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SOBRE LA ESTRUCTURA DEL TEXTO DE JEREMÍAS

Aquí estoy contra los profetas que profetizan sueños engañosos


—oráculo del Señor—
que los cuentan y extravían a mi pueblo
con sus mentiras y sus jactancias,
siendo así que yo no los envié ni los mandé,
y que no sirven de nada para este pueblo
—oráculo del Señor—
En Jeremías 23,30

Por Rubén Darío Ramírez Arroyave

El libro del profeta Jeremías aparece inicialmente con un tono autobiográfico,


puesto que, relata a manera de oráculos su experiencia de fe, su cercanía con
Dios y su proceso de envío – (…) apartados que le dan profundidad narrativa y
además un insondable sentimiento teológico a su escrito.

Es notable como a lo largo del texto se van introduciendo algunos elementos


testimoniales a modo de “confesiones” que van dilucidando la etopeya narrativa 1
que envuelve la trama y la intención originaria del narrador protagonista, envuelto
en un mundo natural arrobado por un llamado que lo deja sumido en la más
profunda incomprensión, arguye pero la respuestas trascendentes superan toda
su naturaleza intelectiva: puesto que no conoce las causas, pero sí el objeto último
de la llamada.

El relato resulta misterioso, y quiere sobretodo expresar lo que implica la vocación


de servicio, que en el antiguo testamento estaba mediado por las revelaciones de
Dios que tendían al transe, es decir a percibir en la voz interior del oyente un
mensaje que trastocara lo natural y que por consiguiente lo determinara sin más
1
Figura retórica que consiste en sacar a relucir sentimientos profundos de los personajes…
preámbulos al servicio concreto en el anuncio de que, Yahvé está con su pueblo y
que, solo mediante la voz del profeta se puede erigir en terreno yermo toda la
concreción de la historia de la salvación.

Narra el profeta su vocación: con este fin abre la madeja retórica y deja que
empiecen a surgir todos los elementos constitutivos de su obra. A saber:

1. Su vocación es un llamado de Dios, no es una consideración ética, social y


política sino teológica. “antes que te formaras en el vientre te escogí, antes
de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de las naciones”
(Jr 1,5)

2. Se evidencia entonces en el texto la predestinación del profeta a causa de


la obra de Dios no solo en su vida, sino en lo que respectara a su pueblo.

3. Se entiende en el profeta lo que significa la misión: llamado y envío. A


diferencia de Isaías, quien le da un tinte cronológico a su labor (por más de
treinta años) donde especificaba la transitoriedad de la acción – para
Jeremías este envío no significó solo una experiencia particular de su
naturaleza sino que se convirtió en un acto perenne, un oráculo de Dios que
desde antes de su nacimiento lo había consagrado para la misión.

4. Se logra percibir en el texto, la bondad de Dios con su pueblo Israel,


mediante la conciencia de perpetuidad de su palabra.

5. En el texto se lograr evidenciar muchos símbolos de la presencia de Dios


en la concreción del llamado a Jeremías. Estos símbolos aparecen
mediante un símbolo importantísimo en la definición del profeta: las
visiones. Por ejemplo la rama de alerce y la símil de esperanza para el
pueblo.

6. En las líneas del texto se puede evidenciar además la soledad del profeta,
la ausencia de sentido en ocasiones por la infidelidad a la palabra revelada,
el desistir frente a las causas de Dios, crisis vocacional, duda…victimiza su
vida, y maldice su llamado, a causa de las múltiples derrotas.

Me sedujiste, Señor, y me dejé Maldito el día en que nací; el día en


seducir; me forzaste y me que me dio a luz mi madre no sea
pudiste. bendito. Maldito el hombre que dio
la noticia a mi padre, diciendo: ¡Te
Yo era el hazmerreír todo el día,
ha nacido un hijo varón!, haciéndolo
todos se burlaban de mí.
muy feliz.
Siempre que hablo tengo que
Sea ese hombre como las ciudades
gritar: «Violencia», proclamando:
que el SEÑOR destruyó sin piedad;
«Destrucción.»
oiga gritos de mañana y alaridos al
La palabra del Señor se volvió mediodía… Jr 20,14
para mí oprobio y desprecio todo
el día. Jr 20,7-9

7. Gracias a este profeta se puede hablar de una misión afectiva, de una


realidad que aparece ligada con el dolor y en ocasión por el sinsentido del
llamado. Pero sobre todo a los alcances de su misión en lo que atañe a la
fe en el reconocimiento interior del señor. y de las batallas libradas para su
afirmación.

8. Lo concerniente al texto se puede definir como una portentosa mezcla de


biografía, la autobiografía, el despliegue de oráculos, múltiples estilos
literarios, donde va a primar la retórica media, acompañada de
intelecciones didácticas, moralizantes, místicas. Así mismo con diferentes
géneros literarios, a saber; la autobiografía, la poesía medida con tercios,
odas, canciones y poemas de exhortación. Subyace de manera muy
contundente la súplica mediante el recurso de la plegaria.

9. La cronología a diferencia de Isaías es más reservado, puesto que no deja


ver con tanta exactitud el cambio entre épocas y sus respectivos hechos.

Seguidamente se tratará de esbozar grosso modo el contenido de cada


capítulo del dicho libro.

CAPÍTULO UNO

Es muy interesante como inicia el texto: “la palabra del Señor llegó a mi” Jr 1,4
con lo cual desde el inicio da a entender que la acción profética es palabra de
Dios, no es solo la costumbre propia de una tradición, sino que realmente es
acontecimiento teológico.

Seguidamente narra la vocación de Jeremías el llamado vocacional y lo plantea


así: “desde antes que te formaras en el vientre de tu madre” Jr 1,5- hace con ello
alarde a la eternidad conmensurada del llamado, fuera del tiempo. Con el llamado
experimenta el profeta las visiones, simbología de la esperanza de su palabra que
será el sustento de todos y que a causa de su predicación consumará el legado de
Dios sobre la humanidad.

Durante el recorrido del capítulo se puede evidenciar el dominio y la magnificencia


de Dios, que escruta pero que también da dignidad al llamado, mediante la
posesión de Jeremías y su envío con la certeza de no ser derrotado ni aniquilado.
CAPITULO DOS

Un capitulo muy bello que hace una semblanza de la Historia de la salvación,


acontecida para el pueblo de Israel, manifestada en la fidelidad y la compasión del
señor.

