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Historia Del Derecho, Catalina Jaimes Diaz
Historia Del Derecho, Catalina Jaimes Diaz
Ejemplo:
Sentencia T-1228/03:
Demanda: El Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural interpone una
acción de tutela, “como último mecanismo de defensa judicial”, con el fin de
que se proteja el derecho fundamental al debido proceso de La Nación, el
cual fue quebrantado por la árbitro Yolanda Higuera de Gómez.
Primera decisión: La Sala Civil del H. Tribunal Superior de Bogotá fallo en contra
de la protección invocada; para el efecto recuerda que la acción de tutela, en
principio, no procede contra decisiones judiciales, salvo cuanto la decisión
“desquicie el ordenamiento legal y socave de manera flagrante y arbitraria los
derechos de quienes intervienen en el proceso”.
Problema jurídico: “Debe la Corte decidir si corresponde al juez constitucional
declarar la nulidad del Laudo proferido por la árbitro Yolanda Higuera de Gómez,
dado que los funcionarios que acordaron convocar al Tribunal actuaron por fuera
de su competencia, y en razón de las violaciones del debido proceso en que
habría incurrido el fallador”
Solución:
- Confirman las sentencias de la Sala Civil del H., Tribunal Superior de
Bogotá y por la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia.
- Levantan los términos suspendidos por providencia del 5/09/02
- .Ordenan a la Secretaría General de esta Corporación el envío de las
comunicaciones previstas en el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.
Salvamento de voto:
PRINCIPIO PACTA SUNT SERVANDA/PRINCIPIO REBUS SIC STANTIBUS
Mediante la doctrina y la jurisprudencia se acepta que el principio pacta sunt
servanda hace parte del ordenamiento jurídico colombiano. Según este principio,
las partes están obligadas a cumplir el contrato en los términos estipulados, sin
ninguna excusa. Sin embargo, la jurisprudencia y la legislación colombiana han
reconocido, el principio rebus sic stantibus, el cual dice que, el cumplimiento del
contrato se sujeta a que se mantengan –dentro de términos razonables- la
condiciones imperantes al momento de pactarse el acuerdo. En el ámbito
comercial, ello se ha positivizado bajo el fenómeno de la imprevisión.
Siguiendo con el análisis iniciado, se podría sostener que distinguir entre
contratistas y empleados públicos se justifica en el respeto por el principio pacta
sunt servanda, por lo tanto debe seguir el contrato. Sin embargo también existe el
principio Rebus sic Satantibus y con esto implica que los contratos no son
absolutamente intangibles y que, dentro de ciertas circunstancias, las partes
tienen un deber de asumir una serie de cargas, derivadas de las condiciones
cambiantes. La asunción de tales cargas es requisito necesario para que el
contrato pueda seguir ejecutándose de buena fe y sin enriquecimiento injustificado
de algunas de las partes.
Si la onerosidad del contrato se deriva de la supresión de la entidad, bien podría
suponerse que se está en una situación en la cual no es posible restablecer el
equilibrio financiero del contrato y éste deberá ser terminado. Así, resulta claro que
aún en materia contractual el principio pacta sunt servanda no es absoluto.
Sin embargo, entiendo el principio rebus sic stantibus, en el caso concreto de la
contratación estatal, de manera más amplia. En la contratación pública, en tanto
se trata de una forma de colaboración con la administración, no existe un negocio
jurídico en los términos comerciales, pues no se presenta una mera equivalencia
entre la obligación de dar o hacer y el precio pagado, sino que dicha ecuación
involucra, además, la realización de un fin estatal o la contribución a dicha
realización.
Conclusión: “el laudo arbitral quebrantó derechos fundamentales del Estado, al
interpretar en forma contraria a la Constitución el derecho a la igualdad. En efecto,
si existía un fin constitucional legítimo como es la reestructuración del Estado, una
vez liquidada la entidad no correspondía reconocer integralmente el lucro cesante
por la terminación anticipada de los contratos. El contratista debía soportar una
carga mayor que la de cualquier ciudadano”.
Sentencia C-009/94:
Demanda: Se acusa por el demandante la expresión, "durante su vigencia", que
hace parte del artículo 467 del Código Sustantivo del Trabajo, cuyo texto, es el
siguiente:
"Convención colectiva de trabajo es la que se celebra entre uno o varios patronos
o asociados patronales, por una parte, y uno o varios sindicatos o federaciones
sindicales de trabajadores, por la otra, para fijar las condiciones que regirán los
contratos de trabajo durante su vigencia."
Consideraciones: Corte afirmar que se configura un menoscabo de los derechos
adquiridos por los trabajadores de Colpuertos en las convenciones colectivas a las
cuales se ha hecho alusión. El Gobierno Nacional, al dictar con posterioridad a la
fecha de la firma de las convenciones un decreto que reduce los derechos
pensionales de los trabajadores sindicalizados, ha desconocido los derechos
adquiridos con arreglo a la ley, pieza capital de nuestro ordenamiento jurídico que
aparece en la nueva carta fundamental en el inciso 1o. del art. 58.
