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Alejandro Tomasini Bassols

"
UNA INTRODUCCION
AL PENSAMIENTO DE
BERTRAND RUSSELL

Colección ~rinripi[l

Departamento Editorial
Universidad Autónoma de Zacatecas
Zacatecas, México, 1992
UNA INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE 13ERTRAI'W RUSSELL

Primera edición:
Universidad Au tón orna de Zacatecas, Colección [Ir iutuna , 1992

Portada: "Ritmos nocturnos", de Rosa Luz Marroquín

Fotografía: Eduardo Román Quezada

a María Mqczynstta,
maestra y amiga

©Universidad Autónoma de Zacatecas


© Alejandro Tornasini Bassols
SE RESERVAN TODOS LOS DERECHOS

ISBN: 968-6019-37-5

Impreso y hecho en México


Printed and made un Mexic o

Departamento Editorial UAZ


Jardín Juárez 147
Te!. (492) 2 29 24, extensiones 56 y 52
98000 Zacatecas, Zacatecas
INTRODUCCIÓN

El intento por comprender un sistema filosófico particular


es, sin duda, uno de los mejores modos para adentrarse en la
filosofía y para llegar a comprender la naturaleza de sus pro-
blemas. Esto es, en parte, la consecuencia del hecho de que
resulta casi imposible (y menos interesante de lo que a primera
vista parecería) considerar aisladamente las tesis de un deter-
minado autor. A mi modo de ver, conviene siempre ver al
filósofo cuyo pensamiento se estudia como formando parte
de una tradición. Por ello, para entender y apreciar lo que el
filósofo en cuestión dice hay que empezar por ubicarlo histó-
ricamente, es decir, hay que empezar por señalar y poner de
relieve contra qué escuela o filósofos ese autor representa una
reacción. Es evidente, por otra parte, que esta labor por sí sola
no basta y no puede constituir más que una primera etapa de
reconstrucción. Limitarse a este tipo de estudio sería dejar
de lado lo esencial, o sea, aquello que el filósofo en cuestión
aporta y gracias a lo cual se incorpora a la tradición y la enri-
quece. De lo que en esta segunda etapa se trataría sería de
destacar el carácter original del pensamiento examinado, esfor-
zándose por reconstruido de tal manera que el contenido de
la filosofía expuesta resulte no sólo coherente sino, también,
convincente y atractivo. Por último, es importante también ha-
cer ver de qué manera ese filósofo impulsa las investigaciones
dando lugar a nuevas discusiones y a nuevos intentos. Sólo al
final de una labor así estaríamos quizá en posición de deter-
minar de qué manera lo que el filósofo en cuestión pensó y
dijo viene a formar parte definitiva del saber humano.
:~
1
1

Ahora bien, la exposición del pensamiento de cualquier toma cuerpo de diverso modo. Se refleja, en primer lugar, en
filósofo comporta siempre dificultades y peligros. Es muy un constante esfuerzo por expresarse de la manera más clara
fácil interpretar a un autor dado y encontrarse después en la posible y evitar, así, ambigüedades. Se manifiesta, también,
ridícula situación de haber refutado a un hombre de paja. en la actitud decididamente antidogmática de Russell, actitud
Estos riesgos no necesariamente son insalvables. Sin embargo, dirigida no sólo contra los escritos de otros sino, especialmente,
cuando el filósofo en cuestión es el hombre con el que, de contra los suyos propios. Esto explica por qué a pesar de ser,
hecho, se inicia el desarrollo moderno de la lógica, esto es, como ya ha sido dicho en diversas ocasiones, un "constructor
de la ciencia tradicionalmente vista como el prototipo de lo de sistemas", 1 Russell modificó constantemente sus puntos de
a priori y considerada por muchos (como por ejemplo por vista, lo cual lo llevó, como de manera pintoresca lo expresó
Kant) como acabada en la forma que hace 2000 años le dio Broad, a "ofrecer un nuevo sistema filosófico cada varios
Aristóteles, un pensador que revolucionó la metafísica y la años"." Para Russell, en efecto, no hay creencias sagradas,
teoría del conocimiento, un conocedor profundo de la cien- no hay posiciones "obvias", no hay verdades evidentes, defi-
cia de su tiempo y él mismo un matemático, un moralista nitivas. Desde su perspectiva, absolutamente todo puede ser
importante y un gran humanista, estas dificultades aumentan puesto en duda. Y, como consecuencia de ello, está la convic-
en progresión geométrica. Y este es, precisamente, el caso de ción de que, en filosofía, más que los resultados cuenta la
Bertrand Russell. De ahí que ocuparse de su pensamiento actitud crítica, más que el sistema la práctica filosófica. Gilbert
constituya una experiencia filosófica de un valor incalculable, Ryle ha expresado esto de la siguiente manera: "Se ha dicho
en especial por algunas de sus características que rápidamente que Russell meramente oscila, como un péndulo, entre el tras-
mencionaré. cendentalismo y el naturalismo, o entre el platonismo y el
El objeto de estudio de este trabajo es el atomismo lógico empirismo. La verdad, yo sugiero, es que ya sea en sus años
de Bertrand Russell. De acuerdo con lo sugerido más arriba, de formación o en los de creación, no lo encontramos des-
intenté (mÍnimamente) señalar lo que me parece que son sus cansando en el valle ni descansando entre los picos, sino ca-
conexiones históricas más importantes (Bradley, Frege), así minando por las montañas +tratando de encontrar un camino
como considerar una de las controversias a las que ha dado desde el valle hasta los picos o un camino para regresar de los
lugar (Wittgenstein), pues es claro que comprender un SIstema picos al valle. Tenía dos casas. Pero en donde él se esforzaba,
implica, entre otras cosas, estar capacitado para defenderlo. y en donde estaba solo y feliz, era en las faldas de las mon-
Sin embargo, como es evidente, la parte central del trabajo tañas.">
consiste en la exposición del sistema que Russell nos ofrece. De acuerdo con este diagnóstico, el cual me parece del
En general, seguí el orden histórico pero, en realidad, lo que todo acertado, he preferido hablar aquí del "pensamien-
me esforcé por efectuar fue una "reconstrucción racional" to" de Russell y no de su filosofía. En verdad, Russell tiene
del pensamiento russelliano. Por lo tanto, lo que aquí se ofrece muchas filosofías. De ahí que cualquier enmarcamiento
es, en parte, una interpretación, o sea, una propuesta acerca
de cómo leer y ordenar el material relevante escrito por Rus- 1 D. Pears. Bertrand Russell and the Briiish Tradition in Philosophy,

seU en los años 1900-1918. Esto, sin embargo, requiere ciertas Collins/ Fontana, London and Glasgow, 1967, p. 268.
l C. D. Broad. Coniemporary Britisñ Philosoph.y, 1st Series, 1924,
aclaraciones.
p.79
Hay un valor encarnado en la obra de Russell y al cual se 3 G. Ryle. "Bertrand Russell", en Bertrand Russell Memorial Volu-
subordinan todos los demás:' el amor a la verdad. Dicho valor me. Editado por G. W. Roberts, Allen and Unwin, London, 1979, p. 19.

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histórico rígido tenga forzosamente un resultado hasta cier- el método en filosofía, la intuición de que la lógica es primor-
to punto tergiversador. Sin embargo, el señalar o marcar dial y que de ella depende nuestra metafísica, etc.). Lo que
periodos no es totalmente arbitrario, puesto que los cam- en este trabajo ofrezco es una reconstrucción de una versión
bias no son bruscos. Por otra parte, debido a su perpetua particular de atomismo lógico (en el primer sentido de la
evolución, es difícil clasificar de manera definitiva a Russell. expresión), tratando de poner de relieve su coherencia y su
No obstante, me inclino por defender la idea de que Russell fuerza explicativa.
fue, de principio a fin de su (afortunadamente) larga aven- Una condición sine qua non para poder apreciar el valor
tura filosófica, un atomista lógico. Esto requiere una breve teórico de un sistema filosófico consiste en entender y "sen-
aclaración. tir" el (los) problema(s) que se encuentra(n) a la base y que
Pienso que la expresión 'atomismo lógico' puede ser usa- no siempre está(n) explícitamente formulado(s). Por ejemplo,
da, fundamentalmente, de dos maneras: en primer lugar, per- el positivismo lógico no sería comprendido si lo único que se
mite que nos refiramos a una doctrina o, mejor dicho, a un hiciera fuera enumerar, repetir, defender o, inclusive, aplicar
sistema filosófico, cuyas diversas partes pueden ser distingui- sus tesis. Para tener una visión adecuada de los logros y fraca-
das con relativa nitidez. En este primer sentido, el atomismo sos de la escuela asociada con el Círculo de Viena es preciso
lógico es la filosofía elaborada y defendida por Russell hasta tener presente el deseo básico de sus miembros, a saber, el
los años veinte. Hay que señalar también que, en este sen- deseo de deshacerse de una vez para siempre de la metafísica.
tido, Russell no es el único atomista lógico. El Wittgenstein Si no se toma en serio ese deseo, que fue en realidad el "mó-
del Tractatus también lo es. Es cierto que hay entre ellos vil" de la escuela, el positivismo lógico pierde sentido y será
importantes diferencias, pero también lo es el que comparten "comprendido" sólo más o menos superficialmente. Desde
posiciones fundamentales, por lo que a ambos se les puede luego que se puede discutir esta o aquella tesis particular,
con toda justicia aplicar el término 'atomista lógico'. Pero, pero entonces no nos las habemos ya con el movimiento
en segundo lugar, la expresión 'atomismo lógico' tiene un filosófico que fue. Ahora bien, lo mismo sucede con Russell
significado más abstracto y sirve para designar tan sólo el •• ~ ~, ".

aunque, claro esta, en este caso los ueseos son otros. í'.JI movu
"1IJ

punto de vista de que podemos llegar mediante el análisis primordial de Russell no lo constituye el deseo de demostrar
lógico a los elementos últimos de aquello que se examina -la que la metafísica no puede proporcionar ningún tipo de cono-
conciencia, el lenguaje, la experiencia, el mundo- y obtener cimiento (y que puede, a lo sumo, ilustrar en qué tipo de
así un nuevo conocimiento, imposible de obtener de cualquier errores podemos incurrir cuando no comprendemos la lógica
otra manera. En este segundo sentido no está uno compro- de nuestro lenguaje), sino el deseo más positivo de demostrar
metido con ninguna concepción particular del mundo, sino que poseemos conocimiento (matemático, empírico, ético,
más bien con un enfoque o con un método. Ahora bien, etc.). La conexión con la tradición es clara: Russell acepta el
Russell.ial igual que Wittgenstein, dejó de ser atomista lógico desafío del escéptico, retorna la distinción platónica entre
en el primer sentido pero no es descabellado sostener que, a "conocimiento" y "opinión verdadera" y adopta el método
diferencia de este último, siguió siendo hasta el final atomis- cartesiano de reconstrucción de nuestro conocimiento sobre
ta lógico en el segundo sentido. Así, pues, creo que puede la base de "datos" perfectamente inmunes a la duda. De hecho,
decirse que Russell es, al mismo tiempo, un pensador suma- todo esto está magníficamente formulado en la pregunta con
mente versátil y un defensor a ultranza de ciertas intuiciones la que Russell inicia su libro The Problems of Philosophv :
básicas (como, por ejemplo, la intuición de que el análisis es "¿Hay algún conocimiento tan cierto que ningún hombre

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razonable pueda ponerlo en duda'Z?" Es obvio que si ab initio multiplicidad del mundo consista meramente en fases y divisio-
se considera el problema como un seudoproblema, todo lo nes irreales de una única Realidad indivisible". s Sin embargo,
que al respecto se diga parecerá no tener sentido, pero en rea- esta forma de expresar su adhesión al pluralismo no es, como
lidad sólo alguien enteramente ajeno a la historia de la filosofía podrá apreciarse más adelante, adecuada y se presta a confu-
podría considerar dicho problema como una cuestión a la que siones, por la sencilla razón de que el sentido común mantiene
no vale la pena intentar resolver o "disolver", La pregunta la existencia independiente de múltiples cosas, en tanto que
apunta a una dificultad que es imposible no considerar a fondo Russell, como veremos, considera a las cosas como meras fic-
y con toda seriedad. En verdad, negar la importancia e interés ciones lógicas. Los elementos de su pluralismo son entidades
de ese problema (y de problemas semejantes) equivale a negar de otro tipo, radicalmente diferentes de los objetos físicos
la importancia e interés de la filosofía misma. del sentido común. Dichas entidades son descubiertas en el
Quizá debamos ahora abordar nuestro tema, aunque sea "análisis vertical", o sea, en el análisis fenomenalista. Russell
de un modo completamente general. En primer lugar, me pa- cree en una multiplicidad de particulares y puesto que, como
rece importante intentar describir, en unas cuantas líneas, lo veremos, defiende la tesis de que las relaciones (de las cuales
que podría ser llamado un 'uso correcto' de algunas catego- también acepta una multiplicidad) describen rasgos objetivos
rías clásicas de la metafísica en el contexto de la obra de del mundo, acepta además una multiplicidad de hechos, ya
Russell. Puede afirmarse que Russell, en el periodo del cual que un hecho no es sino un particular que mantiene una rela-
nos ocupamos, mantuvo puntos de vista pluralistas, dualistas, ción con algo (una propiedad puede ser entendida como una
"trialistas" y, quizá, monistas. Tal vez lo más fácil sea empezar relación monádica).
por aclarar lo que se entiende por 'pluralismo' y explicar en Si pasamos ahora a considerar lo que Russell tiene que
qué sentido Russell era pluralista. El pluralismo es una doc- decir con relación al tipo de "cosas" que hay (o, mejor dicho,
trina metafísica concerniente al número de cosas o sustancias al tipo de "objetos" a los que da cabida su ontología), nos
que hay en el mundo. Utilizo 'sustancia' en uno de sus usos daremos cuenta de que Russell es un "trialista". Esto resulta
tradicionales, es decir, para referirme a entidades autosu bsís- relativamente claro de entender si se toman en cuenta algunos
tentes, independientes, indestructibles (aunque no necesaria- resultados de la Teoría de las Descripciones y de la Teoría de
mente eternas), indivisibles, etcétera, cualidades que en el los Tipos. Russell siempre estuvo preocupado por problemas
sistema de Russell se atribuyen a los sensibilia. Ahora bien, en de ontología, pero sistemáticamente +a partir de 1905- abor-
relación con el número de sustancias que pueblan el mundo dó dichos problemas subordinándose al principio rnetodoló-
Russell fue siempre un pluralista. Russell no se pronuncia gico incorporado en la así llamada 'navaja de Occam'. De
sobre si el número de sustancias es infinito (aunque la intro- hecho, una de las motivaciones para la elaboración de la Teo-
ducción del axioma de infinitud parece sugerir que eso es lo ría de las Descripciones fue el deseo de separar al máximo las
que él piensa), pero en todo caso no cabe duda acerca de su cuestiones ontológicas de las cuestiones de significado, esto
multiplicidad. Su posición está claramente expresada cuando es, el deseo de reducir los "compromisos" sin pérdida de signi-
afirma que "Comparto la creencia del sentido común de que ficatividad. Así, uno de los méritos de la teoría es que nos
hay muchas cosas separadas; no considero que la aparente permite deshacernos de objetos raros, objetos que subsisten

4 B. Russell. The problems of Philosoph.y. Oxford University Press, B. Russell. Logic and Knowledge. Allen and Unwin, London,
Oxford, 1972, p. 1. 1969, p. 178.

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pero no existen, al mismo tiempo que nos permite seguir ha- vuelve difícil de precisar es la posición de Russell en cuanto al
blando de ellos. Pero nótese que lo que se elimina mediante dualismo y al monismo. La cuestión del dualismo se plantea
la Teoría de las Descripciones no son entidades abstractas, en relación con el problema mente-cuerpo y en relación con
como las relaciones, sino objetos singulares y, ante todo, este problema la posición de Russell no es el del todo clara.
objetos acerca de los cuales parece que se habla, pero con los A partir de "On Denoting", pero explícitamente a partir de
cuales, no obstante, es en principio imposible mantener nin- The Pro blems of Philosophy , Russell acepta la existencia
guna relación cognoscitiva. La Teoría de las Descripciones de estados mentales y distingue entre el acto de conocer y el
permite, en efecto, eliminar monstruos metafísicos pero, objeto de conocimiento. Así, parecería que, en efecto, acepta
por razones que se exponen más abajo, resulta que la teoría un dualismo. Sin embargo, esto no está del todo claro puesto
elimina también entidades que en principio deseábamos que Russell no acepta abiertamente la existencia de una sustan-
conservar. La Teoría de las Descripciones es tan radical que cia pensante o mental (puesto que 'yo' a final de cuentas no
acaba no sólo con los objetos problemáticos sino con todos será tenido como un nombre propio en sentido lógico). Esta
los objetos. Nos quedamos entonces con entidades abstractas, ambigüedad tiende, no obstante, a desaparecer y hacia el final
como las relaciones (en favor de cuya existencia hay una prue- de nuestro periodo Russell se siente más y más atraído por la
ba) y, en lugar de los objetos, con "particulares". Esto resulta propuesta de William James en el sentido de dejar de conside-
un tanto sorprendente porque, en general, cuando se habla de rar la diferencia entre lo mental y lo físico como una diferencia
"reducir" la ontología lo que se da a entender es que hay que sustancial y de considerarla más bien como una diferencia de
tratar de eliminar las entidades abstractas. Con la Teoría de organización de un mismo tipo de elementos. En otras palabras,
las Descripciones, curiosamente, sucede exactamente al revés: en relación con el tipo de cosas o sustancias que hay, el pro-
se reduce la ontología eliminando objetos particulares en favor ceso que Russell sigue es el de una transición paulatina del
de propiedades (puesto que se eliminan sujetos en favor de dualismo al monismo. Ahora bien, Russell no es ni un materia-
predicados). Russell se ve, pues, conducido a admitir particu- lista (aunque en ocasiones coquetea con el fisicalismo) ni un
lares y (por otras razones) universales. De ahí que Russell, al ideaiista: su monismo es neutral. Pero aún si se considera que
igual que Platón, acepte la existencia de dos mundos o, si se Russell es monista en el sentido de que acepta la unidad del
quiere, de dos tipos de "entidades" de naturaleza totalmente material (stuff) del mundo, habrá que considerarlo al mismo
distinta. Pero, además, Russell reconoce que hay hechos y tiempo como un dualista en cuanto al tipo de leyes que go-
que estos no son una mera suma de particulares y universales. biernan a los componentes últimos del universo, El ideal (no
Está claro que la posición de Russell queda apresada sólo alcanzado) sería el de poder demostrar que las leyes de la
cuando comprendemos que 'hay', 'existen', etcétera, tienen psicología son reducibles a las de la física y obtener así un
significados distintos en cada caso, pues se trata de expresio- monismo completo. Esto, sin embargo, está lejos de consti-
nes de carácter "sistemáticamente ambiguo". Así, pues, si V. tuir un resultado o siquiera un ideal delatomismo lógico.
queremos caracterizar la posición de Russell en relación con ~ La filosofía de Russell es tal vez el mejor ejemplo de lo
la cuestión del tipo de "cosas" que contiene su ontología, f'., que podríamos llamar 'filosofía científica'. El apego e interés
habremos de decir que su posición es un trialismo. ';:,'"
," por la ciencia se manifiesta de diversas maneras. En primer
En relación con el pluralismo y el trialismo a la Russell no lugar, hay un intento por aplicar a los problemas filosóficos
parece haber más problemas que los que podrían surgir con los métodos de las ciencias. Esto se ve con toda claridad en el
cualquier otro sistema metafísico. Lo que en cambio sí se caso de las construcciones lógicas. El método de las construc-

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ésta deberá ser expresada en un lenguaje técnico y no en el
cienes lógicas fue por primera vez aplicado por Whitehead y
lenguaje mediante el cual se expresan las creencias de~realismo
Russell en el caso de los puntos e instantes construidos a partir
ingenuo. En los años en que arreciara la controversia con los
de eventos y relaciones espacio-temporales. Al elaborar su
miembros de la escuela del lenguaje ordinario, Russell, en
filosofía, Russell recurrirá a este método para resolver proble-
varias ocasiones argumentó que no hay en principio razón
mas de percepción, conocimiento y existencia. Por otra parte,
para negar a la filosofía lo que de buena gana se admite que
en matemáticas y en física, como se sabe, se intenta, por
vale para cualquier otra disciplina "teórica':' a saber, la ~ose-
diversas razones, reducir al mínimo los supuestos necesarios
sión de un lenguaje especial, propio. Inclusive en teología se
para las demostraciones. No se trata nada más de disponer ~e
introducen términos "teóricos" y expresiones "técnicas".
sistemas cada vez más "elegantes", sino de hacer valer la navaja
¿Por qué entonces no ha de poder hacerse lo mismo ~n fil~-
de Occam. La ontología de Russell es el resultado de un esfuer-
sofía? La Teoría de las Descripciones prueba que la sintaxis
zo similar. Pero, además del intento por servirse de métodos
de los lenguajes naturales es lógicamente incorrecta y la Teo-
que han demostrado ser útiles en ciencia, la filosofía de R?ssell
ría de los Tipos hace ver que el lenguaje natural no hac~ dis-
es un intento por "justificar" a la ciencia. En este trabajo no
tinciones que todo lenguaje coherente debe hacer (es d~cir, el
nos hemos ocupado de lo que casi unánimemente se considera
lenguaje natural es "semánticamente cerrado"). Parecería, por
como la mayor aportación de Russell, a saber, la reducción de
lo tanto que el tratamiento y la solución de los problemas de
las matemáticas a la lógica. Es este un aspecto de su obra am-
la filosofía requieren una terminología especial y han de ser
pliamente estudiado y al respecto difícilmente nuevas cosas
especialistas quienes decidan si la terminologia es a?~cu~d.a
se pueden decir. Así, pues, hemos dejado de lado su "justifi-
o no y cómo se aplica. Si esto es asi, entonces esta Justifi-
cación" de las ciencias formales. Ahora bien, el interés de
cado (por lo menos parcialmente) el uso de expre~io~e~ como
Russell rebasa dicho marco, pues él desea también justificar
sense-data (término introducido en la literatura filosófica por
a la física, es decir, aspira a demostrar que aparte de ser cohe-
Russell), sensibilia, 'lenguaje ideal' "construcción lógica",
rente y posiblemente verdadera, la física es verdadera. Todos,
etcétera. De nada sirve decir que se trata de un lenguaje arti-
por razones prácticas, aceptamos io que la física dice. Ahora
ficial, pues su "artificialidad" resulta de requerimientos teó-
bien, la física pretende establecer leyes que gobiernan lo que
ricos insatisfechos por el lenguaje cotidiano.
nosotros llamamos el 'mundo externo', pero el problema
ahora es que no es ni mucho menos seguro que podamos ofre- Quisiera pensar que el lector reconocerá que el trab~j.o
cer una prueba de que hay un mundo externo. Hay, pues, que que presento no es una mera repe~ición de t~is. C~~o dije
más arriba )0 que ofrezco es una interpretación. Mi idea es
tratar de encontrar una conexión entre los abstractos resulta-
simplemente que el sistema russelliano de atomismo lógico
dos de la física y lo que nosotros vemos, oímos, tocamos,
se compone de cuatro teorías y de una metafísica sobre ellas
etcétera es decir nuestras sensaciones, si es que la física ha
de ser considerada como una ciencia empírica. Aquí empieza elaborada. Las teorías son: 1) la teoría de las relaciones, la
una investigación que habrá de culminar 30 años después con cual asegura el pluralismo; 2) la Teoría de las Descripcion~,
Human Knouiledge: its scope and /imits. con la cual quedan establecidas las bases formale~ del lenguaje
y de la metafísica; 3) la teoría de las construcciones lógicas,
El intento por "filosofar científicamente" tiene la inevi-
table consecuencia de que se tiende a considerar que los pro- implicada por la Teoría de las Descripciones y con la c~al se
blemas de la filosofía no pueden ser resueltos en el contexto complementa el análisis formal dotándolo de un contemdo y
del lenguaje ordinario y que, si han de tener alguna solución, 4) la Teoría de los Tipos, que es el "regulador" de los resul-

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tados, los cuales se integran dando lugar a una doctrina deter-
minada sobre la naturaleza del mundo. Estas teorías tienen equivaldría a decir que los símbolos para particulares y los
diverso grado de certeza. La existencia de las relaciones parece- símbolos para relaciones son del mismo tipo lógico (son nom-
ría indudable; la Teoría de los Tipos es de una u otra forma bres). Pero si lo que digo es cierto, entonces habrá que vencer
universalmente aceptada; la Teoría de l~s Descripciones sigu~ toda repulsión que se pueda sentir por la decisiva consecuencia
siendo un paradigma de filosofía. Las partes más controver- que esto tiene, viz., que la originalidad de las ideas centrales
tibles del sistema lo constituyen la epistemología y la meta- de eso que conocemos como 'atomismo lógico' pertenece, en
física. En este punto, lo importante es percibir que las teorías efecto, a Bertrand Russell.
en estos contextos no sólo son congruentes con las anteriores En lo que a mí concierne, una pregunta clave para la ela-
sino en hacer ver que surgen y se "derivan" de ellas. ' boración de este trabajo fue: ¿Por qué es importante Rus-
Muchos filósofos con demasiada facilidad tienden a hablar sell? Esta pregunta requiere una respuesta, porque la obra
de la influencia de Wittgenstein sobre Russell (obviamente en de Russell pertenece al tipo de obras que no se prestan a ser
relación con la filosofía del atomismo lógico). Si nuestra inter- desarrolladas por otros, que no crean escuelas, corrientes,
pretación es correcta, esta manera de hablar y de evaluar es grupos, etcétera. Lo que en la obra de RusseU está contenido
una consecuencia de un enfoque equivocado de la situación son las inquietudes intelectuales de una poderosa mente -en
real. Wittgenstein ofrece en el Tractatus otro sistema o ver- palabras de Whitehead- "en diálogo consigo misma"." Por
sión de atomismo lógico, pero casi nada de lo original de lo tanto, para apreciar a Russell se requiere pensar con él los
Wittgenstein forma parte del sistema de Russell. De hecho, problemas, lo cual es mucho más complicado y difícil de lo
las cuatro teorías de Russell ya habían sido desarrolladas y que su ágil y elegante estilo nos podría hacer creer. Por otra
expuestas antes de que Wittgenstein llegara a Cambridge yen parte, con sus diversas filosofías sucede lo que con sus escritos
lo único en lo que Wittgenstein pudo haber influido en Russell morales: si ya no llaman la atención, a pesar de haber sido
es en la elaboración de la metafísica. Pero si esto es así enton- revolucionarios en el momento de ser publicados, es porque
ces es discutible si puede hablarse en absoluto de "influencia" ya han sido asimilados, esto es, porque ya forman parte del
puesto que la metafísica (the picture 01 the world) es algo background filosófico obligatorio de quien profesionalmente
que de alguna manera estaba "implicado" por la lógica la se ocupe de filosofía. Russell es en verdad, como Kant o
semántica y la teoría del conocimiento de Russell. Entre 'los Platón, un point de repére, un capítulo especial de la historia
sistemas de Russell y Wittgenstein hay importantes diferencias de la filosofía. Sería absurdo decir que con Russell se acaba la
pero ha habido pocos intentos por mostrar que muchas d~ filosoff a, pero no es ni mucho menos absurdo (y es en mi opi-
las tesis de Wittgenstein son el resultado de una reacción en nión correcto) afirmar que con él nace la filosofía contempo-
contra de Russell, efectuada dentro del marco de la filosofía ránea viva. Podemos especular y preguntarnos: ¿en qué estado
de. este último. Algunas diferencias, por ejemplo, tienen su se encontraría la filosofía sin The Principies ot Mathematics,
ongen en el hecho de que Wittgenstein acepta algunas teorías sin "On Denoting", sin Principia Mathematica, sin ... ? Es
d~ Russ~n (concretamente, la Teoría de las Descripciones) al difícil llegar a una respuesta clara en esta clase de especulacio-
mismo tiempo que rechaza otras (por ejemplo la Teoría de nes, pero sí parece innegable que sin esos libros y artículos nos
los Tipos). Es eso lo que autorizará a Wittgenstein a decir e.g.
que las proposiciones atómicas son una concatenación d~ 6 Citado en "La filosofía de Russell" de Alan Wood en My Philoso-
nombres, cosa que para Russell habría resultado absurdo, pues phical Development, de Bertrand Russell. Allen and Unwin, London,
1969, p. 4.
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encontraríamos aún en el pantano de la metafísica "anti-cíen- LA TEORÍA DE LAS RELACIONES
tífica" y dispondríamos de una visión del mundo mucho más
deformada e incompleta que la que ahora poseemos. Russell
es un filósofo que no formó escuela (no hay tal cosa como el
russellianismo) pero que, en cambio, inspiró a grandes filó-
sofos que sítorrnaron escuelas. Allí está el testimonio histórico
de pensadores tan diferentes como Moore, Whitehead, Witt-
genstein, Carnap y Quine, entre muchos otros. Por estas (entre
otras) razones, Russell es importante y puede categóricamente
afirmarse que la lectura de su obra es algo que nadie que seria-
mente se interese por los problemas de la filosofía puede El atomismo lógico es el sistema filosófico elaborado en los
darse el lujo de descuidar o ignorar.
primeros veinte años del siglo xx y que comenzó a gestarse
con el libro de Bertrand Russell, A Critical Exposition of the
Philosophy of Leibniz. El principal creador de dicho sistema,
aunque tal vez no siempre su mejor exponente, fue Bertrand
Russell. Es desde luego evidente que, en todos esos años de
polémicas y especulaciones, Russell no estuvo solo. La in-
fluencia que sobre su pensamiento ejercieron Moore, White-
head y, en la última etapa, Wittgenstein, es innegable. Sin
embargo, pienso que, sin atreverme ni mucho menos a poner
en duda los innumerables méritos del Tractatus o el valor de
los penetrantes artículos de Moore, la originalidad de la ma-
yoría de las ideas que conforman la filosofía del atomismo
lógico pertenece a Russell. Esto es un hecho histórico que
intentaremos hacer ver al exponer el contenido de dicha filo-
sofía. Es por eso que, en la medida en que lo que nos interesa
es ese sistema filosófico, nuestro objeto de estudio lo consti-
tuirán fundamentalmente sus ideas.
Como fue sugerido hace un momento, la filosofía del ato-
mismo lógico está integrada por logros obtenidos en muy
diversos periodos. Estos pueden caracterizarse por el tipo de
problemas discutidos. Así, en un primer periodo, por ejemplo,
Russell se encuentra hundido en la discusión con monistas e
idealistas sobre problemas tradicionales de metafísica; en una
segunda etapa, encontramos a Russell preocupado por proble-
mas que hoy clasificaríamos como de semántica filosófica; no
es sino hasta un tercer momento que incursiona en el terreno
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de la teoría del conocimiento, etcétera. La filosofía del atomis- tado de ello es su convicción de que toda filosofía que niegue
mo lógico es, justamente, la conjugación de diversos resultados la realidad de las relaciones, es decir, tanto el monadismo
pertenecientes a periodos que pueden ser suficientemente como todo tipo de monismo, es falsa. Y es el hecho de verse
diferenciados. Esto no quiere decir que Russell no volviera conducido a aceptar la existencia de las relaciones lo que com-
sobre ciertos temas una vez discutidos y expuestos sus puntos prometerá a Russell con el pluralismo, siendo dicho pluralismo
de vista pero, puede mostrarse, no hay cambios importantes la base del futuro atomismo lógico. Obsérvese, además, que
que registrar una vez que ciertos resultados fueron alcanza- no sólo la teoría de las relaciones es parte integrante del sis-
dos. Así, por ejemplo, todavía en 1910, Russell polemiza con tema que Russell está empezando a construir, sino que se
Bradley sobre la existencia de las relaciones, pero ya 10 hace trata de una teoría que Russell, a pesar de ser un pensador en
desde la posición de alguien convencido de que son irreduci- constante evolución, nunca abandonó. Esto él mismo lo con-
bles a propiedades. Los argumentos en favor de las relaciones firma en la respuesta a sus críticos cuando afirma, refirién-
habrán de encontrarse, por consiguiente, en otro momento de dose a dicha teoría, que "la he mantenido de modo continuo
su producción. Inclusive podría suceder que la mejor exposi- desde 1902".1
ción o la más clara refutación de una tesis no perteneciera al Tal vez sea conveniente empezar por describir brevemente
periodo que "debe". Pero se puede demostrar que, en gene- el marco de la discusión y hacer sentir la importancia de ésta.
ral, los argumentos ya habían sido dados y que lo que después Lo que se desea resolver es un problema de metafísica, si bien
hay es, simplemente, mayor precisión o mayor lucidez en la la discusión reviste más bien el aspecto de un problema de
exposición. lógica filosófica. Hay que notar, por otra parte, que no siem-
La expresión misma 'atomismo lógico' es orientadora. pre es del todo claro qué se discute. En el caso de la contro-
Aunque regresaremos sobre la cuestión del significado de los versia Russell-Leibníz, la cuestión es relativamente clara, pero
términos que voy a emplear, lo que parece estar claro es que no es éste ni mucho menos el caso de la polémica Russell-
el atomismo es una forma de pluralismo y el pluralismo es la Bradley. Lo que, en primer lugar, Russell está interesado en
doctrina que, por lo menos en algún sentido, se opone al mo- demostrar es que cierto tipo de entidades abstractas, a saber,
nismo. (Esto habrá de ser precisado porque, como veremos, las relaciones, son reales e irreducibles a otras (propiedades).
Russell era pluralista en un sentido y monista en otro.) Está Esto es en parte el objetivo de Russell al afirmar que se puede
claro entonces que Russell no habría podido elaborar la doc- demostrar que es imposible pasarse de por lo menos una cierta
trina filosófica del atomismo lógico sin antes haber ofrecido categoría de expresiones relacionales, viz., de aquellas que
argumentos a favor de un tipo especial de pluralismo. Ahora significan o mediante las cuales nos referimos a relaciones
bien, el origen del pluralismo de Russelllo constituye su alegato asimétricas. Pero cuando lo que está en juego es el axioma
en favor de las relaciones. Es por lo tanto con la exposición que Russell calificó de 'relaciones internas', lo que parece
de la controversia en torno a las relaciones con lo que debe discutirse es más bien la cuestión de si todas las relaciones son
empezar la exposición de la filosofía del atomismo lógico. esenciales a sus términos o no. "El punto de vista que yo re-
Al presentar en primer lugar la teoría russelliana de las chazo sostiene (si lo comprendo correctamente) que, el hecho
relaciones seguimos tanto el orden histórico como el lógico.
En efecto, los primeros pasos de Russell como pensador
1 B. Russell. "Reply to Criticism", en The Philosophv ot Bertrand
independiente lo constituyen su crítica de los supuestos Russell. Editado por P. A. Schilpp, North Western University , Evanston
de la filosofía de Leibniz y su ataque al monismo. El resul- and Chicago, 1944, p. 524.

24 25
de que un objeto x tenga una cierta relación R con un objeto tación ("Poco después de publicar la primera edición de este
y implica complejidad en x y y, i.e., implica algo en las natu- libro" -dice Russell en el prólogo de la segunda edición- "su
ralezas de x y y en virtud de lo cual están relacionados por la tesis principal -es decir, que la filosofía de Leibniz se deriva
relación R".2 Ahora bien, para dirimir esta última cuestión, casi completamente de su lógica- recibió abrumadora confir-
la discusión se desplazará al terreno de la teoría del conocimien- mación con la obra de Louis Couturat"? ) fortaleció en Russell
to y se centrará alrededor de la teoría monista de la verdad. la creencia de que lo fundamental en filosofía es la lógica (el
No debería suponerse, por el hecho de que lo que Russell siguiente intento sería la reducción de las matemáticas) y que
propone es una visión pluralista del mundo, que el único definitivamente ciertas tesis lógicas son falsas. Es cierto que no
adversario que tiene en mente es el monismo. La metafísica encontramos en el libro sobre Leibniz una discusión exhaus-
de Leibniz, por ejemplo, es un caso de pluralismo y, no obs- tiva o un análisis más o menos detallado de dichas premisas.
tante, es rechazada por Russell, ya que dicho pluralismo es Russell ofrece algunos contra-ejemplos yeso es todo. Pero en
un pluralismo sin relaciones. El monadismo y el monismo, el libro sobre Leibniz está indicado el rumbo que tomará, de
a pesar de que difieren en cuanto a la cuestión referente al una vez por todas, el pensamiento de Russell. En otras pala-
número de sustancias de las que se compone el mundo, coin- bras, la transición del monismo idealista +porque, como se
ciden en que niegan que aparte de dichas sustancias y sus sabe, Russell tuvo un periodo hegeliano- al pluralismo con
propiedades existan relaciones, y este punto de vista no es relaciones se inicia con su repudio de las bases de la filosofía
más que el resultado de la admisión de una cierta tesis lógica de Leibniz. Ahora bien, Leibniz no es sino uno de los muchos
discutida por Russell por vez primera en su libro sobre Leibniz. filósofos que adoptaron ciertas doctrinas lógicas fundamenta-
A Critical Exposition ot the Philosophv of Leibniz es un les, diferenciándose de ellos por la forma en que las desarro-
libro que no ha sido considerado con la debida atención ni lló. Como lo que nos interesa por el momento no son las
por parte de los críticos ni por parte de los discípulos o segui- diversas metafísicas sino la doctrina de la cual nacen, es ésta
dores de Russell. Indudablemente es, desde el punto de vista la que ahora debemos pasar a considerar. Y no estará de más
de la historia de la filosofía, un libro de menor importancia señalar que si bien Russell criticó en muchos escritos la doc-
comparado con, por ejemplo, An Inquiry into Meoning and trina en cuestión, nunca hizo una presentación sistemática y
Truth o con Human Knowledge. Pero en la obra de Russell completa de ella. Intentaremos nosotros hacerla en el orden
ese libro es importante por dos razones. En primer lugar, lógico que, creemos, tiene.
como el título lo indica se trata de una exposición crítica, es Las teorías filosóficas alas que Russell se opone (monismo
decir, Russell sostiene que la filosofía que expone se funda en y monadismo) son teorías complejas y se fundan en una deter-
premisas falsas; peor aún, contradictorias. En segundo lugar, minada doctrina lógica. Dicha doctrina tiene visos de verdad
se nos ofrece una interpretación novedosa de la filosofía de y, presentada de cierta manera, hace justicia a las exigencias
Leibniz y, a través de ella, de la filosofía en general. Russell del sentido común. En el fondo, sin embargo, es una atrevida
demuestra, contrastando con lo que hasta entonces se había e injustificable generalización. La doctrina en cuestión puede
pensado, que la metafísica de Leibniz y la posición de éste ser expresada diciendo que toda proposición es de la forma
frente a la cuestión de las relaciones se funda en ciertas supo- sujeto-predicado o bien es reducible a proposiciones de esta
siciones de carácter lógico. El éxito logrado por su interpre-
2 B. Russell, "Sorne Explanations in Reply to Mr. Bradley", Mind. 3 B. Russell, A Critical Exposition al the Philosophy of Leibniz,
Vol. XIX, 1910, pp. 373-374. Allen and Unwi n, London, 1975, p. V.

