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KARL VOSSLER

POSITIVISMO E IDEALISMO
EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE
UNA INVESTIGACIÓN
LINGÜÍSTICO-FILOSÓFICA

Edición de
MARÍA ROSARIO MARTÍ MARCO
POSITIVISMO E IDEALISMO
EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE
UNA INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICO-FILOSÓFICA
Verbum Mayor
Dirigida por: Pedro Aullón de Haro
Serie Clásica

La colección Mayor de Humanismo ofrece en clave hispánica títulos


relevantes de valor universal: un proyecto singular y de fondo, formado
ya por obras emblemáticas, a veces difícilmente accesibles y extensas,
enriquecidas mediante estudios y documentación; ya por construccio-
nes de nueva planta, capaces de identificar un sentido de unidad o la
visión de un todo, un momento del saber como categorización importan-
te del pensamiento o del arte.
Se trata en conjunto de una reconstrucción exigente y necesaria, regida
por la liberalidad de espíritu y la voluntad humanística y universalizado-
ra cuyo resultado es el de un corpus imprescindible, irrenunciable en
lengua española y para el mundo, ya como Filología y Filosofía, Ciencia
literaria o Estética.
KARL VOSSLER

Positivismo e Idealismo
en la Ciencia del Lenguaje
Una investigación lingüístico-filosófica

Edición, traducción, estudio y notas de


María Rosario Martí Marco
© Karl Vossler, 2015
© De la traducción, estudio y notas: María Rosario Martí Marco, 2015
© Editorial Verbum, S. L., 2015
Manzana, 9, bajo único. 28015 Madrid
& 91 446 88 41
e-mail: editorialverbum@gmail.com
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I. S. B. N.: 978-84-9074-237-2-E
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ÍNDICE

Prefacio............................................................................................................ IX

ESTUDIO PRELIMINAR
1. Introducción......................................................................................... XI
2. A modo de biografía............................................................................. XVI
3. El pensamiento metodológico idealista en la ciencia del lenguaje... XXI
4. Los argumentos centrales de Positivismo e Idealismo............................ XXVIII
4.1 Introducción................................................................................... XXVIII
4.2 El análisis del Positivismo: los argumentos................................... XXX
4.3 El sistema Idealista en la ciencia del lenguaje.............................. XXXV
5. La bibliografía citada en Positivismo e Idealismo................................... XXXVI
6. Positivismo e Idealismo en la correspondencia de Vossler con Croce.. XLI
7. Sobre la traducción.............................................................................. XLIX
8. El manuscrito........................................................................................ LIII
9. Algunos escritos de Vossler.................................................................. LV
10. La Escuela Idealista.............................................................................. LX
11. Bibliografía sobre Vossler en español.................................................. LXIV
12. Crítica a la metodología idealista en la ciencia del lenguaje............. LXV
13. Vossler y un Premio.............................................................................. LXX
14. Documentación adicional sobre la obra y figura de Karl Vossler...... LXXI
1. Nota introductoria............................................................................ LXXI
2. F acsímil de la reseña de Benedetto Croce a la obra Positivismo e
Idealismo en la Lingüística.................................................................. LXXI
3. Iconografía de Karl Vossler.............................................................. LXXIV
4. La tumba y el epitafio....................................................................... LXXVI
Bibliografía citada........................................................................................... LXXIX

POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE


Prefacio............................................................................................................ 5
I. Positivismo metodológico y positivismo metafísico............................ 7
II. La división positivista de la Ciencia del Lenguaje.............................. 10
III. Análisis del sistema positivista.............................................................. 14
VIII KARL VOSSLER

3.1 Teoría de la flexión y formación de las palabras.......................... 14


3.2 Sintaxis............................................................................................ 27
3.3 Semántica........................................................................................ 33
3.4 Fonética y leyes fonéticas............................................................... 35
3.5 Evolución fonética y significado.................................................... 51
3.6 Unidad e individualidad del acento.............................................. 56
3.7 Teoría de la métrica positivista...................................................... 64
IV. El sistema idealista de la Ciencia del Lenguaje.................................. 70
PREFACIO

Karl Vossler es una figura fundamental del último gran estadio de la Filolo-
gía de Alemania, una filología que alcanzó, avanzado el siglo XIX, un momento
cardinal e irrepetible de la cultura intelectual y científica de la Europa moderna
y que décadas después produjo nuevamente frutos extraordinariamente valio-
sos y singulares. Vossler, además de gran romanista e hispanista, ha de perdu-
rar sobre todo en tanto creador de una escuela lingüística de sentido idealista
durante la primera mitad del siglo XX, cuando todo se acabaría encaminando
hacia una suerte de suplantación de la naturaleza propia de las ciencias huma-
nas. El pensamiento lingüístico de Vossler, vinculado estrechamente a la Estética
de Benedetto Croce, significa hoy, a comienzos del siglo XXI, no sólo el necesa-
rio y justo reconocimiento histórico del saber, sino la posibilidad de reinicio o
recuperación de una visión humanística cercenada un siglo antes por el triunfo
depredador de un estructural-formalismo en nuestro tiempo ya por completo
desintegrado. Nos es dada, pues, la gran oportunidad de contribuir a una resti-
tución y a un reencuentro. Y esto desde la lengua alemana, en este caso como
relación románica privilegiada, y desde la lengua española, lo cual significa para
Vossler volver a su propia casa, una casa que él contribuyó a construir con sus
propias manos afanosamente y de la cual nunca debió salir.
No es nuestro cometido describir la extraña marcha de la ciencia del len-
guaje a lo largo del siglo XX hasta las diseminaciones actuales, aunque inevita-
blemente habremos de introducirnos e interpretar algunos de sus momentos
extremadamente críticos, como para empezar el representado por la propia
obra que aquí se edita. Los historiadores de la lingüística y de la crítica literaria
son quienes habrán de reexaminar sistemática y pormenorizadamente la rele-
vancia del proyecto filológico de Vossler, su idea lingüística y la realización de la
misma practicada sobre los textos, en el pleno marco de la historia moderna de
la Ciencia del lenguaje y las ciencias humanas. El proyecto filológico vossleria-
no representaba una romanística por naturaleza comparatista y de perspectiva
filosófica, una riquísima Filología de cuerpo entero crecientemente sepultada
durante el siglo XX.
Ciertamente ha existido una cadena de errores. Es preciso empezar por
reconocerlo a fin de que el orden de las cosas se compadezca con el verdadero
orden intelectual e histórico.
Mª Rosario Martí Marco
Grupo de Investigación Humanismo-Europa

IX
1. INTRODUCCIÓN

Si bien en sus inicios Vossler se formó en el ámbito universitario de la Filo-


logía Alemana, paulatinamente vino a convertirse en uno de los representantes
más importantes de la Romanística, en los campos de la lengua y la literatura,
de la cultura italiana, francesa y española, sucesivamente en ese orden. Autor
de obras capitales y fundador de la Filología idealista de principios del siglo XX,
Vossler contempla el lenguaje y la literatura como parte de la historia cultural.
Hereda la filosofía del lenguaje de Wilhelm von Humbolt y converge con la
lingüística estética de Croce. De hecho, corresponde a Vossler el mérito inicial
de propagar el pensamiento lingüístico y estético croceano para una ardua épo-
ca que sería de casi absoluto predominio formalista y estructural, aunque hoy
definitivamente conclusa1. La presente edición se quiere, pues, apertura a una
nueva época, tanto en el sentido de crítica retrospectiva como de propuesta, de
recuperación en favor de una nueva sensibilidad interpretativa.
En 1940 Vossler se preguntaba por la posibilidad de reeditar su librito
(Büchlein), como solía llamar a Positivismo e Idealismo en la Ciencia del Lenguaje,
ya que la primera edición alemana se encontraba agotaba desde hacía varios
años, al igual que la edición italiana. Aunque Croce le animó a poner la obra
al corriente de las discusiones lingüísticas del momento, finalmente y con el
trascurso de los años Vossler no reelaboró el escrito, ni encargó esta tarea o
reedición a ningún joven lingüista de preparación adecuada. Prefirió esperar
tiempos mejores, que no llegaron, y la investigación en otras esferas de su inte-
rés ocupó su tiempo no volviendo a dedicarse a la lingüística en sentido estric-
to, la cual, más que parecerle una corriente, le vino a parecer un “charco”, en
alusión a la dura polémica que despertó su obra y la evolución de las corrientes
lingüísticas emergentes2. Por lo demás, Vossler, que nunca rechazó el trabajo
filológico, sí se negó a las tareas mecánicas de recogida de datos y sus análisis
inconsistentes demasiado a menudo desprovistos de finalidad valorativa.

1  Cf. P. Aullón de Haro y J. García Gabaldón, “Introducción” a Benedetto Croce, Estética

como ciencia de la expresión y lingüística general, trad. de Ángel Vegue i Goldoni, Málaga, Ágora,
1997, p. XLI.
2  Carta de Vossler a Croce, fechada en Munich, a 20 de marzo de 1940. En Epistolario

Croce-Vossler (1899-1949), prólogo de Guerardo Marone, trad. de Elsa Manassero, Buenos Aires,
Guillermo Kraft, 1956, pp. 293-294.
XI
XII KARL VOSSLER

Con su “revolucionario” ensayo Positivismo e Idealismo en la Ciencia del Len-


guaje (1904), Vossler inicia una serie de publicaciones poliédricas y memora-
bles. El nudo gordiano de la lingüística vossleriana finalmente se encuentra en
una deslumbrante interpretación de textos literarios singulares. Propone un
estudio de los textos literarios sobre la base del análisis lingüístico, una exégesis
textual como ingeniosamente realiza él mismo en sus primeras obras. Cabe alu-
dir, por ejemplo, a su agudeza en la interpretación de la alteridad en las fábulas
de La Fontaine. Aquí encarna concretamente el descubrimiento de una nueva
dimensión en la ciencia del lenguaje, en el descubrimiento de procedimientos
y fórmulas de los textos singulares. El estudio del lenguaje del texto es el primer
paso para la investigación, es el lugar de intersección con la literatura. De ahí
que los ensayos de Vossler se caractericen como “preeminencia de la poesía
sobre la prosa teórica”, como “poesía que lee sobre la poesía” (Dichtung über die
Dichtung lesen)3. Se trata de una teoría lingüística que se recreará esencialmente
en el análisis del estilo (Stilanalyse). El mismo Vossler subraya enfáticamente
que seguirá “las huellas de los orígenes lingüísticos en la gramática, de lo poéti-
co en las categorías, de la poesía escondida en los artículos, partículas y preposi-
ciones, de lo inconstante, actual y nuevo en lo vetusto y petrificado, a pesar del
peligro de que se rían de nosotros. L. Spitzer ha realizado estas investigaciones
con especial talento y éxito4”.
En 1928 Vossler afirmaba que quedaba atrás el Positivismo imperante en
el siglo XIX. “Ya no regresará esta forma, como tampoco lo hará la escuela
de los jóvenes gramáticos (Neugrammatiker) en el sentido de Hermann Osthoff
(…). Desde ningún sector se cuestiona la esencia idealista del lenguaje”5. Pero
aquello que desconocía Vossler es que ese positivismo acabaría siendo reempla-
zado, definitivamente tras la Segunda Guerra Mundial, por otro nuevo positivis-
mo, ahora de carácter tecnológico y en consecuencia mucho más aplastante, el
propio de un paradigma científico que quiso llevar al estudio del objeto huma-
nístico el ajeno criterio de las disciplinas físico-naturales y experimentales de
nueva planta y que sólo tras persistentes fracasos, tras la evidencia de absoluta
incapacidad de afrontar el problema de la significación y tras el completo des-
moronamiento del doble esquema maniqueo marxismo-estructuralismo, dio
en ruina. Pero antes de esta herencia desastrosa, lo habitual fue el desprecio o

3  Hugo Friedrich, “Nachwort”, en Karl Vossler, Die romanischen Kulturen und der deutsche
Geist, introducción de Benedetto Croce y posfacio de H. Friedrich, Stuttgart, Ernst Klett, 1948,
p. 74.
4  K. Vossler, “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft”,

Die neueren Sprachen. Zeitschrift für den Unterricht im Englischen, Französischen, Italienischen
und Spanischen, Marburg, N. G. Elwert’sche Verlagsbuchhandlung, 1928, p. 329.
5  Ibid, p. 322.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XIII

la condescendencia de la nueva ciencia ante el pensamiento vossleriano. Tam-


bién existieron valoraciones negativas que curiosamente, tras la desaprobación,
conducían a consideraciones positivas o reconocimiento de una buena dosis de
méritos en tal aportación lingüística.
La estilística es para Vossler la disciplina lingüística por excelencia, cuyo
protagonista es el estudio prioritario de textos literarios y poéticos. Se puede
aseverar que Vossler intentó argumentar e impulsar una estilística comparada.
La historia de la lengua francesa de Vossler y lo que se especifica como lin-
güística idealista podrían considerarse ejemplo de esta lingüística del carácter.
Pero dado que la lingüística desde sus inicios quiso convertirse en una parte
de las ciencias naturales6, las investigaciones sobre el carácter pasaron a ser
consideradas inexactas, ingenuas, insatisfactorias, subjetivas7 o impuras y poco
científicas. Por ello, hay quienes se preguntan por qué hoy, ya en el siglo XXI, el
redescubrimiento de Vossler no se celebra como una gran novedad. Incluso a
mediados del pasado siglo XX, algunos ya entendieron que el auténtico innova-
dor era Vossler y no Saussure, por cuanto éste, la lingüística que supuestamente
representa, no es sino recontinuación de la decimonónica8. A Vossler no se le
trata en la historia de la lingüística como a Saussure o como a Chomsky, afirma
Trabant9. Pero afortunadamente, podríamos añadir en cierto sentido. Porque
Vossler es la alternativa a esa otra tradición del siglo XX hoy fenecida.
El pensamiento de Vossler, aislado por el neopositivismo triunfante, su
argumento acerca del lenguaje como creación, hubo de refugiarse en cierto
sector de la ciencia literaria. De ahí que actualmente, entre lingüistas al uso,
no sea considerado sino como crítico literario. Vossler intentó hace cien años
desarrollar una ciencia del lenguaje de alcance estético a partir del análisis lin-
güístico de textos literarios, y en ello, en esa especificidad y penetración, reside
acaso principalmente su potencia innovadora. Gran parte de su trabajo va refe-
rido a obras en las cuales examina la cara estética de la lengua como creación,
y no debe ser entendido sólo como crítica literaria sino especialmente como
aportación a la lingüística. Su perspectiva, de resonancia humboldtiana del
espíritu lingüístico creador, se amplía mediante el concepto netamente esté-
tico croceano a partir de 1902: lenguaje y arte, lenguaje y poesía son la misma
6  Cf. Jürgen Trabant, Weltansichten. Wilhelm von Humboldts Sprachprojekt, Munich,
C.H.Beck, 2012, p. 259. Trabant recoge la herencia de Vossler y le dedica un capítulo revelador.
7  Heidi Aschenberg, Idealistische Philologie und Textanalyse. Zur Stilistik Leo Spitzers,

Tübingen, Gunter Narr, 1984.


8  No es nuestro objeto entrar aquí en el complejo fenómeno y transmisión del Curso

de lingüística de Saussure. Una crítica fuerte e incisiva a este problema y todo el proceso que
representa puede verse en P. Aullón de Haro, Escatología de la Crítica, Madrid, Dykinson, 2013,
pp. 35 y ss.
9  J. Trabant, Ob. cit., pp. 293 y 298.
XIV KARL VOSSLER

cosa, al igual que en consecuencia teoría del lenguaje y filosofía del arte; que
lingüística y estética son pues idénticas y la lingüística, en cuanto filosofía, ha
de fundirse en la estética10.
Por otra parte, es un hecho a reconocer que la huella lingüística de
Vossler ha quedado impresa en la historiografía y sobre todo en los tratados
manuales alemanes y españoles, al menos en lo que se refiere a los sectores de
la lingüística románica y la historia de la lengua. Podemos afirmar que en éstos
queda manifiesto el mejor aprecio de su aportación, subrayada la evidencia de
que la filología idealista procuró avances importantes a la investigación del len-
guaje. Vossler, que nunca dudó del rigor de los principios de la interpretación
idealista, exigió un conocimiento más filosófico y profundo de la esencia del
lenguaje11.
Según Christmann12, la concepción del sistema del lenguaje en Vossler
era mucho más profunda que la de Saussure, aparte el hecho de que algunos
lingüistas encontraron en Croce ciertos principios de la lingüística saussurea-
na13. En Fonética ha parecido a algunos que la lingüística se movió también
en la dirección señalada por Vossler14. Éstas han sido afirmaciones aun dentro
del panorama científico convencional de los años setenta. Incluso ciertos estu-
diosos de la cultura francesa han querido, desde cierto positivismo posibilista,
subrayar la cercanía real entre estructuralistas e idealistas a pesar de que los
primeros nunca se percataron de ello15.
Cabe añadir que las posturas idealistas han adquirido una actualidad
impensable hace años, incluso en España. Así se reconoce con naturalidad algo
que no tendría que causar dificultad alguna y, además, el hecho de que el idea-
lismo lingüístico, que disfrutó de importante implantación en España e Italia
y siempre ocupó un lugar marginal dentro de la ciencia convencional, conoce
“un resurgimiento (Schmidt, Anttila, Itkonen), ya preparado por la obra de
Coseriu, al que no es ajena la renovación filosófica (Ascombe, von Whright)
que se ha producido en este campo, ni la vuelta de los estudiosos alemanes a los
lugares punteros de la investigación lingüística”16. En la actualidad, la evalua-

10  B. Croce, Ob. cit., pp. 147 y 153.


11  Cf. K. Vossler, Forschung und Bildung an der Universität, Munich, Drei Fichten Verlag,
1946. Conferencia impartida como Rector el 21 de febrero de 1946, p. 23.
12  Hans Helmut Christmann, Filología idealista y lingüística moderna, trad, de Francisco

Meno Blanco, Madrid, Gredos, 1985, p. 27 (Idealistische Philologie und moderne Sprachwissenschaft,
1974).
13  Ibid, p. 12.
14  Ibid, p. 136.
15  Ibid, p. 147.
16  Véase la exposición de Manuel Martí Sánchez, “Acerca de la relación entre lingüística

y su atmósfera filosófica y científica”, en Verba, Anuario galego de filoloxia, 20 (2003), pp. 7-27.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XV

ción final es optimista, y ello en virtud de las calidades de su recepción y pervi-


vencia en generaciones de investigadores del lenguaje, independientemente ya
de las preferencias irreconciliables de escuela o tendencia.
Vossler va más allá y convierte en sus escritos la lingüística estética en lin-
güística histórico-estética, es decir, profundiza y traza una línea de aceleración
desde el dilema de la creación hasta la evolución del lenguaje. A esta transición,
desde la creación individual a la evolución del lenguaje, se añade otro momen-
to de gran intensidad teórica, que denomina precisamente cultura. Este argu-
mento vossleriano parte de la realidad de que el cambio lingüístico, también el
material, el cambio fonético, depende de los hablantes, de su espíritu, de sus
intenciones expresivas. Por ello, en un desenlace previsible, las lenguas son téc-
nicas sociales para Vossler, son Cultura y Evolución. Con ello invita a reformar
el centro de la lingüística y a cartografíar la evolución del fenómeno lingüístico.
“Apoyo el optimismo de los intérpretes o historiadores del espíritu que creen
en la delicadeza inmanente de las formas lingüísticas, en el instinto práctico y
energía de la evolución y versatilidad de éstas”17.

“Tras la crisis sufrida por el positivismo clásico a fines del siglo XIX, unos filósofos y científi-
cos, en su mayoría de nacionalidad alemana (Dilthey, Simmel, Windelband, Rickert, Collin-
gwood,…), defendieron la distinta naturaleza de las ciencias de la materia y las de la cultura,
con la peculiaridad de sostener que no hay ciencias de primera clase (las de la materia) ni de
segunda (las de la cultura), que han de imitar a las primeras. Para ellos, ambas son igualmente
científicas pero con métodos y fines; no solo objetos diferentes. Es el dualismo metodológico.
Esta reacción positivista no tardará en llegar a la lingüística con el idealismo lingüístico, movi-
miento que urge como reacción al hastío y los límites producidos por los neogramáticos. Este
idealismo lingüístico, cuyos antecedentes más directos hay que buscarlos en W. von Humboldt y
el filósofo italiano B. Croce, tiene como fundador al alemán K. Vossler” (p. 21).
17  K. Vossler, “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft”,

ob. cit., p. 332.


2. A MODO DE BIOGRAFÍA

A fecha de hoy no existe en lengua alemana una monografía dedicada a


Karl Robert Heinrich Vossler (1872-1949), sin embargo sí que existen de forma
dispersa, en diferentes estudios que aquí mencionamos18, breves biografías que
contribuyen al trazado de su vida. La esfera más íntima a la que se puede acce-
der se encuentra en el epistolario con Benedetto Croce entre 1899-1949, donde
son localizables diversos rasgos de personalidad, de vida íntima y familiar. Pero
donde se descubre la auténtica dimensión individual de este personaje intelec-
tual alemán es en sus obras, todas ellas redactadas con originalidad, capacidad
creativa, belleza y significación.
Hans Ulrich Gumbrecht describe a Vossler como un hombre alto, lleno de
paz, de amabilidad y bondad. Un gran señor, con un importante carisma, que
reúne el espíritu científico con el artístico en su labor universitaria19. Hugo Frie-
drich lo presenta como un “gran romanista”, un especialista poseedor de una
intensa fuerza para el trabajo intelectual al par que una larga vida como erudito.
Su hijo, Otto Vossler, catedrático de Historia en la Universidad de Frankfurt am
Main, lo considera un rebelde pero también una persona elegante, humilde,
profunda, tranquila, silenciosa, rápida y de profundas convicciones.
Vossler nació el 6 de septiembre de 1872 en Hohenheim, cerca de Stutt-
gart, donde su padre ocupaba el cargo de director de la Escuela Superior de
Agricultura, hoy Facultad de Ingeniería de Agricultura. Después de finalizar la
etapa escolar en Stuttgart y en Ulm, emprende en la Universidad de Heidel-
berg los estudios de Filología Alemana y Filología Románica con el catedráti-
co Fritz Neumann, estudios superiores que continuará en Estrasburgo con el
catedrático Gustav Gröber, en Ginebra, y con Ernesto Monaci en Roma. Las
estancias en Roma de 1895 y 1886 le condujeron definitivamente a la Filología
Románica y concretamente a la italiana. En 1897 siendo profesor asistente en
la Universidad de Heidelberg se doctora mediante una tesis en Filología Ale-
mana, con el profesor Max von Waldberg, sobre la historia del madrigal, Das
deutsche Madrigal. Geschichte seiner Entwicklung bis in die Mitte des XVIII. Jahrhun-
derts (publicada en 1898 y 1972). En esta universidad consiguió ocupar una
18  Cf. Otto Vossler, “Einleitung”, pp. 7-27, en: Briefwechsel Benedetto Croce-Karl Vossler, trad.

al alemán y prefacio de Otto Vossler, Frankfurt am Main, Suhrkamp Verlag, 1955.


19  Hans Ulrich Gumbrecht, Vom Leben und Sterben der großen Romanisten (C. Vossler, E. R.

Curtius, L. Spitzer, E. Auerbach, W. Krauss), Munich, Carl Hanser Verlag, 2002, pp. 24-48.
XVI
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XVII

plaza de lector de italiano. Precisamente en Italia conoce a quien será su espo-


sa, Esterina, condesa de Gnoli (1872-1922), e inicia una profunda amistad con
Benedetto Croce (1866-1952). En 1899 se habilita como catedrático de Filo-
logía Románica gracias a la investigación Poetische Theorien in der italienischen
Frührenaissance (1900). En 1902 accede a cátedra como profesor Extraordinarius
en la Universidad de Heidelberg para investigar y enseñar lengua, literatura y
cultura italianas. En 1904 y 1905 se hacen célebres sus obras teóricas Idealis-
mo y Positivismo en la Ciencia del Lenguaje y El lenguaje como creación y evolución.
En 1909 es llamado a la Universidad de Würzburg a ocupar la cátedra como
profesor Ordinarius y, por necesidades del Departamento, deberá especializar-
se en lengua, literatura y cultura francesa. Todas las primeras investigaciones
vosslerianas en lingüística teórica están trufadas por secuencias de lengua fran-
cesa. Posteriormente, desde 1911 hasta 1937 y desde 1945 hasta 1947, ocupó
la cátedra de Filología Románica de la Universidad de Múnich. Puede decirse
que la Primera Guerra Mundial supuso una ruptura en sus estudios debido
al alistamiento obligatorio padecido como teniente de artillería en el frente
de Alsacia. Vivió la derrota de Alemania como una humillación. Los diarios
de la época y su correspondencia con Croce ilustran de su decepción ante el
progresivo nacionalismo que se detecta en las universidades alemanas de los
años veinte. Desde 1916 se convierte en miembro de la Academia de Ciencias
de Baviera y desde 1937 pasa a formar parte de las Academias de Ciencias de
Viena, Milán, Madrid y Buenos Aires. En 1949 entra en la Academia de Cien-
cias de Berlín. A partir de 1922, y en diversas conferencias, se detecta el inicio
de su mensaje en contra del odio racista que veía emerger con fuerza en Ale-
mania20. Sus críticas son tempranas, y por ello en 1926 estudiantes y profesores
le boicotean con motivo de la conferencia rectoral. A partir de ese momento
Vossler asume una postura definida frente al antisemitismo. En 1922, en la
Jornada sobre Filología Moderna de Nürnberg (18. Allgemeiner Deutsche Neu-
philologentag), además de subrayar la necesidad de las lenguas modernas como
experiencia de alteridad, propone que la enseñanza de la lengua española
sustituya a la de la francesa en la educación escolar, en su ponencia Vom Bil-
dungswert der romanischen Sprache21. Es posible que su decepción por la política
20  K. Vossler, Die Universität als Bildungsstätte, Munich, Max Hueber Verlag, 1923. “Die
gemeinsten und nachhaltigsten Kriegs- und Revolutionsgreuel sind von studierten Literaten
mit der Schreibfeder verübt worden: Verstümmelungen der europäischen Gemüter, an denen
wir noch lange kranken. Wenn die akademische Jugend fortfährt, sich trennend und abschlie-
ßend mit Parteiprogrammen des Klassen- und Rassenhasses, mit Hakenkreuzen und ähnlichem
Stacheldraht zu umgeben, wird sie ihre menschliche Bildung schwerlich fördern” (p. 13).
21  Theodor Ostermann, Bibliographie der Schriften Karl Vosslers (1897-1951), Heft 11,

München, Verlag der Bayerischen Akademie der Wissenschaften, 1951, p. 7. Necrología de


Karl Vossler presentada por Hans Rheinfelder.
XVIII KARL VOSSLER

de Francia e Italia y la muerte de su esposa en 1922 influyeran en la decisión


de dedicarse a la investigación en Filología Hispánica, que resultará de enorme
amplitud, vitalidad y repercusión internacional. Las primeras investigaciones
ibero-románicas las inicia en 1924, y desde España y Portugal emprende varios
viajes a Centroamérica y Sudamérica. Vossler se casó en 1923, en segundas
nupcias, con la también viuda Emma von Thiersch-Zeller. Gumbrecht afirma
que la década de 1922 a 1933 es el momento cumbre de Vossler22. En 1926 fue
nombrado Rector de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich. En 1932
sus compañeros le dedican un homenaje en su 60 cumpleaños con una adecua-
da publicación23. Desde 1924 fue paulatinamente anteponiendo en su labor
investigadora lo hispánico y, esencialmente, lo español y de ello dan prueba las
obras dedicadas a esta lengua.
La bibliografía vossleriana de la primera época, entre 1898 y 1923, es
fundamentalmente de ámbito italiano (195 estudios) y secundariamente de
ámbito francés y provenzal (62 estudios). Se le atribuye una vertiente especial
como filólogo hispanista en virtud de la publicación de más de 126 estudios
entre 1924 y 1949 sobre la lengua española y la portuguesa, frente a 57 sobre
lengua italiana y 40 sobre la francesa en esos años. Se puede afirmar que Vossler
investigó en todos los ámbitos de la Filología Románica y, consecuencia de ello,
obtuvo extraordinario reconocimiento en distintas latitudes, y por supuesto en
Sudamérica. Sorprende su fina sensibilidad, su originalidad y el vigor intuitivo
para asomarse a la historia y a la literatura española, a las que aprecia en su justa
medida como tierra de excepción, anomalía, desacompasamiento y contraste.
De ahí el gran romanista, a pesar de su formación y cultura germanas y religión
protestante.
En 1937 se le retira de la vida universitaria con 65 años, sin ofrecerle oca-
sión de continuidad como catedrático emérito, según era común en la univer-
sidad alemana, a consecuencia de sus declaraciones críticas contra el régimen
nacionalsocialista. En 1938 se le prohíbe asimismo viajar al extranjero. Vossler
marcó claramente distancias con el nacionalsocialismo y dedicó estos años
de “emigración interior” al estudio. Influyó en muchos alumnos y en muchos
jóvenes romanistas, como atestiguan las cartas conservadas en su legado de la
Biblioteca de Múnich. A lo largo de estos años difíciles mantuvo una actitud
valiente al tiempo que consciente de ser observado con el objetivo de posi-
bles denuncias. Por contraste, Gumbrecht le reprocha no haberse expresado
más contra el nazismo, criterio que actualmente, y conocidas tantas y tantas
22  Gumbrecht, Ob. cit., p- 27.
23  Münchner Romanisten. Festgabe zum 60. Geburtstag Karl Vosslers, con aportaciones de
L. Jordan, A. de Olea, T. Ostermann, L. Pfandl, F. Rauhut, H. Rheinfelder, J. Simon, L. Vincenti,
J. Wilhelm, Munich, Max Huber Verlag, 1932.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XIX

biografías, es de considerar por completo injustificado, pues no refleja el sufri-


miento y la grandeza interior de Vossler en ese problemático periodo de una
vida acosada. Así lo entienden Hausmann24 y Christmann25. El hecho es que
Vossler condenó abiertamente las ideas racistas y antisemitas. Son de recordar
las palabras que pronunciara sobre el “rabioso y vanidoso nacionalismo”, el
“agreste teutonismo”, o el párrafo en el que subraya cómo “cada criatura tiene
su procedencia, que en un principio puede ser una casualidad de la naturaleza,
(…) y una limitación nuestra germanidad mientras no sepamos y abracemos
con alegre fervor la tarea y misión cultural que le corresponde”26.
En agosto de 1944 recibe desde España el nombramiento como Presi-
dente del Deutsches Wissenschaftliches Institut de Madrid, cargo que realmente
tampoco ocupó27. Finalizada la Segunda Guerra Mundial y con 74 años se le
rehabilita en sus funciones de catedrático; es nombrado Rector de la Universi-
dad de Múnich, cargo que aceptó por unos meses, y se le ofrece un ministerio,
tarea que declinó. Son famosas las dos conferencias que pronunció en este
breve periodo. La primera ante la asociación de estudiantes, y la segunda, el
2 de noviembre de 1946, con motivo del descubrimiento en la Universidad de
Múnich de una placa en memoria del grupo universitario de resistencia La rosa
blanca (Die Weiße Rose). Fallece el 18 de mayo de 1949 como profesor emérito
de la Universidad de Múnich. El mismo 17 de junio de 1949 la Universidad le
dedica un homenaje en su aula. Vossler está enterrado en una tumba honorífi-
ca en el cementerio municipal Waldfriedhof de Múnich, en el recinto viejo, junto
con su primera mujer. En la Academia de Ciencias de Berlín le sustituyeron sus
discípulos Werner Krauss y Víctor Klemperer.
Karl Vossler tuvo dos hijos varones. Walter Vossler (1900-?), desaparecido
en Italia en la Segunda Guerra Mundial tras ser reclutado para labores de intér-
prete de italiano, y Otto Vossler (1902-1987), catedrático de Historia Medieval
y Moderna en la Universidad de Leipzig y desde 1946 en la de Frankfurt am

24  Cf. F. R. Hausmann, “Vom Strudel der Ereignisse verschlungen”. Deutsche Romanistik im

Dritten Reich, Frankfurt, Analecta Romanica, 61, Kostermann (2000) pp. 119-120 y F. R.
Hausmann, Aus dem Reich der seelischen Hungersnot. Briefe und Dokumente zur Fachgeschichte der
Romanistik im Dritten Reich, Würzburg, Königshausen & Neumann, 1993.
25  H. H. Christmann, “Im Mittelpunkt der deutschen Romanistik seiner Zeit: Karl

Vossler”, en Henning Krauß, Offene Gefüge. Literatursystem und Lebenswirklichkeit, Tübingen,


Günter Narr Verlag, 1994, pp. 489-504.
26  K. Vossler, Romania y Germania, “Las culturas románicas y el espíritu alemán”, trad. de

J.L. Varela, Madrid, Rialp, 1956, p. 218.


27  F. R. Hausmann, “Das deutsche Wissenschaftliche Institut in Madrid”, en F. R.

Hausmann, F. Rutger, “Auch im Krieg schweigen die Musen nicht”. Die Deutschen Wissenschaftlichen
Institute im Zweiten Weltkrieg, Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2001, pp. 211-237.
XX KARL VOSSLER

Main28, a quien hoy se le considera heredero del pensamiento histórico de


Hegel, Ranke y Croce.
Fritz Schalk le dedicó una noticia necrológica en 1949 en el Deutsche Vier-
teljahrsschrift29. A lo largo de su vida recibió numerosos honores como la Orden
de Alfonso X el Sabio en Madrid (1944).

28  Ulrich Muhlack, “Nekrolog, Otto Vossler”, en Historische Zeitschrift, vol. 247 (1988),

pp. 214-216.
29  Cf. Schalk, Fritz, “In memoriam Karl Vossler”, en Deutsche Vierteljahrschrift für Literatur-

wissenschaft und Geistesgeschichte, 23 (1949), pp. 127-142. Otro recuerdo en su memoria se encu-
entra en Rohlfs, Gerhard, “Zur Erinnerung an Karl Vossler”, Zeitschrift für Romanische Philologie,
66 (1950), pp. 456-464.
3. EL PENSAMIENTO METODOLÓGICO
IDEALISTA EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE

En torno a los escritos de Vossler se produjo un amplio debate a princi-


pios del siglo XX que aun hoy no se puede dar por definitivamente concluso.
Diversos estudios coinciden en adjudicar la calificación de revolucionario al
pensamiento metodológico de este romanista que provocó la existencia, duran-
te varias décadas, de un fórum crítico, en parte debido también al éxito de sus
discípulos Leo Spitzer y Eugen Lerch. Aunque algunos especialistas afirmen
que este debate se cerró hace tiempo, la realidad, y no sólo para Trabant, es
que persiste directa o indirectamente y cada vez con mayor inclinación hacia
las tesis de Vossler. Ello hace patente, por lo demás, el cambio del estado de
cosas en una Lingüística que actualmente ha dejado de estar dominada por las
escuelas del estructural-formalismo.
El joven Vossler publicó en 1904 el ensayo Positivismo e Idealismo en la Cien-
cia del Lenguaje (Positivismus und Idealismus in der Sprachwissenschaft) y en 1905
su continuación El lenguaje como creación y evolución (Sprache als Schöpfung und
Entwicklung). Ambas obras recomiendan apasionadamente a la lingüística un
regreso innovador a su esencia30 y revelan una nueva interpretación. A la pri-
mera, Positivismo e Idealismo, redactada en un lenguaje intenso y provocador
cuando el autor tenía 32 años, se le ha de añadir Frankreichs Kultur im Spiegel
seiner Sprachentwicklung (Heidelberg, 1913), donde aplica el principio del idea-
lismo crítico, reeditada en 1929 con nuevo título: Cultura y lengua de Francia:
historia de la lengua literaria francesa desde los comienzos hasta el presente (Frankrei-
chs Kultur und Sprache. Geschichte der französischen Schriftsprache von den Anfängen
bis zur Gegenwart)31. El análisis lingüístico se completa con los ensayos sobre
Filosofía del lenguaje (Gesammelten Aufsätze zur Sprachphilosophie, 1923)32, la reco-
pilación de las lecciones universitarias (Vorlesungen) en Espíritu y cultura en el len-
guaje (Geist und Kultur in der Sprache, 1925)33 y algunas conferencias publicadas
como Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft (1928).
30  Karl Vossler, Positivismo e Idealismo en la lingüística y El lenguaje como creación y evolución,
trad. de José Francisco Pastor, Madrid-Buenos Aires, Poblet, 1929.
31  Karl Vossler, Cultura y lengua de Francia: historia de la lengua literaria francesa desde los

comienzos hasta el presente, trad. de Raimundo Lida y Elsa Tabernig, Buenos Aires, Losada, 1955.
32  Karl Vossler, Filosofía del lenguaje, trad. de Amado Alonso y Raimundo Lida, Prólogo de

Amado Alonso, Madrid, Senén Martín, 1940. (Reeditado en 1943, 1968 y 2008, Buenos Aires,
Losada).
33  Karl Vossler, Espíritu y cultura en el lenguaje, trad. de Aurelio Fuentes, Madrid, Cultura

Hispánica.
XXI
XXII KARL VOSSLER

A comienzos del siglo XX es cuando Vossler, a partir de Croce, comienza


el estudio de la teoría del lenguaje. Consagró años y energía a los estudios sobre
la lengua francesa, pero realmente el país que se va a convertir en su hogar inte-
lectual es España, pues en su lengua halló un profundo atractivo y la sugerencia
del ritmo de vida de “sosiego”34 de los españoles, su humor y fantasía, aventura
y alegre vivencia. Como se apresura a decir Hugo Friedrich, se trata de la litera-
tura románica menos europea y la que exige a cualquier estudioso alemán más
dedicación y mayor entrega35. La preferencia por lo meridional, Italia, España,
Portugal, pero también Méjico y Sudamérica, países de rico colorido y armo-
nía feliz entre intimidad y sensibilidad, vino a convertirse en el centro de su
dedicación profesional y personal. Storost divide la vida creativa de Vossler en
cinco periodos36. El primero, dedicado a la investigación de la metodología
lingüística, que abre nuevos caminos a la interpretación de la historia literaria
y con la repercusión de una escuela idealista que ha ampliado el horizonte y el
reconocimiento de la actividad espiritual del hombre y la sociedad. El segun-
do periodo, el de la Universidad de Heidelberg, es el de profundización de
la historia literaria al hilo del estudio de clásicos significativos italianos como
la Divina Comedia. En tercer lugar, la estancia en la Universidad de Würzburg,
donde elabora numerosos comentarios sobre la cultura francesa (La Fontaine,
Racine). El cuarto periodo, en la Universidad de Múnich, corresponde al ini-
cio de su intensificación del estudio de la literatura española. El quinto es el
que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Vossler aprovecha
haber sido apartado de la vida académica para dedicarse a la traducción de
algunas obras italianas y singularmente españolas, vertidas a la lengua alemana
con magnífica calidad poética (Luis de León, prefacio a la traducción de Gra-
cián por Schopenhauer). Tanto Vossler como Croce son muy conscientes de la
dificultad y hasta imposibilidad de alcanzar una buena traducción37.
La obra que presentamos no había vuelto a publicarse en alemán desde
1904, ni en español desde la edición de Buenos Aires de José Francisco Pastor
en 1929 y con el título Positivismo e Idealismo en la Lingüística, conceptualmente
34  H. Friedrich, Ob. cit, “Der Machiavellismus und die Religionskriege verödeten

Frankreich und verwüsteten Deutschland. Wer weiss, was ohne den Geist des Sosiego, ohne das
spanische Morphium aus dem fiebernden Europa geworden wäre?” (p. 39).
35  H. Friedrich, Ob. cit., “Länder der reicheren Farbigkeit und der glücklicheren

Harmonie zwischen Innerlichkeit und Sinnlichkeit” (p. 74).


36  Jürgen Storost, 300 Jahre romanischen Sprachen und Literaturen an der Berliner Akademie

der Wissenschaften, vol. I, Frankfurt, Peter Lang, 2001, pp. 484-491. Ahí se encuentra una inte-
resante bibliografía sobre Vossler desde 1949, año de su muerte, hasta 1974.
37  Cf. B. Croce, Ob. cit, p. 149. “la imposibilidad de traducir verdaderamente una

palabra en otra, del llamado dialecto a la llamada lengua, de la llamada lengua materna a la
llamada lengua extranjera”. K. Vossler, Positivismus und Idealismus in der Sprachwissenschaft,
Ob. cit. p. 65. “La traducción es siempre recreación”.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXIII

diferente del título en esta edición. Existe una traducción de 1917 al catalán,
de Manuel de Montoliu38, tampoco reeditada. La elección del título de la obra
no es evidentemente baladí. Vossler define la lingüística del siglo XIX como
“ciencia positivista”, mientras que califica la emergente filología de principios
del XX como “ciencia idealista”. Con ello no pretendía sustituir una por la otra
sino complementarlas, perfeccionarlas y convertirlas en verdadero punto de
partida para la filología del siglo XX. Se puede afirmar que Vossler aventajaba
desde la perspectiva teórica a los positivistas. El servicio del lenguaje a la comu-
nidad es patente en la medida que ningún elemento, palabra, sonido o sílaba,
existe sólo por sí mismo sino que todos dependen y se dedican a los demás. El
lenguaje se transmite de un pueblo a otro, de generación en generación, desde
las expresiones de sentimiento o deseo hasta la designación de fines elevados,
desde el lenguaje del corazón hasta el lenguaje del tráfico internacional39.
Spitzer llega a decir de Vossler que posee una formación positivista40
como efectivamente fue. Vossler se había formado con los grandes maestros
positivistas, como Gröber y Meyer-Lübke, de quienes, antes de rebatirlos, recibe
gran parte de sus ideas y aprende a emplear su metodología, adaptándola pos-
teriormente a las ideas. Vossler afirma que “todos necesitan de los conceptos
flexibles e inconstantes de los auxiliares de la gramática, del concepto de forma
interna, de las categorías para investigar”41. En 1928, en el escrito Der Kampf
gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft, descubre y reubica los
peligros del positivismo y da indicaciones para continuar su teoría idealista.
Vossler se refiere al proceder de la lingüística de su momento y emplea los
términos “contra” y “lucha”.
Cuando se trabaja en la lingüística con abstracciones, cuando se entresa-
can y se aíslan ciertas formas lingüísticas o categorías gramaticales como verbos,
pronombres, nexos, para estudiarlos mejor, se hace de una vez y con todas las
reservas, para después volverlos a integrar en su contexto. Si éstos permanecen
aislados en la abstracción gramatical y no se penetra en el estudio de la vida activa

38  Karl Vossler, Positivisme e Idealismo en la ciencia del llenguatge: investigació lingüístico-filosó-

fica, trad. de Manuel de Montoliu, Barcelona, Quaderns d’Estudi, 1917. Montoliu (1877-1961)
que se había formado unos años en Alemania, tradujo también al castellano la obra de Vossler,
Historia de la literatura italiana, Barcelona-Buenos Aires, Labor, 1925; reeditada en 1941. Monto-
liu piensa que la doctrina de Croce es una amplificación de la de Humboldt, que a su vez será
punto de partida para Vossler, pero para él, la identidad de lenguaje y estética no es adecuada,
como apunta en su obra El lenguaje como fenómeno estético (1926).
39  K. Vossler, „Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft“,

Ob. cit., p. 323.


40  Leo Spitzer, “Der Romanist an der deutschen Hochschule”, Revista Die Neueren

Sprachen, 35 (1927), p. 243.


