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NOTAS Y DISCUSIONES

Filosofía analítica de la religión


ENRIQUE ROMERALES

La filosofía de la religión es hoy una de cuestiones teológicas y religiosas en el


las ramas de la filosofía más repre- pensamiento anglosajón, entre ellas el
sentativas del ámbito anglosajón. Ac- Diario filosófico, las referencias finales
tualmente goza de una situación simi- del Tractatus o las de las Observaciones,
lar a la que poseían en los años cin- por parte de Wittgenstein; el ¿Por qué
cuenta o sesenta disciplinas como la fi- no soy cristiano? de Russell.é o el capí-
losofía del lenguaje o de la ciencia, esto tulo 6 de Lenguaje, verdad y lógica, de
es, cuenta con casi medio siglo de tra- Ayer.
dición y está en plena efervescencia. Si De este modo, hacia los años cin-
bien podemos remontar el origen de cuenta las cuestiones de lenguaje y sig-
nuestra disciplina hasta Jenófanes, en nificado dominaban la filosofía de la
el mundo analítico la constitución de religión como el resto de la filosofía. El
una comunidad nutrida de filósofos de problema principal era si el veredicto
la religión aparece hacia los años cin- condenatorio de la teología que había
cuenta.' Hemos trazado recientemente pronunciado el empirismo lógico era
un amplio panorama temático de la fi- .justo o, por contra, la teología tenía su
losofía analítica de la religión en nues- propia lógica -lo que era más acorde
tros días.? por lo que aquí haremos un con las ideas del análisis lingüístico
breve recorrido histórico para referir- procedentes del segundo Wittgen-
nos finalmente al estado actual y a la stein- o, en último caso, como se pre-
situación en España. tendería más adelante, podía salvarse la
La filosofía de la religión adquiere religión liberándola del excesivo peso
notoriedad en el ámbito académico de la teología. Así en 19554 surge la pri-
como disciplina y cuenta con un nutri- mera gran obra colectiva, los New Es-
do número de componentes a partir de says in Philosophical Theology, en que
los años cincuenta en Gran Bretaña y, muchos y diversos filósofos discuten el
en seguida, en los EEUU, Australia o significado de las aserciones teológicas
Nueva Zelanda. En un principio se tra- y su valor. En esta «época de las pará-
ta, en muchos casos, de lógicos y filó- bolas» se discute si los enunciados teo-
sofos del lenguaje o de la ciencia (John lógicos tienen o no significado .Y si, de
Wisdom, Arthur N. Prior, Anthony tenerlo, tienen alguna verosimilitud.
Flew, John Mackíe, Norman Malcolm, Podemos agrupar del siguiente modo
William Alston, Richard Braithwaite) a los filósofos según su veredicto:
que aplican sus teorías a la religión y a) quienes aceptan las ideas del empi-
teología. Aunque ha pasado el apogeo rismo lógico (o, en su caso, del falsa-
del positivismo lógico, en los cincuenta cionismo) y su aplicación a los temas
es aún la corriente filosófica dominante religiosos, para concluir que la teología
y, en bastantes casos, son discípulos su- o bien no expresa ningún conocimien-
yos quienes aplican tales ideas a la reli- to o bien es radicalmente falsa, y la re-
gión de un modo sumamente crítico. ligión (la cristiana al menos) una activi-
Naturalmente tales desarrollos no sur- dad irracional e inaceptable (Mackie,
gieron de la nada, sino que obras pre- Flew, Martín, Smart, Nielsen, Edwards
cedentes tocaban marginalmente las y un largo etcétera). b) Quienes acep-

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tando que el empirismo lógico arruina sa o la existencia de Dios bajo el hilo


la teología, creen que la religión puede conductor de la racionalidad de la
salvarse independizándola de aquella o creencia relígíosa.f
que, al menos, tiene cieno valor como Ya en plenos sesenta la ampliación de
actividad humana -afectiva, emocio- temas corre pareja a la incorporación
nal, expresiva o algo similar- (Ho- de nuevos filósofos. y con ello a la proli-
lland, McPherson, Hare, MacIntyre, feración de simposios y seminarios, que
Braithwaite). e) Quienes aceptando el hacia los setenta producirá la prolifera-
desafío empirista pretenden (rellenar ción de antologías, selecciones de textos
de contenido» fáctico a la teología sin e introducciones a la díscíplína.? Así,
pretender que sea ningún tipo de cien- por ejemplo, Alvin Plantinga -uno de
cia sino, más bien, reivindicando sus los autores más originales y seguramen-
asertos metafísicos (Hick, Mitchell, te quien más ha revitalizado la filosofía
Crombiej.f En seguida apareceran los de la religión- publica en 1967 God
que, d) no aceptan las ideas positivis- and Other Minds,lO libro de difícil clasi-
tas, y menos su aplicación a cuestiones ficación, en el que se sostiene que, aun
de religión sino que, guiados por el se- con la ausencia de pruebas o eviden-
gundo Wittgenstein, piensan que la re- cias, la racionalidad del teísmo no es in-
ligión es un juego de lenguaje que «se ferior a la de la creencia en las otras
juega», sin duda porque expresa una mentes. O los dos capítulos finales de
peculiar forma de vida, y -en varios su influyente The Nature of Necessity; 11
autores-e- se añadirá que tal juego es que tocan decisivamente dos de los pro-
independiente por completo de creen- blemas clásicos del teísmo que vuelven
cias y por tanto toda teología -filosófi- a estar de actualidad: el argumento on-
ca o revelada- superflua (Ma1colm, tológico y el problema del maL Respec-
Hudson, Phillips, Winch, etc.). Y como to del primero, las importantes aporta-
grupo añadido, e) quienes desde la teo- ciones -mutuamente contradictorias-
logía aprovechan en parte las ideas del de Findlay y Prior en los cincuenta.V el
segundo Wittgenstein, y en parte las primero presentando una concluyente
del tercer grupo, para aclarar el uso del refutación ontológica, y el segundo una
lenguaje teológico cristiano que jus- posible vía de aceptación de la exis-
tifica su significado y signífícancía tencia necesaria, dieron paso en los se-
(Ramsey/' Macquarrie, Mananzan, Pro- senta a las obras de Hartshorne y Mal-
zesky). colm 13 que, de modo muy similar, rei-
En efecto, en 1957 un grupo de filó- vindicaban a san Anselmo como formu-
sofos metafísicos de Oxford publica la lador de un segundo argumento onto-
obra colectiva Faith and Logic7 que jus- lógico (inerme a los ataques tanto de
tamente pretende dar cuenta de la lógi- Hume corno de Kant, y a la par del em-
ca de la fe frente a las críticas empiris- pirismo lógico) que venía a afirmar, no
tas, aunque aceptando buena parte de que la existencia es una perfección, sino
sus presupuestos. Y ya en los sesenta el que la existencia necesaria lo es. Plantín-
análisis lógico y conceptual abre paso ga, tras rechazar primero este «segundo
al planteamiento de genuinas cuestio- argumento» construye una nueva ver-
nes teológicas. Así en 1964 el Princeton sión, válida según él, y que ha hecho
Theologícal Seminary convoca un se- que en los setenta y ochenta las versio-
minario en cuyas actas, en las que par- . nes del argumento ontológico y sus su-
ticipan unos cincuenta filósofos, apare- cesivas refutaciones proliferen de un
cen tópicos como la experiencia religío- modo que ha llegado a ser alarmante.U

