El secreto profesional nace de la confianza que surge entre el profesional y su
cliente y es definido como; la obligación legal que tienen ciertas profesiones de mantener en secreto la información que han recibido de sus clientes. El secreto profesional es un derecho y un deber que ejercen algunos profesionales, el cual consiste en mantener reserva sobre la información que reciben de los clientes o las personas que solicitan sus servicios lo que garantiza la confidencialidad entre el profesional y el usuario para quien trabaja.
Desde hace mucho tiempo se ha visto la necesidad de manejar ciertos
principios éticos en el ejercicio de las diferentes profesiones y la Administración no es la excepción ni tampoco ha sido la primera en notar esta necesidad, lo vemos en el campo de la medicina, el derecho e incluso en el campo religioso, donde es evidente la necesidad de guardar el secreto profesional y es preciso decir que la violación de este mismo puede traer consecuencias negativas, afectando por lo menos a la organización, a terceros y al mismo profesional.
El secreto profesional es un derecho-deber del profesional, pues de verse
obligado a revelar lo que conoce perderá la confianza de sus clientes, su prestigio y su fuente de sustento. Es posible concluir que el secreto profesional incluye un ámbito general y uno específico. El primero, no varía en ningún oficio y tiene una regulación genérica debido a que en las distintas profesiones se tiene el deber de no revelar la información que los clientes les han confiado a los profesionales y en el ámbito específico cambia de acuerdo a la profesión u oficio. A causa de ello, se vuelve necesario relacionar y analizar, tanto las excepciones a la guarda del secreto profesional, como las sanciones que se derivan por su revelación en los distintos oficios.
Centrándonos en el campo administrativo, si un gerente que maneja ciertos
secretos organizacionales decide publicarlos o venderlos a la competencia, la misma organización puede tomar acciones legales en contra de él, es decir que la violación del Secreto Profesional no solo tiene implicaciones morales sino jurídicas, fundamentado en la Constitución, en su artículo 74, establece: “Todas las personas tienen derecho a acceder a los documentos públicos salvo los casos que establezca la ley. El secreto profesional es inviolable”.
La obligación de guardar el secreto profesional, no debe confundirse con
ocultar la verdad. Por lo que cabe resaltar que el secreto profesional tiene un distinto alcance en cada profesión y según las leyes que lo rijan, pero en general la obligación de guardar el secreto tiene límites, es decir, un profesional guarda el secreto por fidelidad, pero deja de ser obligado cuando:
El secreto trata de algo ilícito, al tener conocimiento no está obligado a
ser parte o cómplice de algo ilegal. En el secreto se ve afectado el bien público, el bienestar de tercero o incluso del mismo interesado. El secreto puede impedir un delito.
Es claro que el secreto profesional es un elemento necesario para el desarrollo
libre y tranquilo de las relaciones sociales, y en particular, aquellas que involucran una prestación de servicios. El secreto profesional es un deber, derecho, y una obligación para todo profesional, que solamente cede a excepciones legales o éticas que se planteen y la violación de este constituye un delito penal, aunque sin necesidad de espera que esa revelación ocasione un daño concreto.