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Narra el profeta su vocación: con este fin abre la madeja retórica y deja que
empiecen a surgir todos los elementos constitutivos de su obra. A saber:
6. En las líneas del texto se puede evidenciar además la soledad del profeta,
la ausencia de sentido en ocasiones por la infidelidad a la palabra revelada,
el desistir frente a las causas de Dios, crisis vocacional, duda…victimiza su
vida, y maldice su llamado, a causa de las múltiples derrotas.
CAPÍTULO UNO
Es muy interesante como inicia el texto: “la palabra del Señor llegó a mi” Jr 1,4
con lo cual desde el inicio da a entender que la acción profética es palabra de
Dios, no es solo la costumbre propia de una tradición, sino que realmente es
acontecimiento teológico.
“Los que dicen a un trozo de madera: - "¡Tú me has dado a luz! “Porque ellos me
vuelven la espalda, no la cara, y después, en el tiempo de su desgracia,
dicen: "¡Levántate y sálvanos!" - ¿Dónde están tus dioses, esos que te has
fabricado? ¡Que se levanten, si es que pueden salvarte en el tiempo de tu
desgracia! (Jr 2, 27-28)
CAPÍTULO TRES
Inicia el texto con un tono fuerte, recalcando que es palabra de Dios lo que
pronuncia, y que lo dicho es para recordar que no se puede estar con varios
dioses, en distintos lugares: dispersos en la única fe que Yahvé estableció para
su pueblo. Para lo cual utiliza la símil de la ramera, como una ciudad desperdigada
abandonada en brazos diversos alejada del verdadero amor que la concreta en el
camino del encuentro con el Único Dios. Utiliza también otros elementos literarios
como son la prefación lineal, es decir apelar a una experiencia simbólica para
denotar las causas de una acción que aparecen en las líneas del texto y que
subyacen a otra realidad más compleja.
CAPITULO CUATRO
Emplea nombres concretos como “Judá” – “reino del Norte”, para hablar de la
devastación y la consumación de su palabra a la infidelidad de las naciones. Hace
alusión a Jerusalén y la exhorta a convertirse a Dios dejando todo lo que ahonde
en el pecado de idolatría o indiferencia, y así ser juzgada como nación justa.
CAPITULO CINCO
Plantea en el capítulo, los asuntos propios del derecho y de la moral, como una
manera de acuñar los valores del reino. Define la pérdida de sentido de los
valores, la incongruencia entre la ley y las acciones. Se logra entrever en el relato
la necesidad de JSUTICIA que Dios propone como meta de salvación, ya que
asume una actitud de venganza para aplicar la ley mediante su poder divino.
Se asume la palabra del profeta como una palabra devastadora, que en el nombre
de Dios habla y por tanto debe ser escuchado. Afirma el castigo contra toda la
perfidia contra las leyes: “Yo haré que mis palabras sean un fuego en tu boca, y
ese pueblo será la leña que el fuego devorará” (Jr 5,14)
El texto además exhorta a que el pueblo recobre la memoria, que vean en Dios a
un Señor Justo, creador, que hizo todo lo que hay, desde las arenas hasta los
confines de la tierra…
CAPÍTULO SEÍS:
CAPITULO SIETE
Inicia su discurso en el templo, lo repite tres veces, como una manera de proyectar
y salvaguardar la presencia de Dios. Hace luego un listado metodológico de
actitudes que riñen con la salvación de Dios y además propone el camino para la
conversión. Jr 7,1-7
Es un capitulo en que el autor se vuelve con suma dureza contra todos los que se
distanciaron de Dios por confiar en su sabiduría, fuerza, dominio y poder y por
consiguiente desobedecieron la ley y asumieron un rumbo de vida lejos de la
mano de Yahvé. Dice el profeta que todos serán tenidos en nada y que incluso
después de muertos, sus huesos serán depósito de miserias y de muerte.
CAPITULO NUEVE
Hace un listado de las faltas que ha cometido Judá y todos los delitos contra la ley
del Señor.
En 9,9-15 aparece el tema central del relato y es justamente el que acuña las
advertencias teológicas, es decir la palabra promulgada por Yahvé quien afirma la
desgracia por causa de la falta de atención del mensaje de Dios, que no es tardo
a la compasión, incluso en palabras puestas en la boca del profeta, recalcando
que implantó la ley para que la justicia reinara entre la humanidad pero la gente se
hizo la sorda al clamor y por consiguiente los signos dejaran ver el furor de Dios
en una mortandad consumada en gemidos inefables.
CAPITULO DIEZ
Hace un compendio de lo que significa el hombre que está cerca de Dios y el que
toma distancia de él, define que el primero alcanzara su gracia y su favor, el
segundo será aniquilado bajo el yugo de su fuerza que es fuerza devoradora.
