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PETROLOGIA (3 1 2 2) Prof.

Sebastián Grande

Tema 4 ACTIVIDAD IGNEA: intrusiva y extrusiva

4.1 Rocas ígneas y magma


El magma es el fundido de composición rocosa que da origen a las rocas ígneas. Cuando fluye sobre la
superficie terrestre recibe el nombre de lava; la roca resultante de la solidificación de la lava tiene igual
nombre, por desgracia. El magma se define como materia rocosa fundida y móvil, producida naturalmente, y
está compuesto por la mezcla por varias fases (Fig. 4-1):
-Fase líquida: fundido rocoso de composición silicatada; generalmente es la más abundante.
-Fases sólidas (una o más): compuestas por cristales refractarios en suspensión en la fase líquida, y
-Fase gaseosa o componente volátil, constituida por gases disueltos a presión en el líquido magmático.

Las rocas ígneas son aquellas que se forman por la solidificación o cristalización del magma, tanto en la
superficie terrestre o en el fondo del mar, como en el interior de la corteza. Un 20% de los 20 km más
exteriores de la corteza está constituido por rocas de origen ígneo, el resto de la corteza y la totalidad del
manto están formados sólo por este tipo de rocas.
El líquido silicatado (fondo blanco en la Fig. 4-1), generalmente mayoritario, está formado por una especie
de “sopa de fideos” de tetraedros ZO4 algo polimerizados, (donde Z = Si4+, Al3+), “aderezada” con cationes
variados, tales como Mg, Fe, Mn, Ca, Na, K, Zr, Ti, formando poliedros de coordinación 4-12 con el O2-. Los
magmas máficos, de mayor temperatura (1.000-1.200ºC), contienen poliedros poco o nada polimerizados y
son muy fluidos (como un consomé), siendo los más densos (2,8-3,0 g/cm3) debido a su alto contenido de
Fe; los magmas silíceos, de temperaturas inferiores (750-850ºC), contienen tetraedros casi totalmente
polimerizados, siendo viscosos (como minestrones), pero menos densos (2,5-2,7 g/cm3). Ciertos minerales
refractarios o de alto punto de fusión (olivino, piroxenos, plagioclasa cálcica, espinela) pueden permanecer en
suspensión en el seno del magma. El componente o fracción volátil está formado por varios gases disueltos
a presión en el líquido, principalmente vapor de H2O (más del 95% en volumen) y cantidades variables de
otros gases, tales como CO2, CO, SO2, HCl, HF, P2O5, H3BO3, N2, H2, He, Ar, etc. Éste es determinante en el
comportamiento eruptivo o intrusivo, del magma y determina, en parte, su mineralogía final, así como los
efectos metasomáticos o de contacto con la roca caja adyacente. Su naturaleza fluida, así como su contenido
de volátiles hacen que el magma sea menos denso que las rocas que lo rodean a profundidad, teniendo gran
movilidad y flotabilidad, de modo que puede ascender desde sus profundos lugares de formación hacia
niveles más someros, o a la propia superficie terrestre.

Fig. 4-1. Componentes de un magma típico. Explicaciones en el texto.


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4.2 Tipos de rocas ígneas

El magma se forma, invariablemente, a gran profundidad, tanto por anatexis (fusión parcial) en la base de
la corteza continental (entre 40-70 km), como en el manto superior (hasta 140 km). Desde su fuente de
origen el fundido magmático asciende hacia la superficie debido a que su densidad es apreciablemente
menor que la de la roca que lo rodea. Su ascenso puede ser directo hasta la superficie de la corteza, donde
solidificará rápidamente como roca volcánica o lava; aunque a menudo se puede detener a cierta
profundidad, donde cristalizará lentamente, como roca plutónica. De acuerdo a la profundidad a la que el
magma solidifica, las rocas ígneas pueden clasificarse en dos tipos fundamentales: INTRUSIVAS o PLUTÓNICAS,
y EXTRUSIVAS o VOLCÁNICAS, estas últimas también conocidas como efusivas (Fig. 4-2). Los magmas tienden
a englobar durante su intrusión en roca caja fracturada fragmentos de la misma, denominados XENOLITOS,
que pueden medir de pocos cm a centenares de metros, o cristales minerales de origen incierto, conocidos
como XENOCRISTALES.
Las rocas volcánicas son emplazadas sobre la superficie terrestre o en el fondo marino. Su solidificación
es rápida, por lo tanto la roca formada tiene textura afanítica y a veces hasta vítrea. Muchas rocas
volcánicas son producidas por explosiones violentas que generan fragmentos piroclásticos (polvo, cenizas)
que se asientan por gravedad, o son barridos por los vientos (Fig. 4-3a). Las rocas intrusivas son emplazadas
en el interior de la corteza terrestre, donde, según el tamaño de la cámara magmática y la temperatura de la
roca caja circundante, pueden tardar de centenares de miles de años a millones de años en cristalizar. Por lo
tanto sus granos y cristales minerales son visibles a simple vista y carecen de vidrio, por lo tanto tienen
textura fanerítica.

(a) VOLCANICAS o EXTRUSIVAS

1 Km
(b) PLUTONICAS o INTRUSIVAS
Fig. 4-2. Tipos de rocas ígneas según su profundidad de emplazamiento. (a) Rocas volcánicas: edificios
volcánicos formados por lavas y piroclásticos. (b) Rocas intrusivas: plutones. Modificado de Hall (1982).
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Todos los cuerpos ígneos, tanto los edificios volcánicos como los plutones se forman por la inyección del
magma generado a profundidad, el cual asciende hasta su lugar de emplazamiento a través de algún tipo de
conducto alimentador. En algunos edificios volcánicos los conductos se denominan chimeneas o cuellos
volcánicos (necks) y constituyen cuerpos de forma cilíndrica, alargada, que quedan expuestos unos
centenares de miles de años luego de que finaliza la actividad volcánica en un complejo volcánico
determinado; otros edificios volcánicos son alimentados por fisuras verticales, que al solidificar forman
cuerpos de aspecto tabular, muy delgados, pero de gran longitud, denominados diques (dykes). La gran
mayoría de los plutones son intrusionados a través de conductos alimentadores, que estando por debajo del
cuerpo intrusivo raramente llegan a ser expuestos a la superficie. Algunos plutones parecen haber tenido
conductos alimentadores cilíndricos, parecidos a las chimeneas volcánicas; otros parecen haber sido
alimentados a través de fisuras. Un conducto magmático que no llega a alcanzar la superficie se denomina
plug, en inglés.
4.2.1 ROCAS INTRUSIVAS O PLUTONICAS
Las rocas intrusivas o plutónicas son aquellas que han cristalizado dentro de la corteza terrestre, a
profundidades entre 2-35 km. Aquellas que son emplazadas a profundidades relativamente someras (2-7 km)
se denominan hipoabisales, llamándose plutónicas sensu stricto aquellas que cristalizan a profundidades
mayores de unos 7-8 km. Se presentan como masas discretas, mapeables y continuas llamadas plutones
que se hallan intrusionando a roca prexistente, denominada ROCA CAJA (Fig. 4-2). Para que un cuerpo
intrusivo sea expuesto a la superficie se requiere que la región sufra un levantamiento tectónico de varios km
a decenas de km, seguido de un largo período de erosión que elimine todas las rocas suprayacentes y
exponga al plutón junto con su roca caja.
Según su morfología los plutones pueden ser tabulares, macizos o cilíndricos, existiendo tipos
transicionales entre ellos. Los plutones no-cilíndricos se consideran tabulares cuando su relación
ancho/espesor > 10; en realidad esta relación en estos cuerpos es mucho mayor, típicamente entre 100 y
500; cuando esta relación es < 10 se consideran como cuerpos macizos. De acuerdo a sus relaciones de
corte con la roca caja los plutones tabulares o macizos pueden ser discordantes o concordantes con respecto
a la estratificación o foliación locales; los plutones cilíndricos siempre serán discordantes. Un restringido
número de plutones no tiene forma definida y se les conoce como plutones irregulares. Claro está que estas
consideraciones de forma sólo tienen validez cuando los cuerpos ígneos no han sido tectonizados.
Frecuentemente, en terrenos fuertemente plegados, fallados o metamórficos, los cuerpos ígneos aparecen
desmembrados o abudinados, siendo casi imposible reconocer su forma original. Otras excepciones son las
anortositas y los granitos rapakivi, generalmente de edad Proterozoico Medio a Tardío, que forman cuerpos
muy extensos (más de 10.000 km2), pero con 3-4 km de espesor, cuya morfología es fungiforme, que
asemeja al “sombrero” de los hongos.

A-1. PLUTONES TABULARES CONCORDANTES

MANTOS o SILLS: son cuerpos ígneos tabulares formados por la inyección de magma bastante fluido a lo
largo de los planos de estratificación de secuencias sedimentarias poco tectonizadas, con buzamiento
horizontal a subhorizontal. Tienen gran extensión areal (10-10.000 km2), pero un espesor delgado, del orden
de metros a centenares de metros (1-400 m). La intrusión ocurre a profundidades someras (3-7 km), en roca
caja sedimentaria, o metamórfica de muy bajo grado, poco deformada. Dada su forma tabular es necesario
un magma muy fluido para formar mantos y como los magmas basálticos son generalmente menos viscosos
que los graníticos, la gran mayoría de los mantos están formados por rocas de composición basáltica o
gabroide. La roca hipoabisal resultante de la cristalización del magma basáltico a profundidades someras se
denomina diabasa. Ejemplos mundiales de mantos de diabasa son numerosos y comprenden (Fig. 4-3):
Sill de Palisades: uno de los cuerpos ígneos mejor estudiados del mundo, que se extiende por 80 km a lo largo
de la ribera oeste del río Hudson, frente la ciudad de New York, en el estado de New Jersey (E.U.A.), donde
forma un acantilado de 300 m de altura, pues ese es su espesor.
Manto de La Escalera: junto con otros en la zona de La Gran Sabana, constituyen una provincia magmática de
grandes proporciones en el SE de Venezuela, intrusionada durante el Proterozoico medio.
Mantos de Tasmania y de la Antártica: los mayores del mundo, alcanzan hasta 400 m de espesor.
Mantos del Sistema Karroo: en Sudáfrica, asociados a extensos flujos de basalto subaéreos.
Mantos de las islas Hébridas: en Escocia, también asociados flujos de basalto.
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1 km

Fig. 4-3. Plutones tabulares concordantes: mantos o sills. Este tipo de manto que trata de cortar a través de la
estratificación sedimentaria se denomina manto transgresivo. Tomado de Hall (1982).

LOPOLITOS: son plutones de forma lenticular, de enormes dimensiones, que adquieren forma de cucharón
o embudo, con dos caras cóncavas hacia arriba. Generalmente muestran evidencias de hundimiento en su
parte basal, debido al peso que ejerció la cámara magmática sobre la roca caja subyacente. Su espesor es
de 1/10 a 1/20 veces su anchura y su diámetro varía de decenas a centenares de km, alcanzando espesores
de hasta 9 km. Su composición es máfica a ultramáfica y generalmente están compuestos por rocas
estratiformes que muestran una gran variabilidad litológica desde la base al tope del intrusivo (Fig. 4-4). Se
forman por la inyección de grandes volúmenes de magma basáltico en zonas de tensión cortical o rifting, no
afectadas por plegamiento. Los de mayor tamaño se cree fueron producto de impactos de meteoritos de gran
tamaño (ASTROBLEMAS): estos veloces proyectiles al impactar la corteza continental generaron ondas de
choque que penetraron hasta el manto, produciendo grandes zonas de fusión parcial en el manto
subcontinental. Los lopolitos más conocidos y estudiados a la escala mundial, son explotados por sus ricas
menas de Pt, Cr, Fe, V, Ni, etc., tienen edades muy antiguas y se hallan en los escudos precámbricos
continentales (Fig. 4-5):
Bushweld (500 km de diámetro x 9 km de espesor original, ahora reducido a la mitad), en Sudáfrica.
Sudbury, en Ontario y Muskox, en el ártico (Canadá)
Stillwater, en Oregon y Duluth, en Minnessota (E.U.A.)
Gran Dique (500 km de largo x 50 km de ancho), en Zimbabwe, consiste de un sistema de cinco lopolitos o
embudos alargados y alineados siguiendo los patrones estructurales de un rift precámbrico abortado.
Skaergaard, en Groenlandia, uno de los más estudiados del mundo, gracias a sus excelentes afloramientos.
Otros: en Arabia Saudita, Egipto, Yemen, Australia, Brasil (Campo Formoso), India, etc.

