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LÍNEAS BÁSICAS DEL PROCESO PENAL

Nuestro proceso penal encuentra sus raíces en los principios liberales surgidos en la
revolución francesa, y en sus ideales de LIBERTAD DEL INDIVIDUO y respeto por la
DIGNIDAD DE LA PERSONA.

El ser humano pasa a ser el centro del proceso penal, y el acusado pasa a ser el protagonista
del proceso en lugar de un mero objeto de investigación. Estos principios vinieron
acompañados del cambio de paradigma; pasamos del derecho penal de autor al derecho
penal del “hecho”.

Se atribuye al MF el ejercicio de la acción penal, como institución independiente al poder


judicial, que basará su actuación en los principios de legalidad e imparcialidad. Ello implica
que su labor no se completa sustentando la acción penal en caso de indicios de delito, sino
que deberá instar el archivo o la absolución cuando considere lo contrario.

Esto consagra el principio acusatorio, e implica que el MF no podrá enjuiciar, participando


en el proceso como parte, ejerciendo una postulación. Pero a diferencia de un abogado,
actuará movido por el interés objetivo de conseguir que se materialice la actuación
represora del estado, a diferencia del interés subjetivo que tendrán las partes. Ello implica
que el juzgador no podrá promover acusación ni introducir en el proceso hechos ni
alegaciones que no hayan sido sostenidas por las partes.

El modelo que inspira nuestro proceso, donde el investigado pasa de objeto del mismo a
ser su protagonista, otorga a éste por medio de su defensa un papel muy activo, pudiendo
intervenir en el proceso desde el principio, la oralidad, publicidad y única instancia se
implantaron, así como el principio de libre valoración de la prueba.

Es precisa y muy importante la fase de investigación, dado que el MF no tendrá por lo


común, la información precisa sobre la comisión de los hechos, sus autores y circunstancias
que le permitan calificar y formular acusación con la mínima certeza. La fase de instrucción
servirá para estos fines, pero también como filtro de verificación de la “notitia criminis”, lo
que podrá concluir, en ocasiones, con el sobreseimiento y archivo de la causa sin llegar a
enjuiciarse.
Una de las principales garantías del proceso, quizá por ser presupuesto de todas las demás,
es la absoluta imparcialidad de la que ha de estar dotado el órgano enjuiciador.

Para poder asegurarla en la medida de lo posible, es indispensable que el mismo no haya


participado en la fase de investigación, pues de otro modo, habría intervenido en alguna
de las tareas que le están vedadas absolutamente:
- Formular acusación
- Aportar hechos a la causa fruto de la investigación
- Tomar conocimiento de las pruebas sin la imprescindible contradicción propia del
plenario
En la medida que el juez de instrucción imputa unos hechos, siquiera indiciariamente al
tiempo que configura la causa, establece un prejuicio que lo contamina e invalida al poner
en riesgo su imparcialidad en el momento del enjuiciamiento. La imparcialidad queda
amenazada igualmente cuando ha acordado diligencias de investigación para el
esclarecimiento de los hechos o medidas cautelares. La convicción deber lograrse tras la
libre valoración de las pruebas en el marco del juicio oral y público.
ESTRUCTURA DEL PROCESO PENAL

A diferencia de otros órdenes jurisdiccionales, los que propician la iniciación del proceso
no son los titulares de la pretensión declarada en la sentencia, dado que el ius puniendi es
monopolio del estado, único titular del derecho a castigar. Así pues, los actores del proceso
penal únicamente tienen en derecho a acusar.
Esta peculiaridad del proceso penal, donde conviven dos derechos de titularidades distintas
determinan la vigencia del principio acusatorio:
- Impide juzgar a nadie sin que exista previamente acusación
- Impide juzgar hechos y personas distintas de las que constan en la acusación
- Impide imponer condenas por hechos distintos a los acusados

A resultas de lo anterior, se distinguen pues, dos fases principales en el proceso penal:

- Una fase de instrucción, donde se configura lo que será objeto del proceso penal,
y donde se investiga si los hechos denunciados son merecedores de ser juzgados
en la segunda fase. Se trata pues, de recabar todos los indicios necesarios para el
esclarecimiento de los hechos, responsabilidades y circunstancias que permitirán al
MF formular acusación. Algunos autores hablan también de “filtro”, pues tales
diligencias de investigación también son necesarias, en su caso, en aras de
determinar la ausencia de indicios reales, y por lo tanto determinar la imposibilidad
de formular acusación. Terminará esta fase mediante decisión judicial que otorgará
el derecho a formalizar acusación (Auto de apertura del juicio oral), o concluir la
imposibilidad de formalizarla bien sea por la insuficiencia de indicios en cuanto a la
realidad de los hechos, su calificación, o incluso la atribución de responsabilidades.
- Una fase de enjuiciamiento, mediante plenario público y oral donde se valorarán las
pruebas propuestas ante otro órgano bajo el respeto de todas las garantías
constitucionales.
- Una fase intermedia, más formal que sistemática, que reúne el conjunto de trámites
procesales concretos que ponen fin a la primera y permiten entrar en la segunda.