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Respecto del problema del mal, la es- giosa-. Además, como no hay modo
trategia de Plantinga consistió en des- de cuantificar el mal, no hay modo de
montar el ataque del siguiente modo. asignar un valor determinado a la pro-
Mackie había afirmado en «Evil and babilidad de la existencia de Dios fren-
Omnipotence» 15 que la existencia del te al mal. En suma, la estrategia de
mal era lógicamente incompatible con la Plantinga frente al problema del mal,
existencia de un Dios creador suma- luego seguida por otros muchos, con-
mente bondadoso y omnipotente. Se siste en retraer más y más el argumen-
afirma que el mal moral es el precio de to epicúreo hacia sus fundamentos ló-
la libertad pero, arguye Mackie, si es gicos, de modo que cualquier conclu-
posible que los hombres actúen bien en sión ateológica quede indefinidamente
cualquier ocasión dada, entonces es po- bloqueada. La otra linea principal de
sible que actúen bien en toda ocasión, argumentación acerca de este problema
pero, dada la omnipotencia divina, está constituida por la denominada
Dios podía -y debía- haber creado «soul making theodicy» cuyo mayor
criaturas libres que siempre actuaran representante es John Hick, quien en
bien. No haberlo hecho refuta su bon- su Evil and the God of Lave, de 1966,18
dad o su misma existencia. Contra esto ataca el problema de frente intentando
Plantinga expuso la Free wm Defence,16 construir una teodicea irenista consis-
que sostiene, grosso modo, que aunque tente en argumentar que, para que po-
hay mundos posibles en los que los damos disfrutar de un estado futuro de
hombres actúan libremente siempre bienaventuranza, seguramente es nece-
bién (pues cabe tal posibilidad lógica), sario que primero pasemos por las pe-
la omnipotencia divina no puede actua- nalidades de una vida como esta, a fin
lizar uno de tales mundos pues ello de poder alcanzar un estado de conoci-
equivaldría a superponer la acción divi- miento y voluntad en el que libremente
na sobre la libertad humana -quedan- actuemos siempre bien. En suma, sin
do esta última anulada-o Esto justífí- ser un tema tan candente como el ar-
caria plenamente el mal moral; en gumento ontológico, el problema del
cuanto al mal físico Plantinga alegó mal nunca ha dejado de estar presente,
que, dado que Dios puede tener razo- y cuenta con importantes contribucio-
nes que se nos escapan para permitir nes en los setenta y ochenta.l?
dicho mal, su existencia, por sí misma, Pero volviendo al inicio de los seten-
no es incompatible con la existencia de ta, otro de los temas candentes en esta
Dios; a lo sumo, la existencia de tal mal época es el desarrollo de una «filosofía
hace improbable la existencia de Dios. del lenguaje religioso», e incluso de una
Pero para defender el argumento proba- entera filosofía de la religión, basada
bilístico a partir del rnal17 hace falta sa- en el Wittgenstein de las Investigacio-
ber de cuál de las distintas concepcio- nes filosóficas y de Sobre la certeza,20 en
nes de la probabilidad estarnos hablan- vez de en el empirismo lógico. Así en
do (lógica, estadística, etc.) y contar 1975 un congreso en Lancaster reúne a
con una concepción unitaria de dicho una veintena de filósofos alrededor del
tipo de probabilidad, lo que no sucede. tópico: cuál es la posición de Wittgens-
Y, en segundo lugar, aunque la proba- tein sobre la religión, y qué valor tienen
bilidad de la existencia de Dios frente . sus ideas para la filosofía. de la reli-
al mal fuera baja, podr:ía elevarse sus- gión. 21 En realidad, el enfoque witt-
<

tancialmente al tener en cuenta otros gensteiniano se remonta bastante atrás,


hechos ----como p.e. la experiencia reli- probablemente a la obra colectiva «fun-

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dacíonal» editada por Dewi Z. Phillips, más justificación (en cuanto a la justi-
Religion and UnderstandingP' Desde ficación de las prácticas y actitudes
luego, no todos los wittgensteinianos inherentes a una forma de vida, ésta es
entienden por igual la religión. Hay siempre interna). Algunos, como Winch,
desde quienes defienden una religiosi- van más allá, para afirmar que la re-
dad agnóstica porque la religión contie- ligión no tiene nada que ver con las
ne expresiones, no creencias, hasta creencias, con las hipótesis, que los
quienes afirman que hay creencias reli- enunciados teológicos y sus problemas
giosas, si bien carecen de fundamento son puros malentendidos de los filóso-
racional, 10 cual no es grave porque fos. La religión es un ámbito de senti-
todo sistema de afirmaciones -ciencia mientos y emociones, de expresiones,
incluida-s- carece de una justificación un modo de ver la vida, una determina-
última. La postura estándar vendría a da actitud hacia el mundo. Si no hay
consistir en lo siguiente: no hay un len- creencias que defender, si no hay nin-
guaje ni una lógica. Al contrario, hay gún contenido asertivo, la argumenta-
muchos e inconmensurables juegos de ción racional está por completo fuera
lenguaje y cada uno tiene su propia ló- de lugar. El que usted o yo participe-
gica. Si queremos una instancia última mos o no en determinada forma de
de apelación que decida qué juegos hay vida religiosa es filosóficamente irrele-
que practicar, no la hay. A eso pode- vante.
mos llamarlo carencia de fundamen- Las criticas a tal posición no se hicie-
tación, de justificación racional última ron esperar.23 Las fundamentales son:
-algo intrínseco a todo sistema huma- a) que muchas de las actitudes y prácti-
no-. Qué es una prueba y qué una re- cas religiosas presuponen lógicamente
futación, qué es sin sentido y qué tiene determinadas creencias (como que hay
sentido, qué vale y qué no, se decide un Dios. o una vida ultraterrcna), Por
siempre dentro de un juego de lenguaje, ejemplo, no tiene sentido rezar para pe-
dentro de cada sistema. Cada juego de dir algo o agradecer algo, a menos que
lenguaje representa una forma de vida. creamos que hay alguien que nos escu-
La decisión de a qué juegos de lenguaje cha y es capaz de darnos lo pedido o es
jugar, de en qué formas de "ida par- (al menos en parte) responsable de lo
ticipar. ni es ni puede ser una deci- acaecido. b) Que tales creencias son de
sión racional basada en evidencias o hecho esenciales para muchas religio-
argumentos. Normalmente viene dicta- nes. e) Que tales creencias presentan
da por la comunidad a la que pertene- problemas y que la argumentación es
cemos, por tradición y educación. Una relevante para defender tales creencias
sociedad diferente tendrá una cultura frente a las criticas. d) Que los juegos
diferente, unas prácticas y formas de de lenguaje no son mundos aislados
vida diferentes y difícilmente entende- sino interconectados, y que se pue-
remos sus juegos de lenguaje -porque den comprender también desde fuera.
un juego de lenguaje sólo se compren- e) Precisamente por esto se puede en-
de desde dentro-o Lo importante, en- trar en o salir de un juego de lenguaje.
tonces, es que haya una comunidad f) Que frente al relativismo sociocul-
viva y numerosa que practique determi- tural en que nos deja Wittgenstein, en
nada forma de vida y su correspondien- realidad hay unos procedimientos ra-
te juego de lenguaje. Esto ocurre en el .cionales argumentativos comunes a to-
caso de las religiones, particularmente das las culturas y, desde luego, a todos
de la cristiana. No hay necesidad de los juegos de lenguaje que comportan