Reitera el profeta, en el capítulo, el anuncio de una palabra que es puesta en su


voz por boca del mismo Dios. Viene el profeta a denunciar que el olvido es la
muerte del justo. Y lo hace justamente recordando la acción de Dios con su pueblo
Israel, que lo saco de Egipto y liberó del dominio del faraón, que los alimento con
flor de harina, que los guió con mano poderosa y brazo extendido (…) y como
después de toda su compasión, el pueblo fue infiel a este compromiso alejándose
por la práctica de propensiones que no correspondían a la ley de Yahvé, como la
ausencia del camino trazado y preparado para la salvación así mismo como la
idolatría. El autor sagrado ratifica como un delito grave contra la ley del Yahvé,
esta práctica, pues para el profeta es un insulto y una aberración a los ojos del
señor, poner en una imagen hechura de hombres la fe.

“Los que dicen a un trozo de madera: - "¡Tú me has dado a luz! “Porque ellos me
vuelven la espalda, no la cara, y después, en el tiempo de su desgracia,
dicen: "¡Levántate y sálvanos!" - ¿Dónde están tus dioses, esos que te has
fabricado? ¡Que se levanten, si es que pueden salvarte en el tiempo de tu
desgracia! (Jr 2, 27-28)

CAPÍTULO TRES

Inicia el texto con un tono fuerte, recalcando que es palabra de Dios lo que
pronuncia, y que lo dicho es para recordar que no se puede estar con varios
dioses, en distintos lugares: dispersos en la única fe que Yahvé estableció para
su pueblo. Para lo cual utiliza la símil de la ramera, como una ciudad desperdigada
abandonada en brazos diversos alejada del verdadero amor que la concreta en el
camino del encuentro con el Único Dios. Utiliza también otros elementos literarios
como son la prefación lineal, es decir apelar a una experiencia simbólica para
denotar las causas de una acción que aparecen en las líneas del texto y que
subyacen a otra realidad más compleja.

La alegoría o la metáfora continuada donde el autor va adentrando a la imagen del


texto mediante la simbología patente que se va configurando en los paralelos
interlineales del relato, así por ejemplo aparece lo simbólico adscrito en términos
literarios como una imagen que sitúa toda la acción exhortativa del profeta: la
conciencia moral, la búsqueda de Dios, el dinamismo de la salvación, la
constancia o fidelidad de dios (…) mediante el uso de una expresión contraria a lo
que propone. La ramera y prostituta.

CAPITULO CUATRO

Empieza entonces el autor sagrado a denominar acciones concretas que


favorezcan el retorno a Dios: el abatimiento, la reconciliación, el abandono en las
manos de Yahvé, la confianza… la renuncia a todo lo que no sea constituido en la
ley del Señor.

Emplea nombres concretos como “Judá” – “reino del Norte”, para hablar de la
devastación y la consumación de su palabra a la infidelidad de las naciones. Hace
alusión a Jerusalén y la exhorta a convertirse a Dios dejando todo lo que ahonde
en el pecado de idolatría o indiferencia, y así ser juzgada como nación justa.

Es muy profundo (Jr 4, 19-21) donde aparece la prosopografía y etopeya del


narrador omnisciente: expresa mediante la poética todo su sentir, su dolor interno,
una expresión de un profundo sentimiento de culpa, de duelo y amargura por el
anuncio del castigo a la nación, aduce mediante la topografía la crisis de las
naciones y lo devastadas que se encuentran las tierras a causa del pecado.
Seguidamente aparece la respuesta de Dios, y nuevamente los símbolos
proféticos que a manera de imágenes descubren el sentir de Dios y lo que padece
el profeta subyugado por la propia culpa.

CAPITULO CINCO

Plantea en el capítulo, los asuntos propios del derecho y de la moral, como una
manera de acuñar los valores del reino. Define la pérdida de sentido de los
valores, la incongruencia entre la ley y las acciones. Se logra entrever en el relato
la necesidad de JSUTICIA que Dios propone como meta de salvación, ya que
asume una actitud de venganza para aplicar la ley mediante su poder divino.

Se asume la palabra del profeta como una palabra devastadora, que en el nombre
de Dios habla y por tanto debe ser escuchado. Afirma el castigo contra toda la
perfidia contra las leyes: “Yo haré que mis palabras sean un fuego en tu boca, y
ese pueblo será la leña que el fuego devorará” (Jr 5,14)

El texto además exhorta a que el pueblo recobre la memoria, que vean en Dios a
un Señor Justo, creador, que hizo todo lo que hay, desde las arenas hasta los
confines de la tierra…

CAPÍTULO SEÍS:

Es un texto que retoma lo simbólico, y denota las acciones de Dios en cuanto a lo


que atañe a su justicia. Vuelve a empelar el término destrucción, a manera de
amenaza retórica, pues mediante el discurso plantea que todo será vuelto nada
porque Dios clemente no se apiadará de una nación que está distante de la
justicia y de las leyes de Dios. Emplea para la elaboración de la exhortación:
expresiones que son en verdad temerosas y que afincan el miedo y el temor de
Dios.
En Jr 6, 13-15 apunta el escritor sagrado, que nadie se puede salvar de la
derrota, pues todos: incluye a sacerdotes y profetas, que curan a la ligera el dolor
del pueblo…es una expresión que manifiesta la soledad del pueblo sin testigos
directos que remedien y salvaguarden los valores que Dios estableció como
heredad.

Termina exhortando la vocación del profeta, que es la de ceñirse de valor en el


nombre de Yahvé y defender al pueblo contra todas las asechanzas que irrumpen
y destruyen las buenas costumbres.

CAPITULO SIETE

Expresa un oráculo bellísimo, emplea la retórica teológica para acercar a las


gentes a su Dios: es notable a reiteración de términos, que son tal vez los que
desea el profeta queden más arraigados en la conciencia de los intérpretes de su
palabra.

