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Parte 2 del libro 1 de Ética a Nicómaco

LA FELICIDAD NO ES UN EFECTO DEL AZAR; ES EL RESULTADOS DE NUESTROS ESFUERZOS

Entre todos los seres animados, solo el hombre puede ser dichoso, porque es el único capaz de
virtud. No puede decirse que un hombre es dichoso mientras vive y esta expuesto a los azares
de la fortuna.

La felicidad no nos la envían exclusivamente los dioses, sino que la obtenemos por la práctica
de la virtud, mediante un largo aprendizaje o una lucha constante, no por eso deja de ser una
de las cosas más divinas de este mundo. La felicidad es alcanzable por cualquier hombre, a
menos que la naturaleza le haya hecho completamente incapaz de toda virtud.

Es un absurdo inconcebible imaginar que lo más grande y lo más bello que hay en el mundo
esté entregado al azar.

La felicidad es cierta actividad del alma conforme a la virtud y por lo que hace a los demás
bienes o están necesariamente comprendidos en la felicidad o contribuyen a ella como
auxiliares y como naturales y útiles instrumentos.

El objeto de la política es formar el alma de sus ciudadanos, y enseñarles la práctica de todas


las virtudes.

No se puede llamar dichoso a un hombre, sino cuando está fuera del alcance de todos los
males y todos los infortunios

LA VIRTUD ES LA VERDADERA FELICIDAD

No hay necesidad de esperar la muerte de un hombre para decir que es dichoso; la virtud es la
que constituye la verdadera felicidad

No es la fortuna donde se encuentra la felicidad o la desgracia, la perseverancia conservará el


hombre dichoso y soportará los azares de la fortuna con admirable sangre fría, sabrá
resignarse siempre con dignidad a todas las pruebas.

Los acontecimientos grandes y repetidos, si son favorables, hacen la vida mas dichosa; porque
contribuyen a embellecerla, si, por el contrario, no son favorables, interrumpen y empañan la
felicidad.

Tampoco un muchacho o un niño puede considerarse dichoso porque por la edad no es aun
apto para emplearse en obras semejantes, y tampoco tiene el entendimiento de la verdadera
felicidad.

El hombre verdaderamente sabio, verdaderamente virtuoso, sabe sufrir todos los azares de la
fortuna, sin perder nada de su dignidad.

INFLUJO DEL DESTINO DE NUESTRO HIJOS Y DE NUESTROS AMIGOS SOBRE NOSOTROS.

Es probable que después de nuestra muerte nos interesemos por nuestros familiares y amigos,
algunas desgracias nos afectan personalmente, unas pesan gravemente sobre nuestra vida,
mientras que otras apenas nos conmueven, lo mismo debe acontecer absolutamente con los
sucesos que afectan a las personas que amamos.

PARA ESTUDIAR LA FELICIDAD ES NECESARIO ESTUDIAR LA VIRTUD.


Cuando decimos virtud humana, entendemos la virtud del alma, y no la del cuerpo, porque la
felicidad es una actividad del alma.

Aquellos que se ejercitan bien alcanzan las cosas buenas y honestas de la vida. No se puede
llamar dichoso al que es feo de rostro ni el que tiene bajo linaje, o el que teniendo buenos
amigos se le mueren. Es razón creer que la felicidad es un don de Dios, y por lo tanto es el
mejor de los dones que pueden darse al hombre.

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