se dispone de información
se incluyen en la muestra.
Como lo esperábamos, encontramos que niveles de ingreso más alto se correlacionan con
mejores resultados en salud y educación (gráficos 5.1 a 5.4). Existe, sin embargo, una varia-
ción significativa de un país a otro imposible de explicar en términos de niveles de desarrollo
–es decir, parece que algunos países tienen un desempeño superior y otros un desempeño
inferior.
Respecto a la salud, Ecuador parece tener un desempeño inferior sistemático, mostrando
resultados más diversos en términos de educación. Las tasas de matrícula en la escuela prima-
ria, en especial, son casi diez puntos porcentuales más altas, a 90%, de lo que se habría previs-
to considerando el nivel de desarrollo de Ecuador, en tanto que las tasas de educación secundaria
casi coinciden con el nivel de predicción a ellas asignado.
Sin embargo, es necesario calificar estos resultados y, en el caso de la educación, se deben
abordar con cautela. Por ejemplo, aunque todavía sigue siendo preocupante, la incidencia de
la desnutrición entre los menores de cinco años es significativamente inferior hoy día a lo que
era hace quince años (26%, comparado con 37% en 1986) –una mejoría que no se puede
explicar sólo por los aumentos del PIB per cápita.

1 El PIB per cápita se expresa en términos de PA para tener en cuenta la volatilidad de la tasa de cambio.

cap5.p65 114 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 115

Gráfico 5.1
LA MORTALIDAD INFANTIL ES ALTA PARA EL NIVEL DE DESARROLLO DE ECUADOR...

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la OPS (2003).

Gráfico 5.2
...COMO LO SON LA EMACIACIÓN Y EL RAQUITISMO

A: tasas de emaciación entre menores de cinco años B: tasas de raquitismo entre menores de cinco años

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la OPS (2003).


El modelo se calcula utilizando ponderaciones de población.

cap5.p65 115 12/05/05, 09:08 p.m.


116 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico 5.3
ECUADOR TIENE UN DESEMPEÑO SUPERIOR EN LA MATRÍCULA (NETA) PRIMARIA...

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial (2003).
El modelo se calcula utilizando ponderaciones de población.

Gráfico 5.4
...Y TIENE EL DESEMPEÑO PREVISTO EN MATRÍCULA (NETA) EN SECUNDARIA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Banco Mundial (2003).
El modelo se calcula utilizando ponderaciones de población.

cap5.p65 116 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 117

Respecto de la educación, debemos tener en cuenta que, pese a la matrícula elevada, las
tasas de terminación de la escuela primaria y, sobre todo, la calidad de la educación son
supremamente bajas2 debido a una multiplicidad de factores, que van desde la mala formación
de los docentes hasta el ausentismo de los mismos, hasta los bajos niveles de inversión y de
financiación (véase recuadro 5.1, para un análisis del ausentismo de los docentes). De igual
manera, aun cuando las tasas de matrícula en la secundaria no son demasiado bajas ni dema-
siado altas, la cobertura es muy desigual de una región a otra y, sobre todo, entre grupos
indígenas y no indígenas3 (véase recuadro 5.2, para un análisis de los resultados sociales con
base en la etnia).

Variación de resultados en salud y educación dentro del país


Ahora avanzamos de las comparaciones de un país a otro a comparaciones dentro del país, con
el propósito de examinar el grado al cual los resultados en salud y educación de una provincia
a otra se diferencian del promedio nacional y, si se diferencian, determinar por qué lo hacen.
Aplicamos el mismo principio analítico que utilizamos antes, a saber, los resultados sociales
se correlacionan positivamente con los niveles de desarrollo, pero, antes que al ingreso, esco-
gemos la pobreza como la principal variable explicativa4.

Recuadro 5.1
Ausentismo de los docentes de las escuelas primarias

Entre 2002-2003, un total de 102 escuelas de primaria, con 720 docentes, participaron en un estudio del Banco Mundial sobre
ausentismo de docentes (López-Calix et al., 2003). En diciembre de 2002 y enero de 2003 se hicieron las visitas a las escuelas para
medir la asistencia de los docentes.
En promedio, los docentes se encontraban en el aula 75% del tiempo, si bien en 25% de estas ocasiones, no estaban enseñando.
Las tasas de ausentismo de los docentes, medidas como la fracción de ausencias no explicadas o no contabilizadas de docentes,
ascendían a cerca de 16%.

Cuadro R 5.1.1
Los docentes están ausentes 16% del tiempo

Diciembre Enero-febrero
Porcentaje de tiempo que se encontró al docente… 2002 2003

Enseñando en el aula 56,8 61,2


No enseñando en el aula 14,8 14,3
En descanso programado fuera del aula 0,0 0,0
Fuera del aula pero dentro del establecimiento escolar 6,2 5,8
Realizando trabajo administrativo 1,6 2,2
No se puede encontrar / ausente 18,5 15,1
Acompañando al inspector 1,9 1,2

Fuente: López-Calix et al. (2003).

2 Las pruebas estandarizadas de matemáticas y lenguaje del Ministerio de Educación que hicieron los estudiantes de segundo, sexto y noveno grados
de las escuelas públicas y privadas, en 1996, 1997, 1998 y 2000, mostraron grandes deficiencias en ambas materias, en particular en las zonas
rurales y entre los estudiantes de las instituciones públicas.
3 Las tasas de matrícula en la secundaria son de 22% entre niños indígenas, en comparación con 54% entre niños blancos (León, 2003).
4 Cuando comparamos a los países de América Latina no pudimos hacer esto, porque no existe información disponible sobre cifras comparables de
pobreza para todos los países.

cap5.p65 117 12/05/05, 09:08 p.m.


118 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

En general, encontramos que, en términos de salud y de educación, a las provincias más


pobres les va más mal que a las ricas. Sin embargo y al igual que con las comparaciones en el
plano de país, existe una gran variación entre una provincia y otra que no la explica la pobreza
(ni el ingreso). Por ejemplo, las tasas de mortalidad infantil varían de 30% en Los Ríos, a 60%
en Carchi, aun cuando ambas provincias tienen tasas de pobreza similares. De manera similar,
pese a no existir diferencias significativas en los niveles de pobreza entre ambas provincias,
las tasas netas de matrícula en la primaria son diez puntos porcentuales superiores en
Tungurahua, a 93%, que en Esmeraldas, a 83%.
No deja de ser interesante que, aunque sin correlación alguna con la pobreza, esta varia-
ción no parece enteramente aleatoria. De hecho, un análisis más detenido de los gráficos 5.5 y
5.6 revela que, en comparación con las provincias de la Costa, las provincias de la Sierra
tienden a tener un desempeño inferior en términos de mortalidad y desnutrición infantil, en
tanto, comparadas con las provincias de la Sierra, las provincias de la Costa (en el Norte sobre
todo) tienden a tener un desempeño inferior en lo relacionado con educación, en especial
educación primaria.
Si pretendemos diseñar y ejecutar políticas eficaces, resulta en extremo pertinente aceptar
que existen diferencias sistemáticas en los resultados en salud y educación de una región a
otra y comprender a qué se debe. Por ejemplo, el hecho de que provincias igualmente pobres
de la Sierra y de la Costa registren tasas significativamente diferentes de desnutrición, implica
que tal vez no sean adecuados los planes de fijación de objetivos de los programas de nutri-
ción exclusivamente basados en indicadores de pobreza monetaria5. En su lugar, un criterio
más integral, que explique las diferencias en el consumo de alimentos per cápita y, en espe-
cial, las diferencias en los hábitos alimenticios de una región a otra (por ejemplo, comparada
con la de la Costa, la dieta tradicional de la Sierra es alta en calorías, pero baja en proteínas),
así como diferencias en el ingreso, tiene el potencial de aumentar de manera significativa el
impacto de este tipo de programas (para un análisis de las diferencias regionales en el consu-
mo de alimentos per cápita, véase recuadro 5.2).
Se debe realizar un ejercicio similar entre la Sierra y la Costa, dirigido a mejorar nuestra
comprensión de los factores fundamentales de las diferencias observadas en las tasas de matrí-
cula en la escuela primaria, y es necesario tener en cuenta estas diferencias en la fijación del
objetivo del gasto en educación (primaria) (para un análisis de la fijación del objetivo del
gasto en educación, véase recuadro 5.3).

5 En términos conceptuales, es posible que los resultados de desnutrición estén más correlacionados con indicadores de pobreza estructural, como el
Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (INBI) –analizado en el capítulo 2– o el índice del SelBen –que se analizará más adelante en el presente
capítulo– que con indicadores de pobreza monetaria. En Ecuador, sin embargo, lo anterior continúa siendo una cuestión empírica.

cap5.p65 118 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 119

Gráfico 5.5
LAS PROVINCIAS DE LA SIERRA TIENEN UN DESEMPEÑO INFERIOR EN SALUD, EN TANTO...

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Siise y del Censo de Población de 2001.

Gráfico 5.6
...LAS PROVINCIAS DE LA COSTA TIENEN UN DESEMPEÑO INFERIOR EN EDUCACIÓN

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Siise y del Censo de Población de 2001.

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120 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 5.2
Análisis de diferencias regionales en el consumo de alimentos per cápita

A partir de datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, de 1998 y el Censo de Población de 2001 y aplicando una metodología
similar a la descrita en el capítulo 2 para el mapa de pobreza, investigadores ecuatorianos que colaboran con el equipo a cargo del
presente Informe, prepararon, en 2001, un mapa de consumo per cápita de alimentos para Ecuador. El mapa se puede utilizar para
evaluar si el valor del consumo de alimentos en distintas regiones del país está por debajo o por encima de una canasta básica de
alimentos definida de antemano6. Si bien se trata de un enfoque bastante aproximado al tema de la desnutrición, en el sentido de que
no mide directamente el consumo de nutrientes y calorías, permite una primera aproximación, ya que esperaríamos que exista una
relación entre el consumo insuficiente de alimentos y la desnutrición7.
Resumimos brevemente los principales resultados de este trabajo y remitimos al lector interesado a Larrea (2003). Es importante
notar que, aunque presentamos los resultados en el plano regional, a partir del ejercicio del mapa se dispone de cifras similares en
el ámbito de cantón:

• Los niveles de consumo de alimentos son inferiores a la canasta de referencia para 60% de la población.
• Los niveles de consumo de alimentos más bajos están en el Oriente y los más altos en la Costa.
• Los niveles de consumo de alimento son menores en las zonas rurales que en las urbanas y son particularmente bajos en la
Sierra rural (las zonas rurales de Chimborazo, Cotopaxi, Imbabura, Loja, Bolívar, Tungurahua y Cañar son las más afectadas, en
este orden).
• Cuando se comparan los niveles de 2001 con los de 1990, es posible observar un aumento moderado en el tiempo.

Cuadro R 5.2.1
Consumo de alimentos por región y por zona

Consumo por debajo de la canasta


de alimentos básica (%) Brecha Severidad

Nacional 61,0 22,9 11,5


Rural 78,1 32,9 17,4
Urbano 50,6 16,8 8,0

Costa 57,2 19,7 9,4


Rural 74,8 27,2 12,6
Guayaquil 44,2 13,8 6,3
Urbano 54,4 18,7 9,4

Sierra 64,2 25,5 13,3


Rural 81,7 37,4 20,9
Quito 44,0 11,6 4,5
Urbano 57,2 20,9 10,3

Oriente 71,3 32,4 18,4


Rural 73,7 34,0 19,3
Urbano 65,3 28,0 16,0
Galápagos 37,7 10,2 4,1

Fuente: Larrea (2003).

6 La canasta básica de referencia utilizada en el análisis corresponde a la diseñada por el Banco Mundial (1996), con el objeto de definir un umbral
de pobreza extrema, una vez se han actualizados sus costos con base en precios de 1999.
7 En la actualidad se está trabajando en la elaboración de un mapa de desnutrición crónica a partir de estos datos.

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SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 121

Recuadro 5.3
Fijación del objetivo del gasto en educación

Tradicionalmente, los presupuestos regionales y provinciales de educación se han asignado según tendencias y valores históricos.
Como parte del programa de reforma del sector social, apoyado por el Empréstito de Reforma Programática de Desarrollo Humano
(Banco Mundial, 2003), el Gobierno de Ecuador considera actualmente el uso de una fórmula alternativa para asignar el gasto en
educación entre zonas diferentes del país. Esta fórmula, desarrollada en el contexto de planes de capitación del gasto, incluye
información sobre: (i) tamaño de la población en edad escolar; (ii) tasas actuales de matrícula, así como mejoras (futuras) de la
matrícula, y (iii) niveles de pobreza. Las simulaciones de las asignaciones presupuestarias indican que este plan dará origen a una
redistribución significativa de los recursos de una provincia a otra.

NIVEL, COMPOSICIÓN, CICLICALIDAD E INCIDENCIA DEL GASTO SOCIAL


¿Cómo ha cambiado en el tiempo el nivel y composición del gasto social en Ecuador? ¿Es el
gasto social mayor cuando más se necesita? ¿Quién se beneficia del gasto social? En la pre-
sente sección intentaremos ofrecer algunas percepciones sobre estos interrogantes analizando
los cambios en el tiempo del monto, la composición y la ciclicalidad del gasto social, así como
su incidencia de un hogar a otro y de una provincia a otra. Es más, y dado que el gasto es
apenas uno de muchos factores subyacentes a los resultados en salud y educación, en lo posi-
ble complementamos esta información con datos sobre las tasas de utilización de distintos
servicios8.
Como lo mencionamos en la introducción al presente capítulo, el análisis que hacemos se
nutre en alto grado de trabajos anteriores realizados por Vos et al. (2003) y Fretes et al.
(2003). Alentamos a los lectores interesados a consultar estas fuentes, ya que sólo ofrecemos
una visión somera de sus conclusiones.
Sin embargo, la presente sección no se limita al contenido de los estudios mencionados. La
sección complementa el debate sobre incidencia del gasto social de un hogar a otro, presenta-
do en Vos et al. (2003), con nuevos resultados sobre la incidencia de una provincia a otra,
utilizando el mapa de pobreza trazado para el presente informe, según se describe en el capí-
tulo 2. Teniendo en cuenta lo anterior, como ya lo observamos en la sección anterior, existen
diferencias geográficas importantes en los resultados sociales, y dado que gran parte del gasto
social, sobre todo el gasto en educación, se distribuye según criterios geográficos (siguiendo
tendencias históricas, más comúnmente), el presente análisis es de gran pertinencia para pro-
pósitos de las políticas.

8 La suposición consiste en que el gasto social captará factores de oferta, en tanto los datos sobre utilización captarán datos de demanda. Claro está
que lo anterior no es enteramente exacto, ya que las tasas de utilización suelen ser bajas porque el servicio no se presta (por ejemplo, las tasas de
matrícula en la secundaria son bajas en las zonas donde no hay escuelas de secundaria) y la disponibilidad es en sí misma una función del gasto. Sin
embargo, esperamos que la hipótesis ofrezca una primera aproximación.

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122 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Recuadro 5.4
Educación y salud entre la población indígena y la población negra

Al igual que con las provincias, encontramos una variación significativa entre grupos étnicos diferentes en los resultados sociales y
en el acceso a los servicios sociales. En el presente recuadro examinamos brevemente algunas de estas diferentes. Entre la pobla-
ción negra y, en particular, la indígena, los resultados en educación son peores y las tasas de matrícula son menores que entre los
blancos. Según el Censo de Población de 2001, la tasa de analfabetismo está en 26 y 13%, respectivamente, para los adultos
indígenas y negros, en comparación con 10% para los blancos. De igual manera, el adulto indígena promedio tiene 3,7 años de
educación y el adulto negro promedio tiene 5,6 años de educación, mientras, para los blancos, la cifra es de 6,6 años. Por último,
las tasas más bajas de matrículas a todos los niveles son para los niños indígenas y las más altas son para los niños blancos
(cuadro R 5.4.1).
Entre la población negra, los resultados finales de educación más altos que los esperados, su nivel de ingreso, se deben principal-
mente a la concentración de este grupo en las zonas urbanas, en tanto que, y hasta cierto punto, los malos resultados en educación
y las bajas tasas de acceso entre la población indígena son el resultado de la concentración de este grupo en las zonas rurales y la
baja calidad y cobertura de la educación bilingüe.

Cuadro R 5.4.1
Las tasas de matrícula más bajas están entre la población indígena
y las más altas se dan entre los blancos

Primaria Secundaria Terciaria


Tasas de matrícula (porcentaje)

Indígenas 85 22 3
Negros 83 31 6
Blancos 92 54 19
Total 89 44 14

Fuente: León (2003).

Lamentablemente, no contamos con datos equivalentes (es decir, desglosados por etnia) para los resultados en salud o el acceso a
los servicios de salud. Sin embargo, a partir de nuestro análisis de los resultados en salud de una provincia a otra, sabemos que las
tasas de mortalidad infantil y de desnutrición son especialmente altas en la Sierra rural, donde se concentra la población indígena.
Además, no es razonable suponer que, como con la educación, lo más probable sea que el acceso a los servicios de salud sea el
más bajo entre la población indígena, sobre todo la de las zonas rurales, y sea algo más alto entre la población negra de las zonas
urbanas.
El Seguro Social Campesino, un plan de seguro de salud para los pobres de las zonas rurales, es un programa para los pobres
(véase a continuación el análisis de incidencia) que, sin duda alguna, ha servido para aumentar el acceso a los servicios básicos de
salud entre los indígenas pobres que viven en las zonas rurales. Sin embargo, la cobertura de este programa es pequeña, limitando
el alcance de su impacto. Por último, la falta de capacidad del sistema actual para dar cabida a las diferencias culturales pudo haber
jugado un papel importante en mantener a la población indígena alejada de los centros de salud.

Tendencias del gasto social: nivel, composición y ciclicalidad


Como consecuencia de disminuciones continuas durante las dos últimas décadas, en Ecuador,
los niveles del gasto social son pequeños, tanto en términos del PIB como de la base per cápita.
En los años noventa, Ecuador gastó cerca de 6% del PIB (o 60 dólares per cápita) en el sector
social, en comparación con el promedio de América Latina de 12% (o 550 dólares per cápita)9.
Cuando se tiene en cuenta el Seguro Social, la cifra per cápita registra una ligera mejoría, a
aproximadamente diez dólares. Sin embargo, lo anterior es engañoso ya que las pensiones

9 Las cifras se dan en dólares de 1997. Cepal (2002) y Vos et al. (2003) para Ecuador. Gasto del gobierno central únicamente. El gasto no incluye el
Seguro Social.

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SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 123

sólo se pagan a los que se jubilan del empleo formal y no es probable que lleguen a los
necesitados. Además, el gasto social ha disminuido de manera significativa en el tiempo y, si
bien existe evidencia de una pequeña recuperación en épocas recientes, continúa por debajo
de los niveles de los años ochenta (cuadro 5.1).

Cuadro 5.1
EL GASTO SOCIAL (COMO PORCENTAJE DEL PIB) HA DISMINUIDO MUCHÍSIMO EN EL TIEMPO

1973 1979 1981 1984 1988 1992 1996 1998 2000 2002

Total 3,8 4,6 6,3 4,9 4,7 5,2 3,8 3,4 3,6 4,5
Educación 3,2 3,5 4,8 3,7 3,2 3,8 2,5 2,4 1,7 2,4
Salud 0,5 1,0 1,3 1,1 1,3 1,1 0,8 0,7 0,6 1,2
Asistencia social 0,1 0,1 0,2 0,1 0,2 0,3 0,5 0,2 1,3 1,0
Bono Solidario 0,0 0,8 0,4
Otros 0,1 0,1 0,2 0,1 0,2 0,3 0,5 0,2 0,5 0,6

Fuente: Vos et al. (2003).


Las cifras del gasto social y del PIB se dan en términos reales.