Inicia su discurso en el templo, lo repite tres veces, como una manera de proyectar
y salvaguardar la presencia de Dios. Hace luego un listado metodológico de
actitudes que riñen con la salvación de Dios y además propone el camino para la
conversión. Jr 7,1-7

En términos teológicos, se puede observar en el relato la autoridad con que el


autor emite los juicios senténciales, realmente se puede percibir que habla en el
nombre de Yahvé (…) toda la exhortación es de reconocimiento de la ley de Dios,
el llamado a la conversón, a dejar todo lo que diste de la voluntad de Yahvé, y que
permita el retoro a su infinito amor. Acompañado de esto utiliza muchos símbolos
eternos para manifestar la presencia de Dios en la vida del creyente: un ejemplo
está tomado de (Jr 7, 29) - Córtate la cabellera y arrójala, entona un canto
fúnebre sobre los montes desolados, porque el Señor ha desechado y
rechazado…
CAPÍTULO OCHO

Es un capitulo en que el autor se vuelve con suma dureza contra todos los que se
distanciaron de Dios por confiar en su sabiduría, fuerza, dominio y poder y por
consiguiente desobedecieron la ley y asumieron un rumbo de vida lejos de la
mano de Yahvé. Dice el profeta que todos serán tenidos en nada y que incluso
después de muertos, sus huesos serán depósito de miserias y de muerte.

Con el capítulo nuevamente el profeta hace alusión a la soledad y abandono del


pueblo que sufre la inclemencia de la lejanía de Dios, pero que no cuenta con
verdaderos líderes que estén dispuestos a otorgar con su testimonio una porción
de salvación, mediante el cultivo de las leyes, la defensa de la ley divina, la
práctica de valores y la defensa de la justicia y el derecho. “Cuando quiero
cosechar entre ellos —oráculo del Señor—no hay uvas en la viña, no hay higos en
la higuera, y el follaje está marchito” Jr 8, 13

CAPITULO NUEVE

Hace un listado de las faltas que ha cometido Judá y todos los delitos contra la ley
del Señor.

Traición, violencia, infidelidad, idolatría, injusticia, engaño, mentira represión, ira…


falsedad. Define seguidamente el autor sagrado el castigo de Dios que es como
aparece en casi todo el relato la destrucción y la muerte a causa de su infidelidad.

En 9,9-15 aparece el tema central del relato y es justamente el que acuña las
advertencias teológicas, es decir la palabra promulgada por Yahvé quien afirma la
desgracia por causa de la falta de atención del mensaje de Dios, que no es tardo
a la compasión, incluso en palabras puestas en la boca del profeta, recalcando
que implantó la ley para que la justicia reinara entre la humanidad pero la gente se
hizo la sorda al clamor y por consiguiente los signos dejaran ver el furor de Dios
en una mortandad consumada en gemidos inefables.

Termina el relato haciendo una trasposición de términos a modo de antítesis


literal, si hay sabiduría, fortaleza o riqueza, que no se haga alarde de eso, ya que
son dones que le corresponden directamente a Dios y que solo en él son signo de
profusión.

CAPITULO DIEZ

Hace un compendio de lo que significa el hombre que está cerca de Dios y el que
toma distancia de él, define que el primero alcanzara su gracia y su favor, el
segundo será aniquilado bajo el yugo de su fuerza que es fuerza devoradora.

Afirma que Nada se puede asemejar al Señor, todo lo que trate de igualarlo es
estúpido y falaz, así como los constructores de ídolos que ensanchan su
predicación basada en la mentira y completamente distante de Yahvé.

Define a Dios como el soberano, en temible, el fuerte y grandioso sobre el cual


deben todas las cosas someterse. “Pero el Señor es el Dios verdadero, él es un
Dios viviente y un Rey eterno. Cuando él se irrita, la tierra tiembla y las naciones
no pueden soportar su enojo” Jr 10, 10.

Después de toda la presentación de Yahvé y su omnipotencia y su grandeza y la


inminente destrucción, el profeta termina con una oración, bellísima a modo de
plegaria donde se nota el contacto con él en lo íntimo de su corazón. Es una
súplica de parentesco con él, pues lo incita a la destrucción del pueblo por
haberse apartado de la ley de Jacob. Durante el arbitrio el profeta emite el
siguiente juicio: Corrígeme, Señor, pero con equidad, no según tu indignación,
para no rebajarme demasiado. Lo que denota su temor y respeto a la voluntad de
Yahvé.
CAPÍTULO ONCE

Reitera el profeta que habla en nombre e Yahvé, y que lo dicho es una sentencia
contra toda la iniquidad del pueblo quien se apartó de la voluntad de Dios.

Es un texto que se referencia desde la misma ley, ya que está enmarcado en los
dictámenes morales que deben ser la casusa de la reprenda que lleva al profeta a
dar la sentencia.

 Abandono a la ley de Israel,


 El extravío del camino prometido desde la alianza,
 La idolatría y la ausencia de leyes morales a favor de la fidelidad al único
Dios.

Utiliza figuras simbólicas muy bonitas como los olivares que se consuman ante la
falta de riego y de cuidado, y así, arremete Dios contra el profeta diciendo que no
interceda contra el infiel y perdido pueblo, que al igual que los olivos serán
consumidos en su ira.

Sale a relucir en el relato, la manera en que el profeta narra todo como una
imagen visible de revelación del mismo Dios, y se vale de esto para decirle que
castigue a todos por su rebeldía, incluyendo a Anatot y su infamia contra la ley.

CAPITULO DOCE

Es un capítulo donde empieza el profeta a cuestionar las decisiones del Señor,


sobre todo en lo que implica la justicia, y presenta el asunto como una
descompensación en la equidad, pues los justos están siendo condenaos mientas
los facinerosos están siendo considerados por Dios.

Incita a Dios a cumplir su promesa dejando a estos señalados en la más profunda


desolación y castigo. Aparece al final del texto una palabra muy significativa en la
historia de la salvación y la de la herencia: donde despide el señor todo tipo de
sentencias contra Judá, que será arrancada de su lugar para atribuirle firmeza,
pero luego será reparada, porque así lo estableció el Señor dese antiguo.

CAPITULO TRECE

Mediante un símbolo visionario de la faja que ordenó el señor que se pusiera, el


profeta, que luego guardara en la roca de perat, que incontinenti sacó y vio
estropeada, figuró el señor la reparación de la maldad de Judá y el gran orgullo
de Jerusalén.

