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LA
CANOA
DE
PAPEL
Tratado de Antropología Teatral
Catálogos
Traducción: Riña Skeel, colaboradora del Odin Teatret
© Eugenio Barba
Catálogos Editora S.R.L.
Independencia 1860 (1225) Bs. As.
República Argentina
ISBN: 950-9314-95-1
Else Marte
Torgeir
Iben
Tage
Robería
Julia
con gratitud
E ugen io
Indice
II. D efinición.......................................................................... 23
Notas
El equilibrio en acción
Q uiero estar sobre el escenario com o lo estaría una flor que brotó
allí p or casualidad. También cada espectador está sentado meditando
sobre sus propias imágenes. Com o u n a flor. L a flor está viva. L a flor
debe respirar. L a escena cuenta la vida de la flo r ” .
Equivalencia
U n cuerpo decidido
* * *
* * +
La palabra “ h o n o r ” p a re c e p e r te n e c e r a ép o ca s pasadas e
indicar co n striccio n es sociales arcaicas. P e ro tam bién in d ica la
existencia d e un valor superior. Im plica un deber, n o hacia n o
sotros mismos y hacia lo que nos circunda, sino hacia lo qu e nos
trasciende.
Las co n striccio n es, inclu so a qu ella d e o b ra r en lo e fím e r o ,
p u ed en s e rv ir d e tra m p o lin es. Se p u e d e h a b la r a h e re d e ro s
desconocidos sólo a través de aquellos q u e hoy nos rodean.
A lgu n os im aginan el “ m ensaje” a trasm itir co m o una verdad
qu e nuestra historia, nuestra tradición, nuestra ex p erien cia y cien
cia personal nos han hecho descubrir y q u e q u erem os comunicar.
Lo im agino co m o un cuadro pin tado p o r un pin tor cieg o cuya
m ano exp erta hace danzar sobre la tela m ovim ientos qu e no ve. A
través d e las técnicas qu e dom inam os, las historias q u e nos atraen
y nuestras íntim as ilum inaciones y heridas, d ebem os alcanzar algo
que no es ya nuestro, que no lleva ya nuestro n om b re y qu e no se
deja poseer ni p o r el qu e lo hace, ni p o r el q u e lo ve.
El verd a d ero mensaje es el resultado no previsto, n o program a
do, d e un viaje en una oscuridad consciente: el anonim ato.
Eftermcele, h on or, rep u ta c ió n . ¿ P u ed en el b u en n o m b re y el
anonim ato coincidir?
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Se sabe / Yo sé
Se cuenta qu e le pregu ntaron a N iels B ohr có m o había llegado,
siendo tan jo v e n , a descubrir la p eriod icid a d de los elem en tos que
le dieron el N o b e l. R esp on d ió qu e n o había p artid o d e lo q u e '“se
sabía” sino d e lo q u e “él sabía”.
R e fle x io n o sobre lo qu e yo sé, sobre lo que las contin gencias m e
han h echo locar con la m ano, y m e doy cuenta q u e a lo largo de
lo d o mi trabajo leairal, desde 1904, m e hubieran bastado dos pa
labras noruegas: krafly sais.
M e he; s e rv id o d e estos dos térm in o s para e x p lic a r le a mis
actores aqu ello qu e no fu ncionaba en su trabajo.
Kraft qu iere decir fuerza, poder.
Decía a un actor: “N o tienes krafl", o bien: “ Exhibes dem asiado
tu krafl". O : “ El krafl de esta acción es dem asiado p a recid o al de la
p re ced en te”.
Sais pu ede traducirse con las palabras “im pu lso” , “p rep a ra ció n ”,
"i si;ii lisio a ...” . En nuestro len gu aje de trabajo in d ica estar a
pu nto d e reaccionar, el instante q u e p re ced e a la acción en el
espacio, cuando toda la en erg ía está ya allí preparada para inter
venir, p e ro suspendida, reten id a aún en el pu ño, m ariposa-tigre
pronta a desprender vuelo.
D ecía al actor: “ N o tien es sais”, o “Tu sais n o es p r e c is o ”,
“Marcas dem asiado los sais”.
Estas dos palabras guiaron el trabajo y bastarían para explicar
los resultados que mis com p añ eros y yo hem os ob ten id o. A esto
podríam os reducir el “m é to d o " del O d in Teatret.
1.a A n tro p o lo g ía Teatral es en el fo n d o un m od o de desarrollar
en térm inos objetivos aquellos con ocim ien tos para los cuales, en
la práctica de nuestro g ru p o sólo se necesitan dos palabras de por
sí vagas.
El m ism o co n ten id o técn ico lo reencu entro, con la misma p re
cisión operativa y en palabras aparentem ente muy diferentes, en la
term in ología de otros maestros: “segunda naturaleza”, “ biom ecán i
ca”, “cru eld ad ”, “ U b er-M arion etle” ...
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Oriente y Occidente
ya no se pueden separar
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* jJc *
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Sentados alrededor de una mesa los actores leen en voz alta el texto.
Al mismo tiempo, pero sin moverse, tratan de producir las acciones
físicas.
Siempre sentados y leyendo el texto, indican las acciones moviendo
sólo cabeza y manos®.
A h ora — dijo el señor C. gen tilm en te— voy a contarle una histo
ria. Durante mi viaje a Rusia, pasé por las tierras del señor d e G.,
un n o b le liv ó n , cu yos hijos, ju s ta m e n te en ese m o m e n to , se
ejercitaban asiduam ente en la esgrim a. Especialm ente el mayor,
apenas vuelto d e la U niversidad, se la daba de e n te n d e d o r y, una
mañana qu e-m e en contraba en su cuarto, m e en treg ó el florete.
N os batimos, p e ro el azar quiso q u e yo fuese superior; se añadió el
deseo de con fu n dirlo; todos mis g olp es lo tocaban y al fin, su flo
rete voló a un rincón. Mientras rescataba su flo rete, un p o co en
b rom a y un p o c o resen tid o , m e d ijo q u e h abía en co n tra d o su
dom ador; pero, co m o en este m undo todos lo encontram os, él m e
conduciría al m ío. Los herm anos rie n d o a carcajadas exclam aron:
¡Vamos! ¡bajem os a la leñera! y, tom án d om e de la m ano, m e lle
varon a en con tra rm e con un oso q u e su padre, el señor d e G.,
criaba en la heredad.
M e a cerqu é estu pefacto. El oso estaba ere c to sobre sus patas
traseras, con la espalda apoyada en un palo, al q u e estaba atado, la
pata derech a levantada lista para g o lp e a r y m irán d om e a los ojos.
Era su posición d e esgrimista. V ié n d o m e fre n te a tal adversario
creía estar soñando, p e ro el señor d e G. m e decía: — ¡ Tire! ¡T irel
¡Y v e a si pu ede asestarle un g o lp e !
R ecob rán d om e algo de mi sorpresa, in icié el asalto con el lló
rete; el oso hizo con la pala un m ovim ien to brevísim o y lo paró.
B usqué c o n fu n d ir lo con fintas. El oso n o se m ovió. Asalté de
nu evo co n sorpresiva a gilid ad — si hu biera sido un h om b re no
habría fa lla d o el g o lp e en el pecho. El oso hizo o tro m ovim iento
brevísim o con la pata y lo paró. H abía casi llegado a la con dición
del jo v e n señor de G. 1.a seriedad del oso contribuyó a hacerm e
p e rd e r la calm a, g olp es y fintas se alternaban bañado en sudoi
¡p ero en vano!
El oso no sólo paraba mis golpes co m o el m ejor esgrimista del
m undo, sino que no tom aba siquiera en consideración las fintas (y
en e llo sí q u e no podía ser im itado por ningún esgrimista d e la
tierra); ah í estaba, sus ojos en mis ojos, co m o si pudiese leerm e el
alma, la pala levantada lista para golpear, y cuando mis golpes no
eran librados en serio no se movía.
“¿Cree en este historia, U sted?”
“ ¡T o ta lm en te!” exclam é, asintiendo con jú b ilo . “ Es tan verosím il
que se la creería a cualquier extraño; con más razón a usted.” ”
Cuando se actúa el Nó, las cosas a las que debem os prestar atención
no tienen fin. Por ejem plo, cuando un actor tiene la intención de
expresar la em oción de la rabia, no d ebe d e ja r de con servar un
corazó n tiern o . Este es el ún ico m o d o de d e s a rro lla r la acción,
cualquiera sea el tipo de rabia que se represente. Mostrarse enojado
teniendo un corazón tierno es un m odo de dar vida al principio de lo
insólito. Por otra parte, en un espectáculo que requiere gracia, el actoi
110 debe olvidar de mantenerse fuerte. De esta manera, todos los aspei
tos de su espectáculo — danza, m ovimiento, interpretación— serán
genuinos y similares a la vida. Hay, además, muchos otros principios
sobre el uso del cuerpo del actor en escena. C uando él se mueve d i
rruido poderoso debe golpear los pies de m anera gentil. Y cuando gol
pea los pies con fuerza, debe m antener quieta la parte superior del
cuerpo. Estos principios son difíciles de explicar con palabras. S<
aprenden directamente del m aestro25.
Com praba un diario cuando faltaba todavía una hora para la parti
da del tren y no sabía cóm o matar el tiempo o cuando había sonado la
prim era o la segunda cam panada de aviso o cuando, en fin, el tren
estaba a punto de partir. Las acciones eran siempre las mismas pero
con ritmos com pletam ente distintos y Constantin Sergueievich era
capaz de ejecutar estos ejercicios en cualquier orden: aum entando el
ritmo, disminuyéndolo, cam biándolo de im proviso” .
