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Walt Stephen Relaciones Internacionales Un Mundo Muchas Teorias PDF
Walt Stephen Relaciones Internacionales Un Mundo Muchas Teorias PDF
Stephen M Walt,
Foreign Policy, Spring 1998, pgs.29-46.
¿Por qué deberían preocuparse las autoridades y los practicantes del estudio de los
asuntos internacionales? Esos que transmiten política exterior a menudo descartan a los
teóricos académicos (frecuentemente, uno debe admitir, con razón), pero hay un enlace
irreductible entre el mundo abstracto de la teoría y el mundo real de política.
Necesitamos que las teorías le den sentido a la gran afluencia de información que nos
bombardea diariamente. Aun en estos casos, las autoridades responsables, que son
desafiantes de la "teoría", deben confiar en sus (a menudo no comentadas) ideas acerca
de cómo trabaja el mundo para decidir qué hacer. Es difícil hacer buena política si uno
de los principios básicos de la organización es defectuoso, tal como es difícil construir
buenas teorías sin saber mucho del mundo real. Todo el mundo usa teorías -ya sea él o
ella sabe eso o no- y los desacuerdos acerca de la política usualmente estriban en
desacuerdos fundamentales acerca de los resultados en la forma y en como resulta la
distribución de las fuerzas básicas.
Tomando, por ejemplo, el debate actual en relación a como reaccionar frente a China.
Desde una perspectiva, el ascenso de China es el último ejemplo de la tendencia de los
poderes nacientes para alterar el balance de poder global de maneras potencialmente
peligrosas, especialmente si su crecimiento le genera una mayor ambición.
Desde otra perspectiva, la clave para comprender la conducta futura de China está en
entender si su comportamiento será modificado por su integración en los mercados
mundiales e (inevitablemente?) abrirá espacio a los principios democráticos.
Pero desde otro punto de vista se puede señalar que las relaciones entre China y el resto
de mundo estarán marcadas por asuntos de cultura e identidad: ¿Podrá China verse a si
misma (y también vista por los otros) como un miembro normal de la comunidad
mundial o como una sociedad singular que merece tratamiento especial?.
Igualmente, el debate sobre la expansión de la OTAN se ve diferente dependiendo de la
teoría que uno utilice. Desde una perspectiva "realista", la expansión es un esfuerzo para
extender la influencia del Oeste –desde el tradicional enfoque de los intereses vitales de
Estados Unidos- durante el período de debilidad rusa y con la posibilidad de provocar
una respuesta ruda de Moscú
Desde la perspectiva liberal, sin embargo, la expansión reforzará las nacientes
democracias de Europa Central y extenderá los mecanismos de manejo de solución de
conflictos de OTAN para una región potencialmente turbulenta. Un tercer enfoque es
enfatizar el valor de incorporar a la República Checa, Hungría, y Polonia dentro de la
comunidad de seguridad del Oeste, donde sus miembros comparten una identidad
común que ha hecho de la guerra algo largamente inconcebible.
Ningún de las perspectivas es capaz de captar toda la complejidad de la política mundial
contemporánea. Por consiguiente, estamos mejor con un arsenal diverso de ideas
irreconciliables en vez de una ortodoxia teórica sola. La competencia entre teorías
ayuda a revelar sus fortalezas y debilidades e incita a la consiguiente reformulación, al
revelar desperfectos en la sabiduría convencional.
Aunque deberíamos tener cuidado al enfatizar la inventiva y el abuso del discurso, le
deberíamos dar la bienvenida y promover la heterogeneidad de los estudios
contemporáneos.
El Realismo
El realismo fue la tradición teórica dominante durante el período de la Guerra Fría.
