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Nombre: Jonathan Godoy Docente: P. Diego Barreno
Materia: Historia de la Teología Curso: I Teología
DIDAKHE Y CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA
LOS PROFETAS Y LOS APOSTOLES EN LA DIDAKHE Prestad atención aquel que os enseñe para aumentar vuestra justicia y conocimiento del Señor, recibidle como al mismo Señor. Con los Apóstoles y Profetas obrad de la siguiente manera de acuerdo a la enseñanza evangélica: -Recibidlo como el Señor, no se detendrá sino un solo día y, si fuera necesario, otro más. Si se queda tres días es un falso profeta; Cuando el apóstol de vaya que no tome nada consigo. Si pide dinero es un falso profeta, No pongáis a prueba ni a examen ningún profeta, No todo el que habla en espíritu es profeta, sino el que tiene su vida del Señor. Por el modo de vida se distinguirá el verdadero profeta del falso. Todo profeta que predica la verdad, si no cumple lo que enseña es un falso profeta. Si no enseña hacer lo que él hace, no lo juzgareis, pues su juicio está en Dios. A todo el que viniere en nombre del Señor, recibidle. Al que pase de camino le ayudareis en cuanto fuera necesario. Si quiere quedarse entre vosotros, que trabaje para su sustento. Todo autentico profeta que quiere morar de asiento entre vosotros es digno de su sustento. Todo auténtico maestro merece también, como el trabajador, su sustento. Por lo tanto tomaras siempre las primicias de los frutos del lagar y de la era, de los bueyes y de las ovejas, y las darás como primicias a los profetas, pues ellos son vuestros sumos sacerdotes. Si no tenéis profetas dadlo a los pobres. Si haces pan, tomas las primicias y dalas conforme al mandato. Si abres una jarra de vino o de aceite, toma las primicias y dalas a los profetas. De tu dinero, de tu vestido y de todas tus posesiones
LOS PROFETAS Y LOS APOSTOELS EN EL CATECISMO DE LA IGLESIA
CATÒLICA Cuando Dios llama, Abraham se pone en camino como se lo había dicho el Señor: todo su corazón se somete a la palabra y obedece. La escucha del corazón de Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se expresa primeramente con hechos. Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las tribus de Israel. Dios llama a Moisés desde la zarza ardiendo. Este acontecimiento quedara como una de las figuras principales de la oración en la tradición espiritual judía y cristiana. Dios de Abraham de Isaac y de Jacob llama a su servidor Moisés. La oración del pueblo de Dios se desarrolla a la sombra de la morada de Dios, el arca de la alianza más tarde el templo. Los guías del pueblo pastores y profetas son los primeros que enseñan a orar. El niño Samuel aprendió de su madre Ana como estar ante el Señor. Para el pueblo de Dios, el templo debía ser el lugar donde aprenden a orar: las peregrinaciones, las fiestas, los sacrificios, la ofrenda de la tarde, etc. Elías es el padre de los profetas, de la raza de los que buscan a Dios, de los que van tras su rostro. Los profetas extraen luz y fuerza para su misión, llaman a la conversión del corazón y, al buscar ardientemente el rostro de Dios, como Elías, interceden por el pueblo. Cristo envió a los apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el evangelio “id, pues, y haced discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” fortalecidos con esta misión, los apóstoles salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.