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A esta conclusión llegó el ecologista Jim Robbins, en su artículo para la Revista E360 destaca que
hay muchas evidencias que demuestran que en territorios en donde se han producido grandes
deforestaciones se han creado condiciones ideales para la propagación de virus trasladados por
mosquitos.
Del otro lado del mundo, en Borneo, donde grandes empresas desmontan la selva para procurarse
el ansiado aceite de palma, ha comenzado a proliferar la malaria. Jim Robbins afirma que no sólo
los mosquitos son agentes de transmisión, sino que también los caracoles, primates y murciélagos
pueden propagar los virus.
Las causas de todas estas plagas que se están propagando por todo el mundo es la modificación
que el hombre hace del medio ambiente. Desmontando bosques nativos para hacer
emprendimientos inmobiliarios o construir rutas o aeropuertos. Hoy un virus puede dar la vuelta el
mundo en pocas horas, gracias a los vuelos aereos.
Ecoportal.net
El Federal
La Cumbre realiza sobre todo un llamado a la acción colectiva global para la transformación
completa de las economías siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), es por lo que,
junto a los representantes de los Estados Miembros, se reunirán líderes financieros, empresariales,
de la sociedad civil y locales de sectores públicos y privados. Pero sobre todos estos actores cabe
destacar, el reconocimiento (casi por primera vez) del papel específico y diferenciado de la
juventud como grupo de interés que con mayor fuerza está presionando a las élites del poder
global para adoptar compromisos específicos en la lucha contra el cambio climático, no es
casualidad que días antes (el 21 de septiembre), la propia organización haya convocado
una Cumbre de la Juventud por el Clima. No obstante, la movilización juvenil está desbordando
los canales de participación previstos por Naciones Unidas y en general, por el tejido institucional
clásico de todos los países. Desde el 20 al 27 de septiembre se ha convocado una Huelga Global
por el Clima (#ClimateStrike) liderada por los jóvenes adheridos al movimiento School strikes /
Fridays for Future con más de 2400 eventos organizados en 115 países, en la que se prevé como
una de las mayores (si no la mayor) movilización climática global hasta la fecha.
Como ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, solo faltaba una chispa que encendiera
las llamas de la protesta social y esta chispa la plantó (en gran medida) Greta Thunberg el 20 de
agosto de 2018, cuando decidió faltar a clase para sentarse frente al parlamento sueco con un cartel
que decía: Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima). Este acto solitario de
desobediencia civil se trasformó en apenas un año en miles de huelgas estudiantiles en 2.223
ciudades, llegando a movilizar a 1,4 millones de jóvenes en todo el mundo.
¿Qué está motivando a millones de estudiantes a seguir el ejemplo de Greta? La respuesta de una
representante de Fridays for Future (España) en entrevista para el Observatorio de la Juventud
(OJI), es clara y rotunda:
“Nuestra generación es la “generación del cambio climático” básicamente porque nos hemos
dado cuenta de que somos a los que nos va a afectar directamente. Nos estamos moviendo porque
por desgracia nos hemos dado cuenta de que somos los únicos que vamos a poder hacerlo. Si no
lo hacemos nosotros, nuestros hijos ya se mueren”.
Estos jóvenes no restan importancia al movimiento ecologista que desde muchas décadas atrás
lleva alertando de la insostenibilidad del sistema de producción mundial. Pero sí se reconocen
como la primera generación que se ha visto obligada a plantear su movilización como una cuestión
existencial, ya no se trata de luchar por un futuro mejor, sino por un posible y sostenible. Este
argumento defendido por la mayoría de los estudiantes puede parecerles a algunos lectores un
tanto exagerado, pero lo cierto es que los datos les dan la razón:
Según el IPCC (2019), para el año 2050, es probable que un niño nacido en 2000 experimente
concentraciones atmosféricas de CO2 de entre 463 y 623 partes por millón en volumen (ppmv), en
comparación con aproximadamente 400 ppmv que había en 2016. Es probable que vivan entre 8.4
y 11.3 mil millones de personas más en un planeta que será entre 1.5° C y 2º C más cálido, con
niveles del mar más altos en 5,32 cm en comparación con 1990 (IPCC 2013). Lo que tendrá
fuertes impactos sobre los ecosistemas y para la salud y bienestar de las personas, especialmente
las que viven e
Fuente: https://climate-life-events.herokuapp.com/
Los jóvenes se están movilizando igualmente para defender sus intereses (Wahlström et al, 2019,
p.14), situando su protesta en el marco de un debate ético de carácter intra e intergeneracional:
“Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante
sus propios ojos” (Greta Thunberg, 2018. Discurso en la COP24).
Por un lado, le están diciendo a las élites del mundo adulto que tomen las medidas necesarias para
frenar el daño y proteger los derechos humanos más básicos (el derecho a la vida, a la salud y a la
subsistencia) y, por otro lado, que se hagan responsables de no causar daños a las generaciones
futuras.
La disidencia obediente: representa casos en los que los activistas juveniles trabajan dentro
de los espacios institucionales convencionales para expresar su descontento y para promover
respuestas alternativas al cambio climático. Sería el ejemplo de las secciones juveniles de los
partidos políticos (Equo Joven, Jóvenes Verdes Europeos, etc.), organizaciones ambientales
clásicas y organizaciones que se sitúan bajo el paraguas de Naciones Unidas como YOUNGO.
También entraría en esta categoría el Green New Deal impulsado por la joven congresista
estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez.