Afirma que Nada se puede asemejar al Señor, todo lo que trate de igualarlo es
estúpido y falaz, así como los constructores de ídolos que ensanchan su
predicación basada en la mentira y completamente distante de Yahvé.
Reitera el profeta que habla en nombre e Yahvé, y que lo dicho es una sentencia
contra toda la iniquidad del pueblo quien se apartó de la voluntad de Dios.
Es un texto que se referencia desde la misma ley, ya que está enmarcado en los
dictámenes morales que deben ser la casusa de la reprenda que lleva al profeta a
dar la sentencia.
Utiliza figuras simbólicas muy bonitas como los olivares que se consuman ante la
falta de riego y de cuidado, y así, arremete Dios contra el profeta diciendo que no
interceda contra el infiel y perdido pueblo, que al igual que los olivos serán
consumidos en su ira.
Sale a relucir en el relato, la manera en que el profeta narra todo como una
imagen visible de revelación del mismo Dios, y se vale de esto para decirle que
castigue a todos por su rebeldía, incluyendo a Anatot y su infamia contra la ley.
CAPITULO DOCE
CAPITULO TRECE
Utiliza la figura del cántaro lleno de vino para explicar mediante la embriaguez la
desolación y destrucción de los reyes descendientes de David. Termina con un
oráculo de provocación, mediante las sentencias de la memoria como condición
de salvación, la responsabilidad frente a la ley: ¡Levanta los ojos, Jerusalén, y
mira a los que llegan del Norte! ¿Dónde está el rebaño que se te había confiado,
las ovejas que eran tu gloria? y el compromiso moral en torno al bienestar de
todos. Jr 13,20
CAPITULO CATORCE
Figura el profeta la sequía de las tierras como una manera de abonar al poder de
Dios que castiga y decide con lo que más duele al pueblo. Aprovecha este signo
para loar mediante la súplica a Dios y luego hacer la demanda en torno a la
bondad de su misericordia y compasión. Pero el profeta acuña esto diciendo: “El
Señor me dijo: No ruegues en favor de este pueblo, no pidas por su bien” Jr 14,11
y seguidamente explica el motivo de este dictamen con un gran rigor narrativo. NO
se evidencia esperanza sino muerte, desfallecimiento de hambre, asesinatos,
desamparo, abandono de las viudas y los huérfanos, sin embargo dice el profeta
en la última línea: “Señor nosotros esperamos en ti”. Jr 14,22, donde a pesar del
rechazo a sus súplicas, da todo el realce de Dios, que es el único que puede
salvar.
CAPITULO QUINCE
Aparece todo el rigor de Yahvé, quien le dice al profeta que ni aunque Moisés y
Samuel suplicarán por la bondad de su corazón, él no se compadecerá de ese
malvado pueblo, que los sacare, a tales suplicantes de su presencia y que no
escatimen esfuerzos, que la voluntad divina es hacer caer todo el rigor a ese
pueblo ingrato que lejos de la fidelidad del Único Dios pusieron todo su afán en el
pecado y la anuncia de fidelidad. Hace una alusión a la ingratitud de Jerusalén, y
asevera para ella todo el rigor de su justicia, destrucción de sus campos, de sus
mujeres, de sus habitantes dejando desamparo a su paso. Ante este retrato de
desolación, se queja el profeta, como si tuviere una carga muy pesada sobre sus
hombros reclamando “¡Qué desgracia, madre mía, que me hayas dado a luz, a mí,
un hombre discutido y controvertido por todo el país! Yo no di ni recibí nada
prestado, pero todos me maldicen”. Jr 15, 10.
Seguidamente aparecen todas las lamentaciones del profeta, pone sobre la base
todo su deseo, su misión, no comprendida, su abandono a la iniquidad y como su
deseo no es solo opacado por Dios sino que además se queda en la más profunda
penumbra. Resulta con esto paradójico la misión del profeta que denuncia pero
que al parecer su conciencia no está dispuesta al fracaso sino a los opúsculos de
la grandeza y la satisfacción.
La respuesta del señor la reúno en esta expresión bellísima, “Yo te pondré frente a
este pueblo como una muralla de bronce inexpugnable” Jr 15,20 donde se ve la
compasión de Dios, ante el profeta, que lo presenta como un muro que comunica
pero que no deja pasara la maldad.
Señor cómo podré yo responder a todo esto, como podré Señor mío
encender más mi vocación, y continuar aun cuando todo pareciere más un
embocadura estrepitosa para esta misión que has encomendado a mi
corazón desde antes de tener conciencia del propio mundo y sus afanes…
Ayúdame, no me dejes desfallecer, ampárame por tu misericordia y dame el
valor para que en tus decisiones, aunque intratables sigua fiel a tu llamada.