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creencias -filosofía, ciencia y religión quiere obediencia incondicional, y nin-


inc1uidos-, etc. Estas justificadas crítí- gún ser moralmente autónomo puede
cas han hecho que la influencia de tal obedecer incondicionalmente a otro.
coniente haya disminuido progresiva- Pero, seguramente, los hombres somos
mente hasta su casi extinción ya en los moralmente autónomos (en el sentido
noventa. kantiano). Luego no es posible que ha-
Frente a estas criticas, algunos como ya un ser digno de culto. Rache1s pre-
Cupitt24 han reaccionado diciendo que tende mostrar la incompatibilidad en-
no se trata tanto de describir cómo es tre la autonomía moral humana v la
la religión ni cómo actúan los creyentes, existencia de un legislador absolut¿ di-
cuanto de prescribir cómo ha y habrá vino. Philip Quinn26 intentó escapar del
de ser la religión si quiere seguir curn- dilema mostrando que es posible la
. pliendo sus exigencias morales y estar coexistencia de Dios con seres moral-
a la altura de los tiempos; unos tiem- mente autónomos en al menos dos ca-
pos en los que las creencias teológicas sos: el mundo posible en el que Dios no
son tan anacrónicas como superfluas. dispone ningún mandato, y aquel en el
Pero es cuando menos dudoso que que sólo dispone aquellos mandatos a
cualquiera de las religiones bíblicas los que un ser moralmente autónomo
pueda seguir cumpliendo su papel so- puede asentir. El argumento de Ra-
cial y moral si se desprende por com- chels, aunque lógicamente válido, seria
pleto de sus afirmaciones teológicas. inaceptable por tener una premisa fal-
Siguiendo con los años setenta, al sa. Más adelante.é? Quinn ha desarro-
inicio de la década se desarrolló otra lí- llado toda una teoría del mandato divi-
nea de investigación bien delimitada no compatible con la autonomía moral
(que, por supuesto, contaba con antece- y, de paso, ha aclarado muchos aspec-
dentes), aunque de alcance más restrin- tos de la aplicación de la lógica deóntí-
gido. Se trata de la problemática de la ca al problema de la relación entre mo-
relación entre la moral y la religión, ral y religión, especialmente la lógica
cuyo abanico de doctrinas va desde del requerimiento. Sin embargo, Quinn
quienes afirman que la existencia de un ha sido acusado de presuponer la bon-
Dios que ordena inapelablemente impe- dad absoluta de Dios, lo que sería in-
diría la libertad y autonomía necesarias consistente con una teoría del mandato
para que surja la moral, hasta quienes divino. 28 Pero, más recientemente, ha
afirman que sólo la obediencia a un afirmado que, puesto que Dios está por
Dios con poder absoluto podría justifi- encima de la moral, la obligación de
car lógicamente el cumplimiento del obedecerle no puede ser moral sino
deber, y con ello la ética; pasando por más bien relígíosa.é? Tampoco ha sido
quienes piensan que la autonomía mo- el único en pretender que la existencia
ral humana y la omnípotencia y exigen- de un legislador supremo no suprime la
cias divinas son compatibles. Así en moralidad y libertad humanas: Nelson
1971 James Rachels publicó un artícu- Pike ha presentado una teoría cuasi oc-
1025 en el que intentaba demostrar la kamista de la relación moral-religión;
inexistencia de Dios parafraseando en Richard Swínburne, una escotista se-
cierto modo al célebre «Can God's Exís- gún la cual Dios podría modificar las
tence Be Disproved» de Findlay. Según leyes morales contingentes que ha dis-
Rachels, necesariamente, quienquiera' puesto, pero no las necesarias; Robert
que sea Dios, ha de ser un ser digno de Adams, una semiagustiniana en la que,
culto. Pero un ser digno de culto re- aunque creemos que Dios es sumamen-

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te bueno y le obedecemos por ello, es literalmente, ha tratado de explicitar el


lógicamente posible que Dios ordene significado de los principales atributos
males de por sí, con lo que nuestra no- divinos: el ser un Espíritu Omnipresen-
ción de lo éticamente incorrecto se ven- te, Creador, Omnipotente, Omnisciente,
dría abajo, ya que «incorrecto» signifi- Perfectamente bondadoso, Eterno e In-
ca «prohibido por DiOS».30 Por último, mutable. Sobre cada uno de estos tópi-
para Geach, Dios no sólo es compatible cos hay abundante bibliografía y, en
sino necesario para la moral, porque el varios casos, un autor se ha especializa-
único modo de justificar desde un pun- do en un determinado atributo divi-
to de vista lógico la no realización de no. 36 Aquí no podemos extendemos so-
un acto es que esté absolutamente pro- bre el particular pero, a título de ejem-
hibido (o sea, por Dios). La cuestión plo mencionaremos el tema de la om-
«¿por qué he de obedecer a Díos?» se- nisciencia. Tradicionalmente se ha pen-
ría para Geaeh insensata.U El tema si- sado que la omnisciencia divina impli-
gue sobre el tapete y últimamente se caba el conocimiento de los futuros
han realizado intentos de contestar a contingentes, lo que chocaba con la
Rachels sin aceptar las tesis de también inexcusable libertad humana.
Quinn.32 Si Dios sabe que voy a hacer x no es
Para acabar con los años setenta men- posible que haga no x. ¿Cómo entonces
cionaré dos temas centrales de lo que vaya ser libre? Según Swinburne, «x es
se denomina Philosophical Theology, es- omnisciente» significa «x conoce todas
to es, la teología natural actualizada,33 las proposiciones verdaderas». Pero si
como núcleo de la filosofía de la reli- los enunciados sobre futuros contin-
gión. 34 Me refiero a la naturaleza divi- gentes carecen de valor de verdad. en-
na y a las «pruebas» de la existencia de tonces no hay proposiciones verdaderas
Dios. Se trata de dos temas algo prete- al respecto que un ser omnisciente
ridos en la filosofía de la religión hasta deba conocer. Como quiera que la li-
hace poco -especialmente el último-, bertad humana implica que las accio-
debido probablemente a tres razones: nes futuras humanas son todas contin-
que los filósofos teístas estaban dema- gentes, Dios no puede saber (porque así
siado ocupados en la actitud defensiva lo ha dispuesto) cuáles van a ser nues-
de contestar adecuadamente las críticas tras acciones, sin que ello vaya en me-
efectuadas por sus colegas agnósticos y noscabo de su omnisciencia. Aquí ve-
ateos; que la historia de la filosofía mos cómo la teología filosófica al des-
cuenta ya con una abundante apologé- embarazarse de un dogma teológico
tica sobre tal terna; y que no es fácil (que Dios sabe lo que va a pasar inclu-
construir nuevos argumentos que elu- so respecto las acciones de los seres li-
dan las severas críticas que tal tradi- bres) puede resolver limpiamente un
ción sufrió (sobre todo las aparente- inveterado problema filosófico.
mente decisivas de Hume y Kant). Desde luego, los filósofos analíticos
Tal vez sea Richard Swinburnc quien actuales han puesto en duda la inter-
más concienzudamente haya llevado a pretación e incluso la realidad (y la
cabo la tarea de (rejconstruir una no- conveniencia) de muchos de los atri-
ción filosóficamente aceptable de Dios butos tradicionalmente predicados de
y recoger todos los argumentos y evi- Dios. Por ejemplo, la inmutabilidad di-
dencias posibles en favor del teísmo. 35 'vína puede interpretarse de muchas
Partiendo de que el lenguaje teológico maneras. En su sentido fuerte implica
ha de tomarse -al menos en parte-, la impasi bílidad, y en el más fuerte la