Plantea las relaciones internacionales como una lucha por el poder entre Estados
interesados en sus objetivos y es generalmente pesimista sobre los prospectos para
eliminar el conflicto y la guerra. El realismo dominó los años de la Guerra Fría porque
proporcionó explicaciones simples pero poderosas para la guerra, las alianzas, el
imperialismo, los obstáculos para la cooperación y otros fenómenos internacionales, y
porque su énfasis en la competencia era consistente con las características centrales de
la rivalidad soviética-norteamericana.
Por supuesto que el realismo no es una teoría particular ya que este pensamiento se
desarrolló considerablemente a lo largo del periodo de Guerra Fría. Los realistas
"clásicos" como Hans Morgenthau y Reinhold Niebuhr creyeron que los Estados, como
seres humanos, tenían un innato deseo de dominar a los otros, lo cual les condujo a la
guerra. Morgenthau también enfatizó las virtudes del sistema clásico, multipolar, del
balance de poder y vio la rivalidad bipolar entre Estados Unidos y la Unión Soviética
como especialmente peligrosa.
Por contraste, la teoría "neorrealista" desarrollada por Kenneth Waltz ignoró la
naturaleza humana y centró su atención en los efectos del sistema internacional. Para
Waltz, el sistema internacional consistía en un número de superpotencias, cada una
tratando de sobrevivir. Debido a que el sistema es anárquico (i.e., no hay autoridad
central para proteger a los Estados), cada Estado debía sobrevivir a su manera. Waltz
sostiene que esa condición conduciría a los Estados más débiles a balancearse en contra
rivales más poderosos. Al contrario de Morgenthau, afirmó que la bipolaridad era más
estable que la multipolaridad.
Un importante aporte al realismo fue adscripción de la Teoría Ofensiva –Defensiva
(Teoría de la Guerra), diseñada por Robert Jervis, George Quester, y Stephen Van
Evera. Estos estudiosos sostuvieron que la guerra era más probable cuando los Estados
podrían vencer a otros fácilmente. Cuando la defensa era más fácil que la ofensiva, sin
embargo, la seguridad era más abundante, los incentivos de expansión declinaban y la
cooperación estaba en condiciones de florecer. Por tanto, si la defensa tuviese la ventaja,
y los Estados pueden distinguir entre armas ofensivas y defensivas, entonces los Estados
podrían adoptar la manera de defenderse sin amenazar a otros; por consiguiente,
desalentar los efectos de la anarquía. Para estos realistas "defensivos", los Estados
solamente trataron de sobrevivir y las superpotencias podían garantizar su seguridad
mediante la formación de alianzas balanceadas y elegir las posturas militares defensivas
(como las fuerzas nucleares vengativas). Como es lógico, Waltz y la mayoría de los
neorealistas creyeron que los Estados Unidos fueron sumamente seguros en gran parte
de la Guerra Fría. Su temor principal era que su posición favorable podría verse
disminuida al adoptar una política exterior excesivamente agresiva.
Así, hacia el fin de la Guerra Fría, el realismo se había trasladado desde el la percepción
oscura de la naturaleza humana de Morgenthau y hacia un tono ligeramente más
optimista.
El liberalismo
El principal cambio al realismo se originó desde una amplia familia de teorías liberales.
Una de las perspectivas sostuvo la opinión que la interdependencia económica haría que
los Estados desistieran de usar la fuerza en contra del otro porque la guerra amenazaría
la prosperidad de cada uno de ellos. Una segunda visión, a menudo asociada con el
Pdte. Woodrow Wilson, vio la ampliación de las democracias como la llave para la paz
mundial basándose en el hecho que los Estados demócratas estaban intrínsecamente más
tranquilos que los estados autoritarios. Un tercer punto de vista teórico, más reciente,
plantea que las Instituciones Internacionales (como la Agencia Internacional de Energía
y el Fondo Monetario Internacional) pueden ayudar a superar los comportamientos
estatales autárquicos, alentando a los estados a privarse de ganancias inmediatas en
función de los mayores beneficios de una cooperación consolidada.