26 27
forma. Decimos que esta doctrina es por lo menos congruente típico de sustancia es el yo Muchas cosas pueden predicarse
con el sentido común debido a que le niega a ciertas entidades del yo, pero éste a su vez no puede predicarse de nada. Esto
abstractas (relaciones) todo status ontológico. Aquí, el su- puede ser así o no, pero en todo caso el problema involucra-
puesto involucrado importante, compartido por Russell y no do no debe confundirse con el problema de la caracterización
hecho explícito todavía, es que si hay expresiones que son de la sustancia. Lo importante por ahora es, simplemente,
teóricamente eliminables, entonces no estamos obligados a aclarar la relación que existe, dentro del marco de esta doc-
aceptar en nuestra ontología las entidades supuestamente trina, entre la sustancia y sus propiedades.
referidas por ellas (sobre esto regresaremos, pues se trata del Lo que en sus diversas variantes la metafísica tradicional
criterio ontológico de Russell y de los así llamados 'vocabu- sostiene es que cualquier situación real puede ser descrita
larios mínimos'). Así, al afirmar que toda proposición es de recurriendo sólo a proposiciones de la forma sujeto-predicado,
la forma sujeto-predicado lo que se está afirmando es que no pues no habría otra cosa más que considerar aparte de sus-
hay en el mundo más que cosas o sustancias y propiedades. tancias y atributos. De esta manera, los filósofos que asumen
Hay una creencia Íntimamente asociada con la tesis de la tesis en cuestión, además de los problemas metafísicos
que todas las proposiciones son de la forma sujeto predicado propios implicados a los que tienen que enfrentarse, tienen
y que es alimentada por la gramática de los lenguajes naturales. que dar una explicación satisfactoria de la existencia y el uso
En estos, encontramos que hay muchas palabras que pueden de proposiciones que no son de la forma sujeto-predicado y,
desempeñar diversos papeles gramaticales. Por ejemplo, pode- en particular, de las proposiciones relacionales. A este proble-
mos decir 'él es ciego' y, en este caso, 'ciego' es un adjetivo. ma se le hari dado dos grandes respuestas:
Pero también podemos decir 'el ciego atraviesa la calle' y 1) Monadismo. Toda proposición relacional es equivalente
aquí 'ciego' ya no funciona como adjetivo, sino como sus- a una conjunción de proposiciones en las que se adjudican los
tantivo. Por otra parte, normalmente suponemos que cuando predicados pertinentes a los términos de la relación. "Dada,
usamos una expresión en la que aparece un sujeto y un pre- por ejemplo, la proposición aRb, donde R es una relación, el
dicado lo Que estamos haciendo es expresar el hecho, si la punto de vista monadistico la descompone en dos proposicic-
proposición es verdadera, de que una cosa tiene una cierta pro- nes, que podemos llamar arl y br2, que dan a a y a b, respec-
piedad. Ahora bien, parecería que así como hay expresiones tivamente, adjetivos cuya conjunción se supone equivalente". 4
que pueden ocurrir tanto como sujetos tanto como predicados, La visión del mundo a que da lugar esta "explicación" es que
hay otras que sólo pueden ocurrir, si hemos de expresar algo hay muchas (o una infinidad) de sustancias (o mónadas), refle-
que tenga sentido, como sujetos. En el primer caso de lo que jando el mundo desde sus respectivas perspectivas, pero sin
hablamos es de propiedades o atributos; en el segundo, de interactuar, es decir, sin mantener ninguna relación entre si.
sustancias. El desarrollo de la doctrina en esta dirección nos lleva a la
Quizá se deba ilustrar con un ejemplo lo dicho más arriba. teoría de la armonía preestablecida.
Como dijimos, la noción de sustancia procede de la idea de 2) Monismo. Toda proposición relacional es equivalente a
que hay términos que sólo pueden ser sujetos. Es legítimo, por una proposición de la forma sujeto-predicado, en donde el
ejemplo, decir "él es polaco", pero no tendría sentido decir sujeto es el "todo" compuesto por los términos de la relación.
"ella es él". O podríamos decir "yo soy estudiante", pero
carecería de sentido afirmar "mi hermano es yo". De acuerdo 4 B. Russell. The Principies otMathematics. W.W. Norton & Corn-
con lo que se ha dicho, parecería válido inferir que un caso pany lne .. New Y ork, ~ 212.

28 29
Así, en lugar de la proposición relacional aR b tendremos la esenciales. Ahora bien, en esto precisamente consiste el axio-
proposición (ab)E, en donde E es una propiedad del todo (a, ma de las relaciones internas.
b). Esto conduce a la idea de que no hay pluralidad y, por lo Aunque no es ni mucho menos suficiente, la razón por la
tanto, a la idea de que no hay muchas sustancias sino sólo que en un primer momento se acepta la tesis de que todas
una, a saber, el "todo" compuesto por la totalidad de las cosas. las proposiciones son de la forma sujeto-predicado es que es
Dicho "todo" es inteligible sólo para una mente capaz de apre- acorde al realismo ingenuo, del cual casi siempre se parte. No
henderlo como tal. En otras palabras, esta teoría desemboca es este, empero, el caso de las razones a favor ~el axioma de
en el idealismo absoluto y conduce, por otra parte, a través las relaciones internas. En opinión de Russell, dichas razones
del axioma de las relaciones internas, al monismo lógico, esto se reducen a dos: 1) el principio de razón suficiente, según el
es, a la teoría monista de la verdad. cual siempre hay alguna razón por la que las cosas son lo que
No intentaré aquí exponer ni la fantástica teoría leibni- son y 2) la idea, basada en el principio, de identid~d de los
ziana de la armonía preestablecida ni la metafísica del idea- indiscernibles de que las cosas no podr ían tener, sin perder
lismo absoluto. Lo único que para nuestros propósitos hay su identidad' , otras relaciones que aquéllas que en realidad .
que tener presente es que se trata de metafísicas que no tienen. Intentaremos aclarar por qué, por lo menos a pnmera
admiten relaciones y que este rechazo procede de la adop· vista, se trata de argumentos en favor del axioma.
ción común de un cierto punto de vista sobre la naturaleza El principio de razón suficiente parece fund~rse en una
de las proposiciones. "Me di cuenta por primera vez de la intuición indemostrable. Supongamos que analizamos un
importancia de la cuestión de las relaciones cuando estaba hecho relacional y encontramos que la "razón" de ese hecho
trabajando sobre Leibniz. Encontré -lo que los libros sobre reside en la naturaleza de los términos. Lo que entonces se
Leibniz habían fallado en aclarar+ que su metafísica estaba nos asegura es que no es casual que así sea, es decir, que los
explícitamente basada en la doctrina de que toda proposición términos no hubieran podido no tener dicha relación. Pensar
le atribuye un predicado a un sujeto y (lo que parecía casi lo contrario es suponer que el orden cósmico es lógicamente
la misma cosa) que todo hecho consiste en una sustancia con alterable sin repercusiones de ninguna Índole. Esto no parece
una propiedad. Encontré que esta misma doctrina subyace a plausible'. Por su parte, el segund<;> argumento e~ favor. del
los sistemas de Spinoza, Hegel y Bradley, quienes, de hecho, axioma es sencillo aunque contra-mtUltlvo y, aphcado siste-
desarrollaron la doctrina con más rigor lógico que el mostrado máticamente conduce a absurdos. Se arguye que si el sujeto
por Leibniz ".> Por otra parte, en el caso del monismo, la dis- no tuviera esas relaciones sería otro, pues ya no sería absolu-
cusión sobre las relaciones, es decir, la cuestión de si son redu- tamente idéntico al que ahora es. Puede observarse que cual-
cibles o no a propiedades, se mezcla con la cuestión de si todas quier intento por apelar al sentido común es~á viciado por el
las relaciones son "externas" o no al sujeto. El problema en- hecho de que éste parece concordar con el pnmer argumento
tonces se plantea como sigue: un objeto (o sustancia) es lo y es irreconciliable con el segundo. Esto resulta evidente cuan-
que es por las propiedades que tiene. Si las relaciones son do recordamos que normalmente pensamos en los objetos
propiedades, entonces las relaciones necesariamente forman como teniendo rasgos esenciales y rasgos no esenciales o acci-
parte de su naturaleza. Por lo tanto, todas las relaciones son dentales. En todo caso, es en las razones aducidas que se apoya
el axioma, así como en la tesis lógica formulada sobre la natu-
5 B. Russell. My Phiiosophicat Deoelopment. Allen and Unwin, Lon- raleza de las proposiciones. . .
don, 1969,p.61 Debemos hacer ver cómo el axioma de las relaciones inter-

30 31
nas viene a apoyar la posición monista a que conduce la doc- mo , es una teoría coherente, pero no habría que pasar por
trina lógica asumida. Es claro que una cosa, aparte de sus alto el hecho de que sus elementos son independientes (en
propiedades inmediatas o más evidentes (ser cuadrada, roja, especial, la tesis de que ciertos términos sólo pueden ser suje-
etc.), mantiene relaciones con todo lo demás. Ahora bien, tos). Antes de pasar a exponer el ataque de Russell en contra
puesto que, primero, las relaciones son propiedades, segundo, de lo que podríamos llamar el 'anti-pluralismo relaciona!',
la cosa está relacionada con todo y, tercero, toda propiedad diremos algunas palabras sobre la forma en que Russell pre-
es esencial al sujeto, se sigue que la sustancia es simplemente senta dicha concepción.
el todo. Esto es lo que los monistas quieren decir cuando La mejor exposición del antipluralismo relacional en su
afirman que la realidad es Una. Una consecuencia importante versión monadística la encontramos, obviamente, en el libro
de la idea de que la realidad es Una es que sólo el todo es sobre Leibniz ya citado, en Our Knowledge of the External
auténticamente real. Las diversas partes son reales en la me- World y en The Principies of Mathematics, Este último con-
dida en que forman parte 'del todo. Una cosa es real cuando tiene, asimismo, una severa crítica del monismo, aunque quizá
está completa y por eso sólo el todo es real o , si se quiere , el la discusión más completa y detallada de esta posición la
todo es más real que sus partes. Pero si se reconoce que lo encontremos en un artículo de 1906, reproducido en Philo-
real es el todo, habrá que reconocer que hacer alguna afirma- sophical Essays y titulado "La teoría monista de la verdad".
ción sobre alguna de sus partes será decir sólo parte de la En este artículo, si bien los argumentos de Russell son, en
verdad o, mejor dicho, emitir un enunciado parcialmente ver- general, contundentes, la presentación de la teoría no es del
dadero. Así como todas las cosas están de uno u otro modo todo clara. Por ejemplo, nunca se nos dice por qué del hecho
relacionadas entre sí, también las diversas proposiciones mano de que la proposición 'a es parte de W' sea una verdad parcial
tienen entre sí relaciones (de implicación, por ejemplo). Por se siga que la parte a no es completamente real. Esta transi-
ello, no se podría decir que una proposición aislada es o puede ción Russell nunca la explica, a pesar de que él cree que la
ser totalmente verdadera, porque eso sería olvidarse de sus refuta. Por otra parte, Russell empieza afirmando que el axio-
relaciones con otras proposiciones y las relaciones según se ma de las relaciones internas es el axioma principal de la filo-
dijo, son parte de su naturaleza. De ahí que, así co~o no hay sofía que critica, pero concluye que el axioma:
mas que u~a cosa auténticamente real, no hay más que una
cosa autenticarnente verdadera, a saber, el todo de la verdad. 1. Es equivalente a la teoría monista de la verdad.
Para alcanzarla, tendríamos que estar en posibilidad de descri- 2. Es equivalente a la asunción del monismo ontológico.
bir todas las propiedades de la sustancia, es decir, tendríamos 3. Es equivalente a la tesis de que todas las proposiciones
que conocer absolutamente todo. son de la forma sujeto-predicado.
Lo que hasta ahora hemos hecho ha sido exponer, muy
a grandes rasgos, la teoría filosófica que Russell se abocó a Ahora bien, si lo que Russell dice es verdadero, se sigue
combatir. Recapitulando, diremos que los elementos de esta que todas esas tesis son equivalentes entre sí, lo cual es falso.
doctrina son: un punto de vista referente a la forma de las De hecho, sólo (3) podría ser verdadera. La teoría monista de
proposiciones, una tesis referente a la naturaleza de las rela- la verdad es, más bien, una consecuencia del axioma junto
ciones, el axioma de las relaciones internas, una tesis sobre el con la tesis de que todas las proposiciones son de la forma
uso de ciertos términos y una teoría de la verdad que Russell sujeto- predicado y es sin lugar a dudas falso que el monismo
llamó 'monismo lógico'. El monismo, si bien no el monadis- ontológico equivalga al axioma, ya que éste pudo haber sido

32 33
adoptado por Leibniz, que no era monista. Pero si bien la al monismo. En efecto, la propuesta monista deja en la más
argumentación es poco clara y algunas observaciones genera- completa oscuridad y sin explicar lo que es el orden, ya que
les de Russell no son aceptables, los argumentos, escuetamente para entender lo que es el orden hay que usar el concepto
presentados, son, como espero hacer ver, decisivos. "sentido de una relación" y con él se reintroduce el de rela-
El primer argumento desarrollado en contra de la teoría ción asimétrica. Un problema grave para el monismo es que
monadista so bre la naturaleza de las proposiciones relacionales se ve obligado a rechazar todo lo que contenga series y a con-
consiste en la demostración de que hay proposiciones relacio- siderarlo como irreal y una consecuencia de esto es que el
nales irreductibles. El ejemplo más notable es el de las propo- tiempo, el espacio y la matemática tienen, desde esta perspec-
siciones relacionales asimétricas. Una relación es asimétrica tiva, que ser "explicados" como aparentes, contradictorios o
cuando siempre que se cumple entre dos sujetos a y b enton- irreales. Sin embargo, el argumento específico en contra del
ces nunca se cumple entre b ya. Si a es padre de b, por ejem- monismo es presentado por Russell como sigue: "(a b) es simé-
plo, nunca se dará el caso de que b sea el padre de a. La relación trico respecto de a y b, y, por tanto, la propiedad del todo
"ser padre de" es, pues, asimétrica. Es posible que haya rela- sería exactamente la misma en el caso en que b fuera mayor
ciones que puedan ser expresadas por conjunciones de propo- que a ( ... ). Para distinguir un todo (ab) de otro (ba), como
siciones de la forma sujeto-predicado, es decir, en términos hay que hacer para explicar la asimetría, nos vemos obligados
de propiedades, pero no hay duda de que ninguna paráfrasis a pasar del todo a las partes y su relación ( ... ). Así, la dife-
totalmente equivalente podría efectuarse sobre proposiciones rencia de sentido, es decir, la diferencia entre una relación
que expresan relaciones asimétricas, como por ejemplo, pro- asimétrica y su recíproca, es algo que la teoría monista no
posiciones en las que se apela a la relación "ser mayor que". puede explicar en modo alguno"."
Al decir que a es mayor que b no queremos simplemente Está claro, pues, que hay proposiciones radicalmente dife-
decir que a y b tienen determinadas propiedades (miden tanto, rentes a las proposiciones de la forma sujeto-predicado y que
pesan tanto, etc.) y que son distintos, puesto que exactamente son ineliminables o irreductibles. A nuestro lenguaje pertene-
lo mismo podrfa decirse si b fuera mayor que a:Es necesario cen, poi' lo tanto, como expresiones imprescindibles, nombres,
añadir que el peso de a es superior al de b, que la edad de a predicados y expresiones relacionales. Y así como los sujetos y
es superior a la de b, etcétera. Pero entonces nos vemos obli- los predicados nos hacían pensar, respectivamente, en sustan-
gados a utilizar la expresión "ser menor que" o "ser mayor cias y propiedades, las expresiones relacionales nos conducen
que" y de esta manera a reintroducir las relaciones. Muchas a la admisión, como entidades objetivas, de las relaciones. La
ideas matemáticas, ideas relacionadas con el tiempo, con po- teoría russelliana de las relaciones la consideraremos más
siciones en el espacio, etcétera, no pueden ser expresadas abajo, pero por el momento lo que es importante es notar
mediante proposiciones con un sujeto y un predicado, pues- que la aceptación (en algún sentido de 'aceptación') de las
to que indican relaciones asimétricas. Las proposiciones relaciones equivale a negar el axioma de las relaciones inter-
relacionales son, pues, indispensables, Y es importante notar nas, ya que se demuestra que no todas las relaciones son pro-
que, en la medida en que es posible generar contraejemplos piedades. A su vez, la negación del axioma nos hace rechazar
de modo sistemático, la doctrina lógica que los permite queda el monismo. Efectivamente, la existencia de las relaciones
refutada y con ella el sistema filosófico sobre ella erigido.
El argumento esbozado más arriba fue elaborado particu- 6 B. Russell. The Principies of Mathematics. W.W. Norton and Com-
larmente en contra del monadismo, pero también es aplicable pany Ine., New York, § 215.

34 35

"

I
pone de manifiesto que hay muchas cosas o, en términos mo- Habría primero que eliminar la ambigüedad de 'simplicidad
nistas, que es falso que la realidad sea Una. Por último, puesto de razón', la cual esta aquí viciando el argumento de Russell.
que, según Russell, las relaciones son universales que forman El segundo argumento en favor del axioma de las relaciones
parte de los hechos de los que por lo menos en algunos casos internas (no es posible que las cosas no tengan las propieda-
tenemos conocimiento, lo que se sigue es el pluralismo. Es des y las relaciones que tienen pues, si así fueran, no serían
evidente, por otra parte, que el pluralismo de Russell es dife- esas cosas sino otras) es también rechazado por Russell. Según
rente del de Leibniz. él, podría decirse que la afirmación de que las cosas no tienen
Se ha visto que no hay razones para pensar que el axioma las relaciones que tienen es falsa y que de una falsedad se sigue
de las relaciones internas sea verdadero, puesto que la teoría cualquier cosa, pero esta respuesta serviría simplemente para
que lo sugiere es falso, pero habría que mostrar también.Iv ) evadir el problema. El argumento correctamente formulado
que las razones en favor de él no son válidas y 2°) que hay (si a y b están relacionados de cierta manera, entonces todo lo
razones en su contra. Es de esto de lo que ahora rápidamente que no está relacionado de la misma manera es diferente de
nos ocuparemos. a y de b) prueba únicamente que diferencia de adjetivos im-
El principio de razón suficiente no constituye un buen plica diferencia numérica, pero no probará que lo que no está
argumento para el axioma porque,en el fondo, es incompa- relacionado como A y B debe ser metafísicamente diferente de
tible con él. La "razón" de una proposición son, en princi- A o B.? Para llegar a esto, habría que asumir el axioma que
pio, proposiciones más simples, en tanto que el idealismo, dice es, precisamente, lo que se quiere probar. Así, pues, las razo-
Russell, sostiene que mientras más simples son las proposicio- nes en favor del axioma no parecen ser válidas. De ahí que sea
nes menos verdaderas son, puesto que la verdad es Una, es importante examinar, aunque sea rápidamente, los argumentos
decir, es un conjunto armónico de, por así decido, pequeñas de Russell en contra del axioma. Dichos argumentos se redu-
verdades. Por lo tanto, el principio de razón suficiente no cen a tres.
puede ser esgrimido en favor del axioma de las relaciones El primero es que la reducción de relaciones a propiedades
internas. En este punto hay que reconocer que no está de} es imposible de concluir: " ... el primer argumento (... ) es la
todo claro qué se demuestra. Es obvio que la "razón" del enun- dificultad de llevarlo a la práctica". 8 Si decimos que a es más
ciado que describe la caída de un objeto físico es la ley de la gordo que b, para eliminar la relación deberemos decir que a
gravitación universal, que dista mucho de ser más simple que pesa tanto y que b pesa tanto. Pero entonces habrá que decir
el enunciado al que explica. Si esto es así, hay un sentido en el que un peso es superior al otro. La nueva relación quizá pueda
que el monista tiene razón. La respuesta de Russell podría ser eliminada. Pero entonces se cae en una regresión al infi-
ser que se están confundiendo aquí simplicidad formal con nito. El segundo argumento corre como sigue: la naturaleza
simplicidad de contenido. Desde el punto de vista del conteni- de un término o es lo mismo o es diferente del término del
do 'Sócrates es mortal' es más simple que 'todos los hombres cual es naturaleza. Si es diferente, entonces deberán estar
son mortales y Sócrates es hombre'; pero no lo es desde un relacionados y esta relación no podrá ser, como en el caso de
punto de vista lógico, puesto que la relación de deducción las relaciones asimétricas, eliminable, a menos de caer en un
vale sólo en una dirección. Hay, pues, un sentido en el que
Russell tiene razón y otro en el que es el monista quien la 7 B. Russell. "The Monistic Theory of Tru th ", en Phllosophicai
tiene. Mientras esta ambigüedad no se resuelva, empero, Essays. Allen and Unwin, London, 1976, p. 144.
la objeción de Russell no podrá ser considerada como letal. 8 B. Russell. Ibid., p. 144.

36 37
regreso al infinito de tipo vicioso. Por otra parte, si no están autoriza a emitir juicios sobre ellas, sin obligamos, para con-
relacionados entonces son lo mismo, pero si son lo mismo 'siderarlos como enteramente verdaderos, a inspeccionar la
entonces toda proposición verdadera será analítica. Aparte totalidad de lo que existe. Las relaciones externas así conce-
de que este resultado es problemático, está la dificultad de que bidas contribuyen a la gestación de hechos independientes
no sabemos por qué la sustancia tendría esos predicados y no unos de otros. Así como el axioma de las relaciones internas
otros, puesto que cada conjunción de predicados daría lugar nos conduce al monismo lógico, el axioma de las relaciones
a una nueva sustancia. Para evitar esto habría que introducir externas encaja con lo que podría llamarse, siguiendo a Russell,
relaciones entre predicados (como por ejemplo la relación de 'pluralismo lógico'. Pero para tener una idea cabal de lo que
coherencia). ASÍ, pues, en ambos casos el axioma implica esto pueda significar, no estará de más enumerar los argumen-
falsedades y debe entonces ser rechazado. En tercer lugar, tos de Russell en contra del monismo lógico.
Russell hace ver que el axioma conduce a un "rnonismo rígi- En primer lugar, si ningún enunciado es por sí sólo com-
do", pero para dar cuenta de la multiplicidad de las cosas del pletamente verdadero, entonces tampoco puede ser totalmente
mundo real los monistas tienen que introducir la noción de verdadera la afirmación de que ninguna afirmación sola es
"identidad en la diferencia". Pero, afirma Russell, el monis- totalmente verdadera. En segundo lugar, si ningún enunciado
mo y dicha noción son incompatibles. y lo que de todo esto es totalmente verdadero, ningún enunciado es totalmente
debe concluirse es, en su opinión, que el axioma es falso. falso. Esto, obviamente, es contrario a las más fuertes intui-
Yo creo que, sobre la base de los argumentos de Russell, ciones del sentido común. Si decimos '2 + 2 = 80' o 'los
es posible construir otros que contribuirían a refutar el axioma leones son herbívoros', tenemos la sensación de decir algo
en cuestión y, por ende, el monismo en general. Supongamos completamente falso. En tercer lugar, la concepción de tota-
que hemos reducido las relaciones a propiedades, a la manera lidad que se maneja en el monismo es problemática. Cada
como indican los monistas. Además de la "reducción" que parte de un todo, de acuerdo con esta teoría, implica a la
el monista cree realizable, se asume que las propiedades son totalidad. Pero lo mismo sucede con cada parte de cada parte,
internas a sus términos. Esto implica que las relaciones de- de tal manera que es arbitrario decir que la parte pertenece al
penden de la naturaleza de sus términos y esto tiene dos con- todo y no a la inversa. Y tampoco puede decirse que hay un
secuencias inaceptables. La primera es que cualquier enunciado todo, puesto que el todo debe constar de partes y, si los mo-
de hecho que sea verdadero resultará necesariamente verda- nistas tienen razón, el todo resulta ser parte de sus partes.
dero. Pero además, y esta es la segunda consecuencia paradó- Finalmente, el monismo lógico se ve forzado a introducir la
jica, en vista de que la doctrina monista de la verdad está aso- noción de "coherencia con la experiencia"; pero esto no es
ciada con el monismo ontológico de la manera como hemos sino suponer una teoría de la verdad distinta de la que se pro-
indicado, resulta que todo enunciado de hecho resulta necesa- pone, ciz., la teoría de la correspondencia.
riamente parcialmente verdadero. Ambas consecuencias están Una vez descartado el anti-pluralismo relacional, se tiene
implicadas por el axioma y son, pienso, falsas. Por todo ello, el camino libre para el desarrollo de una nueva teoría de las
el axioma de las relaciones internas debe ser rechazado. relaciones. La de Russell consta de dos partes: la ontológica,
La aceptación de las relaciones y el rechazo del monismo referente a la existencia y a las características generales de las
ontológico, por otra parte, hacen imposible que se acepte el relaciones, y la epistemológica, concerniente a nuestro cono-
monismo lógico. El hecho de que haya cosas con diversas pro- cimiento de ellas. Por lo pronto, podemos afirmar que la teoría
piedades, manteniendo relaciones que les son externas, nos russelliana de las relaciones no puede ser entendida cabal-

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mente más que a la luz de algunas consecuencias de la Teoría las relaciones, como todos los universales, dice Russell, perte-
de las Descripciones y de la Teoría de los Tipos. En mi opi- necen al mundo del ser. "El mundo de los universales, por lo
nión, el no haber tomado en consideración dichas teorías tanto, puede ser descrito también como el mundo del ser. El
disminuye considerablemente el valor de una gran cantidad mundo del ser es inmutable, rígido, exacto, delicioso para
de discusiones, incluyendo algunas tan detalladas y penetran- el matemático, el lógico, el constructor de sistemas metaf isi-
tes como, por ejemplo, la de W.J. Winslade.? Por lo tanto, lo cos, y para todos aquellos que aman la perfección más que la
que ahora digamos sobre las relaciones, al igual que lo que se vida" .10 El mundo del ser contrasta con el de la existencia
dijo sobre el axioma de las relaciones internas (por ejemplo, que es "fugaz, vago, sin límites precisos, sin un plan o una
su formulación), habrá de ser reinterpretado para tener la disposición claros, pero que contiene todos los pensamientos
visión adecuada del sistema filosófico que Russell ofrece. y sentimientos, todos los datos sensoriales, todos los obje-
La línea de razonamiento que el pensamiento de Russell tos físicos, todo cuanto puede haber de bien o mal, todo
parece seguir es la siguiente: el hecho de que haya cierto tipo aquello que importa en cuanto al valor de la vida y del mun-
de expresiones de las cuales no podemos pasamos nos indica dO".11 Lo que las relaciones hacen no siendo entidades men-
algo no nada más sobre el lenguaje, sino también sobre la rea- tales y no siendo "objetos" (puesto que no son nombradas
lidad, puesto que al lenguaje y a la realidad debe ligarlos algún o denotadas por nombres propios) es describir rasgos del mun-
vínculo esencial. Por lo pronto, sabemos que hay expresiones do. De estas características generales de la realidad, aparte de
imprescindibles, como las que sirven para referimos a las rela- la prueba ontológica de su existencia, adquirimos conocimien-
ciones asimétricas (por qué no debemos decir, como Winsla- to en la experiencia. Russell piensa que .tenemos un conoci-
de, para 'denotar' a las relaciones asimétricas, queda claro si miento empírico de las relaciones (y en general de los univer-
tenemos en mente a la Teoría de las Descripciones y la Teoría sales), conocimiento que el análisis epistemológico pone de
de los Tipos). Las expresiones relacionales no son nombres relieve. Es quizá eso lo que en parte quiso decir Russell al
propios, por lo que a lo que se refieren no es a objetos, si bien afirmar que "Mi propia decisión en favor del pluralismo y de
por razones de exposición diremos que las relaciones son cierto las relaciones fue tomada sobre bases empíricas, después
tipo de "seres". Adelantando algunos resultados de la Teoría de convencerme de que los argumentos a priori para lo con-
de las Descripciones, diremos que las relaciones no son par- trario eran inválidos" .12
ticulares, pero si no son particulares, entonces han de ser uni- No se necesita efectuar un muy minucioso análisis para
versales. El hecho dé que las relaciones no sean particulares lo percatarse de que la posición de Russell es muy cercana a la
expresa Russell diciendo que las relaciones no tienen instancias de Platón si bien no se trata de un platonismo puro. Al igual
(no están ejemplificadas). Esto último, aunado a la prueba que a Platón a Russell se le plantea el problema de la relación
sobre la irreducibilidad de las proposiciones relacionales, nos entre esos dos mundos (un problema semejante o paralelo se
permite inferir que su status es el de "seres" atemporales, no le plantea, en otro contexto, al metafísico que mantiene el
espaciales y, muy especialmente, no mentales. A diferencia de dualismo mente-cuerpo) Así, por ejemplo, Winslade ha argu-
los particulares, que pertenecen al mundo de la existencia, mentado que Russell no puede simultáneamente mantener

9 W. J. Winslade. "Russell's Theory of Relations", en Essays on 10 B. Russell. The Problems otPhiiosophv , p. 57.
Bertrand Russell. Editado por E. D. Klemke, University of Illin ois Press, 11 B. Russell. Ibid., p. 57.
Urbana, Chicago and London, 1~71. 12 B. Russell, Logic & Knowlcdge, pp. 338-393.

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que las relaciones no están instanciadas y que las relaciones riales tienen algo en común, y, por abstracción, descubro que
forman parte de los hechos relacionales. No obstante, el mis- lo que tienen en común, es cierta relación entre sus partes, a
mo Winslade muestra cómo la filosofía de Russell, que no es un saber, la relación que llamo 'estar a la izquierda de'. De este
sistema "cerrado" sino que soporta cambios, contiene virtual- modo conozco directamente la relación universal" .14 Pero
mente la solución. Winslade muestra en efecto que Russell, en aquí parece haber una inconsistencia, porque podría soste-
una etapa posterior de su desarrollo, resuelve el problema nerse que el conocimiento por abstracción nunca puede ser
proponiendo la supresión de los particulares y admitiendo en directo. Se trata de un proceso que quizá presupone o requiere
su ontología sólo cualidades y relaciones, suprimiendo con el conocimiento directo pero que, en todo caso, es diferente
ello el problema de la relación entre dos mundos tan disímiles. de él. Pero si esto es así, entonces parecería que o Russell
El problema aquí es que aparte de las dificultades que se le está equivocado en su descripción de nuestro conocimiento
plantean a todo tipo de platonismo, a Russell se le genera una directo de universales o simplemente no tenemos conoci-
complicación peculiar, relacionada con una de sus doctrinas miento directo de ellos y ambas alternativas son fatales para
(de la que en otro lugar nos ocuparemos), a saber, su teoría el sistema que Russell está empezando a construir.
del conocimiento directo. De acuerdo con Russell, el conoci- G.E. Moore, en un interesante artículo intitulado "Is
miento puede ser tanto conocimiento de verdades, como de There Knowledge by Acquaintance?", hace una lúcida suge-
"cosas". Aquí no nos ocuparemos del primero. En relación rencia que desgraciadamente no desarrolla. "Me inclino a
con este último, Russell sostiene que conocemos directamente pensar", dice, "que el sentido en el que conocemos directa-
tanto particulares (y utilizo "particular" como él, es decir, mente universales (... ) es esencialmente diferente del sentido
para hablar de los sensibilia) como universales. Afirmar que en que conocemos directamente eense-data"," Yo pienso
conocemos eensibilia en la percepción es aceptable, pero la que Moore tiene toda la razón y que la cuestión se aclara si
tesis de que tenemos percepción de las relaciones ya no lo tomamos en cuenta a la Teoría de las Descripciones en con-
sería tanto. En Los problemas de la filosofía, Russell describe junción con la Teoría de los Tipos.
nuestro conocimiento de los universales, es decir, tanto de De acuerdo con la Teoría de las Descripciones, hay por 10
cualidades sensibles como de relaciones, como adquirido me- menos dos clases irreductibles de símbolos: hay símbolos que
diante un proceso de "abstracción". "Cuando vemos una denotan particulares, o sea, los nombres propios en sentido
mancha blanca, conocemos directamente, en primer lugar, lógico (y que son los únicos que denotan) y símbolos para
esa mancha particular; pero viendo muchas manchas blancas, relaciones de di verso grado. La Teoría de los Tipos señala que
aprendemos fácilmente a abstraer la blancura que todas ellas lo que podemos predicar de símbolos de cierto nivel no lo
tienen en común, y, aprendiendo a hacer esto, aprendemos a podemos predicar de otros de nivel diferente (si queremos
conocer directamente la blancura. Un proceso similar nos evitar paradojas). Por lo pronto se ve por qué Russell no puede
permitirá conocer directamente cualquier otro universal del ser un platonista puro: sus diferentes teorías le impiden con-
mismo género".D Y lo mismo dice de las relaciones. Por siderar a las relaciones como objetos, es decir, como particu-
ejemplo, al analizar lo dado en la percepción de una hoja nos lares. Esto él mismo lo hará explícito de modo prístino poste-
percatamos de que percibimos, según Russell, "como en el
caso de distintas zonas blancas, que todos estos datos senso- 14 B. Russell. Ibid., p. 58.
15 G. E. Mame. "15 There Knawledge by Acquaintance?" Proceed-
13 B. Russell. The Problems al' Philosophy , p. 58. ings of the Aristotelian Society (vol. sup.), 1917, p. 183.

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..

riormente como sigue: "Es también obvio que los usos lógicos que encontrarnos en estados de percepción (siempre y cuando
de la vieja noción de sustancia (i.e., aquellos usos que no im- ya hayamos tenido las experiencias pertinentes) y sin que sea
plican duración temporal) pueden aplicarse únicamente, si necesario disponer de un lenguaje. Esto, como veremos es
ello es posible, a los particulares; los objetos de otros tipos importante.
no tienen esa clase de ser que uno asocia con la sustancia". 16 Tomemos un ejemplo. Supongamos que un adulto pierde
Las diferentes teorías de Russell lo llevarían a ver en los uni- la vista. N o podrá decirse de él entonces que ve el rojo y, sin
versales magnitudes, estructuras o rasgos del mundo, etcétera, em bargo, no es contradictorio decir que conoce directamente
pero en todo caso no objetos. Así evita Russell caer en los dicho universal. Después de haber sido obtenido por abstrac-
errores de un realismo demasiado crudo. ción el conocimiento de universales es independiente del de
Pero entonces tal vez se deba replantear el problema. Sa- particulares y es lo que conocemos en esos casos lo que podría
bemos que hay objetivamente en el mundo algo que podemos ser llamado 'conocimiento directo de universales'. La teoría
denominar 'universales y Russell sostiene que, a algunos de parece ser coherente y es importante por el hecho de que si
ellos por lo menos, los conocemos directamente. Dado que no se admite que existe algo que podemos llamar 'conocimiento
se trata de objetos, no puede tratarse de entidades perceptibles. directo de universales y de particulares' se dispondría, como
No obstante, nuestro conocimiento de ellos es, en algún sen- veremos, de un argumento en favor de la posibilidad de los
tido, empírico. ¿Qué quiere, pues, decir 'conocimiento directo lenguajes privados.
de universales'? Este conocimiento directo de universales, Intentemos hacer una presentación global de los resultados
repito, no puede ser sensorial. Es importante notar, empero, obtenidos. Estos podrían parecer pobres, pero sería injusto
dado que dicho conocimiento es empírico, que lo que se olvidar que representan un progreso en filosofía, progreso efec-
puede afirmar es que dicho conocimiento tiene como base el tuado a expensas de la filosofía más poderosa de ese momen-
conocimiento obtenido a través de los sentidos. Esto es lo que to. Es importante observar, en primer lugar, que el único
sucede, por ejemplo, con las leyes de la física: no conocemos elemento asociado con las doctrinas filosóficas que Russell
directamente la gravitación universal sino los fenómenos expli- ataca y que deja intacto es la afirmación de que hay términos
cados por dicha ley y esa ley, en último análisis, se funda en o que sólo pueden ser sujetos. Esta tesis puede integrarse a la
tiene alguna clase de vinculación fuerte con la experiencia. teoría monista y a la monadista, pero es independiente de ellas.
Debemos concluir, por lo tanto, que el conocimiento directo Russell también la asume, puesto que su teoría de los nombres
puede ser también de naturaleza más abstracta que el conoci- propios no es sino un desarrollo de esa idea. Tenemos que men-
miento obtenido en la percepción y seguir siendo emp írico. Al cionar la idea de que la lógica es la base de la filosofía. (Esto
decir que podemos conocer directamente universales y que este es importante. Marx Black, por ejemplo, en su A Companion
conocimiento no es sensorial, lo que se sostiene es tan sólo to Wittgenstein 's Tractatus explica el título del libro de Witt-
que el primero es lógicamente independiente del segundo, genstein así: tratado de filosofía que tiene como base a la lógi-
aunque esto no implica que, de hecho, conozcamos univer- ca, y parece considerar esto como sumamente original. Ahora
sales sin la ayuda de la percepción. Lo que Russell parece vemos de dónde procede esta posición.) Utilizando cierto su-
sostener es, pues, que podemos conocer universales sin tener puesto concerniente al conocimiento de las relaciones entre
lenguaje y mundo, Russell "prueba" la existencia de ciertas
entidades, distintas de los particulares e irreductibles a cual-
16 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 337. quier otro tipo de entidad. Encontramos que el axioma de

44 45
las relaciones internas es desechado a favor del axioma de las LA TEORÍA DE LAS DESCRIPCIONES
relaciones externas (resultado que habrá de ser reinterpretado
cuando hayamos considerado la Teoría de los Tipos). Tene-
mos también el rechazo de los monismos lógico y ontológico
y, en su lugar, la postulación del pluralismo, tanto lógico como
ontológico. Pero con esto quedan establecidos dos principios
del ulterior atomismo lógico, a saber, que hay cosas (átomos
metafísicos) independientes que contraen entre sí ciertasrela-
ciones, formando así hechos, los cuales pueden ser descritos por
proposiciones también independientes (proposiciones atómi-
cas). Russell habría de llevar al extremo su repudio del anti- El rechazo del antipluralismo relacional y en especial del mo-
pluralismo relacional y, en especial del monismo, aceptando nismo hizo caer a Russell en excesos pluralistas que él intentó
dentro de su ontología cualquier cosa. El mismo, sin embargo, justificar apelando a ciertas teorías del significado y de la
se pondría un límite con su Teoría de las Descripciones. denotación. Esas teorías están expuestas en Los principios
de las matemáticas y contrastan violentamente con la segunda
teoría que Russell ofrecerá en 1905. Hay que observar que el
realismo radical en el cual cayó Russell al abandonar el antiplu-
ralismo relacional no debería ser identificado con un realismo
ingenuo puesto que él aceptaba, entre otras cosas, relaciones,
números, clases, quimeras, etcétera. El origen de su realismo
lo encontramos en la creencia de que existe todo aquello en
relación con lo cual no hay una prueba convincente en favor
de su no existencia. "En m! primera rebelión en contra de
Hegel, yo creía que una cosa debe existir si la prueba de Hegel
de que no puede existir es inválida".' Y es esta convicción
decididamente antimonista la que se encuentra en la base de
la ontología y de la teoría del lenguaje presentadas en Los
principios de las matemáticas. Con este libro se inicia, como
Passmore lo ha señalado, un nuevo periodo en la filosofía.
"Aunque había mucho en La filosofia de Leibniz para atraer
el ojo de un lector atento, Los principios de las matemáticas
(1903) por vez primera dejaron perfectamente en claro que
una nueva fuerza había entrado en la filosofía británica"."