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inmutabilidad de las propiedades rela- dad de una hipótesis aumenta la proba-


cionales. Pero hay un acuerdo generali- bilidad de un hecho. entonces la ocu-
zado (Hartshome, Geach, Swinburne) rrencia del hecho aumenta la proba-
en que la inmutabilidad divina sólo bilidad previa de la hipótesis), Swin-
afecta a sus propiedades esenciales no bume afirma que si la existencia de
relacionales, esto es, que Dios puede Dios aumenta la probabilidad de la
cambiar en el sentido de, por ejemplo, existencia del mundo, y sobre todo la
empezar a amar o dejar de amar a probabilidad de la existencia de un alto
alguna criatura, perdonar, o conocer grado de orden en el universo (dado
sus acciones presentes. La cuestión de que Dios seguramente tiene razones
la inmutabilidad está muy ligada a la para crear y, caso de hacerlo, sin duda
eternidad divina que también ha sido deseará crear algo ordenado que pueda
interpretada de diversos modos: estar cumplir sus fines), entonces la exis-
en todo tiempo (Tíllich), sernpiternídad tencia de un mundo con un orden tan
(Kneale, Wolterstorff), o atemporalidad elevado como el presente aumenta no-
en el sentido clásico (Helrn). En defini- tablemente la probabilidad antecedente
tiva se trata de interpretar de la forma de la existencia de Dios. 39 ¿Hasta qué
filosóficamente más satisfactoria cada punto? Swinbume trata de cuantificar
atributo divino, y después acomodarlos las probabilidades para mostrar que, si
entre sí para formar un concepto unita- bien el argumento teleológico por sí
rio coherente. El problema de fondo en solo no hace que la probabilidad de la
el tema de los atributos divinos es com- existencia de Dios sea mayor que la de
paginar un concepto filosóficamente de- su inexistencia, sí puede tener peso su-
purado (sea el ser perfecto, el ser en si, lo ficiente para -junto con los demás ar-
allende el ser y la ousia, la Realidad últi- gumentos- inclinar la balanza de las
ma o cualquiera de las demás fórmulas evidencias en favor del teísmo. Sin em-
tradicionales) con las exigencias religio- bargo, Mackie, O'Hear y Hick han ne-
sas que Dios ha de cumplir. Dicho en gado que el aumento de probabilidad
román paladino: ¿cómo puede el Ipsum sea realmente sígnífícatívo.f?
esse subsistens ser un «padre». una Finalmente, en la década de los
«Persona», ser «vivo», conocemos, ochenta acontece una auténtica explo-
amarnos, perdonarnos o condenarnos? sión de publicaciones en nuestra mate-
Hay, obviamente, toda una amplia co- ria. El tema que se lleva la palma es el
rriente muy critica dedicada a mostrar de la problemática entre razón y fe. Di-
que nada de esto es posible. 37 cho tema ha sido una preocupación
En cuanto a las «pruebas» de la exis- constante en la filosofía analítica de la
tencia de Dios, hoy ya no se trata ob- religión; de hecho, si una cuestión es el
viamente de demostrar, sino de poner hilo conductor de la disciplina en el
en la balanza cuantos más argumentos presente siglo es esta: «ies aún racional
y evidencias posibles en favor del teís- y razonable creer en Dios?», Pero a prin-
mo, para que estas se vayan acumulan- cipios de esta década aparece la apolo-
do hasta pesar más que los argumentos gética de la creencia básica promovida
en contra.38 Respecto de los argumen- por un grupo de filósofos americanos
tos cosmológico y teleológico 10 más capitaneados por Plantinga. Su obra
destacado es la versión inductiva de «fundacional» es el colectivo Faith and
Swínburne. Aplicando el teorema de Rationality.í) La idea es, grosso modo,
Baycs (que viene a decir que si, dado el la siguiente. Hay dos tipos de creencias,
conocimiento global de fondo, la ver- las que se derivan de otras deductiva o

