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Benemérita Universidad Autó noma de Puebla

China: el despertar
Ensayo

Jorge Murillo González


CHINA: EL DESPERTAR
Todo en el mundo está dividido en dos partes,
de las cuales una es visible y la otra invisible.
Aquello visible no es sino el reflejo de lo invisible.
Zohar

A finales del siglo XVII y principios del siglo XIX, Samuel Taylor Coleridge escribió: “Si
un hombre atravesara el paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que ha
estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces qué?”. Entonces
qué, me pregunto también. Probablemente no haya pregunta más completa que ésta.
Superada la duda, ¿qué sigue?

En definitiva, si de algo estamos seguros es de que de nada se puede estar seguro.


Superado el qué hacer, nos vemos sumergidos en el entonces. El entonces es entonces un
jardín pantano, un abrevadero movedizo y turbio donde nuestros pasos parecen caer
ensimismados. Zancada a zancada la tierra se atraganta, futuro devorador de pretéritos
anhelantes. Entonces qué, ¿qué hacer con el qué hacer si a cada respuesta se empotra el
entonces? Nada, hundirse, zambullirse en el barro de la fe, guardar silencio.

Ha sido gracias a Borges y su Libro de sueños que he llegado a Coleridge y gracias


a este, que he llegado hasta aquí. De sueño en sueño se han despertado realidades que hasta
el momento permanecían dormidas. Realidades similares a las que se desvelan de
revoluciones y reboliciones. Realidades que se desprenden del sueño de vivir en un mundo
mejor, reflejo visible de lo invisible.

La vida está construida de sueños y no de realidades. La realidad es un estado


momentáneo, ridícula si se le compara con la eternidad del sueño. Es el sueño quien la
precede y la sucede, es la realidad la materialización del sueño. Fue sueño la revolución
bolchevique, la caída del muro, el descubrimiento de América, la independencia del Congo,
el asesinato del “Che”, el despertar chino. Pesadillas algunas, sueños todos. Al final, fue
sueño el sueño.
Como lo mencioné anteriormente, el sueño es eterno, basta con que este se cumpla
para que otro ocupe su lugar. Pero no sólo es eterno en el sentido de que puede ser
renovable, sino que además es múltiple. En un sueño caben infinidad de ensoñaciones.
Empero, no conforme con esto, el sueño puede ser colectivo.

Fuera del sueño implantado y la homogeneización de las aspiraciones, podemos


distinguir ciertas generalidades en la conformación del sueño colectivo. Ya sea en pro de
unos cuantos o en favor de las mayorías, la construcción del sueño suele ser consensuado.
De la liberación al equilibrio económico, la manera en que se erige el deseo es más o menos
la misma. En todo caso, el verdadero problema no está en saber soñar, sino en saber
despertar. Hay quienes lo hacen de un solo jalón y apenas están de pie, tropiezan. Otros
más, toman más de lo requerido y llegan tarde o nunca llegan. Muy pocos saben despertar a
tiempo, pero voy más, muy pocos saben soñar despiertos.

En los últimos años, el despertar chino ha estado en boca de propios y extraños,


pero lo cierto es que el despertar no tiene nada de despertar, pues aquel mutismo no fue
sino el descanso de una sociedad que creció a pasos agigantados. En el campo académico,
el milagro chino se ha ido abriendo paso en distintos centros de estudio y no es para más,
en la historia contemporánea, han sido pocas o casi nulas experiencias tan espectaculares
como el ascenso chino.

En el siglo VI a.C., en China se escribió un libro conocido como “El arte de la


guerra” o el Sūn Zǐ, cuya autoría se le atribuye a Sun Tzu. El Sūn Zǐ se caracteriza por ser
un libro de estrategia político-militar. De él se develan una serie de consejos fundamentales
para la gestión de conflictos, al grado de considerarse como toda una filosofía de guerra.

De entre sus páginas, podemos rescatar información fundamental para entender el


comportamiento no sólo militar, sino político y social del pueblo chino. Cuando en el libro
se hace referencia a los enemigos, por ejemplo, nos dice: “cuando tu enemigo es fuerte,
debilítalo, no lo enfrentes”. Cita por de más valiosa, pues aun con la apertura que se ha
venido dando en la política china, el actuar general de los chinos ha sido siempre el del bajo
perfil.
A diferencia de su contraparte occidental, China ha sabido manejar sus asuntos
herméticamente, mientras que Estados Unidos juega y se mueve pomposamente. Hace no
mucho, el gobierno chino adquirió bonos del tesoro y la deuda a Estados unidos y ahora,
años más tarde, los tienen pescados. No sólo figuran como la competencia más cercana,
sino que además tienen todas sus deudas. Hay que ser como el agua, invisible al enemigo,
te disuelves. Pero cuando regreses, vuelve como un gran torrente.