La disidencia disruptiva: en este caso los jóvenes activistas cuestionan y buscan modificar
las estructuras políticas y económicas existentes (acusadas de mantener practicas insostenibles e
injustas), a través de fórmulas de participación no convencional como huelgas, manifestaciones,
boicots, etc. Sería un tipo de disidencia más acorde con movimientos sociales como Fridays for
Future, Extinction Rebellion, the Sunrise Movement o Zero Hour.
La disidencia peligrosa: al igual que la anterior, se trataría de un tipo de activismo que se
manifiesta contra las instituciones y las relaciones de poder existentes, pero en este caso se hará de
manera más propositiva, generando sistemas alternativos de producción, consumo y organización
social. Como ejemplo se podría citar al Movimiento por el Decrecimiento.
Tal y como apuntan los autores, los tres tipos de disidencia no son mutuamente excluyentes, ni son
descripciones de cómo los jóvenes ven o juzgan sus propias acciones. Solo capturan las diferentes
formas con las que el activismo juvenil está enfrentando la cuestión climática.
A pesar de esta gran diversidad, todas estas organizaciones y movimientos juveniles se están
integrando en redes de acción trasnacional que pueden ser descritos como “movimientos de
movimientos”, y aquí se hace necesario destacar: el movimiento por la justicia climática y
el movimiento por la emergencia climática.
El primero surge a principios de los 2000 y defiende esencialmente que la lucha contra el cambio
climático no se focalice solo en el control de la temperatura y la mitigación, sino se oriente hacia
la defensa de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de toda la comunidad
internacional, en especial de los países y las personas más vulnerables al cambio climático y a sus
efectos (Borrás, 2006). El segundo surge en la actualidad y al calor de la movilización juvenil para
exigir respuestas inmediatas frente a la crisis, en términos concretos lo que se busca es presionar a
las autoridades públicas para que declaren la emergencia climática (actualmente se estima que
1003 jurisdicciones y gobiernos locales en 13 países han realizado esta declaración), aunque es
necesario apuntar que se trata de un acto jurídico de carácter no vinculante y sin medidas concretas
que lo respalden no tiene ningún efecto. Pero más allá de este acto, lo que buscan movimientos
como Fridays for Future o Extinction Rebellion es inducir un sentimiento, un estado
“psicológico” de emergencia en la opinión pública global que presione para la adopción de
medidas excepcionales y eficaces para frenar la crisis.
La comprensión compartida de lo que supone el concepto de justicia climática (al que nos hemos
referido anteriormente), y del hecho de que el cambio climático afecta en mayor medida a las
personas y a los países más vulnerables, les impone conectar la lucha por el clima con la lucha por
la igualdad de género y por la equidad económica y social. Esto se aprecia, por poner un ejemplo,
en el manifiesto de Jóvenes Amigos de la Tierra Europa.
En una entrevista para el Observatorio de la Juventud (OJI), una joven representante del
movimiento Fridays for Future nos expuso su visión con respecto a la relación entre feminismo y
ecologismo:
“El ecologismo y el feminismo ponen la vida en el centro. Todos dependemos de una vida que
nace de las mujeres, de los hombres, que nace del planeta y de todos los animales. El feminismo y
el ecologismo son dos luchas interrelacionadas porque hablan una de la otra. Las dos hablan de
justicia, de igualdad y de respeto mutuo entre todo tipo de individuos”.
“Fuimos a la oficina de Feinstein[vi] porque sabemos que nuestro futuro y el futuro de los que
nos siguen están en juego. Y sabemos que no podemos hacerlo sin estar unidos a través de la
raza, la clase, el género y las fronteras” (Maya Carlson. Joven Activista).
Los jóvenes ciertamente están construyendo movimientos mucho más diversos e inclusivos, en un
escenario de acción mucho más amplio que contempla la defensa de los derechos humanos y de
nuestra casa común.
“Ustedes no están obligados a escucharnos, al fin y al cabo, no somos más que chavales. Pero
ustedes sí tienen el deber de escuchar a la ciencia. Es todo lo que pedimos: que se unan tras la
ciencia” (Greta Thunberg, Asamblea Nacional de París).
Todavía no han conseguido que los grandes poderes políticos, económicos, etc. escuchen a los
científicos, habrá que esperar a ver cómo concluye la Cumbre sobre acción climática y el resto
de foros regionales y temáticos que le van a suceder. Pero lo que sí han conseguido es que los
escuche gran parte de la ciudadanía global, elevando nuestra conciencia climática y exigiendo a
nuestros gobernantes (y también a nuestras empresas, fábricas, etc.) una mayor rendición de
cuentas con respecto a las cuestiones medioambientales. En definitiva, han contribuido “con
creces” a situar la lucha contra el cambio climático como una prioridad en la agenda política
global. Esta es su primera victoria, esperemos que sigan sumando muchas más.
https://www.observatoriodelajuventud.org/cambia-el-sistema-no-el-clima-el-liderazgo-juvenil-en-
la-respuesta-social-frente-al-cambio-climatico/?gclid=EAIaIQobChMI4_n26-v-
5wIVkoaRCh3vsAAYEAAYASAAEgKD5PD_BwE
Cambio climático
Foto Vidar Nordli-Mathisen
El parque eólico Los Granujales en Vejer de la Frontera, en Cádiz (España).
El cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo y nos encontramos en un momento
decisivo. Desde pautas meteorológicas cambiantes, que amenazan la producción de alimentos,
hasta el aumento del nivel del mar que incrementa el riesgo de inundaciones catastróficas, los
efectos del cambio climático son de alcance mundial y de una escala sin precedentes. Si no se
toman medidas drásticas desde hoy, será más difícil y costoso adaptarse a estos efectos en el
futuro.