Las reducciones generales del gasto social no se distribuyen de manera equitativa entre
sectores diferentes, produciendo una transferencia efectiva de los sectores de salud y educa-
ción a la asistencia social –sobre todo después de la inclusión del programa de Bono Solidario
en la cartera del Ministerio de Bienestar Social para 2000. El gasto en salud y educación
disminuyó de 1,3 y 4,8% del PIB en 1981, a 0,6 y 1,7%, respectivamente, en 2000, en tanto
que la financiación de la asistencia social aumentó de 0,2 a 1,3% del PIB durante el mismo
período. Si bien en 2002 estas tendencias se invirtieron, el gasto social en educación y salud
continúa cayendo por debajo de niveles históricos.
Como lo analizamos en el capítulo 1, dado que responde a ciclos económicos, fiscales y
políticos, parece que el gasto social es bastante volátil en el tiempo. Es un hecho preocupante,
ya que el gasto social procíclico, inyectando relativamente más recursos en los sectores socia-
les en épocas en que las personas son más capaces de velar por sí mismas, y privando de
recursos a estos mismos sectores en épocas en que las personas pueden estar recortando sus
gastos en salud y educación, corre el riesgo de ser ineficaz y de dejar desprotegidos a los más
necesitados. Además, el gasto volátil compromete la continuidad de los programas sociales y
perjudica la eficacia de las inversiones sociales a largo plazo.
Con el fin de aumentar su eficacia, es necesario recuperar los niveles del gasto social por lo
menos a sus niveles históricos, y reducir la volatilidad del presupuesto de los sectores sociales
para garantizar la continuidad y eficacia de los programas sociales. Con este propósito se po-
drían utilizar algunos mecanismos:

• Mejorar el proceso de gestión presupuestaria. Los recursos que con frecuencia se asignan
a programas sociales y funciones básicas no son solamente insuficientes sino que, cuando
se desembolsan de manera irregular durante el ciclo presupuestario debido a problemas de
flujo de caja de la Tesorería, comprometen gravemente la eficacia del programa. Es nece-
sario introducir instrumentos fiscales alternativos, como los contratos fiduciarios pareci-
dos a los que funcionan actualmente para el Bono de Desarrollo Humano, con el fin de
paliar este problema y garantizar que los fondos para (un conjunto seleccionado de) pro-
gramas sociales estén disponibles cuando se requieran.
• Mejorar la función que cumple el fondo de estabilización petrolera, como lo analizamos
antes.

cap5.p65 123 12/05/05, 09:08 p.m.


124 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Incidencia del gasto social: ¿Beneficia el gasto social a los pobres?


En esta sección utilizamos el análisis de la incidencia para determinar la proporción del gasto
social que se acumula a los distintos hogares (incidencia del hogar) y provincias (incidencia
geográfica). Como los hogares y las provincias varían en términos de sus niveles de ingreso y
pobreza, relacionamos las proporciones del gasto social con estas variables y examinamos
hasta qué punto el gasto social es progresivo (es decir, mejora los niveles de consumo de los
pobres relativamente más que los de los ricos y, por tanto, reduce la desigualdad en el consu-
mo), o regresivo (es decir, mejora los niveles de consumo de los ricos relativamente más que
los de los pobres y, por tanto, aumenta la desigualdad del consumo).
Sin importar cuán simple parezca, en ocasiones no son tan sencillos el análisis de inciden-
cia ni la interpretación que damos a los resultados, especialmente. Por ejemplo, el nivel de
progresividad de un programa en particular o de un rubro del gasto determinado es una fun-
ción de muchísimos factores. Primero, no todos los programas se diseñan exclusivamente
para hogares o para zonas pobres. El número y distribución de los pobres, el rango de cober-
tura de un programa (es decir, dirigido o universal) y la diferencia de las tasas de recepción del
programa entre individuos pobres y no pobres pueden afectar el nivel de progresividad del
programa. Segundo, aún si un programa está dirigido a los pobres, su nivel de progresividad
va a depender de cuán efectivo sean el mecanismo de fijación del objetivo y su ejecución. Por
consiguiente, cuanto mayores sean las fugas, tanto mayor la pérdida de progresividad. Por
último, el costo de prestar un servicio determinado puede variar de un grupo a otro y de una
zona a otra. Si la prestación a hogares o zonas no pobres es más costosa que la prestación a
hogares o zonas pobres, se gastará más dinero en grupos o provincias que no son necesaria-
mente pobres, haciendo el gasto menos progresivo (ver recuadro 5.5).
Además, el análisis de incidencia promedio (el tipo de análisis que se realiza usualmente)
presenta algunas desventajas importantes. Primero, es posible que cambien en el tiempo las
características de la población servida por un programa determinado a medida que el progra-
ma se expanda o se contraiga o a medida que la misma población total cambie, de manera que
las características del beneficiario marginal del programa son diferentes de aquellas del bene-
ficiario promedio. El análisis de incidencia practicado en un punto determinado en el tiempo
no nos permite distinguir entre el beneficiario marginal y el beneficiario promedio. Segundo,
la incidencia nos informa sobre el monto de recursos gastados antes que sobre el impacto real
que tienen esos recursos. Por último, el análisis de incidencia no nos ofrece un hecho contrario
con el cual podamos comparar la situación real.
Mientras incluimos en nuestro debate sobre la incidencia las ideas que planteamos antes
acerca de la progresividad, no tenemos acceso a los datos necesarios para llevar a cabo un análi-
sis de incidencia marginal, de modo que nuestros resultados son objeto de la crítica anterior.

Nivel de incidencia del gasto social en el plano del hogar. Aunque no se pueda considerar que
sea en beneficio de los pobres, dado que un monto significativo de recursos se acumula a los
hogares en el tope de la distribución del ingreso, el gasto social total es progresivo. Con base
en la ECV de 1999, Vos et al. (2003) demuestran que el gasto social mejoró la distribución del
consumo, disminuyendo el coeficiente Gini en tres puntos porcentuales. Sin embargo, en
términos absolutos, en comparación con 27% para el quintil más rico, el quintil más pobre
recibió 12% del gasto social.
Cuando cada programa se analiza por separado, encontramos una variación significativa
en términos de cuán progresivos o a favor de los pobres sean programas diferentes. A conti-
nuación se pueden resumir los principales resultados que obtuvieron Vos et al. (2003):

cap5.p65 124 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 125

Recuadro 5.5
Gasto progresivo y regresivo a favor de los pobres

En el gráfico que aparece a continuación se ilustran las diferencias, en términos de la incidencia del gasto, entre un programa a favor
de los pobres progresivo y uno regresivo. Consideremos la siguiente distribución hipotética del consumo y los programas que se
describen en el cuadro R 5.5.1 (o, para una representación gráfica, en el gráfico R 5.5.1).

Cuadro R 5.5.1
Distribución del consumo y de los beneficios del programa por quintiles (porcentaje del total)

Quintiles Consumo Programa 1 Programa 2 Programa 3 Igualdad


1 5 10 50 1 20
2 9 20 20 6 20
3 13 20 10 13 20
4 30 20 10 15 20
5 43 30 10 65 20

El programa 1 es progresivo, pero no es a favor de los pobres. Los beneficios que paga el programa se distribuyen más equitativa-
mente que el consumo y, por ende, mejorarán la distribución (progresiva) del consumo. Sin embargo, el quintil superior recibe 30%
del presupuesto del programa, comparado con apenas 10% para los quintiles inferiores (no a favor de los pobres). En comparación,
el programa 2 no solamente mejora la distribución del consumo (progresiva), sino que también entrega la mayor parte de los recur-
sos (50%) al quintil inferior (a favor de los pobres). Por último, la distribución de los beneficios según el programa 3 es muy desigual
y favorece al quintil más rico. La ejecución de este programa aumentaría la desigualdad (regresivo).

Gráfico R 5.5.1
Distribución del consumo y de los beneficios del programa por quintil (porcentaje del total –acumulado)

• Gasto en educación: La educación primaria es tanto progresiva como favorable a los po-
bres, en tanto que la educación secundaria es progresiva y la educación terciaria es regresi-
va. El carácter favorable a los pobres de la educación primaria es el resultado de la cobertura
casi universal, aunada al hecho de que los hogares pobres tienden a tener más niños de

cap5.p65 125 12/05/05, 09:08 p.m.


126 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro 5.2
LA MAYOR PARTE DE LOS PROGRAMAS SOCIALES SON PROGRESIVOS, Y ALGUNOS TAMBIÉN FAVORECEN
A LOS POBRES –LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EL SUBSIDIO AL GAS SON LAS EXCEPCIONES

Deciles Consumo per cápita Primaria Secundaria Terciaria

10% más pobre 2 20 5 0


2 3 15 10 3
3 4 14 12 3
4 5 12 12 10
5 6 11 13 4
6 7 9 12 12
7 9 8 11 13
8 11 5 11 15
9 16 4 10 20
10% más rico 37 2 4 20

Seguro Social Servicios del


Deciles Consumo per cápita Campesino MSP IESS

10% más pobre 2 17 10 1


2 3 9 9 3
3 4 15 8 2
4 5 19 15 5
5 6 5 12 11
6 7 7 11 10
7 9 11 11 10
8 11 10 13 12
9 16 4 8 20
10% más rico 37 1 3 26

Deciles Consumo per cápita Bono Solidario Subsidio al gas

10% más pobre 2 12 3


2 3 14 5
3 4 16 7
4 5 13 8
5 6 13 9
6 7 12 10
7 9 8 12
8 11 8 13
9 16 3 16
10% más rico 37 1 17

Fuente: Vos et al. (2003).


Las cifras representan la proporción del decil del consumo total o del gasto del programa.

edad escolar primaria, en tanto que el carácter regresivo de la educación terciaria se puede
explicar en términos de las tasas más altas de matrícula entre estudiantes más pudientes,
combinada con elevados costos unitarios.
• Gasto en salud: Los servicios de salud que presta el Seguro Social Campesino (plan de
seguros para los pobres del sector rural) son tanto progresivos como favorables a los po-
bres, mientras que los servicios que presta el Ministerio de Salud son progresivos y los que
presta el IESS (seguro para los empleados formales) son regresivos. En cuanto a instalacio-
nes, los servicios que prestan los centros ambulatorios locales favorecen a los pobres y son
progresivos, en tanto que los servicios que prestan los centros de salud y los hospitales son
progresivos (no aparecen).

cap5.p65 126 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 127

• Programas en dinero: El Bono Solidario (un programa creado para compensar a los pobres
por la eliminación de los subsidios de energía (véase recuadro 5.6, para una descripción más
detallada del programa), el cual representa 65% del gasto en asistencia social, es progresivo
y favorece a los pobres, en tanto que el subsidio al gas es algo progresivo. Sin embargo, lo
anterior es engañoso, dado que una elevada proporción de pobres no utiliza el gas para coci-
nar y, por consiguiente, no se beneficia del programa. Es más, el subsidio se distribuye con
base en el contenedor y no con base en el hogar, de modo que beneficia a quienes relativa-
mente consumen más gas (es decir, a los hogares más ricos).

Recuadro 5.6
El Bono Solidario –breve historia

Creado en 1998, el Bono Solidario se concibió como una transferencia en efectivo no condicionada a las madres de familias pobres,
a los ancianos y a los incapacitados, como compensación por la terminación del subsidio al gas. Aun cuando, al final de cuentas, el
subsidio al gas nunca se suspendió, la eliminación del Bono no resultaba factible una vez que comenzó a funcionar, de manera que,
hasta ahora, el programa ha sobrevivido.
La selección de los beneficiarios se hizo por medio de la inscripción voluntaria. En ese entonces, la verificación de los criterios de
idoneidad por parte de los administradores del programa dejaba mucho que desear, lo que produjo fugas de fondos a hogares no
pobres (en 1999, aproximadamente 30% de todos los beneficiarios del programa pertenecían a 40% más rico de la población). El
programa creció con rapidez y en enero de 1999 ya contaba con 1,6 millones de beneficiarios. Las preocupaciones por su equivoca-
da fijación del objetivo llevaron a una serie de depuraciones de la base de datos de beneficiarios, lo que redujo el número total a 1,2
millones para 2002.
El Bono Solidario se financia con rentas generales y su administración centralizada está a cargo de una oficina del Ministerio de
Bienestar Social. Su presupuesto fue de 150 millones de dólares para 2002, o cerca de 0,75% del PIB, lo que lo convierte en el
segundo programa de asistencia social más importante.
Como parte del programa de reforma del sector social, apoyado por el Empréstito de Reforma Programática de Desarrollo Humano
(para mayores detalles, véase Banco Mundial 2003), en la actualidad el Bono Solidario es sometido a una transformación radical.
Los dos elementos más importantes de esta transformación son: (i) nueva fijación del objetivo con base en el SelBen (la prueba
sustitutiva de comparación de medios de vida diseñada en Ecuador para dirigir los programas sociales), y (ii) condicionar las trans-
ferencias al comportamiento de escolaridad y de salud del hogar. En el presente capítulo se evalúan los efectos de la primera
medida, mientras actualmente, con apoyo del Banco Mundial, se lleva a cabo una evaluación de impacto de la condicionalidad de la
salud y la educación.

Incidencia geográfica del gasto social. A continuación analizamos la distribución geográfica


del gasto social, y correlacionamos esta distribución con la pobreza, así como con los resulta-
dos en salud y educación. Por dos razones importantes, el presente ejercicio complementa el
ejercicio de la incidencia en el hogar.
Primera, los pobres no se distribuyen uniformemente en todo el país, de manera que es posi-
ble que un programa esté bien dirigido en el plano de los hogares (es decir, sin filtraciones) y no
en el regional (es decir, déficit de cobertura de hogares pobres en zonas pobres). En seguida
veremos que esto es lo que sucede con el Bono Solidario.
Segunda, los resultados sociales varían muchísimo de una provincia a otra y parece que se
correlacionan con la pobreza (primera sección). Además, los presupuestos del sector social se
asignan en el plano provincial. Luego, el análisis de incidencia puede informar sobre si los
recursos se están canalizando hacia las zonas que más los necesitan y si tienen un impacto en
esas zonas.
Medimos los gastos en el ámbito de provincia utilizando información del Presupuesto
Fiscal de 20001, en tanto que los datos sobre pobreza y resultados sociales corresponden a los
que analizamos en la primera sección. Presentamos los resultados en forma de curvas de
concentración, donde el eje horizontal mide la proporción acumulativa de la población de

cap5.p65 127 12/05/05, 09:08 p.m.


128 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

cada provincia, ordenada desde los más pobres hasta los más ricos, y el eje vertical indica la
proporción acumulativa del gasto per cápita en educación, salud y asistencia social. Los resul-
tados se pueden resumir como sigue:

• Gasto en educación: El gasto social en primaria y secundaria se concentra en las provin-


cias pobres, de modo que el gasto per cápita en educación es más alto en las provincias con
tasas bajas de matrícula (gráfico 5.7).
• Gasto en salud: La distribución del gasto en salud es casi idéntica a la línea de igualdad, de
modo que, contrario a lo que observamos en educación, el gasto per cápita en salud es
similar de una provincia a otra y no se ajusta a un patrón a favor de las provincias pobres
(gráfico 5.8).

Resultados y gasto: reunir los resultados. Entonces, ¿qué hemos aprendido de los dos ejerci-
cios anteriores? ¿Cómo se relacionan los resultados y el gasto? Antes de avanzar a la siguiente
sección, hacemos un breve análisis de los resultados y sacamos algunas conclusiones por
sector.
• El gasto en educación primaria y secundaria parece ser progresivo en el plano de los hoga-
res y a favor de los pobres en el ámbito de provincia. Sin embargo, las tasas de matrícula de
los hogares y de las provincias pobres son significativamente inferiores al promedio nacio-
nal. Proponemos tres explicaciones posibles (y no mutuamente excluyentes) para esta con-
tradicción aparente. Primera, los hogares pobres son más grandes que los hogares no pobres
y tienen más niños de edad escolar. Segunda, según Vos et al. (2003)10, los costos unitarios

Gráfico 5.7
EL GASTO PER CÁPITA EN EDUCACIÓN ES MÁS ALTO EN LAS PROVINCIAS POBRES,
MIENTRAS...

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Presupuesto Fiscal de 2001, de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001.

10 Vos et al. (2003) calculan que los costos unitarios de la oferta en el plano de la provincia varían entre 78 y 153,5 dólares para la educación primaria
y entre 170 y 723 para la educación secundaria.

cap5.p65 128 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 129

Gráfico 5.8
...EL GASTO PER CÁPITA EN SALUD ES SIMILAR DE UNA PROVINCIA A OTRA

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Presupuesto Fiscal de 2001, de la ECV de 1999 y del Censo de Población de
2001.

Gráfico 5.9
ANTES QUE LLEGAR A LOS POBRES DE ZONAS POBRES, EL BONO SOLIDARIO
TIENDE A LLEGAR A LOS POBRES DE ZONAS NO POBRES

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos del Presupuesto Fiscal de 2001, de la ECV de 1999 y del Censo de Población de
2001.

cap5.p65 129 12/05/05, 09:08 p.m.


130 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

de la oferta de educación primaria y secundaria son mayores en las zonas más pobres. Las
anteriores diferencias reflejan (i) variación en el nivel de urbanización (es decir, resulta
más costoso ofrecer educación en las zonas rurales) y (ii) variación en los salarios de los
docentes (es decir, docentes más experimentados y docentes rurales reciben salarios más
altos) de una provincia a otra. Tercera, la eficiencia y eficacia del gasto podría ser menor en
zonas más pobres. Por ejemplo, la calidad de los docentes en zonas rurales (lejanas) se
percibe por lo general como inferior a la de los docentes en las zonas urbanas. Sin embargo
y dado que la remuneración no se relaciona con el desempeño, las diferencias de calidad no
se traducen en diferencias en salarios. Sea que vivamos en un mundo de costos unitarios
altos o en un mundo de eficiencia baja, tiene implicaciones importantes para la formula-
ción de las políticas. Cuando los costos unitarios son altos, se podrían ensayar mejoras en la
oferta y sistemas de educación alternativos (por ejemplo, el aprendizaje a distancia, hora-
rios alternativos, etc.); cuando la calidad es baja, podrían resultar útiles aumentos en los
insumos y capacitación y remuneración de los profesores con base en el desempeño.
• La distribución del gasto en salud en el ámbito del hogar depende de la fuente de financia-
ción y del prestador del servicio, en tanto que parece existir poca variación en el gasto per
cápita de una provincia a otra. En otras palabras, existe una significativa clasificación de
usuarios entre los distintos subsistemas de salud, mientras que la financiación para cada
sistema no es una función de factores geográficos. Lo anterior implica que los esfuerzos
para mejorar los resultados de la salud entre los pobres deberían tener en cuenta la organi-
zación del sector y basarse en subsistemas. Asimismo, deberían fomentar la integración del
subsistema con el objeto de maximizar la cobertura y eliminar las desigualdades en la
calidad del servicio.
• El gasto en el bono favorece a pobres en el plano del hogar (cuadro 5.2), pero es neutral en
el ámbito de provincia (transferencias similares per cápita de una región a otra), lo cual
implica que el programa ha sido relativamente más exitoso para llegar a los hogares pobres
en las zonas no pobres (es decir, las zonas urbanas) que en las zonas pobres (es decir, las
zonas rurales). Sin embargo, lo anterior cambiará como resultado de la iniciativa en marcha
de un nuevo fijación del objetivo del Bono Solidario, como veremos a continuación.