Fig. 4-4. Lopolito gabroide estratiforme de Muskox (Ártico canadiense). Los lopolitos son los cuerpos ígneos
terrestres que individualmente alcanzan los mayores tamaños. Leyenda: 1) Basaltos de inundación; 2) Calizas y
dolomías; 3) Areniscas; 4) Granito precámbrico; 5) Gneis y granulitas; 6) Rocas gabroides; 7) Dunitas y
peridotitas; 8) Ortopiroxenitas; 9) Fallas y dislocaciones tectónicas. El complejo gabroide estratiforme se
compone de las litologías 6-7-8. La exageración vertical es de 10X. Tomado de Hall (1982).
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Los lopolitos de Bushweld, Stillwater y de Sudbury debido a su gran tamaño original, ahora reducido
menos de la mitad, como remanentes erosionales, se consideran astroblemas, es decir, son cuerpos
posiblemente formados por el impacto de pequeños asteroides con la Tierra. El primero de ellos es el cuerpo
ígneo más extenso conocido en la Tierra, que además encierra una portentosa riqueza metalífera. Estos tres
lopolitos, y los cuerpos de Muskox, Stillwater, Duluth y el Gran Dique, son todos de edad precámbrica, incluso
arqueana. Los demás, situados en las riberas del mar Rojo (Arabia, Yemen, Egipto), en Groenlandia y
Escocia, se asocian con los procesos tectónicos que llevaron a la disgregación de la Pangea, como la
apertura del Atlántico, del mar Rojo y del océano Índico y tienen forma de embudo. El magma basáltico es el
más abundante y frecuente en la Tierra (Fig. 4-5) y en el resto del sistema solar, su ascenso a la superficie
es muy favorecido por su gran fluidez, pero a veces puede quedar atrapado en el interior de la corteza, donde
a niveles profundos formará lopolitos o complejos gabroides estratiformes, mientras que a niveles someros
generará mantos o diques de diabasa; si logra alcanzar la superficie se explayará formando extensas
inundaciones o mesetas basálticas; cuando no la propia corteza oceánica en las dorsales; o islas oceánicas,
como Hawai, Galápagos o Islandia en los puntos calientes.

Fig. 4-5. Ubicación mundial de los más grandes cuerpos de rocas máficas - Lopolitos y embudos estratiformes:
1. Muskox (ártico canadiense); 2. Stillwater (Oregon, U.S.A.); 3. Duluth (Minnessota, U.S.A.); 4. Sudbury (Ontario,
Canadá); 5. Tocantins (Goiás, Brasil); 6. Campo Formoso (Bahía, Brasil); 7. Supamo (Bolívar, Venezuela); 8.
Fiskenaesset (Groenlandia); 9. Skaergaard (Groenlandia); 10. Kemi (Finlandia); 11. Bushweld (Sudáfrica); 12.
Gran Dique (Zimbabwe); 13. Yemen; 14. Arabia Saudita; 15. Egipto; 16. Distritos Cuttack y Keonjhar (India); 17.
Complejo Giles (Australia). Mantos y diques de diabasa: a) Sill de Palisades y otros en la costa este de U.S.A.; b)
Provincia Magmática Roraima (Gran Sabana, Venezuela); c) Mantos de la isla de Tasmania; d) Mantos del
Sistema Karroo (Sudáfrica); - Mesetas e inundaciones basálticas: A) Columbia (W de U.S.A.); B) Keweenawan
(Grandes Lagos, U.S.A.); C) Paraná (Brasil-Uruguay); D) Patagonia (sur de Argentina); E) Karroo (Sudáfrica); F)
Etíope; G) Deccán (India); H) Trapps de Siberia (Rusia); I) Brito-ártica (Irlanda, Escocia, Islandia, Groenlandia,
hoy disgregada debido a la deriva continental). Tomado de varias fuentes.

FACOLITOS: son cuerpos lenticulares inyectados entre estratos sedimentarios plegados. Si son
intrusionados en las crestas anticlinales presentan dos caras cóncavas hacia abajo; si lo son en los senos de
los sinclinales, dos caras cóncavas hacia arriba, es decir su aspecto puede ser de antiforme o de sinforme.
Se cree que son intrusionados pasivamente: el magma penetra y se expande en las áreas intensamente
fracturadas que se desarrollan en las crestas y senos de los pliegues (Fig. 4-6). Su emplazamiento
generalmente ocurre a niveles intermedios y pueden estar formados por rocas graníticas o gabroides. Los
facolitos de composición granítica son muy comunes en las rocas plegadas de los Montes Apalaches, al NE
de los Estados Unidos.
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Fig. 4-6. Facolitos graníticos


antiformes intrusionando calizas
cretácicas plegadas en los
montes Apalaches (Pennsylvania,
E.U.A.). Tomado de Hall (1982).

A-2. PLUTONES TABULARES DISCORDANTES


DIQUES: son cuerpos ígneos tabulares u hojosos, formados por la inyección del magma a través de
fracturas de la roca, cortando con ángulo alto a través de los estratos sedimentarios o la foliación
metamórfica (Fig. 4-7). En tamaño son similares a los mantos más delgados. Debido a su alto buzamiento,
su afloramiento tiene muchos km de largo, pero pocos metros de espesor, a menudo formando verdaderos
“diques” o muros que sobresalen por erosión diferencial una decena de metros por encima del terreno
circundante. Los diques constituyen los conductos alimentadores de los mantos y de las erupciones de fisura,
y se hallan casi siempre asociados a éstos. Existen grandes diques de diabasa asociados a los mantos de la
Gran Sabana, y a otros mantos o mesetas basálticas en otras localidades, pero también hay enjambres de
diques verticales y subparalelos en zonas de extensión cortical o rifting avanzado.

Fig. 4-7. Plutones tabulares o cónicos discordantes: diques, diques radiales y hojas de cono.
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DIQUES RADIALES, CÓNICOS y TANGENCIALES: el fracturamiento que genera la intrusión de un cuerpo


ígneo somero o hipoabisal puede producir fracturas radiales o tangenciales en la roca caja del techo del
plutón, las cuales al ser rellenadas por magma originan enjambres de diques radiales, tangenciales, o las
llamadas hojas de cono (Fig. 4-7). Estos se hallan siempre asociados a intrusiones epizonales o a complejos
anulares. Generalmente están formados por rocas volcánicas máficas con textura panidiomórfica,
denominadas lamprofiros, que contienen numerosos megacristales euhedrales de minerales máficos, como
olivino, clinopiroxenos. hornblenda, biotita o melilita, embebidos en una matriz vítrea, máfica o alcalina.

A-3 PLUTONES MACIZOS CONCORDANTES


LACOLITOS: son cuerpos concordantes con forma de hongo o de domo. Se originan cuando un magma muy
viscoso que asciende a través de estratos poco competentes se topa con estratos competentes y al ser
detenido por éstos se expande debajo de ellos formando un domo en los estratos suprayacentes (Fig. 4-8).
Tienen el techo convexo-arriba y la base casi plana. Generalmente tienen diámetros de 10-40 km y un
espesor entre 1-4 km. Su relación ancho/espesor es inferior a 10, si ésta es mayor el cuerpo es en realidad,
un manto grueso. La mayoría de los lacolitos conocidos están constituidos por rocas félsicas o alcalinas,
intrusionadas en marcos tectónicos típicamente intracontinentales. Si el magma llega a fracturar y penetrar el
estrato competente que lo detuvo en un principio, se formarán lacolitos o mantos adicionales, u otros tipos de
intrusiones subsidiarias que le darán un aspecto de árbol de cedro. Los estratos sedimentarios son plegados
por la intrusión lacolítica y al ser erosionados forman crestones o hog-backs de alto buzamiento y con planta
circular. Un complejo lacolítico erosionado consiste entonces de crestas circulares concéntricas, en cuyo
centro aflora un macizo ígneo, formado por rocas hipoabisales, casi siempre con textura porfídica o fanerítica
de grano fino, puesto que al ser intrusiones someras y de tamaño relativamente pequeño, solidifican algo
más rápidamente que las intrusiones plutónicas, que son más profundas. Ejemplos mundiales de lacolitos
incluyen:
Montes Henry, Abajo y La Sal, en Utah (E.U.A.)
Montes Euganeos, en el NE de Italia
“Lacolito” de Kamarata, en La Gran Sabana, Venezuela.

Fig. 4-8. Plutones macizos concordantes: (a) Lacolito. Nótese el fracturamiento radial en el techo de la intrusión,
que con la erosión subsiguiente dará lugar a crestones o hog backs circulares. (b) Lacolito “en cedro”, formado
por sucesivas intrusiones en secuencias capa dura/capa blanda. Modificado de Ehlers y Blatt (1982).

A-4 PLUTONES MACIZOS DISCORDANTES

BATOLITOS: son grandes cuerpos intrusivos con contactos casi verticales y cuya base se desconoce.
Alcanzan extensiones de miles a decenas de miles de km2 y espesores de hasta 15 km. Su composición es
variable, pero siempre dentro de la familia de las rocas graníticas sobresaturadas a saturadas (desde
sienogranito a cuarzo-diorita), con texturas faneríticas de grano medio a grueso. Localmente pueden ser
concordantes con la roca caja, pero a grandes rasgos, son discordantes. Los batolitos se forman a grandes
profundidades (hasta 25 km), por lo tanto llegan a aflorar sólo luego de un considerable levantamiento
orogénico seguido de un prolongado período de erosión (al menos 10-15 Ma); por ende no existen batolitos
con edades inferiores al Mioceno, teniendo comúnmente edades mesozoicas, paleozoicas o proterozoicas.
Debido a la ausencia de criterios morfológicos se clasifican de acuerdo a su área de afloramiento expuesta o
inferida, recibiendo distintos nombres (Fig. 4-9):
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Batolitos: > 100 km2 de afloramiento superficial


Stocks: 1-100 km2 " " " " "
Apófisis: < 1 km2 " " " " "

Luego de un considerable período de levantamiento y erosión, una apófisis puede llegar a convertirse en
un stock, o un stock en batolito, al aumentar su superficie de exposición. Los GRANDES BATOLITOS resultan de
la coalescencia de numerosas intrusiones menores, que incluyen batolitos, stocks, diques anulares y
complejos anulares, con diversas composiciones litológicas y edades de cristalización, siendo cuerpos muy
heterogéneos que alcanzan miles de km de longitud y centenares de km de ancho. Vistos en planta tienen
forma alargada (como la suela de un zapato), puesto que al reconstruir sus partes erosionadas tienen una
relación anchura/espesor algo inferior a 10, pero no muy lejana a ese valor (25 km/250 km). Constituyen los
núcleos o ejes centrales de las grandes cordilleras plegadas mesozoicas a paleozoicas, por ende se cree que
su origen se halla estrechamente ligado a los procesos de orogénesis y tectónica global, en zonas de
subducción, en especial, en márgenes activos y arcos insulares maduros. Estudios geofísicos de refracción
sísmica parecen demostrar que a profundidad estos cuerpos tienen una forma de "gota invertida" cuya raíz
profunda casi nunca llega a aflorar (Fig. 4-9b). Existen grandes batolitos a lo largo de las Montañas Rocosas,
el Himalaya y los Andes, y en los escudos precámbricos de todos los continentes:
Batolitos de la Columbia Británica, Sierra Nevada, Baja California y de Idaho, en el W de Norteamérica.
Batolitos de Cundinamarca, Costero del Perú y Batolito de la Patagonia, en el margen W de Sudamérica.
Batolitos de San Pedro y Santa Rosalía, en el estado Bolívar, Venezuela.
Batolito de La Culata, en el Estado Mérida.
Bloques tectónicos del basamento
Batolito del monte Rosa-monte Blanco, Alpes suizo-italianos.
Muchos otros cuerpos en todas las cordilleras del mundo, en México, Centroamérica, Colombia, Ecuador,
Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Malasia, Japón, Himalaya, Cáucaso, Urales, Atlas, China, Siberia, etc.

Algunos cuerpos graníticos que se hallan en cordilleras, incluyendo las venezolanas, no son batolitos
sensu stricto, sólo representan fragmentos del basamento antiguo emplazados tectónicamente durante
colisiones continentales. En sus marcos tectónicos de formación, durante el Paleozoico o el Precámbrico, sí
fueron batolitos intrusivos, pero ahora no lo son, son sólo bloques aislados de su macizo de origen
incorporados tectónicamente, junto con su roca caja original (ahora esquistos) en orógenos jóvenes. Estos
cuerpos muestran claras evidencias de metamorfismo y exhiben cataclasis y cizallamiento debido a su
emplazamiento tectónico, teniendo frecuentemente texturas “augen”, gnéisicas, o miloníticas.