1 B. RusselJ. i'vIy Philosophical Deueloptnent, p. 62.


2 J. Passmore. A Hundred Years al Philosoph y . Penguin Books,

46
¡
[
Great Britain, 1975, p. 216.

!
En dicho libro, Russell expone y desarrolla la tesis logicista siones no-ccnnotativas. Es bien sabido por qué, de acuerdo
según la cual la matemática entera puede ser reconstruida y con la Teoría de las Descripciones, las descripciones son con-
sus conceptos definidos mediante ciertos axiomas y nociones notativas (en contexto) Pero en 1903 Russell no disponía
lógicos. Están presentados los cálculos proposicionales, de todavía de dicha teoría. ¿Cómo justifica entonces en Los
predicados y de clases. Hallamos una definición de 'número', principios que las descripciones, del tipo que sean y sean o no
un primer esbozo de la Teoría de los Tipos, una teoría del sujetos gramaticales, son connotativas? La razón es la siguien-
espacio, una filosofía del infinito, etcétera. Además, expues- te: Russell sostiene que "El estudio de la gramática (... ) es
tas en relación con los problemas de fundamentación y de susceptible de echar más luz sobre los problemas filosóficos
filosofía de las matemáticas, encontramos una teoría del signi- de l~ que comúnmente creen los filósofos"4 y, en concor-
ficado y una teoría de la denotación cuyas tesis centrales dancia con esto, trae a colación la división gramatical entre
rápidamente expondremos, ya que el conocimiento de ellas sustantivos, adjetivos y verbos. Para lo que aquí nos interesa
facilita la comprensión de la Teoría de las Descripciones y los verbos son irrelevantes, por lo que no nos ocuparemos de
permite apreciar mejor su carácter y fuerza explicativa. ellos. Por 'adjetivo', Russell entiende una palabra "que da
Algunas de las distinciones que Russell empieza por hacer origen a una muchedumbre de nociones relacionadas".' Esto
están ligadas a clasificaciones gramaticales. Esto se debe a que condu~e al resultado de que toda palabra o expresión, aunque
Russell pensaba, en un principio, que es filosóficamente im- grarnaticalmente .sea el sujeto de una oración, si da lugar a
portante distinguir entre dos clases de sujetos gramaticales: otras nociones entonces no es un nombre propio y es lógica-
nombres propios y lo que después vendrá a ser llamado 'des- mente un adjetivo. Así, 'humanidad' es el sujeto gramatical
cripciones': "lo que buscamos es la distinción entre nombres de 'La humanidad alcanzará algún día la paz' pero es en
propios y comunes o, mejor, entre los objetos indicados por realidad un predicado ya que 'humanidad' está asociada con
tales nom bres" .3 Esta distinción gramatical está conectada 'humano', 'todos los hombres', etcétera y podríamos haber
con una tradicional dicotomía filosófica, dicotomía cuya pri- expresado la mi~ma ~roposición diciendo, por ejemplo, 'El
mera ciara formulación se encuentra, quizá, en ia Lógica de hombre alcanzará algún día la paz', 'Los hombres todos al-
MilI. En ese libro, Mill sostiene que hay expresiones "conno- canzarán algún día la paz', etcétera. Esto evidencia el hecho
tativas" y expresiones "no-connotativas". Las expresiones de que Russell sólo aparentemente sigue las distinciones gra-
no-connotativas -dejando de lado las palabras sincategore- maticales. De hecho, su distinción entre nombres propios y
máticas- son aquéllas que carecen de significado y tienen comunes es la distinción entre sujetos y predicados. Todo lo
como función simplemente apuntar a un objeto, señalarlo que no sea un nombre propio es un predicado o "adjetivo".
sin describirlo, esto es, sin enumerar ninguna de sus propie- De ahí que las descripciones, siempre asociadas con otras nocio-
dades. Los nombres propios del lenguaje natural, dice MilI, y nes, deban ser clasificadas desde un punto de vista lógico como
en esto es fielmente seguido por Russell en 1903, son expre- predicados y no como nombres. Los nombres propios dice
siones no-connotativas. R ussell, "indican" cosas y los predicados "significan'" con-
Podría suponerse, de acuerdo con lo que hasta aquí ha ceptos. Cosas y conceptos son términos, esto es, entidades no
sido dicho, que las descripciones, en la medida en que, al igual mentales (si bien los conceptos son ideales), poseyendo "todas
que los nombres propios, son sujetos gramaticales, son expre-
4 B. Russell.lbid. S 46.
3 B. Russell. Tne Principies otMathematics, § 46. 5 B. Russell, Op cit., § 48.

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las propiedades asignadas comúnmente a las sustancias". 6 Los nombres propios "indican" una cosa (un término). Todas
términos son los sujetos lógicos de las proposiciones. las demás palabras, en cambio, tienen algún significado ge-
No está de más llamar la atención sobre el hecho de que nuino. De ahí que los predicados, sean sujetos gramaticales
Russell no abandonará con la Teoría de las Descripciones la o no, tendrán algún significado, el cual resulta (si son com-
distinción de Mill, si bien modificará el contenido de la tesis plejos) de los significados de las palabras que intervienen en
restringiendo considerablemente la extensión de 'no-conno- su formulación. Lo que un predicado significa es un concepto
tativo'. En efecto, la Teoría de las Descripciones, al ser desa- y la característica primordial del concepto es que "denota".
rrollada, conduce a una dicotomía equivalente, viz., "nombres "Un concepto denota cuando, si figura en una proposición, la
propios en sentido lógico-símbolos incompletos". Los primeros proposición no versa 'sobre' el concepto sino sobre un tér-
son símbolos simples y los únicos que "denotan", asegurando mino relacionado de algún modo peculiar con el concepto". 7
así la relación entre el lenguaje y la realidad. El significado de El significado de los predicados es lo que Russell llama un
dichos símbolos es su denotación, es decir, es el objeto deno- 'concepto denotativo'. Si decimos, por ejemplo, 'el hombre
tado, el cual ha de ser simple, por lo menos episternológica- es un animal racional', nuestro sujeto gramatical es 'el hom-
mente. Ha habido, sin embargo, otras interpretaciones de bre', que es un predicado, cuyo significado es un concepto
los resultados de la Teoría de las Descripciones y se ha con- que denota algo relacionado con El Hombre, a saber, todas y
siderado, como lo ha hecho, por ejemplo, Pears, que dicha cada una de las personas del universo. Claramente podemos
teoría da cabida a la posibilidad de considerar a los nombres constatar que la proposición no versa sobre el concepto El
propios del lenguaje natural como símbolos simples y, por lo Hombre, es decir, no es el concepto lo que es animal racional.
tanto, como símbolos que denotan. Pero esta interpretación Es importante darse cuenta de que en el caso de los predica-
es un grave error que tiene como consecuencia, entre otras dos, la teoría establece tres "niveles" ontológicos. Se pasa de
cosas, tornar superflua la teoría russelliana de las construc- frases denotativas (entidades lingüísticas) a conceptos (enti-
ciones lógicas. No obstante, nos ocuparemos de ,esta interpre- dades ideales) y de estos a términos. No hay que pasar por
tación sólo después de haber visto lo que la Teoría de las alto que, de acuerdo con esto, es un término 10 que "denota"
Descripciones afirma e implica. Por lo pronto, basta notar a otro término, siendo ambos tipos de términos igualmente
que, aunque Russell excluyó de la clase de las expresiones "reales". Las descripciones tienen significado, pero no deno-
no-connotativas a los nombres propios del lenguaje ordina- tan, o si se desea, denotan a través de su significado, es decir,
rio, no por ello suprimió esa clase de expresiones, sino que la mediante el concepto denotativo. En este punto hay, como se
hizo consistir más bien en demostrativos. Esta aclaración será verá, una importante diferencia con Frege, quien sólo reco-
útil para lo que vendrá después. noce dos niveles ya que, de acuerdo con él, es el signo lo que
Llegamos ahora a la importante noción de concepto deno- tiene tanto significado como denotación. Frege también acepta
tativo. Dijimos que, de acuerdo con la Teoría de las Descrip- tres tipos de entidades (frases, sentidos y denotaciones) sólo
ciones, los nombres propios en sentido lógico denotan su que no ordenados "!inealmente". Posteriormente, Russell
significado o significan su denotación y que para el Russell objetará, justamente que la relación entre sentidos y denota-
de 1903 ésta es justamente una característica de los nombres ción se vuelve problemática si se distinguen y se ordenan
propios del lenguaje natural. Russell prefiere decir que los siguiendo las indicaciones de Frege.

6 B. Russell. Op, cit., § 47. 7 B. Russell. Op, cit., § 56.

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No estarían de más unas cuantas palabras concernientes a y Black, quienes traducen Sinn por 'sentido' y Bedeutung
lo que Russell entiende por "denotar". A este respecto, sin por 'referencia'. Sin embargo, a mi juicio, las traducciones
embargo, es muy poco lo que puede decirse, ya que Russell que mejor reflejan el pensamiento y las intenciones de Frege
no puede ni siquiera caracterizar dicha relación, no digamos son, respectivamente, 'sentido' y 'denotación'. Russell, en
ya definirla. Esta relación se da cuando en una proposición, el apéndice dedicado a Frege e incluido en Les principios de
que es una entidad no lingüística, puesto que contiene térmi- las matemáticas, traduce 'significado' e 'indicación'. Está
nos, el concepto ocurre "de cierta manera". Se trata de una claro que, en relación con Bedeutung ; lo que él quiere es mar-
"relación lógica" entre algunos conceptos y algunos términos, car la diferencia entre su uso de 'denotación' (1903) y el de
en virtud de la cual tales conceptos" 'denotan' inherente y Frege, ya que para Russell se trata de una relación entre un
lógicamente tales términos". 8 Hay que reconocer que en pocos concepto y un objeto, en tanto que para Frege es una relación
lugares es Russell tan oscuro como aquí. De hecho no nos entre un símbolo (sujeto gramatical) y un objeto. A pesar de
dice nada en concreto. Sin embargo, hemos de ser indulgentes estas diferencias, ambas teorías son muy semejantes y ambas
con él porque, como se verá, lo que aquí está involucrado es se derrumban ante la Teoría de las Descripciones.
uno de los problemas más arduos de la filosofía. De acuerdo con Frege, asociadas con los signos hay en
Como dijimos, la Teoría de las Descripciones es una teoría general dos cosas inconfundibles e irreducibles: el sentido y la
rival de la teoría presentada en Los principios, pero no nada denotación. Esta dicotomía vale tanto para sujetos (nombres
más. Pretende, igualmente, ser una teoría superior a la de y descripciones) y predicados como para oraciones. El sentido
Meinong y, también, a la de Frege. La teoría fue presentada de un nombre es lo que es aprehendido o entendido por quien
por vez primera en On Denoting, Allí, aparte de que una nueva tiene suficiente familiaridad con el lenguaje o conoce todas
teoría es ofrecida como una alternativa de mayor capacidad las descripciones posibles asociadas con el objeto nombrado.
explicativa, hay también una serie de críticas y autocr iticas "El sentido de un nombre propio es aprehendido por todo
que no es conveniente desligar por completo de ella. En espe- aquel que está suficientemente familiarizado con el lenguaje
cial, seria importante considerar el argumento que Russell o la totalidad de designaciones a las que pertenece"." El sen
ofrece en contra de Frege por lo menos por dos razones: 1) tido de una oración es una proposición o, como dice Frege,
porque muchos filósofos actuales consideran que el enfoque un pensamiento. La denotación de un sujeto gramatical es un
fregeano es superior al que se deriva de la Teoría de las Des- objeto (es por eso que la palabra 'referencia' está de más), en
cripciones y 2) porque se ha sostenido que el argumento es tanto que la denotación de una oración es su valor de verdad.
inválido. En vista de la complejidad de esta controversia, no Como no hay más que dos valores de verdad, la denotación
podremos aquí ocupamos de ella. No obstante, no estará de de una oración no puede ser más que Lo Verdadero o Lo Falso.
más hacer un veloz recordatorio de las tesis más importantes A un signo le corresponde un sentido y al sentido una deno-
de Frege sobre el significado y la denotación, pues ello servirá tación, pero con un objeto denotado se asocian muchos
para realzar el valor de la nueva teoría de Russell. sentidos (puede ser presentado de muy diversas maneras)
Lo que para este trabajo es relevante de la obra de Frege y, por lo tanto, muchos signos. La teoría de Frege, podría
está contenido en el famoso artículo Über Sinn und Bedeu- argüirse, no está exenta de un cierto subjetivismo, puesto que
tung, La traducción actualmente más aceptada es la de Geach
9 G. Frege. Translations From the Philosophical Papers of Gottlob
8 B. Russell. Op. cit., § 56. Frege. Basil Blackwell, Oxford, 1952, pp. 57 '58.

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se afirma que si bien el sentido no es la idea, es decir, no es la hoy caída en descrédito en algunos círculos filosóficos, es tan
representación mental, la cual es totalmente subjetiva, tampoco radical y tan fructífera que constituye, en palabras de Rarnsey,
es la denotación, que es perfectamente objetiva. El sentido se un paradigma de filosofía. Se trata, en efecto, de una teoría
encuentra entre la idea y la denotación. complicada por el número de importantes consecuencias que
Los nombres propios, dice Frege, expresan su sentido y tiene en diversas ramas de la filosofía, si bien la idea central
denotan SU denotación. Esta tesis es importante, pero dista es relativamente sencilla. No puede decirse que sea sólo una
mucho de ser clara. Frege no admite que haya nombres no- teoría de filosofía del lenguaje o una teoría ontológica o, in-
connotativos, además, si el signo denota su denotación, enton- clusive, una teoría epistemológica. La Teoría de las Descripcio-
ces ¿para qué sirve el sentido? Si el nombre tiene tanto sentido nes es todo eso. Pero antes de entrar de lleno en ella quisiera
como denotación, entonces la relación entre el sentido y la señalar brevemente la conexión que mantiene con la doctrina
denotación se vuelve, como lo intentará hacer ver Russell, anterior del propio Russell y con algunas de sus consecuencias.
imposible de obtener y el sentido se convertirá en algo total- En "On Denoting" ya no se hacen algunas distinciones
mente misterioso. Russell está convencido de que la teoría de que Russell hacía en Los principios de las matemáticas. La
Frege es incoherente y es por ello que hay un sentido en el relación de denotar ya no será concebida como una relación
que su argumento en contra de ella debería ser visto como entre un concepto denotativo y un término, sino que será
parte de la Teoría de las Descripciones. Por otra parte, hay entendida como nominación o significación en sentido lógico.
que reconocer que la distinción de Frege le permite a éste El denotar será, en todos los casos, una relación que se da
efectuar un interesante análisis de las llamadas 'actitudes pro- entre una expresión y un objeto, al cual nombra. Asimismo,
posicionales' y explicar por qué las oraciones subordinadas se recordará que en Los principios de las matemáticas, Russell
no son intercambiables salva oeritate. La razón es que no proponía una teoría según la cual el sujeto de cualquier ora-
expresan un pensamiento completo, aunque pueden denotar ción significativa del lenguaje natural indica una cosa o signi-
lo mismo. Teniendo en mente lo que hasta aquí ha sido dicho, fica un concepto que denota un término. Independientemente
podemos pasar a exponer y considerar el contenido de lo que del tipo de "término" que se tratara, se sostenía que todo
Russell calificó como "su más agudo ensayo filosófico". aquello que apareciera como sujeto de una proposición debía
La primera versión de lo que ha venido a ser conocido ser un término, ya que siempre podría preguntarse' ¿qué no
como 'la Teoría de las Descripciones' se encuentra, como ya es un término?' En la terminología de "On Denoting", se
se dijo, en un artículo de 1905 titulado "On Denoting". diría que si la oración es significativa entonces su sujeto gra-
Dicho artículo ocupa un lugar especial no sólo en la evolución matical denota. Si no existiera el término denotado, que dota
del pensamiento de Russell sino, también, en la historia de la de sentido al sujeto gramatical y contribuye así al sentido de
filosofía. En efecto, la ontología y la teoría del conocimiento la proposición, entonces la expresión sería sólo una mancha
del atomismo lógico y de la ulterior filosofía de Russell no se o un ruido. Una de las metas de la nueva teoría consistirá en
entienden sin la teoría contenida en ese ensayo. En cuanto a hacer ver que ese punto de vista erróneo.
la historia de la filosofía, la teoría de Russell pone término, Es conveniente señalar qué consecuencias tenía la primera
entre otras cosas y según la apreciación del propio Russell, a teoría formulada. Si uno la acepta, entonces se ve obligado
"dos mil años de embrollos sobre 'existencia' ".10 Esta teoría, a aceptar por lo menos dos tipos de entidades, con sus res-
10 B. Russell. A History of Westcrn Philosoph y, AlIen and Unwin , pectivas formas de ser. Así, habría expresiones como 'Juan',
London, 1975,p. 785. 'Italia', etcétera, que denotarían objetos "concretos", exis-

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tiendo en el espacio y en el tiempo, pero también habría en especial con el principio de no-contradicción ~, co~ .l~ l~~
del tercio excluido) y la de Frege, aparte de ser artificial ,
entidades denotadas por expresiones como 'los dioses del
está basada en una teoría del significado y la denotación que,
Olimpo', 'el actual rey de Francia', 'la montaña de oro',
etcétera, de las cuales no podríamos decir que existen, mas de acuerdo con él, es imposible de mantener. ,
a las cuales, de acuerdo con los principios establecidos, tam- Lo primero que se tiene que hacer al exponer la Teona de
poco se les podría negar la categoría de términos poseyendo las Descripciones es esclarecer qué ent~en~e ~usse~l p?!, ,'des-
cripción'. En ocasiones, 'frase denotativa y descripción son
su peculiar forma de ser. Obviamente, esta teoría deja abierta
intercambiables, pero estrictamente hablando no son lo mismo.
la puerta para que postulemos, en forma arbitraria, la entidad
Toda descripción es una frase denotativa, pero no toda frase
que queramos, con lo cual deja de presentar interés cognitivo
denotativa es una descripción. Esto, como se verá, se deb~ a
y convierte a la ontología en algo realmente trivial. Además,
que hay casos de descripciones ocultas, e~to ,es, de expresio-
dicha teoría plantearía serios problemas epistemológicos
nes que funcionan de hecho como descnpcIOn.es, pero que
(¿cómo conocemos dichos entes?) y lógicos (existen y no
tienen otra forma. De este modo, se nos hara ver que los
existen, son y no son, etc.). Pero si la ontología de Los prin-
nombres propios también son frases denotativas, puesto que
cipios de las matemáticas es inaceptable por excesivamente
son descripciones encubiertas. Ahora bien, es porque toda
cargada, esto se deberá a que los principios de. ,semántica
filosófica que se hallan en su base son falsos. Adviértase, por frase denotativa ya hecha explícita reviste la forma d~ ~na
descripción que podemos considerar a 'frase denotativa y
otra parte, que la primera teoría de Russell es, si no la misma,
sí muy parecida a la de Meinong y, por ello, las críticas que a 'descripción' como sinónimos. Russell no ofrece en nin-
Russell elevará en contra de este último pueden ser entendidas gún lugar una definición de 'frase denotativa', p.ero sí ofrece
también como auto-críticas. suficientes ejemplos para entender a que se refiere. Se trata
simplemente de expresiones que pueden ser formalizadas y
El problema de la denotación había sido abordado con
en las que se encuentra implícito algún cuantific~dor. En el
anterioridad por, entre otros, Meinong y Frege, pero ninguno
caso de las descripciones definidas aparecen conjugadas las
de los dos había estado dispuesto a rechazar el principio de
nociones de cuantificación y de identidad. De ahí que frases
que todo sujeto gramatical de un enunciado con sentido nom-
bra un objeto. Ambos se esforzaban, más bien, por corregir en donde aparecen 'todo', 'nada' y 'algún' sean también frases
su ontología. Meinong, cuya teoría puede en cierto sentido denotativas. "Lo primero que hay que notar es que cada fra-
ser considerada corno una prolongación de la de Los princi- se comienza con una palabra que cuantifica al objeto referido
pios de las matemáticas, clasificaba a los objetos en imposibles con diverso grado de explicitud (explicitenesev',»
(el cuadrado redondo), inexistentes (la montaña de oro) y La teoría tiene varias nociones que podríamos llamar 'pri-
existentes (el actual presidente de Francia). Por su parte, Frege, mitivas' y un 'principio'. Las nociones son las de variable,
quien sostenía que todo nombre denota su denotación, pro- función proposicional y cuantificación. La variable es algo
ponía que se construyera la denotación en función de los totalmente indeterminado, es decir, no es el nombre de nm-
datos de que disponemos y en los casos problemáticos, como gún objeto particular. Una función proposicional es una
en el caso de 'el actual rey de Francia', la denotación sería el expresión que no es ni verdadera ni falsa (pues contiene una
conjunto vacío. Russell rechaza ambas soluciones mostrando
que la teoría de Meinong es contraria a nuestras intuiciones 11 R. Butler. "The Scaffolding of Russell's Theory oí Descriptions",
en The Philosophical Review, LXIII, 1954, p. 351.
más básicas (pues entra en conflicto con las leyes de la lógica,

56 57
variable libre) pero que puede, de dos maneras, dar lugar a En la frase analizada, el problemático término 'todos' ha desa-
enunciados: remplazando a la variable por alguna constante parecido y no nos vemos obligados ya a pensar en un objeto
individual o cuantificando. En la primera versión de la teoría, especial por él nombrado. Y lo mismo sucede con 'nada' y
Russell no introduce todavía la notación lógica canónica, sino 'algún'. La misma paráfrasis puede efectuarse con las descrip-
que los cuantificadores universal y existencial son más bien ciones indefinidas. El ejemplo de Russell es 'Encontré a un
explicados o expresados. La noción de cuantificación parece hombre'. Antes hubiera dicho que la proposición versa sobre
resultar del uso combinado de las nociones de función propo- lo denotado por el concepto un hombre. La nueva teoría
sicional y de "siempre verdadero" y "algunas veces verdadero". hace a este tipo de explicaciones totalmente superflua. De
El principio de la teoría es el siguiente: las expresiones deno- acuerdo con la técnica propuesta, la que tenemos es simple-
tativas nunca poseen significado consideradas aisladamente, mente lo siguiente: "Encontré a x y 'x es humano' no es
pero toda expresión en donde ocurran es significativa. Podría siempre falso", o sea, hay por lo menos un valor de la variable
añadirse que no parece ser éste el verdadero principio de la que hace verdadera a la función proposicional. Una vez más,
teoría, sino una consecuencia del principio de que sólo los en la notación lógica esto se convierte en (3 x) (Eax & Mx).
genuinos nombres propios tienen significado por sí solos y Aparte de que se nos revela que las oraciones del lenguaje
que todo lo que no es un nombre propio auténtico no tiene natural pueden tener otra estructura que la que gramatical-
significado o no denota. Lo que Russellllama el 'principio' de mente tienen, la teoría nos evita la postulación del todo tipo
la teoría parece más bien una consecuencia, pues es demostra- de objetos, disminuyendo así drásticamente nuestros compro-
ble que las frases denotativas desaparecen en el análisis; de ahí misos ontológicos.
que no tengamos por qué suponer que son nombres y luego, Consideremos ahora el caso más interesante, a saber, el de
recurriendo a lo que sugiero que es el principio de la teoría, las descripciones definidas. Cuando hacemos una afirmación
llegamos a lo que Russellllama su 'principio'. en la que ocurre una descripción definida en realidad lo que
¿Para qué introduce Russell esas nociones y por qué esas hacemos es predicar dos cosas: existencia y unicidad. Así, por
y no otras? Sencillamente porque utilizando esas nociones es ejemplo, afirmar que el actual rey de Francia es calvo es afir-
posible traducir cualquier oración en donde aparezcan frases mar que hay un objeto y sólo uno que es el actual rey de
denotativas a otras que tienen mismo significado y valor cogni- Francia y que ese objeto tiene la propiedad de ser calvo. Pero
tivo (nos transmiten la misma información) y en las que las fra- aquí surge un problema, porque no hay en la actualidad ningún
ses denotativas ya no aparecen. Las nociones primitivas de la rey de Francia y entonces ¿de quién predicamos la propiedad
teoría permiten simbolizar la oración que se quiere analizar de de ser calvo? Meinong diría que de un objeto inexistente, pero
tal manera que nos permiten encontrar las proposiciones que es esta o una respuesta ad hoc o una respuesta demasiado fan-
están implicadas y que a su vez la implican, es decir, las propo- tástica y en ambos casos teóricamente insatisfactoria. No
siciones que definen a la proposición original. Toda frase que acierto a comprender la solución que podría proporcionar la
desaparece en el análisis es llamada 'símbolo incompleto'. Sím- teoría de Frege, ya que por una parte sostiene que cuando no
bolos incompletos son todas aquellas expresiones que no son hay referencia hay que "construida", pero por otro lado afirma
nombres propios. Tomemos por ejemplo el enunciado 'todos que siempre que empleemos una frase denotativa "presupone-
los hombres son mortales'. Este es equivalente a 'Es siempre mos una referencia'L'" En opinión de Russell, en cambio, lo
verdadero de x que si Hx (x es humano) entonces Mx (x es
mortal)'. Simbólicamente, esto se expresa así: (x) (Hx --,> Mx). 12 G. Frege. Op cii., p. 61.

58 59
que hay que hacer es analizar la frase, sacar a la luz su forma toda proposición es significativa. Si 'el actual rey de Francia'
lógica, encontrar las proposiciones equivalente y sólo entonces contiene de manera encubierta a 'hay una y sólo entidad que
pasar a hacer inferencias metafísicas. La denotación la obte- es actual rey de Francia' y esta última expresión es significa-
nemos (si la obtenemos) cuando hemos alcanzado la forma tiva (y lo es, puesto que es falsa), entonces parecería que se
lógica de la proposición. Por otra parte, el análisis que Russell sigue de ello que hay que considerar como igualmente signifi-
propone salvaguarda la significatividad de la oración en cues- cativa a la frase denotativa. Sin embargo, nótese que para en-
tión sin para ellos comprometernos con la admisión de una contrar a la proposición contenida en la descripción tenemos
denotación. Según la teoría, afirmar 'el actual rey de Francia que hacer que ésta desaparezca, la transformamos, pero enton-
es calvo' es afirmar tres cosas: ces puede preguntarse. ¿cómo puede ser significativa una frase
que una vez analizada desaparece? Lo que esto parece significar
1. Cuando menos alguien es actual rey de Francia. es que tal como aparecen en el lenguaje natural (no analizadas)
2. Cuando mucho alguien es actual rey de Francia. y desde un punto de vista lógico, dichas frases carecen de
3. Sea quien sea, ese alguien es calvo. significado, puesto que no hay objeto al que apunten. El signi-
ficado de las frases denotativas es con textual. Se trata de
Esta es la información realmente contenida en el enunciado símbolos incompletos, esto es, de símbolos que no denotan,
'el actual rey de Francia es calvo'. Los enunciados (1)-( 3) son pero que sí contribuyen al significado de las oraciones en las
la formulación en el lenguaje ordinario de una expresión en la que aparecen. Así, Russell parece distinguir entre por lo
que sólo se hace uso de las nociones primitivas de la teoría y menos dos tipos de significado: el lógico y el que podríamos
predicados y que para mayor comodidad podemos simbolizar llamar 'lingüístico'. El significado lógico es el importante para
de la siguiente manera: (3x) ([Rx & (y) (Ry ..•.x=y)] & Cx)' la ontología y es en este sentido que las descripciones no tienen
Ahora bien, en la medida en que se trata de una conjunción) significado.
uno de cuyos conyuntos es falso (en este caso, el primero) Russell sostiene que una teoría filosófica como la Teoría
toda la expresión resulta falsa, pero no por ello deja de ser de las Descripciones se prueba a partir de! momento en que
significativa. puede resolver puzzles filosóficos y habla de su teoría tanto
En relación con la significatividad de las frases denotativas, como de una teoría "lógica" como de una teoría "del deno-
es preciso decir que el pensamiento de Russell es difícil de tar". Ambas caracterizaciones están justificadas, puesto que
seguir y sus afirmaciones no resultan fácilmente conciliables. su teoría tanto nos revela la forma lógica de oraciones como
Como se dijo, Russell propone un principio semántica según pone al descubierto las relaciones que se dan entre las expre-
el cual las frases denotativas no tienen por sí solas significado, siones, los significados -y las denotaciones. Las complicaciones
aunque toda proposición en la que aparecen es significativa. en los puzzles que Russell va a plantear son justamente de esta
Pero ¿cómo es posible que una expresión significativa se naturaleza y pueden manifestarse en los más diversos contex-
componga, por lo menos en parte, de símbolos que carecen tos. Considérese, por ejemplo, el enunciado 'el actual rey de
de significado? Lo que sucede es que las frases denotativas Francia es calvo'. Vimos que es falso, pero parecería que tam-
contienen, como vimos, proposiciones. "La idea es que, según bién su negación, 'el actual rey de Francia no es calvo'. Pero
él, una descripción definida involucra una proposición "13 y si esto es así, habría que aceptar que la ley del tercio excl~ido
no siempre es válida. Ahora bien, la Teoría de las Descripciones
nos evita tener que aceptar semejante conclusión. El puzzle
13 D. Pears. Op. cit., p. 51. es, en realidad, de carácter lógico-lingüístico y para probarlo,
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Russell traza una nueva e importante distinción, a saber, la opacos'. Supongamos que una frase denotativa ocurre princi-
distinción entre apariciones primarias y secundarias de des- palmente. En este caso, pueden elaborarse argumentos correc-
cripciones. Una ocurrencia primaria de una frase denota ti va tos que confirman, por ejemplo, las leyes tradicionales del
es aquella en la que la descripción es parte de una sola pro- silogismo. Si es verdadero que Scott es el autor de Waverley y
posición p, en tanto que nos las habemos con una ocurrencia el autor de Waverley es idéntico a Sir Walter, no tenemos nin-
secundaria de una frase denotativa si ésta forma parte de una gún problema en concluir que Scott es Sir Walter. Pero tome-
proposición que a su vez forma parte de otra. Eliminar me- mos ahora un enunciado en donde la descripción no tiene una
diante la técnica de la teoría una descripción que ocurra pri- ocurrencia primaria, como en el enunciado 'Jorge IV deseaba
mariamente da lugar a un enunciado muy diferente que si saber si Scott es el autor de Waverley'. Si aparte de esto, 'Scott
se le elimina cuando ocurre secundariamente. 'El actual rey es el autor de Waverley' es verdadero, parecería que habría
de Francia es calvo' y 'el actual rey de Francia no es calvo' que concluir que Jorge IV deseaba saber si Scott era Scott, lo
pueden ser ambos falsos ya que, interpretados de cierta ma- cual no es cierto. Pero entonces modelos de razonamiento
nera (como afirmando la existencia de alguien que es actual válidos son puestos en crisis, puesto que tendríamos aquí un
rey de Francia), no son contradictorios. El que sean contra- contraejemplo. Lo que la Teoría de las Descripciones hace
dictorios o no depende del alcance de la descripción. Para para eliminar este problema consiste en mostrar que, una
obtener el contradictorio del enunciado original, necesita la vez que tenemos la frase analizada, lo que obtenemos no es
descripción ocurrir en forma secundaria. El simbolismo lógico, ya un silogismo, sino un argumento del cual con toda seguri-
que se encuentra en la base de esta distinción, permite perci- dad no se sigue la conclusión problemática en cuestión, por
bir fácilmente la diferencia. Tendríamos así: la sencilla razón de que en la frase analizada lo que hubiera
podido desempeñar el papel de término medio ya no aparece.
(3:x) ([ Rx& (y) (Ry ""* x= y)] & - Cx) Un punto importante es que se muestra en el análisis de
(3:x) ([ Rx& (y) (Ry ~ x==y)] & Cx) los enunciados de identidad que efectivamente los nombres
propios auténticos son de naturaleza radicalmente distinta de
que, obviamente, son, distintos. El problema filosófico surge la de las descripciones, pues tienen comportamientos lógicos
de la imposibilidad de trazar distinciones semejantes en el len- distintos. Supongamos que 'Scott' es un nombre propio en
guaje natural. Interpretado como es lógicamente correcto sentido lógico y consideremos el enunciado 'Scott es el autor
hacerlo, el enunciado contradictorio del enunciado original de Waverley'. Se trata de un enunciado de identidad verdadero
es 'Es falso que haya una entidad que sea ahora rey de Francia que nos transmite cierta información, información que ningún
y que esa entidad sea calva'. En este caso, el enunciado es análisis de 'Scott' o de 'el autor de Waverley' por sí solos
verdadero y la ley del tercio-excluido sigue siendo válida. Ge- podría proporcionar. Por lo pronto, está el problema de que
neralizando, podemos decir que siempre que falte la denota- no todo lo que se diga de Scott puede decirse del autor de
ción y tengamos un enunciado negado, el enunciado será Waverley ya que, como vimos, Jorge IV no estaba interesado
verdadero si la descripción ocurre de manera secundaria y su en saber si Scott era Scott. La Teoría de las Descripciones
contradictorio será falso. ofrece una explicación del fenómeno en términos de alcance
El otro caso al que me referiré es el del enunciado 'Scott de la descripción y de análisis. Y entonces queda claro tam-
es el autor de Waverley'. Los problemas aquí surgen en cone- bién por qué ningún nombre propio puede ser reemplazado
xión con lo que se conoce como 'contextos referencialmente o reemplazar a una descripción sin alterar decisivamente el

62 63
carácter de la proposicion. En 'Napoleón es el vencedor de principios que en ocasiones funcionan y en ocasiones no. Así,
Austerlitz ', la proposición versa sobre Napoleón y no sobre por ejemplo, en 'el actual presidente de Francia tiene ojos
alguna entidad nombrada por 'el vencedor de Austerlitz ', ya azules' la frase 'el actual presidente de Francia' no denota
que dicha expresión no tiene significado. El enunciado en y, estrictamente hablando, no hablamos de él. De lo que
cuestión es verdadero, pero podría haber sido falso y lo mismo hablamos es de un objeto que tiene la propiedad de ser el
podría pasar con una expresión en la que yuxtapusiéramos actual presidente de Francia y que, además, tiene la propie-
dos descripciones ("El vencedor de Marengo es el vencedor dad de tener los ojos azules. Como veremos después, aquello
de Austerlitz). Pero; en cambio, 'Napoleón es Bonaparte', de lo que creemos hablar cuando utilizamos la frase 'el actual
'Dickens es Boz', 'Héspero es Fósforo', etcétera, si son verda- presidente de Francia' no es más que una construcción lógica
deros lo son de otro modo, a saber, necesariamente verdaderos. o, como Russell también dice, una ficción lógica. Sabemos que
De ahí que la relación de identidad no pueda ser explicada de una entidad es una ficción lógica si no la conocemos directa-
otra manera más que recurriendo a predicados y variables cuan- mente y no la conocemos directamente si la expresión que
tificadas. Reemplazar con un nombre propio a una descripción sirve para referirse a ella no es un auténtico nombre propio.
en un enunciado de identidad de modo que sólo queden nom- "Cuando hay algo de lo que no tenemos conocimiento directo
bres propios tendrá como resultado una tautología si el nombre de modo inmediato sino únicamente definición por medio de
denota el mismo objeto y, en caso contrario, un enunciado frases denotativas, entonces las proposiciones en las que esta
necesariamente falso (Juan es Pedro). Ahora bien, nunca su- cosa quede introducida mediante una frase denotativa no
cede lo mismo con las descripciones. contienen realmente a esta cosa como un elemento constitu-
Procedamos ahora a extraer algunas consecuencias de la tivo, pero contienen en cambio a los elementos constitutivos
teoría de Russell. Dicha teoría establece, en primer lugar, una expresados mediante las diferentes palabras de la frase deno-
radical distinción entre dos tipos de expresiones o palabras: tativa" ;14 y, como se verá después, de las personas no tenemos
hay, por una parte, palabras que son eliminables, es decir, nunca conocimiento directo. ASÍ, la ontología de Russell sólo
palabras o expresiones a las que el análisis transforma. Toda puede comprender relaciones, propiedades y io nombrado
expresión eliminable o transformable es una descripción o, por nombres propios en sentido lógico. Debemos ahora aclarar
como diría Russell en 1903, un. predicado. Pero, por otra lo que se entiende por 'nombre propio'.
parte, éstá claro que el análisis no puede extenderse ad infi- David Pears, en su libro Bertrand Russell and the British
nitum, por lo que tiene por haber palabras no transforma- Tradition in Philosopliy ; propuso la tesis, hoy ampliamente
bles , esto es , ineliminables. A estas últimas las llama Russell reconocida corno equivocada y como resultado de ciertas
'nombres propios en sentido lógico'. A las primeras, en cam- incomprensiones, de que la Teoría de las Descripciones per-
bio, se les conocerá como 'símbolos incompletos'. mite que consideremos como nombres propios a los nombres
Una dificultad consiste en entender que hay que tornar al propios del lenguaje natural. Sin tomar en cuenta el hecho de
pie de la letra la afirmación de que las descripciones no deno- que, en numerosas ocasiones, Russell explícitamente dice que
tan. Esto es relativamente claro cuando lo que tenemos son sólo por razones de exposición utilizará un nombre propio
descripciones vacías, pero se aplica exactamente de la misma ('Sócrates', por ejemplo) como una expresión que no es un
manera a las descripciones de las que, en un primer impulso, símbolo incompleto, es decir, corno una expresión con signi-
diríamos que sí denotan. Hay que entender que en una teoría
lógica, como la Teoría de las Descripciones, no se trabaja con 14 B. Russell, Logic and Knowledge, pp. 55-56.

