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EN LO PRINCIPAL: TENGASE PRESENTE AMICUS CURIAE; PRIMER

OTROSÍ: LEGITIMACIÓN ACTIVA DE LA CALIDAD INVOCADA;


SEGUNDO OTROSÍ: ACREDITA PERSONERÍA

ILUSTRE CORTE DE APELACIONES DE TEMUCO

LORENA FRIES MONLEON, Directora del Instituto Nacional de


Derechos Humanos, en los autos sobre Recurso de Apelación Rol N°388-2012, a
S.S. I. con respeto digo:

De conformidad con la Ley N° 20.405, que crea el Instituto Nacional de


Derechos Humanos y fundamentalmente lo señalado en los artículos 2° inciso 1 y
3° N° 3 de dicha ley, vengo en presentar un amicus curiae, en el cual ofrecemos
nuestra opinión jurídica frente al recurso materia de estos autos, con el objeto de
colaborar con este ilustre tribunal en el pronunciamiento definitivo acerca del
mismo.

La presentación se hará en el siguiente orden:


I.- Introducción acerca de los amicus curiae
II.- Contexto general del presente amicus curiae
III.- Derecho aplicable en las causas de Violencia Intrafamiliar y prohibición de
acuerdos repratorios
IV.- La aplicación de la costumbre indígena en el ordenamiento jurídico, las
excepciones a su aplicación y la violencia contra las mujeres
V.- Ponderación entre práctica cultural o actitudes tradicionales vs violencia contra
las mujeres
VI.- Sugerencias del INDH

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I. Acerca de los Amicus Curiae

El amicus curiae, o “amigo del tribunal” corresponde a un instituto del derecho


procesal que permite a terceros ajenos a una disputa judicial, y que cuenten con un
justificado interés en la resolución del litigio, ofrecer opiniones consideradas de
trascendencia para la sustanciación del proceso1.

En nuestro ordenamiento jurídico, el amicus curiae encuentra respaldo en diversos


preceptos constitucionales, destacando, en especial, el derecho de petición
consagrado en el artículo 19 N° 14 y en el art. 1° inciso 3° que afirma el
reconocimiento y amparo de los grupos intermedios por parte del Estado.

Existen varios casos en que los amicus curiae han sido acogidos por el Tribunal
Constitucional o los tribunales ordinarios de nuestro país. En el primer caso,
podemos mencionar: a) Causa Rol Nº 740, Requerimiento de Inconstitucionalidad
del Decreto Supremo Reglamentario Nº 48, del Ministerio de Salud (caso “píldora
del día después”); b) Causa Rol Nº 634-2006, Requerimiento de Inaplicabilidad por
Inconstitucionalidad del artículo 13 de la Ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de
Bases Generales de la Administración del Estado; c) Causa Rol Nº 1723-2010-INC,
Requerimiento de Inconstitucionalidad del artículo 2.331 del Código Civil y d)
Autos sobre control de constitucionalidad Rol N° 1845-2010, sobre “proyecto de ley
que modifica el sistema de justicia militar y establece un régimen más estricto de
sanciones contra los miembros de las policías”, presentación de amicus curiae del
Instituto Nacional de Derechos Humanos. Respecto a los amicus curiae presentados
ante tribunales ordinarios podemos mencionar, entre otros, a) Causa Rol 165.085-3.
Solicitud de presentación de amicus curiae por el Centro de Estudios Legales y
Sociales (en adelante, CELS) ante el Séptimo Juzgado del Crimen de Santiago y b)
Autos sobre recurso de nulidad Rol N° 2921-2011, presentación de amicus curiae
del Instituto Nacional de Derechos Humanos ante la Corte Suprema.

1
Cfr. Napoli, A. y Vezzulla, J. M. (2007). “El Amicus Curiae en las Causas Ambientales”. Lexis
Nexis. (nº 4), p 1. Recuperado el día 27 de septiembre de 2011, de
http://www.farn.org.ar/arch/El%20Amicus%20Curiae%20en%20las%20Causas%20Ambientales%2
0final.pdf

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Por último, el presente amicus curiae se apoya también en las normas de la propia
Ley N° 20.405, que crea el Instituto Nacional de Derechos Humanos (en adelante,
INDH), que en su artículos 3 números 2 y 3, establece, respectivamente, que son
atribuciones del INDH:
“2.- Comunicar al Gobierno y a los distintos órganos del Estado que estime
convenientes, su opinión respecto de las situaciones relativas a los derechos
humanos que ocurran en cualquier parte del país. Para el ejercicio de esta función,
podrá solicitar al organismo o servicio de que se trate un informe sobre las
situaciones, prácticas o actuaciones en materia de derechos humanos.
3.- Proponer a los órganos del Estado las medidas que estime deban adoptarse para
favorecer la protección y la promoción de los derechos humanos”.

En consideración a las normas y consideraciones señaladas, vengo en presentar un


amicus curiae, mediante el cual ofrecemos nuestra opinión jurídica con ocasión del
recurso de apelación interpuesto en estos autos, con el objeto de colaborar con este
Ilustre Tribunal en el pronunciamiento, de acuerdo a las siguientes argumentaciones
que paso a detallar a continuación.

II. Contexto general del presente amicus curiae

El 8 de diciembre de 2011, doña Carolina Jaqueline Padilla Manquel concurrió a la


Tenencia de Carabineros de Ercilla, para denunciar una agresión de la cual había
sido víctima pocos minutos antes, por parte de su conviviente y padre de su hijo, don
Jorge Alvaro Huenchullán Cayul. La denunciante señaló que se había encontrado en
la calle con su pareja y, tras una discusión, él la habría tomado del brazo y arrastrado
unos metros por la calle, quedando la denunciante con signos visibles de maltrato.

Una media hora más tarde se presentó en el mismo recinto policial don Jorge Alvaro
Huenchullán Cayul, quien ofuscado insultó a su conviviente delante de los
funcionarios de carabineros presentes en el recinto, siendo detenido en el lugar.
Doña Carolina Jaqueline Padilla Manquel constató lesiones en el consultorio de
Ercilla, las que fueron calificadas de leves. Las lesiones constatadas fueron eritema

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facial izquierdo, herida erosiva cortante codo izquierdo, erosión superficial
antebrazo derecho y equimosis pierna derecha.