Retorno a casa
(luda tradición y cada actor co loca el cen tro del cual se irradia
la en ergía a un pu n to distinto del t r o n c o " . N o es im portan te dis
cutir quién tenga razón y preguntarse d ó n d e está efectivam en te el
centro de la en ergía. L o im portante es que cada u no individu alice
un punto ex trem a d a m en te preciso; e le g id o no arbitrariam en te;
m entalm ente y por ello físicam ente eficaz; d iferen te d e los puntos
en los que, en el accionar cotidiano, parecen tener in icio los m o
vim ientos (conyunturas, articulaciones, m úsculos). Es útil, muchas
veces, que sea alguien de afuera qu ien indiqu e este punto, dán
d o le así una pátina de prestigio y objetividad.
En otras palabras, no es la en ergía la qu e nos hace descubrir su
fuente sino, p o r el contrario, es im aginar el lugar del cu erp o en
que tal fu en te está situada lo qu e nos p erm ite pensar la en ergía,
de experim en tarla co m o a lgo material, desviarla a través de sutiles
variaciones, p o ten cia rla m ed ian te un slalom q u e, m od elá n d ola ,
transform a el bios natural en ¿nos escénico.
El verbo “irrad iar” nos hace pensar en una fu erza espontánea
que se libera p o r sí misma. En realidad, im aginar la fu en te precisa
desde la cual se irradia la en ergía, qu iere d e cir crearse una re
sistencia. O b lig a al actor a destruir los m ovim ien tos y las reac
ciones automáticas (cotidianas) y a crear una arquitectura d e ten
siones y un din am ism o qu e p erten ecen a lo extra-cotidian o d el
teatro.
Los ejercicio s in m ed iatam en te siguientes individu alizan otros
tantos m odos de facetar la e n e rg ía e x p lo ra n d o la gam a d e sus
diferentes matices.
Ejercicio 4. (...) F.n este ejercicio imaginen que el aire que los rodea
es una superficie acuática apenas rozada por vuestros movimientos.
Cam bien los ritmos. 1Iagan una pausa de vez en cuando.”
N o ta s
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Es una de las incertidum bres más famosas acerca del sentido del
teatro: ¿puede una arena de gallos, representar los estragos de la
Historia?
¿C óm o d evolverle a la situación artificial del teatro la m ultiplici
dad y la vehem encia que caracterizan la vida de un individu o, de
una sociedad?
Tam bién Brecht se sorp ren d ió du dando qu e en el teatro se pu
diesen diseñar las densas redes d e fuerzas que m ueven la Historia.
¿Es posible llevar al teatro todos los h orrores, la grandeza, la
p rofu n d id a d y la sim ultaneidad de la existencia, sin red u cirla a
una im agen de dos dim ensiones? ¿O es posible potenciarla co m o
bajo la lente d e un m icroscop io, llevando a un p rim er plano la
dinám ica no percibida cotidianam ente de cada fra gm en to d e rea
lidad?
Entre el trabajo del actor para dom in ar y m odelar las propias
energías y el m om en to en el cual el proceso creativo desem boca
en un resultado ob jetivo y social — e l espectáculo— n o hay frac
tura.
A sí co m o el c o m p o rta m ien to extra-cotidiano del actor p u ed e
revelar las tensiones escondidas bajo el diseño de m ovim ientos, el
espectáculo pu ed e ser la representación, no d e! realism o de la his
toria, sino de su realidad, d e sus m úsculos y sus n ervios, d e su
esqueleto y de lo q u e sólo se ve en una historia descarnada: las
relaciones de fuer/a, los ím petus socialtnente cen trífu gos y ce n
trípetos, la tensión en tre libertad y organ ización , en tre in ten ción y
acción, entre igualdad y poder.
L o q u e el teatro d ic e co n palabras no es, en e l fo n d o , muy
im portante. Lo qu e cuenta es revelar relaciones, m ostrar la super
ficie de la acción y, al m ism o tiem p o su interior, las fuerzas que
están ob ran d o y q u e se o p o n en , el m o d o en el cual la acción se
divide en sus polaridades, los cam inos por los cuales se realiza y
aquellos p o r los cuales se padece.
P erm itirle descifrar una historia a los espectadores no significa
hacerles descubrir su “verd a d ero sen tid o” sino crear con dicion es a
través de las cuales p u ed en interrogarse sobre el sentido. Se trata de
desnudar los nudos d e la historia, los puntos en los cuales los
extrem os se abrazan. Hay espectadores para los cuales el teatro es
esencial precisam ente p o rq u e este no les presenta soluciones sino
nudos.
En los siglos p reced en tes existían Teatros Anatóm icos. Tam bién
entonces se m ezclaban sobre las gradas espectadores fam élicos y
sedien tos y esp ecta d o res cu riosos y fatuos, filó s o fo s ceñ u d os y
jóvenes religiosos atraídos p o r el m isterio fascinante y trem en d o
del hom b re abierto.
A bajo, el cirujano y el h om b re a bierto escondían detrás de la
revelación de los órgan os y la m eticulosidad del trabajo, su p ro p io
m isterio. “¿ C óm o ha lle g a d o aqu í?”, se p regu n tab an acerca d e
uno. “¿Por qu é lo hace?”, se preguntaban acerca del otro.
1.a presencia del actor y lo qu e a pesar de to d o es su m isterio, se
parece a ambos — al cu erp o abierto y al cirujano preciso y h erético
que lo abre.
Visión de lo qu e se escon d e debajo <l<- l.i epiderm is.
Parecido al teatro an atóm ico e» < I le .tiio en el que pienso can
tándom e a m í m ism o el canto que es mi m em oria: a mitad entre
espectáculo y ciencia, en tre didáctica y transgresión, en tre h orror
y adm iración.
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* * *
A tí me inclino
que tienes forma masculina y femenina,
dos deidades en una,
que en la mitad fem enina tiene el vivido color de la flor de Cham pak
y en la mitad masculina tiene el pálido color «le la llor de alcanfor.
Me dirijo a Ella,
unida al Dios Shiva, su esposo.
Me dirijo a El,
unido a la Diosa Shiva, su esposa.
* * *
El rico
construirá templos a Shiva
Y yo,
<|iir soy pobre,
¿<|iié liaré?
Respondía:
Concluía:
Teatro y dram a
La luna y la ciudad
Y añadía:
A lgu nos años más tarde reen con tram os la misma obsesión técni
ca — artificialidad, partitura y e m p e ñ o in terior— expresada con
m ayor determ in ación:
Imagino a un actor ante un texto ( . . . ) 1.a prim era lectura que hace
de él sorprende por su juste/a. T o d o está magistralmente indicado, no
sólo en la intención general, sino incluso en los matices (. . . )
A hora se pone a trabajar. Repite a m edia voz, con precaución, como
si tuviera miedo de borrar algo en el interior de sí mismo (. . . ) El actor,
ahora, posee su papel de memoria. Es el m om ento en el cual empieza
a poseer un poco menos su personaje. Ve aquello que quiere hacer.
C om pone y desarrolla. Dispone las concatenaciones, las transiciones.
Razona sobre sus movimientos, clasifica sus gestos, corrige sus entona
ciones. Se mira y se escucha. Se distancia y se juzga. Ya no parece dar
nada más de sí mismo (. . . ) Busca los m odos de colocarse en posición,
en estado de sentir, un punto de partida que a veces estará en la mími
ca, o en el diapasón de la voz, en una descontracción particular, en
una simple respiración... Se esfuerza hacia un acuerdo. T ien d e sus
redes. O rganiza la captura de algo que ha com prendido y presentido
hace m ucho tiem po pero qu e p erm an ece externo, que aún no ha
entrado en él, no se aloja en él (. . . )
Para el actor darse lo es todo. Para darse, prim ero necesita poseerse.
La técnica no sólo no excluye la sensibilidad sino que la autoriza y la
libera. En su soporte y su salvaguardia'. Gracias al oficio podem os aban
donarnos ya que es gracias a él q u e sabrem os reencontrarnos.
En este m om ento del trabajo germ ina, m adura y se desarrolla una
sinceridad, una espontaneidad conquistada, obtenida, de la cual se
puede decir que actúa com o una segunda naturaleza, que a su vez
inspira las reacciones físicas y les da autoridad, elocuencia, naturaleza,
libertad51.
Cada g en era ción teatral parece estar destinada a rep etir la pre
gunta d e M eyerh old alargando el tiem po: es posible qu e tres si
glos...
Volvam os a las palabras de I-ekain: ¿Es M eyerh old quien invierte
el ord en je r á r q u ic o de las cualidades necesarias al actor según
Lekain? ¿O es éste qu ien p o n e en p rim er lugar — descendiendo
co m o era habitual d e lo espiritual o lo m aterial— una con d ición
prim aria e im prescindible?
De todos m odos, para M eyerh old el diseño de los m ovim ientos
es la co n d ición sine qua non para ser actor. M eyerh old indaga los
criterios d e esta co n d ición a lo largo de toda su carrera. Le da
siem pre más au tonom ía en relación al trabajo sobre el texto, m o
delan do la partitura ya no con el instru m ento d e l pensam iento
dram atúrgico, sino a través del saber musical. Su lengua de trabajo
está constituida por la term in ología musical y p o r palabras co m o
“ritm o ”, “danza” , “biom ecán ica” qu e sustituirán a “in terp reta ción ”
y “perezhivanie” u.
En 1925 escribe:
1.a partitura es corno un vaso de vidrio dentro del cual arde una
vela. El vidrio es sólido, está ahí, puedes confiar en él. Contiene y guía
la llama. Pero no es la llama. L a llama es mi proceso interno de cada
noche. La llama es lo que ilumina la partitura, lo que el espectador ve
a través de la partitura. La llama está viva. Precisamente com o la llama
en el vidrio se mueve, palpita, crece, disminuye, está a punto de apa
garse, inesperadamente readquiere esplendor, responde a cada hálito
de viento — de esta m anera mi vida interna cam bia cada noche de
m om ento en m omento.