Utiliza la figura del cántaro lleno de vino para explicar mediante la embriaguez la
desolación y destrucción de los reyes descendientes de David. Termina con un
oráculo de provocación, mediante las sentencias de la memoria como condición
de salvación, la responsabilidad frente a la ley: ¡Levanta los ojos, Jerusalén, y
mira a los que llegan del Norte! ¿Dónde está el rebaño que se te había confiado,
las ovejas que eran tu gloria? y el compromiso moral en torno al bienestar de
todos. Jr 13,20

CAPITULO CATORCE

Figura el profeta la sequía de las tierras como una manera de abonar al poder de
Dios que castiga y decide con lo que más duele al pueblo. Aprovecha este signo
para loar mediante la súplica a Dios y luego hacer la demanda en torno a la
bondad de su misericordia y compasión. Pero el profeta acuña esto diciendo: “El
Señor me dijo: No ruegues en favor de este pueblo, no pidas por su bien” Jr 14,11
y seguidamente explica el motivo de este dictamen con un gran rigor narrativo. NO
se evidencia esperanza sino muerte, desfallecimiento de hambre, asesinatos,
desamparo, abandono de las viudas y los huérfanos, sin embargo dice el profeta
en la última línea: “Señor nosotros esperamos en ti”. Jr 14,22, donde a pesar del
rechazo a sus súplicas, da todo el realce de Dios, que es el único que puede
salvar.

CAPITULO QUINCE

Aparece todo el rigor de Yahvé, quien le dice al profeta que ni aunque Moisés y
Samuel suplicarán por la bondad de su corazón, él no se compadecerá de ese
malvado pueblo, que los sacare, a tales suplicantes de su presencia y que no
escatimen esfuerzos, que la voluntad divina es hacer caer todo el rigor a ese
pueblo ingrato que lejos de la fidelidad del Único Dios pusieron todo su afán en el
pecado y la anuncia de fidelidad. Hace una alusión a la ingratitud de Jerusalén, y
asevera para ella todo el rigor de su justicia, destrucción de sus campos, de sus
mujeres, de sus habitantes dejando desamparo a su paso. Ante este retrato de
desolación, se queja el profeta, como si tuviere una carga muy pesada sobre sus
hombros reclamando “¡Qué desgracia, madre mía, que me hayas dado a luz, a mí,
un hombre discutido y controvertido por todo el país! Yo no di ni recibí nada
prestado, pero todos me maldicen”. Jr 15, 10.

Seguidamente aparecen todas las lamentaciones del profeta, pone sobre la base
todo su deseo, su misión, no comprendida, su abandono a la iniquidad y como su
deseo no es solo opacado por Dios sino que además se queda en la más profunda
penumbra. Resulta con esto paradójico la misión del profeta que denuncia pero
que al parecer su conciencia no está dispuesta al fracaso sino a los opúsculos de
la grandeza y la satisfacción.

La respuesta del señor la reúno en esta expresión bellísima, “Yo te pondré frente a
este pueblo como una muralla de bronce inexpugnable” Jr 15,20 donde se ve la
compasión de Dios, ante el profeta, que lo presenta como un muro que comunica
pero que no deja pasara la maldad.

Señor cómo podré yo responder a todo esto, como podré Señor mío
encender más mi vocación, y continuar aun cuando todo pareciere más un
embocadura estrepitosa para esta misión que has encomendado a mi
corazón desde antes de tener conciencia del propio mundo y sus afanes…
Ayúdame, no me dejes desfallecer, ampárame por tu misericordia y dame el
valor para que en tus decisiones, aunque intratables sigua fiel a tu llamada.

CAPÍTULO DIEZ Y SEÍS

Se presenta mediante signos visibles la soledad del profeta, que el señor planea
liberarlo de todos los yugos del pecado y por consiguiente lo exhorta abandonar
toda pretensión de familia, de festejo, de banquetes…pues todo esto será
arrasado por Yahvé. Se continúa con la idea de la impiedad por las acciones de
pecado de los hombres y su distancia de la ley de Dios.

Narra de la restauración de las naciones, del retorno de los israelitas del reino del
norte, por su poder configurará una sola familia que sea alabanza de su gloria.

CAPITULO DIEZ Y SIETE

Promulga el profeta una exhortación a Judá y Jerusalén para que retornen a la


voluntad de Dios. Afirma en boca del profeta que toda la justicia radica en poner la
confianza en el Señor y no en la de los hombres, que son infieles mientras que él
permanece fiel a sus decretos. Es un relato amparado también en el derecho, ya
que pone de manifiesto que todo se calcula según las acciones de cada quien,
Dios pone en una balanza y dictamina con una justicia divina. Puesto que él es el
que conoce el corazón humano, conoce sus acciones, sus modos particulares de
comportarse y por consiguiente pone en boca del profeta la severidad de su juicio,
según sea el cumplimiento de la ley, incluye el profeta el acatamiento al sábado.

Finaliza el texto con otra súplica del profeta, donde se nota su abatimiento por las
decisiones e Dios, y el desamparo al que se halla sometido. Y incita a Dios a que
él siendo profeta no debe ser el que se encuentre deficientemente en su
estabilidad sino los que él ha perseguido. En esta súplica no hay respuesta de
Dios. Se interpreta el silencio de Dios en el llamado a la determinación por sus
decisiones.

CAPITULO DIEZ Y OCHO

El inicio resulta una metáfora muy bella sobre el trato de Dios con su pueblo, para
lo cual apela a la figura del alfarero y su vasija, que sale defectuosa y el artista
sigue su labro con toda diligencia. Le dice Dios que así como ocurrió en la visión,
el acontece con su pueblo.

Luego Dios prometa por boca del profeta destruirlos a todos como hace el alfarero
con sus vasijas rotas, ya que su infidelidad merece su castigo (…) ser desechados
y arrojados fuera de su presencia. Al finalizar el profeta se presenta ante Dios
quejándose por los asedios contra su predicación, y persuade la compasión de
Dios.

CAPÍTULO DIEZ Y NUEVE

Mediante la imagen del cántaro que se destruye, es enviado el profeta a proclamar


la palabra de Yahvé a los sacerdotes y ancianos del pueblo. Es un discurso muy
fuerte, “Yo les haré comer la carne de sus hijos y de sus hijas, y se comerán unos
a otros, bajo la presión del asedio a que los someterán sus enemigos y los que
atentan contra su vida” Jr 19, 9- retumban las palabras de Dios, que pide y
reclama justicia por todas las iniquidades, traiciones, asuntos de idolatría. Como
ese cántaro destruido todos serán acechados por Dios, quien acabará con todo
su linaje, su orgullo e infidelidad.