FIJACIÓN DE NUEVOS OBJETIVOS DE LOS PROGRAMAS SOCIALES: EVALUACIÓN


DE HERRAMIENTAS Y PROYECTOS

Aunque gasta un monto significativo del presupuesto de los sectores sociales en programas de
asistencia social, Ecuador no se beneficia de esta inversión tanto como debería. Cerca de 1,5%
del PIB se dedica a programas cuyos principales objetivos son, en principio, mitigar la pobreza
y ayudar a personas y a familias a manejar los efectos negativos de conmociones negativas del
ingreso. Sin embargo, a la red de seguridad social la afligen muchos problemas que a menudo
la convierten en un mecanismo ineficaz para cumplir sus metas.
Entre los más significativos de estos problemas están la inadecuada fijación del objetivo y,
en consecuencia, la elevada fuga de recursos a los hogares no pobres y parece que el Gobierno
de Ecuador está decidido a corregirlos. En especial, en este momento el Gobierno está dedica-
do a fijar nuevos objetivos o planificando un nuevo rumbo para varios programas sociales, que
van desde programas de alimentación y nutrición, hasta el Bono Solidario y el polémico sub-
sidio al gas. Con este fin, se dispone de dos instrumentos de fijación del objetivo diferentes: el
mapa de pobreza trazado para el presente Informe y el SelBen, un índice de bienestar (véase
recuadro 5.7).

cap5.p65 130 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 131

Recuadro 5.7
El SelBen –evaluación

Ecuador ha escogido al SelBen11, un índice de bienestar que califica a los hogares según sus características demográficas y estruc-
turales como el principal instrumento de fijación del objetivo de programas sociales –es decir, los programas sociales darán prioridad
a hogares en el primero y segundo quintiles del SelBen.
Considerando la función clave que prevé para el SelBen, el Gobierno de Ecuador encargó hace poco una evaluación independiente
del índice. La evaluación cubrió varios temas, entre ellos: (i) metodología; (ii) cobertura de población objetivo potencial (es decir, los
pobres y los vulnerables), y (iii) correlación entre el SelBen y los indicadores de pobreza (monetaria). La evaluación se basó en la
construcción de una población no real a partir de una encuesta realizada entre una muestra representativa de hogares residentes en
las zonas que cubre el SelBen. Además, todos los hogares de la encuesta que habían sido entrevistados para el SelBen se equipa-
raron con los resultados originales del SelBen con el fin de verificar la exactitud de los cuestionarios originales (dados por los mismos
entrevistados). Los principales resultados de la evaluación se pueden resumir como sigue:

• Ya se ha entrevistado a aproximadamente 83% de la población objetivo (hogares pobres) y se le ha asignado un puntaje. Sin
embargo, en términos de cobertura, existen algunas diferencias regionales. Mientras para la Sierra urbana, la cobertura es de
casi 85%, para el Oriente es apenas de 45%.
• Dentro de las zonas ya cubiertas, SelBen logró identificar a los pobres (en el objetivo) y casi exclusivamente a los pobres
(eficiencia de costos).
• El grado de acuerdo entre la información sobre las características del hogar, dada por los mismos entrevistados a SelBen y
mediante observación directa en la encuesta de evaluación, fluctúa de muy alta (97% de todos los casos) a alta (55% de todos los
casos), dependiendo de la característica.
• Cuando se compara a SelBen con los indicadores de bienestar con base en el consumo, 13% de quienes, según SelBen serían
considerados pobres (es decir, primero y segundo quintiles), no lo serían según el umbral seleccionado de la pobreza (error de
inclusión). De igual manera, 23% de aquellos considerados pobres según el umbral de la pobreza, no lo eran según el SelBen
(error de exclusión). Las anteriores diferencias reflejan el hecho de que la pobreza estructural y la pobreza monetaria no son
conceptos idénticos. Si bien los anteriores porcentajes no son altos en extremo, cuando se utilice el SelBen para fijar el objetivo
de diferentes programas (para un ejemplo, pertinente, véase el debate sobre el subsidio al gas en la tercera sección), es impor-
tante tener en cuenta las implicaciones relacionadas con ambos tipos de error.
• Por último, desde que se llevó a cabo la evaluación, casi un año después de terminada la primera ronda del SelBen y casi tres
años después de la iniciación de la ronda actual, se han examinado los cambios en el tiempo de las características del hogar. La
mayor parte de los hogares no experimentó cambios significativos de sus activos, y los que sí lo hicieron, no pertenecían al
primero y segundo quintiles del SelBen. Lo anterior implica que es probable que no se requieran las costosas y recurrentes
actualizaciones del SelBen, y confirma que el horizonte actual de actualizaciones quinquenales parece ser apropiado.

Fuente: Cely (2002).

En la presente sección evaluamos las propuestas de una nueva fijación del objetivo para el
Bono Solidario (ahora conocido como el Bono de Desarrollo Humano) y el subsidio al gas,
analizando el impacto que van a tener en la redistribución del gasto y, en el caso del subsidio al
gas, en las rentas fiscales. Estos dos son los programas de dinero en efectivo más grandes; juntos
representan 3-3,5% del PIB, y ambos dependerán del SelBen como su instrumento de fijación
de objetivo.

Uso del SelBen para fijar nuevos objetivos del subsidio al gas –simulación
Durante largo tiempo, el subsidio al gas de cocina, el cual representa cerca de 3% del PIB, ha
sido una historia conflictiva. Considerando que es un programa costoso, diferentes gobiernos
de los últimos años han tratado de eliminarlo (la última vez, en 1998, lo que llevó a la creación
del Bono Solidario) sin lograrlo, debido al descontento y las intensas protestas sociales que
provocó.

11 SelBen significa Sistema de Identificación y Selección de Beneficiarios de Programas Sociales.

cap5.p65 131 12/05/05, 09:08 p.m.


132 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

El valor actual del subsidio es de 3,4 dólares por litro de gas líquido –la diferencia entre el
precio que pagan los consumidores: 1,6 dólares, y el precio actual de mercado: cinco dólares.
El subsidio se paga cada vez que se compra gas, sin tener en cuenta las características del
hogar (es decir, la cobertura del subsidio es universal). Como el uso del gas es bajo entre los
pobres y, en especial, entre los indígenas pobres, el subsidio es supremamente regresivo y no
favorece a las minorías étnicas (véanse cuadros 5.2 y 5.3).

Cuadro 5.3
EL USO DEL GAS ES BAJO ENTRE LA POBLACIÓN INDÍGENA

Etnia (informada por


los mismos entrevistados) Número de personas Porcentaje del total Porcentaje que usa gas

Indígenas 824.189 6,8 42,9


Negros 267.196 2,2 89,5
Blancos 1.257.466 10,45 92,9

Fuente: Cálculos de los autores a partir del Censo de Población de 2001.

Es necesario notar, sin embargo, que aún si es pequeña, la porción del subsidio que se
acumula a los pobres continúa siendo significativa cuando se la compara con los niveles de
consumo de los pobres (4% del consumo privado neto de subsidios de los hogares pobres), de
modo que, si no va acompañada de otras medidas compensatorias, la eliminación total del
subsidio produciría una disminución importante del bienestar.
En la actualidad, el Gobierno de Ecuador estudia la posibilidad de volver a fijar el objetivo
del subsidio al gas por medio del SelBen. Con base en la ECV de 1999, evaluamos este plan
para volver a fijar el objetivo del subsidio comparándolo con el statu quo y la eliminación
total del subsidio, evaluando su impacto en la incidencia y en las rentas fiscales. Siguiendo la
metodología del SelBen, calculamos el índice SelBen para los hogares de la muestra y utiliza-
mos información sobre consumo de gas y de todos los demás bienes con el fin de averiguar el
impacto de los cambios al subsidio. Con el objeto de simplificar las simulaciones, planteamos
las dos suposiciones siguientes:

i. En el consumo de gas no existen respuestas conductuales a cambios en el subsidio. Por el


contrario, los hogares ajustan su consumo de todos los demás bienes para ajustarse a la
disminución del gasto global asociada con la eliminación del subsidio. En otras palabras,
un hogar que acostumbraba recibir diez dólares bajo la forma del subsidio y gastaba mil
dólares en todos los bienes distintos al gas, va a gastar 990 dólares después de la elimina-
ción del subsidio12.
ii. El umbral de la pobreza continúa al mismo nivel para todos los escenarios.

Fijar de nuevo el objetivo del subsidio apoyándose en el SelBen es una propuesta a favor
de los pobres, lo cual mejora sustancialmente respecto del statu quo (gráfico 5.6). Según este
plan, la mayor parte del gasto se dirigiría a los hogares en la base de la distribución del ingreso
–es decir, los hogares pobres. En especial, los quintiles más pobres recibirían 44% de los
recursos del programa, en comparación con 15% según el statu quo. Además, una nueva

12 Cuesta et al. (2002) permite respuestas conductuales en la simulación de la nueva fijación del objetivo del subsidio al gas, utilizando la base de datos
de beneficiarios del Bono Solidario como herramienta de fijación del objetivo, encontrando efectos negativos en la oferta de mano de obra asocia-
dos con el subsidio.

cap5.p65 132 12/05/05, 09:08 p.m.


SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 133

fijación del objetivo generaría ahorros significativos de hasta 76% del subsidio actual total (o
aproximadamente 275 millones de dólares): el equivalente a 60% del presupuesto del sector
salud para 2003, o el cuádruplo del presupuesto de inversiones del sector de educación.
Sin embargo, es necesario hacer dos advertencias. Primera, como la correlación entre el
índice del SelBen y la pobreza monetaria no es perfecta (véase recuadro 5.6), todavía habrá
algunos hogares pobres que no van a recibir el subsidio y algunos hogares pobres que lo van
a recibir (sobre todo, hogares en la parte superior de la distribución del consumo, van a recibir
cerca de 10% de la suma total del subsidio)13. Segunda, dado que una gran proporción de los
hogares pobres y de los indígenas no utiliza el gas, esta medida no afectaría su bienestar.

Gráfico 5.10
LA NUEVA FIJACIÓN DEL OBJETIVO DEL SUBSIDIO AL GAS UTILIZANDO EL SELBEN
FAVORECE A LOS POBRES Y ES PROGRESIVA

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de la ECV de 1999.

En comparación, si no va acompañada de medidas compensatorias, la eliminación total del


subsidio tendría un impacto negativo en aquellos hogares pobres que consumen gas en la
actualidad. Asimismo, teniendo en cuenta su carácter regresivo, produciría una mejora algo
contraria a la intuición en la distribución del consumo, igualando a la baja el consumo de los
hogares. Por último, generaría los ahorros fiscales más altos posible (100% del subsidio total).
Dejando a un lado consideraciones de economía política es importante recordar, sin em-
bargo, que en la medida en que sea un subsidio de precio, el subsidio al gas crea distorsiones.
Por ende, un escenario alternativo en donde se eliminara el subsidio al gas y el ahorro que esto
produjera se dirigiera en los pobres de una forma que no provocara una distorsión sería prefe-
rible tanto a una nueva fijación del objetivo como a la eliminación únicamente. Se trata de una
opción de las políticas que el Gobierno podría considerar.

13 Nótese que, en este caso, pobreza se refiere a pobreza monetaria, según se mide en el capítulo 2.

cap5.p65 133 12/05/05, 09:08 p.m.


134 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Por último, los resultados que aparecen en el presente Informe deben entenderse como una
primera aproximación, mientras que una evaluación más integral de la propuesta de nueva
fijación del objetivo permitiría cambios en el consumo del gas en respuesta a cambios en la
estructura del subsidio. Además, estos resultados suponen que la ejecución del plan de fija-
ción del objetivo es perfecta (es decir, todos los hogares en el primero y segundo quintiles del
SelBen que consumen gas, reciben el subsidio y ningún hogar por fuera de estos quintiles lo
recibe), algo que no se debería dar por hecho y que dependerá en gran medida de la estrategia
de ejecución particular que escoja el gobierno.

Uso del SelBen para fijar nuevos objetivos al Bono de Desarrollo Humano (BDH)
En páginas anteriores planteamos que, si bien el Bono Solidario favorecía a los pobres en el
plano del hogar en términos generales, no sucedía lo mismo en el ámbito geográfico. Es
decir, era más probable que el Bono Solidario llegara a los hogares pobres en zonas no
pobres que a hogares pobres en zonas pobres. Es más, el programa tenía dos grandes fugas
(véase recuadro 5.5).
Casi por definición, una nueva fijación del objetivo del programa, con base en un índice de
bienestar como el del SelBen, reducirá fugas generales hacia hogares no pobres. Con base en
el Censo de Población de 2001, evaluamos si esto también va a mejorar la capacidad del
programa para llegar a los pobres, en el plano geográfico, en comparación con el statu quo, y
encontramos que, en efecto, esto es lo que sucede (gráfico 5.11).

Gráfico 5.11
EL BDH SERÁ MÁS PROGRESIVO EN EL PLANO GEOGRÁFICO UNA VEZ SE HAGA
UNA NUEVA FIJACIÓN DEL OBJETIVO A PARTIR DEL SELBEN

Fuente: Cálculo de los autores con base en datos del SelBen y del Censo de Población de 2001.

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SERVICIOS SOCIALES Y LOS POBRES 135

Recuadro 5.8
Ecuador y las Metas de Desarrollo del Milenio

Evaluamos la posibilidad de que Ecuador lograra alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio (MDM)en términos de pobreza, educa-
ción y salud. Esas metas son:

• Erradicar la pobreza extrema y el hambre: Reducir a la mitad el número de personas que viven con menos de un dólar al día.
• Lograr la educación primaria universal: Garantizar que todos los niños y niñas terminen la educación primaria.
• Reducir la mortalidad infantil: Reducir en dos tercios la mortalidad de niños menores de cinco años.
• Mejorar la salud materna: Reducir en tres cuartos la tasa de mortalidad maternal.

Utilizamos en especial el programa SimSip, diseñado por el Banco Mundial, para predecir el valor de estos resultados en 2015,
según dos escenarios de crecimiento diferentes: (i) el país continúa creciendo a una tasa anual de 2,5%, el promedio de los últimos
diez años, o (ii) el país crece a una tasa anual de 4%. Para cada meta, presentamos a continuación los resultados de la simulación,
una estimación aproximada de los hitos intermedios que garantizarían el éxito para lograrlo. Estos hitos se crean por medio de una
interpolación lineal, con base en el valor real del resultado y el valor que corresponde a la MDM. Encontramos que si bien una tasa de
crecimiento más elevada acercará a Ecuador al cumplimiento de las MDM, es improbable que el país pueda hacerlo, aun con una tasa
de crecimiento del PIB que casi duplique su promedio histórico. Lo anterior implica que depender del crecimiento solamente no será
suficiente y, para lograr estas metas, se necesitarán intervenciones específicas en los sectores sociales.

Cuadro R 5.8.1
Es improbable que Ecuador cumpla las Metas de Desarrollo del Milenio en términos de pobreza, educación y salud

Pobreza Niveles de las Matrícula neta Nivel de las Mortalidad de menores Nivel de las
Año extrema MDM en la primaria MDM de cinco años MDM

Crecimiento anual del PIB de 2,5%


2005 26,6 23,25 90,8 93,3 31,6 27,8
2010 25,1 18,6 91,3 96,6 28,2 19,8
2015 23,3 13,95 91,9 100,0 25,1 11,8
Crecimiento anual del PIB de 4,0%
2005 23,3 22,4 91,0 93,3 30,2 27,1
2010 20,0 17,9 91,7 96,6 26,6 19,3
2015 16,9 13,45 92,4 100,0 22,4 11,6

CONCLUSIONES
Por lo general, y teniendo en cuenta el nivel de desarrollo del país, los resultados sociales de
Ecuador son peores de lo que podríamos predecir. En el presente capítulo hemos planteado
que lo más probable es que el mal desempeño sea el resultado de niveles de gasto social bajo
y en extremo volátil, así como, en algunos casos, de gastos mal dirigidos.
Para poder garantizar la continuidad y eficacia de los programas sociales, es necesario que
los niveles del gasto social recuperen sus niveles históricos, por lo menos, y se debe reducir la
volatilidad del presupuesto de los sectores sociales. Son varios los mecanismos que se podrían
utilizar para este fin, entre ellos la creación de un fondo de estabilización que reciba recursos
cuando las rentas fiscales sean altas y ofrezca recursos cuando sean bajas. Para que este tipo
de herramienta sea eficaz, debe recibir recursos suficientes en los buenos tiempos (es decir, la
norma que impulse el desvío de recursos al fondo, debe ser realista) y debe ser protegido de
que se le den otros usos.
Además, los dineros sociales se deben emplear con eficacia. Diferencias importantes en
los resultados de salud y educación de una región a otra indican que existe un potencial de
mejoría. Sin embargo, lo anterior no debe entenderse como que depende exclusivamente del

cap5.p65 135 12/05/05, 09:08 p.m.


136 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

nivel de recursos en cada sector. Por el contrario, es necesario considerar seriamente políticas
dirigidas a aumentar la eficiencia del gasto. En el caso de la educación, lo anterior involucra
mejoras significativas en la oferta y calidad, sobre todo en las zonas rurales. En el caso de la
salud, lo anterior exige la ampliación de la cobertura y un mayor grado de integración entre
diferentes subsistemas y prestadores de servicios de salud.
Respecto de los programas de asistencia social, es necesario establecer claramente los
objetivos y la población objetivo de programas diferentes, así como los recursos asignados, en
consecuencia. La fijación de objetivos de la mayoría de programas sociales ha sido deficiente
en el pasado y la fuga de recursos ha sido elevada. Las iniciativas actuales para reorganizar y
fijar de nuevo el objetivo de varios programas sociales son pasos en la dirección correcta.

cap5.p65 136 12/05/05, 09:08 p.m.


Anexos

ANEXO 1. ECUADOR EN EL CONTEXTO ANDINO

Hicimos una breve comparación de indicadores económicos y sociales seleccionados para Ecuador y
sus vecinos de la Región Andina.

Crecimiento, inflación y empleo

En comparación con sus vecinos de la Región Andina, durante los años noventa Ecuador tuvo un
desempeño deficiente en términos del crecimiento del PIB real (gráfico A 1.1). Mientras, entre 1990 y
1999, la región creció a una tasa promedio anual de 2,7%, Ecuador quedó rezagado con un 1,6% más
modesto (estas cifras se convierten respectivamente en 3,0% y 2,6% cuando se excluye a 1999 de los
cálculos, año de crisis en Ecuador). El bajo crecimiento real del PIB, combinado con un aumento cons-
tante de la población durante la década, se tradujo en ganancias pequeñas del PIB real per cápita, el cual
aumentó en 5,7% hasta 1998, en comparación con 10,6% para la Región Andina durante el mismo
período, para luego disminuir en 9% como consecuencia de la crisis de 1999.
Por fortuna, durante 2001 y 2002 Ecuador se recuperó de los efectos de la crisis, cuando la tasa de
crecimiento real del PIB del país sistemáticamente superó la de sus vecinos. Para finales de 2001, el PIB
real había regresado a los niveles previos a la crisis y el PIB real per cápita era 5% más alto que en 1999,
con mejoras posteriores durante 2002.
Hasta 1997, la inflación real en Ecuador estuvo al mismo nivel que la de otros países de la Región
Andina, aunque después de esa fecha aumentaría de manera significativa. La tasa de inflación en
especial ascendió, de 36% en 1997, a 36, luego a 52 y luego a 96% en 1998, 1999 y 2000, respectiva-
mente, para no disminuir a los niveles regionales sino hasta 2002 (gráfico A 1.1).
En comparación con otros países de la Región Andina en 1999, Ecuador registró bajas tasas de
participación de la fuerza laboral, mujeres en particular y en 2001 la situación no había registrado
cambios significativos (cuadro A 1.1). Es decir, el país está lejos de utilizar a plenitud sus recursos de
fuerza laboral lo cual, a su vez, pudo haber tenido un impacto negativo en el crecimiento.
La distribución del empleo general de un sector a otro parece estar más cerca a la de Venezuela que
a la de cualquier otro país de la región, debido al peso relativo del sector petrolero (incluido bajo el
rubro de Agricultura y Minería). Sin embargo, la distribución del empleo por género es similar en
todos los países, mientras los hombres tienen mayor presencia relativa en la manufactura, la agricultu-
ra y la minería, las mujeres tienden a emplearse en el sector de servicios (cuadro A 1.2).

cap6.p65 137 12/05/05, 09:08 p.m.


138 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico A 1.1
PIB REAL E INFLACIÓN EN LA REGIÓN ANDINA

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial.
PIB real en dólares de 1995. Las tasas de crecimiento del PIB y la tasa de inflación se ponderan con base en el PIB.

