Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Prácticas Agrarias Completas Resueltas
Prácticas Agrarias Completas Resueltas
Su clima mediterráneo costero ofrece la ventaja de sus óptimas condiciones térmicas para la
agricultura (altas temperaturas, gran insolación y ausencia de heladas). Presenta el grave
inconveniente de su aridez estival y escasez e irregularidad de las precipitaciones, por lo que
suelen ser necesarios los regadíos.
La elevada 4nterior agrológica del suelo se explica por la presencia de fértiles valles sedimentarios y
terrenos litorales por debajo de los 200 metros de 4nterior. También aparecen terrenos en
vertiente en el interior, a los que se han extendido los cultivos mediante “abancalamientos”.
La presencia de importantes acuiferos litorales o el aprovechamiento de las aguas de los grandes
cursos fluviales permiten la presencia de una agricultura (nteriors de regadío, basada en
producciones de hortalizas, de frutales (cítricos y no cítricos) y de arroz (en los sectores
aluviales más hundidos). Las condiciones ecológicas 4nteriors y la modernización de las
explotaciones con la incorporación de alta tecnología (cultivos bajo plástico, selección de
planteles…) y una fuerte 4nteriors convierten a la agricultura mediterránea costera en una
actividad de elevada rentabilidad.
Los condicionantes históricos y económicos incorporan una diversidad en este paisaje agrario ya
que contrasta la pequeña propiedad toda la zona litoral, con una agricultura altamente
tecnificada y capitalizada en enarenados o bajo plástico que se taduce en la agricultura más
rentable de toda la peninsula (hortalizas, frutales, flores, arroz…), con la gran propiedad del valle
del Guadalquivir, base de la importante presencia del latifundio de secano del curso medio y bajo
del Guadalquivir y de los típicos paisajes de cortijos de Andalucía-
Regadíos mixtos: hortalizas, remolacha, maíz, alfalfa, 4nteri…en la vega de los ríos.
Frutales: naranja en el valle del Guadalquivir, manzana, pera en Lérida, cereza en Cáceres,
almendra en sierras 4nteriors de Andalucía, castaña y nuez en sierras húmedas.
PRÁCTICA 2
En el mapa siguiente se representa la distribución de las áreas de regadío. Con esta
información conteste a las preguntas siguientes:
a) Diga del 1 al 7 el nombre de las Comunidades Autónomas señaladas, afectadas por el máximo
regadío.
b) Deduzca de la información del mapa las posibles causas que explican la localización de la
agricultura de regadío en la Península Ibérica.
c) Enumere los cultivos predominantes en las tierras de regadío de España.
1.- Aragón, 2.- Comunidad Valenciana, 3.- Castilla y León, 4.- Extremadura, 5.- Castilla La Mancha,
6 Murcia, 7.- Andalucía.
b) Deduzca de la información del mapa las posibles causas que explican la localización de
la agricultura de regadío en la Península Ibérica.
La presencia de un curso fluvial es otro de los factores que determinan en mayor medida la
presencia de la agricultura de regadío cuyo origen hídrico son las aguas superficiales. El recurso
agua en el curso fluvial aparece de forma natural o como consecuencia de la acción humana en
obras de infraestructuras de embalses y trasvases de cuenca.
Como podemos comprobar en el mapa, existe una relación directa entre curso fluvial-número
de embalses con el espacio regado, siendo las principales cuencas fluviales las que presentan
un mayor número de hectáreas de regadío. A ello se añade que en aquellos lugares donde el
curso fluvial puede ser modificado por la acción del hombre, las posibilidades de regadío se
incrementan de forma exponencial. Esto es constatable cuando observamos en el mapa la
realidad de la margen pirenaica del Ebro, en sus afluentes del Segre, Gallego y Aragón, los
afluentes del Duero, el Esla y el Pisuerga, o el Genil en el Guadalquivir, donde la presencia de
importantes embalses y de afluentes de entidad potencian una rica agricultura de regadío.