Los gases de efecto invernadero (GEI) se producen de manera natural y son esenciales para la
supervivencia de los seres humanos y de millones de otros seres vivos ya que, al impedir que parte
del calor del sol se propague hacia el espacio, hacen la Tierra habitable. Pero después de más de un
siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de
gases de efecto invernadero en la atmósfera se han incrementado en niveles nunca antes vistos en
tres millones de años. A medida que la población, las economías y el nivel de vida crecen, también
lo hace el nivel acumulado de emisiones de ese tipo de gases.
El Informe proporciona una evaluación exhaustiva del aumento del nivel del mar y sus causas a lo
largo de las últimas décadas. También calcula las emisiones acumuladas de CO2 desde la época
preindustrial y ofrece una estimación sobre futuras emisiones de CO2 con el objetivo de limitar el
calentamiento a menos de 2 ˚C. En 2011, ya se había emitido aproximadamente la mitad de esta
cantidad límite. El informe encontró que:
Existen pruebas alarmantes de que se pueden haber alcanzado o sobrepasado puntos de inflexión
que darían lugar a cambios irreversibles en importantes ecosistemas y en el sistema climático del
planeta. Ecosistemas tan diversos como la selva amazónica y la tundra antártica pueden estar
llegando a umbrales de cambio drástico debido al calentamiento y a la pérdida de humedad. Los
glaciares de montaña se encuentran en alarmante retroceso y los efectos producidos por el
abastecimiento reducido de agua en los meses más secos tendrán repercusiones sobre varias
generaciones.
Además, el informe destaca una serie de impactos del cambio climático que podrían evitarse si la
marca de calentamiento global máxima se establece en 1,5ºC en lugar de 2ºC o más. Por ejemplo,
para 2100, el aumento del nivel del mar mundial sería 10 cm más bajo con un calentamiento global
de 1,5°C. Las probabilidades de tener un Océano Ártico sin hielo durante el verano disminuirá a
una vez por siglo con el máximo en 1,5ºC, en lugar de una vez por década, si la marca se establece
en los 2ºC. Los arrecifes de coral disminuirían entre un 70 y 90 por ciento con un calentamiento
global de 1,5 ° C, mientras que con 2ºC, se perderían prácticamente todos (99 por ciento).
El informe expone que limitar el calentamiento global a 1,5°C requeriría transiciones "rápidas y de
gran calado" en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades. Las
emisiones netas mundiales de dióxido de carbono (CO2) de origen humano tendrían que reducirse
en un 45 por ciento para 2030 con respecto a los niveles de 2010, y seguir disminuyendo hasta
alcanzar el "cero neto" aproximadamente en 2050. Esto significa que se debería compensar
cualquier emisión remanente eliminando el CO2 de la atmósfera.
Protocolo de Kyoto
En 1995 los países iniciaron las negociaciones para fortalecer la respuesta mundial al cambio
climático y, dos años después, adoptaron el Protocolo de Kyoto. Este obliga jurídicamente a los
países desarrollados que son Parte a cumplir unas metas de reducción de las emisiones. El primer
período de compromiso del Protocolo comenzó en 2008 y finalizó en 2012. El segundo período de
compromiso empezó el 1 de enero de 2013 y terminará en 2020. Hoy en día hay 197 Partes en la
Convención y 192 en el Protocolo de Kyoto.
Acuerdo de París
En la 21ª Conferencia en Parísel 2015, las Partes en la CMNUCC alcanzaron un acuerdo histórico
con el objetivo de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las
inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El Acuerdo de
París se basa en la Convención y, por primera vez, agrupa a todas las naciones bajo una causa
común: realizar ambiciosos esfuerzos con el objetivo de combatir el cambio climático y adaptarse
a sus efectos, con mayor apoyo para ayudar a los países en desarrollo a que lo hagan. De esta
manera, define un nuevo camino en el esfuerzo climático a nivel mundial.
El principal objetivo del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del
cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de
los 2 ˚C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir con los esfuerzos para limitar aún
más el aumento de la temperatura a 1,5 ˚C.
En el Día de la Tierra, el 22 de abril de 2016, 175 líderes mundiales firmaron el Acuerdo de París
en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Este fue, con diferencia, el acuerdo
internacional que más países firmaron en un solo día. Otros también lo han firmado desde
entonces. Actualmente hay 184 países que se han sumado al Acuerdo de París.
https://www.un.org/es/sections/issues-depth/climate-change/index.html
El informe anual de ONU Cambio Climático muestra el ascenso de la acción climática
Noticias ONU Cambio Climático, 7 de junio de 2019 – ONU Cambio Climático ha presentado
su informe anual, en el que destaca el progreso realizado para abordar el cambio climático en 2018
y las formas en las que la comunidad internacional puede aumentar la ambición para alcanzar los
objetivos del Acuerdo de París.
“Nunca ha sido tan urgente intensificar la acción. El informe especial del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre los impactos del
calentamiento global a 1,5 °C, solicitado en la COP21, lo dejó muy claro”, dijo la Secretaria
Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa. “Se nos acaba el tiempo para seguir por
debajo de este límite”.
Tengo esperanza. Junto con las nuevas pruebas científicas y los signos cada vez más observables
del cambio climático – desde el derretimiento de los glaciares hasta las tormentas masivas –, el
año 2018 demostró que el mundo está listo y decidido a actuar. Como se ilustra en este informe
anual, la secretaría de la CMNUCC ha seguido apoyando de forma incansable la plataforma
climática mundial que apoya y alienta este progreso”
El informe abarca los principales logros del proceso intergubernamental de la CMNUCC y las
actividades de la secretaría, en particular los efectos de esas actividades en apoyo de la
Convención, el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París.