41  K. Vossler, “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft”,

Ob. cit., p. 330.


XXIV KARL VOSSLER

de la lengua, el proceso se convertirá en una tragicomedia (…). Los significados


que generalmente aparecen en los diccionarios son abstracciones deslavazadas,
carentes de contenido, conceptos deficientes42.

Para Vossler, el lenguaje oscila entre el orden y la libertad. Las reglas, las
tipologías y las normas se insinúan en la lengua, la lengua misma las acecha y las
significa, las desarrolla en largos trayectos para después abandonarlas de nue-
vo al desorden. Se hacen abstracciones, se construyen ecuaciones analógicas,
leyes fonéticas y similares cuya explicación pone a prueba el ingenio individual.
Vossler, que se sumerge en el secreto de la creación lingüística hasta las pro-
fundidades, no necesita de leyes, gramáticas ni abstracciones; nada le impide
ver la evidencia. Los conceptos abstractos podrán serle útiles como asistentes
abnegados y dóciles43. Croce aceptaba la gramática constituida en disciplina
empírica, pero le negaba cualquier valor teórico44, y cuando piensa la gramá-
tica en su papel de disciplina empírica lo hace como una función puramente
práctica o didáctica, como “conjunto de esquemas útiles para el aprendizaje
de las lenguas, sin pretensión alguna de verdad filosófica”. Si bien Vossler la
reubica en su lugar. “Lo específicamente lingüístico en el lenguaje es su norma
lingüística y se llama gramática. Lo específicamente hablante en el hablar es su
autocreación y se llama poesía”45.
Vossler se vale de diversos puntos de anclaje, entre los que se encuen-
tra la filosofía del lenguaje de Wilhelm von Humboldt, la reflexión teórica de
Heymann Steinthal (1823-1899), la orientación de Franz Misteli (1841-1903) y
Georg von der Gabelentz (1840-1893), y por supuesto Benedetto Croce (1866-
1952).
La dedicatoria del libro a Croce se encuentra en el inicio de una larga y
fecunda amistad intelectual. Con los años se convirtieron en amigos íntimos, en
interlocutores eruditos que debatían y se escuchaban con admiración. Ambos
colaboraron en la redacción y publicación de reseñas y dedicaron mucho tiem-
po a la difícil búsqueda conjunta de buenos traductores al alemán, italiano,
francés o español para sus obras. Incluso es constatable la recíproca traducción
de obras como Historia de Europa en el siglo XIX46 o Antihistorismus47, que el mis-

42  Ibid, pp. 324-25.


43  Ibid, p. 333.
44  P. Aullón de Haro y J. García Gabaldón, “Introducción”, en Croce, Estética…, ob. cit.,

p. XXX.
45  Karl Vossler, Espíritu y cultura en el lenguaje, trad. de Aurelio Fuentes, Madrid, Cultura

Hispánica, 1959, p. 235.


46  B. Croce, Historia de Europa en el siglo XIX, trad. de Atilio Pentimalli Melacrino, Barce-

lona, Ariel, 1996. (Geschichte Europas im 19. Jahrhundert, aus dem italienischen von Karl Vossler
und Richard Peters, 1993).
47  B. Croce, Antihistorismus, übersetzt von Karl Vossler, München, R. Oldenburg, 1931.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXV

mo Vossler tradujo del italiano al alemán, o las recensiones de Croce de Positi-


vismus und Idealismus48 y del ensayo Der Kampf gegen den Abstraktismus, publicado
en la revista italiana La Crítica que dirigía Croce49, o el prefacio al libro Die
Romanischen Kulturen und der deutsche Geist (1948)50.
Vossler recoge el concepto humboldtiano de que el lenguaje es esencial-
mente energeia, actividad concreta del discurso del individuo y no simplemente
un producto (ergon). El lenguaje es trabajo del espíritu que se repite continua-
mente, es el sonido articulado capaz de expresar el pensamiento. Para Hum-
boldt lenguaje y arte no son ciertamente idénticos pero pueden ser objeto de
comparación. Para Vossler el lenguaje culmina en el arte; la lengua representa
una perpetuidad creadora en el sentido humboldtiano, una actividad humana,
de ahí que escribiera con esta filosofía programática todas sus obras. Precisa-
mente lo que hace normalmente la lingüística con la deducción de reglas, gra-
máticas y diccionarios sería para Humboldt una excesiva disección científica,
una empresa necrófila, un artificio muerto que se convierte en esqueleto; ideas
que Vossler asume como propias y repetiría después.
La lengua como hecho estético es quizás el punto más específico del idea-
lismo pero también el peor entendido y el más polémico. La segunda propuesta
de Vossler procede de Croce51, con la equiparación de lenguaje y arte, lingüís-
tica y estética, historia de la lengua e historia de la literatura. A través de Croce
el trabajo humboldtiano del espíritu se estetiza (linguistica come estetica). Vossler
denomina la interpretación sincrónica de textos singulares en su lingüística
textual como “consideración estética”. Todo lenguaje es poético, precisamente
porque es trabajo del espíritu, producción de pensamiento y contemplación
48 Cf. La Critica. Rivista di Letteratura, Storia e Filosofia, diretta da B. Croce, Anno III, fasc.

II, Napoli, 20 marzo (1905), pp. 150-153. Reseña en la que alaba las teorías revolucionarias de
Vossler sobre la métrica y despliega una alabanza por la identificación de la filosofía del len-
guaje, filosofía del arte, lingüística filosófica y estética. Croce resalta la investigación de estética
pura en obras monografías artísticas que propone Vossler, en las que se estudia el lenguaje
en su individualidad y, en segundo lugar, la investigación histórico-estética en donde se aplica
el método positivista en las coordenadas de épocas y lugares. Por otra parte Croce critica a
Wechssler y más duramente a Wundt por su confusión entre lenguaje y mito-costumbres en el
marco de la demopsicología.
49  B. Croce, “K. Vossler, Der Kampf gegen den Abstraktismus ecc.”, La Critica, Rivista di

Letteratura, Storia e Filosofia, 27 (1929), p. 217.


50 Karl Vossler, Die Romanischen Kulturen und der deutsche Geist, prefacio de Benedetto

Croce, posfacio de Hugo Friedrich, Stuttgart, Ernst Klett, Anker-Bücherei, 1948. En donde
Croce se pregunta en el prefacio, si el hombre de investigación y ciencia no debería ser el
sacerdote de la edad contemporánea, con similares obligaciones. “Sollte dann der Mann der
Forschung und Wissenschaft als ein Priester des modernen Zeitalters etwa nicht die nämlichen
Pflichten haben? (p. 8).
51  Benedetto Croce, Estética como ciencia de la expresión y lingüística general, ed. cit. (Estetica

como scienzia dell’espressione e linguistica generale).


XXVI KARL VOSSLER

estética. Croce busca en el origen la naturaleza poética del lenguaje humano.


El hombre, en este sentido, es definido como homo poeticus 52. Si el lenguaje es
expresión, ésta debe ser poética y estética. Estas ideas aparecían en los prin-
cipales representantes de la tradición idealista moderna de la teoría del len-
guaje (Vico, Rousseau, Herder, Humboldt), aunque de manera inconexa. La
identificación de estética y lingüística presupone que la Estética es la filosofía
del arte en tanto que ciencia de la expresión53. En Croce se observa la presen-
cia intelectual de Francesco de Sanctis. Cuando Croce describe el lenguaje se
refiere solamente al lenguaje como actividad teórica, por ello hemos de añadir
que esta afirmación sólo es válida para la lingüística general en cuanto que es
filosofía. Es decir, que la filosofía del lenguaje que se identifica con la estética
se ocupa exclusivamente del lenguaje como actividad teórica. Hay que añadir
además que en Croce hay que entender por individuo al individuo histórico
socialmente situado. Sus alusiones al lenguaje individual y creador constituyen
el necesario polo opuesto a la teoría de Saussure surgida en esa misma época,
que veía exclusivamente el lenguaje como un sistema cerrado.
Para Vossler el lenguaje no es un objeto natural que crece y se desarrolla
independientemente del ser que lo habla. La lengua es hablada por personas,
sirve para la expresión de contenidos interiores, de pensamientos y no es solo
algo material. El espíritu de la persona individual es producto del lenguaje.
Además el espíritu es siempre creativo, original. Todo lenguaje es poético, pero
evidentemente el más poético corresponde a la lengua literaria. En este senti-
do subraya la libertad del espíritu subjetivo, lo cual no es propio de la cultu-
ra románica ni de la germánica sino patrimonio compartido, presente en San
Agustín, Lutero, Descartes o Rousseau54. Por todo ello afirma que la tarea de
la Lingüística es demostrar que el espíritu es la única causa activa del conjunto
de formas del lenguaje, como efectivamente expone en Positivismo e Idealismo.
Vossler posee la convicción de que el lenguaje no es una configuración
acabada, autónoma, sujeta a leyes mecánicas, sino una actividad intuitiva del
hombre. Precisamente porque es arte y creación. Por consiguiente, la historia

52  P. Aullón de Haro y J. García Gabaldón, “Introducción”, en Croce, Estética…, ed. cit,
p. XXXII.
53  Ibid, p. XXXVII.
54  K. Vossler, Die romanischen Kulturen und der deutsche Geist, Ob. cit., “Es hat in der

Tat noch etwas anderes mitgewirkt: ein Gedanke, der weder romanisch noch germanisch,
d.h. ebensogut germanisch wie romanisch, nämlich übernational und übernatürlich ist, die
Freiheit des subjektiven Geistes. Augustin hatte sie im Namen der Kirche gelehrt und gefordert,
Luther im Namen des Gewissens, Descartes im Namen der Wissenschaft und nun, da die
Aufklärung im Zuge war, forderte und predigte sie der Schweizer Protestant Rousseau im
Namen der Gesellschaft. Seit Rousseau gibt es im Bewusstsein der europäischen Menschheit
ein soziales Gewissen” (pp. 43-44).
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXVII

del arte y la historia del lenguaje son idénticas. Quien habla actúa en el fondo
como un artista creador. La lingüística es estilística y estética y por tanto perte-
nece a la historia del arte.
El lenguaje no es para Vossler exclusivamente creación, sino también vin-
culación a lo existente, tendencia a una cierta uniformidad que ha de consi-
derarse como pasividad, para lo cual introduce el concepto de evolución. En
cambio desde la perspectiva práctica de la comunicación es una necesidad. El
lenguaje en cuanto que se utiliza para las relaciones prácticas de los individuos
entre sí, ya no es creación individual, sino colectiva. El acaecer lingüístico no
es solo asunto del individuo, sino también de la colectividad. El lenguaje tiene
pues un carácter social. Aquí se observa la importancia que Vossler otorgaba
a la comunidad lingüística frente al individuo. El lenguaje es algo individual
y activo y en el momento del estancamiento y de la fijación es algo pasivo,
es actividad espiritual colectiva pero es evolución. Además se encuentra otra
idea humboldtiana en Vossler, en el nexo entre lenguaje y peculiaridad del
espíritu de un pueblo, que precisamente en Humboldt poseen una unión ínti-
ma. Vossler deduce que existe una interacción entre cada lengua particular en
cada época y cultura de sus hablantes, esto es, que existe una relación entre la
mentalidad de los hablantes y las formas lingüísticas que emplean. Pero “de
ninguna manera la historia intelectual o del espíritu (Geistesgeschichte) o histo-
ria de la cultura (Kulturgeschichte) de un pueblo es idéntica a la historia de su
lengua”. “Hay muchas cosas que no se reflejan en la lengua de un pueblo sobre
su espíritu y su destino, hay otras cosas que la lengua ilustra sólo parcialmente
o de forma fragmentaria, otras que traiciona indirecta o vagamente o que deja
reconocer ambiguamente”55.
Positivismo e Idealismo fue el punto de partida de una amarga guerra, si
bien las críticas al positivismo se habían iniciado mucho antes. Actualmente,
el pensamiento lingüístico de Vossler se considera sobre todo patrimonio de la
Filología Románica. Las últimas décadas del siglo XX vieron renacer disputas
similares o de contendientes simétricos, entre las reimpulsadas escuelas neo-
neopositivistas, entonces aún vigentes, y posturas críticas que apelaban al rigor
filosófico frente a un tecnologismo antihumanístico que había confundido tan-
to el objeto como el alcance del método. En gran medida, puede decirse que
persistió el debate entre una filología del espíritu y una filología de la letra, o
bien, según más globalmente cabría pensar, entre un pensamiento de tradición
humanística y una rearmada tradición cientificista que quiso trasladar al mun-
do de las ciencias humanas un criterio, por completo ajeno, de métodos que en
nada corresponden a los objetos de éstas.

55  K. Vossler, “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft”,

en: Ob. cit., p. 327.


4. LOS ARGUMENTOS CENTRALES DE POSITIVISMO E IDEALISMO

4.1 Introducción

Vossler ubica la ciencia del lenguaje en el Idealismo crítico, como tam-


bién vinieron a hacer Humboldt y Croce, y aplica principios de “estética idea-
lista” a las cuestiones fundamentales de la lingüística, tal como las formulara
poco antes el mismo Croce. En el idealismo el lenguaje es expresión del alma
y en consecuencia, la historia del lenguaje es la historia de estas formas de
expresión y coincide con la historia del arte. El idealismo se propone hallar las
relaciones de causalidad (Kausalitätsverhältnisse) de los fenómenos lingüísticos,
pero no mediante una falsa epistemología de la inmediatez entre, digámoslo
así, “niveles” contiguos.
Vossler no pretende eliminar el positivismo, sino completarlo. Para
Vossler el positivismo significa la investigación de los hechos lingüísticos en sí
mismos, es decir, la recolección sencilla de materiales para su estudio. La escue-
la de los neogramáticos, también llamados Junggrammatiker, llevó la discusión
hasta el momento psicológico con Wundt y la polémica con Delbrück56. Pero
para Vossler la psicología tampoco podía explicar las manifestaciones analógi-
cas, o sólo en ciertos aspectos. Por ello argumenta con energía contra los repre-
sentantes de la escuela positivista radical, combate esta “pseudociencia” con
decisión y eficacia, la pretende desenmascarar y muestra una actitud inflexible.
Vossler aunque mantuvo una actitud combativa en sus teorías, evitó herir a los
positivistas en su amor propio como subraya en el prefacio de la obra. Esta acti-
tud evidencia de alguna manera un especial respeto y tolerancia ante posturas
divergentes, una fortaleza de carácter y un rasgo clave de su humanidad.
Para Vossler Positivismo e Idealismo no se oponen, sino que son dos tenden-
cias elementales del camino del conocimiento, dos conceptos metodológicos.
Considera que existe un positivismo relativo pero también un positivismo meta-
físico o radical que se opone antagónicamente al Idealismo. Admite y aprueba
el positivismo relativo o metodológico, pero es inflexible con el radical o meta-
físico. “La más triste realidad es siempre mil veces más edificante que la yer-
ma pseudo-filosofía del Positivismo, que en el don más preciado de la libertad

56  Carlo Tagliavini, Einführung in die romanische Philologie, aus dem Italienischen von

R. Meisterfeld und U. Petersen, Tübingen, A. Francke Verlag, 1998, pp. 17-18.


XXVIII
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXIX

espiritual no encuentra más que leyes y reglas, convenciones y servidumbres”.


Como ya se ha expresado anteriormente, los primeros años del siglo XX se con-
virtieron en un fórum de discusión de la lingüística en general y de la filosofía
del lenguaje en particular que desembocaron en una auténtica guerra teórica.
Para desgranar los argumentos de esta obra Vossler parte de la tesis de
que la lingüística es una disciplina histórica que se basa en la comprensión
intuitiva. El positivismo toma como objetivo la exacta descripción de las cir-
cunstancias y busca el principio de causalidad en las cosas, en los fenómenos
mismos. Por otra parte los idealistas estudian la relación causal como objetivo
y sitúan el principio de causalidad en la razón humana. Para Vossler el buen
historiador se sirve de ambos métodos y exigencias, es decir, no sólo de la des-
cripción del material, sino también de su aclaración y comprensión causal. El
problema es que el positivismo convierte en finalidad absoluta el conocimiento
exacto de lo existente y no se pregunta por qué ni para qué. Sólo contempla un
caos de materia prima sin orden, forma ni conexión y retira de su planteamien-
to el concepto de causalidad. Por ello Vossler subraya que esta visión conduce
a la muerte del pensamiento humano, al hundimiento de la filosofía. La causa
de su lucha contra esta “pseudo-ciencia” es que le importa definitivamente el
progreso de la ciencia. Vossler llega a afirmar que no se puede creer en las leyes
fonéticas en el ámbito de la Filología y en las tesis del idealismo crítico en la
Filosofía. Ya en el primer capítulo expone una dura crítica cuando afirma que
junto al positivismo y al materialismo en la ciencia, prosperan paralelamente la
superstición, los farsantes y el misticismo en la cultura.
En la ciencia del lenguaje de principios del siglo XX el método positivista
domina casi ilimitadamente, por lo que Vossler escogerá la obra más completa
e importante de su especialidad, la Gramática de las lenguas románicas de Wil-
helm Meyer-Lübke, con la finalidad de demostrar algunas de sus carencias y
restricciones. Según Vossler la división que hacen los gramáticos en sonidos,
radicales o sufijos no es una división natural, pero sí que es la más útil y eficaz.
Critica especialmente la rígida distinción entre fonética, morfología y sintaxis
y sus subdivisiones. El problema aparece cuando se establece una falsa relación
causal, cuando el fenómeno de causalidad se traslada a los fenómenos parciales
y no a la unidad ideal superior, cuando se afirma que “los sonidos constituyen
las sílabas, las sílabas constituyen las palabras, las palabras la oración y la ora-
ción el lenguaje”. Es así cómo se llega al positivismo metafísico que para Vossler
encierra graves errores.
En realidad el espíritu que vive en el lenguaje es el que constituye la ora-
ción, la palabra y el sonido. Todo a la vez. El espíritu los constituye, forma,
integra y crea. Desde el principio idealista, la evolución del lenguaje es el desa-
rrollo del espíritu. Desde la disciplina superior de la Estilística se avanza hacia la
XXX KARL VOSSLER

sintaxis, la teoría de la flexión y la fonética. En la Estilística se encuentran todos


los fenómenos que describen estas otras disciplinas. En ella se encuentran las
últimas, únicas y auténticas explicaciones, porque tanto la teoría de la flexión
como la sintaxis, la semántica y la fonética son almacenes de materiales, pero
cuando se resuelven en la estética se convierten en parte de la ciencia.
Por ello, en la definición idealista, el lenguaje es la expresión del espíritu.
La evolución del lenguaje es la historia de las formas de expresión espiritual, es
la historia del arte en sentido amplio. En consecuencia, aduce que la gramática
es una parte de la historia del Estilo y de la Literatura, que a su vez se incluye
en la Historia de la cultura, en la historia general del espíritu y de la libertad
humana.

4.2 El análisis del Positivismo: los argumentos


El tercer capítulo consiste en un análisis casi exhaustivo del sistema posi-
tivista a partir de su división. En la primera parte, la de la teoría de la flexión y
formación de las palabras, aborda unas definiciones conceptuales para después
dar paso a varios ejemplos.
Vossler define la Estilística como la relación entre gramática y estética
y la caracteriza como “el alfa y omega de la Filología”. Se pregunta qué es el
Estilo, respondiendo: “Es la expresión espiritual individual, es el uso individual
del lenguaje, a diferencia del uso general”. Las libertades que se permite un
autor cuando quiere subrayar una determinada intención son para él medios
de expresión estilística. Por supuesto que nunca son negligencias ni lapsus lin-
guae. El positivista las califica enseguida de arcaísmos, de licencias poéticas o
licencias retóricas. Para Vossler todos los elementos del lenguaje son medios
de expresión estilística, todos son arcaísmos y neologismos, licencias poéticas
o retóricas, puesto que todo lenguaje es una actividad espiritual individual. La
Estilística estudia el uso del lenguaje como creación individual, en cambio, la
sintaxis describe el lenguaje como convención y regla. Los medios de expresión
estilística aparecen en la sintaxis positivista como reglas. El método inductivo
asciende de lo individual y particular a lo general y a la convención. Primero
estilística y después sintaxis y distingue con nitidez que todo medio de expre-
sión antes de ser convencional y sintáctico, fue durante mucho tiempo indivi-
dual y estilístico.
Los verdaderos artistas del lenguaje permanecen siempre conscientes del
carácter metafórico de sus palabras, corrigen y completan una metáfora con
otra, dejan que las palabras se contradigan, porque sólo se fijan en la unidad y
seguridad del pensamiento. Así la persona proyecta su modo espiritual propio
en las cosas. Su lenguaje es una actividad individual que se sirve de la imagina-
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXXI

ción, intuición y creación estética, y por ello el modo de expresarse es tan per-
sonal. A todo ello se añade que el lenguaje es alógico, y por ello aduce el ejem-
plo de que para el hablante en lengua romance, el sol es masculino, y femenino
para el hablante en lengua alemana. El idealista quiere descubrir las causas del
empleo frecuente de las expresiones. “La razón es que una ha correspondido
mejor que la otra a las necesidades espirituales y tendencias de la mayoría de los
individuos. Quiere ser comprendida desde el fondo del `espíritu de la lengua’”.
Las lenguas evolucionan por un orden sólido y racional de ideas y con
una tendencia lógica y económica a colocar las palabras. El espíritu creador
del lenguaje (schaffender Geist) se mueve con tendencias de uniformización,
nivelación, diferenciación o individualización en la creación de palabras. Por
ello, para estudiar cada cambio lingüístico, hay que reunir la gran multitud de
causas condicionadas, los fenómenos concomitantes, la causa principal y los
resultados secundarios. Los cambios lingüísticos aparentemente accidentales
tienen siempre una causa estética que es inmanente al espíritu de quien habla.
El arte del lenguaje consiste precisamente en saber unir los más finos matices
fónicos, flexivos, sintácticos y lexicológicos.
Vossler traza ejemplos con los que va señalando los errores de la escuela
positivista. Denuncia que el positivista sólo entiende los conceptos empíricos
como científicos, por ello incurre en graves errores. “Debemos protestar con
energía contra el error fundamental del positivismo metafísico que confunde y
mezcla causas condicionadas e incondicionadas”. Cuando se refiere al género
de los nombres encuentra poca razón lógica; por ello afirma que, a veces, la
analogía fónica es el motivo del cambio de género. En este sentido, realiza un
estudio de los sufijos (como en la deformidad de Männin) para afirmar que
la división lingüística en femenino y masculino no tiene que ver con la divi-
sión zoológica sino que la determinación del género en la lengua es simbólica,
metafórica o antropomórfica. Tampoco la fonética ni la sintaxis ofrecen moti-
vos para esclarecer el empleo unilateral de los posesivos tónicos en el italiano
moderno ni en el portugués moderno, sino que sólo son posibles aclaraciones
estilísticas. Alude a la imaginación plástica e intuitiva del italiano con su ten-
dencia a concretar e individualizar las cosas y a la predisposición del francés a
la abstracción.
En el segundo apartado sobre la sintaxis, se realiza una crítica ácida con
afirmaciones tales como que la gramática positivista está muerta, que la sintaxis
descriptiva es una ciencia de cementerio o que la filología positivista sólo hace
“recolección de materiales”.
Según la definición de Vossler, la esencia de la estilística está en la funda-
mentación idealista de la expresión lingüística como creación genuinamente
individual, por lo que repite varias veces la idea de que toda expresión lingüísti-
XXXII KARL VOSSLER

ca es una creación espiritual individual, que hay tantos individuos como estilos,
además de que el lenguaje es siempre imagen e intuición y nunca abstracción.
Subraya que para la Filología se necesita obviamente de una aptitud. El
fundamento de la comunicación es el talento lingüístico y no la agrupación de
convenciones ni de material lingüístico. El ingenio estético-crítico es un don,
de la misma manera que lo son el estético-productivo, el lógico y el matemático.
El poeta no debe seguir las intuiciones del crítico, sino el crítico las del
poeta, para mostrarnos dónde y por qué el poeta entra en contradicción con
su propia intuición y es infiel a su musa. Este método crítico es el método
de toda la crítica idealista. Vossler vuelve a subrayar en este contexto que la
ciencia del lenguaje es Estilística y que ésta pertenece a la Estética, que la
ciencia del lenguaje es Historia del arte y que hay tantos ideales de belleza
como obras de arte.
En realidad para Vossler no existen las comunidades lingüísticas ni los
dialectos o similares. Para él, estos conceptos se han aprobado mediante agru-
paciones más o menos arbitrarias que son un nuevo error del positivismo. Y lo
explica con el siguiente ejemplo: si se encierran juntos dos o más individuos
pertenecientes a comunidades lingüísticas muy heterogéneas, y entre ellos no
se halla ninguna convención lingüística común, pronto se entenderán gracias
a su talento lingüístico. De esta manera se han formado muchas lenguas y así
se desarrolla toda la evolución lingüística. Cada individuo aporta su pequeña
contribución, cada uno participa creativamente, dado que el lenguaje es una
creación espiritual. Por ello una lengua no puede ser enseñada (gelehrt) en el
sentido propio de la palabra, sino que, como dice Humboldt, sólo puede ser
“despertada” (geweckt). Considerar una lengua como convención y regla equi-
vale a considerarla como acientífica.

Repetir lo que otros dicen es cosa de loros. Por ello el loro no tiene ningún
estilo. El loro es la convención lingüística personificada, es la pura pasividad. Imita
la lengua por instinto pero no se comporta de forma creativa. En cada persona
se esconde ciertamente algo de loro. Es el déficit o el pasivo de nuestro talento
lingüístico. Donde empieza el déficit, acaba el talento lingüístico. Y allí también se
encuentra el límite de la lingüística.

En consecuencia, Vossler deduce que la sintaxis no es en absoluto una


ciencia, como tampoco lo son la teoría de la flexión ni la fonética, y afirma
con claridad en algunas de sus más conocidas frases que este amplio campo de
disciplinas gramaticales es “un inmenso cementerio construido por incansables
positivistas, donde yacen enterrados con orden, en fosas comunes e individua-
les, toda suerte de fragmentos lingüísticos muertos. Las tumbas están provistas
de inscripciones y están numeradas. ¿Quién no se ha sentido oprimido por el
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXXIII

hedor corrupto de esta filología positivista?”. “Así pues, tender un puente desde
la sintaxis hacia la Estilística es como querer resucitar a los muertos. Se puede
matar a golpes a los vivos y enterrarlos”. “Eso es lo que se practica diariamente
en las lenguas vivas por muchos centenares de maestros de escuela de todas
partes”. En ninguna otra disciplina, dentro de la lingüística, se revela tanto la
insuficiencia del positivismo como en la semántica. Del positivismo se encuen-
tran elaboraciones débiles, pequeñas e inútiles, afirma Vossler, para cuya diso-
lución tan sólo se necesitan algunas dosis de ingenio. “Cuanto más se asciende
en la gramática, más puro es el aire y con más dificultad respira el positivista”.
Cuando se investigan las acepciones de significación de una palabra hay
que remitirse a las conexiones en las que aparece. Ahí se establece inmediata-
mente la relación con la estilística, porque el lenguaje no tiene conceptos, sino
intuiciones, cada una de las cuales tiene validez propia, individual e inmediata.
Y ya que el lenguaje no es nunca lógico, no podrá someterse por tanto a un
tratamiento lógico.
Vossler insiste en que el lenguaje es el síntoma del espíritu, no a la inver-
sa. Los órganos de la voz no son idénticos al talento del lenguaje. La esencia
del lenguaje es actividad interior, intuición, primacía de lo psíquico frente a
lo físico. La energeia del lenguaje se adquiere al nacer, se posee, se ejercita y
se educa, pero nunca se aprende. Según Vossler el lenguaje no es una acti-
vidad instintiva, sino un movimiento voluntario, una actividad espiritual. Es
la primera garantía de cultura, el primer acto de libertad y de emancipación
intelectual. Toda lengua, incluso el dialecto más primitivo y salvaje, es lengua
literaria en el auténtico sentido de la palabra. La lengua no es autónoma, sino
el espíritu que la crea, que la forma, mueve y condiciona. El espíritu humano
con sus intuiciones individuales, inagotables, sería la única causa activa de
todas las formas de lenguaje. “La reina absoluta de la Filología es la Estética.
¡Si no fuera así, hace tiempo que yo verdaderamente ya habría colgado los
hábitos de filólogo!”.
Piensa Vossler que el positivismo sabe cómo funciona el engranaje del
lenguaje, pero no se plantea su esencia ni su origen, ocultando este problema
bajo un puente psicológico-asociativo. En el dialecto se avanza con lentitud y
uniformidad. En la lengua literaria, a saltos y de forma poco uniforme, ya que
se producen progresos gracias a la iniciativa individual, a la libertad, que es el
principio de vida espiritual. Vossler propone hablar menos de los dialectos y
más bien del predominio de determinados sonidos. Sigue a Gröber en que “la
no comprensión de una lengua por otra o una comprensión facilitada por la
reflexión son, sin duda, el distintivo de una segunda lengua, y allí donde cesa
la comprensión inmediata de la otra lengua, debido al sonido variante de las
palabras, ahí, se presenta una lengua o un dialecto aparte”.
XXXIV KARL VOSSLER

Dice Vossler que personas de alta intelectualidad del mundo no especiali-


zado han calificado con el título de “especuladores fonéticos” a estos represen-
tantes de la filología que con su “estricto empirismo” creen haber consolidado
una “ciencia autónoma” y les han colgado el epíteto de “estúpidos” que, en este
caso, no es una metáfora ni una ofensa, sino únicamente “el término exacto
que les representa”. Vossler va más allá y niega que los conceptos positivistas
sean conceptos, ya que los considera intuiciones o ideas generales y las defini-
ciones positivistas entiende que son meras descripciones.
En lo que se refiere a la evolución fonética y el significado ofrece Vossler
una profundización en la definición del acento, que muestra como “el alma de
la palabra” en virtud de su carácter íntimo. La palabra acentuada es el espejo
más puro del espíritu e interpretar el acento de una lengua es comprender su
espíritu. Propone que desde el acento se explique toda la evolución fonética.
“Toda la fonética ha de resolverse íntegramente en la teoría del acento”. El
acento es el eslabón entre la Estilística o Estética y la Fonética. Existe un acen-
to prioritario que es el acento artístico o retórico, que es a su vez el acento
interior, intuitivo y estilístico. Todos los demás acentos se resuelven en éste. El
estilo está condicionado por la individualidad del artista y de sus intuiciones. El
acento estilístico es acento individual, uso individual del lenguaje que varía de
un individuo a otro.
Las lenguas románicas tienen una acentuación musical y rítmica. En cam-
bio en la lengua alemana hay una marcación fuerte de los radicales que son los
portadores del pensamiento. La articulación del discurso es más espiritual que
artística, de ahí las complicaciones consonánticas.

El alemán es una lengua más íntima y espiritual y, por ello, en su forma


externa más complicada, arrugada y espinosa. En general, las lenguas románicas
son más sensuales y en su forma externa están trabajadas y armonizadas con más
esmero. En estas, parece como si el espíritu se hubiera condensado y se represen-
tara en la forma. En aquella, que la forma se hubiera evaporado en el espíritu. Allá
los grandes filósofos y moralistas, aquí los grandes artistas.

En último lugar, acerca de la teoría métrica positivista, Vossler afirma


que la métrica habría de disolverse en la Estilística para convertirse en ciencia.
Cuando la fonética o la métrica se apoyan en la filosofía, surgen las leyes fónicas
o las leyes métricas, por eso todas las definiciones positivistas del verso son cien-
tíficamente falsas. Vossler añade que nada hay más peligroso ni ridículo que un
empírico que filosofa; en cambio, el idealismo crítico tiene su mejor apoyo y
garantía en las ciencias empíricas.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXXV

4.3 El sistema Idealista en la ciencia del lenguaje


El déficit en el talento lingüístico y el límite de la individualidad espiri-
tual son el verdadero fundamento del origen de las convenciones lingüísticas,
comunidades lingüísticas y reglas lingüísticas. Cuanto más instruido y civilizado
es un pueblo, más perfecta es su lengua, más clara y segura será su gramática,
más sutil y correctamente matizado su léxico. Así pues, una lengua se realiza
no por pasividad espiritual, sino por actividad. Y precisamente no por activi-
dad individual sino colectiva, es decir, por cooperación. Aquí Vossler da un
paso más. La expresión lingüística se origina por la actividad individual pero
se generaliza cuando otros individuos la acogen, la admiten y la repiten. Unas
veces inconsciente o pasivamente y otras, creativamente, esto es, modificán-
dola, corrigiéndola, atenuándola o reforzándola; en resumen, cooperando en
una actividad colectiva. En el momento o etapa del nacimiento o del progreso
absoluto, la lengua es algo individual y activo. En el momento o etapa de la
estabilidad y fijación es algo pasivo (tanto en cada individuo como en la comu-
nidad). En el momento o etapa del progreso relativo, esto es, como evolución y
no como creación, es actividad espiritual conjunta. Esta es posible sólo cuando
la tendencia espiritual es también colectiva. Asimismo sólo es posible la activi-
dad individual cuando la tendencia es particular y original. La lengua descansa
precisamente en esa alternancia: nos une y nos separa. Porque nos sentimos
semejantes y simpatizamos con nuestro pueblo, nos valemos de su lengua y nos
esforzamos en hablarla de forma clara, correcta, inteligible y sencilla. Porque
nos sentimos personalidades distintas buscamos un lenguaje propio, un estilo
personal y cuanto más exclusivo sea nuestro sentimiento, más audaz, propia,
nueva y compleja será nuestra expresión. El estudio del primer momento pres-
cinde de la posición histórica de la lengua y es puramente estético. El estudio
del segundo momento compara la posición primera con la posterior y, por
consiguiente, es histórico. Pero cuando haya que explicar la transformación, el
progreso y el dinamismo de la lengua, habrá que regresar a la etapa estética o,
como matiza Vossler, a la etapa psicológica.
Con las designaciones de estético e histórico Vossler señala el anverso y
reverso de un mismo procedimiento filológico que, en rigor, solamente pue-
de ser comparatista. Si se compara la forma de expresión lingüística con la
correspondiente intuición psíquica, la consideración final será definitivamente
estética.
5. LA BIBLIOGRAFÍA CITADA EN POSITIVISMO E IDEALISMO

Para aplicar los principios de la estética idealista Vossler hace especial


referencia en Positivismo e Idealismo a la figura y estudios de determinados lin-
güistas o intelectuales que recogemos a continuación. Esta bibliografía que
ahora exponemos se encuentra en el cuerpo central del texto o forma parte de
algunas notas a pie de página.
En el prefacio de la obra aparecen los dos autores a los que Vossler agra-
dece sus principales ideas, Croce (de quien aparte la dedicatoria del libro apa-
recen también diversas referencias a reseñas o artículos de La Crítica, la revista
de literatura, historia y filosofía de la que fuera director el napolitano) y Wil-
helm von Humboldt, de quien adopta la teoría del lenguaje como energeia o
“actividad espiritual individual” que sólo puede ser “despertada” (geweckt) en
el ser humano, “que surge de sí misma con espontaneidad e insuperablemente
libre, pero ligada y dependiente de las naciones a las que pertenece” (Sobre la
diversidad de la estructura del lenguaje).
Tras pedir disculpas a los positivistas, Vossler refuta con apasionamiento sus
principales errores, algunos formulados en este libro a grandes rasgos pero con
gran claridad y convicción y siguiendo la división reconocida de la lingüística.
En 1919 Vossler rechazó definitivamente la cátedra que se le ofrecía en la
Universidad de Berlín para aceptar la de Múnich. Así pues, la cátedra vacante
de Berlín le fue después ofrecida a su colega Eduard Wechssler (1869-1949).
Vossler desgrana cada uno de los argumentos positivistas y desmenuza muchas
observaciones erradas en la obra Gibt es Lautgesetze? (1900) de Wechssler. Para
Vossler la fonética es lo que el método positivista ha trabajado a mayor escala,
por ello ahí se encuentran los grandes errores. El mayor de todos es la creencia
en las “leyes fonéticas”, defendidas con erudición por Wechssler. Éste emplea
el lenguaje diáfano del idealismo pero “se arrastra por los senderos lóbregos
del positivismo”. Vossler tilda de falsa la definición del lenguaje como “movi-
miento de expresión”, la definición del acento y lo que llama las tautologías
(comunidad lingüística, base de articulación, sistema de sonidos, ley fonética).
Wechssler intenta definir el lenguaje “arrimándose” a Humboldt (el lenguaje es
energeia, actividad espiritual), pero Vossler considera que entre ambos hay una
contradicción patente, pues para Wechssler la función psíquica es secundaria y
va por detrás de la función psíco-física. Wechssler menciona a Wilhelm Wundt
y su discípulo Hugo Münsterberg como autoridades en las que apoyarse. Poste-
XXXVI
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXXVII

riormente se produjo otra controversia debido a la confusa reseña conciliatoria


que hizo Wechssler de Positivismo e Idealismo57.
Wilhelm Meyer-Lübke (1861-1936) fue, después de Friedrich Díez, el
representante más importante de la lingüística románica. Catedrático en Viena
y en Bonn, publicó su obra magistral Grammatik der Romanischen Sprachen (1890-
1902) que tuvo un éxito grande hasta la Segunda Guerra Mundial, en parte
debido al método neogramático-positivista empleado, apartando la orientación
teórica y empleando una precisión matemática. Esta gramática se convirtió en
el vademécum de generaciones de romanistas; fue traducida al español en 1914
por Américo Castro58 y reeditada en 1926. Vossler se refiere a esta monumental
Gramática en los primeros capítulos por ser la obra más completa e importante
dentro de su especialidad, en donde se expone, como en una disección ana-
tómica, la división positivista de la lingüística y se refiere también a la famo-
sa Gramática italiana. A juicio de Vossler algunas hipótesis de Meyer-Lübke no
explican gramaticalmente muchos elementos.
No menos riguroso es el método positivista generado en la gran obra
de síntesis de Gustav Gröber, Grundriss der romanischen Philologie (1888), quien
mantuvo correspondencia con el español Milá y Fontanals. Durante el periodo
de estudiante en Estrasburgo, Vossler se sintió especialmente atraído por los
ejercicios sobre sintaxis francesa que organizaba entonces su estimado profesor
Gröber en el Seminario de Románicas. Sobre el profesor existen unas notas
en la relación epistolar con Croce, en las cuales se menciona que ya en 1899
Vossler le indicó al napolitano que sería oportuno poner en circulación las teo-
rías de Gröber para que se discutieran y no desaparecieran en el anonimato. En
1903 Croce alude a la claridad y nitidez conceptual en Gröber. En otros lugares
de la correspondencia aparece Vossler con una aportación sobre el estilo de
Cellini, específicamente en la miscelánea de homenaje a Gröber de 1899. Tam-
bién menciona los mapas diseñados por Suchier, que aparecen en el anexo de
la obra de Gröber y cita el artículo en el homenaje a Ancoli.
De gran interés es la reseña (Besprechung) a la obra de Vossler de
Otmar Dittrich, asimismo catedrático de Lingüística y Filosofía en la Universi-
dad de Leipzig, publicada en la revista editada por Gröber Romanische Philologie
(1906)59. En ella se formula a lo largo de diez páginas una crítica ácida pero

57  Cf. reseña de Wechssler en: Literarisches Zentralblatt für Deutschland, Leipzig, 21 de ene-
ro (1905), pp. 137-140.
58  Cf. Wilhelm Meyer-Lübke, Introducción al estudio de la lingüística romance, trad. de Amé-

rico Castro, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1914.


59  O. Dittrich, “Besprechungen”, Sonderabdruck, Zeitschrift für Romanische Philologie, vol.

30, ed. Gustav Gröber, Halle, Max Niemeyer, 1906, pp. 472-484. Tras la reseña de Positivismus
und Idealismus se encuentra la reseña a Wundt por Völkerpsychologie.
XXXVIII KARL VOSSLER

muy cortés con Croce. Vossler aparece sólo en la primera y en la última página.
En esta interesante recensión de Positivismus und Idealismus se considera brusco
el tono empleado por Vossler; se le reprocha su subordinación a la estética de
Croce. El joven profesor Diettrich, que acaba de habilitarse, acusa a Vossler de
haberse dejado convencer, de apropiarse de las teorías de Croce y de no haber
expuesto en toda la obra una opinión desviada, contraria o una crítica a Croce.
Por ello, en el epílogo, se consideran los fundamentos teóricos de las refor-
madoras declaraciones lingüísticas como demasiado arriesgadas (bedenklich)
y vacilantes (schwankend). Si bien Diettrich reconoce la energía dedicada por
Vossler a la investigación del significado y de la fonética, una disciplina aban-
donada por la que Vossler rompe una lanza, y la atención singular que brinda a
los problemas ontogenéticos. El cuerpo de la reseña se dedica expresamente a
criticar la determinación conceptual empleada por Croce. Destaca la galería de
antepasados (Ahnenreihe) en los que se fundamentan las ideas de Croce y afirma
que se trata de teorías psicológicas y de valores ya superadas que Croce utiliza y
Vossler hereda y acepta: Vico, Schleiermacher, Humboldt, De Sanctis, Konrad
Fiedler, Steinthal. La crítica a la constelación terminológica se inicia en los
conceptos esenciales de Estética y Lingüística, para los que apunta la necesidad
de coordenadas psicológicas modernas, en referencia a sí mismo (Grundzüge
der Sprachpsychologie, 1904, y Die Grenzen der Sprachwissenschaft, 1905) o a Wundt
con el concepto central de “apercepción”. De interés es el elenco de términos
especializados que Croce emplea y que Diettrich considera de cuño aristotélico
y no suficientemente modernos: expresión (Ausdruck), sentimiento (sinnliches
Gefühl), formación espiritual (geistige Formung), psique (Seele), espíritu (Geist),
hecho psíquico (seelische, psychische Tatsache), emociones, afectos y pasiones
(Gemütsbewegungen, Affekten, Leidenschaften), impresiones (Eindrücke), el hom-
bre en cuanto animal y el hombre en cuanto hombre, la actividad espiritual
(geistige Aktivität), sensaciones (Empfindungen), el sentimiento como un tipo de
sexto sentido, materia informe (ungeformtes Material), la claridad del espíritu
contemplativo (zur Klarheit des anschauenden Geistes), la intuición (Anschauung o
anschauliche Erkenntnis), representación (Vorstellung), la actividad espiritual, la
síntesis espiritual (geistige Synthese), el hecho estético (ästhetische Tatbestand), el
placer estético (ästhetischer Wohlgefallen), los sueños, tonos, movimientos, la idea
de que cada hombre es un artista (homo nascitur poeta), etc.
En la obra de Hermann Osthoff sobre la naturaleza supletiva se estudia el
cambio flexivo o la formación de las palabras. Vossler hace varias veces autocrí-
tica en su estudio sobre la Vita de Cellini al comparar los trabajos de Gröber y
Osthoff, quienes de alguna manera intentan dar un nuevo sentido a las reglas
lingüísticas. La idea fundamental de la teoría de Gröber era similar a la del tra-
bajo de Osthoff, que por cierto entonces todavía no se había publicado.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XXXIX

También utiliza ejemplos de Alfred Risop sobre el parentesco concep-


tual y la evolución del lenguaje en sus analogías y nivelaciones y desestima la
división entre significación léxica y acento. Cita la fonética de Eduard Sievers
(Grundzüge der Phonetik, 1901), de quien critica el término “base de articula-
ción” y lleva su argumento hasta el absurdo cuando afirma con gran ironía que
“el cambio fonético debe caer sobre nosotros como un poder superior, como
una epidemia, algo así como un contagio bucal”.
Vossler ejemplifica reglas y excepciones desde la consideración idealista y
estilística aplicada por Adolf Tobler y Heinrich Morf, ambos expertos en sinta-
xis francesa. Alaba en Karl Jaberg y Johann Stöcklein las investigaciones sobre
evolución del significado y semántica. Sobre todo aplaude a Fritz Neumann
dentro de la lingüística románica por haber realizado un avance enérgico y
penetrante con su ensayo sobre algunas formas dobles de oración de la lengua
francesa. Impugna la tesis de Hermann Paul en Prinzipien der Sprachgeschichte
(1860), obra que ha seguido reeditándose hasta su décima vez en 1995. Como
es sabido, Paul es también autor de una excelente Deutsche Grammatik (1916-
1920) y de un Deutsches Wörterbuch (1897). Observa los cambios fonéticos en los
dialectos sicilianos de la mano de Heinrich Schneegans. Sigue la más reciente y
extensa interpretación de Kastner sobre la estructura métrica (Versbau) france-
sa. Cita a Gaston Paris: “el acento es el alma de la palabra”. Utiliza ejemplos de
Franz Saran, Karl Bücher y Samson-Himmelstjerna.
Entre los más recientes ensayos de especialización idealista Vossler subra-
ya que merece destacarse el estudio de Maurice Grammont (1903-1904). Ilustra
algunos de sus más bellos ejemplos con referencias a Lessing y poemas de Schi-
ller y Goethe. Se refiere a Jacob Burckhardt cuando dice que “no es casualidad
que el mismo pueblo que otorgó al pronombre posesivo un valor de adjetivo,
protagonizara antes que ningún otro pueblo de Europa “el descubrimiento del
individuo”. Finaliza recordando un pasaje del Fundamento de toda la Doctrina de
la Ciencia (1794) de Fichte.
Vossler es contemporáneo de otros grandes especialistas, catedráticos
como él, de quienes ha estudiado su obra, aunque no los menciona expre-
samente o a algunos muy brevemente, como es el caso de Wilhelm Wundt
(1832-1920), autor de Volkspsychologie60, obra en la que se ridiculiza la teoría
del origen del lenguaje de Wilhelm von Humboldt y la denomina “extravagan-
cia romántica”61. Según Vossler, Wundt confundió sobremanera en la primera
década del siglo XX a los lingüistas. Tuvo muchos discípulos como Hugo Müns-
60  W. Wundt, Völkerpsychologie. Eine Untersuchung der Entwicklungsgesetze von Sprache, Mythos

und Sitte, vol. I, Die Sprache, Leipzig, W. Engelmann, 1904.