Por ultimo la presencia de acuiferos en las llanuras litorales del mediterráneo posibilitan una
agricultura de regadío muchas veces altamente capitalizada y tecnificada y con una elevada
rentabilidad, con un predominio de cultivos horto-frutícolas de enarenados o bajo plástico que
constituyen hoy por hoy el sector más pujante y avanzado de nuestra agricultura.
Por cultivos, según los datos de 2014 del Ministerio de Agricultura, los que cuentan con mayor
superficie de regadío son los cereales con 1.002.740 ha, lo que supone el 27,81% del total de la
superficie regada, seguidos por el olivar con 740.511 ha, el 20,54 % del total. A continuación
aparecen el viñedo con 352.343 ha, cantidad que supone el 9,77%de la superficie total
regada, los cítricos con 279.883 ha, lo que equivale al 7,76% del total y los frutales no cítricos
cuya superficie regada asciende a 271.711 ha, el 7,54% del total.
A estos cultivos habría que añadir por su importancia y gran aporte de valor añadido el arroz
en Valle del Ebro, del Guadalquivir y Valencia; el algodón en el valle del Guadalquivir –aunque
hoy presenta mucha menos superficie-, los productos hortícolas de Almería y litoral levantino
(tomate, calabacín, pimiento, judías…), fresas en Huelva, flores en zona litoral andaluz o sandía
y melón en Murcia, Castilla La Mancha o Andalucía.
PRÁCTICA 3
El mapa representa los usos de suelo agrario. Analícelo y conteste las
cuestiones siguientes:
a) Nombre todas las provincias que tienen una aportación equilibrada de
agricultura y ganadería
b) ¿Qué relaciones pueden existir entre cada uno de estos usos y las
condiciones naturales de España?
c) Elementos predominantes de los paisajes en las áreas con mayor aportación
agrícola y elementos predominantes de los paisajes en las áreas con mayor
aportación ganadera. Enumérelos y distíngalos.
Los condicinantes naturales del paisaje agrario son fundamentalmente el relieve, el suelo,
el clima y la vegetación.
El relieve afecta sobre todo por la pendiente y la altitud. Presentan una mayor
vocación agrícola los suelos de escasa pendiente ya que facilita la práctica agrícola
y su transformación, mientras que los suelos de mayores pendientes van
presentando progresivamente una mayor vocación ganadera y forestal. Por su
parte la altitud condiciona por medio de la temperatura, a mayor altitud menor
temperatura y, por tanto, menor vocación agrícola. Estos hechos son los que
explican que las tierras óptimas para el desarrollo agrario sean aquellas que se
encuentran por debajo de los 200 m.
El suelo, como soporte físico de la actividad agraria, es otro de los grandes
condicionantes presentando una mayor aptitud agrológica los suelos de limos,
arcillas o arenosos y menor aquellos suelos rocosos del dominio silíceo o calizo de
España, los cuales además coinciden en numerosos casos con cadenas
montañosas de la Península.
El clima condiciona con las temperaturas medias y extremas, así como con el
grado de humedad y precipitación, presentando España una fuerte dicotomía
entre la España oceánica y la España mediterránea.
La vegetación, por su parte, facilitará la generación de pastos ganaderos y especies
forestales para su aprovechamiento o para la generación de aprovechamientos
mixtos como la dehesa. El exceso y exuberancia dela vegetación se comportará
como un factor limitante de la actividad agrícola.
Coincide con las zonas llanas o de escasa pendiente donde los suelos son predominantemente
arcillosos. Se localiza en las grandes depresiones alpinas, en las cuencas sedimentarias de la
Meseta y en las llanuras litorales del levante y Andalucía, zonas de suelos más aptos para la
agricultura. El clima es mediterráneo litoral en la zona mediterránea y Andalucía y
mediterráneo continentalizado en el interior de la peninsula, por lo que es preciso el regadío
para la puesta en cultivo de grna número de especies. La vegetación prácticamente ha
desaparecido en la roturación de las tierras.