50 km

5 km

Exageración vertical de 10X

(a) (b)
Fig. 4-9. Plutones macizos discordantes: apófisis, stocks o batolitos, según su área de exposición. Nótese la
relación con la roca caja, en este caso metamórfica. Los xenolitos son fragmentos de la roca caja del plutón
englobados por el magma intrusivo (b) Corte de un margen activo tipo andino, donde se ilustra la forma
probable de los grandes batolitos a profundidad, según recientes datos geofísicos. (a) tomado de Hall (1982).
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Fig. 4-10. Grandes batolitos del mundo asociados a las cordilleras plegadas jóvenes (fanerozoicas): 1) Alaska;
2) Yukón; 3) Columbia Británica); 4) Idaho; 5) Sierra Nevada de California; 6) Baja California; 7) Oaxaca (México);
8) Centroamericano; 9) La Culata (Mérida, Venezuela), éste es un bloque tectónicamente emplazado; 10) Batolito
de Cundinamarca (Colombia); 11) Batolito Costero del Perú; 12) Batolito de Antofagasta (Chile); 13) Batolito
patagónico; 14) Batolito Portugués; 15) Macizo central de Europa (E-Alemania-República Checa); 16) Batolitos
de Córcega-Cerdeña; 17) Batolito de Transilvania (Hungría); 18) Batolito del Cáucaso; 19) Batolito del Hindu
Kush (Pakistán); 20) Batolito Tibetano; 21) Batolito Transhimalayano; 22) Batolito del Sur de la China; 23)
Batolito Surcoreano; 24) Batolito del Japón central; 25) Batolito de Borneo (Indonesia); 26) Batolito del SE de
Australia; 27) Montes Verkhoyansk (Siberia). Los granitos rapakivi y las anortositas proterozoicas tienen
tamaños “batolíticos”, pero su origen, texturas y litología son muy diferentes a los de los batolitos graníticos
sensu stricto, por ello no se incluyeron en este mapa; tampoco se incluyen los batolitos orogénicos de edad
precámbrica. Tomado de diversas fuentes.

A-5 PLUTONES CILÍNDRICOS

Cuando la inyección del magma no ocurre a través de diques o fisuras alimentadoras sino por conductos
centrales se forman plutones con simetría cilíndrica, con base circular a elíptica. Estos cuerpos que
conducen el magma hacia niveles superficiales solidifican formando plutones subvolcánicos a hipoabisales
constituidos por rocas porfídicas, plutónicas o cumulativas, dependiendo de la profundidad la que ocurre su
cristalización y la fluidez del magma intrusivo. Según su espesor y morfología se conocen: embudos,
chimeneas o cuellos, diques anulares y complejos anulares. En general se trata de cuerpos de tamaño
relativamente pequeño, mucho menores que los lopolitos o los batolitos, con características áreas de
afloramiento circulares, con diámetros que rara vez sobrepasan los 4 km.

EMBUDOS: son plutones con simetría cilíndrica, algo elíptica y forma bastamente cónica. Se forman por la
inyección de magma basáltico o alcalino, en zonas de actividad tectónica extensional. Tienen de 4-10 km de
diámetro y pueden alcanzar unos 15 km de espesor (Fig. 4-11). Existen todas las gradaciones posibles de
forma desde embudos a lopolitos. Muchos lopolitos cuya base se desconoce, son posiblemente embudos.
Ejemplos mundiales comprenden:
Skaergaard, de composición gabroide-ultramáfica, en Groenlandia
Jimberlana, de composición " " " , en el W de Australia
Illimaussaq, de composición alcalino-máfica, en Groenlandia
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CHIMENEAS o CUELLOS VOLCANICOS (necks): constituyen los conductos por los cuales la lava fluyó a la
superficie en un complejo volcánico. Son cuerpos cilíndricos someros o subvolcánicos, que afloran poco
tiempo (unos 0,5 Ma) después de la etapa eruptiva de un volcán, debido a la denudación del cono volcánico,
que está formado por tobas y delgados flujos de lava, fácilmente erosionables. Tienen unos 100-500 m de
diámetro, forman por erosión diferencial grandes torres (pitones) que pueden alcanzan hasta 1 km de altura
sobre el terreno circundante (Fig. 4-12). Los pitones son comunes en zonas de vulcanismo extinto o antiguo,
como el sur de Argelia y Tanzania, en África, las islas Hawai, de la Sociedad y Galápagos, en el Pacífico, en
el graben del Rin (Alemania), en el Etna (Sicilia) y en el NW de U.S.A., donde ejemplo muy conocido lo
constituye la famosa "Torre del Diablo" (Devil’s Tower), en Wyoming (1).
DIQUES ANULARES: tienen forma de hoja de cono, o cilíndrica. Se forman en zonas donde hay colapso de
bloques, o fracturamiento dómico de la roca caja, debido al vaciamiento rápido de una cámara magmática
subvolcánica. Se produce un sistema de fracturas circulares o elípticas, que al ser invadidas por el magma
originan cuerpos de gran diámetro (2-60 km), pero poco espesor (0,1-1 km) (Fig. 4-13).
COMPLEJOS ANULARES: son cuerpos ígneos formados por varios diques anulares concéntricos de
diferente composición litológica, generalmente formados por rocas alcalino-máficas o granítico-alcalinas (Fig.
4-13). Se forman por un repetido colapso gravitacional de bloques tronco-cónicos. A menudo contienen en su
parte central una intrusión vertical o chimenea de carbonatita, una excepcional roca ígnea formada por
carbonatos, en vez de silicatos. Los mayores alcanzan hasta 60 km de diámetro (Lovozero, península de
Kola, Rusia), pero normalmente son mucho más pequeños, entre 4-6 km de diámetro. Ejemplos de
complejos anulares son (Figs. 4-13 y 4-14):

Complejo Anular de La Churuata, al pié del Cerro Duida, T.F.Amazonas.


Complejos anulares de Khibini y Lovozero, en la Península de Kola, (Rusia).
Granitos alcalinos de Jos y Air, Níger-Nigeria, en África
Complejos alcalinos de Montreal-Quebec, en Canadá
Complejos alcalinos anulares de Barreiro, Jacupirangá y Poços de Caldas, Brasil
Complejos carbonatíticos en el Valle Rift africano (Tanzania, Kenya, Malawi, Uganda)
Complejo anular de Tazherán, en el lago Baikal, Siberia (Rusia).
Complejos anulares de los altos Andes, en Bolivia y Chile.

Los complejos anulares, con o sin carbonatitas, al igual que los diques anulares, tangenciales y las hojas
de cono, son todas intrusiones que caracterizan a los marcos tectónicos extensionales, es decir, al rifting
continental. Este proceso de separación continental comienza con la etapa de valle rift, con típico fallamiento
normal de bloques, extrusiones e intrusiones de series Th, alcalinas y exóticas, y sedimentación de capas
rojas. Muchos complejos anulares, junto con carbonatitas y kimberlitas se hallan a ambos lados de bloques
continentales separados por la disgregación de la Pangea jurásica, como en el este del Brasil y Uruguay, y el
oeste de África (Namibia, Angola); y otros en similares marcos tectónicos en los márgenes este de
Norteamérica y oeste de Europa, costa sur de la India y este de África, etc. (ver Tema 10).
Sin embargo no sólo en los marcos extensionales de rifting ocurren este tipo de intrusiones.
Curiosamente, en los marcos convergentes pueden generarse marcos tectónicos extensionales, debido a
procesos de subducción o colisión continental. Destacan entre éstos los graben o rifts intramontanos,
generados por extensión continental ortogonal a la compresión orogénica que se produce durante las
colisiones continentales, como el rift del Rín-mar del Norte, al norte de los Alpes; las cuencas intramontanas
en el Hindu-Kush, Pakistán, la segunda cordillera más elevada del mundo, después del Himalaya, y el gran
rift del lago Baikal, en Siberia. El mismo marco extensional puede darse en márgenes de tipo E-asiático,
donde la extensión retro-arco ha separado a un arco magmático continental del continente madre, como
ocurrió en Japón, Filipinas y Nva. Zelanda. También en los puntos calientes intracontinentales, y a veces en
los intraoceánicos, pueden ser intrusionados estos cuerpos anulares, tal es el caso de los granitos alcalinos
de los macizos de Jos y Air, en Níger-Nigeria, de edad paleozoica, no relacionados con el rifting de Pangea.
_____________________________________________________________________________________________________________
(1): este rasgo geológico constituyó uno de los temas centrales de la famosa película de Steven Spielberg "Encuentros Cercanos del
Tercer Tipo". Es la extraña montaña que el actor Richard Dreyfuss esculpió en su sala de estar, y que la actriz dibujó de mil maneras,
en cuyas cercanías aterrizó la ciudad-nave espacial extraterrestre. No todo es un invento cinematográfico o efectos especiales de
Hollywood, la Torre del Diablo (Devil’s Tower) realmente existe y como ella hay muchas más en el mundo. Un conjunto volcánico
erosionado en el centro de la cuenca de Falcón, el cerro Agachiche exhibe tres pitones que alcanzan hasta 100 m de altura, y el cerro
Santa Ana, en la península de Paraguaná, exhibe en su cima otros tres de similar tamaño.
11

Una etapa muy importante de la historia terrestre caracterizada por rifting a escala global ocurrió durante
el Proterozoico medio a tardío (hace 1.400-900 Ma). Se cree que en ese tiempo existió una pangea previa a
la jurásica, integrada por casi los mismos bloques continentales, pero ensamblados de modo totalmente
diferente. Los rifts y puntos calientes que se asocian a varios intentos de disgregar esta pangea antigua, o
supercontinente de Rodinia, generaron complejos anulares alcalinos, carbonatitas y kimberlitas en todos los
terrenos proterozoicos del mundo. Este es el origen probable de los complejos alcalinos y carbonatíticos del
W del escudo de Guayana, en Venezuela, y de muchos otros en Canadá, U.S.A., Brasil, África, India, Siberia,
China, Mongolia, Escudo Báltico, Antártida y Australia.

Fig. 4-11. Plutones masivos con


simetría cilíndrica: embudos.
Internamente y litológicamente muy
similares a los lopolitos, contienen
series estratiformes máficas o, a
veces, alcalinas. Existen todas las
transiciones en forma y tamaño
posibles entre embudos y lopolitos,
2 km aunque los primeros son casi
siempre mucho más pequeños.

Fig. 4-12. Formación de un pitón o torre


volcánica por erosión diferencial de una
chimenea una vez cesada la actividad
volcánica. En unos 50-100 ka las friables
laderas de los edificios volcánicos son
denudadas, dejando las chimeneas al
descubierto, que por estar formadas por
cuerpos macizos de pórfidos subvolcánicos
de varios centenares de metros de diámetro
son difíciles de erosionar y sobresalen
como torres o pitones con hasta 1 km de
altura por encima del terreno circundante.

Fig. 4-13. Dique anular de pórfido de sienita feldespática alcalina (nordmarkita) en Massachussets (U.S.A.). La
estructura es un anillo de roca porfídica casi perfecto con un espesor de 200-1000 m y un diámetro máximo de
12 km. Tomado de Hall (1982).
12

COMPLEJOS ALCALINO-MÁFICO-CARBONATÍTICOS DE
ÁFRICA Y BRASIL.

Complejo de Chilwa

(a) (b)

(c) (d)
Fig. 4-14. Complejos anulares formados por varios diques anulares concéntricos de rocas alcalinas, rocas
máficas, o ultramáficas, con un cuerpo central de carbonatita y una aureola de fenitización (metasomatismo
alcalino-férrico) de la roca caja: (a) Isla Chilwa, en el lago homónimo (Malawi); (b) Spitskop (Transvaal); (c)
Complejo de Lueshe, lago Kivu (Zaire); (d) Complejo de Jacupirangá (Minas Gerais, Brasil). Los cuerpos de
carbonatita se representan en negro. La sovita es la carbonatita de calcita, de grano grueso; rauhaugita es la de
dolomita, de grano fino; la ferrocarbonatita contiene siderita o ankerita. Melteigita, ijolita, foyaita y urtita son
rocas nefelínicas sin feldespatos, en orden decreciente de índice de color; jacupirangita es una piroxenita
alcalina; la theralita es un gabro nefelínico, y la umptekita, una sienita con algo de nefelina; todas ellas son
subsaturadas en sílice y se asocian a las carbonatitas. Sólo en África existe decenas de estos complejos, con
edades entre Proterozoico y Terciario. Chilwa se relaciona con el rifting africano del Terciario; Jacupirangá, con
el rifting jurásico de Pangea; Spitskop y su vecino Palabora (no mostrado), con el rifting proterozoico global (a
este evento también corresponden, posiblemente, los complejos anulares de La Churuata y la carbonatita de
cerro Impacto, en el Escudo de Guayana). Nótese el pequeño tamaño de los complejos anulares y del núcleo
central de carbonatita, que no supera casi nunca los 3 km de diámetro. Tomado y modificado de Heinrich (1980).
13