Todas las noches empiezo sin anticiparme nada. Esto es lo más difícil
de aprender. N o me preparo para sentir algo. N o digo: “La otra noche,
esta escena era extraordinaria, intentaré hacerla de nuevo”. Sólo quiero
ser receptivo con lo que sucederá. Y estoy preparado para captar lo que
sucede si estoy seguro de mi partitura, sabiendo que si incluso no sien
to casi nada, el vidrio no se rom perá y la estructura, trabajada durante
meses, me ayudará hasta el final. Pero cuando una noche sucede que
yo puedo arder, dar luz, vivir, revelar — estoy preparado para ello, no
habiéndolo anticipado. L a partitura perm anece siendo la misma, pero
cada cosa es diferente, porque yo soy diferente” .
En sus prim eros libros sobre teatro, C raig expresaba con nega
ciones absolutas las mismas p reocu pacion es y las mismas necesi
dades qu e nutrían las investigaciones em píricas d e Stanislavski y
M eyerh old . C raig presentaba la im agen ideal de la Über-Marionetle,
capaz d e encarnar la precisión de la Form a. Stanislavski, M eyer
h old y lodos aquellos q u e les seguían y les seguirán a lo largo de
los ca m in o s a b ie rto s p o r ello s, h a blaban d e rig o r, p r e c is ió n ,
acciones físicas, diseñ o de los m ovim ientos. C opeau d e fin ía com o
a ctor a qu ien sabía ser c o n te m p o rá n ea m en te h o m b re natural y
m arioneta. A distancia en el tiem po encontram os casi la respuesta
a C raig sobre la fu erza destructiva de las em ocion es en las palabras
d e D ecroux:
Notas
1. Sobre este modo de ver está basado el rico volumen de Georges Banu,
Le rouge et or, París, Flammarión, 1980.
2. Cfr. “Apuntes para los perplejos", Rev. Máscara N “ 9-10, 1992, pp. 108-
118.
3. Gordon Craig, que en aquel tiempo habitaba en Genova, expuso su pos
tura en dos artículos publicados por el “Times" de Londres el 14 y el 15 de
enero de 1935, titulados respectivamente Doctors o f the theatre gathering in Ilome
y Maecenas and the Poet, the real physic.
4. Drama = literatura dramática, Teatro = edificios teatrales y espectáculo.
Cuando define las palabras de Shaw como una brillante reclame (una menti
ra que pertenece al mundo de los negocios) Craig se refiere a la campaña en
defensa de los derechos de los escritores dramáticos y a sus iniciativas corpo
rativas contra el poder de las empresas teatrales F.n toda lurop.i, en aquellos
años, los escritores de teatro que querían vivít tle m oficio se sentían a
merced de los actores, que podían ignorarlos, representando textos del pasa
do o textos mediocres que eran vivificados por la interpretación y la puesta en
escena. Para defenderse y valorizar su propia obra, los escritores reivindica
ban la idea del teatro como medio de difusión de la dramaturgia contem
poránea y el valor prioritario del texto sobre el espectáculo.
5. Es la quinta sesión del congreso, la preside Tairov (mañana del 11 de
octubre de 1934). Cfr. Teatro DrammaLico. A tti del convegno di letlere, 8-14 oltobre
¡934, Fondazione Alessandro Volta, Roma, Reale Accadernia d ’Italia, 1935, p.
211 .
6. Mario C oR Sl, Le prime rappresentazioni dannunziane, Milán, Treves, 1928,
p. 8.
7. Cfr. Richard C. BfaCH/VM, Appia, Jacques-Dalcroze and ¡lellerau. Parí One:
“Music made Visible", “New Theatre Quarterly”, Vol. I, n. 2, mayo 1985 e Id.,
Appia, Jacques-Dalcroze and Hellerau. Parí two: “Poetry in Motion", “New Theatre
Quarterly”, Vol. I, n. 3, agosto 1985.
8. Cfr. G eorg FllCliS, l)ie Sezession in der dram atischen K unst u n d das
Volkfestsfriel, Georg Müller Verlag, 1911, p. 55.
9. En un escrito de 1907 publicado en On the Arl o f the Theatre (1911),
Gordon Craig había afirmado: "Debemos sacarnos de la cabeza la idea de que
la forma humana pueda ser usada como instrumento apto para traducir lo
que nosotros llamamos el Movimiento".
10. Etienne DtCROUX, Paroles sur le mime, París, Gallimard, 1963, pp. 46 y
48. En el capítulo que comprende las frases citadas, Decroux discute las obje
ciones de Gastón Baty (su primer director) que consideraba al mimo de
Decroux como un miembro amputado del cuerpo del teatro. La importancia
que Decroux asigna al mimo como género artístico autónomo explica la insis
tencia con que lo separa del "genero” danza (ver en particular pp. 65-69. Cfr.
también la nota 13 del capítulo “Principios que retornan").
11. Cfr. Jean BENED ETI'I, Stanislavski. A biography, Londres, Methuen Drama,
1990. En particular sobre los estudios y la studijnost. Fabio M o l l i c a , 11 treatro
possibile. Stanislavski e il primo studio del Teatro d ’A rte di Mosca, Florencia, La
Casa Usher, 1989.
12. l.as “escuelas" fundadas por los reformadores del teatro del novecien
tos se transform aron de lugares de adiestram iento en organism os que
materializaban un proyecto autónomo de teatro. Sobre esta dinámica cultural
cfr . el libro d e Fabricio C r u c i a n i , Teatri nel Novecento. Registi pedagoght e comu-
nitá tcatrali nel XX secolo, Florencia, Sansoni, 1985.
13. Pairice Pavis realizó una ponencia sobre el Training, basada en una
«crie de entrevistas a actores, en el seminario “Técnicas de la representación e
historiografía” que tuvo lugar en la Universidad de Bolonia el 13-14 de julio
ile 1990, en el ámbito de la (1* «culón Intel nacional de la ISTA, International
School <>l Theatre Anthropology, llulonl.t, '.’H junio It! julio 1990.
M I ( '. < llmry lrnn n, N u e v a \ln t . I u n i r i s , C r e e n a n d ( i ) . , 1930.
15. Jerzy G r o t o w s k i , Mozliwosc teatru, Opole, Materialy warsztatowi Teatru
13 Rzedów, febrero 1962. Opúsculo de 24 páginas no numeradas. La cita está
en la página 22. Este texto constituye la primera tentativa de Grotowski de
presentar el pensamiento que lo guiaba y el sentido de su actividad en el
Teatr 13 Rzedów que dirigía desde 1959. Dos tercios del opúsculo están cons
tituidos por citas de Ludwik Flaszen (dram aturgo y estrecho colaborador
suyo) y de fragmentos de recensiones. Es interesante remarcarlo porque
Grotowski retoma muchas de las formulaciones de otros para construir la ter
minología que seguidamente aparecerá como “teoría grotowskiana”. Cí'r. tam
bién notas al capítulo “Canoas, mariposas y un caballo”.
16. Jerzy G r o t o w s k i , Towards a Poor Thealre, Holstebro, O din Teatret
Forlag, 1968, p. 39.
17. Berloh B r e c h t , El sistema Stanislavski (1939) en Scritíi leatrali, I, Turín,
Einaudi, 1962, p. 195.
18. Bertolt QreCHT, Studi su Stanislavski (1951-1954) en Scritti leatrali, cit.,
II, Turín, Einaudi, pp. 232-233.
19. Claudio MELDOLESI, Laura O u vi, lirechl regista, memorie dal lierliner
Ensemble, Bolonia, II Mulino, 1989, p. 119.
20. Sobre el “trabajo del actor sobre sí mismo" de Stanislavski como trabajo
a nivel pre-expresivo, cfr. Franco R U F F IN I, A propos du niveau pre-expressif du
drame, "Bouffonneries", 22-23, 1989, pp. 68-93 (ver también: id., L ’allore e il
dramma. Saggio técnico di Antropología Teatrale, “Teatro e Storia”, 5, octubre
1988; y: id., liomanzo pedagógico. Uno studio sui libri de Stanislavski, “Teatro e
Storia", 10, abril 1991).
21. Los versos de Borges forman parte de la poesía “Ariosto y los árabes”
en la colección El hacedor, en J.L. BORGES, Tutte le opere, Milán, A m o ld o
Mondadori, 1984, Vol. I, p. 12-32.
22. Louis Jo u v e t , Le comedien désincarné, París, Flammarion, 1954, pp. 211-
212. \
23. B e r t o l t B r e c h t , Scritti leatrali I, Turín, Einaudi, 1975, pp. 217-218.
24. Claudio M E L D O L E S I, Laura O l i v i , Brecht regista, memorie dal lierliner
Ensemble, Bolonia, 11 Mulino, 1989, pp. 303-304.
25. Cfr. la introducción de A.K. R a m a n u j a n a Speaking o f Shiva, Londres,
Penguin Books, 1973, pp. 20-21. La traducción en inglés de Ramanujan de la
poesía de Basavanna citada en este capítulo se halla en la p. 88.
26. V. M e y e r h o i .d , Ecrits sur le théálre, Tome I, traduction, preface et notes
de Béatrice Picon-Vallin, Lausanne, La Cité-L’Age d ’Homme, 1973, p. 116. El
texto, escrito en 1906, fue in cluid o en la colección de artículos que
Meyerhold publicó con el título El libro del nuevo teatro en San Petersburgo en
1907.
27. Para esta reconstrucción histórica de los procedimientos de los actores
de la gran tradición del ochocientos, cfr. Fcrdinando T a v i a n i , l.a d a m e
occulte. Ensrig-ntmenls d ’acteurs disparus, "Bouffonneries" 22/23, 1989, p. 105
id.; E l lenguaje energético en E. B a r b a , N . S a v a r e s e , El arte secreto del actor,
México, G rupo Editorial Gaceta S . A . , Col. Escenología, 1990, p. 148; C.