Aunque algunos liberales coquetearon con la idea que los actores transnacionales
nuevos, especialmente las corporaciones multinacionales, se iban apropiando
gradualmente del poder de los Estados, el liberalismo generalmente vio a los estados
como los actores centrales de las relaciones internacionales. Todas las teorías liberales
percibieron a la cooperación como la acción más penetrante, más aun que la visión
defensiva del realismo, pero cada perspectiva ofreció una receta diferente para
promoverla.
Aproximaciones Radicales
Hasta los 80’ el marxismo fue la alternativa principal para las tradiciones
representativas realistas y liberales. Dónde el realismo y el liberalismo daban por
supuesto al sistema estatal, el marxismo ofrecía a ambos una explicación diferente para
el conflicto internacional y un modelo para fundamentar las transformaciones del orden
internacional existente.
La teoría marxista ortodoxa vio al capitalismo como la causa central del conflicto
internacional. Los estados capitalistas luchaban en contra como consecuencia de su
incesante interés por beneficiarse y, además, se enfrentaban contra los estados
socialistas porque vieron en ellos las semillas de su destrucción. La teoría de
neomarxista de la "dependencia", por contraste, se enfocó en las relaciones entre los
poderes capitalistas desarrollados y los subdesarrollados, sustentando que los primeros –
ayudada por una alianza diabólica con las clases dirigentes del mundo en vías de
desarrollo- se había hecho ricos explotando a los últimos. La solución fue derrocar a
tales elites parásitas e instalar un gobierno revolucionario con el fin de lograr un
desarrollo autónomo.
Ambas teorías fueron largamente desacreditadas antes que la Guerra Fría finalizara. La
extensa historia de la cooperación económica y militar entre los poderes industriales
desarrollados mostró que el capitalismo inevitablemente no condujo al conflicto. Los
quiebres que dividieron al mundo comunista demostraron que el socialismo no siempre
promovió la armonía. La teoría de la dependencia sufrió contratiempos empíricos
similares como también se determinó que, primero, la activa participación en la
economía mundial fue el mejor camino a la prosperidad que el desarrollo socialista
autónomo y, segundo, muchos países en desarrollo se probaron a si mismos como
capaces de negociar exitosamente con corporaciones multinacionales y otras
instituciones capitalistas.
Si bien el marxismo sucumbió por fallas diversas, su herencia fue asumida por un grupo
de teóricos que tornaron en escrituras postmodernas la crítica literaria y de teoría social.
Este acercamiento "deconstructivista" fue abiertamente escéptico al esfuerzo de idear
teorías generales o universales como el realismo o el liberalismo. Ciertamente, sus
proponentes enfatizaron la importancia del lenguaje y del discurso para forjar resultados
sociales. Sin embargo, porque estos estudiosos enfocaron inicialmente la atención en
criticar los paradigmas representativos de la mayoría sin ofrecerles alternativas
positivas, permanecieron en una autoconsciente minoría hasta fines de los 80’.
La Política Doméstica
No todos los estudios sobre relaciones internacionales durante la Guerra Fría se
ajustaron a los paradigmas realistas, liberales o marxistas. En particular, un número
importante de obras enfocaron su atención en las características de los Estados, la
organización del gobierno o en líderes individuales. El estilo demócrata de la teoría
liberal le hicieron fijarse bajo estos encabezados, como lo hicieron Graham Allison y
John Steinbruner para usar la Teoría de la Organización y la burocracia política para
explicar el comportamiento de la política exterior; o como Jervis, Irving Janis, y otros,
quienes aplicarán la sicología social y cognitiva. En la mayoría de los casos, estos
esfuerzos no proveyeron una teoría general de comportamiento internacional, pero
identificaron otros factores que podían conducir a los estados a comportarse de modo
diferente de las predicciones o de las aproximaciones realistas y liberales. Así, mucha
de esta literatura debería ser considerada como un complemento para los tres
paradigmas principales mas que una aproximación distinta para el análisis del sistema
internacional como un todo.