Por ejemplo, en la COP24 de diciembre de 2018, el mundo acordó la mayoría de las directrices
para poner en práctica el Acuerdo de París a través del paquete de medidas de Katowice sobre el
clima.
El paquete de medidas proporciona el marco operacional para la acción en relación con el clima y
orientación sobre el seguimiento y la evaluación de las actividades en los planos nacional e
internacional. En él se describe la forma en que los países informarán sobre sus contribuciones
determinadas a nivel nacional (los NDC por sus siglas en inglés, planes de acción sobre el clima
nacionales en el marco del Acuerdo de París), las medidas específicas que adoptarán y la forma en
que pueden comunicar sus progresos. Esto incluye esfuerzos para reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero y crear resiliencia a los efectos inevitables del cambio climático, así como
apoyo financiero para la acción sobre el clima en los países en desarrollo.
Si bien las promesas actuales en el marco de las contribuciones determinadas a nivel nacional
distan mucho de ser suficientes para que la comunidad internacional pueda alcanzar sus objetivos
en materia de clima, al finalizar el paquete de medidas de Katowice sobre el clima, los países han
demostrado que están comprometidos a aumentar sus ambiciones.
ONU Cambio Climático ha contribuido a generar este creciente impulso al apoyar eficazmente las
negociaciones y ayudar a establecer los mecanismos del Acuerdo de París, medir y analizar los
compromisos contraídos en virtud del Protocolo de Kioto, y aumentar la capacidad de los países en
desarrollo para adaptarse al cambio climático mediante el apoyo, la formación y el acceso a la
información más reciente.
El informe también analiza el trabajo que está por llegar, en particular la necesidad de dar los
toques finales al programa de trabajo del Acuerdo de París en 2019, para que las naciones revisen
al alza sus contribuciones determinadas a nivel nacional y para que el cambio climático se refleje
en casi todas las decisiones que los gobiernos, las organizaciones, las empresas, los inversionistas
y los individuos tomen en los años venideros.
En 2019, eventos como las Semanas del Clima regionales, los diálogos regionales, las sesiones y
reuniones de creación de capacidad, así como la COP25 en Chile en diciembre, brindarán
oportunidades vitales para avanzar colectivamente en los esfuerzos y sentar las bases para una
mayor acción que será necesaria en los próximos años.
Otro momento clave será la Cumbre de Acción sobre la Acción Climática de la ONU del 23 de
septiembre, convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, que dijo
El proceso de transformación de la naturaleza por parte del hombre a lo largo de la historia ha ido
alterando la composición de las poblaciones, la regularidad de los ciclos de la materia, los flujos de
energía y con ello todo el equilibrio dinámico del sistema. Para efectuar dichas modificaciones la
sociedad se organiza y desarrolla instrumentos y técnicas.
La sociedad, por otra parte, no es estática. Cambia, se desarrolla, adopta nuevas formas
organizativas y desarrolla nuevas técnicas. La organización social y las tecnologías se hacen cada
vez más complejas, introduciendo instancias mediadoras que van alejando al hombre de su sistema
natural, no tanto alejamiento físico o funcional, pero sí distanciamiento en cuanto percepción de la
biosfera. La forma más simple de relación sociedad-naturaleza es una relación directa hombre-
naturaleza, en la cual el primero «recoge» del entorno lo que necesita para subsistir.
Posteriormente ya no recoge, sino que, mediante una herramienta, un instrumento, una máquina,
actúa sobre la naturaleza. La herramienta se va haciendo cada vez más compleja y mayor su poder
de transformación; la vida humana se concentra y gira en torno a un ambiente construido en el cual
un denso universo tecnológico se interpone entre el hombre y su entorno. Este es un proceso
acumulativo a lo largo del desarrollo de las civilizaciones y sus características están determinadas
por aquellos elementos y funciones que han asumido un papel dominante en cada periodo
histórico, en cada situación espacial y temporal. La acción intencional sobre el sistema natural
tiene efectos, que son función tanto de las características del ecosistema, como de la magnitud y
peculiaridad de los cambios que se introducen en él. Los impactos están aumentando en magnitud
y frecuencia y tienen consecuencias que son acumulativas con lo cual someten a la biosfera a una
presión constante, que tiende a alterar aquellas funciones claves que permitían su funcionamiento.
Los impactos sobre el sistema natural originados en la actividad productiva del hombre se pueden
clasificar en tres grandes grupos:29
Los tres casos mencionados se vinculan, y la superación de los efectos negativos dependerá
finalmente del grado de homeostasis y resiliencia del sistema. La homeostasis habla de la relación
con la capacidad autorreguladora del sistema, mientras que la resiliencia es su capacidad para
resistir el impacto y seguir permaneciendo, en cuanto sistema. Holling ha enriquecido el concepto
y se refiere a la capacidad del sistema, no sólo para resistir el impacto, sino también para utilizarlo
en beneficio propio.30
Algunos ejemplos ilustrarán lo anterior. El sobrepastoreo implica retirar del sistema natural una
cantidad de energía y nutrientes acumulados a un ritmo superior a su capacidad para reciclar los
nutrientes y fijar la energía. En general, los grupos sociales han mostrado una creciente aptitud
para utilizar la energía y los nutrientes del sistema natural, que no siempre son retornados.