Al día siguiente, 9 de diciembre de 2011, se realizó el control de la detención de don


Jorge Huechullán Cayul en el Juzgado de Letras y Garantía de Collipulli. La
detención fue declarada legal y el Ministerio Público realizó un requerimiento de
procedimiento simplificado verbal, de acuerdo al art. 393 bis del Código de
Procedimiento Penal. El fiscal calificó los hechos como constitutivos de lesiones
menos graves en el contexto de violencia intrafamiliar, delito tipificado y
sancionado en los artículos 399 y 494 Nº 5 del Código Penal y 5º de la Ley 20.066.
Se imputa responsabilidad a don Jorge Huenchullán Cayul en calidad de autor del
delito mencionado en grado de consumado, se le reconoce la circunstancia atenuante
del artículo 11 N°6 del Código Penal, esto es, irreprochable conducta anterior y se
solicita finalmente la imposición de una pena de 300 días de presidio menor en su
grado mínimo y accesorias de ley 20.066, especialmente la prohibición de acercarse
a víctima y someterse a un tratamiento de control de impulsos y de consumo de
alcohol.

Don Jorge Huenchullán Cayul, asistido por una Defensora Penal Licitada, solicita
que su defensa sea asumida por la Defensoría Penal Mapuche y por tanto señala no
estar en condiciones de pronunciarse respecto del requerimiento. El Tribunal fija
audiencia entonces para el 11 de enero de 2012 y se fija como medida cautelar la
prohibición del imputado de acercarse a la víctima.

El 11 de enero se realizó la audiencia con la presencia del Fiscal, la víctima y don


Jorge Huenchullán Cayul asistido por el Defensor Público Mapuche. El Fiscal
ratifica el procedimiento, pero se desiste de la medida de prohibición del imputado
de acercarse a la víctima, sustituyéndola por la asistencia a terapia familiar,
asimismo rebaja al mínimo legal la solicitud de pena, fijándola en 61 días y
accesorias.

El Defensor Penal Mapuche solicita al Tribunal una salida alternativa,


específicamente un acuerdo reparatorio, en aplicación de los art. 9 y 10 del

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Convenio 169 de la OIT. Señala que, sin perjuicio de la presunción de inocencia,
solicita la aprobación de un acuerdo reparatorio, ofreciendo disculpas públicas por
parte del inculpado así como su compromiso de asistir a terapia para el control de
impulsos y de no reiterar estos hechos. Agrega que su representado no tiene una
suspensión condicional a su haber, porque en definitiva fue absuelto en una causa
asociada.

El Ministerio Público señala que por aplicación del principio de especialidad de la


Ley 20.066, en consonancia además con los principios contenidos en otras
convenciones internacionales suscritas por el Estado de Chile que reprimen el
maltrato a la mujer, las normas del Convenio 169 no resultan aplicables en la forma
pedida, por lo que se opone al acuerdo reparatorio, sin perjuicio de que también se
pidió terapia y que la pena en definitiva será remitida, adelantando que no se
opondrán a la remisión. Acto seguido, en la audiencia el Tribunal consulta al
Defensor sobre la costumbre de la etnia. Según el Defensor consiste en aceptar los
consejos de los ancianos o padres, en este caso y tal como se ha hecho en otros
tribunales, el Juez de garantía pasa a cumplir ese rol, de persona más sabia, regido
por la autoridad que le da la ley y el imputado se comprometen ante él a no reiterar
estos hechos. Juez consulta al defensor si la costumbre es pedir disculpas y
comprometerse a no reiterar los mismos hechos. El Defensor señala que además se
compromete a hacer terapia.

El Juez pregunta si hay voluntad libre de la víctima, a lo que el Defensor Penal


Público responde que la víctima quiere retomar convivencia y no hay temor de su
parte. El Juez de Garantía explica a la víctima sobre el contenido del acuerdo
reparatorio y le explica que no procede en casos de Violencia Intrafamiliar, pero que
se ha invocado una legislación distinta, específicamente el Convenio 169.
Ante esto, el Ministerio Público señala que la voluntad estaría viciada y que existe
un interés mayor. Hace presente la primera declaración de la mujer ante la Fiscalía,
en la cual señaló que su conviviente la viene maltratando desde que conviven,
especialmente cuando bebe, cosa que hace seguido, especialmente maltratos
psicológicos y dos veces maltrato físico, que no denunció para no perjudicarlo y
pensando que cambiaría. Afirmaba que no era su intención perjudicar a Jorge, pero

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tampoco puede dejar que la maltrate cuando quiera, porque esto lo ven los niños,
ella pediría que se alejara y que hiciera una terapia de control de impulsos y de
abuso de alcohol porque bebe mucho.

El Juez le pidió entonces su opinión a la víctima. Ella no se retracta de sus


declaraciones pero insiste en estar de acuerdo con la salida, ya que su pareja se ha
comprometido a beber menos. El Juez de Garantía le preguntó en reiteradas
ocasiones si su voluntad es libre y si esta consciente de lo que implica este acuerdo.
Ella respondió afirmativamente. Finalmente, con el acuerdo de la víctima y la
oposición del Ministerio Público, el Juez dispuso que, no siendo susceptible de
suspensión el procedimiento y atendido a lo solicitado por la defensa, en
consideración que el Estado de Chile ha aprobado el Convenio 169 de la OIT, en
relación con el aspecto penal, como forma de solución distinta, con el valor que se
otorga al derecho consuetudinario, la forma de resolución de conflictos sería el
acuerdo. Con anterioridad, agrega el Tribunal, ha resuelto con base a lo planteado,
aceptando tal posibilidad.

El Tribunal estima que, habiendo un problema de interpretación de normas, se debe


dar primacía a normas que forman parte del “bloque Constitucional”, en razón de lo
cual aprueba la salida alternativa. No se desarrolló mayormente que implica, en este
caso, la aplicación de la doctrina del bloque constitucional de los derechos
fundamentales2, siendo además que, como se verá más adelante, en el presente caso,
entran en juego disposiciones de diversos tratados internacionales de derechos
humanos.

La mujer, consultada en reiteradas ocasiones, señala su voluntad de aceptar el


acuerdo y Tribunal aprueba como salida alternativa el acuerdo reparatorio, que
consistirá en disculpas públicas a la mujer de parte del inculpado ante el Juez de
Garantía y su compromiso tanto de no reiterar estos hechos como de asistir a terapia

2
Dicha doctrina tiene relación con un conjunto de derechos de la persona asegurados por fuente
constitucional o por vía del derecho internacional de los derechos humanos (tanto el derecho convencional
como el derecho consuetudinario) y los derechos implícitos, expresamente incorporados por vía del artículo
29 literal c) de la Convención Americana de Derechos Humanos.