Cuadro A 1.1
PARTICIPACIÓN DE LA FUERZA LABORAL

Tasa de participación de la fuerza laboral Tasa de participación de la fuerza laboral


Todos Mujeres

1990 2001 1990 2001

Bolivia 72,1 72,5 36,9 37,9


Colombia 67,1 70,1 35,9 38,9
Ecuador 61,8 64,0 24,8 28,3
Perú 58,7 61,6 27,5 31,6
Venezuela 64,1 66,5 31,3 35,1

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial (2003).

Cuadro A 1.2
EMPLEO POR SECTOR

Agricultura Manufactura Servicios

Todos Hombres Mujeres Todos Hombres Mujeres Todos Hombres Mujeres

Bolivia 1990 1,2 1,9 0,2 25,1 34,6 11,5 72,8 62,8 87,3
1996 2,1 2,2 2,0 28,8 39,8 15,8 69,0 58,0 82,1
Colombia 1990 1,4 1,9 0,6 30,9 34,7 25,0 67,7 74,3 63,4
2000 1,1 1,6 0,5 25,5 30,2 19,9 73,3 79,5 68,1
Ecuador 1990 6,9 10,3 2,5 26,8 30,0 16,5 66,3 59,7 81,0
1998 7,3 10,5 2,3 21,4 26,4 13,6 71,2 63,0 84,0
Perú 1991 0,9 1,2 0,4 24,5 30,1 15,6 74,6 68,7 84,0
1999 5,8 7,9 3,3 18,7 24,8 11,1 75,5 67,3 85,6
Venezuela 1990 13,4 18,5 2,2 25,3 29,6 15,5 61,2 51,7 82,2
1997 10,8 15,6 1,5 23,8 29,2 13,4 65,1 54,9 84,9

Fuente: Indicadores del Desarrollo Mundial, Banco Mundial (2003).

cap6.p65 138 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 139

Pobreza e indicadores sociales

En el cuadro A 1.3 aparecen cifras de la pobreza, recabadas de varias fuentes, para todos los cinco
países y para la región de América Latina en general. Sin embargo, la ausencia de una metodología
común para medir la pobreza, dificulta en extremo la comparación de los niveles de pobreza. Por el
contrario, hasta cierto punto es posible comparar las tendencias. Entonces se puede observar que, para
la Región Andina, la segunda mitad de los años noventa no fue una época buena. La pobreza aumentó
en todos los cinco países debido a la crisis económica que afectó la zona a finales de los años noventa,
siendo este incremento de la pobreza de particular severidad para Ecuador. En comparación, los nive-
les de pobreza de toda la región disminuyeron en cerca de dos puntos porcentuales (o 5%) durante el
mismo período.

Cuadro A 1.3
NIVEL DE POBREZA DE LA REGIÓN ANDINA

1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 Cambio (%)A

Bolivia 63,2 a 62,7 a -0,8


Colombia 48,0 b 55,0 b 14,6
Ecuador 35,0 c 34,0 c 46,0 c 56,0 c 82,8
Perú 53,5a 49,0 a 54,8 d 2,4
Venezuela 36,4 e 44,6 e 47,0 e 48,5 e 33,2
América Latina y el Caribe 36,7 f 34,4 f 34,9 f -4,9

Fuente: a) Indicadores de desarrollo mundial, en internet, b) Evaluación de la pobreza – Colombia 2002, c) Evaluación de la pobreza – Ecuador 2003, d)
Documento de estrategia de asistencia de país – Perú, e) Documento provisional de asistencia de país – Venezuela, f) Wodon (2003). Todos los indicadores
son conteo de pobreza.
A
Entre los primeros y últimos puntos de los datos en el cuadro.

cap6.p65 139 12/05/05, 09:08 p.m.


140 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

ANEXO 2.CRECIMIENTO ECONÓMICO Y VOLATILIDAD ECONÓMICA –ASPECTOS


METODOLÓGICOS

En el presente anexo se analizan aspectos metodológicos y técnicos importantes relativos a los resulta-
dos que se presentan en el capítulo 1. Principalmente se explora (i) el uso de la contabilidad del creci-
miento para identificar las fuentes del crecimiento económico, y (ii)) la elaboración de un modelo
econométrico para una demanda de fuerza laboral a largo plazo.

Identificación de fuentes de crecimiento a partir de la contabilidad del crecimiento

De acuerdo con Bergoering et al. (2002), empleamos la función agregada Cobb-Douglas de produc-
ción:

Yt = At K αt Lt1−α

donde Yt es la producción (valor agregado) Kt es el capital, Lt es la fuerza laboral y At es la productividad


total de los factores (PTF).
Yt
At =
K tα L 1t −α

Para poder calcular At, teniendo en cuenta a Yt y Lt, debemos escoger un valor para Kt y producir
series para Kt. Estimaciones de 1 – α, la participación de la remuneración laboral en el PIB valorado a
precios factoriales (PIB a precios de mercado menos impuestos indirectos), con base en datos de las
Cuentas Nacionales son pequeños de manera inverosímil (0,39) en comparación con los disponibles a
los países industrializados (cerca de 0,6-0,7), debido al hecho de que la remuneración laboral medida
de los países en desarrollo no tiene en cuenta el ingreso de la mayoría de los trabajadores independien-
tes y de los trabajadores de negocios familiares, quienes representan una fracción importante de la
fuerza laboral (Gollin, 2002). Teniendo en cuenta lo anterior y la observación que un valor de 0,35 para
1 – α implicaría tasas de rentabilidad del capital muy poco realistas, para los fines del presente análisis
decidimos que 1 – α fuera igual a 0,6.
A continuación diseñamos una serie de acervo de capital que acumula inversión, It en el tiempo,
como sigue:

K t +1 = (1 − δ ) K t + I t +1

donde δ, la tasa de depreciación, es igual a 5% y K0 es igual a 3 (se supone que 1950 es igual a t=0). Esta
última suposición es intrascendental dado que el valor inicial se ha depreciado casi en su totalidad para
1970: el punto de partida de nuestro análisis.
Entonces, a partir de α y Kt podemos calcular la PTF (At) para cada período. En el gráfico A.2.1 se
trazan los componentes cíclicos de la PTF después de eliminar la tendencia a largo plazo utilizando el
filtro Hodrick y Prescott.
Ahora disponemos de todos los elementos que necesitamos para calcular el aporte que hacen al
crecimiento económico el trabajo, el capital y la PTF. Para poder hacerlo, primero tomamos logaritmos
naturales de la función Cobb-Douglas de producción que aparece antes y reordenamos los términos
para obtener:

Y  1 α K  L 
log  t  = log At , + log  t  + log  t 
 Nt  1– α 1– α  Yt   Nt 

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ANEXOS 141

Gráfico A 2.1
EL COMPONENTE CÍCLICO DE LA PTF

Donde Nt es el número de horas disponibles para el trabajo de las personas económicamente acti-
vas. Con un poco más de manipulación descomponemos los cambios en el PIB per cápita real durante el
período t a t + s en:

Y  Y    Kt + s  K  L  L 
log  t + s  − log  t   log   − log  t   log  t + s  − log  t 
 Nt + s   Nt  = 1 log At + s − log At α   Yt + s   Yt  +  Nt + s   Nt 
+
s 1– α s 1+α  s  s
 
 

Según la anterior expresión, el crecimiento del PIB per cápita es una función de (i) cambios en la
PTF; (ii) cambios en la relación capital-producción, y (iii) cambios en las horas trabajadas por cada
persona económicamente activa1.
En una ruta equilibrada de crecimiento, la producción por trabajador y capital por trabajador crecen
a la misma tasa, y la relación capital-producción y las horas trabajadas por una persona económica-
mente activa son constantes. En este tipo de ruta, la contabilidad del crecimiento atribuiría la totalidad
del crecimiento a cambios en la PTF. El ejercicio de la contabilidad del crecimiento que presentamos en
el capítulo 1 mide los aportes de fuerza laboral y capital hasta el grado en que se desvían de un compor-
tamiento de crecimiento equilibrado (es decir, mide el aporte de cambios en la tasa de inversión y
cambios en el trabajo realizado). En el cuadro 1.1 se muestran los resultados.

Un modelo econométrico de demanda de fuerza de trabajo a largo plazo

Según los principios del modelo neoclásico estándar (es decir, la empresa representativa maximiza las
utilidades –o minimiza los costos– optando por una combinación adecuada de mano de obra y capital)
estimamos un modelo econométrico para la demanda de fuerza de trabajo a largo plazo, como sigue:

LogN t = β 0 + β1 LogGDPt + β 2 LogWt + β 3 LogCK t + ε t

1 Como no conocemos el total de horas trabajadas, utilizamos como aproximación el empleo efectivo (1 – µ) Lt, donde µ es la tasa de desempleo.

cap6.p65 141 12/05/05, 09:08 p.m.


142 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Cuadro A 2.1
ESTIMACIÓN DE LA DEMANDA DE FUERZA DE TRABAJO A LARGO PLAZO (1980-2002)

Constante PIB Salario real Costo de capital Capital/PIB R ADF

12,79 0,33 -0,15 0,01 0,88 -4,27


Modelo 1 (0,43) (0,02) (0,03) (0,02)
8,87 0,68 -0,15 0,18 0,97 -4,31
Modelo 2 (0,67) (0,06) (0,03) (0,03)

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.
Nota: El valor crítico para la prueba ADF es –3,45.

Donde W es el salario real y CK es el costo real del capital. Además de la serie de capital que
elaboramos antes, la estimación de este modelo requiere una serie para el costo del capital. Según
Martínez et al. (2001), utilizamos una aproximación de la forma:

 PK t +1 − PK t 
CK t = rt + δ − 
 PK t 

Donde rt es la tasa real de interés, δ es la tasa de depreciación y (PKt+1 – PKt)/PKt es el beneficio


esperado de la posesión de una unidad de capital (incremento de capital). A continuación aparecen los
resultados de la estimación.
En el modelo 2, la elasticidad de la demanda de fuerza laboral respecto del valor agregado es de
aproximadamente 0,7, lo cual es consistente con estimaciones para otras economías (Martínez et al.,
2001). De igual manera, la elasticidad del salario cercana a –0,15 y la elasticidad de la relación de
capital de 0,18 están acordes con estimaciones existentes para Chile. Realizamos pruebas de estabili-
dad –como Cusum y Cusum-q– y encontramos que estas relaciones son estables y no presentan inte-
rrupciones estructurales (gráfico A 2.2.).

Gráfico A 2.2
PRUEBAS DE ESTABILIDAD PARA INTERRUPCIONES ESTRUCTURALES EN LA DEMANDA
A LARGO PLAZO DE FUERZA LABORAL

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.

cap6.p65 142 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 143

Para que la anterior sea una representación razonable del comportamiento de la demanda a largo
plazo de fuerza laboral, la teoría econométrica exige que las diversas variables del modelo sean inte-
grados de orden 1 y cointegrados. Las pruebas de raíz unitaria y de cointegración que aparecen a
continuación confirman que lo anterior es lo que sucede (cuadros A 2.2. y A 2.3).

Cuadro A 2.2
PRUEBAS DE RAÍZ UNITARIA

Fuerza laboral PIB Salario real Costo de capital Capital / PIB Consumo

Primera raíz unitaria 0,17 -2,31 1,02 -2,45 -1,21 -0,74


Segunda raíz unitaria -5,04 -5,28 -3,52 -3,30 -5,06 -5,09

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.
El valor crítico es de –3,00 al nivel de 10%.

Cuadro A 2.3
PRUEBAS DE COINTEGRACIÓN

Estadística Valor crítico Valor Valor crítico


Valor Eigen de rastreo de 5% Eigen máximo de 5%

Ninguno 0,73 32,18* 29,68 27,18* 20,97


Uno cuando mucho 0,18 4,99 15,41 4,23 14,63

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos del Banco Mundial y del Ministerio de Hacienda de Ecuador.
Suposición de la tendencia: tendencia lineal determinista
Serie: LOG(Conpriv) LOG (PIB)RINT
Serie exógena: Log(Población) D92
Intervalos de desfase (en primeras diferencias): 1 a 1
Nota: * Indica rechazo de la hipótesis al nivel de 5%

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144 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

ANEXO 3. ESTIMACIONES COMPARABLES DE LA POBREZA EN UNA ZONA


PEQUEÑA: NOTA TÉCNICA

En el presente anexo se examina la metodología utilizada para establecer la capacidad de comparación


entre los mapas de la pobreza de 1990 y 2001 que presentamos en el capítulo 2.

Agregados comparables de consumo de las Encuestas de Calidad de Vida


de 1994 y 1993

Nos valemos de las ECV de 1994 y 1999 y de los Censos de Población de 1990 y 2001 para trazar los
mapas de la pobreza de 1990 y 2001. Para que estos dos mapas sean comparables, los indicadores de
pobreza de 1990 y 2001 deben basarse en agregados comparables de consumo. Sin embargo, los mó-
dulos de consumo y gasto de las ECV de 1994 y 1999, en los cuales se basan los modelos de consumo,
son diferentes (es decir, períodos diferentes de extracción y nivel de desagregación para ciertos bienes
o grupos de bienes). Para poder resolver este problema, desglosamos los gastos totales de 1994 y de
1999 como sigue:

Gastos totales = gastos comparables + gastos no comparables

Donde gastos comparables (GC) se refieren a aquellos bienes en el agregado del consumo que se
definieron exactamente igual en las encuestas de 1994 y de 1999. Gastos no comparables (GNC) es la
diferencia entre gastos totales (GI) y gastos comparables.
En el cuadro A 3.1 a continuación se describen los elementos en cada uno de estos componentes.
Los gastos en vivienda y agua se consideran GNC. Lo anterior se debe a que en la encuesta no se
preguntaron los valores de los gastos en vivienda y agua para todos los hogares y se imputaron.
Específicamente, como un elevado número de hogares no informa el valor del arriendo de sus casas,
predecimos el gasto de esos hogares en vivienda utilizando los parámetros a partir de una regresión
sobre las características de la vivienda y otros indicadores de riqueza de quienes sí informaron sobre
sus gastos en vivienda. De manera similar, el gasto en agua de quienes tenían conexión a la red de
acueducto se imputaron a partir de una regresión sobre las características del hogar de quienes com-
pran agua a vendedores callejeros.

Cuadro A 3.1
GASTOS COMPARABLES Y NO COMPARABLES

Comparables No comparables

Consumo per cápita Artículos alimenticios (84%)* Artículos alimenticios (16%)*


en 1994 + Bienes de consumo (46%)* + Bienes de consumo (54%)*
+ Educación y energía (26%)* + Educación y energía (74%)*
+ No perecederos + Agua**
+ Otros servicios básicos + Vivienda**

= Total gastos comparables = Total gastos no comparables


(63% del gasto total) (37% del gasto total)

Consumo per cápita en 1999, Artículos alimenticios (68%)* Artículos alimenticios (32%)*
ajustado al IPC + Bienes de consumo (41%)* + Bienes de consumo (59%)*
+ Educación y energía (45%)* + Educación y energía (55%)*
+ No perecederos (91%) + Durables (9%)*
+ Otros servicios básicos + Agua**
+ Vivienda**

= Total gastos comparables = Total gastos no comparables


(55% de gasto total) (45% del gasto total)

cap6.p65 144 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 145

Según Lanjouw y Lanjouw (1997), cuando se mantienen las siguientes suposiciones, la relación de
conteo no cambia conforme cambia la definición de consumo de GC A GT:
1. GC y GNC aumentan en GT.
2. La proporción del presupuesto del GC disminuye a medida que aumenta el GT.
En los gráficos A 3.1 y A 3.2, averiguamos si las anteriores suposiciones se mantienen para 1994 y
1999, respectivamente.
La forma de la distribución de los puntos en ambos gráficos muestra que el GC y el GNC están
aumentando en GT (suposición 1). Además, la distancia entre las dos líneas aumenta a medida que se
van alejando del origen (suposición 2).

Gráfico A 3.1
RELACIÓN ENTRE GASTO COMPARABLE Y GASTO TOTAL – 1994

Gráfico A 3.2
RELACIÓN ENTRE GASTO COMPARABLE Y GASTO TOTAL – 1999

cap6.p65 145 12/05/05, 09:08 p.m.


146 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Medidas comparables de la pobreza en 1994 y 1999

Con el fin de diseñar medidas comparables de la pobreza para 1994 y 1999, partimos de las cifras de
pobreza que aparecen en el Informe del Banco Mundial sobre Ecuador, 1996, es decir, un conteo de
0,35 para 1994. A continuación, seguimos los pasos siguientes:
1. Encontrar el valor de GT94 que correspondería a una relación de conteo de 0,35 en 1994. Deno-
minarlo ZGT, 94 o umbral de pobreza GT.
2. Encontrar el promedio de GC94 en 1994 en el vecindario del hogar, donde GT94 = ZGT, 94.
Denominarlo ZGT, 94 o umbral de pobreza GC 1994 (44.715 sucres de 1994).
3. Utilizando el índice de precios al consumidor, deflactar ZGT, 94 a su valor en 1999. Denominarlo
ZGT, 99.
4. Encontrar el promedio del valor de GC99 en 1999 en el vecindario del hogar donde GT99 = ZGT, 99.
Denominarlo ZGT, 99 o umbral de pobreza GC 1999 (221.304 sucres de 1999).

Cuadro A 3.2
GASTOS COMPARABLES Y TOTALES EN 1994 Y 1990

Incidencia de la Error Número de Incidencia de la Error Número de


pobreza estándar pobres pobreza estándar pobres

Gastos comparables
Nacional 0,35 0,02 3.791.308
Sin Oriente 0,34 0,03 3.585.494 0,51 0,03 5.425.333
Costa 0,32 0,03 1.693.159 0,48 0,03 2.682.207
Sierra 0,36 0,03 1.892.335 0,54 0,03 2.743.126
Oriente 0,58 0,05 205.814
Quito 0,34 0,04 404.493 0,27 0,02 338.808
Guayaquil 0,31 0,03 536.375 0,39 0,03 719.434
Costa urbana 0,22 0,03 374.544 0,51 0,03 1.194.705
Sierra urbana 0,20 0,02 263.113 0,51 0,03 909.722
Costa rural 0,43 0,05 782.240 0,55 0,04 768.068
Sierra rural 0,46 0,03 1.224.729 0,73 0,02 1.494.596
Oriente urbano 0,22 0,05 12.462
Oriente rural 0,65 0,05 193.352
Gastos totales
Nacional 0,36 0,04 3.942.495
Sin Oriente 0,36 0,04 3.725.125 0,52 0,03 5.558.597
Costa 0,35 0,04 1.830.409 0,51 0,03 2.821.880
Sierra 0,36 0,03 1.894.716 0,54 0,03 2.736.717
Oriente 0,61 0,05 217.370
Quito 0,28 0,03 338.434 0,23 0,03 293.946
Guayaquil 0,27 0,03 467.810 0,36 0,03 665.258
Costa urbana 0,26 0,03 447.914 0,54 0,03 1.260.590
Sierra urbana 0,19 0,02 256.539 0,50 0,04 884.472
Costa rural 0,50 0,05 914.685 0,64 0,03 896.031
Sierra rural 0,48 0,04 1.299.743 0,76 0,03 1.558.299
Oriente urbano 0,22 0,05 12.280
Oriente rural 0,69 0,05 205.090
Obs 4391 5824
Estrato 8 11
PSU 463 640
Población 10.845.991 10.664.678

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1994 y 1999.

cap6.p65 146 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 147

Las primeras tres columnas del cuadro indican la incidencia de la pobreza, su error estándar y el
número de pobres según la ECV de 1994. Por su parte, las últimas tres columnas muestran las cifras de la
ECV de 1999. Dado que en la ECV de 1999 no se recabaron datos para Oriente, para 1995 presentamos
cifras nacionales incluyendo Oriente y sin incluirlo. Es más, con el fin de comprobar la validez de las
suposiciones hechas respecto del GT y del GC, comparamos las cifras de la pobreza que se generan en
ambos y encontramos que son estadísticamente indistinguibles.

