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MARIO LÓPEZ PERETE Y DIANA LÓPEZ LÓPEZ

1) En este Real Decreto Ley 19/2012, de 25 de mayo, de medidas urgentes de


liberalización del comercio, el Gobierno pretende modificar la histórica situación de
nuestro país en cuanto a la necesidad de impulsar el consumo y ayudar a las pequeñas
y medianas empresas, puesto que según la OCDE España es el segundo país de Europa
donde más trámites es necesario realizar para crear una empresa, lo que resulta un
gran impedimento para los emprendedores en España. Tal y como afirma esta ley, las
cargas administrativas constituyen un gran obstáculo que no son necesarias no
proporcionadas y que, en cambio si que producen efectos negativos para los
empresarios. La medida que se propone a este problema es la supresión de licencias,
cualquier norma, disposición o acto, adoptado por cualquier órgano de las
administraciones autonómicas o locales que dificulte la aplicación de este régimen y
podrá ser declarado nulo de pleno derecho y en su caso, se producirá la
correspondiente responsabilidad patrimonial a la administración pública incumplidora.
Por lo tanto, a modo de sintetizar, podríamos decir que este real decreto-ley tiene por
objeto el impulso y dinamización de la actividad comercial minorista (la más
perjudicada debido a las cargas administrativas) y la eliminación de cargas
administrativas por medio de la supresión de licencias, tal y como establece el artículo
1 de dicho decreto-ley.

2) A través de estos artículos el Gobierno introduce los siguientes mecanismo: Suprime la


eliminación de la licencia de apertura, somete a la comunicación previa y a la
declaración responsable, además cuando son actuaciones sobre el patrimonio artístico
si se requiere licencia, mientras que en el caso de las obras de edificación si exigen
licencia. En cuanto al tema del patrimonio histórico-artístico este decreto-ley hace una
mención en su artículo cuando 2.2, donde se aclara que quedan al margen de la
regulación… las actividades que tengan impacto en el patrimonio histórico-artístico o
en el uso privativo y ocupación de los bienes de dominio público.

3) El mecanismo de protección establecido se ha recogido en el artículo 3, donde hace


referencia a los casos de inexigibilidad de la licencia por parte de las administraciones
o entidades del sector público, tampoco para los cambios de titularidad de las
actividades comerciales y de servicios, tampoco será exigible para la realización de las
obras ligadas al acondicionamiento de los locales para desempeñar la actividad
comercial.

Tal y como establece el art 4 de dicho decreto-ley las licencias previas que ,de acuerdo
con los art anteriores, no puedan ser exigidas, serán sustituidas por declaraciones
responsables o comunicaciones previas. En todo caso, el declarante deberá estar en
disposición del justificante de pago del tributo correspondiente cuando sea preceptivo.
A través de las declaraciones responsables el interesado manifiesta que cumple los
requisitos legales para ejercer un derecho o actividad que pretende iniciar o realizar.
4) La Administración intenta velar por el interés general, en este caso centrado en las
pequeñas empresas. Toda actividad que desarrolla la Administración tiene como
objetivo dar servicios a los ciudadanos, condicionando las actividades privadas, como
las medidas y licencias. En esta ocasión el papel de la Administración es el de supresión
de las licencias que suponen unas cargas administrativas innecesarias que dificultan a
las pequeñas empresas, además, es importante resaltar el papel regulador de la
Administración.

5) No responde al esquema clásico de una autorización previa ni a una sanción en caso de


establecimiento clandestino, pues mediante este decreto-ley se avanza un paso más
eliminando todos los supuestos de autorización o licencia municipal previa, motivados
en la protección del medio ambiente, seguridad y de la salud pública, ligado a
establecimientos comerciales y otros que se detallan en el anexo con una superficie de
hasta 300 m cuadrados. Se considera, tras realizar el juicio de necesidad y
proporcionalidad, que no son necesarios controles previos por tratarse de actividades
que , por su naturaleza, por las instalaciones que requieren y por la dimensión del
establecimiento, no tienen un impacto susceptible de control a través de la técnica
autorizaría, la cual se sustituye por un régimen de control ex post basado en una
declaración responsable.
En el caso de declaraciones responsables puede existir sanción, pero sino se emite
declaración responsable, la situación es similar al de las autorizaciones.

6) En esta ocasión, nos encontramos ante un supuesto de desregularización, ya que


consiste en la eliminación de normas jurídicas que imponen condiciones o límites y
controles administrativos previos a la libre iniciativa empresarial, es decir, la reducción
de normas y reglamentaciones jurídicas y técnicas.

7) La Administración, en estos casos puede desplegar sus facultades de comprobación,


control e inspección, con la consecuencia de que la inexactitud, falsedad u omisión de
datos esenciales en los documentos presentados le permite dictar una resolución que
determine la imposibilidad de determinar el ejercicio de la actividad o derecho
comunicado y la de instar un nuevo procedimiento con el mismo objeto durante cierto
tiempo, así como la obligación del interesado de restituir la situación jurídicas al
momento previo de su declaración o comunicación, todo ello sin prejuicio de las
responsabilidades penales, civiles o administrativas a que hubiera lugar.

8) Incide sobre el artículo 2, la cuál hace mención al ámbito de aplicación sobre la


liberalización del comercio y de determinados servicios. Las disposiciones contenidas
en el título I de la ley de garantía de la unidad de mercado se aplicarán a las
actividades comerciales minoristas y a la prestación de determinados servicios
previstos en el anexo, realizados a través de establecimientos permanentes , situados
en cualquier parte del territorio nacional, y cuya superficie útil de exposición y venta al
público no sea superior a 750 metros cuadrados.

9) Considero de una gran relevancia el aspecto relativo a la finalidad de la actividad de


ordenación y control, refiriéndose ésta a cualquier medida de intervención que
pretende conciliar el respeto a la libertad y a la iniciativa privada con las exigencias del
interés general. Desde un punto de vista más concreto, podemos decir que su finalidad
primordial es hoy la garantía de la seguridad. Hablamos, desde luego, de seguridad
ciudadana en sentido estricto, que hoy se entiende, no ya como mera defensa del
orden público, sino como un bien jurídico colectivo indispensable para el ejercicio de
los derechos y libertades y que consiste en la protección de personas y bienes y el
mantenimiento de seguridad de los ciudadanos.

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