Está en la página 1de 4

La Ideología de Género: Cómo Afecta a la a la Familia y a

la Persona
consejonacionaldelaicos.wordpress.com/2014/01/27/la-ideologia-de-genero-como-afecta-a-la-a-la-
familia-y-a-la-persona/

January 27,
2014

Luis Santamaría / InfC) La profesora de


Derecho María Lacalle, reflexiona sobre la
Ideología de Género, como amenaza contra la
naturaleza humana y la saludable identidad
personal y convivencia de los sexos, y ha
advertido de las funestas consecuencias que
ya está teniendo su imposición en todos los
ámbitos, incluso por medio de las leyes, y ha
propuesto «recuperar la identidad femenina y
la masculina».

Historia de la ideología de género

Primeramente se refiere a «cómo afecta la ideología de género a la familia y a la


persona». Comenzando por los términos utilizados, con la distinción entre género y sexo
a partir de los años 60, empleada para referirse a la transexualidad, o personas que se
identificaban con un género diferente a su sexo biológico. Y asumida por el feminismo
«para lograr la igualdad entre hombre y mujer, pero al final se terminó utilizando el
género para los roles sociales, y el sexo referido sólo a lo biológico».

Desde la Conferencia Mundial de Pekín «esta diferencia se ha ido imponiendo, también


en los ámbitos jurídicos de los países, haciéndose casi obligada. Hoy vemos esta filosofía
inundando los medios de comunicación y los planes educativos».

También explica que estrictamente, la ideología de género «surge en el seno del


feminismo radical, en la segunda mitad del siglo XX, tras el feminismo de la primera ola,
que luchaba por la igualdad jurídica, la igualdad de derechos».

En torno a los años 60 surgió el feminismo de la segunda ola, «el radical, puesto que
buscaban la igualdad total, la supresión de las diferencias. Se dice que la persona se
autoconstruye desde la libertad total, sin ningún condicionamiento». Asumieron las
ideas de Marx y Engels pero «cambiando la lucha de clases por la lucha de sexos».

También tuvo mucha influencia el Informe Kinsey, que puso todos los comportamientos
sexuales en el mismo nivel. Y la revolución sexual, la difusión de los anticonceptivos y la
distinción entre sexo, amor y matrimonio. Además de la tesis del doctor Money, que
decía que el sexo es algo biológico sin importancia, y que la personalidad se construye
libremente.
1/4
Y desde los años 90, explicó Lacalle, «ha surgido un feminismo de la tercera ola, que
considera que tanto el género como el sexo son construidos, ya que el significado que le
damos al sexo es ya una imposición de la sociedad. Ha llegado al punto de negar que
exista el concepto o categoría de mujer, porque cada uno se construye libremente como
quiera». Se defiende aquí la teoría «queer», lo raro, porque hay que huir de lo
establecido. O el «cyborg», el híbrido entre hombre y máquina, y desde ahí el
transhumanismo, que busca la inmortalidad a través del progreso tecnológico.

Por eso ahora se defiende que «hay que liberar a la mujer de la mayor fuente de
opresión, que es la maternidad, que para las feministas de género es una fuente de
opresión, y por esta causa los hombres han oprimido a la mujer a través de la historia.
La mujer tendrá que liberarse de la maternidad para poder ser libre de verdad. Por eso
se quieren crear incluso úteros artificiales, para que haya una igualdad total de hombres
y mujeres».

Postulados básicos

El primer pilar sobre el que se asienta esta ideología es, «la concepción de la historia
como una lucha permanente entre hombre y mujer, enemigos irreconciliables, porque
los hombres siempre han sometido a las mujeres».

El segundo postulado es «la propuesta de una nueva antropología, que no es sólo una
cuestión de palabras, sino que se quieren eliminar las diferencias de género y liberar a la
mujer del peso de la maternidad.

La primera institución que diferencia a los sexos es la familia, en ella se asume de forma
natural. Por eso, lo primero que hay que hacer es deconstruir la familia y la sociedad
entera para dar cabida a esa nueva concepción antropológica sin identidad sexual».

Ya hace tiempo se hablaba de cinco géneros, afirmó María Lacalle, que añadió a
continuación: «la Sociedad Australiana de Derechos Humanos ha publicado
recientemente un documento donde se reconoce la existencia de 23 géneros». Y
entonces se preguntó: «¿Cuál es el concepto de persona que subyace en esta
cosmovisión?», y contestó con algunos rasgos fundamentales.

El primero de ellos es el dualismo: «se considera que el cuerpo es una herramienta que
utilizo a capricho, y que no tiene más significado. Por eso podemos modificarlo como
queramos y darle el significado que queramos. La dimensión biológica no importa, y la
dimensión espiritual se niega». Entonces, ¿qué somos? Para esta ideología «somos pura
libertad, somos un yo completamente libre que se va autoconstruyendo en cada
momento. El yo psicológico es pura libertad, voluntarismo».

Otro rasgo que analizó la ponente es «un puro individualismo: las relaciones no
importan, porque nos limitan. Entonces, el sujeto desaparece, la persona desaparece. Se
da una disolución del sujeto, lo que obviamente tiene consecuencias».