64 65
ficado lógico, hay varios argumentos en contra de esta inter- pensamos en el hombre que atravesó el Rubicón y dijo
pretación: 'la suerte está echada', en el conquistador de las Galias,
etcétera. Si fuera posible no hacerla, no se plantearía
1. Establece una arbitraria distinción entre personas y el nunca el problema de su no-existencia, ya que el signi-
resto de los objetos. De hecho, se le podría adjudicar ficado del nombre sería el objeto y, en ese caso, ¿qué
un nombre propio (al menos teóricamente) a cada cosa sentido tendría decir, por ejemplo, 'No veo a César' o
y a cada animal, y en ese caso la Teoría de las Descrip- 'César no existe'? Obsérvese que tenemos aquí dos
ciones resultaría perfectamente inútil, puesto que cada argumentos independientes en contra de la interpreta-
nombre denotaría. Se produciría casi un regreso a la ción de Pears. Todo esto nos permite concluir que los
teoría del significado de Los principios de las matemá- nom bres propios del lenguaje natural no pueden ser nom-
ticas.
bres propios en el sentido fuerte exigido por la Teoría
2. A reserva de explicar y desarrollar la idea en el pró- de las Descripciones. Para estos últimos, Russell reser-
ximo capítulo, lo que por el momento puede decirse vará la expresión 'nombres propios en sentido lógico'
(logically proper names).
es que la distinción 'nombre propio-descripción', que
pertenece a lo que Russellllama 'gramática filosófica',
engendra la distinción 'conocimiento directo-conocí- ¿Qué es un nombre propio en sentido lógico? Es una pala-
miento por descripción', que pertenece a la teoría del bra cuyo significado es un objeto o una entidad. Los nombres
conocimiento. Russell sostiene que usamos un nombre propios en sentido lógico, que han de ser términos no-conno-
propio en sentido lógico cuando mantenemos una rela- tativos, son las palabras que aseguran la relación entre ellen-
ción cognitiva empírica directa con un objeto. Esto no guaje y el mundo. Puede dudarse de si el lenguaje natural
debería ofrecer mayores problemas. Si los nombres pro- contiene tales símbolos, pero debe quedar claro que el hecho
pios en sentido lógico no son connotativos, es decir, lo de que no existan no afecta en lo más mínimo la argumenta-
único que significan es eÍ objeto que denotan, entonces ción de Russell. El que no hubiera nombres propios en sentido
usarlos correctamente (conocer su significado) implicará lógico lo único que demostraría es que es lógicamente impo-
usarlos en presencia del objeto y no tendrá sentido decir sible que nuestro lenguaje sea totalmente exacto y su grado de
que un nombre propio en sentido lógico no denota o exactitud dependerá del grado de semejanza que algunos
que es lógicamente posible que no denote. Ahora bien, de sus términos guarden con los nombres propios en sentido
siempre podemos preguntar si el portador de un nombre lógico. ¿Qué clase de palabras cumplirían con los requisitos
del lenguaje ordinario existe o no. Pero de esto se sigue que Russell impone a los nombres propios en sentido lógico?
que nunca conocemos directamente personas ni, en En un principio, Russell incluía dentro de esa categoría a
general, objetos físicos. De ahí que las expresiones me- todas esas palabras que requieren lo que después llamó 'defi-
diante las cuales nos referimos a las personas no sean ni niciones egocéntricas', como por ejemplo 'yo', 'aquí', etcé-
puedan ser nombres propios y, por lo tanto, no sean tera. Por razones que examinaremos después, la lista se redujo
lógicamente simples. Russell refuerza su punto de vista a 'esto'. 'Esto' es, así, el único símbolo capaz de ser conside-
con un argumento episternológico que consiste en afir- rado en ocasiones como auténtico nombre propio.
mar que toda persona que use un nombre propio tiene Un poco más arriba citamos a Russell, según el cual su
en la mente una descripción. Cuando decimos 'César', teoría "pone término a 2000 años de embrollos sobre 'exis-

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tencia' ". La afirmación es digna de tomarse en cuenta porque cuando se afirma que la existencia es una propiedad de fun-
el problema al que alude es sumamente importante. El pro- ciones proposicionales. Lo que se quiere decir es que no es una
blema es el de si la existencia es o no un predicado. Muchas propiedad de objetos. No se puede decir que un objeto existe
teorías y doctrinas dependen de la respuesta que se de a este en. el mismo sentido en que se dice que tiene tales o cuales
problema (por ejemplo, el argumento ontológico puede re- características. Dicho de otro modo, no tiene sentido decir
sultar incorrecto y el existencialismo un conjunto de sin que un objeto tiene tales y cuales propiedades y, además, que
sentidos). Una vez más, la Teoría de las Descripciones tiene existe. Hablando metafísicamente, la tesis implicada por la
consecuencias que son criterios que permiten resolver antiguas Teoría de las Descripciones es equivalente a la afirmación
paradojas. de que decir que un objeto existe es una forma inadecuada de
Podemos empezar por exponer escuetamente la teoría y expresar el hecho de que ciertas propiedades están instancia-
luego explicarla. De acuerdo con ella, la existencia es un pre- das. Es, justamente, a través de las características poseídas
dicado de descripciones, pero nunca de nombre propios. por un objeto que se hace intervenir la noción de existencia.
Ahora bien, las descripciones desaparecen al ser analizadas y "Ustedes pueden afirmar 'el tal y tal existe', dando a entender
expresadas en términos de funciones proposicionales, de ahí con ello que hay exactamente un e que posee aquellas propie-
que, estrictamente hablando, la existencia sea sólo una pro. dades; pero una vez que llegan a saber de un e que las posee,
piedad de estas últimas. "La existencia es una propiedad de no pueden ya decir de dicho e que existe, ya que ello carece
una función proposicional. Significa que dicha función pro- de sentido: no es que sea falso, sino que carece por entero de
posicional es verdadera al menos en un caso" .15 El hecho de sentido".» Esto último, que choca abiertamente con el sen-
que la existencia sea una propiedad de una función proposi- tido común (o mejor dicho, con la gramática de los lenguajes
cional es lingüísticamente expresado diciendo que la exis- naturales) está inspirado y basado en el simbolismo de la lógica
tencia es un predicado de descripciones. No tiene sentido matemática. En ningún sistema de lógica se admitiría, por
predicar la existencia más que de aquello de lo que es lógica- ejemplo, que '(3c)', en donde e es un nom bre propio en sen-
mente posible que HO exista y esta posibilidad está descartada tido lógico, es una fórmula bien formada.
en el caso de lo denotado por nombres propios en sentido ló- Una cuestión que de inmediato se le plantea a la teoría de
gico. Si conocemos directamente un objeto y queremos hacer Russell es: ¿Cómo es posible que digamos, por ejemplo, que
público nuestro conocimiento usaremos un nombre propio, Hamlet tiene tales y cuales propiedades y, al mismo tiempo,
digamos 'esto'. Pero entonces será tautológico decir 'esto negar que existe, puesto que, de acuerdo con la teoría, la
existe', pues lo que de hecho estaremos diciendo será algo existencia se afirma a través de las propiedades del sujeto? Lo
parecido a 'esta cosa que ahora señalo existe'. Por ello, decir que sucede es que la respuesta de Russell tiene que ser uni-
"esto no existe" será emitir un sin-sentido, o sea, una contra- forme ya que, limitándonos a entidades de un mismo tipo,
dicción, porque lo que estaremos diciendo será 'esa cosa a la digamos objetos físicos, las pretensiones de existencia tienen
que señalo en este momento no existe'. Así, pues, la existen- que ser las mismas, es decir, la existencia no puede ser predi-
cia puede afirmarse o negarse significativamente sólo de des- cada en diferentes sentidos. N o puede haber ninguna diferencia
cripciones, encubiertas o no. a este respecto entre al actual rey de Francia, Hamlet y Napo-
Es importante percatarse de qué es lo que realmente se dice león. Después de todo, "No hay más que un mundo, 'el mundo

1S B. Russell, Ibid., p. 232. 16 B. Russell. Ibid., p. 252.

68 69
rea 1"'17 y es a ese mun d o a 1 que pertenecen o no tanto Harn- ciado de identidad sea contingente. Así, pues, ningún enuncia-
let coI?? Napoleón. Por lo tanto, desde el punto de vista de la do en el que intervenga una frase denotativa da lugar a un
n:etaflslca, el enunciado 'Hamlet es el príncipe de Dinamarca' enunciado de identidad. De esta manera, Russell no se ve .
tiene que s~r con~iderado como falso, puesto que está afir- comprometido a admitir como necesarios enunciados como
mando la existencia de Hamlet. Lo que se necesita es aprender . 'Napoleón es el general vencido en Waterloo' o, por razones
a "leer" .los enun~iados de tal manera que no parezcan de la internas a su sistema, 'Napoleón es Bonaparte'.
forma sujeto-predicado, sino como enunciados generales. Todo esto nos lleva a un punto importante: está claro que
Un problema .más serio surge en relación con las palabras Russell modifica totalmente sus puntos de vista en cuanto a
de cl~ses. SI se añrma, por ejemplo, que todos los leones son las relaciones entre gramática y lógica y que con la Teoría
herbl.voros: entonces no hay problema porque no se afirma de las Descripciones se inicia un periodo completamente nuevo
l~ existencia de n~da. Lo que se afirma es tan sólo un con di- en su pensamiento. Sin embargo, la opinión contraria ha sido
cional, Pero, ¿que hacer con expresiones como 'Hay drago- también propuesta. En su artículo "The Scaffolding of the
nes' o 'Los dragones no existen'? La respuesta de Russell Theory of Descriptions", Butler sugiere que "la teoría de las
es. que, si de~imos "Los dragones existen", lo que hacemos es descripciones puede considerarse como un desarrollo de su
afirmar la eXlsten~ia de por lo menos un dragón. Por otra par- teoría de 1903 dentro de un marco de una ontología cam-
te, sa~emos ya, como convertir un nombre en un predicado. biada";" En mi opinión, esta interpretación es totalmente
Tendnamos asr que 'los dragones existen' es equivalente a absurda. No sólo las tesis son distintas, sino también el enfo-
·,. '(3x) Dx' donde 'Dx' sign}fica 'x dragoniza' y esto es falso. que y las consecuencias. Ya vimos que en Los principios de
Vemos, pues, que la Teoría de las Descripciones ofrece res- las matemáticas, Russell pensaba que el lenguaje habitual era
puestas a~~p.tables a tradicionales problemas de existencia. un guía confiable y que "aunque no puede asumirse crítica-
El análisis de las frases denotativas tiene resultados sorpren- mente que una distinción gramatical corresponde a una dife-
9
der:tes. ueda ~emostrado que podemos hablar de enunciados rencia filosófica genuina, no obstante la una es prima [acie
de ldentldad solo en el caso en el que lo que se usa son nom- evidencia de la otra y <:1. menudo puede ser empleada con suma
,,.
bres propios en senti~o lógico. Pero si decimos, por ejemplo, 'el utilidad como fuente de descubrimiento'L'" Pero es precisa-
,!'
actual rey de Francia = el actual rey de Francia', resultará mente esta concepción que la Teoría de las Descripciones está
,
:1,
que no solo no te~emos un enunciado de identidad, sino que
!
destinada a refutar. La Teoría de las Descripciones muestra
ten,em~s un enuncla~o fal~o. La razón es, obviamente, que se que los sujetos gramaticales casi nunca son los sujetos lógicos
esta afirmando la existencia de un objeto que no existe. Pero de las proposiciones y, más en general, que la estructura gra-
sup?n~a~os que decimos 'el actual presidente de Francia = matical de los lenguajes naturales no coincide con su estructura
(es idéntico a) el actual presidente de Francia'. Esto tampoco lógica y, por lo tanto, que éstos pueden engendrar únicamente
puede ser tom.ado como un enunciado de identidad, ya que metafísicas equivocadas. Al poner en evidencia los defectos
nuestro enuncIad? resulta contingentemente verdadero (no propios de tales lenguajes, la Teoría de las Descripciones hace
parece se.r necesanamente verdadero el que haya un presidente pensar en la posibilidad de un lenguaje en el que esos defectos
en Francia actualmente) y no es posible que un genuino enun- fueran evitados. Así, de ella nace la idea de lo que podría ser

17 B. Russell. Ln tro duclion to Mathematicai Philosopliy . Allen and 18 Butler. Op, cit., p. 355.
Unwin,London, 197~p. 169. 19 B. Russell. The Principies of Mathematics, ti 46.

70 71
un lenguaje que reflejara fielmente la estructura del mundo. bolos y combinaciones entre ellos. Los símbolos simples de
En otras palabras, la Teoría de las Descripciones se encuentra nivel' más bajo siempre denotarían algo que no podría ser
en la raíz de la idea de que podemos, en alguna medida, conce- simbolizado más que por dichos símbolos. y puesto que los
bir y describir lo que sería un lenguaje lógicamente perfecto. símbolos son simples, lo denotado por ellos también sería
El lenguaje, desde el punto de vista de la filosofía, no tiene simple. Podría objetarse que los símbolos para relaciones ta,m-
un valor intrínseco. El análisis del lenguaje es valioso en la bién deberán ser lógicamente simples, en cuyo caso deberían
medida en que permite descubrir características del mundo, "denotar" objetos simples y, si esto es así, los objetos deno-
es decir, es valioso en la medida en que de él se nutre la meta- tados por los nombres propios en sentido lógico (los particu-
física. El lenguaje tiene importancia filosófica porque tiene lares) y las relaciones formarían una misma clase de objetos.
significado, esto es, porque pone en relación palabras con Esto, empero, sería ir en contra de las indicaciones de la Teoría
entidades que no son lingüísticas. Y si queremos determinar de los Tipos. Los símbolos que servirían para referimos a
qué tipo de cosas hay en el mundo, lo menos indicado, por relaciones, es cierto, deberán ser simples, pero su simplicidad
razones que ya nos resultan familiares, es fiamos de los len- es por completo de otra naturaleza. Fuera de los particulares,
guajes naturales. La ontología implicada por los lenguajes no hay otro tipo de "objetos". El conocimiento de las rela-
naturales es epistemológicamente inadecuada y no pasa el test ciones es el conocimiento de la estructura de los hechos de
que constituye la navaja de Occam. Con los lenguajes naturales los cuales forman parte como elementos constitutivos los
hay que admitir toda entidad referida y los riesgos de error particulares.
aumentan proporcionalmente, aparte de que no hay criterios En el lenguaje ideal, para cada particular habría un símbolo
de identidad claros. Ahora bien, el supuesto de Russell, que simple. Esta condición no se aplica a las, relacio.nes, puest?
procede directamente de su teoría del significado de los nom- que las relaciones son universales. Ningun particular sena
bres propios, es que ningún nombre propio es analizable y, por nombrado por dos símbolos y, a la inversa, ningún nombre
ello, que ningún nombre propio auténtico fracasa en denotar. denotaría dos particulares. Todo símbolo tendría significado.
Esto equivale a afirmar que ningún símbolo analizable denota. Pero además la forma en que los símbolos estarían conecta-
Vemos, pues, de qué tipo de símbolos debería estar constitui- dos revelaría inmediatamente la forma en que los objetos
do un lenguaje perfecto: contendría, por lo menos, símbolos simples están relacionados. Las proposiciones constituidas
para relaciones (puesto que hay una prueba en favor de su por símbolos simples son las "proposiciones atómicas" y lo
existencia) y nombres propios en sentido lógico. Al mismo que con toda precisión describirían serían los "~echos ,atómi-
tiempo, la Teoría de las Descripciones, al revelar qué condi- cos". Las proposiciones atómicas son de muy diversa índole.
ciones no satisfacen los lenguajes naturales, sugiere la posibili- Por ejemplo, habría proposiciones como 'esto es rojo', en
dad de describir un lenguaje cuya estructura sería lógicamente donde sólo hablamos de un particular y una propiedad y de
correcta,es decir, que reflejaría perfectamente la estructura los cuales claramente tenemos un conocimiento directo. Pero
de lo descrito (en este caso, del·mundo). también tendríamos proposiciones como 'esto es más grande
En el lenguaje perfecto que Russell tiene en mente se daría que aquello' o 'esto está entre e~o y aq~el1o', etcéte~a, es
siempre una relación de isomorfismo entre los símbolos y lo decir podríamos afirmar que vanos particulares mantienen
simbolizado. En dicho lenguaje no habría, evidentemente, entre' sí diversas relaciones. Puesto que no es posible que el
símbolos incompletos. Sus elementos serían sólo símbolos lenguaje ideal nos confunda, puede inferirse que también .l~s
simples, esto es, símbolos que no tienen partes que sean sírn- hechos atómicos son de muy diverso tipo. Pero lo que al Iiló-

72 73
dicarle a lo simbolizado propiedades de los símbolos que lo
sofo le i~te~esa n.o es tanto el conocimiento de este o aquel
representan.
hecho atomIC?, sm? el conocimiento de la estructura de los El lenguaje ideal que Russell imagina tendría dos propie-
hecho~" es decir, la forma en que se relacionan ciertos particu- dades importantes: por una parte, se nos aseguraría la deno-
lares. ASI, pues, la forma no es otro constitutivo sino la tación. "En un lenguaje preciso, el significado sería una rela-
~anera en ~ue estos .se disponen. Son las formas, ~í enten- ción uno-uno",22 No habría actuales reyes de Francia ni
didas,
. . el objeto propio de la lógica filosófica" .20 Y e 1 cono- cuadrados redondos, pues todas las frases denotativas habrían
clm~e~to de la estructura de los hechos empieza por el co- sido eliminadas. Si quisieramos hablar de cosas no simples
nocimiento de la estructura de las proposiciones lo haríamos o bien agrupando proposiciones atómicas median-
Conocimiento de estructura de hechos y ~onocimiento te conectivas lógicas o bien introduciendo términos definidos
de. estructura de proposiciones no deben ser confundidos. Lo mediante los símbolos originales del lenguaje ideal. Pero, en
primero es algo mucho más abstracto y difícil de obtener. todo caso, sería imposible hablar de lo que no existe. Esto
~ussell ex?resa esto de la siguiente manera: "Hay mucho de a su vez tiene otra consecuencia, a saber, la de que en ellen-
importancia para la filosofía en la teoría del simbolismo mu- guaje ideal habría sido eliminada la vaguedad. Es 'obvio que
~ho mas ~e lo qu~ en algún momento pensé. Pienso q~e la no se trataría de un lenguaje útil o cómodo para la vida coti-
importancia es casi enteramente negativa, i. e., la importancia diana, pero es igualmente obvio que Russell nunca intentó
reSIde. en el hecho de que a menos de que se esté bastante proponer que se construyera un lenguaje con el fin de reem-
consciente ~cerca de los símbolos, a menos de que se esté bas- plazar al lenguaje natural. La utilidad del lenguaje ideal radica
tan~e consciente de la relación entre el símbolo y lo que sim- en su posible utilidad filosófica. Un lenguaje así sería un len-
bolIza} uno se encontrará atribuyéndole a la cosa propiedades guaje radical al cual podrían ser traducidos todos los lenguajes
que solo pertenecen al símbolo. Esto, desde luego, es particu- naturales Y es el análisis de dicho lenguaje lo que nos permi-
l~rm~n.te probable en estudios muy abstractos, como la lógica tiría hacer inferencias sobre la naturaleza del mundo. La mala
fIlo,soflca, porque el tema acerca del cual se supone que se metafísica se origina en las inferencias que se hacen tomando
esta censando "" ta •...excesi¡, Vamen"e uhlCil
~~_ •••• " •• u~ .~~ ~~ _ •• .1·.,"1
.,. __ y evaSiVO
n ~ • que toda como base lenguajes cuya estructura gramatical no es idéntica
I?ersona que ha intentado en alguna ocasión pensar acerca de a su estructura lógica y que son, por lo tanto, lógicamente
el. sabe que no se piensa acerca de él salvo quizá una vez en incorrectos. y es para evitar la mala metafísica Y para estar
S~IS meses durante medio minuto. El resto del tiempo uno en posibilidad de construir un sistema metafísico verdadero
piensa acerca de los símbolos, porque son tangibles, pero que el lenguaje ideal es indispensable. Es, pues, totalmente
aquello acerca de lo cual se supone que está pensando es tre- inaceptable la extravagante interpretación de que el lengua-
mendam:~te difícil y a menudo no se logra pensar acerca de je ideal fue propuesto como un posible sustituto del lenguaje
ello. El filósofo verd~deramente bueno es aquel que piensa en
ordinario.
e~l? una vez cada seis meses durante un minuto. Los malos Nótese, por otra parte, que se sabe ab initio que el len-
f~lo.sofos nunca lo logran".» Así, pues, el peligro en el que guaje lógicamente perfecto sería, en principio, inútil para la
fácilmente se puede mcurnr es el del verbalismo, esto es, adju- comunicación, por la sencilla razón de que se trataría de un

~o B.Russell. Our Knowledge ot the External World Allen and 22 B. Russe ll. "On Vagueness", en Australasian Journal cf Psycho-
UnWln, London, 1980,p. 52. . logy and Pllllosophy, vol. 1, 1923, p. 90.
21 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 185.
75
74
lenguaje privado. "Un lenguaje lógicamente perfecto, si pu- LA RECONSTRUCCIÓN DEL MUNDO
diera ser construido, no sólo sería intolerablemente prolijo
sino que, en lo que a su vocabulario atañe, sería en gran me-
dida privado para un hablante. Es decir, todos los nombres
que se usarían serían privados al hablante y no podrían entrar
en el lenguaje de otro hablante"Y Pienso que la Teoría de
las Descripciones constituye (en conjunción con otras teorías)
una sólida base para defender la posibilidad lógica de un len-
guaje de esta naturaleza.
Resumiendo lo que hasta aquí ha sido dicho, creo que
podemos concluir que las aportaciones más importantes de la Este capítulo está dedicado a la exposición de algunos aspec-
Teoría de las Descripciones son: 1) que los enunciados del tos de la teoría del conocimiento de la filosofía del atomismo
lenguaje natural tienen, oculta tras su forma gramatical, una lógico, poniendo especial interés en las relaciones que mantiene
estructura totalmente distinta; 2) que los nombres propios con la filosofía del lenguaje. Es verdad que cuando se habla
son símbolos enteramente diferentes a los símbolos incom- del atomismo lógico se piensa fundamentalmente en la meta-
pletos: los nombres propios denotan, esto es, su significado física asociada con esta doctrina filosófica pero, en realidad,
es un objeto, en tanto que los símbolos incompletos no tie- la expresión 'atomismo lógico' es el nombre de un sistema
nen significado considerados aisladamente; 3) que la existen- filosófico completo cuyo punto culminante es una determi-
cia es una propiedad de funciones proposicionales y, por ello, nada metafísica y cuya base es una cierta lógica. Ahora bien,
puede ser vista como un predicado, pero sólo de descripcio- entre la lógica adoptada y la metafísica postulada se encuen-
nes; 4) que estrechamente vinculada a la distinción semántica tran toda una serie de especulaciones que hay que ubicar en
mencionada, surge una distinción epistemológica: conocimien- el ámbito de la teoría del conocimiento y que forman parte
to directo-conocimiento por descripción. Finalmente, la teoría integrante del sistema. Esto, por otra parte, tan sólo pone de
sugiere la posibilidad de un lenguaje perfecto, es decir, de un relieve una verdad simple y obvia, a saber, que si bien desde
lenguaje que reflejaría fielmente la realidad y en el que todo un punto de vista metodológico los problemas de las diversas
símbolo tendría significado. En dicho lenguaje, las reglas de ramas de la filosofía deben ser abordados y tratados aislada-
construcción de enunciados estarían dictadas por la lógica, mente, las relaciones lógicas que los resultados obtenidos en
pero el vocabulario tendría un carácter privado. ellas mantienen entre sí no quedan cancelados ni dejan de ser
relevantes. Así, por ejemplo, sostener que lo bueno es una
cualidad no-natural, inanalizable , objetiva, que 'bueno' es
indefinible, etcétera, nos compromete, tarde o temprano, con
una epistemología en la que la intuición es convertida en cri-
terio o en fuente de conocimiento y esto, él. su vez, acarrea
consigo una serie de dificultades y problemas que quizá basten
para hacer ver que la teoría ética, que constituía la investiga-
ción inicial es, por razones epistemológicas, falsa. Por ello, lo
23 B. Russell, Ibid., p. 198. que aquí debemos hacer es tratar de descubrir las relaciones

76
que existen entre la epistemología de Russ~ll, por una parte, to directo." 1 Así, pues, la primera distinción que Russell
y su "lógica" y su metafísica por la o~r.a, a fin de presentar un introduce, o sea, la distinción entre conocimiento de verda-
cuadro del sistema en el que se manifieste la coherencia yel des y conocimiento de cosas, responde a dos usos diferentes
poder explicativo que, pienso, tiene., , . de una palabra. La segunda distinción, en cambio, correspon-
El pluralismo de Russell, que todavía no es explícitamente derá a una clasificación entre tipos lógicamente diferentes de
presentado como un atomismo, nos compromete con la acep- palabras. Pero antes de abordar esta segunda distinción, hemos
tación de una multiplicidad objetiva de cosas, pero nada nos de decir algo sobre nuestra decisión de limitamos a considerar
informa sobre su naturaleza ni sobre la manera en que pode- tan sólo lo que Russell llama 'conocimiento de cosas' y de
mos conocerlas. Para acceder a una visión atomista del mundo dejar de lado el conocimiento de verdades. Hay tres razones
se necesita además, otra teoría que, sobre la base del plura- para ello:
lismo oriente y apoye la labor epistemológica. Y esta es, a mi
modo de ver una de las funciones que desempeña la Teoría a) Es al conocimiento de "cosas" y no al de verdades que
de las Descripciones, lo cual revela, una vez más, la solidez se aplican algunos resultados de la Teoría de las Des-
del sistema de Russell. La historia de la filosofía contiene cripciones.
ejemplos de sistemas en donde están propuestas spistemolo- b) Influido por Wittgenstein, Russell modificó radical-
gías psicologizantes o biologizantes, otras en las que se habla mente su primera concepción en relación con la natu-
de epistemologías históricas, etcétera. En la obr.a de Russel~, raleza de las verdades de la lógica y de las matemáticas.
en cambio, encontramos que el punto de partida lo consti-
De ahí que, si queremos exponer sus puntos de vista, o
tuyen distinciones semánticas. . bien presentaremos una concepción kantiana que él
Rigurosamente hablando, no es al pun~o de partlda. al mismo repudió o bien presentaremos las tesis que de
que se aplican algunos resultados de la Teo~la de las Descrip- hecho son de Wittgenstein.
ciones. La primera distinción de Russell tiene como Origen e) Russell se adhiere a una tradición empirista. Lo que
observaciones concernientes a! uso de los términos de los que esto significa es que él intentará dar cuenta del conoci-
nos servimos para indicar que poseemos un conocimiento. miento empírico identificando, en parte, a los particu-
De hecho, usamos la palabra 'conocimiento' en dos senti- lares con los sense-data Y es del análisis epistemológico
dos: para indicar que se está en presencia de algo y para efectuado sobre la base de la Teoría de las Descripcio-
indicar que uno posee una creencia que puede ser expresada nes de donde se extraen datos para la investigación
mediante una expresión que resulta verdadera. "El vocablo metafísica, tal como Russellla concibe, es decir, como
'conocer' se emplea aquí en dos sentidos diferentes. En su la elaboración de un "inventario del mundo", en donde
primer caso es aplicable a la clase de conocimiento que se queden acotados sus constituyentes últimos.
opone al error, el sentido en el cual lo que sabe~os es ver~a-
dero el sentido que se aplica a nuestras creencias y convic- La Teoría de las Descripciones establece, como vimos,
cienes, i.e., a lo que se llaman juicios. En este sentido de la una radical distinción entre dos tipos de símbolos: nombres
palabra, sabemos que algo ocurre. Esta clase de conocimiento propios en sentido lógico, por una parte, y símbolos incom-
puede describirse como el conocimiento de verdades. En el pletos por la otra. El caso problemático lo presentarían los
segundo uso de la palabra ( ... ), la palabra se aplica a nue~tro
conocimiento de cosas y al que podemos llamar conocimien-
1 B. Russell, The Prcblems al Philosoph.y ; p. 23.

78 79

I
1
nombres propios del lenguaje natural, pero, como se dijo, hay no respeta. Por una parte, sostiene que para entender el signi-
varios argumentos decisivos en favor de la interpretación de que ficado de ciertos términos, como por ejemplo 'rojo', necesi-
también dichos símbolos son símbolos incompletos. Hay, tamos tener la experiencia de lo rojo. "Tómese la palabra
primero, un argumento de tipo lógico consistente en mostrar 'rojo', por ejemplo, y su póngase -como se tiene siempre que
que el comportamiento de los nombres propios es semejante hacer+ que 'rojo' está en lugar de un matiz particular de color
al de las descripciones ('Napoleón' puede no denotar). En se- ( ... ). Ustedes no pueden comprender el significado de la pa-
gundo lugar, hay un argumento epistemológico: no podemos labra 'rojo' salvo viendo cOsas rojas. No hay otra manera en
utilizar un nombre propio sin recurrir a una descripción o, en que ello pueda hacerse. De nada sirve aprender lenguajes o ver
palabras de Russell, "el pensamiento en la mente de una per- diccionarios. Nada de eso les ayudará a comprender el signi-
sona que usa un nombre propio correctamente sólo puede ficado de la palabra 'rojo'''. 3 Pienso que Russell tiene toda
expresarse explícitamente, en general, si remplazarnos el nom- la razón al decir esto. Tiene que haber términos básicos ina-
bre propio por una descripción'"? Puede asumirse, por lo nalizables, o sea, lógicamente simples, que no pueden ser defi-
tanto, que no hay más que dos grupos de símbolos. Ahora nidos más que ostensivamente, y esto por dos razones princi-
bien, esta clasificación tiene importantes consecuencias, ya palmente:
que no podemos tener el mismo tipo de experiencia ni cono-
cer el mismo tipo de "cosas" según empleemos nombres pro- 1. De lo contrario nuestras definiciones serían circulares.
pios o no. La tesis de Russell es que, si usamos un nombre 2. Lo referido por símbolos simples (ya sea nombres pro-
propio en sentido lógico, conocemos directamente dicho pios en sentido lógico o expresiones relacionales ineli-
objeto (si es que entendemos el símbolo), puesto que se trata minables) debe también ser simple (aunque su "simpli-
de un símbolo simple y que, por consiguiente, su significado cidad" puede ser de carácter totalmente distinto) y lo
es un objeto denotado. En cambio, si usamos un símbolo que es simple tiene que ser conocido directamente. De
incompleto, puesto que éste no denota, lo que tenemos es ahí que el conocimiento directo sea lógicamente el fun-
conocimiento de algo por descripción. En este caso, lo que damento del conocimiento.
conocemos no son objetos, sino propiedades de objetos y
relaciones entre ellas.
Vimos la necesidad de aceptar la existencia de las relacio- Parecería, entonces, que 'rojo' es un nombre propio en
nes, las cuales, en un lenguaje lógicamente perfecto, estarían sentido fuerte y que lo que Russell afirma es, por consiguiente,
representadas por símbolos sólo en un sentido semejante a los que el significado de términos como los nombres de colores
símbolos que servirían para denotar particulares, uiz., en el se aprende como se aprende el significado de cualquier nombre
sentido de que se trataría de expresiones lógicamente inanali- propio en sentido lógico. En este sentido, manchas rojas pasan
zables. En un lenguaje ideal, ni los nombres propios ni los por particulares. Pero, por otra parte, Russell sostiene que la
términos o expresiones usados para referirse a universales comprensión de 'rojo' es la comprensión de un predicado y ésta
serían símbolos incompletos. Esto, sin embargo, requiere no es semejante a la de un nombre propio, porque los predica-
ciertas aclaraciones, porque podría objetarse que Russell hace dos involucran la forma de la proposición. "Comprender un
una distinción entre símbolos de diverso tipo que él mismo predicado es algo completamente diferente de comprender

2 B. Russell. tua., p. 29. 3 B. Russell, Logic and Knowledge, pp. 193-194.

80 81
un nombre. Por predicado, como ustedes saben, quiero de~ir bolo, comprender proposiciones de determinada forma. Como
la palabra que se usa para designar una cualidad como rojo, se vio, el universal es conocido directamente a través de un
blanco cuadrado redondo y la comprensión de una palabra proceso de abstracción sobre la base de muchas experiencias
así inv'olucra un acto de la mente de clase diferente del que de conocimiento directo de particulares. El predicado es en-
está involucrado por la comprensión de un nombre. Para com- tendido cuando cumple su función, es decir, cuando podemos
prender un nombre se tiene Jue c~nocer dir:ctam:nte el 'pa~- usarIo, y para usar un predicado se necesita introducir, como
ticular del cual es nombre. Es decir, no se tiene nmguna InSI- dice Russell, la forma de la proposición, ya que considerar a
nuación de la forma de una proposición, ~m tanto. que al la predicación como nominación sería incurrir en errores de
comprender su predicado sí. Comprende~ 'rojo', por ejemplo, tipo. El problema es que una sola palabra desempeña dos
es comprender lo que quiere decir la afIrmacIOn de que una papeles distintos, pero esto es inevitable puesto que hay el
cosa es roja. Se tiene que introducir la forma .de una propo- universal rojo y muchas o una infinidad de cosas rojas. No
sición. El que se comprenda 'rojo' quiere ~e~Ir que se com- hay entonces ningún obstáculo para que asumamos que en el
prende proposiciones de la fo!ma 'x es rojo . Exactamente lenguaje ideal habría símbolos simples para referimos a univer-
lo mismo se aplica a las relaCIOneS?, de he~~o, a todas las sales, aunque éstos nunca podrían aparecer como sujetos, sino
cosas que no sean particulares"." ¿Como conciliar ambospun- sólo como predicados. Una vez aceptado esto, la argumenta-
tos de vista? Podría sugerirse que tenemos un conOCImiento ción de Russell corre como sigue:
directo de ciertas formas proposicionales, pero esto nos com-
prometería con la tesis de que el lenguaje es in~at.o, lo cual es 1. Usamos símbolos simples (nunca habla de "símbolos
difícilmente aceptable. (Russell rechaza esto ultimo, puesto completos" o, como Frege, "saturados") para denotar
que él rechaza que pueda haber conocimiento directo de ve.r- o referimos a objetos de los cuales tenemos un conoci-
dades.) Además, si es cierto que ~s absol~t~mente necesario miento directo.
entender expresiones de la forma x es rojo par~_entende: el 2. Usamos símbolos incompletos cuando de lo que habla-
significado de 'rojo', entonces parecería que ,un ~¡~IO o alguien mos no tenemos un conocimiento directo, sino un
que no hubiera aprendido a hablar no podría distinguir e~tre conocimiento por descripción.
colores, lo cual (por lo menos en el caso de colores primarios]
tampoco parece aceptable. Sin embargo, me parece que, se Quizá esté claro, pero no estará de más decir explícita-
pueden evitar los malentendidos: lo que sucede es tan solo mente que hago un uso no estricto de 'símbolo incompleto',
que Russell habla de dos cosas distinta~. Por una.parte, habl~ el cual no podría aplicarse, rigurosamente hablando, más que
del particular rojo Y por la otra del umver,sal. ~OJo. ,En el Pri- a términos que rivalizan con los nombres propios en sentido
mer caso, lo que se tiene es un nombre (roJo e~ta en lugar lógico. De acuerdo con esto, no podría hablarse de "símbolos
de un particular) Y en el segundo caso un pre?ICa~o. Esto incompletos" con relación a expresiones mediante las cuales
podría ser expresado de la siguiente mane~a: SI 'rojo' es el hablamos de universales. Sin embargo, para facilitar la exposi-
nombre de un particular, entonces se ~eceslta tene.r ,la :~pe- ción, hago un uso generalizado de dicha expresión para ref'e-
riencia de lo rojo para entender el símbolo, Y SI rOJo, es rirme tam bién a las expresiones para universales conocidos
usado como un predicado se necesita, para entender el si m- por descripción. Así, pues, en los casos en que usamos sím-
bolos incompletos, puesto que no hay denotación o el uni-
4 B. Russell.lbid., p. 205. versal en cuestión es eliminable, no hay entidades conocidas

82 83
sino inferidas. Esto tiene dos importantes consecuencias. [':11 argumentado en este sentido en su artículo "La filosofía del
relación con los particulares, en vista de que aparte de los de- lenguaje de Russell". El considera a la Teoría de las Descrip-
mostrativos (en algunos de sus usos) el lenguaje natural ~o ciones como una teoría "neutral", en el sentido de que no
contiene símbolos simples, se sigue que ninguno de los obje- nos compromete con ninguna teoría en especial sobre la natu-
tos, personas, cosas, etcétera, que creemos conocer son ~ono- raleza de las cosas. Se trataría, en su opinión, de una teoría
cidas directamente. Como veremos, se trata de construcciones que funciona como criterio de verificación y de significación
lógicas. En relación con los universales, la tesis de RU,ssell es de enunciados del lenguaje ordinario. Dicha interpretación
que hay términos como 'semejante a', 'an~es,de', etcetera y, me parece, sin embargo, totalmente inaceptable, pues detiene
en general expresiones para relaciones asimetncas, que son arbitrariamente el análisis y deja a la teoría del conocimiento
imposibles' de evitar en cualquier lenguaje posible y que nos de Russell sin ninguna conexión con su lógica y su metafísica.
remiten a auténticos universales. Pero otros universales son A.J. Ayer ha expresado el punto de vista que considero el más
eliminables o construibles y, por lo tanto, en el sentido que acertado de la siguiente manera: "Se sigue de la teoría de los
les corresponde, no reales. Sin embargo, hay que reconocer tipos que los enunciados que vienen más abajo en la jerarquía
que el atomismo lógico de Russell hasta los años 191~ da se refieren a individuos; y se sigue de la teoría de las descrip-
cabida a un construccionismo sólo en el caso de los objetos ciones que los individuos que, en la enunciación de Russell,
espacio-temporales y no en el de los universales, el cual por constituyen el ajuar del mundo están designados por nombres
ello dejaremos de lado. El punto puede ser expresado ~e esta propios en sentido lógico. Pero, puesto que los nombres pro-
otra manera: la Teoría de las Descripciones elimina entidades pios en sentido lógico son demostrativos puros, parecería que
singulares dudosas, pero Russell no ha encontrado todavía un los únicos individuos que pueden designar son aquellos que son
mecanismo semejante para eliminar universales dudosos. Esto observables directamente. De este modo, la lógica de Russell
es algo que intentará efectuar en An Inquiry into Meaning se integra con su teoría del conocimiento"." Debo decir que
and Truth. no estoy totalmente de acuerdo con la formulación de Ayer,
La afirmación de que los objetos, las personas, etcétera, a menos de que se tome 'directamente observable' en el sen-
son construcciones lógicas puede parecer absurda, pero es tido de 'conocido directamente'. Pero entonces los individuos
importante notar que la teoría de las construcciones lógicas o particulares no son sólo los sense-data, sino también ciertos
está contenida en la Teoría de las Descripciones. Dicho bru- eventos mnémicos (imágenes aunadas a la sensación de que ya
talmente "Si 'x' es un símbolo incompleto, entonces las X pasó lo que la memoria reproduce). En todo caso, lo importante
son construcciones lógicas"." De ahí que para que la teoría es notar que no hay ninguna dificultad en concluir que de la
de las construcciones sea rechazada sería necesario demostrar Teoría de las Descripciones, a través de una teoría del signifi-
o que la Teoría de las Descripciones es una teoría inadecua~a o cado, se desprende la necesidad de distinguir entre dos tipos
falsa o que no implica a aquella. Puesto que no hemos VIsto de conocimiento -conocimiento directo y conocimiento por
razones de peso para rechazar a la Teoría de las Descripciones, descripción- y, paralelamente, entre dos tipos de entidades:
sólo quedaría la segunda alternativa. Hay que rec~nocer que entidades que realmente existen (pues son denotadas) yentida-
dicha interpretación es plausible. Max Black, por ejemplo, ha des construidas con base en aquéllas. Lo que ahora debemos

s J. O. Urrnson. Philosophicol Analysis. Clarendon Press, Oxford, (, A. J. Ayer. Metaphysics ami Common Sense. The MacMillan
1956, p. 36. Press LTD, Great Britain, 1973, p. 173.