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familiar. El Ministerio Público solicita se fije audiencia porque la resolución es
apelable y es necesario materializar acuerdo reparatorio. Se fija audiencia para el 1
de febrero.

El día señalado se realiza la audiencia. El Defensor Penal Público solicita al


Tribunal que se proceda a practicar el Acuerdo Reparatorio en los términos
establecidos. El Tribunal da lugar y Jorge Huenchullán presenta sus disculpas
públicas, su compromiso de no reiterar los hechos y de asistir a terapia. El Defensor
Penal señala que entiende que una vez que se informe por el consultorio el inicio de
la terapia, se decretará el sobreseimiento. El Ministerio Público se opone ya que
entiende no se trata de un acuerdo reparatorio propiamente tal, ya que no procede en
casos de violencia intrafamiliar y por tanto no puede producir los efectos que la ley
señala. En contraposición, el Ministerio Público señaló que las normas de Convenio
169 no son normas operativas que formen parte del ordenamiento jurídico chileno,
en particular no se aplicarían en materia de violencia intrafamiliar, pudiendo
aplicarse a otras materias. Además, la costumbre a que ha hecho mención la defensa
no está acreditada de la manera que el ordenamiento jurídico chileno requiere.

La Defensa replicó que la audiencia fue fijada para el cumplimiento del acuerdo
reparatorio y que, verificado éste, el Tribunal debe pronunciarse sobre el
sobreseimiento de la causa. Entiende que hay una condición pendiente, que es la
terapia familiar, por lo cual solicita se fije una audiencia para verificar el
cumplimiento y dejar a salvo los recursos. El Tribunal fija la nueva audiencia para
15 días después.

Se realizaron tres audiencias sucesivas para controlar el cumplimiento. En ellas


debió fijarse nuevo día y hora, producto que psicóloga del CEFAM se encontraba
con licencia por fuero maternal y porque las partes no han recibido citación a la
terapia. Finalmente, se realiza una cuarta audiencia el 16 de mayo y se verifica
mediante certificados de la Municipalidad de Ercilla, el cumplimiento del acuerdo:
la pareja está citada para iniciar la terapia el día siguiente. El tribunal procede a
decretar el sobreseimiento definitivo de la causa. Frente a esta resolución, el

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Ministerio Público interpone recurso de apelación para ser conocido por la I. Corte
de Apelaciones de Temuco.

III. Derecho aplicable en las causas de Violencia Intrafamiliar en contra de


la mujer. Especial referencia a la sanción penal y a la prohibición de aplicar los
acuerdos reparatorios

III.1. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos aplicable a la


violencia contra las mujeres

Tradicionalmente las violaciones a los derechos humanos sólo se concebían como


violaciones cometidas por el Estado, lo que implicaba que muchos crímenes
perpetrados por parte de los particulares en contra de las mujeres podían
eventualmente ser consideradas delitos pero no violaciones a los derechos humanos.
Esta ausencia del Estado era todavía más notoria en el caso de la violencia ejercida
en contra de las mujeres en el ámbito privado debido fundamentalmente a la idea de
que la familia como unidad social se ubicaba al margen de la capacidad revisora del
Estado.

No obstante, el discurso de los derechos humanos fue evolucionando y el Estado fue


considerado responsable no sólo de las violaciones a los derechos humanos
ejecutadas en forma directa (deber de respeto) sino también de mantener los
estándares de diligencia debida y cumplir con sus obligaciones de proteger a las
personas contra los abusos de individuos o grupos (deber de garantía).

Lo anterior ha sido señalado tanto por órganos de los tratados del sistema universal
de derechos humanos como en el caso del sistema interamericano. Así, el Comité de
Derechos Humanos, en el caso Delgado Páez vs. Colombia, consideró al Estado
responsable de violaciones a los derechos humanos surgidas a raíz de persecuciones
que sufrió la víctima de parte de actores no estatales. En concreto, al no adoptar
medidas para proteger eficazmente a Delgado Páez de las personas que lo

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hostigaban, el Estado se hizo responsable por la violación de su derecho a la
seguridad3.

En el sistema interamericano, la sentencia de la Corte Intermericana en el caso


Velazquez Rodriguez fue muy clara acerca al distinguir entre los deberes de respeto
y garantía del Estado, señalando sobre esta última obligación “implica el deber de
los Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas
las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de
manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de
los derechos humanos. Como consecuencia de esta obligación los Estados deben
prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por la
Convención y procurar, además, el restablecimiento, si es posible, del derecho
conculcado y, en su caso, la reparación de los daños producidos por la violación de
los derechos humanos”4. A ello, la Corte agregó que “La obligación de garantizar el
libre y pleno ejercicio de los derechos humanos no se agota con la existencia de un
orden normativo dirigido a hacer posible el cumplimiento de esta obligación, sino
que comparta la necesidad de una conducta gubernamental que asegure la existencia,
en la realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos”5.

La conceptualización de la violencia contra la mujer como una violación a los


derechos humanos encuentra su fundamento en múltiples disposiciones de los
primeros instrumentos internacionales de derechos humanos. Diversos artículos de
la Declaración Universal de Derechos Humanos así como diversos preceptos del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y de la Convención contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes son claros en
confirmar el hecho de que éstos son violados cuando las mujeres sufren violencia
tanto dentro como fuera de la familia. El derecho a la vida, el derecho a la libertad y

3
Cfr. Comité de Derechos Humanos. (1985). Delgado Páez v. Colombia, CCPR/C/39/D/195/1985, párrafos
5.5 y 5.6.
4
Corte Interamericana de Derechos Humanos. (1988). Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras, Sentencia
de 29 de julio de 1988, Corte I.D.H. (Ser. C) No. 4, párr. 166.
5
Corte Interamericana de Derechos Humanos. (1988). Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras,
Sentencia de 29 de julio de 1988, Corte I.D.H. (Ser. C) No. 4, párr. 167.

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la seguridad, el derecho a verse libre de toda forma de discriminación, el derecho a
no ser sometida a tortura, ni a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, entre
otros, son violentados cuando las mujeres sufren violencia tanto en el ámbito
público como en el privado.

Las acciones del movimiento de mujeres en la generación de conciencia frente a la


desnaturalización de los roles de género y los abusos contra las mujeres así como el
desarrollo de la perspectiva de derechos han llevado a que el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos en las últimas decadas haya ido recogiendo estas
demandas y ampliado las obligaciones del Estado en materia de derechos humanos
de las mujeres en diversos ámbitos, incluyendo el espacio familiar. Así, la
protección de los derechos humanos de las mujeres y el tratamiento de la violencia
contra las mujeres, se reflejan en la existencia hoy día de diferentes instrumentos
que interpelan de manera específica a los Estados en su responsabilidad en estas
materias.