Se presenta mediante signos visibles la soledad del profeta, que el señor planea
liberarlo de todos los yugos del pecado y por consiguiente lo exhorta abandonar
toda pretensión de familia, de festejo, de banquetes…pues todo esto será
arrasado por Yahvé. Se continúa con la idea de la impiedad por las acciones de
pecado de los hombres y su distancia de la ley de Dios.
Narra de la restauración de las naciones, del retorno de los israelitas del reino del
norte, por su poder configurará una sola familia que sea alabanza de su gloria.
Finaliza el texto con otra súplica del profeta, donde se nota su abatimiento por las
decisiones e Dios, y el desamparo al que se halla sometido. Y incita a Dios a que
él siendo profeta no debe ser el que se encuentre deficientemente en su
estabilidad sino los que él ha perseguido. En esta súplica no hay respuesta de
Dios. Se interpreta el silencio de Dios en el llamado a la determinación por sus
decisiones.
El inicio resulta una metáfora muy bella sobre el trato de Dios con su pueblo, para
lo cual apela a la figura del alfarero y su vasija, que sale defectuosa y el artista
sigue su labro con toda diligencia. Le dice Dios que así como ocurrió en la visión,
el acontece con su pueblo.
Luego Dios prometa por boca del profeta destruirlos a todos como hace el alfarero
con sus vasijas rotas, ya que su infidelidad merece su castigo (…) ser desechados
y arrojados fuera de su presencia. Al finalizar el profeta se presenta ante Dios
quejándose por los asedios contra su predicación, y persuade la compasión de
Dios.
CAPITULO VEINTE
Aparece un narrador omnipresente que habla y representa lo acaecido con
Jeremías, quien al predicar causo la furia del sacerdote Pasjur, hijo de Imer,
inspector principal de la Casa del Señor, quien castigo severamente al intérprete
de Dios.
CAPITULO 21
Dios habla por medio del que él quiere, y es la clave de este relato, tan
apasionado que busca persuadir a toda costa al señor que salga a la defensa de
la hostilidad de Nabucodonosor (…) el Señor promete que los ayudará en la
batalla y que saldrán victoriosos pues, su mano es más poderosa, endereza las
armas y hace justicia con su brazo.
CAPITULO 22
El capítulo hace un recorrido por Judá y exhorta al rey para que promulgue la
justicia y el derecho, para que cumplan con las leyes del Señor, puesto que por
boca del profeta sale el anuncio que vendrán días aciagos de dolor, muerte y
tristeza. El paisaje bosquejado en el relato es conmovedor, y aduce sobre todo a
la fuerza de Yahvé que hace descender todo tipo de males para aquellos que no
se acogen a su palabra, que no cumplen con las leyes del Señor.
CAPÍTULO 23
Se presenta el profeta como un hombre que está doblegado por el cansancio, que
parce un borracho y se da estos apelativos por la misión que el Señor le ha
encomendado, y la cual parece más una aventura que una realidad del cielo.
Es un texto donde además el narrador hace alusión a todo tipo de profetas, y pone
de manifiesto la inequidad en la predicación, unos interviene en nombre de Baal,
otros apuntan la mentira, la vida adúltera, la desgracia es su manifestación de
Dios…Exclama el profeta que todos son causa de abominación, y que Yahvé hará
descender sobre ellos toda su ira.
Se define al profeta como un hombre enviado por el Señor – “que recibe la carga
de su palabra” para para que por este medio dé testimonio de la fidelidad al
pueblo que se escogió como heredad.
CAPÍTULO 24
Muestra el símbolo de la canasta con higos, unos buenos y los otros no; con este
representa su fidelidad pero también su furia con los que obran mal. Con este
distintivo invita el Señor al narrador a no temer, puesto que, aunque
Nabucodonosor deportó de Jerusalén a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá,
así como también a los príncipes de Judá, incita Yahvé al profeta a que espere
en su bondad, que él, hará que se deporten sin que les quiten su dignidad y su
origen decoroso. Aparece también en el relato la seguridad que da Yahvé, sobre
todo que el pueblo volverá a él y que el será su Dios y ya, por fin ellos serán su
pueblo.
CAPÍTULO 25
CAPITULO 26
CAPÍTULO 27
Símbolo de unas ataduras y unas barras de yugo, ajustadas al cuello del profeta,
con lo cual muestra a lo que están destinados todos los que se alejan de su poder
(…) Emite sentencia Yahvé, y le comunica a Jeremías que toda la nación servirá
a Nabucodonosor. Que ha destinado que todo se rija desde su parecer como una
acto de justicia divina por su conducta y que así mismo dará a cada quien lo que
corresponde en heredad, sea la deportación o el regreso…el texto hace algunas
alusiones al Dios creador, a los falsos profetas y la manifestación de poder de
Yahvé que ampara y defiende la justicia.
