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Fernando Maselli

Biografía
Fernando Maselli es un fotógrafo argentino formado en la escuela de Artes visuales de
Mar de planta. En un principio, comienza sus estudios de dibujo y pintura, sin embargo,
poco después se percató que lo suyo tornaba hacia las asignaturas de audiovisuales y,
esencialmente, de fotografía. Al acabar su carrera académica, percibe muy a conciencia
que las oportunidades laborales son escasas en Argentina (al menos, de lo que le
interesaba), por lo que decidió hacer maletas y tomar un vuelo con destino a España, ya
que gozaba de un colchón familiar en Galicia y Guadalajara.
A su llegada a la península, la situación laboral no se diferenciaba mucho de la anterior,
lo que le imposibilitó en primera instancia dedicarse al campo del que se había
especializado a lo largo de su vida, y fue la causa que le condujo a ganarse la vida
desempeñando trabajos muy alejados de sus expectativas; camarero del Vips, en el
Telepizza, en el Corte inglés… Pero por otro lado, poco a poco se fue introduciendo en
el mundillo de la fotografía española, colaborando como asistente de otros fotógrafos
durante algunos años y que, por supuesto, no gozaban de remuneración. Empero, no
perdió su interés por la cámara, e impelido por sus intereses desarrolló otra vía de
proyectos personales, lo que le llevó a colaborar con otros compañeros en su misma
posición de asistente, desarrollando trabajos en torno a la moda, la publicidad, y,
paulatinamente, adentrándose a la foto de paisaje y trabajos que parten de conceptos
a los cuales ahonda desde una relevante profundidad filosófica, posteriormente
convertido en su sello personal.
En la actualidad Fernando ha encontrado la manera de estabilizar su vida trabajando
como fotógrafo de publicidad para grandes marcas, lo que le permite, de forma paralela,
desplegar su carrera como artista que tiende a distinguir en la totalidad, como él mismo
apunta, “a la rama que me da de comer”.

Trabajo al caso del proyecto Fracaso


El proyecto por el que Fernando Maselli se siente más orgulloso, entre todos los demás,
tiene por nombre Infinito artificial. Una propuesta que se interesa por el paisaje, la
naturaleza, desde una base documental muy consolidada, llena de términos y conceptos
que tienden a confluir en Lo sublime. A lo largo de su investigación, nos cuenta el
argentino, que se topa con el libro de Edmund Burke; Indagaciones filosóficas acerca de
nuestras ideas de lo sublime y lo bello, donde se da cuenta de que el inglés distingue lo
bello como algo, en principio, accesible (un paisaje bonito compuesto por una escena
que encuadra una playa y al fondo el sol), sin embargo, a contraposición, lo sublime se
caracteriza por la estética del miedo, de la catástrofe, de la humillación del ser humano
ante la naturaleza (es más fuerte que nosotros), la soledad, el dolor… Sublime es una
tempestad en una montaña, un huracán, un volcán… elementos que el ser humano
pretende controlar, pero que, en su intento, está el fracaso, pues es incontrolable. Por
ello, Maselli continúa su investigación, lo que lleva a encontrarse con el filósofo alemán
Immanuel Kant, quien muy en la línea de Burke, también le permite deducir que la
categoría de lo sublime, en su sentido positivo, alberga lo negativo, dado a que, en pocas
palabras, se refiere a la derrota de la humanidad (el fracaso).
Volviendo a retomar a Burke, nuestro fotógrafo esencialmente se ve influenciado por el
capítulo “Infinito artificial”, cuyo título tomaría para su propio proyecto, donde el
filósofo inglés tiende a repetir de una forma “infinita” elementos como la magnificencia,
la oscuridad, la acumulación, la altura, los abismos… a los que el ser humano se ve
incapacitado de afrontar. Siguiendo el mismo sistema, Maselli crea una repetición de
imágenes para crear una sensación de “infinito”, que, a la final, se convierte en una de
las cualidades más importantes de lo sublime, y, a su vez, vuelve a recalcar que el ser
humano, en su intento de llegar a convertirse en un ser infinito por su condición de
finitud, acaba siendo derrotado; fracasa:
<<Yo utilizo esa técnica, pero con montañas. Voy repitiendo las montañas, una tras otra,
para generar esa sensación. Todas esas técnicas de Burke son para trasladar lo sublime
a alguien que ve esa imagen en una galería o un libro, por ello hay que abrumarlo,
saturarlo, hacerlo sentir solo…>>

Para ir concluyendo, tan sólo decir que nos encontramos ante un juego que versa entre
el éxito y el fracaso de la humanidad, puesto que recalca el concepto más espléndido a
lo que cualquier ser humano podría llegar, pero que, por supuesto, fracasará en el
intento, ya que le es inaccesible. No obstante, en nuestra terca persistencia por
conseguir la perfección de lo sublime, seguiremos una y otra vez fracasando, hasta
darnos cuenta de que tan sólo podemos detenernos a contemplar aquel abismo del que
se hacía referencia con anterioridad: Mirar a la naturaleza, y reverenciarnos, porque
nunca la superaremos. La naturaleza ya de por sí es sublime, pero no todo lo que gesta
lo es, y prueba de ello somos nosotros.

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