Un paso importante, estuvo constituido por adopción en 1979 de la Convención


sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW) que nuestro país ratificó en 1989. Si bien en su texto no existen
referencias expresas a la violencia contra la mujer o a la violencia intrafamiliar, el
Comité de la CEDAW afirma en su Recomendación general Nº 19 de 1992 que la
violencia contra la mujer constituye una forma de discriminación contra ésta,
producto de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, definiendo
dicha violencia como aquella “dirigida contra la mujer porque es mujer o porque la
afecta en forma desproporcionada”.

A comienzos de los años noventa, se aprobó finalmente una declaración


específicamente referida a la problemática de la violencia contra las mujeres. Se
trata de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
(Asamblea General de Naciones Unidas, 1993) que define la violencia contra la
mujer como "Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado
posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la
coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida

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pública o en la vida privada". De esta forma, abarca sin carácter limitativo, "la
violencia física, sexual y psicológica en la familia, incluidos los golpes, el abuso
sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación
por el marido, la mutilación genital y otras prácticas tradicionales que atentan
contra la mujer, la violencia ejercida por personas distintas del marido y la
violencia relacionada con la explotación; la violencia física, sexual y psicológica al
nivel de la comunidad en general, incluidas las violaciones, los abusos sexuales, el
hostigamiento y la intimidación sexual en el trabajo, en instituciones educacionales
y en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada; y la violencia
física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que
ocurra".

En el plano regional, la Convención Interamericana para Prevenir, Castigar y


Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belem do Para, 1994), explicita que “La
violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento,
goce y ejercicio de tales derechos y libertades”, y define que “Debe entenderse por
violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el
ámbito público como en el privado. ... la violencia contra la mujer incluye la
violencia física, sexual o psicológica:
 Que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra
relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el
mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación,
maltrato y abuso sexual;
 Que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y
que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de
personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de
trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de salud o
cualquier otro lugar, y
 Que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que
ocurra”.

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Por otro lado, el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional (1998),
reconoce como parte de los crímenes de genocidio, lesa humanidad y de guerra, las
prácticas violatorias a los derechos humanos de las mujeres que, históricamente, se
han realizado en situaciones de conflicto armado o de disturbio, como la violación,
la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización
forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable.

Todos estos instrumentos jurídicos muestran cómo, durante las dos últimas décadas,
las distintas expresiones de la violencia contra las mujeres, son reconocidas como
una violación a los derechos humanos6 y, más todavía, como una de las forma
graves de violaciones a los derechos humanos. En efecto, como ha dicho el Comité
de la CEDAW, “la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que
impide gravemente que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el
hombre” y “la violencia contra la mujer, que menoscaba o anula el goce de sus
derechos humanos y sus libertades fundamentales en virtud del derecho
internacional o de los diversos convenios de derechos humanos, constituye
discriminación, como la define el artículo 1 de la Convención. Esos derechos y
libertades comprenden:
a) El derecho a la vida;
b) El derecho a no ser sometido a torturas o a tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes;
c) El derecho a protección en condiciones de igualdad con arreglo a normas
humanitarias en tiempo de conflicto armado internacional o interno;
d) El derecho a la libertad y a la seguridad personales;
e) El derecho a igualdad ante la ley;
f) El derecho a igualdad en la familia;
g) El derecho al más alto nivel posible de salud física y mental;
h) El derecho a condiciones de empleo justas y favorables”7.

6
Así lo consignó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el emblemático caso de María da
Penha Fernandes que motivó una condena al Estado de Brasil y originó la actual ley brasileña de violencia
domestica. Vid. CIDH, Informe de Fondo, Nº 54/01, María da Penha Fernandes (Brasil), 16 de abril de 2001,
párr. 56.
7
Comité de la CEDAW. Observación General No 19, La violencia contra la mujer,
HRI/GEN/1/Rev.9(Vol.II), párr. 1 y 7.

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Es así que, frente a la violencia contra las mujeres, no tenemos meramente una
violación a los derechos humanos sino una de las más intensas pues conlleva la
vulneración de múltiples derechos y la afectación directa de la dignidad humana
que, como parte de la doctrina8 y del derecho constitucional comparado9 señalan,
constituye el fundamento de los derechos humanos.

A lo anterior, se agrega que los órganos de los tratados se han pronunciado


expresamente respecto al anteriormente descrito deber de garantía del Estado en
causas de violencia contra las mujeres en las relaciones familiares. Así, en el caso
A.T. v. Hungary, conocido por el Comité de la CEDAW, la autora de la
comunicación alegó que el Estado Parte había violado la CEDAW por no protegerla
de los ataques violentos de su pareja a pesar de sus esfuerzos para obtener ayuda
estatal. El Comité resolvió que se había incumplido por el Estado Parte su
obligación de proteger a la victima de modo eficaz del grave riesgo que representaba
su ex pareja de hecho10.

Los órganos de los tratados han afirmado la necesidad de aplicar sanciones de las
causas judiciales sobre violencia en contra de las mujeres. De esta forma, en el
informe de 1999 elaborado por la Relatora Especial sobre la violencia contra la
mujer se establece como uno de los principales problemas “la falta de aplicación
adecuada por la policía y el pode judicial de los remedios civiles y las sanciones
penales para los casos de violencia contra la mujer”11.

Además, en el informe de la Relatoría sobre los Derechos de la Mujer de la OEA se


afirma que “un acceso adecuado a la justicia no se circunscribe sólo a la existencia
formal de recursos judiciales, sino también a que éstos sean idóneos para

8
Vid., por ejemplo: Salazar, C. (2000). Dal riconoscimento alla garanzia dei diritti social. Giappichelli
Editore. p 19.
9
El hecho de que las discriminaciones vulneran la dignidad de la persona ha sido declarado reiteradamente
por el Tribunal Constitucional Español. Vid. Sus sentencias 128/1987, de 16 de julio, FJ 5º; 166/1988, de 26
de septiembre, FJ 2º; 145/1991, de 1 de julio, FJ 2º; y 17/2003, de 30 de enero, FJ 3º.
10
Cfr. Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer. (26 de enero de 2005). A.T. v.
Hungary, CEDAW/C/32/D/2/2003.
11
Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, con inclusión de sus causas y
consecuencias, 2006. La norma de la debida diligencia como instrumento para la eliminación de la violencia
contra la mujer. E/CN.4/2006/61, párrafo 48

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investigar, sancionar y reparar las violaciones denunciadas”12. La Comisión
Interamericana ha también señalado que la existencia de impunidad contribuye a
mantener las lógicas culturales que subyacen a la violencia contra las mujeres13.

