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UDA I

Introducción

El propósito de este libro reside en examinar la presencia y el


sentido de la expresión «derecho natural» en la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la República Argentina durante el período de
referencia.
En mi opinión, un estudio de esta naturaleza parece necesario, no
sólo porque el tema no ha recibido suficiente atención por parte de los
teóricos del derecho sino, fundamentalmente, porque las referencias al
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“derecho natural” son bastante más frecuentes que lo que una primera idea
podría sugerir. En efecto, como señala Juan F. Linares, «pensar que la
influencia de la idea de un derecho natural se limita, en la praxis
constitucional de la Corte Suprema a las expresas aplicaciones señaladas
[en su trabajo] sería un error». Para agregar a continuación: «un análisis
completo de los casos resueltos en base a los arts. 14 a 33 de nuestra
Constitución nos haría ver cómo en cada uno de esos casos tal Derecho
Natural ha dejado su impronta» . 2

Por mi parte, y en abono de la afirmación recién glosada, considero


que una concepción iusnaturalista resulta identificable a través de un muy
diverso haz de expresiones que, ya sea de modo directo, ya de forma
indirecta, remiten a la existencia de conductas “objetivas”, lo cual supone,
en primer término, que resultan “cognoscibles” y, seguidamente, que son
susceptibles de ser calificadas como “correctas” o, mejor, “justas” (o
“ajustadas”) y, por supuesto, como su opuesto: conductas “injustas” en
función de las particulares circunstancias que deban juzgarse . 3

De esta manera, estimo que remiten a dicha perspectiva, entre otras,


fórmulas metodológicas como las que consideran que “los jueces son
servidores del derecho para la realización de la justicia” ; que por encima
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1Cfr en tal sentido los estudios de Juan Francisco Linares, «El derecho natural y su invocación en la
jurisprudencia constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la Nación», LL, t. 28, p. 915-920, o de
Germán J. Bidart Campos, La Corte Suprema. El Tribunal de las garantías constitucionales, Allende y
Brea, Buenos Aires, 1982, pp. 75-85. El autor mencionado en primer lugar ha estudiado con cierto detalle
las huellas iusnaturalistas de la jurisprudencia de la Corte Suprema norteamericana en su clásica obra,
Razonabilidad de las leyes. El debido proceso como garantía innominada en la Constitución Argentina,
Astrea, Buenos Aires (existe 2° edición actualizada en 1989).
2Linares, nota 1, p. 920.
3 Recuérdese, a este respecto, lo expuesto en el estudio introductorio de esta misma obra, pp. ###.
4 Fallos: 280:228; 296:65; 305:913; 312:1484, entre muchos otros. Se enfatiza la expresión “la justicia” a
fin de llamar la atención acerca de su dimensión objetiva y cognocible. En una línea argumental
semejante, Casares, Tomás D., La justicia y el derecho, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1974, 3º, p. 236,
afirma –con cita del Preámbulo de la Constitución Nacional- que éste norma “no pretende que sea justo lo
que ella sanciona porque ella lo sancione: lo sanciona porque lo reconoce justo. No pretende crear una
de ritualismos de forma, es misión de los tribunales desentrañar la “verdad
jurídica objetiva” ; atender a la “naturaleza” o a la “realidad de las cosas” ,
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o resolver los asuntos de acuerdo a “equidad” . 7

De igual modo, y desde el plano de los derechos constitucionales de


las personas, también merecerían considerarse dentro de dicha perspectiva
a un haz de voces que en la praxis del tribunal aparecen como sinónimas
de aquéllos: la de derechos “inherentes” ; “sustanciales” ; “esenciales” ;
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“superiores” o “fundamentales” de la persona, para no mencionar a la ya


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muy divulgada de los “derechos humanos” . 13