84 85
hacer es, pues, caracterizar rápidamente los dos tipos de cono- sentidos. "Cuando preguntamos cuáles son los tipos de objetos
cimiento y la clase de objetos que en cada caso conocemos. de los que tenemos conocimiento directo, el ejemplo primero
El conocimiento directo posee varias propiedades impor- y más obvio es el de los datos de los sentidos"." Supongamos
tantes. En primer lugar, es "personal", es decir, no puede ser que podemos abstraer una de las imágenes que constante-
compartido. Dicho de otro modo, el conocimiento directo es mente tenemos presente en nuestro campo visual. En dicho
privado. Se trata de un conocimiento intransmitible de obje- caso, puede decirse que la imagen misma no es un dato sen-
tos privados. En segundo lugar, es inmediato, esto es, no es sorial. Más bien, un dato sensorial (aunque lógicamente puede
obtenido por inferencia de ninguna índole. Una consecuencia no ser simple) es "aquella parte del conjunto que puede ser
de esto es que si no haya puede no haber razonamientos de aislada por la atención: zonas especiales de colores, ruidos
por medio, para tener un conocimiento directo de algo no se especiales, etcétera" .10 Está claro que lo que aqu ínos interesa
requiere disponer de un lenguaje. Russell no se compromete no es simplicidad lógica, sino epistemológica.
abiertamente con esta tesis, o sea, no sostiene que de hecho Mucho se ha escrito sobre los puntos de vista de· Russell
así acontezca, sino sólo con la idea de que es lógicamente po- en relación con la existencia y naturaleza de los sense-data
sible que así acontezca. "El conocimiento de las cosas, cuando pero, no obstante, poco se ha hecho para mostrar que, en
es de la clase que llamamos directo, es esencialmente más realidad, Russell ofreció no una teoría de sense-data sino tres.
simple que cualquier conocimiento de verdades y lógicamente En efecto, Russell empezó concibiendo a los sense-data como
independiente del conocimiento de éstas, aunque sería teme- apariencias de objetos físicos. Esta es su primera teoría, esto
rario suponer que los seres humanos tienen alguna vez algún es, la teoría de The Problems ot Philosophy y se explica, en
conocimiento de las cosas sin conocer al mismo tiempo alguna parte, por la adopción de la teoría causal de la percepción y,
verdad acerca de ellas"." Por último, Russell encuentra que el en parte, por el deseo de "salvar" nuestras "creencias instin-
conocimiento directo tiene una de las propiedades más ansiosa- tivas", como la creencia en objetos físicos. Posteriormente,
mente buscadas por IOB filósofos: proporciona certeza. Podre- Russell caracterizó a los sense-data como objetos físicos. Esta
mos, sin duda, equivocamos en nuestros juicios e inferencias posiciór; revela su esfuerzo por evitar caer- en el idealismo,
sobre lo que tenemos presente en la mente en un momento esto es, en "la doctrina según la cual, todo cuanto existe, o
dado, pero no puede dudarse de su realidad. Es, pues, en la al menos todo cuanto puede saberse que existe, debe ser, en
relación directa que se da entre lo que por el momento llama- algún sentido, mental".' ' Esta posición de Russell se debe a
remos un 'objeto' y un 'sujeto' que nos vemos a salvo de la que si bien su Teoría de las Descripciones lo conduce a un
duda y sobre la cual podemos reconstruir nuestro conocimien- fenomanalismo, él no desea hacer de sus particulares entidades
to empírico. Por eso, en la filosofía de Russell "la búsqueda mentales. Por último, Russell dejó de considerar la dicotomía
por lo indubitable (... ) es formulada como un intento por "físico-mental" como última o fundamental y, al asimilar el
descu brir aquellos objetos que conocemos directamente". 8 La monismo neutral de W. James, hizo de sus particulares obte-
cuestión ahora es: ¿de qué objetos hablamos? nidos en la sensación entidades neutras, esto es, no físicas y
En primer lugar, de lo que con toda seguridad puede de-
cirse que tenemos conocimiento directo es de los datos de los
9 B. Russell. Mvsticism and Logic. Allen and Unw in , London,
1975, p. 153.
7 B. Russell. The Problems ofPhilosopliy, p. 25. 10 B. Russell. Ib id., p. 109.

8 J. Passmore. Op. cit., p. 232. I1 B. Russell. The Problems of Philosopliy , p.19.

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nombre. Pero la diferencia es que no nos interesa hacerlo y
no mentales. Estas tres posiciones comparten algunas tesis no que no nos sea posible referimos a ellos de esa manera.
y algunos supuestos y puede inclusive decirse que, por lo y lo mismo sucede con las cosas. De ahí que, aparte de los
menos hasta cierto punto, su tercera versión de la naturaleza argumentos epistemológicos que podrían apoyar el razona-
de los sense-data es un desarrollo de su segunda propuesta. miento o, inclusive, llevarnos de manera independiente a la
Lo que sin lugar a dudas resulta imposible de conciliar son misma conclusión, podemos afirmar que no conocemos
sus dos últimas caracterizaciones con la primera. Rápida- directamente objetos físicos. Tampoco conocemos directa-
mente expondremos algunas de las consideraciones de Russell mente objetos abstractos. Esto no quiere decir que no conoz-
en relación con la cuestión de la existencia y naturaleza de camos directamente universales, pero los universales, tal y
los sense-data y trataremos de dar una respuesta a la pregunta como Russelllos concibe, no son objetos en absoluto. De esta
de cuál de estas teorías es la que mejor se integra al sistema mane:a, Russell elimina posibles candidatos para ser conoci-
conocido como 'atomismo lógico'. dos directamente y propone como objetos que cumplen con
Es .preciso reconsiderar algunas consecuencias más bien todos los requisitos del conocimiento directo a los sense-data
obvias que en relación con la teoría del conocimiento tiene La cuestión ahora es caracterizar el tipo de objetos de que
la Teoría de las Descripciones. Parece innegable que si el sig- se trata.
nificado de un símbolo simple es un objeto, entonces para En primer lugar, hay que insistir en que los sense-data
comprender el significado de ese símbolo hay que estar en forman un tipo especial de objetos. Son los objetos "obte-
presencia del objeto, en el sentido de tener una relación cogni- nidos" a través de la sensación. Los sense-data son todas
tiva directa con él. Entendemos la proposición 'Napoleón aquellas cosas que veo, oigo, etcétera y que, aceptada la
murió en Santa Elena' porque, entre otras cosas, 'Napoleón' no n:~tafísica del sentido común, están asociadas con objetos
significa Napoleón. Pero aceptando la sugerencia de Russell flSiCOS.Puede dudarse razonablemente de la existencia de
de que el único término del lenguaje natural que puede en los objetos físicos, pero resulta absurdo dudar de la existencia
ocasiones operar como símbolo lógicamente simple es la pala- de los sense-da ta. Puede uno sentir desconfianza en relación
con los juicios sobre los sense-data o poner sistemáticamente
bra 'esto', si decimos 'esto es rojo' o 'esto no es rojo' ¿puede
acaso entenderse qué es lo que se afirma si no se sabe concre- en t~la de juic.io to~a inferencia basada en ellos, pero la exis-
~encIa de l~ inmediatamente dado en la sensación es algo
tamente a qué se apunta o de qué se está hablando? Parecería
incontrovertible. En este punto, Russell conjuga los resulta-
que no es esto posible. El problema es determinar qué tipo de
dos de Descartes con 10L de Hume: tomando 'pensamiento'
objetos pueden ser los significados de los nombres propios en
en un sentido amplio, de tal manera que incluye a la sensación
sentido lógico, o sea, qué tipo de objetos conocemos o pode-
y a la percepción, pero sin avanzar como Descartes hasta la
mos conocer directamente. La VIo' negativa, en este caso, pa-
in~erencia de un yo que piensa y que contiene a los pensa-
rece ser el método adecuado para empezar.
mientos, Russell sostiene que lo único seguro e indudable es
En primer lugar, está claro que no conocemos directa-
la existencia del pensamiento, queriendo con esto decir la exis-
mente personas. Una prueba de ello es que podemos entender
proposiciones en las que aparecen sus nombres o descripciones tencia de los sense-data.
sin estar en presencia de ellas. Podemos descartar igualmente Una vez contemplada la necesidad de aceptar entidades
animales, puesto que es sólo porque no nos sentimos obliga- como los sense-data, la cuestión que se plantea es la de descri-
dos en ningún sentido a identificarlos individualmente, como birlos enumerando algunas de sus propiedades. La primera
en el caso de los seres humanos, que no les asignamos un
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caracterización que Russell efectúa de los sense-data es, como Puesto que los sense-data son las apariencias de los obje-
se dijo, que son apariencias de objetos físicos, esto es, entidades tos físicos, los sense-data mismos no pueden ser físicos. Es
causadas por objetos materiales. Los sense-daia serían los indiscutible que se trata de entidades privadas de la mente,
aspectos que dichos objetos, inaccesibles al conocimiento pero ¿se trata también de entidades subjetivas? Russell no
directo, presentan a una mente dada desde una perspectiva ofrece una respuesta clara a esta pregunta. Por una parte,
dada. Russell en un principio distinguía entre la actividad Russell argumenta que de lo que son dependientes los datos
mental, el percibir, y el contenido de la actividad mental, es de los sentidos es de órganos, cerebro, etcétera, y que éstas
decir, el sense-datum . Justamente, Russell habla de sense- son entidades materiales. No obstante, al preguntar ¿en dónde
data porque supone, si bien titubeando y sin comprometerse se encuentran dichos objetos? Russell curiosamente respon-
abiertamente, la existencia de un yo que los tiene. Los datos de 'en la mente' y no 'en el cerebro'. Russell ofrecerá des-
sensoriales, que son propiedad del yo, resultan de la interacción pués una interpretación de 'en la mente' que le evitará caer
de dos entidades metafísicas: el yo y los objetos materiales. en las ambigüedades en que incurre, pero hay que advertir
Para que se produzca el fenómeno que llamamos 'percepción' que por el momento, puesto que la mente es una entidad in-
es necesaria la intervención de nervios, órganos sensoriales y ferida, la respuesta de Russell resulta circular. En efecto, lo
cerebro. Pero dichos objetos son, en principio, materiales y por que Russell en suma afirma es lo siguiente: lossense-data están
tanto conocidos solamente por descripción. Así, en Los pro- en una entidad inferida (la mente) Ahora bien, toda entidad
blemas de la filosofía Russell se enfrenta al siguiente proble- inferida es conocida sólo por descripción. Lo conocido por
ma: si admite que todo lo que se conoce directamente (en el descripción es una construcción lógica. Por consiguiente, los
caso de los particulares y dejando de lado a la memoria y a la sense-data (esto es, objetos de carácter especial) están en una
introspección) son sense-data, resulta imposible "salir" al construcción lógica, es decir, en una entidad no "real". Esta
mundo físico. Para evitar esta conclusión, Russell apela una posición resulta, evidentemente, incomprensible. Así, pues, el
teoría causal de la percepción. Esto se explica porque en Los sistema del atomismo lógico que, como hipótesis de trabajo
problemas de la tilos o tia , Russell tiene de antemano un partí consideramos coherente, no puede dar cabida a esta concep-
pris: él quiere justificar nuestras creencias instintivas. Pero el ción de los sense-data.
problema es que la teoría causal y la teoría de los sense-data La segunda teoría de Russell consiste en decir que los
o son incompatibles o son lógicamente independientes y es sense-data son objetos físicos. Russell tiene por lo menos dos
un hecho que el solipsismo metodológico de Russellle debe- razones p~ara defender esta tesis: 1) quiere mostrar que en
ría haber impedido asumir la teoría causal. En realidad, su verdad la física es una ciencia empírica, es decir, verificable;
argumentación en favor de dicha teoría es sumamente frágil. 2) quiere negar que los sense-data son mentales y no ve otra
Russell ofrece dos argumentos: la aceptación de dicha teoría posibilidad más que concibiéndolos como físicos. Podría
simplifica, dice, nuestras explicaciones y, en segundo lugar, la afirmarse que este segundo problema ya había sido resuelto,
teoría causal es acorde con nuestro sistema de creencias instin- pero no podría ser éste el caso en tanto no se elucidara , en
tivas, sistema que la filosofía tiene como labor ordenar, jerar- forma satisfactoria, lo que significa 'en la mente'. Como
quizaj y sistematizar. Obviamente, ambos argumentos son dijimos, Russell distingue entre la sensación, que es mental, y
insatisfactorios y es difícil no quedarse con la impresión de el objeto de la sensación. Puede decirse que la sensación ocurre
que Russell avanza aquí una teoría ad hoc ; cómoda pero en la mente, pero no podría decirse lo mismo del objeto expe-
teóricamente inaceptable. rimentado, pues en ese caso estaríamos identificando experien-

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cia con objeto. "Si, pues, cuando decimos que algo está en la que haya una diferencia real entre lo físico y lo mental: lo
mente queremos decir que tiene una determinada caracterís- único que él sostiene es que dicha dicotomía no es última.
tica intrínseca, reconocible en cuanto a que pertenece a los Regresaremos más adelante sobre esta última propuesta de
pensamientos y a los deseos, debe mantenerse, sobre la base Russell (última en el marco de la filosofía del atomismo lógi-
de inmediata introspección, que los objetos de los sentidos no co), pero habremos primero de pasar a considerar otras espe-
están en la mente".12 Por otra parte, mediante el argumento cies del género "particulares".
de que los objetos de la sensación dependen de órganos, cere- Los datos de los sentidos son obtenidos a través de la sen-
bro, etcétera, lo que se prueba es que esos objetos están sación pero, aparte del dato particular, podemos damos cuenta
conectados causalmente con otros objetos físicos, pero nada del fenómeno mismo del conocimiento directo del particular
parece poder inferirse acerca de su relación con la mente. en cuestión. Tenemos en la introspección, dice Russell, cono-
Además, si los sense-data fueran mentales, no habría proble- cimiento directo del hecho de tener conocimiento directo. De
ma en equipararlos, en el sentido que voy a especificar, a los ahí que pueda decirse que tenemos también conocimiento
datos de la imaginación. El sentido que nos incumbe es aquel directo de estados mentales. Sumamente importante es per-
en que la imaginación está sujeta a la volición: puedo cerrar catarse de que esto no nos compromete con la existencia de
los ojos e imaginarme que estoy junto al mar, pero de seguro una sustancia mental, un yo. 'Yo' no es un nombre propio
que no puedo controlar de la misma manera mis sense-data. en sentido lógico. Si lo fuera, nos proporcionaría conocimien-
Por lo tanto, mis sense-data no pueden ser considerados como to de algo cuya existencia no puede ser puesta en duda, pero
mentales. Ahora bien, si no son mentales y consideramos a la la existencia del yo puede ponerse en duda. Puede argumen-
dicotomía "mental-físico" como exhaustiva, entonces los tarse, como lo hizo Hume, que cada vez que creemos tener
datos sensoriales deberán ser físicos. una percepción del yo de lo que tenemos conocimiento es de
Esta segunda posición de Russell es mucho más afín al un estado mental particular y 'yo' no sería más que un re-
fenomenalismo al que conduce la Teoría de las Descripciones curso lingüístico para referirse a la totalidad de los estados
pero, no obstante, tampoco representa una teoría completa- mentales. Esto es lo que Russell expresa diciendo que Descar-
mente madura, SiDO una etapa. La teoría alcanza su mejor tes no tiene derecho a decir 'pienso', sino sólo 'hay pensa-
formulación cuando se introduce el concepto de sensibilia y miento'. Pero el simple hecho de que la existencia del yo
se le integra con el monismo neutral. En este tercer periodo pueda ser, sin incurrir en un absurdo, puesta en duda (no es
Russell dejará de ver a los sense-data como físicos y los con- autocontradictorio afirmar que 'yo' no denota) basta para
cebirá más bien como aquellos elementos que, sometidos a hacer ver que 'yo' no es un símbolo que pueda pertenecer a
ciertas leyes causales, constituyen a los objetos físicos. Ésta la categoría de los nombres propios en sentido lógico. Es evi-
es realmente la concepción de los particulares (sensoriales) dente que esto no prueba que el yo no existe del modo como
que forma parte del atomismo lógico en su forma acabada. puede existir un objeto físico (el escritorio donde trabajo),
Dicho de otro modo, el desarrollo lógico de la teoría de las sino tan sólo que no es conocido directamente. Lo que esto
construcciones circunscrita a nuestro conocimiento empírico último sí prueba, en cambio, es que el yo, si existe, es una
consiste en hacer de los constituyentes últimos del mundo ficción lógica.
elementos neutrales. Esto no quiere decir que Russell niegue Por último, de acuerdo con Russell, la memoria es otra
fuente de conocimiento directo. Además "este conocimiento
12 B. Russell. Mysticism and Logic , pp. 99-100. inmediato de la memoria es el origen de todo nuestro conoci-

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miento concerniente al pasado: sin él no podría haber cono- -o quizá idéntico al tenido previamente, pero numéricamente
cimiento del pasado, ya que jamás sabríamos si hubo algo distinto. Todo esto a su vez, muestra que inclusive en el caso
pasado que ser inferido";" En este caso se presentan dificul- del conocimiento directo existe una gradación y es difícil de-
tades suplementarias porque la memoria es falible y en oca- terminar los límites entre conocimiento din;cto e inferido ..,
siones, totalmente engañosa. Pero por lo menos en el' caso del Con el conocimiento adquirido a traves de la sensación,
pasado inmediato, es decir, del presente especioso, puede sos- del conocimiento de los estados mentales y del conocimiento
tenerse que la memoria ofrece un conocimiento indudable proporcionado por la memoria, se agota la lista russelliana
pues "~n el recuerdo inmediato de algo que acaba de pasar, la de los particulares conocidos directamente, mas no la de los
cosa misma parece permanecer, a pesar del hecho de que lo "objetos" conocidos de esa manera. También conocemos di-
que se conoce ya no está presentet'.!" Hay en esto varias cues- rectamente universales, puesto que se trata de "entidade~"
tiones involucradas. Si los sense-data son los objetos obtenidos simples (algunos de ellos por lo menos) que en un lenguaje
en la sensación, entonces los particulares de la memoria no correcto serían expresadas por símbolos imposibles de evitar
s~m sense-data, La memoria no es un sentido más. Los par- (símbolos que, obviamente, no serían nombres pro.pios en
ticulares de la memoria son imágenes asociadas con ciertos sentido lógico). "Pero, además de la conciencia de objetos de
sentimientos (como por ejemplo el sentimiento de que esas la clase mencionada, tenemos también (aunque no entera-
imágenes son la reproducción de algo ya experimentado). Los mente en el mismo sentido) lo que puede calificarse de con-
particulares de la memoria son esencialmente mentales. Esto ciencia de universales. La conciencia de un universal se llama
es importante porque fija un límite al monismo neutral de conce bir y un universal del que estamos conscientes se lla-
Russell. Los objetos materiales pueden, teóricamente, ser ma concepto".15 Los universales no son otra cosa que las
reconstruidos sobre la base de elementos neutros es decir de relaciones en favor de cuya existencia Russell ofreció, como
sensibilia, pero la mente, sin el componente mné~1Íco irr~du- vimos poderosos argumentos. Así, la blancura, la semejanza,
cible a seneibilia, no puede ser reconstruida de esa manera. la rel;ción "estar encima de", etcétera, son universales de los
Es discutible el que pueda afirmarse que conocemos direc- que tenemos un conocimiento directo. Y al igual que en ~l
tamente mediante la memoria sense-tlaia percibidos en otro caso de los particulares, pasamos gradualmente de un conocí-
~~mento. Pears sostiene que esto es posible, pero en mi opi- miento directo a uno inferido o por descripción.
mon esto es un error. La única diferencia importante entre los Vale la pena observar que, en relación con los universales,
sens~-data y la sustancia tradicionalmente concebida emerge, Russell empezó sosteniendo una concepción semejante a la
precisamente, en relación con la duración: los sense-data que en Los principios de las matemátic~s se asumía en re~ación
existen mientras son percibidos. De ahí que si dejan de ser con los términos, sobre la base de que SI se acepta un universal
percibidos dejan de existir. Pero entonces, en vista de la ma- entonces no hay razón para no aceptar otros. Sin embargo,
nera en que han sido concebidos. , realmente no tiene sentido Russell fue haciéndose cada vez más restrictivo en SU acepta-
decir que se vuelve a conocer un dato sensorial, porque lo que ción de universales. Su posición final es que hay que aceptar
en esos casos lo que se tiene es un nuevo dato, muy semejante sólo aquellos universales que son realmente ineliminables, es
decir aquellos universales relacionados con expresiones que
resultan lógicamente imposibles de evitar o eliminar. Como se
13B. Russell. The Problems of Philosophy, p. 26.
14B. Russell, "On the Nature of Acquaintance" en Logic and
Knowledge, p. 133. ' 15 B. Russell. Mysticism and Logic , p. 154.

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---_ ..... _- _._---

sabe, el desarrollo de Russell en esta dirección lo llevó al punto


de vista de que el único universal genuino es el universal "se- ssell dice respecto a los casos en los que la descripción es sin-
mejanza", siendo todos los demás, inclusive la asimetría (aun- gular y definida. .
que con muchos problemas), eliminables. Esto, sin embargo, Lo primero que se tiene que hacer es tratar de ca~actenzar
pertenece claramente a un programa filosófico desarrollado al conocimiento por descripción señalando las relaciones que
veinte años después del periodo del que nos ocupamos y que, este tipo de conocimiento mantiene con la teo~ía. del sig.nifi-
por ende, rebasa los límites de esta investigación. cado y con la concepción russelliana del conOCImIento direc-
Es evidente que una teoría del conocimiento que restrin- to. Para nuestros objetivos, tal vez el pasaje clave sea el qu.e se
giera a éste a lo que Russell llama 'conocimiento directo' encuentra en "Sobre el Denotar", en donde Russell sostle~e
resultaría sumamente insatisfactoria e insuficiente. De hecho, que un resultado de su teoría es que los hecho~ nunc~ contie-
ese es uno de los tipos de conocimiento (el más básico), pero nen a los objetos referidos por frases denotativas, Silla a los
también es cierto que pretendemos conocer otras cosas o objetos nombrados por las expresiones que "definen" a l~s
conocer las cosas de manera diferente a como las conoce- frases denotativas. "Un resultado interesante de la teorra
mos cuando las conocemos directamente. Sabemos que Na- expuesta más arriba es este: cuando hay algo. de lo .que, n?
poleón nació en Ajaccio sin tener conocimiento directo ni tenemos conocimiento directo de modo inmediato, SInOum-
de Napoleón ni de Ajaccio. El problema es explicar en qué camente definición por medio de frases denotativas, entonces
consiste dicho conocimiento y qué tipo de proposiciones las proposiciones en las que esta cosa queda introducida me-
conocemos cuando el conocimiento adquirido se expresa diante una frase denotativa no contienen realmente a esta
mediante enunciados verdaderos en los cuales intervienen cosa como un elemento constitutivo, pero contienen en cam-
símbolos incompletos. bio a los elementos constitutivos expresados mediante las
Es menester reconocer que los puntos de vista de Russell diferentes palabras de la frase denotativa" .16 Esto tiene im-
sobre la naturaleza del conocimiento directo son mucho más portantes consecuencias ontológicas: Russell :stá afirm.ando
claros y aceptables que su concepción del conocimiento por que los objetos "definidos" por frases denotativas no ex~ste,n.
descripción. En verdad, lo que tiene que decir a este respecto Esto es evidente. Si 'el rey de Francia' no denota, nmgun
es bastante oscuro y difícil de entender. Además, la teoría de hecho puede contener al objeto rey de Francia. De esta ma-
Russell sobre el conocimiento por descripción es incompleta. nera queda establecida la relación entre ~l s~~nificado ~e las
Esto él mismo lo reconoce al decir que al hablar de "conoci- expresiones y el conocimiento por descrípcton a traves del
miento por descripción" se ocupará exclusivamente de los conocimiento directo. Por lo pronto, queda claro que para
casos en los que la descripción usada es una descripción defi- Russell: 1) el conocimiento por descripción es reduc~ble. ,al
nida. Quizá esto no sea muy grave y se requiera tan sólo una conocimiento directo; 2) el conocimiento por descripción
ampliación de la explicación que Russell ofrece pero, en todo inevitablemente involucra, a diferencia de lo que pasa con el
caso, no es fácil entender qué es lo que sabemos cuando sabe- conocimiento directo, un conocimiento de ve~dades ~ 3)
mos, por ejemplo, quetodos los hombres son mortales ('todos' puesto que la cosa "definida" por la frase den?ta.t!va no existe,
es, después de todo, una frase denotativa). Esta cuestión lle- cuando tenemos un conocimiento por descripción de algo lo
vará a Russell a la adopción del punto de vista de que las pro- que tenemos es conocimiento no de objetos sino de .pr.opie-
posiciones generales describen hechos generales, irreductibles dades o de relaciones de las cuales tenemos un conocimiento
a conjunciones de hecho atómicos. Pero veamos lo que Ru-
16 B. Russell. Logic and Knowledge, pp. 55-56.

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directo. Esto, además, se explica si se recuerda que con la Teo- persona que lo vio morir ni nosotros tenemos un conocimiento
ría de las Descripciones se transforma a los sujetos gramaticales directo ni del cuerpo ni de la mente de Napoleón. Pero enton-
en predicados lógicos. Con base en este resultado, Russell ces se puede preguntar ¿cómo sabemos que en efecto esas
propone lo que puede ser considerado como su principio descripciones se aplican a la misma entidad? Es evidente que
semántico-epistemológico fundamental: "en toda proposición en este punto Russell asume algo que sus propios criterios
que podamos comprender (i.e., no sólo aquellas de cuya ver- deberían haberle impedido asumir, a saber, la existencia de
dad o falsedad podemos juzgar, sino todas aquellas acerca de un objeto que "causa" nuestras sensaciones. Si, como Russell
las cuales podemos pensar) todos los elementos constitutivos piensa, el conocimiento por descripción es reducible al cono-
son realmente entidades que-conocemos directamente't.!" cimiento directo y en ningún caso conocemos directamente a
Puesto que el conocimiento por descripción comporta los objetos de los cuales se habla, se sigue que cuando decimos
conocimiento de verdades acerca de un objeto, resulta claro que conocemos algo por descripción estamos en un error yo
entonces que no es posible conocer cosas de esa manera sin bien no conocemos ningún objeto o bien conocemos algo
disponer de un lenguaje. Es obvio que si queremos expresar enteramente distin to de lo que creemos conocer. La totalmente
nuestro conocimiento directo también necesitaremos de un gratuita suposición de Russell de que sabemos que hay un
lenguaje, pero es lógicamente posible tener un complejo sen- objeto al cual se aplican nuestras descripciones surge de su
sorial y percatarnos de que lo tenemos sin necesidad de expre- deseo de mantener una teoría de la percepción acorde a nues-
sarlo. Esta posibilidad no pertenece al conocimiento por tras creencias instintivas, es decir, una teoría causal. Sin ern-
descripción. Y es justamente gracias a este tipo de conoci- bargo, su planteamiento correctamente desarrollado a lo que
miento que podemos "traspasar los limites de la experiencia nos lleva es más bien al fenomenalismo y en un contexto feno-
privada't.v- menalista el conocimiento por descripción requiere de un
Así como el significado (no lógico) de una oración en la análisis ligeramente distinto del que ofrece Russell en Los
que interviene un nombre propio variará de persona en persona problemas de la titosotía.
en función de la descripción o descripciones quese use, el co- . El hecho de que Russell oscile entre la teoría causal yel
nocimiento por descripción será más o menos vago en función fenomenalismo (por ejemplo, en su siguiente libro, Nuestro
de la(s) descripción(es) que se tenga en mente. Para una per- conocimiento del mundo externo, Russell sienta los princi-
sona que vio morir a Napoleón, un historiador y alguien que pios y desarrolla el programa fenomenalista estricto) no im-
sólo vagamente ha oído hablar de él, el enunciado 'N apoleón pide que en ambas teorías sea preciso jerarquizar nuestro
murió en Santa Elena' proporcionará distinto conocimiento conocimiento por descripción y que la base de éste sea el
por descripción, puesto que de las descripciones que reempla- conocimiento directo. Supongamos que alguien que vio morir
zarán a 'Napoleón ' algunas serán más exactas que otras y más a Napole ón dice 'Napoleón murió en Santa Elena'. Esa perso-
numerosas en unos que en otros casos. Pero, dice Russell, "el na posee el conocimiento por descripción más preciso posible,
punto esencial es que se sabe que todas las diversas descripcio- puesto que establece una relación directa entre una entidad
nes se aplican a la misma entidad pese a no tener conocimiento inferida (N apoleón) y sus datos sensoriales. Si en nuestros días
directo de la entidad en cuestión't.!" pues es obvio que ni la una persona emite el mismo enunciado tendrá igualmente,
17 B. Russell. tu«, p. 56. puesto que la proposición es verdadera, un conocimiento por
18 B. Russell. The Problems of Philosoph.y, p. 32. descripción, pero de tipo distinto, puesto que lo que ella pone
19 B. Russell. Ibid., p. 30. en relación son sus datos con algo que cree ser un objeto físico