En este marco, se ha señalado también expresamente que deben evitarse las salidas
no judiciales fundadas en las conciliaciones entre las personas agresoras y las
agredidas en el ámbito familiar puesto que no consideran la existencia de relaciones
desiguales de poder. Así, la CIDH ha afirmado que “la conciliación asume que las
partes involucradas se encuentran en igualdad de condiciones de negociación, lo
cual generalmente no es el caso en el ámbito de la violencia intrafamiliar”14.

III.2. La Ley 20.066 de Violencia Intrafamiliar

La entrada en vigencia de la Ley Nº 20.066 del año 2005 significó un cambio


importante en el abordaje de la violencia intrafamiliar en Chile y, especialmente, de
la violencia en contra de las mujeres.

Entre los aportes de la ley 20.066 es importante destacar los siguientes:


 Normas que definen las personas y relaciones que serán objeto de la ley,
incorporando expresamente a los “ex” y ampliando el sujeto protegido a
las relaciones de convivencia y a los padres de hijo /s común/es;
 Normas que explicitan y desarrollan los deberes que corresponden al
Estado chileno en materia de protección de derechos humanos afectados
por la violencia intrafamiliar;
 Establece la obligatoriedad de otorgar medidas de protección para las
víctimas que se encuentren en situación de riesgo;

12
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (20 de enero 2007). Acceso a la Justicia para Mujeres
Víctimas de Violencia en las Américas. Relatoría sobre los Derechos de la Mujer. OEA/Ser.L/V/II, Doc. 68,
p 3, párr 5.
13
La CIDH ha sido categorica al plantear que “es una tolerancia de todo el sistema, que no hace sino
perpetuar las raíces y factores psicológicos, sociales e históricos que mantienen y alimentan la violencia
contra la mujer”. CIDH, Informe de Fondo, Nº 54/01, María da Penha Fernandes (Brasil), 16 de abril de
2001, párr. 55.
14
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (20 de enero de 2007). Acceso a la Justicia para Mujeres
Víctimas de Violencia en las Américas. Relatoría sobre los Derechos de la Mujer. OEA/Ser.L/V/II, Doc. 68,
p 70, párr. 161.

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 14
 Se fortalece la labor policial al otorgarle facultades para intervenir en
casos de violencia intrafamiliar;
 Se limitan las salidas alternativas en sede penal y familiar;
 Establece régimen de sanciones accesorias;
 Se permite que SERNAM patrocine a mujeres víctimas, ante el sistema
penal.

Es relevante destacar que esta normativa actualmente vigente, refuerza lo dispuesto


por el artículo 5 inciso 2 de la Constitución Política de la República, estableciendo,
en su artículo 3 letra e), entre las medidas que debe adoptar el Estado de Chile todas
las “necesarias para dar cumplimiento a la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre
los Derechos del Niño y demás instrumentos internacionales suscritos por el Estado
de Chile”.

La Ley 20.066 establece expresamente en su artículo 19 la improcedencia de


acuerdos reparatorios como forma de término de las causas de violencia
intrafamiliar de la siguiente manera:
“Improcedencia de acuerdos reparatorios. En los procesos por delitos constitutivos
de violencia intrafamiliar no tendrá aplicación el artículo 241 del Código Procesal
Penal”.

Esta opción del legislador es plenamente coherente con la doctrina de derechos


humanos mencionada anteriormente acerca de la necesidad de que los actos de
violencia intrafamiliar y, particularmente, de violencia contra las mujeres, sean por
su gravedad objeto de sanciones y no se permitan las conciliaciones entre agresores
y víctimas porque en este tipo de delitos no existe igualdad de condiciones entre las
partes.

Lo anterior ha sido además aplicado por nuestros tribunales superiores de justicia de


manera muy mayoritaria. Al respecto y de modo meramente ejemplar, en una
sentencia del año 2009, la Corte de Apelaciones de La Serena sostuvo, refiriéndose
al alrtículo 19 de la Ley 20.066, que “dicha norma prohibitiva tiene su razón de ser,

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entre otras consideraciones, como se desprende de las actas legislativas de discusión,
en el cuestionamiento que se hizo del eventual consentimiento que en los acuerdos
reparatorios podría verse forzada la víctima a otorgar, dada su condición de tal”15 (lo
destacado es nuestro). De esta manera se entiende que, existiendo una relación
abusiva y un patrón de conducta discriminatorio, no puede expresarse libremente la
voluntad y llegar a un acuerdo entre la persona agresora y la agredida. Ello es lo que
sucede en los supuestos de violencia contra la mujer.

IV. La aplicación de la costumbre indígena en el ordenamiento jurídico, las


excepciones a su aplicación y la violencia contra las mujeres

El Convenio 169 de la OIT es un tratado de derechos humanos ratificado y


plenamente aplicable por nuestros tribunales de justicia, por lo cual en este punto se
difiere de lo expresado por parte de la Fiscalía en una de las audiencias16.

El precepto que adquiere especial relevancia en la causa judicial que ha sido objeto
del presente recurso de apelación es el artículo 9 del citado Convenio, el cual
dispone que:
“En la medida en que ellos sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los
derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos
a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los
delitos cometidos por sus miembros”.

De la revisión de la norma transcrita se colige que los métodos de los pueblos


indigenas para la resolución de conflictos penales no se aplican a todo evento. En
este caso, la posibilidad de colisión con disposiciones internas y de otros tratados
internacionales de derechos humanos está prevista en la misma norma. De su
redacción, se desprende, además, que en caso de contradicción, esos métodos deben

15
Corte de Apelaciones de La Serena. (27 de marzo de 2009). Sentencia Rol 60-2009. Considerando Jurídico
4.
16
Así lo demuestran diversas sentencias de nuestros tribunales superiores de justicia que han aplicado
directamente el derecho a la consulta de los pueblos indígenas. Al respecto, Vid., por su importancia, la
sentencia de la Corte Suprema, Rol 259-2011 de 13 de julio de 2011.

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 16
ceder respecto a otras disposiciones de tratados de “derechos humanos
internacionalmente reconocidos”.