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inductivamente, y las que no son deri- ya que según él lo más que puede ha-
vadas. Llamemos básicas a estas últi- ber son ejemplos de creencias propia-
mas. Pues bien, la doctrina «oficial», el mente básicas a partir de los cuales
[undacionalismo, ha sostenido que sólo operar inductivamente. El problema es
pueden ser básicas aquellas proposicio- que «no hay razón para asumir, por
nes que sean autoevidentes y/o eviden- adelantado, que todo el mundo estará
tes a los sentidos y/o incorregibles. Esto de acuerdo en los ejemplos», y se des-
es, la evidencia debe ser su justificación cuelga diciendo que "la comunidad
última. Sin embargo, muchas de nues- cristiana [sólo] es responsable de su
tras creencias más ilustres (que existen conjunto de ejemplos».43
otras mentes, que mi memoria es gene- Las numerosas criticas se han referi-
ralmente fiable) son básicas aunque no do al relativismo y, en definitiva, la
cumplen ninguno de tales requisitos. irracionalidad que tal postura implica.
Es cierto que a menudo lo que en la Kennyt" ha afirmado que la evidencia y
estructura noética de una persona se las razones no son irrelevantes para
toma como básico, en la de otra cuenta aceptar o rechazar una creencia como
como derivado. Pero en cualquier caso, básica, y Levine45 que hace falta un cri-
dichas creencias básicas no se basan en terio para discriminar la basicalidad de
evidencias ni en razones, por contra, la basicalidad propia. Pero lo más du-
ellas son el fundamento sobre el cual doso es que la proposición «existe
basar las evidencias y los razonamien- Dios» pueda -y deba- contarse entre
tos. Pero como tales creencias son ne- las creencias propiamente básicas de
cesarias es racionalmente aceptable pro- una persona.
fesarlas. Pues bien, para muchos cre- Otro tema que empieza a suscitar el
yentes, la existencia de Dios es una interés hacia los ochenta de la mano de
creencia básica en este mismo sentido. John Hick es el del pluralismo religio-
Por ello la evidencia y la argumenta- so. Hick es probablemente el filósofo
ción en su favor -no así las evidencias de la religión más completo, y no hay
en contra- son irrelevantes, ya que las tópico sobre el que no haya escrito con
creencias básicas no se sostienen sobre amplitud y profundídad.Y Pero de su
la base de evidencias, sino de modo in- mano, primero en el Princeton Theolo-
mediato si se dan las circunstancias gical Semínary y luego en la Claremont
apropiadas. Intentando aclarar cuáles Graduate School, se han forjado impor-
son tales circunstancias, Willíam Als- tantes especialistas en religiones -so-
ton42 ha explicado que la experiencia bre todo orientales-o Su reciente An
religiosa ordinaria del creyente (Plan- Interpretation of Religion, es una mues-
tinga habla del «sentido de la presencia tra de cómo una filosofía de la religión
divína») es ellocus adecuado. En reali- a la altura de los tiempos debe tener en
dad Plantinga ha advertido que aunque cuenta, no sólo todos los avances de la
cualquier creencia puede ser básica en filosofía de la religión (Philosophícal
una estructura noética si así lo decide Theology inclusive), e incluso de las
su portador, no todas las creencias son ciencias de la religión, sino un conoci-
propiamente básicas sino sólo las que miento profundo de las diversas religio-
cumplan determinados requisitos (p.e., nes y su historia. Él pretende que todas
que no haya fuerte evidencia en contra, las grandes religiones tienen por refe-
o razones adicionales para suponer que rente lo Real en sí, algo inaccesible y
la creencia es falsa). Pero Plantinga no más allá de todo pensamiento y lengua-
ofrece un criterio de basicalidad propia je (noúmeno), de lo cual cada religión

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capta algunos aspectos (fenómenos), lingüístico-conceptual, epistemología, fi-


que expresa en forma mitológica y sim- losofía de la ciencia...) que permiten ri-
bólica. En este sentido, todas las gran- cos y sugerentes enfoques nuevos al
des religiones son verdaderas en cuanto aplicarlas a los temas religiosos; pero
que todas contactan con lo Real y son un desconocimiento bastante generali-
medios de salvaciónlliberación, pero to- zado (con excepciones como John Hick
das son falsas al pretender absolutizar o Ninian Smart) de las ciencias, la fe-
su representación -meramente feno- nomenología, o la misma historia de
ménica- de lo Real y al tomar como las relígiones.f" Tercero, un desplaza-
verdades literales mitos inveterados miento geográfico de Gran Bretaña a
(ser el pueblo elegido -judíos-, o la los EEUU -paralelo a un curioso au-
encamación de Dios -eristianos-). mento de los filósofos creyentes sobre
Difícil y problemático, como es sin los no creyentes, hoy en franca mino-
duda el intento, probablemente es la ría-o Y cuarto, un renovado interés
única ñlosofía de la religión posible en por los temas más metafísicos y teoló-
un futuro. gicos (algunos típicamente medievales)
Ha habido otros muchos temas que con el consiguiente interés por toda la
no han sufrido un «revival» en un pe- gran tradición filosófica hasta el siglo
ríodo determinado ni han constituido XVIlI. 48 Particularmente ahora mismo
una tendencia de investigación defini- hay un gran auge de la teología dogmá-
da, pero que nunca han dejado de estu- tica cristiana hecha a partir de las teo-
diarse en nuestro ámbito: la experien- rías filosóficas más recíentesrl" los lógi-
cia religiosa, la inmortalidad y la vida cos y filósofos más sutiles ¡se ocupan
ultraterrena, los milagros, y un largo et- de la Trinidad o la Encarnación! En
cétera. Pero no nos queda ya espacio esta labor tiene especial mérito la So-
para ellos. Terminamos refiriéndonos ciety of Christian Philosophy, funda-
al estado actual y a la situación en Es- da en EEUU en 1978, y su prestigiosa
paña. revista Faith and Philosophy, a partir
Actualmente destacan las siguientes de 1984; y, muy especialmente, la uni-
características. Primero, la filosofía ana- versidad católica de Notre Dame (In-
lítica de la religión, como la de la cien- díana).
cia o la del lenguaje, ha devenido una La situación en España es bien dis-
escolástica más, con las ventajas e in- tinta. La filosofía de la religión no es
convenientes que ello comporta: una una materia muy relevante en nuestro
ingente cantidad de publicaciones, sím- país, y la analítica ha pasado casi com-
posíos, sociedades, revistas; pero una plctamente desapercibida. El primer tra-
frecuente repetición (algunos autores bajo que conozco es el importante ar-
publican media docena de veces el tículo de Javier Mugerza «El proble-
mismo artículo con mínimos retoques) ma de Dios en la filosofía analítica",50
acompañada de una proporcional dis- quien nos presentó rigurosa y critica-
minución de la calidad; una comuni- mente la disciplina de marras, para lue-
dad de discusión (paradigma) coheren- go, desgraciadamente, abandonarla. A
te y cohesionada, pero totalmente im- ella siguieron los libros de Javier Sáda-
permeable a (cuando no despreciativa ba Lenguaje religioso y filoso{ra analítica
de) todo lo que no se escriba en inglés. (una exposición clara, profunda y bien
Segundo, un amplio dominio de las' documentada de los principales tópi-
técnicas filosóficas típicas del ámbito cos), Qué es un sistema de creencias
(lógica modal, lógica filosófica, análisis (una obra menor donde se repasan las