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ción por otra, por más elaborada que ésta sea, como si p.?r
(un libro, una voz) que, de una u otra manera, le transmite ejemplo le digo que el padre de mi vecino es el abuelo del hIJO
cierta información acerca de su objeto de referencia. Lo que de mi vecino. Para que entienda lo que le digo de otra manera
es importante notar es que, independientemente de la descrip- que no sea puramente formal, necesito hacer alusión a algo que
ción que se maneje, el conocimiento por descripción siempre la persona en cuestión conozca. Por eso, "si hemos de o?tener
nos retrotrae al conocimiento directo. una descripción que sepamos aplicable, nos veremos obhgados
Podría plantearse el siguiente problema: la tesis de Russell en algún punto a introducir alguna referencia a algún partic~-
es que el conocimiento por descripción es reducible al cono- lar del cual tengamos conocimiento directo. Tal referencia
cimiento directo, pero esto no parece obligarnos a aceptar la está implícita en cualquier mención del presente, pasado y
afirmación de que es lógicamente imposible que conozcamos futuro (en tanto que opuestos a fechas defi!lidas) o del aq~í
algo por descripción sin que nuestro conocimiento sea "expli- o allí o de lo que otros nos han dicho. ASI, pues, parecen a
cado" en términos de conocimiento directo. Esta posibilidad, que de uno u otro modo, una descripción que se supiera apli-
empero, parece estar excluida. Lo que en esas situaciones cable implica alguna referencia a un particular del cual tenga-
sería llamado 'conocimiento por descripción' no sería conoci- .
mos conocimiento directo , si nuestro conocimiento de la, cosa
miento en absoluto. Ahora bien, hay que tener presente que descrita no ha de ser meramente el que se desprende lógica-
la "reducción" de la que habla Russell no es una reducción a mente de la descripción't.?" Así, pues, afirmar que el conoci-
particulares, sino a particulares ya universales conocidos direc- miento por descripción es reducible al conocimiento directo
tamente. Tal vez un ejemplo ayude a aclarar el punto. Supon- implica que es lógicamente imposible que se dé el segundo
gamos que el enunciado 'el hombre más alto del mundo mide sin la intervención del primero. Y esto está en armonía con
tres metros' es verdadero. Si nada más sabemos esto podre- el programa empirista de reconstrucción de nuestro conoci-
mos, ciertamente, inferir que se trata de un animal racional miento sobre la base del conocimiento directo y con el
que mide tres metros, que es un ser humano tal que no hay principio semántico-epistemológico m~?cionado más .arr~b~.
ningún otro que mida más que él, etcétera, En otras palabras, Sin embargo, se plantea ahora 1:1 cuestión de que el pnnCI!HO
conocemos ciertas proposiciones implicadas por la proposición puede ser integrado tanto a un fenomenalismo (con relaci~-
en cuestión (es decir, conocemos ciertas relaciones entre uni- nes) como a una epistemología que mantenga una teoría
versales). Ahora bien, si pretendemos ir más allá de lo impli- causal. El problema es determinar en qué contexto resulta
cado por dicha proposición, es decir, si queremos que nuestra más coherente.
descripción sea "aplicable", necesitaremos recurrir, en algún Tomemos el enunciado 'Napoleón perdió la batalla de
punto, a lo que hayamos visto o leído u oído sobre el objeto Waterloo'. Es obvio que no conocemos directamente a Napa-
en cuestión. Dicho de otro modo, necesitaremos recurrir al león y, por lo tanto, N apoleón no puede ser .un, elemento
conocimiento directo. Y lo mismo sucede con los nombres. constitutivo de nuestro juicio. Pero esto no es nmgun proble-
Si una persona que no conoce directamente a mi vecino ni a ma porque, como sabemos, 'Napoleón' para nosotros encierra
su padre (en el sentido de tener las sensaciones pertinentes) por lo menos una descripción. Admitamos que nuestra des-
pregunta por Juan y respondo que es el padre de mi vecino, cripción es 'el hombre que fue recluido en la isla de .Elba'.
esa persona sigue sin entender mayor cosa, aunque entiende Lo que dijimos entonces fue 'el hombre que fue recluido en
lo que esa expresión significa porque tiene un conocimiento
directo de los universales que en ella intervienen. Pero para 20 B. Russell. Ibid., p. 30.
que sepa realmente algo no basta que reemplace una descrip-
101
100
la isla de Elba perdió la batalla de Waterloo'. En este nuevo cuales tenemos un conocimiento dírecto".>' Ninguna propo-
enunciado sólo, 'Elba'. y 'Waterloo' son nombres propios sición verdadera emitida sobre Napoleón por alguien que no
que, una v~z mas, encierran descripciones. El que podamos sea Napoleón puede, a pesar de que es esto lo que se intenta,
entender dicho enunciado se explica por el hecho de que ser la proposición que realmente se quiere emitir, porque lo
podemos reemplazar esos nombres por descripciones. En el que se quiere decir es lo que sólo Napoleón puede decir. La
caso de las palabras o expresiones mediante las cuales nos explicación de esto salta a la vista y es que sólo Napoleón
r~fe~imos a universales se sigue exactamente el mismo proce- podría haber remplazado su nombre por 'yo', usando 'yo'
dIm~~nto. Lo que Russell dice equivale a afirmar que si no como nombre propio en sentido lógico. De ahí que esa pro-
pud~eramos efectuar esa cadena de reemplazos no nos sería posición verdadera afirmada por las personas no sea conocida
factI~le comprender el significado del enunciado, porque directamente por ellas sino sólo por descripción y la razón es
estaríamos ,hablando de, algo que no conocemos o, si se quie- que en ella ocurre lo que para nosotros es un símbolo cuyo
re, no sabnamos de ,que estaríamos hablando. Ahora bien, si significado desconocemos o, mejor dicho, que no tiene signi-
aceptaI?os una ~eona causal de la percepción, supondremos ficado. Russell propone la tesis de que usamos una proposición
que .exIste un objeto determinado de cuya existencia sabemos cuando la conocemos directamente, esto es, cuando tenemos
gracias a ~uestros datos de los sentidos, al cual las descripcio- un conocimiento directo de todos sus elementos constituti-
~es se aph~an y sobre el cual versan las proposiciones que nos vos, pero entonces, de acuerdo con este principio, sólo cuando
interesa afirmar, Pero entonces la proposición 'a perdió la usamos nombres propios en sentido lógico conocemos las
batalla de W~terloo", en donde 'a' es el nombre del objeto, proposiciones afirmadas. En cualquier otro caso únicamente
no es conocida por nosotros directamente, puesto que no describimos la proposición que nos gustaría aseverar, pero
conocemos a uno de sus elementos constitutivos. La única que no conocemos. Pero ¿no implica esto que ni siquiera en
per~ona que podr~a conocer directamente dicha proposición principio podríamos aseverarla? Para evitar el problema de
sena Napoleón mismo, pero entonces ¿cómo es.posible que que no hay una conexión lógica entre las proposiciones que
1~ comprend~o~~ Nosotros conocemos dicha proposición conocemos y las que nos gustaría aseverar, Russell introduce
solo por descripcíón y lo que conocemos directamente es la de contrabando su teoría causal, que en este caso equivale a
proposición que describe a la proposición que nos interesa la creencia (filosóficamente injustificada) en objetos mate-
(en ~ste caso ~a proposición que afirma del hom bre que fue riales y en otras mentes. Mediante esta teoría, Russell cree
recluido en la Isla .de.E!ba qu~ perdió la batalla de Waterloo). poder resolver el problema de que finalmente no sabemos y
~ero entonces el prmcipio semantlCo-epistemológico de Russell no podemos saber si cuando varias personas se refieren a un
tiene la desagradable consecuencia de que, de hecho nunca objeto hablan todas del mismo objeto. "Lo que nos permite
asevera~o? las prol~osiciones que nos interesan, sino q'ue sólo comunicamos a pesar de las diversas descripciones que em-
las des~r~blmos. Sena esto un contra-ejemplo, en el caso de las pleemos es que sabemos que hay una proposición verdadera
proposicrones, a la tesis reduccionista del conocimiento que concerniente al Bismark real y que por mucho que podamos
Russe~l propone, puesto que Russell sostiene que cualquier variar la descripción (siempre que la descripción sea correcta)
enunciado en el que aparezca lo que para nosotros es un sírn- la proposición descrita sigue siendo la misma. Esta proposi-
~olo i~completo "n.o si~nifica totalmente lo que parece signi- ción, descrita y conocida como verdadera, es lo que nos inte-
ficar, SIDO algo que implica ( ... ) alguna descripción ( ... ) que
se compone enteramente de particulares y universales de los 21 B. Russell. iu«. p. 32.
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resa; pero no tenemos conocimiento directo de la proposición
misma, ni la conocemos aunque sabemos que es verdadera". 22 ma" no es más que la contrapartida ontológico-epistemológica
AqUÍ, evidentemente, está supuesto algo que Russell todavía de lo que podría ser visto como un requis~to del lenguaje lógi-
no prueba, a saber, que existe efectivamente el objeto real al camente correcto: siempre que sea posible, remplácese ~os
cual se refieren las proposiciones. El problema es que este símbolos incompletos por símbolos simples o combl,n~clo-
supuesto torna inútil toda la terminología de sense-data y nes de símbolos simples. Para bien entender esta maxima,
echa por tierra el solipsismo metodológico, el cual resulta no describiremos brevemente un caso en el que una entidad (el
aplicado sistemáticamente. espacio, un objeto físico) es reemplazado por una "construc-
Si consideramos el principio de Russell a la luz de un feno- ción lógica". . .
menalismo maduro (conteniendo relaciones), entonces se Lo primero que Russell hace es eliminar los dato~ senso-
evitan las incongruencias. No suponemos que existe un "obje- riales, ya que hablar de datos implica hablar .de alguien que
to real" que "causa" nuestras percepciones y, de esta manera, los recibe y esto último es, como VImos, cuestionable. Puesto
podemos decir con toda tranquilidad que conocemos las pro- que no vamos a hablar de cosas, tampoco vam?s a habl~ del
posiciones que queremos afirmar. En cuanto al argumento de yo. Por ello, la argumentación de Ru~sell se onenta de l~me-
que la teoría causal es acorde a nuestras creencias instintivas diato en el sentido de modificar el caracter de eso que se tiene
no me parece que tenga ninguna validez (en este caso), porque al tener conocimiento directo (en el caso de los sense-da~a)
desde el punto de vista del sentido común es igualmente raro y hacer ver que sean lo que sean, en todo caso no son subje-
hablar de datos de los sentidos (de acuerdo con el sentido tivos (aunque ~ueden ser privados). "Lógicame~te, un dato
común lo que conocemos directamente son objetos materiales). sensorial es un objeto, un particular del cual e! sujeto es cons-
¿Cómo explicar entonces enunciados como 'Napoleón murió ciente. No contiene al sujeto como parte de el, como. ocbr~e
en Santa Elena'? En el lenguaje fenomenalista dicho enun- con las creencias y voliciones. Por consiguiente, la eXlst~ncla
ciado equivaldría a algo como "Hay una cadena de percep- del dato sensorial no depende lógicamente de la del sujeto;
ciones enlazadas causalmente de tal manera que ciertos da- pues la única manera, según mi l~al sab~r y e.ntender, de que
tos sensoriales generalmente asociados con los objetos cono- la existencia de A puede depender de la eXIst~nc.la de B. es
cidos y que definen al objeto que nos interesa se modificaron cuando B forma parte de A. No hay, por consiguiente, nm-
de tal y tal manera". Esta interpretación ofrece dos ventajas: guna razón a priori para que un particular q~e es un dato de
por una parte, nos permite decir que conocemos la proposi- los sentidos no persista después de que ha dejado .de ser .dat~j
ción que nos interesa y, por la otra, no nos compromete con ni para que otros particulares similares existan sm se.r jamas
la existencia de objetos físicos. De esta manera, podemos datos't.>' Si esto es así, es decir, si los datos sensonales no
dotar de sentido a las intenciones de Russsll por aplicar su son subjetivos, entonces han de ser o?jetivos, puesto .que la
versión de la navaja de Occam y "máxima suprema del filoso- pareja "o bjetivo-subjetivo" es exha~s~lva (y esto explica, en
far científico": "Siempre que sea posible, sustituyánse con passant j por qué la física, que es venf1cab,le, se ocupa de otra
construcciones elaboradas a partir de entidades conocidas a cosa que de nuestros datos mentales). ASl, en lugar de ha~la.r
las inferencias hacia entidades desconocidas't.w Esta "rnaxi- de "datos de los sentidos", Russell propone hablar de sensi bl-
lia. Los sensibilia son objetos de la misma ~a~uraleza que los
22 B. Russell. Ibid., p. 31.
datos de los sentidos, sólo que no son subjetivos. Los datos
:23 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 326.
24 B. Russell. Mysticism and Logic, pp. 112-113.
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sensoriales son sensibilia percibidos, pero no hay razón para ellas que están cerca o alejadas entre sí, deben de encontrarse
suponer que son los únicos sensibilia que hay. Asumiendo en un espacio que no puede, evidentemente, ser ninguno de
tanto los sensibilia percibidos como los no percibidos, Russell los espacios privados desde los que aparece la perspectiva. Los
propone una interesante y curiosa teoría sobre la naturaleza espacios privados, que son espacios de tres dimensiones son,
del mundo y de la materia. a su vez, "puntos" o "elementos" de un espacio "real". Así,
Ningún sensibilia percibido por una mente puede ser si- el espacio real es un espacio de seis dimensiones, puesto que
multáneamente ser percibido por otra. Cada mente contempla se compone de una serie tridimensional de espacios de tres
el mundo desde una perspectiva. Ahora bien, lo que esa mente dimensiones. Nótese que el espacio "real" del cual habla Russell
percibe, es decir, sensibilia, son datos para ella. En otras pala- es un espacio inferido y por lo tanto conocido, si es que es
bras, sean lo que sean, los sensibilia percibidos son entidades conocido, sólo por descripción. Dicho espacio se compone de
qu.e pertenecen (en el momento de ser percibidos) al mundo la totalidad de las perspectivas ordenadas con base en la seme-
privado de una mente dada. Ese mundo privado contiene su janza, gracias a lo cual puede ser concebido como continuo.
espacio privado. De hecho, nadie ve exactamente lo mismo El problema de la existencia de los objetos físicos consiste
aunque, ya que usamos las mismas palabras para referimos (dejando de lado los argumentos escépticos como el de la ilu-
a cosas distintas, podemos inferir que los sensibilia percibidos sión) en que de lo único de lo que se tiene conocimiento es
son muy semejantes. Al panorama que una mente contempla de lo que aparece en una perspectiva, y que siempre que que-
en un momento dado lo llama Russell una 'perspectiva'. remos hablar de un objeto de lo que logramos hablar es de
"Para evitar la insinuación de que esos espacios son reales nuestros datos. Por ello, ni una ni muchas apariencias nos
sóle cuando son siempre vistos por alguien Russell intro- autorizarían a postular la existencia de algo más, diferente de
duce el término 'perspectiva' para designar 'un 'mundo privado ellas. En el SIstema de Russell, la materia es considerada como
sin la presuposición de un percipiente' ".25 Evidentemente una ficción lógica que resulta de la consideración de la totali-
las perspectivas son distintas en cada caso. Esto, por otra par: dad de las apariencias, o más precisamente, del conjunto de
te, ayuda a resolver ei viejo problema de la relatívidad de la los aspectos (agrupaciones de sensibilia) que ocurren en las
percepción: no hay incompatibilidad entre las afirmaciones diferentes perspectivas. independientemente de que se trate
que describen propiedades percibid as excluyentes de una de perspectivas percibidas o no. "La 'cosa' del sentido común
cosa, puesto que cada persona que las hace está hablando de puede identificarse, de hecho, con la clase entera de sus apa-
su propio espacio y, por consiguiente, de sus propios objetos. riencias, en la cual, sin embargo, debemos incluir no sólo
Por otra parte, podemos concebir perspectivas no percibid as aquellas que son datos sensoriales reales, sino también aque-
puesto que cada perspectiva se compone de series de sensibilid llos sensibilia, si hubiera alguno, que, sobre la base de la
y es~os, como se dijo, no son subjetivos. Al conjunto de pers- continuidad y de la semejanza, han de considerarse como
pectivas lo llama Russell 'sistemas de perspectivas'. pertenecientes al mismo sistema de apariencias, aunque no
Si se dice que una cosa presenta dos aspectos casi idénti- exista observador alguno para quien sean datos".26 No hay
cos, lo que se está diciendo es que dos perspectivas están muy cosas, objetos, animales, etcétera. Todas esas entidades son
cerca una de la otra. Ambas perspectivas, para poder decir de sólo construcciones lógicas, elaboradas a partir de las únicas
entidades de las cuales se puede decir que son auténticamente
25 J. O'Connors. "Russell's Theory of Perception", en Bertrand
Russell-Memorial Volume, p. 310. 26 B. Russell. Mys ticism and Logic, p. 114.

106 107
reales: los sensibilia. Y estos elementos, de acuerdo con Russell, ingenuidad lógica, construimos entonces una función lógica
no son ni mentales ni materiales, sino neutros. con entidades menos hipotéticas que poseen las propiedades
Lo que someramente hemos descrito es el resultado de las requeridas. Con esta función construida, sustituimos a las
especulaciones de Russell explicables dentro del marco de su supuestas entidades inferidas, con lo cual se obtiene una inter-
concepción de la filosofía. Como se sabe, la filosofía para pretación nueva y menos dudosa del cuerpo de proposiciones
Russell consiste en el tratamiento racional de aquellas cues- en cuestíón't.?? Esta cita permite ver que, en efecto, la inves-
tiones en las que la aplicación de los métodos de la ciencia es tigación de Russell se mantiene constantemente en dos niveles
imposible. Por ello, la función del filósofo ha de ser proponer que él mismo no distingue con claridad. Hay una transición
hipótesis semejantes a las hipótesis científicas, pero que no permanente de cosas a proposiciones y a la inversa. En otras
entren en conflicto con los resultados obtenidos en las ciencias. palabras, su fenomenalismo es tanto metafísico como lingüís-
Dichas hipótesis no pertenecen a ninguna ciencia particular tico. Por una parte, nos habla de los constitutivos últimos del
por ser sumamente generales y, por ello, son inverificables e mundo (o, mejor dicho, de cierto aspecto de la realidad, puesto
incontrastables. Pero, a pesar de no ser ella misma una ciencia, que los universales no se componen de sensibilia) y, por la
la filosofía debe, en opinión de Russell, mantener estrechos otra, de una posible eliminación de términos, de equivalencia
contactos con la ciencia. Ahora bien, esta concepción de la de proposiciones, etcétera. En cuanto al primer tipo de feno-
filosofía hace que no siempre sea fácil pronunciarse sobre menalismo poco hemos de decir, Russell propone una teoría
la naturaleza de las teorías que Russell ofrece ni determinar si que, como él mismo reconoce, no puede ser demostrada, si
lo que hace es filosofía o ciencia o proto-ciencia. De ahí que bien no es lógicamente absurda. Cabe tan sólo notar que los
dicha concepción de la filosofía induzca a ambigüedades en resultados no son tan exitosos como se esperaba: si bien se
cuanto a la interpretación de los resultados. rechaza "la cosa en sí", se supone la existencia de sensibilia
Una cosa que sí podría decirse es la siguiente: si el mundo no observados. Además, para tener una visión completa del
se compone de partículas (sensibilia) ordenadas de determi- fenomenalismo metafísico de Russell habría que añadir, a la
nada manera (mediante ciertas leyes causales) y, teóricamente, construcción de cosas y del espacio, la construcción del tiempo
disponemos de un vocabulario que basta para nombrar absolu- y la reducción de puntos e instantes a eventos. Podría obje-
tamente cualquier eensibile, entonces parecería que cualquier tarse que la validez de dichas reducciones es independientes
afirmación que versara sobre "cosas" puede, en principio, ser de la Teoría de las Descripciones y de la epistemología que
traducida a otra en la que se habla única y exclusivamente de ésta engendra. Pero el hecho de que el método reduccionista
sensibilia, Así, pues, la Teoría de las Descripciones y la teoría haya podido ser aplicado sin tener a la mano la teoría que
del conocimiento sobre ella montada conducen naturalmente explica las reducciones (ya que si la reducción es efectiva,
al fenomenalismo, si bien se trata de un fenomenalismo espe- esta se justifica a sí misma) no es un argumento en contra de
cial, es decir, con relaciones. Esta conclusión a la que llegamos nuestra interpretación, sino uno de los más triviales hechos
parece haber sido aceptada por Russell, aunque su forma de con que se topa el filósofo de la ciencia, a saber, el hecho de
exponerla es típicamente ambigua, en el sentido señalado más que la filosofía de la ciencia tiene que dar cuenta de lo que ya
arriba. "Dada una serie de proposiciones que nominalmente ha sido realizado en ciencia (la filosofía de la ciencia no es
versaban sobre supuestas entidades inferidas, observamos las una actividad prescriptiva). En este caso, comprendemos que
propiedades que se requieren de las supuestas entidades a fin
de hacer a estas proposiciones verdaderas. Gracias a una cierta 27 B. Russell. Ibid., pp. 115-116.

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las reducciones son efectuables porque conocemos la natura- te rompe con el solipsismo metodológico de Russell, aunque
leza y la lógica de los símbolos que se refieren a las entidades tal vez lo debilite. Esto último, no obstante, lo único que im-
a las que las reducciones se aplican. Sin embargo, lo que para plica es que Russell no mantiene un fenomenalismo estricto.
nosotros es más interesante es el fenomenalismo en su segundo En relación con el fenomenalismo lingüístico me pare-
sentido, es decir, el fenomenalismo lingüístico. Antes de hacer ce importante, en primer lugar, esclarecer lo que realmente
algunas observaciones a este respecto quisiera, sin embargo, establece: no se nos asegura identidad de significado de dos
hacer algunos comentarios en relación con los sensibilia. conjuntos de expresiones, uno de los cuales se compone de
Podría objetarse que la introducción de los sensibilia es, enunciados sobre "cosas" y otro de enunciados de, digamos,
tanto desde un punto de vista metodológico como desde un eense-data. Para Russell, el significado, salvo en el caso de los
punto de vista teórico, totalmente injustificado. A mi modo nom bres propios en sentido lógico, es una noción demasiado
de ver, sin embargo, tal crítica no es fatal para Russell. El vaga y que contiene elementos psicológicos. Así, a lo único
gran problema consiste en decidir si el fenomenalismo y la a lo que el fenomenalismo de Russell se compromete es a ase-
admisión de sensibiiia son incompatibles. Si aceptamos esto gurar que los enunciados en cuestión son equivalentes, o sea,
último, entonces el conflicto "teoría causal-fenomenalismo" verdaderos o falsos en las mismas condiciones, y que transmi-
resulta aparente, porque no hay ninguna razón para rechazar ten la misma información. Resultaría inclusive incoherente
la idea de que los sensibilia mantienen entre sí relaciones cau- exigir identidad de significado, puesto que en un caso se asu-
sales , al igual que mantienen, por ejemplo, relaciones ternpo-, me la existencia de algo que en el otro se niega. La tesis feno-
rales. Lo que quiero decir es que el abandono de la teona menalista consiste, más bien, en hacer ver que no se pierde
causal de la percepción no nos compromete con el abandono ninguna información real en la transformación de enunciados.
de la noción misma de causalidad. La disolución del problema y así como la Teoría de las Descripciones mostró que la sin-
es importante porque, después de todo, Russell se esfuerza por taxis de los lenguajes naturales es lógicamente incorrecta, las
dar una interpretación del mundo de la física en términos de consecuencias de dicha teoría en el terreno de la epistemología
sensaciones y concepciones y por el hecho de que en física se hacen ver que el vocabulario de esos lenguajes es igualmente
requiere la noción de causalidad. Pero no parece haber una inadecuado. El fenomenalismo de Russell no es sino el esfuer-
razón a priori para negar que los sensibilia mantienen entre sí zo por eliminar los (teóricamente) añadidos de significados
relaciones causales y que ello no es mera "superstición". de las palabras. ¿Cuál es la meta de esta intrincada labor? La
Nótese, en primer lugar, que el fenomenalismo de Russell de disponer de un lenguaje que mantenga relaciones tan estric-
no es un fenomenalismo "puro" puesto que acepta, además tas con el mundo que describe que lo que podamos saber de
de particulares, universales. En ambos casos, Russell aplica uno lo podamos saber del otro. Así, el proceso seguido por
un mismo argumento: así como los universales pueden ser Russell puede ser descrito de la siguiente manera: del mundo
pensados o concebidos (nunca percibidos) pero son indepen- al lenguaje al mundo.
dientes de ello, así los particulares pueden ser percibidos (nunca Mucho se ha criticado al fenomenalismo apuntando a lo
concebidos), pero su existencia no depende de ese fenómeno. complicado que sería remplazar un sencillo enunciado del
En el fenomenalismo ampliado, los sense-data forman una lenguaje ordinario por enunciados de sense-data, señalando
clase de objetos y no hay la menor razón para suponer que diferencias de significado, etcétera, Estas críticas parecerían
con ellos se agota la clase de objetos de ese tipo. La introduc- ser teóricamente superables. A mí modo de ver, sin embargo,
ción de los sensioilia es una hipótesis útil que no necesariamen- hay una crítica, elaborada especialmente contra este tipo de

110 111
EL ARGUMENTO DEL LENGUAJE PRIVADO
concepción del lenguaje y del mundo y que posee un grado
de plausibilidad muy superior: el argumento de Wittgenstein
contra la inteligibilidad o la posibilidad lógica de un lenguaje
privado. Que este argumento se aplica en este caso es evidente:
lo conocido directamente es privado y, por lo tanto, el voca-
bulario usado necesariamente también lo es.
Así, pues, nos encontramos ante una especie de antinomia:
por una parte, aceptamos la Teoría de las Descripciones, pero
entonces nos vemos obligados a aceptar sus consecuencias.
Ahora bien, algunas de esas consecuencias están expuestas a En este capítulo me propongo exponer y examinar una línea
una tremenda crítica que nos hace pensar que dichas conse- de argumentación desarrollada por Wittgenstein en contra de
cuencias son falsas. Pero de esto se seguiría que la Teoría de
l~ inteligibilidad del concepto de lenguaje privado. Digo 'una
las Descripciones es falsa, tesis que resulta difícil de aceptar
línea de argumentación' porque, en realidad, Wittgenstein
por la carencia de argumentos. No quedan más que dos vías:
aborda el problema desde diversos ángulos y ofrece toda una
demostrar que la Teoría de las Descripciones no tiene las con- serie de ~eflexiones abocadas a probar lo mismo. Sin embargo,
secuencias que dijimos que tiene o efectuar un análisis crítico el trabajo de reconstrucción es inevitable porque, como se
del argumento de Wittgenstein, intentando encontrar una sabe, lo que Wittgenstein nos da son brillantes intuiciones
fisura que nos permita eludirlo. Esto será nuestro tema en el penetrantes sugerencias, pero no argumentos ya estructurados
siguiente capítulo. y, meno~ aún, tesis filosóficas. No obstante, hay una línea de
razonamiento que intentaremos reconstruir y que claramente
representa una crítica a un "supuesto" importante de la filo-
sofía de Russell. Por ello, antes de entrar propiamente en el
tema, intentaré poner en claro en qué consiste el conflicto.
. ~l igu!ll .que con la Teoría de las Descripciones, hay una
bl?hografla inrnensa en relación con el problema del lenguaje
privado. Se han escrito infinidad de artículos sobre los tópicos
involucrados en la argumentación de Wittgenstein: la función
de la memoria, la definición de 'regla', la determinación de
lo que es un criterio, el carácter de los enunciados de sensa-
ci~n, la "gra:nática" del verbo conocer, el concepto de objeto
privado, etcetera. No es mi propósito aquí abordar todos esos
temas. Muchos de ellos, por lo tanto, no serán ni siquiera
mencionados, otros lo serán en passant y sólo algunos serán
tratados con más detenimiento. Es evidente que se trata de
cuestiones que tienen un interés propio y que han dado lugar
a apasionadas discusiones, pero el tratamiento del problema

112
que representa el concepto de lenguaje privado, del cual sur- do" es posible o no. Lo que en mi opinión Wittgenstein de-
gen, no debe hacemos olvidar que nos hemos visto obligados muestra es que lo que él llama 'lenguaje privado' es imposible,
a considerarlo por su importancia para la filosofía de Russell, pero como no demuestra que el tipo de lenguaje que él tiene
que es nuestro tema central. Y esto nos lleva a un segundo en mente sea el único tipo posible de lenguaje privado, no de-
punto importante. muestra que todo lenguaje privado sea imposible. Lo qUE
Como Malcolm ha hecho ver, la discusión no es gratuita de hecho a nosotros nos interesa es intentar dirimir la cues-
ni surge de un abrupto deseo de discutir un tema. "La idea de tión de si es o no posible un lenguaje fenomen alista a la
un lenguaje privado está presupuesto por todos los programas Russell Dicho de otro modo, lo que nos interesa es deter-
de inferencia o construcción del 'mundo externo' y de las minar si la argumentación de Wittgenstein anula o no la posi-
'otras mentes'. Está contenida en la filosofía de Descartes y bilidad lógica del lenguaje ideal que Russell postula.
en la teoría de las ideas del empirismo británico clásico, así El lenguaje privado del que aquí se habla, que es el que
como en el fenomenalismo reciente y contemporáneo y en la se deriva de la Teoría de las Descripciones (enriquecido con
teoría del sense-datum",' La alusión a Russell es obvia ("mun- relaciones), no puede ser, como se ha sugerido en ocasiones,
do externo", "teoría del sense-datum ") y me atrevería inclu- el de una persona que, además del lenguaje ordinario, "in-
sive a pensar que si hay algún filósofo en especial contra el venta" otro para su uso personal. Esto resulta evidente si se
cual dirige Wittgenstein su argumentación ese filósofo es, jus- recuerda que en el proceso de reconstrucción del mundo (por
tamente, Russell. ejemplo en la teoría de las construcciones lógicas) no se puede
Wittgenstein ha sido criticado por su descripción de lo dar por supuesto el lenguaje público, es decir, el lenguaje
que es o sería un lenguaje privado, descripción que, en opi- usado por otras personas, y ello básicamente por dos razones:
nión de algunos filósofos (por ejemplo, H. Neri-Castañeda) es 1) porque ese lenguaje es un lenguaje de cosas, es decir, de
vaga y oscura. A esto se ha respondido (por ejemplo, J .M. dudosas entidades metafísicas elaboradas sobre la base de obje-
Cook) que Wittgenstein no estaba interesado en elaborar una tos realmente existentes y 2) porque las personas mismas son
teoría y que para los efectos de su argumentación no era nece- ficciones lógicas, es decir, series de sensibilia agrupados de
saria otra cosa que una caracterización general. Tal vez se determinada manera. Por lo tanto, no se puede suponer en
podría criticar a Wittgenstein el haber descrito de manera poco ningún momento el lenguaje natural. Wittgenstein, por otra
clara lo que sería un lenguaje privado pero, en mi opinión, parte, llamará la atención con toda razón sobre este punto, el
aunque así fuera, no creo que ello afectara en lo más mínimo cual forma parte esencial, como veremos, de su argumentación.
el valor de su argumentación. Lo que, en cambio, sí afectaría Es claro que lo que Wittgenstein aspira a refutar con su
sería el valor del resultado de su discusión. Quiero decir con argumentación no es una sola tesis aislada, más o menos im-
esto que el alcance de la conclusión podría resultar mucho portante, SiDO toda una corriente de pensamiento. Por ello,
más limitado de lo que se pensaba. La discusión se centra alre- debemos interpretarlo como intentando establecer que todo
dedor de las condiciones que debe satisfacer todo sistema de programa filosófico del cual una parte fundamental sea la
signos al que pretendamos llamar 'lenguaje' y esto basta para creencia, explícita o no, en la posibilidad lógica de los len-
determinar si lo que cada quien considera un "lenguaje priva- guajes privados, está destinado al fracaso. De ahí que lo que
1 N. Ma\colm. "Wittgenstein's Philosophica1 Investigations", en debamos suponer aquí sea un fenomenalismo radical que pro-
Knowledge and Certainly, Cornell University Press, Ithaca & London, pone la siguiente tesis: es lógicamente posible que una sola
1975,p.97. persona pueda, dando expresión a sus data, elaborar un siste-

114 115
:j
~
¡

ma de signos que tendría las mismas propiedades y cumplir


con las mismas funciones (o por lo menos las fundamentales) truido en el uso de ningún lenguaje existente, elabora un len-
que el lenguaje natural. En relación con esto último, quisiera guaje para él. Después de todo, algún ser humano tuvo que
hacer dos observaciones: primero, la propiedad del lenguaje haber sido el primero en aplicar un símbolo".? Parecería,
ordinario que nos interesa es su capacidad descriptiva. Ellen- pues, que nos encontramos en un típico impasse filosófico
guaje fenomenalista no tiene por qué incluir expresiones eva- que, evidentemente, ningún tipo de intuición puede ayudar
luativas, órdenes, consejos, súplicas, etcétera. En segundo a resolver.
lugar, es importante notar que 'data' es ambiguo: dicho tér- No cabe duda de que en gran medida dependerá de qué
mino puede ser usado para referimos exclusivamente a los entendemos por 'lenguaje' el que nos decidamos después a
sensibilia percibidos, per también puede ser interpretado como llamar a lo que el fenomenalista propone un "lenguaje". "Esen-
un símbolo que sirve para referimos a todo lo que conocemos cial a todo el argumento es el concepto de lenguaje como un
directamente. Si lo interpretamos de la primera manera obten- sistema de hábitos de uso verbal que pueden adquirirse y ser
dremos un lenguaje en el que sólo deberán aparecer nombres enseñados por seres humanos y que está gobernado por un
propios. Esto no es, obviamente, el lenguaje ideal de Russell. conjunto de reglas con referencia a las cuales se someten a
Si lo interpretamos de la segunda manera, entonces habrá que corrección los esfuerzos lingüísticos de cualquier usuario". 3
incluir expresiones para los universales concebidos. Por otra Como caracterización general de los lenguajes, tal y como los
parte, está claro que, en este contexto, ni siquiera es preciso conocemos, esta descripción parece aceptable. Es cierto que
llamar al lenguaje fenomen alista 'lenguaje privado' ni hacer nosotros aprendemos el significado de las palabras (es decir,
hincapié en que se trata de un lenguaje que sólo su poseedor aprendemos a usarlas) por un método de "ensayo y error":
podría comprender, puesto que no se presupone la existencia demostramos que conocemos el significado de una palabra si
de ningún objeto fuera del poseedor de dicho lenguaje. Así, la usamos de la manera apropiada. Por ejemplo, en un rudi-
pues, de lo que se trata es de determinar si es lógicamente mentario lenguaje (o, mejor dicho, en un rudimentario juego
posible e no que una persona, al igual que puede reconstruir de lenguaje), 'la manera apropiada' querrá decir que pronun-
los objetos públicos recurriendo sólo a sus objetos privados ciamos las palabras teniendo presente al objeto o que podamos
(que, como sabemos, no necesariamente son subjetivos), pue- emitirlas en ausencia de aquél para, por ejemplo, pedirlo. En
de por sí sola reconstruir ciertos aspectos del lenguaje natural otro juego de lenguaje (por ejemplo en un juego de lenguaje
sobre la base de un lenguaje que sólo ella maneje. en el que la ironía es un elemento), se usará la palabra delibe-
Se debería notar que si bien la cuestión de la posibilidad radamente de manera contraria a como es usada en otro juego
lógica del lenguaje privado es independiente de la explicación de lenguaje (el más usual), etcétera. Lo importante realmente
genética del surgimiento de los lenguajes naturales, la inversa es, sin embargo, notar que decir que aprendimos el significado
no es válida: si Wittgenstein tiene razón, entonces quedaría de una palabra es decir que estamos dispuestos a seguir o de
probado que el lenguaje es una institución esencialmente social hecho seguimos una regla, que es el resultado de "acuerdos"
y que ningún Robinson Crusoe, sin entrenamiento lingüístico y convenciones para usar consistentemente la palabra (ya sea
previo, podría haber construido por sí solo un lenguaje, aun- 2 A. J. Ayer. "Can There Be a Private Language?" en The Prioate
que fuera para su uso personal. Sin embargo, esto es algo muy Language Argument. Editado por O. R. Jones, MacMillan St. Martin
difícil de demostrar porque, como A.J. Ayer con toda razón Press, Bristol, 1971.
dice: "no es auto-contradictorio suponer que alguien, no ins- 3 Clyde Laurence Hardin. "Wittgenstein on Prívate Languages", en
Essays on Wittgenstein. Editado por E. D. Klemke, University of Illinois
Press, 1971, p. 174.
116
117

,.,tl;.
r
,1

;1
h
para producir en los demás las reacciones deseadas ya sea para Aq uí hay una posibilidad: las palabras están conectadas con ;~
~!
reaccionar de manera pertinente). Esto es más o menos evi- las expresiones primitivas, naturales de sensación, y usadas en
den.te en el cas<? de las palabras-objeto como 'pastel', 'perro', su lugar"." Un punto importante es el siguiente: el aprendizaje
etcetera: es decir, con palabras emocionalmente importantes. de las palabras que nos permiten referimos a "estados inter-
Ahora bien, ¿puede hablarse de procesos semejantes en el caso nos", como el dolor, es posible sólo gracias a la conducta ob-
de los lenguajes privados? servable en otras personas. ¿Por qué aquí Wittgenstein dice
. Veamos primero cómo describe Wittgenstein un lenguaje "aquí hay una posibilidad" y no "hay sólo una posibilidad"?
privado, Se trataría de un lenguaje mediante el cual su único Porque hay otra posible explicación que es, justamente, la que
propietario daría expresión a sus experiencias internas. "Pero el fenomenalista propone (aunque no como explicación real de
¿podnamos también imaginar un lenguaje en el que una per- lo que de hecho sucede en los lenguajes naturales) y que Witt-
sona pudiera escribir o dar expresión a sus experiencias in ter- genstein rechaza. Podríasuponerse que puede darse un nombre
nas o ~ sus ~entimientos, estados .de ~~imo, y el resto, para su a una sensación independientemente de la reacción, es decir, de
uso pnvado. ( ... ). Las palabras individuales de este lenguaje la conducta observable. "Bueno, eso es precisamente lo que se
han de referirse a lo que sólo puede conocer la persona que hace mediante la concentración de la atención: porque de este
habla, a sus sensaciones privadas inmediatas. De ahí que nin- modo imprimo en mí mismo la conexión entre el signo y la
g~na otra persona puede comprender el lenguaje"." Se trata- sensación"." Es decir, me digo a mí mismo "este nombre (A)
n a, .pues de ~n lenguaje en el que lo que sería expresado es el nombre de esta sensación". Al bautizar de esta manera a
medIa~te u~ signo o un sonido sería algo de aquello que es la sensación he apelado sólo a mi atención y no he recurrido
co.nocIdo directamente. Desde esta perspectiva, un lenguaje a la conducta. Y lo que ahora sucede, dice el fenomenalista,
privado _sena un mero lenguaje de sensaciones. Ya aquí pode- es que tengo el nombre de una sensación y puedo usar ese
mos senalar que la caracterización wittgensteiniana de un nombre siempre que sea necesario, por ejemplo, siempre que
lenguaje privado es, desde el punto de vista de Russell, dema- tenga esa sensación. Pero es este el punto en donde se hace
siado estrecha, pues parece circunscribir la discusión a los patente la debilidad de la argumentación del defensor de los
lenguajes en los que no se emplearían más que nombres pro- lenguajes privados, porque se puede preguntar: ¿cómo deter-
pIOS e? sentido ~ógico. Por eso, para demostrar que dicho minar si he usado correctamente o no el signo en una ulterior
lenguaje es I~posIble en los términos planteados por el feno- ocasión? ¿qué es lo que va a fungir como criterio de corrección
menahsta, Wittgenstein examinará el proceso de aprendizaje en este estado de cosas en el que sólo yo sé si aplico correcta-
y el uso de. los términos de sensación en el lenguaje natural mente o no el símbolo? En el caso de los lenguajes naturales
par~ luego mvestigar si el mismo fenómeno es concebible y siempre hay el recurso a la conducta verbal y corpórea de
reahza~le en el c.aso de los supuestos lenguajes privados. otra gente, pero esta posibilidad está cancelada para el feno-
. ¿C?m<? explicar el hecho de que el lenguaje público con- menalista. Lo único que en su caso puede desempeñar el papel
tiene termmos y expresiones que permiten referirse a fenóme- de criterio de corrección es la memoria: me acuerdo que tuve
nos no, observables por otros? "Esta pregunta es la misma esa sensación a la que llamé, digamos, A, y ahora que tengo
que: ¿como aprende un ser humano el significado de los nom- otra sensación me doy cuenta de que es la misma, es decir,
bres de las sensaciones? -de la palabra 'dolor', por ejemplo.
4 L. Wittgenstein. Philosophical Investigations. Basil Blackwell 5 L. Wittgenstein. Ibid., § 244.
Oxford, 1974, § 243.
6 L. Wittgenstein. tu«, § 258.