Por otra parte, la justicia indígena requiere ser probada para ser aplicada por parte de
los tribunales. En el caso de autos, la posición de la Fiscalía –que se comparte en el
presente amicus- es que la Defensa del imputado no aportó ningún antecedente –
además de la declaración del propio abogado defensor- para probar que las disculpas
públicas son el mecanismo a través del cual se resulven los casos de violencia contra
las mujeres en las comunidades indígenas. Además, la acreditación de “los métodos
a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los
delitos cometidos por sus miembros” debe producirse en cada caso concreto porque
las costumbres van variando y no son estáticas17.

En efecto, las costumbres indígenas en la resolución de conflictos penales, al igual


que el discurso de los derechos humanos, van cambiando a lo largo del tiempo. En
ese contexto, como señala Sousa Santos, no hay culturas monolíticas, estáticas,
congeladas en el tiempo y el espacio; sino que, en su interior, hay un movimiento
dialéctico en el que se aprecian continuidades, rupturas, tensiones, conflictos, etc.
Por lo mismo, en medio de esa disputa interna, es fundamental fortalecer aquellas
propuestas que amplían el círculo de reconocimiento al otro/a18.

En cualquier caso, como reflexión general debe señalarse de manera categórica que
las prácticas culturales que sean parte de una etnia o religión no pueden apartarse de
plano de lo establecido en los tratados internacionales de derechos humanos.
Incluso, en los mismos tratados de derechos humanos que abordan los derechos de
los pueblos indígenas se establece que “[l]os Estados adoptarán medidas, junto con
los pueblos indígenas, para asegurar que las mujeres y los niños indígenas gocen de

17
Existen estudios que muestran precisamente que la forma de resolver conflictos en las comunidades
indígenas ha ido modificándose, entre otras razones, por la penetración en la cultura y justicia indígena del
discurso de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres. Cfr. Sierra, M. T. (2009). Género,
diversidad cultural y derechos: Las apuestas de las mujeres indígenas ante la justicia militar. En M. Lang y A.
Kucia (comp.), Mujeres indígenas y justicia ancestral (p. 22). Quito: Fondo de Desarrollo de las Naciones
Unidas para la Mujer.
18
Cfr. Santos, B. (1998). De la mano de Alicia. Lo social y lo político en la postmodernida, pp. 364-36.
Bogotá: Universidad de Los Andes/Siglo de Hombre Editores.

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protección y garantías plenas contra todas las formas de violencia y discriminación”
(Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas,
art. 34).

Esto ha sido también señalando por organizaciones de las mismas mujeres indígenas
que han planteado la necesidad que dentro de sus comunidades y culturas se
respeten y garanticen sus derechos humanos. Así, han señalado, por ejemplo que
“exigimos que las autoridades indígenas responsables de la aplicación de la justicia
ancestral revisen las formas de resolución de casos de violencia contra las mujeres,
incluyendo violencia física, psicológica, sexual, pago de alimentos, adulterio,
conflictos de herencia, acceso a la tierra e impedimentos de la participación de las
mujeres, y hagan partícipes a las mujeres indígenas organizadas en este proceso”19.

V. Ponderación entre práctica cultural o actitudes tradicionales vs violencia


contra las mujeres

Después de la revisión de los apartados anteriores, en este apartado se argumentará


por qué a juicio de INDH no deben aplicarse los acuerdos reparatorios en los casos
de violencia intrafamiliar entre personas pertenecientes a la etnia indigena, dando
por tanto una aplicación diferente al Convenio 169 de la OIT.

Esta posición se sostendrá en los siguientes argumentos: a) existe una colisión de


intereses entre: la aplicación del las normas del Convenio 169 de la OIT referentes a
la aplicación de la costumbre indigena en los conflictos jurídicos en sede penal, por
una parte, y la normativa que sanciona la violencia contra la mujer, por otra; b) esa
colisión de intereses, debiera resolverse con una ponderación caso a caso, sin
perjuicio que, en principio, debiera tener preminencia la protección de la dignidad de
las mujeres objeto de violencia por parte de personas de sexo masculino en el
contexto familiar o de relaciones de pareja y, c) en el caso de autos, los criterios
anteriores deben llevar a no aplicar los acuerdos reparatorios en la causa de

19
UNIFEM. (2009). Declaración del Encuentro Internacional de Mujeres Indígenas en Quito-Ecuador. En M.
Lang y A. Kucia (comp.), Mujeres indígenas y justicia ancestral (p. 242). Quito: Fondo de Desarrollo de las
Naciones Unidas para la Mujer.

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violencia intrafamiliar y, por tanto, a acoger la apelación presentada por parte del
Ministerio Público.

a) Colisión entre dos clases de normativas y ponderación

En el caso en cuestión, entran en conflicto la aplicación del Convenio 169 de la OIT


respecto a la utilización de la costumbre indígena en el sistema de justicia con el
derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, en este caso
específicamente en el ámbito familiar y cuya manifestación es la prohibición de
aplicar acuerdos reparatorios en este tipo de causas.

Al respecto, cabe señalar que, en materia de interpretación y aplicación de los


derechos fundamentales, la doctrina mayoritaria ha afirmado que, en los casos en
que el valor o bien jurídico protegido entra en colisión con otros valores o bienes
jurídicos, debe intentar buscarse, cuando ello, sea posible, el justo punto de
equilibrio entre los valores, no necesariamente sacrificando uno en favor del otro. A
través de la técnica de la ponderación se debe; cuando sea posible, optimizar el valor
o bien jurídico y darle la mayor efectividad habida cuenta de las circunstancias del
caso20. Finalmente, como parte de la ponderación, se deberá también examinar cómo
se podrá, en el caso concreto, tutelar de mejor manera la dignidad humana21.

En el caso de autos, como se ha dicho, se trata de ponderar la aplicación de los


artículos del Convenio 169 de la OIT que disponen la aplicación de formas propias
de la etnia para la resolución de conflictos penales versus la prohibición de aplicar
acuerdos reparatorios en causas de violencia intrafamiliar y, especialmente, de
violencia contra la mujer, por existir en este tipo de conflictos relaciones desiguales
de poder que subyacen a la existencia de patrones de conducta discriminatorios. Se

20
Así lo ha afirmado el Tribunal Constitucional argumentando respecto a la colisión de derechos o bienes
jurídicos que: “cuando se trata de conciliar dos esferas de interés que aparecen potencial o realmente
antagonizadas, es necesario que la modalidad de armonización que se adopte sea una que afecte lo menos
posible cada uno de los valores jurídicos en juego” Tribunal Constitucional, sentencia Rol 747, de 29 de
marzo de 2007, Considerando Jurídico 13.
21
Sobre la ponderación en caso de conflicto entre derechos fundamentales o entre éstos y otros bienes
constitucionalmente tutelados, Vid. Bernal Pulido, C. (2007). El principio de proporcionalidad y los derechos
fundamentales. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.