4.2.2 ROCAS EXTRUSIVAS O VOLCANICAS


Las rocas extrusivas o volcánicas son aquellas que han solidificado sobre o muy cerca de la superficie
terrestre, tanto en condiciones subaéreas, como submarinas. Existen tambien en otros cuerpos planetarios,
notablemente en la Luna, Marte, Venus, Mercurio, Io y el asteroide Vesta, donde constituyen erupciones
superficiales de gran extensión o elevación. Las rocas volcánicas, al igual que las plutónicas, adoptan una
gran variedad de formas que dependen del tipo de erupción así como de la naturaleza del material
erupcionado. Los magmas que contienen poca proporción de gases o volátiles y viscosidades relativamente
bajas, basálticos generalmente, originan extensos flujos de lava y mesetas o inundaciones de basalto. Los
magmas ricos en volátiles, fluyen torpemente, se autofracturan y debido a su alta viscosidad tienden a
taponar las chimeneas volcánicas y al ser liberados los gases disueltos a presión en éstos, se producen
erupciones de gran fuerza destructiva, donde fragmentos de lava solidificada o pedazos del cono volcánico
pulverizados son eyectados a grandes distancias como fragmentos piroclásticos o tefra.
1. TIPOS DE FLUJOS DE LAVA
Cuando el magma fluye y se desplaza por la superficie terrestre, o el fondo del mar, se denomina LAVA.
Asimismo, la roca que se deriva del rápido enfriamiento superficial del magma también se denomina lava. Se
conocen varios tipos de flujos de lava subaéreos, submarinos o subvolcánicos (Fig. 4-15):
Pahoehoe o lava cordada: son flujos de lava basáltica muy fluida, cuya superficie puede ser vidriosa, lisa o
característicamente cordada, es decir, con aspecto de cuerdas gruesas retorcidas. Se forman cuando una
película vítrea superficial (parecida a la nata sobre leche hervida) es arrastrada y deformada por el flujo de la
lava fluida subyacente. Son típicos de las lavas basálticas, muy calientes y fluidas, en especial de las de las
islas Hawai, Galápagos e Islandia.
Ah-ah o a-a: flujos de aspecto escoriáceo, formados superficialmente por fragmentos sueltos, vidriosos, muy
ásperos e irregulares, de 10-15 cm de diámetro. Son más densos en sus partes más internas, donde los
fragmentos se hallan soldados entre sí. Son comunes en las lavas andesíticas o alcalinas de los volcanes
andinos, mediterráneos y japoneses, o en las partes distales de los flujos basálticos tipo hawaiano, donde el
magma ha perdido la mayor parte de sus volátiles y de su fluidez durante su descenso hacia los valles bajos
o la costa.
De bloques: formados por fragmentos y bloques relativamente lisos y de gran tamaño. Su alta viscosidad
hace que el flujo sea muy rígido y se deslice por encima del terreno subyacente, en vez de fluir encima de él.
Son típicos de lavas silíceas (dacitas, riolitas). Se mueven muy lentamente, unos cm/día.
Almohadillados: cuando la lava fluye en condiciones submarinas o sublacustrinas se forman flujos de
aspecto almohadillado. Estos constan de masas de cuerpos elipsoidales o almohadillas, que resultan del
rápido enfriamiento de la lava en contacto con el agua fría. La base de cada almohadilla toma la forma de las
almohadillas subyacentes. Cada almohadilla consta de una costra vítrea cortada por fracturas o diaclasas de
enfriamiento radiales. Tienen desde 10 cm hasta 3 m de diámetro, pero generalmente no sobrepasan 1 m. Al
fluir la lava por el fondo marino su superficie exterior se solidifica inmediatamente formando una costra vítrea,
la cual cede a la presión del flujo de lava y se rompe, dando lugar a un nuevo cuerpo de lava que sufrirá el
mismo proceso y así sucesivamente. De este modo se forma un flujo con las características descritas. El
proceso ha sido observado y fotografiado por vehículos submarinos tripulados que han descendido al fondo
del mar en las dorsales de las Galápagos y Atlántica, y por atrevidos buzos en las costas de la isla Hawai, la
mayor del archipiélago homónimo, donde los flujos basálticos del volcán Kilauea llegan al mar,
desplazándose lentamente por el fondo marino, generando gigantescas nubes de vapor y típicos flujos
submarinos almohadillados. Este tipo de lava también es erupcionada en las dorsales centroceánicas, por
ende es el más abundante en el fondo marino y cubre casi un 55% de la corteza terrestre, constituyendo la
roca ígnea más difundida del planeta. La formación de almohadillas en contacto con agua marina fría (entre
2-4º C), y la rápida solidificación y vitrificación del flujo submarino tienden a autofracturarlo, generando las
rocas AUTOCLÁSTICAS, entre las que se encuentran: las brechas de flujo, formadas por fragmentos de lava
embebidos en lava similar a ellos, y las hialoclastitas, formadas por costras vítreas, que como todo vidrio
caliente en contacto con agua fría se resquebraja en fragmentos angulosos, decimétricos, con formas
triangulares. Se conocen rocas almohadilladas y autoclásticas desde la era arqueana hasta el presente,
generalmente son de composición basáltica o komatítica. Por acción del agua marina y de los procesos
hidrotermales en las dorsales y arcos volcánicos primitivos las rocas basálticas submarinas se alteran a
espilitas y queratofiros, alteraciones hidratadas formadas por clorita-smectita, albita, zeolitas, cuarzo y
carbonatos.
14

FLUJO DE LAVA SUBAÉREO (a)

(b)

Dirección del flujo

Fig. 4-15. Tipos de flujos de lava - a) Subaéreos: pahoehoe o lava cordada, lava aa o ah-ah y de bloques. Los
tres tipos pueden existir a lo largo de un mismo flujo de lava, pues a medida que éste se aleja cuesta abajo del
cráter va enfriándose, perdiendo volátiles y fluidez, haciéndose cada vez más viscoso, gradando de pahoehoe, a
ah-ah, a de bloques. b) Flujo almohadillado submarino, mostrando hialoclastitas y brechas de flujo.

2. TIPOS DE FRAGMENTOS PIROCLÁSTICOS


Los magmas silíceos son muy viscosos, y ricos en volátiles. Su viscosidad se debe a que contienen
embriones de unidades polimerizadas de tetraedros que los hacen poco fluidos. Los volátiles son gases
disueltos a presión en el magma a profundidad, heredados de la roca parental que sufrió fusión para generar
el líquido magmático; pero cuando el magma alcanza niveles superficiales ocurre una despresurización
violenta y grandes cantidades de estos gases son liberadas explosivamente. Las explosiones volcánicas
producidas son portentosas, algunas superan en energía la liberada por centenares de bombas atómicas. La
chimenea volcánica y gran parte del cono son literalmente pulverizados, siendo sus escombros arrojados al
aire, o al agua, formando una gran variedad de fragmentos volcánicos denominados piroclásticos o tefra
(Fig. 4-16). De acuerdo a su diámetro y a su naturaleza se conocen los siguientes tipos de piroclásticos:
Polvo volcánico: son fragmentos minúsculos producidos durante las más violentas explosiones volcánicas. Flotan en el
aire, siendo llevados a grandes distancias y a alturas estratosféricas. Su diámetro es del orden de 1/400 mm. El polvo
originado por la erupción del Krakatoa ascendió a más de 20 km de altura y durante varios años dio tres veces la vuelta
a la Tierra. Algo del polvo que cotidianamente limpiamos en nuestros hogares es polvo proveniente de erupciones
volcánicas que ha permanecido en suspensión en el aire durante años, asentándose finalmente.
Cenizas: son partículas angulares de vidrio volcánico, fragmentos de lava o de cristales, de tamaño inferior a 2 mm. Se
acumulan rápidamente y cubren enormes extensiones con flujos de más de 20 m de espesor. Los flujos de ceniza
subaéreos cubren discordantemente todo el relieve superficial con una capa casi horizontal de espesor bastante
constante, que se lenticulariza en sus partes más distales. En el Mediterráneo oriental se han hallado capas de ceniza
interestratificadas con sedimentos pelágicos provenientes de la explosión de la isla de Thera o Santorini, en mar Egeo.
Al parecer este fenómeno, ocurrido hace 5.000 años, fue aún más fuerte y destructivo que el famoso Krakatoa, pues la
columna de polvo y cenizas alcanzó los 60 km de altura y las cenizas cayeron en Egipto, situado unos 800 km al sur.
Lapilli: son pedazos escoriáceos de lava solidificada de 2 mm a 6,4 cm de diámetro. Son expulsados cerca de los
cráteres en explosión y nunca a grandes distancias. Se acumulan junto con los bloques y bombas produciendo brechas
o aglomerados volcánicos.
Bloques: son pedazos angulares del cuello volcánico, los hay de mayores de 6,4 cm, hasta unos 2-3 m.
Bombas: son masas redondeadas de magma que se congelan al ser expulsadas al aire. Su tamaño es típicamente de
15-30 cm, pero puede ser mayor. A menudo contienen drusas con cristales de cuarzo, feldespatoides y otros minerales
ígneos. Dado que contienen gases inflamables (sobre todo H2S y CO) en su interior, estas masas al caer y romperse los
liberan explosivamente y se envuelven en llamas, de ahí su peligrosidad, de la cual deriva su nombre.
Piedra pómez: son pedazos de magma vitrificado que han atrapado burbujas de gases volcánicos, adquiriendo una
elevada porosidad y una densidad tan baja que les permite flotar en el agua. En los lagos de Centroamérica, en
especial de Guatemala y El Salvador, y en la zona mediterránea (Italia-Grecia), la piedra pómez flota formando
manchones que son arrastrados por las corrientes y el viento, acumulándose en las orillas de las playas.
15

Durante una erupción volcánica explosiva varios km 3 de piroclásticos son eyectados al aire, una parte se
acumula formando flujos regulares al pié del como volcánico. Estos flujos exhiben una gradación de tamaño
de partícula que va de muy grueso, cerca del cráter (bombas y bloques); grueso, a centenares de metros del
cráter (lapilli y ceniza gruesa); a fino, a varios km o decenas de km del cráter (ceniza fina); también muestran
una gradación vertical de grueso a fino. El polvo volcánico, en vez, asciende a gran altura en la atmósfera,
siendo depositado mucho tiempo después, a lo largo de todo el planeta, por tanto no forma acumulaciones
notables. Los depósitos de ceniza volcánica se denominan TOBAS y pueden cubrir grandes extensiones con
espesores de 10-20 m. Con el tiempo y el paso de soluciones mineralizadas las tobas pueden cementarse y
formar rocas con cierta cohesión, llamadas TUFA.

Fig. 4-14. Erupción violenta con eyección de varios tipos de fragmentos piroclásticos. Los más gruesos
(bombas, bloques y lapilli) se acumulan en las cercanías del cráter, las cenizas cubren discordantemente todo el
relieve y la geología circundante con flujos de varios metros a decenas de metros de espesor, mientras que el
fino polvo es arrojado a la alta atmósfera, donde puede permanecer varios años antes de precipitar al suelo, por
ello no forma acumulaciones notables. El espesor de las tobas se ha exagerado unas 20X, por claridad.

3. NUBES ARDIENTES O FLUJOS PIROCLÁSTICOS


Las nubes ardientes o flujos piroclásticos son intermedias en su comportamiento entre flujos de lava y de
ceniza. Se componen de una mezcla aerosol de ceniza y gases volcánicos calientes que siendo más pesada
que el aire rueda cuesta abajo del cono volcánico a gran velocidad. Alcanzan temperaturas de 700-800°C,
velocidades de más de 150 km/h y tienen un enorme poder destructivo (2). Los depósitos formados por las
nubes ardientes consisten de fragmentos calientes plásticos soldados entre sí y se denominan ignimbritas o
tobas soldadas. Las tobas, soldadas o no, son características de erupciones de lavas silíceas o alcalinas,
muy viscosas y ricas en volátiles (riolitas, andesitas, traquitas y fonolitas) (3).
_____________________________________________________________________________________________________________
(2): la película Dante’s Peak (La Furia de la Montaña) muestra, con bien logrados efectos especiales, todos los fenómenos asociados a
erupciones volcánicas violentas. La lluvia inicial de cenizas de color beige claro (cenizas de pumita), seguida por la catastrófica
explosión final, con la expulsión de una negruzca y amenazante nube piroclástica, tienen todo el poder destructivo que allí se muestra,
¡equivalente a varios Megatones! Otros efectos, como la caída de bombas y lapilli, la acidificación y sulfuración de las aguas
subterráneas y superficiales, la emisión de CO2, así como la actividad sísmico-magmática tambien son tratados con gran veracidad
científica en esta cinta. Igualmente, en otra cinta similar, Volcano, se representan bastante bien los flujos de lava basálticos, la emisión
de gases y bombas volcánicas. Otra película de “catástrofes” está dedicada a la erupción del monte Santa Elena, en el NW de U.S.A.
(3): contrariamente a lo que presenta en la película o la serie de televisión “Los últimos días de Pompeya”, las ciudades de Pompeya y
Herculano no fueron sepultadas por flujos de lava. El moderno Vesubio es un volcán alcalino-félsico y tiene lavas muy viscosas. Las
erupciones arrojaron flujos piroclásticos, calientes y espesos, que cubrieron esas ciudades casi instantáneamente incinerando al
contacto toda materia orgánica. Los cuerpos de los infortunados pompeyanos y herculáneos fueron carbonizados en el acto, quedando
como cavidades u oquedades en los flujos ignimbríticos soldados. Durante las excavaciones se descubrió que esas extrañas cavidades
tenían formas humanas y fueron rellenadas con yeso o cemento, produciendo grotescos moldes de los seres que los originaron. Así se
pudo constatar que la erupción sorprendió en el sueño, a las 3:00 a.m., a los moradores, los cuales sufrieron asfixia y graves
quemaduras, cuando no polifracturas y mutilación de miembros. Las obras artísticas y los mosaicos polícromos, hechos de materia
mineral, no sufrieron daños y fueron preservados casi intactos, con sus formas y colores originales hasta nuestros días. Es el precio
que se paga por vivir a la sombra de un volcán.
16

4. TIPOS DE EDIFICIOS VOLCÁNICOS

La lava puede ser erupcionada desde un conducto discreto o chimenea volcánica (erupción central) o a
través de un enjambre de fisuras largas y estrechas (erupción de fisura). Las erupciones centrales dan
lugar a una gran variedad de edificios volcánicos, dependiendo de la viscosidad del magma y de la cantidad
relativa de piroclásticos eyectados. Las erupciones de fisura de lava basáltica muy fluida producen
INUNDACIONES o MESETAS DE BASALTO que cubren grandes extensiones en los continentes y forman MESETAS
SUBMARINAS; cuando ocurren en islas oceánicas, y a veces en los continentes, generan VOLCANES DE ESCUDO.