61  Carta de Croce a Vossler, en Perugia, 14 de septiembre de 1902. Cf. Epistolario, ed.

cit., p. 33.
XL KARL VOSSLER

terberg y seguidores como Franz Boas y el estructuralista Edward Sapir. Otros


contemporáneos a los que en este breve ensayo no se refiere directamente son
Otto Behaguel (1854-1936), catedrático en Giessen y autor de la excelente Ges-
chichte der deutschen Sprache (1928) y la fundamental Deutsche Syntax (1923-1932),
y Ludwig Sütterlin, catedrático en Heidelberg y Freiburg, autor de Die deutsche
Sprache der Gegenwart (1900), si bien en la correspondencia epistolar se mencio-
nan otros muchos autores, desde Spingarn, Curtius y Vischer hasta Spranger
o Max Weber, que no aparecen citados en esta concreta obra lingüística de
juventud.
6. POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CORRESPONDENCIA
DE VOSSLER CON CROCE

A lo largo de 1904 y 1905 se hallan varias referencias a Positivismo e Idealis-


mo en la correspondencia de Vossler con Croce. Sobre esta relación epistolar y
la cuestión lingüística existe una conferencia de Giacomo Devoto en la Acade-
mia de Ciencias de Baviera, en 196862.
En el legado de Karl Vossler en la Biblioteca Bayerische Staats- und Univer-
sitätsbibliothek de Múnich hemos encontrado una postal y una carta de B. Croce
dirigidas a K. Vossler, que contienen ideas sobre la publicación de la obra Positi-
vismo e Idealismo en la Ciencia del Lenguaje. Por ello transcribimos a continuación
los textos traducidos al castellano por Elsa Manassero, en Buenos Aires, 195663
y de alguna manera, actualizados en su estilo.
El primer documento que se presenta es una tarjeta al uso de la revista La
Critica, empleada por B. Croce, en color verdoso, en donde consta la dirección
completa de la sede de la revista. Va dirigida al Prof. Karl Vossler en Heidelberg
(Zähringerstrasse, 10) y lleva la fecha de llegada a la oficina postal de Heide-
lberg, de 13 de agosto de 1904, de ahí que esa sea la fecha adjudicada a esta
postal en la bibliografía, aunque evidentemente la fecha de redacción y envío
ha de ser anterior. No es legible la fecha de expedición de la posta italiana. En
el reverso de la tarjeta aparece el siguiente texto:

(…), desgraciadamente he debido retardar aproximadamente un mes mi partida


para Perugia a causa de una grave enfermedad de mi hermano que me ha tenido
en gran angustia. Pero ahora que está convaleciente, espero ir a Perugia. He reci-
bido y también leído las varias cosas que me ha enviado, y los dos artículos sobre
Petrarca, que me parecieron muy bien logrados. El opúsculo de Trötsch lo leeré
en Perugia. Me complace que haya elegido un tema tan hermoso de filosofía del
lenguaje, y estoy seguro que hará una cosa bella y útil. Tampoco a mí me pareció
de mucho relieve el artículo de Lollis. (…).

62  Giacomo Devoto, Vossler und Croce. Ein Kapitel aus der Geschichte der Sprachwissenschaft,

Bayerische Akademie der Wissenschaften, Munich, 1968.


63  Epistolario Croce-Vossler (1899-1949), prólogo de Guerardo Marone, versión castellana

de Elsa Manassero, Edt. Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1956.


XLI
XLII KARL VOSSLER

Figura 1 y 2. Postal dirigida por B. Croce a K. Vossler en Heidelberg (Zähringerstrasse,


10). Lleva la fecha de llegada a la oficina postal de Heidelberg, de 13 de
agosto de 1904. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de
Múnich, Sección de Manuscritos y Documentos raros.
Ana 350.12A. Croce, Benedetto.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XLIII

En este legado no se conservan las cartas dirigidas a Croce, pero copiamos


a continuación la respuesta que se conserva de Vossler a Croce desde Heidel-
berg el 20 de noviembre de 1904.

(…) Muchas gracias por la amable idea de haber enviado aquella traducción que
compendia mi articulito sobre los orígenes, pues, de otro modo, por cierto, habría
pasado inadvertida. Agradecería gustosamente al autor si conociese su dirección.
El ser divulgado resulta siempre grato. Mi librito sobre el positivismo e idealismo
en la ciencia del lenguaje se terminó de imprimir hace ya tiempo y espero de un
día para otro la publicación. Se entiende que le mandaré enseguida un ejemplar.
Ha salido ahora otro pequeño volumen, no muy concluyente, sobre la Lautge-
setzfrage: Eugen Herzog, Streitfragen der Romanische Philologie, Halle, Niemeyer, 1904,
del cual desgraciadamente no he podido ocuparme ahora en mi librito. Ahora me
ocupo de relatos franceses. (…).

El siguiente documento fechado en Nápoles, el 25 de noviembre de 1904,


es una carta de cuatro páginas, también destinada a Vossler.

(…) Su librito me ha colmado de alegría, porque mientras la dedicatoria (que


también ha sido una sorpresa) ha confirmado su afecto por mí, su contenido me
ha hecho experimentar ese sentimiento de fraternidad intelectual que falta en
muchas amistades y también en muchas fraternidades. Lo he leído nada más reci-
birlo, empleando varias horas seguidas; y he admirado la seguridad de las ideas,
la claridad de los ejemplos, la riqueza del contenido, la entonación justa y per-
suasiva. Creo que será un escrito destinado a tener un efecto grande sobre los
estudios lingüísticos. Espero que también en Italia sea divulgado pronto y ya voy
aconsejándolo y difundiéndolo. Vea si puede hacerle llegar un ejemplar a Parodi,
que es de los pocos preparados para entenderlo. Y, entre aquellos que no pueden
entenderlo, pero que igualmente deberían recibir la sacudida violenta de su pen-
samiento, no olvide a D’Ovidio. Yo escribiré extensamente sobre su trabajo en La
Critica. No en el fascículo de enero, que ya está en imprenta, sino seguramente en
el de marzo o, a más tardar, en el tercero del año 1905. Ahora sería largo decirle
todas las cosas que me han gustado, pero las pondré de relieve en la reseña. Pensa-
ba que sería el momento de preparar una traducción italiana del librito. Yo podría
proponérsela a algún editor y encargarla a algún joven experto en italiano y en
alemán. Dígame qué le parece. El editor Laterza, que a menudo acude a mí para
consejos, creo que aceptaría sin dificultad. Es decir, la dificultad es una sola: que
como él está publicando una biblioteca (donde van a aparecer ahora el libro de
Spingarn y otro de Novati), su librito resultaría un poco pequeño. ¿No podría, en
algún caso, agregarle como apéndice algún escrito suyo que tenga conexión con
el artículo tratado? De esto escríbame cuando le sea oportuno. Entretanto reciba
mi mayor agradecimiento. (…).
XLIV KARL VOSSLER
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XLV

Figura 3, 4 y 5. Carta de B. Croce a K. Vossler de 25 de noviembre de 1904. Legado de K.


Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich, Sección de Manuscritos
y Documentos raros. Ana 350.12A. Croce, Benedetto.

En las cartas, Vossler manifiesta desde el principio que está ocupado con
un trabajo de investigación en el que quiere lograr acercar y hacer apeteci-
ble las consecuencias inevitables de su Estética a los especialistas en gramática.
Realmente Vossler quería proveer sus consideraciones metodológicas con un
rico aparato de ejemplos típicos que fueran de utilidad a los especialistas.

Me place que mi librito no le haya parecido indigno sino incluso digno


de ser traducido. Para agrandarlo sin ponerle estopa hay diversos modos, de los
cuales el mejor es: esperar. Muchos colegas alemanes, que están de acuerdo con
mis ideas, me han aconsejado elaborar también en los puntos particulares las rela-
ciones entre estilística y fonología. Aquí ciertamente está el punto capital, y que
será también probablemente también el primero en ser atacado por los propugna-
dores del Lautgesetzt. De modo que, quieras que no, me encuentro empeñado de
XLVI KARL VOSSLER

lleno en una serie de investigaciones fonológicas. De ellas podría salir otro librito
que se agregaría a éste como segunda parte64.

Mientras que Vossler espera “impaciente” la publicación del librito


(Büchlein) ha aparecido otro pequeño volumen, no muy concluyente de Eugen
Herzog (ein weiteres, etwas nichtssagendes Büchlein), sobre la cuestión de las leyes
fonéticas, al que Vossler no ha podido aludir en esta obra por estar ya en
imprenta. De todas formas es conocida la polémica posterior de Herzog con
Vossler. En el legado de Vossler en la Bayerische Staats- und Universitätsbibliothek
se halla el artículo anotado personalmente a lápiz por Vossler en donde queda
constancia de esta disputa.
Positivismo e Idealismo, como hemos subrayado, está dedicado a Croce, y en
letras capitales. En cartas le anuncia el librito y le promete un ejemplar. Con el
regalo entre las manos, Croce aprecia esa deferencia, que fue toda una sorpre-
sa. Debió de alegrarle enormemente que Vosler hubiera escogido un tema de
filosofía del lenguaje “tan bello y útil”. Sus primeras palabras fueron de admi-
ración y valoración por la seguridad de ideas y pensamientos de Vossler, por la
claridad de los ejemplos, la riqueza de los contenidos y el tono justo, correcto
y convincente. Le vaticina que el escrito tendrá repercusión: “creo que será un
escrito destinado a tener un efecto grande sobre los estudios lingüísticos“.
Vossler le propone que redacte una recensión en su revista La Crítica,
en 1905, para su mejor difusión en lengua italiana, y Croce a su vez le sugie-
re varias direcciones de colegas italianos a quienes interesaría directamente el
tema y otros que posiblemente disentirían, pero a los que, sin duda, les intere-
saría recibir el librito.
En enero de 1905 Vossler envía a Croce una reseña “bastante confusa”
que Wechsler ha realizado sobre el libro, a la que no quiere responder de inme-
diato pues prefiere que Croce “ponga las cosas en su sitio”. Un mes después
Croce le responde que, tras haber leído la reseña de Wechssler, le parece que es
un poco ambiguo en sus demostraciones y que sus argumentos son muy débiles
o que los defiende con poca convicción e incluso al final de la reseña Wechssler
hace como un intento de reconciliación. Finalmente, en 1905, se publica la
reseña de Croce sobra la obrita en La Critica, como ya se explicó anteriormente.

Muchísimas gracias por la hermosa reseña que ha escrito sobre mi librito. Le agra-
dezco especialmente las observaciones contra la crítica de Wechssler. Justísima su observa-
ción del final. El término “estético-histórico” está mal elegido, puesto que en la segunda
parte Wechssler no agrega nada a la primera. He tomado la palabra “histórico” en un
sentido sencillo y popular. Podía decir naturalista o evolucionista. Tiene razón también en
64  Carta de Vossler a Croce, en Heidelberg, a 8 de diciembre de 1904. Cf. Epistolario, ed.

cit., p. 52.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE XLVII

poner la categoría de los homónimos entre las cosas inexistentes, aunque yo en mi librito
haya omitido hacerlo. Volveré más tarde sobre este punto para mostrar cómo a la infinita
variedad de intuiciones individuales corresponde una infinita variabilidad articulatoria
o fónica. Mi reseña del libro de Samson Himmelstjerna (Rhythmik-Studien, Riga, 1904) es
anterior a mi librito. 65

Para la traducción de Positivismo e Idealismo al italiano hubo un fecundo


intercambio de ideas. El traductor que Croce le propone es el joven Alfredo
Gargiulo, que habla bien alemán, ha estudiado filosofía y va a menudo por
su casa. Croce incluso podría revisar personalmente la traducción. También
el italiano Trabalza escribió para pedir este encargo de traducción, porque le
interesaba hacer una publicación o porque le interesaba el contenido, pero el
problema era que Trabalza no podría traducir el texto pues no sabía alemán,
aunque quizás contemplara la posibilidad de un trabajo conjunto con Croce.
Vossler continua reuniendo material sobre evolución fonética para una
posible continuación de Positivismus und Idealismus. Diferentes profesores ale-
manes de Lingüística y de Filosofía han avalado por carta completamente sus
teorías aunque, según Vossler, realmente son pocos los que se dedican o saben
de este tema.
Vossler da a entender que Wilhelm Wundt con sus dos gruesos volúmenes
de Völkerpsychologe ha confundido todo y a todos y, entretanto, su librito se ha
convertido metafóricamente en una vox clamantis in deserto. Luigi Ceci, profesor
en la Universidad de Roma, amenaza con artículos contra Vossler y Croce, pero
se trata sencillamente de un hombre de ingenio y por eso la respuesta de ambos
es confiada y optimista, “podremos leerlo con placer”. Croce comenta que las
reseñas hechas hasta ese momento a Positivismo e Idealismo no tienen gran valor
ni son sustancialmente interesantes66.

En el viaje de regreso de Nápoles a Roma he pensado un poco en las líneas


generales de la continuación de mi Positivismus und Idealismus, y he encontrado
al menos el título del nuevo trabajo lingüístico Y haber encontrado el título quie-
re decir, en este caso, haber encontrado el expediente principal, el núcleo del
asunto. El título será Die Sprache als Schöpfung und Entwicklung. Así espero hacer
un librito que se podrá disponer orgánicamente junto al primero, formando una
especie de continuación e ilustración particularizada del mismo67.

65  B. Croce, “Positivismus und Idealismus in der Sprachwissenschaft”, La Crítica, 20

marzo (1905), pp. 150-153. Existe otra temprana recensión, de 1906, en la revista Zeitschrift für
Romanische Philologie, 30, pp. 472-484. Son las únicas reseñas que Vossler guardó entre sus mate-
riales de trabajo y se encuentran en su legado.
66  Carta de Croce a Vossler, 12 de septiembre de 1908. Cf. Epistolario, ed. cit., p. 96.
67  Carta de Vossler a Croce, en Roma, a 24 de abril de 1905. Ibid., p. 56.
XLVIII KARL VOSSLER

El intercambio de ideas, artículos y libros entre ambos y las continuas ini-


ciativas se convierten en una forma de impulso mutuo. “Gracias por su Lógica,
que me llega muy oportunamente, ya que hace pocas semanas he terminado
un análisis lógico del concepto de la Entwicklungsgeschichte y de la Historia, que
servirá de introducción a mi trabajo”68. “Mi breve introducción gnoseológica
sobre el concepto de la evolución con que encabezo mi nuevo trabajo, empal-
ma perfectamente con su Lógica. (…). Mi trabajo está casi terminado y saldrá
en octubre”69. Así se inicia una de las cartas, que refleja la hondura de la rela-
ción singular de estos dos hombres ante la invasión positivista en Europa y la
aparición del segundo librito de 1905, El lenguaje como creación y evolución (Spra-
che als Schöpfung und Entwicklung).

Gracias por el nuevo libro. Pasé todo el día de ayer en compañía de usted,
leyéndolo con mucha atención. He admirado en especial la segunda parte del
libro por la justeza y penetración de las polémicas y por los excelentes análisis que
se aducen como ejemplo. También la tercera parte tiene observaciones polémicas
muy buenas contra Wundt, Wechssler, etc. Y un ensayo importante de historia de
la lengua francesa. Muchas páginas las he releído con viva admiración y deleite. Lo
que no me convence del todo es la primera parte, o sea, la introducción. Me pare-
ce que usted no ha definido el concepto de historia con exactitud y, tal vez, la obra
de Rickert ha ejercido sobre usted, para esta parte, una influencia no benéfica.
(…) Yo creo que lo que importa es 1) dilucidar cada vez mejor la nueva filosofía
del lenguaje (estética) para destronar la psicología del lenguaje; 2) difundir una
nueva crítica (historia) que estudie las obras literarias y por consiguiente el estilo,
la lengua, etc. de acuerdo con la enunciada filosofía70.

En 1940 Vossler le escribe a Croce lo siguiente desde Múnich.

En cuanto a una reedición de Positivismus und Idealismus, no sé qué hacer.


La edición alemana está agotada desde hace muchos años. Laterza, por mí, es
dueño de hacer una reimpresión, si lo juzgas oportuno; pero dices bien que con-
vendría ponerlo al corriente de la lingüística actual, la que más que una corriente
me parece un charco. Por ahora, no puedo pensar en una reelaboración, estando
como estoy ocupado en otros trabajos que me interesan más. Si conoces a un joven
lingüista con la preparación filosófica necesaria, que tenga ganas de remozar mi
librito, que lo haga. Si no, es mejor esperar tiempos más favorables71.

68  Carta de Vossler a Croce, en Heidelberg, a 3 de junio de 1905. Ibid., p. 57


69  Carta de Vossler a Croce, en Heidelberg, a 11 de julio de 1905. Ibid., p. 58
70  Carta de Croce a Vossler, fechada en Nápoles, 14 de septiembre de 1905. Ibid., pp.

58-60.
71  Carta de Vossler a Croce, Múnich, 20 de marzo de 1940. Ibid., pp. 293-294.
7. SOBRE LA TRADUCCIÓN

Vossler se sirve de un lenguaje vivo, rápido y directo. La redacción, ya lo


dijimos, es clara pero también apasionada (¡natürlich nicht!). Podríamos decir
que el “librito” está redactado con un sentido apelativo. El lector se siente invi-
tado a debatir y responder como interlocutor a numerosas interrogantes y a
reflexionar sobre sus exclamaciones. El autor se sirve frecuentemente de fra-
ses cortas como medio de agilizar sus argumentos de controversia con el ya
emergido positivismo lingüístico radical. La abundancia de nexos que emplea
facilita la exposición de sus ideas y la lógica comprensión del discurso. En fin,
el ensayo está redactado como una corriente, un río de ideas, a la espera de
prontas respuestas.
Es preciso referirse a la versión atinada que en 1929 realizó el traductor
José Francisco Pastor, buen conocedor de los entresijos de la lengua alemana,
quien supo entender el mensaje de Vossler y reflejarlo mediante soluciones de
gran creatividad y originalidad72. Este joven filólogo español, germanista, había
sido becado por el Centro de Estudios Históricos para una estancia en Heidel-
berg que aprovechó entre otras cosas para traducir esta obra. En 1931 publicó
el texto divulgativo Weltanschauung und geistiges Leben in Spanien73.
Nuestra traducción es original y ha intentado actualizar el texto con reso-
luciones destinadas a la reubicación de Vossler en la actual situación del siglo
XXI. Se trata de que el mensaje vossleriano resulte más accesible, y toda vez
que esperamos haber disuelto los pequeños errores e imprecisiones existentes.
Por supuesto, nuestra traducción sigue la disposición original de capítu-
los que realiza Vossler en la primera edición (Heidelberg, 1904)74, cosa que no
hizo Pastor, el referido traductor. Hemos mantenido, pues, la disposición de
los cuatro capítulos, siendo que el tercero divide los argumentos positivistas en
teoría de la flexión (Flexionslehre) o ámbito de las desinencias flexivas, de la fun-
ción de los sufijos (morfología), formación léxica o lexicología (Wortbildung,
Wortlehre), sintaxis (Satzlehre) o teoría de las relaciones de las palabras entre sí,

72 Karl Vossler, Positivismo e Idealismo en la Lingüística, trad. de José Francisco Pastor,

Madrid-Buenos Aires, Edt. Poblet, 1929.


73  José Francisco Pastor, Weltanschauung und geistiges Leben in Spanien, Neuer Breslauer

Verlag, 1931.
74  Karl Voβler, Positivismus und Idealismus in der Sprachwissenschaft. Eine sprach-philosophi-

sche Untersuchung, Heidelberg, Carl Winter’s Universitätsbuchhandlung, 1904.


XLIX
L KARL VOSSLER

semántica o teoría del significado (Bedeutungslehre), fonética (Lautlehre) y leyes


fonéticas (Lautgesetz), cambio fonético (Lautwandel) y significado (Bedeutung),
teoría del acento (Accentlehre) y métrica (Verslehre).
En el texto se han dejado entre paréntesis algunos términos en alemán
que enriquecen la comprensión del mismo, lo embellecen o lo matizan. En
algunos casos se trata de conceptos metodológicos; en otros, de terminología
lingüística al uso a principios del siglo XX y, en algunos otros casos, se ha dejado
el original en virtud de la actualidad del planteamiento como en este ejemplo
que sigue: “sólo en virtud de su carácter estético la lingüística se asocia a las
Ciencias de la Cultura (Kulturwissenschaften)”. Términos importantes pero de
fácil identificación, como Ästhetik o Stilistik, no ha sido necesario reiterarlos
entre paréntesis en alemán.
Es preciso referirnos al uso de determinados términos básicos en la obra.
Se ha traducido el término Sprachlehre como “Lingüística”, también como “teo-
ría de la lingüística” y el término Sprachwissenschaft como “ciencia del lengua-
je”. Vossler define a los lingüistas como Sprachforscher y a los filólogos como los
Vertreter der Philologie y cuando se refiere a la escuela positivista la denomina
positivistische Richtung o positivistische Anschauung, en el sentido de tendencia u
orientación, positivistische Philologie en cuanto al positivismo radical en contra-
posición con la “lingüística idealista” y “pseudociencia” (Afterwissenschaft).
Los sustantivos sprechendes Individuum, Individualität, Sprecher, Sprechende,
sprechende Menschen o Sprachpublikum y el gerundivo sprachschöpfenden Indivi-
duums se utilizan de forma repetida como el “hablante” o “quien habla”, en el
contexto de que la comunicación es una acción recíproca y creativa. Mensch o
menschlich siempre se ha traducido como “persona”, “hombre” o relativo al ser
humano. Los adjetivos geistig y schöpferisch se han traducido en el sentido de
“espiritual” y no “intelectual” ni “mental”, para circunscribirnos al mensaje de
Vossler como “creativo”. Asimismo el uso de Sprachgeist como “espíritu del len-
guaje”, schaffender Sprachgeist como “espíritu creador del lenguaje” y Geistesart
como “personalidad”, son algunos de los compuestos más comunes. La lengua
literaria aparece en sus dimensiones de Schriftsprache y Kultursprache.
Cuando Vossler se refiere directamente al lenguaje emplea los términos
Rede, Sprechen, Sprache e Idiom, este último sólo como idioma extranjero. En
primer lugar el término Rede lo aplica Vossler en el sentido del “lenguaje vivo”,
“río del lenguaje”, “lenguaje como actividad del espíritu individual”, “lengua-
je en su unidad natural” y como “discurso”. El término Sprechen adquiere la
dimensión de “capacidad continua de hablar” (fortgesetztes Sprechen) o “repe-
tir” (Nachsprechen), como capacidad del “lenguaje” en el contexto de creación
espiritual (Sprechen ist eine geistige Schöpfung) y en la definición de que “todo
lenguaje es alógico”. Sprechweise o Redeweise se han traducido como “modo de
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LI

expresión” o “manera de hablar”. En tercer lugar, Humboldt emplea en su


género conjunto para la definición de lenguaje el término Sprache. Junto a la
lengua natural (naturgemäße Sprache) y a la palabra (das Gesprochene), el término
se ha traducido siempre como lenguaje y alguna vez como lengua. Aparecen en
el texto un gran repertorio de compuestos: la generalidad de la vida lingüística
(Sprachleben), el talento lingüístico (Sprachbegabung), las comunidades lingüísti-
cas (Sprachgemeinschaften), la evolución lingüística (Sprachentwicklung) y las leyes
lingüísticas (Sprachgesetze). Se refiere a los órganos vocales o fonadores como
Sprachwerkzeuge. El uso lingüístico es el Sprachgebrauch, la capacidad o facultad
lingüística es el Sprachvermögen, mientras que la Anschauungsvermögen es la inte-
ligencia o capacidad intuitiva y la Begriffsvermögen la facultad intelectiva. Ans-
chauung se traduce como escuela, ideas e intuición, dependiendo del contexto.
Alguna vez Betrachtung se ha tenido que traducir como “investigación”,
otras como “estudio” y otras veces como “consideración”. Vorstellung se ha tra-
ducido como “idea”, “imagen” o “representación”; Vorstellungsbilder como imá-
genes de ideas y Erscheinung como fenómeno y apariencia, adaptándolos al
contexto. Otros términos importantes que incorpora Vossler a su discurso son
Gestalt como configuración, Gliederung como organización y estructura, Ausglei-
chung como analogía, y angeglichen como analógico, de la misma manera que
analoge y analogisch.
Dentro de cada una de las ramas en que se clasifica la lingüística a prin-
cipios del siglo XX aparece una terminología especializada que no recogemos
aquí exhaustivamente, así los casos de cambio semántico (Bedeutungswandel),
movimientos de significado (Bedeutungsverschiebungen), transmisión de signifi-
cado (Bedeutungsübertragung), etc.
Vossler emplea en varios momentos la definición central de lenguaje de
Wilhelm von Humboldt, y en una de sus citas la expone textualmente, que nos
ha parecido oportuno dejarla entre paréntesis como en el original. “El lenguaje
no es una obra (Ergon) sino actividad (Energeia)”, por todo ello su verdadera
definición sólo puede ser genética. “El lenguaje es precisamente el trabajo del
espíritu repetido eternamente (ewig wiederholende Arbeit des Geistes), que capacita
el sonido articulado como expresión del pensamiento (den artikulierten Laut
zum Ausdruck des Gedankens fähig zu machen)”.
Entre las dificultades halladas haremos constatar la existencia de térmi-
nos, pocos, o de algunas frases, muy breves, que eran complicadas y que incluso
se encontraban sin traducir en la versión de Pastor. Nos referimos a la “percep-
ción unimodal (eingipfeligkeit) y bimodal (zweigipfeligkeit)” o el término Satzglied.
A veces, en la primera traducción de 1929, no se traducen frases sencillas, o
bien el traductor las cambia de lugar; otras veces las traduce con poca fideli-
dad. Salvadas estas dificultades, el texto vossleriano se ofrece aquí limpio y en
LII KARL VOSSLER

plena integridad. Por lo demás, para la definición del lenguaje en Humboldt se


hace referencia al texto vertido al español por Ana Agud (1990), como queda
indicado en la Nota del traductor; y para la cita de Fichte, en la conclusión
final del texto vossleriano, se ha seguido la traducción de Juan Cruz (2005).
La bibliografía que Vossler cita se ha completado en la medida de lo posible,
gracias, todo sea dicho, a la biblioteca de la Universidad de Dresde (Sächsische
Landesbibliothek- Staats- und Universitätsbibliothek Dresden, SLUB).
8. EL MANUSCRITO

El manuscrito de Positivismo e Idealismo en la Ciencia del Lenguaje se encuen-


tra en un legajo en la Bayerische Staats-Universitätsbibliothek de Múnich, atado con
un viejo cordel, y carece de título. Tiene tres diferentes cifras de paginación.
Una, a lápiz, es la realizada por la biblioteca y probablemente corresponde
al orden en el que fueron halladas las páginas. Las otras dos numeraciones
se corresponden con la designación a tinta de Vossler. La numeración de la
derecha parece ser la primera que realizó; la de la izquierda correspondería a
la ordenación de los capítulos, al intercambio de éstos entre un lugar u otro, si
bien es preciso decir que ese orden de capítulos no es el que finalmente quedó
fijado por la edición impresa en 1904.
El papel utilizado por Vossler consiste en recortes de hojas ya usadas o
“en sucio”, correspondientes a impresos por una carilla de la Universidad de
Heidelberg. Estas hojas fueron recortadas manualmente y manuscritas sin ape-
nas márgenes. El manuscrito hace patente que el original primigenio era más
extenso de contenido que la versión última entregada a imprenta. De hecho,
numerosos ejemplos utilizados en manuscrito no aparecen en la versión impre-
sa. También sucede que anotaciones aparecen a veces al pie de página y otras
en hojas aparte, numeradas. En realidad la estructura del libro se distingue a
duras penas salvo en la numeración de la primera y segunda parte. Los subca-
pítulos no aparecen comúnmente como tales. El manuscrito sin duda debió
redactarse con mucha intensidad y de forma fluida, pues además presenta esca-
sas correcciones. En el interior se conservan unas páginas originales arrancadas
de un libro dedicado la lengua francesa, del cual utilizó varios ejemplos. A todo
esto hay que añadir que la caligrafía de Vossler, como puede apreciarse en las
páginas que reproducimos, es de trazo seguro y amplio pero no de fácil lectura.
En la Biblioteca antes referida he tenido acceso a una parte impor-
tante del legado de Vossler y, en particular, a la correspondencia de Croce con
Vossler iniciada a fines del siglo XIX y que se encuentra en italiano. Algunas de
las cartas enviadas por Vossler están desaparecidas; en la mayoría de los casos
se trata de postales o tarjetas del correo italiano que sugieren un intercambio
continuo de ideas y apreciaciones a propósito de la marcha de la investigación
y los proyectos editoriales. Según ya dijimos, el grueso de la correspondencia
entre Croce y Vossler se publicó en italiano en 1951 (Carteggio Croce-Vossler).
En alemán se publicó en 1955 en traducción de su hijo Otto Vossler y provista
LIII
LIV KARL VOSSLER

de un prólogo75. La traducción española, de 1956, es la que aparece citada en


nuestro Estudio. Reproducimos dos de las postales en que Croce da concreta
referencia del libro Positivismo e Idealismo76 (véase arriba nuestra página XLII).

75  Briefwechsel Benedetto Croce-Karl Vossler, traducción al alemán y prefacio de Otto Vossler,

Frankfurt am Main, Suhrkamp Verlag, 1955.


76  Epistolario Croce-Vossler (1899-1949), prólogo de Guerardo Marone, versión castellana

de Elsa Manassero, Buenos Aires, Edt. Guillermo Kraft, 1956.


9. ALGUNOS ESCRITOS DE VOSSLER

Como afirma Varela77, Vossler se mantuvo permanentemente fiel a sus


viejos principios y preferencias por la monografía y por el estudio de la poe-
sía. Una luminosa aplicación de las ideas estéticas vosslerianas fue Frankreichs
Kultur im Spiegel seiner Sprachentwicklung de 1913, y reelaborado en 1929 con el
título Frankreichs Kultur und Sprache. Geschichte der französischen Schriftsprache von
den Anfängen bis zur Gegenwart78, que tuvo traducción al español por Raimundo
Lida como Cultura y Lengua de Francia79. El fundador de la escuela de la filolo-
gía idealista reivindica la inseparabilidad del estudio de la lengua y la cultura.
La gramática histórica o la historia de la lengua forman parte de la historia de
la cultura (Kulturgeschichte). Vossler entiende, como vimos, que la historia del
lenguaje y la historia literaria son historia del arte y, en cierta medida, están
afectadas por la historia de la cultura, es decir por la historia del gusto y de
todos los impulsos, motivos, influencias, circunstancias que afectan a una len-
gua externamente e incluso por otras realizaciones históricas especiales como
las constituidas por las ciencias. Para Vossler, la historia científica del lenguaje
se inicia con una serie causal sintética que desemboca en lo estético.
Según es bien sabido, Vossler legó importantes obras para el estudio de
las literaturas románicas, italiana, provenzal, francesa y finalmente española;
desde Dante, Marcabrú (1913), Peire Cardinal (1916), Bernhard von Venta-
dorn (1918), Leopardi (1925), Racine, La Fontaine, hasta el Siglo de Oro,
Lope de Vega (1932), Tirso de Molina, Sor Juana Inés de la Cruz (1934) o Luis
de León (1943). A partir de Spanischer Brief (1924), dirigida a Hofmannsthal80,

77  José Luis Varela, Vossler y la ciencia literaria, Madrid, Ateneo, 1955, p. 29. Excelente

estudio que recoge la necesidad de Vossler de aunar literatura y cultura en el contexto de


posguerra. “Vossler sintió la necesidad del momento e intentó el acceso de esa juventud de
la posguerra a figuras literarias (La Fontaine, Lope) que guardaban una lección, un remedio
para males presentes. Vossler hizo desinteresada e individualmente una generosa propaganda
cultural” (pp. 36-39).
78  Karl Vossler, Frankreichs Kultur und Sprache. Geschichte der französischen Schriftsprache von

den Anfängen bis zur Gegenwart, 2ª edición ampliada, Heidelberg, Carl Winters Universitätsbuch-
handlung, 1929.
79  Karl Vossler, Cultura y lengua de Francia. Historia de la lengua literaria francesa desde los

comienzos hasta el presente, trad. de Raimundo Lida y Elsa Tabernig, Buenos Aires, Losada, 1955.
80  Carta incluida en K. Vossler, Algunos caracteres de la cultura española, trad. de Carlos

Clavería, Madrid, Espasa-Calpe, 1941 (1ª ed.). Otros textos que se incluyen son: “La fisionomía
LV
LVI KARL VOSSLER

se aplicó con preferencia a la literatura iberoamericana, en cuyo mundo se dio


a conocer y fue frecuentemente requerido y distinguido. Al alemán fue traduc-
tor de numerosos textos de diferentes lenguas y naturaleza.
Geist und Kultur in der Sprache (1925)81, dedicada a Spingarn, y traducida
en 1959 por Aurelio Fuentes82, reúne los artículos que publicara sobre filosofía
del lenguaje y forman parte de sus Vorlesungen. Si esta obra no alcanzó a ser un
clásico de la lingüística, afirma Trabant83, ello no ha sido por falta de mérito
sino por el improcedente camino adoptado por la lingüística dominante en el
siglo XX. La obra contiene capítulos dedicados a la relación del lenguaje con la
ciencia, la poesía, la religión o la naturaleza. El prólogo a la edición española
de Aurelio Fuentes, entonces lector de español en la Universidad de Göttingen,
es de gran interés y junto al mencionado estudio de Varela constituye la mejor
representación vossleriana en la cultura de lengua española.
La compilación de ensayos sobre Filosofía del lenguaje (Gesammelten Aufsätze
zur Sprachphilosophie, 1923), dedicada a Julius von Schlosser y traducida en 1943
por Raimundo Lida, reúne madurados muchos de los conceptos y métodos
vosslerianos. Para Amado Alonso, autor del prefacio, Vossler encomia “la vuel-
ta al sentido espiritualista que tuvo la lingüística en su nacimiento con Her-
der, Humboldt y Bopp y que mantuvo en parte con Fichte, Schlegel, Grimm y
Rask”84. Naturalmente, contiene críticas al neopositivismo (“su labor destruc-
tora”, “estúpido tenderete”, “empresa inútil e indiferente”) y monográficamen-
te a algunos lingüistas, así la desaprobación de la primera edición de Le lan-
gage et la vie (1913) de Charles Bally, y serios reproches a Wundt. En el ensayo
sobre “Gramática e historia lingüística”, tras explicar la existencia de diferentes
tipos de gramática, afirma Vossler que la investigación lingüística se halla en
un momento de desorientación, siendo enmascarado el hecho de que en las
ideas directrices de la lingüística se esté operando una revolución y una grave
crisis85. Las obras maestras de que se ocupa la historia literaria, su originalidad
y valor estético son, aunque no de modo exclusivo, sí esencialmente obra del
genio creador. Así, prácticamente en términos kantianos, lo que hay en ellas
lingüística y literaria del español”, “Realismo en la literatura española del Siglo de Oro”, “Tras-
cendencia europea de la cultura española”.
81  Karl Vossler, Geist und Kultur in der Sprache, Heidelberg, Carl Winter’s Universitäts-

buchhandlung, 1925.
82  Karl Vossler, Espíritu y cultura en el lenguaje, traducción de Aurelio Fuentes, Madrid,

Cultura hispánica, 1959.


83  Cf. J. Trabant, Ob. cit., p. 287-288.
84  Karl Vossler, Filosofía del lenguaje. Ensayos, trad. y notas de Amado Alonso y Raimundo

Lida, prefacio de Amado Alonso, Buenos Aires, Losada, 1943, p. 11 (Prefacio). Esta traducción
se había editado anteriormente en 1940 (Madrid, Senén Martín). Posteriormente se reeditó en
1968 y 2008 (Buenos Aires, Losada).
85  Ibid, p. 33.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LVII

de original solo se puede explicar partiendo del genio. Todos, en cuanto que
creamos formas de lenguaje, somos poetas y artistas, aunque en la vida corrien-
te no pasamos de artistas mínimos, mediocres y faltos de originalidad86. En el
capítulo sobre “Historia de la lengua e historia de la literatura” asegura Vossler
que todo lingüista sabe que su tarea pertenece a la historia de la cultura o a la
del estilo (arte), o a ambas, y sabe que su tarea tiene un valor científico pro-
pio. La historia lingüística y la historia literaria son miembros subordinados de
la historia cultural. La historia de la cultura es sencillamente la historia de la
humanidad o la historia del espíritu87. Las obras idiomáticas son estudiadas por
el historiador de la literatura y de la lengua como documentos y monumentos.
“La historia de la literatura debe valer como introducción óptica, especialmen-
te sinóptica, a la historia de la lengua. Y ésta como un enriquecimiento en
fuentes, analítico y explicativo, de la historia literaria”88.
De 1936 es La poesía de la soledad en España (Poesie der Einsamkeit in Spa-
nien), una obra de bibliografía amplísima que refleja la sensibilidad artística y el
equilibrio del autor. En esta original obra, diríamos tematológica, reeditada en
2000 con el título algo trastocado La soledad en la poesía española89, como es sabi-
do analiza el término y el concepto castellano de soledad, con aproximación
a sosiego90 en español y saudade en portugués, para conducirse entre la poesía
popular y trovadoresca hasta el siglo XVII, en que se “suaviza” y desciende su
uso. Dedica capítulos a Ausias March, Raimundo Llull, Góngora, Quevedo, San
Juan de la Cruz, Calderón, Gracián, a los que se acerca con matizadas miniatu-
ras biográficas, con “Los malhumorados y desengañados”, “Los extravagantes,
los parias y perseguidos”, “El hombre solitario en las artes plásticas”. Vossler
penetra en el alma española a través de los grandes textos; se acerca al perfil
de conquistadores, descubridores, misioneros, santos perseguidos, anacoretas
y eruditos.
En 1944 Carlos Clavería tradujo una selección de ensayos de Aus der roma-
nischen Welt (1940-1942) en cuatro volúmenes con el título Escritores y poetas de
España. Contiene breves ensayos como “Los grandes escritores españoles”91.

86  Ibid, pp. 37-38.


87  Ibid, pp. 47-48.
88  Ibid, pp. 60-61.
89 Karl Vossler, La soledad en la poesía española, trad. de J. M. Sacristán, Madrid, Visor

Libros, 2000.
90  Cf. también la explicación que ofrece Vossler del término sosiego como Gelassenheit

o “ruhige Feierlichkeit im Gehaben”, rasgo del carácter español (“mit sosiego grüssen”, “kein
rasches Wort”, “sosiego wenn man sich kleidet”). En K. Vossler, Frankreichs Kultur und Sprache, ob.
cit., 1929, p. 317.
91  Karl Vossler, Escritores y poetas de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1944. Cf. la edición en

alemán, K. Vossler, Aus der romanischen Welt, Leipzig, Koehler & Amelang, 1940.
LVIII KARL VOSSLER

En Die Romanischen Kulturen und der deutsche Geist (1948) Vossler explica,
intentando encontrar una causa histórica objetiva, algunos de los capítulos más
difíciles de la historia de España, como el que en algunos territorios, tras una
guerra de siete siglos contra el islam y los árabes, se haya llegado a la amarga
experiencia de que la propia fe sólo puede salvarse con virtudes como la valen-
tía, la obediencia y el sentimiento del honor. De ahí que las cuestiones interio-
res de la fe, la duda filosófica, la necesidad de certezas subjetivas se callaran y
se situaran en un segundo lugar, en cuanto que peligraba la misma herencia de
la fe de padres a hijos. La obra fue traducida al español por José Luis Varela en
195692 con el título Romania y Germania. Es de reseñar en especial el capítulo
dedicado a “Las culturas románicas y el espíritu alemán”, sobre la cristiandad
española que creció frágil, alerta, a la defensiva, intolerante hacia fuera, pero
aproblemática, natural y descomplicada en su interior; lo que más importaba
era la paz y la tranquilidad en el alma93. Vossler desmenuza las notas estridentes
del carácter español, analiza su lengua y se admira ante su literatura.
Como obra póstuma se publicó España-Europa (1951), inacabada y en la
que no hay mención del traductor94. Contiene una síntesis que engarza los
grandes personajes españoles de las diversas épocas (romana, visigótica, islá-
mica, renacimiento, modernidad) y expone la singularidad de la aportación
cultural española.