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
Con cuánta ilusión Señor en estos años de violencia en neutro país, hemos
clamado a ti, por la paz, deseando volver a conformar una familia unida por el
trabajo, la ley, la religión, el arte y la justicia… no has estado sordo Señor,
confiamos qué, como lo prometiste en este relato sean solo 70 años de desdicha
que, luego serán colmados de tu amor en conformidad a la esperanza que
depositó en ti, el profeta Jeremías…
CAPITULO 30
Promesas de restauración.
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
Es una analogía del rescate, de la acción del Dios creador que se vale de todo
para dar vida y reconfigurarlo todo según su compasión y piedad. Hace alusión a
la creación del mundo, la justificación de todo lo establecido que no se media solo
por un pacto en un papel, sino que obedece sobre todo a la gracia de Dios que
permanece siempre fiel a sus preceptos. El autor sagrado advierte aquí la
recompensa a todos os que obran la justicia, y el castigo a los que fueron infieles a
la voluntad de Dios, el Profeta, presenta como inseparable de su pueblo a Yahvé
(…) siempre en la historia y el acontecer del ser humano.
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPÍTULO 36
En el capítulo se puede ver como Jeremías en un rollo escribe todo por indicación
de Dios, narra todos los personajes que han faltado a la voluntad divina, por hacer
prácticas que no van con la ley y además por no estar amparados en las
consideraciones de la justicia.
Baruc, el escriba del profeta leyó el rollo tal asunto conmocionó a todos, lo que
indica que el tono con que narraron lo hechos era fuerte y escabroso. Apresaron a
los interpretes de Dios, Dios los defendió (…) finalmente se da una confrontación
entre el profeta y el rey, quien vaticinó para él la soledad y la angustia por su actos
de crueldad.
CAPÍTULO 37
Se presenta por boca del profeta la destrucción de Sedecias rey de Judá. Los
vaticinios que hace el profeta llevan en sí mismos, un recorrido por la historia de la
salvación, actualizando lo acaecido con el Faraón y la salida de los caldeos.
Justamente con este grupo va a entablar distancia en la promulgación de
sentencia, ya que el rey al ver su actitud decide apresarlo y castigarlo.
Jeremías en prisión cuestiona la actitud del rey Sedecías, quien es informado por
el profeta que será todo devastado por el rey de Babilonia. Se sigue que
custodiaron a Jeremías, por órdenes del rey.
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
Se describe como la toma de este pueblo, incluyendo a los caldeos fue terrible, la
ciudad quedó en la más profunda soledad. Se reitera la promesa del Señor de no
dejar que ninguna espada atraviese al profeta ya que ha sido fiel.
CAPITULO 41
Sigue la voz del profeta silenciada, narra el texto la muerte de Godlías y el relato
sigue además contando toda la desolación, la muerte, los pozos con los
cadáveres, la influencia del poder como herramienta de dominio.
CAPITULO 42
CAPITULO 43
Prosigue con el vaticinio de la destrucción, si dejan Judá y buscan establecerse
en otras tierras. Ante la desobediencia promulga sentencia el profeta
comunicándoles que Dios pasará por Egipto y “los destruirá, por su infidelidad e
idolatría. Él vendrá y castigará al país de Egipto: ¡El destinado a la muerte, a la
muerte, el destinado al cautiverio, al cautiverio, el destinado a la espada, a la
espada!” Jr 46, 13
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
Pronostica en este capítulo tan corto la impiedad contra Baruc, rebelde, que
padece causa del olvido divino todos los oprobios, y sus suplicas por ahora no
son escuchadas. “'¡Pobre de mí, porque el Señor añade aflicción a mi dolor!
¡Estoy cansado de gemir, y no encuentro descanso!” Jr 45,3
CAPITULO 46
CAPITULO 47
Se reitera que es una palabra del Señor, ahora concerniente a los filisteos, aquí el
autor sagrado pronostica al faraón el castigo por la culpa del olvido y mediante
símbolos naturales le manifiesta el poder su fuerza que puede consumir todo
hasta el cansancio, porque él es Yahvé.
CAPÍTULOS 48 y 49
CAPITULO 51
Se presume en el texto una alabanza del Profeta a Yahvé en su propio nombre por
la dispersión de los pueblos gentiles que vagaron en sombras y se alejaron de la
mano de Dios.
CAPITULO 51
CAPÍTULO 52
El capítulo final es un texto cargado de fuentes históricas con datos reales con
citas referenciales de años, días…reinados y tipo de monarquías.
BIBLIOGRAFÍA