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ha sostenido por el abogado de la Defensoría Penal Pública que una solución
coherente a lo dispuesto en la normativa del citado convenio de la OIT, estaba dado
por las disculpas del requerido a su conviviente con su compromiso de no incurrir en
hechos de esa naturaleza en lo futuro, y someterse a una terapia de control de
impulsos. En cambio, la Fiscalía se opuso, afirmando que el sistema estatal chileno
prohíbe expresamente los acuerdos reparatorios como salida alternativa en estos
casos, en el artículo 19 de la Ley 20.066.

Se trataría, por tanto, de disposiciones aparentemente en conflicto y donde resultaría


compleja la optimización de las normas contrapuestas.

b) Resolución de la ponderación: solución caso a caso y especial valoración


de la dignidad de la mujer en consideración a la gravedad que reviste la
violencia contra las mujeres

Como se ha planteado en el apartado anterior, las colisiones entre derechos


fundamentales o entre derechos con bienes juídicos tutelados constitucionalmente o
reconocidos constitucionalmente, deben resolverse con una ponderación de los
hechos concretos que son objeto de análisis.

No obstante, el caso de autos, un adecuado análisis de las normativas que estarían en


colisión nos muestra que una de ellas contiene en su texto una regla en virtud de la
cual ella cede cuando colisiona con normas de otros tratados internacionales de
derechos humanos. En efecto, como ya manifestamos anteriormente, el artículo 9 del
Convenio 169 de la OIT contiene una regla que expresamente establece su
derrotabilidad en los casos en que los métodos de los pueblos indígenas para la
resolución de conflictos penales entren en colisión con otras disposiciones de
tratados de “derechos humanos internacionalmente reconocidos”.

La existencia de esa regla sin duda facilita la resolución de la colisión. Sin embargo,
si ella no existiera, en la ponderación caso a caso se podría igualmente considerar
una pauta o criterio general que contribuyera a su resolución. Ella consistiría en que,
entre la aplicación de normativas vinculadas al goce una vida libre de violencia por

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 20
parte de las mujeres y la aplicación de formas propias de la etnia para la resolución
de conflictos penales, debiera resolverse una eventual incompatibilidad con la
preeminencia del primer grupo de disposiciones. Ello porque, como se desarrollo
latamente en la primera parte de este amicus curiae, esos preceptos están
estrechamente relacionados con el núcleo más duro de la dignidad humana por la
existencia de una afectación de la integridad física y síquica de las mujeres y del
principio de igualdad y no discriminación.

De esta forma, se ha entendido en general desde el Derecho Internacional de los


Derechos Humanos y una muestra de ello está constituida por lo expresado en la
Observación General Nº 3 del Comité de Derechos Humanos. En dicho
pronunciamiento22, se afirma por el Comité encargado de velar por el cumplimiento
de las normas del Pacto Internacional de Derechos Civiles y políticos que:
“Los derechos de que disfrutan los miembros de las minorías con arreglo al artículo
27 del Pacto respecto de su idioma, cultura y religión no autorizan a un Estado, a un
grupo o una persona a vulnerar el derecho de la mujer al disfrute en igualdad de
condiciones de todos los derechos amparados por el Pacto, incluido el que se refiere
a la igual protección de la ley”23. Los Estados deberán informar acerca de la
legislación o las prácticas administrativas relativas a la pertenencia a una comunidad
minoritaria que pudieran constituir una infracción contra la igualdad de los derechos
de la mujer con arreglo al Pacto (comunicación No 24/1977, Lovelace c. el Canadá,
dictamen de julio de 1981) y acerca de las medidas que hayan adoptado o se
propongan adoptar para garantizar a hombres y mujeres el disfrute en condiciones de
igualdad de todos los derechos civiles y políticos consagrados en el Pacto. De la
misma manera, los Estados Partes deberán informar acerca de las medidas adoptadas

22
Es pertinente recordar que los pronunciamientos de los órganos establecidos en los tratados de derechos
humanos permiten concretar y especificar el contenido de las disposiciones de los tratados para así contribuir
a la interpretación sus normas. Esos pronunciamientos pueden realizarse, entre otras formas, a través de
Observaciones o Recomendaciones Generales; de Recomendaciones Finales en el marco de los mecanismos
de informes periódicos y de Informes por países o temáticos de las respectivas Relatorías. Como ha señalado
parte de la doctrina, todos estos pronunciamientos de los órganos de los tratados constituyen la interpretación
autorizada de su normativa, por lo cual deben ser incorporados en los ordenamientos jurídicos internos. Vid.,
al respecto, Pisarello, G. (2007). Los derechos sociales y sus garantías, p. 105. Madrid: Editorial Trotta.
Acerca de la utilización de observaciones generales de los órganos de los tratados por parte de los tribunales
superiores de justicia chilenos para efectos de interpretar disposiciones constitucionales internas, Vid. Corte
de Apelaciones de San Miguel: sentencia Rol N° 194-2011, de 12 de septiembre de 2011, considerando
séptimo (confirmada por sentencia de la Corte Suprema Rol 9105-2011, de 19 de octubre de 2011).
23
Lo destacado es nuestro.

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 21
para cumplir con estas obligaciones en relación con las prácticas religiosas o
culturales de comunidades minoritarias que afecten a los derechos de la mujer. Los
Estados Partes deben prestar atención en sus informes a la contribución que aporte la
mujer a la vida cultural de su comunidad”24.

El Comité es muy claro: los derechos de grupos o colectivos de personas no pueden


estar por sobre los derechos de las mujeres al disfrute de todos los derechos en
igualdad de condiciones. Esto, por cierto, es especialmente pertinente respecto al
derecho a la vida y a la integridad física y síquica de las mujeres.

En el mismo sentido se ha expresado el Comité de la CEDAW cuando ha dicho que


“La violencia en la familia es una de las formas más insidiosas de violencia contra la
mujer. Existe en todas las sociedades. En las relaciones familiares, se somete a las
mujeres de cualquier edad a violencia de todo tipo, como lesiones, violación, otras
formas de violencia sexual, violencia mental y violencia de otra índole, que se ven
perpetuadas por las actitudes tradicionales”25.

