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Había una vez un jardín

lleno de tréboles verdes y


hermosos, y entre tantos
tréboles había un trébol de
cuatro hojas, mientras que la
mayoría tenían solo tres
hojas. Era un trébol diferente
a los demás pero muy
hermoso y brillante.
A veces el trébol de cuatro hojas
se sentía triste porque el resto de
tréboles le decían que era
diferente. Un día empezaron a
fastidiarlo diciéndole: “este
campo es para tréboles de tres
hojas, tú tienes una hoja
demás, busca otro lugar para
ti”. Entonces nuestro amigo
trébol de cuatro hojas prefería
esconderse.
Pero un día, escucharon una
voz diferente, era una niña que
paseando por el jardín y se dio
cuenta de algo maravilloso:
“que belleza estoy viendo, he
encontrado un trébol de cuatro
hojas”. Mientras la niña
miraba sorprendida, su amigo
exclamaba: “¡es único y
diferente a todos, que
maravilla!”.
Después de la visita de los niños,
nuestro amigo de cuatro hojas se
llenó de alegría, buscó a los
tréboles de tres hojas y les dijo:
“amigos, no importa si yo tengo
cuatro hojas y ustedes tres, YO soy
un trébol igual que ustedes. Lo
importante es que somos únicos y
valiosos por lo que llevamos en
nuestro corazón, por eso todos
merecemos ser respetados y
aceptados tal y como somos”.
Los tréboles de tres hojas
escuchaban atentamente y se
dieron cuenta que tenía razón.
Entonces pasó algo
sorprendente, empezaron a
salir más tréboles de cuatro
hojas que ahora se sentían muy
orgullosos. A partir de ese
momento todos los tréboles se
aceptaron como eran y fueron
los mejores amigos para
siempre.
UN TREBOL DE
CUATRO HOJAS

Por: Luana García Picasso

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