92  K. Vossler, Romania y Germania, trad. de J.L. Varela, Madrid, Rialp, 1956, pp. 186-187.
93  K. Vossler, Die romanischen Kulturen und der deutsche Geist, ob. cit. “In einem sieben-
hundertjährigen Kampf gegen die Araber und Islam haben die Spanier die bittere Erfahrung
gemacht, dass der eigene Glaube, die eigene Fasson selig zu werden nur durch militärische
Tugenden gerettet und bewahrt werden kann. Tapferkeit, Ehrgefühl und Gehorsam. Die inne-
ren Fragen des Glaubens, der philosophische Zweifel, die subjektiven Gewissensnöte müssen
zurücktreten und schweigen, solange der Glaube in seinem äusseren Bestand, in seinem Fortle-
ben und seiner Überlieferung vom Vater auf den Sohn gefährdet ist. Von den drohenden und
verführerischen Elementen des Islam täglich umgeben, musste das spanische Christentum zu
einem „noli me tangere“ werden: jungfräulich, spröde, wehrhaft und unduldsam nach aussen,
unproblematisch und selbstverständlich in seinem Inneren” (pp. 37-38). En cambio, describe
el espíritu germánico en estos términos: “dass die Germanen, wie wir gesehen haben, unreif
und spät in die Weltgeschichte eingedrungen und durch Aneignung und Überwindung von
fremden Kulturgütern nur langsam in ihr gross geworden sind, und dass sie seither immer erst
nehmen bevor sie schenken, zerstören bevor sie bauen, denken und sinnen bevor sie sprachen
und handeln, und dass sie diese Art für ihre Tugend halten, daher ihnen das Werden für wich-
tiger gilt als das Sein, das Wandern für besser als das Stillsitzen” (pp. 57-58).
94  Carlos Vossler, España-Europa, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1951. El epílogo

de su viuda dice así: “En este punto, el 18 de mayo de 1949, la muerte, que no perdona, cortó
cruelmente la vida del hombre bueno, del padre y marido ejemplar, el maestro guía de sus discí-
pulos, el erudito de las lenguas romances, que sintió especial amor por los valores de la cultura
española. Las últimas palabras que pronunció fueron dichas en la sonora lengua de Castilla. En
su memoria, lectores españoles, dedicadle una oración”.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LIX

Trabajos especializados aparte, es de notar que en 1930, en Mitteilungen


aus dem Verein der Antisemitismus, hizo crítica de Max Wundt, investigador de la
raza. Realizó numerosas declaraciones de prensa en desacuerdo con el gobier-
no, incómodas para el nazismo y contra el fascismo europeo. Colaboró asimis-
mo en volúmenes de homenaje como Hauptprobleme der Soziologie. Erinnerungsga-
be für Max Weber (1923) y la famosa carta española en Eranos, Festschrift für Hugo
von Hofmannsthal (1924)95.

95  Cf. “No puede imaginarse mayor libertad de composición artística dentro de una uni-

dad más rigurosa de intención ética”, en la carta contenida en K. Vossler, Algunos caracteres de la
cultura española, trad. de Carlos Clavería, Madrid, Espasa-Calpe, 1941, p. 12.
10. LA ESCUELA IDEALISTA

La nueva ciencia del lenguaje de la escuela idealista significó una reac-


ción contra la Escuela de los Neogramáticos, en especial su concepción de las
leyes fonéticas. De atenernos a la opinión general así como a la corresponden-
cia de Vossler, los principales miembros de la escuela idealista fueron Eugen
Lerch y Leo Spitzer. A Vossler se le atribuye un gran número de discípulos des-
de sus primeros contactos en la Universidad de Heidelberg, como el de Leonar-
do Olschki, desde 1924 catedrático en Heidelberg. Fue profesor y maestro en
Múnich de Eugen Lerch, Helmuth Hatzfeld, Julius Wilhelm, Hans Rheinfelder,
Franz Rauhut y Werner Krauss. Este círculo se abrió a otros como Victor Klem-
perer, Hugo Friedrich, Leo Spitzer, Kurt Wais, Ulrich Leo, etc. Definitivamente
y durante los años de la persecución nazi, Vossler se convirtió en el nexo de
unión de los romanistas perseguidos96.
En el ámbito de la lingüística su discípulo destacado fue Eugen Lerch
(1888-1952), alumno directo a quien doctoró y se habilitó para una cátedra en
la Universidad de Münster (1930). Lerch había estudiado con Tobler, Morf,
Wechssler, Hermann Paul y Vossler y se especializó en sintaxis. Mediante méto-
dos comparatistas de psicología, estética y cultura intentó describir los fenóme-
nos lingüísticos y profundizar en la gramática97. Lerch aventajó a Vossler en el
conocimiento exacto de los hechos lingüísticos. Su obra principal, Historische
französische Syntax, quedó incompleta. A través de una carta de Vossler a Croce
se conoce mejor esa relación. “Pronto te llegará el libro de un discípulo mío,
que te lo manda por mi consejo: Eugen Lerch, Die Verwendung des romanischen
Futurums als Ausdruck eines sittlichen Sollens. Aun cuando no tengas particular
interés por las investigaciones puramente lingüísticas, lo hojearás quizás con
gusto, porque presenta un tipo casi completamente nuevo de investigación lin-
güística gramático-histórica. El joven erudito, extraordinariamente amante del
trabajo, sería feliz si tú o un colaborador tuyo quisiese escribir dos palabras
sobre su libro en la Crítica”98. Lerch publicó junto con Víctor Klemperer una
miscelánea en homenaje a Vossler por su 50 cumpleaños, en 1922, Idealistische

96  H. H. Christmann, “Im Mittelpunkt der deutschen Romanistik seiner Zeit: Karl
Vossler”, p. 501, en: Ob. cit.
97  W. Theodor, “Lerch, Eugen”, en Neue Deutsche Biographie 14 (1985), pp. 310-311.
98  Carta de Vossler a Croce, en Munich, 19 de octubre de 1919, en Epistolario, ed. cit.,

p. 186.
LX
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXI

Neuphilologie99. En ese momento Klemperer se encontraba en la Universidad de


Dresde y Lerch en la de Múnich. En el libro, tras un listado de las obras publica-
das hasta ese momento, aparecen artículos de Benedetto Croce, Oskar Walzel,
Karl Bühler y Leo Spitzer. Este último cita en su artículo un importante rosario
de nombres españoles, entre ellos Milá y Fontanals, Pereda y Unamuno100.
Leo Spitzer (1887-1960) estudió en Viena con Meyer-Lübke, donde reci-
bió la influencia de Freud y pronto asumió la exigencia vossleriana para la filo-
logía de “primero estilística, luego sintaxis”. Profesor en las Universidades de
Marburgo y Colonia, tuvo que emigrar por las leyes raciales a Constantinopla y
después a Baltimore. La estilística se convirtió en su campo de trabajo favorito
y la introduce en la investigación etimológica. En su tesis doctoral Die Wortbil-
dung als stilistisches Mittel, exemplifiziert an Rabelais (Halle, 1910) ya se ocupa de
estilística, considerando la lengua como un producto estético, no sólo la lengua
escrita. Spitzer dedica la mayor parte de sus trabajos al aspecto literario de las
innovaciones lingüísticas, situando la lingüística al servicio de la investigación
del “arte de la palabra”101.
Al joven Víctor Klemperer, ya doctorado, lo sigue Vossler en su tempra-
na trayectoria profesional como lector en Italia a través de la correspondencia
con Croce. Éste se refiere en sus cartas a Klemperer como hombre excelente e
inteligente, pero al que le falta un poco de tacto y agudeza, dicho al hilo de los
comentarios y escritos semiperiodísticos que Klemperer redactó al finalizar la
Primera Guerra Mundial. Como es sabido, logró la cátedra de Romanística en
la Universidad de Dresde y se especializó en literatura francesa.
Vossler apoyó intelectual e institucionalmente al judío Erich Auerbach.
El también judío Werner Krauss se doctoró con Vossler en 1929. En 1943 fue
condenado a muerte por apoyar a la resistencia. Este episodio está narrado
por Gumbrecht entre las luces y sombras de la biografía de los grandes roma-
nistas102.
La filología idealista fue acogida con gran interés por un buen número de
lingüistas italianos, entre ellos, Bartoli, Bertoni, Parodi y Fubini. En el segundo
tercio del siglo XX, Terracini, Devoto y Pagliaro intentaron llegar a una síntesis
de idealismo y estructuralismo. Eugenio Coseriu se formó como estudiante y
lector en Italia durante diez años y en el círculo lingüísta de Pagliaro. Para él,
99  Victor Klemperer, Eugen Lerch (eds.), Idealistische Neuphilologie, Festschrift für Karl

Vossler zum 6. September 1922, Heidelberg, Carl Winter’s Universitätsbuchhandlung, 1922, Colec-
ción Romanischer Elementar- und Handbücher dirigida por Wilhelm Meyer-Lübke. En el
prefacio, “Wir sind die ersten unter Ihren Schülern, denen die Ehre und Verantwortung
akademischer Lehrtätigkeit zuteil geworden ist“.
100  Ibid, pp. 148 y 156.
101  Christmann, Ob. cit., pp. 39-40.
102  Cf. H.-U. Gumbrecht, Ob. cit., pp. 175-208.
LXII KARL VOSSLER

como había sido para Humboldt, el lenguaje es energeia, actividad libre, creado-
ra, con perspectiva finalista. El individuo aprende una lengua como un saber
hacer, la lengua que es un sistema técnico, culmina en su evolución y la gramá-
tica en su historia. Coseriu abrió otra vía de entrada de las ideas lingüísticas y
estéticas de Croce, especialmente en España.
En cuanto al ámbito hispano, Vossler y Croce es sabido que influyeron
en algunos de los mayores representantes de la estilística y la filología españo-
la e hispanoamericana, en especial Amado Alonso, Dámaso Alonso y Alfonso
Reyes103. La influencia de Croce en España fue más bien escasa y se canalizó a
través de Coseriu y de su relación de amistad con Miguel de Unamuno, quien
escribió el prólogo a la traducción española de la Estética. Amado Alonso (1896-
1952) fue también discípulo de Vossler. Lector de español en la Universidad
de Berlín en 1922, investigador en la Universidad de Leipzig (1935) y años
después catedrático en la Universidad de Buenos Aires y en la de Harvard,
entendió su pensamiento de modo penetrante e impulsó su herencia con la
traducción de diversos escritos junto con Raimundo Lida, entre ellos Filosofía
del lenguaje y el artículo “Formas gramaticales y psicológicas del lenguaje”104. Su
labor se enmarca, en primer lugar, en que durante la segunda mitad del siglo
XIX había en España una tendencia general a razonar la lingüística como cien-
cia del espíritu y a considerar integralmente el estudio lingüístico y el literario,
que tendrá carácter sobresaliente en la primera mitad del siguiente siglo105. En
segundo lugar, es de recordar la creación de la Sección Filológica, dirigida por
Menéndez Pidal en el Centro de Estudios Históricos (1910), dependiente de la
Junta para la Ampliación de Estudios, creada en 1907. Y el hecho es que la pos-
tura idealista se advierte en algunos de los trabajos de Amado sobre estilística
literaria. El viejo positivismo se superó pronto en España en tanto que teoría
restrictiva y tanto el mensaje vossleriano como especialmente la estilística de
Spitzer tuvieron gran peso. Ahora bien, pasados los años, Dámaso Alonso, en
su época de dominio, ejecutó un giro lamentable en favor de los checos nortea-
mericanos, mediante lo cual dio al traste con la gran excepción y posibilidad
española, siendo por lo demás él mismo triste víctima de su propia decisión106.
103  Cf. la Introducción de P. Aullón de Haro y J. García Gabaldón a B. Croce, Estética como
ciencia de la expresión y lingüística general, ed. cit., p. XLV.
104  K. Vossler, “Formas gramaticales y psicológicas del lenguaje”, en K. Vossler, L. Spitzer,

H. Hatzfeld, Introducción a la Estilística romance, trad. y notas de Amado Alonso y Raimundo Lida,
Buenos Aires, Instituto de Filología, 1932, pp. 1-70.
105  Mª Teresa Echenique Elizondo, “Influencia y recepción de la filología hispánica de

los países de lengua alemana en España (1859-1945)”, en: VVAA, La aportación del hispanismo
alemán y su recepción en España, Madrid, Instituto Cervantes, 1997, p. 36.
106  Una descripción e interpretación severa de estos problemas, de primer orden para el

devenir y la peculiaridad de la situación actual de la cultura española, puede verse en P. Aullón


de Haro, Escatología de la Crítica, ob. cit.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXIII

También es de notar la relación epistolar de Vossler con otros autores


españoles relevantes, documentación que se conserva en el legado de Vossler
en la Bayerische Staats- und Universitätsbibliothek de Múnich, como las cartas de
Manuel Criado del Val, calificado como discípulo107, Guillermo Díaz-Plaja,
Aurora Díaz-Plaja y Enrique Díez Canedo. Ahí se encuentran también las cartas
de su segunda mujer, Emma Vossler-Thiersch, con Gregorio Marañón, Ramón
Menéndez Pidal, Valentín García Yebra, Dámaso Alonso y otros.
Quepa afirmar que todas las traducciones al alemán realizadas por Vossler
le aportaron gran prestigio como artista de la palabra e intelectual de talento.
Además de las traducciones del italiano al alemán que hizo Vossler de tres obras
de Croce, realizó una versión en 1942 de un texto español de Ramón Menén-
dez Pidal: Der Ehrbegriff im spanischen Schriftum der Blütezeit, a quien trata de “mi
muy estimado amigo y colega Ramón Menéndez Pidal” (en Soledad). En este
sentido hay que destacar la obra de Diego Catalán y Menéndez Pidal sobre La
escuela lingüística española108 (1955).
En 1939, tras un viaje a Cuba, se le abre a Vossler la posibilidad del inmen-
so panorama ultramarino de Hispanoamérica.

107  Karl Vossler prologó la obra de Manuel Criado del Val 1944 Atlántico. Ensayo de una

breve estilística marina.


108 Diego Catalán, Menéndez Pidal, La escuela lingüística española y su concepción del

lenguaje, Madrid, 1955.


11. BIBLIOGRAFÍA SOBRE VOSSLER EN ESPAÑOL

En 2011 Juan Miguel Valero Moreno publicó un estudio que reúne un


repertorio completo de la bibliografía existente en español sobre Vossler, en
donde se reevalúa su legado con el objetivo de una correcta comprensión de la
génesis intelectual de este autor y la configuración del actual panorama crítico
y filológico109. Reproduzco en lo que sigue, en orden cronológico de 2009 hasta
1949110, ese completo listado de bibliografía en castellano sobre Vossler.

Valero Moreno, Juan Miguel, “Karl Vossler en español: bibliografía analítica”, pp. 139-
149, Revista Hapax nº 4, Sociedad de Estudios de Lengua y Literatura, 2011.
Ugalde Quintana, Sergio, “Correspondencia de Alfonso Reyes con Karl Vossler, Emma
Vossler y Clotilde von Scheliha”, pp. 102-125, Ibero-Romania, 66.1, 2009.
Marzán Trujillo, Carlos; García Gómez del Valle, José M., (eds.), Felipe González
Vicén. Escritos (1931-1949), Universidad de La Laguna, 2009. (Incluye corresponden-
cia entre Vossler y González Vicén).
Briesemeister, Dietrich, “Karl Vossler (1872-1949)”, pp. 31-34, Boletín de la Asociación
Internacional de Hispanistas nº 12, 2005.
Abad, Francisco, “La crisis del positivismo (Vossler, Bajtin, Ortega)”, pp. 245-253, Revista
Signa 4, Asociación Española de Semiótica, 1995.
Medina, Jaume, “Karl Vossler i Catalunya”, pp. 245-294, Estudis de Llengua i Literatura Cata-
lanes XVIII Miscel·lànea Joan Bastardas/1, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de
Montserrat, 1989.
Janner, Hans, “Descubridores alemanes de Sor Juana Inés de la Cruz, 1700-1950)”, pp.
563-589, Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas nº 25, 1988.
Portoles, José, Medio siglo de filología española (1896-1952). Positivismo e idealismo, Madrid,
Cátedra, 1986.
Zamora Vicente, Alonso, “Karl Vossler (1872-1949)”, en: Libros, hombres, paisajes, pp.
73-76, Madrid, Coloquio, 1985.
Janner, Hans, “Karl Vossler e Hispanoamérica”, pp. 198-213, Revista Arbor nº 119, 1984.
Janner, Hans, “El amor a España de Karl Vossler”, pp. 349-363, Boletín de la Real Academia
Española nº 50, 1970.
Varela, José Luis, Vossler y la ciencia literaria, Madrid, Ateneo-Editora Nacional, 1955.
García Yebra, Valentín, “Posición religiosa de Vossler y su actitud ante España”, pp. 187-
202, Revista Arbor nº 90, 1953.
Moncada Moreno, José, Magnitud científica y moral de Karl Vossler, Madrid-Caracas, Ed.
Jaime Villegas, 1952.
García Blanco, Manuel, “Recuerdos españoles de Karl Vossler”, pág. 2, Ínsula, 43, 1949.
García Blanco, Manuel, “Karl Vossler (1872-1949)”, pp. 480-485, Revista de Filología Espa-
ñola nº 33, 1949.
Menéndez Pidal, Ramón, “El último escrito de Vossler”, p. 1, Ínsula nº 43, 1949.

109  Juan Miguel Valero Moreno, “Karl Vossler en español: bibliografía analítica”, pp. 139-

149, Revista Hapax nº 4, Sociedad de Estudios de Lengua y Literatura, 2011.


110  Ibid, p. 146-148.

LXIV
12. CRÍTICA A LA METODOLOGÍA IDEALISTA
EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE

La filología idealista tuvo su apogeo en Alemania en el primer tercio


del siglo XX y a partir de entonces, afirmaba H. H. Christmann, entre 1967 y
1974111, “no parece tener mayor interés para la lingüística, si es que no se la
considera incluso como un camino extraviado”. A pesar de estas afirmaciones,
Christmann le dedicó un estudio que hoy se puede considerar magistral. En él
presenta la filología idealista de forma concisa y afirma que muchas de las teo-
rías vosslerianas coinciden con tendencias de la lingüística moderna, habién-
dose anticipado a ella. Incluso subraya que la orientación idealista ha obtenido
también conocimientos fructíferos y prometedores, valiosos precisamente para
la lingüística moderna, a pesar de todos los puntos débiles112. En la bibliografía
lingüística moderna, no tiene lugar una discusión propiamente dicha en torno
a la filología idealista, sin embargo no faltan tomas de postura, a veces demasia-
do rápidas y poco equilibradas.
La lingüística de la segunda mitad del siglo XIX tuvo una “fuerte depen-
dencia de las ciencias naturales, una orientación predominantemente histórica
y una preferencia por el estudio de detalles mínimos y sin relación y en la mayo-
ría de los casos fonéticos”113. Positivismo e Idealismo agudizó una fuerte contro-
versia entre los romanistas alemanes en la que no se escatimaron ni argumentos
ni exageraciones. Una batalla con dos contrarios, el grupo de la nueva ciencia
del lenguaje, llamado idealista y el grupo de la ciencia tradicional o positivista.
El edificio neogramático, debido a sus grietas y el cambio de época cultural, fue
sustituido poco a poco por un nuevo paradigma, el estructuralismo saussurea-
no (1916), Sapir (1921) y Bloomfield (1933), si bien se trataba sencillamente
de un renovado neopositivismo.
Efectivamente, como pudimos ver, Vossler tuvo muchos adeptos y amigos,
pero también abundantes y encarnizados enemigos. Con todo, las contraposi-
ciones no eran en absoluto tan radicales ni los frentes quizás tan encarnizados
como hoy se describen. La obra de Vossler Frankreichs Kultur und Sprache y el
homenaje a Vossler de 1922 fueron publicados por el positivista Meyer-Lübke y

111  Hans Helmut Christmann, Filología idealista y lingüística moderna, versión española de
Francisco Meno Blanco, Madrid, Gredos, 1985. (Idealistische Philologie und moderne Sprachwissen-
schaft, 1974).
112  Christman, p. 61.
113  H. H. Christmann, Ob. cit. p. 10.

LXV
LXVI KARL VOSSLER

el escrito de Gerhard Rohlfs Sprache y Kultur, que comienza con un duro ataque
al idealismo, está dedicado a la memoria de Heinrich Morf, el mismo romanista
a quien Vossler dirigía su Sprache und Schöpfung114.
Vossler afirma en su conferencia Der Kampf gegen den Abstraktismus (1928)
que “se continúa luchando en ambas facciones, en simulacros de batalla, por-
que solo tienen el eco de polémica científica, en palabrerías terminológicas en
torno a detalles nimios y en disputas inútiles que no vienen al caso”115. A partir
de 1930, Vossler ya no trabajaría más directamente en el campo de la consi-
deración del lenguaje desde una perspectiva idealista. Pero esto no significa
que Vossler abandonara ese modo de pensar, ya que en los años 1930-1940 se
tradujeron muchos de sus escritos con su consentimiento y colaboración, como
ocurrió en España, y siguió aplicando su metodología al ámbito literario, ya no
tan directamente al ámbito lingüístico.
Los esfuerzos idealistas por explicar la historia de la lengua por medio de
la historia de la cultura han sido destacados como una iniciativa metodológica
fructífera116. Ernst Robert Curtius deploraba en 1944 la división de la romanís-
tica en ciencia del lenguaje y ciencia de la literatura y tachaba este retroceso
como “ruina de la auténtica filología”. A las valoraciones positivas de la filología
idealista se contraponen otras negativas, en especial, contra la identificación
de lenguaje y arte, contra el paralelismo entre lenguaje y cultura y el residuo
romántico de lenguaje y carácter de la nación, como hemos visto anteriormen-
te. Y se continúa con la descalificación de estos textos. Generalmente se les des-
acredita como textos especulativos y subjetivos; se les acusa de contener exage-
raciones y parcialidad en lo que se refiere a la fase de los inicios, no ya tanto al
periodo posterior. Se ataca a la escuela con calificaciones cientificistas relativas
a la carencia de una adecuación relativa a los estándares científicos y emplear
una metodología insegura117. Incluso hubo quienes achacaron a la enseñanza
idealista un retraso en la implantación de la escuela estructuralista.
Hubo encendidas polémicas como la de Karl Jaberg y Gerhard Rohlfs.
Uno de los puntos clave que no entienden los positivistas es el hecho de que el
objeto de la lengua es una instancia del individuo que la habla. En efecto, se tra-
ta de una idea humboldtiana pero en cierta manera negada por los neogramá-
ticos (Junggrammatische Schule). Por ello se estima un factor de complicación el
114  H. H. Christmann, Ob. cit., pp. 40-43.
115  K. Vossler, “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissen-
schaft”, pp. 322-333, Die neueren Sprachen. Zeitschrift für den Unterricht im Englischen, Franzö-
sischen, Italienischen und Spanischen, Marburg, N. G. Elwert’sche Verlagsbuchhandlung, 1928.
116  H. H. Christmann, p. 56.
117  Wolf Dieter Stempel, “Idealistische Sprachwissenschaft”, pp. 189-207, en: G. Holtus,

M. Metzeltin, C. Schmitt, Lexikon der Romanistischen Linguistik, vol. I,1, Tübingen, Max Niemeyer
Verlag, 2001.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXVII

hecho de considerar la “persona” como el exponente de la interacción lingüís-


tica118. Según indican Martí Sánchez y J.R. Álvarez, ya no se trata de descubrir
la realidad del lenguaje, sino que la meta es ser científico. Esto se traduce en un
reduccionismo en el que la coherencia metodológica es más importante que la
verdad y en donde la conciencia de la labor científica se agranda119. La posición
positivista acaba por confundir completamente la naturaleza de su objeto.
Ya pudimos ver que para un aspecto esencial del idealismo es definitorio
lo espiritual como fundamento del principio de causa. Este principio se mueve
en dos planos de operación: el plano del conocimiento científico de las rela-
ciones causales en el ámbito de la historia lingüística y el plano del objeto del
hablante, con su expresión creativa y el concepto de evolución. De todo ello se
deduce finalmente que los fenómenos que se describen en la fonética, semán-
tica, sintaxis, etc., sólo se explican por la disciplina superior de la estilística120.
Saussure y Chomsky lograron pues sucesivamente descentrar la investiga-
ción lingüística, viniendo a constituirse de hecho en los contrarios de Vossler.
Pero como afirmaba Christmann121, la distancia entre Saussure y Vossler no es
tan extrema como a primera vista pueda parecer. También Coseriu hace notar
que los puntos comunes son relativamente numerosos, en especial a través de
Humboldt y de von der Gabelentz. Pero naturalmente, el estructuralismo ame-
ricano siguió su curso muy alejado de la filología idealista. Robert A. Hall Jr.
criticó los idealistas en Idealism in Romance linguistics (1963), entendiendo que
idealista equivalía a no científico. Eran ingenuidades propias de la época, siem-
pre guiada por una superficial idea de progreso e inocencia tecnológica.
Para Trabant122, que realiza un gran esfuerzo de análisis, pero que aún
carece de la necesaria distancia y horizonte intelectual a fin de calibrar la com-
pleta dimensión del problema que afronta, existe otro avance en medio de tan-
to retroceso, personificado en D. Hymes, en su Language in Culture and Society
(1964), volumen colectivo en que se mencionan los nombres de Humboldt y
Vossler. Alrededor de 1969, muchos aspectos de las teorías de Weinreich, Labor
y Herzog, evocan las de los idealistas alemanes, especialmente las de Vossler,
para las que la elección estilística precede a la regla sintáctica.
Se ha especulado a veces acerca de posibles relaciones paradójicas ente el
generativismo chomskyano y el pensamiento de Vossler, pero no se debe olvi-
dar que esa lingüística surgida en 1957 responde a un nuevo y complejo para-
digma neo-positivista, anclado en el nacimiento de la cibernética y propenso,

118  Ibid, p. 204.


119  Martí Sánchez, Ob. cit, p. 11.
120  W. D. Stempel, Ob. cit., p. 193.
121  Ibid, p. 62.
122  J. Trabant, Ob. cit., p. 99.
LXVIII KARL VOSSLER

con todo, a mixtificaciones científicas y, en cualquier caso, destinado a una con-


fusión inconmensurable surgida de la ausencia de cultura humanística seria y
una terrible confusión del espacio como medio de explicación del lenguaje, a
la vez que omisión del tiempo, tal sucede en todo estructural-formalismo123; y
en fin, una lingüística destinada al gran fracaso que nítidamente avisaba Vossler
a propósito del positivismo pretérito pero que de hecho se revelaba profético
para todo positivismo lingüístico futuro, como radicalmente en el caso chom-
skyano: cuando se llega a la semántica, el aire se hace puro, el positivista no
puede respirar y perece. De este modo, la gramática generativa revela el gigan-
tesco fracaso de décadas de confusión compleja, como tantos otros grandes
fracasos y horrores del siglo XX.
En cierta manera se pudiera afirmar que la lengua literaria vuelve a ser
objeto de la lingüística y el redescubrimiento de la poesía como objeto de la lin-
güística está en consonancia no solo con la concepción del lenguaje como arte,
sino también con la suposición de una interacción entre lenguaje y cultura124.
La lingüística como ciencia de la cultura puede ser entendida (Kulturwissens-
chaft) como una perspectiva esperada, que enriquece el panorama existente125.
Actualmente los puntos de vista han experimentado un desplazamiento con-
siderable. Pero parece demasiado optimista Trabant cuando interpreta que la
lingüística se está convirtiendo de nuevo en una ciencia del espíritu, en una
science of the mind, también la filosofía ha redescubierto el espíritu, pero quizás
solo el que se esconde en el cuerpo. “Cómo la mente construye el lenguaje”
es el subtítulo de la obra de Steven Pinker, The language Instinct. How the mind
creates language (1994). En estos términos se mueve el centro de la lingüística
actual para Trabant126, en la investigación del espíritu, en medio de la lingüís-
tica cognitiva y paradójicamente señalando el primado del espíritu y la esencia
de la lengua como actividad interior, subrayando que el espíritu genera el len-
guaje para así establecer una ciencia del espíritu como science of mind. Si bien,
en la actualidad y en esta lingüística, la verdad del espíritu es el cerebro y su
ciencia se considera hoy como una parte de la biología. El espíritu que vive en
la lengua y que todo lo causa, la frase, la palabra, el sonido, es el espíritu de
Humboldt. Este espíritu no puede traducirse como mind. Esa nueva ciencia
que se ocupa de la mente y los procesos psicológicos se dice interesada por el
espíritu universal de la humanidad. Alguna lingüística de principios del siglo
XXI y de finales del siglo XX conviene en que el lenguaje es “das bildende Organ
des Gedanken”, siguiendo a Humboldt, que el lenguaje es primeramente algo
123  Cf. M. Crespillo, Historia y mito de la lingüística transformatoria, Madrid, Taurus, 1985.
124  J. Trabant, p. 117.
125  J. Trabant, p. 295
126  Ibid, pp. 301-303
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXIX

cognoscitivo, “das Wesen der Sprache ist die innere Tätigkeit”, siguiendo a Vossler
(1904). Por consiguiente, asistimos a una convivencia entre computacionalis-
mo, última fase simplificadora de los neopositivismos, y la caída de todo funda-
mento neopositivista de cualquier orden a manos de una sociologización que
todo lo tiñe constituyéndose en un a priori generalizado. Y con todo, parece
adquirir cierta actualidad, quizá fruto sobre todo de cierto mecanismo pendu-
lar, al menos en Alemania, el pensamiento de Vossler127 acerca de la necesidad
de considerar la filología como una ciencia de la cultura, combinar el estudio
lingüístico con el cultural, la historia de la lengua con la historia de la cultura y
la filosofía del lenguaje, la estética y la estilística.
En alguna medida, como se apuntó anteriormente, cupiera considerar
ciertas líneas de investigación que resitúan el objeto de estudio entre la psi-
cología, el lenguaje, la literatura y la estética. Objeto de estudio del cual se
ocupan los análisis de las secuencias lingüísticas de los fenómenos psicológi-
cos del hombre, esto es el lenguaje de las emociones y afectos, expresiones
de facetas interiores o espirituales de la condición humana. Ello también en
relación a los diferentes estratos literarios. Hoy se indaga en el lenguaje íntima-
mente ligado a las emociones (Emotion Turn) de identidad o alteridad. Incluso
se traza el estudio de los sentimientos relativos a las coordenadas geográficas
(Spatial Turn, Raum) de un hogar o patria (Heimat) o al mosaico de lugares que
se habitan en un mundo globalizado de migraciones y desplazamientos que
adquieren policromía y multiplicidad de significados. De nuevo reaparece, un
siglo después y con fuerza mejor o más débilmente trazada, como si se tratara
de un horizonte inédito, la problemática corriente psicológica que se dirige
a procesos psíquicos, síntomas subjetivos, los valores transubjetivos, impresio-
nes y representaciones literarias. El hecho estético y su placer, la memoria, los
lugares y la topografía de la melancolía se indagan nuevamente en un mundo
heterogéneo.

127  Wolf Feuerbahn, Pascale Rabault-Feuerbahn, “Heidelberg um 1900: eine Hochburg

des Idealismus? Max Weber und Karl Vossler“, pp. 279-300, en: Kay Waechter, Grenzüberschreiten-
de Diskurse. Festgabe für Hubert Treiber, Wiesbaden, Harrassowitz Verlag, 2010.
13. VOSSLER Y UN PREMIO

En 1984 fueron institucionalizados los Premios Karl-Vossler y Jean-Paul por


el Estado Libre de Baviera (Freistaat Bayern). El premio Vossler se ha concedido
en reconocimiento a trabajos académicos en lengua alemana, mientras el pre-
mio Jean-Paul a trabajos de carácter literario. El premio representaba, en pri-
mer lugar, un homenaje al gran romanista y dos veces rector de la Universidad
de Múnich. Primero en 1926, en el aniversario del traslado de la universidad
a Múnich (1826) y de nuevo en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial.
El Premio se propone asimismo el fomento de la lengua científica alemana. El
jurado quedó compuesto por miembros especialistas y la fundación del Minis-
terio regional bávaro para la Ciencia, la Investigación y el Arte. En el año 2004
se decidió congelar la concesión del premio Karl-Vossler. Hasta ese momento los
galardonados habían sido científicos de las diversas disciplinas, catedráticos de
las diferentes áreas del conocimiento128.
En el edificio principal de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich,
situado en la plaza Geschwister-Scholl, concretamente en la primera planta en
donde se encuentran los despachos del Rectorado, se halla el busto en home-
naje a Karl Vossler, del que ofrecemos reproducción fotográfica y una breve
aclaración.

128  La lista de galardonados es como sigue: 1984 - Prof. Dr. Hubert Markl – Biólogo;

1986 - Prof. Dr. Josef Isensee – Jurista; 1988 - Prof. Dr. Wolf Lepenies – Sociólogo; 1990 - Prof.
Dr. Friedrich Cramer – Bioquímico; 1992 - Prof. Dr. Harald Weinrich – Lingüista; 1994 - Prof.
Dr. Hans-Martin Gauger - Romanista, Lingüista; 1996 - Prof. Dr. Arnold Esch – Historiador;
1998 - Prof. Dr. Peter Gülke – Musicólogo; 2000 - Prof. Dr. Dieter Borchmeyer - Germanista y
especialista en teatro; 2002 - Prof. Dr. Otfried Höffe – Filósofo.
LXX
14. DOCUMENTACIÓN ADICIONAL SOBRE LA OBRA Y
FIGURA DE KARL VOSSLER

1. Nota introductoria
A fin de contribuir a una futura y completa biografía de Karl Vossler, se
presenta a continuación una serie de documentos a los que se ha tenido acceso
mediante el legado del autor en la Staats- und Universitätsbibliothek de Múnich.
Algunos de los documentos ya los hemos presentado con anterioridad, como es
el caso de los manuscritos autógrafos del autor.
Las fotografías son todas de la autoría de quien esto suscribe. El falleci-
miento de los hijos del autor sin duda ha condicionado los límites de la posible
documentación. Otto Vossler falleció en 1987 en Frankfurt am Main; el segun-
do hijo, durante la II Guerra Mundial.

2. Facsímil de la reseña de Benedetto Croce a la obra Positivismo e


Idealismo en la Lingüística
Una de las mejores reseñas de la obra Positivismo e Idealismo en la Ciencia
del lenguaje fue la realizada por Benedetto Croce y publicada el 20 de marzo de
1905 en la Revista que él mismo dirigía en la Universidad de Nápoles, La Cri-
tica, Rivista di Letteratura, Storia e Filosofía129. Se ofrece aquí reproducción de la
cubierta de la revista y el texto completo en lengua original, donde Croce refie-
re las teorías de Vossler en torno a la métrica como de sanamente revoluciona-
rias; aplaude la crítica directa de Vossler a Wechssler y realiza una más amplia a
Wundt, quien parece “confundir el lenguaje con el mito y la costumbre”, todo
“al servicio de su Demopsicología”. Aplaude el método positivista empleado
por Vossler en la interpretación estético-histórica y el estudio puramente estéti-
co mediante el cual aborda el estudio del lenguaje en su individualidad.
Existe también otra temprana y larga recensión, de 1906, de Dittrich,
sobre la obra en la Zeitschrift für Romanische Philologie130. En ésta consta, en por-
tada, en la parte superior, con letra de Vossler, que le fue entregada por su
autor el 16 de agosto de 1906 (“Hochachtungsvoll überreicht vom Verfasser”).

129  B. Croce, “Positivismus und Idealismus in der Sprachwissenschaft”, La Crítica, 20

marzo (1905), pp. 150-153.


130  O. Dittrich, „Besprechung“, Zeitschrift für Romanische Philologie, Sonderabdruck, ed. de

Gustav Gröber, 30. Band, Halle, Max Niemeyer, 1906, pp. 472-484.
LXXI
LXXII KARL VOSSLER

Son las únicas reseñas que Vossler guardó entre sus materiales de trabajo y se
encuentran en su legado de Múnich.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXXIII
LXXIV KARL VOSSLER

Figura 6, 7, 8, 9, 10. Reseña realizada por B. Croce de Positivismus und Idealismus.


Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,
Sección de Manuscritos y Documentos raros. Ana 350. Suppl.

3. Iconografía de Karl Vossler


En el primer piso del edificio central del Rectorado de la Universidad de
Múnich se encuentra el busto en bronce y en semirrelieve del profesor, roma-
nista y filósofo, Karl Vossler. En el cuello se leen las palabras AMICUS AMICO
y debajo del busto, en letras capitales, KARL VOSSLER. Esta obra del escultor
Hans Wimmer (1907-1992) es un homenaje al profesor Vossler, a quien espe-
cialmente admiraba. También se hallan en este lugar privilegiado del Rectora-
do los bustos del historiador y teórico del arte Heinrich Wölfflin (1864-1945)
y de Sophie Scholl, la estudiante miembro del movimiento “La Rosa Blanca”.
Existen otros bustos de Vossler del mismo escultor. Uno de ellos, de 1936,
también en bronce, posee el monograma W del escultor Hans Wimmer en el
cuello. Su primer propietario, hasta 1944, fue la Asociación de Arte de Colonia
(Kölnischer Kunstverein). Después pasó a propiedad del Museo Wallraf Richartzy
de Colonia, y desde 1976 pertenece al Museo Ludwig de Colonia. Hay un busto
de 1930 que se encuentra en manos privadas y otro póstumo (Múnich, 1958).
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXXV

Figura 11 y 12. Busto de K. Vossler. Rectorado de la Universidad L. M. Múnich.


LXXVI KARL VOSSLER

4. La tumba y el epitafio

Der hohe Flug des Schauens brach; schon aber


war jeder Wunsch und Wille mir ergriffen
von Liebesgewalt, die still und ewig
im Kreis die Sonne führt und alle Sterne131.

Y la alta fantasía fue impotente;


mas a mi voluntad seguir sus huellas,
como a otra esfera, hizo el amor ardiente,
que mueve al sol y a las demás estrellas132.

A l‘alta fantasia qui manco` possa;


ma gia` volgeva il mio disio e ‚l velle,
si` come rota ch‘igualmente e` mossa,
l‘amor che move il sole e l‘altre stelle.

La tumba de Vossler es una imponente piedra rectangular de arenisca


esculpida, rodeada de vegetación. Se halla en un lugar visible y sombrío. En
la lápida sepulcral destacan tres elementos que explicamos a continuación. El
epitafio de la tumba de Vossler lo componen los últimos cuatro versos de la ter-
cera parte de la Divina Comedia de Dante Aliguieri, la parte llamada Paraíso, que
se corresponde con el final del Canto XXXIII dirigido a la Virgen, en el que se
presenta la oración de San Bernardo y la visión de Dios del Dante. El texto del
epitafio aparece en letra cursiva y capital. Vossler tradujo en verso con gran pre-
dicamento lírico las tres partes de esta obra. La belleza de la traducción vossle-
riana y la intensa carga emocional que el traductor condensa en sus palabras la
convierten en versión magistral, de ahí también la actualidad y belleza de sus
reediciones. La traducción al alemán se ha reeditado varias veces en calidades
muy diferentes y siempre con el posfacio de Vossler. En la ediciones que se han
podido manejar (1978, 2001) se le añaden ilustraciones modernas y en color
de Monika Beisner o Michael Mathias Prechtl. Además de la traducción, Vossler
elaboró un profundo y amplio trabajo de investigación en dos volúmenes sobre
la materia, en donde se encuentran los versos del epitafio, a los que dedica una
reflexión133 y sobre los que en español el traductor Ángel Crespo afirma que
se trata de palabras que expresan cómo Dios es el amor que todo lo mueve. La

131  Palabras del epitafio que se encuentran en: Dante Aliguieri, Die Göttliche Komödie,
Paradies, Dritter Band, Gesang XXXIII, Deutsch von Karl Vossler, mit farbigen Illustrationen
von Monika Beisner, Leipzig, Verlag Faber & Faber, 2001, p. 175.
132  Dante Aliguieri, La Divina Comedia, Paraíso, ed. bilingüe, trad., prólogo y notas de

Angel Crespo, Barcelona, Seix Barral, 2004 (1977), p. 399.


133  Karl Vossler, Die Göttliche Komodie, 2. Umgearbeitete Auflage, Heidelberg, Carl Winter

Universitätsbuchhandlung, 1925, vol. II, p. 812.


POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE LXXVII

estrofa termina con la palabra estrellas, quizás, piensa Crespo, porque es lo más
alto que puede verse en la vida.
En segundo lugar, tras los versos en alemán, aparecen en letras también
capitales y esculpidas en la piedra, con gran claridad, los nombres de las perso-
nas enterradas. Los restos de Vossler y de su primera esposa italiana, Esterina
Vossler, condesa de Gnoli, hija del conde Doménico Gnoli, historiador de la
literatura y relevante poeta, se encuentran aquí. No aparece pues alusión a los
restos de su segunda mujer, fallecida más tarde. El tercer elemento lo confor-
ma el bajorrelieve, que se encuentra en la parte superior y recoge una escena
singular. Sobre una columna suponemos que se halla el busto de Dante con la
corona de laurel, según la pintura de Boticelli, frente a un escribano sentado,
en una escena cuya composición y por los ropajes se diría medieval. El escri-
bano lleva una túnica larga y envolvente y, como un San Jerónimo, tiene un
animal debajo del amplio taburete sobre el que se sienta. En vez de tratarse de
un león, como ocurre en la iconografía jeronimiana, aparece un gato acurruca-
do. El personaje escribe con pluma en una gran mesa en forma de atril. En la
escena destacan las manos del escribiente, centro geométrico del bajorrelieve.
El hecho de que toda la escena esté cincelada superficialmente, sin manifesta-
ciones de detalles singulares, nos puede aproximar a la idea de la muerte, la
vida que trascurre y desaparece poco a poco. El escribiente podría ser Vossler
con ropajes medievales o bien podría tratarse de una figura-homenaje a todos
los traductores que realizan un trabajo escondido, de escaso reconocimiento e
incluso a veces prácticamente anónimo…, o quizás a los autores que se inspiran
en los clásicos.
Existen en este cementerio 26 tumbas honoríficas (Ehrengräber), financia-
das por el municipio de Múnich por tratarse de destacadas personalidades de
la ciudad. Recordemos que Vossler fue designado Rector de la Universidad
de Múnich en 1946 por el gobierno militar de ocupación americana tras fina-
lizar la II Guerra mundial y tras habérsele prohibido seguir ejerciendo como
profesor emérito. Cada año, en la festividad de Todos los Santos (Allerheiligen),
se coloca en cada una de estas tumbas honoríficas una corona de flores en su
recuerdo y homenaje. Los datos existentes en el cementerio de Múnich son las
siguientes:
Nombre: Univ. Prof. Karl Voßler
Nacimiento: 06.09.1872
Muerte: 18.05.1949 (Múnich)
Profesión: Romanista
Cementerio: Waldfriedhof - Alter Teil (parte antigua)
Calle del cementerio: Fürstenrieder Straße 288
Lugar de enterramiento: 210-W-22
Karl Voßler murió con 77 años.
LXXVIII KARL VOSSLER

A Karl Vossler se le dedicó la calle Vosslerstrasse en Múnich, el año de su


fallecimiento (1949). Quepa recordar que además de sus aportaciones litera-
rias, sus estudios interpretativos, sus traducciones y magisterio universitario,
Vossler recibió el doctorado Honoris Causa por varias universidades. En 1928
por la Universidad de Dresde, en 1944 por la portuguesa de Coimbra y la Com-
plutense de Madrid, y en 1949 por la Universidad alemana Halle-Wittenberg.

Figura 13 y 14. Tumba de K. Vossler. Cementerio Waldfriedhof de Múnich.


