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Tintero

“El Homo sovieticus”


y la historia desde abajo
Álvaro Matute

A partir del otorgamiento del Premio No- La ortodoxia metodológica reproba-


bel a Svetlana Aleksiévich se discutió sobre ba todo aquello que no proviniera de do-
la naturaleza de su escritura: si era litera- cumentos escritos conservados en archi-
tura, periodismo o historia. No deja de ha- vos. Surgió, como reto, la historia oral,
ber razón de parte de quienes objetan que cuando hubo manera de registrar voces y
se trata de una heterodoxa. Sus libros son conservarlas, además de transcribirlas. Si
testimoniales. Recuperan la voz de mu- estas prácticas invadieron la antropología,
chos afectados por los problemas que les la historia, la sociología y, desde luego, el
tocó vivir. La autora pone muy poco su voz periodismo, poco les faltaba para hacerlo
en los textos, pero es autora en el sentido en el terreno de la literatura. El Nobel a
de que fue quien hizo las preguntas, armó Svetlana Aleksiévich así lo sanciona. Sus
las secuencias, editó, por decirlo de esa ma- libros son la respuesta de ella a sus cues-
nera. Los libros son suyos, enteramente, ya tionadores. El fin del “Homo sovieticus” pue-
que de otro modo muchos de sus entrevis- de leerse como literatura, historia, perio- implicó. No es una voz, sino muchas; no
tados no hubieran pasado del silencio o de dismo mayor, antropología social, entre hay acuerdo acerca del pasado vivido y el
contar sus experiencias a los más allega- otras formas estilísticas o disciplinarias. En presente; luego vienen los entusiastas de
dos. Ahora los leemos en todas partes y en rigor, es lo de menos. Lo importante es re- 1991, que participaron en las grandes mo-
muchas lenguas. Para comenzar, se univer- coger el gran tema contenido en ese libro vilizaciones cuando el tránsito de Gorba-
salizaron. Nos llegan a todos y nos hacen excepcional. chov a Yeltsin y el desencanto vivido. Por
partícipes de experiencias vitales únicas, Abordado desde el ángulo de la His- último, la generación joven, la de los que
las cuales en su individualidad al cotejarse toria, se puede leer mucho acerca del fin fueron a las movilizaciones en carritos de
con todo lo que tienen de paralelismo con de una etapa histórica que fue sancionada bebé o nacieron después y manifiestan un
otras pasan a formar parte de la Historia. como evolutiva superior posterior al ca- total desinterés por el pasado, junto con
Una de las metodologías en boga en el pitalismo. De ahí que la caducidad de esa voces no moscovitas, sino de periferias de
último cuarto del siglo XX fue la identifi- etapa y su desembocadura en la economía la órbita musulmana, cuya coexistencia pa-
cada como “historia desde abajo”. No la de mercado haya traído desajustes socia- cífica llegó al final cuando sus ex repúbli-
historia de los eternos protagonistas: jefes les que tardarán tiempo en acomodarse, cas soviéticas se convirtieron en naciones
de Estado, grandes comandantes, diplo- si es que lo logran. Para decirlo en corto: y muchos se vieron precisados a emigrar y
máticos, gente del poder, cualquiera que de una igualdad llena de carencias se pasó sufrir discriminaciones.
sea su índole, sino la historia de la gente a una desigualdad brutal, en el que unos se Llama la atención, en las generaciones
común; de la que aparentemente carecía benefician y otros lo pierden todo. Apar- anteriores, su nostalgia por la grandeza que
de historia. Una reacción contra las mi- te del problema de filosofía de la Historia insufló el estalinismo, como sentirse ga-
norías selectas que monopolizaron el pro- implícito, que desbarata un dogma gene- nadores de la Segunda Guerra Mundial.
tagonismo histórico. Ya aquel poema de ralizado, hay un gran contenido históri- En el libro se encuentran historias de so-
Bertolt Brecht preguntaba por quiénes ha- co en la construcción de El fin del “Homo brevivientes del Gulag, que al regreso a
bían construido Tebas, tratando de reivin- sovieticus” en la medida de que las voces sus lugares de origen mantenían su fide-
dicar a los modestos albañiles, sin cuyo es- de quienes aparecen al inicio de la obra lidad a Stalin. Al final, la historia de la
fuerzo lo proyectado por los arquitectos son personas que vivieron la URSS hasta su joven bielorrusa que sufre un mes de pri-
no habría pasado de los planos. En rigor, madurez o vejez, hasta que les llegó la pe- sión por haber participado en una mani-
la historia la hicieron todos, pero el énfa- restroika. Algunos valoraron la nueva liber- festación contra Lukashenko hace pensar
sis en mirarla desde abajo enriquece mu- tad, de la que habían carecido, pero otros en un ricorso viquiano. El libro es grande
cho las perspectivas. sienten nostalgia de las pérdidas que eso y no se agota.

94 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

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