CAPITULO VEINTE
Aparece un narrador omnipresente que habla y representa lo acaecido con
Jeremías, quien al predicar causo la furia del sacerdote Pasjur, hijo de Imer,
inspector principal de la Casa del Señor, quien castigo severamente al intérprete
de Dios.

Llama mucho la atención el hecho de libertad y de seguridad del profeta quien al


ser liberado interpela al verdugo y no rinde su voluntad sino que por el contario lo
detenta como “terror en todo su ser y hacer”

El discurso que sigue después está cargado de un profundo sentido espiritual,


puesto que narra el profeta como se dejó seducir por el señor, de su fortaleza y su
majestad, su llamado a la batalla a dar corona de gloria a su nombre sagrado e
impresionante, pero luego se nota en el profeta su deseo de renunciar a este
llamado, puesto que no ha visto colmado del todo su acción en actos memorables
que le den la seguridad de que lo hecho realmente es palabra de Dios.

Maldice a quien dio la noticia a su padre de su nacimiento, como queriendo con


ello renunciar a la vida que tiene, y dejar todo como si él no existirá (….) sigue
(…) “¿Por qué salí del vientre materno para no ver más que pena y aflicción, y
acabar mis días avergonzado?” Jr 20, 18

La aflicción de Jeremías denota un profundo vacío interior, “una soledad cargada


de aullidos”, un balbuceo mediado por la soledad a la que se encuentra sujeto. Se
concibe en su discurso la necesidad reconocer que Dios es realmente el único
que tiene poder y que por su propia voz y acción nada se puede hacer.

CAPITULO 21

El profeta hace mención de la intervención de otros personajes, que a modo de


enviados comunican al profeta acciones que debe hacer en favor de la defensa de
los valores de su pueblo. “Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor,
cuando el rey Sedecías le envió a Pasjur, hijo de Malquías, y al sacerdote
Sefanías, hijo de Maasías, para decirle” Jr 1,1. Es muy interesante este tipo de
mediación y sobre todo que el profeta lo vea como una manera diferente de Dios
comunicarse.

Dios habla por medio del que él quiere, y es la clave de este relato, tan
apasionado que busca persuadir a toda costa al señor que salga a la defensa de
la hostilidad de Nabucodonosor (…) el Señor promete que los ayudará en la
batalla y que saldrán victoriosos pues, su mano es más poderosa, endereza las
armas y hace justicia con su brazo.

CAPITULO 22

El capítulo hace un recorrido por Judá y exhorta al rey para que promulgue la
justicia y el derecho, para que cumplan con las leyes del Señor, puesto que por
boca del profeta sale el anuncio que vendrán días aciagos de dolor, muerte y
tristeza. El paisaje bosquejado en el relato es conmovedor, y aduce sobre todo a
la fuerza de Yahvé que hace descender todo tipo de males para aquellos que no
se acogen a su palabra, que no cumplen con las leyes del Señor.

En 22, 20,23 detalla de una manera impresiónate la magnificencia del paisaje y lo


que constituye la alianza: primero asignar un sitio para la vida del pueblo santo, el
encomendar el cuidado de todas las tierras, pero aparece de manera negativa, los
tales, puesto que afirma el profeta que todo se quedó en un tiempo remoto, y que
aquello que el Señor había constituido se ha quedado anclado en el olvido por la
traición de su pueblo. Por eso afirma: “aunque Conías, hijo de Joaquím, rey de
Judá, fuera un anillo en mi mano derecha, de allí lo arrancaría”. Jr 22,24

CAPÍTULO 23

Se presenta el profeta como un hombre que está doblegado por el cansancio, que
parce un borracho y se da estos apelativos por la misión que el Señor le ha
encomendado, y la cual parece más una aventura que una realidad del cielo.
Es un texto donde además el narrador hace alusión a todo tipo de profetas, y pone
de manifiesto la inequidad en la predicación, unos interviene en nombre de Baal,
otros apuntan la mentira, la vida adúltera, la desgracia es su manifestación de
Dios…Exclama el profeta que todos son causa de abominación, y que Yahvé hará
descender sobre ellos toda su ira.

En este capítulo se puede retomar todo lo que implicó la profecía, como


manifestación de Dios a su pueblo, mediante el llamado divino a un hombre que
con su predicación, convocaba a los pueblos, a que se acogieran a la ley del
Señor.

Aparecen algunos términos relacionados con las visiones, manifestación


arrobada, sueños, falsos profetas, engañadores y embaucadores… “Por eso,
aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que se roban mis palabras
unos a otros. Aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que sueltan su
lengua para proferir oráculos.

Se define al profeta como un hombre enviado por el Señor – “que recibe la carga
de su palabra” para para que por este medio dé testimonio de la fidelidad al
pueblo que se escogió como heredad.

CAPÍTULO 24

Muestra el símbolo de la canasta con higos, unos buenos y los otros no; con este
representa su fidelidad pero también su furia con los que obran mal. Con este
distintivo invita el Señor al narrador a no temer, puesto que, aunque
Nabucodonosor deportó de Jerusalén a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá,
así como también a los príncipes de Judá, incita Yahvé al profeta a que espere
en su bondad, que él, hará que se deporten sin que les quiten su dignidad y su
origen decoroso. Aparece también en el relato la seguridad que da Yahvé, sobre
todo que el pueblo volverá a él y que el será su Dios y ya, por fin ellos serán su
pueblo.

CAPÍTULO 25

Muestra el castigo de Babilonia, por la infidelidad de sus acciones, narra el profeta


que será completamente despojada de toda su dignidad y linaje, por apartarse de
la mano de Dios. Aparece un símbolo muy interesante y es el de la completa
desolación de esta nación y sus alrededores después de haberse sometido
durante 70 años al servicio del rey. Considero que es una figura que confronta los
dos poderes: el humano y el divino, el primero rige su justicia pero no cambia las
estructuras, mientras que el reinado de Dios es eterno y purifica las acciones
dejando que aparezca la justicia como una condición de libertad y prosperidad.