Este fenómeno se ha visto fomentado por el comercio internacional. La carne y los cereales
extraídos en un lugar, son consumidos en otro, y los residuos orgánicos que quedan de su
utilización no regresan al sistema natural de origen, sino que son eliminados por las vías del
alcantarillado, el manejo de desechos, etc. Esto se ha traducido, por ejemplo, en pérdidas de
fósforo en los sistemas agrícolas. La práctica de la agricultura moderna consiste en agregar
fertilizantes fosfatados, a fin de permitir la reconstrucción de su ciclo. Sin embargo, la utilización
de fertilizantes fosfatados está supeditada a toda una estructura socioeconómica y a una cierta
capacidad tecnológica. Las consecuencias de este proceso son el deterioro paulatino del
ecosistema natural, la pérdida de la fertilidad y, finalmente, su incapacidad para sustentar el grupo
social.
Por otro lado, la práctica social ha sido la utilización de unas pocas especies vivas para satisfacer
las necesidades del sistema socioeconómico. Ello ha implicado una actitud selectiva, merced a la
cual algunas variedades genéticas han ido desapareciendo, con los consiguientes efectos sobre la
diversidad del ecosistema. Las especies domesticadas por el hombre no pasan de 100, y la
alimentación humana se basa en menos especies aún.
La Academia de Ciencias de los Estados Unidos señala que existen más de 200 000 especies de
plantas conocidas, pero que sólo 100 han sido domesticadas por el hombre, y sólo 30 de ellas
proporcionan 85% del peso de los alimentos consumidos por los seres humanos y 95% de sus
calorías y proteínas. A su vez ocho especies (trigo, arroz, maíz, cebada, avena, sorgo, mijo y
centeno) proporcionan las tres cuartas partes del total de proteínas alimenticias y energía
consumidas por el hombre.31
En relación con los recursos ganaderos, se da un fenómeno similar. Así, 90% del ganado
doméstico pertenece a apenas una docena de especies. Según informes de la FAO, sólo en la
cuenca del Mediterráneo, del total de razas vacunas existentes a comienzos de los años setenta,
115 especies estaban amenazadas de extinción y sólo 30 se mantenían.32
La diversidad es considerada como una de las formas que permiten al sistema tener un grado
adecuado de homeostasis y, al mismo tiempo, su resiliencia está también relacionada con esa
diversidad de especies. La concentración selectiva en el uso de pocas especies genéticas no sólo
supone un mal aprovechamiento y un uso ineficiente de la naturaleza por parte del sistema social,
sino que, además, tiene efectos negativos, porque la pérdida de diversidad se traduce en una mayor
vulnerabilidad del sistema natural y en una alteración de sus procesos autorreguladores y de
sobrevivencia.
Problemas similares se producen por la aplicación de técnicas y formas de utilización del sistema
natural con ecosistemas caracterizados por factores estructurales y funcionales distintos. El caso ya
clásico para ilustrar esta situación es la explotación de zonas tropicales y subtropicales agrícolas.
Las tierras tropicales no tienen inherentemente una alta fertilidad, ya que la biomasa se concentra
en las plantas que cubren la tierra más que en la tierra misma, el humus, como es normal en las
zonas templadas.
Cultivos que no sean especialmente cuidados, con técnicas adecuadas para mantener la fertilidad
de esos suelos, pueden acarrear pérdidas netas por erosión y eventual desertificación. En este caso,
una vez más se extraen elementos del sistema natural a un ritmo superior a sus naturales procesos
de regeneración, o simplemente dichos elementos no se reincorporan al ciclo natural,
traduciéndose en pérdidas netas y en alteraciones de la capacidad autorreguladora, homeostasis y
pérdida de la capacidad del sistema para permanecer, en cuanto tal, frente a presiones: pérdida de
la resiliencia.
Otro aspecto es la introducción en el ecosistema natural de elementos que le son ajenos. Tal vez el
caso más debatido es el de la descarga de pesticidas químicos en el sistema natural, que ataca
ciertas plantas e insectos, eliminándolas y, por lo tanto, alterando el equilibrio de relaciones
biológicas existentes en el sistema. Pero además, el uso del DDT acarrea consecuencias no
deseadas, debido a su propiedad de concentrarse a medida que asciende en la cadena trófica. EI
DDT pasa de un nivel a otro prácticamente sin pérdidas, o con pérdidas mínimas, y ello quiere
decir que en los niveles tróficos superiores alcanza grados de concentración tóxicos y finalmente
afecta al hombre mismo, que se encuentra en la cúspide de la pirámide.
Especial mención merecen las actividades relacionadas con la energía nuclear. La explotación del
uranio, por ejemplo, da lugar a radiaciones de radón, algunos de cuyos derivados como el polonio
210 y el plomo 210 entran también en la cadena trófica. Por lo tanto, la acumulación de desechos
de la explotación del uranio tiene un riesgo grave, pues el radón 222 permanece por miles de años.
Las pruebas nucleares proporcionan algunos ejemplos concretos. En Enewetak alteraron los
niveles de población de las especies animales de la isla, entre ellas las de crustáceos. Al
suspenderse las pruebas, en 1958, dichas poblaciones retornaron a sus niveles normales. Sin
embargo, dos años más tarde se descubrió que el strontium 90, el cerium 144 y el cesio 137 habían
pasado a constituir un elemento permanente en el ciclo bioquímico de los crustáceos.
La zona ártica se ha visto así mismo afectada por las pruebas nucleares americanas y soviéticas.
Los elementos radiactivos de estas pruebas son retenidos durante largos periodos por los líquenes
que constituyen el alimento del caribú, cuya carne es parte esencial de la dieta de los esquimales y
lapones.
Algunas de estas poblaciones de Norteamérica y Eurasia tienen hoy acumulado en sus organismos
cantidades de isótopos tales como stroncio 90, cesio 137 y plutonio 239 sólo inferiores a las
poblaciones que estuvieron expuestas al fallout de Hiroshima y Nagasaki.
