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SEMINARIO MAYOR «CRISTO SACERDOTE»

Teléfonos: (03) 2586174 – 2586360 – 2585521 *** Antonio


Clavijo y Nicolás Arteta
Fax: Extensión 103 – Casilla N° 953 *** Diócesis de Ambato -
Ecuador

Nombre: Jonathan Godoy Docente: P. Diego Barreno


Materia: Historia de la Teología Curso: I Teología

DIDAKHE Y CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA


LOS PROFETAS Y LOS APOSTOLES EN LA DIDAKHE
Prestad atención aquel que os enseñe para aumentar vuestra justicia y conocimiento
del Señor, recibidle como al mismo Señor. Con los Apóstoles y Profetas obrad de la
siguiente manera de acuerdo a la enseñanza evangélica:
-Recibidlo como el Señor, no se detendrá sino un solo día y, si fuera necesario, otro más.
Si se queda tres días es un falso profeta; Cuando el apóstol de vaya que no tome nada
consigo. Si pide dinero es un falso profeta, No pongáis a prueba ni a examen ningún
profeta, No todo el que habla en espíritu es profeta, sino el que tiene su vida del Señor.
Por el modo de vida se distinguirá el verdadero profeta del falso. Todo profeta que
predica la verdad, si no cumple lo que enseña es un falso profeta. Si no enseña hacer lo
que él hace, no lo juzgareis, pues su juicio está en Dios. A todo el que viniere en nombre
del Señor, recibidle. Al que pase de camino le ayudareis en cuanto fuera necesario. Si
quiere quedarse entre vosotros, que trabaje para su sustento. Todo autentico profeta
que quiere morar de asiento entre vosotros es digno de su sustento.
Todo auténtico maestro merece también, como el trabajador, su sustento. Por lo tanto
tomaras siempre las primicias de los frutos del lagar y de la era, de los bueyes y de las
ovejas, y las darás como primicias a los profetas, pues ellos son vuestros sumos
sacerdotes. Si no tenéis profetas dadlo a los pobres. Si haces pan, tomas las primicias y
dalas conforme al mandato. Si abres una jarra de vino o de aceite, toma las primicias y
dalas a los profetas. De tu dinero, de tu vestido y de todas tus posesiones

LOS PROFETAS Y LOS APOSTOELS EN EL CATECISMO DE LA IGLESIA


CATÒLICA
Cuando Dios llama, Abraham se pone en camino como se lo había dicho el Señor: todo
su corazón se somete a la palabra y obedece. La escucha del corazón de Dios que llama
es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de
Abraham se expresa primeramente con hechos. Dios renueva su promesa a Jacob,
cabeza de las tribus de Israel. Dios llama a Moisés desde la zarza ardiendo. Este
acontecimiento quedara como una de las figuras principales de la oración en la tradición
espiritual judía y cristiana. Dios de Abraham de Isaac y de Jacob llama a su servidor
Moisés.
La oración del pueblo de Dios se desarrolla a la sombra de la morada de Dios, el arca de
la alianza más tarde el templo. Los guías del pueblo pastores y profetas son los primeros
que enseñan a orar. El niño Samuel aprendió de su madre Ana como estar ante el Señor.
Para el pueblo de Dios, el templo debía ser el lugar donde aprenden a orar: las
peregrinaciones, las fiestas, los sacrificios, la ofrenda de la tarde, etc. Elías es el padre
de los profetas, de la raza de los que buscan a Dios, de los que van tras su rostro. Los
profetas extraen luz y fuerza para su misión, llaman a la conversión del corazón y, al
buscar ardientemente el rostro de Dios, como Elías, interceden por el pueblo.
Cristo envió a los apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el
evangelio “id, pues, y haced discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”
fortalecidos con esta misión, los apóstoles salieron a predicar por todas partes,
colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la
acompañaban.

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