118
119
habría sido establecido sobre la base de observaciones. Supon-
me acuerdo de la otra y la comparo con la presente, y vuelvo gamos que una persona quiere elaborar un "código" para
a aplicar el nombre A. Pero esto, dice Wittgenstein, no es un referirse exclusivamente a sus procesos estomacales. El lunes
criterio aceptable, porque "en el caso presente no tengo ningún llama a cierto movimiento que siente A; quince días después
criterio de corrección. Dan ganas de decir: Todo lo que va a cree volver a sentir lo mismo y vuelve a pronunciar o a escribir
parecerme correcto será correcto. Yeso sólo significa que no el signo 'A'. Pero ¿cómo determinar si es cierto que se trata
podemos hablar aquí de 'correcto' ".7 La memoria es falible de la misma sensación y no de alguna otra, semejante pero
y, por ello, si de lo único de que depende el que mi aplicación distinta de la original y que, por lo tanto, amerita otro signo?
del nombre sea correcta o incorrecta es de mi memoria, enton- Si la respuesta es que la cuestión sólo puede decidirla la me-
ces en un lenguaje privado se carece de criterios de correc- moria del sujeto, entonces no estamos en presencia de ningún
ción. Esto, a su vez, muestra que en el lenguaje privado no lenguaje. A lo que se vería conducida una persona que inten-
hay reglas. Ahora bien, si no hay reglas no podemos hablar tara establecer un lenguaje de sensaciones, sin conocimiento
significativamente de "lenguaje". previo del lenguaje, sería a emitir un número infinito de soni-
No habría que interpretar a Wittgenstein de tal manera dos, todos diferentes entre sí. Sería necesario, de hecho,
que lo que dice conduzca a conclusiones absurdas. Wittgens- inventar un nombre en cada caso. "Así que, al final, cuando
tein no niega que haya procesos internos: lo que sostiene es se está haciendo filosofía, se querría tan sólo emitir un soni-
que no podría hablar de ellos, en un sentido inteligible de do inarticulado"." Pero es evidente que ese conjunto de
'hablar', quien no tuviera más que un "lenguaje" propio. Quizá sonidos o manchas no constituirían un lenguaje de ningún
un símil resulte ú til. Nosotros, con nuestro lenguaje público, tipo. Así, pues, parecería que los lenguajes privados son im-
podemos hablar de nuestros estados "internos" y decir, por posibles y que lo que Russell imaginó no pasaría de ser una
ejemplo, 'tengo la sensación de comezón en la mano izquier- serie inarticulada de ruidos o manchas.
da'. Esto es posible porque vemos que las demás personas se Wittgenstein refuerza su argumentación de esta manera:
conducen de manera semejante a nosotros cuando- emplean el defensor del lenguaje privado pouría argumentar. que el po-
las mismas palabras que nosotros y nos imaginamos que des- seedor de dicho lenguaje podría saber por lo menos que tiene
criben su sensación como nosotros lo haríamos si nos condu- una sensación y que es esa sensación lo que se nombra. Pero,
jéramos como ellos. Esto nos permite adscribirle a otros las responde Wittgenstein, 'sensación' no es una palabra que el
mismas sensaciones que nos auto-adscribimos. Lo que ha poseedor de un lenguaje privado pueda usar. 'Sensación' per-
hecho factible que nos refiramos al fenómeno (a la sensación tenece al lenguaje público. Ni podría remplazarse 'sensación'
o experiencia interna) ha sido la regular conducta observable, por 'tengo algo'. "Y tampoco le sería de ayuda decir que no
en diversas ocasiones y circunstancias, tanto de la gente como necesite ser una sensación, que cuando tiene 'S' tiene algo y
mía. Pero veamos ahora qué pasa con procesos no observables, que eso es todo lo que puede decirse. 'Tiene" y 'algo' también
como, por ejemplo, movimientos estomacales. Nadie niega la pertenecen a nuestro lenguaje común"," Esta afirmación de
existencia de esos procesos pero ¿cómo referirse a ellos si no Wittgenstein tiende a mostrar que uno no se puede "salir" del
es por medio de términos conectados con conductas obser- lenguaje, que fuera del lenguaje no se puede hablar y, por
vables? Quizá los cirujanos puedan elaborar un código para
los diferentes tipos de movimientos pero, evidentemente, éste 1. Wittgenstein. tu«, § 26L
L. Wittgenstein. tu«, §261.
7 L. Wittgenstein. Ibid., § 258.
121
120
ende, pensar. La idea que Wittgenstein defiende es que no hay sión de una sola persona: se trata de un acuerdo y ¿qué caso
pensamiento posible sin lenguaje y puesto que no hay lengua- tendría hablar de un acuerdo que yo establezco conmigo
jes privados no se puede pensar de manera privada, es decir, mismo? ¿Tendría sentido, por ejemplo, decir que yo me pro-
sobre objetos privados de tal manera que en principio sólo la meto a mí mismo hacer tal y tal cosa? ¿y qué pasa si no cum-
persona en cuestión entienda y sepa de qué está hablando. Lo plo con mi promesa? El prometer es esencialmente un juego
que se puede pensar se puede decir en el lenguaje público y social, por lo que hablar de auto-promesas no parece tener
lo que no se puede decir en el lenguaje público es impensable. mayor sentido. En el caso, por ejemplo, de la palabra 'sensa-
Así, se suponía que en el lenguaje privado cada sensación ción', el "acuerdo" quedaría establecido "naturalmente" y
tendría un nombre, pero ahora se ve que los signos de dicho estaría basado en la semejanza observable entre las diversas
lenguaje serían para su propietario inutilizables. Su "lenguaje", reacciones y conductas. Pero esto falta por completo en el
por lo tanto, sería como un conjunto de ladridos o mugidos. caso del fenomenalista. De ahí que el fenomenalista no goce
Es claro que detrás de toda la argumentación en contra de de criterios, es decir, de mecanismos objetivos, externos a él,
un lenguaje privado, y con ello en contra del fenomenalismo , para establecer y aplicar las reglas de su lenguaje. Se basa tan
se halla la concepción wittgensteiniana de que el significado de sólo en su memoria pero, como dice Wittgenstein, la memoria
las expresiones es lo que de hecho la gente hace con ellas "no es la suprema corte". Esto permite que se afirme que no
es decir, su uso. Esta concepción del significado se asemeja en hay auténticas reglas en lo que el fenomenalista cree que es su
un sentido a la de espacio lógico del Tractatus. El significado de lenguaje y, por consiguiente, que no tiene la posibilidad de
una expresión es algo así como la totalidad de sus posibilida- usar incorrectamente un término (no seguir la regla correspon-
des de ser usada, es decir, la totalidad de los juegos de lenguaje diente), lo cual implica, aceptada la concepción de Wittgens-
de los que puede formar parte. Una diferencia sería que las tein, que los símbolos en cuestión carecen de significado. Pero
posibilidades de combinación de objetos y nom bres en el Trae- entonces, una vez más, llegamos a la conclusión de que no
tatus están fijadas a priori, en tanto que para el segundo estamos en presencia de nada que pueda ser llamado un 'len-
Wittgenstein sería el empleo y las prácticas lo que determina- guaje'. Por lo tanto, en último análisis, lo que Wittgenstein
ría a los juegos de lenguaje. Decir que un símbolo pertenece estaría afirmando seria que no puede haber lenguajes privados,
a un determinado juego de lenguaje implica decir que ese sím- porque en ellos estaría excluida la posibilidad de la mala apli-
bolo es usado de acuerdo con las reglas propias del juego en cación de los símbolos, lo que a su vez se explica por el hecho
cuestión. Sin reglas no hay posibilidad de juego. La noción de que dichos lenguajes carecerían de genuinas reglas y, por
misma de regla contiene la idea de que permite determinar consiguiente, de criterios de autocorrección.
en la inme~sa mayoría de los casos por lo menos, si quien ha Un punto que a mi modo de ver oscurece la argumenta-
usado un sírnbolo lo ha usado de manera correcta o incorrec- ción de Wittgenstein y podría dificultar la aceptación de su
t~. '.'~o que Wittgenstein sí sostenía es que si un signo tiene veredicto es el siguiente: él describe el lenguaje privado de tal
Sl.g~llflcado,se le p.~ede usar mal" :10 La regla asegura la posi- manera que éste se compone de nombres de sensaciones y
bilidad de corrección y su existencia garantiza la posibilidad efectúa una reducción al absurdo mostrando que sería impo-
de error. Pero la regla no puede deber su existencia a la deci- sible aprender y aprehender el significado de los signos que
componen dicho lenguaje. Tal sería por ejemplo el caso de la
10 R. Rhees. "Can There Be a Priva te Language?", en The Prioate
palabra 'dolor'. Pero 'dolor' y palabras semejantes no son
Language Argument, p. 68. nombres de sensaciones, al igual que 'gente' no es nombre de

122 123
personas. De hecho, no hay una sola sensación particular que del mundo, sus relaciones y sus propiedades y porque una
tenga nombre. 'Dolor', 'placer', 'inquietud', etcétera, son tér- fundamental relación entre objetos es la relación de semejanza.
minos generales, algunos más generales que otros, que permi- Que hay objetos no es puesto en duda por el fenomenalista, si
ten agrupar sensaciones de cierta manera, aunque nunca con bien se trata de objetos de un tipo especial. Pero, igualmente,
precisión. Dicho de otro modo, 'dolor' es una palabra de clase, el fenomenalista russelliano reconoce el ser de universales
a saber, de clases de sensaciones. Pero no es cierto, por ejem- conocidos directamente. Es porque hay objetos semejantes
plo, que el dolor que tuve ayer a las 8 a.m. en la mano derecha entre sí que necesitamos las mismas palabras. No tiene sentido
se llame A o que esa sensación en especial se llame 'dolor'. Lo inventar continuamente signos nuevos S, Sl, S2, ... porque
que .Wittgenstein describe es en efecto lo que, por lo menos las cosas no cambian de manera tal que ameriten nuevos sím-
parcialmente, el fenomenalista intenta hacer con su lenguaje bolos. El problema real para el defensor del lenguaje privado
con la diferencia de que Wittgensteín se sirve de palabras de consiste, por lo tanto, en probar que su único propietario tiene
diferente tipo. Quizá nombres de sensaciones no puedan for- la suficiente habilidad para detectar o reconocer relaciones
mar parte del lenguaje privado, pero de esto no parece seguirse entre objetos, lo cual le permitiría agruparlos y referirse a ellos
que no sea posible usar consistentemente expresiones genera- mediante expresiones como 'es doloroso'. Y esto me lleva a lo
les para sensaciones, como 'dolor'. que, en mi opinión, es una posible salida russelliana al argu-
En relación con la cuestión de si es posible o no usar con- mento de Wittgenstein. Al describir su lenguaje, Wittgenstein
sistentemente los nombres de sensaciones particulares, está parece asumir que lo único que se puede conocer directamente
claro que desde el punto de vista de Wittgenstein esto no es son particulares. Y esta suposición, que tanto el análisis epis-
posible porque, en su opinión (que me parece acertada) se ca- temológico como el análisis lógico de las proposiciones permi-
rece de criterios adecuados para identificar sensaciones. De tirían rechazar, hace que su crítica se tambalee, porque además
hecho, el poseedor de un lenguaje privado tendría que intentar de particulares conocemos directamente universales. Esta
un signo para cada sensación o, como dice Rhees, "Parecería posibilidad no es considerada por Wittgenstein. En el análisis
que en un lenguaje privado todo tendría que ser al mismo de una imagen visual, puede afirmarse, conocemos directa-
tiempo un enunciado y una definición".!' Pero ¿no puede mente el dato sensorial a, el dato sensible b y la relación que
concebirse o hablarse de un proceso de nominación continua entre sí mantienen (por ejemplo, estar arriba de, ser semejante
y que se extienda al infinito? Desde luego que tiene sentido a, aparecer simultáneamente, etc.). Neri-Castañeda lo ha expre-
hablar de un fenómeno semejante aunque, claramente, en ese sado de la siguiente manera: "Los objetos de Privatus pueden
caso uno no dispondría de un lenguaje, en ningún sentido estar relacionados entre sí por implicaciones, por coexistencia,
aceptable de 'lenguaje'. Pero la razón para rechazar la no- por similitudes, por relaciones causales, y así sucesivamente.
minación continua no puede proceder de o basarse en una Privatus puede apelar a cualquiera de ellas para poner a prueba
concepción establecida empíricamente de lo que es un len- si él está, en la ocasión presente, usando el término 'A' correo-
guaje (sistema de hábitos verbales, convenciones, etc.). La tamente ";'? Pero esto cambia por completo el panorama y lo
razón por la que la nominación continua es inaceptable es que parecería ser una convincente argumentación se vuelve de
que se necesita disponer de un lenguaje que tenga un vocabu- pronto algo ligeramente menos contundente.
lario y una sintaxis que pueda servir para describir los objetos 1 2 H. Neri-Castañeda, "The Private Language Argument", en Ency-
clopedia of Philoeophy, Editado por P. Edawards, The MacMillan Pres,
11 R. Rhees. Ibid., p. 66. LTD, Vol. VI, p. 462.

124 125
Si es cierto que conocemos directamente, además de par- argumento válido debido, principalmente, a las siguientes
ticulares, universales, de beremos incluir den tro de nuestro razones.
vocabulario privado términos para estos últimos, es decir, En primer lugar, se está asumiendo en este caso una con-
expresiones relacionales. Con esto ensanchamos considera- cepción de la memoria totalmente diferente de la concepción
blemente nuestras posibilidades de expresión, puesto que al usual y me parece que podría contra-argumentarse siguiendo
introducir expresiones relacionales introducimos "la forma el propio ejemplo de Wittgenstein, esto es, aplicando su pro-
de la proposición". (Si, por ejemplo, 'rojo' es empleado para pio punto de vista. De acuerdo con él, una palabra tiene sen-
predicar, entonces necesitamos expresiones de la forma 'x es tido si puede ser mal aplicada. Ahora bien, podemos afirmar
rojo'). Por otra parte, yo puedo equivocarme al querer reiden- lo mismo, mutatis mutandis, de la memoria. Dicho de otro
tificar sensaciones, pero es mucho menos plausible el error en modo, la expresión 'recuerdo que' debe tener tantos usos co-
el caso de que me limite a agruparlas de manera más o menos rrectos como incorrectos .. Si nada más tiene usos incorrectos,
vaga como si digo 'estas dos sensaciones son semejantes' o la expresión carece de sentido. Tiene sentido decir que la me-
'la sensación A fue anterior a la sensación B'. Wittgenstein moria es falible porque no siempre lo es, pero parecería que
demuestra que no tenemos criterios de identidad para sensa- la creencia que se encuentra en la base del argumento de Witt-
ciones particulares privadas, pero en este caso no intentamos genstein es la creencia de que la memoria es sistemáticamente
reconocer sensaciones sino clasificadas, como si decimos que confundente o engañosa. Pero esto es un error: puede no
la sensación A (dolorosa) no pertenece al grupo (no es seme- sólo afirmarse que no siempre es falible sino que, como que-
jante) de la sensación B (placentera). En el lenguaje privad? dó asentado en el capítulo anterior, la memoria proporciona
de Wittgenstein esto no es posible por el hecho de que en el conocimiento seguro, es decir, conocemos directamente a tra-
sólo intervienen nombres propios en sentido lógico. Pero es vés de la memoria, por lo menos en el caso del "presente es-
tal vez legítimo hablar de un lenguaje privado más amplio, pecioso".
elaborado sobre la base de la misma fundamental condición En segundo lugar, podría responderse desde el punto de
que Wittgenstein impone a los lenguajes privados: que en ellos vista del fenomenalista diciendo que no basta con afirmar que
se hable sólo de 10 conocido directamente. Ahora bien, si en el lenguaje ordinario la garantía del uso consistente de las
podemos clasificar o agrupar sensaciones (sin negar que en los palabras es la conducta ajena, porque también en estos casos
límites habría casos indecidibles), entonces no parece haber la garantía no es la conducta sino, en último análisis, ciertas
ninguna razón para objetar el que se pueda en un lenguaje pri- sensaciones que regularmente se tiene. Como bien dice A.J.
vado disponer de términos generales, como "dolor". Ayer, "mi seguridad de que estoy usando la palabra correcta-
Obsérvese que aún en este caso, el argumento de Wittgens- mente, que la estoy usando para referirme al objeto 'correc-
tein es lógicamente aplicable. En efecto, alguien podría argüir to', debe a final de cuentas descansar en el testimonio de mis
de la siguiente manera: acepto que conocemos directamente sentidos"Y De hecho, la memoria y los sentidos son igual-
no sólo particulares sino también' universales, pero ¿cómo sé mente falibles en el caso de los lenguajes privados que en .el
que es la misma relación la que vuelvo a conocer directamente caso del lenguaje público. Pero, entonces, si recurrir a la con-
en una segunda ocasión? Una vez más, estoy a merced de mi
memoria de ahí que no haya manera de decidir si uso correc-
tamente o no el signo inventado para referirme a la relación.
Puede objetarse , empero, que tampoco en este caso parece el 13 A. J. Ayer. Ibid., p. 54..

126 127
ducta a final de cuentas no es más que enumerar o describir
en cierto orden las sensaciones que uno tiene, entonces es LA METAFÍSICA DEL ATO MISMO LÓGICO
difícil ver que se haya probado nada en contra de los lenguajes
privados que no valga asimismo para los lenguajes públicos.
La conclusión que extraigo es simple: Wittgenstein de-
muestra la imposibilidad de los lenguajes privados tal como él
los concibe pero, si no me equivoco, maneja una concepción
un tanto estrecha de lo que es un lenguaje privado. Para un
sentido importante de 'lenguaje privado', es decir, el sentido
del lenguaje ideal de Russell, la argumentación de Wittgenstein
podrí a resultar insuficiente. Pero si no ~s ~orrecto a~irmar.q ue
toda clase de lenguajes privados es lógícamente imposible, Llegamos a lo que, en cierto sentido, representa la culminación
entonces no hay en principio obstáculo para la reconstrucción de todas las disquisiciones anteriores: la metafísica del ato-
de los predicados descriptivos del lenguaje natural a partir de mismo lógico. Es aquí en donde se conjugan los resultados
los predicados del lenguaje privado, así como Russell pensaba obtenidos en la filosofía de la lógica, en la teoría del conoci-
que es teóricamente posible reconstruir los objetos del mundo miento y en la filosofía del lenguaje. En efecto, todas las
físico sobre la base de los sensibilia. investigaciones llevadas a cabo en esos dominios de la filosofía
parecen haber sido realizadas con miras a permitir la elabora-
ción de una metafísica relativamente segura y sólo de esa ma-
nera adquieren unidad y sentido. Pero esta "gradación" de las
investigaciones llevadas a cabo en esos dominios de la filosofía
acarrea consigo ciertas deficiencias de método y de objetivo
acerca de las cuales hemos de decir unas cuantas nalabras
Lo primero que hay que notar es un cambi~ en"el ~éto-
do. En las especulaciones metafísicas el disolvente método del
análisis ya no basta. Este puede tener una función negativa,
en el sentido de que permite desechar propuestas concretas,
pero lo que fundamentalmente se intenta efectuar en este
caso es una labor de tipo constructivo y para ello el análisis,
aunque útil, es insuficiente. "La tarea de la filosofía , tal
como yo la concibo, es esencialmente la de análisis lógico,
seguido de síntesis lógica".' Lo que ahora se requiere es una
interpretación de los resultados obtenidos gracias al análisis,
interpretaci.ón que reviste la forma de "hipótesis", con lo
cual se nos Impone una segunda diferencia.
Al exponer y discutir las tesis de Russell pudimos perca-

1 B. Russell. Logic and Knouiledge, p. 341.

128
l
1

1
J
tamos del hecho de que dichas tesis eran presentadas bajo la
forma de teorías que aspiran a ser aceptadas o re~ha~ada~ ~on consiguiente, la metafísica es, en primer lugar, ontología.
Pero, por otra parte, la metafísica no se reduce a una mera
la seguridad con que puede serlo cualqui~r .teon a cle~tlf¡ca.
El que haya, por ejemplo, genuinas proposiciones relacionales lista, sino que debería ofrecer también una caracterización de
o no es en último análisis, algo que se demuestra. No obstante, esos elementos últimos, poniendo al descu bierto sus propie-
dades y relaciones, y en esto consiste su segunda labor.
no podemos decir lo mismo en el caso de .l~ "h!pótesis'~ me-
tafísicas. Lo que aquí se nos ofrece son hipótesis de ~ar,act~r ¿Por qué Russellllamó a su metafísica 'atomismo lógico'?
especial. No nos las habe~os,. evident~~ente, con, hipótesis Hay varias razones para ello. En primer lugar porque se trata
de tipo científico. Las hipótesis metaf ísicas no esta n sujetas de una doctrina sobre la naturaleza del mundo según la cual
a procesos de mejoramiento o de afinación, como ~as generali- éste se compone de una multitud de "átomos" radicalmente
diferentes, está claro, a los átomos de la física.' Las cosas del
zaciones empíricas, no son c?nfirm~das o ?e~co~f1rmada~ ?or
"nuevas observaciones", etcetera. SI las hipótesis metaf~slcas realismo ingenuo pueden ser reducidas y explicadas en térmi-
son verdaderas, son necesariamente ver.?~deras. De ahl. que nos de át?mos físicos, pero está claro que éstos, a su vez, son,
pueda decirse que los enuncia,dos metafIslco~ s~n enuncla?os en el sentido que ya conocemos, construcciones lógicas. "Pero
a priori (obviamente, no analí ticos; uso a ?:lOn en el sentido en todo caso la clase de cosa a la que se aspira en el análisis
kantiano de necesarios y universalmente vahdos, no en el sen- físico de la materia es acceder a pequeños trozos de materia
tido de 'independientes de la experiencia'). que son todavía corno materia en el sentido de que persisten
Debemos pasar ahora a considerar globalmente, en forma a través del tiempo y que viajan en el espacio. De hecho tienen
breve la naturaleza de la temática del capítulo. Para ello, tal las propiedades' cotidianas ordinarias de la materia física no
vez una buena idea sea la de empezar por intentar elucidar la materia que se tiene en la vida ordinaria -no tienen sabor u
olor ni aparecen desnudas ante el ojo- sino que tienen las
qué se entiende en este context? por '~t.on;ismo'~ por '~ó.gico'
y por 'metafísica'. La palabra metafísica ha SIdo utlhza~a propiedades a las que muy rápidamente se llega cuando se
de muy diversas maneras, inclusive por el mismo Russell. Sin viaja hacia la física desde la vida cotidiana. Yo digo que cosas
embargo, tiene ella dos sentidos primordiales, que son en los de esa clase no son los componentes últimos de la materia en
ningún sentido metafísico. Todas esas cosas son como lo
que nos concentraremos. . .. - ,
La metafísica es para Russell, pnmeramente, la investiga- muestra una pequena reflexión, ficciones lógicas en el sentido
ción que tiene como meta determinar qué es lo querealmente en que estaba hablandn'ta Los átomos a los que llega Russell
existe o, en sus palabras, la investigación cuyo objetivo .con- y que son obtenidos mediante el método del análisis son más
siste en la elaboración de un "inventario del mundo '.'. DICho básicos que los átomos de la física. Sería un error inferir de
de otro modo, puesto que es posible efectuar reduccIOnes.?e ~sto ~ue ~~ investi~~ción de Russell es, en algún sentido, una 1:
ciertas entidades a otras (SIendo en algunos casos la explicacion lllvestIgaclOn ernp mea Los resultados a los que él llega, acep-
o por lo menos la justificación de tales reduccio~~s la previa tables o no, son obtenidos a través del análisis lógico y con-
reducción de unas expresiones a otras), la metafísica deber ía ceptual. Esto nos lleva a considerar el uso de 'lógico' en
'metafísica del atomismo lógico'. ¡
poder ofrecer la lista del tipo de entidades que ya no son redu-
cibles las cosas lógicamente simples y con base en las cuales
todas' las demás pueden ser reconstruidas. Se trata de enu-
La metafísica de Russell pretende ser el resultado de la
adopción de cierto método (análisis) y de cierta lógica. "La
I"
1

merar las cosas que constituyen "el ajuar del mundo". Por l·
!
Ibid., p. 27l.
I
2

130
131
lógica por la que abogaré es atomista, en tanto que opuesta a Es conveniente tener siempre en mente cuál es el proceso
la lógica monista de gente que sigue más o menos a Hegel. qu~ .s~gue el pensamiento de Russell: éste intenta pasar del
Cuando digo que mi lógica es atomista, lo que quiero decir a~,ahsls del l~n?Uaje al análisis del mundo mediante la aplica-
es que no considero que la aparente multiplicidad del mundo CIOn ~e la lógica. El examen de enunciados y palabras del
consista meramente en fases y en divisiones irreales de una lenguaje natura~ hici~ron nacer en él la convicción de que en
única Realidad indivisible. Resulta de ello que una parte con- ~ste tanto la smta~:Js como el vocabulario son lógicamente
siderable de lo que se tendría que hacer para justificar la clase incorrectos y enganosos para la labor filosófica. En efecto
de filosofía que deseo defender consistiría en justificar el pro- la Teoría de las Descripciones muestra que detrás de la forma
ceso de análisis". 3 Y esto nos pone en relación con la discusión gramatical de cada enunciado del lenguaje natural está oculta
sobre la autonomía e irreducibilidad de las relaciones, cues- otra, diferente de aquella y lógicamente correcta, Surgió en-
tión abordada anteriormente. podemos, pues, resumir lo que tonces, como vimos, la idea de un lenguaje lógicamente per-
se ha dicho de la siguiente manera: la metafísica del atomismo fecto, en el cual se daría entre los símbolos y lo simbolizado
lógico es la doctrina sobre la naturaleza del mundo y de sus ~~a relación de isomorfismo, de tal manera que la compren-
componentes últimos que tiene como fundamento una lógica sion d~ las palabras de dicho lenguaje nos podría ante los ojos
relacional. los objetos del mundo y el conocimiento de la estructura de
Es importante reparar en el hecho de que el tipo de pre- dicho lenguaje nos permitiría extraer consecuencias referen-
guntas que se puede hacer en metafísica no es semejante o tes a la estructura de la realidad. El lenguaje ideado por Russell
equiparable al tipo de preguntas que se puede hacer en cien- que sería el ienguaie de Principia Mathematica enriquecido
cia. No estamos interesados, en filosofía, en hacer preguntas con un vocabulario extralógico, permitiría, en principio, ex-
que puedan ser respondidas apelando al método hipotético- presar absolutamente cualquier cosa que pudiera decirse
deductivo. No se pregunta, por ejemplo, qué propiedades tanto en los lenguajes naturales, en su función descriptiva
tiene este objeto u aquel o, inclusive, esa o aquella clase de como en los lenguajes científicos, y nos revelaría además lo
objetos, o por qué existe ese objeto o esa clase de objetos. que esos lenguajes no pueden revelar: la auténtica estructura
Las preguntas de la metafísica tienen otro carácter y otras del mundo, "El modo más corto de dar cuenta del atomismo
dimensiones: no se trata de preguntas particulares o más o lógico consiste en decir que el mundo tiene la estructura de la
menos generales, sino de preguntas absolutamente generales. lógica matemática de Russell"."
Considerada como ontología podría tal vez decirse que la Dijimos más arriba que la respuesta de Russell a la pregunta
pregunta fundamental de la metafísica es simplemente: " ¿Qué fund,am~~tal de la, metafísica era triple y esto requiere una
hay?" y resulta obvio que a una pregunta así no se le puede explicación, En primer lugar, vimos que al rechazar el axioma
ofrecer una respuesta en la que queden enumeradas todas las de las relaciones internas Russell se vio conducido a rechazar
cosas que hay en el mundo. La pregunta interroga no por la e,l monismo lógico, esto es, la teoría monista de la verdad. Se
cantidad, sino por el tipo de cosas que hay. Y puede a grandes SIgue que la posición de Russell es lo que podríamos llamar
rasgos decirse que para esta pregunta Russell tiene, como ve- 'pluralismo lógico', consistente, fundamentalmente, en la tesis
remos, una triple respuesta. de que no se puede hablar de La Verdad, sino tan sólo de

3 lbid., p. 178. 4 J. O. Urmson. Philosophical Analysis, p. 6.

132 133
....... __ ....•.. ----

múltiples "verdades" particulares. Ahora bien, esto, a la larga, plazada por otra en la que lo que ocurre es una descripción
implica que por lo menos una clase de enunciados está cons- como 'serpiente con alas que echa fuego por las narices'.
tituida por enunciados que son por sí solos enteramente ver- Así, de acuerdo con Pears y Black, lo que la Teoría de las
daderos o enteramente falsos y no verdaderos o falsos en la Descripciones permite efectuar son "análisis horizontales" es
medida en que forman parte de un sistema. Me refiero, eviden- decir, análisis que nos mantienen aceptando o rechazando el
temente, a la clase de los así llamados 'enunciados atómicos'. mismo tipo de entidades. En el ejemplo anterior, pasamos
y lo que determina el valor de verdad de dichos enunciados de 'dragón' a 'serpiente' y con 'serpiente', se nos asegura,
no puede ser en sí mismo algo lingüístico (por lo menos en ya no tenemos problemas. De esta manera, no nos vemos
el caso de esos enunciados básicos o atómicos). Lo que hace obligados a salir del lenguaje natural. Pero, como ya expli-
verdaderos o falsos a los enunciados son los hechos. Pero la camos más arriba, esta interpretación de la Teoría de las
adopción de la teoría de la verdad como correspondencia Descripciones es inadecuada, entre otras razones porque
compromete a Russell con una importante tesis ontológica, a detiene arbitrariamente el análisis donde no es la lógica sino
saber, que hay hechos. Así, pues, el mundo se compone de, el sentido común quien lo indica y, además, porque no tiene
o por lo menos contiene, entre otras cosas, hechos. "El primer en cuenta las conexiones entre la teoría del significado y la
truismo acerca del cual deseo llamar su atención ( ... ) es que teoría del conocimiento. De acuerdo, en cambio, con el uso
el mundo contiene hechos, que son lo que son independiente- que Russell hace de su teoría, se puede y se debe ir más allá
mente de que podamos elegir pensar acerca de ellos, y también del lenguaje natural e introducir el lenguaje fenomenalista. Al
que hay creencias, que tienen referencia a los hechos y es por hacer esto, pasamos del "análisis horizontal" al "análisis verti-
referencia a los hechos que son verdaderas o falsas". 5 Dejando c~l", o sea, de ~ntida~~s inferidas a construcciones lógicas (por
de lado por el momento la alusión a las creencias y a los pro- ejemplo, de objetos fISICOS a sense-data). Pero también a nues-
blemas con ellas relacionados, vemos que Russell postula en tro lenguaje ideal, referente exclusivamente a lo conocido
primer término una ontología de hechos o estados de cosas. directamente (particulares y universales), se puede aplicar el
y esto constituye la primera parte de la triple respuesta russe- método de análisis reductivo. No quiere esto decir que se vayan
lliana a-la pregunta fundamental de la metafísica. a encontrar enunciados más simples aún. Se quiere tan sólo
La segunda parte la obtenemos al percatarnos de las con- decir que dichas expresiones son susceptibles de ser analizadas
secuencias que tiene la utilización sistemática del método del de tal manera que podamos inferir qué tipo de elementos son
análisis reductivo y de la Teoría de las Descripciones. Esta sus elementos constitutivos y qué propiedades tienen éstos.
última puede ser interpretada, como lo han hecho Pears y Pero si esto es aSÍ, entonces podemos, teóricamente, basando-
Black, como un mecanismo que permite eliminar "símbolos nos en los principios del simbolismo perfecto "disolver" los
singulares complejos" del lenguaje natural y remplazarlos por ~echos descritos por los enunciados del leng~aje Ienomena-
otros, más simples, también de/lenguaje natural. Esto, obvia- lista y llegar a sus elementos últimos o átomos lógicos. y lo
mente, tiene consecuencias ontológicas importantes. Así, por que esto indica es que Russell mantiene igualmente una
ejemplo, podemos deshacernos de los dragones haciendo ver ontología de "cosas". "
que cualquier oración en la que ocurra 'dragón' puede ser rern- El hecho de que Russell dé una respuesta compleja a la
pregunta '¿Qué ~xis.te?' queda explícitamente establecido por
el m1sm9 de la siguiente manera: "Nuestro propósito, que ha
B. Russell. Logic ami Knouiledge, p. 182. acompanado todo 10 que hemos dicho, ha sido la justificación

134 135
tiene que hay "cosas" en el sentido de que hay "objetos", los
del análisis, i. e., la justificación del atomismo lógico, del punto cuales forman "la sustancia del mundo". Añade que una pro-
de vista de acuerdo con el cual se puede llegar, en teoría si piedad esencial (él dice "interna") de los objetos es que deben
no en la práctica, a los simples últimos, a partir de los cuales formar parte de algún hecho (atómico). De esto parece seguirse
se construye el mundo y que esos simples tienen una clase que nunca podemos aislar un objeto: hablar de un objeto es
de realidad que no pertenece a nada más. Los simples, como hablar de un objeto como formando parte de un estado de
traté de explicar, son de un número infinito de cla:>es.,Hay cosas particular. Para Russell, la situación es distinta, puesto
particulares, así como cualidades y relaciones de vanos orde- que él pone en relación el significado con el conocimiento di-
nes toda una jerarquía de clases diferentes de simples, pero recto. Por lo tanto, para él el análisis epistemológico puede, en
todos ellos , si estuvimos en lo cierto, tienen en sus diversos , principio, revelar lo que es un objeto simple o un particular.
modos una clase de realidad que no pertenece a nada mas. La La simplicidad lógica que Wittgenstein impone a sus objetos
única otra clase de objeto con el que uno se puede encontrar no coincide con la simplicidad epistemológica que debe poder
en el mundo es lo que llamamos hechos, y los hechos son la ser alcanzable si ha de haber nombres propios en sentido lógi-
clase de cosas que son aseveradas o negadas por proposiciones co. Esta diferencia hace que, al comparar ambos sistemas, el
y no son propiamente entidades en lo absoluto en el mismo de Wittgenstein produzca la impresión de ser más "profun-
sentido en que lo son sus componentes. Esto se muestra en el do", pero esta impresión se desvanece cuando nos percatamos
hecho de que no se les puede nombrar. Sólo se les puede negar, que dicha profundidad procede de la total indiferencia ante
aseverar o considerar pero no se les puede nombrar porque los problemas de teoría del conocimiento y conduce al mis-
no están allí para ser' nombrados, aunque en otro sentido es terio: en su sistema no se puede saber qué es un objeto y no
verdad que no se puede conocer el mundo a menos que se se puede dar ningún ejemplo de nombre.
conozcan los hechos que constituyen las verdades del mundo; Si lo que hasta aquí hemos dicho es correcto, la pregunta
pero el conocimiento de los hechos es una clase de cosa dife- '¿Qué hay?' está conectada de manera inmediata con cuatro
rente del conocimiento de los simples". 6 Es sólo un prejuicio preguntas:
10 que nos hace aceptar como válida ia aiternativa "hechos o
cosas". Esto no impide que las "cosas" sean, en algún senti- 1. ¿Qué son los hechos?
do, más importantes que los hechos, puesto que los hechos 2. ¿Qué son las "cosas" (los simples)?
resultan de las cosas en interacción. Pero un hecho no es un 3. ¿Qué tipo de hechos hay?
mero agregado de una relación con dos o más particulares. 4. ¿Qué tipo de cosas hay?
Por ello , tanto "cosas" como hechos deben figurar en una
metafísica completa. Vimos que una de las primeras cosas que Russell se apre-
En este punto hay una diferencia importante entre el sura a decir sobre los hechos es que estos no pueden ser nom-
sistema que Wittge~stein presenta en el Tractatus y el atomis- brados y la razón, que en la cita anterior da, es que "no están
mo lógico de Russell, diferencia que no puede pas~r desaper- allí para ser nombrados". Pero esto difícilmente puede ser
cibida. Wittgenstein afirma que el mundo es la totahdad de los una explicación convincente y satisfactoria. La verdadera
hechos, no de las cosas. Al mismo tiempo, sin embargo, sos- razón es otra y es que una proposición, que es el símbolo aso-
ciado con el hecho, no es un nombre. Éste es precisamente el
punto de vista defendido por Frege, quien se ve obligado a
6 Ibid., p. 270.
]37
136

,.i
encontrar una denotación para los enunciados y, de esta ma- nombres (lo cual, obviamente, no puede ser la concepción
nera, cae en una especie de maniqueismo, reificando a la verdad de Russell) y Wittgenstein infiere sobre la: base de su Teoría
y a la falsedad. Para Russell, "Es perfectamente evidente, tan Pictórica del significado, que los hechos atómicos son una
pronto como se piensa en ello, que una proposición no es un concatenación
,
de objetos. Dichos objetos, en principio , debe-
nombre para un hecho, por la mera circunstancia de que hay r ian corresponder a los particulares de Russell, pero no es éste
dos proposiciones correspondientes para cada hecho". 7 el caso. La razon es que las proposiciones atómicas de Russell
Es quizá innecesario señalar que Russell no efectúa un como 'esto es rojo' parecen mantener ciertas relaciones lógicas
análisis directo (empírico) de los hechos. Lo que él dice sobre con otras. En efecto, si decimos 'esto es rojo' estamos impli-
la naturaleza de éstos procede directamente de sus considera- cando 'esto no es verde', 'esto no es azul', etcétera. De ahí
ciones sobre el significado de las expresiones y la estructura que las proposiciones atómicas de Wittgenstein sean desde un
del lenguaje lógicamente perfecto. Por ejemplo, si hemos punto de vista lógico, más simples que las de Russell. La des-
aceptado que el mundo contiene hechos, que nunca pueden ventaja de su posición es que conduce, una vez más a una
ser nombrados y a los cuales nos referimos mediante enun- total ignorancia sobre lo que es un hecho atómico y sobre la
ciados, entonces estamos en posición de inferir que todos los naturaleza de los objetos. En relación con el sistema de Russell
hechos son siempre complejos, puesto que las proposiciones l? ~ue podri'a quizá decirse es que el hecho de que las pro po:
son siempre complejas. Y, paralelamente, si lo que queremos siciones atómicas no sean independ ientes se explica en función
saber es qué tipo de hechos hay, lo que tenemos que hacer es del hecho de que los hechos atómicos tampoco lo son pues
investigar qué tipo de enunciados irreductibles contendría el . como sugerimos, no hay ninguna razón para rechazar la idea
lenguaje que sirve de guía en la tarea metafísica. Así, pues, de que los sensibilia mantienen entre sí relaciones (e.g., de
la pregunta por los tipos de hechos puede ser formulada de la causalidad).
siguiente manera: ¿de qué tipo de enunciados no podemos Es evidente que en el sistema de Russell está involucrada
pasarnos en nuestro lenguaje fenomenalista y e.n qué orden una cierta teoría de la verdad: la teoría de la verdad como
podemos agrupados? correspondencia. Es muy importante, sin embargo, señalar de
Es relativamente claro que los enunciados más básicos o inmediato que la teoría de la correspondencia de Russell es
fundamentales del lenguaje fenomenalista no son los enuncia- una teoría de la verdad "ramificada". Russell sostiene, como
dos existenciales. Estos presuponen otros, más simples, so bre después veremos, que los conceptos semánticos como el de
los cuales se cuantifica: los enunciados atómicos. Son estas verdad son "sistemáticamente ambiguos", propiedad puesta
expresiones mediante las cuales se afirma que un particular de manifiesto por la Teoría de los Tipos. Intuitivamente no
tiene cierta propiedad o que cierta relación vale entre varios suscita ninguna dificultad la afirmación de que un enunciado
particulares. Aquí se presentan ciertas dificultades. En su sis- atómico como 'Sa' sea verdadero o falso en función de un
tema del atomismo lógico, Wittgenstein sostiene que las pro- hecho. Ahora bien, la congruencia nos obliga a aplicar el mis-
posiciones atómicas son lógicamente independientes entre sí mo criterio a las demás partes del sistema, lo cual tiene impor-
y, por lo tanto, que los hechos atómicos también lo son. Las tant~s pero inesperadas consecuencias para la ontología porque
proposiciones atómicas de Wittgenstein son concatenacionesde ¿que hecho puede hacer verdadero a un enunciado como
'-Sa'? Si '-Sa' es verdadero entonces 'Sa' es falso y, por lo
tanto, no hay el hecho enunciado por 'Sa'. Luego tiene que
7 B. Russell,Ibid., p. 187. haber un hecho referido por '-Sa', pero ¿qué tipo de hecho