Por principio las obligaciones inicialmente consideradas en la celebración de un
negocio jurídico subsisten, mientras las circunstancias originales no hubieren
sufrido un cambio o modificación fundamental; no obstante, cuando quiera que
sobrevengan imprevisibles y graves alteraciones de la normalidad económica,
acudiendo a la teoría de la imprevisión, que se fundamenta en el principio "rebus
sic stantibus", es jurídicamente posible, la revisión de una convención para
ajustarla a la nueva realidad social, económica y jurídica.
Solución: Declarar exequible el artículo 467 del C.S.T., en el aparte que dice:
durante su vigencia.
Sentencia T-726/10:
Tutela: El demandante pidió 1. Que se ordene a la Caja Agraria en Liquidación o a
quien sea parte actora, dentro del proceso ejecutivo, tener en cuenta mi condición
de desplazado, y dar nuevas opciones reales para el pago de la deuda….
Consideraciones: La teoría de la imprevisión se aplica ante acontecimientos
temporales, extraños a las partes, imprevisibles, inimputables y extraordinarios
que afecten obligaciones de ejecución sucesiva y que alteren la economía del
contrato, haciendo más onerosa a una de las partes el cumplimiento de la
prestación, esto es, que con la nueva situación es posible cumplir el contrato,
empero satisfacer la obligación es más gravoso para una de las partes. Se trata
así de una imposibilidad relativa en el sentido de que se parte de que se generan
repercusiones económicas desfavorables para una parte.
La teoría de la imprevisión se diferencia de la fuerza mayor. La aplicación de la
fuerza mayor en la teoría de las obligaciones parte del supuesto de una
imposibilidad absoluta para el cumplimiento de una obligación que hace que ésta
se extinga y a partir de esto desarrolla toda la teoría del riesgo. Mientras que la
teoría de la imprevisión se basa en la dificultad más no en la imposibilidad
absoluta en cumplir la obligación, de allí que tenga consecuencias diferentes.
En términos de la Corte Suprema de Justicia “[e]sta teoría radicalmente distinta de
la noción de error y de fuerza mayor, tiene por base la imprevisión, es decir que se
trate de hechos extraordinarios posteriores al contrato, que no hayan podido ser
previstos por las partes, cuyo acaecimiento sin hacer completamente imposible el
cumplimiento de la obligación, lo dificulta en forma extrema, haciéndolo tan
oneroso, que el contrato pierde para la parte obligada todo sentido y finalidad. No
se trata en suma de una imposibilidad absoluta de cumplir, lo que constituye ya la
fuerza mayor, sino de una imposibilidad relativa, como la proveniente de una grave
crisis económica, de una guerra, etc.”
Esta circunstancia se ajusta a la máxima “rebus sic standibus” que quiere decir
“estando así las cosas”, acepción que ha sido interpretada como que “las partes
entienden valedero el contrato en cuanto subsistan las condiciones convenidas,
bajo cuyo imperio se pactó”.
Solución: LEVANTAR la medida provisional decretada mediante auto del 9 de
septiembre de 2010.
Segundo: REVOCAR la sentencia de tutela proferida el 28 de enero de 2010 por la
Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, por medio de la cual se
confirmó el fallo emitido el 26 de noviembre de 2009 por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá y en su lugar, CONCEDER el amparo de
los derechos fundamentales al debido proceso y a la defensa de Ricardo
Montealegre Molina.
Tercero: DEJAR SIN EFECTO la sentencia del 30 de agosto de 2006 emitida por
el Juzgado Diecinueve Civil del Circuito de Bogotá y la sentencia del 27 de junio
de 2006 proferida por el Juzgado Cuarenta y Siete Civil Municipal de Bogotá
proferidas, en segunda y primera instancia respectivamente, dentro del proceso
ejecutivo mixto número 05-0024 iniciado por la Caja Agraria en Liquidación contra
Ricardo Montealegre Molina.
Cuarto: ORDENAR al Juzgado Cuarenta y Siete Civil Municipal de Bogotá que
dentro de los quince (15) días siguientes a la notificación de esta decisión, de
acuerdo con los lineamientos expuestos en esta providencia (numeral 12.6),
resuelva el proceso iniciado por la Caja Agraria en Liquidación contra Ricardo
Montealegre Molina.
Quinto: Por la Secretaría General de esta Corporación, REMITIR al Juzgado
Cuarenta y Siete Civil Municipal de Bogotá el expediente contentivo del proceso
ejecutivo mixto número 05-0024 iniciado por la Caja Agraria en Liquidación contra
Ricardo Montealegre Molina.
Sexto: Por la Secretaría General de esta Corporación, COMUNÍQUESE lo resuelto
al Juzgado Diecinueve Civil del Circuito de Bogotá.
Séptimo: DAR por secretaría cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 36 del
Decreto 2591 de 1991.