Asimismo, considero que la alusión a la existencia de una


dimensión jurídica “connatural” a la persona también puede observarse
cuando el Alto Tribunal alude a que los derechos de nuestra Carta
constitucional han sido “reconocidos” por ésta, es decir, que no tienen su
origen o no han sido “creados” por aquélla ; sentencia que se enparenta
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con otras expresiones que, si bien en número menor, también se hallan


presentes en la jurisprudencia de la Corte: la de que los derechos

justicia, sino ‘afianzar la justicia’”. Sobre esto, cfr también: Héctor H. Hernández, “Sobre la función de
los jueces y los valores jurídicos”, JA-1978-I, pp. 745 ss y “Sobre interpretación legal y ‘derecho natural’
(Reflexiones con motivo de un caso judicial)”, LL, 1982-A, pp. 815 ss.
En relación al Preámbulo, alguna calificada doctrina (como Bidart Campos; Bidegain; Sagües; Valiente
Noailles, entre otros), considera que al invocar “la protección de Dios como fuente de toda razón y
justicia”, se hace descansar ésta en una fuente extraña a la persona humana, que es Dios. De este modo,
dicha expresión importaría admitir una instancia “objetiva” , aunque de corte teológico (cfr por todos:
Santiago, Alfonso, “La relación entre derecho natural y derecho positivo en el sistema jurídico argentino”,
LL, 1997-D-pp. 1105/6). Ahora bien: aún cuando dicha alusión a Dios como discernimiento de “la
justicia” por parte del Preámbulo revela la influencia de un iusnaturalismo de cuño teista-racionalista,
bien perceptible, entre otros, en el párrafo primero de la “Declaración de la Independencia de los Estados
Unidos de América” o en el preámbulo de la “Declaración del Hombre y del Ciudadano” de 1789, como
surge de su texto y del propio trabajo de Casares, dicha influencia no es excluyente, sino que a ella debe
añadirse la procedente de la tradición “realista clásica” de cuño greco-romano y que prefiero denominar
“práctico-valorativa” (confr sobre esto último, infra, nota 39).
5 Fallos: 296:633; 301:1067; 303:1150; 311:274; 312:61; 313:1333, entre muchos otros.
6 Fallos: 12:134; 21:498; 151:92; 198:18; 280:176; 303:1676; 313:1513, voto de la mayoría, consid. 35.
7 Fallos: 305:1139; 311:1602; 315:1043; 316:3045, esp. voto de los jueces Barra, Fayt y Cavagna
Martínez, consid. 11 y sus citas. Sobre esta cuestión, cfr mi trabajo “Derechos previsionales, emergencia
social y equidad”, en Rabbi-Baldi Cabanillas (coord.), Los derechos..., cit. en la nota 4, pp. 237 ss. Cfr,
además, con un relevamiento más extenso de la jurisprudencia de nuestro Tribunal mi estudio:
“Actualidad sobre la jurisprudencia de la equidad en la Corte Suprema de Justicia”, LL, Buenos Aires,
16/12/99, pp. 1-4.
8 Fallos: 136:161, dis. del juez Bermejo; 312:1063; 315:1943, voto de los jueces Petracchi y Bacqué,
consid. 7º y del juez Levene, consid. 10, entre otros.
9 Fallos: 306:400, entre otros.
10 Fallos: 294:152; 312:1953; 310:324; 311:2502; 314:110; 315:2984, entre otros.
11 Causa: “Villar, Oscar”, del 10/5/94, entre otras.
12 Fallos: 310:2845; 312:1168, entre otros.
13 Fallos: 241:291; 307:1006 y sus citas; 313:532 y sus citas, entre otros. Como expresa Massini Correas,
Carlos I., Filosofía del Derecho. El derecho y los derechos humanos, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
1994, p. 86, “habitualmente se califica de humanos a ciertos derechos que aparecen como más humanos
que los otros, como implicando una conexión más estrecha con la calidad de hombre de su sujeto”.
14 Fallos: 307:326; 313:1333; 315:1492, entre otros.
constitucionales consagrados en la Parte Dogmática de la Ley Fundamental
son derechos “anteriores” y “preexistentes” a todo ordenamiento jurídico,
incluido, es claro, el propio texto constitucional . 15

A su vez, esta “sinonimia” entre derechos “naturales” y derechos


“constitucionales” también parece advertirse a través de la exégesis
deferida por la Corte al art. 33, en cuanto garante a los habitantes de la
Nación el goce de los derechos “no enumerados” en el texto fundamental
pero que se reputan “implícitos” a éste por nacer “del principio de la
soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno” . 16