Mayor aportación ganader a:
Los sistemas de cultivo. Abarcan desde las especies cultivadas hasta los medios y
métodos usados para obtener una determinada producción. Los dos grandes tipos de
sistemas de cultivo son los extensivos (si no se busca obtener el máximo rendimiento
de la tierra) y los intensivos (en los que se persigue el máximo aprovechamiento).
Según sea uno u otro el tipo de sistema, se utilizará regadío o secano, policultivo o
monocultivo, barbecho o rotación de cultivos, etc.
En las áreas con mayor aportación agrícola podemos distinguir entre las pequeñas parcelas de
regadío de la zona litoral mediterránea dedicadas fundamentalmente al aprovechameinto
hortofrutícola con un elevado grado de tecnificación y rendimiento que nos muestra una
agricultura intensiva de policultivo y un poblamiento disperso muy característico en la huerta
murciana y valenciana, frente a las grandes y medianas parcelas de las grandes cuencas
sedimentarias del interior de la peninsula donde existe un predominio dela agricultura
extensiva de secano dedicada en regimen de monocultivo a la trilogía mediterránea (trigo, vid
y olivar), si bien en algunas zonas de las vegas de los ríos se alterna con una agricultura de
regadío con sistemas de aspersion o pivotante destinadas al regadío de cereal, maíz o plantas
forrajeras como la alfalfa. El poblamiento en estos paisajes es concentrado, con presencia de
agrociudades en el valle del Guadalquivir y el cortijo como instalación agrícola más
significativa.
En las áreas con mayor aportación ganadera existe un predominio de pequeña parcela
cerrada (bocage) con dedicación mayoritaria a pasto natural, si bien no es difícil encontrar una
alternancia con una rudimentaria agricultura de aprovechamiento forrajero para el ganado y
pequeñas huertas para el autoconsumo. En estas áreas cabe distinguir aquellas zonas donde se
practica mayoritariamente la ganaderíaa, con escaso grado de capitalización y muy vinculada a
los prados naturales, frente a las zonas de la ganadería intensiva donde la estabulación genera
un paisaje mucho más tecnificado y capitalizado con un predominio de edificios e
infraestructuras vinculados con el tipo de práctica ganadera. El poblamiento suele ser disperso
o intercalar.
Práctica 4 (reserva sept 2013)
2. A continuación se reproduce un mapa de España con expresión de las superficies de
regadío. A partir del mismo, responda a las siguientes cuestiones:
a) Describa el mapa con sus correspondientes referencias geográficas. (Hasta 1 punto).
b) Explique la relación existente entre los regadíos y los cursos fluviales. (Hasta 1 punto).
c) ¿Qué relación existe entre el regadío y el clima?. (Hasta 1 punto).
d) ¿Qué ventajas e inconvenientes geográficos encuentra en la agricultura de regadío?. (Hasta
1 punto).
(Valoración: hasta 4 puntos)
En primer lugar cabe destacar la diferencia entre la España húmeda, sin presencia
de regadío, y la España seca, en la que se localiza la práctica totalidad de las zonas
regadas.
Por comunidades autónomas destacan, por orden de superficie regada, Andalucía,
Castilla-La Mancha, Castilla-León , Aragón y Extremadura, ello coincidiendo con las
grandes cuencas fluviales del interior de la península, a lo que se añade en el caso
de Valencia y Murcia en el levante peninsular donde se localizan importantes
acuíferos litorales.
Concretando por provincias, las interiores del valle del Ebro –La Rioja, Navarra,
Zaragoza, Huesca y Lérida-, sobre todo en su margen pirenaica en torno al Segre,
Gallego y Aragón, algunas áreas del Guadalquivir, especialmente en Sevilla y zonas
del río Genil, las provincias norte de Castilla-León en torno al Esla y Pisuerga, las
áreas del Plan Badajoz en el Guadiana y la franja litoral mediterránea, desde
Tarragona hasta Almería, presentan los mayores porcentajes de superficies regadas
de la península, superando el regadío en ciertas zonas litorales mediterráneas
incluso el 50% de la superficie cultivada. A ellas habría que añadir las provincias de
las islas Baleares y Canarias.
