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Los investigadores proponen tres tipos diferentes de estructuras cognitivas que engloban bajo
el término genérico de esquemas de imagen, que no habían sido diferenciadas hasta ahora en
la literatura científica.
Se trata de: los primitivos espaciales, es decir, los primeros elementos conceptuales formados
en la infancia; los esquemas de imagen, que son historias espaciales simples construidas a
partir de los primeros; y las integraciones esquemáticas, que utilizan las dos primeras para
construir conceptos que incluyen elementos no espaciales, como la fuerza y la emoción.
Como ejemplos de aparición temprana del uso de los esquemas de imagen, los expertos
mencionan cómo niños menores de un año imitan un guiño de ojos, la apertura y cierre de la
mano y la boca, y más adelante, el juego de cubrir su cara con una almohada y descubrirla.
Asimismo citan los resultados de algunos experimentos, como que los niños de 9 a 12 meses
tienden a mirar a una flecha hacia arriba al oír tonos ascendentes y una flecha hacia abajo con
los descendentes, o que miran una línea de puntos en lugar de una línea continua cuando
oyen pitidos (bip-bip-bip.).
Para los profesores de San Diego y de la UNAV, "para comprender la metáfora, la cognición
corpórea (embodiment) y la creación de conceptos nuevos en general, es necesario entender
estos fenómenos como parte de una historia, de una narración que dé cuenta del desarrollo
humano desde el nacimiento mismo". El trabajo se ha publicado en la revista Language and
Cognition.
Características
Dentro de las estructuras mentales del ser humano se encuentran 3 áreas
de conciencia, en su primera tópica, las cuales están denominadas:
Formación
La estructura se va creando a medida que crecemos por medio del
entendimiento sobre cómo funciona nuestro entorno. Aunque durante la niñez el
ser humano no es consciente de que, por ley de atracción, el entendimiento de
ese entorno termina creándolo. De esta manera se transforma en un circuito
retro-alimentado que sólo necesita un pequeño indicio de cómo debería ser el
entorno para que sea así. Dependiendo de la personalidad y creatividad del
individuo ese entorno será feliz o triste, simple o intrincado. Con respecto a la
complejidad del entorno tiene mucho que ver la inteligencia de la persona en el
sentido que pueda manejar mayor o menor cantidad de variables a las cuales
les pueda aplicar la creatividad para que se terminen manifestando en su vida.
La creación de las estructuras mentales en los bebés
La cognición espacial es el elemento clave para los procesos de formación de
conceptos durante los primeros meses de vida. Los bebés pueden atender a
movimientos y a otras relaciones espaciales que, más tarde, dan lugar a
conceptualizaciones más complejas, como el tiempo o las emociones. Los niños
son capaces de contextualizar cosas más complejas y todo está basado en
las relaciones espaciales. Durante los 6-12 meses los niños son muy buenos
cuando se trata de atender historias espaciales con contenedores. Se fijan
mucho en la acción, en si una cosa entra o sale. Estos hábitos adquiridos
durante los primeros meses de vida influyen muchísimo en los aspectos
posteriores más complejos del lenguaje. Es por eso que si de pequeño se tienen
problemas durante la adquisición de estos hábitos, esto puede repercutir en el
desarrollo posterior del lenguaje. el razonamiento del niño tiende a organizar la
información que recoge del ambiente en estructuras o esquemas, lo cual le
permite asimilar mejor un conocimiento, logrando un adecuado aprendizaje ya
que su pensamiento es concreto.