Otras limitaciones de los datos

Período de recolección de datos para la ECV de 1999: Teniendo en cuenta que la ECV de 1999 se realizó
durante un período de once meses y de elevada inflación, y dado que disponemos de información
acerca del mes en que se realizó la entrevista del hogar, las cifras que aparecen en el cuadro A.3.2 se
elaboraron con un agregado deflactado de consumo para 1999, así que todas aparecen en unidades de
septiembre de 1999.

Posibilidad de comparación geográfica de las fuentes de los datos: Como se indicaba antes, la evolu-
ción de la pobreza parece presentar diferencias importantes entre zonas urbanas y rurales. Sin embar-
go, también existe un proceso de urbanización subyacente a estas diferencias que reordenó la distribución
de la población en el territorio. Todavía queda un aspecto problemático cuando comparamos las ECV de
1994 y 1999. Además de los problemas de comparación debido a diferencias en la definición del
consumo, también existe un problema similar que surge de cambios en la definición del término “ru-
ral” que se utiliza en el diseño de la encuesta2. Si bien las dos Encuestas de Calidad de Vida de 1994 y
1999 se diseñaron con base en el Censo de Población de 1990, al expandir las muestras encontramos
que, según la muestra de 1994, 56% de la población es urbana, mientras que, según la muestra de 1999,
68% de la población es urbana. Estas cifras corresponden a nuestra definición de lo urbano y lo rural,
la cual se basa en la organización administrativa de Ecuador en cantones y parroquias (es decir, la
división política administrativa elaborada por el INEC) y no en ningún criterio mínimo predeterminado
basado en la población, según el cual la diferencia entre lo urbano y lo rural se basa en un tamaño
particular del pueblo en términos de población.

Mapas de pobreza

Los dos mapas de pobreza de Ecuador se trazaron según la metodología propuesta por Elberts, Lanjouw
y Lanjouw3, la cual ha venido utilizando el Banco Mundial en varios países desde los años noventa. De
hecho, Elberts, Lanjouw y Lanjouw trazaron el mapa de pobreza del primer período utilizado en el
presente estudio.
En la primera etapa, la metodología que desarrollan estos autores propone calcular, en la encuesta
de hogares, ecuaciones del gasto per cápita del hogar en el nivel de estrato. Las variables explicativas
de esta ecuación se deben definir exactamente de la misma manera en la encuesta de hogares y en un
censo de población lo más cercano posible a la encuesta en términos de tiempo. El término de pertur-
bación en la ecuación del gasto per cápita del hogar consiste en un término específico a conglomerado,
así como en un término específico a hogar y se modela para tener en cuenta la autocorrelación espacial
entre localizaciones de vecindario así como la heteroscedasticidad en su componente de hogar. En su
segunda etapa, la metodología recurre a los parámetros a partir de la estimación basada en los datos de
la encuesta para imputar los indicadores de bienestar a la población del censo (en nuestro caso, los
censos de población de 1990 y 2001). Este ejercicio se realiza al nivel de los diferentes estratos para los
cuales se ha determinado que la encuesta sea representativa. El ejercicio permite producir medidas

2 La definición de rural en LSMS de 1994 sólo incluyó pueblos rurales pequeños mas no asentamientos rurales dispersos. Estos sólo se incluyen en
la muestra a partir de 1995.
3 Chris Elbers, Jean O. Lanjouw y Peter Lanjouw, “Micro-Level Estimation of Poverty and Inequality”, Econométrica, 71: 1, pp. 355-364, enero
2003.

cap6.p65 147 12/05/05, 09:08 p.m.


148 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

diferentes de pobreza y desigualdad, así como sus errores estándar a niveles muy pequeños de
desagregación. Para el caso de Ecuador, la parroquia será este nivel. Más aún, para cuatro de las
ciudades más grandes del país, para las cuales el INEC logró reconstruir el vecindario a partir de las
comarcas censales (Quito, Guayaquil, Cuenca y Loja), podemos bajar un nivel y presentar estimacio-
nes de pobreza y desigualdad en el nivel de vecindario4.
Como la metodología del mapa de pobreza implica obtener relaciones estructurales entre activos y
bienestar del hogar y del vecindario, en términos óptimos lo deseable sería que el censo de hogares y la
encuesta de población (¿no será al contrario: encuesta de hogares y censo de población?) correspon-
dieran al mismo período de tiempo. Por lo menos, lo deseable sería que correspondieran a un período
durante el cual ocurrieron pocos cambios estructurales. Lamentablemente, este no es el caso de Ecua-
dor para ser exactos. Los mejores datos disponibles para el primer período del mapa de pobreza corres-
ponden al censo de población de 1990 y la ECV de 1994, mientras que, para el segundo período, utilizamos
el censo de población de 2001 y la ECV de 1999.
El uso de censos y encuestas de hogares de años diferentes para trazar el mapa de pobreza implica
que suponemos que la rentabilidad de los activos cambió poco durante el período. Siempre resulta
problemático hacer suposiciones como ésta en un país que ha confrontado tantas conmociones de
diferentes tipos como lo ha hecho Ecuador en los años noventa. Para expresar lo anterior, el gráfico A
3.3 representa la evolución del PIB per cápita durante la década. Los puntos grandes marcan los perío-
dos cuando se realizaron los censos y las encuestas de hogar. En tanto que el cambio en el PIB per cápita
es mayor entre 1990 y 1994 que entre 1999 y 2001 (es decir, 6,6% versus 3,5%), 1999 fue el año del
derrumbe de la economía y la época durante la cual la crisis estuvo en su peor momento.

Gráfico A 3.3
PIB REAL PER CÁPITA 1990-2002

Teniendo en cuenta que el gobierno de Ecuador no ha realizado una encuesta de hogares más
actualizada después de la ECV de 1999, no existían otras fuentes de datos que pudiéramos haber utiliza-
do en el mapa de pobreza. Lo anterior significa asimismo que aun si la crisis modificó de manera
significativa la rentabilidad de los activos del hogar, no existen instrumentos a nuestro alcance para
evaluar la magnitud del cambio. Sin embargo, dado que la mayor parte de la variación en la imputación
de los cálculos de la pobreza se origina en las variables del Censo, esperamos que estos cálculos estén
más cerca de las cifras “reales” de la pobreza que correspondería al año del Censo, que a las cifras del
año de la encuesta.

4 Es importante tener en cuenta que estos vecindarios no corresponden exactamente a las parroquias urbanas.

cap6.p65 148 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 149

En el cuadro A 3.3. se hace una comparación de los cálculos de la pobreza originados en las ECV
con las imputaciones originadas en los mapas de pobreza. Una vez más, como la ECV de 1999 no
incluyó la región de Oriente, fue imposible aplicar la metodología del mapa de pobreza y obtener
estimaciones de la pobreza para esta región en 1999 y 2001.

Cuadro A 3.3
TASAS DE POBREZA

Período 1 Período 2
ECV 1994 Censo 1990 ECV 1999 Censo 2001

Error Diferencia Error Error Diferencia Error


Conteo estándar conteo estándar Dif. Conteo estándar conteo estándar Dif.

Nacional 0,363 0,03 0,410 0,020


Sin Oriente 0,355 0,03 0,403 0,019 0,521 0,028 0,451 0,024
Quito 0,283 0,034 0,222 0,021 0,234 0,029 0,185 0,020
Guayaquil 0,272 0,026 0,382 0,018 *** 0,363 0,026 0,337 0,027
Costa urbana 0,257 0,034 0,258 0,015 0,537 0,029 0,464 0,021
Sierra urbana 0,194 0,024 0,213 0,017 0,495 0,035 0,459 0,022
Costa rural 0,502 0,053 0,505 0,025 0,637 0,026 0,587 0,026
Sierra rural 0,484 0,036 0,528 0,019 0,765 0,025 0,663 0,028

Fuente: Cálculos de los autores con base en datos de las ECV de 1994 y 1999.
Nota: En los mapas de pobreza, las Galápagos se clasifican como parte de la Costa rural.
*** Si las cifras de la ECV y del censo son significativamente diferentes al 95%.

En tanto que las anteriores cifras son las “mejores” estimaciones “posibles” de la pobreza porque se
han elaborado mediante la definición más completa de los agregados de consumo para cada año, ellas
corresponden a agregados diferentes de consumo y, por tanto, por las mismas razones que analizamos
antes, no sirven para hacer declaraciones sobre cambios de la pobreza durante la década. Para poder
trazar mapas de pobreza que pudieran compararse en el tiempo, seguimos la misma lógica descrita
antes y volvimos a calcular las ecuaciones de consumo utilizando –como variables independientes– el
gasto comparable (GC) en el ámbito de estrato para cada una de dos encuestas de hogares. Con los
parámetros que resultan de este cálculo, imputamos el consumo utilizando los datos del censo y traza-
mos mapas de pobreza comparables con los censos de población de 1990 y 2001.
Dado que las variables explicativas que hacen parte de las ecuaciones de consumo utilizadas para
imputar los gastos del hogar fueron las mismas en ambos cálculos, donde el gasto total (GT) y el gasto
comparable (GC) fueron las variables dependientes, no es ninguna sorpresa que, en términos de pobre-
za, hayan resultado en puntajes similares de las parroquias. Con base en datos del período dos (es decir,
la ECV de 1999 y el Censo de Población de 2001), en el gráfico A 3.4 aparecen las diferencias en la
incidencia de la pobreza en el ámbito de parroquia imputada a partir de modelos que utilizan GC y GT.
Como podemos observar, están muy cerca uno del otro aunque –sobre todo para parroquias donde es
mayor la pobreza– el conteo imputado utilizando GT como variable dependiente parece ser siste-
máticamente más grande que el conteo imputado utilizando el GC como variable dependiente. Sin
embargo, podemos hacer un ejercicio similar con datos del período uno (es decir, la ECV de 1994 y el
Censo de Población de 1999), encontramos que los conteos imputados en el ámbito de parroquia
utilizando las dos tecnologías son algo menos que dos desviaciones estándar alejadas una de la otra.
En el cuadro A 3.4 aparecen cifras comparables de la pobreza para los dos mapas de pobreza.
Debido al hecho de que las diferencias encontradas en los conteos de 1990 fueron insignificantes,
cuando se utilizaron el GT y el GC como variables dependientes, nos quedamos con el mapa basado en
el gasto total, o la mejor definición posible del gasto. Sin embargo, como esto no fue lo que sucedió con
la imputación a partir del Censo de 2001, para este período presentamos relaciones de conteo con base

cap6.p65 149 12/05/05, 09:08 p.m.


150 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Gráfico A 3.4
INCIDENCIA DE LA POBREZA IMPUTADA CON EL CENSO DE POBLACIÓN DE 2001 UTILIZANDO
GASTOS COMPARABLES Y TOTALES EN EL ÁMBITO DE PARROQUIA

Cuadro A 3.4
TASAS COMPARABLES DE POBREZA 1990-1991

Censo de 1990 Censo de 2001

Gasto total Gasto total Gasto comparable

Conteo Error estándar Conteo Error estándar Conteo Error estándar

Nacional 0,410 0,020


sin Oriente 0,403 0,019 0,451 0,024 0,452 0,023
Quito 0,222 0,021 0,185 0,020 0,243 0,016
Guayaquil 0,382 0,018 0,337 0,027 0,386 0,028
Costa urbana 0,258 0,015 0,464 0,021 0,464 0,013
Sierra urbana 0,213 0,017 0,459 0,022 0,467 0,029
Costa rural 0,505 0,025 0,587 0,026 0,504 0,017
Sierra rural 0,528 0,019 0,663 0,028 0,617 0,034
Oriente urbano 0,192 0,020

Nota: En los mapas de pobreza, las Galápagos se clasifican como parte de la Costa rural.

tanto en el GT como en el GC5. Y, por consiguiente, son la primera y la tercera columnas del cuadro 2.5
las que incluyen cifras comparables de pobreza a partir de los dos mapas de pobreza.
Como lo mencionamos antes y probablemente por razones de costos, la muestra de hogares en la
ECV de 1999 no incluyó ninguna observación de la región del Oriente. Aunque la región del Oriente no
está densamente poblada y sea pequeña en términos relativos de población (según el Censo de Pobla-
ción de 2001, comprende cerca de 4,4% de la población nacional), es una región con características
económicas, sociales e institucionales claramente distintivas. Lamentablemente, la carencia de datos

5 Si bien, en el ámbito de parroquia, las diferencias que aparecen en el mapa de pobreza de 2001 imputadas del GT y la diferencia imputada del GC
fueron estadísticamente significativas para varios casos, vale la pena notar sin embargo que las cifras en el ámbito de estrato que aparecen en el
cuadro 5 están menos de dos desviaciones estándar la una de la otra.

cap6.p65 150 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 151

no nos permite calcular relaciones estructurales por separado entre bienestar y características del hogar
para la región del Oriente para el mapa de pobreza de 2001.
Tratando de resolver este problema, la primera opción que exploramos fue aplicar uno de los mo-
delos calculados para los otros estratos de la encuesta (por ejemplo, Costa rural o Sierra rural) a los
datos del censo del Oriente con el fin de recuperar las cifras de pobreza. Dado que sí disponemos de
datos de la encuesta y del censo de 1990 para el Oriente, comprobamos la exactitud de esta alternativa,
pero los resultados no fueron satisfactorios. La clasificación de las parroquias en términos pobreza
basada en otros modelos de estrato fue significativamente diferente a la clasificación originada en un
modelo calculado con base en datos del Oriente.
La segunda opción para calcular las cifras de pobreza para la región del Oriente consistió en prede-
cir la pobreza, no a partir de atributos en el ámbito de hogar, sino de atributos a partir de parroquia que
pudieran construirse a partir del censo. Utilizando las estimaciones de la pobreza en el ámbito de
parroquia para los estratos para los cuales disponíamos de datos de la encuesta y del censo, calculamos
la relación estructural entre el gasto promedio per cápita en el ámbito de parroquia (y la relación de
conteo) y las variables en el ámbito de parroquia. Como variables explicativas utilizamos cosas como
la distribución del empleo de un sector a otro, la distribución por grupos de edad de la población, la
disponibilidad de servicios básicos y de infraestructura y el porcentaje de población en el ámbito de
parroquia que se identificaba a sí misma como indígena. De nuevo, fue posible validar el ejercicio
utilizando datos del período uno para el cual contábamos tanto con información del censo (1990) como
de la encuesta (1994) y los resultados de la validación no fueron satisfactorios. Los datos de 1990
indicaban que la Sierra rural era el mejor estrato para predecir la pobreza del Oriente rural. De hecho,
la correlación entre las cifras “reales” de conteo de Oriente rural y las cifras proyectadas (con base en
el modelo de la Sierra rural) fue de 0,77 y la correlación entre las clasificaciones de parroquias basadas
en cifras “reales” y proyectadas fue de 0,71. Obtuvimos resultados similares de la proyección del gasto
promedio per cápita. Como resultado de la carencia de datos, no pudimos obtener cifras de pobreza
para la región del Oriente en 2001. La lección que nos deja este ejercicio es concluyente: en la estima-
ción de cifras de pobreza no existe sustituto posible para los datos de la encuesta de hogares.

cap6.p65 151 12/05/05, 09:08 p.m.


152 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

ANEXO 4. MEDICIÓN Y CONTROL DE LA POBREZA, RESULTADOS SOCIALES


Y PROGRAMAS

En el presente anexo hacemos un análisis breve del mecanismo existente para medir y controlar tanto
la pobreza como los resultados sociales en Ecuador, así como iniciativas en marcha para mejorar la
eficacia y responsabilidad de los programas sociales.

Medición y control de la pobreza

La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) –la versión ecuatoriana de la Encuesta de Medición de Con-
diciones de Vida– es la principal herramienta al alcance de los encargados de formular las políticas y de
los investigadores interesados en medir la pobreza de Ecuador. Durante la última década se han realizado
cuatro de estas encuestas: en 1994, 1995, 1998 y 1999. Sin embargo, como lo indica la proximidad de las
fechas de las encuestas, su realización ha respondido con frecuencia a la disponibilidad de fondos antes
que a una estrategia más estructurada para medir la pobreza, lo cual explica por qué todavía no se ha
realizado una nueva encuesta posterior a la crisis y a la dolarización. Como se analiza en el recuadro 2.2,
la ausencia de una encuesta reciente imposibilita tanto validar el ejercicio del mapa de pobreza que apare-
ce en el presente informe como producir cifras más actualizadas de la pobreza.
Recientemente, el Instituto de Estadísticas de Ecuador (INEC) presentó una estrategia nueva la cual
incluye un plan de reorganización para todas las encuestas de hogar que realiza el Instituto. El plan
propone unificar las actuales encuestas de acuerdo con una herramienta única con un cuestionario
básico según la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (encuesta de fuerza laboral) y varios
módulos rotativos. Uno de estos módulos sería entonces un módulo de ingreso y gasto que, potencial-
mente, permitiría la elaboración regular de cifras comparables de la pobreza.
Sin embargo, se planten dos problemas importantes con esta propuesta. Primero, el módulo de
ingreso y consumo que se está considerando en la actualidad se basa en la Encuesta de Ingresos y
Gastos (una encuesta utilizada para ajustar la composición del IPC urbano) antes que en la ECV. Como lo
analizamos en el Anexo 2, los indicadores de la pobreza son sensibles al agregado de consumo utiliza-
do en su elaboración, de manera que los indicadores que se basan en agregados diferentes no son
comparables. Llevar a cabo la propuesta del INEC implicaría entonces que las nuevas cifras de pobreza
no podrían compararse con las producidas anteriormente utilizando la ECV.
Segundo, los planes del INEC de realizar cada trimestre esta encuesta, cubriendo solamente la Sierra
y la Costa y, dentro de ellas, solamente las zonas urbanas en tres de los cuatro trimestres del años. Lo
anterior implica que, para que las cifras de pobreza sean representativas tanto de las zonas urbanas
como de las rurales de la Sierra y la Costa, el módulo de ingresos y gastos tendría que ser ejecutado
durante el trimestre en que ambas zonas quedan comprendidas en la encuesta. Es más, como el Oriente
no quedará incluido, las cifras de pobreza no serán representativas en el plano nacional. Ya en el
capítulo 2 habíamos analizado el vacío de conocimiento que produciría una decisión de este tipo.
Entonces, alentamos al INEC a reconsiderar su actual estrategia (i) para utilizar el módulo de la ECV
de ingreso y gasto para medir el consumo y, por ende, la pobreza, y (ii) incluir al Oriente por lo menos
en una de las encuestas trimestrales que se hacen anualmente. Solamente así las cifras de pobreza serán
consistentes en el tiempo y representativas en el plano nacional.

Control de resultados sociales y programas

Tradicionalmente, los resultados sociales, como las tasas de matrícula o la mortalidad infantil, se han
medido utilizando la ECV o el Censo de Población, de los cuales en los últimos quince años se han
realizado dos: 1990 y 2001. El plan que propone el INEC plantea utilizar varios módulos cuyo objetivo
es ofrecer un conjunto más amplio de medidas a intervalos más regulares. Se trata de una iniciativa
excelente, sobre todo en la medida en que esta información se puede vincular con variables de las
políticas y con información sobre incidencia de los programas sociales, de manera que permita la
evaluación de su impacto.

cap6.p65 152 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 153

Poder correlacionar los resultados con las políticas y programas es fundamental, ya que la mayor
parte de los programas sociales del país están mal dirigidos y nunca han sido objeto de una evaluación
formal. Sin embargo, esto está cambiando desde cuando el Gobierno de Ecuador inició un ambicioso
plan de reforma de los programas sociales, cuyos pilares esenciales son mejorar su direccionamiento y
la evaluación de su impacto. Los principales programas que se están transformando actualmente son el
Bono de Desarrollo Humano (antes Bono Solidario) y los programas de alimentación y nutrición, y
existen planes para redireccionar los subsidios de energía en un futuro cercano.
El SelBen es el mecanismo que se está utilizando para este propósito (para mayores detalles, véase
recuadro 5.6), un índice de bienestar de hogares, y la población objetivo (error en el original) son el
primero y segundo quintiles de la población de hogares. A la vez, con el apoyo técnico y financiero del
Banco Mundial, se están llevando a cabo evaluaciones de impacto de estos programas.
En resumen, estamos presenciando avances importantes sobre la disponibilidad de información
sobre resultados sociales y la adopción de políticas para aumentar la eficacia y responsabilidad de los
programas sociales.