LA FASE DE INSTRUCCIÓN

299 LECRIM. Actuaciones necesarias para determinar si puede o no abrir el juicio oral frente
a una determinada persona. Configurar la causa mediante la determinación indiciaria de
unos hechos, la participación de una persona concreta. Asegurar a las personas y
responsabilidades pecuniarias que pudieran subyacer respecto de los posibles
responsables. Se trata de asegurar tanto el contenido de una eventual sentencia, como de
los propios actos procesales.

LA FASE INTERMEDIA

Los actos procesales que se dan entre que se dicta el auto que pone fin a la instrucción, y
aquél que acuerda la apertura del juicio oral. (Art. 622 LeCrim Conclusión del sumario, 779
LeCrim transformación en P.A.) Se decide si se da o no el derecho a acusar.
Función: Estas resoluciones instrumentan la decisión del juzgador de que las diligencias
practicadas son suficientes para entender que consta acreditada indiciariamente la comisión
del delito y de que es posible, también indiciariamente, atribuir su comisión a una
determinada persona. En otras palabras, que hay material suficiente para formalizar
acusación o no. Tal decisión se contrapone con el sobreseimiento de la causa, donde se
constata la insuficiencia de estos elementos.
Adicionalmente, en esta fase cumple otras funciones dentro del proceso:
- Depuración (el juez puede inhibirse si no se considera jurisdiccionalmente
competente)
- Determinar el tribunal y proceso aplicables, remitiendo la causa en su caso
- Complementar la instrucción cuando se determine la necesidad de otras diligencias
no practicadas para poder formular la acusación
Características: Alejada de la contradicción, la defensa no interviene en sus aspectos
decisorios en cuanto a si procede el enjuiciamiento o no. (627 y 780 LeCrim)
Órgano competente: En el Procedimiento Común es un sistema dual. El auto de conclusión
lo dicta el instructor y lo envía a la audiencia con plazo a las partes para su personación.
Es la audiencia (juzgador) quien lo confirma o no, dicta el sobreseimiento o la apertura del
juicio oral (Arts. 623 y 632 LeCrim). En P.A. y en el TJ lo hace todo el instructor (780
LeCrim).
Resoluciones que le ponen fin: Auto de sobreseimiento libre o provisional cuando se den
las circunstancias 637 y 641 LeCrim, o cuando no se formule acusación.

LA FASE DEL JUICIO ORAL

Es el enjuiciamiento propiamente dicho. 742 LeCrim. Se resuelve sobre todas las cuestiones
del proceso, absolviendo o condenando a los acusados, y resolviendo sobre la RC y las
piezas de convicción. No cabe absolución en la instancia.
En esta fase priman los principios de publicidad (680 LeCrim), contradicción, igualdad y
aportación de parte bajo el principio acusatorio.
Con excepción de la tesis del 733 LeCrim, el tribunal no puede moverse de los hechos y
calificaciones de los escritos de las partes. Así, el objeto del plenario lo fijan los escritos de
calificación provisional; después se practican las pruebas bajo el criterio de libre valoración
sujeta a la sana crítica y apreciando las pruebas en conciencia (741 LeCrim). Antes de la
práctica de las pruebas, se da el trámite de cuestiones previas que pueden impedir la válida
prosecución del proceso. (666 y 786.2 LeCrim).

LA EJECUCIÓN

117 CE se configura como una necesidad. El condenado no es sujeto sino objeto por lo
que las facultades de las partes están muy limitadas al ser la aplicación de la pena
monopolio del estado. Por mandato del Art. 985 LeCrim el tribunal responsable de la
ejecución será el que dictó la sentencia, si bien en la práctica existen juzgados de ejecutorias
en algunos partidos judiciales. La ejecución no solo se completa con la aplicación efectiva
de las penas impuestas, sino también las piezas de responsabilidad civil y tiene una doble
naturaleza cuando se trata de penas privativas de libertad; ejecución Vs cumplimiento.

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