M E LD O LESI, E T a v i a n i , Teatro e spettacolo nel primo ottocento, Roma-Bari, Laterza,
1991.
28. Si por dramaturgia se entiende la técnica y el arte de entrelazar las
acciones, se puede hablar de una dramaturgia del actor para indicar el modo
en el cual él entrelaza sus composiciones en el cuadro general del texto y de
la puesta en escena. Ver E. B a rb a , Dramaturgia en El arte secreto del actor, cit., p.
76.
29. Darío Eo, M anuale mínimo deliattore, Turín, Einaudi, 1987, p. 146. Pero
me refiero sobre todo al Darío Fó oral, en sus sesiones de trabajo en el Odin
Teatret (a partir de 1968) y después en la 1STA.
30. Sobre el método de las acciones físicas de Stanislavski ver sus páginas
sobre El Inspector general (1936-1937) en el libro inacabado dedicado al trabajo
del actor sobre el personaje. Trad. italiana en C. Stanislavski, II lavoro del-
l ’attore sul personnaggio, a. c. de E Malcovati, Bari, Laterza, 1988, p. 207 y si
guientes. Pero sobre todo ver V.O. Toporkov, Stanislavski in rehearsal (1949),
Nueva York, Theatre Arts Books, 1979.
SLJacques CopEAU, llefléxions sur le “paradoxe” de Diderot, 1929, en Jacqu.es
Copeau, il luogo del teatro, Florencia, La Casa Usher, 1988, pp. 126-129.
32. V. M e y e r h o l d , Ecrits sur le théátre, Tomo II, traduction, preface et notes
de Béatrice Picon-Vallin, Lausanne, La Cité-L’Age d'Elomme, 1973, p. 179.
33. Quizás nadie ha estudiado la importancia de la música en la visión y en
la técnica teatral de Meyerhold mejor que Béatrice P i c o n -V a l u n , Meyerhold,
P a r ís , CNRS, Les voies de la création théátrale, 17, 1990 y el artículo L a musique
dans le je u de l'acteur meyerholdien, Rennes, Université de Ilaute Bretagne,
Etudes et Documents III, 1981, p. 35. Para la equivalencia, en la lengua de
trabajo de Meyerhold, de “danza”, “grotesco” y “biomecánica”, cfr. E. B a r b a ,
Meyerhold: el grotesco; es decir, la Biomecánica en El arte secreto del actor, cit., p. 164.
34. V. M e y e r h o l d , Ecrits sur le théátre, Tome II, traduction, preface et notes
de Béatrice Picon-Vallin, Lausanne, La Cité-L’Age d ’IIomme, 1973, p. 156.
35. Fragmento del capítulo sobre la biomecánica citado en V. M e y e r h o l d ,
Le théátre théátral, traducción y presentación de N ina G ourfinkel, París,
Gallimard, 1963, p. 171.
36. V. M e y e r h o l d , Ecrits sur le théátre, Tome II, traduction, preface et notes
de Béatrice Picon-Vallin, Lausanne, LaC ité-L'Age d ’Homme, 1973, p. 245.
37. Cfr. El último capítulo de Jean B e n e d e t t i , Stanislavski, Londres,
Methuen, 1990. Poco después de la muerte de Stanislavski, Meyerhold fue
arrestado y asesinado.
38. Cit. en Richard S c h e c h n e r , Environmental theater, Nueva York, Hawton,
1 973, p. 2 9 5 . Y tam bién en l’erformers a n d Spectators T ra n sp o n ed a n d
Transformttl, en llrtwern Thtater and Anthropology, Philadelphia, University o f
Pcnnsylvunlu Prc»*, 1935, pp. 124-125.
39. Carta postuma publicada en Notes sur le métier de comedien, París, 1955,
en Fabrizio C r u c i a n i , Jacques Copean o le aporie del teatro moderno, Roma,
Bulzoni, 1971, p. 163.
40. E.G. C r a i g , 11 mió teatro, a cura de F. Marotti, Milán, Feltrinelli, 1971,
pp. 34-35. El subrayado es de Craig.
41. Etienne D KC R O U X , Paroles sur le mime, París, Gallimard, 1963, p. 22-23.
42. Cfr. V . M k y e r h o l d , Ecrits sur le théátre, cit., Tome I, p. 191.
43. F..G. C r a i g , c it ., p. 39. El s u b r a y a d o e s d e C r a i g .
44. James B r a n d o n , Farm in Kabuki Acting, en James R. Brandon, William P.
Malm, Donald II. Shively, Studies in Kabuki; its Acting, Music, and Uistorical
Context, Honolulu, The Univcrsity Press o f Hawaii, 1978, p. 124. Siempre con
este propósito ver la detallada descripción de las interpretaciones de los katas
de “El campo de batalla de Kumagai” ejecutado por Danjuro IX (1839-1903)
y Nakamura Shikan (1830-1899) en Samuel L. Leiter, “Kum agai’s fíattle Camp:
Form and Tradition in Kabjuki Acting", Asian Theatre Journal, Vol. 8, N ° 1, pri
mavera de 1991.
45. E.G. C r a i g , c it ., p . 50.
VIII
CANOAS, MARIPOSAS Y
UN CABALLO
Las palabras estables tienen la d eb ilid ad d e su estabilidad. Para
cada afirm ación clara se encuentra p ro n to un equ ívoco.
En el trabajo, ciertas palabras ilum inan co m o relám pagos sobre
el agua. C u a n d o se escriben cam bian p e lig ro sa m e n te d e natu
raleza. La escritura desenrolla la m adeja q u e resulta más lineal y
m en os v e ríd ica . En ca m b io, la e x p e r ie n c ia es c o n tig ü id a d de
acciones, de perspectivas simultáneas. C uando se acciona, se está
presen te co n tem p orá n ea m en te en d iferen tes niveles de org a n i
zación.
A qu ellos qu e construyeron sus teatros sin piedras ni ladrillos, y
q u e lu eg o han escrito sobre él, han g e n e ra d o tam bién m uchos
equívocos. Sus palabras deseaban ser puentes en tre la práctica y la
teoría, en tre la ex p erien cia y la m em oria, en tre los actores y los
espectadores, en tre ellos y sus herederos. P e ro no eran puentes,
eran canoas.
Las canoas luchan ligeras contra la corrien te, atraviesan el río,
pu eden alcanzar la otra orilla, p e ro nunca se pu ede saber d e qué
m anera se acogerá y utilizará su carga. Escribimos con el deseo de
precisión de un artesano, y releem os incrédu los nuestros textos
que se encuentran ya alejados de las tensiones qu e los gen eraron .
¿P ero q u é es, en realidad, una bu en a com u n icación ? “Es un
buen m anejo d e los m alentendidos” , m e resp on d e ju iciosam en te
Jran-Marie Pradier, uno de los lectores d e este libro aún no term i
nado.
I ,is c . m o a s navegan cu l.i < o n ie n lc d e l o s m alentendidos. Qtii-
sieran ser estables páginas de un lib ro y son, en cam bio, carias que
no sabem os si y cu á n d o llega rán a destin o, a q u é m anos y ni
siquiera si se llegarán a entender, si es q u e son leídas.
Q u e rid o Jurek
aquí sopla el viento, oscurece a m ed ian och e, llega el verano.
M e han c o n ta d o q u e según dices, te pareces a A ra m ís, q u e
c u a n d o era m o s q u e te ro hablaba de hacerse m o n je ; y cu a n d o
c o m e n z ó la carrera religiosa hablaba, en cam bio, d e la vid a en
armas. H oy anali/.as a m en u do tus espectáculos de treinta, vein te
años atrás. 1lace m ucho tiem po q u e no quieres hacer más espec
táculos. Q u ien ha visto tu trabajo más recien te sabe q u e podrías
hacerlos maravillosos.
P ero tú tejes otros hilos. La tarea q u e te fue con fiada — dices—
la has llevado a térm ino.
En mi teatro los espectáculos crecen con m ayor frecu en cia qu e
antes. T ú los has dejad o deslizar de tu vida, co m o los trajes d e esa
m ujer que, al alba, c o rrió al en cu en tro d e la voz d e su dios. A l co
r r e r , éstos se d e s p r e n d ie r o n r e s b a la n d o d e sus h o m b ro s , y
q u edaron a un costado de la calle c o m o el recu erd o d e un tiem po
q u e fue. \
Muchas veces has ex p lica d o tu elección . N o es a nosotros a los
qu e debes ren d ir cuentas. Planteas nuevas preguntas. ¿M e planteas
aún mis preguntas?
Para presentar el espectáculo de Iben y m ío te escribo. R e fle
x io n o : “¿Qué es un espectáculo para mí? ¿Por q u é m e es n ece
sario?”
L a respuesta m e lle g ó casi sola: “ Es un h ilo h ech o de astucia y
engaños. Estíralo p e ro n o lo rom pas en tu tirar”.
Iben representa su biografía. En la palabra “b io g ra lía ” existe la
idea d e un gráfico, d e un diseño, d e un hilo. Es representación,
n o confesión.
¿Qué es q u e creíam os e n to n e n , < m in io tu entretejías lux espe<
táculos y yo im aginaba estar a p ren d ien d o teatro, y en cam bio m e
descubría descubriéndote? O bviam en te tú ya creías en lo qu e hoy
crees.
¿H ay en ton ces a lgo estable y absoluto? Si lo hay, está en el
fo n d o de un laberinto. El hilo, entonces, se vuelve sagrado porqu e
no ata, sino q u e nos conecta a algo o a alguien q u e nos m antiene
en vida.
Cuando la g en te m e habla de tí, te rec o n o zco en Lu intransigen
te sabiduría.
Cuando nos encontram os, hablam os una vieja lengua y lenguas
paralelas.