El ascenso económico de China le tomó cerca de veinte años, dos décadas para
convertirse en la sexta economía más grande del mundo y un par de años más para
posicionarse como la mayor economía del mundo. Todo esto gracias a su crecimiento anual
del casi 9% y su posicionamiento casi invasivo del 5% dentro del comercio mundial. Un
monstruo de la manufactura.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2014/10/07/actualidad/1412705544_435268.html
A partir de 1978, con la llegada de Deng Xiaoping, el sistema económico viró
drásticamente. Antes de 1978, el gobierno controlaba prácticamente todos los sectores
productivos, además de que tomaba todas las decisiones concernientes a la inversión y
distribución de bienes fuera de los hogares. Con las reformas de Deng, el sector privado
comenzó a ganar terreno dentro de las inversiones totales. Entrando así, al terreno de la
oferta y la demanda mundial. Un retorno a la China decimonónica.

Aun con el siglo y medio de humillación, por cerca de 2 mil años, China figuró
como una de las economías más grandes del mundo. Todavía en el siglo XIX, representaba
la cuarta parte dela producción industrial mundial. Esplendor que de vendría a menos tras
las constantes ocupaciones extranjeras y su notable incapacidad para adecuarse a los
procesos de industrialización global, así como los rezagos instaurados por el comunismo.

Fuente: http://elcrecimientochino.wordpress.com/2013/03/05/el-retorno-mandarin/

Es cierto que a partir de 1978 la economía China tuvo un progreso significativo frente al
siglo y medio de estancamiento, lo que puso en evidencia el fracaso de las políticas
maoístas, así como descalabro que represento la revolución cultural. Por lo que la
implementación de estrategias pragmáticas prevaleció dentro del sistema político chino. Tal
y como señalaba Deng: “no importa si el gato es negro o blanco, mientras atrape ratones”.
No obstante, el resplandor chino no es nada nuevo y recalcar lo contrario, sería caer en un
error. China ha sido durante mucho tiempo uno de los países más ricos, mejor cultivados,
más fértiles e industriosos, y uno de los más poblados del mundo [...] Las relaciones de
todos los viajeros convienen en los bajos que son los salarios del trabajo y en las
dificultades que tropiezan los obreros para poder mantener una familia1

En este sentido, es importante resaltar que el despertar chino no tiene nada de nuevo. Si
bien la etapa del comunismo significó una rotura, la cultura china se ha caracterizado por
ser una civilización vanguardista. Detrás de ese aparente autismo, se revela una de las
sociedades con más peso en la historia. De orígenes y concepciones fascinantes.
Cartógrafos del mundo, ensoñación milenaria, espejo de lo real, invisibilidad de lo visible.

Toda pregunta nace para ser contestada, sin darse cuenta de que muchas veces sólo puede
ser contestada mediante otra pregunta. En otras palabras, sólo puede conocerse lo que ha de
desconocerse. A falta de certezas, lo único que queda es sembrar dudas, por lo que me
gustaría concluir con una afirmación interrogante. En palabra del doctor Enrique Dussel:
¿Quién hubiera imaginado que en el período 1839-1949 encontraríamos a una “China
humillada y enferma”90? En 191291 puede observarse en un mapa de China que la Rusia
zarista está ocupando: Manchuria, Mongolia y Sinkiang; Gran Betaña: el Tibet, Sikang,
Szechuan, Hunan, Honan desde Nanking, y Hong-Kong; los franceses: el sur (Yünnan,
Kuangsi); los japoneses: Shansi oriental, Peking, Mukden; los portugueses: Macao. Sólo el
Kansu y Kukunor no habían sido conquistados por potencias extranjeras. ¿Era el fin de la
China? No. Era sólo un siglo y medio de eclipse. ¿Qué son 150 años para un Estado de
más de 2500 de existencia (si nos situamos en la época de los “Estado Guerreros”) y con
1300 millones de seres humanos?2

1
Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (México: Fondo de
Cultura Econó mica, 1958), 70.
2
Enrique Dussel, La China (1421-1800), razones para cuestionar el eurocentrismo. Disponible en:
http://enriquedussel.com/txt/china-dussel.pdf
BIBLIOGRAFÍA
Aguirre, P. (1 de Agosto de 1998). Nexos. Recuperado el 18 de Noviembre de 2015, de Nexos:
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Chino, E. c. (5 de Marzo de 2013). El crecimiento chino. Recuperado el 18 de Noviembre de


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Smith, Adam. 1958. Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones,
México: Fondo de Cultura Econó mica.

Quiroga, A. F. (1 de Marzo de 2005). Nexos. Recuperado el 18 de Noviembre de 2015, de


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