4.1 Edificios formados por erupciones de fisura


VOLCANES DE ESCUDO: son conos anchos y aplanados, con planta algo elíptica, compuestos principalmente
por extensos flujos de lava basáltica, muy fluida. Tienen pendientes de 10° en el tope a menos de 2° en la
base. Su forma alargada es controlada por la zona de fisura por donde brota la lava. Alcanzan diámetros de
centenares de km y hasta 9 km de altura total. Los escudos volcánicos más grandes de la Tierra se hallan en
las islas Hawai (Fig. 4-17), pero los más grandes conocidos hasta la fecha han sido fotografiados en la
superficie del planeta Marte. En el hemisferio norte marciano se hallan cinco volcanes de escudo gigantes,
de los cuales el mayor, el Monte Olympus tiene 600 km de diámetro y 29 km de altura sobre el terreno
circundante, un verdadero coloso del sistema solar.

VOLCANES DE
ESCUDO
DE HAWAI

n.d.m.

OCÉANO

Monte Olympus (Marte)

Mauna Loa (Tierra) 100 km


10 km

Fig. 4-17. Volcanes de escudo o escudos volcánicos: Mauna Loa y otros asociados, en la isla Hawai. Los más
altos alcanzan unos 4.200 m sobre el n.d.m., pero gran parte de sus faldas está bajo 4-5 km de agua, por lo que
su altura global es de unos 9 km. El Monte Olympus, en el planeta Marte (perfil grande en la parte inferior de la
Figura), es la montaña más voluminosa y elevada del sistema solar, alcanzando 29 km de altura sobre el terreno
circundante y 600 km de diámetro. ¡Comparados con los volcanes marcianos los volcanes hawaianos parecen
pequeños conos cineríticos! La forma del perfil de los volcanes no se representa con exactitud, siendo mucho
menos empinada, pero sí su tamaño relativo, con exageración vertical de 3X. Tomado de Hall (1982).
MESETAS O INUNDACIONES DE BASALTO: son cuerpos tabulares de gran extensión formados por la acumulación
de flujos sucesivos de lava basáltica que brotaron a lo largo de largas fisuras, cubriendo grandes porciones
de los continentes o del fondo marino. Cada flujo individual tiene 20-25 km de largo y 15-30 m de espesor. Al
cabo de numerosas erupciones llegan a cubrir más de 1.000.000 de km2 con varios km de espesor de
gruesos flujos basálticos (Fig. 4-18). Los flujos basálticos subaéreos presentan un aspecto columnar debido
al enfriamiento de un fluido homogéneo, explayado como un gran lago de lava, que produjo diaclasas
verticales que presentan secciones basales poligonales de 5-7 lados, típicamente hexagonales. También son
frecuentes horizontes de paleosuelos formados por meteorización, recubiertos por nuevos flujos.
17

Existen numerosas mesetas basálticas en todos los continentes y grandes áreas de otros cuerpos
planetarios están cubiertas por flujos similares: los maria lunares, gran parte del hemisferio norte de Marte,
grandes maria de Mercurio y Venus, y hasta el asteroide Vesta. Como se vio en el Tema 5, todos los mantos
de los planetas de tipo terrestre y la gran mayoría de los meteoritos (condritos) están compuestos de
peridotita. Su fusión parcial genera basaltos, siendo este tipo de magma sumamente común en los cuerpos
rocosos del sistema solar, y obviamente, en la Tierra. Los meteoritos acondritos denominados eucritas son
basálticos y provienen de Vesta. Las principales mesetas basálticas terrestres son (ver Fig. 4-5):
Paraná y Patagonia, en Sudamérica: (1 M.km2)
Deccán, al NW de la India y SE del Pakistán: (1 M.km2)
Yemen, en Yemen del Sur
Etíope, en el NE de África: (1,5 M.km2); Karroo, en Sudáfrica, es más antigua (de edad jurásica) y con el mayor
espesor original (9 km), hoy reducida a algunos remanentes erosionales.
Columbia y Río Snake, en el NW de Estados Unidos: (0,3 M.km2), de edad Mioceno a Reciente
Tasmania y Antártica, en dichas localidades
Brito-ártica, en Escocia, Irlanda y Groenlandia, hoy en día disgregada debido a la tectónica de placas y la deriva
continental.
Trapps, en el norte de Siberia (Rusia): (1,5 M.km2), de edad Pérmico, originalmente tenía más de 8 M.km2.
CLIP, Caribbean Large Igneous Province: meseta submarina del Caribe, de al menos 14-16 km de espesor y 2
M.km2. Conforma el la corteza oceánica anómala de la placa del Caribe, al norte de Suramérica.

Fig. 4-18. Meseta o inundación de basalto formada por la acumulación de centenares de flujos basálticos muy
fluidos extrusionados por enjambres de fisuras verticales. Son cuerpos de gran extensión areal que pueden
acumular varios km de flujos sucesivos de lava con estructura columnar. La escala vertical en la figura está
exagerada en un factor de 2X, y el espesor de los flujos no se representa a escala, habiendo más de 300 flujos
superpuestos en una meseta con 4-5 km de espesor, con centenares de enjambres de fisuras alimentadoras.

4.2 Edificios formados por erupciones centrales


Las erupciones centrales ocurren cuando la lava es erupcionada a través de un conducto central o
CHIMENEA VOLCÁNICA. Pueden ser subaéreas o submarinas, de magmas félsicos a intermedios, silíceos o
alcalinos, y originan edificios volcánicos de diversos tipos, de amplia difusión mundial (Figs. 4-19 a 21):
ESTRATOVOLCANES O VOLCANES COMPUESTOS: son los típicos y conocidos conos volcánicos. Están formados
por acumulaciones sucesivas de lava y piroclásticos, debidas a erupciones de magmas viscosos, silíceos o
alcalinos (Fig. 4-19). Forman conos más o menos perfectos, con una relación ancho/altura  10 y pendientes
de 30-35° en el tope, a 5° en la base. Alcanzan elevaciones de 3-4 km sobre el terreno circundante o sobre el
sustrato del fondo marino. Existen más de 500 estratovolcanes activos en todo el mundo, la mayoría se
concentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico (desde Filipinas a Alaska y hasta Chile), en Indonesia, en la
región mediterránea (Italia-Grecia) y en las Antillas Menores, en el este del mar Caribe (Fig. 4-22). Son los
volcanes más temidos por todos los pobladores de la Tierra, desde tiempos inmemoriales, pues a ellos se
asocian erupciones de gran poder destructivo, acompañadas por lluvias de cenizas, nubes ardientes, flujos
piroclásticos, lahares, en fin, toda la gama de eventos catastróficos y destructivos que el vulcanismo de lavas
silíceas o alcalinas puede ofrecer. En realidad el vulcanismo oceánico de fisura, creador del nuevo piso
oceánico en las dorsales es la más importante actividad ígnea en la Tierra, pero como ocurre a 2-3 km de
profundidad bajo el agua, alejado de las costas y es de tipo basáltico, con erupciones de fisura tranquilas, no
es evidente para los humanos, que habitan las áreas emergidas - continentales o insulares - del planeta.
Ejemplos famosos de estratovolcanes son:
18

Fujiyama*, Sakurajima, Asama y Amagi, en las islas Japonesas, donde hay más de 60 conos activos.
Tambora, en Indonesia; Mayón y Pinatubo, en las Filipinas; que poseen decenas de conos activos.
Pacaya, Atitlán, Irazú e Izalco, en Centro América, junto con otra veintena de conos más.
Mtes. Shasta*, Rainier*, Sta. Elena* y Hood*, en Las Cascadas, NW de E.U.A.
Popocatepetl*, Iztaccihuatl*, El Chichón y Orizaba*, en México.
Chimborazo*, Cotopaxi* e Iliniza*, en Ecuador; Huascarán* y Misti, en Perú
Osorno*, Tronador*, Aconcagua*, Llonquimay* y Ojos del Salado*, en Chile
Killimanjaro*, Nyiragongo y Mte. Kenya*, en los valles rift de este de África
Vesubio, Campos Flégreos, Vulcano, Strómboli y Etna*, en Italia. *NEVADOS
Los estratovolcanes andinos y mexicanos superan los 5.000 m de altura debido a que sus edificios fueron
construidos sobre altiplanos intramontanos que se hallaban a 2-4 km de altura s.n.m., de este modo muchos
de ellos superan el límite de las nieves perpetuas y se denominan “nevados”, alcanzando una elevación total
de casi 7.000 m en el monte Aconcagua (Chile). Los volcanes africanos no se hallan en cordilleras o terrenos
orogénicos sino asociados al Gran Valle Rift oriental, una enorme grieta tensional de edad Terciario; éstos
también pueden alcanzar la línea de nieves eternas, como lo demuestra el conocido Killimanjaro, en Kenia.
Los volcanes de la región mediterránea son los más famosos del mundo, pues en esa región es donde se
gestó la cultura greco-romana, es decir, la civilización occidental. El Etna es el volcán más alto de Europa,
con 3.263 m. Comprende un formidable complejo volcánico que abarca varios cráteres y chimeneas activas e
inactivas, y más de 200 conos cineríticos, abarcando un área de 70 km de diámetro; sin embargo reviste
poca peligrosidad debido a que sus lavas son basaltos alcalinos, bastante fluidos, siendo muy escasa la
emisión de piroclásticos. Otro volcán muy famoso de esta región es el relativamente pequeño, pero fatal,
Vesubio (1.277 m), causante de la destrucción piroclástica de las ciudades romanas de Pompeya y
Herculano, una de las más grandes catástrofes naturales de la historia antigua.
La gran mayoría de las islas volcánicas de los océanos Pacífico, Indico y Atlántico están formadas por las
cimas de estratovolcanes sumergidos: Tonga, Marianas, Kermadec, Salomón, Aleutianas, Kuriles, Antillas
Menores, Scotia, Canarias, Azores, Cabo Verde, Tristán da Cunha, etc. Los volcanes de Indonesia y Filipinas
también tienen fama de ser extremadamente peligrosos, basta recordar la explosión del Krakatoa, en el siglo
XIX y la del Pinatubo, en la década de los ’90 del siglo XX. Los volcanes de la cordillera de las Cascadas, en
el NW de U.S.A., también revisten cierta peligrosidad: el monte Sta. Elena, en mayo de 1.980, tuvo una gran
erupción explosiva, que ocurrió en una zona boscosa, casi deshabitada y no hizo muchos daños. Sin
embargo cerca existen otros volcanes similares, los montes Hood y Rainier, también nevados, pero situados
cerca de grandes ciudades, como Seattle, Tacoma y Portland. En la meseta central de México se yerguen
dos grandes colosos, el Orizaba y el Popocatepetl (“el Popo”), existiendo hacia el sur de ese país y el resto
de Centroamérica un continuo cinturón de volcanes activos y durmientes, hasta Costa Rica. A pesar de su
gran peligrosidad los volcanes han sido siempre objeto de admiración por la raza humana y ejercen una
extraña fascinación en su mente. Los hawaianos creen que la diosa Pelé es la responsable del vulcanismo
allí: ¡y hasta les ofrecen dones y sacrificios de animales para aplacar su furia!