Yo m e he h ech o danés, tú francés e italiano. P e ro no son im p or
tantes las casas. Im portan las historias qu e habitamos.
A qu í, en el espectáculo, verás una actriz q u e dice: “La historia
d ebe ser con tada”. N o es una actriz. Es Iben. N o sabía que antes
de entrar en el teatro alguien la había bautizado Ilsi Bitsi y había
ilum inado ese n om b re con una canción rock.
Es un n om b re llen o de deleite. Verás la danza d e Itsi Bitsi cuan
d o cuenta el día q u e se en teró de la m uerte d e Eik. Yo m ism o
q u ed é estupefacto. Busco los contrastes, los nudos d e los opuestos,
el grotesco. Y en cam bio, em erge la alegría bu rlona de un niño
enmascarado, más viejo que nosotros q u e estamos a p ren d ien d o a
envejecer.
N osotros dudam os, p e ro el niño enm ascarado lo sabe: to d o es
presente, el tiem po n o existe. Un laberin to e n te ro p u ed e atrave
sarse en una hora sin pasión.
El niño tiene el rostro de una máscara rota, co rroíd a, herida. N o
tiene ningún m otivo para alegrarse. Sin em b argo hay alegría. El ni
ño enmascarado parece haberse liberad o de nuestras manos d e ar
tesanos obcecados del grotesco. Parece decir: sonríe, y no rías más.
¿Es una de las astucias del teatro? ¿O un en ga ñ o de la razón?
A los largo del h ilo del espectáculo vam os co lga n d o figuras de
tragedias cotidianas: venas martirizadas y seducidas p o r la droga,
<1 flo re ce r d e la in d iferen cia , jó v e n e s con el rostro lim p io q u e
evaden la lúgubre fie b re de la serenidad a cu alqu ier p re cio que en
Dinamarca llaman hygge.
Estas historias prob ab lem en te son lejanas para tí. El jo v e n que
inventó ese n om b re — Iisi Bitsi— es una parte d e la vida d e Iben.
Eia un pequ eñ ín de jo p o rojo, el p rim er poeta heat en danés, un
guía d e su gen eración . Los jóvenes, hoy, los qu e te circundan y me
circundan, no saben ya nada d e esa hierba segada en los años
sesenta. Hablan de aquellos años co m o nosotros hablábamos, en
O p o le, de la gu erra civil española. En 1968, el p eq u eñ ín de jo p o
ro jo en gu lló su ve n en o en la India, en soledad.
Tú y tus actores (eran siete, cu atro no están m ás) trabajaban
entonces en la sala d e ladrillos de W roclaw para un espectáculo
que llevaría el n om b re de un libro figu rad o d e D urero. Nosotros,
en la sala negra de H olstebro, trabajábamos sobre Alcestis y pen
sábamos en Jan Palac. Iben era una jo v e n sin palabras. La he visto
crecer, caer y volar, siete veces p o r el suelo, o c h o veces de pie.
M e seguía. N os seguía. Lu ego hem os visto q u e otros la seguían.
E incluso tú, a pesar d e la lejanía, d e tiem p o en tie m p o com entas
sus etapas.
Ahora, en el teatro, sostiene el d erech o de los m uertos a per
m anecer vivos: ni llorados ni olvidados.
Se dice qu e un espectáculo es im agen y m etáfora. S ob re este
punto ten go algunas certezas. Sé qu e no es verdad. Es acción real.
Por esto no p e rm ito q u e el hilo se estire hasta rom perse.
La verdadera carta qu e te en vío no es ésta sobre el papel, sino la
exigu a tela blanca sobre la cual Iben y sus dos com pañ eros, Jan y
Kai, danzan astillas d e vida para im p ed ir qu e se sepulten.
M e pregu nto una vez más: ¿por qu é enviarte un espectáculo?
Adem ás del pasado nos une aún lo siguiente: la aguda ex p erien
cia de la discordia y d e la alianza en tre la acción y la palabra, y el
saber qu e sólo la acción está viva, p e ro sólo la palabra perm anece,
en el espectacular d esierto d e las Ciudades sucias y los museos
dem asiado grandes.
Eu genio
Quipu
¿Y Craig? ¡Lo ponen en la picota porque ha osado una vez com parar
a los actores con las marionetas!
Y nos advierte:
I’ c r o es im p o s ib l e no m u i m etáforas. S ería c o m o r e n u n c i a r a
traiisinitii la e x p e r ie r u iu.
Junio con los pedantes, hace su entrada la policía:
Q u e rid o Richard
lo más valioso en cada uno d e nosotros, n o p u ed e entrar en
co n ta cto con el o tr o en m od o directo. Las in terioridades no com u
nican. N o es la técnica lo que m e interesa, p e ro para alcanzar lo
q u e m e interesa d e b o co n ce n tra rm e sobre p ro b lem a s técn icos
esenciales. L o q u e busco está sobre la otra o rilla del río . Es por
ésto qu e m e o c u p o d e canoas.
A n o c h e fu e el ú ltim o día de la Festuge d e H olstebro, Festuge en
danés q u iere d ecir “sem ana d e fiesta”. Lí^ hem os titu lado “Cultura
sin fronteras”. Y para subrayar q u e la ausencia d e fron teras está li
g a d a a la libertad, p e ro tam bién a la labilidad, hem os re c o g id o
todas las acciones d e los actores — nueve días y nueve n oches— en
un ú n ic o es p e c tá c u lo in in te r r u m p id o con e l títu lo Vandslier,
“sen deros d e a gu a ”, “senderos d e mar".
El título “Cultura sin fron teras” que parece optim ista, tiene un
trasfondo m aligno. C uando se p ie rd e la dem arcación de las fro n
teras, se co rre el riesgo d e p e rd er tam bién la identidad. Y cuando
la identidad se hace incierta, nace p o r reacción, el rigor, el deses
p erad o in ten to de perfilarse op o n ién d o s e a los otros. A p a rece la
intolerancia, la xen ofob ia , el racism o.
Por o tro lado, las fronteras son puras ilusiones, algunas veces
impuestas, y entonces sofocan.
En e l transcurso de la Festuge hu bo un sim posio cuyo tem a fue el
de la p o lític a cultural danesa. H a b la ron los políticos, los adm i
nistradores, algunos periodistas, una a n trop óloga y un p rofesor de
literatura. Discutían de cultura co m o m ed io para conservar y co n
quistar una identidad en una Europa qu e está a b olien d o las fro n
teras.
U n o de los expositores d ijo: “ Fíjense lo que sucede cuando se
anulan los confines de un estado. Fíjense en Yugoslavia, d o n d e no
se sabe ya qu é significa ser yugoslavo; resurgen los viejos particu
larismos, los nacionalism os, el fu n d am en talism o d e las distintas
etnias”. O tr o respondió: “Esto sucede precisam ente p o r razones
opuestas, no porqu e se haya p e rd id o un sólido p erfil, sino p o rq u e
el p e rfil era artificial. Era una camisa de fuerza impuesta en nom
bre de una id e o lo g ía abstracta para co m p rim ir una realidad qu e
ahora exp lota. La ex p lo s ió n es vio len ta p o rq u e v io len ta fu e la
u n ión ” .
En el teatro de este siglo q u e está p o r term in ar ha su cedido
algo similar: la erosión de los grandes confines q u e daban iden ti
dad al teatro de o rig en e u ro p e o , in ven ción de pequ eñ as tradi
ciones, crecim ien to de “culturas” separadas.
Para co m p ren d er al teatro d e l novecientos hace falta ten er p re
sente que algunos teatros, algunos grupos, han fu n cion a d o y fun
cionan n o sólo co m o conjuntos o ensem bles, sino tam bién co m o
tribus. Esta sin em bargo, es una palabra equivocada p o rq u e evoca
im ágenes arcaicas. M ejor sería hablar d e “teatros q u e inventan
pequeñas tradiciones”.
La invención de tradiciones p u ed e llevar a form as de sectarismo
e intolerancia ideológica. T a m bién el teatro ha ten id o sus funda-
m entalismos (stanislavskiano, brechtian o, groto w sk ia n o...). Cuan
d o no pueden regirse por la fuerza, cuando están obligados a uti-
li/ai .trinas exclusivam ente culturales, los fundam entalism os son
sustancialm ente iir)ocuos. lábiles d e b id o a su p rop ia rigid ez; basta
q u e cam bie la i n o c ) 1Para <luc se vuelvan humo.
Cuando p e n s a nws en el intereulturalism o, tenem os la ten d en
cia d e o c u p a r n o s de las divisiones culturales de tipo escolástico
(E u ropa, Asia, .A ír i'a , culturas populares, culturas de los pueblos
estudiadas por a-*nl,o p ólog os, ju daism o, m usulmanismo, hinduis-
m o ...). O l v i d a m c a s . q u e el térm in o abstracto “tea tro” indica, en la
realidad, f e n ó m e n(s no h om ogén eos, cada uno con los confines
q u e él mismo y s » j (on texto ha creado. Los confines estrechos g e
n era n algunas v «e ¿ cs un c o m p le jo d e su p eriorid a d ; otras veces
em pujan al in terc^ a ^ b io , d eterm in an la necesidad de ir en p rofu n
d id ad y de a v a n z a -r *n lo diferen te.
T e h u b ie ra g u i a d o estar a q u í en Ilo ls t e b r o en estos días
p o rq u e a tí te m overte en aqu ella tierra de nadie qu e está
en tre la vida coLÜ d 'in a y la situación de espectáculo organ izado,
en tre p e r fo r m a n c e ? ritual.