ISEGaRíA I 3 (1991) 155


NOTAS Y DISCUSIONES

ideas de Flew, Findlay, Hanson, Winch guaje y al argumento ontológico. Por úl-
y otros), y la colección de artículos Fi- timo hay que destacar La coincidencia
losofía, lógica, religión (algunos mera- de los opuestos en Dios,54 de Lorenzo
mente exponen a nivel más elemental Peña. Se trata de una obra amplia y
lo tratado en el primer libro, otros se densa, magníficamente documentada,
concentran sobre un tema muy concre- donde se tocan casi todos los tópicos de
to, siempre con abundante información la teología filosófica en la línea de la
de primera mano). En su más reciente mejor filosofía analítica, sin olvidar las
Lecciones de filosofía de la religión51 aportaciones de la gran tradición conti-
deja de exponer las ideas de los analí- nental. Es una obra, lamentablemente
ticos para presentar su propia postura poco difundida, en la que el autor toma
-y su prospectiva de la filosofía de la siempre postura, generalmente de modo
religión en nuestro país-, una postura original y llegando a menudo a tesis dis-
que él califica de «religiosa» y que se cutibles, pero siempre con fundamenta-
identifica con el Wittgenstein más ag- ción. Quizá la terminología inventada
nóstico. Es un libro, empero, más de que emplea dificulte innecesariamente
divulgación que los anteriores. una obra ya de por si «enjundiosa».
Además de esto he encontrado refe- En lo tocante a las traducciones,
rencias ocasionales a la filosofía analíti- tampoco son numerosas, si bien, algu-
ca de la religión en las excelentes Meta- nas valen la pena,55 Por nuestra parte
ffsica trascendental y Filosofía de la reli- sólo nos queda expresar el desideratum
gión, de José Gómez Caffarena.V Tam- de que la recién nacida [segaría y el
bién tiene en cuenta a la tradición ana- Instituto de Filosofía sean, como ya
lítica Carlos Díaz en su reciente y han empezado a serlo, activos difusores
exhaustivo Preguntarse por Dios es razo- y, ¿por qué no?, creadores de filosofía
nable. Ensayo de teodicea.. 53 particular- de la religión en España, incluida la
mente en lo referente al tema del len- analítica.

NOTAS

1. Claro que. aparte de Hume, cuyas obras son 1956. El artículo principal que da título al libro
constantemente citadas en nuestro círculo, hay data de 1927, Hay trad. en Edhasa, Barcelona,
una larga tradición de filosofía de' la religión cu- 1983 y reed.
yos jalones principales son la Natural Theology de 4. Aunque algunas de sus partes son anteriores.
Paley (1802), A Gmmmar o{ Assenl de Newrnann Por ejemplo, el desafío de Flew se publicó en la re-
(1870), las Varieties of Religious Experience de Ja- vista University en 1951. La obra fue publicarla en
mes (1902) (hay trad. esp. en Barcelona, Penínsu- Londres por SCM Press, con sucesív'llS reedícíones,
la, 1986), y la Philosophical Theology de Tennant 5. Este debate ha sido clara y ajustadamente
(1928). Para el último siglo de esta historia cí, narrado por Darlo Antíserí en El problema del len-
A.P.F. Shell: The Philosophy o(Religion: 1875-1980, guaje religioso, Madrid. Cristiandad, 1976 (ed, ori-
Londres, Croorn Helm, 1988. ginal, 1969). Más recientes son recomendables:
2. «Corrientes principales en filosofía analítica Jeffner, A.: The Study of Religious Language, Lon-
de la religión», Anuario del Departamento de Filo- dres. SCM Press, 1974, y Soskice, J.M.: Metaphor
scfta, Universidad Autónoma (Madrid), V (1988- and Religious Language, Oxford, Clarendon, 1985.
89), pp. 253-279. A él remitimos al lector para una 6. El más prolífico. Es importante su Religious
exposición más detallada de lo que aquí sólo pode- Language, Londres, SCM Press, 1957.
mos esbozar. 7. Editada por Basil Mitchell en Londres, Allen
3. En realidad se trata de una colección de ar- & Unwinn, 1958. Aquí destaca .The Possibtlíty of
tículos publicados en varias épocas compilados en Theologícal Staternents», de Ian Crombie.

156 ISEGORíA I 3 (1991)


NOTAS Y DISCUSIONES

8. Se trata de Faitñ and the Philosophers, edita- & Unwinn, 1965. Luego en el cap. 9 de su The
da por John Hick, Londres, Macmillan, 1964. Naiure of Necessity.
9. Antologías muy completas son: Santoni, E.R. 17. Este es el titulo -en inglés- de su artículo
(ed.): Religious Language and the Problem o( Rell- en Philasophica! Studies, 35 (1979).
gious Knowledge, Blocmington, Indiana U.P., 18. Londres, MacmilIan.
1968; y Cahn, S.M. & Shatz, D. (eds.): Contempo- 19. Para esta historia cf, el excelente «Recent
rary Philosophy of Religion, Nueva York, Oxford Work on the Problem of Evil» de M.L. Peter-
U.P., 1982. Más pequeña pera muy bien escogida son, American Philosophical Qumteriy, 20 (1983t
es la de Basil Mitchel (ed.): The Philosophy of Reli- pp. 321-339. .
gion, Oxford, Oxford U.P., 1971. Buenas introduc- 20. Y también de las Observaciones a la «Rama
ciones son: Hick, John H.: Philosophy o{ Religion, Dorada. y las Observaciones fitos6ficas.
Nueva York, Englewood, 1963; Flew, A.: God and 21. Recogidas en Stuart C. Brown (ed.).: Reason
Philosophy, Londres, Hutchlnson, 1966 (hay trad. atld Religion, Ithaca (NY), Cornell U.P.. 1977. Son
esp. en El Ateneo, Buenos Aires, 1976); Davles, B.: básicos los artículos «Meaníng and Religious Lan-
An Introduction lo the Philosophy of Religion, Ox- guage- de P. Winch, y «The Groundlcssness of Be-
ford. Oxford U.P., 1982, y Evans, C.S.: Philosoph» lief», así como las réplicas -en nuestra opinión
of Relígion. Thinking about Faith, Dovners Grave muy justas- de Brown, Durrant y Lyas,
(ILL), IVP, 1985. 22. Oxford, Blackwell, 1967. Uno de cuyos aro
10. Ithaca (NY), Cornell U.P., 1967. tículos más clásicos es el de Perter Wínch «Under-
11. Oxford, Clarendon Press, 1974. standing a Primitive Society». Las primeras obras
12. Respectivamente, «Can God's Existence Be de Phillíps y Malcolm sobre el asunto se remontan
Dísproved?», Mind (1948) -y luego en la antolo- a la mitad de los sesenta: Phillips, D.Z.: The Con·
gía de Flew y Maclntyre-; y «Is Necessary Exis- cept of Prayer, Londres, Routledge & K.P., 1965, y
tence Possible?», Philosophy and Phen. Research, Malcolm, N.: «Is It a Relígíous Belief that "God
15 (1955). Exists"?», en Híck, Faitlt and the Philosophers, cit.
13. Charles Hartshorne lo vio primero en Man's Para una bibliografía más amplia de los wittgens-
Vision of God, Nueva York, Harper & Row, 1949, teinianos cf. el libro de J. Sádaba de 1977 citado
y Juego en Anselm's Discovery, La Salle (lLL), al final del artículo (pp. 77-79). Lo más reciente de
Open Court, 1965. El célebre artículo de Norman Phillips es Belief, Change and Forms of Life, Lon-
Malcolm es «Anselm's Ontological Arguments », dres, Macmillan, 1986, y Faith after Foundationa-
The Philosophical Review, LXIX (1960), ahora en lism, Londres, Routledge & K.P., 1988. De Winch,
las provechosas antologías sobre el argumento on- su colección de ensayos Trying to Make Sense, Ox-
tológico: Hick, J.H. & McGuíll, A. (eds.): The ford, Blackwell, 1987.
Many-Faced Argument, Londres, Macmillan, 1968 23. De entre las muchas, aparte las referidas,
y Plantínga, A. (ed.): The Ontological Argumellt destacan «Wittgensteinian Fideism», de Kai Niel-
(ídem), sen, Philosophy, 42, 1967, quien ha vuelto a insis-
14. La bibliografía es enorme, La trayectoria tir varias veces hasta su An Introduction to the
del problema hasta la actualidad puede seguirse Philosoph» of Religion, Londres, Macmillan, 1982,
con detalle en nuestro «El argumento ontológico 24. Su obra es copiosa. Lo más significativo:
en la "Philosophical Theology''», que aparecerá en Taking Leave of God, Londres, S.C.M. Press, 1980
la obra colectiva patrocinada por el Instituto de y Only Human (ídem, 1985).
Filosoffa Materiales para una [ilosoita de la religión. 25. «God and Human Attítudes», Religious Stu-
Entre las críticas recientes al argumento destacan: dies, pp. 325-337. Ahora en Paul Helm (ed.): Divi-
Kane, R.H.: «The Modal Ontological Argument», ne Commands and Morality, Oxford U.P., 1981.
Mind, 93, 1984, Y Paulscn, D.: .The Logically 26, «Religiolls Obedience and Moral Auto-
Possible, tite Ontologically Possible and Ontologi· nomy", Religious Studies, 1975, pp. 265-282. Ahora
cal Proofs of God's Exístence", Internatíonal Jour- en la mencionada antología de Paul Helm.
nal fOl' the Philosophy of Religion (en adelante 27. Divine Commands al1d Moral Requiremems,
IJPhR), 16 (1984). Entre los defensores destaca el Oxfurn, Clarendon, 1978.
proLífico disclpulo de Plantinga, Thomas MorTIs. 28. John H. Chandler: «Is the Divine Com-
Cf. su .Necessary Beíngs», Mind, 94 (1985), ahora mand TheOIY Defensible?», Religious Stuciies, 1984,
en su Anselm's Explorations, Kotre Dame U.P., pp. 443-452.
1987. 29. .Mol'a! Obligatíon, Religious Demand, and
15. Mind, 64, 1955. La misma idea, sin llegar a Practica! Conflict», en Roben Audi, (oo.): Ratl:ona-
afirmar la incoherencia del teísmo, aparece en Uty, Relígious Belief & Moral Commitment, Ithaca
A. Flew • Divine Omnipotence and Human Free· (NY). ComeD U.P.• ]986, pp. 195-212.
dom", en su antologia de 1955. 30. Nelson Pike: «Omnipotence and God's Abi-
16. Plimero en «The Free Will Defence. en M. lity to Sin". Richard Swinburne: «Duty and the
Black (ed.), Philosophy in America. Londres, Allen WíU of God». Robert M. Adams: «A Modified Divi-

