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2.- Escribe verdadero (V) o falso (F) al lado de las siguientes afirmaciones:
• Los determinantes concuerdan en género y número con el nombre.
• Un, una, unos, unas acompañan a nombres de seres u objetos conocidos.
• Estos y aquellos indican distancia media con relación a quien habla.
• Aquel y aquella indican lejanía con relación a quien habla.
8.- Copia el siguiente texto fijándote sobre todo en las palabras destacadas.
Algunos pueblos poco habitados se habían quedado aislados en invierno; solo se podía llegar en
helicóptero. El paisaje estaba adornado solo por la nieve helada, las huellas de algunos pasos y el
humo de las chimeneas. Al llegar la primavera empezó el deshielo, y la hierba y los huertos, que
habían permanecido escondidos, afloraron.
9.- Completa las oraciones con las palabras huerta, hostal, higuera, humedad, hortalizas, hongos,
hoguera, humo, habitaciones:
– En la…………………………….. había una……………………………. y muchas………………………………… .
– El………………………………… tenía cinco……………………………… dobles y una individual.
– Vimos a lo lejos el…………………………… de la……………………………….. .
– La…………………………………… provocó……………………………………….. en el techo.
10.- Escribe una oración con cada una de las siguientes palabras: echa, hecha, haya, halla.
11.- Escribe un cuento que tenga las características de los cuentos populares en el que aparezcan
dos de los siguientes personajes: un elfo, un dragón y un ratoncito que come queso (Ver ejercicio 7
de la página 129 del libro de lengua). Añade una ilustración (dibujo) para el nudo del cuento.
LECTURA COMPRENSIVA
El botón descubrió por primera vez lo que era ser un botón y se alegró. Trabajaba
mucho, eso sí, porque ser el botón de un vestido de muñeca da mucho trabajo.
El botón sabía que este trabajo no era muy importante, pero sí necesario porque sin él,
la muñeca pasaba frío, la niña lloraba, el niño se entristecía, la madre se disgustaba y…
Un buen día la nena dejó la muñeca olvidada en el banco de la puerta de la casa
porque la llamaban para merendar. Un perro que pasaba por allí empezó a jugar
con la muñeca y, sin querer, arrancó el botón. Este se encontró en el suelo, bajo
unas flores, pensando:
–¿Ahora, qué será de mí?
Allí pasó tiempo y tiempo. Ya se había acostumbrado. No trabajaba y estaba a la
sombra pero, realmente, aquello no era una vida de botón.
Al cabo de mucho tiempo, un caminante con una mochila al hombro se sentó a descansar sobre
una piedra y mirando las flores que daban sombra al botón le descubrió:
–¡Un botón! ¡Qué suerte! Le necesito para el pantalón de pana. Me lo coseré.
Empar de Lanuza, El sabio rey loco. Ed. La Gale