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40. 5:4-8 Vencer al mundo por medio de la fe en que Cristo vino mediante agua y sangre.
41. 5:9-13 Obtener La vida eterna mediante Cristo.
42. 5:14-17 La seguridad de que ya tenemos todo lo que hemos pedido por medio de la
oración.
43. 5:18-19 Obtener la protección de Cristo y el maligno no le toca
44. 5:20-21 Cristo el Dios verdadero y la vida eterna.
Resumen:
Juan inicia recordando que desde el principio la Luz era vida, es decir, tanto el Padre como el
Hijo trajeron vida al mundo. Ese mismo Cristo era aquel que los Apóstoles habían visto, tocado,
y daban testimonio de él a las nuevas generaciones, para que también sean traídos a la
comunión con el Padre y el Hijo. El verdadero mensaje que Juan amplía, está basado en que
Jesús es revelado como la Luz. Por lo tanto, caminar en esa Luz, representa no andar en la
oscuridad guardando sus mandamientos. Pero, si pecamos, la muerte expiatoria de Jesús,
cubre nuestros pecados, y somos llamados a seguir permaneciendo en él, viviendo como él
vivió. Por eso, Juan recuerda el gran mandamiento: Ámense los unos a los otros y confiar en el
amor de Dios.
Juan también les advierte de los falsos profetas, los que enseñan que Jesús no ha venido en
cuerpo como hijo de Dios. Y los creyentes deben poner toda su confianza en el amor sacrificial
revelado por Dios, y es ese amor el que mueve a los hijos de Dios, amar a otros de la misma
manera. A su vez, este amor les quita todo temor y angustia para siempre. Esa es la gran
victoria sobre el mundo, cuando nos damos cuenta de ese inmenso amor, y que, a pesar de
nuestros pecados, él nos llama a perseverar en su luz y verdad. Confiando en Jesucristo
crucificado como el verdadero Dios y la vida eterna.