ESTRATOVOLCÁN

1 km

Fig. 4-19. Sección idealizada de un volcán compuesto o estratovolcán. El cono se compone de centenares de
interestratificaciones de lava y piroclásticos, pero la figura no permite representarlas a la escala verdadera. La
chimenea es el conducto que lleva la lava a la superficie; una vez que cesa el periodo eruptivo, ésta solidifica y
forma un cuerpo cilíndrico de roca maciza, que generalmente sobresale por erosión diferencial (ver PITÓN o
TORRE). Son frecuentes los conos adventicios cineríticos y los domos riolíticos secundarios: (C): cono cinerítico
soterrado; (D) diques; (E) diques expuestos; (M) manto; (P) cuello o neck; (L) flujo de lava soterrado; (T): tobas
piroclásticas. El sustrato casi siempre es sedimentario, pero puede ser granítico. Modificado de Hall (1982).
19

CONOS CINERÍTICOS O DE CENIZA: son pequeños conos, con elevadas pendientes (30-40°), constituidos por
acumulaciones de fragmentos piroclásticos, desde bloques a ceniza. Tienen unos 300-700 m de altura y
representan conos adventicios o satélites de grandes complejos estratovolcánicos (Fig. 4-20a). El Paricutín,
es un cono cinerítico que se vio crecer en pocos meses dentro de un maizal, en México; es un cono
adventicio del gran estratovolcán Orizaba. La mayoría de los grandes volcanes tienen centenares de conos
cineríticos adventicios. El famoso Etna, en la isla de Sicilia (Italia) tiene unos 200 de ellos, algunos con alturas
de hasta 600 m. Debido al grano fino y a la naturaleza vítrea de los piroclásticos que los componen tienen un
característico color negruzco, con taludes formados por una especie de "arena" negra.

(a)

(b)

Fig. 4-20. Esquemas de edificios volcánicos menores: (a) Cono cinerítico: los grandes estratovolcanes poseen
centenares de estos conos secundarios o adventicios, que alcanzan sólo unos centenares de metros de altura,
estando formados sólo por cenizas, lapilli y otros piroclásticos gruesos; (b) Domos riolíticos: domo riolítico
formado en la ladera de un estratovolcán. Estos edificios se forman cuando la lava es tan viscosa que no puede
fluir cuesta abajo, acumulándose en forma de protuberancia sobre la ladera de un cono estratificado. Son muy
peligrosos, pues a menudo se fracturan y generan nubes ardientes que ruedan cuesta abajo. 1) Domo riolítico;
2) Lapilli; 3) Brechas y aglomerados volcánicos; 4) Flujos de ceniza; 5) Fumarola; 6) Fallas y dislocaciones
tectónicas. (b) tomado de Hall (1982).

DOMOS RIOLÍTICOS: cuerpos en forma de domo, aguja u obelisco que se originan cuando una lava muy
viscosa es erupcionada por un conducto central, pero sin poder expandirse lateralmente (Fig. 4-20b). A
menudo la presión de los gases volcánicos llega a perforar la pared de estos cuerpos, generándose las
fatales nubes ardientes. Al igual que los conos cineríticos estos domos son satélites de grandes volcanes,
aunque a veces pueden hallarse aislados. Son numerosos en Las Cascadas, Bolivia, Italia, Japón y las
Antillas Menores (arco de Grenada), es decir, donde quiera que existan erupciones de lavas silíceas.
DIATREMAS: son chimeneas volcánicas rellenas de rocas brechadas, con forma de cono invertido (Fig. 4-21).
Se forman debido a la despresurización rápida y violenta en magmas ricos en volátiles, sobre todo H2O y
CO2. Pueden ocurrir en casi cualquier tipo de marco tectónico. A veces se asocian a complejos graníticos
subvolcánicos orogénicos o a escudos volcánicos oceánicos; pero otras veces constituyen extrusiones
intraplaca independientes, a menudo formando enjambres de varios centenares en un área considerable.
Existen diatremas de composición alcalina, granítica o máfica, pero los más famosos y particulares están
formados por una roca ultramáfica con textura, mineralogía y composición química muy particulares: la
kimberlita. La roca asemeja a una peridotita de tipo lherzolita, pero tiene textura porfídica y presenta
minerales hidratados o con elementos incompatibles, como flogopita, Mg-ilmenita y otros óxidos con Cr, K y
Ti. El magma kimberlítico es un magma peridotítico hidratado que se forma a grandes profundidades en el
manto superior, donde su rápido ascenso explosivo a la superficie le confiere una típica textura brechada,
plagada de xenolitos de rocas provenientes de todos los niveles atravesados en su ascenso desde el manto.
En efecto es uno de los magmas que se forma más profundamente en el interior de la Tierra y como tal tiene
20

el privilegio de transportar a la superficie terrestre xenocristales de la forma más pura y cristalina del
elemento carbono: el diamante. Dicho mineral, junto con la coesita (polimorfo del SiO2), es estable a
presiones muy elevadas, siendo ambas fases comunes del manto superior a más de 120 km de profundidad.
El escaso porcentaje de diamantes presente en estos cuerpos, aunado a su escaso volumen (todas las
kimberlitas conocidas en el mundo no suman ni siquiera el volumen de un dique de diabasa proterozoico)
explica la rareza y el elevado costo del mineral, que es la sustancia más dura que se conoce, caracterizada
además por un elevado índice de refracción. Otro gran interés suscitado por estas rocas es la presencia de
xenolitos o nódulos mantelares (ver Tema 2), entre los que destacan los de peridotita granatífera y de
eclogita de tipo griquaita. Estos materiales de origen tan profundo son las únicas evidencias directas que se
tienen de la petrología y mineralogía del manto superior. Sin embargo no todas las kimberlitas forman
diatremas cónicos, algunas forman diques o mantos muy delgados y de algunos km de largo. Una zona con
mantos y diques de kimberlita es la región de la quebrada Grande, afluente del río Guaniamo, a su vez
afluente del Cuchivero, unos 250 km al sur de la población de Caicara, en el estado Bolívar. La compañía
Canteras El Toco realizó en sus concesiones una notable labor de exploración y evaluación de estos
depósitos, hallando por perforaciones a unos 100 m varios mantos subhorizontales de kimberlita, con
buzamiento de 8-10º, con un contenido de diamante por tm bastante mayor que la media mundial. La misma
empresa estimó que deben existir diatremas verticales en áreas adyacentes del Escudo de Guayana y
efectuó un considerable esfuerzo económico para tratar de localizarlos. Cabe decir que otras lavas de origen
profundo, denominadas lamproitas (en Australia) o alnoitas (en Suecia y el Valle Rift africano) también
pueden contener diamantes.

Fig. 4-21. Diatremas: característicamente formados por la roca brechada diamantífera denominada kimberlita.
En esta figura se muestra un dique como conducto alimentador, pero puede ser también un manto, éstos
apenas alcanzan 1-3 m de espesor y 1-3 km de longitud. La chimenea diatrémica tiene unos 2 km de altura, con
un diámetro máximo de 1 km, que por erosión disminuye a unos 200-500 m. Tomado de Hall (1982).

LAHARES: un tipo de evento no-ígneo asociado a las erupciones volcánicas son los lahares o flujos de lodo.
Estos son bastante frecuentes en los volcanes andinos nevados, o donde quiera que existan cimas
volcánicas afectadas por glaciares, nieve o lluvias estacionales. Durante la erupción volcánica los campos de
nieve o los casquetes glaciares son dislocados por la actividad explosiva y sísmica, precipitándose ladera
abajo donde rápidamente alcanzarán altitudes con temperaturas sobre cero que los funden rápidamente. Los
flujos formados arrastran el material piroclástico de las laderas del estratovolcán y generan una verdadera
muralla de escombros, rocas y troncos de árboles que se precipita valle abajo a más de 130 km/hora. Una
catástrofe como ésta ocurrió en la vecina Colombia, cuando el Nevado del Ruiz, un elevado cono volcánico
de 5.399 m, despertó de un largo sueño de 600 años e hizo erupción. La erupción en sí no fue de gran
magnitud y el cráter se hallaba a más de 45 km de la población más cercana. Pero el lahar que se formó
arremetió sin piedad como una pared de lodo y escombros con más de... ¡70 m de altura y unos 700 m de
ancho!, borrando del mapa a la población de Armero, con un saldo de 25.000 víctimas e innumerables
pérdidas económicas. En Perú a este fenómeno lo llaman “huaco” y es bastante frecuente.
21

Fig. 4-22. Volcanes activos y durmientes de la Tierra, asociados a zonas de subducción, valle rift de África) y
puntos calientes (Hawai, Azores, Canarias, Tristán da Cunha). La mayor concentración de actividad ígnea y
sísmica ocurre en el “Cinturón de Fuego del Pacífico”: Aleutianas, Kamchatka, Japón, Filipinas, Tonga, Nva.
Zelanda, costas W las Américas (# 1,3-12 & 21-28). Alguna actividad volcánica se observa en islas oceánicas del
Atlántico (15-17), Islandia (26) e Índico (Indonesia), y en los arcos de las Antillas Menores (14) y de Scotia (13).
Los números indican localidades con vulcanismo histórico muy intenso: 1. Aleutianas; 2. Hawai (Mauna Loa,
Kilauea, Mauna Ulu); 3) W de U.S.A. (Mte. Shasta, Mte. Hood, Mte. Rainier); 4. México (Orizaba, Paricutín,
Popocatepetl); 5. Centroamérica (Pacaya, Irazú, Izalco); 6. Galápagos; 7. Colombia (Nevados de Huila y de Ruiz,
Puracé); 8. Ecuador (Chimborazo, Cotopaxi, Tungurahua, Iliniza); 9. Perú (Huascarán, Misti); 10. Bolivia (Illampú,
Illimani); 11. Norte-centro de Chile (Ojos del Salado, Aconcagua); 12. Patagonia (Llonquimay, Osorno, Tronador);
13. Arco de Scotia; 14. Antillas Menores (La Souffriere, Mte. Pelé); 15. Azores; 16. Canarias (Teide); 17. Tristán da
Cunha; 18. Zona del Mediterráneo (Etna, Strómboli, Vulcano, Vesubio, Campos Flégreos); 19. Vallle Rift africano
(Nyiragongo, Kilimanjaro, Monte Kenia, Oldoinyo Lengai); 20. Indonesia (Java: Tambora, Krakatoa); 21. Filipinas
(Pinatubo, Mayón); 22. Marianas; 23. Japón (Fujiyama, Asagi, Amagi, Sakurajima); 24. Is. Kuriles; 25. Kamchatka;
26. Islandia; 27. Tonga-Kermadec; 28. Taupó, isla norte de Nva. Zelanda, entre otros. (Varias fuentes).

5. EVOLUCIÓN DE LOS VOLCANES VS. MARCO TECTÓNICO: FORMACIÓN DE CALDERAS

Un volcán puede comenzar como un escudo volcánico eruptando lava basáltica muy fluida y terminar su
ciclo eruptivo con la extrusión de lavas ácidas y piroclásticos, en erupciones explosivas. Por lo tanto sobre el
antiguo volcán de escudo de baja pendiente se puede formar un empinado estratovolcán con numerosos
conos cineríticos adventicios, o domos, producto de la erupción de lavas silíceas o alcalinas viscosas y sus
piroclásticos. La finalización del ciclo eruptivo de un volcán está marcada por la formación de las CALDERAS,
que son depresiones profundas, de varios km de diámetro y contorno circular, a menudo llenas de agua,
formando lagos volcánicos. Las calderas pueden tener diversos orígenes (Fig. 4-24):
Calderas de explosión: son depresiones profundas producto de erupciones muy violentas que destruyen y
pulverizan gran parte del cono y cuello volcánicos. Ej.: Altar, en Ecuador; Mte. Sta. Elena, en E.U.A.
Calderas de colapso: formadas por el colapso de bloques en el techo de una cámara magmática somera,
debido al vaciamiento de la misma a través de una serie de erupciones de fisura laterales. Típica es la
caldera en la cima del Kilauea, en Hawai (diam. 1,5 km), que se llena periódicamente de lava basáltica.
Calderas mixtas: formadas por una explosión violenta que vacía una cámara magmática somera y su
subsiguiente colapso. Son las que forman grandes y profundos lagos circulares, con más de 4 km de
diámetro. Ej.: Katmai, Alaska y lago Cráter, Oregon (E.U.A.), lago Atitlán, Guatemala (diam. 12 km); lagos de
la Provincia Romana, Italia (diam. 3-6 km), isla Santorini (mar Egeo). Son las más grandes y profundas.
22

Dentro de las grandes calderas de colapso no inundadas existe un elevado gradiente geotérmico y por
ende hay una intensa actividad hidrotermal, que se manifiesta como fumarolas, solfataras, géiseres, fuentes
termales, etc. Localidades muy conocidas y famosas por este tipo de manifestaciones neumatolíticas o
hidrotermales incluyen Islandia, Yellowstone (NW de U.S.A.), Alaska (Valle de los Mil Humos, en la caldera
del Katmai), islas Eolias (Italia), Japón, varios otros lugares en Centro y Sur América (Chile) e Islandia. Está
de más decir que se trata de lugares de gran belleza escénica y de mucho interés geológico y turístico:
Yellowstone fue la primera zona de la Tierra declarada “parque nacional” en 1890. Las emisiones naturales
de agua caliente y vapor son aprovechadas en algunos de estos países (Japón, Islandia, Italia, Nva. Zelanda)
para la producción de energía geotérmica, relativamente barata y no-contaminante.
Muchos grandes estratovolcanes comenzaron como erupciones submarinas que con el tiempo lograron
acumular suficiente material como para emerger formando islas, las cuales en caso de hallarse cerca de un
bloque continental pudieron ser incorporadas al mismo, por ej.: Vesubio y Etna, Italia.