Por último, debe señalarse que a partir de la mención que efectúa el


art. 102 (luego de la reforma de 1994, art. 118) al “derecho de gentes” –
norma ésta que, como ya se establece en el art. 21 de la ley 48 constituye
una de las fuentes de nuestro derecho- el Alto Tribunal lo ha empleado en 17

un sentido coincidente al atribuido por inveterada doctrina, para la cual,


aquél derecho es “derecho natural o se deriva del derecho natural” . 18

Si se observa con detalle la enunciación precedente, se advierte que


todas las fórmulas o voces recién mencionadas y profusamente empleadas
por el Tribunal remitirían a un iunsaturalismo “implícito” que podría
denominarse “conceptual”. En lo que sigue, por el contrario, y como
continuación de un trabajo reciente , me propongo completar el examen de
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las oportunidades en que el Tribunal acude de modo expreso a la idea de


“derecho natural” entendido como sinónimo de los derechos
constitucionales garantizados en nuestra Ley Fundamental.
Con todo, conviene ya de entrada dejar sentado que la importancia
de este tema no reside en la evidente riqueza lingüística con la que
jurisprudencia de la Corte ha caracterizado a los derechos constitucionales.
Por el contrario, considero que detrás de tal riqueza late una tesis
fundamental, ya insinuada en el párrafo anterior y sobre la que nunca se
insistirá lo suficiente: la que postula que con todas estas voces (incluida,
como es obvio, la de “derecho natural”), se pretende poner de manifiesto
15 Fallos: 98:52; 136:161; 179:117, 302:1284; 312:1953, entre otros. Sobre este punto, cfr mi estudio:
“Los derechos humanos como derechos anteriores o preexistentes: un examen a partir de la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, El Derecho, Buenos Aires, t. 175, pp. 816 ss.
16 Fallos: 241:291; 295:215; 310:1797; 318:2518, entre muchos otros. Sobre el particular, cfr mi trabajo:
“Los derechos humanos del art. 33 de la Constitución Nacional: la exégesis de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (1987-1997”, Anuario de Derecho de la Universidad Austral, 4, 1998, pp. 197-224.
17 Cfr, entre otros, Fallos: 318:373, voto de mayoría y voto de los jueces Moliné O`Connor y Nazareno.
18 Cfr Francisco de Vitoria, Relectio de Indis, “Corpus Hispanorum de Pace”, CSIC, Madrid, 1989, pp.
99 y 102. Para un análisis de esta célebre obra, cfr : Renato Rabbi-Baldi Cabanillas, “La Relectio de Indis
de Francisco de Vitoria y el origen de la modernidad”, en Publicaciones del Instituto de Estudios
Iberoamericanos, Buenos Aires, 1997, pp. 87-114.
19 Cfr Rabbi-Baldi Cabanillas, Renato, “Los derechos constitucionales como “derechos naturales”: el
punto de vista de la Corte Suprema durante el último decenio”, JA, Buenos Aires, 29/12/99, pp. 2-12.
que el ordenamiento jurídico no es, propiamente hablando, constitutivo o
creador de aquellos derechos fundamentales, sino que, reconociendo la
intrínseca validez de éstos por ser consecuencia de ciertas exigencias
básicas para el desarrollo individual y social de la persona (claramente
cognocibles de su naturaleza humana en el contexto social en el que
aquella se ubica y que, desde el Renacimiento a la fecha se conoce como
“dignidad humana”), se ocupa de dotarlos de una vigencia histórica, es
decir, de positivarlos en un momento y de una manera determinada . Como 20

es claro, esta tesis no va sin consecuencias y es justamente acerca de ello


de lo que reflexionaré a propósito de la jurisprudencia que se estudiará a lo
largo de estas páginas. Una sistematización de las principales conclusiones
alcanzadas al cabo del periplo cierran el presente trabajo.

20 Cfr al respecto, Hervada, Javier, Introducción crítica al derecho natural, Eunsa, Pamplona, 6º, pp.
177-181. En esta obra (a la que en lo sucesivo se remite cuando se alude a la nota 20), el autor da cuenta
con agudeza y claridad expositiva de diversos aspectos que, como observará el lector a lo largo del
trabajo, constituyen temas centrales para una teoría del derecho natural de cuño práctico-valorativo que
exige ser distinguida de una percepción de base racionalista, a la que, sin embargo, la primera suele ser de
ordinario inapropiadamente asimilada. Cfr, además, sobre esta misma temática, su trabajo: “Problemas
que una nota esencial de los derechos humanos plantea a la filosofía del derecho”, en Persona y Derecho,
IX, 1982, pp. 243-256.

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