La Secretaría Técnica del sector social

Por último, los ministerios del sector social reciben apoyo técnico para sus operaciones rutinarias de la
Secretaría Técnica del Frente Social (o Secretaría Técnica, STFS), del Sistema Integrado de Indicadores
Sociales del Ecuador (la unidad técnica dentro de la STFS).
La STFS y el Siise han sido nombrados oficialmente como las instituciones responsables de procesar
la información y de producir con regularidad indicadores de resultados sociales y de programas socia-
les, así como de realizar las diversas evaluaciones de impacto de los programes sociales. Por ende, su
función será vital para garantizar el éxito de las reformas actuales.

cap6.p65 153 12/05/05, 09:08 p.m.


154 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

ANEXO 5. SIN QUERER REINVENTAR LA RUEDA: LA EVALUACIÓN DE LA POBREZA


DE ECUADOR Y OTRAS INVESTIGACIONES RECIENTES SOBRE ECUADOR

El presente informe ha sacado mucho provecho de investigaciones existentes sobre aspectos


macroeconómicos, sociales, laborales y la pobreza en Ecuador, preparados por autores e instituciones
locales e internacionales. A continuación analizamos brevemente algunos de estos estudios, prestando
atención particular a las diferencias y complementariedades entre estos documentos y el trabajo que
presentamos en el informe. Con el fin de relacionarlo mejor con la estructura del presente informe, el
debate se organiza en torno a cinco temas (desarrollos macroeconómicos, pobreza, economía rural y
urbana y gasto social).

Desarrollos macroeconómicos: Las últimas publicaciones del FMI (2003a y 2003b) ofrecen un análisis
adecuado del entorno macroeconómico global y de los cambios registrados en los últimos años, con un
enfoque en el crecimiento y en las políticas fiscales, la evolución de la inversión, el sistema bancario y
el papel de la industria petrolera –todo ello en el contexto de una economía expresada en dólares.
En términos de temas particulares, parece que el papel del sector petrolero y la dolarización son los
dos aspectos que han atraído mayor atención de la literatura reciente. El primero ha sido objeto de
estudios detenidos por parte de Roy (2000) y Boye (2001), quienes analizan las ventajas y desventajas
de que el sector petrolero cumpla una función tan básica como motor de la economía del país.
Respecto del tema de la dolarización, el Banco Mundial (2002) ofrece un análisis integral de las
oportunidades inherentes y de los riesgos asociados con el proceso y su impacto potencial en los
resultados sociales, con base en la experiencia ecuatoriana y otras experiencias internacionales perti-
nentes. Respecto de temas de intercambio comercial en particular, el texto editado por Marconi (2001)
estudia los efectos de la dolarización en la capacidad del país de competir y las iniciativas andinas de
integración comercial, mientras que el trabajo de Vos y León (2003) examina el impacto de la
dolarización en las industrias exportadoras y en la igualdad.
El trabajo que comprende el presente informe pone el énfasis en la relación entre dolarización y
pobreza, prestando atención particular a su conexión a través de mercados laborales y cambios en los
precios.

Medición de la pobreza: Los informes más recientes del Banco Mundial sobre pobreza en Ecuador
datan de 1996 y 2000 (Banco Mundial 1996 y ¿2000?). Además, Vos y León (2000) y Larrea y Sánchez
(2002) han trabajado intensamente el tema de la evolución y los determinantes de la pobreza (urbana).
El Sistema Integrado de Indicadores Sociales de Ecuador (Siise), la unidad técnica del Ministerio
de Bienestar Social, ha recabado y difundido con regularidad varios indicadores sociales y de pobreza,
y funciona como grupo de investigación, habiendo publicado numerosos informes y estudios en años
recientes con base en esta información. Muchos de esos estudios se han citado a lo largo del presente
informe.
El trabajo que analizamos en el capítulo 1 hace un aporte a este trabajo en cuanto ofrece un análisis
dinámico de la pobreza rural y urbana y de sus determinantes para el período 1990-2001 en el ámbito
de cantón.

Mercados laborales urbanos y la pobreza: El impacto de la protección social, de la flexibilidad del


mercado laboral y de los mecanismos de determinación de la remuneración salarial en los resultados
del mercado laboral, como el empleo y los salarios, han sido el tema de estudios realizados por la OIT
(2001a y 2001b) y el FMI (2000), MacIsaac y Rama (1997) y Heckman y Pagés (2000). Poniendo el
caso de Ecuador en contexto, el IDB (2004) también ofrece una perspectiva adecuada de los mercados
laborales de la región.
En el capítulo 3 se hace un análisis detenido de la relación entre resultados del mercado laboral y
pobreza, así como de las restricciones actuales a la generación de empleo formal.

Sector agrícola y sector de explotación no agrícola y pobreza rural: Elbers y Lanjouw (2001) explo-
ran la relación entre el sector agrícola y el sector agrícola de explotación no agrícola y su capacidad
para generar empleo y riqueza, mientras Hentschel y Waters (2002) y Kyle (2000) analizan las diferen-

cap6.p65 154 12/05/05, 09:08 p.m.


ANEXOS 155

tes estrategias que utilizan los hogares rurales para manejar las conmociones y la pobreza, encontrando
que esas estrategias incluyen la emigración temporal, mayor participación de las mujeres y los niños en
el mercado laboral y menos consumo.
En el capítulo 4 se hace hincapié en los factores determinantes de la productividad agrícola (local)
y su relación con la pobreza, tomando aportes de estudios existentes sobre el sector de explotación no
agrícola.

Gasto social: Se trata de un tema que ha sido objeto de gran atención en Ecuador en años recientes.
Estudios de Younger (1999); Unicef (2000) y Siise (2003) en particular, han puesto el énfasis en los
temas de continuidad, eficiencia, focalización e impacto del gasto social, así como en la relación entre
las políticas sociales y la economía política del país.
El capítulo 5 del presente informe depende en alto grado de todos estos trabajos y hace un aporte al
debate por medio de una evaluación detallada de los nexos entre gasto social y pobreza, a partir de
nueva información geográfica desagregada que permite la evaluación de las relaciones entre mecanis-
mos de focalización y resultados sociales.

Otros trabajos: Por último, una publicación reciente del Banco Mundial (¿2003?) trata una amplia
gama de temas que van desde el intercambio comercial hasta la reforma legal, el desarrollo urbano y la
salud.

cap6.p65 155 12/05/05, 09:08 p.m.


156 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

APÉNDICE DE DATOS

Cuadro AD.1
CARACTERÍSTICAS DE 1999, POR SITUACIÓN DE POBREZA

Errores promedio y estándar


Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

Observaciones (número de hogares)

Costa 1.317 689 40 398


Sierra 1.085 488 439 1.006

Tamaño de la población (ampliada al nivel de persona)

Costa 2.251.554 1.925.848 510.973 896.031


Sierra 1.864.545 1.178.418 479.009 1,558.299

Composición del gasto (proporciones)

Alimentos
Costa 0,444 0,579 0,574 0,632
Sierra 0,371 0,518 0,456 0,591
Bienes de consumo
Costa 0,291 0,192 0,261 0,193
Sierra 0,341 0,222 0,331 0,217
Vivienda
Costa 0,115 0,125 0,074 0,086
Sierra 0,119 0,133 0,077 0,091
Energía y educación
Costa 0,113 0,086 0,062 0,071
Sierra 0,125 0,104 0,090 0,080
Bienes no perecederos
Costa 0,035 0,016 0,025 0,011
Sierra 0,044 0,019 0,044 0,015
Otros
Costa 0,001 0,002 0,003 0,007
Sierra 0,001 0,003 0,001 0,006

Características de la vivienda

Número de habitaciones per cápita


Costa 0,798 0,421 0,781 0,433
Sierra 0,961 0,462 0,949 0,476
Número de dormitorios per cápita
Costa 0,490 0,220 0,458 0,259
Sierra 0,575 0,282 0,506 0,285
Número de cuartos de baño per cápita
Costa 0,345 0,185 0,293 0,163
Sierra 0,398 0,212 0,358 0,188

Tipo de vivienda (proporciones)

Casa
Costa 0,601 0,489 0,653 0,575
Sierra 0,470 0,349 0,673 0,548
Apartamento
Costa 0,238 0,063 0,042 0,009
Sierra 0,344 0,144 0,099 0,010
Habitación
Costa 0,024 0,050 0,011 0,006
Sierra 0,113 0,143 0,057 0,024

cap7.p65 156 12/05/05, 09:09 p.m.


APÉNDICE DE DATOS 157

Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

“Mediagua”
Costa 0,120 0,283 0,149 0,154
Sierra 0,067 0,311 0,157 0,337
Rancho o casucha
Costa 0,017 0,114 0,145 0,256
Sierra 0,006 0,054 0,014 0,081

Material del techo

Cemento
Costa 0,222 0,036 0,057 0,010
Sierra 0,482 0,210 0,217 0,063
Asbesto
Costa 0,194 0,043 0,113 0,113
Sierra 0,256 0,196 0,195 0,085
Zinc
Costa 0,549 0,869 0,762 0,737
Sierra 0,085 0,244 0,162 0,339
Teja
Costa 0,006 0,002 0,019 0,056
Sierra 0,174 0,307 0,415 0,444
Paja
Costa 0,002 0,030 0,036 0,074
Sierra 0,001 0,041 0,011 0,065

Material de los muros

Cemento
Costa 0,881 0,599 0,675 0,446
Sierra 0,870 0,671 0,743 0,429
Adobe
Costa 0,004 0,002 0,004 0,021
Sierra 0,110 0,262 0,172 0,347
Madera
Costa 0,024 0,043 0,107 0,164
Sierra 0,014 0,040 0,059 0,136
Caña
Costa 0,081 0,333 0,203 0,320
Sierra 0,000 0,001 0,006 0,009

Material del piso

Madera
Costa 0,011 0,000 0,003 0,000
Sierra 0,439 0,120 0,189 0,032
Baldosa
Costa 0,289 0,031 0,051 0,004
Sierra 0,092 0,017 0,070 0,003
Cemento
Costa 0,477 0,487 0,503 0,362
Sierra 0,248 0,390 0,393 0,224
Tierra
Costa 0,020 0,069 0,045 0,072
Sierra 0,036 0,290 0,088 0,451

cap7.p65 157 12/05/05, 09:09 p.m.


158 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

Servicios públicos pobres

Agua por tubería dentro de la vivienda


Costa 0,651 0,235 0,245 0,180
Sierra 0,771 0,280 0,506 0,073
Agua por tubería fuera de la vivienda, dentro del lote
Costa 0,294 0,599 0,500 0,513
Sierra 0,202 0,584 0,418 0,771
Agua por tubería fuera de la vivienda y del lote
Costa 0,055 0,166 0,255 0,307
Sierra 0,027 0,135 0,076 0,156
Fuente del agua: red pública
Costa 0,861 0,656 0,492 0,450
Sierra 0,977 0,864 0,855 0,803
Fuente del agua: pozo
Costa 0,035 0,124 0,318 0,252
Sierra 0,005 0,031 0,056 0,061
Conectada a red de alcantarillado
Costa 0,536 0,209 0,058 0,008
Sierra 0,883 0,535 0,506 0,123
Conectada a red de electricidad
Costa 0,985 0,955 0,863 0,745
Sierra 0,991 0,942 0,952 0,842
Tiene teléfono
Costa 0,452 0,091 0,090 0,029
Sierra 0,564 0,098 0,334 0,054

Saneamiento

Tiene sanitario
Costa 0,928 0,752 0,689 0,450
Sierra 0,975 0,738 0,821 0,541
Tiene letrina
Costa 0,046 0,124 0,171 0,294
Sierra 0,005 0,055 0,060 0,109
Tiene ducha
Costa 0,585 0,146 0,213 0,067
Sierra 0,815 0,312 0,592 0,157

Cocina y combustible

Cuenta con habitación exclusiva para la cocina


Costa 0,753 0,566 0,648 0,678
Sierra 0,896 0,752 0,858 0,758
Cocina con gas
Costa 0,947 0,877 0,867 0,743
Sierra 0,950 0,711 0,780 0,361
Cocina con leña
Costa 0,019 0,108 0,112 0,248
Sierra 0,032 0,268 0,202 0,615

Propiedad del hogar

Propietario
Costa 0,647 0,681 0,727 0,748
Sierra 0,564 0,500 0,730 0,798
Arrendatario
Costa 0,172 0,100 0,088 0,028
Sierra 0,315 0,322 0,135 0,037

cap7.p65 158 12/05/05, 09:09 p.m.


APÉNDICE DE DATOS 159

Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

Demografía del hogar

Mujer cabeza de hogar


Costa 0,202 0,197 0,167 0,092
Sierra 0,178 0,160 0,133 0,131
Edad de cabeza de hogar
Costa 45.453 45.836 46.484 47.480
Sierra 44.992 43.040 44.666 46.824
Tamaño de la familia
Costa 4.802 6.673 4.794 7.230
Sierra 4.486 5.852 4.436 6.302
Cabeza de hogar es soltero/viudo/separado/divorciado
Costa 0,224 0,207 0,224 0,115
Sierra 0,226 0,165 0,176 0,137
Cabeza de hogar es casado/tiene pareja
Costa 0,776 0,793 0,776 0,885
Sierra 0,774 0,835 0,824 0,862
Porcentaje de miembros hombres
Costa 0,486 0,504 0,500 0,528
Sierra 0,502 0,502 0,490 0,488
Porcentaje de miembros hombres hasta 10 años de edad
Costa 0,114 0,157 0,108 0,168
Sierra 0,111 0,176 0,102 0,162
Porcentaje de miembros hombres entre 11 y 20 años de edad
Costa 0,104 0,121 0,100 0,122
Sierra 0,104 0,114 0,104 0,114
Porcentaje de miembros hombres entre 21 y 30 años de edad
Costa 0,082 0,080 0,097 0,076
Sierra 0,102 0,075 0,088 0,067
Porcentaje de miembros hombres entre 31 y 40 años de edad
Costa 0,070 0,058 0,066 0,057
Sierra 0,069 0,056 0,063 0,040
Porcentaje de miembros hombres entre 41 y 50 años de edad
Costa 0,057 0,043 0,053 0,044
Sierra 0,045 0,030 0,055 0,037
Porcentaje de miembros hombres mayores de 51 años
Costa 0,058 0,044 0,076 0,060
Sierra 0,072 0,050 0,078 0,068
Porcentaje de miembros mujeres
Costa 0,514 0,496 0,500 0,472
Sierra 0,498 0,498 0,510 0,512
Porcentaje de miembros mujeres hasta 10 años de edad
Costa 0,104 0,150 0,133 0,167
Sierra 0,087 0,159 0,123 0,164
Porcentaje de miembros mujeres entre 11 y 20 años de edad
Costa 0,109 0,117 0,096 0,096
Sierra 0,099 0,100 0,101 0,113
Porcentaje de miembros mujeres entre 21 y 30 años de edad
Costa 0,086 0,075 0,089 0,068
Sierra 0,102 0,086 0,083 0,065
Porcentaje de miembros mujeres entre 31 y 40 años de edad
Costa 0,086 0,067 0,053 0,049
Sierra 0,066 0,059 0,059 0,046
Porcentaje de miembros mujeres entre 41 y 50 años de edad
Costa 0,062 0,038 0,042 0,039
Sierra 0,065 0,034 0,053 0,042
0,004 0,003 0,006 0,003
Porcentaje de miembros mujeres mayores de 50 años
Costa 0,067 0,048 0,087 0,052
Sierra 0,079 0,060 0,091 0,082

cap7.p65 159 12/05/05, 09:09 p.m.


160 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA

Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

Etnia

Porcentaje de mayores de 6 años de edad que sólo hablan castellano


Costa 0,960 0,991 0,996 0,982
Sierra 0,906 0,852 0,916 0,739
Porcentaje de mayores de 6 años de edad que sólo hablan quechua o shuar
Costa 0,000 0,000 0,000 0,000
Sierra 0,001 0,025 0,001 0,028
Hogares donde un miembro habla español y quechua
Costa 0,002 0,006 0,000 0,000
Sierra 0,015 0,116 0,051 0,232
Hogares donde un miembro habla quechua o shuar
Costa 0,003 0,009 0,000 0,001
Sierra 0,030 0,172 0,093 0,317

Educación

Cabeza de hogar es analfabeta


Costa 0,044 0,217 0,108 0,201
Sierra 0,032 0,132 0,044 0,283
Años de estudio de cabeza de hogar
Costa 9.761 5.474 6.528 4.217
Sierra 10.050 5.683 7.647 3.479
Cónyuge de cabeza de hogar es analfabeta
Costa 0,032 0,130 0,059 0,190
Sierra 0,026 0,157 0,071 0,342
Años de estudio de cónyuge
Costa 7.424 4.437 5.616 3.734
Sierra 7.257 4.174 5.476 2.423
Porcentaje de miembros mayores de 6 años sin estudio
Costa 0,023 0,059 0,047 0,066
Sierra 0,028 0,079 0,045 0,152
Porcentaje de miembros mayores de 6 años con algunos años de educación primaria
Costa 0,310 0,467 0,506 0,586
Sierra 0,309 0,484 0,461 0,567
Porcentaje de miembros mayores de 6 años con algunos años de educación secundaria
Costa 0,360 0,264 0,274 0,144
Sierra 0,335 0,213 0,258 0,093
Porcentaje de miembros mayores de 6 años con algunos años de educación postsecundaria
Costa 0,200 0,033 0,049 0,015
Sierra 0,226 0,030 0,113 0,008
Porcentaje de miembros mayores de 6 años con un grado universitario
Costa 0,060 0,006 0,006 0,002
Sierra 0,079 0,005 0,031 0,001

Fertilidad (entre mujeres de edades entre 15 y 49 años)

Número de nacimientos vivos


Costa 2.421 4.079 2.673 4.709
Sierra 2.030 3.695 2.276 4.030

cap7.p65 160 12/05/05, 09:09 p.m.