Memos p e r m a n e c id o en esta tierra de nadie p o r nueve días y
n ueve noches d lisso^ en d o el teatro en la ciudad y a bsorb ien d o en
e l teatro la r e a l í t i a^de la ciudad. Mezclarse, sin em b argo, p o n e a
p ru eb a la c o n s is t e i® 3 de los p rop ios contornos. Es un m o d o para
p rofu n d izar las <i Licencias, para definirse. C uando un actor o una
actriz se in t e r n a n - í# Ia cotid ian id ad de una calle o de un m erca
d o , no están fun<d¡cndose con la gente, no establecen una com u
n ió n con ellos. p*-sÁn so lid ifica n d o su p ro p ia id en tid a d y p o r lo
tan to su d i f e r e n c í a l e aqu í la posibilidad d e una relación.
1.a d im e n s ió n i ntercultural del m un do en el cual vivim os no es
una conquista: e s 11,13 co n d ición de peligro. C uando perm a n ece
in erte, la c o n c ie r n e '1 de coexistir con lo d iferen te g en e ra in d ife
rencia. Desata r e a -c lo n e s rabiosas, si el extranjero se acerca dem a-
si ado.
Tú conoces l a g^ Ilo ls te b ro y sus colores de plástico. Puedes
en ton ces im a g in a r¡e la sorpresa al ver dos cam ellos atravesándola
q u e llevaban a l a # íiuPa a un h om b recillo con galera y su cop ia en
u n niño. Sin em t»afjc>, p o r la sorpresa, los transeúntes apartaban
la vista. Esta es p ím i'n ií una de las im ágénes del intereulturalism o
cu a n d o ir r u m p e i rutina d e nuestras vidas. T e estoy hablando
d e la prim era rna i~iína d e Ia Festuge. A l n oven o día las cosas habían
cam biado. La g e n t<lc había habituado a no tener ya m ied o de ser
cu riosa y los a < n > «< sy actrices podían miroduc irse en las calles y
superm ercados, en las escuelas, las iglesias y cuarteles, seguros de
crear una relación más allá de los lím ites habituales de aceptación
de los espectadores involuntarios.
C uando nuestro panoram a se observa d e lejos parece ten d er a
la u niform idad. O bservado de cerca, se vuelve un denso en red o
d e minúsculas culturas diversas. Quizás deberíam os decir subcul-
turas, si la palabra pudiese p erd er toda connotación de in ferio ri
dad.
M e pregu n to si a qu ello que estoy p o r contarte tiene qu e ver con
el interculturalism o y el teatro. C reo qu e sí.
Cada cuatro horas, en el espacio d e un gran estacionam iento
sobre el lech o de un su perm ercado, se presentaban gru p os de per
sonas pertenecientes a una misma ocu p ación , a un m ism o hobby o
a una misa con dición ; el club de los arqueros o los rem eros, los
dueños de perros schaefer am aestrados o de viejos autom óviles
am ericanos, los estudiantes de música o los policías en m otocicle
tas, la asociación de las amas de casa o los bom beros. U na docen a
de reclutas bajaron de un cam ión m ilitar y se presentaron en posi
ción d e firm es en calzoncillos. M ostraron el ela b ora d o proceso de
cóm o se transform a, vistiéndose, el h om b re en soldado: u n iform e
cotidiano, de salida, de procesión, d e com bate, la cara pintada y el
casco c u b ie rto de hojas, hasta la im a g e n d e un ex tra te rre stre
catafractado, con el rostro b o rra d o p o r una máscara antigas. A l
lado, un actor Kathakali, agigantado p o r su vestuario y la corona,
se dedicaba cuidadosam ente a dilatar su rostro en e l m aquillaje
verde y blanco de un personaje del mito.
V in iero n los caballos de la escuela de equ itación, los tocadores
de cuernos apasionados por la caza d e l zorro. Y vin ieron los cen
tauros, esos m uchachos en m otocicletas, forrados en cu ero negro,
que cuando atraviesan nuestras ciudades sentimos co m o una am e
naza. D ieron espectáculo con su estru endo y dia loga ron con un
violín. Sofocaron su sonido, lo dejaron resurgir apagando de p ron
to los m otores. E xhibieron su am enaza de violen cia transform án
dola en vitalidad y apertura. Muchachas y jó v en e s en blancos pija
mas dejaban de hablar danés y em itían gritos y señales en una
len gu a descon ocid a — el corean o— m ovién d o se según el ballet
marcial del taekwondo.
Kra interesante notar el descon cierto y el estupor d e los especta
d o res. S e g u r a m e n te sabían q u e e x is te n estas a ctiv id a d e s en
H olstcbro co m o pu eden saber que existen hom bres casados con
cuatro mujeres o pueblos que quem an a sus m uertos para después
hacer con las cenizas una sopa y com erla. Las subculturas que
veían eran reconocibles. D escon ocida era la razón, e l p o r qué se
ponían al descu bierto e invadían el tiem p o y el espacio d e este
estacionam iento, día y noche, con o sin observadores aun bajo la
lluvia.
En el cen tro del estacionam iento se construía un barco d e 15
metros, según el elegan te diseño de un arquitecto, en m adera li
gera, inapta para navegar (n o se p u ed e construir un verd a d ero
barco en sólo nueve días y nueve n och es). L o q u e sucedía parecía
no tener en cuenta a los espectadores, sino estar h ech o sólo en
h on or de aquel barco en construcción. Las num erosas y pequeñas
subculturas de H olsteb ro que se exhibían, mostraban q u e lo ex ó ti
co es el vecin o de la casa de al lado.
A qu í, a m ediados de septiem bre com ien za a hacer frío. En las
p rim era s n och es s o b re el te c h o d e l s u p e rm e rc a d o , n o había
m ucha gente. C on el pasar del tiem po, aquel lugar d o n d e crecía
lentam ente el largo barco incapaz de navegar, se co n virtió en el
cen tro de la ciudad; una suerte de tem p lo laico d e l cual después
d e esta semana no quedará nada só lid o a no ser en la m em oria.
En este “te m p lo ” asfaltado y al aire libre, cada m ed ia h ora del día y
de la n och e sonaba una cam pana d e abordo, y se cantaba fíe store
Skibe de Frans W inther. Cada cuatro horas, día y n och e aparecían
caballos, actores, autom óviles, perros, soldados y otros rep resen
tantes d e la H olsteb ro invisible.
Era una liturgia laica, creada p o r el teatro H o te l P ro Form a de
C openhague. N osotros los del O d in participam os evoca n d o fantas
mas de m arinero cada m edianoche.
El últim o día llevam os el largo barco al parqu e y lo sepultamos
mientras un p e q u eñ o v e le ro em p ren d ía el vu elo hacia el cielo. Los
árboles d el p arqu e tenían flores rojas y manzanas d e oro. Algunas
islas flotantes ardían en m ed io d el lago, surcado p o r la navecilla
del A n g el-T rix ter y p o r el rem o de la M u erte con falda negra. 1.a
navecilla trasportaba una m adre con su recién nacida.
Los actores, du ran te toda la semana, se habían disem inado por
la ciudad. A l alba, gru pitos d e dos-tres de ellos iban a saludar a los
panaderos con un breve espectáculo. A pa recía n d e sorpresa, en
casas privadas, en las fiestas de cumpli-.tñn.s. R ecibían los Irenes
q u e llega b a n . A lg u n o s se in tr o d u je r o n d is c re ta m e n te en una
reu nión del C onsejo M unicipal, actuaron co m o ju glares y luego,
co m o influyentes m onjes d e otras épocas, am onestaron al A lcalde
y a sus consejeros.
H abía verdaderos espectáculos: los nuestros del O d in T eatret y
aquellos de un g ru p o italiano capaz de ejecutar en zancos, la ele
gancia de un vals d e los tiem pos de A n n a Karenina. Son expertos
en danzar el Kathakali, con tal maestría qu e los hace ser aceptados
co m o especialistas aun en la India. Danzaba con ellos su m aestro
in d io acom pañado por sus músicos. Este teatro viene d e B érgam o,
una antigua ciudad rod ea d a d e montañas, cercana a M ilán y a
B e lla g io , d o n d e e l p a sa d o m es d e fe b r e r o , en la v illa d e la
Fundación R ockefeller, tú organizaste el c o lo q u io sobre intercul-
turalismo.
A dem ás d el T ea tro Táscab ile d e B érgam o, estaba tam bién el
g ru p o Akadenwa. Proven ía de Aarhus, la segunda ciudad d e Di
namarca. Sus actores son m iem bros d e un club d e alpinistas. Rea
lizan espectáculos escalando los m uros d e las casas, las torres de
las iglesias, de los palacios m unicipales y las chim eneas ve rtig in o
sas. En Dinam arca n o existen montañas.
U n escalador danés n o es, en el fo n d o , más ex tra ñ o q u e un
actor Kathakali nacido y criado en B érgam o. Para u n o y para otro
lo im p orta n te es en co n tra r el c o n te x to apto a su p ro p ia auto-
d efin ición profesional. B érgam o, se dice, es la patria d e A rlequ ín ,
que se convirtió en el sím b olo universal de la fantasía y la anarquía
del teatro, y que p rob ab lem en te fu e inventado en Francia hace
cuatrocientos o quinientos años.
En el teatro y en la cultura no existe el genius loci. T o d o viaja
desgregándose del p r o p io co n texto d e o rig en y trasplantándose.
N o existen tradiciones ligadas indisolu blem ente a una determ ina-
cía geografía, a una determ in ad a lengu a o a una d eterm in ad a pro
fesión.
L o q u e ha su ced id o en esta sem ana es para m í y mis co m
pañeros del O d in T eatret algo p rofu n dam en te nuevo. P e ro evoca
también sabores qu e ya conocem os. A lg o similar, la sensación de
una m etam orfosis qu e se está cu m p lien d o y qu e aún n o sabemos
denom inar, ex p erim en ta m o s 17 años atrás, cu a n d o después de
haber hec ho espectáculos p o r 10 años en una sala cerrada para
.ticunas docenas de espectadores, nos lanzam os en las calles y en
las plazas de los pueblos del sur de Italia. Lu ego, hem os g ira d o en
muchas regiones del planeta, trocan do teatro. Estaba p o r decir:
fuim os a lugares centrales y a lugares perdidos. P e ro d o n d e clavas
la punta del com pás, allí es el centro.