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Vossler, Karl, traducción al alemán y posfacio de Dante Aliguieri, Die Göttliche Komödie,
3 vols., mit farbigen Illustrationen von Monika Beisner, Leipzig, Verlag Faber &
Faber, 2001.
Vossler, K., Die romanischen Kulturen und der deutsche Geist, prefacio de Benedetto Croce y
posfacio de Hugo Friedrich, Stuttgart, Ernst Klett, Anker-Bücherei, 1948.
Vossler, K., Romania y Germania, trad. de J.L. Varela, Madrid, Rialp, 1956.
Vossler, Carlos, España-Europa, Madrid, Instituto de Estudios políticos, 1951.
Vossler, K., Algunos caracteres de la cultura española, trad. de Carlos Clavería, Madrid, Espa-
sa-Calpe, 1941 (1ª ed.).
Vossler, K., Filosofía del lenguaje. Ensayos. Trad. y notas de Amado Alonso y Raimundo Lida,
Prefacio de Amado Alonso, Madrid, Senén Martín, 1940. Reediciones en 1943, 1968
y 2008 (Buenos Aires, Losada).
Vossler, K., Espíritu y cultura en el lenguaje, trad. de Aurelio Fuentes, Madrid, Cultura His-
pánica, 1959.
Vossler, K., Geist und Kultur in der Sprache, Heidelberg, Carl Winter’s Universitätsbu-
chhandlung, 1925.
Vossler, K., “Der Kampf gegen den Abstraktismus in der heutigen Sprachwissenschaft”,
pp. 322-333, Die neueren Sprachen. Zeitschrift für den Unterricht im Englischen, Französis-
chen, Italienischen und Spanischen, Marburg, N. G. Elwert’sche Verlagsbuchhandlung,
1928.
Vossler, K., “Formas gramaticales y psicológicas del lenguaje”, pp. 1-70, en: Vossler, K.;
L. Spitzer, H. Hatzfeld, Introducción a la Estilística romance, trad. y notas de Amado
Alonso y Raimundo Lida, Buenos Aires, Instituto de Filología, 1932.
Vossler, K., Cultura y lengua de Francia: historia de la lengua literaria francesa desde los comien-
zos hasta el presente, trad. de Raimundo Lida y Elsa Tabernig, Buenos Aires, Losada,
1955.
Vossler, K., Frankreichs Kultur und Sprache. Geschichte der französischen Schriftsprache von den
Anfängen bis zur Gegenwart, 2ª ed. ampliada, Heidelberg, Carl Winters Universitäts-
buchhandlung, 1929.
Vossler, K., Escritores y poetas de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1944. Traducción de la edi-
ción alemana Aus der romanischen Welt.
Vossler, K., Aus der romanischen Welt, Leipzig, Koehler & Amelang, 1940.
Vossler, K., La soledad en la poesía española, trad. de J. M. Sacristán, Madrid, Visor Libros,
2000.
Vossler, K., Die Universität als Bildungsstätte, Múnich, Max Hueber Verlag, 1923.
Vossler, K., Forschung und Bildung an der Universität, Múnich, Drei Fichten Verlag, 1946.
Conferencia impartida como Rector el 21 de febrero de 1946.
LXXXII KARL VOSSLER

Wechssler, Eduard, “Vossler, Karl: Positivismus und Idealismus“, Literarisches Zentralblatt


für Deutschland, Leipzig, 21-01-1905, pp. 137-140.
Wundt, W., Völkerpsychologie. Eine Untersuchung der Entwicklungsgesetze von Sprache, Mythos
und Sitte, Leipzig, W. Engelmann, 1904.
A Benedetto Croce
PREFACIO

El nombre de mi querido e ilustre amigo Benedetto Croce, a quien va


dirigida la dedicatoria, está profundamente vinculado con este ensayo. Que
yo sepa nadie como él ha definido con tanta claridad, seguridad y lógica la
Estética como ciencia de expresión espiritual y la Ciencia del Lenguaje como
una parte de la Estética, ni ha deducido tantas conclusiones de esta defini-
ción. Su libro Estetica come scienza dell´espressione e lingüística generale1 resulta un
acontecimiento filosófico que no puede ser ignorado durante más tiempo
por los filólogos.
Ciertamente que otros antes que Croce y, en primera línea, Wilhelm
von Humboldt, intentaron ubicar la Ciencia del Lenguaje sobre las bases del
Idealismo crítico. Pero en la precipitada agitación de la investigación lingüís-
tica empírica se volvieron a perder las conquistas de Humboldt y en general
casi todo el nexo entre Filología y Filosofía.
Las siguientes páginas quieren contribuir a estrechar y fortificar este
lazo necesario aplicando todos los principios de la estética idealista a los pro-
blemas más importantes de la ciencia del lenguaje, tal y como especialmente
Benedetto Croce los formuló. Por ello, este breve ensayo le pertenece no
sólo como homenaje de mi amistad personal y gratitud, sino también per fil
di logica.
He evitado en la medida de lo posible mencionar y citar a los repre-
sentantes de la escuela positivista contra la que argumento. Y no por falta
de ganas o de valor para una crítica personal y polémica. Lo que me detuvo
sobre todo fue la reflexión de que se llega a la verdad científica con mayor
dificultad y lentitud cuando se hiere en el amor propio a los representantes
de las ideas opuestas y que, por el contrario, se pueden atacar sus principios
con más decisión y eficacia cuanto más respeto se muestra a las personas.
Con el único con el que me permito un lenguaje más personal es con
mi estimado compatriota y colega Eduard Wechssler, de quien me consta que
su amor a la verdad supera cualquier susceptibilidad.

1  Benedetto Croce, Estetica come scienza dell´espressione e lingüística generale, Palermo, San-

dron, 1902, 2ª ed. 1904. [N. del T.- B. Croce, Estética como ciencia de la expresión y lingüística general,
ed. de Pedro Aullón de Haro y Jesús García Gabaldón, trad. de Ángel Vegue i Goldoni, Málaga,
Ágora, 1997].
5
6 KARL VOSSLER

La prudencia en la polémica me impone mesura en las citas y referen-


cias2lo cual francamente se me ha hecho más fácil al haber reflexionado más
que leído sobre muchas de las cuestiones. Confío en que este estilo de trabajo
no cause daños y perjuicios a mi breve libro, aunque sólo fuere parcialmente.

Heidelberg, 20 de agosto de 1904


Karl Vossler

2  Por lo demás, lo más importante ya ha sido compilado.


I. POSITIVISMO METODOLÓGICO Y POSITIVISMO METAFÍSICO

Por Positivismo e Idealismo no quiero entender dos sistemas filosófi-


cos diferentes o grupos de sistemas, sino solo dos direcciones elementales de
nuestra facultad cognoscitiva. Digo direcciones, inclinaciones, tendencias y
no funciones de la facultad cognoscitiva. Nuestra clasificación en Positivismo
e Idealismo no tiene que ver lo más mínimo con la bifurcación entre sensibi-
lidad y razón, intuición y abstracción, empirismo y metafísica. No se refiere a
la naturaleza sino a los objetivos y caminos de nuestro conocimiento. Positivis-
mo e Idealismo no son conceptos teóricos del conocimiento, sino conceptos
metodológicos.
Puesto que la Ciencia del Lenguaje (Sprachwissenschaft), tanto para mí
como para Croce3, se halla en el grupo de las disciplinas históricas basadas
en la facultad intuitiva o comprensión intuitiva, este ensayo solo puede tratar,
en primera línea, sobre la cuestión de la aplicación correcta de nuestra facul-
tad de comprensión intuitiva, con el propósito de una investigación histórica
objetiva.
Sin embargo la diferencia del método significa también diferencia de
finalidad. ¿Cómo es posible que sobre la finalidad de las ciencias históricas
domine tal desacuerdo y divergencia de opiniones? ¿Puede ser diferente el
objeto de la historia del de la comprensión de la relación causal de los acon-
tecimientos? ¡Ciertamente que no!
No obstante, para comprender la relación causal de un fenómeno histó-
rico tengo antes que estudiar exactamente las circunstancias, es decir, todos
los factores que pueden haber contribuido. Por eso personas cautelosas han
fijado la descripción exacta de las circunstancias, el conocimiento del “mate-
rial”, como objetivo provisional y próximo de la investigación. Estos son los
positivistas. Los otros, los que prefieren ocuparse de la relación causal, son
“los idealistas”.
El buen historiador se esmerará en tomar en consideración sin dis-
tinciones las exigencias de positivistas e idealistas. Tratará el material de los
acontecimientos con el más profundo respeto y aplicación. No se contentará
con su mera descripción y conocimiento, sino que querrá progresar hasta su
aclaración y comprensión causal. El conocimiento es sólo medio y camino
3  Cf. la recensión de A. Ravà, “La classificazione delle scienze e le discipline sociali”, La

Critica. Revista di letteratura, storia e filosofia, dirigida por B. Croce, vol. II, Nápoles, 1904, pp. 309
y siguientes.
7
8 KARL VOSSLER

para llegar a la comprensión. Una finalidad objetiva relativa no es una fina-


lidad independiente y por ello tampoco puede erigirse en fundamento para
un procedimiento científico independiente. Por último, todo procedimiento
histórico ha de ser idealista.
Así pues ¿habríamos cometido una inexactitud lógica si hubiéramos
situado el Positivismo en una dimensión similar y opuesta al Idealismo como
parece derivarse del título de nuestro ensayo? ¿Realmente cedería el con-
cepto del Positivismo al del Idealismo en relación de subordinación y no de
coordinación? Sí y no.
Junto a un Positivismo claramente metodológico, relativo y subordina-
do, hay también un Positivismo metafísico, absoluto y opuesto antagónica-
mente al Idealismo4. En la cuestión de la relación causal reaparece enérgica-
mente la antinomia entre ambas orientaciones.
El idealista busca el principio de causalidad en la razón humana. El
positivista lo busca en las cosas, en los fenómenos mismos. En ambos son
posibles variedades diferentes. El Idealismo puede ser denominado ilusionis-
ta o realista, según si separa el pensar causal del ser causal o los identifica. El
Positivismo puede ser panteísta, ateísta o dualista, respectivamente, según si
identifica el principio de causalidad con las cosas o lo desprende de ellas. En
el fondo se trata aquí de convicciones personales que no tengo la particular
intención de afrontar.
Primero trataré de mostrar cómo el Positivismo metafísico se asocia
al Positivismo metodológico, y cómo, frente al Idealismo, contribuye a que
adquiera un significado independiente que no podría alcanzar por sí mismo.
La búsqueda de las circunstancias, el conocimiento exacto de todo lo
existente que el positivista metodológico había exigido modestamente sólo
como finalidad provisional, como un medio para la comprensión, ahora se
hace significar por los positivistas metafísicos o, mejor dicho, radicales como
una finalidad absoluta. Conocimiento y comprensión, descripción y explica-
ción, condición y causa, materia y forma, apariencia y causalidad, son en rigor
una sola y la misma cosa. Ya no se pregunta ¿por qué? ni ¿para qué? sino que
se pregunta ¿qué es? ¿qué ocurre? Esta es la ciencia rigurosa, objetiva.
Efectivamente, esto no es ninguna ciencia. Es la muerte del pensamien-
to humano, el hundimiento de la filosofía. Sólo queda un caos de materia
prima sin forma, sin orden, sin conexión. Si se retirase de nuestra razón el
concepto de causalidad, ésta se moriría. Así se explica que junto al Positivis-
mo en la ciencia, prospere en la vida la más atolondrada superstición. Nadie
4  Por más que el Positivismo moderno de un Augusto Comte se oponga al nombre de

“metafísica”, resulta que la negación de la metafísica es también una metafísica, así como el
ateísmo puede ser una religión.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 9

simpatiza tanto con los materialistas y positivistas como los místicos y farsan-
tes. Nuestra vida cultural actual lo demuestra perfectamente.
Aquellos a quienes les importe el progreso de la Ciencia se impondrán
como deber luchar en todas las esferas contra la pseudo-ciencia del Positi-
vismo radical. Para ello es necesario que se desenmascare y condene el Posi-
tivismo hasta en sus formas más veladas, inocentes y aparentemente insig-
nificantes. Y que se le venza en aquellos ámbitos en los que la lucha por la
cosmovisión es menos violenta y parece agitarse menos categóricamente.
Un ámbito así es la Ciencia del Lenguaje, en donde gentes que en sus
convicciones metafísicas no quieren confesar su positivismo consecuente, tra-
bajan y juegan de manera despreocupada con fórmulas y conceptos falsos
procedentes del Positivismo radical. Para estas gentes su ciencia especial es
algo distinta a su cosmovisión. Tienen la misma relación casual con su profe-
sión que con sus convicciones.
Por el contrario, en cada línea del presente ensayo se halla el conven-
cimiento de que fe y ciencia están íntimamente enlazadas, que aquélla ha de
resolverse en ésta y que, según el concepto que se desarrolle de cosmovisión,
cambiará la idea de mundo en todos los mínimos detalles. No se puede, si
no es con una cabeza confundida, creer en Filología en las leyes fonéticas y
permanecer en Filosofía en las tesis del Idealismo crítico.
A partir de ahora nos esforzaremos en distinguir meticulosamente el
Positivismo radical del puramente metodológico, el autocrático del modesta-
mente auxiliar. Al Positivismo metodológico lo admitiremos y aprobaremos,
pero con el Positivismo radical seremos inflexibles.
II. LA DIVISIÓN POSITIVISTA DE LA CIENCIA DEL LENGUAJE

En la Lingüística actual (Sprachlehre) el método positivista domina casi


ilimitadamente, tanto al servicio de una finalidad práctica como teórica.
Elijo, como ejemplo, la obra más completa e importante dentro de mi
especialidad, la Gramática de las lenguas románicas de Wilhelm Meyer-Lübke5.
Los criterios desde los que el autor ha estructurado su obra monumental se
exponen con claridad y concisión en la introducción.

El estudio científico de la lengua es doble. Primero hay que considerar la


forma pura y luego el contenido de cada palabra, es decir, su posición como trans-
misora de procesos psicológicos a otras personas y no como resultado fisiológico
del ruido del aire al pasar por la boca. No obstante, es imposible una separación
absoluta de ambos puntos de vista. Siempre pesa más un aspecto que otro en las
diferentes ramas de la Ciencia del Lenguaje. En primer lugar, los aspectos cons-
titutivos de las palabras son los sonidos, por ello la Fonética debe colocarse en la
cumbre de la investigación gramatical. En el desarrollo y evolución de los sonidos
de una lengua es casi completamente indiferente el significado de la palabra. Se
trata en la mayoría de los casos de procesos fisiológicos. De todos modos sería
equivocado excluir el contenido en la investigación de la forma. El contenido,
el significado, pueden a menudo condicionar la evolución externa regular (…).

“A la Fonética le sigue el estudio de la Flexión”. Esta se ocupa “en prin-


cipio, de los trastornos que experimenta la evolución fonética de las desinen-
cias flexivas, en virtud del significado funcional de éstas”.
A ella le sigue la Morfología. Aquí “el punto central de la investigación
es la función, el significado de los sufijos”.
“La Morfología conduce directamente a la Sintaxis, es decir, a la teoría
de las relaciones de las palabras entre sí”.
Meyer-Lübke exige que la parte final de la Gramática se llame “Teo-
ría del Significado”. La Estilística, a la que define como “Teoría del lenguaje
como arte”, si lo he entendido bien, prefiere adjudicarla a la Historia de la
Literatura antes que a la Gramática6.
5  Wilhelm Meyer-Lübke, Grammatik der romanischen Sprachen, 4 vols., Leipzig, 1890-1902.
[N. del T.- Reeditada en 1972 en Hildesheim, editorial Georg Olms. No menos riguroso es el
método positivista generado en la gran obra de síntesis de Gustav Gröber, Grundriss der romani-
schen Philologie, Strassburg, Karl J. Trübner, 1888].
6  Cf. G. Gröber, Ob. cit., prefacio del volumen III.

10
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 11

Figura 1: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos Raros. Ana 350. M.
12 KARL VOSSLER

La idea que adopta en este sistema es evidente. Partiendo del fenómeno


acústico puro, el estudio deberá elevarse gradualmente hasta el elemento psí-
quico: la Teoría del Significado. A pesar de todo, se aferra categóricamente
a que ambas perspectivas concurran juntas en todos los niveles de la escala.
En resumen, que la separación entre el fenómeno psíquico y el acústico del
lenguaje no tiene razón de ser. Por consiguiente, toda la división de Fonética,
Morfología, etc., se considera sólo un paliativo práctico que está muy lejos de
tener fundamento real en la esencia del lenguaje. Meyer-Lübke es consciente
siempre de este hecho y, sin vacilar ni disimular, se agarra entre los niveles
de lo que le parece necesario o útil para observar mejor la relación causal de
la evolución de la lengua. Se ha erigido en señor de la materia y señor de la
idea creada por él mismo. Nadie rechazará su distribución por considerarla
dañina porque la sabe manejar. No todos saben desenvolverse tan bien como
él en su armadura.
No es ningún secreto que se ha llegado a la división en Fonética, Teoría
de la flexión y Sintaxis por el procedimiento de análisis, de división mecáni-
ca. Se quería conocer la lengua en su estado (Zustand), no en su evolución
(Werden). Se la consideró como algo dado y concluido, es decir, positivista.
Se emprendió su disección anatómica. El lenguaje vivo (die lebendige Rede) se
fraccionó en frases, miembros de la oración, palabras, sílabas y sonidos.
Este proceder está absolutamente justificado y puede conducir a obser-
vaciones muy valiosas, pero simultáneamente puede convertirse en una fuen-
te de errores. El error se origina cuando uno se convence de que la citada
división tiene su causa en el organismo mismo del lenguaje humano, que es
algo más que una separación arbitraria, mecánica y violenta. Es un prejuicio
muy extendido y arraigado que la oración representa una unidad natural del
lenguaje (Rede), los miembros de la proposición son partes naturales de la
oración, y la palabra y la sílaba son otras subunidades naturales.
En realidad sucede aquí como en Anatomía. Tanto si separo la pierna
del cuerpo y llevo delicadamente el corte por la articulación correspondien-
te, como si corto en sentido transversal la tibia y el peroné, siempre resultará
una destrucción mecánica del organismo, no una disección natural. Porque
la unidad del organismo no está en los miembros o articulaciones, sino en
su alma, en su destino, en su entelequia o como quiera llamarse. Se puede
destruir un organismo pero no se puede fraccionar en sus partes naturales7.
El médico anatomista no cortará al azar, sino que optará por lo que le
parece más útil y eficaz. De la misma manera podemos reconocer las divisio-

7  La equiparación del lenguaje con un organismo se ha criticado muchas veces con fun-

dada razón. Somos conscientes del valor sencillamente metafórico de nuestro ejemplo.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 13

nes de los gramáticos en sonidos, palabras, radicales, sufijos, etc., no como


las más naturales, sino como las más útiles y eficaces. Sílabas, raíces, sufijos,
partes de la palabra y partes de la oración, son las articulaciones, por así decir,
en las que el lenguaje vivo se dobla y se mueve.
Pero cuando se afirma que los sonidos constituyen las sílabas, éstas las
palabras, las palabras la oración y las oraciones el lenguaje, de repente, se
ha dado el salto del Positivismo metodológico al metafísico, y se expresa un
sinsentido como el siguiente, que se sitúa en la misma línea: los miembros
del cuerpo físico constituyen el hombre. Es decir, se establece una relación
causal falsa, porque el principio de causalidad se ha trasladado a los fenó-
menos parciales mismos, en vez de a la unidad ideal superior. En realidad el
nexo causal discurre precisamente de forma inversa. El espíritu que vive en
el lenguaje humano constituye la oración, la parte de la oración, la palabra y
el sonido. Todo a la vez. Y no solamente las constituye (konstituiert), sino que
las crea (erzeugt). A menudo palabras ambiguas como “constituir”, “formar”,
“integrar” y similares, han suscitado el pretexto para un error de consecuen-
cias dramáticas.
Si por un momento se quisiera conservar la desmembración metodoló-
gico-positivista de la Gramática, pero simultáneamente atender la evolución
del lenguaje desde el principio idealista de causalidad como desarrollo del
espíritu, se tendrían que ordenar las ramas científicas especializadas en posi-
ción inversa. En vez de ascender desde las más pequeñas a las más grandes,
habría que avanzar al revés, desde la Estilística hacia la Sintaxis, para internar-
se después en la Teoría de la flexión y en la Fonética. Soy consciente de que
también este sistema invertido de la Gramática estaría muy lejos de ser rigu-
rosamente científico. Por el hecho de invertir la Gramática no se transforma
una disposición positivista en idealista.
Si el principio idealista de causalidad tiene influencia efectiva en la evo-
lución del lenguaje, todos los fenómenos que señalan y describen las siguien-
tes disciplinas: Fonética, Teoría de la flexión, Morfología y Sintaxis encontra-
rán su última, única y auténtica explicación en la disciplina superior, es decir,
en la Estilística. La Gramática citada debe transformarse total e íntegramente
en la consideración estética de la lengua.
Si se sanciona la definición idealista de que el lenguaje es la expresión
del espíritu, la historia de la evolución de la lengua no podrá ser otra que la
historia de las formas de expresión espiritual, es decir, la Historia del Arte en
el más amplio sentido de la palabra. La Gramática es una parte de la Historia
del Estilo y de la Literatura, que a su vez se incluye en la Historia general del
espíritu y de la libertad humana, en la Historia de la Cultura.
III. ANÁLISIS DEL SISTEMA POSITIVISTA

3.1 Teoría de la flexión y formación de palabras

La prueba de que existe una relación entre Gramática y Estética, tam-


bién llamada Estilística, está expuesta elocuentemente en varios casos visibles.
Me sitúo en medio del edificio doctrinal positivista y elijo una manifes-
tación de la Teoría de la flexión.
La declinación latina ha desaparecido sin dejar rastro en las lenguas
romances. Solo el antiguo provenzal y el antiguo francés han conservado el
sistema de los dos casos hasta aproximadamente el siglo XIII.
antiguo provenzal, nominativo sing.: cars / acusativo: car
antiguo francés, nominativo sing.: chars / acusativo: char

El fundamento de esto podría buscarse primero en la Fonética y acaso


en el hecho de que la –s final en estas dos lenguas se haya conservado durante
más tiempo que en la italiana y rumana, en las que es tan desconocida como
el sistema de los dos casos. Además parece corroborarse la observación de
que la pérdida del sistema de los dos casos en Francia, es decir, la pérdida del
nominativo, acaece al mismo tiempo que la desaparición de la –s final.
No obstante, no existe ninguna relación causal efectiva entre estos dos
procesos paralelos. Nos podemos convencer mirando al castellano. En él se
conserva la –s final hasta hoy. Pero los nominativos latinos en –us se sustitu-
yeron sin excepción por el acusativo en –um8. Efectivamente esto demuestra
que la lengua castellana, que es la que conserva con más fidelidad la –s final
latina, ha perdido simultáneamente y por completo el sentido que distingue
entre el nominativo y acusativo, como documenta el uso de la preposición
a para expresar la relación de acusativo (los padres aman a los niños), frente
al francés (les pères aiment les enfants). Después de que la Fonética no haya
podido dar una causa suficiente a la explicación del sistema de los dos casos,
intentaremos ver la posibilidad en la inmediata disciplina de la Sintaxis. En
primer lugar se insiste en la consideración de que, mientras se diferencia el
caso nominativo del caso oblicuo en un nombre flexivo, quien habla no nece-
sita ningún medio sintáctico especial para diferenciar el objeto del sujeto.
8  La excepción es la conocida palabra Dios en el latín eclesiástico, y en castellano antiguo

el curioso huebos < opus, en vez del natural huebra < opera.
14
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 15

Sin peligro de ambigüedad se podría disponer una frase en el orden: objeto-


verbo-sujeto o sujeto-verbo- objeto (les enfants aiment li pedre o li pedre aiment les
enfants); mientras que el francés moderno sólo admite de forma correcta este
orden (les péres aiment les enfants). En consecuencia se ha observado que en
la medida en que el sistema de los dos casos va desapareciendo, se hace más
raro el orden (objeto-verbo-sujeto)9.
¿Qué relación hay entre ambos fenómenos? ¿Es la adopción constante
del orden (sujeto-verbo-objeto) una consecuencia de la pérdida de las carac-
terísticas flexivas del caso, o bien todo lo contrario? El positivista que buscaba
explicar la destrucción de la declinación latina por la desaparición de la –s,
también aquí se inclinará a ver en la nivelación de las diferencias flexivas la
causa para la ordenación de palabras del francés moderno. Pero de nuevo se
equivoca.
¡Fijémonos en la posición del dativo o del genitivo en el francés moder-
no! Les pères parlent aux enfants – des enfants. Si adoptáramos un orden distinto
o perifrástico [C´est aux enfants (des enfants) que parlent les pères – Aux enfants
parlent les pères] sería una infracción del uso lingüístico tan atrevida como
si dijéramos les enfants aime le père, o también aiment les pères. Aunque en los
primeros casos no habría que temer ambigüedades. Con las preposiciones
à y de se adopta el distintivo más seguro para designar los casos. Por consi-
guiente la pérdida de las características flexivas de los casos no es la causa o el
fundamento real del orden de palabras del francés moderno, pues este rige
también allí y de la misma manera en donde esta pérdida no tuvo lugar o fue
sustituida de inmediato.
Excepcionalmente, es decir, con determinada intención, un escritor
puede permitirse esas libertades en un determinado contexto estilístico,
como cuando quiere resaltar un miembro particular de la oración por medio
de una disposición inusual (les officiers commandent aux soldats, et aux officiers
commande le roi). O bien, rien ne te sert d´être farine (La Fontaine). – Peu de pru-
dence eurent les pauvres gens. – Une chose ai-je à dire (La Fontaine). El positivista
acostumbra a calificar tales casos como arcaísmos o licencias retóricas o poé-
ticas y, en consecuencia, los separa de la regla.
Es necesario que en esta ocasión rindamos cuenta sobre los conceptos
“arcaísmo” y “licencia retórica” y que examinemos su solidez científica.
Cuando se describe el estilo de un poeta como La Fontaine se citan
sus abundantes arcaísmos como una característica central. Se entiende como
9  Se ha calculado que en los más antiguos monumentos (franceses) el objeto precede en

el 63% en todos los ejemplos, en el Roland un 42%, en el Caballero del León un 38%, en Joinville
un 11%. También la prosa del siglo XVI presenta estos porcentajes a pesar de los latinismos.
Meyer-Lübke, Ob. cit., vol. III, p. 799. L. Wespy, Zeitschrift für Neufranzösisch, VI, p. 150 y ss.
16 KARL VOSSLER

arcaísmo un medio de expresión estilística, un recurso poético. Y un recurso


poético es también evidentemente una licencia poética, en la medida en que
no es una simple negligencia, un lapsus linguae. El lapsus linguae no puede
ser objeto de la Gramática científica como tampoco un error de cálculo lo
puede ser en las Matemáticas. Por eso reunimos los conceptos de arcaísmo y
licencia poética en un concepto más amplio de medios de expresión estilís-
tica. Si el orden de las palabras (Peu de prudente eurent les pauvres gens) es un
medio estilístico para especialmente resaltar peu de prudence, entonces ¿cuál
es el orden normal de Les pauvres gens eurent peu de prudence? ¿No es, acaso, un
medio estilístico?
Para poder responder, debemos primero preguntarnos ¿qué es el Estilo?
Estilo es el uso individual del lenguaje, a diferencia del uso general. El
lenguaje general debería ser la suma aproximada de todos los posibles usos
individuales del lenguaje o al menos de los más importantes. La Sintaxis des-
cribe el uso del lenguaje como convención, es decir, como regla. La Estilística
estudia el uso del lenguaje como creación individual. Pero el método inducti-
vo asciende de lo individual a lo general, del caso particular a la convención.
No al contrario. Así pues, ¡primero Estilística y después Sintaxis! Todo medio
de expresión antes de ser convencional y sintáctico, fue individual y estilístico
durante mucho tiempo. Y aunque llegó a ser común, no por eso dejó jamás
de ser individual en boca del artista original. La locución más trivial puede
sonar de forma brillante y singular en ciertas interrelaciones del discurso.
En otras palabras, todos los elementos del lenguaje son medios de
expresión estilística. Todos son arcaísmos y neologismos a la vez, si se les
considera desde una perspectiva temporal determinada. Todos son licencias
poéticas o retóricas, si se les considera desde una regla construida arbitraria-
mente, puesto que todo lenguaje es una actividad espiritual individual. Los
términos arcaísmo, expresión retórica, licencia poética y similares, carecen
de significado científico riguroso y solo representan una serie de tautologías
inexactas, más o menos arbitrarias para el concepto Estilo que se define como
la expresión espiritual individual.
Los medios de expresión estilística repetidos con frecuencia y por
muchos individuos aparecen en la Sintaxis positivista como reglas. En cambio
el idealista no puede contentarse con cifras estadísticas de periodicidad o
regularidad. Quiere descubrir por qué causa esta expresión se emplea con
gran frecuencia y por qué aquella otra se emplea excepcionalmente. Y la
razón es que una ha correspondido mejor que la otra a las necesidades espiri-
tuales y tendencias de la mayoría de los individuos. La norma sintáctica tiene
su fundamento en la idiosincrasia espiritual dominante de un pueblo. Quiere
ser comprendida desde el fondo del “espíritu de la lengua”. Filólogos que se
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 17

califican de positivistas han polemizado sin derecho con el concepto de “espí-


ritu de la lengua”. Pero ésta es una planta de su propio jardín, un concepto
relativo, colectivo y al que se ha llegado por procedimientos estadísticos. Por
cierto, que sembrado para el servicio de la investigación idealista.
Una vez explicadas estas determinaciones conceptuales, abordemos de
nuevo nuestro problema.
El incremento paulatino en el francés moderno de la posición de las
palabras (sujeto- verbo-objeto) sobre la posición arcaica (objeto-verbo-sujeto)
no podía explicarse con satisfacción por la desaparición del sistema bicasual.
Naturalmente que no. Como no podía ser de otra manera, la nueva posición
es obra del “espíritu de la lengua” del francés moderno. A ella ha conducido
la necesidad creciente de un orden de ideas, sólido y racional, y una tenden-
cia económica y lógica. El orden de las palabras fue racionalizado, no porque
la flexión hubiera llegado a ser irracional y ya no distinguiera entre murus y
murum, sino más bien al contrario. Después de que la orientación racional
del espíritu de la nación francesa condujera a series ordenadas de ideas y de
colocaciones de palabras, pudo uniformarse su antiguo sistema de declina-
ción. Esta uniformidad, que considerada en sí y para sí podía aparecer como
irracional y prestarse a confusiones, ahora, en el nuevo contexto, se presenta
como racional y se revela como otro efecto, diríamos que paralelo al espíritu
o, si se quiere, al instinto, proclive al orden y la unidad.
No soy de la opinión de que el orden uniforme de las palabras es la
causa de la declinación uniforme, sino que ambos fenómenos se hallan en la
misma línea y tienen como causa común el “espíritu de la lengua”. Se podría
expresar también esta relación con estas otras palabras. La desaparición de la
–s y la desaparición del sistema bicasual son las condiciones bajo las cuales se
abre camino la fijación del orden de las palabras. Ellas no son la causa que las
origina, sino efectos de la misma causa, esto es, del “espíritu de la lengua”. Un
cambio lingüístico no puede ser nunca la causa de otro cambio lingüístico,
sino en todo caso su fenómeno concomitante, su condición, medio causal y
vehículo. Si se quiere hablar de un nexo causal entre la desaparición de la –s
y la desaparición de la forma flexiva del nominativo, solo se podrá entender
éste como un nexo ocasional y condicionado, pero nunca como un nexo
efectivo e incondicionado.
Sin embargo, una causa condicionada nunca es la única causa. Sufre
eventualmente otras causas condicionadas y en todo caso sufre junto a ella la
causa incondicionada y activa.
Ocurre casi siempre en la Filología que, cuando se intenta atribuir un
fenómeno lingüístico a otro, compiten varias propuestas de explicaciones
que sorprendentemente no se excluyen de manera recíproca. Incluso debe-
18 KARL VOSSLER

mos apoyar el postulado metodológico siguiente con toda nuestra energía.


Para cada cambio lingüístico se habrá de reunir, además de la causa capital,
una gran multitud de causas condicionadas, trabadas unas con otras, una
multitud de fenómenos concomitantes y de resultados secundarios. Solo de
esta manera se consigue una visión más amplia y profunda de las muy ramifi-
cadas interrelaciones de cambio y paralelamente de la unidad espiritual de la
vida de la lengua. Asimismo, debemos protestar con energía contra el error
fundamental del Positivismo metafísico, es decir, contra la confusión y mezcla
de causas condicionadas e incondicionadas.

***

No solo la presencia, sino incluso la ausencia de ciertas formas lingüísti-


cas deben explicarse desde el “espíritu de la lengua”.
Por ejemplo, casi todas las lenguas románicas tienen el pronombre
posesivo (meum, tuum, suum, etc.) en una forma doble derivada: tónica y pro-
tónica.

Castellano: mío - mía - mi


tuyo – tuya - tu
suyo – suya - su, - etc.
Antiguo provenzal: meus - (mieus) - mia – mos - ma
teus – (tieus) - toa - tos - ta
seus - (sieus) – soa – sos - sa, etc.
Francés: mien – mienne – mon - ma
tien – tienne – ton - ta
sien – sienne – son - sa, etc.

La lengua literaria portuguesa y la italiana, en comparación con las


anteriores, sólo emplean las formas tónicas. ¿Cómo se explica en estas dos
lenguas la ausencia de formas átonas y secundarias (nebentonig)? Difícilmente
desde motivos como las leyes fonéticas, puesto que ni en portugués ni en
italiano se observa aversión a las partículas protónicas de la lengua. Solo se
piensa en las formas del artículo determinado en las dos lenguas o en formas
breves como vosmecê < Vossa Mercê o en italiano Madonna < mea domina. Efecti-
vamente, el italiano antiguo conoce también pronombres posesivos protóni-
cos (me, mi, tu, su) y muchos dialectos hoy todavía los distinguen con bastante
exactitud10. Hasta el siglo XVI el portugués conservaba al menos junto a las
10  Cf. W. Meyer-Lübke, Italienische Grammatik, §§ 375-377 y Grammatik der romanischen

Sprachen, II, § 89, así como B. Wiese, Altitalienisches Elementarbuch, Heidelberg, 1904, p. 122.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 19

formas femeninas minha, tua, sua, otras formas (ma, ta, sa) que difícilmente
podrían representar algo distinto que las formas protónicas11.
La Fonética no ofrece ningún motivo para esclarecer el empleo unila-
teral de los posesivos tónicos en el italiano moderno y en la lengua literaria
portuguesa moderna.
Quizás pueda ayudarnos la Sintaxis en ello. Al menos es llamativo que
tanto en portugués como en italiano rija la misma regla sintáctica por la que
los adjetivos posesivos (besitzanzeigenden Beiwörter) suelen ir acompañados del
artículo determinado. Se prescinde del artículo solamente delante de nom-
bres de parentesco (padre, madre, hermano, sobrina, etc.) y en la alocución
vocativa. Asimismo, se prescinde del artículo cuando el posesivo tiene fun-
ción predicativa12. Es significativo que en los artículos que anteceden al pose-
sivo, el pronombre generalmente recibe un acento más intenso que cuando
va solo delante del nombre.

Italiano: mi’ amico, pero: il mío amico


Portugués: ma pénna, pero: a mina penna

A pesar de esto no podemos en principio considerar el uso frecuente


del artículo determinado como causa suficiente y única de la victoria de los
posesivos tónicos. En efecto, han podido contribuir otras peculiaridades de la
construcción de la frase en italiano y portugués como, por ejemplo, la inver-
sión del posesivo, tan ajena en francés (l´amico mio, a penna minha, etc.), que
da al pronombre el valor de un adjetivo.
Estas peculiaridades sintácticas (uso del artículo e inversión del pro-
nombre) exigen por su parte una nueva aclaración estilística.
El uso frecuente del artículo determinado se relaciona en muchos casos
con la fantasía plástica e intuitiva del italiano, con su tendencia a concretar
e individualizar las cosas. El italiano que entra en una tienda no dice ¡mi dia
burro! sino ¡mi dia il burro! Está viendo ante sí el trozo de mantequilla. Por
consiguiente, es consciente perfectamente de que el genitivo partitivo siem-
pre expresa en esencia una idea cuantitativa, una determinación de medida.
Distingue exactamente los tres casos:

1) bevo birra
2) bevo la birra
3) bevo della birra

11 Cf. Jules Cornu ”Die portugiesische Sprache”, en G. Gröber, Ob. cit., I, p. 794.
12 Cf. Sauer-Kordgien, Portugiesische Konversationsgrammatik, lección 14. Mussafia, Italieni-
sche Sprachlehre, ed. 25, p. 17.
20 KARL VOSSLER

Con el tercer caso piensa en una cantidad determinada de la bebida.


Con el primero considera la cualidad (bevo birra, non bevo vino). Con el segun-
do caso se hace sensible al noble líquido con todas las características indivi-
duales que le interesan especialmente. El francés, predispuesto a la abstrac-
ción, emplea el partitivo incluso en cosas trascendentales, acostumbra a unir
estas tres diferentes intuiciones en una única (je bois de la bière). La fórmula Je
bois la bière no le es extraña, pero sí menos corriente. Al italiano ya no le basta
la sencilla determinación de un objeto con la indicación de su poseedor o
vinculación. Exigirá una intensa individualización: no mio cappello, sino il mio
cappello o, mejor dicho, il cappello mio. De forma análoga se siente también
obligado a precisar los datos numéricos (morì a venticinque anni) y formulado
con más intensidad (ai venticinque anni morì). No es casualidad que el mismo
pueblo que otorgó al pronombre posesivo un valor de adjetivo, protagonizara
antes que ningún otro pueblo de Europa el “descubrimiento del individuo”,
como dice Jacob Burckhardt.
En primer lugar, no se comprende por qué esta tendencia a la indivi-
dualización se detiene justamente delante de los nombres de parentesco (mio
padre, no il mio padre). Si las tendencias del “espíritu de la lengua” deben ser
la causa incondicional de todas las formas de expresión correspondientes,
deberemos hacerlas valer también condicionalmente. En definitiva, la regla
de los pronombres posesivos sin artículo en los nombres de parentesco es
falsa. Se puede decir muy bien: il mio padre. Gabriele d´Anunzio en su último
drama La figlia di Jorio escribió la siguiente dedicatoria: Alla terra d´Abruzzi,
alla mia madre, alle mia sorelle, etc. La expresión a mia madre pertenece quizás a
la lengua familiar en la que puede prescindirse de una manifiesta individuali-
zación de los parientes más próximos e íntimos. Tendríamos pues que hacer
constar esta expresión como una licencia familiar que se expandió paulati-
namente13.
Mucho más verosímil que esta explicación es la siguiente. No sólo los
nombres de parentesco, sino todos los nombres que expresan una relación
predicativa de una persona a otra sucumben más o menos a las mismas osci-
laciones, por ejemplo, amico, nemico, protettore, moglie, maestro, padrone, etc. Es
decir, cuando se utilizan estas palabras se puede pensar en las personas que
son sus portadores o en la relación que desempeñan. Con el siguiente ejem-
plo se esclarece la diferencia (La regina ama il popolo come suoi figli. La regina

13  Meyer-Lübke, Ob. cit., III, §167, quiere explicar la ausencia del artículo en los nom-
bres de parentesco como una generalización de la alocución vocativa. A esto se puede objetar
que la alocución ¡mio padre! es inusual y que la forma predominante es ¡padre mio! La hipótesis
de Meyer-Lübke no está en condiciones de explicar la reincorporación del artículo al añadírsele
un adjetivo: il mio buon padre.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 21

ama il popolo come i suoi figli). La primera es la interpretación de que la reina


se encuentra respecto a su pueblo en la misma relación que una madre con
sus hijos. Por ello no necesita haber tenido hijos. En la segunda se interpreta
que la reina ama tanto a su pueblo como a los príncipes herederos, que son
sus propios hijos. Así se explica también el contraste - de suo padre e il suo papà.
Padre es la paternidad personificada. Papà es, por así decir, el nombre propio,
el padre mismo. Dentro de la propia familia se utilizan de ordinario estos
nombres propios (il babbo, la mamma, etc.). Pero fuera del círculo familiar no
interesa el individuo, sino la relación de parentesco. De ahí, mio padre, nostro
fratello. Lo mismo ocurre en portugués y quizás el ejemplo italiano haya ejer-
cido una influencia determinante en este.
También las diferencias de giros como a sua disposizione y alla sua dispo-
sizione (servizio, comandi), si no me equivoco, han de juzgarse desde el mismo
punto de vista. Con el primero, pienso en la disposición que viene de alguien;
con el segundo, en la persona que está disponible de determinada forma. En
el primero, el acento se sitúa en disposizione, en el segundo, en sua.
Así pues, la regla y la excepción han podido explicarse satisfactoriamen-
te desde la consideración estilística e idealista como casos típicos entresa-
cados del conjunto. Este procedimiento se aplica desde hace tiempo y con
extraordinario ingenio por Adolf Tobler a los problemas de la Sintaxis france-
sa14. Ya es hora de expandir consciente y sistemáticamente esta consideración
idealista a la Teoría de la flexión y a la Fonética. Porque la Estilística es y será
siempre el alfa y omega de la Filología.

***

A la inteligencia normal, que es el peor enemigo de las ciencias exactas,


no se le puede hacer entender que los cambios lingüísticos más insignifican-
tes, y aparentemente accidentales, tienen siempre una causa estética que es
inmanente al espíritu de quien habla.
¿Hay a primera vista algo más arbitrario que la forma como se decide
sobre el género de los nombres en la mayoría de las lenguas? Leemos, por
ejemplo, en una Gramática precisamente muy afinada lo siguiente: Il est quel-
quefois très dificile de trouver la raison logique qui a présidé au choix d´un des deux
genres. Ce sont bien souvent les hasards de la forme qui l´ont determiné15. En conse-

14  El ejemplo de Tobler ha encontrado muchos seguidores. En este sentido y también


como estudio notable he de mencionar las breves declaraciones de Heinrich Morf sobre los
“Tempora historica im Französischen”, en la revista Die neueren Sprachen, Marburg, 1904.
15  F. Brunot, Précis de grammaire historique de la langue française, 3ª edición, París, 1894,

pp. 232 y ss.