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NOTAS Y DISCUSIONES

ne Command Theory of Ethical Wmngness» y Richard Cree] en Divine Impassibility, Cambridge


«Divine Comrnands Metaethics as Necessary a U.P., 1985.
Posteríorí» (todos en la citada antología de Helm). 37. Además de las obras citadas de Plew y Níel-
31, Peter Geach «The Moral Law and the Law sen, son básicas: Kaufrnann, W.: Critique o{ Reli-
of God», en su God and the Soul, Londres, Rout- gion and Philosophy, Princeton U.P., 1958 (hay
ledge & KP., 1969. Geach es uno de los lógicos, trad. esp.. México, FCE, 1983); Flew, A.: The Pre-
filósofos morales y de la religión más importantes, sumptlon o( Atheism, Nueva York, Harper & Row,
son también valiosos sus «Omnipotence», Phi/o- 1976: Nielsen, KaL: Contemporary Critiques of Reli-
soph», 48 (1973), Providence and Evil, Cambridge gion y Scepticism, Londres, Macmíllan. 1971 y
U.P., 1977, y The Virtues (ídem). 1973; Mackie, J.: The Miracle of Theism, Oxford,
32. Por ejemplo: Joseph Lombardi: «Worshíp Clarendon, 1982; y O'Hear, A.: Experience, Expla-
and Moral Autonomy », Religious Studies, 1988, nation and Faith, Londres, Routledge & K.P.,
pp. 101-120. YC.L. Coulter: «Moral Autonomy and 1984. Todos son de gran altura, pero los argumen-
Divine Commands», Religious Studies, 1989, pp. tos se repiten mucho.
117-130. Y también Robert M. Adams: -Atonomy 38. Según argumenta Basíl Mítchell, las dispu-
and Theological Ethics» en su Tite virtue of Faith, tas filosóficas no se pueden dirimir como las cien-
Nueva York, Oxford L'.P., 1987. tíficas apelando a demostraciones deductivas o a
33. Actualizada en cuanto cuenta con nuevas abrumadoras evidencias inductivas, sino mm; bien
herramientas -la lógica modal, la lógica filosófí- como en Derecho, acumulando argumentos pro y
ca, la filosoña del lenguaje, la filosofía de la cien- contra para emitir un veredicto -generalmente
cia, la epistemología... y carece de presupuestos provisional y un tanto subjetivo-s-. Cf. su espléndi-
ajenos a la filosofía -empe7.ando por la misma do The Iustiiication of Religious Beliei, Londres,
existencia de Dios y la verdad a priori de la fe cris- MacmUlan,1973.
tiana-e-. Cosas ambas que no sucedían en el caso 39. Cf. las pp. 116-151 de su The Existence of
de nuestros egregios predecesores (de Agustín a God. Hemos ponderado los argumentos de una y
Leibniz). Asi lo ve Amhony Kenny, al inicio de su otra parte. destacando la relevancia de los recién-
The God o( the Philosophers -Oxford, 1979-, una tes conocimientos en física y astronomía para
lúcida revisión de los atributos tradicionalmente la cuestión, en nuestro «Argumento teleológico y
predicados de la divinidad. cálculo de probabilidades", a aparecer en Pensa-
34. Como ejemplo de cuestiones de las que se miento.
ocupa la filosofía de la religión pero no la teología 40. Los dos primeros en sus obras recién cica-
filosófica: ¿tienen todas las religiones algo en co- das, y Hick en su An Interpretatíon of Religion (d.
mún?, ¿en qué medida .son compatibles.', ¿como ínfra).
porta la religión necesariamente creencias>, ¿son 41. Editado por Plantinga y Wolterstorff (Notre
la moral y la religión compatibles. o acaso es re- Dame U.P., 1983), con aportaciones además de
ducible una a otra? ¿es el lenguaje religioso un AIslan, Mavrodes, Marsden y Holwerda, Este li-
«juego de lenguaje» distintivo>, etcétera. bro, en nuestra opinión supravalorado, ha tenido
35. Aparte de sus innumerables artículos, es ya enorme repercusión -en sólo una década más de
clásica su trilogía Tlze Coherence o( Theisrn, The cincuenta arrículos-i-, si bien el artículo de PLan-
Existence ofGod, y Paitñ and Reason, todas en Ox- ringa es muy superior al resto. A él le han seguido
ford. Clarendon, 1977. 1979 Y 1981. otras obras colectivas, como la citada de Audi, o la
36. Para una ampliación de estos dos tópicos de Rumo, J. & Ihaza, C.K, (eds.): Religious Expe-
remitirnos al lector a nuestro «Corrientes principa- rience and Religious Beiief, Lanham, Unív, Press of
les... ,; op. cit., pp. 272-279. Muy sugerentes los ar- América, 1986.
tículos recogidos en Freddoso, A.J. (ed.): The Exis- 42. «Christian Experíence and Christian Belief»
tence and Nature of God, Notre Dame U.P., 1983, y (en el colectivo de Planíínga y Wolterstorff),
Monis, T. (ed.): The Concept of God, Oxford, Ox- «Plantinga's Epistemology of Religious Belief», en
ford U.P., 1987. Sobre tópicos particulares: Wol- Tornberlin, J.E. & Inwagen, P. van (eds.): Alvín
terstorff, N.: «God Everlasting» (1975). ahora en la Plantinga (Pro fijes), Dordrecht, Reídel, 1985, y
antología de Cahn citada; Pike, N.: God and Time- «Religious Experience as a Ground oí Religious
lessness, Nueva York, Shocken, 1970; Helm, P.: Belief», en el colectivo de Runzo recién citado.
«Timelessness and Foreknowledge», Mind, 85. 43. «Reason and Belíef in God», en Faith al1d
1975. «Forcknowledge and Possibility". Canadian Rationality, p. 77. Plantinga ha escrito otros siete
lour. of Phi/., 6, 1976, "Omnipotencc and Chan- u ocho articulos sobre el tema.
ge., Philosoplty. 51, 1970. Y «God and Spacc!cs. 44. Fait!t and ReasOlt, Nucva York, Columbia
sness», idem 55. 1980. Un clásico es la Philosophi- U.P., 1983.
cal 1ñe%gy, lndianápolis. Bobs-Merrill, 1%9, del 45. Hume and the Problem of Mime/es: A Solu-
lógico anselmiano-tomista John Ross. Más recien- tion, Dordrecht. Reidel, 1989, p. 152 ss. Importan-
te es la ortodoxa defensa de la impasibilidad por tes criticas aparecen en Penelhum, T_: God and