CAPITULO 26

Es un texto muy particular porque hace alusión a nombres definitivos de ciudades


y naciones, donde se ajustará la justicia de Dios, por su desobediencia y por
consiguiente él entrará en pleito con ellas: Ascalón, Gaza, Ecrón Asdod,  Edóm,
Moab y los amonitas, Dedán, Temá, Buz, Zimrí, Elam entre otras…

Es además un relato que plantea todos los oráculos de destrucción, a modo de


exhortación lineal, en imperativo: “el país es una devastación, a causa de la
espada arrasadora, a causa del ardor de su ira” Jr 26, 38

CAPÍTULO 27

Símbolo de unas ataduras y unas barras de yugo, ajustadas al cuello del profeta,
con lo cual muestra a lo que están destinados todos los que se alejan de su poder
(…) Emite sentencia Yahvé, y le comunica a Jeremías que toda la nación servirá
a Nabucodonosor. Que ha destinado que todo se rija desde su parecer como una
acto de justicia divina por su conducta y que así mismo dará a cada quien lo que
corresponde en heredad, sea la deportación o el regreso…el texto hace algunas
alusiones al Dios creador, a los falsos profetas y la manifestación de poder de
Yahvé que ampara y defiende la justicia.

CAPÍTULO 28

Muestra el enfrentamiento entre Jeremías y Ananías. Es un relato muy interesante


ya que presenta los simbolismos propios de la época y que manifiestan los
significados de la profecía. Se puede ver como ambos disputan la palabra
revelada, con una símil de la acción de Dios que se manifiesta en cuestiones
naturales, mediante el uso del símbolo de la madera, mientras que el otro es decir
Jeremías expresa una palabra más honda, sublime y cargada de fuego, en la
comparativa de los barrotes de hierro.

Se puede ver en el relato como el asunto de la profecía era un asunto que no


estaba al margen del derecho y de la responsabilidad social, y que su denuncia
era más una manera de acercarse muchos al pueblo y encontrar credibilidad en
sus palabras. De todas maneras el hecho de la muerte de Ananías profetizada por
jeremías da un rasero de credibilidad a la acción de Dios que escoge y defiende
por siempre, aún en los límites del propio llamado.

CAPÍTULO 29

Carta de Jeremías a los deportados de Babilonia: utiliza el género epistolar para


narrar su sentir frente a su experiencia, y pone de manifiesto la esperanza de la
consolidación de un pueblo que debe confiar y ampararse en las manos de Dios.

Hace unas advertencias el profeta y es la de no dejar se tentar por las doctrinas de


so falsos profetas, además exhorta a la unidad, al trabajo, a la seguridad de la
guía de Yahvé, que en setenta años los volverá a traer a la nación y les dará en
reparación una nueva manera de vivir. Es un texto nostálgico, cargado de
sinsabores, puesto que narra la furia de Dios que destruirá todo a su paso, pero
pone frente a todo estos sentimientos la imagen de un pueblo que sufre y que
calma por boca del profeta la justicia y la reparación.

Con cuánta ilusión Señor en estos años de violencia en neutro país, hemos
clamado a ti, por la paz, deseando volver a conformar una familia unida por el
trabajo, la ley, la religión, el arte y la justicia… no has estado sordo Señor,
confiamos qué, como lo prometiste en este relato sean solo 70 años de desdicha
que, luego serán colmados de tu amor en conformidad a la esperanza que
depositó en ti, el profeta Jeremías…

CAPITULO 30

Promesas de restauración.

Texto eminentemente profético con un lenguaje exhortativo, que busca en la


palabra del profeta que se reconozca la acción de Dios que viene al rescate de su
pueblo y que reclama de ellos su fidelidad para que reciba la recompensa digan de
una nación que escuchó y puso por obra la voz de Dios en su vida. El capítulo
está lleno de símbolos proféticos: la maduración en la relación con Dios, la
reconstitución de la equidad y la justicia, paga a los malvados, maternidad
masculina, donde expresa con ironía o sátira de los hombres que se dejan seducir
por tendencias y que se apartan con ellas de la voluntad de Dios, hace referencia
sobre todo a la menoscabo de labor, de orden y trabajo en la edificación de la
comunidad.

CAPÍTULO 31

Narra la alegría de Israel y Sion en su reconstitución.


Es muy bonito el paisaje que aparece en la narrativa, puesto que el autor retoma
la historia de la salvación y advierte el paso de Dios en su acontecer histórico. Se
indica por boca del profeta la acción acontecida en Israel cuando el Señor los sacó
de Egipto con mano poderosa y brazo extendido, se aduce entonces a la
presencia de Dios, en la conformación de un estado perfecto, que tiene que pasar
por los desafueros de la historia hasta que se cumpla la palabra de Dios.

Se afirma en todo el capítulo el deseo de Yahvé de la construcción de una nación


justa, de un pueblo que estuvo siempre en el proyecto de la alianza de Dios desde
antiguo, Judá, Israel, Sion, serán llamadas viñas planadas por la mano del Señor,

Devienen luego otras propiedades de la misericordia de Yahvé como son: la


alegría del retorno, la compañía gozosa de Yahvé, la gracia de la salvación y el
retorno fiel a sus preceptos. “Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de
consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos
no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito. Jr
31,9

CAPÍTULO 32

Un texto sentencial cargado de simbolismo jurídico, donde predomina el mandato


de compra y venta. “Janamel, el hijo de mi tío, vino a verme en el patio de la
guardia, según la palabra del Señor, y me dijo: "Cómprame mi campo que está en
Anatot, en el país de Benjamín, porque tú tienes el derecho de adquisición y de
rescate: cómpramelo". Yo comprendí que esa era la palabra del Señor” Jr 32,8

Es una analogía del rescate, de la acción del Dios creador que se vale de todo
para dar vida y reconfigurarlo todo según su compasión y piedad. Hace alusión a
la creación del mundo, la justificación de todo lo establecido que no se media solo
por un pacto en un papel, sino que obedece sobre todo a la gracia de Dios que
permanece siempre fiel a sus preceptos. El autor sagrado advierte aquí la
recompensa a todos os que obran la justicia, y el castigo a los que fueron infieles a
la voluntad de Dios, el Profeta, presenta como inseparable de su pueblo a Yahvé
(…) siempre en la historia y el acontecer del ser humano.

CAPITULO 33

Es un capitulo muy profundo que hace alusión a tres hechos determinantes en la


experiencia del profeta:

 La interlocución de Dios que pronuncia la palabra, y que luego el elegido


profetiza en nombre de Yahvé.
 Hace un parangón entre la situación de Jerusalén y la historia de la
salvación, recordando sobre todo nuevamente la fidelidad de Dios con su
pueblo escogido. “Entonces también rechazaré a la descendencia de Jacob
y de David, mi servidor, no tomando de ella jefes para el linaje de Abraham,
de Isaac y de Jacob. Pero no, yo cambiaré su suerte y me compadeceré de
ellos” Jr 32,36
 Emite nuevamente toda su fuerza y arremete contra todo lo que frustra la
acción de Dios, que siempre vela por orden.
 El profeta vaticina la aparición de nuevos enviados que serán testigos de la
gloria de Dios, que manifiesta su poder.