Por tanto, la localización de las zonas de regadío coinciden con las grandes cuencas
sedimentarias del interior de la meseta, con las depresiones alpinas y con las zonas
litorales del sur y este peninsular, así como en ciertas zonas de las islas. Frente a
estos espacios, ni el litoral norte ni las cordilleras cuentan con presencia
significativa de regadíos en sus territorios.
a) Las provincias con un porcentaje superior al 50% de minifundio son: Pontevedra, Orense, Lugo,
León, Cantabria, Segovia, Valencia, Las Palmas y Tenerife.
Si partimos de la base de que un minifundio es aquella explotación rústica de dimensiones tan
reducidas que impiden alcanzar una escala de explotación eficiente, que es incapaz de ofrecer
a su explotador un flujo de renta suficiente para permitir el mantenimiento de la unidad
familiar, de precario nivel técnico y sin posibilidad de destinar recursos a su mejora, entonces
la pequeña propiedad y el minifundio no son sinónimos dado que la primera no tiene por qué
corresponderse con unidades de explotación económicamente inviables generadoras de
precariedad social y económica, como ocurre con los minifundios. Ejemplo de ello son los
paisajes de la huerta valenciana y murciana, de elevada rentabilidad hortofrutícola, los
arrozales del Ebro y del Guadalquivir o los altamente tecnificados y capitalizados campos de
invernaderos de Almería o de Murcia, todos ellos ejemplos de pequeña propiedad
económicamente muy beneficiosos y de muy positivos efectos socioeconómicos en el
territorio, generador de realidades muy diferentes a las generadas por los minifundios gallegos
o cantábricos.
b) Las provincias donde la gran propiedad supone más del 50% son: Guadalajara, Cáceres,
Badajoz, Ciudad Real, Albacete, Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén.
La repoblación del valle del Duero fue impulsado por Alfonso I. Durante los siglos IX y X, los
habitantes de la cornisa cantábrica, por el N, y los mozárabes por el S, repueblan el amplio
dominio del reino de León. La colonización de la “tierra de nadie” se realiza por medio de las
tradiciones jurídicas visigodas y romanas y son entregadas por la monarquía por medio de la
presura, que consiste en la donación por parte del rey de pequeños lotes de tierra
(minifundios) a los colonos que le acompañaban a colonizar el territorio o a familias de colonos
que, con anterioridad, habían ocupado esas tierras. Este sistema es también aplicado en
ciertas zonas de Cataluña que aparecían yermas y desiertas.
La repoblación del Sur de España se realizó de forma diferente. En esta zona las tierras estaban
cultivadas y la ciudades habitadas. Se obligó a los habitantes de las ciudades a abandonarlas y
a entregar sus tierras, las cuales se repartieron (repartimiento) entre la alta nobleza o las
órdenes de caballería en calidad de grandes señoríos territoriales.
Posteriormente la desafección de los mayorazgos y las desamortizaciones religiosa y civil del
siglo XIX van a suponer una nueva redistribución de la propiedad que, en algunos casos
desconcentra la propiedad, hasta generar unidades de parcela inviables desde el punto de
vista productivo, pero en otros genera una dinámica de concentración de la propiedad como
consecuencia de los nuevos tiempos liberales y del incremento del número de propietarios y
de tierras para adquirir. En este sentido, la calidad de las tierras del sur juegan a favor de la
concentración debido a su rentabilidad (los beneficios agrícolas se invierten en compras de
tierras), mientras que la baja calidad y rentabilidad de las tierras del norte y los sucesivos
procesos de herencia, juegan a favor de la mayor división de la propiedad.
Posteriormente, en la primera mitad del siglo XX, vuelve a haber un proceso de concentración
como consecuencia del abandono de ciertas tierras, motivado `por los desajustes o la escasa
rentabilidad de la producción que provocó que numerosos pequeños y medianos propietarios
se sumaran al éxodo rural y vendieran sus tierras a grandes agricultores.