Finalmente, es interesante que los tres tipos de impactos --por extracción acelerada y mayor de
recursos; por utilización más intensa de la productividad y funciones biogeoquímicas, y por
adición de elementos extraños al sistema-- pueden darse combinados en las actividades modernas
de prácticas productivas. El caso más ilustrativo es el de los cultivos con variedades genéticas de
alto rendimiento --el maíz híbrido, las nuevas variedades de trigo enano, el arroz IR-8-- que se
identifican con la llamada revolución verde. Las nuevas variedades presentan una respuesta
altamente positiva a los fertilizantes químicos, una disminución de sensibilidad al fotoperiodo y
sensibilidad a las disponibilidades adecuadas de agua. Todo ello resulta en una mayor precocidad;
las variedades tradicionales y permite reducir los periodos de crecimiento y maduración y al
mismo tiempo extender las áreas de cultivo gracias a la menor dependencia de la luz diurna. Los
resultados son, por una parte, el aumento de alimentos y, por otra, pérdida de diversidad genética,
mayor vulnerabilidad de los cultivos a los imprevistos del sistema natural, pero también mayores
requerimientos de fertilizantes y pesticidas, es decir, mayor descarga en el sistema natural de
compuestos orgánicos e inorgánicos que a veces le son ajenos y/o se descargan a ritmos y
magnitudes crecientes. En el corto plazo la producción de alimentos ha aumentado. A largo plazo,
se desconoce la totalidad de los impactos que el nuevo proceso productivo puede tener sobre el
sistema natural, aún cuando algunos aspectos negativos también se manifiestan ya a corto plazo.
Además, este sistema tecnológico requiere una determinada forma de organización social que
permita su puesta en práctica, lo que se traduce en alteraciones sobre formas tradicionales de la
propia organización social.
El sistema social ha desarrollado una serie de capacidades para dominar su sistema natural; estas
mayores capacidades se han ejercido con un claro conocimiento de las ventajas inmediatas o en
términos de beneficios materiales y económicos de corto plazo, pero sin evaluar las consecuencias
colaterales, imprevistas o simplemente desconocidas, que puedan resultar de la aplicación de esas
técnicas.
La mayor capacidad en el manejo de los materiales permite a la sociedad disponer de más y más
sofisticados bienes y aumentar los rendimientos en las actividades productivas. Por ejemplo: la
creación de los derivados de la petroquímica ha dado lugar a una amplia gama de nuevos
productos; los fertilizantes y pesticidas permiten aumentar los rendimientos agrícolas. Pero son
también la causa de una mayor descarga de materiales bajo la forma de residuos, desechos y
contaminantes en el medio natural, que afectan los ciclos naturales y el funcionamiento del
sistema.
La capacidad del manejo biológico permite disponer de nuevas variedades genéticas y aumentar la
expectativa de vida, pero al mismo tiempo puede reducir la diversidad genética y alienta el
crecimiento poblacional con la consiguiente presión sobre el sistema productivo de alimentos.
Para algunos, estos cuatro aspectos se pueden reducir solamente a dos: capacidad de manejo de
información y utilización de la energía. Así, según Attali, el sistema económico se puede
considerar como un conjunto de recursos cuya transformación en productos y en consumo exige
una degradación de la energía organizada por la información, la cual a su vez requiere energía.36
Esta interrelación entre el sistema natural y el sistema social puede sistematizarse mediante el
esquema desarrollado por Patricia Bifani en su estudio sobre tribus nómadas.37 Su análisis se centra
en las características de la interrelación misma como variable principal. Esta interrelación, que se
da dentro del sistema medio ambiente natural-medio ambiente social, puede pensarse como
teniendo una doble direccionalidad:
Los efectos del medio ambiente sobre el grupo social se dan como determinación e influencia
ambiental, en tanto que los efectos del grupo humano sobre el medio ambiente se dan como
capacidad de manejo y/o transformación del medio ambiente.
En general, los grupos humanos que tienen un sistema de vida poco integrado al mundo
«moderno» ocupan un territorio en que encuentran los recursos que les faltan, en tanto que las
economías agrícolas o industriales producen lo que se necesita, transformando la naturaleza. Se
tendrían básicamente dos formas de interrelación, variables en su grado y en su forma:
En las comunidades «modernas», la relación entre el grupo humano y su medio deja un margen de
posibilidades, determinado justamente por la capacidad humana de manejo y transformación de las
situaciones. El medio ambiente es, cada vez más, una construcción y no un elemento dado. Dentro
de este contexto, el comportamiento humano es flexible y son numerosas las posibilidades
adaptativas.
No sucede lo mismo en el caso de la comunidad primitiva, cuya relación con su medio ambiente es
más bien un moldeamiento a las exigencias ambientales, sin mediar posibilidades de
transformación efectivas. Veamos esquemáticamente lo que daría esta situación en el diagrama de
la página siguiente.
Este diagrama representa un sistema de interrelaciones entre sistema social y sistema natural, que
estarían básicamente representadas por el juego de dos variables: la variable determinación, con
sus diferentes grados, que emana del sustrato ambiental, y la variable control y manejo, que es
propia del sistema social. El equilibrio dinámico entre ambas dependerá de las características
propias de un medio ambiente específico, y de la capacidad del grupo humano para moverse entre
los extremos de adecuación total a transformación total de un medio ambiente dado.
La consideración cuantitativa permitirá obtener una primera agrupación de las sociedades --por lo
demás bastante obvia-- en: a) sociedades caracterizadas por una alta capacidad de manejo y
transformación del medio ambiente y una escasa determinación ambiental, y b) sociedades con
escasa capacidad de manejo y transformación ambiental y un alto grado de determinación
ambiental. Esta capacidad de manejo y transformación está definida básicamente por el sistema
tecnológico.