CAPITULO 34

Es enviado el profeta a Sedesías, rey de Judá, que el señor lo entregará a


Nabucodonosor, el cual devastará la ciudad, la consumirá en llamas, y a él, lo
entregará a cautiverio para que se convierta en su esclavo. Profetiza su muerte no
a espada sino en paz.

El texto narra la intención de conversión de Sedesías, la capacidad de razonar a


favor de la justicia y liberar los esclavos, y así ser gratos a Dios, pero tal intensión
fue perversa, pues no hubo tal cumplimiento (…) Dios reitera su desprecio por la
burla causada y pone en boca del profeta un oráculo de que anuncie, que el
arrasará con su pueblo, entregados en las manos de su enemigos.

CAPITULO 35

Se repite que lo que expresa el profeta es porque Dios se lo ha comunicado.

Se puede ver en el texto la intención de reconstituir un pacto de alianza con


Jerusalén y Judá…el señor dice a Jeremías que vaya donde los Recabitas y los
exponga frente a la celebración, y que con ella muestre la defensa de la ley como
principio de convivencia, que luego en el texto se presenta como una manera de
edificar los valores de las ciudades escogidas por Yahvé, y expone lo grato que
es, que una ciudad como esta cumpla con lo establecido defendiendo y
conservando la fidelidad a Dios, por eso el profeta les afirma que a Jonadab, hijo
de Recab, que nunca para ellos cesará en la sucesión y que además estarán
aquellos en la presencia de Yahvé.

CAPÍTULO 36

En el capítulo se puede ver como Jeremías en un rollo escribe todo por indicación
de Dios, narra todos los personajes que han faltado a la voluntad divina, por hacer
prácticas que no van con la ley y además por no estar amparados en las
consideraciones de la justicia.

Baruc, el escriba del profeta leyó el rollo tal asunto conmocionó a todos, lo que
indica que el tono con que narraron lo hechos era fuerte y escabroso. Apresaron a
los interpretes de Dios, Dios los defendió (…) finalmente se da una confrontación
entre el profeta y el rey, quien vaticinó para él la soledad y la angustia por su actos
de crueldad.

CAPÍTULO 37
Se presenta por boca del profeta la destrucción de Sedecias rey de Judá. Los
vaticinios que hace el profeta llevan en sí mismos, un recorrido por la historia de la
salvación, actualizando lo acaecido con el Faraón y la salida de los caldeos.
Justamente con este grupo va a entablar distancia en la promulgación de
sentencia, ya que el rey al ver su actitud decide apresarlo y castigarlo.

Jeremías en prisión cuestiona la actitud del rey Sedecías, quien es informado por
el profeta que será todo devastado por el rey de Babilonia. Se sigue que
custodiaron a Jeremías, por órdenes del rey.

CAPÍTULO 38

El profeta prosigue con la denuncia, anunciado la desgracia y el paso de Dios


destruyendo todo lo que no se encuentre amparado por la bondad y la ley.

Aparece un dialogo entre Sedesias y Jeremías… muy interesante en tanto que es


el rey de Judá el que toma la iniciativa de indagar al profeta. Este le profetiza que
si se somete será reestablecido el y la familia. Se conservan el secreto
mutuamente, de lo pactado, Jeremías estuvo preso hasta la toma de Jerusalén.

CAPÍTULO 39

Se cumplió la profecía, se describe en el texto que el noveno año de Sedecías, rey


de Judá, en el décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó hasta
Jerusalén con todo su ejército, y la sitiaron.

Se describe como la toma de este pueblo, incluyendo a los caldeos fue terrible, la
ciudad quedó en la más profunda soledad. Se reitera la promesa del Señor de no
dejar que ninguna espada atraviese al profeta ya que ha sido fiel.

Es sorprendente como la narrativa propuesta en estos últimos capítulos se


convierte en una realidad…se vislumbra el accionar de Dios, la misteriosa
intervención profética y lo insondable de las operaciones divinas, que anuncia y
denuncia mediante oráculos, que presagian salvación.
CAPÍTULO 40

Se ve en el capítulo la toma de las tropas de Babilonia, el paisaje del relato cambia


mucho pues se puede percibir la voz del profeta silenciada, apagada en la
expectativa de su libertad, la cual llegó por decisión de Nebuzaradán, comandante
de la guardia. El más convencido fue justamente este comandante quien al
liberarlo le expresa: "El Señor, tu Dios, anunció esta desgracia para este lugar, y
la hizo venir; él obró conforme a lo que había dicho. Porque ustedes han pecado
contra el Señor y no han escuchado su voz, les ha sobrevenido esto. Jr 40,3, se
vislumbra en el relato una imagen de desolación, guerra, muerte y abandono.

CAPITULO 41

Sigue la voz del profeta silenciada, narra el texto la muerte de Godlías y el relato
sigue además contando toda la desolación, la muerte, los pozos con los
cadáveres, la influencia del poder como herramienta de dominio.

CAPITULO 42

Consulta de las tropas a Jeremías, lo cual permite que el Profeta nuevamente


exponga las decisiones de Dios. Les predica la decisión de Dios de acompañarlos
y de ser manufacturero de su recorrido, los exhorta a no entrar en Egipto con una
señal de la confianza que deben depositar en la decisión justa de Yahvé.

AL finalizar el reato, el tono del profeta cambia, ya que el pueblo desobedeció lo


que Dios les había anunciado por boca del profeta. Hoy se lo he comunicado a
ustedes, pero ustedes no han oído la voz del Señor, su Dios, en nada de lo que él
me envió a decirles. Y ahora pueden estar seguros de que morirán por la espada,
el hambre y la peste, en el lugar donde quieren entrar para residir allí" Jr 42, 22

CAPITULO 43
Prosigue con el vaticinio de la destrucción, si dejan Judá y buscan establecerse
en otras tierras. Ante la desobediencia promulga sentencia el profeta
comunicándoles que Dios pasará por Egipto y “los destruirá, por su infidelidad e
idolatría. Él vendrá y castigará al país de Egipto: ¡El destinado a la muerte, a la
muerte, el destinado al cautiverio, al cautiverio, el destinado a la espada, a la
espada!” Jr 46, 13

CAPÍTULO 44

Reitera el profeta anunciando la desgracia por la desobediencia de los que residen


en Egipto, el Señor los destina a la muerte y a la destrucción, imprecación,
devastación, maldición e ignominia.