APÉNDICE DE DATOS 161

Urbano Rural
No pobre Pobre No pobre Pobre

Empleo (para miembros mayores de 10 años)

Cabeza de hogar tiene empleo


Costa 0,889 0,845 0,881 0,895
Sierra 0,888 0,884 0,946 0,945
Cónyuge cabeza de familia tiene empleo
Costa 0,439 0,383 0,399 0,418
Sierra 0,501 0,551 0,623 0,690
Porcentaje de miembros económicamente inactivos que realizan oficios en el hogar
Costa 0,077 0,097 0,106 0,104
Sierra 0,054 0,042 0,036 0,036
Porcentaje de miembros económicamente inactivos que son estudiantes
Costa 0,129 0,103 0,074 0,072
Sierra 0,138 0,090 0,093 0,038
Porcentaje de miembros que tienen empleo
Costa 0,512 0,420 0,524 0,453
Sierra 0,534 0,468 0,600 0,577
Porcentaje de miembros con una ocupación: jefe o director
Costa 0,043 0,018 0,045 0,014
Sierra 0,047 0,014 0,074 0,018
Porcentaje de miembros con una ocupación: trabajador independiente
Costa 0,121 0,117 0,133 0,107
Sierra 0,105 0,137 0,116 0,140
Porcentaje de miembros con una ocupación: empleado público
Costa 0,051 0,008 0,027 0,006
Sierra 0,065 0,014 0,048 0,006
Porcentaje de miembros con una ocupación: empleado privado (incluye jornaleros agrícolas)
Costa 0,222 0,201 0,185 0,177
Sierra 0,237 0,169 0,215 0,154
Porcentaje de miembros con una ocupación: trabajador doméstico
Costa 0,065 0,067 0,121 0,140
Sierra 0,071 0,122 0,132 0,248
Porcentaje de miembros en el sector formal
Costa 0,155 0,063 0,078 0,037
Sierra 0,193 0,054 0,143 0,031
Porcentaje de miembros en el sector informal
Costa 0,356 0,357 0,445 0,415
Sierra 0,341 0,414 0,457 0,546
Porcentaje de miembros en el sector agrícola
Costa 0,035 0,091 0,198 0,259
Sierra 0,039 0,142 0,250 0,407
Porcentaje de miembros en el sector no agrícola de alta productividad
Costa 0,352 0,191 0,218 0,101
Sierra 0,357 0,173 0,248 0,085
Porcentaje de miembros en el sector no agrícola de baja productividad
Costa 0,125 0,138 0,107 0,093
Sierra 0,138 0,152 0,103 0,085
Cabezas de hogar en el sector agrícola
Costa 0,087 0,228 0,388 0,592
Sierra 0,075 0,256 0,411 0,650
Cabezas de hogar en el sector no agrícola de baja productividad
Costa 0,246 0,322 0,213 0,213
Sierra 0,262 0,330 0,209 0,193
Cabezas de hogar en el sector no agrícola de alta productividad
Costa 0,667 0,450 0,399 0,195
Sierra 0,663 0,414 0,380 0,157
Cabezas de hogar en el sector formal
Costa 0,364 0,191 0,165 0,087
Sierra 0,431 0,166 0,312 0,075
Cabezas de hogar en el sector informal
Costa 0,636 0,809 0,835 0,913
Sierra 0,569 0,834 0,688 0,925
Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999.

cap7.p65 161 12/05/05, 09:09 p.m.


cap7.p65

162
Cuadro AD.2
INDICADORES DE POBREZA EN LAS PROVINCIAS

Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo


162

Número de Número de Número de


personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)

1 Azuay 499.773 0,397 0,028 588.339 0,469 0,032 588.339 0,483 0,025
2 Bolívar 153.958 0,513 0,033 167.288 0,661 0,028 167.288 0,681 0,022
3 Cañar 187.369 0,500 0,031 204.139 0,568 0,034 204.139 0,592 0,026
4 Carchi 139.457 0,474 0,033 149.178 0,547 0,041 149.178 0,555 0,033
5 Cotopaxi 272.814 0,532 0,032 346.402 0,644 0,027 346.402 0,667 0,021
6 Chimborazo 361.453 0,510 0,032 399.045 0,601 0,029 399.045 0,620 0,021
7 El Oro 406.504 0,303 0,034 508.319 0,395 0,017 508.319 0,396 0,026
8 Esmeraldas 302.772 0,396 0,038 379.857 0,455 0,020 379.857 0,503 0,028
9 Guayas 2.274.967 0,394 0,024 3.225.489 0,422 0,024 3.225.489 0,404 0,027
10 Imbabura 262.077 0,453 0,030 339.938 0,562 0,034 339.938 0,569 0,027
11 Loja 377.413 0,485 0,034 397.268 0,598 0,034 397.268 0,606 0,027
12 Los Ríos 540.171 0,461 0,029 645.471 0,490 0,017 645.471 0,521 0,024
13 Manabí 1.025.565 0,405 0,034 1.164.323 0,496 0,017 1.164.323 0,518 0,022
14 Morona Santiago 81.098 0,556 0,035 112.810 n/d n/d 112.810 n/d n/d
15 Napo 48.208 0,589 0,030 76.742 n/d n/d 76.742 n/d n/d
16 Pastaza 38.124 0,506 0,030 59.455 n/d n/d 59.455 n/d n/d
17 Pichincha 1.313.863 0,304 0,025 2.357.549 0,329 0,026 2.357.549 0,303 0,025
18 Tungurahua 358.803 0,402 0,028 434.986 0,507 0,032 434.986 0,520 0,025
19 Zamora Chinchipe 64.303 0,583 0,039 75.434 n/d n/d 75.434 n/d n/d
12/05/05, 09:09 p.m.

20 Galápagos 8.347 0,214 0,049 16.640 0,165 0,024 16.640 0,194 0,037
21 Sucumbíos 72.801 0,540 0,059 121.463 n/d n/d 121.463 n/d n/d
22 Orellana 51.705 0,641 0,035 81.700 n/d n/d 81.700 n/d n/d

ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA


90 Zonas no delimitadas n/d n/d n/d 72.092 0,451 0,019 72.092 0,536 0,026

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001.

Nota metodológica importante: Con base en agregado de consumo total.


cap7.p65

APÉNDICE
Cuadro AD.3
INDICADORES DE POBREZA EN CANTONES

Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

DE DATOS
Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo
163

Número de Número de Número de


Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)

1 Azuay 1 Cuenca 326,729 0,312 0,024 408.778 0,396 0,030 408.778 0,402 0,022
1 Azuay 2 Girón 13.110 0,615 0,031 12.495 0,542 0,038 12.495 0,570 0,030
1 Azuay 3 Gualaceo 35.477 0,510 0,037 38.220 0,639 0,033 38.220 0,666 0,025
1 Azuay 4 Nabón 14.606 0,660 0,039 15,019 0,745 0,032 15.019 0,774 0,027
1 Azuay 5 Paute 21.575 0,590 0,036 22.748 0,601 0,039 22.748 0,635 0,031
1 Azuay 6 Pucará 15.336 0,604 0,034 19.454 0,637 0,042 19.454 0,673 0,035
1 Azuay 7 San Fernando 4.298 0,560 0,044 3.927 0,542 0,070 3.927 0,592 0,059
1 Azuay 8 Santa Isabel 17.008 0,598 0,034 17.896 0,638 0,032 17.896 0,676 0,025
1 Azuay 9 Sigsig 25.043 0,524 0,038 24.566 0,679 0,036 24.566 0,714 0,029
1 Azuay 10 Oña 3.232 0,575 0,043 3.214 0,662 0,047 3.214 0,682 0,039
1 Azuay 11 Chordeleg 9.630 0,394 0,038 10.751 0,616 0,047 10.751 0,649 0,039
1 Azuay 12 El Pan 5.848 0,499 0,039 3.068 0,609 0,059 3.068 0,646 0,047
1 Azuay 13 Sevilla de Oro 4.198 0,527 0,044 5.086 0,596 0,049 5.086 0,620 0,043
1 Azuay 14 Guachapala 3.683 0,569 0,034 3.117 0,580 0,039 3.117 0,607 0,037
2 Bolívar 1 Guaranda 65.678 0,528 0,029 80.842 0,703 0,023 80.842 0,722 0,019
2 Bolívar 2 Chillanes 20.361 0,584 0,035 18.518 0,679 0,028 18.518 0,706 0,022
2 Bolívar 3 Chimbo 15.554 0,499 0,040 14.833 0,647 0,034 14.833 0,670 0,026
2 Bolívar 4 Echeandía 9.805 0,462 0,030 10.853 0,576 0,030 10.853 0,585 0,025
2 Bolívar 5 San Miguel 27.704 0,477 0,036 26.234 0,632 0,034 26.234 0,662 0,025
2 Bolívar 6 Caluma 9.804 0,443 0,032 10.815 0,525 0,028 10.815 0,532 0,024
12/05/05, 09:09 p.m.

2 Bolívar 7 Las Naves 5.052 0,487 0,042 5.193 0,570 0,035 5.193 0,576 0,033
3 Cañar 1 Azogues 56.101 0,376 0,029 63.817 0,506 0,032 63.817 0,524 0,024
3 Cañar 2 Biblián 22.195 0,521 0,032 20.521 0,533 0,036 20.521 0,561 0,027
3 Cañar 3 Cañar 50.877 0,612 0,032 57.375 0,664 0,031 57.375 0,705 0,023
3 Cañar 4 La Troncal 32.211 0,448 0,030 43.782 0,517 0,040 43.782 0,528 0,031
3 Cañar 5 El Tambo 9.690 0,615 0,031 8.081 0,634 0,037 8.081 0,652 0,033
3 Cañar 6 Deleg 11.552 0,539 0,033 6.188 0,593 0,037 6.188 0,624 0,030
3 Cañar 7 Suscal 4.743 0,687 0,030 4.375 0,724 0,047 4.375 0,753 0,036
4 Carchi 1 Tulcán 63.002 0,392 0,029 75.050 0,509 0,037 75.050 0,510 0,028
4 Carchi 2 Bolívar (de Carchi) 15.079 0,562 0,040 13.595 0,627 0,061 13.595 0,652 0,053

163
cap7.p65

164
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

Número de Número de Número de


Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
164

4 Carchi 4 Mira 13.946 0,603 0,038 12.740 0,649 0,044 12.740 0,664 0,035
4 Carchi 5 Montúfar 27.912 0,491 0,034 27.905 0,559 0,040 27.905 0,569 0,033
4 Carchi 6 San Pedro de Huaca 6.400 0,529 0,030 6.696 0,543 0,047 6.696 0,557 0,041
5 Cotopaxi 1 Latacunga 110.354 0,466 0,026 142.135 0,554 0,027 142.135 0,571 0,022
5 Cotopaxi 2 La Mana 20.537 0,469 0,055 31.843 0,584 0,036 31.843 0,590 0,027
5 Cotopaxi 3 Pangua 16.102 0,504 0,040 19.747 0,752 0,028 19.747 0,801 0,021
5 Cotopaxi 4 Pujilí 40.673 0,584 0,029 60.435 0,764 0,021 60.435 0,792 0,016
5 Cotopaxi 5 Salcedo 45.161 0,579 0,032 50.997 0,644 0,030 50.997 0,672 0,024
5 Cotopaxi 6 Saquisilí 12.781 0,566 0,035 20.692 0,726 0,027 20.692 0,749 0,021
5 Cotopaxi 7 Sigchos 27.206 0,694 0,039 20.553 0,827 0,022 20.553 0,863 0,017
6 Chimborazo 1 Riobamba 161.302 0,357 0,023 190.546 0,458 0,030 190.546 0,461 0,022
6 Chimborazo 2 Alausí 39.668 0,655 0,035 42.197 0,772 0,024 42.197 0,815 0,017
6 Chimborazo 3 Colta 47.528 0,679 0,050 44.589 0,771 0,024 44.589 0,810 0,018
6 Chimborazo 4 Chambo 9.451 0,551 0,025 10.447 0,573 0,027 10.447 0,578 0,024
6 Chimborazo 5 Chunchi 13.433 0,576 0,035 12.371 0,682 0,040 12.371 0,712 0,032
6 Chimborazo 6 Guamote 28.006 0,744 0,035 34.969 0,841 0,022 34.969 0,881 0,016
6 Chimborazo 7 Guano 38.411 0,560 0,039 37.665 0,666 0,030 37.665 0,704 0,024
6 Chimborazo 8 Pallatanga 9.469 0,622 0,032 10.617 0,709 0,024 10.617 0,719 0,022
6 Chimborazo 9 Penipe 5.684 0,529 0,046 6.293 0,613 0,066 6.293 0,662 0,056
6 Chimborazo 10 Cumandá 8.501 0,487 0,029 9.351 0,547 0,036 9.351 0,548 0,027
7 El Oro 1 Machala 155.416 0,216 0,025 210.906 0,357 0,013 210.906 0,344 0,022
7 El Oro 2 Arenillas 17.780 0,370 0,034 21.295 0,451 0,019 21.295 0,465 0,029
7 El Oro 3 Atahualpa 4.779 0,461 0,062 5.251 0,449 0,038 5.251 0,431 0,057
12/05/05, 09:09 p.m.

7 El Oro 4 Balsas 4.047 0,415 0,050 5.181 0,476 0,028 5.181 0,486 0,040
7 El Oro 5 Chilla 2.767 0,483 0,051 2.545 0,615 0,025 2.545 0,549 0,033
7 El Oro 6 El Guabo 27.470 0,449 0,040 39.649 0,449 0,019 39.649 0,488 0,028
7 El Oro 7 Huaquillas 27.614 0,281 0,026 38.839 0,391 0,018 38.839 0,396 0,028

ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA


7 El Oro 8 Marcabelí 4.879 0,389 0,049 4.764 0,494 0,025 4.764 0,493 0,035
7 El Oro 9 Pasaje 50.687 0,283 0,029 60.937 0,383 0,015 60.937 0,394 0,025
7 El Oro 10 Piñas 21.758 0,392 0,047 22.639 0,433 0,027 22.639 0,420 0,033
7 El Oro 11 Portovelo 10.226 0,334 0,038 10.767 0,451 0,027 10.767 0,444 0,033
7 El Oro 12 Santa Rosa 50.684 0,359 0,045 58.222 0,409 0,015 58.222 0,415 0,028
7 El Oro 13 Zaruma 23.531 0,353 0,051 22.672 0,445 0,025 22.672 0,460 0,031
7 El Oro 14 Las Lajas 4.866 0,596 0,050 4.652 0,514 0,027 4.652 0,545 0,046
cap7.p65

APÉNDICE
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

DE DATOS
Número de Número de Número de
Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
165

8 Esmeraldas 1 Esmeraldas 132.999 0,272 0,028 155.618 0,379 0,017 155.618 0,402 0,025
8 Esmeraldas 2 Eloy Alfaro 25.185 0,467 0,060 33.014 0,549 0,023 33.014 0,641 0,032
8 Esmeraldas 3 Muisne 22.361 0,530 0,047 24.825 0,568 0,020 24.825 0,639 0,028
8 Esmeraldas 4 Quinindé 62.353 0,523 0,032 87.363 0,495 0,018 87.363 0,546 0,025
8 Esmeraldas 5 San Lorenzo 22.319 0,358 0,071 27.390 0,467 0,033 27.390 0,511 0,042
8 Esmeraldas 6 Atacames 17.352 0,494 0,038 29.717 0,436 0,020 29.717 0,507 0,027
8 Esmeraldas 7 Rioverde 20.203 0,546 0,045 21.930 0,570 0,020 21.930 0,662 0,030
9 Guayas 1 Guayaquil 1.333.678 0,383 0,019 1.982.714 0,386 0,028 1.982.714 0,340 0,027
9 Guayas 2 Alfredo Baquerizo
Moreno 16.210 0,494 0,033 19.862 0,571 0,020 19.862 0,576 0,026
9 Guayas 3 Balao 11.809 0,525 0,040 16.683 0,498 0,022 16.683 0,519 0,031
9 Guayas 4 Balzar 23.306 0,559 0,027 47.773 0,605 0,016 47.773 0,616 0,021
9 Guayas 5 Colimes 19.204 0,600 0,025 20.822 0,659 0,019 20.822 0,639 0,023
9 Guayas 6 Daule 64.977 0,471 0,032 83.294 0,519 0,019 83.294 0,569 0,026
9 Guayas 7 Durán 84.882 0,214 0,022 175.830 0,373 0,015 175.830 0,364 0,023
9 Guayas 8 El Empalme 61.280 0,443 0,029 64.043 0,524 0,016 64.043 0,577 0,023
9 Guayas 9 El Triunfo 18.627 0,423 0,033 33.635 0,479 0,017 33.635 0,501 0,024
9 Guayas 10 Milagro 115.978 0,281 0,021 137.803 0,426 0,014 137.803 0,425 0,022
9 Guayas 11 Naranjal 38.782 0,487 0,034 52.058 0,479 0,019 52.058 0,532 0,027
9 Guayas 12 Naranjito 23.462 0,349 0,027 31.147 0,487 0,016 31.147 0,495 0,024
9 Guayas 13 Palestina 11.167 0,461 0,036 13.979 0,578 0,020 13.979 0,594 0,026
9 Guayas 14 Pedro Carbo 31.605 0,448 0,034 36.264 0,563 0,020 36.264 0,602 0,028
12/05/05, 09:09 p.m.

9 Guayas 15 Salinas 31.570 0,389 0,050 47.173 0,438 0,022 47.173 0,480 0,031
9 Guayas 16 Samborondón 33.740 0,498 0,044 44.388 0,386 0,017 44.388 0,438 0,020
9 Guayas 17 Santa Elena 82.595 0,485 0,041 108.090 0,478 0,023 108.090 0,538 0,035
9 Guayas 18 Santa Lucía 27.239 0,521 0,031 33.414 0,607 0,022 33.414 0,619 0,026
9 Guayas 19 Urbina Jado 43.695 0,540 0,034 49.767 0,568 0,023 49.767 0,635 0,026
9 Guayas 20 San Jacinto de Yaguachi 38.541 0,509 0,035 46.741 0,482 0,019 46.741 0,541 0,026
9 Guayas 21 Playas 42.824 0,364 0,038 28.662 0,454 0,018 28.662 0,466 0,026
9 Guayas 22 Simón Bolívar 19.081 0,485 0,034 20.167 0,490 0,020 20.167 0,529 0,028
9 Guayas 23 Coronel Marcelino
Maridueña 14.464 0,254 0,030 10.875 0,468 0,018 10.875 0,444 0,025
9 Guayas 24 Lomas de Sargentillo 10.643 0,487 0,047 13.887 0,551 0,020 13.887 0,586 0,029
9 Guayas 25 Nobol (Piedrahíta) 10.020 0,429 0,037 14.380 0,569 0,018 14.380 0,589 0,023
9 Guayas 26 La Libertad 52.826 0,302 0,027 75.506 0,466 0,019 75.506 0,474 0,026
9 Guayas 27 General Antonio Elizalde
(Bucay) 6.965 0,380 0,039 8.486 0,445 0,015 8.486 0,438 0,025

165
cap7.p65

166
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

Número de Número de Número de


Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
166

9 Guayas 28 Isidro Ayora 5.797 0,363 0,042 8.046 0,556 0,023 8.046 0,584 0,031
10 Imbabura 1 Ibarra 117.052 0,355 0,024 151.221 0,472 0,034 151.221 0,464 0,026
10 Imbabura 2 Antonio Ante 27.331 0,422 0,035 35.708 0,526 0,040 35.708 0,543 0,032
10 Imbabura 3 Cotacachi 32.996 0,614 0,037 36.793 0,700 0,029 36.793 0,724 0,023
10 Imbabura 4 Otavalo 55.858 0,498 0,031 88.965 0,645 0,031 88.965 0,663 0,024
10 Imbabura 5 Pimampiro 15.193 0,605 0,035 12.914 0,676 0,041 12.914 0,695 0,031
10 Imbabura 6 San Miguel de Urcuquí 13.647 0,620 0,039 14.337 0,633 0,053 14.337 0,656 0,045
11 Loja 1 Loja 140.912 0,322 0,025 171.601 0,457 0,031 171.601 0,444 0,023
11 Loja 2 Calvas 28.619 0,533 0,031 27.178 0,683 0,034 27.178 0,699 0,027
11 Loja 3 Catamayo 22.107 0,503 0,039 26.501 0,613 0,039 26.501 0,618 0,030
11 Loja 4 Celica 13.704 0,561 0,036 12.891 0,725 0,040 12.891 0,752 0,033
11 Loja 5 Chaguarpamba 9.801 0,586 0,039 7.873 0,701 0,044 7.873 0,741 0,037
11 Loja 6 Espíndola 17.979 0,653 0,044 15.642 0,794 0,040 15.642 0,823 0,031
11 Loja 7 Gonzanamá 17.122 0,594 0,039 14.798 0,750 0,037 14.798 0,785 0,029
11 Loja 8 Macará 17.625 0,514 0,046 17.914 0,588 0,036 17.914 0,598 0,030
11 Loja 9 Paltas 26.960 0,586 0,044 24.463 0,710 0,036 24.463 0,737 0,030
11 Loja 10 Puyango 16.547 0,586 0,039 15.190 0,702 0,039 15.190 0,739 0,031
11 Loja 11 Saraguro 26.883 0,643 0,038 27.607 0,752 0,035 27.607 0,785 0,029
11 Loja 12 Sozoranga 9.638 0,635 0,039 7.905 0,758 0,037 7.905 0,790 0,031
11 Loja 13 Zapotillo 10.121 0,588 0,048 10.267 0,749 0,036 10.267 0,782 0,029
11 Loja 14 Pindal 7.325 0,612 0,043 7.230 0,712 0,036 7.230 0,736 0,028
11 Loja 15 Quilanga 5.507 0,615 0,043 4.560 0,758 0,047 4.560 0,786 0,036
11 Loja 16 Olmedo 6.563 0,608 0,043 5.648 0,749 0,034 5.648 0,786 0,029
12/05/05, 09:09 p.m.

