Está en la página 1de 1

La novena de Navidad es una de las tradiciones más queridas y esperadas por todos los

fieles cristianos en Colombia. Junto al pesebre tiene lugar el encuentro de hombres y


mujeres de todas las edades que desean unirse a la oración que invoca a una familia pobre
de Belén, -la de Jesús, José y María-, y encierra los mayores anhelos y esperanzas de la
humanidad: la misericordia y la paz para el mundo entero.
En el corazón humano y en la cultura está presente una dimensión religiosa que anima las
manifestaciones cultuales y que lleva al pueblo a celebrar la fe en Dios. En ese sentido, la
novena de Navidad brota de la religiosidad popular, por lo que recoge la fe de un pueblo
que la considera propia y auténtica. Esta expresión sencilla de la fe enriquece la vida
espiritual de los fieles cristianos y manifiesta la actitud religiosa de los hombres ante Dios.
“La novena de Navidad nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la
cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una función valiosa y la
puede continuar desempeñando. […] Como es bien sabido, además de las representaciones
del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII
se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa,
sin duda por influencia del “nacimiento” construido en Greccio por San Francisco de Asís
en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los
niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto
con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura
de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.1
Acojamos con alegría en este tiempo de Adviento el rezo de la novena de Navidad,
cantemos el misterio del nacimiento del Niño Dios, levantemos los corazones llenos de
gozo por Aquél que viene a salvarnos, y con los ángeles preparemos el cántico navideño
que proclama “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.
Hagamos de cada casa, de cada parque, de cada conjunto residencial, de cada iglesia y
capilla, de cada barrio y vereda, de cada escuela y salón comunal en la Arquidiócesis de
Bogotá un lugar para encontrarnos como hermanos en la fe y celebrar el misterio del
nacimiento del Señor. Pidamos especialmente su misericordia y su paz para nuestros
hogares y comunidades, para nuestro país y el mundo entero, pues del Señor provienen las
virtudes más grandes y los dones más perfectos.
Que el Señor nos conceda vivir una Navidad en profunda paz y alegría, y haga de todos
nosotros testigos de la Luz de la Misericordia en medio de nuestra ciudad región y nuestro
país.
Cardenal Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Bogotá
Diciembre de 2018

1
Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 2002, N.103-104

También podría gustarte