Fig. 4-24. Tipos de calderas volcánicas. Modificado de Ehlers y Blatt (1982).

Los volcanes de las islas oceánicas, tipo Hawai, Pascua o islas de la Sociedad, comenzaron como
escudos submarinos que fueron creciendo hasta alcanzar el nivel del mar (Fig. 4-24). Desde ese momento
comenzó la formación de los escudos subaéreos. Cuando las erupciones de fisura laterales vaciaron la
cámara magmática ocurrió el colapso y se formaron calderas. La erupción prosiguió y la lava llenó las
calderas hasta sus topes. A menudo las calderas llenas de lava se desbordaron, generándose flujos de
basalto muy fluido que descendieron hacia el mar a 80 km/h. Este es el estilo de erupción de los volcanes
hawaianos, en especial del Kilauea. La caldera del Kilauea se halla a unos 2.000 m de altitud s.d.m., cuando
el volcán entra en erupción la caldera de 1,5 km de diámetro se llena hasta el tope y forma espectaculares
flujos de lava de varias decenas de km de largo que alcanzan las playas del SE de la isla Hawai. El encuentro
de la lava con el mar es un espectáculo grandioso, de belleza telúrica y ha sido suficientemente
documentado por atrevidos buzos y fotógrafos: la lava no es vencida por el mar y continúa fluyendo bajo el
agua, cubriendo el fondo marino y adquiriendo la típica estructura almohadillada. Enormes nubes de vapor de
agua son levantadas cuando la lava incandescente vaporiza el agua marina.
Los escudos volcánicos concluyen su ciclo vital con una subsidencia y erosión que los nivelan hasta
alcanzar el nivel del mar. La erosión expone las antiguas chimeneas y cuellos volcánicos, que generan torres
y pitones imponentes (Fig. 4-24). Una etapa tardía de vulcanismo peralcalino genera pequeños cuerpos y
diatremas de nefelinita y basanita. Al ser el escudo erosionado paulatinamente sumergido se desarrolla sobre
éste una plataforma carbonática de arrecifes coralinos formando atolones. Los atolones a su vez continúan
hundiéndose y al ser profundamente sumergidos constituyen montes o mesetas submarinos de cima plana,
denominados guyot. Existen, sólo en el océano Pacífico, más de 1.500 atolones (incluyendo el famoso
Mururoa de las pruebas nucleares) y unos 2.000 guyot.
La evolución de los arcos volcánicos intraoceánicos, como Tonga, Marianas, etc., es algo similar. Al
comienzo (Fig. 4-26) empieza con erupciones submarinas de lavas basálticas almohadilladas, no muy
diferentes en aspecto a las lavas que conforman el piso oceánico, en forma de inundaciones o escudos. A
medida que el arco madura aparecen rocas cada vez más silíceas y el estilo eruptivo cambia formándose
complejos estratovolcánicos que crecen rápidamente desde el fondo marino y emergen como islas
pequeñas, pero muy escarpadas. Las siguientes etapas son de vulcanismo violento, con formación de domos
23

riolíticos, emisión de piroclásticos y nubes ardientes, cuando no de lahares y flujos de lodo. Las últimas
etapas evolutivas se caracterizan por la formación de calderas, generalmente mixtas o de explosión, que se
llenan de agua en climas apropiados, generando lagos volcánicos. Cuando la actividad volcánica cesa, casi
siempre a raíz de colisiones de los arcos con bloques continentales, el arco es levantado, denudado y
erosionado, formándose en sus taludes submarinos retro-arco espesos abanicos de turbiditas
volcaniclásticas.
Los arcos en márgenes activos se desarrollaron sobre una corteza continental cratónica con un antiguo y
muy evolucionado margen pasivo (Fig. 4-27). Como en el caso andino, el vulcanismo es muy silíceo, siendo
las lavas muy viscosas, por lo que la generación de piroclásticos, flujos de tobas e ignimbritas, etc., es la
regla. Los estratovolcanes crecen alcanzando grandes alturas (nevados) y se cubren de glaciares, generando a
menudo lahares. La formación de calderas también es un fenómeno frecuente en este marco tectónico.

n.d.m.

50 km
Fig. 4-24. Etapas evolutivas de una isla oceánica, desde la iniciación del vulcanismo basáltico submarino, la
emersión del escudo volcánico, hasta la formación de atolones, y por sumergimiento de éstos, de guyot o
mesetas submarinas. La escala vertical tiene una exageración de 10X.

La evolución de las mesetas o inundaciones de basalto continentales procede de modo muy diferente. En
zonas extensionales con actividad ígnea intraplaca (rifts o cuencas retro-arco) o en puntos calientes, grandes
volúmenes de magma basáltico son extrusionados sobre la corteza continental. Se forman volcanes de
escudo anchos y de baja altura, debidos a la gran fluidez de la lava erupcionada. Los primeros flujos son
subaéreos, pero a medida que la pila volcánica crece rápidamente, la lava fluye subterráneamente en
conductos subhorizontales denominados TUBOS DE LAVA. Los tubos se forman por el rápido enfriamiento de la
costra superficial de lava en contacto con el aire. Una vez formados la lava se halla aislada y puede
desplazarse largas distancias (hasta 30 km) dentro de estos conductos de 15-20 m de diámetro. Una vez
cesada la etapa eruptiva, los conductos se vacían y paulatinamente se van derrumbando, colapsando.
Asimismo, la formación de calderas de colapso es frecuente en estos ambientes. La Fig. 4-25 muestra las
complejidades del vulcanismo basáltico continental, donde se combinan erupciones de fisura, inundaciones
de basalto, tubos de lava, volcanes de escudo y calderas de colapso. Rasgos volcánicos de este tipo han
sido detectados en la Luna y en Marte, a través de una cuidadosa observación de las fotografías de sus
superficies obtenidas por sondas y naves espaciales. En la Luna son frecuentes los tubos de lava de varias
decenas o centenas de km de largo, total o parcialmente colapsados, las calderas de colapso son cosa
común en Marte, donde la que existe en la cima del Monte Olympus mide 80 km de diámetro, con casi 3 km
de profundidad.
24

10 km

Fig. 4-25. Bloque diagramático mostrando las complejidades del vulcanismo basáltico continental en una zona
de rift continental, caracterizada por extensos flujos basálticos. Tomado de Planetary Volcanism.

4.3 Tipos de magma, rocas y cuerpos ígneos resultantes.


De todo lo antes expuesto, atendiendo a la morfología de los cuerpos plutónicos y de los edificios
volcánicos es evidente que debe existir una estrecha relación entre los tipos de magma generados a distintos
niveles dentro de la corteza inferior o el manto superior en lo que se refiere a: sus características químicas,
temperatura de erupción, tipos de flujos de lava, contenido de volátiles, las rocas que generan y los cuerpos
ígneos que resultan de su emplazamiento. La Tabla 4-1 sumariza estas relaciones. Debe quedar claro que
no se presentan en esta tabla todos los tipos de magma conocidos y que son posibles excepciones a las
características descritas. El valor de %SiO2 total no se refiere solamente a la sílice libre (contenido de cuarzo
o tridimita) sino a la sílice combinada (en forma de tetraedros) contenida en todos los silicatos magmáticos
primarios (piroxenos, olivino, anfíboles, feldespato K, foides y plagioclasas), o en los vidrios que las rocas
puedan contener.
Algunas lavas han sido o son de ocurrencia restringida a ciertas épocas geológicas o a zonas muy
específicas, como las komatitas precámbricas y las natrocarbonatitas actuales del Valle Rift africano. Otras
son de ocurrencia universal, como los basaltos tholeíticos que forman escudos volcánicos e inundaciones de
basalto en todos los cuerpos rocosos del sistema solar. Las lavas más silíceas e hidratadas son
características de arcos volcánicos y márgenes activos asociados a zonas de subducción profunda de
litosfera oceánica, donde siempre ocurren erupciones violentas con emisión de grandes nubes de
piroclásticos; éstas lavas y las rocas plutónicas graníticas asociadas a ellas, al parecer, son una exclusividad
de nuestro planeta, tan rico en agua. Las lavas alcalinas existen en varios marcos tectónicos, incluyendo los
arcos volcánicos, pero sobre todo las peralcalinas, como las nefelinitas son características de marcos
intraplaca como valles rift y puntos calientes, junto con otras lavas denominadas apropiadamente exóticas,
como kimberlitas, lamproitas, alnoitas, carbonatitas, melilititas y basanitas.
25

ARCO INTRAOCEÁNICO

Fig. 4-26. Corte esquemático que muestra la evolución del vulcanismo en un arco intraoceánico, tipo arco de
Grenada, en las Antillas Menores de Barlovento.
26

MARGEN ACTIVO

Fig. 4-27. Corte esquemático que muestra la evolución del vulcanismo en un margen activo, tipo andino.

4.4 Comentarios finales: importancia geológica de los procesos ígneos


¿Por qué existen el vulcanismo y la actividad ígnea, en general? Desde que los planetas terrestres
tomaron cuerpo, una gran cantidad de calor quedó atrapada en sus núcleos metálicos y otra se ha venido
generando debido al decaimiento radiactivo de ínfimas cantidades de isótopos inestables de Rb, K, U y Th
presentes en las rocas del manto y la corteza. Todo este calor interno debe escapar al espacio exterior, como
lo dicta la 1ª LEY DE LA TERMODINÁMICA. Si todos estos planetas estuviesen constituidos por metales, la alta
conductividad termal de los mismos los hubiera enfriado en pocos Ma a las frígidas temperaturas del espacio
exterior. Pero como los núcleos metálicos calientes están recubiertos de gruesos “mantos” rocosos, que
fungen como una especie de aislante térmico, el calor interno escapa a la superficie de manera muy gradual,
preservándose durante más tiempo en los cuerpos más grandes, como Venus o la Tierra, mientras que en
los cuerpos más pequeños, como Luna, Marte, Mercurio o los asteroides, dicho calor se disipó con relativa
rapidez, habiendo sido perdido por los mismos, en gran parte, hace varios millardos de años.
27

Tabla 4-1. Tipos de magma, lavas y cuerpos volcánicos resultantes.


Tipo de magma Color de la Viscosidad T de Rocas volcánicas Cuerpos
lava (% de erupción Tipo de erupción
(% SiO2) solidificada volátiles) (°C) generadas (*) generados
ULTRAMAFICO Nunca observada, Inundaciones
negro
ULTRABASICO baja 1400 - probablemente KOMATITA alm submarinas
gris negruzco 1600 tranquila
( 45%) ( 1%) (sobe todo Pre-C,
Vulcanismo Pre-C algunas mesozoicas)
Tranquila Escudos volcánicos
BASICO negro,
baja  1200 Erupciones de fisura BASALTO ph alm Mesetas continentales
MAFICO gris oscuro y submarinas.
gris negruzco ( 1%) Calderas de colapso
(45-52%) Tubos de lava
gris oscuro ANDESITA aa
Violenta Estratovolcanes
INTERMEDIO gris verdoso alta  1000 DACITA aa
(52-66%) (1-6%) Calderas de explosión Flujos piroclásticos
gris blancuzco LATITA aa Conos cineríticos
Eyección de tefra
TRAQUITA aa
ACIDO rosado, rojizo RIOLITA bl Domos riolíticos
Violenta
FELSICO blanquecino muy alta  800 RIODACITA bl Flujos de tobas,
Calderas de explosión ignimbritas y
(66-73%) gris claro ( 6%) Nubes ardientes, tefra RIOLITA ALC. bl
piedra pómez
SUBSATURADO BASALTO ALCAL. ph Escudos volcánicos
negro Tranquila Mesetas e
ALCALINO- baja  1200 BASANITA aa
gris oscuro Erupciones de fisura Inundaciones
MAFICO ( 1%) TEFRITA aa
gris negruzco Calderas de colapso continentales
(33-52%) Tubos de lava
SUBSATURADO rosado, rojizo Violenta NEFELINITA aa
ALCALINO- muy alta  800 FONOLITA aa Estratovolcanes
blanquecino Calderas de explosión Flujos piroclásticos
FELSICO gris claro ( 6%) TRAQUITA aa
Nubes ardientes, tefra
(52-66%) FOIDITA aa
CARBONATÍTICO blanco Tranquila a violenta
muy baja 550-600 Vulcanismo en el NATROCARBONATITA ph Estratovolcanes
( 30%) gris blancuzco Flujos piroclásticos
( 6%) Rift Africano
(*): tipos de flujos de lava: ph: pahoehoe; aa: ah-ah; bl: de bloques; alm: almohadillado. En negrita los tipos de lavas más comunes.