Lo anterior fue repetido por el Comité de la CEDAW en el ya citado caso caso A.T.
v. Hungary, al señalar que, ”en muchas ocasiones, las actitudes tradicionales según
las cuales se considera a la mujer como subordinada al hombre contribuyen a la
violencia contra ella”26.

c) El caso de autos: no aplicación de acuerdos reparatorios en un caso de


violencia en contra de una mujer en el ámbito de las relaciones familiares

En el caso de autos, Carolina Jaqueline Padilla Manquel denunció una agresión de la


cual había sido víctima por parte de su conviviente y padre de su hijo, don Jorge
Alvaro Huenchullán Cayul. La denunciante señaló que se había encontrado en la

24
Comité de Derechos Humanos. (29 de marzo de 2000). Observación General No 28, Igualdad de derechos
entre hombres y mujeres (artículo 3), 9/03/2000, UN Doc CCPR/C/21/Rev.1/Add.10, párr. 32.
25
Comité de la CEDAW. Observación General No 19, La violencia contra la mujer.
HRI/GEN/1/Rev.9(Vol.II), párr. 23.
26
Cfr. Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer. (26 de enero de 2005) A.T. v.
Hungary, CEDAW/C/32/D/2/2003.

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 22
calle con su pareja y, tras una discusión, él la habría tomado del brazo y arrastrado
unos metros por la calle, quedando la denunciante con signos visibles de maltrato. El
denunciado, ese mismo día, insultó a su conviviente delante de funcionarios de
carabineros, siendo detenido en el lugar. En su primera declaración ante la Fiscalía,
Carolina Jaqueline Padilla Manquel afirmó que su conviviente “la viene maltratando
desde que conviven, especialmente cuando bebe, cosa que hace seguido,
especialmente maltratos psicológicos y dos veces maltrato físico”.

Los hechos narrados por la víctima darían cuenta de la existencia de una relación
basada en un patrón abusivo por parte del agresor sobre la víctima, que iría más allá
del grave hecho de violencia que motivó la presente causa por el delito de lesiones
menos graves en contexto de violencia intrafamiliar27.

El perdón de la víctima de este caso no se diferencia de lo que ocurre en múltiples


casos de violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico precisamente por la
existencia de relaciones donde se mezcan afectos con conductas y prácticas de
control, abuso y violencia. No existiría, por tanto, un desarrollo diferente de las
dinámicas que se producen en la problemática de de la violencia contra las mujeres
en el caso de las personas pertenecientes a etnias indígenas respecto a lo que sucede
con el resto de la población.

Esto nos tiene que llevar necesariamente a la conclusión que la gravedad de los
hechos no pueden ser objeto de negociación entre las partes, tal como ocurre en el
resto de los casos que afectan a mujeres víctimas de violencia, sea esta física,
sicólogica, sexual o económica e independientemente de la raza, etnia o
nacionalidad de la víctima.

El Convenio 169 de la OIT no puede ser interpretado de una manera que pueda
llegar a dejar sin aplicación normas sancionadoras de la violencia contra las mujeres

27
En este tipo de relaciones abusivas de violencia los comportamientos violentos jamás deben ser entendidos
como estallidos de ira, pérdidas de control o acumulaciones de rabia, pues estas explicaciones justifican la
violencia masculina al ponerla como una reacción “natural” y como tal no puede ser cuestionada y eliminada.
Vid, sobre ello, Aravena Azocar, L., Espondaburu, L., Pence, E y Tilley, J. Poder y Control: Tácticas de
Hombres que Abusan. Un vitae Educativo. Manual del Facilitador.

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 23
en el ámbito familiar. Una solución como esa implicaría que derechos más cercanos
a la tutela de la dignidad humana de las mujeres cederían a favor de costumbres que,
además, en el caso concreto, no han sido acreditadas por la Defensa del imputado.

VI.- Medidas sugeridas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos en el


presente recurso de apelación

En este caso en particular, se considera por el INDH por las razones antes expuestas
que se cumplen los requisitos para que sea acogido el Recurso de Apelación
deducido por la Fiscalía del Ministerio Público.

En particular, se sugiere lo siguiente:

Acoger el recurso de apelación y revocar el sobreseimiento definitivo dictado por el


Juzgado de Garantía de Collipulli en audiencia de fecha 16 de mayo. Lo anterior,
como se ha expresado, por no corresponder la aplicación de acuerdos reparatorios en
las causas de violencia intrafamiliar.

POR TANTO, en mérito a las normas citadas y las consideraciones


expresadas, SOLICITO A S.S. I.: Tener presente el presente amicus curiae en el
conocimiento y fallo del Recurso de Apelación en materia de reforma procesal penal
Rol N°388-2012.

PRIMER OTROSÍ: Hacemos presente a SSI. que la legitimación activa para estos
efectos, está dada por el artículo 2º de la Ley N° 20.405, que crea el Instituto
Nacional de Derechos Humanos, en adelante INDH, el dispone que “El Instituto
tiene por objeto la promoción y protección de los derechos humanos de las personas
que habiten en el territorio de Chile, establecidos en las normas constitucionales y
legales; en los tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile y que se
encuentran vigentes, así como los emanados de los principios generales del
derecho, reconocidos por la comunidad internacional”. Para cumplir con este
objetivo, el INDH tendrá, entre otras facultades, las siguientes señaladas
respectivamente en los números 2, 4 y 5 del artículo 3° de la Ley 20.405:

INDH – Amicus Curiae Violencia Contra La Mujer Contexto Indígena - Temuco – Rol N°388-2012 – Junio 2012 24
- Comunicar al Gobierno y a los distintos órganos del Estado que estime
convenientes, su opinión respecto de las situaciones relativas a los derechos
humanos que ocurran en cualquier parte del país; y,
- Promover que las prácticas nacionales se armonicen con los tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, a fin que su aplicación sea efectiva;
- Deducir acciones legales ante los tribunales de justicia, en el ámbito de su
competencia. En ejercicio de esta atribución, además de deducir querella respecto de
hechos que revistan carácter de crímenes de genocidio, de lesa humanidad o de
guerra, tortura, desaparición forzada de personas, tráfico ilícito de migrantes o trata
de personas, podrá deducir los recursos de protección y amparo consagrados
respectivamente en los artículos 20 y 21 de la Constitución, en el ámbito de su
competencia.

POR TANTO,
A S.S. I. SOLICITO tenerlo presente.

SEGUNDO OTROSÍ: Que por este acto, acompaño copia simple de la Sesión
Constitutiva del Consejo del Instituto Nacional de Derechos Humanos, que con
fecha 30 de julio de 2010, nombró directora a doña Lorena Fries Monleón.

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