12 Los Ríos 1 Babahoyo 104.460 0,424 0,030 131.594 0,426 0,016 131.594 0,455 0,022
12 Los Ríos 2 Baba 29.295 0,571 0,032 35.107 0,563 0,020 35.107 0,633 0,025
12 Los Ríos 3 Montalvo 18.936 0,492 0,029 19.955 0,513 0,017 19.955 0,497 0,023
12 Los Ríos 4 Puebloviejo 22.594 0,476 0,036 29.344 0,504 0,022 29.344 0,576 0,028

ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA


12 Los Ríos 5 Quevedo 95.975 0,311 0,023 138.581 0,430 0,014 138.581 0,443 0,023
12 Los Ríos 6 Urdaneta 23.358 0,460 0,031 25.698 0,481 0,019 25.698 0,558 0,026
12 Los Ríos 7 Ventanas 58.174 0,496 0,028 70.793 0,496 0,017 70.793 0,547 0,024
12 Los Ríos 8 Vinces 54.016 0,515 0,032 61.302 0,563 0,017 61.302 0,588 0,021
12 Los Ríos 9 Palenque 18.200 0,517 0,032 20.617 0,644 0,023 20.617 0,644 0,024
12 Los Ríos 10 Buena Fe 50.183 0,527 0,027 46.994 0,500 0,018 46.994 0,543 0,025
cap7.p65

APÉNDICE
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

DE DATOS
Número de Número de Número de
Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
167

12 Los Ríos 12 Mocache 38.031 0,490 0,028 33.346 0,592 0,022 33.346 0,603 0,024
13 Manabí 1 Portoviejo 218.477 0,344 0,028 233.329 0,420 0,013 233.329 0,434 0,020
13 Manabí 2 Bolívar (de Manabí) 37.417 0,465 0,038 35.106 0,601 0,018 35.106 0,608 0,024
13 Manabí 3 Chone 107.768 0,445 0,029 115.745 0,535 0,017 115.745 0,563 0,021
13 Manabí 4 El Carmen 53.805 0,455 0,029 69.055 0,508 0,016 69.055 0,534 0,023
13 Manabí 5 Flavio Alfaro 23.574 0,500 0,035 25.139 0,594 0,024 25.139 0,591 0,030
13 Manabí 6 Jipijapa 68.924 0,449 0,044 64.685 0,560 0,017 64.685 0,577 0,022
13 Manabí 7 Junín n/d n/d n/d 18.386 0,646 0,018 18.386 0,620 0,023
13 Manabí 8 Manta 131.846 0,244 0,020 186.981 0,390 0,014 186.981 0,395 0,021
13 Manabí 9 Montecristi 19.881 0,418 0,041 42.381 0,517 0,017 42.381 0,540 0,027
13 Manabí 10 Paján 37.314 0,437 0,051 35.670 0,612 0,018 35.670 0,678 0,021
13 Manabí 11 Pichincha 28.695 0,504 0,038 29.627 0,641 0,022 29.627 0,671 0,025
13 Manabí 12 Rocafuerte 25.942 0,476 0,033 28.880 0,568 0,021 28.880 0,572 0,025
13 Manabí 13 Santa Ana 41.542 0,469 0,045 44.726 0,601 0,019 44.726 0,645 0,024
13 Manabí 14 Sucre 46.245 0,379 0,034 51.448 0,461 0,016 51.448 0,510 0,023
13 Manabí 15 Tosagua 31.624 0,552 0,032 33.396 0,595 0,018 33.396 0,609 0,025
13 Manabí 16 24 de Mayo 33.958 0,407 0,058 27.985 0,631 0,023 27.985 0,666 0,026
13 Manabí 17 Pedernales 36.498 0,536 0,042 46.325 0,575 0,018 46.325 0,636 0,023
13 Manabí 18 Olmedo 22.702 0,448 0,051 9.178 0,658 0,023 9.178 0,627 0,028
13 Manabí 19 Puerto López 13.422 0,422 0,049 16.397 0,501 0,022 16.397 0,561 0,037
13 Manabí 20 Jama 9.978 0,558 0,033 20.081 0,649 0,019 20.081 0,648 0,023
13 Manabí 21 Jaramijo 17.548 0,391 0,043 10.923 0,580 0,023 10.923 0,616 0,029
12/05/05, 09:09 p.m.

13 Manabí 22 San Vicente 18.405 0,435 0,031 18.880 0,506 0,019 18.880 0,541 0,025
14 Morona Santiago 1 Morona 17.888 0,458 0,032 30.659 n/d n/d 30.659 n/d n/d
14 Morona Santiago 2 Gualaquiza 11.848 0,562 0,036 14.732 n/d n/d 14.732 n/d n/d
14 Morona Santiago 3 Limón Indanza 7.889 0,514 0,040 10.122 n/d n/d 10.122 n/d n/d
14 Morona Santiago 4 Palora 5.441 0,504 0,042 6.300 n/d n/d 6.300 n/d n/d
14 Morona Santiago 5 Santiago 6.644 0,527 0,041 9.321 n/d n/d 9.321 n/d n/d
14 Morona Santiago 6 Sucua 8.537 0,402 0,033 14.240 n/d n/d 14.240 n/d n/d
14 Morona Santiago 7 Huamboya 1.676 0,579 0,033 5.851 n/d n/d 5.851 n/d n/d
14 Morona Santiago 8 San Juan Bosco 4.043 0,680 0,042 3.079 n/d n/d 3.079 n/d n/d
14 Morona Santiago 9 Taisha 8.012 0,826 0,028 12.743 n/d n/d 12.743 n/d n/d
14 Morona Santiago 10 Logroño 6.957 0,645 0,035 4.579 n/d n/d 4.579 n/d n/d
14 Morona Santiago 11 Pablo VI 2.163 0,764 0,027 1.184 n/d n/d 1.184 n/d n/d

167
cap7.p65

168
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

Número de Número de Número de


Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
168

15 Napo 1 Tena 20.401 0,539 0,026 44.885 n/d n/d 44.885 n/d n/d
15 Napo 3 Archidona 11.657 0,692 0,024 18.212 n/d n/d 18.212 n/d n/d
15 Napo 4 El Chaco 4.262 0,558 0,048 5.936 n/d n/d 5.936 n/d n/d
15 Napo 7 Quijos 3.590 0,413 0,050 4.965 n/d n/d 4.965 n/d n/d
15 Napo 9 Carlos Julio Arosemena Tola 8.298 0,658 0,032 2.744 n/d n/d 2.744 n/d n/d
16 Pastaza 1 Pastaza 28.203 0,476 0,030 44.185 n/d n/d 44.185 n/d n/d
16 Pastaza 2 Mera 4.052 0,340 0,029 7.337 n/d n/d 7.337 n/d n/d
16 Pastaza 3 Santa Clara 2.465 0,634 0,034 2.953 n/d n/d 2.953 n/d n/d
16 Pastaza 4 Arajuno 3.404 0,857 0,026 4.980 n/d n/d 4.980 n/d n/d
17 Pichincha 1 Quito 933.547 0,262 0,023 1.816.865 0,272 0,023 1,816.865 0,238 0,024
17 Pichincha 2 Cayambe 46.409 0,566 0,031 68.766 0,557 0,035 68.766 0,566 0,027
17 Pichincha 3 Mejía 45.656 0,410 0,030 60.995 0,448 0,041 60.995 0,474 0,034
17 Pichincha 4 Pedro Moncayo 15.522 0,610 0,034 25.261 0,561 0,045 25.261 0,572 0,037
17 Pichincha 5 Rumiñahui 45.759 0,207 0,021 64.976 0,326 0,033 64.976 0,305 0,024
17 Pichincha 6 Santo Domingo 189.327 0,374 0,029 283.748 0,559 0,035 283.748 0,558 0,026
17 Pichincha 7 San Miguel de los Bancos 16.391 0,514 0,039 10.217 0,531 0,039 10.217 0,545 0,034
17 Pichincha 8 Pedro Vicente Maldonado 7.633 0,521 0,041 9.794 0,566 0,036 9.794 0,567 0,029
17 Pichincha 9 Puerto Quito 13.619 0,522 0,039 16.927 0,591 0,028 16.927 0,601 0,024
18 Tungurahua 1 Ambato 225.279 0,332 0,023 282.484 0,461 0,031 282.484 0,468 0,023
18 Tungurahua 2 Baños de Agua Santa 15.135 0,322 0,031 15.797 0,442 0,045 15.797 0,452 0,035
18 Tungurahua 3 Cevallos 5.964 0,485 0,037 6.817 0,520 0,035 6.817 0,516 0,032
18 Tungurahua 4 Mocha 6.346 0,578 0,042 6.261 0,584 0,039 6.261 0,601 0,036
18 Tungurahua 5 Patate 10.236 0,540 0,036 11.604 0,615 0,039 11.604 0,637 0,031
12/05/05, 09:09 p.m.

18 Tungurahua 6 Quero 15.954 0,576 0,037 18.053 0,653 0,031 18.053 0,676 0,026
18 Tungurahua 7 San Pedro de Pelileo 37.494 0,514 0,037 48.694 0,610 0,032 48.694 0,640 0,025
18 Tungurahua 8 Santiago de Pillaro 33.257 0,563 0,036 34.825 0,610 0,034 34.825 0,640 0,028
18 Tungurahua 9 Tisaleo 9.138 0,593 0,039 10.451 0,580 0,034 10.451 0,607 0,030

ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA


19 Zamora Chinchipe 1 Zamora 25.583 0,495 0,035 21.262 n/d n/d 21.262 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 2 Chinchipe 6.801 0,641 0,046 8.271 n/d n/d 8.271 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 3 Nangaritza 4.107 0,625 0,032 4.687 n/d n/d 4.687 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 4 Yacuambi 3.420 0,739 0,042 5.181 n/d n/d 5.181 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 5 Yantzaza 9.045 0,521 0,041 14.472 n/d n/d 14.472 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 6 El Pangui 8.517 0,675 0,039 7.346 n/d n/d 7.346 n/d n/d
19 Zamora Chinchipe 7 Centinela del Cóndor 1.437 0,717 0,042 7.193 n/d n/d 7.193 n/d n/d
cap7.p65

APÉNDICE
Mapa de pobreza 1990 Mapa de pobreza 2001 Mapa de pobreza 2001

Agregado comparable de consumo Agregado total de consumo

DE DATOS
Número de Número de Número de
Provincia Cantón personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0) personas FGT 0 SE (FGT 0)
169

19 Zamora Chinchipe 8 Palanda 5.393 0,719 0,043 7.022 n/d n/d 7.022 n/d n/d
20 Galápagos 1 San Cristóbal 3.177 0,256 0,060 5.243 0,172 0,023 5.243 0,201 0,037
20 Galápagos 2 Isabela 800 0,214 0,058 1.565 0,260 0,030 1.565 0,287 0,045
20 Galápagos 3 Santa Cruz 4.370 0,184 0,039 9.832 0,147 0,023 9.832 0,175 0,035
21 Sucumbíos 1 Lago Agrio 35.805 0,498 0,055 64.777 n/d n/d 64.777 n/d n/d
21 Sucumbíos 2 Gonzalo Pizarro 4.341 0,560 0,049 6.650 n/d n/d 6.650 n/d n/d
21 Sucumbíos 3 Putumayo 4.091 0,709 0,040 5.885 n/d n/d 5.885 n/d n/d
21 Sucumbíos 4 Shushufindi 17.962 0,536 0,072 29.107 n/d n/d 29.107 n/d n/d
21 Sucumbíos 5 Sucumbíos 2.316 0,643 0,061 2.714 n/d n/d 2.714 n/d n/d
21 Sucumbíos 6 Cascales 4.917 0,612 0,051 7.222 n/d n/d 7.222 n/d n/d
21 Sucumbíos 7 Cuyabeno 3.369 0,595 0,082 5.108 n/d n/d 5.108 n/d n/d
22 Orellana 1 Orellana 18.737 0,529 0,030 39.222 n/d n/d 39.222 n/d n/d
22 Orellana 2 Aguarico 2.218 0,750 0,038 3.782 n/d n/d 3.782 n/d n/d
22 Orellana 3 La Joya de los Sachas 15.934 0,589 0,051 25.414 n/d n/d 25.414 n/d n/d
22 Orellana 4 Loreto 14.816 0,820 0,024 13.282 n/d n/d 13.282 n/d n/d
90 Zonas no delimita. 1 Las Golondrinas n/d n/d n/d 4.040 0,494 0,024 4.040 0,606 0,035
90 Zonas no delimita. 2 La Concordia n/d n/d n/d 44.981 0,411 0,017 44.981 0,491 0,026
90 Zonas no delimita. 3 Manga del Cura n/d n/d n/d 17.528 0,539 0,018 17.528 0,629 0,020
90 Zonas no delimita. 4 El Piedrero n/d n/d n/d 5.543 0,466 0,026 5.543 0,552 0,034

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001.
12/05/05, 09:09 p.m.

Nota metodológica importante: Con base en agregado de consumo total.

169
170 ECUADOR: EVALUACIÓN DE LA POBREZA
Cuadro AD.4
POBREZA DE VECINDARIOS EN GUAYAQUIL, QUITO, LOJA Y CUENCA
Incidencia de Brecha Severidad
la pobreza de pobreza de la pobreza Índice Gini
Vecindario Número de Coeficien. Error Coeficien. Error Coeficien. Error Coeficien. Error
personas estándar estándar estándar estándar
Guayaquil 1.936.731 0,34 0,03 0,11 0,01 0,05 0,01 0,43 0,01
Ayacucho 40.054 0,48 0,04 0,17 0,02 0,08 0,01 0,38 0,01
Bolívar 791.700 0,31 0,03 0,1 0,01 0,05 0,01 0,44 0,01
Carbo 25.281 0,26 0,03 0,08 0,01 0,04 0 0,39 0,01
Febres Cordero 4.990 0,1 0,02 0,03 0,01 0,01 0 0,42 0,02
García Moreno 7.223 0,17 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,42 0,01
Letamendi 8.543 0,13 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,42 0,01
Nueve de Octubre 7.170 0,2 0,02 0,07 0,01 0,03 0,01 0,43 0,02
Olmedo 14.634 0,24 0,03 0,08 0,01 0,04 0,01 0,4 0,01
Roca 9.000 0,24 0,02 0,08 0,01 0,04 0,01 0,41 0,01
Rocafuerte 9.446 0,2 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,42 0,02
Sucre 332.571 0,38 0,03 0,13 0,01 0,06 0,01 0,38 0,01
Tarqui 98.876 0,34 0,03 0,11 0,01 0,05 0,01 0,38 0,01
Urdaneta 54.327 0,25 0,03 0,08 0,01 0,03 0 0,38 0,01
Ximena 11.695 0,18 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,39 0,01
Chongón 9.499 0,44 0,04 0,16 0,02 0,08 0,01 0,44 0,01
Pascuales 503.142 0,37 0,03 0,13 0,01 0,06 0,01 0,41 0,01
Otros 8.580 0,69 0,03 0,33 0,03 0,2 0,02 0,45 0,03
Quito 1.386.414 0,19 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,45 0,01
El Condado 54.665 0,26 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,43 0,01
Carcelén 38.689 0,15 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,42 0,01
Comité del Pueblo 38.215 0,24 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,4 0,01
Poncean 51.463 0,14 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,42 0,01
Cotocollao 31.770 0,13 0,01 0,04 0 0,01 0 0,42 0,01
Cochapamba 44.042 0,23 0,02 0,07 0,01 0,03 0 0,44 0,01
Concepción 36.459 0,07 0,01 0,02 0 0,01 0 0,42 0,01
Keneddy 69.833 0,11 0,01 0,03 0 0,01 0 0,43 0,01
San Isidro del Inca 29.718 0,23 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,44 0,01
Jipijapa 34.705 0,1 0,01 0,03 0 0,01 0 0,45 0,01
Iñaquito 43.024 0,05 0,01 0,01 0 0 0 0,47 0,01
Rumipamba 30.794 0,05 0,01 0,01 0 0,01 0 0,47 0,01
Belisario Quevedo 45.311 0,13 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,45 0,01
Mariscal Sucre 14.536 0,06 0,01 0,01 0 0,01 0 0,47 0,01
San Juan 58.534 0,2 0,02 0,06 0,01 0,02 0 0,43 0,01
Itchimbía 34.372 0,15 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,43 0,01
Puengasí 48.042 0,18 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,41 0,01
Centro Histórico 47.780 0,24 0,02 0,07 0,01 0,03 0 0,43 0,01
La Libertad 28.943 0,25 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,4 0,01
Chilibulo 46.123 0,22 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,4 0,01
San Bartolo 59.649 0,17 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,38 0,01
La Magdalena 31.855 0,14 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,41 0,01
Chiimbacalle 44.173 0,17 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,41 0,01
La Ferroviaria 64.275 0,25 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,4 0,01
La Argelia 45.907 0,26 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,39 0,01
Solanda 76.888 0,16 0,02 0,04 0,01 0,02 0 0,38 0,01
La Mena 35.877 0,19 0,02 0,05 0,01 0,02 0 0,39 0,01
Chillogallo 41.093 0,24 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,39 0,01
La Ecuatoriana 41.107 0,25 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,38 0,01
Quitumbe 38.863 0,23 0,03 0,07 0,01 0,03 0 0,39 0,01
Turubamba 31.260 0,29 0,03 0,08 0,01 0,04 0,01 0,38 0,01
Otros 48.449 0,31 0,03 0,09 0,01 0,04 0,01 0,39 0,01
cap7.p65 170 12/05/05, 09:09 p.m.
APÉNDICE DE DATOS 171

Incidencia de Brecha Severidad


la pobreza de pobreza de la pobreza Índice Gini
Vecindario Número de Coeficien. Error Coeficien. Error Coeficien. Error Coeficien. Error
personas estándar estándar estándar estándar

Cuenca 271.280 0,28 0,02 0,1 0,01 0,05 0 0,47 0,02


San Sebastián 28.424 0,31 0,02 0,11 0,01 0,05 0,01 0,48 0,02
Bellavista 24.699 0,29 0,02 0,1 0,01 0,05 0,01 0,46 0,02
Batán 18.953 0,31 0,03 0,11 0,01 0,05 0,01 0,48 0,05
Yanuncay 33.965 0,34 0,02 0,12 0,01 0,06 0,01 0,46 0,02
Sucre 17.251 0,19 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,45 0,02
Huaynacápac 14.831 0,18 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,45 0,03
Gil Ramírez Dávalos 8.307 0,24 0,02 0,08 0,01 0,04 0,01 0,49 0,05
El Sagrario 8.390 0,23 0,02 0,07 0,01 0,03 0,01 0,47 0,02
San Blas 10.772 0,18 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,44 0,02
El Vecino 27.918 0,32 0,02 0,11 0,01 0,05 0,01 0,45 0,02
Cañaribamba 11.648 0,18 0,02 0,06 0,01 0,03 0 0,44 0,02
Totoracocha 23.241 0,24 0,02 0,08 0,01 0,04 0 0,44 0,02
Monay 15.610 0,27 0,02 0,09 0,01 0,04 0,01 0,43 0,02
Machángara 12.530 0,35 0,03 0,12 0,01 0,06 0,01 0,47 0,03
Hermano Miguel 13.132 0,38 0,03 0,13 0,01 0,07 0,01 0,45 0,02
Otros 1.609 0,58 0,04 0,24 0,03 0,13 0,02 0,44 0,03
Loja 139.298 0,37 0,02 0,14 0,01 0,07 0,01 0,47 0,02
El Valle 20.614 0,38 0,03 0,14 0,01 0,07 0,01 0,47 0,02
Sucre 42.287 0,35 0,02 0,13 0,01 0,06 0,01 0,46 0,02
El Sagrario 15.477 0,23 0,02 0,08 0,01 0,04 0 0,47 0,03
San Sebastián 37.670 0,29 0,02 0,1 0,01 0,05 0,01 0,45 0,02
Otros 23.250 0,63 0,02 0,27 0,01 0,15 0,01 0,43 0,01

Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos de la ECV de 1999 y del Censo de Población de 2001.

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