158 ISEGORiA I 3 (1991)


NOTAS Y DISCUSIONES

Skepticism, Dordrecht, Reidel, 1983 y, desde den- Atonement (ídem 1989); y Flint, T. (ed.): Christian
tro del tefsmo, Gutting, G.: Religious Belief and Re- Philosophy, (ídem 1990).
ligious Skepticism, Notre Dame U.P., 1982; Ouinn, 50. Revista de FilosofÚJ. (Madrid). XXV (l966),
P.: "In Search of the Foundatíons of Theism», pp. 291-366.
Faith and Philosophy, 2 (1985); Audi. R.: -Direct 51. Publicados respectivamente en Barcelona.
.Iuxtification, Evidential Dependence, and Thelstíc Aricl, 1977; Madrid, Mañana, 1978; Salamanca,
Belief», en la antologta de la que es coeditor: y Síguernc, 1978; y Madrid, Mondadori, 1989.
Pojrnan, L.J.: Religious Belie{ and the Will, Lon- 52. Madrid, Revista de Occidente, 1970 y 1973
dres, Routledge & K,P., 1989. Aparte de las obras --el segundo, en colaboración con J. Martín Ve-
de Swinbume (1982) y Phillips (198$)_ lasco-.
46. De entre su vasta obra destacan Faith and 53. Madrid, Encuentro, 1989. Refiriéndose a la
Knowledge, Ithaca, Cornell U.P., 1957, Evil and the precariedad de nuestra. corriente en España, afir-
God oi Love, Londres, Macmillan, 1966, Death. and ma: .SÓ10 España ha llegado a ser tan "moderna"
Eternal Liie (ídem), y An Interpretation of Religion, en filosofía. que no sabe nada de su presente por
Londres, Macmíllan, 1989, en donde ofrece una ignorar su pasado: ¿Por qué los ayer neopositívís-
visión global de las religiones bajo todos sus tas y analíticos a remolque no dan cuenta hoy,
aspectos. Específicamente sobre el pluralismo re- aunque sea de nuevo a remolque, de esta tradición
ligíoso son sus God and the Universe of Faiths, operativa en la actualidad?» (p. 343). Justa, pero
Nueva York, SI. Martín, 1973 y Problems o{ Reli- unilateral, queja. a la que habríaque añadir: ¿por
gious Pluralism, Londres, Macmíllan, 1985. Es asi- qué los fílosófos de la religión españoles «pasan»
mismo editor o coeditor de muchas obras sobre el alegremente de la filosofía analítica?
tema. 54. Quito, Ediciones de la Universidad Católica,
47, En la medida en que se pretenda hacer s610 1981.
teologta fUosófica (o Philosophy o{ Christian Reli- 55. Además de las citadas a lo largo de las no-
gion., como a veces se denomina). esto no es un tas: Bochenskí, J.M.~ La lógica de la religión, Bue-
defecto. Pero sí lo es para hacer filasofta de la reli- nos Aires. Paidós, 1967; Macquarríe, J.: Godialk:
gión • • überhaupt», El análisis del lenguaje y la lógica de la teologia,
48. Por contra, los autores no anglosajones de Salamanca. Sígueme, 1976; Varios: Filosoiia de la
los siglos xrx y xx -salvo Kierkegaard y Wittgens- ciencia y religión, Salamanca, Sígueme, 1976; Al·
tein- son olímpicamente ignorados. bert, H.: La miseria de la teología, Barcelona, Alfa,
49. Como muestra, Morrís, T.: The Logic o{ God 1982; Y Kolakowski, L.: Si Dios no existe, Madrid,
Incamate, Ithaca, Comell U.P., 1986 -<londe se Tecnos, 1985. Todos son valiosos aunque, curiosa-
aplican la filosofía dc la mente y la semántica so- mente, ninguno es un «filósofo analítico de la reli-
bre la identidad para resolver el problema de las gión». Para tratar de rellenar esta laguna filosófica
«dos naturalezas» de Crísto->, Y los colectivos: estamos traduciendo actualmente una docena lar-
Monis, T. (ed.): Philosophy and the Christian ga de entre los artículos más representativos en
Fa ith, Notre Dame U.P., 1988; Feenstra, R.J. & nuestro campo.
Plantinga Jr., C. (eds.): Trinity, Incarnlltion and.

Individuos e información:
sobre el marxismo analítico
J. FRANCISCO ÁLVAREZ
UNED Madrid

Hace ocho años que Jon Elster desde de Alfred North Whitehead: «Una cien-
las páginas de London Review of Books, . cia que se resiste a dudar de sus funda-
en el artículo «Cien años de ciencia so- dores y a olvidarlos está perdida».' Allí
cial marxista», recordaba un aforismo Elster señalaba sus particulares objeti-

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