138 139
puede ser éste que hace verdadero a un enunciado negativo? que las conectivas lo único que hacen es facilitar el discurso
La respuesta de Russell es que sólo un hecho negativo puede y que su elección es arbitraria. Si conocemos el valor de ver-
hacer verdadero a un enunciado negativo. Así, Russell se ve dad de los enunciados atómicos podemos determinar el valor
obligado a admitir en su ontología de hechos, hechos negati- de verdad de los enunciados moleculares. Puede afirmarse,
vos. Pero, insisto, no hay que olvidar que "Las razones que por lo tanto, que es innecesario aseverar la existencia de hechos
tiene Russell para aceptar hechos negativos no son difíciles moleculares o, lo que en último análisis equivale a lo mismo,
de encontrar. El acepta una teoría de la verdad como corres- que los hechos moleculares no forman parte de los compo-
pendencia"." Y la lista no termina aquí porque, una vez más nentes del mundo.
la coherencia obliga a Russell a admitir igualmente hechos Después de la enumeración del tipo de hechos que hay en
generales. Se ha argumentado, por ejemplo, que un enunciado el mundo se puede pasar a considerar la cuestión del tipo de
general verdadero es equivalente a una conjunción infinita de cosas que hay. Una vez más, hay que echar mano del método
enunciados atómicos verdaderos y esta interpretación de los del análisis reductivo, pero esta vez para descomponer hechos.
enunciados generales autoriza a no admitir la existencia de Las "cosas" que hay en el mundo son los elementos de los
hechos generales. Russell opone a ello el argumento de que, hechos. Las características más importantes de estas "cosas"
además de la conjunción en cuestión, debemos tener el enun- ya las conocemos, puesto que las "cosas" en cuestión son los
ciado 'esos son todos los enunciados' y, de esta manera, nos particulares y los universales. Se trata en ambos casos de enti-
vemos obligados a introducir una vez más, enunciados genera- dades lógicamente simples, es decir, irreductibles y conocidas,
les. Parecería entonces que algunos enunciados generales son por lo menos en algunos casos, directamente. Es muy impor-
indispensables en una descripción completa del mundo, lo tante, primero, tener en cuenta que 'simple' tiene aquí dos
cual simplemente implica que no podemos pasarnos de hechos significados totalmente distintos, ya que la relación entre un
generales en nuestra ontología. Todo esto podrá parecer raro, nombre propio en sentido lógico y un particular, que es una
es decir, totalmente novedoso para el sentido común e, inclu- relación de denotación, es esencialmente diferente a la de un
sive, podemos "intuir" queel puro "sentido común" no podría predicado con una relación. "La relación de un predicado con
revelamos tales verdades, pero de esto sólo se sigue que el lo que significa es diferente de la relación de un nombre con lo
sentido común es limitado y su metafísica, oiz.; "la metafísica que éste significa"." Pero esta importantísima afirmación
de la edad de piedra", falsa. no es arbitraria, si bien no resulta del todo comprensible, al
Podría señalarse que habría que aceptar, para ser coheren- igual que muchas otras, más que en la medida en que nos
tes, hechos disyuntivos, conjuntivos, condiciones, etcétera, o damos cuenta de que se está haciendo intervenir otra decisiva
se; hechos moleculares, puesto que en el lenguaje fenornena- teoría de RusseIl: la Teoría de los Tipos Lógicos. Es por lo
lista se podría hacer uso de enunciados moleculares, Pero a tanto imprescindible decir unas cuantas palabras sobre dicha
esto, dice Russell, no estamos comprometidos y la razón es teoría, ya que es ella el catalizador o el elemento neutraliza-
que los enunciados moleculares son funciones de verdad de dor de todos los resultados hasta aquí logrados.
enunciados atómicos. Por otra parte, cualquier cosa que pu- Para poder apreciar plenamente el valor de la Teoría de
diera decirse mediante '---+' o mediante '&' podría decirse, por los Tipos no basta con presentarla como una teoría lógica que
ejemplo, mediante la conectiva de Scheffer, lo que muestra puede ser descrita aisladamente, sino que es menester consi-

8 J. O. Urmson. Op. cit., p. 69. 9 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 268.

140 141
derarla en sus conexiones con las teorías russellianas de lógica éorriente de fundamentación de las matemáticas a la que, con
filosófica y de epistemología. Estrictamente hablando, "la Frege , Russell se adhiere y desarrolla.
teoría de los tipos es realmente una teoría de símbolos, no de El programa logicista estaba en vías de una completa rea-
cosas","? pero esto no debería hacemos pensar que dicha teo- lización cuando, en 1900, Russell descubre la "paradoja" que
ría es neutral para la metafísica. Como atinadamente ha seña- lleva su nombre. Esta paradoja es importante por el hecho de
lado Kneale: "Es un error, sin embargo, suponer que por que en ella intervienen exclusivamente conceptos lógicos
hablar acerca de palabras podemos escapar de todo enrredo (pertenencia y clase). Se trata de la ya universalmente cono-
metafísico y basar nuestras distinciones en simples conside- cida paradoja de la clase de todas las clases que no son miem-
raciones de gramática".!l En efecto, la Teoría de los Tipos bros de sí mismas. Es obvio que hay conjuntos que no son
confirma la existencia, usando 'existencia' en su sen tido "fun- miembros de sí mismos. El conjunto de los perros, por ejem-
damental", de los "individuos" y pone de relieve el carácter plo, no es un perro. Es igualmente evidente que hay clases que
"sistemáticamente ambiguo" de las categorías fundamentales sí son miembros de sí mismas. Por ejemplo, el conjunto de
de la ontología y de la teoría del conocimiento. La teoría es, todos los conjuntos es un conjunto, el conjunto de todas las
obviamente, una importante contribución a la lógica, pero lo cosas que no son perros no es un perro, etcétera. Tomemos
que a nosotros nos interesa destacar es la manera como se ahora el conjunto de todos los conjuntos que no son miem-
integra a la metafísica organizando los resultados alcanzados bros de sí mismos y preguntémonos: ¿es ese conjunto miembro
en otros terrenos de la filosofía. de sí mismo? Resulta, por la manera misma en que hemos
Como vimos, la labor filosófica de Russell se inicia con el caracterizado a la clase que nos interesa, que si es miembro de
deseo de demostrar que poseemos conocimiento enteramente sí mismo entonces no es miembro de sí mismo. Y a la inversa, si
seguro e indudable y no sólo probable o aparente. Russell decimos que no es miembro de sí mismo, entonces sí es miem-
creía en un principio que esto se podría demostrar no sólo en bro de sí mismo. Esto es lo que se llama una 'paradoja' o
el terreno de las ciencias sino también en el de la ética y, quizá, 'contradicción'. El problema era grave para ellogicismo, por-
en el de la religión. Todo esto sería o no factible pero, en todo que se había definido a los números como clases de clases y
caso, había una región en donde el conocimiento, poseyen- ahora resultaba que había que deshacerse de la noción misma
do las características de lo que los filósofos han llamado a de clases, a fin de poder resolver las paradojas. Dado que el
priori, podría ser establecido: las matemáticas. Al igual que problema parecía estarlo provocando la noción de clase, el
Frege e independientemente de él, Russell llegó a la convic- planteamiento fue de hecho entonces el siguiente: ¿cómo
ción de que todas las "verdades" de las matemáticas podían deshacerse de las clases?
ser derivadas de unas cuantas verdades lógicas evidentes y que En su análisis de las paradojas, Russell se percató que éstas
todos los conceptos que en ella intervienen podrían ser expli- surgen todas de un cierto "círculo vicioso", consistente en
cados con base en un reducido número de conceptos lógicos, considerar como legítimas a totalidades continuamente am-
los cuales no provocarían ningún problema conceptual, En pliadas por miembros definidos en términos de esa totali-
esto consiste básicamente el logicismo, que es la escuela o dad. Así, el primer paso en la eliminación de las paradojas lo
constituye la aplicación de lo que Russell, siguiendo a Poi n-
10B. Russell. Ibid., p. 267. caré, llamó el 'principio del círculo vicioso'. Dicho principio
11W. & M. Kneale. The Decelop ment ot Logic. Oxford University fue establecido por Russell de diversas maneras (lo cual ha
Press, 1978, p. 670. dado lugar a que algunos críticos -como G6del- hayan suge-

142 143
rido que, en realidad, Russell propone no uno sino varios mente que éstas no forman parte de nuestra ontología. Dicho
principios. Sin embargo, como Chihara ha hecho ver, ~st~ ~o en palabras de Russell: "Los símbolos para clases, al igual que
ha sido probado, es decir, no se ha probado que el prInCIpIO aquellos para descripciones, son, en nuestro sistema, símbolos
resulte "más fuerte" en alguna de sus formulaciones que en incompletos: sus usos están definidos, pero no se supone que
otras). He aquí una de las maneras como Russell introduce.:;u ellos mismos signifiquen nada en lo absoluto't.i> Lo que esto
principio: "Todo lo que involucre al todo de una colección quiere decir es que 'clase' no denota (si bien Russell no pre-
no debe ser un elemento de esa colección, o, conversamente:
tende deshacerse de las clases simplemente aplicando su Teoría
si, con tal de que cierta colección tenga un total, ésta tuviera
de las Descripciones). La siguiente etapa en la solución de los
miembros definibles únicamente en términos de ese total, en- problemas consistiría, en realidad, en la elaboración de una
tonces la colección mencionada no tiene un total" ;12 Y añade
teoría del simbolismo o, lo que quizá pueda resultar más com-
en una nota al pie de la página que "Cuando digo que una
prensible, en una teoría de la significatividad. De lo que se
colección no tiene un total, lo que quiero decir es que enun-
trataba era de justificar y aplicar el principio del círculo vicio-
ciados acerca de todos sus miembros son sin sentidos".13
so. Por lo tanto, de lo que se trataba era de no aceptar hablar
Vemos, pues, que "la Teoría de los Tipos es una teoría acerca
de clases espúreas o ilegítimas y esto sólo podía hacerse seña-
de entre otras cosas, lo que tiene sentido decir" .14 lando que ciertas funciones proposicionales no definen ninguna
, Para eliminar a las clases, lo que en la práctica significa clase. Estas son las así llamadas funciones no predicativas. "Y,
evitar hacer alusión a ellas, Russell ofrece su no-class theory . según el uso de Russell en Principia Mathematica, una función
Las clases, como se sabe, pueden ser tratadas extensional o
denotada por F!x ha de llamarse predicativa si y sólo si es del
intencionalmente. Por razones relativamente obvias, se ve que
orden más bajo compatible con el que tenga el argumento o
el enfoque extensional no es el adecuado para los propósitos
los argumentos que tiene. Así, una función predicativa en este
dellogicista. Desde este punto de vista resulta imposible carac-
nuevo sentido no involucra a ninguna totalidad excepto a la
terizar al conjunto vacío y habría que decir que un conjunto
totalidad de sus posibles argumentos y o cualquier totalidad
que tiene un único elemento es idéntico a su elemento. De
que éstos supongan" .16 Las paradojas, de acuerdo con Russell,
ahí que Russell se vea obligado a considerar a las clases como
se deben a que no se distingue entre funciones predicativas y
determinadas por una función proposicional. Decir que una
funciones no predicativas o, más exactamente, por suponer
clase tiene n miembros es equivalente a decir que una función
que toda función proposicional determina una clase.
proposicional es satisfecha n veces. Dos funciones proposicio-
En este punto podemos damos cuenta de que la Teoría
nales serán equivalente si coinciden en cuanto al rango de
de los Tipos forma parte de un sistema y que pierde mucho de
valores que las satisfacen. Lo importante en todo esto es el
su valor al ser abstraído de él. Considérese, por ~jemplo, sus
hecho de que cualquier cosa que pudiera decirse utilizando
relaciones con la Teoría de las Descripciones. Esta muestra
la palabra 'clase' puede ser dicha sin ella. Pero, a su vez, el
cómo es técnicamente posible dehacerse de ciertas expresio-
hecho de que no necesitemos hablar de clases muestra simple-
nes sin perder información, pero este mecanismo es, a su vez,
lo que permite la aplicación del principio del círculo vicioso.
12 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 63.
13 Ibid., p. 63. .. C 11 15 B. R. & A. N. Whitehead. Principia Mathematica to *56. C. U. P.,
14 H. Chihara. Ontology and the Vicious Circle Principte. orne
1973, p. 71.
University Press, London, 1973, p. 12.
16 W. & M. Kneale. Op cit., p. 661.

144
145
"La Teoría de las Descripciones es relevante en la búsqueda de expresamos. No podemos, por ejemplo, hablar de "todas
de una solución para las paradojas por más de una razón. No las proposiciones", porque lo que expresamos es también una
sólo la teoría es usada explícitamente en P.M en el desarrollo proposición. Supongamos que decimos 'toda verdad es relati-
real de las matemáticas a partir de los axiomas, sino que tam- va': tendríamos que añadir 'esa verdad es absoluta', con lo cual
bién preparó el camino para su teoría de la no existencia de contradecimos lo que dijimos en primer término. Podemos
las clases como el modelo para sus análisis de proposiciones decir 'p es verdadero o falso', pero no podemos decir 'todas
que involucran a expresiones que se refieren a clases"."? Así, las proposiciones son verdaderas o falsas'. Podemos hablar
pues, ambas teorías son necesarias para la eliminación de las de la clase de los individuos, pero no de la clase de todas las
paradojas: una indica cómo transformar unas expresiones en clases. etcétera.
otras mediante las cuales se transmite la misma información Lo que se necesita hacer para efectivamente limitar el
y la otra nos dice cuáles de estas nuevas fórmulas están bien alcance de nuestras afirmaciones es de alguna manera jerar-
formadas y cuáles no, es decir, cuáles pecan contra el princi- quizar los símbolos que pueden ser valores de las funciones
pio del círculo vicioso y cuáles no. "Ahora bien, de acuerdo proposicionales y, por ende, las funciones mismas. Lo impor-
con la explicación de Russell, cuando intentamos traducir su tante es determinar el rango de la variable, no necesariamente
paradoja acerca de las clases al modo requerido por la no-closs haciéndolo finito, sino formándolo de elementos "lógica-
theory , el resultado al que nos vemos conducidos es una com- mente homogéneos". "Se ha sugerido a menudo que lo que se
binación de símbolos prohibidos por la Teoría de los Tipos requiere para que se pueda hablar legítimamente del todo de
y resulta entonces evidente que las paradojas surgen por las una colección es que la colección sea finita ( ... ). Pero esa
fallas de la gramática ordinaria en satisfacer todos los reque- no es realmente la razón ( ... ). Lo que es esencial, como se ve
rimientos de la lógica".18 por lo discutido más arriba, no es finitud, sino lo que podría-
Vemos, pues, que es posible eliminar las clases en favor de mos llamar homogeneidad lógica. Esta propiedad habrá de
las funciones proposicionales y es a éstas a la que la Teoría pertenecer a cualquier colección cuyos términos estén todos
de los Tipos se aplica en primer lugar. Ahora bien, ¿qué es lo contenidos dentro del rango de significancia de alguna fun-
que dicha teoría afirma? "En su forma más simple, la Teoría cióu"." Esta idea de rango de significancia tendrá, como
de los Tipos establece el principio de que una función propo- veremos, importantes aplicaciones en la elaboración final de
sicional presupone la totalidad de sus argumentos posibles, lo la metafísica.
cual es decir que su significado no está especificado mientras Con la noción de rango de significación llegamos a la de
no especifiquemos el rango de objetos que son candidatos para "tipo lógico". "Un tipo es definido como el rango de signifi-
satisfacerla. Se sigue que estos candidatos no pueden signifi- cancia de una función proposicional, i.e., como la colección
cativamente incluir nada que esté definido en términos de la de argumentos para la cual la función en cuestión tiene valo-
función misma" .19 Así, lo que se hace mediante este principio res".>' Clasificamos a las funciones proposicionales en virtud
es, sencillamente, imponer ciertas restricciones a nuestro modo del nivel, esto es, del tipo de símbolos que constituyen el
rango de la variable. Las funciones proposicionales de grado 1
H. Chihara. Op, cit., p. 19.
17
serán aq uéllas cuyos rangos de significación estén constituidos
W. & M. Kneale. Op. cit., p. 660.
18
19 A. J. Ayer. Russell and Moore. The AnalyUcal Heritage, The 20 B. Russell. Logic and Knowledge, p. 74.
MacMillan Prcss, LTD, Great Britain, 1973, pp. 13·24. 21 B. Russell. Ibid., p. 75.

146 147
por nombres de objetos simples o, como Russelllos llama, de otra manera de reforzar la tesis de que tiene que haber par-
"individuos". Las funciones de grado 2 serán funciones que ticulares s • ¿Qué son los individuos de los que Russell habla y
toman como valores funciones, etcétera. La expresión 'F(x)' cómo vamos a decir si hay infinitamente muchos de ellos?
es una expresión con sentido, queriendo esto decir que al Russell dice que él pretende referirse a aquellas cosas, sean lo
remplazar a la variable por un símbolo adecuado (de un tipo que sean, que pueden ser nombradas por nombres propios en
ló~camente inferior al tipo de F) la expresión que obtendremos sentido lógico y no pueden aparecer en proposiciones salvo
sera verdadera o falsa. Pero de expresiones como 'F(F(x»)', como sujetos'";" Una cosa está clara: sean lo que sean los
que simbolizarían la paradoja del mentiroso o la de Russell individuos, lo único que puede indicamos de qué hablamos
no podríamos ni siquiera decir que dan lugar a expresiones cuando hablamos de ellos es el análisis epistemológico. y la
falsas, sino que ya ellas mismas son expresiones carentes por respuesta de Russell ya la conocemos: lo nombrado por los
completo de sentido. El rango de una función contiene a los nombres propios en sentido lógico son sensibilia percibidos.
elementos de todos los tipos a partir del tipo inmediatamente Debemos recordar que no nos proponemos discutir la
inferior al tipo de la función misma. Y lo que Russell sostiene Teoría de los Tipos desde un punto de vista matemático, por
es que o bien consideramos a todas aquellas expresiones que el simple hecho de que la Teoría de los Tipos es algo más que
por así decirlo, se autocontienen como carentes de sentido una teoría lógica, tomando 'lógico' en un sentido muy estre-
desde un punto de vista lógico o las aceptamos como expre- cho. Las paradojas de la teoría de conjuntos podrán ser resuel-
siones con sentido, pero entonces no escapamos a las con- tas o evitadas apelando a otras teorías y a otros mecanismos,
tradicciones. como por ejemplo mediante la axiomatización. Pero esto no
Intentemos extraer ahora algunas de las consecuencias que le hace perder su valor a la teoría de Russell. Como Van Heije-
esta teoría tiene para la ontología. Parecería, a primera vista, noort ha señalado, "Los enfoques de Russell y Zerrnelo para
que sucede con la noción de tipo lo mismo que sucede con las una solución de las dificultades creadas por las paradojas eran
nociones de lenguaje y metalenguaje: se trataría de una noción completamente diferentes. La primera era una teoría de largo
relativa. "En la práctica, es innecesario conocer qué objetos alcance y de gran importancia para la lógica e inclusive la onto-
pertenecen al tipo más bajo o inclusive si el tipo más bajo de logía, en tanto que la segunda era una respuesta inmediata a
variable que aparece en un contexto dado es el de los indivi- las necesidades urgentes del matemático que labora". 24 Desde
duos o algún otro. Pues en la práctica sólo los tipos relativos nuestro punto de vista y para nuestros propósitos, la impor-
de variables son relevantes; así, puede llamarse al tipo más bajo tancia de la Teoría de los Tipos radica en que organiza los
q~e ocurra en un ,contexto dado el de los individuos, indepen- resultados de la lógica filosófica y la teoría del conocimiento
dientemente de como esté constituido el tipo de individuos". 22 para, sobre ellos, pasar a elaborar hipótesis concernientes al
Es evidente, sin embargo, que hacemos usos distintos de la mundo considerado como un todo. Y puede afirmarse que
teoría si la aplicamos a los lenguajes de las ciencias naturales los resultados de la teoría de las relaciones, la Teoría de las
o a los lenguajes naturales que si lo aplicamos al lenguaje Descripciones y la teoría de las construcciones lógicas, estruc-
fenomenalista. En éste, la jerarquía de las funciones podrá
extenderse "hacia arriba" al infinito, pero es evidente que no
puede pasar lo mismo "hacia abajo". Pero esto no es más que 23 J. van Heijenoort. "Paradoxes", en The Encyclopedia al Philo-
soph.y ; vol V, p. 49.
22 B. Russell. Ibid., p. 76. 24 J. van Heijenoort, Ibid., p. 49.

149
148
turados .de acuerdo con lo exigido por la Teoría de los Tipos, tamente diferente de la relación de un nombre con un particu-
proporcionan un sólido y atractivo sistema filosófico, coronado lar. No debe suponerse que hay, por encima de todo ello, otro
por una convincente metafísica. Es de esto de lo que debemos modo mediante el cual se podría llegar a hechos nombrándo-
ahora ocuparnos. los. Sólo se puede obtener la cosa a la que se aspira mediante
De acuerdo con la Teoría de los Tipos resulta lógicamente la clase apropiada de símbolo, el cual la enfoca del modo
absurdo, no falso, predicar lo mismo de entidades de diferen- apropiadoL?" Pero estos "fenómenos", que se n:a.nifiestan
tes tipos, es decir, predicar algo en el mismo sentido cuando en nuestro modo de hablar en el lenguaje natural, tienen algu-
nos referimos a "entidades" "lógicamente heterogéneas". Así, nas extraordinarias consecuencias, que intentaremos ahora
resulta ininteligible decir que hay hechos en el mismo sentido establecer y que, como veremos, quedan explicadas por la
en que decimos que hay cosas. Los hechos, claro está, no son Teor ía de los Ti pos. . ,
entidades y hablar de ellos como si lo fueran es prod ucir sin- En primer lugar, resulta de la investigación que la teona
sentidos. El problema aquí es provocado, evidentemente, por russelliana de la verdad no puede ser identificada con una sim-
la pobreza del lenguaje natural. El guía para trazar estas dife- plista teoría de la correspondencia. 'Verdadero' y 'falso' cam-
rencias y comprenderlas es, una vez más, el análisis del len- bian de sentido si nos movemos en la jerarquía de los tipos
guaje. "No se puede nunca poner la clase de cosa que hace de enunciados. Aunque creo que no es esta la mejor formu-
que una proposición sea verdadera o falsa en la posición de lación, Waismann confirma lo que decimos de la siguiente
un sujeto lógico. Sólo se le puede tener allí como algo aseve- manera: "Así, la solución de Russell tiene como fundamento
rado o negado, o algo por el estilo, pero no como algo nombra- el que 'verdadero' y 'falso' son ambiguos, y que para hacerlos
do".2s Y lo mismo podemos decir respecto de los particulares no ambiguos necesitamos especificar el orden de la verdad y
y las relaciones. Decir de ellos que existen sin explícitamente la falsedad que le adscribimos a una proposición"Y (La razón
advertir que estamos usando el término 'existir' de dos mane- por la que pienso que no es ésta una buena formulación es
ras inidentificables es producir un sinsentido. Por eso Russell que lo que en ella es presentada como un supuesto es en rea-
sostiene que "la relación del sfrnbolo con Ío que significa es lidad un descubrimiento.) No podemos decir lo mismo (el
diferente en los diferentes tipos (... ). No hay un único con- mismo tipo de cosas) si decimos, por ejemplo, que 'Sócrates
cepto de 'significado', como de ordinario se piensa que hay, es mortal' y que 'todos los hombres son mortales' son enun-
de modo que no se puede decir en un sentido uniforme 'todos ciados verdaderos. Los procedimientos para determinar el
los símbolos tienen significado', sino que hay un número infi- valor de verdad de dichos enunciados son diferentes, la com-
nito de modos diferentes de 'significar', i.e., clases diferentes prensión de los enunciados provoca o causa diferentes actitu-
de relación del símbolo con lo simbolizado y que son absolu- des o estados mentales (como lo demuestra el hecho de que se
tamente diferentes. La relación, e.g., de una proposición con puede interpretar un enunciado general de diversas maneras,
un hecho es completamente diferente de la relación de un lo cual no acontece con un enunciado particular), la "lógica"
nombre con un particular, como puede verse por el hecho de de los enunciados es distinta, etcétera. Dicho de otro modo, no
que siempre hay dos proposiciones relacionadas con un hecho podemos adoptar la fácil solución de hacerle decir a Russell
dado; y así no sucede con los nombres. Esto muestra que la
relación que la proposición mantiene con el hecho es comple- 26 B, Russell. Ibid., pp. 268·269.
27 F. Waismann. "Language Strata", en Logic arul Language. Edita-
2 S B. Russell. Logig and Knoioledge, p. 188. do por A. Flews, Basil Blackwell, Oxford, 1953, p. 18.

150 151
-
que hay que aplicar un mismo criterio para una infinidad de Lo que todo esto pone de manifiesto ~s que la ~elación
tipos de enunciados. Lo que cae fuera de los casos "funda- entre el lenguaje y la realidad es mucho ~a~ compleja d~,lo
mentales" (atómicos) requiere una interpretación y lo que que se podría haber supuesto e~ un pn~cIpIo y, también,
sucede es que 'teoría de la verdad como correspondencia' es que la realidad misma es mu~ho mas complicada que l~ que el
lo suficientemente ambiguo como para abarcar todos esos simple realismo ingenuo sugiere. Sabemos que l.os partlcul.ares
posibles usos. tienen nombres y, por lo tanto, que ni los umvers~les m los
Lo mismo puede decirse que sucede con ciertas catego- hechos pueden ser nombrados. Ahora ya no podra sorpren-
rías ontológicas como "existencia", "realidad", "ser", etcé- demos ni parecemos extravagante la afirmación de Russell de
tera. También ellas adolecen de lo que Russell llama 'ambi- que un nombre propio en sentido lógico no pued~ ser enten-
güedad sistemática'. "La palabra 'hay' es una palabra que dido si no se conoce su denotación y nos 'parec~ra r~zonable
tiene 'ambigüedad sistemática', i.e., tiene un número estric- la tesis de que la comprensión de un predicado implica o su-
tamente infinito de significados diferentes que es importante pone la comprensión de una forma proposicional. En~ender
distinguír'tse Intuitivamente separamos hechos de cosas, pero lo que significa 'rojo' (el predicado) no es con?~er directa-
no siempre resulta fácil hacerla en el caso de que nos ocupe- mente un particular rojo, sino entender proposiciones ?e la
mos de distintos tipos de entidades. Podemos, por lo tanto, forma 'x es rojo'. Y conocer un hecho es estar capacitado
basándonos en los resultados de la Teoría de los Tipos, decir para adjudicar el valor de ve~dad adecuado .a .l,a ProPOSICIO~
lo siguiente: sabemos que los significados de los nombres que lo enuncia o para enunciar una proposición que la des
propios en sentido lógico son los objetos denotados y sabe- cribe. Pero el problema al que ahora nos enfren~amos. es.: acep:
mos que, aparte de dichos símbolos, los únicos símbolos que tanda que usamos 'hay' o 'existen' en sentl~o distinto s~
forman parte del vocabulario del lenguaje fenomenalista de hablamos de particulares y si hablamos d.e umversal~s ¿~ue
Russell (o lenguaje ideal) son los términos que sirven para queremos decir cuando decimos que los un.lv.ersales eXlSt~n ..
referimos a relaciones. Podemos afirmar, entonces, que dichas Antes de responder a esta pregunta qUlsle~a volver: ~ msis-
expresiones no denotan, esto es, que no son nombres, inde- ti,. sobre alzunas cosas. Russell, como se ha VIsto, esta intere-
pendientemente del hecho de que podamos tener un conoci- ~;d~ ;~- ;i;ct~ar va~nálisis formales o reductivos. "El análisis
miento directo de las "entidades" referidas. Podemos decir, sin formal, tal como Russello concebía: e~ el exa~en ?el ~un~o
duda, 'hay universales', pero si hemos de decir algo lógica- desde un punto de vista puramente 10g1CO.Su mteres pnrnano
mente inteligible, tendremos que utilizar 'hay' en un sentido atañe a los diversos modos de organización que son revelad~s
radicalmente diferente al que tendría en 'hay particulares'. por el lenguaje y la realidad; el a,ná!isis formal es cosmología
En el caso de las relaciones no hablamos de "de notación ", abstracta y trata de la estructura ult~~~ del lenguaje y el ~un-
puesto que eso sería considerar que las relaciones tienen un do ";"? Y, como ya vimos, el análisis ~educ~lvO comlen.za
nombre, lo cual haría patente el hecho de que habríamos siempre con el análisis de las partes y la sintaxís del lenguaje.
caído una vez más en el ancestral error de considerar toda Pero por otra parte, debe quedar claro que las inferencias
relación de significado como relación de nominación y esto, metafísicas se efectúan teniendo como base o modelo no el
a su vez, nos comprometería con un platonismo poco refi-
nado y de hecho falso.
29 M. Weitz. "Analysis", en The Ency clopedia o] Philosophv, vol. 1,
28 B. RusseJI. Logic and Knowledge, p. 268. p.98.

152 153
.... _ ..__ ._--_ .. _- ---~-------_ ..._---

lenguaje natural, sino el lenguaje lógicamente correcto. EIlen- sentido del cuantificador existencial. Podemos decir 'hay ora-
guaje ordinario es, como Russell dice, el resultado y utensilio ciones que contienen dos nombres y una palabra relacional y
de l~s atrevidas generalizaciones de los metafísicos primitivos, sin oraciones así muchas aseveraciones de hechos que nosotros
mediante el cual se nos habla de mentes, cosas, personas, etcé- creemos conocer serían imposibles'. Podemos proseguir di-
tera, esto es, de un sinnúmero de entidades cuya existencia es ciendo que, así como los nombres en las oraciones apuntan a
lógicamente cuestionable. objetos, así las palabras-relación deben apuntar a algo extra-
Volviendo a nuestro problema, ¿qué afirmamos cuando lingüístico. Es un hecho que Alejandro precedió a César y este
decimos que hay universales o que los universales son algo hecho no consiste meramente en Alejandro y César. Es claro
real? La pregunta es demasiado "grande" para recibir una res- que las palabras de relación sirven a un propósito al permitir-
puesta dogmática y simple. Lo que en este caso se requiere es nos aseverar hechos que de otro modo no podrían ser enun-
una interpretación, por lo que las posibilidades de error se ciados. Hasta aquí, pienso que estamos sobre terreno seguro.
incrementan. Podemos afirmar, ante todo, que un universal no Pero no pienso que se siga que hay, en el sentido que sea, una
es un objeto, puesto que un predicado no es un nombre. Por cosa llamada 'precedió'. Una palabra de relación es usada
otra parte, lo que Russell, siempre cuidadoso, parece inclinarse correctamente sólo cuando se proporcionan relata.
a pensar es que sostener que los universales son algo real (usan- Esto se aplica por igual a los predicados. Quine encuentra
do 'son', 'algo' y 'real' en un sentido inusual) es equivalente una dificultad especial cuando los predicados o las palabras
a afirmar que el mundo tiene cierta estructura, lo cual se ma- de relación aparecen como variables aparentes. Tómese, por
nifiesta lingüísticamente de manera que ciertas expresiones ejemplo, el enunciado, 'Napoleón tenía todas las cualidades
pueden ocurrir sólo como predicados y nunca como sujetos de un gran general'. Esto habrá de interpretarse como sigue:
así como en la necesidad en que nos vemos de no poder no sea lo que sea i, si 'x era un gran general' implica fx, sea lo
usar cierto tipo de expresiones, como expresiones relacionales. que sea x, entonces f (Napoleón)'. Esto parece implicar darle
y me parece claro que la modestia del resultado no mengua una sustancialidad a f que nos gustaría evitar si pudiéramos.
en lo más mínimo el valor de la respuesta. Por lo demás. habría Pienso que la dificultad es real y no conozco la respuesta. Cier-
que señalar y reconocer que esta teoría no es explícitamente tamente no podemos pasarnos de variables que representan a
avanzada por Russell en el periodo del cual nos hemos ocupa- predicados o a palabras de relación, pero pienso que debería
do. En realidad, dicha concepción fue por primera vez expl í-
ser posible un mecanismo técnico que preservara las diferen-
citamente formulada y claramente expuesta en An Inq uiry cias de status ontológico entre lo significado por un nombre,
into Meaning and Truth. Sin embargo, pienso que ese resultado por una parte, y los predicados y las palabras de relación, ~or
es el desarrollo lógico de los puntos de vista de Russell perte- la otra";" Nótese que a toda costa se intenta preservar la dife-
necientes al periodo clásico del atomismo lógico, por lo cual rencia de status ontologlco entre particulares y universales.
forma parte integrante del sistema que nos hemos esforzado Hay un asunto sobre el cual desearía llamar la atención:
por exponer. La formulación más clara que he encontrado en la concepción russelliana de la lógica que se desprende de
los textos de Russell se encuentra, sin embargo, en SU último todo lo que hemos dicho, esto es, la concepción de la lógica
libro, Mi desarrollo filosófico. Allí Russell plantea, con su bien que Russell mantuvo hasta la publicación del Tractatus.
conocida honestidad intelectual, el problema en los siguientes Hemos visto a Russell defender el carácter irreducible de las
términos: "La pregunta' ¿hay universales?' puede interpretarse
de diverso modo. En primer lugar, puede interpretarse en el 30 B. Russell , Mv Pnúosopnical Deoelopment, pp. 236-237.

154 155

proposiciones relacionales,. tan importantes en lógica y ma- lógica y en matemáticas "tenemos un conocimiento a priori
temáticas, porque estaba interesado en el problema de los que no es puramente 'analítico' ".32
universales; lo hemos visto pronunciarse sobre la necesidad Mientras Russell mantuvo esta concepción de la lógica, el
de disponer de nombres propios en sentido lógico, por su elegante sistema filosófico que creó pareció consistente. Pero,
importancia para la búsqueda de los "constituyentes últimos" como siempre sucede con este tipo de construcciones, si algo
del universo; lo hemos visto elaborar una teoría sobre las se altera en ellas todo el edificio se transforma por completo.
construcciones lógicas para reemplazar objetos físicos y men- y no es implausible que la transformación de la filosofía del
tes y, finalmente, hemos expuesto someramente algunos atomismo lógico empezara justamente con la crítica de Witt-
aspectos de su Teoría de los Tipos Lógicos, teoría que le genstein a la concepción russelliana de la lógica o, mejor dicho,
sirvió, entre otras cosas, para organizar los diversos resulta- a la concepción russelliana del status de los enunciados de la
dos obtenidos en las diversas ramas de la filosofía. Pero todo lógica. Russell, siguiendo a Kant, los había considerado como
esto nos hace ver que la concepción que Russell tenía de la enunciados sintéticos a priori. Wittgenstein opondrá el punto
lógica al elaborar su sistema era mucho más amplia y rica que de vista de que las verdades de la lógica son tautologías, esto
la qu~ quedó después de la crítica de Wittgenstein. Piénsese, es, expresiones carentes de contenido cognitivo y universal-
por ejemplo, en el axioma de infinitud o en el axioma de mente verdaderas en virtud del significado de los símbolos
reducibilidad. El primero, por ejemplo, nos dice, de hecho, que en ellas intervienen. De ahí que pueda decirse que son
que el número de individuos del mundo es infinito. Russell conocidas a priori, en el sentido de 'independienteme,?-te de
lo considera necesario para poder efectuar la construcción de la experiencia' y que se les pueda considerar como enuncia-
los enteros finitos y de las fracciones y, sin embargo, admite dos analíticos. Pero si las "verdades" de la lógica son tauto-
honestamente que no puede ser probado. En todo caso, al logías, entonces las teorías lógicas de Russell no pertenecen
igual que el axioma de reducibilidad, está claro que no se a la lógica. Pero esto agudiza el problema para Russell, pues
trata de una tautología. Russell, por lo tanto, estaba lejos, éste habría de enfrentarse muy pronto a una nueva y poderosa
en un principio, de considerar a la lógica como un mero teoría del. significado: el verificacionismo. De acuerdo con esta
s~st:ma de verdades vacuas. En el fondo, su concepción de la nueva teoría, aunque tal vez no propia del Tractatus sí ~xtraí-
lógica era semejante, en cierto sentido, a la de Hegel: la con- da de él, las oraciones significativas desde el punto de vista del
cebía como metafísica, es decir, como el tipo más abstracto y conocimiento son fundamentalmente, las oraciones de las
general de investigación y cuyo objeto de estudio es el mundo. ciencias naturales 'y, de modo indirecto, las tautologías. La
"La lógica se ocupa del mundo real tan verdaderamente como controversia con los propugnadores de esta posición (bási-
la zoología, sólo que de sus rasgos más abstractos y genera- camente los empiristas lógicos) obligó a Russell a afinar o
les"."! Y los enunciados de esta abstracta empresa la cual refinar sus puntos de vista. Una consecuencia de ello fue que
lleva al filósofo a ocuparse de las formas lógicas de hechos y el sistema russelliano de atomismo lógico, a pesar de- haber
cosas, son enunciados sintéticos a priori. Por eso una de las sido criticado desde muchas perspectivas, logró sobrevivir,
grandes aportaciones de Kant, en opinión del Russell de aque- si bien no sin algunas importantes modificaciones. No obstan-
lla época, era el haber hecho explícito el hecho de que en te, algunos de los resultados pertenecen ya al corpus de doc-
trinas filosóficas tradicionales. El método del análisis parece

31 B. Russell. Introduction lo Mathematical Philosopny, p. 169. 32 B. Russell. The Problems of'Philosophy, p. 46.

157
156
ser todavía aceptable en filosofía (más que el hermenéutico, BIBLIOGRAFIA
el trascendental, el dialéctico, etc.); los particulares fueron
eliminados y reemplazados por "manojos de cualidades" uni-
dos por la relación de "compresencia", y ello fortaleció al
platonismo, el cual sigue siendo inevitable en una u otra forma
en relación con los universales, con las clases, los números,
etcétera; es cierto que Russell se vio obligado a aceptar, a dis-
gusto, la concepción wittgensteiniana de las matemáticas y
la lógica, pero introdujo posteriormente sus principios de
inferencia no demostrativa, y así sucesivamente. Todo esto
pertenece, no obstante, a lo que podríamos llamar el "cuarto"
Russell, o sea, el RusselI de An Inquiry into Meaning and AYER, A.J.
Truth y de Human Knowledge. Lo que en esos libros se nos 197 3(a) Metaphysics and Common-Sense. Devon, The
ofrece es un nuevo sistema filosófico, mejor elaborado pero Macmillan Press LTD.
que, sin duda alguna, surgió de la primera filosofía de Russell, 1973(b)Russell and Moore. The Analytical Heritage. Exe-
de la cual es una prolongación, mostrando, en passan t, otra de ter, Devon, The Macmillan Press LTD.
sus cualidades: su capacidad para autocorregirse y perteccio- CLACK, R.J.
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INDICE

Introducción 9
La teoría de las relaciones 23
La teoría de las descripciones 47
La reconstrucción del mundo 77
El argumento del lenguaje privado 113
La metafísica del atomismo lógico 129
Bibliografia 159

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