22 KARL VOSSLER

cuencia, el autor enumera en los siguientes párrafos un grupo de palabras en


las que la terminaison du mot, suivant qu´elle est masculine ou féminine, réagit sur le
genre des mots. Por ejemplo, raifort, plantain, van, choléra, acacia e incluso le phy-
lloxera vastatrix. Y, al revés, una lista de masculinos en latín que, merced a su
configuración fonética o a su sufijo, se trasladaron al grupo de los femeninos
(amulette, comète, énigme, éphitète, rime, poudre, reencontré, etc.).
Contra esta interpretación hay diferentes objeciones. Ante todo, no
puede haber una raison logique para la determinación del género de los nom-
bres y, todavía menos, para la evolución de una lengua. Una asociación de
ideas o un sistema conceptual es lógico o ilógico, pero nunca la forma en la
que tales pensamientos se expresan. Lo que se designa ordinariamente como
corrección lógica o formación lógica de una lengua es, una vez esclarecido,
bien la corrección de los pensamientos expresados en la lengua respectiva,
o bien la argumentación científica del contenido, o la más o menos rigurosa
armonía de las formas estilísticas de expresión usadas y usuales, es decir, la
semblanza familiar de las formas, lo que al positivista le parece una regula-
ridad gramatical. Supongamos que un talento lógico sea a la vez un buen
estilista, así la ilusión será plena y se creerá con razón que puede hablar de
los méritos lógicos de su forma de expresión. Cuando nosotros, los alemanes,
admiramos el francés como la lengua lógica por excelencia, significa que en
Francia han influido muchas personas, que junto al don de un pensamiento
sistemático tenían la facultad de una adecuada expresión. Pero en sí y por sí,
todo lenguaje es alógico. Cuando hablamos, colocamos un signo acústico o
gráfico, un σύμβολον para una representación psíquica. Llamemos a esta A
y a aquel B, así descansa el lenguaje en el postulado: “A debe ser como B”.
Pero hablando lógicamente “A es siempre igual a A”, y “B igual a B”. Por
ello, recientemente, diversos representantes de la filosofía de un exagerado
individualismo han sostenido que toda lengua es una fuente necesaria de
error, una falsificación o, al menos, una cruda falsificación y deformación de
nuestro mundo interior psíquico16. La tesis sería correcta si el que hablara
efectivamente identificara A con B, la representación con la expresión. Sin
embargo, los verdaderos artistas del lenguaje permanecen siempre conscien-
tes del carácter metafórico de todas sus palabras. Corrigen y completan con-
tinuamente una metáfora con otra, dejan que las palabras se contradigan y
solamente se fijan en la unidad y seguridad del pensamiento. A = B es para
ellos un postulado, no un teorema. Pero los postulados se encuentran fuera
de la esfera lógica. En la realidad del talento humano lingüístico también se

16  Cf. G. Prezzolini, Il linguaggio come causa d´errore, Florencia, Biblioteca del Leonardo, y

además la brillante crítica de B. Croce en la revista La Crítica, II, p. 150 y ss.


POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 23

encuentra viva y activa la satisfacción de este postulado. Y esto muchos mile-


nios antes de que alguien hubiera intentado plantear el postulado. A = B es la
condición esencial de nuestra vida espiritual. Quien la niega, comete un sui-
cidio intelectual. Quien la afirma, obedece las leyes de su naturaleza, sin por
ello dañar o beneficiar la lógica. Puesto que la lógica empieza sólo después
del lenguaje y mediante el lenguaje, pero no antes que él o sin él. Esto es lo
que queríamos decir sobre la raison logique.
Hay tan poca raison logique como raison phonétique o hasards de la forme
para determinar el género de los nombres. Hasta qué punto es fortuita la
relación entre la configuración fonética y el género gramatical de las pala-
bras, se desprende de la larga serie de formas de doble género (un amour-une
amour, un ouvre-une ouvre, un couple-une couple, etc.) 17. La forma se conserva
igual, pero al mismo tiempo con otro género se diferencia la idea.
Puede suceder en todas las lenguas, y esto generalmente sin llegar a ser
una amenaza seria para la transparencia mutua, que un mismo símbolo acús-
tico se aplique a diversas ideas. ¡Cuántos significados distintos tiene la fona-
ción de amour! El caso contrario es teóricamente imposible y prácticamente
se registra sólo en boca de quienes no dominan su propia lengua. Para esos
no hay diferencia entre un amour o une amour, un foudre o une foudre, il verra o
el va voir, je t´aime o je t´adore. Pero el arte del lenguaje consiste precisamente
en saber unir los más finos matices fónicos, flexivos, sintácticos y lexicológi-
cos, con un matiz conveniente de las ideas. En otras palabras, hay homónimos
en todas las lenguas. En cambio, los sinónimos son un error lingüístico o un
concepto poco científico, surgido de la interpretación deficiente del mate-
rial lingüístico. Solo puede haber sinónimos en la lógica, cuando se separan
pensamiento y lenguaje. A los sinónimos lógicos se les denomina tautologías.
Lo que se aplica a frases, grupos de palabras y palabras debe ampliarse,
en consecuencia, a las partículas de palabras, prefijos, sufijos, etc. La Gramá-
tica positivista de la lengua francesa instruye, por ejemplo, entre un sufijo
femenino –e (court-courte, vrai-vraie, voisin-voisine) y otro sufijo femenino –esse
(poète-poètesse o poètrice, électeur, électrice, etc.). Por lo cual el concepto de femi-
nidad se considera como unido de forma duradera e inmanente al sufijo.
Suele decirse que la feminización es función de estos sufijos. Sucede, pues,
que si una palabra, que en origen fue masculina o neutra, recibe por azar una
configuración fónica que recuerda concretamente las desinencias femeninas
preexistentes, entonces puede suceder que pase a la clase de los femeninos
por su significado. Así, lo que fue el neutro opera se transforma en une oeuvre,
amuletum en une amulette. En las desinencias -e, -ette se distingue el fundamento

17  Cf. E. Mätzner, Französische Grammatik, 3a. ed., II, §45.


24 KARL VOSSLER

del cambio de género. O, al contrario, palabras originalmente femeninas se


convierten en masculinas, plantaginem > un plantain, con una asimilación al
masculino como le nain, le refrain.
En realidad, la analogía fónica no es la causa, sino la condición o el
motivo para el cambio de género. Si la consonancia fuere la causa, también la
main se habría convertido en masculino.
La opinión de que determinados sufijos tienen determinadas funcio-
nes es poco científica. Otro nuevo error de la escuela positivista. Un mismo
sufijo puede recibir matices muy variados y finalmente cambiar su función,
según las diversas radicales con las que esté coordinado. Maîtresse no está con
respecto a maître en la misma relación que moinesse a moine. Lehrerin no se
comporta con Lehrer del mismo modo que Mann con Männin. Si Lehrerin es
la forma femenina de Lehrer, Männin debería ser la deformidad femenina, la
caricatura de Mann.
En estos términos se comporta también la flexión verbal con respecto a
los sufijos. El sufijo francés de futuro puede tener, según el contexto, las fun-
ciones más diferentes y debe ser traducido al alemán alternativamente por
wollen, können, mögen, werden, dürfen, sollen, etc. La división en futuro (Futur)
y presente (Präsens) no se corresponde en ningún caso con la cronológica de
futuro (Zukunft) y presente (Gegenwart). La división lingüística en femenino
y masculino no tiene nada que ver con la división zoológica. Tampoco con-
tiene, como se ha dicho, juicios de valor éticos o estéticos. Recuerdo haber
conocido una vez a un misógino original y apasionado que se tomó en serio
esta idea y en sus terribles poemas masculinizaba implacablemente todos los
femeninos que le parecían designar cosas especialmente valiosas. Así decía
“la sol”, “la aire”, “la ruiseñor” (der Sonne, der Luft y der Nachtigall). Cuan-
do le conté que los antiguos trovadores llamaban a su mujer amada, señor
(midons), empezó a entender que su procedimiento era una espada de doble
filo y que, en vez de desvalorizar lo femenino, podría conducir finalmente a
la profanación de lo masculino, y que era una cosa insegura filosofar con el
lenguaje y buscar en sus formas conceptos de valor.
La determinación del género en la lengua es, como toda forma de len-
guaje, simbólica o metafórica en esencia o, si se quiere, antropomórfica, en
el más amplio sentido de la palabra. La persona proyecta su modo espiritual
propio en las cosas. Su lenguaje es una actividad individual de su facultad de
conocer lo individual: fantasía, intuición, creación estética, y no contiene ni
el más impreciso elemento lógico. Por ello, el modo de expresarse de uno no
tiene absolutamente ninguna relación con el de otro. Para el hablante en len-
gua romance, el sol es masculino; para el germano, femenino. Ambas intui-
ciones tienen un buen fundamento, pero no en el sol, sino en los hablantes.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 25

En muchos casos al investigador en lingüística le resulta difícil y quizás


también prácticamente imposible reconstruir exactamente aquella intuición
que fue eficaz en quien habla, cuando asignó un sufijo o un artículo de géne-
ro a una cosa sin un determinado género. Sin duda que es mucho más fácil
descubrir un motivo externo como la consonancia o un cambio de sufijo.
Tan pronto como el Positivismo triunfa en una disciplina, el “trabajo
científico” deja de ser arte para los cerebros más lentos y satisfacción para los
más dotados científicamente.

***

Las relaciones entre el cambio flexivo o la formación de las palabras


y la intuición intelectual han sido objeto de un penetrante estudio de com-
paración de lenguas por parte de Hermann Osthoff, titulado “La naturaleza
supletiva en las lenguas indogermánicas”, con un término curioso creado por
él mismo18.
Osthoff distingue en cada lengua grupos de palabras “puramente mate-
riales” (echt-stoffliche) e “impuramente materiales” (unecht-stoffliche). Las impu-
ramente materiales son aquellas cuya unión se basa sencillamente en el signi-
ficado (fero-tuli-latum, bonus- melior-optimus, soror-frater, etc.). En las puramente
materiales, coinciden la afinidad de significado y la afinidad de radicales
fonéticos (grand-plus grand-le plus grand, maître-maîtresse, agit-agissait, etc.). En
la evolución del lenguaje se mezclan los dos grupos entre sí. Por una parte,
los grupos impuramente materiales se uniforman como puramente materia-
les. Por otra parte, se extingue un grupo impuramente material y se sustituye
por otro, pura o impuramente material. O, al contrario, es diferenciado un
grupo puramente material. Uniformización y diferenciación o nivelación e
individualización son tendencias hacia las que se mueve el espíritu creador
del lenguaje (schaffende Sprachgeist).
Osthoff describe tan certeramente estos fenómenos, en los que se da
el “estado psicológico” (psychologische Bewandtniss), que no puedo negarme a
compartir los pasajes del texto original correspondiente.

Así como la persona percibe con los ojos corporales con agudeza particular
lo más próximo espacialmente, así, con los ojos del alma, cuyo espejo es el lengua-
je, comprende las cosas del mundo de las ideas con más agudeza e individualidad
cuanto más se acercan a las sensaciones y pensamiento del individuo que habla
(…). Cuando en alemán se dice, por ejemplo, con radical distinción, Sohn (hijo)

18  Hermann Osthoff, Vom Suppletivwesen der indogermanischen Sprachen, Discurso rectoral,

Heidelberg, 1899.
26 KARL VOSSLER

y Tochter (hija), así como Knabe (muchacho) y Mädchen (muchacha), Hengst (caba-
llo) y Stute (yegua), se acentúa enérgicamente la diferencia individual, pero falta la
expresión de la unión de los sexos interdependientes del mismo género.

Por otra parte, a esta deficiencia le acompaña otra forma de percepción


grupal (gruppierende Auffassungsweise), que adjudica el mismo tipo fónico a la
pareja natural, como en latín filius y filia, puer y puella, equus y equa. (…).

Si el espíritu aprende (dice Georg von der Gabelentz) a distinguir, clasifi-


cando géneros, especies e individuos, a ordenarlos y subordinarlos (einordnen und
unterordnen), debo atribuir su mérito principal al espíritu (Gemüte) y a su perspec-
tiva, que distingue con agudeza lo próximo y sintetiza lo lejano con una convin-
cente panorámica grupal”. (…) “El concepto de comer, lógicamente considerado,
permanece él mismo, tanto si se efectúa el hecho de comer como el hecho de
saborear con placer duradero, como si se trata del acto ocurrido de alimentarse
en un determinado instante del pasado. Pero el lenguaje natural no expresa con-
ceptos lógicos, sino imágenes de ideas (Vorstellungsbilder) y el reflejo etimológico
es, respecto a la diferenciación entre éstas, distinto para el acto de comer en cada
una de las dos situaciones indicadas. Así, en griego, la primera es έσθίω, la segun-
da es έφαγον (…).
El avance en la vida lingüística (Sprachleben) de la percepción y designación
de las cosas, de lo individualizador a lo grupal, es simultáneamente un impulso
para el desarrollo de la actividad intelectual lógica (Denktätigkeit) de la persona
que habla (sprechenden Menschen). La llamada “formación clasificadora de con-
ceptos” (klassifikatorische Begriffsbildung) y su proceso han de resultar claramente
favorecidos, si se cubre siempre la exigencia “de hacer similar fónicamente, lo que
generalmente pensamos coordinadamente”.

Lo maravilloso de esta exposición de ideas valiosas es que el autor pro-


cede con un método estrictamente positivista y que procura distinguir dos
grupos que, en realidad, continuamente, se entremezclan. Pero no toma
las dos tendencias principales del “espíritu del lenguaje”, la agrupadora y la
individualizadora, como actividades esencialmente diferentes, sino que sabe
elevarse a un punto de vista idealista, cuando se trata de penetrar en la cau-
sa de los fenómenos observados. El pensamiento fundamental de Osthoff
es el siguiente: todo lenguaje es intuición (Anschauung), sea de algo indivi-
dual (Einzelding) o de un grupo de cosas. La reunión intuitiva de las cosas en
grupos es el último paso hacia el pensamiento lógico, pero no es todavía el
mismo pensamiento lógico. El positivista radical habría dado un paso más al
frente. Hubiera tomado la separación de grupos léxicos puramente e impu-
ramente materiales por una separación realmente perdurable, científica y
cualitativa, ya que solo entiende los conceptos empíricos como “científicos”.
Habría explicado como una diferencia esencial lo que para Osthoff es una
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 27

diferencia gradual. Y con esto habría trasladado al lenguaje mismo el dua-


lismo de intuición y abstracción, fantasía y lógica, arte y ciencia, como yo
mismo, hablando sinceramente, alguna vez he tenido la debilidad de hacer.

3.2 Sintaxis
Los propios errores son siempre los más aleccionadores, al menos para
el interesado. Puesto que el mío tuvo lugar en el camino entre la Sintaxis y la
Estilística y hasta aquí sólo hemos tratado con preferencia las relaciones entre
la Teoría de la flexión (Flexionslehre) y la Estilística, la autocrítica saludable nos
lleva ahora a dar un paso más allá en nuestra investigación.
Durante mi tiempo de estudiante en Estrasburgo me sentía especial-
mente atraído por los ejercicios sobre sintaxis francesa que organizaba enton-
ces mi estimado profesor Gustav Gröber en el Seminario de Románicas. La
idea fundamental de su teoría, si no me equivoco, era similar a la del trabajo
de Osthoff que, por cierto, entonces, todavía no se había publicado.
Así como ocurre en la formación de grupos flexivos, también en la for-
mación de grupos sintácticos se mezclan dos tendencias principales: la nivela-
dora y la individualizadora, o como Gröber explicaba, la objetiva-intelectual
y la subjetiva-intuitiva. Cuanta más pasión despierte una serie de ideas en el
interés personal del que habla, cuanto con más intensidad se matice lo afecti-
vo, tanto más se diferenciará también sintácticamente. Así, se distinguen dos
grupos típicos de medios de expresión sintáctica: la Sintaxis regularis objetiva
y la Sintaxis irregularis subjetiva, que se entremezclan continuamente en el len-
guaje, pero que en la Gramática pueden diferenciarse con bastante exactitud.
¿Cuál es el criterio de esta distinción?
1) El uso del lenguaje sintáctico verificado estadísticamente en tiempo
y lugar, en donde ha surgido el monumento lingüístico.
2) Un experimento. Para decidir si una expresión tiene o no contenido
subjetivo-afectivo se la intenta llevar a una forma objetiva-intelectual, es decir,
se sustituye el afecto “por la palabra que lo designa”. En donde es posible tal
permuta lingüística, habrá una forma sintáctica afectiva. Donde no pueda
verificarse, faltará a la lengua una palabra calificativa de afecto (…), o se
habrá elegido una expresión común en la lengua didáctica (objetiva)19.”
Por ejemplo:

a) P
 lût à Dieu ! Forma objetiva. - Je voudrais qu´il plût à Dieu. Elipsis afec-
tiva.

19  Gröber, Ob. cit., I, p. 215. En la segunda edición, p. 275 y ss.


28 KARL VOSSLER

b) A
 llez, allez ! Forma objetiva. - Allez tout de suite. Pleonasmo afectivo.
c) L
 e traître, je le punirai ! Forma objetiva. - Je punirai ce traître. Inversión
afectiva.
d) S i je le voyais, je l´invitais ! Forma objetiva. - Si je l´eusse vue, je l´aurais
invité certainement. Permutación afectiva.

Todos los medios de expresión afectivos de la Sintaxis se desvían de la


Sintaxis objetiva en estas cuatro corrientes principales. Se trata pues de dife-
rencias cuantitativas (elipse y pleonasmo) y cualitativas (inversión y pérmuta).
Toda esta clasificación es esencialmente relativa y es la misma que la
de Osthoff, quien divide en grupos puramente materiales o impuramente
materiales. Lo que en Francia central es una inversión afectiva puede perte-
necer en Francia oriental a la Sintaxis regularis. Así, por ejemplo, la posición
del adjetivo un savant homme en los dialectos de la Lotaringia parece normal
o sin un matiz afectivo20.
Lo que hoy debe juzgarse como sintaxis objetiva pudo ser antes una
permuta afectiva. Por ejemplo, el futuro románico j´aimerai de la forma ori-
ginaria afectiva amare habeo, en lugar del objetivo amabo. O el imperativo par-
lez! allez! que antes no era más que indicativo permutado. Así pues, puede
dudarse en el caso de muchos giros arcaicos que se registran como afectivos
o como regulares. Gröber ha buscado un recurso al colocar los arcaísmos en
un grupo independiente. Toda clasificación habrá de considerar siempre la
transformación del uso de la lengua en tiempo y lugar, si no quiere ser arbi-
traria y falsa. Gröber es perfectamente consciente de todo esto. Por ello apoya
que este sistema empírico se complete y corrija de continuo por la investiga-
ción histórica. Las clases de expresión propuestas por Gröber no necesitan
todavía de anulación porque hay una transición histórica y geográfica de unas
a otras. Flotan como una red, ligera y suave, en el río del lenguaje. Sus mallas
se desplazan con el curso de la corriente, pero no se rompen.
No obstante, no sólo es precaria y relativa aquella parte del sistema
que se apoya en el uso lingüístico, fijado estadísticamente en un tiempo y
lugar determinado, sino también la otra parte, la que se basa en el experi-
mento, es decir, en la investigación psíquica de la expresión. También los
conceptos de “intelectual-lógico” (“didáctico”) y “afectivo” son relativos en
el sentido concedido por Gröber. Lo que es intelectual-lógico no necesita
ser inafectivo. Lo que es afectivo no necesita ser ilógico o anti-intelectual.
No existe una situación de estado de ánimo no afectiva o afectivamente
indiferente. La ausencia de vida afectiva es la muerte. La ausencia de vida

20  Como lo acepta Meyer-Lübke bajo influjo alemán. Meyer-Lübke, Ob. cit., III, p. 781.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 29

intelectual es la idiotez. Ambos conceptos no se excluyen, sino que repre-


sentan conceptos parciales o diferencias graduales. La unidad absoluta es
el lenguaje o la facultad de hablar del individuo, del cual ambas componen
segmentos parciales.
Así cuando Gröber afirma que un giro gramatical pertenece a la Sinta-
xis afectiva me parece que no quiere decir otra cosa que aproximadamente
lo siguiente, precisando con minuciosidad todas las salvedades. La manera
de hablar A es tan parecida, comparada con el uso lingüístico dominante del
país B y de la época C, que cuando se introduce en el estado de ánimo del
autor D, se encuentra en una situación de excitación agradable y no tanto de
tranquilidad. Al menos el autor ha tenido la intención de dar a su lengua un
sello predominantemente afectivo y de expresar la intensidad del interés en
lo dicho, de modo también formal en la construcción de la frase.
Recordemos ahora que, según nuestra definición, la esencia de la Esti-
lística está en la fundamentación idealista de la expresión lingüística, como
creación genuinamente individual. Por eso está claro que el procedimien-
to de Gröber no es aplicable en sentido riguroso a la Estilística. Gröber
no quiere profundizar la manera de hablar A en relación con el individuo
D, sino que quiere precisar su esencia comparando el uso lingüístico B-C.
Objeto de la Sintaxis positivista es la presentación de la lengua, en especial,
de la construcción de la oración como un uso convencional. Con tal moti-
vo Gröber reconoció con oportunidad la posición particular de su sistema
cuando escribe tras exponer los rasgos principales, “aquí se unen Sintaxis
y Estilística”21.
“Sintaxis y Estilística”, no Estilística y Sintaxis. En este punto puede
intervenir con gran eficacia la crítica, que se ha ensayado22 varias veces en
la interpretación de Gröber. Ella puede objetar con razón. No se ha tendido
ningún puente científico entre la Sintaxis y la Estilística. El único camino
posible trascurre a la inversa, desde la Estilística a la Sintaxis. Según su pecu-
liar esencia, toda expresión lingüística es una creación espiritual individual.
Para expresar una intuición interior solo hay una forma única. Tantos indi-
viduos, tantos estilos. Las traducciones, imitaciones, perífrasis, son nuevas
recreaciones individuales que pueden parecerse más o menos al original,

21  Gröber, Ob. cit.


22 Cf. B. Croce, Di alcuni principii di sintassi e stilistica psicologiche del Gröber, en Atti
dell´Acad. Pontaniana, vol. XXIX. También mi réplica en Literaturblatt für germanische und roma-
nische Philologie, 1900, sobre todo en las págs. 25 y ss., que ahora no sostendría en todos los
puntos, y la refutación de Croce en Flegrea, Nápoles, vol. II, 1 de abril. Mis observaciones en la
revista Zeitschrift für romanische Philologie, 1903, pp. 352-364 y finalmente la polémica de Croce en
la revista La Crítica, vol. II, pp. 252-258, Nápoles, 1904, que debería zanjar la cuestión.
30 KARL VOSSLER

pero que jamás son idénticas. El uso sintáctico y las reglas lingüísticas son
conceptos toscos e imprecisos, originados por el estudio empírico, positivis-
ta y externo, que no pueden subsistir frente a una ciencia lingüística riguro-
samente idealista y crítica. Que las personas se entiendan hablando tiene su
fundamento en la agrupación de talento lingüístico y no en la agrupación
de convenciones lingüísticas, material lingüístico o de la construcción de
la frase. En realidad, no existen las comunidades lingüísticas, los dialectos
o similares. Estos conceptos se han aprobado mediante agrupaciones más
o menos arbitrarias y son un nuevo error del Positivismo. Si se encierran
juntos dos o más individuos pertenecientes a comunidades lingüísticas muy
heterogéneas y entre ellos no hay ninguna convención lingüística común,
pronto se entenderán gracias a su talento lingüístico. De esta manera se
formó el inglés y otras muchas lenguas. De esta manera se desarrolla toda
evolución lingüística, toda vida lingüística. Cada uno aporta su pequeña
contribución, cada uno participa creativamente. El lenguaje es una crea-
ción espiritual. Una lengua no puede ser enseñada en el sentido propio
de la palabra, sino que, como dice Wilhelm von Humboldt, sólo puede ser
“despertada”. Repetir lo que otros dicen es cosa de loros. Por ello el loro no
tiene ningún estilo ni es un centro de idiomas (Sprachzentrum). Por decirlo
de alguna manera, el loro es la convención lingüística personificada, es la
pura pasividad. Imita la lengua por instinto pero no se comporta de forma
creativa. Ciertamente en cada persona se esconde algo de loro. Es el déficit
o el pasivo de nuestro talento lingüístico. Nada positivo, nada existente,
ningún principio independiente sobre el que pudiera fundarse una cien-
cia. Donde empieza el déficit, acaba el talento lingüístico. Y allí también
se encuentra el límite de la Ciencia del Lenguaje. Considerar una lengua
como convención y regla equivale a considerarla como no científica. En
consecuencia, la Sintaxis no es en absoluto una ciencia, como tampoco lo
son la Teoría de la flexión ni la Fonética. Este amplio campo de disciplinas
gramaticales es un inmenso cementerio construido por incansables positi-
vistas, donde yacen enterrados con orden, en fosas comunes e individuales,
toda suerte de fragmentos lingüísticos muertos. Las tumbas están provistas
de inscripciones y están numeradas. ¿Quién no se ha sentido oprimido por
el hedor corrupto de esta filología positivista?
Tender un puente desde la Sintaxis hacia la Estilística es como querer
resucitar a los muertos. Se puede matar a golpes a los vivos y enterrarlos. Y
eso es lo que se practica diariamente en las lenguas vivas por muchos cente-
nares de maestros de escuela de todas partes. Pero el procedimiento de Grö-
ber equivaldría a una cura milagrosa, siendo fiel a la imagen empleada hasta
aquí. Así es en la realidad. Y ahí no veo su debilidad, sino su mérito.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 31

Tanto Osthoff como Gröber se atienen ante todo a las reglas lingüísti-
cas, a las clases tradicionales o creadas por el Positivismo de expresión posi-
tivista y extraen de este material muerto ciertos grupos, a los cuales intentan
dar de nuevo sentido y vida por medio de una interpretación idealista.
Pero nosotros hemos sostenido que a cada expresión le corresponde un
contenido espiritual especial e individual. ¿Cómo se puede entonces buscar
una raíz psíquica común a grupos de expresión diferente, si cada expresión
posee una raíz propia? Hay que objetar que las diferencias individuales de
expresión y contenido permiten una muy buena similitud general. Es más,
contenidos espirituales similares tienen también que producir por necesidad
formas de expresión similares, o todo el principio idealista de causalidad
sería falso.
Estas investigaciones generales llamadas “lingüístico-psicológicas” se
fundan en la hipótesis de que la relación entre el espíritu y la forma lingüís-
tica no es casual, sino rigurosamente causal. Parten de las reglas positivistas
del lenguaje, las destruyen y las sustituyen, no por reglas nuevas, sino por
máximas generales y amplias, desde las que se puede entender la vida de la
lengua desde dentro hacia fuera.
Animado por esta manera profunda y liberadora de considerar el len-
guaje, tal y como lo aprendí en las enseñanzas de Gröber, resolví ponerlo en
práctica en una monografía estilística sobre la Vita de Benvenuto Cellini23.
Cambié su procedimiento sintáctico-estilístico general en una investigación
puramente estilística y especial, que, por su naturaleza, hubiera exigido un
riguroso tratamiento individual. Esta era su primera inexactitud.
El estilo de Cellini había de ser comparado en este caso consigo mismo
y no con la Gramática de su tiempo. En vez de esto, machaqué la unidad espi-
ritual de la Vita y la desmembré, desde el punto de vista sintáctico-formalista,
en: régimen, construcción de periodos, orden de las palabras y oraciones,
permutaciones, pleonasmos y elipsis, y puse en contacto cada una de estas
categorías con una raíz psíquica. Con ello, espero haber prestado al menos
algún servicio a la ciencia de cementerio de la Sintaxis descriptiva con una
nutrida colección de materiales, pero la interpretación psicológica, como se
llama ahora, no fue suficiente. Los matices más finos del estilo se perdieron
cuando todo se redujo a dos elementos principales: el intelectual-lógico y
el intuitivo-afectivo. Para la explicación de la muerta Gramática positivista
de todos los tiempos y de los autores del material lingüístico acumulado, es
decir, para la investigación lingüística general, significa una inestimable con-

23  K. Vossler, “Benvenuto Cellinis Stil in seiner Vita”, Beiträge zur romanischen Philologie,

Festgabe für G. Gröber, Halle, 1899.


32 KARL VOSSLER

quista haber fijado los dos polos de la facultad humana de hablar: concepción
individualizadora y concepción agrupadora, y haber mostrado uno a uno los
efectos contrastivos. Sin embargo, la investigación especial de Estilo debe
exigirse menos cuantitativamente y más cualitativamente. Tal investigación
debería esmerarse en realzar los grados intermedios y todos los rasgos minús-
culos y particulares de la fisonomía espiritual del individuo aislado.
Sin embargo, no solo se desatendió el detalle, sino también el conjunto.
El espíritu de la Vita, su composición, sus principales ideas, sólo podían ser
comprendidas de manera fragmentaria y muy poco segura por medio de un
estudio sintáctico.
Pero todavía cometí un error más grave al poner en relación causal
lo que Gröber llama la Sintaxis intelectual y regular con el “intelecto lógi-
co-analítico” del escritor, y la “sintaxis afectiva” con el “intelecto artístico-
sintético”. Como si el lógico riguroso debiera expresar siempre sus ideas
sin pasión y de forma general, y el artista genial siempre las suyas de forma
afectiva e individual. Como si hubiera dos formas esencialmente distintas de
lenguaje: el lenguaje lógico y el artístico. Como si la bipartición de la razón
teórica en intuición y abstracción fuese válida en la lingüística. Como si la
interpretación agrupadora pudiera identificarse con la formación lógica de
los conceptos.
Aunque se analice y generalice tanto como se quiera la imagen de perro,
incluyendo las razas más raras y diferentes por agrupación extensa, esta ima-
gen no podrá convertirse por ello en un concepto. El concepto se forma por
deducción y definición, es decir, por derivación y por delimitación de otros
conceptos. La imagen general procede de la dilatación y sublimización de la
impresión sensible. El concepto sólo está completo cuando está edificado el
sistema total de los conceptos en la Filosofía. La imagen general consiste para
sí en su valor individual propio e inmediato y en su independencia. Pensar en
forma de imágenes generales significa ver las cosas con grandes contornos y
desde la lejanía, con una perspectiva de pájaro. Pensar en conceptos significa
reconocer las invisibles relaciones entre las cosas.
El lenguaje es siempre imagen e intuición, nunca abstracción. Incluso
cuando hablamos de conceptos y de cosas abstractas permanecemos siem-
pre con el lenguaje en el ámbito de la intuición más o menos concreta. Los
conceptos sirven para pensar, no para hablar. Allí donde comienza la lógica,
lenguaje y pensamiento se separan y empieza la guerra de la Filosofía contra
los errores del lenguaje. Una guerra que no puede continuar con otra arma,
sino que con el lenguaje mismo.
Cometí así un error con el lenguaje. Interpreté con falsedad el tér-
mino de Gröber de la expresión intelectual como expresión de la razón y
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 33

la expresión intuitiva como expresión del sentimiento. Contra lo que con


toda razón Benedetto Croce me objetó. ¿Dónde está pues la expresión de
la voluntad?
Hago un resumen. La Ciencia del Lenguaje es sólo Estilística en el puro
sentido de la palabra. Y la Estilística pertenece a la Estética. La Ciencia del
Lenguaje es Historia del Arte. Muchos filólogos se pasman al oír la palabra
Estética y piensan en la vieja Estética dogmática y no en la nueva Estética crí-
tica. La antigua comparaba la obra de arte con un ideal de belleza abstracto
y creado por uno mismo. La nueva compara la obra de arte con ella misma,
puesto que ha aprendido a comprender que hay tantos ideales de belleza
como obras de arte. El poeta no debe seguir las intuiciones del crítico, sino
el crítico las del poeta, para mostrarnos dónde y por qué el poeta entra en
contradicción con su propia intuición y es infiel a su musa.
Este método crítico es el método de toda la crítica idealista. Es decir, la
reproducción consciente del proceso interior que ha conducido a la obra de
arte, etc. Así como una función lógica o aritmética solo se controla repitién-
dose, la función estética sólo puede comprenderse y juzgarse por la “compe-
netración de sentimientos” o, mejor dicho, por la recreación. Aquí el error es
posible e incluso muy frecuente, pero lo arbitrario está excluido. Por consi-
guiente, el método es absolutamente científico24.
En efecto, Osthoff y Gröber han llegado a resultados al reproducir en
sí mismos las formas de expresión que investigaban, evocándolas de modo
congenial y observando allí lo que sucedía en su interior, qué efecto psíquico,
qué intuición obraba dentro de las palabras.
El ingenio estético-crítico es, por tanto, un don, igualmente que el esté-
tico-productivo, el lógico o el matemático, etc. A la Filología positivista, es
decir, a la recolección de materiales, le basta con cinco o quizás solo cuatro
significados y una discreta cantidad de paciencia. Pero para la Ciencia del
Lenguaje propiamente dicha es necesario tener lo que los italianos llaman
`aptitud´ (bernoccolo).

3.3 Semántica
En ninguna otra disciplina de la Ciencia del Lenguaje se revela la insu-
ficiencia del Positivismo de un modo tan evidente y múltiple como en la lla-
mada Semasiología o Semántica o Teoría del significado (Bedeutungslehre).
Aquí encontramos las elaboraciones más débiles, modestas e inútiles del Posi-

24 Estos principios se encuentran apoyados y desarrollados con más hondura en la

Estética de Croce.
34 KARL VOSSLER

tivismo. Para disolverlas tan sólo necesitamos una pequeña dosis de ingenio.
En cuanto más se asciende en la Gramática, más puro es el aire y con mayor
dificultad respira el positivista.
El papel absoluto del factor psíquico aflora tan abiertamente en la
Semántica pura que se excluyen todos los intentos de una clasificación super-
ficial y cuando, a pesar de todo, ésta se hace, nunca puede causar gran daño.
Incluso puede sostenerse que cuanto más superficial es el principio de clasi-
ficación, tanto menos peligroso resulta.
Cuando se investigan las diferentes acepciones y matices de significa-
ción de una palabra singular, nos remitimos enseguida a las conexiones en las
que aparece. Y se establece, pues, la relación con la Estilística. El significado
“usual” de la palabra se explica desde sus significados “ocasionales”.
No es significativo para los filólogos si se ordena el material de las pala-
bras según el alfabeto o si, en razón de ciertos propósitos especiales (quizás
histórico-culturales), se separan ciertos grupos conceptuales y, por ejemplo,
se tratan en su conjunto los nombres de animales, nombres de plantas, nom-
bres que designan el estado espiritual, valores morales, etc.
La cuestión ya es algo más delicada cuando en vez de tomar como base
del principio de clasificación la forma ortográfica o el significado aproxima-
do de la palabra, se toma la naturaleza del proceso psíquico por el que tiene
lugar el cambio semántico (Bedeutungswandel). Así, por ejemplo, se han inten-
tado clasificar todos los movimientos de significado (Bedeutungsverschiebun-
gen) en: determinación, translación y sustitución, o en cambios semánticos
por especialización y generalización, atenuación y refuerzo, desvaloración y
valoración y similares. En tales clasificaciones subyace siempre el peligro de
atribuirles un valor científico que efectivamente no pueden tener. Basta con
citar un ejemplo.
Cuando el término hostis, que originariamente significaba “extranjero”,
se convirtió poco a poco en el significado “enemigo”, se pudo distinguir en
esta transformación, según las relaciones psíquicas en las cuales tuvo lugar,
una especialización o restricción de significado (Bedeutungsverengerung) o
“determinación”, una transmisión de significado (Bedeutungsübertragung) o
“traslación”, y una extensión de significado (Bedeutungserweiterung) o “susti-
tución”. Restricción, precisamente, en cuanto se considera “enemigo” a una
parte de los pueblos “extranjeros”, es decir, ser enemigo como un caso espe-
cial de ser extranjero. Transmisión, en cuanto se comprende que lo extran-
jero es similar o comparable a lo enemigo. Extensión, en cuanto se presenta
lo extranjero como un caso especial de lo enemigo. Todas estas relaciones
psíquicas pueden haber intervenido en el cambio semántico “extranjero-
enemigo” y, por ello, es arbitrario encasillarlo en la primera en vez de en la
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 35

segunda o tercera categoría. En otras palabras, estas categorías son relativas,


es decir, que no son categorías.
No resulta más fácil con las otras clasificaciones del cambio semánti-
co. Todas están reunidas y, en parte, también justamente criticadas, aunque
no con la suficiente solidez ni implacabilidad, en una disertación de Karl
Jaberg, Evolución del significado peyorativo en francés25, en Berna. El error común
de todos los sistemas allí enunciados consiste siempre en querer diferenciar
tipos singulares de cambios semánticos esencialmente distintos, mientras que
todo cambio semántico es, en esencia, puramente metafórico. Junto a la cate-
goría de la transmisión de significado (Bedeutungsübertragung) no hay ningu-
na otra categoría con valor absoluto, es decir, científico. Todas las demás se
resuelven en ésta.
Sólo la lógica conoce esferas conceptuales ordenadas jerárquicamente y,
en consecuencia, puede constatar bien una contracción o una ampliación de
los conceptos. Pero la lengua nunca es lógica y no puede someterse a un trata-
miento lógico. El lenguaje no tiene conceptos sino solo intuiciones, cada una
de las cuales tiene validez propia, individual e inmediata y quiere ser juzgada
por sí. Posteriormente se podrán ordenar sus observaciones y resultados con
claridad y resaltar lo que hay de común y análogo como convenga. Pero jamás
podrá encontrarse una disposición científica, por ello sería inútil buscarla.
No sabría cerrar mejor este capítulo que con la reiteración enfática
de un postulado pronunciado por Johann Stöcklein en sus Investigaciones en
semántica26. “Tiene mucho más valor un único caso (de cambio semántico),
investigado con precisión, en el que se conoce realmente por qué vía y de qué
manera la palabra cambió su significado, que todo un libro llenos de bellas
teorías que no explican satisfactoriamente ningún cambio semántico (…)”.

3.4 Fonética y leyes fonéticas


Espero haber demostrado que la Teoría de la flexión, la Sintaxis y la
Semántica, que originalmente no son más que almacenes de materiales orde-
nados superficialmente, sólo forman parte de la Ciencia en la medida en que
se resuelven en la Estética. Lo mismo ocurre con la Fonética.
Sin duda que el método positivista ha trabajado proporcionalmente a
mayor escala la Fonética, pero también aquí ha producido los errores más
obstinados y encubiertos. Sobre todo el error cardinal de creer que existen
“leyes fonéticas”. La refutación de las leyes fonéticas equivale a la disolución
de la Fonética en la Estética.
25  Karl Jaberg, Pejorative Bedeutungsentwicklung in Französischen, Halle a. S., 1901. Diserta-

ción completa en la revista Zeitschrift für romanische Philologie.


26  Johann Stöcklein, Untersuchungen zur Bedeutungslehre, Münchener Dissertation, 1897.
36 KARL VOSSLER

Por lo que sé, la teoría de las leyes fonéticas en ningún sitio ha sido
mejor defendida, con gran despliegue de sagacidad y erudición, que en el
trabajo de Eduard Wechssler Gibt es Lautgesetze?27. Observemos con ojo crítico
los argumentos de Wechssler en sus líneas cardinales.
En primer lugar, el erudito se esfuerza por ilustrar la esencia y origen
del lenguaje. El lenguaje, dice, es un “movimiento de la expresión”. Pero no
todo movimiento expresivo es lenguaje. Distingue entre movimientos reflejos
y movimientos voluntarios. Aquellos son movimientos sintomáticos de expre-
sión y éstos son simbólicos. El tránsito de aquellos a éstos es una historia
muy sencilla. “Imaginémonos un gesto determinado, por ejemplo, sacudirse
la cabeza como movimiento reflejo de contrariedad y con un sonido reflejo
de aversión, y pensemos lo mismo reproduciéndose con frecuencia dentro de
una comunidad social. Los miembros de esta comunidad harían la experien-
cia sencilla y trivial de que un gesto similar repetido muchas veces o un soni-
do similar continuo se vincularían con este mismo contenido de conciencia.
Ahora bien, algunos y, en primer lugar, sólo los más capacitados, dieron el
pequeño paso de reproducir deliberadamente como movimiento arbitrario
el gesto asociado o el sonido respectivo, para dar a conocer a otros una expe-
riencia determinada. Tan pronto como se generalizó esta práctica, se crearon
movimientos de expresión simbólicos o voluntarios. Para ello no era indis-
pensable un mayor esfuerzo psíquico. Todo se explica por mera psicología de
asociación y, en consecuencia, también se encuentra en algunos animales”28.
Puede ser que haya sucedido así. La exposición es bastante correcta. Se
dota al hombre primitivo o al animal de movimiento reflejo, de intención o
voluntad, de un contenido de conciencia, de gestos y de cuerdas vocales y,
entonces, ya puede hablar. Se le cuelga a alguien un salvavidas, se le lanza al
agua y entonces ya puede nadar. Wechssler y todas las autoridades que men-
ciona, Wilhelm Wundt, Hugo Münsterberg, entre otros, nos explican cómo
se hace el lenguaje, bajo qué condiciones y en qué situaciones se produce el
lenguaje de la manera más sencilla y, por así decir, más natural. Nada más. No
se plantea la cuestión de la esencia y el origen del lenguaje. Se oculta el pro-
blema bajo el puente psicológico-asociativo tendido desde el movimiento de
expresión sintomático al simbólico. El positivista se contenta con esto. Ahora
sabe cómo funciona el engranaje. Por esto es tan difícil también abrirle los
ojos sobre un problema que no quiere ver en absoluto. A quien le basta con
esta explicación puede irse a dormir y proseguir en su sueño positivista.

27  Eduard Wechssler, “Gibt es Lautgesetze?“, Forschungen zur romanischen Philologie, Halle,

1900, p. 349 y ss. Homenaje a H. Suchier.