Estas variables podrían ser caracterizadas, entre otras, por las siguientes dimensiones, para las
cuales hay que establecer los indicadores correspondientes:
Determinación ambiental
o Diversidad de condiciones ambientales
o Previsibilidad en la ocurrencia de los fenómenos naturales
o Diversidad de recursos naturales
o Duración previsible de los recursos naturales
o Cantidad de recursos renovables
o Existencia de recursos recuperables
o Etcétera.
Manejo ambiental
o Grado de adecuación de la tecnología a las características del medio ambiente natural
y social
o Tipo de tecnologías existentes, de acuerdo con las actividades de la comunidad
o Tecnología para:
el pastoreo
la caza
la ganadería
la industria liviana y la pesada
la guerra
etcétera.
o Grado de sofisticación de la tecnología empleada
o Grado de control de los efectos de la tecnología empleada
o Etcétera.
Las comunidades se ubicarán dentro de este continuo de acuerdo con la importancia relativa de
cada uno de los indicadores.
La ubicación de las comunidades, en uno u otro extremo de este continuo, guarda relación con su
vulnerabilidad a las presiones adaptativas. Así, una comunidad muy primitiva, como algunas tribus
nómadas que habitan en un medio ambiente cuyas condiciones naturales carecen de variedad, en
que los fenómenos naturales son altamente imprevisibles, que basan su subsistencia en un solo
recurso natural y que la posibilidad de preservación de este recurso consiste en la restricción de la
dieta alimenticia, son más vulnerables a cualquier medida o situación que altere la precaria
relación de equilibrio que han establecido con su medio ambiente. Dentro de este contexto,
cualquier cambio en el patrón de relaciones que se ha establecido entre esta organización social y
su medio ambiente, necesariamente va a provocar una transformación de toda la estructura.
Así, cualquier determinación proveniente del sistema exterior dominante, que afecte el manejo del
sustrato ambiental (política de áreas de pastoreo, política de aguas, etc.), o que intente modificar el
manejo de su base económica, afectará necesariamente la estructura del grupo social.
Lo mismo sucede con la variable «manejo ambiental». No puede ser medida por la existencia o
inexistencia de recursos técnicos ni por el grado de sofisticación de los mismos, sino por el grado
de adecuación de estos recursos a las características específicas de la comunidad y del medio
ambiente al cual van dirigidas. Dentro de este contexto, el sistema de interrelaciones sociedad-
medio ambiente constituye un sistema de posibilidades interrelacionadas, y la acción se dirige al
patrón mismo de interrelaciones, intentando maximizar el beneficio comunal en función de los
recursos existentes y de los recursos necesarios. La comunidad no es vista como una fuente
abastecedora de materias primas ni como un mercado potencial para la compra indiscriminada de
tecnologías «avanzadas», sino como un sistema con un determinado conjunto de posibilidades a
desarrollar armónicamente dentro de las peculiaridades de ese sistema particular.
Si se han establecido los criterios de medición con base en un marco conceptual ideológicamente
claro, se pueden medir los avances de una determinada sociedad dentro del continuo
determinación-transformación. El punto de referencia para establecer una mejor gradación no es,
en este caso, otra sociedad considerada más avanzada, sino la misma sociedad en dos momentos
del tiempo, u otras sociedades que presenten características de desarrollo semejantes.
Lejos de disminuir, las causas y las consecuencias provocadas por el cambio climático no
dejan de crecer.
Esta es la pésima conclusión sobre los esfuerzos realizados por el planeta para minimizar el
calentamiento global y que se extrae de un informe científico publicado de cara a la cumbre sobre
cambio climático que este lunes se celebra en Naciones Unidas.
Previamente a este encuentro de líderes mundiales en el que habrá sonadas ausencias, el
secretario general de la ONU ya advirtió que los mandatarios deberían acudir con "compromisos
concretos" y no con meras palabras.
La preocupación de António Guterres está avalada por los preocupantes datos de este último
informe elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
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Entre otras cuestiones, el reporte apunta a que entre los años 2014 y 2019 se registró el período de
mayor temperatura de la historia.
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Por su parte, el aumento del nivel del mar se aceleró de manera significativa durante el mismo
período debido a que las emisiones de CO2 alcanzaron nuevos máximos.
Por ello, la OMM dice que los esfuerzos para reducir el carbono deben intensificarse de manera
inmediata.
ANUNCIO
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Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionAntónio Guterres advirtió a los
gobiernos que no participen en la cumbre de este lunes si no piensan ofrecer reducciones
significativas en sus emisiones de CO2.
Su informe es un resumen de la última evidencia científica sobre las causas y el creciente impacto
de los niveles de calentamiento global sin precedentes vistos que hemos visto en los últimos años.
A la vez que recuerda que la temperatura global aumentó 1,1ºC en todos los años transcurridos
desde 1850 hasta ahora, el documento señala que solo entre 2011 y 2015 aumentó 0,2ºC.
Esto es debido a las crecientes emisiones de carbono: la cantidad de gas que ingresó a la atmósfera
entre 2015 y 2019 aumentó en un 20% en comparación con los cinco años anteriores.
Pero quizás lo más preocupante de todo el reporte es la información que arroja sobre el aumento
del nivel del mar causado por las altas temperaturas.
El incremento promedio desde 1993 hasta ahora es de 3,2 mm por año. Sin embargo, de mayo de
2014 a 2019, la subida pasó a ser de 5 mm por año.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionGroenlandia ha visto un aumento
en la desaparición de sus capas de hielo a lo largo de este año.