A h ora hemos hecho un viaje p o r nuestra casa. Los verdaderos
viajeros con ocen bien esta experiencia: el m undo d escon ocid o se
lo descubre cuando se regresa.
Mañana los actores del O d in T eatret partirán en una nueva gira,
C o p e n h a g u e . N o es e s e n c ia lm e n te d ife r e n te d e u na g ir a en
P olon ia o en Brasil. T e transporta igual de lejos q u e cerca. Esta
noche, lodos los qu e trabajamos para la Fesluge nós reu nim os en la
sala de nuestro teatro para un banqu ete de despedida. En estas
situaciones, era re hom bres y m ujeres de nuestra p ro fe s ió n m e
siento en casa, no im p orta en qué parte del m undo. T ú tam bién lo
notaste en tu escrito Magnitudes o f Performance, actores de culturas
lejanas se encuentran y sienten una afinidad en tre ellos más fu erte
d e la qu e los une con sus conciudadanos.
Existe el teatro en el in tercu ltu ra lism o. Y existe el in tercu l-
turalism o en el teatro.
* * *
Q u erid o Richard
no q u iero una patria constituida por una nación o una ciudad.
N o lo creo. Sin em b argo necesito una patria. Esto, en sim ples pa
labras, es el p o r q u é d e mi hacer teatro.
M e re p ito la p regu n ta q u e se hacía Jean A m éry, u n o de los
grandes desterrados d e nuestro tiem po: “¿Cuánta patria necesita
un hom bre?”. T u ve suerte: m i patria se ha ensanchado. N o está
hecha d e tierra, de geografía. Está hecha de historia, de personas.
A m enu do, cu ando se habla, se usan gen eralizacion es q u e sir
ven para abreviar el discurso. Algunas veces hablo d e mi interés
p o r el teatro de la India, del a p orte q u e la danza Odissi ha dado a
la Internation al S ch ool o f T h ea tre A n th rop ology. En realidad no
c o la b o ro con la dan za Odissi, ni con el teatro hindú, sin o con
Sanjukta Pa n igrah i. La sien to una co m p atriota, así c o m o hace
treinta años m e re c o n o c ía en aqu ellos niños d e Kathakali Kala-
m andalam de Cherutturuthy, que en las prim eras horas del alba
q u em aban in cien so delan te <!<• la lo to ^ ia lia d el fu n d a d o r d<- la
escuela. A algunos d e ellos los he ree n co n tra d o co m o hom bres
maduros y actores afirm ados. Ellos se acuerdan de mí, yo de ellos
co m o eran hace treinta años, gráciles, co n una sonrisa un p o co
díscola y un p o co m elancólica y los grandes ojos ejercitados del
Kathakali. ¿Por qué no pu ed o pensar qu e som os conciudadanos?
Sanjukta n o es “una hindú ”; es Sanjukta. Después de tantos años
que trabajamos ju n tos m e resulta muy d ifíc il recordar q u e ella es
una h in d ú . A sí co m o ella só lo ra ra m en te, casi son sobresalto,
recuerda que yo soy un “e u r o p e o ”.
¿Q ué es esto? ¿lntercu ltu ralism o? ¿Hum anism o? ¿Cultura del
trabajo?
N o es arnor hacia el otro. Es n ecesidad d e c o n o c e r m e a m í
mismo.
U na noche, en B ellagio, pregu nté sobre tu defin ición de inter-
culturalismo. M e respondiste qu e n o te interesaba d efin irlo, que
preferías qu e quedase una perspectiva abierta, un cam po gravita-
torio o un agujero negro. A l d ecir esto, sonreías. Es a aquella son
risa a la que ahora m e dirijo.
Los dioses se han ido. N osotros somos bajeles sin equipaje, bsye-
les ebrios, llevados p o r corrientes oscuras. Sin em bargo ten go un
credo: sólo m id ién d om e con los otros p u ed o darle un sentido a la
ruta, en con trar mi identidad.
A m í m e interesa una específica perspectiva intercultural: inda
gar el nivel pre-expresivo del co m p orta m ien to del actor. A veces
co m p artes este in terés c o n m ig o y c o n d iv id e s c o n m ig o el des
cu brim ien to de esta tierra com ú n d e la qu e se nutren las raíces de
las diversas prácticas d e los actores. Otras veces sacudes la cabeza
priorizan do tus estudios p referid os, dirigid os a la descripción de
las interacciones sociales.
Es en e l nivel “b io ló g ic o ” del actor, en e l territorio de los im pu l
sos y de los contra-im pulsos, d e los sats, d e la partitura física y
vocal q u e mi in vestigación y mis n ecesid a d es in d ivid u a les han
p o d id o volverse p olíticas, e n trec ru zá n d o s e con aqu ellas igu a l
m en te p rofu n d a s e in c o m u n ic a b les d e mis co m p a ñ ero s. S ó lo
.(p ren d ien d o a navegar en estas aguas, en superficies frías, ellos se
han c o n v e rtid o en “ m is” actores y y o en “su” d irector. Juntos
hemos actuado, cam biando algo a lred ed or nuestro.
En el cen tro de cada discurso, cuando hablamos de cultura, es
iln ir, de relaciones, está el tema de la identidad.
N uestra id en tid a d étn ica está establecid a p o r la historia. N o
somos nosotros quienes la m odelam os.
La identidad personal, cada uno de nosotros se la construye p o r
sí mismo, p ero sin saberlo. La llamam os “destin o”.
El p e rfil sobre el cual podem os actuar conscientem en te, co m o
seres racionales, es el d e nuestra identidad profesional.
Cuando m iram os a lred ed or y con fron tam os nuestro o fic io con
las te c n o lo g ía s d e l tie m p o , o cu a n d o c o n fr o n ta m o s nu estros
pequ eñ os cercos d e espectad ores con los pú blicos d e los mass
media nos sentim os arcaicos. El teatro se nos presenta co m o los ves
tigios de una ép oca pasada.
Si confrontam os estos vestigios tal com o son con la im agen de lo
que fueron, nos quedam os aún más perplejos, líl ritual está vacío.
¿Qué q u iere decir “ritual va cío ”? ¿Q ué es insensato, caracteriza
d o por la falta de valores, a lgo degradado?
El vacío es ausencia. Tam bién potencialidad. Pu ede ser la oscu
ridad de un barranco. O la inm ovilidad del p ro fu n d o lago del cual
em ergen signos de vida inesperada.
En el caldo d e las culturas d o n d e los viejos confines se quiebran
o esclerotisan, el teatro n o es el ritual d e un pueblo.
Puede ser el p u eb lo d el ritual.
N o pu ede estar aislado. P ero p u ed e ser una isla.
Cada teatro está en glo b a d o en un co n texto histórico y cultural
del cual no escapa, l’ uede tener, sin em b argo, una diferen cia, una
en ergía particular qu e le perm ite traducir a su m anera, reinven-
tándolo e incluso in v in ien d o , el sello d el m un do qu e lo en globa.
Podríam os d ecir q u e en el teatro pu ed e preservarse la sem illa
de la reb elión , del rechazo, de la oposición. Quizás baste record a r
el viejo precepto: el teatro d eb e ser un espejo. P e ro e l espejo no es
sólo el espectáculo. El esp ejo es toda la isla: los hom bres y las
mujeres q u e la cultivan, sus relaciones, su audacia. L o recordaba
Jan Kott hace algunos años al hablarxle uno d e los recientes a c o n
tecim ientos políticos eu ropeos y del teatro: el espejo rep rod u ce,
p e ro invierte. I-o q u e está afuera a la derech a, en el espejo está a
la izquierda. A l m un do le puedes dar vuelta.
Para rea liza r esta posib ilid ad es n ecesario c o n o c e r el ca m in o
para no identificarse totalm ente con el presente.
Las “casas volad oras”, qu e m e he constru ido ju n to a mis c o m
pañeros del O d in y ju n to a la gen te del ISTA, están habitadas poi
antepasados, por presencias invisibles p e ro concretas. Cada vez
que se presenta un problem a, q u e hay un paso d ifícil de superar,
una situación nueva que-descifrar, el pensam iento co rre hacia lo
que dijo A n au , a có m o se c o m p o rtó Brecht, a lo que h icieron los
actores en la edad d el R en a cim ien to y de las guerras religiosas.
Vuela a O p o le o a M oscú, hacia Stanislavski o ... Es verdad, aque
llos eran otros tiem pos. P e ro tam bién los nuestros son “ otros tiem
pos” si los parangonam os con los tiem pos a los que aspiramos.
L a a ctu a lid a d es c o m p le ja y c o n tra d ic to ria . Es en igm á tic a .
C uando sum ergim os la m irada en ella correm os el riesgo d e no
p o d er flecharnos atrás, perdidos y fascinados por el laberinto de
tod o a qu ello que d eb e ser observado, con sid erad o y sopesado. El
tietnpo y las gen eracion es n o han erosion a d o todavía el laberinto
hasta darle el p e rfil de un paisaje. N os em pantanam os para com
prender, condenar, cam biar el páram o de nuestro presente. N o
fiay nunca un m o m e n to para levantar la vista. A sí nos dom esti
camos en el espíritu de los tiempos.
C uando estaba en O p o le , en P olon ia, Ludw ik Flaszen m e conta
ba a m en u do una historia. M e la contaba, p o r ejem p lo, cada vez
que m e in dign aba con dem asiado furor. N o es posible quitar la
vista de aqu ello q u e se odia, así co m o n o se la pu ede quitar de lo
que uno se enam ora. Benvenuto C ellin i cuenta q u e perseguía con
la m irad a a su m orta l e n e m ig o (a q u ie n lu e g o m a tó ) y se lo
“com ía con los ojos” por las calles de Rom a, co m o un jo v e n p erd i
dam ente en am orado d e una herm osa muchacha. P e ro no era la
historia d e C ellin i la qu e Flaszen m e contaba. Era la historia de
una ( aboza y de un m uro. Un m uro obstruía el cam ino a un hom
bre. Este se lanzó de cabeza contra el m uro d e cid id o a rom p erlo.