La respuesta de los habitantes de Egipto, de haber hecho libaciones no satisface


al profeta quien les recuerda el paso del Señor por la vida sin exigir el incienso
como ellos lo hacían a la reina del cielo…pronostica consecutivamente la
destrucción a espada por sentencia de Dios.

CAPÍTULO 45

Pronostica en este capítulo tan corto la impiedad contra Baruc, rebelde, que
padece causa del olvido divino todos los oprobios, y sus suplicas por ahora no
son escuchadas. “'¡Pobre de mí, porque el Señor añade aflicción a mi dolor!
¡Estoy cansado de gemir, y no encuentro descanso!” Jr 45,3

CAPITULO 46

Es un himno de gloria, de exaltación de los valores del pueblo, donde el profeta


pretende recobrar la memoria del Dios que azota y se compadece, que humilla
pero que deja a su paso la libertad de escoger lo correcto, que obedece a la ley. El
himno busca sobre todo la conciencia del pueblo que atraviesa por la crisis y que
debe reconocer su error para poder así hallar el camino definitivo que los
conduzca la encuentro con Yahvé. La desolación será para los infieles pero a
Jacob le mantiene el Señor su favor.

CAPITULO 47

Se reitera que es una palabra del Señor, ahora concerniente a los filisteos, aquí el
autor sagrado pronostica al faraón el castigo por la culpa del olvido y mediante
símbolos naturales le manifiesta el poder su fuerza que puede consumir todo
hasta el cansancio, porque él es Yahvé.

CAPÍTULOS 48 y 49

Sentencia contra Moab, y Amón: dos himnos de destrucción y de muerte, que


afronta la furia de Yahvé, que pasa por cada región y devasta con su brazo todo lo
que posee vida, pues por sus obras han logrado que Dios no se compadezca de
ellos. Es muy importante ver como el Señor dice que algún día se apiadará si
vuelven a él sus corazones.

El texto denota un tono apocalíptico, podríamos decir que son relatos


escatológicos que anuncian el paso de Dios como un devastador a causa de la
impiedad y la injusticia, pero, en el fondo se logra ver que es una advertencia
teológica que busca el alcance de la paz y de bendición de Yahvé. Se afirma todo
lo anterior mediante las figuras propias dela guerra que propende sobre todo por el
alcance de la justicia y la sobriedad en las acciones. En el capítulo cuarenta y
nueve - final, promulga los oráculos contra Moab, Amón, las ciudades sirias y
árabes. Donde pronostica los alcances del actuar de Dios en contra de sus
acciones en declive de la moral y la ley de Yahvé.

CAPITULO 51

Promulga el profeta el oráculo contra Babilonia, y su inminente destrucción y a


modo de metáfora va construyendo un discurso que va reafirmar nodo la acción de
dios, pero también la infidelidad de este pueblo. Retoma el asunto de los caldeos y
su castigo de infidelidad.

Se presume en el texto una alabanza del Profeta a Yahvé en su propio nombre por
la dispersión de los pueblos gentiles que vagaron en sombras y se alejaron de la
mano de Dios.

Es muy profundo el hecho de que Se presente a Israel nuevamente como la tierra


prometida, la herencia de la salvación de Dios, en el versículo 19 lo apunta y lo
describe el profeta así: “Devolveré a Israel su pastizal, y pacerá en el Carmelo y
en Basán” Jr 51, 19. Se asegura al finalizar este mismo verso, que Dios retorna el
perdón y la clemencia por su pueblo.

Al finalizar el relato hace un himno de alabanza que pone en boca de Yahvé


donde exulta de gozo en el retorno del pueblo, emite palabra de esperanza, y da
toda la justificación a su libertad, a su nueva vida establecida en la defensa como
consecuencia del amor de Yahvé. Este último relato es un manera de entender
que la profecía es sin lugar a dudas una forma de reclamar a los hombres que se
vuelvan a Dios y que asuman sus principios éticos, religiosos, morales; entorno a
la justicia y la liberación de la persona.

CAPITULO 51

Retorna el discurso de destrucción de babilonia mediante un viento huracanado


que la desplome.

La imagen que plantea de la ciudad es la de a inminente destrucción, y describe


con muchos detalles lo que acaecerá, a saber: muertos en la calle, desolación,
angustia, del cielo llegará toda su condena.

Recuerda el profeta el poder de Dios, sobre todo en su obra creadora, que es


capaz de dar vida y está en abundancia, así mismo es capaz (lo presenta el
profeta como un martillo de Yahvé) de machacar todo, de volverlo todo polvillo que
se lleve el viento. El señor defiende a los justos, y condena a los que obran el mal.
Con esta sentencia el profeta invita a Nerías a que promulgue toda la destrucción
planeada por Yahvé y que luego tire el rollo en el Éufrates, es un símbolo de lo
que le espera a Babilonia hundida y consumida en la furia de Dios.

CAPÍTULO 52

El capítulo final es un texto cargado de fuentes históricas con datos reales con
citas referenciales de años, días…reinados y tipo de monarquías.

Retoma el reinado de Sedecías, y su infidelidad a Dios. Por consiguiente fue


castigado como lo predijo el Profeta, en la toma de Jerusalén por envío de
Nabucodonosor rey de Babilonia. Narra la huida en la noche, símbolo que denota
no solo la ausencia de Dios, sino el vació del rey. Muestra de una manera cruda
el relato la muerte de los hijos del rey en su presencia, se degollaron los nobles de
Judá, el rey de Babilonia además le arrancó los ojos y lo llevó presó, lo ató hasta
el día de su muerte. Le siguió después la destrucción y el saqueo del templo de
Jerusalén a mano de los Caldeos y la deportación de los pobres (…) finaliza el
texto con otra nueva manera de gobierno donde se deja en el tintero la nueva
constitución de la nación bajo otro reinado, otra dirección otra era de libertad.

BIBLIOGRAFÍA

Biblia de Jerusalén. (2010). Madrid: Desclee de Browuer.

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