"El aumento del nivel del mar se ha acelerado y nos preocupa la abrupta disminución de las capas
de hielo de la Antártica y Groenlandia, lo que agravará el aumento en el futuro", dijo el secretario
general de la OMM, Petteri Taalas.
Según el informe, la extensión de hielo marino en periodo invernal registró sus cifras más bajas
durante cuatro años consecutivos, desde 2015 a 2019, y la cantidad de hielo derretido en la
Antártica se incrementó al menos seis veces desde 1979.
"Como hemos visto este año con un efecto trágico en las Bahamas y Mozambique, el aumento del
nivel del mar y las intensas tormentas tropicales llevaron a catástrofes humanitarias y
económicas", alertó Taalas.
El informe también destaca las amenazas a los océanos, ya que más del 90% del exceso de calor
causado por el cambio climático termina afectando a las aguas.
El análisis de la OMM dice que en 2018 se registraronlos valores de calor oceánico más altos de
la historia.
El estudio subraya el hecho de que el panorama es el mismo en cualquier punto del planeta: el
calentamiento inducido por el ser humano está afectando la escala y la intensidad de los
fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y los incendios forestales.
"El cambio climático debido a la actividad humana se está acelerando y en una dirección muy
peligrosa", dijo el profesor Brian Hoskins, presidente del Instituto Grantham del Imperial College
de Londres y profesor de Meteorología en la Universidad de Reading, Reino Unido.
"Deberíamos escuchar el fuerte grito de niños y adolescentes. Hay una emergencia por la que
tenemos que actuar, tanto para acercar a cero nuestras emisiones de gases de efecto invernadero lo
más rápido posible como para adaptarnos a los cambios inevitables en el clima".
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El documento señala también que la presencia de los principales gases invernadero alcanzó nuevos
máximos. En 2018, se emitió la cifra récord de CO2 de 37.000 toneladas.
El evento está diseñado para hablar de acciones y no de meras palabras, según el secretario general
de la ONU, António Guterres.
"Les dije a los líderes que no vinieran con discursos bonitos, sino con compromisos concretos",
dijo antes de la reunión en la que también participan la adolescente sueca Greta Thunberg y otros
jóvenes activistas.
Ausencia de países
Esta previsto que unos 60 jefes de Estado acudan a la cumbre y que los países anuncien nuevas
acciones para limitar las causas del calentamiento global.
Si bien China, India, Francia, Alemania y Reino Unido hablarán en la reunión, no hay lugar en el
escenario para otros como Japón o Australia.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionMiles y miles de jóvenes
reclamaron medidas contra el cambio climático el pasado viernes en ciudades como Melbourne,
Australia.
Guterres ha pedido que, además de comprometerse con emisiones netas cero para 2050, los países
reduzcan los subsidios a los combustibles fósiles y dejen de construir nuevas centrales
eléctricas de carbón.
Precisamente, su apoyo a la industria del carbón ha llevado a no contar entre los oradores con el
primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el de Australia, Scott Morrison.
Estados Unidos, Brasil y Arabia Saudita tampoco participarán, por lo que el éxito de esta cumbre
está en juego.
Derechos de autor de la imagenNO COAL JAPANImage captionAlgunos manifestantes instalarán
junto a la ONU una versión hinchable del primer ministro japonés, Shinzo Abe, en protesta por su
apoyo al carbón.
Lo que nadie cuestiona es la urgencia de la necesidad de actuar y el hecho de que una mayor
demora podría significar tener que tomar decisiones más difíciles en el futuro.
"Es muy importante que reduzcamos las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente
de la producción de energía, la industria y el transporte. Esto es crítico si queremos mitigar el
cambio climático y cumplir con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París", dijo Petteri
Taalas de la OMM.
"Para frenar un aumento de la temperatura global de más de 2ºC por encima de los niveles
preindustriales, el nivel de nuestras ambiciones debe triplicarse. Y para limitar el aumento a
1,5ºC, debe multiplicarse por cinco", concluyó.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-49791588
INTRODUCCION
Las variaciones del clima siempre han existido en nuestro planeta como consecuencia de los diversos fenómenos naturales.
Sin embargo, en las últimas décadas se han producido muchas más alteraciones climáticas, como por ejemplo el aumento o
la disminución brusca de las temperaturas promedio por estación, los deshielos en los nevados y los polos, las grandes
inundaciones y sequías, la mayor frecuencia de ciclones y huracanes, entre otros eventos inusuales.
Durante el último siglo, los científicos han declarado que la temperatura promedio en todo el mundo ha aumentado, siendo
la situación cada vez peor, de modo que entre los años 1995 y 2006, el planeta ha tenido once de los doce años más
calurosos en los registros instrumentales de la temperatura global en superficie desde 1850.
Por eso, hace algunos años empezó a llamarse CALENTAMIENTO GLOBAL, al aumento de la temperatura en la superficie del
planeta, pero como este término no explicaba los demás fenómenos que se daban en el suelo, la atmósfera y las aguas,
ahora los científicos hablan de cambio climático para referirse a estas anomalías en la tierra.
En los últimos años, un hecho que está llamando la atención al ser humano y a la naturaleza y lo poco que hacemos para
equilibrar este problema: es el calentamiento global. Problema del cual todos tenemos que estar alerta, muchas personas
no están conscientes del daño tan inmenso que estamos viviendo y que podamos vivir en el futuro si el calentamiento
global sigue dejando huellas en el ambiente, todos en cada parte y rincón del planeta al cual tenemos como hogar, tenemos
que ayudar y colaborar a que este problema no avance, ya se han visto muchos daños en nuestro ambiente debido a esta
catástrofe.