Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENSAYO Mariela Lagos PDF
ENSAYO Mariela Lagos PDF
ENSAYO Mariela Lagos PDF
Nosotros como familias Cristianas del Siglo XXI debemos de enfocarnos y practicar la palabra del
Señor Jesús.
Quisiéramos enfocar el pasaje de Colosenses 3:18-21 como, especialmente a la luz del siglo en el
que vivimos. Como cristianos, podemos y debemos permitir al Espíritu Santo dirigirnos a vivir un
modelo de familia que honre a Dios y anime a otros a imitarnos ese modelo es el que el señor nos
enseña en su palabra sin importar el tiempo y el lugar en donde estemos.
Reconozcamos que la naturaleza de nuestras familias ha cambiado. El modelo nuclear común hasta
hace apenas decadedas ha dado paso a un sinfín de otros modelos que son diferentes al real. Hoy
nos topamos con familias que evocan a ser formadas por varias partes ejemplo hijos solo de padre
hijos solo de la madre, hijos dentro de su matrimonio y dentro de toda esa formación con su secuela
de heridas producto del concubinato, divorcios, malas experiencias y errores, que tienen
consecuencias etc. Otras son lideradas por padres ó madres solteros. Aún otras son lideradas por
miembros de la familia extendida ó por padres adoptivos. Si bien vemos el modelo nuclear como
bíblico, la verdad es que ella nos presenta más bien un modelo de familia expandida que, de faltar
alguno de sus miembros regulares, incluye a otros que nos amen. Redescubramos el poder de Dios
para suplir lo que nos falta. ¿No podrá Dios, padre de huérfanos y defensor de viudas (Salmo 68:5),
guiarnos a vivir en familia, aunque contemos con menos de lo óptimo?
Reconozcamos que los roles tradicionales del hombre como proveedor y de la mujer como ama de
casa han dado paso a familias con múltiples proveedores y en muchos casos, la esposa se ha
convertido en la principal proveedora. Desde la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, el modelo
tradicional comenzó a quedar relegado, permitiendo no sólo a múltiples ingresos sino también la
movilidad de los miembros de la familia. Tal vez debiésemos reconocer que el verdadero proveedor
siempre lo ha sido el Señor (Mateo 6:31-33).
La familia ha perdido el apoyo de la comunidad en que vivimos debido al poco tiempo que el miembro
de la misma pasa en casa. La familia vive rodeada de extraños, incapaces de proveer genuino apoyo.
Rescatemos la noción de Iglesia fuera del templo e intencionalmente abrámonos a invertir tiempo en
nuestra comunidad. Es triste ver cómo la mucha actividad eclesiástica contribuya a la separación de
las familias en la Iglesia.
La violencia intrafamiliar afecta a todos los miembros y en especial a los hijos y resulta en la
desintegración familiar. Y el modelo tiende a repetirse en su descendencia. Debemos convertirnos en
garantes de la salud familiar tanto nuestra como de las familias de la iglesia y de la comunidad. Esto
pudiera llevarnos a trabajar con las autoridades civiles, pero mayormente con el liderazgo cristiano
con quienes podemos servir para ayudar a otros.
El apóstol Juan lo planteó muy explícitamente al final del siglo 1, cuando declaró que predicamos este
mensaje cognoscitivo de la verdad a fin de que las personas puedan tener comunión con nosotros,
así como nosotros tenemos comunión con el Padre y con su Hijo.
La necesidad básica de la humanidad no ha cambiado en dos mil años. Dios todavía está llamando a
un pueblo que viva en verdadera comunidad y así le muestre al mundo la naturaleza transformadora
del pueblo que Dios ha llamado a la existencia. Los cristianos ya no pueden vivir más aislados; son
llamados a vivir y a servir.
Para aprender a confiar, y a ser confiables -para aprender a amar, y a ser afectuosos- debemos
involucrarnos profundamente en la vida de los demás, con quienes nos comprometemos en Cristo.
Para crear esta clase de relación, necesitamos compartir nuestra vida con los demás, y ellos necesitan
compartir su vida con nosotros. Todo esto demanda tiempo. Más que eso, requiere una relación cara
a cara. Una relación que solo podemos tener con pocos al mismo tiempo. Y así una iglesia se ve
forzada a cambiar lo incorrecto y seguir lo verdadero que es la palabra de Dios, Somos llamados a
vivir nuestra vida cristiana en una verdadera comunión con Dios.
COLEGIO BIBLICO APOSTÓLICO
Este es el llamado de Dios en este siglo XXI. Ya hemos seguido por tiempo suficiente el modelo de la
iglesia. Y en este tiempo Es hora de ser esa iglesia genuina erigida sobre fundamentos bíblicos. La
Iglesia asamblea apostólica de la fe en Cristo Jesús creemos que es una clara práctica bíblica.
Sabemos que no nos alcanza simplemente con creer las verdades de la Biblia. Esas verdades deben
ser vividas por aquellos que creen. ahora es tiempo de regresar a nuestras raíces. Estas verdades no
solo deben ser vividas en nuestras vidas, sino que además Dios nos ha llamado a vivir nuestra vida
en comunión con los demás.