2/4
Las primeras consecuencias se dan en la propia identidad, al no poder responder a la
pregunta ¿quién soy?, pues al asumir la ideología de género, se prescinde de la propia
condición sexual…, y esto es un problema, pues somos en realidad, una unidad, y la
sexualidad impregna todos los aspectos de nuestra vida, somos seres sexuados. Por lo
tanto, la división entre sexo y género, no es real, sino impuesta.

Desaparición de matrimonio y familia

Esto influye también en las relaciones


hombre-mujer: «si no sabemos quiénes
somos, no podremos relacionarnos de forma
adecuada. Muchas veces no se sabe qué es
ser hombre y qué es ser mujer. Hay dos
formas de acabar con algo: prohibiéndolo o
vaciándolo de contenido. El matrimonio no se
ha prohibido, pero se ha vaciado de
contenido. Porque la ideología de género dice
que el matrimonio ha causado la desigualdad de sexos. Cuando en realidad, es al
contrario: la naturaleza hace que el matrimonio sea un vínculo del hombre con la mujer,
que asegure la protección de la prole».

María Lacalle constató que esto tiene «consecuencias nefastas en la familia, que para las
feministas radicales, es una institución a abolir…, porque es allí (en la familia) donde
descubrimos nuestra identidad al ver la diferenciación y complementariedad entre
hombre y mujer. Ha ido minando la identidad de la familia, la autoridad de los padres,
etc., a través de los medios de comunicación, de la incidencia en el sistema educativo y
de la legislación. Esto produce una falsa comprensión de lo que somos».

¿Qué se puede hacer respecto a esta ideología?


Conocerla y, sobre todo, conocernos.

Respecto a lo que pasa actualmente, en


Venezuela, por ejemplo, ya encontramos un
Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la
Igualdad de Género, y en la Universidad Central
de Venezuela, ya hay un Instituto para la Mujer,
estos últimos han proliferado en universidades
de todo el mundo y no son lo que parecen, sino
vehículos de difusión de la ideología de género y
de los postulados del feminismo radical, a través de actividades, estudios y postgrados
que imparten. Por otra parte, ambos candidatos a la Presidencia de ese país, sus
equipos y colaboradores, expresan contenidos de la referida ideología, quizás sin saber
en profundidad de que se trata…, dicha ideología se le ha vendido a un amplio sector de
la sociedad como un progreso, cuando en realidad responde a intereses bien
determinados, y va distorsionando el sentido verdadero de la vida humana y
alejándonos de un sano desarrollo (*).
3/4
«El mensaje de la ideología de género, viéndolo bien, no es atractivo», afirmó la jurista.
En cambio, «una correcta comprensión del ser humano y de la sexualidad sí es un
mensaje hermoso y bello. ¿Quiénes somos? Una “unidad” dual de dos elementos
dispares pero sustancialmente unidos: cuerpo y alma. Y el ser humano es hombre o
mujer».

Lo específico femenino

Lacalle manifestó su pensamiento sobre la diferencia sexual entre hombres y mujeres:


«somos iguales en dignidad y en derechos, pero somos diferentes y complementarios, lo
que da lugar a un enriquecimiento mutuo y colaboración en la construcción del mundo».

Y explicó que «las mujeres podemos aportar mucho en el ámbito público, porque
tenemos una serie de características particulares que son propias de nuestro ser
femenino, porque están relacionadas con la maternidad».

Así, según la visión natural de la diferenciación sexual, «las mujeres somos capaces de
ser madres, podemos acoger una nueva vida. Esas características están en toda mujer, y
por eso tenemos capacidades de acogida mayores que las del hombre».

Es más, frente a lo que se defiende desde el feminismo radical, subrayó que «lo que hace
que la mujer se libere y alcance su plenitud es ser ella misma. No ser un hombre, sino
ser plenamente mujer. Siendo conscientes de que la relación que debe guiarnos es la
colaboración, el caminar juntos».

«No somos rivales, no somos enemigos. Los hombres no son potenciales maltratadores
como dice la Ley de Violencia de Género en España», afirmó, para añadir que «hay que
recuperar la identidad femenina y la identidad masculina. Esto puede parar un poco la
invasión de la ideología de género, y nos puede hacer algo más felices a todos».

María Lacalle Noriega

(Doctora en Derecho, máster en Teología y licenciada en Ciencias Religiosas, profesora


de Derecho Civil en la Universidad Francisco de Vitoria, directora de la Cátedra de
Biojurídica y Bioética y del Centro de Estudios para la Familia del Instituto de
Investigaciones Económicas y Sociales. Además, es directora de la Fundación Carmen de
Noriega y miembro correspondiente de la Real Academia Española de Jurisprudencia y
Legislación. Sus publicaciones se centran principalmente en cuestiones relacionadas con
la familia y con la enseñanza del Derecho).

Ponencia “Género, persona y familia”, XX Semana de la Familia de Zamora 2013

4/4

También podría gustarte