Los mecanismos físicos que permiten la disipación térmica son dos: la conducción y la convección. La
primera actúa torpemente en los planetas rocosos, debido a la baja conductividad termal del grueso manto
silicatado rocoso, y se manifiesta superficialmente como un flujo de calor promedio. La convección es el
mecanismo más eficiente para disipar el calor interno de los planetas, pero actúa de una manera indirecta y
lenta. Cuerpos de roca del manto ascienden en estado visco-plástico, como diapiros o “plumas” mantelares,
impulsados hacia arriba por su temperatura algo más elevada o por contener contenido anómalo de volátiles.
El ascenso es prácticamente adiabático, es decir, a temperatura casi constante: no pierden calor debido a
que la roca que los rodea es muy mala conductora. Al alcanzar niveles más someros, unos 120 km, estos
cuerpos son sometidos a presiones confinantes cada vez menores, hasta que por fin comienzan a sufrir
fusión parcial, segregando y generando bolsones de magma, el cual debido a su fluidez y movilidad, asciende
rápidamente a la superficie o es emplazado a niveles relativamente profundos dentro de la corteza. La
extrusión de lavas y las emisiones de gases volcánicos ayudan a disipar una cierta cantidad del calor interno;
otra parte es transferida a la roca caja cortical por grandes cuerpos intrusivos plutónicos, incluyendo la
activación de sistemas hidrotermales que arrojan aguas calientes y gases a la superficie. En fin, se puede
conluir que:
EL VULCANISMO Y LA ACTIVIDAD ÍGNEA DE LOS PLANETAS NO SON SINO LOS MECANISMOS MÁS EFICIENTES QUE
ÉSTOS HALLARON PARA DESHACERSE DE SU CALOR INTERNO Y EVENTUALMENTE EQUILIBRAR SU TEMPERATURA
PROMEDIO CON LA DEL ESPACIO EXTERIOR, DONDE SE ENCUENTRAN GIRANDO EN ÓRBITAS ALREDEDOR DEL SOL.

La corteza primitiva de todos los planetas terrestres fue originada totalmente por la actividad ígnea, en los
albores de su formación. Las rocas sedimentarias y metamórficas se formaron una vez que el vapor de agua
atmosférico se condensó como lluvia y formó los primeros océanos. Cuando el ciclo geológico-tectónico
comenzó a operar sobre las formas de relieve, produjo erosión y transporte de sedimentos que fueron
depositados en cuencas, donde los movimientos tectónicos se encargaron de su diagénesis y posterior
metamorfismo, junto con el de las rocas ígneas intercaladas con éstos o presentes en el basamento de las
cuencas. La aparente abundancia y preponderancia de las rocas metasedimentarias y metavolcánicas sobre
la corteza terrestre se debe a la acción del ciclo tectónico desde el Arqueano hasta el Reciente. Dicha
abundancia es sólo aparente y cesa cuando se examinan las rocas a niveles profundos de la corteza y las del
manto, donde es evidente la prevalencia de rocas plutónicas metamorfizadas.
28

Cuando se examinan las imágenes de otros cuerpos planetarios, en especial las de la Luna, Mercurio,
Marte o Venus, es evidente en estos cuerpos la escasez o ausencia de rocas que no sean ígneas. El
vulcanismo terrestre muestra varias facetas, pero la más importante, aunque no la más evidente, es el
vulcanismo submarino en las dorsales, responsable de la expansión de los fondos oceánicos, motor de la
tectónica global y de la deriva continental, con todos los fenómenos geológicos que la acompañan. Por
supuesto, el vulcanismo subaéreo también influencia grandemente el modelado de nuestro planeta, junto con
el vulcanismo intraplaca o de puntos calientes. En la Tierra, y en menor grado, en Marte, el ciclo sedimentario
modificó la antigua superficie ígnea cubriéndola con cuencas sedimentarias, cosa que no ocurrió en la Luna,
en Venus o en Mercurio, debido a que carecen de atmósfera e hidrosfera.
Al nivel de afloramiento pocas rocas son tan complejas como las rocas volcánicas, en especial las
piroclásticas. Muchos piroclásticos, al ser constituidos por materiales no consolidados, son rápidamente
erosionados y mezclados con sedimentos detríticos, generando sedimentos o ROCAS EPICLÁSTICAS. Las
cenizas, debido a su emplazamiento “aéreo”, son dispersadas por los vientos reinantes, cubriendo grandes
extensiones, algunas caen al fondo marino, donde son rápidamente recubiertas por otros sedimentos,
preservándose y litificándose como tobas. Aún más difícil resulta el estudio de metalavas o metatobas, las
cuales a veces son casi imposibles de identificar en el campo debido a que el metamorfismo, el
metasomatismo y la deformación tectónica han borrado casi por completo sus texturas iniciales y alterado
notablemente su composición química y mineralógica. Los más modernos estudios de las rocas
metavolcánicas utilizan avanzados análisis químicos de elementos traza y tierras raras, con el fin de
establecer los tipos de lava precursoras y hasta el marco tectónico donde fueron generadas o emplazadas.
El origen de las rocas graníticas siempre ha constituido motivo de controversias en los congresos
geológicos mundiales. Las antiguas hipótesis decimonónicas Plutonista (de Hutton) o Neptunista (de Werner)
tenían puntos de vista diametralmente diferentes. El primero afirmaba que todas las rocas terrestres eran de
origen ígneo; mientras que el segundo, abogaba por un origen sedimentario de todas las rocas, ¡incluso los
granitos! Seguramente le fue muy difícil a Hutton explicar las calizas fosilíferas como producto de
enfriamiento de lavas…; igualmente a Werner no le fue fácil explicar la “sedimentación” de los plutones
graníticos... Pero ambas visiones, aunque ahora parezcan un tanto absurdas y fundamentalistas, ¡no estaban
del todo erradas! Por ejemplo, se sabe que muchos granitos tienen un origen anatéctico y se formaron por
fusión parcial de metasedimentos en las raíces profundas de orógenos colisionales: de un modo casi
“mágico” se confirma la hipótesis de Werner, algunos granitos sí tienen un origen “sedimentario”, sólo que no
fueron sedimentos simplemente depositados en el fondo de un océano primigenio, sino que fueron fundidos
para generar magma granítico. Y en cuanto a las calizas. Pues bien, resulta que existen rocas ígneas, tanto
plutónicas como volcánicas, formadas esencialmente por carbonatos de Ca-Mg, casi iguales a mármoles
dolomíticos, con los que eran confundidas al principio. Dichas carbonatitas resultaron ser rocas ígneas, con
forma de chimeneas, diques, mantos, flujos de lava y hasta flujos piroclásticos. De una manera curiosa, sí
existen rocas carbonáticas de origen ígneo, aunque son realmente escasas.
Las teorías actuales de petrogénesis ígnea se enmarcan invariablemente en los procesos de tectónica
global, causa última de toda generación de magma, debida a la emisión del calor interno de la Tierra. Ya no
hay tabiques artificiales. Se sabe que algunos granitos tienen un origen anatéctico sedimentario, otros
provienen de fusión parcial de rocas ígneas o metaígneas continentales y otros de fusión parcial de corteza
oceánica subducida, cuando no del propio manto superior; y como si fuera poco, otros parecen tener un
origen mixto. Igualmente, los magmas no deben ser exclusivamente silíceos, sino que cualquier fundido
mineral es un magma, así tenga composición carbonatítica, sulfurosa, de óxidos metálicos, o hasta
fosfatada. Modernamente se ha abierto un campo vasto en la investigación petrológica que intenta relacionar
el magmatismo terrestre con el extraterrestre examinando sus obvias semejanzas y diferencias, en el
contexto de una nueva rama de la geología llamada planetología comparada.
La gran sorpresa que se llevaron los científicos planetarios y los geólogos de todo el mundo con las
imágenes enviadas por la misión Voyager I, en 1973, destronaron a la Tierra como el único cuerpo
volcánicamente activo del sistema solar. Resultó que la interacción gravitacional del masivo Júpiter sobre sus
satélites más cercanos, Io y Europa, proveía de suficiente energía a estos cuerpos como para tener actividad
volcánica, y no poca, pues Io es un verdadero infierno cubierto enteramente de lavas máficas y sulfurosas,
donde diariamente ocurren explosiones volcánicas que arrojan penachos de SO2 a 300 km de altura sobre el
terreno circundante. También en relativamente cercano Marte arrojó sorpresas cuando fue fotografiado por la
misión Mariner: aunado a un inmenso sistema de fracturas ecuatorial, el Valles Marineris, que dejaría ver al
Valle Rift africano como una grieta en el terreno, existía en ese pequeño planeta un conjunto de mega-
escudos volcánicos que harían parecer al poderoso Mauna Loa como un pequeño cono cinerítico.
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De repente la Tierra no era el único cuerpo con vulcanismo en el sistema solar, estos dos la superaban
grandemente en magnitud y escala; también Venus y Mercurio, y por supuesto la Luna, mostraron extensas
inundaciones basálticas y otros rasgos típicamente volcánicos. Los eventos volcánicos que generaron esos
enormes edificios volcánicos en Marte, Venus e Io y las extensas inundaciones basálticas de la Luna y
Mercurio atestiguan la gran importancia de los procesos ígneos en el modelado planetario. El único otro
fenómeno de modelado planetario con difusión tan universal lo constituyen los impactos de meteoritos,
asteroides o cometas, que generaron cráteres y cuencas de impacto en todos los cuerpos sólidos del
sistema solar, tanto rocosos como helados. La propia Tierra está mostrando cada vez más antiguas
cicatrices de impactos en terrenos precámbricos a paleozoicos, debido a que los anteriores fueron destruidos
por la incesante actividad tectónica y erosiva que caracteriza a nuestro planeta. Los más recientes, si
ocurrieron en corteza oceánica, han sido subducidos junto con ésta debajo de algún arco volcánico; si
ocurrieron en zonas continentales u orogénicas, fueron destruidos por el ciclo exogénico, es decir, por la
meteorización y la erosión; y en fin, otros deben yacer debajo de espesas secuencias sedimentarias en
cuencas de edad Mesozoico a Terciario, como sucede con el cráter de impacto de Chicxulub, soterrado
debajo de 3 km de calizas terciarias, en el norte de Yucatán, México, impacto supuestamente responsable de
la extinción masiva ocurrida al finales del Cretáceo y que acabó con el 75% de las especies vivientes
terrestres, incluyendo los dinosaurios.
De lo anterior puede deducirse que un cabal conocimiento de la geología de una región, cordillera o
cuenca no podrá obtenerse sin el estudio de esas rocas colectivamente, cuando no despectivamente,
denominadas “basamento”, pues lo que le ocurrió a dicho basamento ígneo-metamórfico definió todos los
procesos geológicos ocurridos allí, incluyendo el levantamiento que permitió la erosión de rocas previas, su
meteorización superficial y su transporte como sedimentos, así como el proceso tectónico que generó esas
grandes depresiones subsidentes (cuencas) que permitieron la acumulación y la diagénesis de esos detritos
rocosos. Cada grano en una arenisca proviene de la destrucción de basamentos gnéisicos o graníticos;
igualmente las arcillas de las lutitas provienen de la meteorización de minerales alumínicos como feldespatos
y micas, integrantes de esas mismas rocas. Sólo los detritos de tipo orgánico o carbonático, como fósiles,
fragmentos de conchas, materia orgánica, etc., tienen un origen estrictamente exogénico. Igualmente la
destrucción de complejos volcánicos o metavolcánicos y de metapelitas genera los llamados fragmentos de
roca, presentes como minúsculos granos en las arenas. Estos fragmentos provienen de rocas afaníticas o de
grano muy fino, tal que en un solo fragmento milimétrico existen suficientes granos y cristales minerales que
permiten definir perfectamente el tipo de roca que representan, ya sean lavas, tobas, pelitas, metapelitas o
ftanitas. Por lo tanto: SI SE DESEA CONOCER EL ORIGEN O LA FUENTE DE SEDIMENTOS CLÁSTICOS ES NECESARIO UN
CONOCIMIENTO EXTENSO ACERCA DE LOS TIPOS DE ROCAS QUE COMPONEN DICHA FUENTE, DE LA COMPOSICIÓN DE
LOS GRANOS O CRISTALES MINERALES QUE LAS FORMAN, DE LOS PROCESOS QUÍMICOS DE METEORIZACIÓN QUE LAS
AFECTARON Y DE LOS AMBIENTES DONDE SE DEPOSITARON. De otro modo muchos detalles importantes serán
obviados y la interpretación de la geología de la región no será del todo correcta.
Como se verá en el siguiente Tema, los estudios de petrogénesis ígnea tienen por objeto dilucidar los
modos de origen, los mecanismos de ascenso y emplazamiento, junto con los procesos de cristalización o
solidificación, del magma. Para ello son importantes las observaciones y el muestreo de campo, los estudios
petrográficos de secciones finas, los análisis químicos de rocas y los experimentos de laboratorio para
simular la cristalización o fusión de mezclas minerales (esto se tratará en el Tema 5, de diagramas de fases).
Ningún sistema químico sintético puede igualar la complejidad del magma, sólo se puede aproximar a una
composición similar a la de un 90% de los componentes del magma, pero nunca a su totalidad, puesto que
se trataría de sistemas con más de 10 componentes, imposibles de graficar y difíciles de predecir.

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