Respirar Silencio Escuchar Obsérvame Contemplar Desierto Mirarle a Él. ¿Qué me dice el texto? Hechos 2, 1-6 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos los países del mundo. Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y estaban asombrados porque cada uno oía a los apóstoles hablando en su propio idioma. ¿Qué me dice? El texto nos hace referencia al tiempo trascurrido después de cincuenta días trascurridos desde la pascual hasta pentecostés, encontrándose todos reunidos (hace referencia a Hechos 1, 13-14) estando también María la madre del Señor, descendiendo el Espíritu Santo sobre ellos, vemos aquí varios signos que se relacionan con el Espíritu Santo, Viento, lenguas de fuego y hablar en diversas lenguas; hay una afinidad entre el Espíritu y el viento la misma palabra significa Espíritu y soplo. La forma de las llamas se relaciona con el don de lenguas. En este acontecimiento de Pentecostés se une con el inicio de la Iglesia. Si recordamos que después de la muerte del Señor los discípulos se llenaron de miedo y estaban ocultos, cuando se llenaron del Espíritu de Dios, se llenaron de fuerza (valor) para ir a predicar el Evangelio a todos para que se convirtieran y creyeran en Jesús vivo y resucitado. Así pues se comienza a extender las enseñanzas del Señor, lo que muchos exegetas coinciden como el comienzo de la Iglesia cristiana. Lucas ve en este hablar en todas lenguas del mundo la restauración de la unidad pérdida en Babel, símbolo y anticipación maravillosa de la misión universal de los apóstoles. ¿Qué nos dice? “reflexión para comunidad parroquial” La Palabra de Dios hoy nos hace referencia a la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, estando María la Madre de Jesús, junto con otras mujeres. Es pues un acontecimiento importantísimo para nuestra vida de fe, pues con este acontecimiento que tiene una estrecha relación con el comienzo de la Iglesia; un acontecimiento de la venida del Espíritu Santo, que es el cumplimiento de la promesa de Jesús hecha a sus apóstoles, de que los capacitaría para entender en plenitud el proyecto que Jesús les propone, así pues comienzan su misión bautizando a todos los que abrazan la fe en el nombre del Padre, del Hijo y Del Espíritu Santo, todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, desde los inicios judíos y gentiles. El Espíritu se hace presente de manera sensible mediante un estruendo en forma de viento impactando los oídos, las lenguas en forma de fuego impactan el ojo, Lucas hace una apelación a nuestros sentidos, somos renacidos en personas nuevas por el Espíritu. Nosotros hemos recibido el Espíritu Santo el día de nuestro bautismo y reafirmado con la confirmación, estamos llamados como los discípulos a dar testimonio de Cristo, a ser profetas, sacerdotes y reyes, a continuar la misión de Jesús, que todos conozcan a Cristo que se conviertan y crean para la salvación, es cierto que Dios se revela y manifiesta su grandeza a un en quienes no lo conocen, sin embargo quiere que lo conozcan y crean que Él, que es el Hijo de Dios que seamos sus discípulos para que tengamos vida y la tengamos en abundancia; por ello hoy en nuestro tiempo somos llamados a dar testimonio de nuestra fe, de ser cristianos no de nombre sino de acción, por la gracia que hemos recibido por la acción del Espíritu Santo no podemos permanecer con una actitud pasiva, necesitamos desde nuestra propia familia educar y promover los valores de respecto, de reconocer nuestra dignidad como seres humanos, debemos ser promotores de la paz, entender que ser cristiano no es únicamente de nombre, sino de compromiso, hoy los tiempos nos exigen estar atentos a lo que nos proponen las ideologías, las redes sociales, debemos preocuparnos por conocer nuestra doctrina católica cristiana, para tomar postura ante los retos de los tiempos presentes, es pues una tarea fundamental que tenemos que conocer nuestras verdades de fe y ponerlas en práctica, de lo contrario estaremos a expensas de lo que se nos propone aun y cuando no sea para nuestro bien; pidamos hermanos a Dios que nos ayude a reconocernos sus hijos y que seamos valientes y pongamos en obra las mociones que el Espíritu Santo suscita en cada uno de notros y lleguemos a ser cristianos comprometidos con nuestra fe, sabedores que ya desde ahora podemos gozar de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.