28  Ibid, p. 353.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 37

Figura 2: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos Raros. Ana 350. M
38 KARL VOSSLER

El mismo Wechssler no se satisface con esta explicación. Antes bien aclara lo


siguiente unas páginas después. “En primer lugar, el lenguaje es una función
psico-física del cuerpo humano (…), que exige no solamente ejercicio y habi-
lidad física sino también psíquica”. “El lenguaje no es un arte como a menudo
se pretende debido a una confusión entre destreza y arte”. En segundo lugar,
el lenguaje es una “pura función psíquica, en tanto que reproduce imágenes
de recuerdos y residuos de la memoria”. Para ratificar esta idea cita la famosa
frase de Wilhelm von Humboldt: “El lenguaje no es una obra (Ergon), sino
actividad (Energeia)”. Por todo ello su verdadera definición sólo puede ser
genética. El lenguaje es precisamente el trabajo del espíritu repetido eter-
namente (ewig wiederholende Arbeit des Geistes), que capacita el sonido articula-
do como expresión del pensamiento (den artikulierten Laut zum Ausdruck des
Gedankens fähig zu machen)”.
Pero entre la definición de Wechssler y la de Humboldt existe una con-
tradicción latente que se va haciendo patente en lo sucesivo. Para Wechssler
lo primario en el lenguaje es la función psico-física y lo secundario la función
puramente psíquica. Así sucede también en la realidad.
Primero el niño practica con su órgano de la voz para después exterio-
rizar las impresiones espirituales. Pero lo que es primario para la facultad de
la inteligencia intuitiva no precisa serlo para la facultad intelectiva. Antes al
contrario. Ya Aristóteles sabía que lo que aparece empíricamente más tarde
(das Spätere), en realidad es metafísicamente lo primero (das Frühere). Por
ello, el niño no llega a ser un ser espiritual porque tenga y ejercite sus órga-
nos de la voz, sino que tiene y ejercita sus órganos de la voz, porque es un
ser espiritual. El lenguaje es el síntoma del espíritu, pero no a la inversa. Los
órganos de la voz no son idénticos al talento del lenguaje. Incluso aunque
se prive al hombre de todos y cada uno de los movimientos de expresarse,
seguirá siendo igualmente un ser dotado de lenguaje. De la misma manera
que, en términos de Lessing, Rafael también sin manos habría sido un gran
pintor. Por ello, la definición de lenguaje como “movimiento de expresión”
es falsa y la función psico-física tampoco pertenece a la esencia del lenguaje.
La esencia del lenguaje es actividad interior, es intuición. Si se llega o no a la
exteriorización acústica es, en la práctica, muy importante, pero en la teoría
es completamente insignificante.
Así pues, la segunda definición de Wechssler se hunde profundamente
en el Positivismo, por más que emane aires idealistas con su arrimarse a Wil-
helm von Humboldt. Los conceptos positivistas no son, como ya hemos visto,
conceptos sino intuiciones o ideas generales. En consecuencia, las definicio-
nes positivistas tampoco son definiciones, sino descripciones.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 39

Figura 3: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos Raros. Ana 350. M
40 KARL VOSSLER

Las consecuencias del Positivismo oculto y evidentemente inconsciente


de Wechssler se consolidan enseguida en una serie de equivocaciones. Direc-
tamente después de la profunda definición humboldtiana del lenguaje como
Energeia espiritual, Wechssler hace la afirmación siguiente: “Esta Energeia del
lenguaje tiene que ser aprendida con esfuerzo, como cualquier otra destre-
za”. ¡De manera que la Energeia ha de ser una destreza! Lo que hay aquí es
un grave error, precisamente la confusión entre actividad interna y externa,
actividad teorética y práctica, intuición y articulación, entre arte y técnica.
La Energeia del lenguaje se adquiere al nacer, se posee, se ejercita y se educa,
pero nunca se aprende.
Otro inevitable error positivista, dados los precedentes, es el que come-
te Wechssler cuando afirma, en la página 369, que todo lenguaje se acabaría
si no fuésemos capaces de reproducir fielmente las imágenes acústicas perci-
bidas. Y cuando afirma, en la página 377, que “si no existiese un esfuerzo por
la regularidad fonética, jamás se habría creado lengua alguna ni tampoco se
habría conservado ninguna”.
Por otro lado, antes subrayamos con motivo de la Sintaxis que el “esfuer-
zo por la regularidad fonética”, la convención y la regla sólo significan en el
fondo pasividad. La misma objeción hemos de repetirla ahora.
A primera vista puede parecer paradójica que la unidad y regularidad
del lenguaje y de la pronunciación, que alcanzamos a costa de tanto esfuerzo,
sea el resultado de una pasividad espiritual, es decir, algo negativo, causado
por la limitación de nuestro talento lingüístico. Pero se ha de considerar que
cada individuo experimenta restricciones en su individualidad, en tanto que
adapta sus ideas, usos y costumbres y su lenguaje a su entorno. Esta restric-
ción puede sufrirse, por una parte, de forma inconsciente, cuando se com-
porta en actitud meramente pasiva y receptiva. O esta restricción se impone
por la propia decisión de la voluntad que se obliga a limitar la propia perso-
nalidad. Pero nótese que esto se hace tan sólo por consideraciones prácticas,
tanto económicas como morales. Así surge la singular combinación de que
lo que es pasividad teorética, es decir, estética o lógica, aparece como intensa
actividad en el ámbito de la actividad práctica. Quien se esfuerza por repro-
ducir sin intención parodística o artística una pronunciación extranjera o un
sutilísimo estilo extranjero desciende a la pasividad estética hasta convertirse
en un loro, lo que realmente jamás logrará, pues siempre dejará la huella
de algo personal. Por mucho que derrame con ello todo el sudor, no podrá
hacernos creer en ningún lugar del mundo que es activo espiritualmente, es
decir creativo o recreativo. Estamos muy lejos, gracias a Dios, de la teoría del
arte o del lenguaje como imitación. La variación lingüística es vida lingüística.
La uniformidad lingüística y fonética es muerte, tanto natural como violenta.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 41

Para ello también tenemos la confirmación empírica en el hecho de


que el niño cuya individualidad espiritual todavía trabaja con poca energía,
altera mucho menos la configuración fonética de una lengua que el hombre
que, en edad madura, quiere aprender los sonidos de una lengua extran-
jera. El positivista ve naturalmente la razón de esto no en la psique sino en
los órganos de la voz. Opina que la imitación de una forma de articulación
extranjera “resulta perfecta cuando el interesado es todavía joven, en espe-
cial, antes de entrar en la pubertad, antes de que los movimientos musculares
aprendidos en la infancia se conviertan en constantes”29. Pero ¿qué tiene que
ver la pubertad con la constancia de los movimientos musculares? Los movi-
mientos musculares se hacen constantes porque el espíritu permaneció cons-
tante. Si permaneciera elástico, también lo harían los músculos. En Alemania
conocemos una serie de famosos especialistas en fonética que hace tiempo
superaron la pubertad pero que reproducen fielmente, con fabulosa fluidez
y agilidad muscular los dialectos extranjeros más diferentes hasta llegar a con-
fundir. A estos hombres se les hace el honor de reconocerles su extraordi-
naria habilidad fonética como una habilidad espiritual. Se les admira, como
artistas que son y no loros o virtuosos de la musculatura lingüística.
Después de que Wechssler elevara la actividad física y también, diría yo,
psico-física de la articulación a un rasgo esencial del lenguaje, como se ha
expresado anteriormente y que, como todos los positivistas convirtiera una con-
dición en causa, puede continuar con tranquilidad su camino y contemplar el
lenguaje como actividad fonética, independiente del lenguaje como actividad
espiritual. Puesto que como él opina, en general, “hace tiempo que se ha reco-
nocido que la historia de la palabra, como fenómeno fonético, es independien-
te de los de significaciones asociadas y que, por mencionar un caso concreto,
cambio fonético y cambio semántico representan problemas diferentes”30.
Sólo que ¡nueva inconsecuencia! el autor intenta otra vez emerger y
liberarse del mar del positivismo, dentro de la reflexión fonética.
Otto Bremer y otros muchos han hecho la significativa observación de
que se puede alcanzar un mismo efecto acústico en el lenguaje humano a tra-
vés de movimientos musculares heterogéneos. Por ello Wechssler extrae con
sensatez la conclusión “de que en todas las lenguas los movimientos muscu-
lares producidos psico-físicamente no representan el valor esencial, sino que
solamente la representación acústica de la palabra en la memoria, es decir,
algo enteramente psíquico, es lo determinante para la pronunciación (…).
Con ello se demuestra definitivamente para el lenguaje la existencia de la
primacía de lo psíquico frente a lo físico y sería muy deseable que en el futuro

29  Wechssler, Ob. cit., p. 377.


30  Ibid., p. 365.
42 KARL VOSSLER

no tuviéramos que leer más sobre el `acto puramente fisiológico´ del lengua-
je y sobre otros equívocos materialistas similares. Incluso considerando solo
la parte fonética, el lenguaje es una función esencialmente psíquica del ser
humano”31. Lamentablemente esta valiosa verdad, subrayada por el mismo
autor, ha quedado estéril en la orientación de su investigación. Además, en
otros pasajes, Wechssler emplea el lenguaje más favorable y claro del Idealis-
mo. Pero, ¡ay! mientras tanto, su argumentación se arrastra por los senderos
lóbregos del Positivismo. Por sus frutos los reconoceréis.
Después de haber enseñado con mucha agudeza y criterio unos intentos
más o menos ingeniosos que explican el cambio fonético por “causas gene-
rales” (clima, comodidad, negligencia, etc.), empieza a hablar de las “causas
especiales” del cambio fonético. Y en primer lugar, por cierto, de las causas
del cambio fonético espontáneo.
Como es sabido, se denomina cambio fonético espontáneo al que no
se verifica por asimilación, disimilación o contaminación ni por ningún otro
influjo manifiesto de los sonidos próximos. Este cambio fonético espontáneo
puede tener, según Wechssler, diversas “causas especiales” que reaccionan sin
excepción. ¡Obsérvese, de paso, la lógica de los términos! Semejante causa
principal es la alteración de la “base de articulación”. Y el primer resultado
principal se expresa así: “Todas las alteraciones fonéticas producidas por alte-
raciones de la base de articulación, el llamado cambio fonético espontáneo o
incondicional, lo son sin excepción”32.
¿Qué es la «base de la articulación»? Es un concepto empírico de la
fonética creado por Eduard Sievers. “La posición de reposo de los órganos
del lenguaje es la base natural para cada uno de los movimientos de articu-
lación que conducen a la formación de los sonidos lingüísticos33”. En otros
términos, la base de la articulación es la única posición de los órganos de la
voz que ha dado pruebas de ser la más idónea para la producción regular del
sistema completo de sonidos de una lengua determinada. Por así decir, es la
disposición de nuestros órganos de la voz, por la que se condiciona la tona-
lidad uniforme de la pronunciación. La base de la articulación, en primer
lugar, no es naturalmente innata, sino que se adquiere por el hablar conti-
nuado dentro de un mismo sistema fonético. No sabemos hasta qué punto se
heredan las facultades adquiridas. Sea como fuere, la base de la articulación
engloba la totalidad de los sonidos presentes en una lengua, en tanto que
éstos “se hallan en mutua relación o, como también podría decirse, son corre-
lativos entre sí”34. Cuando se ha aprendido perfecta y exactamente cualquier
31  Ibid., p. 378 y ss.
32  Ibid., p. 470.
33 Sievers, Phonetik, 4. edición, pág. 20, citado en Wechssler, Ob. cit., p. 440.
34  Wechssler, Ob. cit., p. 440.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 43

sonido en la base propia de un dialecto determinado, todos los demás mati-


ces fonéticos del mismo dialecto se conforman de por sí. Si se desvía la base
de la articulación, se desvía todo el sistema de sonidos, ya que aquella no es
más que la expresión fisiológica de éste.
En el concepto de la base de la articulación también está contenida la
falta de excepción del cambio fonético. La afirmación de Wechssler es, por
consiguiente, una tautología muy mediocre. Si se hace la prueba y se invierte,
el resultado es el mismo. Todos los cambios fonéticos que no son excepción,
causan una alteración de la base de articulación, y viceversa. Todo lo que está
libre de excepción, no tiene excepción. También podemos decidirnos a jurar
sobre este tipo de leyes fonéticas.
Para que una ley fonética sea necesaria y sin excepción debe imperar
no sólo sobre los fenómenos acústicos, sino también sobre los individuos que
hablan. El cambio fonético debe caer sobre nosotros como un poder supe-
rior, como una epidemia, algo así como un contagio bucal, de modo que no
podamos de otra manera, sino de golpe y todos a la vez, pronunciar piede en
vez de pede. Es suficiente ilustrar vivamente este proceder para darse cuenta
del absurdo. No obstante, Wechssler se pregunta ¿son individuales o genera-
les las alteraciones fonéticas condicionadas por la desviación de la base de
la articulación? ¿Se propagan progresivamente desde determinados centros,
como admite Meyer-Lübke y otros tantos investigadores? ¿O bien sustituyen
cada uno de los miembros de la comunidad lingüística personalmente su
acostumbrado sistema de sonidos sin “imitar” los demás? La respuesta salta
a la vista. En esta cuestión es imposible la aparición individual35. ¡Natural-
mente! Puesto que el concepto de la base de la articulación no solo abarca el
conjunto de los sonidos, el sistema de sonidos, sino también el conjunto de
los individuos que hablan, la comunidad lingüística. Tenemos pues otra vez la
misma tautología que antes.
Según Wechssler, la desviación de la base de articulación surge prefe-
rentemente (también, quizás, exclusivamente) cuando un pueblo cambia su
lengua y se ve obligado a adquirir un idioma que originalmente le es extran-
jero. Así, por ejemplo, cuando los galos empezaron a hablar latín, el latín se
alteró sin excepción.
En comparación con esto, defendemos un punto de vista mucho más
sin excepción y afirmamos que cada individuo altera su propia manera, no
la manera común gálica o ibérica, ni estrictamente la extranjera y aceptada,
sino también la propia lengua materna innata. Si no percibimos todas las
alteraciones es por la insuficiencia de nuestras observaciones.

35  Ibid., p. 470.


44 KARL VOSSLER

Figura 4: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos Raros. Ana 350. M
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 45

Figura 5: Reverso. Hoja empleada por Vossler para el manuscrito. Ana 350. M
46 KARL VOSSLER

Comunidad lingüística, base de articulación, sistema de sonidos, ley


fonética son conceptos colectivos o ideas generales a las que en realidad
corresponde no un conjunto y unidad, sino una pluralidad y diversidad. En el
fondo, estos conceptos colectivos solo tienen el valor pedagógico o metodoló-
gico de la claridad, pero carecen del correlato en las cosas mismas y son, por
tanto, científicamente falsos. Poner un concepto colectivo derivado referente
al predicado (desviación de la base de articulación), en vez de un concepto
colectivo referente al sujeto (comunidad lingüística) y proclamar como ley la
frase resultante, es una simple tautología.
Pero el cambio fonético espontáneo debe tener otra causa además de la
desviación de la base de articulación: el acento. La segunda tesis de Wechssler
dice que es ley que todo cambio fonético esté marcado por el acento.
¿Qué es el acento? “Acento lingüístico es la organización del fenómeno
fonético (…), en la medida en que se cumple netamente por medio de la
articulación”36, y abarca los cosas más diversas: altura de tonos, duración de
tonos, sucesión de tonos, articulación de sílabas, percepción unimodal (eingi-
pfeligkeit) y bimodal (zweigipfeligkeit) y empleo de la voz. El acento es un “factor
constitutivo” de la lengua y, todavía más, un concepto colectivo. Esto es una
nueva tautología. Si se altera el factor constitutivo, ha de alterarse también
el fenómeno fonético constitutivo. Por eso el factor constitutivo es un factor
constitutivo. ¡Evidentemente!
El tercer cambio fonético sin excepción es la llamada asimilación. Asi-
milación es una “armonización entre sonidos próximos”. Pero cada comu-
nidad lingüística efectúa solo aquellas armonizaciones “que están condicio-
nadas, primero, por la acostumbrada base de articulación y, segundo, por la
manera tradicional que tiene de articular los acentos”37. ¡Así pues, de nuevo,
otra tautología!
Pero el cambio fonético espontáneo y “con carácter de ley”, que
Wechssler tampoco refuta, es anulado ahora por la influencia del significado
de las palabras a través de las llamadas analogías y contaminaciones.
Wechssler explica la aparición frecuente de armonizaciones analógicas
en la flexión a raíz de una incapacidad, de un fallo en la memoria. Es mucho
más profundo en esto el punto de vista de Osthoff, quien ha apostado por
la “concepción agrupadora de las cosas”, en vez de la vis inertiae, es decir, la
actividad espiritual consciente de su propósito. La explicación de Wechssler
se ha realizado sobre la comparación de dos grupos diferentes de lenguas.
Compara las lenguas ricas en formas flexivas con las lenguas pobres en for-
mas flexivas y naturalmente las últimas debían aparecer como inferiores. Esta
36  Ibid., p. 471.
37  Ibid., pp. 488-489.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 47

estimación es dogmática. Precisamente el dogma se encuentra en la disposi-


ción de la mayoría posible de medios de flexión para constituir un objetivo o
un privilegio de la lengua. Sin embargo, la lingüística crítica exige que cada
expresión y cada lengua se comparen sólo consigo misma.
Así, las analogías son el gran agujero de la ley fonética. Incluso los más
obcecados positivistas se percatan de que necesitan en ciertos casos del ele-
mento psíquico para entender la historia fonética. Y sólo en estos casos limita-
dos, en donde no hay ninguna otra posibilidad de explicación, nos permiten
disolver la Fonética en la Estilística o en la Semántica. Por lo demás, conside-
ran la Fonética como una disciplina independiente.
Pero apenas se han dejado aparcadas las excepciones analógicas, los
positivistas ven asomarse en el plan un nuevo enemigo de las leyes fonéticas:
el término erudito, el extranjerismo, el doblete. Por ejemplo, el latín fabula
se encuentra en francés en tres formas distintas (fole, fable, fabul-eux) y en ita-
liano incluso en cuatro (fola, fiaba, favola, fabula).
Estas cosas, replica el positivista, son eruditas y propias de la lengua lite-
raria. La lengua natural, el dialecto, no tiene nada que ver con esto, no cono-
ce dobletes. Entre el dialecto y la lengua literaria existe propiamente una
“diferencia esencial”38. Esta radica en que los cambios en los dialectos poseen
un punto de partida general y los cambios en la lengua literaria un punto de
partida individual. En aquélla es decisiva la mayoría; en ésta, la minoría39.
¡El viejo prejuicio! Lo mismo se supuso también para la canción popular
que surgía de forma general, orgánica y por necesidad natural. Mientras que
la canción artística procedía del estado de ánimo de un individuo deseoso de
causar sensación. Puesto que no se veían los autores de la canción popular se
pensó que el pueblo sería su autor. Se veneraban las groseras chapuzas como
revelaciones profundas y misteriosas del genio popular. Hace años que la His-
toria de la literatura se desembarazó de este romanticismo. ¿Hasta cuándo se
le quiere tolerar en la Fonética?
En realidad, la diferencia entre dialecto y lengua literaria es una “dife-
rencia esencial”, gradual, pero no cualitativa. En la cultura, el individuo
sobresale de forma soberana y busca liberarse espiritualmente de la fuerza de
la naturaleza y del entorno. Por ello se puede llamar también a la Historia de
la Cultura, historia de la libertad humana. En el estado natural predominan
los instintos. Este hecho tiene también hasta cierto punto su reflejo en la
evolución lingüística. Por ello, sin duda, se esconde un granito de verdad en
la tesis positivista anterior.

38  Ibid., p. 512.


39  Ibid., p. 516.
48 KARL VOSSLER

El lenguaje nunca es una actividad instintiva sino una actividad espiri-


tual, o si queremos dialogar alguna vez con Wundt, un movimiento volun-
tario, no un movimiento reflejo. Así considerado, el lenguaje supera por su
propia esencia el estado natural. Es la primera garantía de cultura, el primer
acto de emancipación espiritual y libertad. Toda lengua, incluso el dialecto
salvaje más primitivo, es por ello lengua literaria en el auténtico sentido de
la palabra. Quien establece una diferencia esencial entre lenguaje literario
y lenguaje no literario (dialecto), impone en realidad, una división honda
entre una lengua, la lengua, y una lengua que no es lengua. ¿Y no ha demos-
trado el mismo Wechssler la ilustración de la génesis del lenguaje, cuando
ha asignado al individuo la primera iniciativa y “en primer lugar a los más
inteligentes”?
Ciertamente cuanto más primitivas son las relaciones culturales, tanto
más tímido, vacilante, modesto e invisible resulta el factor individual en la
formación continua del lenguaje. Por consiguiente, cuanto más reducida
es la ventaja del individuo creador de lenguaje ante el público conservador
que habla, tanto menos impulsivos y evidentes y más continuados y regulares
son los movimientos de progreso de toda la comunidad lingüística. En el
dialecto se avanza con mucha lentitud y de modo uniforme; en la lengua
literaria a saltos y de modo menos uniforme. Pero tanto en una como en la
otra solo se producen progresos gracias a la iniciativa individual. En ninguna
parte se encuentran leyes. En todas partes es la libertad el principio de la
vida espiritual.
Una vez acabado con el error del origen general del cambio fonético,
aparece también como insostenible la teoría de las fronteras naturales de
los dialectos. A pesar de todo eso, los defensores de estas teorías pretenden
apoyarse en la experiencia. Su argumento principal es la observación de que
casi nunca aparecen solas las fronteras fonéticas “importantes”. “Estas fronte-
ras siempre aparecen unidas a otras, incluso en trayectos reducidos (…). En
consecuencia, regiones amplias no están atravesadas por fronteras notables,
es decir, que la regla es la fusión de una serie de pueblos de una comunidad
lingüística amplia”40.
Consideremos, por ejemplo, la frontera lingüística entre el provenzal
y el francés del norte y veremos que la línea que separa la región norte, en
donde ca se transforma en cha, de la región sur, en donde ca permanece
igual, coincide en lo esencial, pero sólo en lo esencial, y comparándolo con
un criterio amplio, con la línea entre la región en donde desaparece la t
intervocálica y aquella en donde se transforma en d. Y no muy lejos trans-

40  Bremer, citado en Wechssler, Ob. cit., p. 523.


POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 49

curre otra línea que separa para amavit el perfecto en a, amát, del perfecto
en e, amet41.
Todo esto es pedagógicamente muy bello. Pero el pensador crítico no
puede ocultar que la decisión sobre si es “importante” este cambio fonético o
aquel otro, sobre si constituye o no una barrera lingüística, se adopta siempre
por razones más o menos arbitrarias. El positivista riguroso debería hablar
realmente tan poco de los dialectos como el idealista, tan sólo de regiones
con predominio de ca o de cha, etc. Pero ya que por motivos prácticos hay
que agrupar y clasificar las lenguas, pienso que para una finalidad claramente
práctica debería introducirse un procedimiento claramente práctico. Por eso
me parece que la modesta propuesta de Gröber hoy sigue siendo la mejor.
“La no comprensión de una lengua por la otra, o una comprensión facilita-
da por la reflexión son, sin duda, el distintivo de una segunda lengua, y allí
donde cesa la comprensión inmediata de la otra lengua por la propia lengua,
debido al sonido variante de las palabras, ahí, se presenta una lengua o un
dialecto aparte42”.
Al desaparecer la realidad científica de las barreras lingüísticas ha caído
el último rodrigón de las leyes fonéticas. Aunque negar la ley fonética no sig-
nifica afirmar la arbitrariedad del cambio fonético. Arbitrariedad y azar son
quimeras. No son simplemente conceptos no filosóficos, sino conceptos no
filosóficos por excelencia. Lo contrario de la ley no es azar ni arbitrio, sino
libertad. Es libre quien es autónomo, quien obra según leyes propias y deter-
minación propia. La causalidad y la autodecisión se alzan como enemigas del
Positivismo; para el Idealismo se condicionan. Porque para los positivistas,
como se dijo anteriormente, las cosas mismas son las que representan el prin-
cipio de causalidad. El cambio fonético es ya la ley fonética.
No se acomoda de ningún modo con las percepciones del Positivismo
monista (y sólo de éste se trata aquí) que la ley sea una fuerza externa, un
tipo de hado que rige el mundo y, por ello, también, los sonidos. Más bien
son los sonidos los que constituyen la ley. Esta no es una abstracción, sino que
es inmanente a los sonidos y se revela mediante la vibración de los sonidos.
La evolución fonética es la manifestación de la ley fonética. La misma esencia
de la lengua exige, y no una esencia externa, que la lengua evolucione en
una dirección u otra. Esto es, la lengua con sus sonidos no está subordinada
a ninguna ley externa, sino a la propia. ¿Es decir, es autónoma? ¿Verdadera-
mente la ley fonética en sentido positivista indica la libertad del lenguaje?
En efecto, así se comporta. Para los positivistas estos mismos fenómenos son

41  Cf. los mapas III, V y VIII, diseñados por Suchier, en Gröber, Grundriss, I.
42  Gröber, Ob. cit., p. 418.
50 KARL VOSSLER

los señores autónomos del mundo. La piedra que cae y la tierra que la atrae
son los dioses que conforman la ley de la gravedad. Y la lengua hace su ley
lingüística o, mejor dicho, ella es su ley. Por supuesto que el positivista se aver-
güenza de hablar de la autodeterminación de las cosas, porque supone, con
razón, en esta afirmación un elemento antropomórfico. Su idea, reproducida
en términos exactos, es que los sonidos y, respectivamente, los instrumentos
vocales, se transforman y se mueven. No porque les gusta o porque estén
determinados, sino simplemente porque se transforman y se mueven. Así se
presenta el Positivismo en su extrema desnudez. ¡Ese es el profundo sentido
de la ley fonética!
Pero, para nosotros, la lengua con sus sonidos no es autónoma, sino el
espíritu que la crea, forma, mueve y la condiciona en todas sus particulari-
dades más pequeñas. La tarea de la Ciencia del Lenguaje es por todo ello la
de demostrar que el espíritu es la única causa activa de todo el conjunto de
formas de lenguaje. ¡Ni el menor matiz acústico, ni la metátesis fonética más
insignificante, ni el germen vocálico más inofensivo, ni el sonido parásito más
pobre, pueden abandonarse a la Fonética, a la acústica o a la aislada teoría
de los sonidos como su única explicación! Fonética, acústica, fisiología de los
órganos de la voz, antropología, etnología, psicología experimental, lleven
el nombre que sea, tan sólo son disciplinas auxiliares descriptivas que nos
pueden mostrar las condiciones en las que la lengua evoluciona, pero nunca
su causa.
La causa es el espíritu humano con sus intuiciones individuales inagota-
bles, con su αϊσθησις. Y la reina absoluta de la Filología es la Estética. ¡Si no
fuera así, hace tiempo que yo verdaderamente ya habría colgado los hábitos
de filólogo!
Personas de alta intelectualidad del mundo no especializado han cali-
ficado con el título de “especulador fonético”43 a estos representantes de la
filología, que con su “estricto empirismo” creen haber “consolidado una cien-
cia autónoma” y les han colgado el epíteto de “estúpidos”, que en este caso
no es una metáfora ni una ofensa, sino únicamente el término exacto que
les representa. Por fortuna, realmente, hay muy pocos filólogos de esta cla-
se, como los no especialistas se los representan, y por ello haríamos bien en
comprender el malicioso término del no especialista, no en el sentido de una
crítica, sino en el sentido de una advertencia.

43  [N. del T.- También se podría traducir por chanchullero o estraperlista].
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 51

3.5 Evolución fonética y significado


La unidad de la causa espiritual tiene que ser protegida en la Fonéti-
ca a cualquier precio. Puede ser pedagógica o metodológicamente cómodo
romperla alguna vez. Pero científicamente es inadmisible. El idealista no pue-
de reconocer ninguna diferencia esencial entre la evolución llamada de ley
fonética (lautgesetzlich) y la llamada analógica.
En francés antiguo frīgidum con î larga se convierte en freit y en italiano
en freddo, mientras que en otros casos de estas lenguas la î tónica larga se con-
serva como i. Se suele explicar esta excepción por la armonización analógica
con rĭgidum con ĭ corta, un término semánticamente próximo. El “sustrato del
latín vulgar” frīgidum satisface perfectamente los requisitos de la ley fonética y
se encuentra en la misma fase de la evolución que fĭdem, que se convierte en
francés antiguo en feit y en italiano en fede. Así pues, mientras que en la evolu-
ción de frīgidum a freit se distingue la influencia de significado semántico, no
parece ser el caso desde fĭdem a feit.
Pero sólo lo parece. La evolución de fĭdem a feit también ha de explicar-
se. ¿Cuál fue su causa? El acento.
Y ahora nos volvemos a preguntar: ¿Qué es el acento? Quizás la respues-
ta más bella la haya dado Gaston Paris cuando dice: el acento es el alma de la
palabra. Para ver lo que es el acento, piénsese en una lengua sin acento. ¿Qué
queda? De la lengua hablada no queda nada. De la lengua fijada por escrito
quedan entre 20 o 25 cáscaras vacías, entretejidas arbitrariamente, que se lla-
man letras del alfabeto. Leer un libro significa llenar con acento esas cáscaras
vacías. Para ello no se necesita articular un solo sonido. Se puede acentuar sin
recurrir a los órganos orales. ¡Tan espiritual, tan íntimo es el acento!
Acento y significado son palabras distintas para una misma cosa. Ambas
designan el contenido psíquico, la intuición interior, el alma de la lengua.
Ambas se hallan en la misma relación íntima con el fenómeno fonético. Es
una opinión absolutamente superficial creer que el significado pudiera estar
separado de la imagen sonora (Klangbild), mientras que sólo el acento sería
inherente a ésta.
Acabamos de ver que en una misma lengua no hay sinónimos. Pero
ahora afirmamos que tampoco existen sinónimos entre dos lenguas. La tra-
ducción es siempre recreación (Umdichtung). El latín lectum y el francés lit son
tan distintos en su contenido como en su sonido. ¿Quién se puede imaginar
que quien habla latín interpreta igual que el que habla francés? ¿No existe un
abismo entre el latín virtus y el francés vertu?
Se puede prescindir de las ondas sonoras en la imagen fonética, de las
consecuencias físicas de la pronunciación de una palabra, de las vibracio-
52 KARL VOSSLER

nes del aire, ya que no son partes integrales del lenguaje. Lo que queda,
pues, es la sombra del lenguaje, que yo no sabría comparar mejor que con
las personas del infierno de Dante o también del purgatorio. No tienen cuer-
po pero tienen una forma tan plástica, tan individual y expresiva como no
podrían tener si estuvieran provistas de carne y hueso. La palabra acentuada
como imagen sonora es el espejo más puro del espíritu. Si las ondas sonoras
pueden añadir algo será para complicarla no para esclarecerla. El objetivo
de la destreza técnica de la articulación es reducir al mínimo esta concreta
perturbación acústica. La buena pronunciación es siempre y sólo, en último
término, la pronunciación nítida y no debe confundirse con el buen acento
que significa siempre y sólo, en último término, la interpretación adecuada
de un contenido espiritual.
Así pues, el “acento” es espíritu y sólo espíritu, como también lo es el
“significado” (Bedeutung). En ninguna otra lengua puede observarse mejor
que en nuestra querida lengua alemana, cuyo carácter extraordinariamente
íntimo y espiritual podría basarse, en primer término, en la formación con-
secuente del acento radical (Stammaccent). Las diferencias entre übersetzen y
übersétzen, entre dúrchgehen y durchgéhen nos han proporcionado a todos moti-
vos de risa y han originado juegos de palabras. ¡Cuántos disparates se pueden
producir cuando al poner un solo acento en falso se leen erróneamente los
versos alemanes más bellos! ¡Qué escándalo si una persona híper-inteligente
declamara el Taucher44 con acento equivocado!

Und will sich nimmer erschöpfen und leeren,


Als wöllte das Meer noch ein Meer gebären

o si un Mefisto pedante recitara en falso:

Vom Rechte, das mit uns geboren ist,


Von dem ist, leider! nie die Frage,

cuando Goethe en estos versos no pensaba en el derecho vigente, sino en el


natural, en el derecho innato al ser humano.
Me han contado que un famoso actor italiano lograba conmover y hacer
llorar al público al balbucear los números del uno al cien con el acento de
quien llora arrepentido y se desploma tras el crimen. Nadie pensaba en los
números, sino que se compadecían estremecidos por el infeliz criminal. El
acento había otorgado un significado inesperado a los números cardinales
italianos. ¡A qué quedaría reducido un poema profundo si se recitara mal!

44  [N. del T.- Balada de Friedrich Schiller, Der Taucher (El buceador), 1797, versos 35- 36].
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 53

Comprender el acento de una lengua es comprender su espíritu. El


acento es el eslabón entre la Estilística o Estética y la Fonética. Desde el acen-
to tiene que explicarse toda la evolución fonética. El dualismo entre “evo-
lución fonética espontánea” y perturbación analógica o contaminación es
sólo una ilusión óptica y ciertamente un fraude similar al del dualismo de
los grupos “puramente materiales” e “impuramente materiales” de la Teoría
de la flexión y de la Morfología, o el dualismo en la construcción afectiva e
intelectual de la sintaxis. Allí vimos que no era posible una separación clara y
absoluta sino sólo relativa, dado que había grados intermedios y transiciones.
De la misma manera sucede aquí. La evolución fonética y la analogía son
diferencias graduales y no diferencias cualitativas.
De esto nos podemos convencer de forma enérgica al leer el ensayo
instructivo de Alfred Risop sobre Parentesco conceptual y evolución del lenguaje45.
Escojo algunos ejemplos típicos de los empleados por Risop. Del latín tenuis
se derivan en francés antiguo tenve, tanve y también tanvre. La v puede haber-
se introducido por asimilación al pariente conceptual juvenis > juevre, junto
con juefne. Pero también se puede haber desarrollado de forma autónoma
después de nv como la llamada consonante geminada, como quizás en el caso
de chanvre < cannabim, Genvre < Geneva, o bien la tendencia “fonética” puede
haber venido en ayuda a la tendencia “analógica”. Junto al francés antiguo
celeste hay un celestre que se explica como una afinidad con terrestre. Sin embar-
go, de nuevo, nos podemos equivocar en este aspecto al mirar otros casos
como honestre, poestre < potesta, aioustrer < adjuxtare, crostre <crusta, bissextre, etc.
Si contemplamos el caso desde un lateral parece un fenómeno fonéti-
co, si se contempla desde otro, parece analógico. Lo que cambia es nuestra
posición y no la realidad.
Un caso famoso, que quien lo estudia siempre se ve obligado a cambiar
su posición, es el pluscuamperfecto del provenzal antiguo con significado
condicional (chantera < cantaveram), que fonéticamente debía ser chantara. La
relación se ha trastornado por la influencia de la analogía en construcción
de los perfectos en dedi. Se tendría que aplicar entonces cantdederam y no
cantaveram. Pero éste produciría fonéticamente chanteira, que supuestamente
se convirtió en chantera por la acción de formas de perfecto (chante-i, chan-
tem, chantez, chantaron). Por otra parte, aparece chantara por la influencia del
futuro segundo chantar-ía, si chantara no representa el resultado regular del
antiguo pluscuamperfecto cantaveram.

45  Alfred Risop, Begriffsverwandtschaft und Sprachentwicklung (Beiträge zur Morphologie des

Französischen), Berlín, Weidmannsche Buchhandlung, 1903.


54 KARL VOSSLER

Figura 6: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos Raros. Ana 350. M
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 55

Figura 7: Reverso. Hoja empleada por Vossler para el manuscrito. Ana 350. M
56 KARL VOSSLER

Si efectivamente la evolución fonética fuera diferente de la analógica


en lo esencial, los estadios intermedios diseñados hipotéticamente tendrían
que haber existido en la realidad. Tendría que haberse producido una trans-
formación tras otra. Generalmente estos estadios intermedios son sólo cons-
trucciones pedagógicas que no son demostrables y por ello se señalan con
prudencia con un asterisco. Esta clasificación está presente en nuestra inte-
ligencia intuitiva, mientras que, desde la perspectiva del hablante, se habían
mezclado desde un inicio todas las tendencias individualizadoras (1° canta-
veram – chantara, 2° cant-dederam – chanteira) con las tendencias agrupadoras
(1° –averam, -dederam, 2° –eira, -era).
Si decimos que el viento sopla del suroeste, no queremos decir con ello
que primero sopla un viento del sur y después otro del oeste y ambos final-
mente se unen en el suroeste, sino que somos conscientes de que la expresión
“sur-oeste” es sólo un recurso para la orientación. Lo mismo cabe decir para
la forma chantera. Nunca ha sido analógica ni fonética, ni necesita haber sido
ninguna de las dos. Es una y la otra a la vez. “Fonético” y “analógico” son recur-
sos para la orientación. Con ellos designamos los polos opuestos de la inte-
ligencia intuitiva: la concepción diferenciadora de las cosas y la concepción
niveladora de las cosas. Una palabra se supedita a la analogía niveladora cuan-
do se concibe y presenta en relación con otras ideas. Pero evoluciona fonéti-
camente siempre que el hablante la deja en su característico valor individual.
Así se llega a que los efectos de la analogía se manifiestan particular-
mente en la Flexión, que es donde se representan las relaciones. Así se llega a
que una y la misma palabra puede ser considerada de maneras diferentes. Por
ejemplo, en el antiguo provenzal tenemos para imperator la forma en nomi-
nativo fonético emperaire, en analógico emperaires y en analógico con el caso
oblicuo emperadors. Del mismo modo bar, bars, baros, etc. Hay una incesante
complicación y nivelación y lo que por delante parece ser una complicación
o diferenciación, por detrás puede resultar una analogía y nivelación.

3.6 Unidad e individualidad del acento


Tras haber desestimado la división entre significación léxica (Wortbe-
deutung) y acento, tampoco podemos admitir la clasificación del acento en:
acento retórico, acento lógico, acento sintáctico (Satzaccent), acento léxico
(Wortaccent) y como quiera que se llamen todos los demás. A esta clasifica-
ción, como mucho, podemos asignarle un valor relativo y metodológico.
Realmente sólo hay un acento, que es el acento artístico, llamado también
acento retórico. Así como toda Gramática se resuelve en la Estética, también
todos los acentos han de resolverse en el acento artístico.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 57

Fijémonos por un instante en la realidad del acento léxico. Tomemos


la palabra dominus por el acento léxico o acento radical (Stammaccent) en la
ó, y contemplemos en lo que se convirtió en provenzal antiguo al aparecer
dóminus, posicionado delante de un nombre propio. Todo el residuo es un
sencillo En o simplemente ´N (En Raimbáut, N´Elbe, etc). El acento sintáctico
ha devorado completamente el acento léxico. Cuando entran en competen-
cia dos acentos léxicos, vence el que tiene de su parte el acento de sentido
(Sinnaccent). Cuanto más estrecha es la unión de sentido (Sinnverbindung),
mayor es la pérdida del acento léxico. Los diferentes futuros románicos ofre-
cen un bello ejemplo sobre esto:

latín: recipere > francés receivre, recipere habeo > recevrai, pero no receivrai.
latín: amare hábeo > italiano amerò, rara vez amarò;
andare habeo > andrò, rara vez anderò.

Pero,

español: vendere hábeo > venderé, rara vez vendré


fabulare hábeo > hablaré, rara vez hableré
recipere hábeo > recibiré.

A pesar de esto y por el contrario, las vocales españolas pretónicas tien-


den a desaparecer (incameráre > encambrar, operáre >obrar, paralisía > perlesía,
fidelitátem >fieldad, etc.). Así pues, debe aceptarse que en el futuro castella-
no, la unión sintáctica del infinitivo con habeo era comparativamente menos
intensa. De hecho, ambos elementos eran separables, al menos en el castella-
no antiguo (te amaré – amar-te-hé). Un experimento que hasta donde sabemos
sería inadmisible en el francés del norte y en el italiano antiguo.
Desde hace mucho tiempo se reconoce en la Filología el papel del acen-
to sintáctico. Se ha hecho evidente que un número considerable de mani-
festaciones, frente a las que la Fonética antes estaba desorientada, pueden
explicarse por una aplicación inteligente y consecuente del principio llama-
do de Fonética sintáctica (Satzphonetik). Sobre todo Fritz Neumann dentro de
la Ciencia del lenguaje románico ha hecho un avance enérgico y penetrante
en esta dirección con su ensayo Sobre algunas formas dobles de oración de la lengua
francesa46.

46  Fritz Neumann, “Über einige Satzdoppelformen der französischen Sprache”,

Zeitschrift für romanische Philologie, VIII, 1884, p. 243 y ss., p. 363 y ss.
58 KARL VOSSLER

Figura 8: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos raros. Ana 350. M
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 59

Neumann no sólo ha incluido en el ámbito de su investigación la yux-


taposición de formas léxicas (Wortformen) de tono agudo junto a las de tono
secundario (meum>mieu, men>mien, tou, tuen, ton, suen, son, etc.), sino que
también ha observado la influencia de las diversas intensidades del acen-
to (Accentstärke) en la configuración de las palabras y grupos de palabras
en francés y, en especial, la influencia de la posición del acento (Accent-
Einstellung) o, con más claridad, la articulación de sílabas (Silbengliederung)
que se encuentran bajo el acento sintáctico. De esta manera, ha logrado
demostrar cómo una serie de palabras de mucho uso como son las conjun-
ciones, preposiciones, pronombres, formas verbales e incluso sustantivos
singulares evolucionan de manera desigual, en parte por su posición inicial
(Anlaut), preferentemente por su posición final (Auslaut), según que fue-
ra su posición en la frase “posvocálica o antevocálica”, “posconsonántica o
anteconsonántica”.
Pero el acento de sentido o el acento sintáctico son superados o des-
truidos por el acento retórico (rhetorischen Accent). Por ejemplo, el italiano bei
giardino o bei giorni en vez de bello giardino y belli giorni se explica, en primer
lugar, mediante el acento de sentido. Pero toda la regla se derrumba cuando
se introduce el acento retórico.

Voi mi avete amareggiato i più bélli giorni della mia giovinezza!

El acento retórico o estilístico conserva la prioridad sobre todos los


demás. Es el único real. Ante su fuerte exhalación los pequeños acentos léxi-
cos y sintácticos se dispersan en el aire. Porque el principio de unidad del
discurso no son las palabras ni las oraciones ni los ritmos, sino las intuiciones
artísticas. Es decir, no el acento léxico, rítmico o sintáctico, sino el acento
interior, intuitivo y estilístico.
Todos los demás momentos que se acostumbran a enumerar junto al
acento en la Fonética: sílabas abiertas y cerradas (posición), dominio labial,
líquido, palatal (cambio fonético secundario), metafonía, mutaciones, etc.,
todos ellos, han de ser interpretados y demostrados como fenómenos con-
comitantes, como manifestaciones sorprendentes y curiosas del dominante y
dictatorial acento estilístico. Toda la Fonética ha de resolverse íntegramente
en la teoría del acento (Accentlehre).
Al galo, por ejemplo, le gusta el latín factu(m) con un acento diferente
al italiano. Este pronuncia con un acento cortado y agudo fá-ctu, mientras que
aquel lo hace con un balanceo cromático fâc-tu. De esta manera aproximada-
mente pueden haber surgido las diferencias entre fait y fatto. Esta observación
procede de Wechssler.
60 KARL VOSSLER

Gustav Gröber ha indicado en un pequeño estudio muy digno de ser


tomado en consideración47 que todas las lenguas romances están animadas
más o menos por la tendencia a despejar los obstáculos articulatorios dentro
de las palabras y, entre ellas, es decir, la adopción del mayor número posible
de sílabas abiertas (Offensilbigkeit). En líneas generales, esto es consecuencia
de la acentuación musical y rítmica propia de las lenguas románicas, pero tan
curiosa, ajena e interesante para los germanos. Para la lengua alemana todo
viene de la marcación fuerte de los radicales (Wortstämme) como portadores
del pensamiento. La articulación de su discurso se desarrolla más según fór-
mulas espirituales que acústicas. Por lo que los germanos no nos espantamos
en absoluto ante complicaciones consonánticas.
En alto alemán medieval se convierte gelouben > glaub´n, gelücke > glück,
höhest > höchst, entgelten > entgelt´n, etc. El alemán es una lengua más íntima y
espiritual y por ello en su forma externa más complicada, arrugada y espino-
sa. En general, las lenguas románicas son más sensuales y en su forma externa
están trabajadas y armonizadas con más esmero. En estas parece como si el
espíritu se hubiera condensado y se representara en la forma. En aquella,
que la forma se hubiera evaporado en el espíritu. Allá los grandes filósofos y
moralistas, aquí los grandes artistas.
¡Qué largo y qué fatigoso fue el camino que tuvo que recorrer la lengua
francesa antes de poder llegar a un razonable sistema abierto de sílabas, a
una claridad serena y fluida, que nos sonríe desde Molière y La Fontaine!
Como observa Gröber, primero se reguló el complicado sonido en posición
intermedia dentro de la palabra (Wortinlaut), según el modelo de la posición
inicial (fac-ta > faite, tex`re > teistre, sap-dus > sade, test`monium > tes-moin, misc`lare
> mescler, etc.). “Pero la tendencia prosiguió (…). En el siglo X comienza la
nasalización de la vocal ante la nasal cubierta (…). Sigue la vocalización de
l delante de consonante”. Desde inicios del siglo XII enmudece la s antes
de consonante. “En el siglo XIII se intenta suprimir al menos la r delante
de l (paller por parler)”. Paralelamente se inicia la contracción de t- y d- que
precedían la ch y g (cheval, large). Además se regula la correspondencia entre
la posición inicial y final de la palabra, se establece la unidad fonética y el
sistema abierto de sílabas, también dentro de la oración (sac plein > sa`plein,
trop grand > tro`gran, bel père > beau-père). Ya desde el siglo XI parece haber
empezado la supresión de las consonantes finales, primero de la t. No obstan-
te, esta tendencia se detiene ante las vocales en posición inicial, lo que pro-
gresivamente constituirá el característico fenómeno de la liaison en el francés
moderno.

47  Gustav Gröber, “Eine Tendenz der französischen Sprache”, Miscellanea lingüística in

onore di G. Ascoli, Turín, 1901.


POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 61

A la vista de una tendencia tan constante, continuada a lo largo de


tantos siglos, no se permite dudar de la homogeneidad de las causas de la
creatividad lingüística y de las transformaciones del lenguaje. Pero habrá que
explicar los cambios fonéticos particulares desde causas esencialmente dife-
rentes y especiales.
Quisiera también ponderar otra observación. Recientemente la lengua
francesa, sobre todo por la supresión de la e muda, empieza a desviarse otra
vez del objetivo mantenido mucho tiempo del sistema de sílabas abiertas.
Paralelamente se hace patente en la dicción una fuerte presencia del acen-
to radical de la palabra, en especial, en el discurso afectivo (nátion junto a
natión, téndress´ junto a tendrésse). ¿Tendremos que relacionar estos dos fenó-
menos? ¿Es que el alma latina del francés actual percibe un perfume germá-
nico o nórdico?
Así como al francés le caracterizan las sílabas abiertas, al italiano le
caracterizan las consonantes dobles. Sobresalen obviamente en el sur, en don-
de más se advierte la lejanía con la vecina lengua francesa. Valdría la pena
seguir el desarrollo de esta “tendencia” a lo largo de los siglos, penetrando
por entre los dialectos del sur y centro de Italia. Aunque la cronología de los
procesos particulares debe de ser tarea excepcionalmente difícil, dado que
la Ortografía facilita pocos puntos de apoyo. En cualquier caso, no se podrá
adquirir una visión más profunda del curso de las cosas hasta que se decida
colocar todas las geminaciones en una única línea para elevarse desde las
condiciones particulares a la causa general (ponere > porre, factum > fatto, septem
> sette, frig´dum > freddo, rapidum > ratto), en dialecto (grande > granne, biombo
> piommo, figlio > fijjo), también las geminaciones originadas por semivocales
(cognovui > conobbi, stetui > stetti, sepui > seppi, platea > piazza, radium > raggio,
habeo > aggio, etc.), así como las geminaciones fonético-sintácticas (a-Rroma,
a-Ffirenze, che ffai) y finalmente, las geminaciones acentuales (cholera > collera,
femina > femmina, la forma dialectal cuggino, etc.). Todas estas formas exigen,
en última instancia, si no me equivoco, una explicación común que sólo pue-
de hallarse en el peculiar acento del italiano. Mientras el francés distingue
cada sílaba por la cualidad del acento (tonos agudos y tonos bajos), el italia-
no prefiere articular su discurso con diferencias cualitativas (de intensidad y
duración de los tonos). Su sensibilidad rítmica exige que la sílaba que lleva el
acento fuerte también sea alargada (fídem > féde). Si un obstáculo mecánico
se opone al alargamiento (dóm-na), entonces la consonante se alargará en vez
de la vocal (dónna, pórre, béllo). Si el molesto grupo consonántico es explosivo
y, por consiguiente, incapaz de tal alargamiento, entonces en vez de la vocal
y en vez de la consonante, se alargará la oclusión que hay entre ambas y de
esta manera se verificará el retraso rítmico que se une a la intensidad de tono
62 KARL VOSSLER

(pé-tto, fré-ddo). Casos antagónicos como fémina > femmina se pueden aclarar
con el auxilio de la evolución hereditaria (fémina > fem´na) y después una
reconstrucción culta (fémmina). En otros términos, en italiano, la geminación
siempre se presentaría allí donde no pudiera prolongarse una sílaba tóni-
ca breve de otro modo que mediante alargamiento de una consonante de
duración (o fricativa) o mediante alargamiento de la oclusión que precede
a la consonante explosiva. La tendencia común que quizás podría explicar-
lo todo sería formulada de la siguiente manera: la sensibilidad fuertemente
rítmica del italiano aspira a una convergencia de intensidad y duración de
sonido, mientras que evita todas las sílabas tónicas incoherentes, como hace,
por ejemplo, el alemán del norte.
En la misma medida en que los tonos agudos se incrementan de forma
progresiva en un discurso afectivo, también lo harán las consonantes dobles.
Un Áve María se convertirá en un ávémmaría y al final en un ávvémmáría. Natu-
ralmente estas breves sugerencias sólo son una propuesta de explicación, nin-
guna explicación definitiva.
Una vez reconocida la unidad y el dominio absoluto del acento estilís-
tico en el ámbito de la Fonética, se originan, en consecuencia, los resultados
más importantes con evidencia y necesidad.
El estilo es un uso individual del lenguaje. El acento estilístico es acento
individual, es decir, que varía de un individuo a otro. Pero en tanto que el
estilo representa un uso y una costumbre, ya no podrá ser individual. El estilo
que se ha convertido en costumbre es un “protocolo” y se transforma en pasi-
vidad. El individuo empieza a imitarse a sí mismo. Aquí vuelve a inmiscuirse
la ciencia positivista al investigar el estilo de un escritor no por el estilo en
sí, sino en tanto que convención, protocolo o sintaxis. En este sentido se ha
investigado el estilo en la Canción de Roldán, Christian de Troyes, Rabelais,
La Fontaine, Molière, Zola, Dante, Marini y otros muchos. Yo mismo no he
tratado de modo muy distinto las formas expresivas de Cellini.
La auténtica Estilística orientada idealísticamente tiene que seguir sien-
do consciente de la doble individualidad del Estilo. Ha de exponer cómo las
formas lingüísticas son condicionadas: 1° por la individualidad del artista y 2°
por la individualidad de sus intuiciones. Entre las tragedias de Voltaire y sus
novelas hay un abismo estilístico.
Por ello emplea un individuo en sus discursos acentos desiguales, según
cambian sus intuiciones.
Después de haber colocado el acento y el cambio fonético en una
relación causal incondicionada, se sigue de ello necesariamente que todo
cambio fonético se origina siempre de forma individual, no solo en relación
con el hablante, sino también con la palabra. No es preciso someter al cam-
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 63

bio fonético ni el público ni los sonidos. El cambio no es por naturaleza,


en ningún aspecto, obligatorio o regular. Pero ante todo, el cambio debe
producirse.
Hemos de figurarnos aproximadamente así el proceso de la evolución
fonética. Un individuo cualquiera, digamos un parisino que vivió en una épo-
ca cualquiera, digamos a inicios del siglo XVI, pronunció en un caso deter-
minado, digamos que para impresionar a sus oyentes, un grupo determina-
do de palabras, digamos, trois mois ne suffisent point!, con un fuerte acento
marcado por su personalidad. Bajo la presión de este acento y por un modo
inconsciente de comodidad bucal, surgió espontáneamente una ligera alte-
ración fonética de una o dos sílabas. El trois mois que entonces los parisinos
pronunciaban como truè mué se convirtió en troà moà, por la abertura casi
imperceptible de la è y el correspondiente alargamiento de la u. Se produjo
una variante individual que se repetía, se insinuaba en casos similares y con
palabras similares, con un acento estilístico similar, como voir, croire, fois y se
entendía en su entorno, pero nadie se percataba de que era una desviación.
Hasta que un oído afinado como el de Henri Estienne la notó, la censuró y
la combatió. Pero ya era demasiado tarde. Los parisinos se habían acostum-
brado. La lucha entre uè y oà duró más de doscientos años y se llevó a cabo
eminentemente con las armas de la analogía. Y hasta el día de hoy todavía no
está decidida plenamente.
Cuanto más ponderamos esta cuestión, tanto más compleja, amplia e
irregular nos parece. Antes de que un cambio fonético se haya generaliza-
do, es decir, normalizado, ha sido una variante individual aislada. Incluso
debemos impugnar la tesis proyectada por Hermann Paul48, según la cual,
al menos el cambio fonético se consuma en el individuo singular de modo
consecuente. Sólo cuando el acento se repite de modo consecuente, siempre
reproduce de nuevo el mismo cambio fonético. Pero, ¿qué puede forzarnos a
creer en una regularidad del acento? Un acento que se expresa repetidamen-
te llama la atención y reparamos en él, pero si es aislado o incluso se repite
sólo una o dos veces, desaparecerá para siempre. ¿Significa que ha existido
menos que el otro? La variante individual se convertirá paulatinamente en
una variante dialectal hasta que por fin se introduce victoriosamente en otra
comunidad lingüística y se queda allí normalizada. Sería muy arbitrario no
reconocer la transformación uè > oà como legítima y espontánea, sólo porque
no se ha producido casi ante nuestra mirada en la época más reciente, aun-
que se la ha estudiado y aclarado en sus diversas fases por la crítica actual y si
se quiere también se la ha combatido.

48  Hermann Paul, Prinzipien der Sprachgeschichte, 3 edición, Halle, 1898, p. 63.
64 KARL VOSSLER

Heinrich Schneegans ha observado en los dialectos sicilianos un cam-


bio fonético muy interesante a punto de originarse, donde la é abierta se
conserva plenamente en determinadas condiciones acentuales y, como dice
Schneegans, se diptonga en íe cuando se pronuncia con afecto49.
Concretamente la observación empírica exacta, los registros fonéticos
más afinados, el rigor multiplicado del Positivismo como método, nos presen-
tan cada día, de modo claro y concluyente, la prueba contra las ilusiones del
Positivismo como filosofía, es decir, contra las ilusiones de las leyes fonéticas,
de las barreras dialectales, de la división entre cambios espontáneos y análo-
gos, entre préstamos y palabras heredadas.
De los préstamos de otras lenguas y de las palabras heredadas en la
propia hablan aquellos que ven las cosas en la lejanía con contornos inde-
finidos. Pero en cuanto nos aproximamos surgen las preguntas: ¿De dónde
procede el préstamo? ¿De dónde se hereda una palabra? ¿Dónde está la fron-
tera? ¿No es toda la lengua francesa, de la misma manera que cualquier otra
lengua, un complejo único de palabras en préstamo, de las cuales la mayor
parte proceden de la antigua Italia? Las palabras no se heredan ni tampoco
se toman prestadas. Las creamos de nuevo cada día y cada uno de nosotros
de una manera personal. Tampoco aprendemos la lengua, sino que ésta es
“despertada” en nosotros.
Sólo cuando se contempla la vida del lenguaje en este sentido, uno pue-
de estar seguro de que no podrá ser refutado nunca por el empirismo más
riguroso. El punto de vista del Idealismo crítico, suponiendo que siempre será
crítico e idealista, tiene su mejor apoyo y su garantía más segura en las ciencias
empíricas. Frente a esta relación, las ciencias empíricas, por su parte, debe-
rían ser conscientes de que toda su legitimación existencial teórica puede ser
solo demostrada por el Idealismo crítico. Pero tan pronto como las ciencias
empíricas empiezan a tenerse por Filosofía, surge el Positivismo metafísico.
Nada hay más peligroso ni más ridículo que un empírico que filosofa.

3.7 Teoría de la métrica positivista


Cuando la Fonética se atribuye una conducta filosófica surgen las leyes
fonéticas. Y no es mucho mejor cuando la Métrica (Verslehre) intenta algo
similar. Surgen entonces las leyes métricas, los principios rítmicos, o como se
denominen todos estos pretenciosos términos.
En primer lugar y con un propósito puramente metodológico o peda-
gógico se empieza a dividir mecánicamente y a considerar como unidades
49  Heinrich Schneegans, Laute und Lautenwicklung des sizilianischen Dialekts, Strassburg,

1888, p. 18 y ss.
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 65

aisladas los versos que el poeta ha unido espiritualmente, sin prestar atención
a que la unidad verdadera y orgánica sólo y siempre puede ser apreciada
desde la poesía completa.
Después se desmiembra cada verso en hemistiquios (Halbverse), pies o
compases, sílabas tónicas (Tonsilben) o sílabas átonas (Senkungssilben), etc. Se
constata que el número y ordenación de estas unidades parciales es constan-
te hasta cierto grado en ciertos versos. Así, todos los versos que tienen doce
sílabas y la cesura en medio, se reúnen con el nombre de “alejandrinos”.
Aunque en algún momento un poeta significativo como Víctor Hugo decide
faire basculer la balance hémistiche y esparce entre los versos alejandrinos bipar-
titos, algunos versos tripartitos. El antiguo esquema se adapta todavía, pero
con reticencias:

Ils se battent – combat || terrible! – corps à corps,

Mientras que el esquema más natural exige:

Ils se battent || - combat terrible! corps à corps

Verlaine da un paso más:

Elle passe, sous les ramures assombries

o también:

Chaque aloutte qui va et vient m´est connue.

El esquema antiguo se ha derribado totalmente. La definición del verso


alejandrino ha de ser alterada, a menos que no queramos insistir en un con-
servadurismo dogmático y entrar en contradicción con los hechos.
Así como las estadísticas de las administraciones regionales siempre lle-
van un retraso de años para el desarrollo económico de sus circunscripciones,
tampoco podrá esta métrica positivista agotar nunca la realidad. Ciertamente
no se le podrá reprochar por ello. Es el destino de todo conocimiento a poste-
riori que llega tarde. De ahí su nombre. Lo que hoy es correcto, mañana pue-
de ser inexacto y pasado mañana falso. Los madrigales del siglo XVI son muy
distintos de los del siglo XIV, además los franceses son totalmente diferentes
a los italianos y finalmente, en Alemania, el madrigal se desvanece en una
serie de formas métricas similares hasta llegar a ser completamente irrecono-
66 KARL VOSSLER

cible50. Todas las imágenes rítmicas y métricas son inconstantes en esencia,


unas más y otras menos. Bien se puede decir que cada nuevo poema de cierta
relevancia depara una sorpresa al observador agudo en algún aspecto formal.
Sólo por este motivo es teóricamente imposible formular leyes rítmicas
exactas de investigación a posteriori. Todo lo que se intenta en este sentido
puede tener un valor práctico y preferentemente pedagógico. Todas las defi-
niciones positivistas del verso son científicamente falsas.
Por ejemplo, la más reciente y extensa interpretación de L. E. Kastner
sobre la estructura métrica (Versbau) francesa empieza con la siguiente frase:
A verse can be defined as a series of words united by a rhythm or sucesión of times divi-
sible into measures which by their disposition give pleasure to the ear51. Es falso que el
verso consista en unas series of words. Víctor Hugo escribe sobre las ruinas de
una abadía estas palabras,

Purs ébats mêlés au vent


Qui frisonne !
Gaîtés que le noir vouvent
Assaisonne !

donde el último verso, el más expresivo, consiste en una única palabra.


Y aunque Kastner hubiera dicho en su definición series of syllables en vez de
series of words, lo hubiéramos criticado también, pues habríamos descubierto
muy pronto un verso de una sola sílaba. Y al llegar a la segunda parte de su
definición, ¿es que un periodo prosaico bien construido no gusta tanto al
oído como un verso? El placer acústico es mal criterio.
En resumen, si nos acercamos empírica y externamente al verso no
podremos definirlo nunca, puesto que es un Proteo52. Así como Proteo se
revela unas veces como agua, otras como fuego, serpiente o buey y no se
identifica ni con agua, ni con fuego, serpiente o buey, paralelamente también
el verso se muestra con un determinado número de sílabas, unas veces con
ritmo libre, otras veces con ritmo constante, unas veces sintácticamente enca-
jado, otras veces sintácticamente roto y ninguna de estas características cons-
tituye su esencia más íntima. Para agotar la cuestión habría que dar tantas
definiciones como versos hay en el mundo. Es decir que cada verso o, mejor
dicho, cada unidad de verso es un individuo.

50  Cf. mi investigación, Das deutsche Madrigal, Weimar, 1898.


51  L. E. Kastner, A history of french versification, Oxford, 1903. Cf. mi recensión en el Archiv
für das Studium der neueren Sprachen, vol. CXII, p. 23 y ss., que me he visto obligado a emplear
varias veces en algunas reflexiones y palabras.
52  [N. del T. - En la mitología griega es el Dios del Mar, que cambia constantemente].
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 67

Cuando se habla en la ciencia del “principio de versificación cuantita-


tivo” de las lenguas griega y latina, del “acentual” de la lengua alemana y del
“silábico” de las lenguas románicas, se cometen muchas inexactitudes. Por
ello tampoco hay que sorprenderse si recientemente se han levantado erudi-
tos aquí y allá que afirman que la cantidad en los versos latinos no es esencial
ni absolutamente obligatoria, ni el acento en los versos alemanes ni el núme-
ro de sílabas en los versos románicos. Así lo justifica convincentemente Franz
Saran en su libro Rhythmus des französischen Verses53, al afirmar que el silabismo
no puede constituir de ninguna manera un principio de versificación. Des-
graciadamente, por su parte, vuelve a cometer el error de defender otro prin-
cipio de versificación francesa, es decir, la alternancia de acentos rítmicos. Me
he empeñado en extensas reseñas críticas54 en demostrar cuán equivocados
son los nuevos intentos de Fréderic Wulff, Franz Saran, H. von Samson-Him-
melstjerna por “descubrir” el principio rítmico de los versos románicos, así
que no es necesario entretener al lector con más detalles sobre el particular.
El método positivista no fracasa exclusivamente en la cuestión de la
esencia del verso, sino también naturalmente en la cuestión de su origen.
También se han hecho intentos en este sentido. El más famoso procede de
Karl Bücher, quien en su libro Trabajo y ritmo55 hace nacer todo el arte rítmico
del “trabajo”, es decir, en su sentido más amplio, del movimiento físico de la
danza, marcha, trilla, martilleo, golpe, etc.
En esta teoría hay algo de cierto, a saber, que todo ritmo se basa en una
sensación física o psicofísica. Nuestro sistema nervioso en cuanto percibe una
sucesión de sonidos, espera la repetición regular o continuación de los mis-
mos y posee una pronunciada tendencia a disponer rítmicamente los movi-
mientos del propio cuerpo. La sensación rítmica es así algo orgánico y sin esta
sensación no sería posible ninguna articulación rítmica de los movimientos
físicos o psíquicos. El ritmo posee su conditio sine qua non en la naturaleza de
nuestro organismo. Sentir rítmicamente e impulsar estudios rítmicos nos es
posible, de ese modo, dado que estamos dotados de un sistema nervioso. No
obstante, mucho antes de que la naturaleza del oído y del sistema nervioso
se convirtiera en objeto de investigación, se realizaron obras de arte rítmicas
y se las estudió estéticamente. Quien quiera escribir un tratado del arte de
la danza no necesita verdaderamente esperar a los anatomistas para que le
expliquen la musculatura de las piernas. Los músculos son sólo los mediado-
res, los instrumentos de la danza, no su autor.

53  Franz Saran, Rhythmus des französischen Verses, Halle, 1904.


54  En los últimos volúmenes del Archiv für das Studium der neueren Sprachen und Literatur.
55  Karl Bücher, Arbeit und Rhythmus, 3ª edición, Leipzig, 1902.
68 KARL VOSSLER

Naturalmente que puede considerarse un baile o una marcha como


trabajo físico. Pero entonces, se está en las ciencias naturales, y ahí no se
puede reconocer otra cosa que las condiciones fisiológicas, físicas y químicas
en las que se produce el baile. Si el movimiento muscular o el “trabajo” fuera
el creador de la obra de arte rítmica, entonces, sin duda, sólo existiría este
único punto de vista.
Pero para nosotros la danza es, como obra de arte, algo absolutamente
espiritual. Es precisamente la expresión de un contenido psíquico. El con-
tenido psíquico integra el único regulador de la danza. Las piernas sólo son
un medio y deben obedecer. Danza y ritmo, considerados estéticamente,
son creaciones exclusivamente espirituales. Consideradas positivamente son
exclusivamente trabajo físico. Un tercer punto de vista sería imposible.
El trabajo físico puede medirse y contarse, pero no el espiritual. Por
ello el aspecto del ritmo que es mensurable no tiene ningún valor psíquico y
su investigación resultará indiferente y, si no es perjudicial, al menos sí que
será inútil para el estudio lingüístico. El tictac de un reloj o el traqueteo de
un vagón en un tren en marcha son, por así decir, procesos rítmicos objetivos
que pueden medirse. Pero no contienen absolutamente ninguna dimensión
psíquica determinada, aunque la podrían tener. El viajero en el tren pue-
de transformar el ritmo del movimiento de las ruedas en fantasías risueñas,
mientras que su compañero de viaje puede cantar con el mismo ritmo un
cántico fúnebre.
Goethe escribió sonriendo en concisos versos trocaicos56:

Fand mein Holdchen


nicht daheim
muss das Goldchen
draussen sein

Y con el mismo compás Schiller lloraba la muerte57:

Von dem Dome


schwer und bang
tönt die Glocke
Grabgesang

56  [N. del. T.- J. W. Goethe, Mailied (1812).


57  [N. del T.- F. Schiller, Das Lied von der Glocke (1799) / Canción de la campana.
Desde la catedral
Con toques pausados, llenos de inquietud
Tañe la campana
Un canto fúnebre].
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 69

La enorme diferencia no se halla en el esquema mensurable, sino en la


inconmensurable intuición espiritual.
Uno no puede imaginarse un testimonio más lastimoso de impotencia
espiritual, una escena más triste y grotesca, que la de muchos pedantes, que,
hoy, en todos los confines del mundo civilizado, sentados en sus escritorios,
cuentan y miden los versos, rimas, sílabas y cesuras y las trasladan y reducen
en el papel a curvas o series aritméticas.
De la misma manera como la Gramática, así debe también la Métrica
disolverse en la Estilística, en la medida en que quiera convertirse en ciencia.
Entre los más recientes ensayos de especialización idealista merece destacar-
se el estudio de Maurice Grammont en la Revista de lenguas romances (1903 y
1904). Aunque en cierto sentido todavía está atascado en el Positivismo, ya lo
podemos saludar como un acto liberador. En unos límites más modestos yo
mismo he intentado algo similar58. Y numerosos historiadores de la literatura
se han visto obligados con frecuencia al estudio estilístico de ritmos y rimas,
en cuanto no les satisfacía el conocimiento externo y superficial de las crea-
ciones poéticas.
Este procedimiento no es nuevo, pero sí que es escaso.

58  K. Vossler, “Stil, Rhythmus und Reim in ihrer Wechselwirkung bei Petrarca und Leo-

pardo”, Miscellanea di studi critici edita in onore di Arturo Graf, Bergamo, 1903.
IV. EL SISTEMA IDEALISTA DE LA CIENCIA DEL LENGUAJE

Adoptemos la Ciencia del Lenguaje como la deseamos, esto es, radical-


mente constituida en idealista y estética. Imaginémonos que toda expresión
lingüística tenga que ser explicada como una creación libre e individual des-
de las intuiciones propias del individuo que habla.
Inmediatamente se opone un serio y manifiesto reparo. ¿Dónde queda
la unidad? Millones de creadores lingüísticos, millones de formas lingüísticas,
desde frases mínimas como: llueve, ¡qué bonito!, ¡atención!, hasta la obra de
arte más amplia y meditada, son independientes unas de otras. Cada una es
libre, cada una, autónoma y soberana. ¿No es esto la anarquía más increíble?
¿Quién puede encontrar en este océano de indomable algarabía un punto de
vista científico firme? Si cada nuevo verso y cada nueva frase significan un ale-
jamiento caprichoso en cualquier dirección, ¿cómo es posible que las lenguas
no se dispersen en todas las direcciones? ¿No tendría que emerger cada día o
incluso cada segundo una nueva Babilonia en todos los confines de la tierra?
Si todo lenguaje debe ser una creación propia y libre, ¿dónde queda la fuerza
amortiguadora que retiene el impulso individual?
Ya hemos respondido dos veces a esta pregunta con la respuesta de que
la fuerza amortiguadora no es otra que la pasividad. Ya explicamos que el
déficit en el talento lingüístico, que el límite de la individualidad espiritual,
son el verdadero fundamento del origen de las convenciones lingüísticas,
comunidades lingüísticas y reglas lingüísticas. No es ningún defecto, ninguna
fuerza negativa, ni siquiera es fuerza. ¡Nada! ¿Y pueden conformarse unida-
des lingüísticas nacionales de la nada? ¿No es esto un absurdo? Una explica-
ción desde la nada no es una explicación. Explicar un fenómeno desde la
nada significa no explicarlo o negarlo. De hecho, hemos negado también la
realidad de las comunidades lingüísticas, de las reglas lingüísticas, de las fron-
teras lingüísticas y, por lo menos, hemos permanecido consecuentes.
Ahora bien, ¿hay algo más real que el hecho de que el lenguaje ejerce
presión sobre todos los hablantes? ¿Qué artista no ha experimentado en sí
esta presión? ¿No se ha quejado incluso Goethe, el maestro más libre y enér-
gico de la lengua alemana, de la rusticidad y pesadez de su idioma nativo59?
59 
[N. del T.-
He intentado muchas cosas, he dibujado, he esculpido en cobre,
he pintado al óleo, también he hecho algo en arcilla,
70
Vieles hab´ ich versucht, gezeichnet, in Kupfer gestochen,
Öl gemalt, in Ton hab´ ich auch manches gedruckt,
unbeständig jedoch, und nichts gelernt, noch geleistet,
nur ein einzig Talent bracht´ ich der Meisterschaft nah:
Deutsch zu schreiben. Uns so verderb´ ich unglücklicher Dichter
In dem schlechtesten Stoff leider nun Leben und Kunst.

Schiller ha comprendido profunda y universalmente el mismo proble-


ma en el célebre dístico sobre el lenguaje60:

Warum kann der lebendige Geist nicht erscheinen?


Spricht die Seele, so spricht, ach! schon die Seele nicht mehr.

No es preciso ser Goethe ni Schiller. Basta con que nos esforcemos con
seriedad y esmero, pero sin especial pretensión estética, por expresar los pro-
pios pensamientos lo más clara y adecuadamente posible. Y sentiremos el
exceso de la opresión de las convenciones lingüísticas y la insuficiencia de
los medios lingüísticos a nuestro alcance. Quien nunca ha sentido esta resis-
tencia, nunca ha dicho algo propio, sólo ha jugado con el lenguaje en vez de
trabajarlo y su nivel espiritual se encuentra por debajo de su nivel lingüístico,
es decir, es un diletante, como lo describe Schiller61:

Weil ein Vers dir gelingt in einer gebildeten Sprache,


die für Dich dichtet und denkt, glaubst du schon Dichter zu sein.

¿Cómo es, pues, que todos nosotros, unos más y otros menos, luchamos
con el lenguaje? Queremos hacernos comprender, pero nuestro entorno sólo
entiende el alemán y tenemos que hablar o escribir en alemán. Pero ¿quién
constituye entonces el “alemán”? El idioma alemán no se verifica por la teo-
ría de la pasividad ni por la limitación espiritual de los alemanes. Si fuera
correcta la tesis de la pasividad, la comunidad lingüística alemana tendría que
disolverse y evaporarse en la medida en que progresara la vitalidad y la acti-
vidad de la expresión lingüística de los alemanes. Pero la experiencia enseña

pero todo de una manera inconstante y no he aprendido nada ni he avanzado en nada.


Solo un talento he llevado casi a la maestría:
escribir en alemán. Y ahora consumo, infeliz poeta,
vida y arte en la materia más dura].
60  [N. del T.-

¿Por qué no se nos puede aparecer el espíritu vivo?


Habla el alma, si habla. Pero la nuestra, ¡ay! no habla ya más].
61  [N. del T.-

Porque te ha salido un verso en una lengua culta


que hace poesía y piensa por ti, te crees ya poeta].
71
72 KARL VOSSLER

lo contrario. Cuanto más instruido y civilizado es un pueblo, más perfecta es


su lengua, más clara y segura su gramática, y más sutil y correctamente mati-
zado su léxico. ¡Sin duda alguna! Así pues, una lengua nacional se realiza en
su conjunto y generalidad no por pasividad espiritual, sino por actividad. Y
precisamente no por actividad individual, sino colectiva, es decir, por coope-
ración.
Así es. A pesar de ello no podemos renunciar a nuestra primera tesis de
que las convenciones lingüísticas son algo pasivo y la creación lingüística es
algo individual. Las dos tesis son correctas, cada una desde su especial punto
de vista. La antinomia es solo ficticia.
La expresión lingüística se origina por la actividad individual. Pero se
generaliza cuando otros individuos la acogen, la admiten, la repiten. Unas
veces inconsciente o pasivamente y otras, incluso creativamente, esto es,
modificándola, corrigiéndola, atenuándola o reforzándola. En resumen, coo-
perando en una actividad colectiva. En el momento o etapa del nacimiento
o del progreso absoluto, la lengua es algo individual y activo. En el momento
o etapa de la estabilidad y fijación es algo pasivo (tanto en cada individuo
como en la comunidad). En el momento o etapa del progreso relativo, esto
es, como evolución y no como creación, es actividad espiritual conjunta.
La actividad espiritual conjunta será posible sólo cuando la tendencia
espiritual sea también colectiva. Asimismo, sólo será posible la actividad indi-
vidual cuando la tendencia sea particular y original. La lengua descansa pre-
cisamente en esa alternancia. Nos une y nos separa. Porque nos sentimos
semejantes y simpatizamos con nuestro pueblo, nos valemos de su lengua y
nos esforzamos en hablarla de forma tan clara, correcta, inteligible y sencilla
como nos es posible. Porque nos sentimos personalidades distintas buscamos
un lenguaje propio, un estilo personal y cuanto más exclusivo es nuestro sen-
timiento, más audaz, propia, nueva y compleja es nuestra expresión. Los tem-
peramentos amables escriben todos en un estilo sencillo y cómodo, mientras
que los presuntuosos y hoscos, de espíritu profundo, prefieren la oscuridad.
(Incluso Schopenhauer con su lenguaje cristalino no es aquí excepción y se
le incluye, no tanto entre los hoscos y melancólicos, sino entre los amables y
vanidosos que quieren ser comprendidos, admirados y compadecidos, pero
no ser objeto de burla o asombro).
Tales observaciones se refieren no sólo al estilo, sino que también se
extienden a la estructura fonética y flexiva de la lengua. La estrecha relación
causal entre la evolución del estilo y la evolución de los sonidos ha sido el
punto de mira más importante de nuestros argumentos. Ahora entendemos
también cómo se forman las llamadas tendencias que a menudo y durante
siglos han transformado la estructura fonética de una lengua siempre en una
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 73

y la misma dirección, hasta que finalmente se reconoce la fisonomía uniforme


y característica de la lengua, no sólo en su esqueleto o sintaxis, sino también
en su superficie acústica o sistema fonético. Estas tendencias son precisamen-
te el resultado o más exactamente el correlato de aquella semejanza, afinidad
y simpatía espiritual que reúne a los individuos únicos en pueblos y naciones.
Por regla general, la afinidad espiritual podría estar condicionada por
lo físico, de tal manera que la unidad de la raza coincidiera, en general, con
la de la lengua. De todos modos, no debe olvidarse que quienes están antro-
pológicamente más alejados pueden comprender la singularidad espiritual
de un pueblo extranjero, simpatizar con él, participar de él y hablar su lengua
como si fuere la propia. El parecido espiritual y racial se ve siempre cercena-
do, o parcialmente reducido, por la diversidad específica de los individuos.
Por ello no hay que representarse el cambio fonético de la lengua como
“espontáneo”, directo y sin trabas, y producido entre todos por un consenso
instintivo. Como todo en el mundo, el cambio fonético tiene que esforzar-
se y luchar para poder afirmarse, extenderse y dominar. ¡Cuantos cambios
fonéticos han debido perecer! ¡Cuantas variantes individuales han muerto
el mismo día de nacer! ¡Cuantas se limitan a un pequeño círculo, cuantas se
modificarán antes de imponerse! ¡Cuantas nuevas creaciones lingüísticas se
balbucean cada día en todas las cunas del mundo! ¿Y qué queda de todo ello?
¡Qué pequeño y miserable es el número de transformaciones fonéticas que
consigna el gramático, en comparación con el número de las que realmente
existieron, y de las que existen!
Uno de los engaños más groseros que existen es la defensa de la espon-
taneidad del cambio fonético. Sin ninguna duda, al observador superficial
todo lo conseguido y concluido le parece espontáneo y natural. Ya nadie
piensa en el despliegue de energías que le ha costado. Nada parece más fácil,
más espontáneo ni homogéneo que la marcha en desfile de un regimiento
prusiano en un campo lleno de fango. Pero, quien ha estado allí sabe cuántos
se han desviado de las secciones, cuántos se han salido de la formación, cuán-
tas botas se han estancado en el barro, cuántos cuchicheos se han disimula-
do, cuántas maldiciones, golpes y mutuas advertencias van y vienen entre las
silenciosas filas.

Así, pues, hemos descubierto dos momentos distintos en los que el len-
guaje debe ser estudiado y por lo tanto juzgado de manera diferente:

1) e l momento del progreso absoluto o de la libre creación individual


2) e l momento del progreso relativo o de la llamada evolución natural
y de la creación colectiva recíprocamente condicionada
74 KARL VOSSLER

Wilhelm von Humboldt se refiere a estos dos puntos de vista cuando


dice:

No es ningún juego de palabras vacías cuando nos representamos la lengua


que surge de sí misma con espontaneidad e insuperablemente libre, pero ligada y
dependiente de las naciones a las que pertenece62.

El estudio del primer momento prescinde de la posición histórica de la


lengua y es puramente estético. El estudio del segundo momento compara
la posición primera con la posterior y, por consiguiente, es histórico. Pero
cuando haya que explicar la transformación, el progreso y el dinamismo de
la lengua, habrá que regresar a la etapa estética o, como gusta decirse ahora,
a la etapa psicológica.

Así llegamos a un nuevo y consecuente, en esencia, sistema idealista de


la Ciencia del Lenguaje:

1) e l estudio puramente estético de la lengua


2) e l estudio estético-histórico de la lengua

El primer estudio sólo puede ser monográfico para investigar las for-
mas de expresión en sí e independientes unas de otras, en su caracterización
peculiar, en su capacidad propia. El segundo estudio ha de contribuir sintéti-
camente y agrupando. Ha de investigar las formas lingüísticas de los pueblos
y periodos, por una parte, cronológicamente, por épocas y periodos; por otra
parte, geográficamente, por naciones y razas, y, finalmente, por “individuos
de la etnia” y parentesco espiritual. Aquí, en la interpretación agrupadora del
material de este segundo estudio, es donde quiere instalarse el método posi-
tivista con gran fuerza, exactitud y escrupulosidad. Que se quiera clasificar
el material lingüístico en Fonética, Teoría de la flexión y Sintaxis es sencilla-
mente una cuestión de oportunidad y solo puede resolverse en consideracio-
nes prácticas y no teoréticas.
Nuestra clasificación en estudio estético e histórico del lenguaje no pre-
tende en modo alguno introducir un nuevo dualismo en la Filología. Estético
e Histórico no son antónimos según nuestra acepción. Se comportan de for-
ma análoga entre ellos a cómo se comportan las etapas fijadas en el sistema
62 Wilhelm von Humboldt, Über die Verschiedenheit des menschlichen Sprachbaues, §1. [N.
del T.- La traducción magistral al castellano de Ana Agud ha omitido el primer párrafo, que es
donde se halla esta cita, por causas que explicita. Wilhelm von Humboldt, Sobre la diversidad de la
estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad, traducción
y prólogo de Ana Agud, Madrid, Anthropos, 1990].
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 75

positivista de la gramática descriptiva y narrativa, con las cuales y bajo ningún


concepto, nuestras etapas pueden ser confundidas o identificadas. Con las
designaciones de estético e histórico señalamos el anverso y reverso de un
mismo procedimiento filológico que, en rigor, solamente puede ser compa-
rativo. Si se compara la forma de expresión lingüística con la correspondiente
intuición psíquica, la consideración será estética, es decir, que interpreta el
“sentido” de la forma de expresión. Cualquiera que oye una voz o lee un tex-
to practica esta actividad. Al principio, inconsciente y poco científicamente.
Pero en cuanto lo hace con serenidad y conocimiento y reflexiona sobre sus
interpretaciones, practica una Ciencia del Lenguaje estética. Si se comparan
entre sí formas diferentes o similares de expresión y se investiga su conexión
etimológica, el estudio se convertirá en histórico, sin haber dejado de ser esté-
tico. Es decir, que lo que se interpreta como estético se acabará explicando
como histórico y se situará en el contexto de su evolución lingüística.
Cuando Hermann Paul sostiene en la introducción a sus Principios63 que
toda la Ciencia del Lenguaje debe ser sólo y necesariamente histórica, no
deja que destaque la Ciencia del Lenguaje elemental, la cual investiga senci-
llamente el sentido de las formas de expresión, pero no su parentesco. Paul
admite la indispensable etapa previa y requisito como algo evidente y fija la
vista únicamente en el último objetivo de la Ciencia del Lenguaje, el recono-
cimiento de su evolución. Sin embargo, lo que se presupone como evidente
es solo la αĭσθησις inconsciente, no la consciente y crítica. Solo ésta y, úni-
camente ésta, es la que integra la esencia de la Ciencia del Lenguaje. Ahora
bien, en vez de realzar la tesis de Paul por la que “toda Ciencia del Lenguaje
es histórica”, vamos a realzar la nuestra, por la que “toda Ciencia del Len-
guaje es estética”. Si la Ciencia del Lenguaje fuera exclusivamente histórica
no podría diferenciarse de las ciencias naturales que también son históricas.
Sólo en virtud de su carácter estético se asocia a las Ciencias de la Cultura
(Kulturwissenschaften). El mismo Paul lo confirma de forma categórica: “Lo
que se habla no sufre evolución ninguna” (p. 25). Nosotros añadimos que
precisamente por ello la Lingüística no puede considerarse tampoco históri-
ca, sino solamente estética.
Sin elementos estéticos no existe un tercer tipo de estudio puramen-
te positivista o descriptivo de la lengua. Teóricamente es imposible. Pero
¿no hemos hablado nosotros mismos de una tercera etapa de la evolución?
¿Precisamente de la etapa de estabilidad y fijación del lenguaje que pusimos
en concordancia con la pasividad pura de los individuos hablantes o de sus
comunidades?

63  Hermann Paul, Prinzipien der Sprachgeschichte, 3ª edición, Halle, 1898.


76 KARL VOSSLER

Figura 9: Manuscrito. Legado de K. Vossler en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich,


Sección de Manuscritos y Documentos raros. Ana 350. M
POSITIVISMO E IDEALISMO EN LA CIENCIA DEL LENGUAJE 77

Esta tercera etapa es el punto muerto que no existe. Existe sólo una
pasividad parcial, pero no una pasividad perfecta. Y esta pasividad parcial es
precisamente la limitación del individuo por la comunidad o viceversa. El
estadio de la absoluta estabilidad de la lengua es, pues, ilusoria. Sólo existe
un estadio de estabilidad relativa y éste coincide naturalmente con el del pro-
greso relativo o la evolución, sin más.
Permítanme recordar en este contexto un pasaje de la obra de Fichte
Grundlage der gesamten Wissenschaftslehre. El filósofo habla de la relación entre
el yo y el no-yo y la ilustra con extrema claridad de la siguiente manera:

Poned en el espacio continuo A y un punto m, la luz, y un punto n, la oscuri-


dad; puesto que el espacio es continuo y no existe hiato entre m y n, es preciso que
haya necesariamente entre los dos puntos un punto O, que sea a la vez luz y oscuri-
dad, lo cual es contradictorio. Poned entre ambos un término medio: la penumbra.
Se extiende de p a q; en p la penumbra limita con la luz; en q con la oscuridad.
Haciendo esto sólo habéis aplazado la respuesta; no habéis resuelto la contradic-
ción de manera satisfactoria. La penumbra es mezcla de luz y oscuridad. Pero en
p sólo puede la luz clara limitar con la penumbra en virtud de que el punto p es
a la vez luz y penumbra; y como la penumbra es distinta de la luz sólo porque es
también oscuridad, entonces la luz puede limitar con la penumbra sólo en virtud
de que p es a la vez luz y oscuridad. Lo mismo ocurre con el punto q. Por tanto
la contradicción sólo puede resolverse de la manera siguiente: luz y oscuridad no
son en general opuestas, sólo se distinguen en grado. La oscuridad es solamente
una cantidad muy pequeña de luz. Del mismo modo ocurre entre el yo y el no-yo64.

Y añadimos nosotros, entre la actividad de creación lingüística del indi-


viduo y la de la comunidad. Donde aquella es desplazada por ésta, surge la
pasividad en el individuo. Aunque nunca podrá suprimirla totalmente.
Incluso en el ser humano más pobre y escasamente dotado perdura la
chispa divina de una lengua propia y libre. Jamás ninguna regla ni conven-
ción del mundo la puede apagar. El más desgraciado esclavo, en el retiro
escondido de su alma, es siempre lingüísticamente autónomo y no se le pue-
de rebajar a la categoría de un loro. La más triste realidad es siempre mil
veces más edificante que la yerma pseudo-filosofía del Positivismo, que en
el don más preciado de la libertad espiritual no encuentra más que leyes y
reglas, convenciones y servidumbres.

64  J. G. Fichte, Grundlage der gesamten Wissenschaftslehre (1794), parte II, § 4. [N. del T.-

Se ha seguido la traducción de Juan Cruz Cruz, Fundamento de toda la Doctrina de la Ciencia,


introducción, traducción y notas, Pamplona, Universidad de Navarra, 2005, segunda parte, 4
D, p. 91].
Karl Vossler es una figura fundamental del último gran estadio de la Filología
de Alemania, una filología que alcanzó, avanzado el siglo XIX, un momento
cardinal e irrepetible de la cultura intelectual y científica de la Europa moder-
na y que décadas después produjo nuevamente frutos extraordinariamente
valiosos y singulares. Vossler, además de gran romanista e hispanista, ha de
perdurar sobre todo en tanto creador de una escuela lingüística de sentido
idealista durante la primera mitad del siglo XX, cuando todo se acabaría enca-
minando hacia una suerte de suplantación de la naturaleza propia de las cien-
cias humanas. El pensamiento lingüístico de Vossler, vinculado estrechamente
a la Estética de Benedetto Croce, significa hoy, a comienzos del siglo XXI,
no sólo el necesario y justo reconocimiento histórico del saber, sino la posi-
bilidad de reinicio o recuperación de una visión humanística cercenada un
siglo antes por el triunfo depredador de un estructural-formalismo en nuestro
tiempo ya por completo desintegrado. Nos es dada, pues, la gran oportunidad
de contribuir a una restitución y a un reencuentro. Y esto desde la lengua ale-
mana, en este caso como relación románica privilegiada, y desde la lengua
española, lo cual significa para Vossler volver a su propia casa, una casa que
él contribuyó a construir con sus propias manos afanosamente y de la cual
nunca debió salir.
No es nuestro cometido describir la extraña marcha de la ciencia del lenguaje
a lo largo del siglo XX hasta las diseminaciones actuales, aunque inevita-
blemente habremos de introducirnos e interpretar algunos de sus momentos
extremadamente críticos, como para empezar el representado por la propia
obra que aquí se edita. Los historiadores de la lingüística y de la crítica litera-
ria son quienes habrán de reexaminar sistemática y pormenorizadamente la
relevancia del proyecto filológico de Vossler, su idea lingüística y la realiza-
ción de la misma practicada sobre los textos, en el pleno marco de la historia
moderna de la Ciencia del lenguaje y las ciencias humanas. El proyecto filo-
lógico vossleriano representaba una romanística por naturaleza comparatista
y de perspectiva filosófica, una riquísima Filología de cuerpo entero crecien-
temente sepultada durante el siglo XX.
Ciertamente ha existido una cadena de errores. Es preciso empezar por reco-
nocerlo a fin de que el orden de las cosas se compadezca con el verdadero
orden intelectual e histórico.

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