Se h irió la cabeza p e ro continuó. P rob ó y probó. N o veía ya nada
más que el ro jo de su rabia y su dolor. La cabeza con tin u ó a g o l
pear. A golpear. A golpear. L u ego no en con tró más resistencia. La
cabeza se había co n vertid o en m uro.
El pasado no está detrás de nosotros. Está sobre nosotros. Es lo
que qu eda de la dim ensión vertical.
1.a historia, el pasado q u e conocem os, es e l rela to de lo posible.
Nos hace en trever el m undo y el teatro tal co m o podrían ser. De
este denso d iá lo g o con aqu ello q u e fue distinto se nutre nuestro
descontento por el presente. Es este descontento lo qu e llamam os
"vida espiritual”.
Los verdaderos interlocu tores diferen tes, Richard, son los m uer
tos. N o los macabros, sino los presentes invisibles.
El interculturalism o qu e más m e desafía es el vertical.
E u gen io
Palabras-sombra
F.l lenguaje físico del teatro, esta lengua material y sólida (. . . ) con
siste en todo lo que ocupa la escena, en todo lo que puede manifes
tarse y expresarse materialmente sobre una escena y qu e se dirige en
prim er lugar a los sentidos, en vez de dirigirse ante todo al intelecto,
com o hace la lengua de la palabra.
Subraya:
Esta lengua hecha para los sentidos debe ocuparse, ante Lodo, de
satisfacerlos. Lo que no im pide d esarrollar seguidam ente, todas sus
consecuencias en el plano intelectual, sobre todos los planos posibles,
en todas las direcciones. Esto hace que la poesía de la lengua sea susti
tuida por una poesía en el espacio.
hay una suerte de poesía irónica que proviene del m odo en que cada
uno de estos medios de expresión se com bina con los otros. Es fácil
darse cuenta de cuáles puedan ser las consecuencias de estas concate
naciones y destrucciones recíprocas’ .
Caballo de plata
U na semana de trabajo
Lunes
I’A R E A: Preparen una escena con el tema: Las manos oscuras del
olvido.
C O M E N T A R IO : De la sangre
a la piel
al color.
C O M E N T A R IO : Estar-en-vida
¿Un paso?
¿ Un latido ?
¿Una imagen?
C O M E N T A R IO : Par encima
y debajo del mar
C O M E N T A R IO : La transformación
de la prosa en poesía
na ha aum entado. Ustedes igualm ente pueden red u cir el tam año
de su acción aum entando sim ultáneam ente la tensión de la sangre.
Pueden “absorber” su acción hasta la inm ovilidad conservan do el
Impulso qu e m od ela de m anera precisa la acción en el espacio. En
<-m logía esto se llam a “ m o vim ien to d e in te n c ió n ”: una persona
sentada, p ero lista para levan.tarse.
El bailarín/actor es capa/, de redu cir la acción a su núcleo, a su
im pulso. Sabe destilar cada secuencia, d ejan d o sólo las acciones
esenciales, elaborándolas fase p o r fase para transform ar — hablan
d o en térm inos literarios— la prosa en poesía.
C O M E N T A R IO : Presencia celular
o hechizo del mosaico...
C O M E N T A R IO : Un diálogo de colores
y sangre
C O M E N T A R IO : Entre lo visible
y lo invisible
C ( )M E N T A R IO : Entre lealtad
y traición
N o es el tem a lo qu e hace una escena viviente en el sentido
artístico, sino su estructura, la sabia organ ización de los distintos
niveles. En sus escenas hay fragm en tos “sugestivos” en trem ezcla
dos con elem en tos estereotipados. Los fra g m e n to s “sugestivos”
presentan acciones elaboradas, cada una con su p e r fil, con su
vib ra c ió n q u e a gu d iza mi p e r c e p c ió n c o m o e s p e c ta d o r y m e
induce a un proceso de interpretación qu e es creación personal.
Los ele m en to s es te reo tip a d o s son la co n se cu en c ia de sensa
ciones generales, no detalladas, sin matices y q u e se rigidizan en
esquemas técnicos aprendidos.
¡P E L IG R O ! Evitar títulos, temas abstractos qu e gratifican em o ti
vam ente p ero qu e no dictan acciones precisas. P o r ejem p lo , uno
de los títulos fue “d o m in a c ió n ”. N o existe una dominación en g e
neral. Existe un n iñ o d e o n c e años, g o r d it o y ru b io co m o un
qu eru bín qu e tiene un pájaro en su m ano, con un h ilo atado a su
p iern a y lo hace vo lar al m ism o tiem p o q u e lo re tie n e con un
im pulso preciso y ríe co n ten to bailando tod o el tiem p o con todo
el cu erp o y acerca su m ejilla para sentir el plum aje tibio y suave
del ave, p orq u e lo q u iere, y sus palmas húm edas y el a lien to fétid o
(p o rq u e n o se ha lavado los d ien tes) sofoca al pajarito.
¡P E L IG R O ! T raicionar la acción. Si en este p ro c es o d e e la b o
ración no se p ro teg e n las acciones ni hay lealtad hacia lo qu e las
hace “ estar-en-vida”, hacia su sangre, éstas se c o n vie rten en un
juguete en la m ano del co re ó g ra fo o del director. El bailarín /actor
se vuelve un m ercen a rio qu e sólo ejecuta y n o un artesano/artista
que da vida a su acción negándola.
Martes
C O M E N T A R IO : Un tejido
de saltos
C O M E N T A R IO : Un idioma
de lealtad
C O M E N T A R IO : Un idioma
en el espacio
C O M E N T A R IO : Un idioma
en peligro
C O M E N T A R IO : La continua
vibración de la vida
C O M E N T A R IO : Sin la fluidez
de la leche que adormece
C O M E N T A R IO : No las paredes
de concreto sino...
las melodías
de tu temperatura
M iércoles
C O M E N T A R IO : ¿Quién perdió
su almaf
C O M E N T A R IO : ¿ Quién perdió
a sus padres ?
C O M E N T A R IO : A l cantar el espacio
hay encuentros
y me transformo
C O M E N T A R IO : D ar a luz
muriendo
N e g a r / h a c ie n d o . T a m b ié n c o n la te r m in o lo g ía q u e hem os
a p ren d ido se aplica este principio. T en em os qu e negarla, inven
tando nuestras propias definiciones d e cada con cep to esencial en
nuestro trabajo. Es una term in ología de im ágenes nuestras, prag
máticas, y al m ism o tiem po, poéticas. Im provisación. Ritm o. R e
lación. Tensión. C ontexto. Sangre. Piel. La ob liga ción d e ustedes es
rechazar, n egar/hacien do. N iegu en tam bién mis defin icion es que
he inventado aquí con ustedes en estos días. N iéguenlas/hacien-
do, creando las suyas.
Jueves
C O M E N T A R IO : ¿Cielo
mar o
tierra...
Renacimiento o transición?
C O M E N T A R IO : Llovió
una bufanda...
y me mojó
C O M E N T A R IO : A l navegar con
la materia -viviente
la piel se pegó
a la sangre
C O M E N T A R IO : Y la masacre
nunca sorprendió
Durante el aprend izaje el bailarín a p ren d ió a reten er su ener
gía, a sostener la acción al final. Esto lo hace “estar-en-vida”, aun
en la inm ovilidad. Ustedes utilizan esta sabiduría, esta in teligen cia
corp oral en situaciones qu e ya con ocen . P e ro cuando tienen que
inventar, pensar paradójicam ente, asombrarse de ustedes mismos,
descuidan esa capacidad. Es co m o si hubieran a p ren d id o la técn i
ca sin asimilar sus principios. Es co m o si aprendieran a sumar 2 +
2 con naranjas, p e ro cuando les piden sumar 3 + 8 con aves qu e se
desplazan, se confu nden.
Su trabajo con los accesorios es caótico, falta de disciplina, de
equ ilibrio, de precisión, de capacidad de dilatar y con traer el espa
cio. Veo redundancia, m ovim ientos superfluos e inertes y ausencia
d e alternativas para descubrir distintas trayectorias inesperadas.
N o hay precisión ni en el prin cip io ¿íi en e l fin de la acción; las
pausas/transiciones no respiran. Ustedes “masacran” el ob jeto, en
vez d e reaccionar fren te a él. Podem os reaccionar sólo si el o b jeto
nos sorprende.
A veces insisto en el diseño ex te rio r d e la acción, la piel. A veces
afirm o que la sangre, la m otivación d eterm in a el bios d e la acción.
N o se dejen con fu n dir. Esta polarid a d constituye la totalidad de
todo proceso “en-vida”. El trabajo teatral y dancístico pu ede tener
raíces profundas en la sangre... Y la sangre se ex tien d e en ram ifica
ciones visibles hacia el exterior.
El trabajo pu ed e arrancar de un detalle técn ico qu e hace brotar
raíces hacia el interior. Asim ism o, la secuencia pu ede tener su o ri
gen en las im ágenes, asociaciones, pensam ientos, sonidos, ritm os y
lu ego desarrollar su piel orgánica: la fo rm a p ercep tib le de la ac
ción. L o im portan te es que a pesar del o rig en de la secuencia inte
rior o exterior, invisible o visible, se alcance esta polaridad y viva
en el esp ectácu lo en una sim biosis q u e se a lim e n te r e c íp r o c a
m ente con sus oposiciones.
C O M E N T A R IO : En esta
cercana-lejanía
Notas